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HISTORIAS VARIAS.

Un viaje en el tiempo con los agricultores


Mexicanos

Alba González Jácome

2008
ANTECEDENTES Y AGRADECIMIENTOS

Este libro se ha conformado en varios años de investigación sobre la historia de la


agricultura en México, sus relaciones con la economía, la población y la vida
cotidiana de la gente; además de las discusiones sobre las teorías de la evolución
social en Mesoamérica y el papel que tuvo en ella la construcción de la agricultura
mexicana. La aventura de recorrer los acontecimientos desde la llegada del
hombre a tierras mesoamericanas, el manejo de fuentes históricas –en particular
sobre la historia agrícola de México- se inicia en las aulas de la Escuela Nacional
de Antropología e Historia, en las clases tomadas bajo la dirección de Pedro Bosh
Gimpera, Carlos Martínez Marín, José Luis Lorenzo, Wigberto Jiménez Moreno y
Ángel Palerm Vich. Este interés continuó en la sala de seminarios de la
Universidad Iberoamericana -en la Campestre Churubusco- donde varios
estudiantes afortunados, reforzamos el interés en estas cuestiones gracias al
apoyo académico de profesores como Pedro Armillas, David Barkin –recién
llegado a México- el mismo Ángel Palerm y sus amigos1.

La Universidad de Texas en Austin abrió la oportunidad a nuevas lecturas


sobre la arqueología de Mesoamérica; James A. Neeley fue un ameno narrador
de los enfoques y problemas a los que se enfrentaron los estudios arqueológicos y
paleobotánicos realizados en Tehuacán bajo la dirección de Richard MacNeish2 y
en especial su colaboración en el proyecto sobre los sistemas de control de agua.
La biblioteca de la Colección Latinoamericana (LAC) permitió la lectura y revisión
de fuentes históricas conocidas -y otras muchas no tan conocidas- que
coadyuvaron al éxito de las discusiones en los seminarios dirigidos por Richard P.
Schaedel, sobre el urbanismo en sociedades antiguas y modernas de América
Latina3. En esos años, la Universidad de Texas ofrecía conferencias de
reconocidos profesores e invitados; personajes como Donald Brand –ya entonces
retirado- narraban y discutían con el escucha, nuevas idas sobre los estudios
sobre el ambiente, la naciente ecología y los orígenes de la agricultura.

En México, mi amistad con Efraím Hernández Xolocotzi y la visita anual


para platicar con él de los últimos avances en los estudios sobre plantas
cultivadas, viéndolo en sus instalaciones -primero en Chapingo y luego en el
Colegio de Postgraduados- reforzó el interés en la problemática agrícola.
Antoinette Nelken-Terner (CEMCA-México), aqueóloga que había colaborado con
Richard MacNeish en Tehuacán -también en sus estudios en Perú- fue una fuente
inagotable de conocimiento sobre la agricultura antigua, el maíz y la arqueología y

1
Me refiero a William T. Sanders, Eric Wolf y Karl Wittfogel, quienes nos acompañaron a la
estación de campo en Tepetlaóztoc, durante distintas estancias de trabajo de campo realizadas
bajo la tutoría académica de Ángel Palerm.
2
A quien años más tarde – en 1987- tuvimos el placer de conocer y escuchar en México, gracias a
su participación como ponente magistral en el Seminario Orígenes del Hombre Americano,
auspiciado y organizado por la SEP.
3
No puedo dejar de recordar los estimulantes seminarios y el caluroso apoyo académico y humano
que siempre recibí de Richard N. Adams.

7
sus métodos4. Desde 1977 hasta la fecha, Alfred H. Siemens (UBC) y Stephen R.
Gliessman (UCSC) consolidaron mi interés por el estudio de la agricultura
mexicana del pasado y del presente. Arturo Gómez Pompa (UC-Riverside y
CITRO-UV), en el año de 1986 organizó en Arrowhead un simposio sobre las
Perspectivas de la Agricultura Mexicana, encaminado a continuar con los estudios
de historia de la agricultura en México. En Arrowhead surgieron -y resurgieron-
varias ideas, que fueron discutidas y compartidas por los asistentes y, que desde
entonces han animado a esta autora para la conformación de estas Historias
Varias.

Como ningún libro es producto de un autor, sino de las experiencias y el


conocimiento acumulado por todos los involucrados en una temática, resulta
fundamental dar las gracias a varios especialistas, que leyeron el manuscrito –o
alguna de sus partes- sobre el que se conformó este libro en sus diversas fases y
de quienes he recibido valiosas sugerencias y comentarios, que no solamente han
servido para reducir los errores, sino que han sido fuente de conocimiento para mí
y espero lo sea también para el lector. El tiempo es un elemento indiscutiblemente
importante para un académico o un investigador, por lo que no tengo ninguna
forma de retribuirles por todo el apoyo que me brindaron, quedo en deuda con
ellos y una vez más mil gracias. Por orden alfabético: Silvia del Amo Rodríguez
(CITRO-UV), Carlos Arturo Giordano Sánchez Verín; Ramón Mariaca Méndez
(ECOSUR-SCLC)5, Lorenzo Ochoa Salas (UNAM-IIA), Alfred H. Siemens (UBC-
Canadá), Luis Alberto Vargas6.

Sin el trabajo de un grupo de apoyo es difícil realizar un libro, así que


también agradezco el invaluable apoyo técnico de las siguientes personas: José
Manuel Pérez Sánchez –ahora ya por varios años mi ayudante de investigación en
la UIA- quien obtuvo copias de artículos en revistas científicas a través de las
bases de datos; el personal del Centro de Información de la Universidad
Iberoamericana, Ernesto Cisneros González –mi muy querido hijo- quien colaboró
en la producción de la portada y del material gráfico. Por supuesto, no puedo dejar
de agradecer los apoyos que las autoridades de la Universidad Iberoamericana,
me han brindado a lo largo de los años, incluyendo la concesión de un año
sabático, que ha sido fundamental en la conjugación de los materiales que se
presentan ahora al lector. Además, la UIA me ha dado recursos monetarios -a
través de varios proyectos de investigación- que han permitido estancias de
trabajo de campo en varias partes de México.

4
La Dra Nelken estuvo a cargo del laboratorio de campo del Proyecto Arqueológico Botánico
Tehuacán entre 1961 y 1963, su tesis de maestría en arqueología para la ENAH fue realizada con
estudios de los materiales líticos para la molienda y se presentó en esa institución en el año de
1968.
5
Quien revisó e hizo sugerencias sobre material etnobotánico y agroecológico que presentamos en
el libro.
6
A quien agradezco particularmente la cuidadosa revisión y sugerencias que hizo al texto sobre el
maíz, que utilicé como base para una sección de este libro.

8
Deseamos que Historias Varias lleve al lector por algunas de las rutas
marcadas por la historia de la agricultura en México, que le puedan proporcionar
líneas interesantes, o -de ser factible- un panorama del estado del arte de esta
importante actividad humana, que es además parte fundamental en las
discusiones académicas, técnicas y biotecnológicas y, le despierte el interés por
tomar nuevos caminos. Este libro tiene entre sus objetivos fundamentales el
resumir los resultados de numerosos estudios y presentar a los lectores un
panorama actual de algunas cuestiones básicas relacionadas con el surgimiento
de la agricultura y –en particular- de la agricultura mexicana, deseando que
coaduyen al conocimiento de su refinada historia agrícola. Quisiera finalizar
expresando que la agricultura mexicana no es una olla donde se echaron y
mezclaron ingredientes de todo tipo -como opinan algunos de sus estudiosos- es
el resultado de un largo proceso evolutivo, donde se han seleccionado, puesto a
prueba y adaptado los nuevos componentes, donde el conocimiento del clima y el
medio ha sido la base fundamental para ello.

Mapa 1
Lugares que se mencionan en este libro

9
INTRODUCCIÓN GENERAL

A la agricultura mexicana atribuímos bases de origen prehispánico; aunque –en


este sentido- poco caso hacemos al conocimiento agrícola, la tecnología y los
animales que llegaron con los españoles en los siglos XVI y XVII. Ambas raíces
tenían su propia historia, articulada a elementos, eventos y procesos particulares,
que se ajustaron -durante el virreinato- al contexto ambiental, climático,
económico, social y cultural de los pueblos mesoamericanos. El conocimiento del
ambiente, de sus componentes –en particular de la flora, el suelo y el manejo del
agua- el conocimiento del clima, las costumbres sobre el cultivo, el mercado, la
salud, el gusto por consumir ciertos productos, la cultura culinaria y el manejo
medicinal de ciertas plantas; sin olvidar la tecnología, prácticas y manejos
agrícolas, van a permitir la construcción -de lo que podemos con toda propiedad
denominar agricultura mexicana. Esta no fue una combinación fácil de lograr y
tampoco fue arbitraria, surgió de las necesidades de los grupos humanos
involucrados y de los ajustes exitosos al ambiente y la sociedad, creando una
nueva agricultura.

En el siglo XIX la agricultura mexicana sufre numerosos cambios: se


introducen nuevas plantas destinadas al comercio con los países industrializados;
en el caso mexicano Inglaterra, Francia, Alemania y los Estados Unidos. Además,
se construyen nuevas necesidades y nuevas articulaciones entre los países;
dentro de México surgen otras relaciones entre la agricultura para el autoabasto, el
mercado interno y la que estaba destinada al comercio internacional. El varón de
Humboldt les denominó cultivos coloniales, que requerían para su éxito comercial
el ser del gusto de las sociedades industrializadas; que se sembraban en regiones
con características ambientales distintas a la de los países consumidores,
utilizando fuerza de trabajo barata. Es decir, surgió una agricultura de exportación,
dependiente ya no de España, sino de varios mercados externos al país y que
estaba alejada de las necesidades de los hombres que la generaban, pero que
alteraban sus relaciones con el ambiente, la familia y la economía en forma
importante.

Para estos cultivos coloniales era necesaria la aplicación de fuerza de


trabajo intensiva en ciertas etapas de su ciclo –especialmente en la cosecha- no
ocurriendo así el resto del año. Una fuerza de trabajo que se alimentase a si
misma y los costos de su reproducción social no incidieran en el precio de los
productos de exportación. Esto originó que el cultivo en gran escala generase un
tipo de trabajo estacional, combinado con lo que hemos llamado agricultura
tradicional, dirigida al autoconsumo. Es decir, el siglo XIX abrió la puerta a varias
combinaciones, algunas de ellas tuvieron drásticas modificaciones en la
agricultura mexicana, a las que los agricultores y sus familias tuvieron que
adaptarse social y culturalmente. Sin embargo, estos elementos serán objeto de
otro volumen en estas Historias Varias, que se inician con esta primera parte que
ahora ponemos a discusión del lector. No queremos dejar de lado la importancia

10
de este otro momento histórico, ni de las historias que lo componen; pero ni el
espacio ni el tiempo lo permiten por ahora.

Este volumen proporciona al lector una historia no lineal, conformada por


varias, que están articuladas por interrelaciones. Cada historia tiene cierto tiempo
y cierto espacio. Sus límites temporales van desde los comienzos de la agricultura
y llegan hasta la conformación de la agricultura mexicana. El espacio se ubica en
algunas regiones del Altiplano central mexicano, donde acontecieron los procesos
y fenómenos de que escribimos en este libro. Denominamos agricultura mexicana
–prestando el concepto de Ángel Palerm- a aquella que tiene larga historia, es
compleja porque ha permitido el surgimiento del Estado, de la civilización y de
altas densidades demográficas en Mesoamérica; además generaba excedentes
suficientes para permitir el urbanismo y la especialización en tareas no agrícolas
de una parte importante de la población. A esto agregamos que combina las
tradiciones culturales nativas con aquellas otras llegadas de España, para crear un
mestizaje agrocultural, estrechamente ligado a la vida y costumbres de varios
pueblos en varias partes del planeta7.

La organización del libro y las fuentes

El texto se organizó en tres seciones, elaboradas sobre el estudio de fuentes de la


época en cuestión, han sido complementadas, comparadas y contrastadas con los
resultados escritos de estudios arqueológicos, históricos, etnobotánicos, sobre
alimentación y demás, que se localizan tanto en bibliotecas como a través del
internet. La primera sección: En este lado de la mar Océano se compone de dos
partes principales: (1) Los Recursos Naturales en México Prehispánico y los
orígenes de la Agricultura y (2) El Ambiente, los Recursos y la Agricultura
Indígena Nahua en los Siglos XVI y XVII. La segunda sección: Del otro lado de la
Mar Océano. Lo que llegó con los españoles se compone de dos secciones, la
primera de ellas es: Antecedentes Para La Construcción de la Agricultura
Tradicional en México: La Agricultura que Llega con la Conquista y, la segunda
parte, está relacionada con la agricultura, las plantas y los animales que llegan de
España a América.

La tercera sección del libro: El mestizaje agrocultural: el nacimiento de la


agricultura mexicana, explica la conformación de las características esenciales de
lo que ya se puede llamarse -con propiedad- agricultura mexicana y que se
expresa en el sistema agrícola de huertos. Es decir, integra las dos raíces, que
tenían elementos comunes y otros muy diferentes en su conformación. En
seguida, daremos cuenta de algunas de estas fuentes consultadas, que fueron

7
Nos referimos a otros pueblos de América Latina, a Filipinas y todos los lugares donde la cultura
española tuvo influencias en estos tiempos. Tampoco ignoramos las relaciones de Mesoamérica
con otras áreas culturales del continente Americano, acontecidas antes y después de 1518 y que
tienen algo que ver con el tema central de este libro.

11
esenciales para el volumen. Para reconstruir la vegetación y, en general, el
conocimiento del ambiente y de los recursos naturales que existían en la cuenca
de México en el tiempo comprendido entre los finales del dominio tenochca y los
siglos XVI y XVII, se utilizaron como fuentes esenciales las obras escritas por los
frailes: la Historia General de las Cosas de la Nueva España de Bernardino de
Sahagún, los Memoriales escritos por Toribio de Benavente Motolinía y el
Vocabulario en Lengua Mexicana y Castellana del franciscano Alonso de Molina.
Los conquistadores como Hernán Cortés con sus Cartas de Relación y Bernal
Díaz del Castillo con su Historia de la Conquista de la Nueva España.

Se utiliza también información de algunos estudios especializados que


fueron escritos en la época; así, por ejemplo, incluimos materiales sobre las
plantas, la fauna y los minerales que fueron colectados por el sabio protomédico
de Felipe II -don Francisco Hernández- en su Historia Natural de Nueva España,
que se encuentran publicados en los volúmenes II y III de las Obras Completas,
editados en México por la UNAM entre los años de 1959 a 1983. Para las plantas,
su traslado, difusión y manejo, se utilizó información proporcionada en primera
instancia por la Recopilación de Leyes de Los Reynos de las Indias. Mandadas a
Imprimir y Publicar Por la Magestad Católica del Rey Don Carlos II. Nuestro Señor.

Esta obra salió a luz en España, por vez primera en el año de 1681 y de
ella, la editorial Porrúa realizó una publicación facsimilar en el año de 1987. La
primera edición de la Recopilación cuenta con un índice general y, cada uno de los
volúmenes tiene un índice del contenido específico. La Recopilación incluye
Cédulas, Provisiones, Acuerdos y Despachos “…que sean necesarios para el
gobierno, y administración de justicia, guerra, y hacienda, y todas las demás
materias, que tocan, y son de la jurisdicción, y cuidado del dicho Consejo de
Indias, y convenientes para…”. El tomo primero comprende los Libros 1° y 2°, el
tomo segundo incluye los Libros 3° a 7°; el tomo tercero tiene los Libros Octavo a
Noveno (Títulos 1° a 25°) y, el tomo 4° la continuación del Libro 9° (Títulos 26 a
46).

Se manejó la tercera edición de la obra, publicada en Madrid por Antonio


Pérez de Soto y que salió a la luz en 1774. En la Recopilación de Leyes de Los
Reynos de las Indias, no hay un rubro específico sobre el manejo que las plantas y
animales recibieron durante su traslado de España a Nueva España y viceversa.
En la legislación se hacen referencias al margen -que fueron hechas de paso- y
que reproducimos íntegramente. Existen algunas cajas donde se colocaban
plantas consideradas especiales y -muchas de ellas- fueron trasportadas en forma
secundaria. Esta edición está dividida en cuatro volúmenes, cada uno con un
índice; incluye cédulas, provisiones, acuerdos y despachos “...que sean
necesarios para el govierno [sic], y administración de justicia, guerra, y hacienda, y
todas las demás materias, que tocan, y son de la jurisdicción y cuidado del dicho
Consejo de Indias...”. El tomo primero comprende los Libros primero y segundo, el
tomo segundo incluye los Libros tercero a séptimo, el tomo tercero los Libros
octavo a noveno (Títulos 1 a 25) y el tomo cuarto la continuación del Libro noveno
(Títulos 26 a 46).

12
Sin embargo, la idea central que proponemos al lector es que, durante el
período de gobierno de los Habsburgo se aplicaron dos políticas con respecto a
las plantas vivas y a su traslado intercontinental. La primera estaba dirigida a
difundir y propagar las plantas que eran de uso común entre los pobladores
europeos –que conformaban el grueso de sus necesidades alimenticias y
curativas- y que en su mayor parte se introdujeron en la Nueva España entre 1519
y 1550; aunque podemos -con toda verdad- decir que en el Altiplano central
mexicano ya se encuentran integradas a la vida cotidiana y la economía de la
gente común para los 1580.

La segunda política sobre el traslado de plantas tuvo que ver con aquellas
otras que -por su importancia económica- estaban articuladas a las redes
comerciales de la Corona española y, por lo tanto, al pago de impuestos y a su
control por la Casa de Contratación de Sevilla. Tampoco podemos ignorar que
varias plantas americanas fueron llevadas a España, unas por curiosidad, otras
por considerar que eran útiles a los pobladores de la península y algunas porque
se habían vuelto de consumo popular para los hispanos que vivían en América,
quienes las llevaron a su tierra -junto con otros elementos de cultura-
particularmente la flora medicinal y sus formas de uso o aplicación, dosificación y
demás.

Muy importante para la reconstrucción del ambiente en la cuenca de México


han sido las Relaciones Geográficas del Siglo XVI, de las que utilizamos los dos
volúmenes dedicados a la Arquidiócesis de México en 1580 y los dos volúmenes
de Tlaxcala, que fueron editados por René Acuña y publicados por la UNAM en
1984, 1985 y 1986. Se completó la información con los escritos magníficos del
fraile Bernardino de Shagún, de Motolinía, Gerónimo de Mendieta, Hernán Cortés,
Bernal Díaz del Castillo. Además, incluímos partes importantes de la obra de José
Antonio de Villaseñor y Sánchez: El Theatro Americano, descripción general de los
reynos y provincias de la Nueva España y sus jurisdicciones. Con licencia en
México, en la imprenta de la viuda de D. José Bernardo de Hogal, impresora del
Real y Apostólico Tribunal de la Santa Cruzada en todo este reino. Calle de
Capuchinas. Año de 1746. Utilizamos la más reciente edición de la UNAM -del año
2005- que ha quedado dentro de la colección Nueva Biblioteca Mexicana y que
incluye un Suplemento sobre La ciudad de México en el año de 1755.

Muchos estudios contemporáneos sobre los varios temas que tocamos en


este volumen, completan los, textos, notas a pie de página y observaciones. Se
incluyen los estudios arqueobotánicos, paleobotánicos, agroecológicos, históricos,
etnohistóricos y sobre la alimentación en estas épocas, que son de reciente
publicación y difusión en varias prestigiosas revistas nacionales e internacionales.
Así tenemos -por ejemplo- los Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias
de Estados Unidos (PNAS), los numerosos artículos que sobre el maíz y sus
procesos de domesticación han sido publicados por Current Anthropology, Ciencia
Ergo sum editada por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM),
publicaciones periódicas del AGN, de la UNAM y el INAH y revistas especializadas
en geología, arqueología, etnobotánica; además de los estudios más recientes

13
que se han publicado sobre esta temática tanto en libros como en ponencias y
artículos.

Presentamos ciertos momentos en la historia de la agricultura mexicana;


algunos han quedado definidos con los últimos adelantos científicos para
responder preguntas importantes. Hay tiempos y momentos con poca claridad,
que es necesario volver a discutir a la luz de los últimos avances de las distintas
ciencias interesadas en el conocimiento de las plantas cultivadas, sus orígenes, su
relación con los sistemas agrícolas mexicanos, características, impacto en la dieta
humana y sus relaciones con la cultura; sin hacer de lado la importancia que tuvo
su contacto con otras agriculturas, sus plantas, tecnologías y manejos. A pesar de
estos procesos, la agricultura mexicana no es un collage (“a melting pot”) y
tampoco es el resultado ecléctico de superposiciones agroculturales al azar; su
conformación se explica a partir de su historia y sus contextos y, de eso tratamos
aquí.

El lector que ya ha leido y escuchado mucho sobre estos temas piensa que
a la fecha la esta problemática está muy clara. Sin embargo, pensamos que hay
muchas novedades en el mundo científico, que han permitido avanzar en este tipo
de conocimiento de una mejor manera y que un resumen de estos avances es
requerido para poder seguir adelante. Presentamos una perspectiva, articulada a
dos enfoques teórico-metodológicos: la ecología cultural y una historia regional
centrada en la interrelación entre los grupos humanos, su ambiente, su agricultura,
su alimentación y economía. Sobre el primer enfoque existen investigadores
altamente calificados en el campo de la arqueología en México, que desde hace
muchos años lo aplican a sus estudios; baste recordar los estudios de McLung de
Tapia (1984), sus colaboradores y sus discípulos.

Las historias varias del Altiplano central mexicano analizan los fenómenos
agrícolas con una perspectiva interdisciplinaria. Los eventos discutidos están
articulados a la evolución social de Mesoamérica y de los sistemas agrícolas
surgidos en los primeros tiempos. Existen otras perspectivas etnoarqueológicas,
que estudian estas problemáticas, combinando el conocimiento y las metodologías
de los estudios arqueológicos con el análisis de las fuentes históricas (David and
Kramer 2006). Así, que desde este punto de vista, el modelo que aplicamos puede
parecer poco novedoso, con datos difíciles de digerir y tedioso por excesivo.
Pedimos al lector un poco de su tiempo, paciencia y amabilidad para ver si estas
Historias Varias le brindan ideas nuevas y despiertan su interés; la intención ha
sido resumir lo que ahora sabemos sobre el surgimiento de la agricultura
mexicana y algunos de sus componentes. Es una parada en el camino, para ver
hacia donde hay que seguir y, como lo discutimos en las conclusiones, agregar
unas variables más a la comprensión de la evolución de Mesoamérica.

14
I. EN ESTE LADO DE LA
MAR OCÉANO

15
LOS RECURSOS NATURALES EN MEXICO PREHISPÁNICO8

Antecedentes

A lo largo del tiempo, cada sociedad humana ha utilizado como recursos algunos
elementos del ambiente, que le son útiles para la supervivencia en general. Estos
recursos naturales incluyen en primer lugar los alimenticios, seguidos por aquellos
que le permiten defenderse, guarecerse de las inclemencias del clima, o los que
utilizó para construir su vivienda. Estos componentes del ambiente no
necesariamente fueron utilizados como imaginamos desde nuestro presente.
Siempre tenemos la idea –o al menos así parece- de reconstruir el pasado desde
nuestro tiempo y nuestras necesidades; esta característica ha producido imágenes
del mundo donde los hombres -además de las necesidades básicas para la
supervivencia- tienen otras, que son comunes a los tiempos desde donde se
escribe y desde donde tratamos de ver el pasado como un país extranjero, a
veces con poco éxito9.

Además de los elementos que han sido básicos para la supervivencia,


estudios arqueológicos, geológicos, paleoecológicos, genéticos, bioquímicos y
demás, con sus cada vez más novedosas tecnologías e instrumentales, permiten
que los investigadores puedan reconstruir con mayor certeza varios elementos de
los tiempos pasados; como fueron –por ejemplo- la alimentación, las bebidas, el
vestido, o las plantas y partes de animales que fueron usados en la obtención de
fibras. Otros elementos del ambiente –como rocas, huesos, o madera- fueron
recursos para la elaboración de armas, utensilios domésticos, la fabricación de
herramientas, el transporte, o lo que –desde estos tiempos- suponemos fue para
el culto y las festividades familiares o sociales; sin olvidar aquellos otros que al
parecer satisfacían las necesidades estéticas.

Los recursos naturales pueden encontrarse en el ambiente inmediato a los


lugares de residencia, en zonas aledañas, en regiones donde las bandas
migraban estacionalmente, o resultaban del intercambio con otros grupos. Hay
elementos del ambiente natural que en un determinado momento histórico no
fueron considerados por el hombre como recursos, o que han tenido a través del
tiempo usos y aplicaciones muy diferentes a las actuales. En esos casos, tienen
su propio contexto histórico y resultan de las necesidades que cubrían en cada
época en cuestión. Un claro ejemplo lo brinda el petróleo, cuyos usos
prehispánicos tuvieron que ver con la iluminación doméstica, la cosmetología, el
ennegrecimiento del cuerpo o de utensilios y no con la generación de energía,
8
Esta sección se organizó tomando como base el escrito “La riqueza Natural de Mesoamérica”,
publicada en la Gran Historia de México Ilustrada, Ed. Planeta, 2002:261-280. Este texto fue
ampliamente revisado por el arqueólogo Lorenzo Ochoa Salas (UNAM-IIA), a quien agradezco su
gran labor editorial.
9
El magnífico y polémico libro de David Lowenthal The Past is a Foreign Country, publicado 1985
por Cambridge University Press, discute con amplitud y sabiduría al respecto.

