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Nefta o Nafta es una pequeña ciudad en El Jerid, famosa en todo el Sahara por su
espiritualidad; de hecho, es llamada la ciudad de “los cien morabitos”. Es conocida por
su oasis, considerado el hermano menos del gran oasis de Tozeur, y no tanto por su
impactante patrimonio cultural. Poco incluida en los circuitos turísticos, hoy les
invitamos a descubrir sus secretos. Se encuentra a sólo 25 Km. de Tozeur y se puede
llegar fácilmente con el transporte público.
Los hallazgos arqueológicos revelan que estuvo habitada desde los tiempos más
remotos; pero Nefta, importante centro religioso sufí, albergó comunidades de todas
las culturas. Aquí se encuentra el milenario barrio judío llamado “haâra”, al norte del
zoco.
Se dice que de aquí provenía el mejor ebanista de Nefta, pues dejó su huella en las
características puertas tachonadas en forma de estrellas de David. Estas puertas eran
fabricadas con la resistente madera del albaricoque, con los laterales de madera de
palma; para evitar que esta madera fuera atacada por hongos e insectos, antiguamente
se la depositaba varios meses en el lago de sal.
¿Quieren conocer una leyenda urbana de Nefta? Se cuenta que en el siglo XIV el Bey de
Túnez recibió de regalo una pequeña hembra de avestruz y la envió a Nefta pues le
habían dicho que el clima del lugar era ideal para el animalito. A partir de allí la señorita
Avestruz comenzó a hacer de las suyas en la aldea y sobre todo en los puestos del
mercado, picoteando y destrozando todo a su paso. El herrero de la aldea decidió pasar
a la acción; tomó un delicioso pan recién hecho y metió dentro una bola de hierro
candente. El goloso animalito se comió de un bocado el pan… y murió.
Si la idea es quedarse, hay varios lugares en Nefta que son antiguas mansiones
restauradas como hoteles; por ejemplo, una parte del Museo Dar Houidi que funciona
en una mansión del siglo XVII está reservada para alojamiento.
COSTUMBRES:
Tiene sentido que en países como Túnez, en lo que la mayoría de sus habitantes son
musulmanes, la celebración de esta fecha tan especial dependa absolutamente de la
comunidad cristiana existente; y es que en Túnez, el día de Navidad no es un día festivo.
Todo lo contrario. Aquí, durante esta jornada la gente actúa con normalidad, siendo este
un día completamente ordinario en el que los comercios abren y los niños van a la
escuela.
Aun así, el gobierno parece tener cierta deferencia con la minoría cristiana, pues les
concede un día de fiesta para celebrar la Navidad. Así, esta minoría cristiana, compuesta
prácticamente por extranjeros, puede reunirse para celebrar su fiesta más sagrada.
Debemos aclarar que la comunidad cristiana en Túnez suele estar compuesta por
algunos residentes de origen europeo, familias de diplomáticos y misioneros y
cooperantes. Además, hay algunas congregaciones religiosas cuyos miembros son
árabes cristianos, por ejemplo la de monjas egipcias y la de las religiosas iraquíes.
No es frecuente encontrar grandes fiestas como en lugares como Europa, pero pueden
observarse algunos actos como por ejemplo la misa de medianoche, la que conocemos
como misa del gallo.
Tras esta misa, en el día de Navidad, también se suele celebrar una comida compartida
entre la comunidad cristiana. Durante esta comida, podemos observar en algunos
puntos un intercambio cultural interesante; y es que los cristianos no tienen problema
en compartir esta fecha con sus compañeros los musulmanes. Así, los animan a unirse
invitándolos a su misa y deleitándose con sus villancicos, los cuales están cantados en
árabe.
Durante esta fecha, las congregaciones religiosas también realizan campañas de caridad.
Así, se recaudan fondos para poder ayudar a aquellas personas sin recursos. Por
ejemplo, pensionistas que no cobran prestación de sus países y viven en la pobreza en
estos países.
