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El paraíso perdido de Euclides da Cunha1

“Nada te direi da terra e da gente. Depois, aí, num livro: Um paraíso perdido,
onde procurarei vingar a Hiloe maravilhosa de todas as brutalidades das gentes adoidadas
que a maculam desde o século XVII. Que tarefa e que ideal!”

Carta a Coelho Neto, 10 de marzo de 1905

Cinthya Torres
Boston College

En su discurso de incorporación como miembro de la Academia Brasileña de Letras, en

diciembre de 1906, Euclides da Cunha recuenta el desencanto que le produjo su primer

encuentro con la selva de Pará. Lejos de las impresiones grandiosas de Henry Walter Bates en El

naturalista del Amazonas, un terreno mas bien irregular y monótono componía la floresta

tropical. “Al final, aquello que prefiguraba grande era en verdad un diminutivo”, para luego

subrayar el “desequilibro” que existe entre lo que se imagina y lo que se ve2.

En la historia de la representación de la Amazonía la ficción ha precedido a la realidad.

En una de las primeras crónicas oficiales sobre el río Amazonas, El descubrimiento del Río de

las Amazonas, Gaspar de Carvajal detalla las adversidades que el capitán Francisco de Orellana y

sus soldados enfrentan en busca de la tierra de la canela; un territorio del que todos habían

escuchado hablar, pero nadie había conseguido localizar hasta entonces. Un siglo después, y aún

cuando duda de su existencia, Cristóbal de Acuña no puede dejar de mencionar la existencia de

las legendarias guerreras amazonas; así, registra su posición a dos grados y medio de la naciente

1
Versión revisada. Originalmente publicada en Euclides da Cunha, Un paraíso perdido. Ensayos amazónicos. Lima:
Editorial Pasacalle/Biblioteca Nacional de Brasil: 2016.
2
“No perpétuo desequilíbrio entre o que imaginamos e o que existe, verificamos, atônitos, que a idealização mais
afogueada apagam-no-la os novos quadros da existência. Mesmo no recesso das mais indutivas noções, não é fácil
saber, hoje, onde acaba o racionalismo e principia o misticismo – quando a própria matéria parece espiritualizar-se
no rádio, e o concreto desfecha no translúcido e no intáctil”. Euclides da Cunha, “Academia Brasileira de Letras
(Discurso de Recepção” mundo” en Um paraíso perdido, 3-5. La versión completa de este discurso se encuentra en
la edición de Contrastes e Confrontos, 228-253. A menos que se indique lo contrario, todas las traducciones son
mías.
2

del río Cunirís. No hacerlo hubiera puesto en duda la autenticidad de su relato. En Maravillosas

posesiones: el asombro ante el Nuevo Mundo, Stephen Greenblatt justifica el uso de lo

maravilloso como un elemento de transición entre el mundo habitado y lo desconocido. Es, a

partir de la inserción de imágenes y narrativas asentadas en el imaginario occidental, que la

alteridad absoluta se atenúa en una diferencia familiar3. En la Amazonía, aún cuando noticias de

palacios recubiertos de oro y seres fantásticos no pueden ser consideradas exclusivas de la región

—habiéndose reportando casos en el Orinoco, las Antillas, México, e incluso California— 4 ,

factores como el aislamiento geográfico, la novedad frente a un terreno nunca visto e ingentes

recursos naturales favorecen su exotización en una suerte de orientalismo tropical que se

prolonga a lo largo de los siglos.

El caso de Euclides da Cunha y su tratamiento de la tierra es particularmente interesante.

Si bien no es el primero en escribir sobre la Amazonía —recordemos a Tavares Bastos, José

Veríssimo, y antes que ellos a Alexandre Rodrigues Ferreira—, sus textos procuran una

comprensión reflexiva del territorio desde sus propios espacios y agentes. Antes de él, la selva

había sido vista como un terreno de trazos imprecisos y sublimados que sirve, principalmente,

como trasfondo a ficciones épicas como El guaraní (1857) e Iracema (1865), de José de Alencar.

Formado en el encuentro de una tradición romántica con una mentalidad positivista, da Cunha no

puede dejar de reconocer la magnificencia de un espacio que deslumbra a la vez que sobrecoge al

desprevenido visitante, sin por eso descontar su valor como un capital que debe ser transformado

y aprovechado para el afianzamiento y progreso de la nación.

3
Un ejemplo concreto se encuentra en Diario de a bordo, de Cristóbal Colón donde se habla de la presencia de un
grupo de mujeres sin hombres de la isla de Matinino. Si bien Colón no identifica a estas mujeres directamente con
las Amazonas ni afirma haberlas visto, la referencia es lo suficientemente efectiva para poner en marcha una
maquinaria ideológica de monstruos y escenarios exóticos que se originan en Occidente y viajan a América para
volverse parte de su representación. Para más información ver Cristóbal Colón, Diario de a bordo, 228.
4
Candace Slater, “El Dorado and the Golden Legacy” en Entangled Edens: Visions of the Amazon, 29-53.
3

Sobre Euclides da Cunha se ha dicho que es un escritor que se adelanta a su época, pues

anticipa el rol geopolítico y ecológico de la cuenca amazónica. Escrita durante el apogeo de la

era del caucho, su obra es versátil y comprende artículos periodísticos, crónicas, ensayos, cartas

personales, apuntes de viaje y reportes oficiales de su visita al Purús. Inicialmente compilados en

Perú versus Bolivia (1906) y Contrastes y confrontos (1907), su muerte prematura en 1909

frustra la realización de lo que él avizoraba como su obra maestra, y que tempranamente

intitulara Un paraíso perdido. Publicada póstumamente con otro nombre, Al margen de la

historia (1909) reúne una selección de sus artículos escritos entre 1897 y 1908, los cuales

inauguran una nueva tradición literaria y crítica sobre el hombre y la tierra.

En tiempos en que se discute el rol de la cuenca amazónica como la última y mayor

reserva natural del mundo, la obra de Euclides da Cunha constituye un valioso aporte para la

historia cartográfica y social de la región a comienzos del siglo XX. Un observador meticuloso,

sus ensayos procuran un entendimiento de la realidad nacional desde la tierra y los desafíos de su

integración como condición necesaria para promover la modernización del país, una vez que la

monarquía prescribe en 1889. En el caso de las zonas de Amazonas y Pará, sede de dos de los

tres mayores enclaves de caucho —Manaos y Belén—, forjar una historia de la presencia

continua y predominante de ciudadanos brasileños se convierte en una estrategia política y

discursiva para nacionalizar un espacio cuya soberanía era incierta a la vez que se pretende negar

cualquier intento de apropiación ilegítima.

I. Los comienzos

Euclides Rodrigues Pimenta da Cunha nace en Cantagalo, Río de Janeiro, el 20 de enero

de 1866, poco más de un año después del comienzo de la Guerra de la Triple Alianza —un
4

conflicto militar en el que Brasil, Argentina y Uruguay se enfrentaron a Paraguay y que se

prolongó por cinco años y causó incalculables pérdidas humanas y económicas a la república

guaraní—. Huérfano de madre a los tres años, su niñez transcurre bajo el cuidado de parientes y

frecuentes mudanzas, lo que acentúa su naturaleza tímida y enfermiza. En 1883 ingresa al

Colegio Aquino donde conoce a Benjamín Constant, apasionado intelectual fundador de la

Sociedad Positivista de Brasil y uno de los gestores de la revolución republicana. Durante su

estancia en Aquino publica su primer artículo “De viaje” y el poemario Ondas-primeras poesías

en el periódico escolar O democrata, textos de adolescencia en los que ya se aprecia una

sensibilidad romántica inspirada en sus lecturas de Víctor Hugo y Jules Michelet. Tres años

después se transfiere a la escuela militar Praia Vermelha, un centro de educación superior del

Imperio mayoritariamente frecuentado por estudiantes de bajos recursos, donde se reencuentra

con Constant, quien se convierte en el guía político e intelectual de los cadetes.