16
como acontece actualmente. La resina del árbol del hule es otro ejemplo, ya que
su utilización prehispánica era la fabricación de pelotas, que fueron utilizadas en el
famoso juego de gran importancia ritual y social.

Acontece algo similar con las plantas, o con los animales domésticos, cuyos
usos antiguos eran diferentes a los actuales. En nuestros tiempos, en una
sociedad industrializada y urbana, ninguna persona se atrevería a comerse al gato
o a su perro. El acto sería considerado casi como un crimen, porque estos
animales son –generalmente- mascotas muy queridas en las familias, llegándose
al extremo de verles y tratarles como si fuesen personas y algunos de ellos -a la
muerte de sus amos- llegan a heredar grandes fortunas. Las razas de perros
surgieron –entre otros factores- por su especialización al medio y a las actividades
para las que eran destinados; sin embargo con el paso del tiempo han perdido su
propósito inicial; en los ambientes urbanos ya no se utilizan para cazar -ni para
cuidar rebaños- se han convertido en perros falderos, para jugar con niños o para
acompañar a los adultos solitarios.

Muchos elementos que actualmente consideramos como un recurso, no lo


ha sido así a través del tiempo y no han tenido –necesariamente- las mismas
características, funciones, o usos en todos los tiempos históricos, ni los tendrá de
manera automática ni necesaria en el futuro; otros elementos del ambiente han
desaparecido de la lista de recursos usados en la actualidad; lo que resulta
evidente con los recursos florísticos. Esto está relacionado con el cambio ocurrido
en distintos lapsos de tiempo, a los que organizamos para su mejor comprensión
en etapas. Estas etapas aparecen -mejor o peor- retratadas en el tiempo, por los
materiales y por la información que de ellas tenemos disponible, además del
énfasis que los estudiosos y sus intereses particulares han tocado en distintos
momentos.

Las rocas, palos, huesos, agua, animales, plantas, minerales y la altitud o el


relieve mismo de los terrenos, han sido los recursos naturales más antiguos que el
hombre ha utilizado. Se encuentran relacionados con la supervivencia básica y le
cubren una amplia gama de necesidades, entre ellas: alimento, bebida, ropa,
armas, sombra, abrigo, utensilios, defensa contra enemigos; además que le dan la
posibilidad de transformar al ambiente, o conseguir otros recursos que le hagan la
vida menos hostil y más amable. Entre todos, el ingenio humano ha creado un
recurso inigualable -que es la cultura- que le permite utilizar los recursos naturales
de tal manera -que resulta óptima en cada época- que cubre sus necesidades de
manera permanente, ajustándose a los cambios constantemente y que ha
permitido la evolución humana (Cela y Ayala 2001: 343-388).

De todas formas, es importante resaltar el hecho de que muchos de los


elementos del ambiente pueden convertirse en recursos gracias a la inteligencia
humana y a la cultura; que permiten la creación de los mecanismos de aprendizaje
que son necesarios, para que aquello que la naturaleza produce sea
aprovechable por el hombre en su propio beneficio y su manejo sea trasmitido de
una a otra generación. Las plantas y los animales han sido los recursos

17
alimenticios básicos para la humanidad, pero sus usos van más allá de
proporcionar a los humanos proteínas, e incluyen aspectos como los relacionados
con la curación de enfermedades, la fabricación de ropa, calzado e instrumentos
para la caza, la pesca, la recolección o la transportación de agua y alimentos.
Fuera del ámbito de la supervivencia también tuvieron otros usos de tipo mágico,
ceremonial e ideológico, que hicieron de la flora y la fauna locales el punto inicial
para construir las primeras culturas.

Los Primeros Pasos

La información actual de que disponemos para hablar de los tiempos más remotos
se basa en los estudios geológicos, paleontológicos, arqueológicos, genéticos,
óseos, paleoecológicos y en los últimos años los de isótopos -que arrojan
materiales sobre algunas cuestiones fundamentales relacionadas con la dieta-.
Los yacimientos arqueológicos más antiguos en el continente Americano son los
de México y su antigüedad data de unos 30,000 años, por lo que calculan que la
entrada del hombre al continente tuvo lugar hace unos 35, 000 a 30, 000 años
(Cela y Ayala 2001: 446), el arqueólogo José Luis Lorenzo le atribuía una edad de
33, 000 años (López Austin y López Luján 1996: 19). Sin embargo, grandes
polémicas han acompañado a los estudios sobre la antigüedad del hombre en el
continente Americano y existen diferencias entre las fechas otorgadas a los restos
óseos en relación con aquellas dadas a los artefactos elaborados por estos
primeros pobladores.

La falta de coincidencia en los fechamientos de los antropólogos físicos y


los de los arqueólogos, mucho tienen que ver con el tipo de resto o de instrumento
que se fecha y con la certidumbre que dejan los diferentes métodos e
instrumentos de medición, independientemente de sus avances en los últimos
años10. Los restos de huesos y utensilios más antiguos en México provienen del
Pleistoceno, cuando en las tierras del Altiplano Central y debido a los vientos
cálidos del sur, se produjeron más humedad, más lluvias y una recesión de los
glaciares hacia las montañas más elevadas11. En la cuenca de México, el deshielo
aumentó los caudales de los arroyos por donde descendían agua y materiales de
arrastre hacia los niveles inferiores y esta se convirtió en un depósito importante
para el agua.

Del poblamiento en la cuenca de México tenemos noticia a partir de los


restos óseos de un varón -que tenía entre 30 y 35 años al morir- encontrados en
las excavaciones del Metro -en la ciudad de México- fueron fechados con una

10
Por ejemplo, a los restos en el río Crow –en Norteamérica- el arqueólogo Richard MacNeish
(1987: 58) les atribuía una edad de 41,000 años.
11
Estudios recientes sobre los orígenes del hombre en América otorgan una fecha de entrada al
continente, por los grupos humanos en varias oleadas, que van desde 40, 000 aC al 12, 000 aC
(Cela y Ayala 2001: 445).

18
antigüedad probable de 11,000 años; mientras que la edad de los restos óseos
encontrados en El Peñón oscila entre los 7, 000 aC y 5, 000 aC (López Austin y
López Luján 1996; Salas y colegas 1987: 130). Estas primeras sociedades
humanas estaban conformadas por cazadores nómadas; en alguna medida
también eran recolectores y por un largo período de tiempo vivieron en lo que
ahora es el territorio mexicano. Los remanentes materiales de estas sociedades
son escasos, están constituidos principalmente por utensilios de piedra, restos de
hogares, huesos de la fauna consumida y algunos restos humanos que -en el
continente americano- por lo menos datan de hace unos 30, 000 años12.

La tecnología que utilizaban era simple, básicamente de piedra y se


componía de guijarros y lascas; instrumentos burdos con funciones múltiples que
al mismo tiempo servían para matar animales, golpear, raspar, rayar, cortar, o
machacar. Además, existían otros objetos que estaban hechos con fibras duras,
piel, hueso y madera (Cela y Ayala 2001: 446; López Austin y López Luján 1996).
Tampoco podemos olvidar una serie de plantas que recolectaban –como los
bejucos y los calabazos o bules- cuyos frutos sirvieron para obtener fibras, o
fueron usados como recipientes naturales y eran importantes para estas primeras
poblaciones humanas. Estudios muy recientes afirman que el hombre asiático al
llegar al continente americano ya traía consigo perros (Canis familiaris) y
recipientes para agua hechos con calabazos o bules (Lagenaria siceraria); planta
que es originaria de África (Ericsson, Smith, Clarke, Sandweiss and Tuross,
PNAS, December 20, 2005, Vol. 102, N° 51: 18315-18320)13.

Hacia el 12, 000 aC ocurren una serie de cambios en el ambiente cuyos


efectos modifican la vida de los pobladores. El medio se vuelve más árido; con los
procesos de sucesión, hay evidentemente una transformación en los ecosistemas
-como los bosques y pastizales- y desaparece una parte de la fauna mayor. Con el
cambio ambiental y climatológico, los animales disponibles para cazar son
aquellos de menor tamaño y también, la tecnología lítica se refina, produciéndose
artefactos más finos y regulares como las puntas de proyectil en forma de hoja
(con acanaladuras para facilitar el enmangado), los cuchillos, navajas y
raspadores. Estos eventos climáticos modificaron de tal manera el ambiente, que
las poblaciones humanas junto con la fauna y la flora tuvo que readaptarse a las
nuevas condiciones, transformando también la cultura material asociada a las
actividades de subsistencia (López Austin y López Luján 1996)14.
12
Hay estudiosos de estas épocas que llevan su antigüedad hasta 35, 000 años (López y López
1996).
13
El Dr. Ramón Mariaca, considera que la planta pudo llegar al continente americano por medios
no necesariamente humanos, ya que la diferencia en tiempo entre la salida del hombre de África y
la llegada a tierras mesoamericanas es demasiado grande y el camino lleno de situaciones
climáticas difícilmente manejables para el hombre prehistórico en relación con la conservación de
las semillas y el traslado de la planta.
14
Aún es importante para la ciencia discutir el papel que los eventos climáticos o ambientales -
cuyos impactos son desastrosos para las especies- han tenido en su desaparición, en el
surgimiento de rasgos nuevos, en las modificaciones de otros y en los procesos de adaptación en
general. Hay casos muy estudiados –como la extinción de los dinosaurios y su relación con el
incremento en talla e importancia de los mamíferos- que permiten ver los resultados del cambio a

19
El manejo de recursos naturales en cada etapa, puede explicarse a partir de
casos, donde se muestra en detalle lo que ha acontecido con ellos en el pasado,
cómo se han manejado y utilizado, cuáles y cómo se han explotado. Se seleccionó
para iniciar el caso de Tehuacán, donde se realizaron los estudios primeros
relacionados con la domesticación de plantas y los orígenes de la agricultura en
México. Sus resultados crearon polémicas, muchas de ellas relacionadas con las
fechas específicas y la cronología relativa, que se han ido respondiendo en los
últimos años, en la medida en que la tecnología ha avanzado y han surgido
nuevos métodos de análisis y de fechamiento.

Ahora sabemos que la historia sobre los orígenes de las plantas cultivadas
debía haberse iniciado también en un lugar -cercano a Tehuacán- en la parte
media del Balsas, donde comienza la domesticación del teosinte. Por ello, en una
segunda historia se incluyen algunos de los resultados de los estudios que –de
hecho- también nacieron en estrecha relación con las ideas polémicas de Richard
McNeish y el equipo de investigación que le acompañó en esta parte del camino,
modificando el conocimiento sobre los primeros pasos en la evolución social de
Mesoamérica. Sin embargo, si como piensa Rzedowski (1978: 107), es probable
que el drenaje del río Salado -en el valle de Tehuacán- que ahora desagua en el
Papaloapan, en otras épocas fuera tributario del Balsas, entonces tendríamos que
los orígenes de la agricultura en Mesoamérica se encuentran en las zonas
semiáridas de la cuenca media del río Balsas.

Recordamos que las regiones de que ahora tratamos en este libro han
sufrido muchos cambios a través del tiempo. Así, por ejemplo, la vegetación del
Altiplano central mexicano ha sido profundamente alterada y, desde la conquista,
los bosques de encino y pino han sido devastados, sus antiguas zonas fueron
invadidas por matorrales espinosos, árboles bajos y cactos; además de que los
pastizales han sido sobrepastoreados por los rebaños de cabras y ovejas (Wagner
1964: 257). El impacto de la deforestación y de la ganadería ha sido estudiado por
varios historiadores importantes, baste recordar a Elinor G. K. Melville y sus
escritos sobre “Cambio social y cambio ambiental en el valle del Mezquital, México
1521-1600” (1997: 69-98), o su magnífico libro sobre Una Plaga de ovejas:
Consecuencias ambientales de la Conquista de México (1994). Por supuesto que

largo plazo en las especies. En lo que se refiere a la evolución social, los grupos humanos también
han sufrido los efectos de los desastres climáticos y naturales, varios han quedado extinguidos,
otros se han movido de los lugares donde originalmente se encontraban y otros más, han
modificado sus formas de vida y sus culturas materiales, para ajustarse a estos procesos y lograr la
supervivencia. Grandes mitos existen en relación con estos desastres ambientales y
climatológicos, que convertidos en historias o en leyendas son trasmitidos de una a otra
generaciónUno de los casos más discutidos es el del abandono de las ciudades mayas del período
Clásico y la reubicación paulatina de los grupos humanos en otros sitios de la península de
Yucatán, evento que todavía sigue causando polémica. Un buen ejemplo que no se puede ignorar
es la historia del arca de Noé y los esfuerzos de arqueólogos trabajando en el mar Muerto para
probar la veracidad del suceso. En el caso de Mesoamérica recordamos la leyenda de la
destrucción sucesiva de las eras y el advenimiento del Quinto sol, conectado con las ideas sobre
los españoles y su llegada al Altiplano central mexicano.

20
los estudios que han aplicado interpretaciones basadas en el ambiente, para
explicar aspectos económicos, sociales y culturales de la cuenca de México, son
múltiples y no deseamos ignorarlos, pero antes de discutir algunas de sus
propuestas pasaremos a revisar información importante para estas Historias
Varias.

EL VALLE DE TEHUACÁN
Y LOS ORÍGENES DE LA AGRICULTURA15

A 150 kilómetros en dirección sureste de la ciudad de México se localiza el valle


de Tehuacán16, que se extiende hasta Cuicatlán. Se asienta en una región árida,
con clima seco, donde las temperaturas oscilan entre 18°C y 22°C. Está en el
sureste del estado de Puebla y la porción aledaña, al norte de Oaxaca17. La
precipitación pluvial en el valle de Tehuacán varía anualmente entre los 250 y los
500 mm y las lluvias caen entre mayo y octubre, siendo más intensas de junio a
septiembre (Whiteford and Enge 1989)18. MacNeish (1997: 81) anota una altitud
de 1,500 msnm y que toda la lluvia cae concentrada en dos meses del año. Es
una de las pocas zonas áridas localizadas abajo del paralelo 20° (Rzedowski
1978: 47) y la vegetación resultante es de xerófitas (MacNeish 1997: 81). El valle
limita al noreste y este con la sierra Madre de Oaxaca (sierra de Zongolica), al
sureste con la sierra Mazateca (2,600 msnm), al sur y oeste se encuentra la sierra
de Zapotitlán en la Mixteca Alta -o sierra de la Mixteca-.

15
Esta sección sobre esta región de México, parte de la información publicada por el Proyecto del
valle de Tehuacan dirigido por Richard MacNeish (1964, 1967), en particular varios textos de sus
colegas que se incluyeron en los volúmenes 1 y 4, cuya referencia se encuentra en la bibliografía
del presente libro. Los materiales se complementan con los publicados en el libro Simposium
Internacional Tehuacán y su entorno: balance y perspectivas; compilado por Eréndira de la Lama y
publicado por el INAH en 1997; en este volumen hay un texto de MacNeish, de varios de sus
colaboradores en el proyecto y de participantes al simposio. Richard MacNeish (1970, 1972, 1981)
fue pionero en los estudios sobre los orígenes de la agricultura y la domesticación del maíz; sus
propuestas han sido retomadas, reanalizadas y puestas al día en estudios recientes, que se dieron
a conocer en el libro editado por Staller, Tykot y Benz Histories of Maize (2006), que también
citamos frecuentemente en este texto. Otras investigaciones han mostrado discrepancias con las
fechas sobre la antigüedad del maíz y nuevos estudios han modificado la cronología relacionada
con los orígenes de la agricultura. Si el lector desea mayor información al respecto puede leer el
artículo escrito por Patricia Plunket y Gabriela Uruñuela “Recent Research in Puebla Prehistory”
publicado en el Journal of Archaeological Research Vol. 13, N° 2, June 2005: 89-127.
16 2
Incluyendo la región entre Tehuacán-Cuicatlán el valle tiene 9, 000 Km. , su altitud varía entre los
600 y los 2,950 msnm y la precipitación promedio anual va de las 8 a las 19 pulgadas, según
información de la Reserva de la Biosfera que se creó en esta región en 1998. El área ha sido
devastada por el tráfico de cactáceas, la cacería, el sobrepastoreo, la deforestación y la
construcción de caminos primarios y secundarios, por lo que requiere de prácticas para su
conservación (Parks Watch 2004: 1).
17
Queda dentro de la región una pequeña porción de territorio comprendido en el estado de
Veracruz (Rzedowski 1978: 107).
18
Entre 1940 y 1950 el promedio anual de precipitación para Tehuacán fue de 476.5 mm, con un
coeficiente de variación de 20.1% y un desvío tipo de 95.9 mm (Jáuregui 1968: 12).

21
Su drenaje se hace a través del río Salado, que surge en el río Tehuacán y
fluye hacia el sureste de Puebla y el noreste de Oaxaca, para desembocar en el
río Grande o Tomellín, que se integra primero al río Santo Domingo y luego al
sistema del Papaloapan19, para drenar en el Golfo de México (Byers 1967: 34-35).
Hace unos 10,000 años, el valle de Tehuacán contaba con una zona árida y otra
semiárida, tenía un clima semicálido-semiseco. Algunos lugares estaban
ubicados en microambientes, donde las condiciones de humedad eran más bajas -
como en el valle de Zapotitlán- o eran mayores -como acontecía en el sur de
Caltepec-. Ambas zonas estaban cubiertas por matorral xerófito; la región es muy
relevante como centro de evolución de este tipo de flora, que se puede ejemplificar
con las especies de Agave, o con el cacto columnar que alcanza 15 metros de
alto. El 29.1% de 253 especies colectadas en el valle son endémicas y están
restringidas a esta región; hay al menos tres géneros de fanerógamas que son
exclusivas de esta zona árida (Smith 1967: 133-142)20.

Al parecer no hubo ningún cambio climático drástico en los últimos 10,000


años; aunque si hay evidencia geológica de que el manto freático ha caído
continuamente a lo largo de ese período. Por lo anterior, no resulta extraño que las
cactáceas sean una de las familias más importantes de esta región, que cuenta
con especies que son muy apreciadas por los humanos como recurso biótico, por
ejemplo la biznaga (Coryphanta pallida), o los guajes (Leucaena spp.). Esta
leguminosa -nativa de las regiones neotropicales- se encuentra desde Texas hasta
el Perú y sus vainas fueron alimento importante para las poblaciones locales
(Brewbaker and Sorensson 1990: 2; Smith 1967: 220). El ambiente de la región
pudo mantener una población limitada, con un nomadismo condicionado por las
estaciones y solamente la agricultura de regadío permitió soportar una población
mayor (MacNeish 1997: 81).

La distribución actual de los tipos de vegetación no necesariamente


coincide con los antiguos -principalmente como resultado de las transformaciones
humanas- proporcionan una idea cercana sobre las condiciones existentes en
tiempos pasados. En general, la región florística es la xerofítica mexicana
(Rzedowski 1978: 99). Estos tipos de vegetación incluyen el bosque decíduo de
baja altura (29%), el bosque mixto de pino-encino (21%), el matorral xerófito con
predominancia de plantas espinosas y cactus (10%), la vegetación formada por
matorral de crasuláceas con dominancia fisonómica de grandes cactáceas como
el órgano (Cephalocereus hoppenstedtii), donde encontramos el 8%; además, se

19
Según Rzedowski (1978: 107) es probable que el drenaje que ahora desagua en el río
Papaloapan, en otras épocas fuera tributario del Balsas.
20
Entre el 7,000 y el 5,000 aC durante el óptimo climático, la vegetación de Tehuacán era de
bosque tropical caducifolio de montaña, semiárido, o mezquital, o cactáceas, lo que ocurría hasta
una altitud de 1,500 msnm. Para la época de la morrena, entre el 2,500 aC y el 2,000 aC, la
vegetación de Tehuacán incluye también al bosque de Pinus y Quercus en las zonas más altas
(Lauer 1979: 37, 39). Actualmente, en la reserva Tehuacán-Cuicatlán existen 910 géneros de
plantas y 2,700 especies vasculares. El endemismo de plantas se estima en 30%; hay 102
especies de mamíferos, 356 especies de aves –incluyendo Ara militaris- y 53 especies de reptiles
(Park Watch 2004: 1).

22
agregan también otros tipos con el 10%. Jerzy Rzedowski (1978: 107) considera
que los géneros que están restringidos a la región son: Oaxacania, Pringleochloa y
Solisia. El botánico dice que en ella existe también encinar arbustivo, de uno a tres
metros de alto, con especies de hojas pequeñas y algo glaucas (Q. ceripes y Q.
achenckiana); (Redowski 1978: 260, citando a Miranda 1948: 348).

El restante 22% de los tipos de vegetación, es resultado indiscutible de la


acción humana, acontecida principalmente durante los últimos tiempos y
corresponde a las tierras que han sido altamente modificadas por la actividad
agrícola, el pastoreo y la explotación forestal (Rzedowski 1978: 92, 251, 253). La
acción del hombre sobre el ambiente en América es tan antigua como su arribo al
continente, aunque muestra diferencias a lo largo del tiempo. Un ejemplo de las
actividades humanas en el pasado, está en el género Picea, que de acuerdo con
Jerzy Rzedowski (1978: 92) se encontraba en los valles de Tehuacán y México
hace unos 10,000 años, pero que actualmente sólo se le encuentra y conoce en
los estados de Nuevo León, Durango y Chihuahua.

La secuencia de ocupación del valle de Tehuacán parece comprender unos


12,000 años; a lo largo de ese extenso período de tiempo encontramos distintas
aproximaciones del hombre con el ambiente, diferentes costumbres,
preparaciones alimenticias, artefactos líticos, sistemas tecnológicos; en fin, una
serie de aspectos en la cultura material, cuyos vestigios han hecho posible la
reconstrucción de una parte importante en la vida cotidiana de las gentes y la
utilización que hicieron de los diversos recursos del ambiente. Las primeras fases
de ocupación dan muestra de perturbaciones en zonas que fueron objeto de
actividades extractivas sobre la flora y la fauna silvestre regional, cuya población
era escasa y estacional; pero pasemos a entender este proceso por fases,
partiendo de las propuestas realizadas por Richard MacNeish y su equipo de
investigadores que estudian el valle desde 1961.

Mapa 2
El valle de Tehuacán

23
LA EVOLUCIÓN AGRÍCOLA EN EL VALLE DE TEHUACÁN

La domesticación incidental de plantas y la predomesticación: Fase


Ajuereado21

(? - 6800 aC)

Las evidencias de ocupaciones más antiguas en Tehuacán -antes del 6500 aC-
incluyen la presencia de microbandas, formadas por cuatro a ocho personas, que
vivían en cuevas cambiando sus campamentos tres o cuatro veces al año
(MacNeish 1997: 82). Los pobladores eran cazadores, tramperos de animales
menores (liebres, topos, ratas, víboras, tortugas, pájaros, lagartos y pequeños
mamíferos) y recolectores de plantas, contaban con instrumentos burdos, hechos
con piedra lasqueada (cuchillos y puntas de proyectil foliadas, raspadores,
tajadores, raederas, buriles y navajas); además, tenían morteros para triturar sus
alimentos (Anderson 1967: 93). No utilizaron la piedra pulida. El clima era más frío
que el actual (Mac Neish 1997: 82).

La vegetación era xerófita y el pastizal tenía mesquites (Mac Neish 1997:


82). La subsistencia dependía de la recolección de plantas silvestres y de la
cacería. Hubo consumo humano preferencial de ciertos frutos, lo que va creando
los primeros huertos incidentales22 (Smith E. 1967: 232 Tabla 26). La introducción
-o eliminación- constante de plantas, permite seleccionarlas siguiendo los gustos y
necesidades humanas23; los hombres dejaban restos no comestibles en el suelo- o
por su utilidad en la fabricación de utensilios, recipientes, cuerdas y demás, por lo
que estaban cerca de los asentamientos estacionales. Estudios recientes

21
David Rindos (1984:151-189) distingue entre domesticación incidental, especializada y agrícola.
La incidental se encuentra en la naturaleza y puede hacerse a través de la selección de alimentos
hecha por animales, la propagación vegetativa y la dispersión; así, que los hombres no son los
únicos agentes en este tipo de domesticación. En este caso, los cambios en la morfología de las
plantas resulta de la conducta alimenticia de los seres humanos. La domesticación agrícola es la
culminación del proceso de evolución en lo que se refiere a la domesticación de plantas y permite
el establecimiento y refinamiento de sistemas agrícolas; sin embargo, no produce el abandono de
los otros dos tipos de domesticación. Las malezas y los domesticados secundarios (inducidos) no
pierden importancia, por el contrario. La domesticación agrícola es un proceso que sigue
ocurriendo hasta la fecha.
22
Actualmente los huertos son sistemas agroforestales, integrados por árboles y otros cultivos
anuales –también tienen animales- que ocupan espacios a menudo reducidos y están a un lado de
las viviendas. En los huertos actuales la estructura horizontal (espacial) y la estructura vertical
(estratos) son biodiversas; en ellos se experimenta constantemente y sus plantas cambian según
las necesidades de los dueños y los altibajos del mercado.
23
En estos tiempos, los huertos familiares tienen el doble propósito de autoabastecer al grupo y de
llevar productos al mercado. Los huertos más importantes –o por lo menos los más conocidos y
estudiados- se encuentran en las regiones tropicales. En el caso de México, durante el virreinato se
combinaron las plantas y manejos de los huertos prehispánicos con los de la huerta española, para
dar lugar a huertos también con gran diversidad. Es necesario el estudio de huertos en otros tipos
de habitaos, para establecer comparaciones entre ellos.

