Вы находитесь на странице: 1из 3

DISEÑO E INNOVACIÓN I

ALEJANDRA MATALLANA

EL PENSAMIENTO CRÍTCO COMO VÍA PARA LA CREACIÓN EN EL DISEÑO

La creación de objetos materiales es un proceso inherente del ser humano que ha


acompañado la evolución de las culturas, desde producciones rudimentarias, artesanales
hasta producciones industriales. Las capacidades limitadas del ser humano, si las vemos
desde un punto de vista morfológico, son superadas gracias a la invención de objetos que se
convierten en extensiones del cuerpo y la mente, facilitando las interacciones humanas con
el entorno.

Si bien el proceso creativo es fundamental en el diseño, la actividad de diseñar no es


accidental puesto que esta se concreta cuando pretende resolver un problema, mejorar un
sistema u optimizar un proceso. En este sentido, el diseño parte de un propósito o intención
clara respecto a lo que se quiere obtener, es decir, el diseñador deliberadamente preconcibe
el producto final como una solución a un problema particular.
Pero para que el proceso creativo sea satisfactorio, es decir, que sea útil y genere un valor
agregado, se requiere, en principio, entender el problema sobre el cual se pretende dar una
solución. Y entender un problema es quizás unos de los campos del pensamiento crítico que
más difícilmente logran los individuos, especialmente si no se tiene unos buenos
fundamentos educativos.

El pensamiento crítico puede ser entendido como la actividad reflexiva “centrada”. No es


sólo pensar sino pensar sobre algo que queremos comprender y hacerlo de la mejor manera
posible. Un pensamiento enfocado en entender un problema busca no sólo comprender cuál
es la causa directa que genera el problema sino comprender los factores contribuyentes que
actúan como condicionantes para su determinación. No es sino bajo el entendimiento de las
diversas causas que intervienen en el problema, y del cómo interactúan entre ellas, que
puede identificarse con un alto grado de certeza la causa raíz y, en consecuencia, las ideas
creativas sobre cómo proveer una mejora que conduzca a solucionar el problema serán más
acertadas.

Existen muchos enfoques metodológicos para desarrollar un análisis de causas en la


investigación de un problema, uno de ellos consiste en los cinco porqués.
Ante un problema sencillo, como, por ejemplo, un producto final defectuoso, muchas
personas se conformarían con encontrar la causa en una máquina que presenta fallas y
creería solucionar el inconveniente reemplazándola. Sin embargo, esta puede no ser la causa
raíz del problema y en consecuencia, tampoco su solución, y esta mala decisión puede
implicar mayores costos de operación. La técnica de los cinco porqués busca hacerse la
pregunta nuevamente hasta encontrar la causa raíz, la siguiente pregunta sería, ¿por qué la
máquina falla? La cual podría llevar a identificar un inadecuado proceso de mantenimiento.
Y ante una nueva pregunta sobre la falta de mantenimiento, se podría descubrir la carencia
de manuales y procedimientos documentados, y así sucesivamente. Una decisión acertada
en este ejemplo se enfocaría en documentar los procesos y asignar responsables de la
supervisión y control de los mismos.

Sin embargo, la técnica de los cinco porqués puede no resultar tan ventajosa en problemas
complejos, en los cuales puede identificarse más de una línea de causas y efectos. Al ejemplo
anterior podríamos sumarle otros factores contribuyentes como, por ejemplo, un operario
deficientemente entrenado, un entorno laboral que contribuye a la reducción del
desempeño, una organización con restricciones presupuestales, etc, muchos de los cuales
pueden pasar desapercibidos bajo la metodología de los cinco porqués.

Es por esto que muchas veces para entender un problema debe primero comprenderse el
sistema en el cual este se genera, contextualizado de tal forma que se tenga una visión
integral del mismo. Para esto es de vital importancia partir del análisis de la actividad o tarea
específica en la que se da el problema. Primero, a partir de la empatía se debe generar un
acercamiento a la actividad. Segundo, es preciso proponer una investigación minuciosa sobre
los elementos que intervienen en la actividad a partir de la investigación. Para este segundo
punto es significativo realizar entrevistas a sujetos relacionados directamente con la
actividad específica con preguntas como: “qué herramientas utiliza para realizar esa
actividad”, “con qué frecuencia realiza esa actividad”, “con quiénes realiza la actividad”, “qué
problemas o dificultades tiene al realizar o para realizar la actividad”. No obstante, es
primordial que se conozca el propósito del usuario, para esto se debería preguntar también
“qué espera lograr con la realización de esta actividad”. (Es importante tener en cuenta que
para realizar un proceso de deducción efectivo y veraz, es necesario contar con una muestra
significativa estadísticamente.)

Cuando tenemos la mayor cantidad de información, es prudente realizar una segunda


reflexión sobre los datos recolectados, “¿el dato es relevante?”, “¿el dato tiene un propósito
en mi investigación?”
Cuando ya se clasifica la información se identifican las primeras hipótesis. En este intervalo
es necesario poder salirse de la zona de confort y probar desde diferentes perspectivas para
obtener un análisis más amplio. Otro de los peligros comunes al abordar un problema se
debe al efecto de los sesgos cognitivos, como por ejemplo el efecto halo, el cual nos lleva a
inferir características generales a partir de muy poca información. El efecto halo consiste en
la realización de una generalización errónea a partir de una sola característica o cualidad de
un objeto o de una persona.

Las personas emitimos juicios de valor de forma habitual y muchas veces sin una mala
intención nuestro cerebro necesita hacerse una rápida idea sobre aquello que le rodea. Sin
embargo, es aquí cuando el pensamiento crítico impone unas pautas cognitivas que deben
aplicarse en el ejercicio razonable de pensar y entender un problema.

Вам также может понравиться