COMO COMPORTARSE:
Si lo invitan, acepte, no hay mejor forma de conocer Túnez que a través de la mirada de
su gente. Tenga en cuenta que el cuscús se come con la mano derecha utilizando los
dedos índice, pulgar y mayor y que está bien visto hacer un pequeño regalo a la familia
del anfitrión, una selección de dulces siempre es buena elección.
Si por casualidad pasa por una casa donde hay una celebración, seguramente lo invitarán
a pasar y será tratado mejor que el homenajeado. Jamás rechace una taza de té, para
ellos es símbolo de hospitalidad ofrecerlo. Se considera de buena educación dejar un
regalo a la familia, lo mejor: una selección de dulces. No se descalce sin permiso.
Los cafés son lugares exclusivos para hombres, si una mujer entra sola seguramente se
va a sentir incómoda. Tenga en cuenta que están abiertos a cualquier hora y ocupan a
veces toda la vereda, encontrará hombres fumando, tomando té a la menta, jugando
cartas o dominó; no espere encontrar bebidas alcohólicas.
A los tunecinos les encantan las fórmulas de cortesía: Adiós se dice: Besslâma; buenos
días: Sebah el Kheir; buenas tardes: Msa el Kheir; buenas noches: Lila mebrouka; ¿Cómo
está? Labes?; gracias: Choukhran-Barak allaou fik. Tenga en cuenta que al único que los
tunecinos tratan de usted es a Dios, por lo que lo tutearán siempre; sin embargo usted
no haga lo mismo a menos que se lo pidan.
En Túnez existen dos tipos de alfombras: las mergoum, o de pelo corto, de origen
bereber, y las zerbia, o de nudos. A su vez dentro de cada uno de estos tipos, existen
varios estilos que hoy les invitamos a conocer.
Las alfombras de pelo corto más conocidas son los kilim, que mezclan tejido de tafetán
con nudos. Las encontraremos en Udref, Djerba y Sbeitla, aunque también son muy
famosas las alfombras de pelo corto de lugares como Gabes, Duz o Gafsa. Sin embargo,
las alfombras más llamativas son las macramé o bakhnoug, que recrean el arte de la
pasamanería en El Yem, Tataouine y Thibar.
Más allá del origen, es imposible no quedar impresionado por la riqueza de sus colores
y formas, ya que a pesar de que utilizan figuras geométricas como cuadrados,
rectángulos, rombos, y motivos también geométricos, como cruces, espigas y líneas, no
existen dos alfombras iguales. Las líneas curvas no son muy utilizadas, y los colores
varían según la región y hasta el pueblo en que se fabrican; los artesanos, viendo estos
detalles, siempre saben de dónde viene una alfombra.
En Gafsa, por ejmplo, los colores son cálidos y los motivos recrean imágenes de fantasía;
en cambio las de Redeyef, Mdhila o Metlaui están decoradas con motivos zoomorfos o
antropomorfos, algo único en este tipo de alfombras.
Las alfombras de nudos más exquisitas son las de Kairuán; hay varias leyendas acerca
de su origen, pero más allá de los mitos, lo cierto es que las alfombras de Kairuán gozan
de fama internacional y muchísimas personas trabajan y viven gracias a estas alfombras.
Renglón aparte para esta ciudad: Kairouan es la primera ciudad musulmana del Magreb,
y tuvo un papel muy importante en la civilización musulmana. Durante cinco siglos fue
la capital del Imperio, y uno de sus centros culturales más resplandecientes. Posee un
patrimonio cultural, monumental y arqueológico tan impresionante que la convierte en
un verdadero museo viviente de la cultura y civilización árabes.
Sin embargo, las alfombras de nudos son de inspiración turca; suelen llevar un motivo
central enmarcado por líneas gruesas. El fondo es de un solo color, que puede ser verde,
rojo o azul, pero los motivos reflejan una paleta de colores más amplia. Una de las más
solicitadas es la alloucha, de lana de cordero, que conserva los tonos naturales de la lana
entre el blanco y el marrón.