24
reexaminaron la información original en la cueva de Coxcatlán y muestran que
hasta tiempos posteriores a los establecidos originalmente, aparecen indicios del
consumo -o del uso- de lo que posteriormente serían las tres primeras plantas
domesticadas: calabaza (Cucurbita pepo) en el 7920 aC, bule o calabazo
(Lagenaria siceraria) en el 7200 aC; con fecha aún por confirmar está la calabaza
pipián (Cucurbita moschata), que no se encontraba presente en Tehuacán para
esta fase (Smith B.D. PNAS, 2005, Vol. 102, N° 27: 9438-9445)24.

Estas zonas perturbadas abundaban en vegetación natural y contenían


tanto las plantas silvestres como las inducidas por el consumo o el uso humano e
incluyeron: mesquite, chupandilla, tunas y nopal (Opuntia), nanche, aguacate,
ciruelas nativas (Spondias), cactáceas comestibles y calabazos o bules (Lagenaria
siceraria). Los huertos incidentales –aparentemente- fueron también lugares
adecuados para los procesos de hibridación de plantas, de predomesticación y –
en general- los lugares y procesos de experimentación que originaron los primeros
cultivos (Hughes y colegas PNAS, September 4, 2007, Vol. 104, N° 36: 14389-
14394). Fueron estos habitaos perturbados, muy favorables para la hibridación
espontánea, lo que constituye un antecedente importante para la domesticación;
entre las primeras plantas sujetas a estos procesos estuvieron Lagenaria, Agave y
Opuntia (Hughes y colegas, PNAS, September 4, 2007, Vol. 104, N° 36: 14389-
14394).

El caso del bule, calabazo, o cuescomate (Lagenaria siceraria), abre


nuevas preguntas y problemas a resolver en la investigación sobre la geografía de
plantas, debido su origen africano. Estudios recientes proponen que junto con el
perro (Canis familiaris), fueron domesticados mucho tiempo antes que los
hombres prehistóricos los introdujesen al Nuevo mundo -hacia el 10,000 aC-
llegando por debajo de los 40° de latitud en el continente, más o menos hacia el
8000 aC. El valor del bule estaba centrado en la dureza de su corteza y -con ello-
de sus usos como recipiente; como fruto hueco fue usado también en la
elaboración de instrumentos musicales y en la construcción de balsas (Ericsson,
Smith, Clarke, Sandweiss and Tuross (PNAS, December 20, 2005, Vol. 102, N°
51: 18315-18320)25.

Lo anterior conduce a considerar que los lapsos de tiempo ocurridos entre


los procesos de utilización de plantas y de su domesticación incidental fueron
bastante largos. Así, tenemos que partir de la idea de que los primeros huertos
fueron inducidos y dependían del agua de lluvias sin recibir mayores cuidados;
eran ocupados estacionalmente por las microbandas, que de manera casual iban

24
Las fechas revisadas a través de análisis de radiocarbón muestran modificaciones; así por
ejemplo la Cucurbita moschata no estaba presente sino hasta el 5000 aC; Cucurbita argyrosperma
aparece hasta 2065 aC, siendo más joven que las fechas originales; todas más recientes que la
fecha obtenida en los primeros estudios.
25
Las modificaciones morfológicas hechas a la planta por los pobladores de Tehuacán, la
distinguen entre las domesticadas y la modifican en relación con sus ancestros silvestres; estas
fueron resultado de la selección humana deliberada, que favoreció rasgos específicos (Ericsson,
Smith, Clarke, Sandweiss and Tuross, PNAS, December 20, 2005, Vol. 102, N° 51: 18319).

25
incrementando las plantas en ellos, agregando otras cuyo gusto y usos les era
más satisfactorio (MacNeish 1967; Smith 1967: 232 Tabla 26). A través de miles
de años de ocupación estacional, se crearon estas zonas, que fueron resultado de
la selección y preferencia alimenticia de los miembros de las bandas. Las primeras
plantas domesticadas –también incidentalmente- forman parte de estos huertos
prehistóricos; están en lugares con mayor disponibilidad de agua (cerca de
arroyos permanentes, o de cauces estacionales) y, posteriormente, aparecen
muros para protegerlos26.

Los huertos inducidos fueron por definición lugares perturbados y por ello,
se convirtieron en los habitaos adecuados para la ocurrencia de procesos de
hibridización espontánea. A esto se agrega la propuesta de varios investigadores
de que en ellos, las especies aisladas de plantas fueron llevadas a procesos de
especiación, con cultivos que estaban localizados en el mismo lugar geográfico.
Este proceso -que durante muchos años tuvo pocos seguidores- teóricamente
estaba desprestigiado por falta de evidencias concretas (Anderson 1949)27.
Después de los 1980 ha vuelto a formar parte de las discusiones entre científicos
que estudian la genética de plantas.

Poco después aparecen los primeros -muy simples- sistemas de riego, que
eran zanjas rústicas, para desvíar el agua del río a los cultivos. En Tehuacán hay
evidencias de la utilización de plantas -cuyos restos fueron estudiados- entre las
que destacan: Setaria cf. macrostachya, una planta alimenticia, una semilla de
pasto aún sin identificar que servía como alimento, el denominado huautli por los
nahuas (Amaranthus spp.28), el aguacate (Persea americana) un fruto también
comestible, el mezquite (Prosopis juliflora) cuyas vainas y semillas se comían, la
chupandilla (Cyrtocarpa procera) que era alimenticia, el nopal (Opuntia spp.) del
que se consumían las hojas y las tunas, una palma (Brahea dulcis) que se usaba
para obtener fibra; además de dos pastos sin identificar, que tenían otros usos que
aún no se han establecido (Smith 1967: 232 Tabla 26).

26
Lo que impediría el paso de animales, impidiendo su conversión en lugares atractores de fauna
comestible. Esto tendría que estudiarse con mayor precisión, para volver a discutir las teorías al
respecto, de que tratamos en la sección de este libro sobre huertos.
27
En inglés el modelo se conoce como sympatry speciation y fue creado en los inicios de la década
de los 1960, con muy poco éxito y muchos detractores, porque no se sustentaba en materiales
factuales de estudios que respaldasen la existencia de este fenómeno. Este tipo de especiación
forma parte de la teoría de la evolución y hasta después de 1980 se documentó la evidencia
empírica suficiente para desarrollarlo, particularmente con las teorías actuales que incorporan
genética multilocal.
28
La evidencia más temprana para los amarantos domesticados proviene de Tehuacán, donde se
calcularon unos 5500 años de antigüedad en su utilización por las bandas; un cambio de la caza y
recolección hace unos 5000 años, hace que el amaranto junto con la calabaza y el chile integrasen
el 6% de la dieta de los pobladores, lo que en el siguiente milenio pasa a ser el 14% del total de
alimentos. El Amaranthus cruentus fue el cultivado en Mesoamérica, mientras otra variedad
(Amaranthus hypochondriacus) lo fue en los Andes. Los españoles llevaron a Europa esta planta y
la usaron para alimento humano y para forraje; en el Nuevo Mundo se usó como colorante, para
fabricar objetos religiosos destinados a rituales y ceremonias. Según el Códice Mendocino los
tenochcas lo recolectaban como tributo y era uno de los cuatro cultivos más importantes.
Actualmente se le encuentra desde Estados Unidos hasta Argentina (Early 1992: 17-19).

26
Los cultivos de predomesticación: fase El Riego
(6800 aC – 5000 aC)

La población era seminómada, incrementó cuatro veces su número original, vivían


en campamentos pequeños para la estación seca y mayores (macrobandas) en la
estación lluviosa. Seguían cazando, aunque probablemente domesticaron el
aguacate y una calabaza (Cucurbita mixta), recolectaban plantas silvestres:
algodón, chile, amaranto y maíz (MacNeish 1997: 82). Se encontraron puntas de
proyectil finamente lasqueadas que posiblemente se utilizaron con el átlatl para
cazar, raspadores, tajadores para machacar plantas, navajas y buriles. La piedra
estaba pulida y desbastada, se encontraron numerosos morteros, manos de
piedra para moler y manos de canto rodado; además de las primeras muestras de
tejidos y trabajos de madera, redes anudadas, mantas entrelazadas, canastas
tejidas en espiral, astas de dardos y trampas (MacNeish 1997: 82-83).

El estudio de la fase El Riego, es importante para los especialistas, porque


los análisis genéticos de J. Doebley y A. Stec (1991: 285-295) muestran que el
sitio tuvo una relativamente larga e ininterrumpida secuencia de ocupación
humana, gran parte de ella antes de que el maíz fuese domesticado. En las etapas
que evidencian la ocupación humana más reciente –después del contacto con los
españoles- se encontraron abundantes mazorcas de maíz. Mac Neish y sus
colegas no realizaron determinaciones de radiocarbón para la fase El Riego, lo
que sugería que era factible realizar una cronología. Para esta fase, los estudios
de MacNeish y García Cook se enfocaron en las zonas estratrigráficas Tc35w del
nicho oeste y las capas Tc35e del nicho este, como componentes arqueológicos
distintivos; cada uno de ellos representaba la ocupación por un grupo simple, en
lapsos de tiempo variables y, estas unidades discretas prometían ser de gran
utilidad para describir como el maíz evolucionó bajo la selección agrícola (Benz y
colegas 2006: 75).

El estudio de radiocarbón arrojó información de 24 mazorcas de maíz, en


dos excavaciones y nueve capas estratigráficas. Se enviaron a analizar más de 30
muestras. Al parecer la reconstrucción de las actividades culturales propuestas por
MacNeish y sus colegas se fundamenta solamente en métodos de fechamiento
(Benz y colegas 2006: 77). La información obtenida prueba que la cronología del
nicho este -para el formativo medio y superior- tiene fallas; pero las fases Santa
María (Clásico) y Venta Salada (Posclásico) fueron identificadas correctamente
para el valle de Tehuacán. Más aún, el lapso de tiempo para el maíz, extiende su
ocupación del nicho este en El Riego Oasis unos 2000 años más temprano que en
las estimaciones previas. Las mazorcas demuestran un crecimiento en el ancho
del grano a través del tiempo, que alcanza su mayor dimensión en el Clásico
(Benz y colegas 2006: 78).

Los restos humanos encontrados en las cuevas Purrón y Coxcatlán hacen


suponer que los habitantes del valle de Tehuacán, durante la estación seca
subsistían con una economía de caza y en la estación húmeda era de recolección

27
(Anderson 1967: 93). Los huertos incidentales, combinaban plantas comestibles
silvestres con inducidas; varias de ellas, estaban destinadas a la obtención de
fibras. En la cueva El Riego -ocupada entre 6500 aC y 5000 aC- se identificaron
restos de plantas utilizadas por la población: mezquite (Prosopis juliflora), ciruela
(Spondias mombin), bules (Lagenaria siceraria), tuna (Opuntia sp.) y Hechtia. Para
el consumo humano se encontraron restos de: aguacate, amaranto, acacia
(vainas), nopal (frutos y hojas), dos tipos de cactáceas: Agave y Lemaireocereus
hollianus (semillas), Jatropha, Cosahuico (frutos), calabaza silvestre (Cucurbita
pepo), calabaza cultivada (Cucurbita mixta)29 y chile (Capsicum annuum). Para la
obtención de fibra y otros usos hay evidencias de un pasto conocido actualmente
como cola de zorra (Setaria geniculata), cuyas semillas consumían los hombres
prehistóricos.

También se encontraron restos de guajes (Leucaena esculenta) y algodón o


pochote (Ceiba parvifolia). Estudios recientes sobre el guaje muestran hibridación
espontánea de esta leguminosa -en los huertos incidentales- a través de un
proceso favorecido -o precipitado- por la acción humana, que precedió a la
domesticación. La Leucaena esculenta era usada como alimento humano desde el
centro hasta el sur del actual territorio mexicano -como planta predomesticada-
extendiéndose por estas regiones, involucrando numerosas transiciones
independientes desde su estado silvestre hasta el cultivado; fue un cultivo ya
establecido hacia el 4000 aC. De lo anterior resultaron de dos a seis especies
locales y un total de 13 especies30. Hughes y colegas (PNAS, September 4, 2007,
Vol. 104, N° 36: 14389-14394), demuestran que la hibridación de la Leucaena fue
extensa y compleja, envolviendo núcleos codificados en las secuencias de ADN y
diversidad en los híbridos resultantes de la yuxtaposición de especies bajo cultivo.

Estos investigadores proponen que estos procesos fueron paralelos a los


de otros perennes domesticados -como Agave y Opuntia- y que la hibridación en
los huertos de traspatio jugó un papel central en la domesticación de plantas,
siendo un detonador del proceso (Hughes y colegas, PNAS September 4, 2007,
Vol. 104, N° 36: 14389-14395). Las plantas eran colectadas -como ya se dijo-
muchas de ellas servían como alimento, otras se utilizaban para obtener fibras; las
ramas y los tallos secos de las plantas, los árboles y arbustos sirvieron para hacer
fuego y los bules o calabazos eran recipientes de uso común. El asentamiento de
los grupos humanos se realizaba en campamentos ubicados en las cercanías del
riachuelo y demás fuentes de agua, que les proporcionaron este vital líquido.

La información permite considerar que en esta fase los pobladores seguían


viviendo básicamente de la caza, las trampas y la recolección, aunque poco a

29
Identificada en el estudio de Bruce D. Smith (2005) como Cucurbita angyrosperma y que aparece
hasta 2065 aC; es decir, en fecha mucho más reciente que la que se calculó inicialmente.
30
La Leucaena leucocephala es resultado de la distribución que realizó el galeón de Manila desde
Acapulco hasta Asia desde temprano el siglo XVI. La planta se utilizaba como cama y forraje para
el ganado, que los españoles llevaban en sus naves y viajes de ultramar. A finales del siglo XIX se
comenzó a usar como sombra en las plantaciones de café y cacao en Asia (Brewbaker 1987;
Brewbaker and Sorensson 1990: 2).

28
poco incluyen las plantas domesticadas incidentalmente en su dieta; además de la
elaboración de utensilios usados en la vida cotidiana que se mencionaron párrafos
atrás. También aparecen las primeras indicaciones de domesticación incidental,
relacionadas con el consumo de plantas, que poco después fueron cultivadas.
Completa este cuadro, la presencia de entierros múltiples y los arqueólogos
encontraron algunos elementos que sugieren la realización de sacrificios
humanos; los entierros tenían una “relativa complejidad” lo que parece indicar que
las ceremonias y la religión empezaban a cobrar importancia (MacNeish 1997: 82-
83).

Aumenta la Población y Aparecen las Primeras


Plantas Domesticadas: fase Coxcatlán
(5000 aC – 3400 aC)

La población regional era 10 veces más grande que la original y las macrobandas
eran mayores (MacNeish 1997: 83). En este período aumentan los indicios de la
presencia -en pocos sitios- de grupos humanos más numerosos, que permanecen
en el mismo lugar durante lapsos mayores de tiempo y surge –de manera
incipiente- la agricultura (Anderson 1967: 96; Benz y Long 2000, Vol. 41, N° 3:
459-460; MacNeish 1997: 83). La gente se dedicaba esencialmente a la
recolección de productos vegetales, atrapaban y cazaban animales; las plantas
comestibles cultivadas aparecen en forma importante a finales del período; pero
todas ellas solamente representaban el 10% del total de la dieta de los pobladores
(MacNeish 1997: 83).

Las plantas inducidas que fueron consumidas y utilizadas comúnmente por


los pobladores en estos tiempos eran: bule (Lagenaria), maguey (Agave spp.),
coyol (Acrocomia mexicana), pochote (Ceiba parvifolia), mesquite (Prosopis
juliflora), nopal (Opuntia), chupandilla (Cyrtocarpa procera HBK), ciruela nativa
(Spondias mombin), cosahuico (Sideroxylon). En estos años debió iniciarse la
experimentación con Agave y Opuntia, evidenciada por la facilidad de su
hibridación espontánea (debido a su propagación vegetativa), por lo que se ha
propuesto que fueron de las primeras plantas domesticadas agrícolamente
(Hughes y colegas, PNAS, September 4, 2007, Vol. 104, N° 36: 14389-14395). Se
encontraron los primeros restos de maíz (Zea mays) no silvestre31, calabaza

31
Utilizando un acelerador de masa espectrométrico, Long y colegas (1989) demostraron que las
fechas establecidas previamente por Mangelsdorf, Mac Neish y Galinat (Estudios de 1964 y 1967)
en relación con la antigüedad de los restos macrobotánicos encontrados en las cuevas de San
Marcos y Coxcatlán, que evidenciaban la presencia de maíz cultivado en Tehuacán, debían
corregirse en unos 1500 años y así, esta antigüedad era menor a lo estimado previamente. Este
estudio colocaba a los orígenes de la agricultura en el Nuevo Mundo en una época más tardía que
la del Viejo Mundo (Benz and Long 2000, Vol. 41, N° 3: 459-465). Para Long la diferencia entre el
maíz silvestre y el domesticado estriba en la dependencia de esta planta en los manejos humanos
y su supervivencia. Los autores proponen que un esfuerzo significativo se realizó para efectuar

29
(Cucurbita pepo y C. mixta), frijol tepary32, chile (Capsicum annuum)33 y aguacate
(Persea americana); (Long et.al. 1989: Benz and Long 2000, Vol. 41, N° 3: 460).
Al final de la etapa aparecen el amaranto, el frijol común (Phaseolus vulgaris),
quelite, Cucurbita moschata, zapote blanco (Casimiroa edulis) y zapote negro
(Diospyros digyna); (MacNeish 1997: 83).

Además, los estudios paleobotánicos en el valle de Tehuacán


proporcionaron indicios a los investigadores, de que los pobladores antiguos
realizaban algún tipo de experimentación con frutos. Por otra parte, el inventario
del instrumental lítico se incrementa, aparecen los primeros metates que
reemplazan a las piedras de moler y a los morteros (MacNeish 1997: 83; Nelken
1968). Para entonces contaban con herramientas de piedra lasqueada y pulida;
además, se mejoran las técnicas para la elaboración de cestería y redes. Esta
fase coincide con un incremento en la población absoluta del valle (Anderson
1967). Por otra parte, no existe consenso entre los investigadores, sobre la
importancia relativa que los procesos naturales y humanos tuvieron en relación
con el origen, y evolución de las plantas domesticadas y del maíz en particular
(Benz and Long 2000, Vol. 41, N° 3: 460; Flannery 1986ª; Rindos 1984; Watson
1995).

Se van Volviendo Sedentarios y aparece el maíz cultivado:


Fase Abejas (3400 aC - 2300 aC)

Entre 3400 aC y 2300 aC hay grandes cambios en la forma de vida de la gente. El


patrón de asentamiento se estabiliza y la población permanece en campamentos
para caza durante la estación seca; en la estación lluviosa habita en villas con
casas de foso, ubicadas en las terrazas riverinas de los flancos occidentales del
valle de Tehuacán34 (Anderson 1967: 97). Las aldeas tienen de cinco a 10 casas y

cambios en las mazorcas de maíz, que sugieren una dependencia humana del cultivo, en épocas
más tempranas que las propuestas para ello (Benz and Long 2000, Vol. 41, N° 3: 460).
32
Según Kaplan and Kaplan (1992: 63) los frijoles de Tehuacán tienen una antigüedad estimada
entre 6000 y 7000 años, aunque podrían ser más recientes. Llegaron a Nuevo México hace unos
2300 años. Los Phaseolus lunatus aparecen en los registros arqueológicos de México hasta hace
1200 años. Parece ser que los frijoles de origen andino y los de origen mesoamericano –debido a
la evidencia arqueológica- fueron domesticados en forma independiente, aunque tuvieron un
antecesor común distante, pero hace muchísimo tiempo que se separaron geográficamente y
encontraron diferentes nichos ecológicos.
33
El Capsicum annuum var. annuum fue domesticado en Mesoamérica y de esta variedad derivan
otras, que actualmente poseen gran valor económico: pimientos, jalapeños y pimientos de Cayena.
El Capsicum frutescens se cultivó primero en la cuenca del Amazonas y de esta variedad deriva el
chile Tabasco. El Capsicum chinense fue domesticado en la Amazonia occidental y, algunos
especialistas como Charles B. Heiser y A. T. Hunziker, sugieren que debe agruparse con el C.
frutescens ya que son una misma especie. El Capsicum pubescens es sudamericano y llegó a
México con los conquistadores españoles, a finales del siglo XVI (Andrews 1992: 82-83).
34
Rindos (1984: 164) considera que el origen de las plantas domesticadas no implica
necesariamente el origen de la agricultura. Tampoco encuentra una conexión automática entre los
orígenes de la agricultura y la vida sedentaria, ya que el sedentarismo se relaciona también con la

30
la población era 40 veces mayor que la original (MacNeish 1997: 84). El 70% de
los alimentos provenía de flora y fauna silvestres (MacNeish 1997: 84). Los
alimentos agrícolas cultivados constituyen el 20% de la dieta total, incluyendo
nuevas especies y algunas variedades de maíz cultivado, canavalia, Cucúrbita
pepo, frijol tepari (Phaseolus acutifolius35) y algodón. Hay evidencias de que ya
contaban con perros domesticados.

Entre las plantas alimenticias estaban: Dioon edule, coyol (Acrocomia


mexicana), Canavalia sp., Leucaena Esculenta, chupandilla (Cyrtocarpa procera),
ciruela nativa (Spondias mombin), vainas de pochote (Ceiba parvifolia), hojas de
nopal y tunas (Opuntia spp.), guayaba (Psidium guajava), cosahuico (Sideroxylon
cf. tempsique), zapote negro (Diospyros digyna), chile (Capsicum annuum);
además se encuentra bule (Lagenaria siceraria); (Smith 1967: 232 Tabla 26).
Aumenta notablemente el número de especies cultivadas y sus variedades;
aparecen el frijol ayocote o frijol brincador (Phaseolus coccineus36). Hay mayor
cantidad de restos de maíz, cardón y xoconostle. El uso de estas plantas y el
incremento en el número de restos paleobotánicos, significa una ocupación de los
sitios en forma más permanente (verano e invierno), lo que también parece indicar
que en esta etapa se abre el camino a la sedentarización de las bandas. Las fibras
que se utilizaban eran vegetales (Hechtia sp., Tillandsia dasyliriifolia, Cissus sp.,
Gossypium hirsutum37), con ellas se elaboraban cordeles, cestos, redes y telas.

El maíz -entre el 3120 aC y llegando hasta el 1590 dC- incrementa el radio


de su raquis, que se alarga considerablemente en la transición del formativo medio
al superior. Es al final de esta fase cuando se inician los cambios en la planta, que
tendrán su máximo desarrollo en el posclásico. Entre el 4200 aC y el 3100 aC
comienza a incrementarse la productividad del maíz, que se hacen evidentes en la
siguiente fase (alrededor del 2200 aC), para estabilizarse y descender ligeramente
en los siguientes 700 años hasta el 1600 aC (Benz y colegas 2006: 78-79). Hay
nuevos tipos de artefactos líticos -lasqueados y pulidos- aparece la cestería unida
con hilo de algodón y la cestería de tejido abierto. Las piezas de piedra son de
menor tamaño, fueron pulidas y se comenzó a fabricar objetos de carácter
suntuario -como cuentas de collares- y pipas; así como otros de uso práctico como
hachas y azuelas; hay cajetes de piedra, ollas, molcajetes, manos grandes plano-
convexas, navajas de obsidiana hechas de núcleos largos (MacNeish 1997: 84).

presencia de poblaciones humanas de mayor tamaño y no se restringe a los grupos agrícolas, ya


que pescadores y recolectores también pueden ser sedentarios.
35
El frijol tepari es una de las especies nativas del Nuevo Mundo. Se cultivó primero en México
central y llegaron a Arizona hace unos 1200 a 1000 años (Kaplan and Kaplan (1992: 65).
36
Restos de esta variedad de frijol -caracterizada por los brillantes colores de sus flores- se han
encontrado en las cuevas de Tamaulipas con una antigüedad de 6000 años; pero los botánicos no
se ponen de acuerdo sobre si corresponden a plantas silvestres –colectadas y consumidas por los
pobladores- o si ya eran cultivadas. Se consumen las flores y los frutos verdes o ya maduros; su
raíz tiene usos medicinales. En Durango los restos de este frijol tienen una antigüedad de 1300
años; llegan con los hopi en EUA hasta después de la conquista del centro de México (Kaplan and
Kaplan 1992: 64).
37
Algodón.