Mas que una escuela politécnica, Praia Vermelha fue núcleo germinal de una nueva

intelectualidad tecnocrática que desempeñó un rol central en la proclamación de la república. Es

conocido el episodio de 1888 en el que Euclides se hace expulsar en un acto de insubordinación

contra el ministro de Guerra Tomás Coelho. El crítico literario Roberto Ventura recuenta el

revuelo que causó en la escuela la llegada del propagandista republicano Lopes Trovão a Río de

Janeiro en noviembre del mismo año 5 . Buscando prevenir que los cadetes tomaran parte de

manifestaciones públicas contra la monarquía, el comandante de la escuela, Clarindo de Queirós,

decide prohibirles la salida durante el fin de semana, para lo cual programa, en su lugar, una

inspección de tropa. Para el día señalado los estudiantes acordaron quebrar sus bayonetas en un

gesto de rechazo contra la monarquía, siendo Euclides, quien entonces contaba con veintidós

5
Roberto Ventura, Euclides da Cunha. Esboço biográfico, 41-48.
5

años, el único que intenta romper su espada y, al no conseguirlo, la arroja a los pies del ministro.

En el contexto de agitación ocasionada por la llegada del líder revolucionario, Coelho minimiza

el gesto de da Cunha como un episodio nervioso y decide enviarlo a la enfermería, donde queda

detenido por un mes para luego ser dado de baja por incapacidad física. Aún cuando las

autoridades de la escuela intentan sofocar el incidente y evitar que fuera visto como un acto

sedicioso contra el gobierno, este rápidamente llega a los diarios locales, de modo tal que se

politiza como un enfrentamiento entre el ejército y la monarquía.

El distanciamiento entre las fuerzas armadas y la familia real tiene antecedentes en la

guerra con Paraguay, cuando el ejército toma conciencia de su importancia en la defensa del

territorio nacional y la consolidación de Brasil como líder regional. Sintiéndose desatendida

como servidores públicos frente a la fuerza naval —favorecida por el rey debido a su rol en la

protección de las principales ciudades del litoral—, la milicia desarrolla una identidad propia que

no se corresponde con los valores promovidos por el régimen oficial. Separado de Praia

Vermelha, Euclides parte para São Paulo donde comienza a colaborar regularmente con A

Província de São Paulo, periódico de Julio de Mesquita, desde donde continua su prédica

revolucionaria, a la vez que establece una relación con la prensa, que se prolongaría durante el

resto de su vida. Al proclamarse la república en 1889, y gracias a la intercesión de amigos como

Benjamín Constant, Cândido Rondon e incluso el Mariscal Deodoro da Fonseca, presidente del

gobierno provisorio, Euclides se reintegra al ejército en 1890 y concluye su formación como

primer teniente. En los siguientes dos años, denuncias de corrupción, divisiones políticas e

inestabilidad financiera motivan un golpe de Estado de Floriano Peixoto, entonces

vicepresidente, contra el gobierno de Deodoro da Fonseca. Desencantado con el rumbo que toma
6

un ideal por el cual comprometiera su carrera militar, en 1895 solicita ser dado de baja del

ejército, para abocarse, a partir de entonces, a una carrera como ingeniero civil y corresponsal.

En Literatura como misión, Nicolau Sevcenko advierte el rol que la élite ilustrada se

asigna en moldear a la naciente república 6 . Provistos de teorías científicas y una visión

cosmopolita adquirida en Europa, estos “mosqueteros intelectuales”, como los llama Sevcenko,

asumen como una responsabilidad propia revitalizar una sociedad fosilizada a la vez que

recuperar el orgullo nacional. Consciente de formar parte de un proceso social central en la

historia política del país, Euclides utiliza su obra como una plataforma desde la cual busca

informar, aunque también educar, a la sociedad local. De ahí que en la selección de temas

(carácter nacional, territorio nacional, vías de comunicación y fronteras políticas), rigurosa

presentación de datos y redacción se aprecia una conciencia crítica y su servicio para un interés

general.

Cuando llegan a São Paulo las noticias de la revuelta en Canudos, Euclides publica

“Nuestra vendeia” en O Estado de São Paulo (14 de marzo de 1897), un artículo que presenta un

análisis geográfico-climatológico del noroeste de Bahía y sus pobladores, almas ingenuas y rudas

que habían sido seducidas por el líder carismático Antônio Conselheiro. Si bien Euclides nunca

había visitado la región y sus anotaciones sobre la topografía local se basan en conversaciones

con el geógrafo e historiador Teodoro Sampaio, esto resulta suficiente para que Julio de

Mesquita le proponga viajar a Canudos como corresponsal de su periódico. Aprovisionado de

teorías y una imagen formada del conflicto, Euclides llega a una ciudad semidestruida

6
Nicolau Sevcenko, “O Exercício Intelectual como Atitude Política: os escritores-cidadãos” en Literatura como
missão, 78-118.
7

convencido de que la revuelta de Conselheiro y sus seguidores era una conspiración política que

buscaba restablecer la monarquía.

Un texto extenso y de prosa rebuscada, Los sertones: campaña de Canudos, fue un éxito

editorial que alcanzó tres ediciones en tres años, una cifra extraordinaria para la época, y que

rápidamente lo consagró como uno de los intelectuales más prestigiosos de su tiempo. Para

Thomas Skidmore el éxito de da Cunha reside en su habilidad para denunciar la incompatibilidad

entre los ideales de progreso y unidad en la ciudad frente al atraso en el interior del país, sin por

ello cuestionar los principios y valores promovidos por la clase dirigente 7 . Las críticas a la

incompetencia del ejército para sofocar la rebelión, así como el abuso de poder bien podían

atribuirse al régimen oficial y la incertidumbre generada desde su establecimiento. Ahora, si bien

es posible advertir una mirada etnocéntrica que reafirma prejuicios raciales y sociales contra los

mestizos y pobladores del interior de Bahía, su obra prima también da cuenta de una realidad

geográfica y cultural desconocida hasta entonces y cuya existencia pone al descubierto las

deficiencias de un proyecto nacional que pierde valor fuera de los límites de la ciudad letrada.

II. De Los sertones a Un paraíso perdido

En un ensayo sobre las contribuciones más importantes a una narrativa de la selva, “Los

intérpretes de la Amazonía” (1935), el crítico literario Péricles Morães destaca la repercusión de

la obra de da Cunha sobre “todo cuanto se ha pensado y escrito sobre aquella región

portentosa”8. En la combinación de una mirada introspectiva y prosa de trazos vigorosos su obra

descubre un espacio que hasta entonces “otros aún no habían conseguido ver”, con lo cual sienta

7
Thomas Skidmore, Black Into White, 109.
8
Péricles Morães, Os intérpretes da Amazônia, 16.
8

las bases para una nueva tradición estética de la selva presente en el naturalismo regionalista de

novelistas como Alberto Rangel y José Eustasio Rivera, entre otros9.

El interés de Euclides en la Amazonía surge después de la publicación de Los sertones.

