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Introducción:

En el presente escrito me propongo analizar breve y detalladamente siete cuentos de algu-


nas autoras que se inscriben dentro de las lecturas de clásicos en la Literatura Infantil. Ve-
remos algunos aspectos en cuanto a cómo está compuesta la narrativa, los procesos litera-
rios que aparecen, las editoriales que publican este tipo de textos y las ilustraciones que
acompañan a cada relato.

Fundamentación:
Cuando hablamos de estos cuentos como clásicos de la literatura hacemos referencia a que
son lecturas “formativas” en el sentido expreso por Calvino (1989), ya que proporcionan
experiencias estéticas que siguen actuando en futuras lecturas a medida que los lectores
transitan por la literatura a lo largo de su vida. Además, los clásicos traen consigo huellas
de textos anteriores a los cuales se alude de manera directa o indirecta, aunque esto no im-
plica que para leer uno de estos cuentos debamos leer previamente otros textos anteriores
para poder reponer cierta información. Por el contrario, aventurarse a la lectura de cuentos
implica poder abrir los caminos de la imaginación y poder explorar ciertos signos que se
presentan como novedosos.
Los cuentos seleccionados van acompañados de un gran aparato de imágenes que, tal como
expresan Aparici y Matilla (2010), son una “invitación a leer y mirar, pero también a pensar
en los lectores como participantes del contexto en el que los libros-álbum se inscriben (…)
en relación con la tradición histórica, literaria, cinematográfica y tantísimas otras que cola-
boran en la composición de este particular objeto cultural” (2010: 9). Por lo tanto, como
futuros formadores, debemos ser capaces de mediar entre los niños y los libros para poder
presentarles un vasto abanico de posibles lecturas que pueden realizar y, a su vez, generar
conciencia de que estamos ante un objeto cultural que se inscribe dentro de una tradición en
la sociedad.
Por otro lado, tomamos prestada la noción de modos de leer que introducen Rabasa y Rami-
rez (2012) para dar cuenta de las posibilidades exploratorias que tiene el género del cuento
puesto que, tanto escritura como imagen, habilitan múltiples caminos y modos de transitar
las lecturas.
Por último, rescatamos de Schritter (2005) que la selección de texto e imagen no es azarosa,
ya que las imágenes no están para “repetir” una secuencia textual, sino más bien para “sim-
bolizar y recortar” las representaciones manifiestas en el texto. Por eso, en los cuentos ele-
gidos, podremos ver cómo y por qué aparecen algunas imágenes que acompañan al relato y
que no sólo se construyen gráficamente sino que tienen una doble figuración: aparecen vi-
sualmente, pero también se van “trazando” gracias a la puesta de manifiesto del lenguaje.

Análisis de cada cuento:

Elegí el poema “Se mató un tomate” de Elsa Bornemann publicado en Un día, una brújula
(2015) porque podemos apreciar algunos procedimientos literarios relevantes: el primero de
ellos es la comparación, ya que el tomate y los demás ingredientes para preparar una ensa-
lada están personificados. Es decir, que se le atribuyen rasgos de índole humanos y las des-
cripciones acompañan a estos rasgos. Por ejemplo, el tomate va vestido “su rojo vestido,
/todo descosido”. También, cada personaje que aparece cumple un rol de la vida humana,
por ejemplo el ajo es el “doctor ajo” y la sal “la enfermera”.

1
Otro aspecto relevante a destacar en este
poema es que en cada estrofa hay una rima
al final de cada verso. Por ejemplo, en la
estrofa 12 se produce la siguiente rima:
“Preparó el entierro/ la agencia ‘Los Pue-
rros’”. De la misma manera, la rima se da
sucesivamente a lo largo de este poema.
Por lo tanto, destaco que tanto las compa-
raciones de frutas, verduras e ingredientes,
así como el ritmo y la musicalidad que le
otorga el trabajo con las rimas a este poe-
ma genera la sensación de estar en ese con-
texto donde se va desencadenando el suce-
so fúnebre y a su vez carnavalesco por la
situación de personificación de estos ele-
mentos sacados de su utilidad cotidiana.