TURISMO:
El Museo está dedicado a la vida de los hombres y mujeres de el Djerid. Una visita guiada
nos llevará a través de sus estancias dispuestas alrededor del patio, con sus fachadas de
ladrillo, caladas, la cocina equipada, el granero, la biblioteca, iremos conociendo de a
poco el estilo de vida de las familias de la región.
Si la idea es quedarse, les interesará saber que parte del museo se utiliza actualmente
como alojamiento, y que por las noches hay cena con espectáculo.
Estamos en la antigua Aggar Selnepte, Aggarsel Nepte o Aggar sel Nephtahh, habitada
por bereberes sedentarios; era un paso obligado para las caravanas que venían del
sudeste de Argelia con destino a Trípoli. Fue conquistada por los romanos y más tarde
se convirtió al cristianismo, tanto que el episcopado de Bizancio designó un Episcopus
Neptitanus o Neptensis.
Luego de la conquista por el Islam, Nefta devino un oasis de la enseñanza religiosa ; poco
a poco se transformó en un lugar importante y fue llamada Koufa Essoghra, la «Pequeña
Koufa». En el siglo XIII Sidi Bou Ali Essonny, un hombre santo y místico que venía de
Marruecos, se instaló en Nefta para predicar la ortodoxia sunnita ; después de su muerte
se levantó un mausoleo en su nombre, dedicado al “Sultán del Djerid”.
Sin embargo, aún se pueden encontrar en Nefta los vestigios de la presencia chiíta a
través de los minaretes redondos, y la presencia de los ibadíes en los minaretes
octogonales y en las decenas de cúpulas de los morabitos.
El Museo Dar Houidi fue inaugurado en el año 2001, y se encuentra haciendo esquina
con la Medina de Nefta. Para entrar debemos atravesar una pesada puerta de madera
de palmera y un corto pasillo oscuro que nos lleva hasta el patio principal lleno de sol.
Es muy fácil llegar a Nefta desde Tozeur con el transporte público que es rápido y muy
económico; una vez aquí, no debemos dejar de visitar la Medina, y si tenemos tiempo,
una excursión al desierto o las aldeas de Zaafrane o Elfawar.
Es que Nefta, según algunas leyendas una de las cunas de Baco, la feliz ciudad de Nysa,
es el último oasis de Jerid. Después de eso, el Sahara, las tribus nómadas, las rutas que
se pierden a través de las arenas y los ghats.
Desde tiempos muy antiguos, Nefta era llamada «El puerto del desierto«. Las
excavaciones arqueológicas revelaron que aquí estaba el mítico y gigantesco Lago
Titron, que bordeaba por tres lados la ciudad de Nysa a la que no se podía acceder sino
en barco. Se encontraron restos de moluscos y hundidos en el barro, los lados y el arco
de una galera.
Las distintas salas del museo muestran una ciudad y una vida cotidiana tamizadas por la
lente de las cámaras de fotógrafos occidentales y documentos de la época que retratan
más de cien años de historia: su economía, arquitectura, costumbres y tradiciones, el
trabajo de los hombres y las mujeres.
Ya que estamos aquí, recordemos que Ibn Khaldoun o Ibn Jaldún vivió entre los años
1332 y 1406, y fue uno de los más importantes pensadores musulmanes; formó parte
de una familia árabe que se había establecido en Sevilla, constituyendo una de las
familias más importantes que dejaron su huella en toda la región. Hacia mediados del
siglo XIII la familia emigró al norte de África y se estableció en Túnez.
Recibió una esmerada educación, estudió el Corán y ciencias como matemáticas, lógica
y filosofía. Volvió a Granada pero pronto retornó al Magreb y se estableció en el actual
territorio de Argelia donde comenzó a redactar su obra máxima, al-Muqaddima, que es
una Historia Universal con admirables reflexiones sobre la condición humana. Esta obra
sigue despertando la atención del mundo entero y ha sido traducida a los principales
idiomas.