Como curtido ingeniero de caminos, corresponsal de guerra y celebrado escritor, da Cunha busca

una posición en el Ministerio de Relaciones Exteriores que finalmente le genere una renta

regular; por ello, ve en la comisión demarcadora de Acre la oportunidad de impulsar su carrera

como ingeniero e intelectual10. Y las circunstancias no podrían haber sido más propicias. Cuando

en 1903 Brasil oficializa la compra de Acre a Bolivia con el Tratado de Petrópolis, Perú protesta

el acuerdo afirmando que Bolivia había cedido territorios que no le correspondían y que

perjudicaban directamente sus intereses territoriales. Frente a la nutrida presencia de caucheros

brasileños en Acre, aunado al clima de tensión diplomática existente, se producen varios

enfrentamientos entre ambos países que concluyen en 1904, con la declaración de un modus

vivendis 11 . Interesado en las negociaciones en curso, Euclides publica cuatro artículos en O

Estado de São Paulo entre el 14 y 29 de mayo de 1904 —“Conflito inevitable” (14 de mayo),

“Contrastes y confrontos” (21 de mayo), “Contra los caucheros” (22 de mayo), “Entre el Madeira

y Javarí” (29 de mayo)—, donde, valiéndose de datos geográficos, históricos y mapas del

9
“Gênio fundamentalmente dedutivo, ele pretendeu com a sua visão de águia, extrair alguns princípios claros e
evidente, e de algumas fórmulas obscuras e dificilmente demostráveis, conhecimento de todos os fenômenos
amazônicos, vendo na Amazônia o que outros ainda não tinham conseguido ver”. Péricles Morães, Ibidem., 19-20.
10
Una preocupación frecuente en Euclides, así como varios de sus coetáneos que no pertenecían a familias
enriquecidas por el café, era la de proveerse de un ingreso económico regular que le permitiera continuar con su
trabajo intelectual y científico. En varias cartas a su padre así como amigos como Veríssimo o Gastão Cruls,
Euclides expresa su preocupación por problemas de dinero. Al respecto, Sergio Miceli comenta que a fines del siglo
XIX la esfera cultural en Brasil era tan limitada que la mayoría de los intelectuales dependía de posiciones en el
gobierno para generar una renta así como avanzar en sus carreras. “Não havendo, na República Velha, posições
intelectuais autônomas em relação ao poder político, o recrutamento, as trajetórias possíveis, os mecanismos de
consagração, bem como as demais condições necessárias à produção intelectual sob suas diferentes modalidades,
vão depender quase que por completo das instituições e dos grupos que exercem o trabalho de dominação”. Sergio
Miceli, Intelectuais à brasileira, 17.
11
Una versión bastante detallada desde la perspectiva peruana sobre el conflicto y el modus vivendis se encuentra
disponible en Arbitraje internacional entre el Perú y Brasil (1907).
9

archivo nacional, construye una historia de la Amazonía y de sus ocupantes con el objetivo de

probar la preeminencia de Brasil en el conflicto.

De este modo y con el fin de alentar sentimientos nacionalistas y formar una opinión

sobre el conflicto entre sus lectores, “Conflicto inevitable” describe al Perú como un rival débil

en el que las repetidas guerras civiles, así como la miscegenación descontrolada han sumido al

país en una profunda crisis social en la que la Amazonía surge como la única solución viable.

“La salvación está en vencer y cruzar la cordillera”, advierte Euclides, “después, habiendo

descendido las laderas orientales de la primera cadena de los Andes, cruzada la montaña, esa

segunda cordillera —la tierra exuberante y desmedida, anunciando en sus grandes matas la

misma hylae amazónica—”. Aún más importante, las incursiones peruanas en territorio

brasileño, lejos de ser correrías ocasionales representan un primer paso hacia una amenaza

mayor: la búsqueda de una salida al Atlántico a través de la selva. Entre la aridez del litoral

costeño y la rugosidad de la montaña, el destino de Perú como nación se encuentra en el oriente

(ver también “Brasileños”). Desde otra perspectiva, en “Entre el Madeira y Javarí” comienza

recontando los múltiples esfuerzos colonizadores de aventureros y misioneros en la región

Amazónica para afirmar que la zona en disputa nunca estuvo deshabitada o bajo soberanía

incierta, como afirmaba el Perú. Desde tiempos coloniales los bandeirantes habían sido los

primeros en penetrar la campiña con el objetivo de ampliar la frontera nacional; una tarea titánica

que es continuada a lo largo de los siglos 12 . Más temprano o tarde, concluye, la Amazonía

brasileña será la que destaque y se convierta en centro de civilización.

12
Bandeirante se refiere al explorador de descendencia portuguesa, aunque también indígena, que en grupos
armados y bajo una bandera se adentraban en terrenos sin explorar buscando oro y piedras preciosas. También eran
conocidos por su violencia para capturar esclavos fugitivos, así como captar indígenas para mano de obra.
Considerado por algunos como inescrupulosos comerciantes y por otros los primeros desbravadores de la frontera
10

Gracias a la mediación de amigos y benefactores como José Veríssimo y Manuel Oliveira

Lima, el 6 de agosto de 1904 José Maria da Silva Paranhos, el Barón de Rio Branco, ministro de

Relaciones Exteriores de Brasil, lo invita a encabezar la Comisión Brasilera de Límites con el

Perú, en una expedición que tiene como propósito determinar la naciente del río Purús y sentar

los límites fronterizos entre Perú y Brasil. Reconocido como una figura de extrema popularidad,

cuya gestión consolidó las fronteras modernas de Brasil, Rio Branco advierte tempranamente el

valor de Euclides como prosista y resalta su talento para mediar en la opinión pública. Perú

versus Bolivia, por ejemplo, es un texto polémico escrito por sugerencia de Rio Branco, que tiene

como objetivo presentar una imagen favorable de Bolivia a nivel internacional13. Publicado en

1907, primero en entregas en el Jornal do Commercio y luego en una edición integral, da Cunha

sostiene que, al no existir pruebas suficientes ni un conocimiento cartográfico actualizado para

probar la soberanía del Perú en Acre, la verdad sobre el conflicto debía buscarse en el desarrollo

histórico de la región. Entonces, y mientras Bolivia es descrita como una sociedad que se

desplaza de un sosegado colonialismo a una activa vida republicana, en Perú la anarquía había

tomado por asalto a la ciudad.

En una carta a su padre, Manuel da Cunha, con fecha del 8 de agosto de 1904, Euclides

comparte su satisfacción al saber de su elección como jefe de la comitiva y, sobre todo, de la

importancia del viaje: “Aún no sé qué cargo. De cualquier modo, debo aceptar. Ganaré en

cualquier situación —como brasilero que va a prestar un servicio a su tierra, como ingeniero que

no puede tener trabajo más digno, y como escritor que no tendrá mejor asunto para escribir—”14.

Consciente de su rol como testigo y agente oficial de un proceso histórico que iría a definir las

nacional, el bandeirante es una figura compleja y contradictoria que encarna el origen mestizo y audaz de un Brasil
colonial.
13
Para más información ver Hélio Scarabôtolo, Euclides da Cunha e o Itamaraty, 18
14
Carta de Euclides da Cunha a su padre, Guarujá, 8 de agosto de 1904. En Walnice Nogueira Galvão,
Correspondência de Euclides da Cunha (ativa), 219.
11

fronteras modernas de Brasil, sus textos construyen una imagen de la Amazonía como un terreno

“caótico” y sin historia —de ahí el nombre del libro—que es aprovechado en su incorporación a

un orden superior: el de la civilización. En diciembre de 1904 Euclides parte hacia el Amazonas

y se asienta en Manaos de enero a abril de 1905, en Villa Glicina, de propiedad de su amigo y

colega Alberto Rangel, mientras dispone los preparativos para la expedición. Resulta interesante

notar que, salvo breves referencias en la carta a su padre, Euclides no hace mayor mención al

cosmopolitismo de Belén y Manaos, ciudades modernas que habían florecido con la riqueza del

caucho; más bien se dedica a estudiar la región y a reconciliarse con el “singularísimo” clima de

la Amazonía. Luego de una impaciente espera de tres meses, el 5 de abril de 1905 parten las

comitivas oficiales, Euclides a cargo de la brasileña y el capitán de corbeta Pedro Alexandre

Buenaño a cargo de la peruana.