Por su texto me interesa traer el poema


“Habla el colectivo” (2015) también de
Elsa Bornemann, publicado en la misma
colección ya mencionada anteriormente. Si
bien desde su título se anuncia de qué se
tratará dicho poema, resulta relevante el
recorrido que hace a manera de acertijo, en
el cuál va describiendo las partes y funcio-
nes de este transporte. Al mismo tiempo
utiliza algunas comparaciones para ejem-
plificar los elementos que componen a un
colectivo con otros elementos semejantes de la realidad. Por ejemplo, “tengo pies redondos/
como manzanas/ y muchos ojos grandes/ que son ventanas”.
Al igual que el otro poema escogido, también se da la personificación de un elemento (en
este caso un medio de transporte) que es sacado de su utilidad cotidiana para ponerse de
manifiesto en la poética que trabaja Bornemann.

En cuanto a las ilustraciones, elijo el cuento “El glo-


bo” de Isol. De esta selección me parece interesante
observar cómo el texto va acompañado por los dibu-
jos, pues si bien los diálogos son relativamente cortos,
cada uno va acompañado por dibujos que generan el
desenlace visual de la situación que se desarrolla: Ca-
mila ve a su madre como un gigante alborotado, con
un pequeño cuerpo pero con una cabeza gigante y de
color roja de tanto que gritaba. Ella desea que se con-
vierta en globo, pues así ya no podría gritar. Un día su
madre se convierte en un gran globo del que Camila

2
destaca lo siguiente “Y de pronto era un globo hermoso, rojo y brillante”.
En las ilustraciones acompañadas por el texto vemos cómo Camila sale con este globo rojo
(que es su madre) a explorar el mundo y se topa con otros niños que salen con sus madres a
las cuáles Camila no las describe enojadas sino alegres. El final del cuento es inesperado ya
que nota la ausencia de la madre que ahora deviene en un globo rojo, el cual Camila, la
personaje de este cuento, utiliza para llevar afuera y jugar.

Otro cuento interesante de ver es “Un elefante ocupa


mucho espacio” de Elsa Bornemann, publicado en el
libro homónimo al título del cuento (1975). Este texto
fue prohibido en la época de la dictadura cívico-militar
argentina. Poder traerlo a una clase de literatura para
niños es sumamente potencial, ya que, a través de los
procesos de animalización1 podemos analizar este cuen-
to como una gran metáfora de lo que ocurría por aque-
llos años previos al golpe militar. Los animales están en
lugar de los obreros que se manifestaban por condicio-
nes sociales y de trabajo dignos.
El registro de lenguaje que se utiliza allí es bastante
simple para poder trabajarlo con los niños lectores y, a
su vez, poder trabajar otros conceptos para reconstruir
un poco de lo que fue este proceso en la historia argen-
tina.

El cuento “La durmiente” de María Teresa Andruet-


to(2010) resalta tanto la ilustración como su publica-
ción en la editorial Alfaguara. Esta editorial pone en
circulación textos que generan una gran demanda de
consumo y publican a autores reconocidos a nivel glo-
bal. En el caso de este cuento, la ilustración es de Ist-
vansch quien fuera reconocido por sus dibujos a diver-
sos cuentistas. En este texto apreciamos el trazo libre
con algunos garabatos que acompañan a la narración
y, también, la incorporación de otras imágenes al esti-
lo collage que dan la sensación de estar hojeando una
revista.

1
Gabriel Giorgi reflexiona sobre el advenimiento de la animalización en Formas comúnes. Animalidad, cul-
tura y biopolítica (2014). A grandes rasgos, estudia el porqué de los cuerpos y el poder en la Literatura Ar-
gentina. En este sentido se pregunta por el lugar de los cuerpos no-humanos que, en un principio, la figura del
animal estuvo ligada a la barbarie: se marca un límite entre lo civilizado y lo no-civilizado.
Por lo tanto, la propuesta de Giorgi destaca que el retorno de lo reprimido animal no debe ser visto como
amenaza sino como la construcción de una subjetividad y la construcción de una crítica.