31
Aparece la Cerámica: fase Purrón
2300 aC a 1500 aC

En las investigaciones realizadas por MacNeish y colegas, esta fue la fase menos
comprendida de todas; la cerámica se produjo por primera vez, era tosca,
semejante a los cajetes y ollas de piedra del período anterior; no se encontraron
restos humanos (Anderson 1967: 97; MacNeish 1997: 84). La cerámica temprana
ha sido dividida en dos tipos denominados Purrón Coarse y Purrón Plain; el primer
tipo está conformado por 165 tiestos que integran el llamado complejo Purrón y se
caracteriza por su “…pasta granulosa de textura tosca y pobremente mezclada; se
desmorona en secciones laminares. Además de la falta de cocimiento carece de
dureza, su color varía de negro a rojo. Las formas eran: tecomates de boca
amplia, ollas de cuello corto-evertido, cajetes de paredes divergentes, al parecer
de base plana y cajetes de paredes convexas. La cerámica del complejo Purrón
casi no tiene pintura sobre las superficies cerece de decoración (García Cook y
Carrión 2005: 577-579).

Los investigadores del valle de Tehuacán coinciden en que, después del


2500 aC y antes del 150 dC la agricultura se convierte en la forma dominante de
adquisición de alimentos y en el modo de subsistencia para Mesoamérica. Esto va
paralelo a la estabilización de la población (tamaños pequeños pero efectivos y
una mortalidad mínima y selectiva), el sedentarismo, la ocurrencia de posibles
intercambios genéticos entre los pobladores, aparecieron sistemas de intercambio
para las semillas y aparentemente los agricultores incrementaron el número de
mazorcas por planta (Benz y Long 2000; Flannery, Marcus y Kowalewski 1981;
MacNeish 1967, 1981; Willey 1981). Al final de la fase los pobladores del valle
tenían todas las características de la civilización mesoamericana (MacNeish 1997:
85).

La información para Tehuacán indica que entre los años 1500 aC a 900 aC
la población del valle ya se dedicaba principalmente a la agricultura para
subsistencia, vivían en villas que estaban asentadas en las planicies anegables.
Para entonces los pobladores cultivaban las siguientes plantas: maíz (Zea mays),
frijol tepari (Phaseolus acutifolius), calabaza (Cucurbita pepo), chile (Capsicum
annuum), amaranto (Amaranthus spp.), aguacate (Persea americana), mesquite
(Prosopis juliflora), coyol (Acrocomia mexicana), zapote blanco (Casimiroa edulis),
tetecho (Cephalocereus hoppenstedtii), nopal (Opuntia spp.), además de sembrar
pochote -o algodón en rama- (Ceiba parvifolia) para la obtención de fibra, aunque
también se comían sus raíces y vainas verdes (Benz y Long 2000; Flannery,
Marcus y Kowalewski 1981; MacNeish 1867, 1981; Willey 1981).

La producción de maíz se estabiliza hacia el 1600 aC. La gramínea entra en


una secuencia que sugiere que la selección tomó varias direcciones, algunas de
ellas envolvían: aumentar el número de granos, reducir el grosor del olote,
incrementar el número de hileras de granos en la mazorca (Benz y colegas 2006:
78). Este maíz será el ascendiente del grano para las siguientes fases; los

32
cambios morfológicos se debieron a la selección natural hecha por los pobladores
humanos que ocuparon el lugar. Los cambios en la conducta de los pobladores se
asocian con la intensidad de dicha selección y resultan de constreñimientos
locales sobre la producción de maíz y no de la introducción de germoplasma
desde el exterior (Benz y colegas 2006: 81).

Al mismo tiempo, se incrementa el instrumental de piedra pulida y al final de


la fase, la cerámica mejora sus acabados; aunque su número de formas es
limitado. Es importante establecer que –también- después del año 2300 aC y
antes del año 1500 aC, ocurre un cambio sustancial en las culturas del México
antiguo, como es evidente por la presencia de la cerámica distintiva -tosca o
burda- que se encuentra entre las más tempranas de México, cuya pasta se
desmigaja, predominando las formas de vasijas que imitan tecomates. El utillaje es
semejante al de fases anteriores -casi sin cambios- y continuará así durante largo
tiempo. Hacia el 1700 aC se inicia la producción de la cerámica conocida como
Ajalpan Fine Red, que llega a su apogeo en la siguiente fase (García Cook y
Merino 2005: 579, 584).

La Agricultura es de Tiempo Completo: fase Ajalpan


1500 aC - 800 aC

Lo materiales para reconstruir los años más antigüos de esta fase son escasos y
existe un hueco sobre información básica. La población era de agricultores de
tiempo completo (MacNeish 1997: 85). Para el 900 aC se generan cambios, que
llegan hasta el 200 aC. Estos incluyen un incremento poblacional, vivían en
pueblos pequeños (100 a 300 habitantes), las casas eran de bajareque y aparecen
ciertas obras de regadío, que parecen indicar que los agricultores sembraban en
planicies y barrancas, lo que –a su vez- hace suponer una organización social más
compleja y que la agricultura era una actividad de tiempo completo. De esta fase
se recuperaron 12 esqueletos de individuos, cinco de Coatepec y siete de Ajalpan
(Anderson 1967: 97-98). Los artefactos incluyen herramientas de piedra, tejidos de
algodón y posiblemente sandalias, hechas con fibras torcidas. Hay evidencias de
que los pobladores mejoraron las variedades de maíz híbrido primitivo, además de
cultivar frijol, chile, aguacate, zapote y algodón (MacNeish 1997: 85).

Se siguen elaborando utensilios de piedra y la cerámica Purrón Plain -más


moderna que Purrón Coarse- se inicia en esta etapa, aunque alcanzará mayor
presencia en las siguientes fases del Formativo, persistiendo hasta la fase Santa
María temprano (García Cook y Carrión 2005: 577). Tiene tonos amarillentos, es
de apariencia porosa y deformada, con una cocción desigual y su superficie
interior varía del gris al rojo, mientras que la exterior va del café oscuro al blanco
amarillento. Como resultado de un mal cocimiento en un horno rudimentario, el
núcleo es más claro que la superficie que va de naranja a café y negro; los
acabados son toscos y la decoración se conforma por una banda de pintura roja
bajo el labio. Las formas incluyen ollas de cuello largo evertido, ollas de cuello

33
corto evertido y tecomates de boca amplia –elipsoidales- que tienden a una
apariencia de borde pellizcado, o hemisféricos (“tecomates calabaza”), de boca
estrecha; también se encontró un tiesto que pertenecía a un cajete con paredes
convergentes (García Cook y Carrión 2005: 579-582).

La cerámica Ajalpan Fine Red y Ajalpan Fine Plain tienen su apogeo en


esta fase. El primer tipo tiene un baño rojo pero ninguna decoración y sus formas
incluyen cajetes profundos con base plana, cajetes con paredes convexas,
tecomates de boca muy abierta, botellones de cuello alto, ollas con cuellos largos
y hay un tecomate esférico. Este tipo se continúa a la fase temprana Santa María.
El tipo Ajalpan Fine Plain es semejante al anterior, con más agregados, pasta
bien mezclada, porosa, de carácter arenoso, superficie exterior muy delgada, el
color de la superficie va del café claro al café y el núcleo generalmente es oscuro;
acabado bien pulido y sin decoración. Las formas incluyen cajetes con paredes
convexas -la mayoría con base plana- cajetes con paredes curvo-divergentes,
ollas de cuello largo, tecomates esféricos y elipsoidales (García Cook y Carrión
2005: 584-585). El tecomate o recipiente globular de boca angosta es el tipo
dominante (MacNeish 1997: 85).

La Agricultura Cuenta con Regadío: fase Santa María


800 aC al 200 aC

Los pobladores vivían en pequeñas casas de bajareque organizadas en poblados,


que a su vez se distribuían alrededor de uno mayor, que contaba con estructuras
ceremoniales (MacNeish 1997: 85). La población era 150 veces más grande que
la original. La agricultura era para los pobladores del valle una actividad de tiempo
completo, cultivaban todas las plantas conocidas además del Phaseolus coccineus
(MacNeish 1997: 85); entre el 800 aC y el 150 aC aparece el regadío (Anderson
1967: 98). Alrededor del 750 aC se construyó la primera presa, cerca de
Coxcatlán. Se estima que tenía 18 metros de alto, 400 metros de largo y 100
metros de ancho. Era de tierra y permitía la captura y almacenamiento del agua de
lluvias, que luego servía para irrigar los cultivos (Enge and Whiteford 1989).
Además, aparecen restos de los primeros comales (MacNeish, Frederik y Flannery
1970) 38.

Los habitantes vivían en villas, que se dirigían a ser comunidades más


grandes, con estructuras ceremoniales; las estructuras se ubican en la base del
valle -aledañas a Ajalpan, Tehuacán, Tepanco y en la boca del arroyo Lencho
Diego- en las cercanías de Tilapa. La cerámica inicial se parece más a la de la

38
La presencia de comales se ha articulado a la agricultura; lo que no es necesariamente cierto. En
México prehispánico se asocia con la elaboración de tortillas, el tostado de granos, o para quemar
incienso. Estudios arqueológicos para Tlaxcala muestran que los primeros restos de comales (144)
se encontraron en 48 sitios y su antigüedad era de 150 aC, es decir menor a la de los comales de
Tehuacán (Trejo y Ruiz 1975: 10, 12).

34
costa de Veracruz, pero al final de la fase se asemeja más a la antigua de Monte
Albán I y, a la que inicia la secuencia arqueológica del valle de México y otras
regiones de las tierras altas (MacNeish 1997: 86)39. Estas informaciones -según
los arqueólogos- evidencian que la organización secular y religiosa era más
compleja y los restos materiales asociados les hacen suponer y proponer que
contaban –aparentemente- con un panteón de deidades y sacerdotes; además de
que existían jefes –que podemos también suponer- tenían algún grado de control
sobre la población.

Fase Palo Blanco


(200aC a 700 dC)

Entre los años 200 aC y 700 dC los agricultores del valle vivían en poblados o
aldeas con casas de bajareque, que se distribuían alrededor de centros
ceremoniales ubicados en lugares altos, donde había pirámides de piedra, plazas,
juegos de pelota y otras construcciones. La población era 1000 veces la original
(MacNeish 1997: 86). Utilizaban regularmente el regadío y tenían una agricultura
más sofisticada, de tiempo completo; encontrándose evidencias de una serie
nueva de plantas y animales domesticados (Anderson 1967: 100). Las plantas
incluyeron: tomate, cacahuates (Arachis hypogaea), guayabas (Psidium guajava),
frijol lima (MacNeish 1997: 86); entre la fauna se encontraron restos de pavos.
Gary Paul Nabhan (1989: 162) considera que la carne de guajolote era parte de la
dieta humana ya desde hace 7000 años, lo que se comprueba con los restos
encontrados en Tehuacán para esas fechas. Desde hace 2000 años el pavo era
parte de la dieta regular mesoamericana y se comía hervido o asado (Nabhan
1989: 162).

Para entonces, las plantas exhiben cambios morfológicos causados por la


selección humana, que se aprecian particularmente en el aumento del tamaño de
los restos de maíz, lo que parece indicar que el maíz primero fue consumido,
luego inducido y por último domesticado. Entre las plantas que se encontraron
están: frijol común (Phaseolus vulgaris), calabaza (Cucurbita pepo) -predominante
sobre otras clases de calabaza-, maguey (Agave spp.), calabazo o guaje
(Lagenaria siceraria) -cuyas vainas eran comestibles-, zapote blanco (Casimiroa
edulis), aguacate (Persea americana), chupandilla (Cyrtocarpa procera),
cosahuico (Sideroxylon cf. Tempisque) -que también era alimenticia- ciruela
nativa (Spondias mombin), coyol (Acrocomia mexicana) cuyo fruto era comestible,
zapote negro (Diospyros digyna); además de pochote o algodón (Ceiba parvifolia)
cuyas raíces y vainas se comían y, que tenía gran importancia por su fibra (Smith
1967: 232 Tabla 26).

39
MacNeish (1997: 86) considera que fue en este período cuando Mesoamérica se divide en dos
unidades culturales: una para las tierras bajas basada en el cultivo de roza y otra para las tierras
altas basada en la agricultura de irrigación. La primera unidad tenía centro ceremoniales y
jerarquías sacerdotales; la segunda unidad ciudades seculares.

35
Numerosos asentamientos conformados por villas y caseríos están
orientados hacia centros mayores -asentados en la parte alta de los cerros- que
han sido localizados entre las colinas y mesetas de Calipan y Teotitlán del
Camino. Existen evidencias arqueológicas de que otras villas fueron construidas
en los cerros que se encuentran localizados a lo largo de la zona noroccidental del
valle, cerca de Zapotitlán. Los artefactos encontrados son: herramientas de
obsidianas finamente realizadas, restos de vestimentas, de tejidos y de cerámica -
que ya tiene gran calidad-. La cerámica es gris y anaranjada, hubo trabajo de
obsidiana, la tela era hecha con corteza y también hubo tejidos de algodón. Esta
fase se relaciona con Monte Albán III y con el Clásico de las culturas
mesoamericanas (MacNeish 1997: 86).

Los campos y las villas: fase Venta Salada


(700 dC – 1540)

La última parte del desarrollo en el valle de Tehuacán ocurrió entre el 700 dC y el


1540 dC. La región –proponen MacNeish y Chadwick- formaba parte del Señorío
prehispánico de Teotitlán del Camino, un enclave independiente del dominio
tenochca40. La población era 1,500 veces del tamaño de la original, el valle estaba
dividido en pequeños reinos, cada uno con centros urbanos rodeados por
caseríos. La agricultura era la ocupación de tiempo completo y contaba con
irrigación; realizaban intercambio comercial con otras regiones y exportaban sal y
algodón. La cerámica era polícroma, los tejidos de algodón y de corteza, los
utensilios de piedra lasqueada y se encontraron puntas de flecha (MacNeish 1997:
86-87).

Mucha de la información para el estudio de esta fase fue complementada


con los materiales proporcionados por seis manuscritos que conforman el grupo
Borgia, de los códices conocidos sobre la región; además del reverso del códice
Porfirio Díaz (Chadwick and MacNeish 1967: 114). Las vasijas que se muestran
en el Códice Borgia son similares a las que fueron encontradas en Tehuacán y
son características de la región y de esta fase cultural; no se les encuentra hacia
el sur más allá de Monte Albán y su complejo cerámico V; tampoco hacia el norte -
en Cholula- y de la cerámica Cholula I-III, o del período Azteca del valle de
México; hacia el oriente no llegan más allá de Cempoala I-IV, Isla de Sacrificios y
Cerro de las Mesas; no se estudió su límite al occidente (Chadwick and MacNeish
1967: 115).

40
Para hacer esta información los autores citados se basan en comparaciones de las variaciones
distintas que se encuentran entre los símbolos de la cerámica de Tehuacán, comparados con los
códices del grupo Borgia, por ejemplo los grifos de cuchillo, símbolos para fechas, símbolo “raya”
encontrado sobre el temalacatl (piedra gladiatoria) y el de año utilizado en los códices citados,
semejanzas entre partes de vasijas encontradas en el valle y su representación gráfica en los
códices, representaciones de estructuras de edificios del Códice Borgia y lo que los arqueólogos
encontraron en Tehuacán.

36
Proponen que -para esa época- el valle de Tehuacán estaba organizado en
ciudades-Estado -o reinos- constituidos por pueblos y caseríos alrededor de
centros urbanos –frecuentemente fortificados- ubicados en los flancos del valle y
en lugares semejantes a los que ocupan las poblaciones actuales. La región
contaba con campos y villas, sitios para elaborar sal, canteras y puestos de
vigilancia. Existía un culto al planeta Venus, relacionado con ceremonias
específicas, expresado tanto en los códices como en los restos materiales
encontrados por el estudio arqueológico. Se considera que hay elementos
suficientes que indican que estos centros estaban articulados por un amplio grupo
de elementos relacionados con el regadío (Anderson 1967: 101; Chadwick and
MacNeish 1967: 114-131).

La agricultura de tiempo completo era la base de su economía, tenía


sistemas de irrigación, complementada con el comercio interregional. El maíz se
nixtamalizaba, hecho que se encuentra dibujado en la lámina 43 del Códice
Borgia41 y en los materiales arqueológicos encontrados en Tehuacán (metates
trípodes para moler maíz, vasijas para remojar el maíz en agua). La producción
local de sal, los tejidos de algodón y la manufactura de varios implementos de
piedra contribuían a la actividad comercial. La cultura material es una variante de
los estilos de la Mixteca-Puebla. El valle se dividía en reinos, cada uno con sus
centros urbanos y caseríos aledaños. La organización social parece intrincada y
estratificada; se creó un sistema jeroglífico que permitió la documentación de una
religión elaborada, un complicado sistema calendárico y un amplio ceremonialismo
(Chadwick and MacNeish 1967: 126-127).

El inventario de plantas no cambia y sus patrones eran similares a los de la


fase anterior. Los restos botánicos son abundantes, especialmente los de maíz
(Zea mays), frijoles tepari, ayocote, lunatus y común (Phaseolus acutifolius, P.
coccineus, P. lunatus, P. vulgaris) y calabazas (Cucurbita mixta, C. moschata, C.
pepo). También se encontraron evidencias de varias plantas usadas para la
obtención de fibras: palma (Brahea dulcis), Beaucarnea gracilis, Tillandsia spp.,
Cissus, izote (Yucca periculosa) que también era alimenticia42. Entre las plantas
que servían como alimento estaban: tetecho (Cephalocereus hoppenstedtii),
cardón (Lemaireocereus weberi), chile (Capsicum Annuum), amaranto
(Amaranthus spp.), Setaria cf. Macrostachya y mezquite (Prosopis juliflora) cuyas
vainas y semillas eran comestibles. También se encontró una planta que
actualmente es denominada venenillo (Thevetia peruviana) y calabazo o bule

41
La afirmación de Chadwick y MacNeish sobre la nixtamalización no la pude confirmar en la
versión del Códice Borgia editada por Seler en 1904-1906, reeditada en México por el FCE en
1963, porque el grupo del Códice Borgia incluye el Vaticano 3773 (Vaticano B) y el Códice Bolonia
(Códice Cospiano); en un sentido más amplio también se han considerado dentro de este grupo a
los códices Fejérvary-Mayer y al Laud, ninguno de los cuales pude consultar. Sin embargo el
Códice Vaticano B solamente cuenta con 39 láminas, por lo que no podría existir una lámina 43.
42
Las flores se consumían y del tallo se obtenía un líquido bebible. En la época de la conquista del
norte de Nueva España, las yuccas que abundaban en las regiones semidesérticas se utilizaban
para extraer dicho líquido y mezclarlo con pinole (maíz tostado y molido).

37
(Crescentia cujete), cuyos frutos eran unos recipientes naturales de distintos
tamaños (Smith 1967: 220-255).

Acerca de los patrones de subsistencia regional, los códices no agregan


mucha información a la obtenida por los materiales arqueológicos. Estos
mencionan maíz, frijoles y calabaza; pero no existen en ellos elementos que se
relacionen con otras plantas -como el cacahuate, la guayaba, el zapote y el
aguacate- de las que los arqueólogos encuentran evidencias importantes. Según
Chadwick y MacNeish (1967: 126), con excepción del maguey y el nopal, en las
fuentes hay menos información sobre plantas alimenticias, que la que proporcionó
la investigación interdisciplinaria en el valle de Tehuacán. Sobre la fauna silvestre,
en los códices existen varias representaciones al respecto, pero no se indica si
eran comestibles o no. Bye y Linares (1999 Vol. VII, N° 39: 7-8) consideran que
algunas de las plantas encontradas en Tehuacán pudieron emplearse para
curaciones, como acontece actualmente con varias de ellas43.

La información disponible permite considerar que el uso extractivo y simple


de los recursos naturales a través del tiempo y en las distintas fases, se vuelve
más y más complejo en la región, hasta llegar a la producción de alimentos
mediante una agricultura de regadío. Esto se expresa también en los procesos
sobre la interrelación con los otros factores socioculturales y demográficos. El uso
de las plantas, su domesticación incidental y luego agrícola –controlada- es un
proceso paulatino, donde el conocimiento sobre las plantas, sus manejos y límites
ambientales fue cada vez más complejo. También se modifica la dependencia
alimenticia en los animales de caza y pesca y en los productos obtenidos
mediante la recolección, pero estas dos actividades no se abandonan.

Los materiales de los investigadores indican que antes de la


sedentarización ocurrieron varios fenómenos como el incremento demográfico y la
domesticación del maíz. Según Sanders (1972: 150), en los casos de Oaxaca y
Tehuacán la agricultura de secano produjo una utilización intensiva de las zonas
con suelo de aluvión, los cultivadores no tuvieron incentivos para cutilvar en las
laderas húmedas, porque estos valles se asientan bajo la línea de heladas, donde
la lluvia es mayor; además, de que la rápida evolución de la irrigación y el terraceo
fueron estimulados por la necesidad de agua para los cultivos. Mientras tanto, se

43
Bye y Linares dan gran variedad de ejemplos en apoyo de su propuesta: los botones florales de
la denominada flor de mayo (Plumeria rubra var. acutifolia) que se utiliza con fines ceremoniales y
para tratar dolor de oídos, granos, inflamación de la piel y heridas. Las semillas del venenillo
(Thevatia peruviana) se aplican a la curación de llagas, úlceras y dolor de muelas. Las vainas de
guaje (Leucaena esculenta) además de alimento, también reducen el dolor de estómago y eliminan
amibas. Los huesos de aguacate (Persea americana) evitan la caída del cabello, tratar las reumas
y combaten la tiña. Los huesos del zapote blanco (Casimiroa edulis) inducen el sueño, calman los
nervios y alivian el dolor de cabeza. Las pencas de maguey (Agave spp.) se aplicaban en la
curación de los granos enterrados, las heridas, el dolor de espalda, la tos, gastritis y bilis. Los frutos
del tejocote (Crataegus pubescens) se emplearon con fines diuréticos y para aliviar la tos, los
padecimientos respiratorios, las enfermedades del riñón y las várices. Las pepitas de calabaza
(Cucurbita spp.) para eliminar los parásitos intestinales y para aliviar la inflamación de las encías.
La lista continúa por varias hojas más del texto de los citados autores.

38
explica por qué la fuente básica de la alimentación siguió descansando por mucho
tiempo en los recursos silvestres.

En este sentido, las explicaciones propuestas por MacNeish siguen siendo


utilizadas –comunmente- para explicar los procesos de evolución social
mesoamericana; también hay que considerar que, aunque estas propuestas estén
de acuerdo con los materiales encontrados y analizados en Tehuacán, después
del proyecto inicial, no se aplican automáticamente a otras regiones. Lugares
como la cuenca de México se encontraban en una situación distinta por lo que se
refiere a la abundancia –a lo largo del año- de recursos alimenticios obtenibles
mediante caza, pesca y recolección; pero ésto no impidió el surgimiento de una
agricultura intensiva, del urbanismo y del Estado. Por lo pronto, pasamos a discutir
otras cuestiones fundamentales en la construcción de explicaciones y
comenzamos con la cuestión del maíz, una planta básica en la alimentación de las
poblaciones americanas.

LA DOMESTICACIÓN DEL MAÍZ

Podemos decir que, por lo menos dos de los agroecosistemas44 mexicanos45


antiguos: huertos y milpa, se conforman a partir de la domesticación incidental de
frutales y de los procesos que condujeron a la domesticación agrícola del maíz.
Este proceso comenzó hace unos 9000 años, cuando grupos de cazadores-
recolectores en la cuenca media del río Balsas, iniciaron los manejos en el
tesosinte que llevarían a dicha domesticación46. El maíz es un teosinte

44
Utilizamos el concepto de agroecosistema como “…un marco para analizar los sistemas de
producción de alimentos como totalidades, incluyendo sus sets complejos de ingresos, egresos y
las interconexiones entre todos sus partes componentes […] se basa en los principios ecológicos
de los sistemas naturales…” (Gliessman 1998: 17). Al concepto inicial hay que agregar de manera
significativa al ser humano, con sus formas de organización, al trabajo que aplica en el sistema y
aquellos aspectos económicos, sociales y culturales que inciden en él.
45
Ángel Palerm (1952, 1954, 1972), definió la agricultura mexicana como la de origen antiguo,
compleja, capaz de producir excedentes y, que dio paso a un tipo de evolución social en
Mesoamérica, estrechamente articulado al desarrollo de la civilización y la conformación del
Estado.
46
Galinat (1992: 49-50) explica la controversia entre científicos sobre la domesticación del maíz y
hay dos posiciones al respecto. En la primera el maíz surge del teosinte a través de cambios
graduales en las frecuencias genéticas que llevaron a una selección natural, lo que hizo que los 2 o
3 cambios que separan al teosinte del maíz tomasen miles de años, surgiendo formas intermedias
que conectaban ambas plantas (largo proceso de predomesticación). Estos estadíos intermedios
no han sido descubiertos por los arqueólogos, así que Galinat propone otra explicación. Para él y
otros botánicos y taxonomistas, los cambios genéticos ocurrieron bastante rápidamente, siendo
resultado de la intervención humana. Una amplia población de especies silvestres sufrieron
mutaciones que crearon gran variabilidad genética (domesticación en varios lugares). Los genes en
combinación transformaron el teosinte en maíz primitivo, que mutó varias veces. Los antiguos
pobladores descubrieron, observaron y seleccionaron rasgos prometedores en ciertas plantas de
teosinte, que aislaron; el maíz cambió rápidamente como resultado de la cruza, dejando trazos
escasos de ello en los registros arqueológicos.