En “Tierra sin historia: impresiones generales”, uno de sus ensayos más citados, Euclides

emplea la metáfora de un lujoso salón de baile a medio hacer para ilustrar la idea de la selva

como un mundo precario y aún en proceso de composición al que el hombre llega de improviso

para encontrarse con un “opulento desorden”. Descomunal e ininteligible, la naturaleza es una

masa bruta que atenta contra el hombre e incluso contra ella misma15. De este modo, y mientras

los ríos son generalmente vistos como agentes renovadores que contribuyen al desarrollo de

poblaciones y economías locales, en la Amazonía, durante la época de las lluvias, el río se

transforma en una fuerza ciega que reduce a escombros cualquier esfuerzo civilizador.

Asentamientos y caminos ganados al monte a lo largo de meses de trabajo tenaz son borrados en

minutos después de una inundación. Así, y en vez de servir al hombre y contribuir a su progreso,
15
“Destarte a natureza é portentosa, mas incompleta. É uma construção estupenda a que falta toda a decoração
interior. Compreende-se bem isto: a Amazônia é talvez a terra mais nova do mundo, consoante as conhecidas
induções de Wallace e Frederico Hartt. [...] Tem tudo e falta-lhe tudo, porque lhe falta esse encadeamento de
fenômenos desdobrados num ritmo vigoroso, de onde ressaltam, nítidas, as verdades da arte e da ciência –e que é
como que a grande lógica inconsciente das cousas”. Da Cunha, Um paraíso perdido, 26.
12

lamenta Euclides, los ríos se alejan de este, al desafiar la idea de patria en la frontera. “En

aquellos lugares, el brasilero salta: es extranjero —y está pisando tierras brasileñas—” (ver “Ríos

en abandono”). Y sin embargo, en “Un clima calumniado” este mismo terreno excesivo y

demoledor se convierte en un agente purgador que en una suerte de “selección telúrica” derrota a

los débiles y recompensa a los que consiguen triunfar sobre el desierto: “Y es por cierto un clima

admirable el que prepara tierras nuevas para los fuertes, para los perseverantes y para los

buenos”. Pues bien, ¿qué naturaleza es la que se describe en Um paraíso perdido? ¿Qué

características prevalecen en esta representación y que apoyan su proyecto intelectual?

Viajante ilustrado cuyas primeras noticias de la Amazonía se nutren de sus lecturas de

naturalistas y exploradores como Von Humboldt, Walter Bates, Von Martius, Agassiz,

Chandless, Tavares Bastos y Soares Pinto, entre otros, Euclides llega a Manaos equipado con

mapas, informes de expediciones anteriores y una imagen idealizada que se contradice con la

“grandeza imperfecta” de una vegetación irregular y clima sofocante que es la selva.

Desencantado primero y deslumbrado después con un terreno que excede cualquier intento de

definición, concluye que la Amazonía es un desierto tropical, una “página inédita y

contemporánea del Génesis”, que recuerda a un espacio remoto y tiempo anterior que se

encuentra al margen de la historia 16. Apartada del hombre y su desarrollo, y similar a la pampa

en Argentina y a los Andes en el Perú, la Amazonía opera como una especie de frontera natural e

invisible de la civilización, espacio sin demarcar y utilizar que debe ser incorporado a la nación.

Esta idea se aprecia con más claridad en una entrevista de 1905 dada al Jornal do Commercio, en

16
Decepcionado con una vegetación que no se compara con la imagen de sus lecturas, Euclides visita a Emilio
Goeldi y Jacques Huber en el Museo de Historia Natural de Pará, quienes lo guían en su redescubrimiento de la
selva. Lo que en principio le pareciera una superficie “desnuda y monótona” disimulaba una vegetación poderosa y
versátil. “A própria superfície lisa e barrenta era mui outra. Porque o que se me abria às vistas desatadas, naquele
excesso de céus por cima de um excesso de céus por cima de um excesso de águas, lembrava (ainda incompleta e
escrevendo-se maravilhosamente) uma página inédita e contemporânea do Gênesis. Compreendi o ingênuo anelo de
Cristóvão da Cunha: o grande rio devera nascer no Paraíso...”. Da Cunha, Um paraíso perdido, 4
13

la cual Euclides recuenta la expedición al Purús como una jornada hacia el desierto: “Íbamos

para lo misterioso. No puede negarse que hasta aquel entonces existía, entre nosotros y las

nacientes del Purús, una gran cortina que las escondía [las nacientes]. Además, en el caserío de

Curanja, donde fuimos bien acogidos, abundaban, aunque desalentadores, reportes de los lugares

que iríamos a atravesar”17. Si en 1541 Gaspar de Carvajal describe su viaje al Amazonas como

un “tan nuevo y nunca visto descubrimiento”, cuatro siglos después el efecto de asombro frente a

lo desconocido y ajeno se repite. De ahí que Euclides se mantenga firme en su rol de descubridor

y escrupuloso cronista, convencido del poder infalible de la civilización para el fortalecimiento

de una identidad interna y soberanía territorial exterior.

Mención aparte merece el estilo. En el cruce de romanticismo, naturalismo y ciencia, la

prosa de Euclides destaca por su pomposidad y cierto rebuscamiento en el uso de tecnicismos y

neologismos que, por momentos, vuelven la lectura tediosa18. Y, sin embargo, es precisamente

esta grandilocuencia y expresión “barroco-científica” la que consigue transcribir con dramatismo

la naturaleza torturada, aunque redentora de la tierra —ya sea la campiña nordestina que modela

al sertanejo en Canudos o la vegetación excesiva de la selva que subyuga al siringuero en Pará—


19. Luego de una visita al naturalista brasileño Emilio Goeldi y al botánico francés Jacques Huber

en el Museo de Historia Natural de Pará, Euclides explica en su discurso a la Academia

Brasileña de Letras que solo en el “idioma extraño grabado de la aspereza de expresiones

técnicas”, de una monografía que Huber le presta, encuentra las palabras exactas para describir

17
“Íamos para o misterioso. Não pode negar-se que até àquela data existia entre nós e as nascentes do Purús,
descido, um desmesurado telão, nô-las escondendo. Ademais, no “casério” de Curanja, onde fomos bem acolhidos,
avultavam, mas desanimadores os informes relativos aos ligares que íamos atravessar”. “Trecho de uma entrevista
de Euclides da Cunha, publicada no “Jornal do Comércio” de 29 de outubro de 1905, que é rara e talvez mesmo
inteiramente desconhecida” en Leandro Tocantins, Euclides da Cunha e o paraíso perdido. Op.cit., 131-137.
18
Ver Francisco Foot Hardman, “Uma prosa perdida: Euclides e a literatura da selva infinita” en A vingança da
Hileia: Euclides da Cunha e a literatura moderna, 37- 51.
19
Alfredo Bossi, História concisa da literatura brasileira, 330-333.
14

con elocuencia y precisión la esencia vibrante y compleja del territorio 20. Conviene notar aquí

que aún cuando Euclides en una primera lectura revalida la imagen sublimada de la selva, es a

partir de la contemplación demorada de la tierra y su efecto sobre el hombre que desarrolla una

nueva estética de lo natural que rápidamente se cimienta como referencia para futuras

generaciones.