3
La editorial Alfaguara fue reconocida por publicar a prestigiosos autores acompañados de
llamativas ilustraciones. Algunos de los cuentos mencionados anteriormente también perte-
necen a esta editorial que más tarde fue vendida al grupo Santillana. Cabe destacar que
cumplió un rol importante en la distribución de libros en ediciones castellanas en la segun-
da mitad del siglo XX.
A propósito, cabe destacar que este cuento es una parodia de los clásicos cuentos de hadas
de las películas de Disney, donde la bella durmiente quedaba dormida al tocar una aguja
embrujada. En nuestro caso, la durmiente es una princesa que quiso quedarse dormida. En
una puesta en paralelo, podemos trabajar la parodia como proceso constitutivo del relato,
con dos cuentos (el de Disney y el de Andruetto) que son de fácil acceso para los niños y
que plantean un recurso estilístico bastante complejo de abordar en toda la literatura.

Otro cuento elegido es “La sirena y el capitán” en El


diablo inglés de María Elena Walsh (1974). De un
modo “mitológico” se presenta un espacio idílico en
las costas del río Paraná, donde se narran las aventu-
ras de los personajes antes de la colonización espa-
ñola sobre estas tierras. A través de lo fantástico se
introducen metáforas que ponen de manifiesto un
viaje al estilo Odisea. También se hace referencia a
las andanzas de Don Quijote. Las imágenes que
acompañan el texto permiten generar un cruce entre
la historia que se narra y las alusiones a otros relatos
de los cuales se hacen referencias.
La elección de uno de los tantos cuentos de esta es-
critoria está relacionada con los otros cuentos, ya
que mediante un registro lingüístico cotidiano que
pone de relieve la construcción de un verosímil, se
logra narrar una historia desde lo fantástico y lo ma-
ravilloso

“Nicolodo viaja al país de la cocina” 2 (la edición consultada fue la de 2014) es un cuento de
Graciela Montes y está disponible en la colección Los cuentos de Chiribitil de ediciones
Eudeba. Inicialmente, estos cuentos fueron publicados en otra editorial, pero actualmente
Eudeba (editorial de la Universidad de Buenos Aires) se encarga de reeditar estos clásicos
que tienen una fuerte carga histórica y social arraigada a su contexto de producción. El que
estén editados aquí permite un fácil, rápido y económico acceso a estos textos infantiles.
Ahora bien, elegí este cuento porque me interesa señalar cómo se instala lo fantástico y lo
maravilloso en ambientes cotidianos. Se plantea que el fondo del jardín de una casa es un
mundo aparte donde viven los odos que juegan y trabajan. Es característico que en la poéti-
ca de esta autora los elementos maravillosos aparezcan entretejidos con la cotidianeidad.
Además es interesante observar cómo se trabaja un lenguaje local e informal para las des-
cripciones de las actividades que llevan a cabo los odos, sin que se pierda el estigma de lo
maravilloso.

2
Graciela Montes publica la serie de cuentos de los odos entre 1977 y 1978 en Los cuentos de Chiribitil.
Fueron ilustrados por Julia Díaz.