39
domesticado; el más antiguo que conocemos hasta ahora y su origen se localizó
en los relieves montañosos al sur del Altiplano Central y al norte del Balsas central
(entre Teloloapan, Arcelia y Valle de Bravo). Esta región tiene una altitud que
oscila entre los 900 y los 1,400 msnm47, abunda en grandes y densas poblaciones
endémicas de un teosinte originario de las laderas altas del Balsas –que ha sido
científicamente clasificado como Zea mays L. ssp. parviglumis- que fueron
desarrolladas in situ a través de muchos millones de años (Iltis 2006:23- 25)48.

La región tiene una vegetación tropical decidua, combinada con sabanas


donde existen árboles dispersos de Bursera, Ipomoea y Acacia que cubren las
laderas de los cerros y las riveras de los arroyos. En esos tiempos, los pobladores
de esta cuenca media del Balsas se organizaban en microbandas, itinerantes,
integradas por unas seis a 10 personas, que esencialmente vivían de la caza,
pesca y recolección. Estos grupos humanos consumían las cañas jóvenes de
teosinte –masticándolas o succionándolas- para beber su jugo dulce, o las
dejaban fermentar para obtener el jugo ya con algún contenido de alcohol (Iltis
2006:25). Hay investigadores que opinan que lo que se consumía del teosinte eran
solamente los tallos y los retoños, que son una fuente de jugo azucarado (Smalley
and Blake 2003: 676). Posteriormente, una mega mutación genética –ocurrida
hace unos 7000 a 8000 años- permitió la domesticación del maíz, al modificar su

47
El Zea mays ssp. parviglumis en 1967 fue bautizado por su descubridor: H. Garrison Wilkes
(Galinat 1992: 57).
48
Bruce F. Benz (2001: 2104) dice que los tres especimenes con dos y cuatro hileras de granos
respectivamente y numerosas características morfológicas adicionales, apoyan la hipótesis basada
en el análisis genético molecular y cuantitativo de que el maíz evolucionó del teosinte. Su
domesticación ocurrió a finales del 5° milenio aC. Terence A. Brown (2006: 3-8) opina que los
descubrimientos sobre domesticación del teosinte en la cuenca media del Balsas y sus
antecedentes en los estudios filogeográficos, confirman el origen del maíz como monofilogenético,
que derivó de una sola domesticación con un amplio período de predomesticación. En contraste,
los estudios arqueológicos en América, se desarrollaron con una idea más amplia, estudiando
varios orígenes para el cultivo; pero éstos no tuvieron ninguna base fuerte para ubicar los orígenes
propuestos dentro del contexto social y cultural de las comunidades que vivían en las regiones, en
el tiempo de la domesticación. La propuesta sobre el origen único del maíz adquirió una evidencia
muy fuerte con la publicación (2002) de los análisis de microsatélite sobre las variaciones en
distintas poblaciones con cultivares de maíz y de teosinte silvestre. Para Brown (2006: 5), la
diversidad genética de granos -como el trigo moderno- apoya la noción de que a la domesticación
le subyace un largo período de predomesticación, durante el cual estuvo parcialmente aislado –en
el aspecto reproductivo- de sus parientes silvestres. Este aislamiento parcial favoreció que el
cultivo fuese manejado por distintas poblaciones; también el flujo genético de sus vecinas plantas
silvestres; posiblemente de partes diferentes del rango natural, si el cultivo de predomesticados se
dispersa. Eventualmente, una parte de los cultivos predomesticados adquirirán aislamiento
reproductivo total, resultante de la persistencia de rasgos morfológicos asociados a la
domesticación, como resultado de la dispersión fuera del rango de las plantas silvestres. Hipótesis
como ésta, sobre los orígenes de la agricultura, le dan gran complejidad, ya que es evidente que la
simple interpretación de una monofilogenia genética de un cultivo y que se asuma la domesticación
en un simple momento en el tiempo y en una sola comunidad ha permitido el avance de los
estudios en el Viejo Mundo por más de una década. Iltis (2006: 23, 25) sugiere que ese peligro
latente se evita en el Nuevo Mundo; considera que los estudios de microsatélite coadyuvaron a la
solución de problemas etnobotánicos y que su afirmación de que el maíz surgió de la idea de una
sola domesticación en el sureste de México, hace 9000 años, siendo los tipos más primitivos los de
las tierras altas mexicanas al norte del río Balsas y al sur del Altiplano central.

40
glumen externo. El glumen redujo su tamaño y se suavizó, haciendo posible el
consumo humano (Doebley 2004: 37-59; Iltis 2006:29).

Richard S. MacNeish y Mary W. Eubanks (2000: 3-20) en el artículo


“Comparative Analysis of the Rio Balsas and Tehuacan Models for the Origin of
Maize”, basados en evidencia arqueobiológica sobre los cambios ocurridos
durante la transición de la estrategia de subsistencia de la caza y recolección a la
agricultura del maíz en el río Balsas, proponen dos modelos para el origen del
maíz: uno en las tierras bajas tropicales y otro para Tehuacán -en tierras altas-.
Ambos modelos interpretan de diferente forma la evidencia genética sobre el
ancestro del maíz: la evidencia arqueológica sobre la explotación de la planta y la
evidencia ecológica acerca del paleoambiente y el cambio climático en las dos
regiones. Según los investigadores, en contraste con Panamá, donde hay buenas
evidencias de la intensificación progresiva de las perturbaciones humanas sobre la
selva alrededor de 10000 aC, la tala de la selva para la horticultura alrededor de
8000 aC, y la agricultura de tumba y quema alrededor de 6000 aC; así, la
evidencia para Mesoamerica, sobre lugar del origen del maíz se adecua a un
esquema de evolución biocultural diferente.

Para MacNeish y Eubanks (2000: 3-20), alrededor de 10000 aC las tierras


bajas de Mexico, Guatemala, Belice y probablemente Honduras, eran selvas semi-
decíduas, no perturbadas. Los resultados de un estudio experimental del cultivo
del maíz, dan nuevas evidencias sobre su origen híbrido, derivado de un cruce del
teosinte (Zea diploperennis) -una especie de diploide de las tierras altas
mexicanas- con la hierba gama de oriente (Tripsacum dactyloides), produciendo
una progenie híbrida, muy parecida a los restos arqueológicos más antiguos de
maíz, que se han recuperado de las cuevas secas de Tehuacán. La evidencia
combina los nuevos hallazgos de genética experimental del maíz con un esquema
completo de la arqueología para Tehuacan, Oaxaca, Tamaulipas, y el valle de
Mexico.

Estos autores, apoyan la teoría del origen del maíz en las tierras altas
mesoamericanas, pero los dos modelos habrían ocurrido casi al unísono. La
propuesta de MacNeish no discute la diferencia en tiempo que muestran los
estudios sobre antigüedad de los restos de maíz encontrados para Tehuacán
(cueva San Marcos en Tehuacán 3443 +/- 38 aC) en relación con los de la cuenca
media del Balsas (Guila Naquitz 5800 aC para fragmentos carbonizados y 4386
aC para restos de olote). Aunque los métodos de fechamiento fueron diferentes –
por la época en que se realizan ambos estudios- se necesitan otros que las
expliquen; además de profundizar acerca de los procesos de domesticación del
maíz en ambos casos49.

49
Para información sobre los procesos genéticos y las diferencias entre los restos encontrados en
Tehuacán y en Guila Naquitz, véase Bruce F. Benz, “Maize in the Americas”. En: Histories of Maize
2006: 9-20.

41
Esta propuesta de MacNeish sobre los dos procesos de domesticación del
maíz, está en un punto intermedio entre dos hipótesis: (1) los orígenes múltiples
del proceso de domesticación (paralelismo); (2) o que hubo un origen único,
precedido por un largo período de predomesticación y luego otro proceso –
también largo- de difusión. Las hipótesis sobre domesticación de plantas
cultivadas, tienen aún muchos estudios que realizar, especialmente con las
nuevas metodologías de análisis. Hay que tomar en cuenta que las propuestas de
los estudiosos de estas temáticas, corresponden a tradiciones de investigación
diferentes, además de que los antecedentes en este tipo de discusiones tienen ya
un largo camino recorrido, pero no parece que han llegado a acuerdos sobre los
materiales, las metodologías para interpretarlos y las bases teóricas respectivas.

Los primeros pasos

El teosinte50 –o el maíz ya domesticado- se desplazó fuera de la región original,


viajando junto con sus domesticadores. Era incapaz de liberar por si mismo sus
semillas, lo que hizo que su dispersión fuera resultado exclusivo de la acción
humana. El maíz domesticado tempranamente se lleva a los altiplanos de las
regiones adyacentes, desde donde se difunde hacia otras partes, como su
desplazamiento hacia las cuevas de Coxcatlán en Tehuacán y Guilá Naquitz51 -en
los valles centrales del actual estado de Oaxaca- donde ya se encuentra en el
5400 aC (Benz PNAS, 2001, Vol. 98, N° 4: 2104-2106). Este maíz temprano pasó
a través de una cadena de sociedades hortícolas, que agregaron la planta a sus
cultivares (Piperno and Pearsall 1998; Piperno et.al. 2000).

Nuevos estudios sugieren que todos los maíces modernos evolucionaron a


partir del teosinte (Zea mays ssp. parviglumis) originario del río Balsas. Los
pobladores cosechaban sus semillas, hojas y tallos y eventualmente lo
transportaron más lejos de su hábitat original (Blake 2006: 55). Sus usos sociales
–incluyendo azúcar- fueron muy importantes en la temprana dispersión de la
planta. En el proceso, hombres y plantas tomaron varias rutas; una hacia el
sureste mesoamericano y encontramos sus indicios en el protomaíz de las cuevas
de Guilá Naquitz –cerca de Mitla- donde las evidencias fósiles, prueban que para
6250 aC era común su consumo (Buckler et.al. 39(1), 1998: 151-164). En el área
maya los restos macro botánicos de maíz antiguo, que evidencian su presencia en
el sitio San Carlos –en el Soconusco, Chiapas- donde un olote fósil fechado en el

50
Pasto silvestre cuyo nombre significa maíz de dios, aún crece silvestre en varias partes de
México, Guatemala y Honduras. El teosinte sobrevive con éxito siendo silvestre; pero no ocurre lo
mismo con el maíz, que requiere de los manejos humanos (ingeniería humana) para poder hacerlo
(Galinat 1992: 49).
51
Benz (2001: 2104) dice que las fechas de los especimenes arqueológicos (inflorescencias de
mazorca de maíz) de la cueva de Guilá Naquiz en Oaxaca son 730 años más antiguos que los de
los especimenes más antiguos reportados para el valle de Tehuacán. Los restos de Guilá Naquiz
tienen características morfológicas y genéticas que prueban la relación ancestro-descendiente del
teosinte.

42
3335 (+/- 55) ha servido como indicador de las rutas que permitieron su
propagación hacia las tierras bajas mayas (Clark 1994).

Los Cambios en la Planta

La arquitectura del glumen52 en el teosinte hizo que el grano fuera accesible para
ser cosechado, mediante una mega mutación genética cuyos efectos fueron: el
ablandamiento del glumen externo, el aplanado de la cúpula y la inclinación del
grano en el olote, que al quedar desnudo facilitó su remoción, cosecha, uso y
domesticación (Iltis 2006: 29). La mazorca de maíz que conocemos es resultado
de la selección humana, que provocó el incremento en su tamaño y en el de los
granos (más producción) y, con ello, se alcanzó una cosecha más eficiente, al
disminuir las múltiples inflorescencias femeninas a una o dos gigantes por planta,
suprimiendo las laterales y desarrollando una caña con mayor altura, lo que
también facilitó su cosecha (Iltis 2006: 22).

Es bien conocido el hecho de que la domesticación quitó al maíz su


capacidad de reproducirse por si mismo; proceso que quedó en manos de los
cazadores recolectores que lo descubrieron (Galinat 1992: 49). Así tenemos, que
la selección gradual de teosinte mejoró el tamaño, cualidades y valor nutricio del
grano, pero esto ocurrió posteriormente a las modificaciones en el TGA, a partir de
un Maizoide previo (Doebley et. al., No 262, 1993: 233-235). Este maíz ya
domesticado, es el que aparece en la cueva de Coxcatlán –en el valle de
Tehuacán- unos 1000 años después (Iltis 2006: 29). Después de miles de años de
coexistencia, el teosinte es idéntico al maíz en la forma de sus células y la
estructura genética; pero difiere de las formas primitivas de maíz en unos cuantos
caracteres (Galinat 1992: 49)53.

La agricultura temprana, incluyendo el cultivo de maíz, se estimuló por la


posibilidad de contrarrestar las eventualidades en la disponibilidad de recursos
naturales. El manejo humano de la planta incrementó el tamaño de la mazorca, el
tamaño del grano, la facilidad de remover el grano del olote, lo que lo convirtió en

52
TGA en inglés.
53
El teosinte permanece interfértil con el maíz y había cruzas espontáneas entre ambas plantas,
que ocurren normalmente cuando crecen en proximidad, por lo que los agricultores crearon
barreras artificiales que interfieren en este proceso y aislan una planta de otra para que no
disminuya la productividad en el maíz. Hay mecanismos aislados como las diferencias en el tiempo
de florecer, que en el teosinte también han evolucionado por las cruzas con el maíz; estos rasgos
disminuyen su viabilidad como planta silvestre. Los agricultores pronto descubrieron que el maíz
mejoraba de una a otra generación si se plantaba lejos de las poblaciones silvestres, si se le
regaba, o si se clareaban los lugares de su cultivo. Los elementos que muestran la domesticación
del maíz son básicamente: (1) la mutación del brazo corto del cromosoma 2 que produce cuatro
filas de granos donde el teosinte tiene solamente dos; (2) la transformación de las inflorecencias
femeninas de solas a pares, que junto con el grano colocado en filas dio cuatro veces más
mazorcas que en el teosinte; (3) alargamiento del grano; (4) aumento en el tamaño de la mazorca;
(5) elongación de los cabellos más allá de las hojas, por la polinización (Galinat 1992: 49-52).

43
un alimento atractivo para los humanos (MacNeish and Eubanks 2000: 17;
Flannery 1973: 296; Flannery 1986ª y 1986b: 4; Benz 2001 y 2003). En la antigua
Mesoamérica el maíz se convierte en el cultivo básico antes del 3000 aC; hay
investigadores que piensan que su temprano antecesor –el teosinte- se expandió
mucho antes de que la planta llegase a ser un cultivo altamente productivo
(Smalley and Blake 2003:689).

Una cuestión importante es que los mesoamericanos tempranos fueron en


primera instancia cultivadores de teosinte y luego pasaron a ser cultivadores de
maíz54. Por otra parte, la súbita aparición del maíz en los registros arqueológicos
se explica solamente por los resultados de la acción humana en el proceso de
cruzamiento. Posteriormente, el proceso de adaptación del maíz continuó
desplegándose, llegando a nuevos nichos y aparecieron nuevas razas. El éxito en
el cruzamiento con el teosinte produjo un maíz adecuado para distintas
situaciones agrícolas: zonas con estaciones del año y/o con días de cortos
períodos para el crecimiento de las plantas, maíz para zonas tropicales y zonas
frías con gran altitud, maíz adaptado a lugares con climas secos, o con climas
lluviosos, o para crecer en zonas anegadizas. Según las investigaciones del
National Research Council de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados
Unidos, se han econtrado más de 300 variedades de maíz en todo el continente
americano (Galinat 1992: 51, 53)55.

Algunas Cuestiones Teóricas Sobre los Primeros Pasos

David Rindos (1984:172-173) opina que los arqueólogos tienden a conectar el


sedentarismo con los orígenes de la agricultura y aceptan la evidencia de su
existencia, como prueba de una vida relativamente sedentaria. Para este autor
esto no es del todo cierto, ya que el sedentarismo se relaciona más con
fenómenos, como la presencia de grandes poblaciones; pero no se restringe a los
grupos agrícolas, ya que los pescadores y los recolectores pueden ser también
sedentarios (Rindos 1984:173). Finalmente, el sedentarismo total puede ser
precedido –o no- por el desarrollo de sistemas agrícolas y por la creación de una
forma de vida asentada en villas. Una de sus ventajas fue que los agricultores
mesoamericanos descubrieron que con el sedentarismo podían controlar las áreas
donde plantaban el maíz y también los mecanismos para incrementar su
producción (Galinat 1992: 51).

54
Lo que actualmente parece claro para los estudiosos de los orígenes de la agricultura en México.
55
Los procesos de hibridación del maíz hacen que todavía surgan razas muy productivas –como la
Corn Belt Dent- hasta mediados del siglo XIX, como resultado de la convergencia del Northern Flint
y el Southern Dent. Las razas de maíz de EUA descienden del teosinte del Balsas y sus
adaptaciones a las tierras más frías del noreste y este, donde los suelos húmedos, las cortas
estaciones del año y los días más largos fueron los elementos a los que los agricultores adaptaron
la planta, ya para 1200 dC el maíz adaptado se encuentra en Nueva York y Nueva Inglaterra y los
habitantes de esas regiones complementaban su dieta con alimentos obtenidos de la caza, pesca y
recolección (Galinat 1992: 58).

44
La domesticación incidental es un largo fenómeno histórico y gradual,
mientras que la domesticación agrícola y el surgimiento de los sistemas agrícolas
en un fenómeno relativamente nuevo. Ambos fenómenos –domesticación
incidental y agrícola- han estado interrelacionados y ninguno de ellos ha cesado
hasta ahora (Rindos 1984:253). Esos dos tipos de domesticación son -para este
autor- funciones de un ambiente nuevo y altamente complejo. Las relaciones del
hombre con las plantas fueron múltiples y pudieron mantener al mismo tiempo,
unas altamente desarrolladas y otras incidentales. Las plantas usadas en sistemas
agrícolas desarrollados no necesariamente evolucionaron en interrelación con los
humanos hasta que éstos manipularon su ambiente y lo llevaron al surgimiento de
los sistemas agrícolas. Es decir, las plantas no necesitaban pasar por una serie de
etapas en su desarrollo (Rindos 1984: 253).

La domesticación agrícola se relaciona con las fuerzas que controlan la


función, evolución y dispersión de sistemas agrícolas desarrollados. La incidental
está en la naturaleza y puede hacerse a través de la selección de alimentos hecha
por los animales, la propagación vegetativa y la dispersión; los hombres no son su
único agente, ni de su dispersión. Solamente el cambio en la estrategia
reproductiva de las plantas favorece la fijación de rasgos como el incremento en el
tamaño de los frutos y estos indican si la dispersión de la planta fue resultado de
la acción humana. Es frecuente la domesticación incidental, donde no existen
rasgos morfológicos de las plantas silvestres -usualmente asociados con la
domesticación-. Hay casos en los que -en menor o mayor grado- estos rasgos se
han perdido (malezas). Con la domesticación incidental las plantas toman ventaja
de la dispersión hecha por humanos y hay cambios en su morfología y
distribución, pero son el resultado directo de la conducta alimenticia de los seres
humanos (Rindos 1984:151-189).

David Rindos (1984: 151-189) considera a la intensidad de las relaciones


planta-humanos una función del tamaño de las poblaciones humanas. Así, la tasa
de cambio evolutivo en la morfología y autoecología de las plantas domesticadas
incidentalmente, es más baja que las que existen bajo la domesticación
especializada o la agrícola. La domesticación agrícola culmina el proceso de
evolución en la domesticación de plantas, el establecimiento y refinamiento del
sistema de producción agrícola; pero no produce el abandono de los otros modos
de domesticación; malezas y domesticados secundarios (inducidos) no pierden su
importancia, al contrario. Por último, Rindos (1984: 253) anota que la
domesticación tuvo efectos radicales sobre los sistemas humanos sociales y
culturales; los sistemas agrícolas antiguos resultaron de una serie de procesos de
domesticación y adaptación de las plantas a condiciones locales ambientales,
climatológicas, sociales y culturales.

Reconsiderando la Antigüedad del Maíz Domesticado

Los estudios de MacNeish –y sus colegas asociados- en el valle de Tehuacan,


probaron que la alimentación para el período Preclásico se basaba en el consumo
de aguacate (Persea americana), frijol (Phaseolus vulgaris) y maíz (Zea mays), lo

45
que fue confirmado años después por otros investigadores. Esta dieta era
complementada fuertemente con los recursos obtenidos en los bosques, ríos,
lagunas, estuarios, las fuentes de agua y otras áreas terrestres; en las zonas
tropicales la costa y los humedales eran lugares importantes para la obtención de
recursos (Chisholm and Blake 2006:161-172). De hecho, la subsistencia se
conformaba esencialmente con los recursos recolectados y la importancia del
maíz como alimento básico fue creciendo poco a poco, sólo en la medida en que
se constituyó en el alimento del cual el hombre pudo sustentarse de manera
masiva y segura –con menores riesgos- disminuyendo los recursos obtenidos de
las otras actividades mencionadas.

Blake (2006: 67) afirma que para el Clásico, el maíz era la base del
sustento cotidiano en el área maya; su consumo era elevado y generalizado. Los
estudios arqueológicos -en especial los de isótopos-56 muestran que en el 1200 aC
el maíz ya era la base de la subsistencia en lugares como Cahal Pech (Belice),
uno de los sitios más tempranos de las tierras bajas mayas, donde hay indicios
suficientes para afirmarlo. Sin embargo, en representaciones cerámicas aparecen
muestras sobre el uso del maíz desde el 2900 aC, aunque los estudios muestran
que la dieta básica se complementaba fuertemente con alimentos de los recursos
ribereños, costeros y terrestres (White et.al. 2006:148). El consumo de Setaria,
Agave y tunas en coprolitos encontrados en los depósitos de las fases El Riego y
Coxcatlán, pueden explicar la alta estabilidad de las fechas obtenidas por
radiocarbón; lo mismo pudo acontecer para el Soconusco, donde la dieta marina
produjo promedios estables en el radiocarbón.

56
Investigaciones sobre isótopos en restos óseos permiten reconstruir la dieta de los individuos y
coadyuvan a la comprensión del surgimiento de la agricultura basada en el maíz y otros alimentos
en Mesoamérica. Permiten comprobar hipótesis que no había sido posible probar de otra manera,
como aquella sobre la degradación ecológica que causó el colapso maya en el período Clásico.
Han permitido conocer mejor aspectos de la relación entre dieta y patologías nutricionales (White
et.al. 2006:143). Los isótopos se definen como una de las dos o más formas de un elemento (por
ejemplo el carbón) que tienen el mismo número de protones en el núcleo (conocido como el
número atómico) de un átomo pero diferentes números de neutrones en el núcleo, lo que resulta en
diferentes pesos atómicos. Los isótopos radioactivos (como el carbono 14) disminuyen a través del
tiempo, mientras que los isótopos estables (como el carbono 12 y el carbono 13) no lo hacen. El
análisis de isótopos estables en arqueología se aplica regularmente para estudiar cuestiones
relacionadas con las dietas humanas en numerosas partes del mundo. Consúltese a Robert Tykot
en el capítulo 10 del volumen editado por Staller, Tykot y Benz en 2006, de quien hemos tomado el
resumen anterior.
Los isótopos estables se encuentran en las moléculas orgánicas cuya abundancia en material
orgánico es usada como una medida aproximada para documentar las condiciones atmosféricas y
ambientales (Benz et.al. 2006: 73).
Algunas plantas como los cactos y agaves tienen un metabolismo ácido (CAM), que también
produce altas proporciones estables de carbón, semejantes a los del maíz, por lo que la
información obtenidas por los análisis de laboratorio aún tienen que verse con cuidado, ya que la
presencia de valores que van de moderados a altos en el carbón estable, pueden deberse a su
consumo y no necesariamente al del maíz. Hay que considerar, que la presencia de macro fósiles y
el análisis de coprolitos muestran el consumo combinado de maíz con semillas de Setaria tanto en
Tehuacán como en Guilá Naquitz para las épocas más antiguas (7,900 aC a 6,250 aC) y en menor
cantidad con agave y tunas para esas mismas fechas.