Pues bien, al interés literario se yuxtapone uno más práctico que ve en la tierra un recurso

que debe ser transformado, ya sea la extracción de recursos naturales o en su reunión con la

nación. En Acre, observa Euclides, la construcción de precarias e improvisadas edificaciones a lo

largo de la ribera han limitado inevitablemente la capacidad operacional de las comunidades, con

lo cual han entorpecido el desarrollo económico de la región en general. El hombre, “en vez de

señorear la tierra, se esclaviza al río. El poblamiento no se expandía: se estiraba”

(“Transacreana”). Frente a la dificultad para recorrer la región, así como transportar mercancías,

la construcción de vías de comunicación y una línea de ferrocarril se vuelve indispensable. Más

adelante advierte que una jornada de Cruzeiro do Sul a Acre demoraba en promedio un mes; este

mismo trayecto podría completarse en dos días con una línea de ferrocarril. Pues bien, no hay

que dejar de advertir que al interés económico se le agrega uno político, considerando el contexto

en que estos ensayos son escritos. Canudos fue una rebelión civil que surgió a causa del

sentimiento de desarraigo en una población que no se sentía identificada ni representada por el

Estado oficial; en la frontera amazónica y zona del Purús la falta de un conocimiento

cartográfico preciso, así como la escasa presencia efectiva del gobierno generan un contexto que

pone a prueba la realización de la república.

20
“O que eu, filho da terra e perdidamente enamorado dela, não conseguiria demasiando-me no escolher vocábulos,
fizera-o ele [Jacques Huber] usando um idioma estranho gravado do áspero do dizeres técnicos. Avaliei então
quanto é difícil uma coisa trivialíssima, nestes tempos, em que os livros estão atulhando a terra, escrever...”. En da
Cunha, Um paraíso perdido, 5.
15

En su estudio sobre la economía del caucho de Brasil, la historiadora Bárbara Weinstein

refiere que, al agotarse los árboles en Pará, Acre emerge como una tierra promisoria con

cauchales vírgenes cuyos dividendos eran estimados por muchos comerciantes como iguales o

mayores o los del estado de Amazonas 21. Si durante los primeros años de la era del caucho

(1870-1912) la abundancia de árboles vuelve la extracción una actividad lucrativa, con el

agotamiento de las tierras el enfrentamiento entre caucheros por el control de terreno de

propiedad sin reclamar se vuelve más frecuente, lo cual origina conflictos como el del Acre

(1899-1903)22. En el caso específico de las zonas en disputa, no obstante el explorador inglés

William Chandless afirmara en 1866 haber encontrado la naciente del río Purús y no uno de sus

afluentes como luego se comprobó, a comienzos del siglo XX aún existían dudas sobre su origen

en las cabeceras de los ríos Ucayali y Madre de Dios 23. La misión demarcadora de Euclides

cumple un rol fundacional entonces: si de un lado es una empresa científica y diplomática de

reconocimiento geográfico, de otro lado implica una toma de posesión efectiva de un terreno

hasta entonces ocupado por tribus locales y ocasionales incursiones de caucheros peruanos.

III. Los temas

Euclides muere el 15 de agosto de 1909 en el barrio carioca Piedade, a manos del amante

de su esposa Ana, el cadete Dilermando Candido de Assis. El parte policial de la época indica

que este irrumpió en la casa de Assis y su hermano Dinorá con un revólver anunciando “vine

para matar o morir”; en la confrontación recibió cuatro tiros que le ocasionaron una hemorragia

21
Barbara Weinstein, The Amazon Rubber Boom, 1850-1920, 205.
22
Para más información ver Leandro Tocantis, Formação histórica do Acre.
23
Para más información sobre el desarrollo de la industria cauchera en Perú ver Guido Pennano, La economía del
caucho.
16

interna24. Un hombre de temperamento irritable, salud frágil y un matrimonio infeliz, Euclides

fallece a los cuarenta y tres años, dejando una obra inconclusa que, a pesar de ser relativamente

sucinta, destaca por su originalidad y elocuencia en la representación de la tierra. Debido a una

pasión telúrica presente desde sus textos de adolescencia, Gilberto Freyre lo identifica como un

“indigenista, ingeniero, y ecologista”, que más que describir, revela el paisaje y nacionalidad

desde su singularidad geográfica y cultural 25 . De ahí tal vez su insistencia en que sean los

mismos brasileños los que exploren y escriban sobre el territorio y no los naturalistas europeos 26.

Un mes después de su muerte, la librería Lello & Irmãos de Porto publicó Al margen de

la historia, texto que comienza a escribir después de su viaje al Purús y que organiza en cuatro

secciones, en las cuales trata sobre temas como geografía y economía de la selva, la situación de

las ferrovías en el país, la historia de Brasil de la independencia a la república, y la singular

relación entre ciencia y literatura (“Estrellas indescifrables”). Varios críticos han observado que

es posible que estos ensayos fueran apuntes preliminares de un proyecto mayor, similar al de Los

sertones. Al ser el sujeto y la nación los asuntos gravitantes, tres temas me parecen constitutivos

en los ensayos de esta edición ya que acercan al lector a su proyecto intelectual: la selva como

escenario y personaje principal de su obra, el hombre y su relación con la tierra, y la soberanía

territorial.

24
Roberto Ventura, Euclides da Cunha. Esboço biográfico. Op.cit., 269. Susanna Hetch también ha escrito una de
las biografías más completas sobre Euclides en su vida personal y pública. Susanna B. Hetch, The Scramble for the
Amazon and the “Lost Paradise” of Euclides da Cunha.
25
“A verdade é que é livro complexo: notável como literatura e notável como ciência: ciência ecológica e ciência
antropológica e até sociológica. Mas sobretudo obra de literatura. Obra de revelação. Revelação, acentue-se bem; e
não simples descrição. Só o escritor com alguma coisa de poético no seu modo de ser escritor é capaz de revelar de
uma paisagem ou de uma época, de uma sociedade ou de uma personalidade complexa, os seus característicos
profundos e os seus traços decisivos”. Gilberto Freyre, Perfil de Euclides e outros perfis, 17-69.
26
En una carta a José Veríssimo donde comparte su alegría al saber de su designación como miembro de la
comisión demarcadora, Euclides expresa su deseo de “revelar los prodigios de la tierra” y continuar el trabajo de
naturalistas e historiadores como Alexandre Ferreira y Tavares Bastos: “Além disto, se as nações estrangeiras
mandam cientistas ao Brasil, que absurdo haverá no encarregar-se de idêntico objetivo um brasileiro? Isto justifica
as minhas mais fundadas esperanças”. Euclides da Cunha, Um paraíso perdido, 217.
17

En el preámbulo al libro de cuentos Inferno Verde, de su amigo y colega Alberto Rangel,

Euclides anota que este se trata de un libro bárbaro en un sentido clásico, es decir, extraño.

Desde sus líneas nerviosas y rebeldes, Rangel consigue hacer algo sencillo y, sin embargo,

notable: escribir sobre la tierra tal como es, vale decir, contradictoria, pródiga y misteriosa.

