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Cómo preparar un discurso

La
Preparación de nuestro discurso, aunque es determinante y básica, constituye tan sólo una primera
etapa de lo que será nuestra intervención y de seguro que no es la más complicada

Cuando preparemos un discurso tenemos que tener muy claro cuál es el objetivo que se pretende
conseguir (motivar, informar, divertir, advertir, etc.).

Primero tenemos que definir el tema de nuestra exposición. Esto puede ya estar indicado por los
organizadores del evento, aunque uno podrá darle siempre su propia orientación o puede que
tengamos libertad para elegirlo.

Como quiera que sea, escogido el tema, hay que establecer la idea clave que se quiere transmitir
y sobre lo que va a girar toda nuestra intervención.

Por ejemplo, se va a hablar sobre un emprendimiento en determinado país y se quiere transmitir la


idea de su falta de proyección nacional.

Una vez tengamos la idea clave, debemos buscar argumentos en los que apoyarla. Nada mejor
que apelar a una “lluvia de ideas” y dar rienda suelta a la imaginación e ir anotando todas esas
imágenes que se nos ocurran a medida que vayan surgiendo, sin determinar si son buenas o malas,
ya vendrá la selección y acabado final.

Este “cultivo” de ideas puede durar algunos días, por lo que debemos dar tiempo a la imaginación;
las ideas surgen inesperadamente.

Una vez tengamos una lista de posibles argumentos debemos seleccionar las 4 ó 5 más
relevantes, no más, porque tengamos presente que en un discurso la capacidad de retención que
tiene el auditorio es limitada y que difícilmente va a ser capaz de asimilar más de 4 ó 5
conceptos. Por lo que si pretendemos apoyar la idea clave con muchos argumentos lo mas seguro
es que el público termine sin captar lo esencial.
Una vez que hemos seleccionado esos pocos argumentos hay que desarrollarlos en
profundidad. Utilizaremos ejemplos, datos, conceptos, citas, anécdotas y hasta notas de humor,
independientemente que el tema tratado sea muy serio.

Todo discurso se compone de tres partes muy definidas:

Principio o Introducción: aquí planteamos el tema que se va a abordar y la idea principal que
queremos transmitir.

Desarrollo: aquí debemos presentar los distintos argumentos y evidencias que sustentan nuestro
discurso.

Final o Conclusión: aquí resaltaremos nuevamente la idea y enumeramos someramente los


argumentos utilizados.

Nuestro discurso no tiene por qué ser una obra literaria, lo que sí debemos tener en cuentaes la
claridad.

Como nos están escuchando y no leyendo, nuestro auditorio no tiene tiempo de analizar
detenidamente nuestro lenguaje utilizado, la ordenación de las frases… y en el supuesto de no
entender una frase o palabra no va a tener la posibilidad de volver sobre ella.

Esto nos indica que en nuestro discurso debemos emplear un lenguaje llano, claro y directo,
frases sencillas y cortas. Facilitándole así la comprensión de nuestro discurso al auditorio.

Y para finalizar, señalar algunos aspectos importantes:

Como quiera que sea el tema que se vaya a tratar, debemos procurar que resulte atractivo,
novedoso, bien fundamentado, interesante… sin olvidar la brevedad (el público nos lo va
agradecer).

Recuerda que la brevedad no implica que el discurso tenga que ser necesariamente corto,
simplemente que no debemos extendernos más allá de lo necesario, ir “al grano”, evitar rodeos que
tan sólo dificultan la comprensión y terminan aburriendo al auditorio.

Debemos dejar la sensación de: “Dame más “pichirre”.

En mi siguiente comentario les escribiré sobre una Idea Clave… recuerden que hablar en público
constituye una oportunidad que no se puede desaprovechar.

Como siempre… Si te gustan estos comentarios nos sentiríamos agradecidos si los compartes con
tus amigos y contactos en la red.

Nos vemos en la Cumbre.

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