46
En ambos casos, no fue necesariamente el maíz lo que produjo los
resultados estables de radiocarbón; los estudios de nitrógeno estable en los
valores de isótopos, muestran que no fue el cultivo de maíz, sino estas dietas
especializadas las que produjeron dichos resultados (Blake 2006: 67). Con la
evidencia actual, aún no es posible distinguir entre estas dos posibilidades de
interpretación. Los materiales más tempranos para el continente -que han sido
analizados con muestras de isótopos de carbón- indican que el maíz ya era
consumido habitualmente y se encontraba en otros lugares de América en las
siguientes fechas (Smalley and Blake (44), 82, 2003: 685; Blake 2006: 66-67):

México:
• Región mazateca 2800 aC.
• Tlacuachero, Chiapas 4400 aC.
• Valle de Tehuacan, Puebla 7900 aC.

Guatemala:
• Petén 2100 aC.

Belice:
• Tierras Bajas 2650 aC.

Honduras:
• Copán 1450 aC.

Panamá:
• La Mula 2750 aC.
• Cerro Mangote 5750 aC.

Ecuador:
• Costa de Valdivia 3000 aC.
• La Florida en las tierras altas 1725 aC.

Perú:
• Tierras altas del Valle del Mantaro 454 aC.
• Puerto Morin en la costa 2000 aC.

Venezuela:
• Parmaná 1600 aC.

Las Variaciones Ambientales y el Maíz

Los caracteres vegetativos de la planta están fuertemente influidos por las


variaciones del ambiente, principalmente adaptación a la altitud y temperatura. Su
distribución geográfica por las distintas regiones del país muestra susceptibilidad

47
de la planta a su expansión por las zonas con bajo promedio anual de lluvias,
donde el maíz crece en pequeños valles aluviales y en laderas hasta los 3,000
msnm. Estas condiciones ambientales se relacionan estrechamente con el
desarrollo de las diferentes variedades de maíz (Wellhausen et.al. 1952:22-39).
Estudios sobre su domesticación proponen la hipótesis de que el consumo inicial
se relacionó con su papel como proveedor de azúcar –obtenida por masticación
de los tallos del teosinte- o de su utilización en la preparación de cerveza de maíz
(jugo fermentado obtenido de los tallos); (Blake 2006: 68-69; Smalley and Blake
(44), N° 5, 2003: 675-689).

Para apoyar esta hipótesis, se basan en información sobre la producción de


bebidas fermentadas cuyos orígenes son muy antiguos en las sociedades
humanas57; además se relaciona con la conducta de los individuos en ceremonias,
festivales, o en interacciones sociales que iban más allá de su simple valor
nutricional y que pueden explicar el estímulo inicial para su propagación –como
teosinte o como maíz temprano- lo que aconteció rápidamente hacia el sur, a
través de las tierras tropicales. Blake (2006: 69-69) se fundamenta en información
sobre el uso que los alcoholes derivados de maíz tienen en contextos
ceremoniales de Sudamérica; como la elaboración de chicha y su variedad de
usos58. Pero se requieren más estudios químicos y arqueológicos de restos
materiales y humanos, que apoyen esta propuesta59.

Una publicación de Henderson y colegas (PNAS, November 27, 2007, Vol.


104, N° 48: 18937-18940), demuestra que en los residuos extraídos en cerámica
de Puerto Escondido –Honduras- (período entre 1100 aC y 500 aC) estudiados
química y arqueológicamente, el chocolate que se consumía en el valle de Ulúa,
se elaboraba con pulpa dulce fermentada de las semillas de cacao. Las bebidas
derivadas de Theobroma estaban integradas a todas las ocasiones sociales y
rituales en Mesoamérica y el estilo de preparación envolvía las semillas
fermentadas de cacao, que se secaban -opcionalmente se tostaban y molían- y se
mezclaban con agua en una suspensión espesa. Además, varias bebidas
mezclaban el cacao con el maíz. En Sudamérica usaban la pulpa y las semillas del
Theobroma para mezclarlas con una bebida base, hecha con maíz o con

57
Es un hecho bastante estudiado por los especialistas, que varios productos naturales ricos en
azúcar, fueron usados para producir bebidas alcohólicas en muchas partes del mundo y desde
tiempos temprano, incluyendo China en el neolítico y el Oriente medio (Henderson y colegas,
PNAS, noviembre 27, 2007, Vol. 104, N° 48: 18937-18940: 2).
58
Que según este autor también explicaría una parte importante de las diferencias que se
encuentran en la forma y usos del maíz entre Mesoamérica y Sudamérica. También hay que
considerar si los maíces en cuestión son reventadores o harinosos, hecho conectado
estrechamente con la forma de consumo (González 2005: 13-27).
59
La aparición del proceso de nixtamalización carece de información suficiente, aunque hay
indicios del uso de cal desde 1000 aC (Vargas 2007a: 8). Para el arqueólogo Lorenzo Ochoa y su
colega Olaf Riverón (2005) el proceso de nixtamalización “…solo se conoció hasta la segunda
mitad del último milenio antes de Cristo.”

48
mandioca (chicha), que también fue conocida en Mesoamérica60 (Henderson y
colegas, PNAS, November 27, 2007, Vol. 104, N° 48: 18937-18940: 2).

El Maíz y sus Relaciones con otros Componentes de la Vida Social

Además de ser el grano básico para la alimentación, el maíz es –todavía en varios


lugares de México- un eje al cual se asocian otros cultivos, la economía,
creencias, ciclos rituales anuales, distintas formas de organización en la vida
cotidiana y el trabajo. A este conjunto de elementos que conforman un
agroecosistema basado en el policultivo, se le conoce en México con la
denominación de milpa. Hay milpas de secano y de regadío, milpas en zonas
templado-frías y en regiones tropicales. Su diversidad puede incluir más de 30
cultivos, como ocurre actualmente en la región popoluca de los Tuxtlas, al sur de
Veracruz (Blanco 2006). Uno de sus rasgos importantes es que este
agroecosistema es de origen antiguo y ha permanecido a lo largo de varios
milenios, ajustándose a las necesidades de los pobladores; su permanencia
parece estar relacionada con sus fuertes relaciones sociales, enraizadas en la
cosmovisión de los pueblos.

Hay huellas arqueológicas y etnohistóricas de que la evolución del maíz se


asocia con sus usos como alimento, con los rituales y con la creencia en la
existencia de héroes culturales articulados a sistemas de subsistencia basados en
estrategias múltiples. Por ejemplo, si consideramos algunas de las leyendas que
narran las fuentes –por citar algunas- como el Códice Vindobonensis, el Vaticano
A, o el Popol Vuh, vemos que dan al maíz una asociación ideológica fundamental
dentro de la cosmovisión sobre la creación del mundo en los pueblos antiguos del
Altiplano Central y de la zona maya, que está confirmada por la presencia de
varias deidades asociadas al maíz y con un calendario agrícola –asociado al
tonalpohualli- donde se establecían los períodos para cada una de las actividades
agrícolas del manejo de la planta (Lejarazu y Libura 2007; Navarrete 1997).

La cosmovisión acerca del maíz es tan importante, que todavía hasta


nuestros días permanece como un elemento clave en la comprensión y
explicación de numerosos aspectos de la vida social y cultural de varios grupos
campesinos –particularmente entre los indígenas- en México. Así tenemos –por
ejemplo- a Homshuk entre los popoluca de la región de los Tuxtlas, al sur de
Veracruz (Blanco 2006); o a Thipaak entre los Teenek de la huasteca (Alcorn et.
al. 2006: 599-609). En estos dos ejemplos, la cosmovisión de ambos grupos
mantiene la idea de que los dos héroes culturales citados, fueron los encargados
de llevar el grano a los humanos y de enseñarles como manejarlo, permitiendo

60
Los autores del artículo afirman que el cultivo, domesticación y procesado del chocolate eran
innovaciones mesoamericanas, independientemente del rango natural y extensión del Theobroma
a través de Centroamérica, lo que sigue siendo un punto controversial (PNAS, noviembre 27, 2007,
Vol. 104, N° 48: 18937-18940: 2).

49
con ello su existencia exitosa. Esto se expresa a través de una serie de leyendas
sobre el origen del maíz y de la agricultura, que están asociadas a los calendarios
agrícolas y a los rituales.

Las Primeras Representaciones

En Mesoamérica, el dios del maíz aparece desde tiempos prehispánicos, por


ejemplo en el Códice Madrid (BNAH ff. 28, 68ª), en el Códice Borgia (f. 53); en
murales como los del templo Rojo de Cacaxtla, en el de Tancah en Quintana Roo
o en las pinturas de Teotihuacan. En las representaciones escultóricas fechadas
para la época clásica maya, la planta es humanizada –antropomorfizada- como se
puede ver en el tablero de la Cruz foliada en Palenque. Los vasos de cerámica
policroma del Clásico temprano en Tikal, o las figuras de estuco de Mayapán y
Chichén Itzá confirman la existencia de deidades del maíz, formando parte
sustancial de la vida cotidiana y del ritual en las tierras bajas y altas de la zona
maya61. El maíz se asociaba con el origen y la supervivencia de los seres
humanos y, con el surgimiento del sistema agrícola conocido en nuestros días
como milpa.

El Popol Vuh –libro sagrado de los mayas- narra sus míticos orígenes y su
relación estrecha con la creación y la supervivencia humana, para conformar una
cosmovisión alrededor de esta planta portentosa, de cuyos mitos y rituales
tenemos noticia hasta nuestros días. A finales del Preclásico la dieta basada en el
maíz se intensifica y existen indicios de que la planta proporcionaba alimento a los
humanos y a sus perros, animales de gran importancia en varios rituales, que
además fueron utilizados como alimento (White et.al. 2006:145). Existen
elementos iconográficos como la figura del perro en el Códice Dresden, que se
interpreta como un animal descendiendo del cielo y que lleva un tocado con el dios
del maíz (Valadez y Blanco 2005: 67). Seler (2004) en su texto sobre imágenes de
los animales en manuscritos mexicanos y mayas, considera al perro asociado con
Chac –dios de la lluvia- con el rayo y con el maíz.

El Códice Vindobonensis muestra como en Apoala (lugar mítico en la mixteca


alta) se reúnen los dioses para tomar su segundo nombre (resultado de una
combinación del día de nacimiento con una trecena del calendario al cual
pertenecía esta fecha) y el dios perro perforaba el lóbulo inferior de la oreja de
Quetzalcóatl para ponerle una orejera. Así el segundo nombre de Quetzalcóatl fue
el de “Serpiente coyote con plumas”, mientras el del dios perro era “tecomate de
jade”. En el citado códice, todos los dioses reciben su segundo nombre en la
ceremonia de Apoala y luego pasan al primer ritual que está dedicado al cultivo de
maíz, cuando el dios de la lluvia intervino para que la planta diera buenos frutos.

61
Por supuesto, que pueden citarse más fuentes, más representaciones, o autores de distintas
épocas que han tratado el asunto; sin embargo, no profundizaremos en ello en este texto, ya que
nos sacarían de la discusión central.

50
La primera cosecha se realizó en el pueblo de Apoala y está personificada en el
códice por Siete Movimiento y la señora Siete Hierba, a quienes se dedicaron las
ofrendas (Lejarazu y Libura 2007: 44-46).

Con la llegada de los españoles a Mesoamérica y la conquista del Altiplano


central, muchas ceremonias y rituales continuaron realizándose; en muchas de
ellas se hizo sustitución de elementos, por ejemplo en las oraciones y la
introducción de los santos en ellas. La información histórica muestra que en el
siglo XVI –a la llegada de los españoles- aún se organizaban ceremonias
relacionadas con el uso ritual de los perros para festividades para peticiones de
agua y que éstas aún eran comunes. Diego de Landa (1978) describe que para el
mes de abril los cultivadores de cacao sacrificaban un perro manchado –
semejante al color de la mazorca de cacao- además de que en el mes de mayo
sacrificaban un perro en una fiesta cuyo fin era tener un buen año de
mantenimientos (Valadez y Blanco 2005: 67). En el altiplano central, por ejemplo
en la población de San Nicolás Panotla –en el actual estado de Tlaxcala- Diego
Muñoz Camargo (1984: 166-167) describe lo siguiente:

…hacían grandes procesiones, ayunos y penitencias, y sacaban en procesión


gran cantidad de perros pelones, que son de su naturaleza pelados sin ningún
género de pelo, los cuales había antiguamente en su gentilidad muchos que
los tenían para comer, y los comían…..y de este género de perros como
referido tenemos, sacaban en procesión y en andas muy adornadas, y los
llevaban a sacrificar a un templo que les tenían dedicado, que lo llamaban
Xoloteupan [el actual Panotlan]; y llegados allí los sacrificaban, y les sacaban
los corazones y los ofrecían al dios de las aguas, y cuando volvían de este
sacrificio, antes que llegasen al templo mayor llovía y relampagueaba de tal
manera, que no podían llegar a sus casas con la mucha agua que llovía, y
después de muertos los perros se los comían. Yo me acuerdo que ha menos
de treinta años ver carnicería de perros en gran muchedumbre, sacrificados y
sacados los corazones por el lado izquierdo a manera de sacrificio, e dimos
noticia de ello y orden para que se quitase, y ansí [sic.] se desarraigó este
error…

Un asunto relevante para discutir, es que el maíz era –en algunos casos
sigue siendo- además de alimento básico, un eje de los sistemas agrícolas, de la
vida cotidiana y de la cosmovisión mesoamericana, articulada a cuestiones como
la dieta, la salud, la religiosidad y la vida social del pueblo. Su papel articulador ha
decrecido en los últimos tiempos, pero el grano no ha perdido su importancia
como alimento fundamental del actual México y de otros países del mundo. Sus
sistemas de cultivo aún persisten, transformados por el tiempo y las nuevas
tecnologías; aunque la cosmovisión que lo soportaba está en proceso de
abandono, o de rápido cambio.

51
Ilustración 1
Tláloc carga canastas con mazorcas de maíz
Clásico teotihuacano

52
LA MILPA:
Un Agroecosistema Antiguo

Las Razas de Maíz en México

La antigüedad del maíz en México ha sido estudiada a través de los restos de


plantas de maíz, o de teosinte y también utilizando evidencias indirectas, como
las impresiones de mazorcas de maíz encontradas en la lava de volcanes que
tienen una larga existencia (Morelia), o las figuras en barro que representan
deidades asociadas a esta planta y que tienen gran antigüedad (Centiocihuatl), los
especimenes realizados en cerámica (urnas funerarias zapotecas con
representaciones de la variedad Nal-Tel), o impresiones de mazorcas encontradas
en los depósitos geológicos (Bat Cave), que tienen figuras de mazorcas y
muestran procesos evolutivos en el cultivo de la planta, que pueden fecharse
desde antes del 2000aC (Wellhausen et.al. 1952:19).

Las 25 razas62, cuatro sub-razas y más de 2,000 variedades de maíz


existentes actualmente en México, están ampliamente distribuidas por todas las
entidades federativas y sus regiones; resultaron de dos mecanismos evolutivos:
mutación e hibridación racial. Para el caso de México se agrega el mecanismo de
introgresión de genes del teosinte en el maíz –estudiado desde hace muchos
años- en los campos de maíz del valle de Chalco- (Wellhausen et.al. 1952: 21, 44;
Mangelsdorff 1947 y 1986; Lumholtz 1902). De hecho, investigadores como
Galinat (1992: 56-57) consideran que una subespecie del teosinte, conocida como
teosinte Chalco (Zea mays ssp. mexicana), que se caracteriza por una tendencia a
tener fuertes ramas laterales -en comparación con otras clases de teosinte- tuvo
variaciones que desembocaron en la raza mexicana ahora conocida como
Palomero Toluqueño, que está adaptada a crecer en altitudes intermedias y
elevadas63.

La clasificación de razas de maíz en México se basa en cuatro categorías


principales: caracteres vegetativos de la planta, caracteres del tallo, caracteres
internos y externos de la mazorca y, caracteres fisiológicos, genéticos y
citológicos. Los caracteres vegetativos de la planta están fuertemente influidos por
las variaciones del ambiente, principalmente adaptación a la altitud y temperatura.
Su distribución geográfica por las distintas regiones del país muestra
susceptibilidad de la planta a su expansión por las zonas con bajo promedio anual
de lluvias, donde el maíz crece en pequeños valles aluviales y en laderas hasta los

62
El término raza aplicado al maíz se define como un “grupo de individuos relacionados, con
suficientes características en común para permitir su reconocimiento como grupo”, Wellhausen
et.al. 1952:44. Doolitle and Mabry (2006: 109) definen la raza de maíz como variedades adaptadas
a regímenes específicos de temperatura y humedad.
63
Según Galinat (1992: 57), el teosinte Chalco es también el progenitor de Pollo y Confite
Morocho, formas de maíz primitivo adaptados a las elevaciones de las tierras altas andinas en el
Perú.

53
3,000 msnm. Estas condiciones ambientales se relacionan estrechamente con el
desarrollo de las diferentes variedades de maíz (Wellhausen et.al. 1952:22-39).

Las razas de maíz en México fueron clasificadas por Wellhausen y sus


colegas (1952:45) en cinco grupos: (1) indígenas antiguas, (2) exóticas pre-
Colombinas, (3) mestizas prehistóricas, (4) modernas incipientes. Existe también
un 5° grupo, integrado por las razas de maíz que están pobremente definidas y
que necesitan mayor investigación. Las razas indígenas antiguas –que son las
que interesan a los fines de este libro- son aquellas que se cree surgieron en
México prehistórico y que corresponden a granos de maíz primitivos. Estos tienen
desarrollos independientes en diferentes localidades y en diferentes ambientes,
pero descienden de un ancestro común sin hibridación y mantienen muchas
características en común. Investigadores como Huckell (2006: 105) consideran
que las clasificaciones arqueológicas del maíz se hacen sobre la base de sus
razas actuales, por lo que el resultado de estas comparaciones suele ser poco
crítica y sin criterios que la soporten.

La comparación entre las razas de maíz antiguas con las modernas,


establece cuatro razas indígenas antiguas, dos de ellas (Palomero Toluqueño y
Arrocillo Amarillo) encontradas en altitudes mayores a los 2,000 msnm; las otras
dos (Chapalote y Nal-Tel) en tierras bajas con elevaciones de 100 msnm. Las
cuatro razas antiguas se parecen en algunas de sus características a los maíces
prehistóricos de Sudamérica. Las dos razas tropicales antiguas, se pueden
sembrar en altitudes de 2,200 msnm, lo que no ocurre con las variedades
modernas, lo que parece mostrar que las variedades antiguas eran menos
sensitivas al cambio altitudinal que las modernas (Wellhausen et.al. 1952:46).
Chapalote ha sido identificada como una raza ancestral de la mayoría de las razas
actuales, porque es la única que presenta olotes y granos pequeños. Sin embargo,
en opinión de Huckell (2006: 105), por default ha sido la categoría donde se han
asignado las mazorcas pequeñas, sin considerar sus límites, tolerancia ambiental,
ni el restricto rango geográfico moderno.

El Palomero toluqueño ha sido considerado como la más antigua de todas


las razas indígenas de maíz, porque exhibe entre sus características el tener
granos pequeños y duros, capaces de brotar rápidamente, con estrías en la base
de los granos de maíz. También, muestra una fuerte expansión de los pistilos,
acompañada de una marcada división en filas alternadas, lo que es una
característica primitiva y ocurre en otras razas clasificadas también como
primitivas, incluyendo el maíz guaraní de Paraguay. Pero el Palomero toluqueño
no tiene las glumas prominentes que caracterizan a otras razas primitivas de maíz;
de él se derivan varias sub-razas y ha sido predominante en el Altiplano Central
mexicano (Wellhausen et.al. 1952: 50-51)64. Huckell (2006: 105) recomienda
precaución al utilizar las razas modernas para clasificar a las antiguas y propone la

64
Actualmente se encuentra en proceso de extinción y se ha encontrado en algunas localidades
del valle de Toluca, ubicadas en las cercanías del volcán Xinantécatl.

54
creación de bases de datos morfométricas, que puedan objetivamente ser
evaluadas.

El Nal-Tel también ha sido considerado por los especialistas como una


variedad indígena antigua –de origen tropical- con una maduración temprana; que
también tuvo influencia en los maíces tempranos de Guatemala, Cuba y
posiblemente del Caribe. Es uno de los progenitores de los maíces cilíndricos
dentados. Está mejor adaptado a las tierras con menor altitud -100 msnm- pero
produce mazorcas normales hasta los 1,800 msnm. Se le encuentra con mayor
profusión en la península de Yucatán, aunque hay variedades similares a esta
raza en las planicies de la costa pacífica, al norte de Pochutla y hasta Guerrero.
Se han encontrado mazorcas de Nal-Tel en la huasteca, cerca de Taman, en San
Luis Potosí (Wellhausen et.al. 1952:60-62).

Las razas exóticas pre-Colombinas se introducen en México desde Centro y


Sudamérica, en tiempos anteriores a la conquista. Sus contrapartes
sudamericanas están emparentadas con razas híbridas, algunas de las cuales son
relativamente antiguas. En México se encuentran solamente en algunas
localidades. Por ejemplo, el cacahuazintle –que es un maíz harinoso- se localiza
en México exclusivamente en algunas localidades de Tlaxcala y Puebla y su
mazorca es semejante a la variedad Salpor de Guatemala, que se extiende hasta
Colombia, por lo que Wellhausen propone que Sudamérica es su centro de
diversidad (Wellhausen et.al. 1952:72-80).

Los maíces mestizos prehistóricos resultaron de procesos de hibridación de


las razas indígenas antiguas con las exóticas pre-Colombinas y de la hibridación
de ambas con el teosinte. No hay evidencia histórica de sus orígenes y varias de
ellas fueron resultado de la colonización temprana, aunque otras muestran un alto
grado de estabilidad genética que hace pensar en mayor antigüedad. Las
posibilidades de hibridación en teoría son de 36, pero solamente se reconocen 13
razas en esta categoría, por las diferencias ambientales producidas por la latitud,
longitud y altitud en México. Estas características ambientales pueden producir
aislamiento entre razas de maíz que crecen en distancias aparentemente cortas,
pero que están separadas por barrancas o montañas entre ellas (Wellhausen et.al.
1952:80-81).

El maíz mexicano más antiguo fue el reventador, encapsulado,


ampliamente distribuido por todo el territorio, del que se derivaron distintas razas
en varias regiones. Su temprana evolución se debió a mutaciones frecuentes y
una descarga parcial de las presiones en la selección natural a través de la
intervención humana. En algún momento durante su historia el cultivo recibió el
influjo de razas exóticas desde el sur, que se hibridizaron con las indígenas. La
introgresión de las razas resultantes entre si, generó un vigor híbrido que
incrementó sus variedades y aumentó la productividad. Además, se superimpuso
a esos mecanismos la introgresión de germoplasma del teosinte, introduciendo
nuevas características y diversidad al maíz mexicano y el de las tierras
guatemaltecas adyacentes. La sinuosa y diversa geografía mexicana aisló los

55
factores ecológicos y geográficos, produciendo una rápida diferenciación de
plantas cultivadas (Wellhausen et.al. 1952:203-204).

Características de la milpa

El maíz es el eje central del sistema agrícola de milpa, un agroecosistema


caracterizado por sus numerosos cultivos asociados. En los trópicos la milpa
incluía –además de una amplia variedad de cultivos, destinados en gran parte a la
alimentación- plantas medicinales, ornamentales, para la obtención de fibra o de
combustible, que cubrían las necesidades básicas de los agricultores. Había
muchos tipos de milpa, cada uno con grados distintos de biodiversidad, ya que
eran adaptaciones locales a las necesidades alimenticias, gustos culinarios,
ambientes particulares (clima, humedad, altitud, vientos, o ciclones), además de
estar ajustados al tipo de suelos, disponibilidad de agua de lluvias o fuentes
permanentes, humedad residual, inclinación de los terrenos etc. En los trópicos, la
milpa era itinerante y se hacía mediante el clareo de la vegetación y la quema.

Estas adaptaciones –o ajustes locales- permitían el éxito de los cultivos a


lo largo del calendario agrícola anual y también explican –de algún modo-la gran
variedad de razas y variedades de maíz que aún se encuentran en México. La
intervención de las deidades protectoras de la milpa se solicita y agradece a lo
largo del calendario ritual, articulado a los distintos manejos de la milpa y en
especial al cultivo de maíz. Encontramos aún una serie de mitos y de rituales que
se asocian con las actividades del cultivo y con las peticiones para evitar o
disminuir los impactos de eventos catastróficos (huracanes, inundaciones,
peticiones para lluvias etc.). Los indicios en estudios recientes prueban que la
dieta de los pobladores –lo que acontecía todavía hasta hace pocas décadas- se
complementaba con carne de animales domésticos además de la caza, pesca y
recolección (Staller et.al. 2006).