Acostumbrados a reverenciar lo extranjero, los brasileños “pensamos demasiado en francés, en

alemán, o incluso en portugués”, ajenos a los cuadros ricos y propios de la realidad local que

“ningún maestro, fuera de nuestras fronteras” puede inspirar o representar 27 . Así, y en un

ejercicio anómalo de creatividad y con una estructura mental distinta, de poeta e ingeniero,

Alberto Rangel invierte los moldes tradicionales y, desde una nueva mirada y lenguaje, descubre

la esencia “fantástica y paradójica” de la tierra. “El Infierno Verde, comenzando por el título,

debía ser lo que es: sorprendente, original, extravagante; hecho para causar extrañeza, el rechazo

y antagonismo instintivo de la crítica común, una crítica sin esquirlas, sin aristas ásperas, esto es,

lisa y alisada de osadía” 28 . Si bien es cierto que Rangel reconocer tener a da Cunha como

referencia e inspiración para la composición de sus escenarios, un rasgo que ha sido calificado

por sus detractores como imitación, en Infierno Verde el hombre y su lucha obstinada contra la

vegetación se convierten en su asunto principal 29 . De manera distinta, en Al margen de la

historia, la tierra es marco y protagonista absoluto de la trama. “Tierra sin historia”, por ejemplo,

insiste en la naturaleza antediluviana y abandono de un terreno sin gente ni pasado, con lo cual se
27
“De qualquer modo, é tempo de nos emanciparmos [...] Mas nenhum mestre, além das nossas fronteiras, nos
alentará a impressão artística, ou poderá sequer interpretá-la. A frase impecável de Renan, que esculpiu a face
convulsiva do gnóstico, não nos desenharia o caucheiro; a concisão lapidária de Herculano depereceria,
inexpressiva, na desordem majestosa do Amazonas”. Da Cunha, Um paraíso perdido, 207.
28
“O Inferno Verde, a começar pelo título, devia ser o que é: surpreendente, original, extravagante; feito para
despertar a estranheza, o desquerer e o antagonismo instintivo da crítica corrente, da crítica sem rebarbas, sem
aristas rijas, lisa e acepilhada de ousadias, a traduzir, no conceito vulgar da arte, os efeitos superiores da cultura
humana”. Da Cunha, Ibidem., 202.
29
En su artículo de 1935, Péricles Moraes critica los escenarios tropicales de Rangel, afirmando que en su esfuerzo
por imitar a Euclides su estilo se aprecia “rígido, inquieto, castigado, donde se encuentran, no es raro, los relevos
violentos y las descargas nerviosas del estilo de Euclides”. Al respecto, Francisco Foot Hartmann ha observado que
es hora de reconocer la originalidad de Rangel y de su rol como uno de los fundadores de un corpus amazónico
contemporáneo. Para mayor información ver Foot Hardman, Vingança da Hileia, 66.
18

niega la presencia de tribus indígenas y derechos territoriales, así como una cultura anterior a la

presencia portuguesa. Igualmente, en “Ríos en abandono” se menciona a los colonos con el

propósito de resaltar mas bien el temperamento destructivo de la naturaleza y su resistencia a ser

contenida en los moldes de la civilización. Lejos de ser una limitación, su preferencia por el

territorio y sus tipologías pueden interpretarse como parte de un proyecto político y social que

busca llamar la atención sobre el valor de las tierras del interior y las fronteras, así como del rol

que cumplen para el progreso de la nación.

Si la selva es un desierto tropical que en su originaria rudeza forja el carácter de sus

ocupantes, el mestizo se erige como su máximo vasallo a la vez que protector. Influenciado por

un determinismo climático, Euclides mira con recelo al mestizo y lo considera una raza débil y

de naturaleza inestable, producto de su medio y miscegenación desordenada. Solo después de

presenciar la lucha dispar entre los pobladores de Canudos y el ejército reconoce su tenacidad

para sobreponerse al atraso de la campiña y de su propia debilidad biológica, y concluye, en la

segunda parte de Los sertones, que “el sertanejo es antes que nada un fuerte”. De acuerdo con el

pensamiento de un hombre de su tiempo, para Euclides el tema de la raza y de un tipo nacional

brasileño se vuelve un asunto apremiante al abolirse definitivamente la esclavitud en 1888 y

fundarse la república. El ansiado ideal de orden y progreso no solo se encuentra en la

modernización del país sino también en el paulatino blanqueamiento de una población altamente

mestiza30. Esta misma enfrentada admiración se aprecia en sus textos amazónicos, en los que

30
El tema del mestizo y su rol en la composición del carácter nacional es uno fascinante y ciertamente no exento de
contradicciones. En el caso de Euclides, sus prejuicios aprendidos de teorías raciales eurocéntricas son confrontados
a la imagen de un sujeto que a pesar de su medio precario y desamparo estatal, encuentra en la misma adversidad la
fuerza para sobrevivir. Sin embargo, Euclides es claro en establecer diferencias entre los mestizos de acuerdo al
grupo y clima. Así, el sertanejo, mezcla de portugués con indio, de la campiña es biológica y socialmente superior al
mulato, mezcla de negro y portugués, de la costa atlántica. Estos últimos estaban condenados a desaparecer con el
indio. Para mayor información ver Thomas Skidmore, “Racial Ideas and Social Policy in Brazil, 1870-1940” in The
19

explora el obstinado sacrificio del mestizo nordestino o sertanejo, que huye de la pobreza y

sequía y emigra a la selva en busca de fortuna, convirtiéndose en siringuero —recolector de

goma brasileño—. El único individuo que se somete voluntariamente al encierro y violencia de

la siringa, “el mismo día en que decide partir de Ceará, comienza la deuda del siringuero”, anota

en “Tierra sin historia”, comenzando por el pasaje que lo llevará a Pará hasta la compra de

víveres, ropas y utensilios para extraer látex. Sin saberlo, y esperanzando en ahorrar algún dinero

para volver a su tierra y familia, el siringuero pronto descubre la despótica rutina de la selva y

avaricia del patrón: “Es la imagen monstruosa y expresiva de la sociedad torturada que habita

aquellos parajes. El arrojado cearense llega ahí en una agitada ansiedad de fortuna; y después de

un breve periodo de aprendizaje en que pasa de bravo a manso, según el argot de las caucherías

[…] pasará ahí la vida entera, yendo y viniendo, transitando en el monstruoso círculo vicioso de

la faena fatigante y estéril” 31. Mientras el caucho (Castilloa ulei) es un tipo de goma de menor

calidad y bajo rendimiento que maximiza su rentabilidad en el menor plazo al ser cortado, la

siringa (Hevea brasiliensis) se extrae haciendo incisiones sobre el tronco que son recogidas en

pequeños cuencos y en periodos regulares. La diferencia de la labor extractiva, itinerante de un

lado y estacionaria del otro, determina un sistema económico y social específico en la región.

Sometido al encierro de la trocha, al cabo de unos años el siringuero se encuentra

irreversiblemente perdido bajo una deuda de “tres, cuatro, cinco, diez contos, a veces”, que no

Idea of Race in Latin America, 1870-1940, 7-36. También, Lilia Moritz Schwarcz en O espetáculo das raças:
cientistas, instituições e questão racial no Brasil.
31
“É a imagem monstruosa e expressiva da sociedade torturada que moureja naquelas paragens. O cearense
aventuroso ali chega numa desapoderada ansiedade de fortuna; e depois de uma breve aprendizagem em que passa
de brabo a manso, consoante a gíria dos seringais (o que significa o passar das miragens que o estonteavam para a
apatia de um vencido ante a realidade inexorável) —ergue a cabana de paxiúba à ourela mal destocada de um
igarapé pitoresco [...] onde o seringueiro opulento estadeia o parasitismo farto, pressente que nunca mais se livrará
da estrada que o enlaça, e que ele vai pisar durante a vida inteira, indo e vindo, a girar estonteadamente no
monstruoso círculo vicioso da sua faina fatigante e estéril”. Da Cunha, Um paraíso perdido, 214-215.
20

pagará nunca. Pocos son lo que consiguen partir con saldo, declara el narrador de A Selva (1930),

de Ferreira de Castro, uno de los textos más representativos de la literatura de la era del caucho32.