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El género fantástico se destaca por plantear el cruce
entre dos planos: un plano real y un plano irreal.
Este cruce sucede entre las descripciones de los
espacios y la aparición de estos odos que son una
especie de criaturas fantásticas que viven en un
mundo en miniatura hasta que uno de ellos, el lla-
mado Nicolodo, decide emprender un viaje hacia el
“País de la cocina” para descubrir otro espacio que
le causa extrañeza: los objetos y las personas son
gigantes a comparación de su tamaño.
Siguiendo a Cañón, Pérez y Stapich (2009) desta-
camos que “el imaginario de lo maravilloso está
poblado de lo miniaturesco (…) En los cuentos de
los odos, un mundo completo es creado (…) Una
voz narrativa omnisciente, a la manera tradicional,
establece con los lectores un pacto de lectura a tra-
vés del cual aceptamos la existencia de ese mundo
en miniatura, ya que se nos propone que lo que se
cuenta ocurrió en otro tiempo, un tiempo en el cual
todo esto parece posible de haber ocurrido [el subrayado es mío]” (2009:2)3.
Entonces, teniendo en cuenta la anterior cita destaco que poder generar un verosímil desde
la transposición de lo fantástico y lo maravilloso resulta como potencial para que los alum-
nos lectores puedan habilitar los caminos de la imaginación que permitan configurar distin-
tos modos de ver el mundo. En este caso, se escenifica desde los espacios cotidianos de una
casa y un jardín, y se crean efectos de extrañeza con los elementos de la cotidianeidad que
hacen ver el mundo desde los miniaturescos odos: esas fantásticas criaturas imaginarias que
interfieren en los ambientes de una casa común. Se utilizan metáforas y comparaciones que
equiparan el “país de la cocina” con la gigante ciudad de Buenos Aires.

Reflexiones finales:
A través de distintos procesos poéticos y literarios pudimos ver cómo se construyen las
narrativas de estos cuentos. El uso de un lenguaje ameno y cotidiano permite ver la singula-
ridad de la escena que plantea cada relato, y los procesos emergentes logran construir su
poética. Vimos recurrentes metáforas que engloban a todo el texto (en un nivel semántico y
pragmático, por ejemplo en el cuento de Graciela Montes), también comparaciones particu-
lares en un nivel sintáctico, el recurso de las rimas para conformar una musicalidad que
acompañe el ritmo del relato (en los poemas de Bornemann, por ejemplo) y alusiones a
otros textos (por ejemplo, en María Elena Walsh).
En cuanto a la estructura general de los cuentos, tanto las imágenes como el texto escrito
forman un conjunto que va acompañado gracias al proceso de edición (por parte de los au-
tores, de los ilustradores y de la editorial). Estos procesos estilísticos están en constante
diálogo con la lectura que cada lector realiza. Entonces, podemos subrayar que hay un cru-
ce entre las decisiones autorales que se toman al momento de construir un texto, la inter-

3
Fuente consultada: Cuando el bosque queda en el fondo del jardín: Graciela Montes y la reescritura de lo
maravilloso en I Jornadas de Poéticas de la Literatura Argentina para Niños (2009)

5
vención editorial posterior y el cruce que existe entre estos textos con otros textos dentro de
esa misma red de circulación.

6
Corpus literario:
Andruetto, M. T., &Istvan. (2010). La durmiente. Alfaguara.
Bornemann, E., & Barnes, Á. (1975). “Un elefante ocupa mucho espacio” en Un elefante
ocupa mucho espacio (Vol. 2). Ediciones Librerías Fausto.
Bornemann, E. (2015) “Se mató un tomate” y “Habla el colectivo” en Un día, una brújula.
Ediciones Santillana S.A. Buenos Aires, Argentina.
Isol. (2003). El globo. Fondo de Cultura Economica USA.
Montes, G. (1978) “Nicolodo viaja al país de la cocina” en Los cuentos del Chiribitil N° 3.
Ediciones EUDEBA, 2014. Buenos Aires, Argentina.
Walsh, M. E. (1974) “La sirena y el capitán” en El diablo inglés. Alfaguara. Buenos Aires,
2000.

Bibliografía consultada:
Aparici, R., & Matilla, A. G. (1998). Lectura de imágenes (Vol. 2). Casa de Velázquez.
Calvino, I. (1981). Por qué leer los clásicos (Vol. 19). Págs. 13-20. Siruela. 2012.
Rabasa, M., & Ramírez, M. (2012). Desbordes. Una Mirada Sobre El Libro-Álbum. Págs.
9-15. Bahía Blanca: Editorial De La Universidad Nacional Del Sur.
Schritter, I. (2005). La otra lectura: la ilustración en los libros para niños. Universidad
Nacional del Litoral.

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