La recolección fue una actividad mucho más importante de lo que se ha


considerado, especialmente en lugares como la cuenca de México. Esta parecía
ser selectiva y estacional, e incluía tanto flora como fauna silvestre y semi-
domesticada. Muchas plantas y animales se colectaban en la milpa y en los
huertos; es decir, no solamente acontecía como actividad para realizarse en los
ambientes naturales. Los humedales, con sus lagunas y pantanos eran lugares
óptimos para la recolección, que parece haber sido tanto o más importante que la
caza y la pesca. Los cultivos de maíz eran atractores para animales pequeños
cuyo consumo era importante, como se verá más tarde.

Evolución de la milpa

El trabajo humano aplicado a la milpa y sus manejos han cambiado a través de los
siglos. Informes de la época virreinal muestran que en esos tiempos la roza y

56
quema eran precedidas por la apertura de guardarrayas, que impedían la
dispersión del fuego hacia otras parcelas, o a las zonas arboladas. El Vocabulario
de Molina (1970 [original 1571]: 21, 117v) dice que “…el quemado de los
campos…” (Chinalhuia; tlachinoliztli) era una preparación para cultivos especiales
como chile, frijol, ayocote, chía, maguey y nopal. Varios factores han contribuido al
abandono de esta práctica, lo que ha ocurrido básicamente en la 2ª mitad del siglo
XX, debido a la carencia de mano de obra; situación en gran parte causada por los
procesos de migración y emigración en las pareas rurales, que disminuyen la
fuerza de trabajo familiar, e incrementan la fuerza de trabajo femenino en las
actividades agrícolas65.

Francisco Hernández (1959, Vol. II, Libro 6°: 288-289), el protomédico de


Felipe II, dedica seis páginas de su Historia Natural a la descripción del tlaolli,
maíz, trigo indio o grano turco; anotando –entre otras cuestiones- las muchas
variedades de la planta que encontró en Nueva España, incluyendo sus diversos
colores, tamaño y suavidad -tanto de los granos como de las espigas- y sus
formas de consumo. Su texto permite saber al lector que –al menos en la cuenca
de México- se realizaban dos cosechas al año, por lo que tenemos que considerar
que se utilizaba el regadío; además, Hernández describe el ciclo agrícola del maíz
en 1574, de la siguiente manera:

Se siembra en marzo, arrojando cuatro o cinco granos en hoyos distantes un


paso entre si, y vuelve a sembrarse en noviembre, diciembre y enero,
labrando de nuevo la tierra; pero según las diversas regiones, que entre estos
indios varían mucho a poca distancia debido a la situación de las tierras y al
intervalo casi igual de los días y las noches, se cosecha más tarde o más
pronto y se guarda desgranado.

El manejo de los suelos es una actividad muy antigua, en tiempos


prehistóricos se iniciaba con el clareo de zonas y la remoción de maleza. Es una
labor importante para el cultivo y existen clasificaciones del suelo, de las que
tenemos reportes desde el siglo XVI, como ocurre -por ejemplo- en fuentes de esa
época como la obra del fraile Bernardino de Sahagún, o en el Vocabulario de
Molina (1970) donde se asientan en lengua náhuatl conceptos como: Atoctli “…
este suelo es traído por el agua. Es fértil para el cultivo. En este suelo las plantas
de maíz y trigo crecen muy bien y con abundancia. Es suave y esponjoso…
(Sahagún 1956, Vol. III: 347); moxiuhcaua es el “…suelo que es cultivado un año y
que se deja en descanso el próximo año, porque puede ser empobrecido…”
(Molina 1970: 61). Tlaatocpacholli son los “…suelos abonados…” (Molina

65
Para mayor información sobre estas prácticas consultar los escritos de Ángel Palerm (1952,
1955, 1972, 1973) sobre el valle de México; de Teresa Rojas Rabiela sobre la cuenca de México
(1998); de Teresa Rojas y William T. Sanders (1989) sobre la agricultura prehispánica; de Alba
González sobre Tlaxcala y el valle de México (1985, 1993, 2000, 2001, 2004), de Carlos Arturo
Giordano sobre la agricultura virreinal (2005 y 2007).

57
1571:114). Tepetlalli es el “…suelo de las laderas que es bueno para el cultivo de
maíz (Sahagún 1956, Vol. III: 348)66.

Sabemos, que el número de deshierbes disminuyó de tres a dos. Las


fuentes virreinales inidcan que a la llegada de los españoles a tierras
mesoamericanas, la milpa era limpiada tres veces, lo que se realizaba en forma
manual, o con ayuda del espeque (bastón plantador), la coa, o la macana. Las
hierbas retiradas del campo se amontonaban, para luego ser utilizadas como
abono verde en los terrenos de cultivo. La introducción del arado en el siglo XVI
redujo la necesidad de realizar los tres deshierbes y esta práctica fue rápidamente
sustituida en lugares como el Altiplano Central; aunque tenemos información de
que en regiones de Veracruz central el arado se introduce de manera importante
solamente hasta el siglo XVIII (Florescano y Gil 1976).

Las plantas cultivadas en la milpa también se han modificado; pero las


variedades de maíz y frijol –además de la calabaza- siguen siendo elementos
esenciales en ella y en la dieta de las poblaciones humanas. Las investigaciones
de Kaplan y Lynch (2000) muestran que en Centro y Sudamérica, los tubérculos
fueron cultivados miles de años antes que los pobladores tuviesen asentamientos
fijos. Algunas de estas plantas fueron domesticadas desde tiempos muy
tempranos; por ejemplo, restos de Cucurbita pepo –que muestran indicios de
domesticación- fueron encontrados en la cueva Guilá Naquitz y han sido fechados
para el 9000 aC (Smith 1997).

En las excavaciones de las cuevas Guilá Naquitz y Silvia - resguardos en la


roca ubicados cerca de Mitla- Perry y Flannery (2007, Vol. 104, No. 29, 11905-
11909) encontraron los restos de 122 chiles que datan de 600 aC–1521. Estos
chiles pueden ser asignados al menos a 10 cultivares. Todos pertenecen a las
especies Capsicum annuum o Capsicum frutescens y están bien preservados, lo
que permitió a los investigadores estudiar la separación entre silvestres y
cultivados. También permitió distinguir las razas cultivadas y brindaron la
oportunidad de evaluar la confiabilidad de granos de fécula para documentar la
presencia de chiles en sitios arqueológicos donde no se preservaron restos
macrobióticos. Los macrofósiles de chiles de las especies Capsicum annuum o
Capsicum frutescens permiten confirmar que –eventualmente- fueron
66
Todavía en la primera mitad del siglo XX, el Para mayor información pueden verse los pioneros
textos de Brigitte Böehm y Armando Pereira (1979) y el de González (2004: 221-231). periodo de
descanso que era dado al suelo llegaba hasta poco más de 20 años, espacio que se ha acortado
en la medida en que la población se ha incrementado (Márquez 2000; Palerm 1952-53, 1955 y
1972). A lo largo de la historia agrícola de los pobladores del Altiplano central, el incremento
poblacional, la expansión urbana e industrial en terrenos que hasta hace poco eran agrícolas, la
carencia de una legislación y planificación sobre el uso del suelo, la diferencia entre los precios de
la tierra agrícola versus los precios de la tierra urbana, los procesos de deforestación de selvas y
bosques, los problemas sin resolver que dejó la reforma agraria de la primera mitad del siglo
pasado, o la migración y emigración actuales, han sido –entre otros- factores que contribuyeron al
abandono de algunas prácticas agrícolas y entre ellas los periodos de descanso del suelo y de la
recuperación de la cubierta vegetal.

58
domesticados hace unos 6000 años. Esta información sobre el Capsicum
frutescens difiere de la que propone Andrews (1992: 81-93) sobre el origen
amazónico de esta variedad de chile.

Ilustración 2
Razas de maíz en México

59
LOS HUERTOS: UN AGROECOSISTEMA ANTIGUO

Sus Características

Con frecuencia, los huertos han sido descritos como sistemas sustentables, que
se han estudiado con profusión desde la década de los 1960; a pesar de la
importancia que tienen esos estudios, algunos de los aspectos fundamentales en
este agroecosistema, no han sido objeto de estudio en forma importante,
especialmente en lo que se refiere a los componentes económicos, sociales y
culturales que están relacionados con la sustentabilidad y con la capacidad de
generar recursos para las familias (Mariaca et.al. 2007: 119-138). En estos
tiempos los huertos han llamado la atención de los científicos más por la
capacidad que poseen para mitigar problemas ambientales –como la pérdida de
biodiversidad, o la elevación de los niveles del CO2 en la atmósfera- que por sus
características económicas, sociales y culturales (Nair and Kumar 2006).

Independientemente de las características que se atribuyen a los huertos,


este sistema agroforestal –de origen antiguo- está ampliamente distribuido por
todas partes del planeta, se le encuentra tanto en climas fríos como templados y
cálidos. Está caracterizado por sus multiestratos, por poseer diversidad ecológica,
por ser una fuente para la obtención de alimentos y recursos económicos, que
más allá del consumo alimentario a lo largo del año, cubre varias necesidades en
la vida cotidiana de sus cultivadores. En México, los agroecosistemas de huertos y
las milpas parecen haber surgido paralelamente, en tiempos muy remotos, a partir
de la domesticación incidental por un lado, de los frutales, de otras plantas
importantes para las gentes del pasado y del maíz. Para entrar más a fondo en
esta propuesta utilizaremos materiales que evidencian lo anterior y que
corresponden a estudios realizados en los Tuxtlas y cuyos resultados se han
publicado recientemente.

Sus Orígenes en México

El huerto del Altiplano Central –o en su defecto el solar maya- tiene orígenes


prehistóricos. Los indicios más antiguos que se han encontrado, se fundamentan
en la existencia de los primeros frutales inducidos, que corresponderían también
con la conformación de los primeros huertos inducidos en el valle de Tehuacan.
Con fechas menos antiguas, se encontraron restos arqueológicos de huertos en el
área maya -en Cobá- en el actual estado de Quintana Roo. Estos han sido
fechados para el período Clásico –siglos IV al IX- el arqueólogo Barba Pingarrón
(1987: 71-86) excavó dos áreas delimitadas por un tecorral –o albarrada de
piedra- con una superficie de unos 1300 m2, ambas con diferentes zonas a las que

60
el investigador denominó “áreas de actividad”; así como una depresión, con una
capa orgánica de suelo, que es contemporánea a la ocupación prehispánica67.

La Conformación de los Huertos más Antiguos y la Teoría

La localización de un huerto incidental cerca del asentamiento habitacional era


además de un evento lógico, un hecho derivado del gusto por comer ciertos frutos
y dejar los residuos en el suelo. La creación incidental de huertos fue conveniente
para los antiguos pobladores; además de facilitar el cuidado de los frutos (plagas,
fauna depredadora), también sirvieron como trampas para atraer animales
silvestres, que a su vez también sirvieron como alimento -como lo demuestran
numerosos estudios al respecto- (para cazar en el huerto, o como huerto de caza);
(Vanderwarker 2006: 23, 148-181). La información arqueológica de que
disponemos muestra al valle de Tehuacán como un lugar importante en la
evolución del huerto. Los primeros estuvieron conformados con una combinación
de plantas silvestres con aquellas domesticadas incidentalmente y las
domesticadas agrícolamente; poco a poco llegaron a ser irrigados; la agricultura
basada en el regadío se practicó en el valle de Tehuacán entre el 850 aC y el 150
aC (Mac Neish 1997).

A medida en que los humanos alteraron la vegetación silvestre al introducir


nuevas plantas -ajenas a la zona- el clareo y la siembra de éstas, crearon nuevos
habitaos para el establecimiento de una amplia gama de malezas pioneras. Estas
plantas crecieron en abundancia en estos lugares abiertos y a su vez atrajeron
insectos y sus predadores. Estos habitaos incluyeron plantas silvestres con
cultivadas, favoreciendo una mayor diversidad y densidad de animales pequeños;
los animales más grandes –como el venado- prefirieron los ambientes
perturbados. El proceso tuvo un origen antropogénico que generó una reserva de
proteina animal rápida y fácilmente disponible para la población humana. El nuevo
ciclo predatorio que se estableció en habitaos perturbados era cualitativa y
cuantitativamente diferente que el de los ambientes primarios y no perturbados,
acortando el tiempo dedicado por el hombre a la cacería y a la pesca,
reorganizando así los sistemas mayores de subsistencia (Vanderwarker 2006:
148).

El modelo huerto-caza propuesto por Vanderwarker (2006: 149) se basa en


los estudios de Emslie (1981: 306), Linares (1976: 331) y Neusius (1996: 276),
quienes proponen que muchos de los animales eran plagas para los cultivos y la
cacería en los huertos inducidos tenía el doble propósito de proveer a los
pobladores proteina animal y de proteger sus sembradíos. Neusius (1996: 276)
arguye también, que cuando la agricultura se convirtió en actividad predominante
para la subsistencia la cacería se volvió oportunista y no selectiva, su ocurrencia
se relacionaba con otras labores; arqueológicamente basan su propuesta en la
67
Elementos a los que los arqueólogos les han atribuido la función de huerto.

61
presencia de fauna de menor tamaño que vivía en los campos, huertos, bordos y
áreas secundarias de vegetación. Linares (1976: 347), autora de la propuesta
sobre el modelo huerto-caza, arguye que las estrategias más selectivas se
utilizaron para especies de mayor tamaño –venado cola blanca y pecarí- además
de que la cacería en los huertos pudo desplazar la explotación de fauna acuática.

Vanderwarker (2006: 151, 181) apoya la factibilidad del modelo anterior con
ejemplos de los cazadores de la Amazonia, de estudios arqueológicos en el
suroeste de Estados Unidos y de su propio análisis de materiales
zooarqueológicos obtenidos en La Joya y Bezuapan en los Tuxtlas, en un período
ubicado entre el Formativo temprano y el Clásico temprano. Sus análisis
encontraron un incremento del riesgo para la subsistencia, relacionado con la
actividad volcánica y que no podía explicarse utilizando factores ambientales
únicamente. Los dos casos estudiados por Vanderwarker representan dos tipos de
elección hechas por la gente ante circunstancias similares y las opciones factibles
que afectaron necesariamente la autosuficiencia en el nivel local (villa).

Las condiciones ambientales pudieron constreñir las opciones disponibles,


pero la población de La Joya y de Bezuapan en el período Formativo (1400 aC-
300 dC) en la sierra de los Tuxtlas, fue el agente que llevó a cabo los cambios
necesarios para sostener la economía de manera autosuficiente. Análisis de
isótopos estables en carbón y nitrógeno de huesos humanos, de perros y de
venados, permitieron examinar la contribución alimenticia de los animales
terrestres y acuáticos a la dieta durante el período Formativo en los Tuxtlas. Estos
análisis combinados con datos arqueobotánicos y zooarqueológicos permiten
conocer los cambios en la subsistencia, que resumiremos brevemente, para que
puedan compararse con los materiales del valle de Tehuacán.

En el Formativo temprano (1400 aC–1000 aC), los grupos humanos que se


movían estacionalmente y/o anualmente; hacia fines del periodo comienzan a
establecerse en asentamientos más permanentes, lo que se asocia con una
explosión volcánica. Cultivaban maíz mediante roza y los sembradíos se
esparcían por las áreas adyacentes a las de obtención de alimentos. El cultivo de
maíz se complementaba con la recolección de frutas de árboles silvestres y
domesticados (los primeros huertos incidentales), además de la caza de animales
terrestres y la pesca (Vanderwarker 2006: 194-195). La abundancia y distribución
de plantas silvestres pudo tener impactos negativos con la erupción del volcán, lo
que limitó el territorio para recolección y cultivo, favoreciendo su domesticación.

Durante el Formativo medio (1000 aC–400 aC), los residentes de la sierra


de los Tuxtlas modificaron sus estrategias de obtención de fauna terrestre y
prefirieron la cacería en ambientes perturbados. Continuaron sembrando maíz y
recolectando aguacates y coyoles; se diversificó la cerámica que amplió el rango
de recipientes para cocción de alimentos. La manufactura y uso de instrumentos
para moler se especializó y su abundancia indica a los especialistas la expansión
de la producción de maíz y su consumo (McCormack 2002; Vanderwarker 2006:
195). Es en esta etapa cuando los materiales encontrados por los arqueólogos

62
muestran un incremento de la cacería en los huertos, lo que les hace soponer que
también hubo un mayor enfoque en la producción de maíz y sus procesos –como
el de molido- que se asocian a lo que en México se denomina nixtamalización.
Para estas épocas aún no se habían establecido los centros políticos de los
Tuxtlas y la vida se hacía en villas independientes y autosuficientes (McCormack
2002).

El Formativo tardío (400 aC–100 dC) corresponde con el surgimiento de los


primeros centros regionales como Chuniapan de Abajo, que nunca fueron tan
importantes como los olmecas de las tierras bajas. La información arqueobotánica
muestra que el maíz y los frutales siguieron siendo el eje principal de la dieta y los
cultivos básicos; el consumo de maíz tuvo una situación estable y se cultivaba en
las zonas cercanas a las residenciales y la mazorca sufrió cambios en el olote y
los radios de la cúpula. Los materiales sobre la fauna sugieren mayor perturbación
en los biomas terrestres, que indican el aumento de la cacería en el huerto y que
el cultivo se convirtió en una estrategia de subsistencia menos riesgosa. Los
investigadores consideran que hay una correspondencia entre la intensificación
agrícola y el incremento de la complejidad sociopolítica (Santley et.al 1997;
Santley and Arnold 1996 citados en Vanderwarker 2006: 196).

Durante el Formativo Terminal (100–300 dC), decreció la población


regional; a finales del periodo una erupción volcánica parece haber influido en el
abandono de la región. Los que permanecieron siguieron cultivando maíz y los
datos sobre isótopos estables de carbón y nitrógeno indican que este grano era el
básico en su dieta; hubo también un incremento en el consumo de frutos como
aguacates, zapotes y coyoles. Se construyen camellones para el cultivo. La
cacería cambia drásticamente y los pobladores diversifican los lugares de caza
que tienen un rango más amplio que en las etapas anteriores; la caza en el huerto
se vuelve menos selectiva y parece indicar un incremento en el riesgo de
susbsistencia. El cultivo siguió siendo la estrategia de subsistencia más importante
(Vanderwarker 2006: 197). Sin mucha más información para estos tiempos
pasaremos a otras épocas menos antiguas que las anteriores.

Los Huertos Nahuas en el Siglo XVI

Es importante ver como eran los huertos del Altiplano central mexicano antes de
mezclarse con la forma, estructura y plantas de los huertos y huertas traídos por
los españoles, junto con un bagaje muy importante constituído por animales,
instrumentos agrícolas, conocimiento del suelo y del agua y nuevos manejos,
algunos de los cuales fueron rápidamente asimilados por las sociedades
mesoamericanas. Siempre tenemos la tentación de imaginar que los huertos eran
sistemas similares a los que ahora conocemos y que variaban solamente en
características relacionadas con el clima y la altitud. Sus funciones han estado
dirigidas al abastecimiento de fruta y algunas otras plantas comestibles,
medicinales, para obtención de leña, para sombra y para ornamento. Las

63
propuestas de que en la antigüedad fueron lugares de atracción para animales
que se cazaban, parecen no adecuarse a todos los huertos en el pasado.

La información muestra que el huerto en la cuenca de México incluía:


árboles, arbustos, hierbas; además de plantas para obtención de granos (frijol) y
verduras. Los usos de las plantas eran para comida y bebida, medicinales,
condimentos y para madera o leña. Sin embargo, la flora para usos medicinales es
la que conformaba la mayoría de plantas en el huerto. Tampoco podemos ignorar
que la alimentación y la salud iban de la mano en las sociedades antiguas; lo
mismo acontecía en las sociedades europeas de esos tiempos, como veremos
más adelante. De todas formas, la cocina estaba articulada a los aspectos
dietéticos y con la salud, sin que esto significase que ignoraban el deleite del
paladar y de los ojos a través de platillos bien presentados, que en muchas
ocasiones requerían mucho tiempo en su preparación.

Este ecosistema de huertos era cultivado por las mujeres y muchas de las
plantas medicinales estaban enfocadas a ellas y sus necesidades; tal vez esto
indique que eran las encargadas de mantener el sistema. Por otra parte, tampoco
podemos ignorar el hecho de que la información fue recopilada por el protomédico
de Felipe II -Francisco Hernández- en 1571 y la mortalidad masculina, de muchos
de los varones jóvenes y adultos que participaron en la guerra de conquista 50
años atrás, pudo haber enfatizado el papel femenino del trabajo en los huertos,
más por necesidad que por la aplicación especializada de cierto tipo de fuerza de
trabajo. Por otra parte, tampoco tenemos indicaciones sobre el papel de los niños
y los viejos en el trabajo aplicado a este agroecosistema.

Los huertos nativos sufrieron transformaciones importantes con la llegada


de los españoles. Se introducen en ellos los cítricos y otros frutales (pera,
membrillo, manzana), algunas plantas nativas son desplazadas y sustituídas por
otras (como la ciruela nativa). Varias de estas plantas nativas que se cultivaban en
los huertos no son conocidas actualmente y tampoco son utilizadas; otras han
perdido la importancia que un día tuvieron, como es el caso del capulín o del
colorín (Erythrina spp.). Algunas fueron sustituídas por las variedades traídas por
los españoles al Nuevo Mundo, como ocurrió con el xonácatl -o cebolla nativa- y
los bledos. Hay árboles que actualmente se encuentran en los huertos y que en
esos tiempos no fueron mencionados como formando parte de este
agroecosistema, como el tejocote, que después de la conquista se usó como base
para los injertos de peras y manzanas, por lo que pasa a formar parte importante
de los huertos novohispanos. Figura 1.

Figura 1
Plantas nativas y cultivadas en los huertos nahuas del siglo XVI
Nombre Características y usos Lugar Fuente
Árboles y arbustos
Capolín o cerezo Árbol de tamaño mediano, con En climas Hdez.
dulce de Indias. hojas como de almendro o de templados como 1959,

64
nuestro cerezo, menudamente el mexicano, Obras,
aserradas y flores en racimo. nacen estos Tomo II
Frutos acinosos semejantes a árboles en huertos Libro 6°:
nuestras cerezas en forma, y lugares 301.
color, tamaño, huesos y campestres, ya
almendras, así como en el por el cuidado del
sabor (aunque este es hasta hombre, ya
cierto punto como de moras de espontáneamente.
zarza). De los frutos se hace un
(Prunus serotina pan y una bebida cuando hay
spp. capuli) escasez de víveres y de vino.
Florece en primavera.
El cocimiento de la corteza
puesto al sol por 15 días y
tomado en dosis de 1 dracma
cura la disentería, el polvo de la
misma disuelve las nubes,
aclara la vista, alivia las
inflamaciones de los ojos y
suaviza la lengua reseca por
exceso de calor.
Los frutos, hojas, Hay 3 variedades distintas por
corteza y raíz son el fruto, pero siempre se da en
medicinales. En racimos:
infusión curan los • Xitomacapolin: fruto casi
cólicos intestinales, del tamaño de las
el estreñimiento, los ciruelas.
padecimientos • Helocapolin; un poco
respiratorios y la tos menor.
(Bye y Linares • Totocapolin: fruto más
1999, N° 39: 13). pequeño.
Cuetlaxóchitl. Árbol mediano con hojas de Huertos y patios Hdez.
tres puntas y sinuosas por uno de los indios; en 1959,
y otro lado. Flores rojas muy regiones frías o Obras,
grandes, parecidas a las hojas ardientes. Tomo II
del árbol pero con distinto color. Libro 6°:
Las hojas aumentan la leche en 319-320.
las nodrizas –aún ancianas-
que las comen crudas o
cocidas a modo de hortaliza.
3er Tlalhoaxin, Arbusto híspido con hojas Nace en lugares Hdez.
llamado también como de almendro, tallos templados. Se 1959,
ecapatli, o medicina flexibles, delgados, purpúreos y siembra en las Obras,
del viento. cilíndricos, flores amarillas y casas y en los Tomo III,
medianas en las últimas huertos. Libro 3°:
ramillas de las que nacen 130-131.
vainas largas y cilíndricas. Cura
tumores y úlceras. Las hojas
puestas sobre el estómago,
aplicadas o untadas, quitan el
dolor de cabeza. Tomadas en

65
[leguminosa] cantidad de un puñado quitan
los calosfríos de las fiebres.
Tzompantli o Árbol grande con hojas de Nace en todas Hdez.
tzonpanquáhuitl, o figura de corazón y vainas en partes, pero 1959,
planta de corales. racimos, del grueso de un dedo principalmente en Obras,
y de un palmo de largo, que lugares cálidos, Tomo II
encierran semillas parecidas a cultivados y Libro
frijoles en forma y sabor, pero húmedos y adorna 10°:
del color de corales rojos. Tiene los setos y cercas 406.
madera azafranada y corteza de los huertos.
tan ligera como la del
alcornoque, en cuyo lugar la
[Pito o Colorín: usan los indios con mucha
Erythrina spp.]. frecuencia.
Hierbas
Cihuapatli Hierba que cura las Nace tanto en Hdez.
hemionítico enfermedades de las mujeres y regiones frías 1959,
tiene hojas parecidas a las de como en las Obras,
hemionitis y que las mujeres cálidas. Se Tomo II
españolas llaman hierba siembra por raíz o Libro 6°:
uterina. Tiene raíz fibrosa y por semilla. Se 294.
vellosa, ramas delgadas, rectas cultiva con
cilíndricas y vellosas; hojas esmero en
espaciadas a uno y otro lado huertos, jardines y
del tallo, gruesas, vellosas, macetas que
oblongas, blandas y flores adornan
blancas dispuestas en corredores y
umbelas. Su cocimiento o jugo ventanas y
se administra parturientas para adornan los
que den a luz fácilmente. Las jardines de los
hojas trituradas y tomadas con terrados.
agua mitigan la hinchazón del
vientre, provocan la orina y las
reglas.
Coatzontecoxóchitl. Con raíces fibrosas, oblongas y Nace en lugares Hdez.
semejantes a un cabrahigo cálidos y 1959,
todavía verde, de donde nacen templados, junto a Obras,
hojas de lirio pero más largas y las peñas, o Tomo II
más anchas. Las flores parecen adheridos a los Libro 3°:
cabezas de serpientes, de troncos de los 119-120.
donde les viene el nombre; son árboles. Se
de color rojo, manchado con encuentra en los
puntos blancos y amarillos que huertos y lugares
están entremezclados. Tiene cultivados.
olor de azucena.
[Por el dibujo Se mezcla con maíz rojo y se
parece ser una preparan tortas para los
variedad de príncipes indios, que las
orquídea]. consumían después de
haberse asoleado mucho
tiempo.