En un desvío de su interés habitual por la tierra, “Judas-Asvero” narra cómo en el día de

sábado de Gloria y en un ánimo distinto a la resignación que acompaña el resto de la Semana

Santa, los siringueros se levantan temprano y se dedican con energía a la confección de un

muñeco de paja que representa al traidor Judas. Toscamente cosido con retazos inservibles de

ropa y un pedazo de paño por cara, con inusual cuidado dibujan con trozos de carbón los últimos

detalles del rostro antes de colocar a la “demoniaca figura” en una balsa río abajo. A medida que

la embarcación avanza, el ruido ensordecedor de las balas de los sertanejos contra la balsa

acompaña las palmas y vivas que salen de las barracas. En uno de sus textos más poéticos y a la

vez reveladores sobre la vida en los campamentos caucheros, Euclides observa que en un acto de

revancha contra sí mismo, el mestizo encuentra en un maltrecho Judas que se asemeja a él un

alivio momentáneo a la miseria de su vida diaria: “Y el monstruo, lento y lento, en una

transfiguración insensible, se va convirtiendo en hombre. Por lo menos la ilusión es alentadora

[…] Es un triunfo doloroso. El sertanejo esculpió al maldito a su propia imagen. Se venga de sí

mismo: se castiga, al final, de la ambición que lo llevó a aquella tierra” 33.

Débil frente al patrón que lo explota, el siringuero es, no obstante, el más eficiente y leal

defensor de la frontera nacional. Comparando las campañas militares de Transvaal (Guerra

Anglo-Bóer) y de Acre, para Euclides la solución al conflicto con Perú no se encuentra en la

sucesiva remesa de batallones a la frontera del Purús y Jurua, sino más bien en la presencia del

32
“A luta de cearenses e maranhenses na floresta amazônica é uma epopeia assombrosa de que não ajuíza quem, no
resto do mundo, se deixa conduzir, velos e comodamente, num automóvel como rodas de borracha—da borracha
que esses homens tiram à selva misteriosa e implacável...” José Maria Ferreira de Castro, A Selva, 81.
33
“E o monstro, lento e lento, num transfigurar-se insensível, vai-se tornando em homem. Pelo menos a ilusão é
empolgante... [...] É um doloroso triunfo. O sertanejo esculpiu o maldito à sua imagem. Vinga-se de si mesmo:
pune-se, afinal, da ambição maldita que o levou àquela terra”. Da Cunha, Um paraíso perdido, 79.
21

mestizo, quien desde décadas se encuentra civilizando y resguardando el territorio. “Ellos forman

el verdadero ejército moderno”, explica en “Contra los caucheros”, minúsculos titanes cuya

capacidad para adaptarse y natural fortaleza los convierten en oponentes formidables contra la

“bravura aparatosa y ferocidad quechua” del cauchero —un personaje que lo fascina a la vez que

repele y a quien también le dedica un par de ensayos—.

En este cuadro racial y social de la Amazonía la figura del indígena se encuentra ausente.

Símbolo de la génesis nacional para los románticos, para Euclides el indígena es un sujeto

inocente que, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos, se encuentra irremediablemente

condenado a desaparecer. A la representación del recio y orgulloso Peri de Alencar, otrora héroe

indígena de la novela nacional, se le contrapone entonces la de un indio sucio y consumido por la

malaria en “Los caucheros”. Y sin embargo, es posible que esta visión pesimista del indio, así

como su limitada presencia en sus ensayos, se deba más bien a sus propios prejuicios raciales. A

fines del siglo XIX el tema de la raza no era solo una preocupación intelectual de figuras como

Nina Rodrigues, Monteiro Lobato, y el mismo Euclides, sino también una realidad que se

contradecía con el modelo de civilización europeo. Tesis como el racismo científico de

Gobineau, el darwinismo social y demás “teorías raciales” de la época sobre la degradación de

razas debido a la mezcla desordenada y blanqueamiento como solución al subdesarrollo

encuentran gran acogida en Brasil, aún a pesar de ser ideas ya desprestigiadas en circuitos

internacionales. Al respecto, Renato Ortiz y Sergio Miceli coinciden en observar que lejos de

aceptar cándidamente discursos etnocéntricos que ven en el mestizaje una condición de

inferioridad biológica, y, por ende, cultural, la clase dirigente utiliza estas narrativas racistas para

validar barreras raciales existentes así como reafirmar sus propios prejuicios sociales contra otros
22

grupos34. Por ejemplo, una vez abolida la esclavitud surge el problema de otorgar ciudadanía a

un sector hasta entonces considerado poco más que propiedad. Al promoverse discursos que

asignan y legitiman valores diferenciales entre las razas, la élite encuentra entonces una manera

de justificar la desigualdad existente, en vez de asumir su responsabilidad social y política. No

será hasta 1930 que el negro e indígena comienzan a ser vistos como parte integral de esa

“sociedad de razas cruzadas” que es Brasil, como la describiera Silvio Romero.

Un tercer tema es el de la soberanía territorial. Preocupado por el territorio, su

aprovechamiento y defensa, Euclides busca nacionalizarlo, es decir, convertir un espacio

abstracto y ajeno como era la Amazonía en ese entonces, en un terreno inteligible en el que la

nación desplazada se reúna y homogenice bajo un poder e identidad común. Cuando en 1889 el

presidente boliviano Manuel Pando decide crear el centro aduanero Puerto Alonso e imponer un

impuesto del 30% sobre las exportaciones de caucho con el propósito de retomar el control de

Acre, ya era muy tarde. Al verse afectados en sus intereses comerciales, los siringueros y

comerciantes locales se rebelan contra el gobierno y apoyan la insurrección civil de Luis Gálvez,

que declara la Primera República del Acre. A este acto separatista le sigue el levantamiento de

Rodrigo de Carvalho en 1900 y el de Plácido de Castro en 1903. Si bien es cierto que todas estas

tentativas independentistas fueron rápidamente controladas, la crisis política y agitación social

escala a un conflicto local, regional e inclusive transnacional. En un intento desesperado por

retomar Puerto Alonso, Pando cede Acre en concesión a la Bolivian Syndicate, un conglomerado

de inversionistas extranjeros con sede oficial en Nueva York. Una vez enterado, Río Branco

protesta y busca el apoyo de la región para rescindir esta asociación. Para él, la presencia de

capital extranjero, principalmente americano, no solo representaba una amenaza inmediata al

34
Renato Ortiz, Cultura brasileira e identidade nacional.
23

monopolio comercial de Brasil, sino también una eventual contingencia contra la soberanía del

territorio de los países amazónicos 35.

Si Río Branco salvaguarda los intereses territoriales de Brasil a nivel diplomático,

Euclides emprende una tarea similar desde sus ensayos. Consciente de estar creando un saber

cartográfico en la Amazonía, su obra compone una nueva visión de realidad histórica y

geográfica que al ser regularizada en el imaginario nacional busca demostrar la preeminencia

política y moral de Brasil sobre el resto de repúblicas amazónicas. Tanto en “Solidaridad

Sudamericana”, incluido en Contrastes y confrontos (1907), como Perú versus Bolivia (1907),

uno de sus textos menos discutidos y, sin embargo, revelador en términos de su comprensión

material y simbólica de la Amazonía, Euclides afirma que la ocupación brasileña de la selva no

fue una tarea improvisada sino el resultado de un esfuerzo sostenido que se remonta a tiempos

coloniales y se mantiene en la audacia y brío de los siringueros brasileños. Perú, de otro lado, es

visto como una nación débil que, obstinado en desconocer los acuerdos existentes (Tratado de

Ayacucho de 1867 y Tratado de Petrópolis de 1903), representa una amenaza a la estabilidad de

las otras repúblicas. Ahora, si en sus primeros textos su posición es prudente y conciliadora aun a

pesar de un apasionado tono nacionalista, sus textos después de su visita al Purús sugieren una

actitud imperialista con la que justifica que aún cuando la actitud de Brasil es pacífica y de

confraternidad regional, no puede sacrificar un destino superior en la Amazonía por “intereses

transitorios” de una república debilitada, esto es la defensa de Perú sobre sus derechos en el

35
Resulta curioso observar que este mismo recelo era compartido por Perú y Bolivia que se ven sorprendidas frente
a la excepcional maquinaria diplomática de Brasil. Nombrado Ministro de Relaciones Exteriores en 1902 durante el
gobierno de Rodrigues Alves (1902-1906) y hasta su muerte en 1912, Rio Branco fue una figura de extrema
popularidad, casi un héroe nacional, sobre cuya administración se firmaron tratados limítrofes con Argentina (1895),
Francia (1900), Ecuador (1904), Holanda y la Guyana (1906), Colombia (1907), así como Perú y Uruguay (1909).
Para mayor información ver Bandeira, Luiz Alberto. “O Barão de Rothschild e a questão do Acre”. Revista
Brasileira de Política Internacional, 150-169.
24

Purús. “Aceptamos tranquilamente la batalla que nos amenaza, y que no podemos temer. No será

el primer caso de una guerra reconstructora” 36.

No obstante Perú nunca desempeñó un rol central en la producción y exportación de

caucho, su presencia en la Amazonía era visible y de algún modo rivalizaba con la hegemonía de

Brasil37. Gustavo Pons Muzzo destaca que Perú y Brasil eran los únicos países “verdaderamente

amazónicos” de la región, al ocupar el 65% y 45% de la superficie total de sus territorios,

respectivamente. En el contexto de un territorio precariamente explorado hasta la segunda mitad

del siglo XIX cuando Perú y Brasil firman el Tratado Fluvial de 1851, la apertura de los ríos al

comercio internacional promueve la movilización de colonos brasileños al Acre, quienes, para

fines de siglo, tenían control virtual de la región38. Pues bien, una vez que Brasil resuelve el

conflicto con Bolivia con la compra de Acre por la suma de dos millones de libras esterlinas, el

siguiente paso era probar la inviabilidad de la defensa peruana que sostenía que en el arbitraje de

la zona en conflicto debían prevalecer las fronteras establecidas originalmente durante el

virreinato sobre acuerdos posteriores. Para Brasil no solo esos límites prescriben al emanciparse

las repúblicas del dominio español, sino que, según el principio internacional utis possidetis, los

territorios pertenecían a quien los ocupara 39. Aún cuando Euclides interpreta eventos en formas

36
Para un estudio más completo sobre Euclides y su visión imperialista de la selva ver mi artículo “Contested
Frontiers: Territory and Power in Euclides da Cunha’s Amazonian Texts” en A Literary Amazonia, editado por
Javier Uriarte.
37
Para más información ver Jorge Basadre, “Algunos aspectos de la evolución económica y social de 1895 a 1899”
en Historia de la República del Perú, Tomo X, 314.
38
En “El uso de la selva”, Charles Walker observa que si bien desde comienzos del siglo XIX el gobierno promueve
la exploración y ocupación de la frontera amazónica, estos esfuerzos fueron parciales e infructuosos en tanto
respondían mas bien a “intereses políticos del momento” y no una agenda oficial. Décadas después, la avasalladora
presencia brasileña en la región obliga al gobierno peruano a reconsiderar sus objetivos en la selva con el propósito
de defender su soberanía nacional. Ver Charles Walker, “El uso de la selva”, 71. También, María Belén Soria
Casaverde, Colonización amazónica 1884-1900.
39
“Assombrosa e rara antilogia: o Peru discute, reclama, exige; discute profusamente, reclama insistentemente,
exige, quase ameaçadoramente, um território acerca do qual o seu grande geógrafo, o único de seus geógrafos capaz
de continuar a tradição vagas, esmaecidas, a diluírem-se em conjecturas, por intermédio...dos brasileiros do século
XVIII”. Euclides da Cunha, Peru versus Bolívia, 123.
25

que sirven a su defensa sobre la legítima adquisición de Acre, lo cierto es que Perú no tenía un

conocimiento suficiente ni actualizado de sus fronteras amazónicas con Bolivia y que se remonta

a la separación del Alto Perú en 1825.

En su historia sobre las fronteras de Perú, Porras Barrenechea califica el tratado de 1851

con Brasil como un desastre diplomático en el que el país cedió soberanía territorial debido a su

falta de conocimiento cartográfico sobre sus posesiones en el Yavarí así como una medida

precipitada por acceder a la navegación de los ríos con propósitos comerciales 40 . Si bien la

exploración de la frontera amazónica comienza con la Conquista, no es hasta el siglo XIX con la

era del caucho que Perú y Brasil reconocen su potencial y vislumbran su posesión como una

ventaja hacia su consolidación política y modernización.

Euclides fallece en 1909, tres años antes del fin de la era dorada del caucho con la

aparición de nuevas plantaciones en Asia, o de las paradójicas revelaciones de abusos y

genocidio en el Putumayo con Casement. Aún cuando no hubiera podido predecir tales

transformaciones en la cuenca amazónica, en sus textos ya se aprecian anotaciones sobre la

violencia y exceso de las caucherías, exterminio de indígenas y destrucción de la tierra,

preparando el terreno para un estudio más completo sobre el inestimable valor de la Amazonía y

los peligros de su destrucción. La literatura sobre la selva publicada en las décadas posteriores

reconoce y encomia esta primera influencia.

Bibliografía consultada

Acuña, Cristóbal de (2009). Nuevo descubrimiento del gran río de las Amazonas. Madrid:
Iberoamericana.

40
Ver Raúl Porras Barrenechea y Alberto Wagner Reyna, Historia de los límites del Perú, 118.
26

Arbitraje internacional entre el Perú y Brasil; pruebas de las reclamaciones peruanas,


presentadas al tribunal arbitral por Aníbal Maurtua, agente y abogado del Perú (1907). Buenos
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(1976) Um paraíso perdido: reunião dos ensaios amazônicos. Selección y coordinación de Hilda
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(1975) A margém da história. Introducción de Rolando Morel Pinto. São Paulo: Culrix/Mec.

(1975) Contrastes e confrontos. Introducción de Olimpio de Souza Andrade, edición de Rolando


Morel Pinto. São Paulo: Cultrix/Mec.

(1975) Peru versus Bolívia. Introducción de Olimpio de Souza Andrade, edición de Rolando
Morel Pinto. São Paulo: Cultrix/Mec.
28

(1966) Euclides da Cunha e o paraíso perdido. Prefacio de Arthur César Ferreira Reis. Manaus:
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Companhia das Letras.

Leandro, Tocantins (1966). Euclides da Cunha e o paraíso perdido. Prefacio de Arthur Cézar
Ferreira Reis. Manaus: Ediçoes Governo do Estado do Amazonas.

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