66
Coyolxóchitl, o flor Hierba con raíz del tamaño de Nace en el clima Hdez.
de sonaja, una nuez, con hojas parecidas templado de la 1959,
a las del llantén menor. Flores región mexicana, Obras,
en forma de cáliz, de color rojo en lugares Tomo II,
tirando a verde. El jugo campestres o Libro 4°:
exprimido de las flores detiene cultivados y 166-167.
hemorragias de nariz. El jugo hortenses, donde
de la raíz extingue las fiebres, suele ser muy
cura sus petequias y contiene apreciado.
las disenterías.
Las flores se usan también en
coronas y ramilletes.
Chilpatli o medicina Hierba de raíz fibrosa y hojas Nace en regiones Hdez.
de chilli. parecidas a la albahaca, pero cálidas de 1959,
mayores y algo blanquecinas Pahuatlán, Obras,
por debajo. Las hojas se hacen Papalotícpac y Tomo II
polvo y mezclan con 10 onzas Hoeitlalpa. Libro 3°:
de atolli para purgar el cuerpo Se siembra en los 134.
de todos los humores con huertos para
admirable rapidez y eficiencia. medicina.
Aplicadas curan el dolor de
dientes, los miembros
agrietados y la sarna.
Maceradas algún tiempo en
una poción de tlaolli alivian las
úlceras cancerosas.
Su jugo untado en las flechas
es veneno para abatir los
ciervos y las fieras.
Segundo Eloquílitl Comestible, de alimento cálido, Nace en diversos Hdez.
agradable y un poco oloroso. lugares y se 1959,
Las hojas son como de cultiva a veces en Obras,
albahaca, aserradas pero más los huertos. Tomo II
largas y la flor como de Libro 8°:
manzanilla, amarilla en el 365.
centro y blanca alrededor.
Epázotl o hierba Hierba con raíces ramificadas Nace en regiones Hdez.
olorosa. de donde nacen tallos de un cálidas o 1959,
codo de largo. Hojas oblongas, templadas y se Obras,
creneladas y rojizas, semilla en cultiva en los Tomo II
espigas. Es acre, oloroso y huertos de las Libro 8°:
calorífico en 3er grado. Es mismas, o de 369.
comestible crudo o cocido y otras, a causa de
agregado a las comidas su utilidad.
fortalece, alivia a los asmáticos
y enfermos del pecho; es
alimento agradable.
El cocimiento de las raíces
contiene las disenterías, quita
las inflamaciones y arroja del
vientre los animales nocivos.

67
Tlalquequétzal o Planta parecida al stratiotes Las señoras Hdez.
pluma de la tierra. millefolius de los antiguos. Las suelen sembrarlo 1959,
hojas parecen plumas de ave, en los huertos y Obras,
raíces semejantes a fibras, en macetas; en Tomo III,
echa muchos tallos cilíndricos, tierra negra y Libro
delgados y derechos de unos 4 pingüe, donde con 18°:
palmos de largo. Flores el riego frecuente 172.
blancas, tirando al amarillo, y el cuidado
pequeñas, dispuestas en doméstico crece
corimbos. Muy estimada por las más grande y
señoras porque auxilia contra lozano.
las molestias de las afecciones
uterinas.
Uitzquílitl Cardos de la tierra, con Hácese a la orilla Sahagún
espinas. Las hojas de abajo del agua. Son 1956,
son cenicientas y las de arriba hortenses. Vol. 2:
verdes. Son buenas de comer; 297.
tiene dentro hilachas como los
cardos de Castilla.
Condimentos
Xonácatl Cebollas pequeñitas de esta Hortenses. Sahagún
tierra, tienen el comer de las 1956,
cebollitas de España. Éstas Vol. 2:
plántalas y son hortenses. 297.
Granos
Epatlachtli o frijol Frijol hortense con raíz Nace en regiones Hdez.
comprimido. delgada, hojas de frijol en calientes. Suele 1959,
grupos de 3, flor pequeña y con frecuencia Obras,
blanca, vainas llenas de granos sembrarse en los Tomo II,
comestibles, rojizos y huertos. Libro 8°:
manchados de color negruzco. 364.
Alivia en poco tiempo los
tumores, untado en el cuerpo
combate las fiebres.
Hortalizas y verduras
Ayotli o calabaza Todas las variedades Nacen en los Hdez.
india. comestibles proporcionan huertos y lugares 1959,
nutrición fría y húmeda, buena húmedos y Obras,
para la mesa y apropiadas para cultivados. Las Tomo II,
alimentar a los que padecen flores y los Libro 2°:
Hernández describe fiebres y ardor de riñones, renuevos sirven a 50-51.
8 variedades aunque preparadas con azúcar los indios como
(Véase p. 156,161). son menos saludables y hortalizas,
agradables que las de España. principalmente
Nacen al llegar las lluvias, con jugo de
aunque brotan durante todo el carnes gordas.
año y sirven de alimento.

68
Hoauhquílitl o Especie de armuelle silvestre o Nacen Hdez.
verdura con semilla cultivada con esmero en espontáneamente 1959,
dispuesta en huertos y jardines. Hay 3 en lugares Obras,
penacho. variedades. Verdura que se calientes o fríos, Tomo II,
come cocida, o se prepara una campestres y Libro 9°:
(Véase p. 156,161). bebida muy sabrosa llamada húmedos. 389.
michihoauatolli. Es medicinal,
las hojas machacadas limpian Son sembrados y
las úlceras y producen cultivados en los
cicatrización. huertos.
2° Hoitzquílitl Con raíces delgadas, blancas y Regiones Hdez.
de una cuarta de largo, donde templadas como 1959,
nacen hojas sinuosas, la mexicana, en Obras,
angostas, de 2 palmos y rojizas los huertos y Tomo II,
cerca de su nacimiento. Tallos lugares Libro 9°:
de 2 codos de largo en cuyo campestres. 376-377.
extremo brotan capítulos
oblongos, espinosos, de color
rojo con púrpura. Tiene sabor
parecido a la alcachofa, pero
en forma de cardo lechero y es
igualmente comestible.

Discutiendo la Información

La información de los varios estudios muestra que los parches o manchones en


los biomas, ocupados por los grupos humanos, eran diversos y variados,
particularmente en relación con los suelos, la disponibilidad de agua, la presencia
de flora y fauna con posibilidades alimenticias y la inclinación de los terrenos. Los
mejores lugares para el manejo de plantas nativas (domesticación incidental)
fueron aquellos donde posteriormente se inicia su cultivo (domesticación agrícola),
el del maíz y demás cultígenos inicialmente domesticados. Estos pobladores
manejaron activamente tanto los recursos biológicos, como los físicos y
gradualmente van incluyendo elementos en la conformación de los primeros
sistemas agrícolas: uso de las zonas con el manto freático elevado, inundación de
las áreas cultivadas, agricultura de secano o temporal, uso de las aguas
superficiales y del regadío. Con posteroridad comienzan a modificar el suelo y
construyen depósitos para captar agua de lluvias, terrazas, canales y demás.

Una serie de eventos locales como la erupción volcánica en Los Tuxtlas,


pudieron contribuir a modificar la subsistencia de los pobladores poniéndola en
una situación de riesgo; pero en el nivel más amplio es factible considerar que la
actividad agrícola fue producto de numerosos factores. Varios de ellos
relacionados con elementos culturales, como el gusto por el consumo de ciertos
alimentos, o su disponibilidad en varias épocas del año, la factibilidad de cazar y
pescar. La disponibilidad real de obtener alimento a lo largo del año y mecanismos

69
casuales -como la domesticación incidental- les asegura la supervivencia. La
agricultura resultó una estrategia de susbsistencia, que por razones distintas –
según las regiones en cuestión- era más segura que otras actividades. Estas no
se abandonan y en regiones como la cuenca de México, conforman una amplia
gama de posibilidades alimenticias.

Los huertos incidentales y las milpas pudieron ser agroecosistemas que


coexistían desde sus orígenes y que nacen accidentalmente, por el gusto de los
pobladores por consumir ciertas plantas. Su evolución posterior está conectada
con los orígenes de la agricultura, con las necesidades de los cultivadores y con
la flora existente en las regiones en cuestión. Las plantas cultivadas en estos
agroecosistemas pueden variar con el tiempo, para incluir o eliminar varias de
ellas; sin embargo, la estructura se conserva. La inclusión del regadío y –
posteriormente- la introducción del concepto y la legislación correspondiente sobre
la tenencia privada de la tierra introduce elementos como las bardas, dando lugar
a sistemas como el del solar yucateco.

70
EL AMBIENTE, LOS RECURSOS Y LA AGRICULTURA
INDÍGENA NAHUA EN EL SIGLO XVI

Algunos Antecedentes

Iniciamos esta sección con elementos sobre el conocimiento nahua de la


naturaleza, su relación con la agricultura y la cultura asociada a ésta en el
Altiplano Central. Los tenochcas de la cuenca de México son un ejemplo de las
sociedades militaristas del posclásico mesoamericano, en una etapa que incluye
los últimos años antes de la llegada de los españoles, el momento del contacto, la
conquista y el establecimiento del virreinato de la Nueva España. Hay una extensa
información escrita por los españoles –cronistas, conquistadores, misioneros,
administradores- al concluir la guerra y convertir la región lacustre y los restos de
la antigua ciudad en el centro novohispano más importante. La presencia mexica
en el Altiplano Central puede dividirse en cuatro períodos: (1) su asentamiento en
los islotes occidentales del lago de Texcoco y su subordinación a los tepanecas
que aconteció entre 1325 y 1430, (2) la conformación del estado hegemónico
después de la derrota de los tepanecas (hasta 1469), (3) la expansión militar
(hasta 1502) y, (4) la consolidación de los dominios que llegó hasta 1519.

Su ubicación privilegiada en el lago, les dio acceso a una amplia gama de


recursos lacustres -vegetales y animales-; además de facilitarles una rápida
transportación y comunicación acuática y una ventajosa posición defensiva. Pero
las condiciones del enclave les eran adversas en otros aspectos, ya que se vieron
en la necesidad de conducir agua potable, piedra y madera para sus
construcciones y para la vida cotidiana; elementos fundamentales que estaban
ausentes en los islotes, comenzando por el manejo de un espacio reducido, al que
el incremento poblacional ponía en aprietos sin un control del agua y de la
construcción de chinampas con fines habitacionales. El refinado conocimiento
sobre el manejo hidráulico, que los tenochcas heredaron de los pueblos de la
cuenca, los hacía hábiles en la construcción de diques, albarradones, canales y
chinampas y les permitió modificar su hábitat para conformar una ciudad en el
lago, ligada a las orillas mediante una red de calzadas, acueductos, diques y
canales, que les llevó a tener el predominio de la cuenca (Palerm 1972).

71
Reconstruir la vegetación natural y el ambiente de la cuenca ha sido tarea
larga para los investigadores; en parte debido a los miles de años de
transformación que estos paisajes han sufrido. El poblamiento humano ha
sobrepuesto paisajes -uno sobre otro- y los mezcló para conformar nuevas
combinaciones. La cuenca se caracteriza por tener micro variabilidad en
temperatura y en su régimen de lluvias; las lagunas y humedales tienen un
complicado funcionamiento y manejo. A partir de pequeñas áreas de vegetación
no alteradas se han reconstruido los ecosistemas, con lo cual podemos imaginar
como era su paisaje en el siglo XVI. Como resultado de las guerras y del sistema
de tributación, los mexicas controlaron los recursos naturales y las producciones
de numerosos pueblos, con ambientes y culturas diversos, que enriquecieron su
propio acceso a recursos en una región lacustre que, en conjunto y controlando
las relaciones de paso con los otros grupos ocupantes de las riveras de los lagos,
podía ofrecer una amplia gama en los productos, con un acceso y transportación
rápida y eficiente.

El ambiente y los Ecosistemas

En el Vocabulario de Molina, encontramos la palabra naturaleza (iuhqui yeliztli),


además de la utilización de numerosos vocablos relacionados tanto con los
ecosistemas –terrestres y acuáticos- como con varios de sus componentes y en
especial, con el uso de una terminología muy detallada sobre los eventos
climatológicos. Estos términos incluyen ambientes localizados en varias regiones,
con condiciones climáticas distintas, incluyendo zonas con climas fríos, templados,
desérticos y las tropicales. En general, los vocablos son descriptivos de lo que se
encuentra en el lugar; por ejemplo: lugar de piedras menudas, o lugar de piedras
agudas. El relieve es también un elemento importante en las descripciones que se
derivan del Vocabulario.

El relieve es elemento básico en la descripción de lugares o zonas –por


ejemplo- Molina (1970) da varios vocablos que corresponden a lugares planos o
llanos, como son: cemantoc tlalli que es la tierra firme y larga; cemixmaniliztli que
es una llanura de cosas iguales y llanas; cemmaniliztli que es una llanura de
cosas iguales y llanas; ixtlauatl que significa vega o tierra llana, sabana, o campo
y, tlauelmayan que es una vega, una tierra llana o un valle. Pero comenzaremos a
ver algunos aspectos relacionados con el conocimiento del ambiente. El
Vocabulario brinda una variada gama de conceptos relacionados con el ambiente
y el clima, como veremos en seguida. Los materiales de esta importante fuente
histórica se complementan magníficamente con los que proporciona el fraile
Sahagún y con los de Francisco Hernánez; con todos ellos el panorama de lo que
fue la cuenca de México en el siglo XVI resulta así:

El Agua, el Clima y los Eventos Climatológicos

72
Según Francisco Hernández (1984 [original 1574], Antigüedades, t. 6: 89). El clima
de la ciudad de México -en esas épocas- era intermedio –entre frío y caliente-
“…pero un poco húmedo debido a la laguna”. Las lluvias se iniciaban en mayo,
prolongándose hasta septiembre y en esos meses la temperatura correspondía
con la primavera española: “…entonces casi todas las plantas florecen y dan
fruto.” Luego, durante cuatro meses “…se inclinan algo a lo frío…”; entre febrero y
mayo el calor aumenta poco a poco “…como en tiempo estivo…”. El cielo era
salubre, “…pero debido a la humedad lacustre […] a veces predomina la
podredumbre…”. Enumera varias enfermedades dominantes en la ciudad: puntos
o exantemos (¿tifo exantemático?), fiebres, dolor de costado, infecciones de
riñones y de la vejiga, disentería y diarrea, asevera que estas últimas “son allí
generalmente mortales…”.

En una sociedad agrícola el clima, los eventos climatológicos –anuales,


cíclicos e imprevistos- junto con el suelo y el agua –además de las condiciones
locales específicas- son fundamentales para el éxito de los cultivos. La altitud
generaba microclimas cuya diversidad asombró a los españoles; por ejemplo,
Hernández (1984, Antigüedades, t. 6: 90) decía que “…Es de admirar que en un
intervalo de tres millas se encuentren tantas temperaturas diferentes; aquí te
hielas y allá te quemas; no por razón del cielo, sino de la situación y de los valles,
a los cuales toca en suerte un cielo muy adecuado, casi templado…”. A esta
diversidad climática atribuye el citado autor el que se produjesen dos cosechas
anuales y hasta tres “…porque en el mismo tiempo que aquí domina el frío, allá el
calor está en vigor y en otra parte una temperatura primaveral acaricia a los
hombres y a los otros seres vivientes…” (Hernández 1984, Antigüedades, t. 6: 90).

El conocimiento que los habitantes del Altiplano Central tenían del cielo y de
los astros estaba articulado al conocimiento sobre los fenómenos metereológicos,
climatológicos y al calendario agrícola. Los relámpagos, cometas, exhalaciones
(bólidos, estrellas fugaces, aereolitos), vigas ígneas, remolinos ardientes,
antorchas celestres, columnas de fuego, nieve, nubes, escarcha, torbellinos y
fenómenos en general servían como “agoreros” (Sahagún 1956, Vol. II: 288-289).
Por ejemplo, tenían la idea de que las nubes blancas en las cumbres de los cerros
presagiaban el granizo y las nubes densas la lluvia; la escarcha cayendo como
rocío permitía conocer la fecundidad agrícola para ese año en cuestión, el arco iris
les hacía saber el tiempo tranquilo, sereno, además del inicio y fin de las lluvias;
los cometas fugaces se consideraban relacionados con las viscisitudes de los
reinos y de los gobernantes (Hernández 1984, Antigüedades, t. 6: 99-100).

Los elementos del clima junto con el agua y el regadío son para Hernández
(1984, Antigüedades, t. 6: 90) la explicación a la existencia de “…tantas plantas,
animales y minerales…”. Algunos de estos componentes –como el agua- eran -y
son- vitales para la supervivencia de las plantas, por lo que es claro que estén
articulados a la cosmovisión y la religión. Así tenemos que las oraciones para
pedir el líquido eran importantes en relación con los mecanismos socioculturales
para controlar el riesgo ambiental: “…todo se pierde y todo se seca, parece que

73
está empolvorizado y revuelto con telas de arañas por la falta del agua…”
(Sahagún 1956, Vol. II: 81).

…Ayudad señor, a nuestro señor dios de la tierra, siquiera con una llovizna de
agua, porque él nos cría y nos mantiene cuando hay agua; tened por bien,
señor, de consolar al maíz y a los etles, y a los otros mantenimientos muy
deseados y muy necesarios que están sembrados y plantados en los
camellones de la tierra, y padecen gran necesidad y gran angustia por la falta
de agua… (Sahagún 1956, Vol. II: 84).

La Lluvia

Elemento fundamental para la actividad agrícola, particularmente en lo que se


refiere a los cultivos de temporal y en lugares como la cuenca de México, su
presencia puede salvar los cultivos de secano y su carencia causa serios
desastres. Así que no es de extrañar que existan vocablos muy detallados sobre la
lluvia, la forma, la cantidad en que cae, su intensidad, abundancia o carencia y sus
impactos –muchas veces catastróficos- sobre las plantas. Por ejemplo, existen los
vocablos tonalhuacqui y tonalhuia para denominar a las mieses que se han
secado y perdido por falta de agua (Molina 1970:149), o tonalhuaqui que significa
secarse lo sembrado por falta de agua (Molina 1571:149v); Figura 2.

Figura 2
Vocablos nahuas relacionados con la lluvia y su carencia
Vocablo: Significado: Fuente:
Poyaui Adelgazarse o deshacerse las nubes. Molina 1571:83v
Tlaelquiaui Llover reciamente. Molina 1571:120v
Tlaelquiaui Llover a cántaros, extremadamente. Simeón 1885: 584.
Tlayelquiaui Llover reciamente. Molina 1571:121
Tlayelquiaui Llover a cántaros. Simeón 1885: 588.
Tlayeltilaua Llover fuertemente. Molina 1571:121
Tlayeltilaua Llover muchísimo. Simeón 1885: 588.
Tlanaliui Aclarar el tiempo después de pasada la tempestad. Molina 1571:127
Tlapayaui Llover mansamente y sin cesar. Molina 1571:130v
Tlapaquiaui Llover menudo y sin cesar. Molina 1571:131
Tlatlalactiuitz Aguacero que viene con gran furia y tempestad. Molina 1571:137v
Tlaxupantlati Ser verano y tiempo de aguas. Molina 1571:146v
Tlaxupantlatia Ser verano y tiempo de aguas. Molina 1571:146v
Tonalco Estío parte del año, el tiempo que no llueve. Molina 1571:149
Tonalla Estío tiempo seco, cuando no llueve. Molina 1571:149
Tonalquiza El tiempo que no llueve o el estío. Molina 1571:149v

La lluvia era tan importante para los agricultores y en especial en zonas de


secano, en años de sequía, o en años de inundaciones, tanto que existían
ceremonias especiales para propiciar su llegada, o para solicitar a las deidades su

74
intervención al respecto. Todavía en el siglo XVI se practicaban algunas de estas
ceremonias, que se mezclaron y reforzaron con la ideología católica de la época.
Toribio de Benavente (Motolinía) siendo guardián del convento de Texcoco fue
partícipe de una de estas, en el texto del fraile Gerónimo de Mendieta (1945 Vol.
4: 67) se narra lo siguiente:

…ovo un año gran seca en toda la tierra, y los panes estaban muy bajos que
no crecian por falta de agua, y quemados de los grandes soles. En este
tiempo predicó [Motolinía] a los naturales con gran fe y fervor de espíritu y
mandóles fuesen en procesión, azotándose, a una iglesia de Santa Cruz, que
está junto a la laguna grande, y que con toda devoción pidiesen a Dios agua, y
tuviesen esperanza que no se la negaría. Hiciéronlo así, y fue con ellos el
santo Fr. Toribio, y vueltos de la procesión, en llegando al monasterio
comenzó a llover, y de allí adelante siempre llovió hasta que granó el maíz, y
fue aquel año de mucha cosecha.

En otro año la lluvia fue tan abundante que “…no cesaba de llover día y
noche…” (Mendieta 1945 Vol. 4: 67), las cosechas se perdieron y las casas de
adobe se caían; por todas estas desgracias Motolinía les envió de nuevo a la
iglesia de Santa Cruz a pedir a Dios que cesase el agua y después de ese año
volvió a llover “…templadamente como lo habían de menester…”. Las ceramonias
prehispánicas envolvían sacrificios de perros y de niños, cautivos y esclavos,
además de cocinar alimentos especiales; como lo describe Sahagún (1956) en su
libro Segundo, que trata del calendario, fiestas y ceremonias a los dioses, donde el
fraile anotó:

En este mes [Atlacahualco, que comenzaba el 2 de febrero] mataban muchos


niños: sacrificábanlos en muchos lugares y en las cumbres de los montes,
sacándoles los corazones a honra de los dioses del agua, para que les diesen
agua o lluvias […] Cuando llevaban los niños a matar si lloraban y echaban
muchas lágrimas, alegrábanse los que los llevaban porque tomaban
pronóstico de que habían de tener muchas aguas ese año (Sahagún 1956,
Vol. 1, libro 2° Capítulo 1: 108-109)

Llegada la fiesta de etzalqualiztli, todos hacían una manera de puchas, o


poleadas, que se llama etzalli –comida delicada a su gusto-: todos comían en
su casa y daban s los que venían, y hacían mil locuras ese día […] En este
mismo mes mataban muchos cautivos y otros esclavos, compuestos con los
ornamentos de estos dioses llamados Tlaloques, por cuya honra los mataban
en su mismo cu. Los corazones de estos que mataban íbanlos a echar en el
remolino, o sumidero de la laguna de México, que entonces se veía
claramente. Otras muchas ceremonias se hacían (Sahagún 1956, Vol. 1, libro
2° Capítulo 1: 116).

Las Heladas, Granizadas y Nevadas

75
Francisco Hernández (1984 [original 1574], Antigüedades, t. 6: 92) escribió que
muchos volcanes que se encuentran principalmente en Nicaragua, Jalapa y la
ciudad de los Ángeles estaban encendidos “…con fuegos perpetuos […] vomitan
humaredas terribles mexcladas de hollín y pavesa […] y están cubiertos de nieve
todo el año y que un frío intenso tiene allí guerra incesante con un calor ardiente, y
que reventando alguna vez han vomitado maravillosa cantidad de piedra pómez
negra y líquida y de cenizas y han destruido e inundado las ciudades
circunvecinas…”. Es decir, el Altiplano central mexicano va a estar
climatológicamente conformado a partir de su altitud y sus volcanes, cuya
presencia está íntimamente conectada con la nieve, el hielo y el granizo, sus
impactos en el ciclo agrícola van a generar incertidumbre y la necesidad de utilizar
sistemas con plantas de ciclo corto, almácigos, o con regadío. Pero veamos lo que
dicen las fuentes sobre estos eventos.

Las heladas, la nieve y el granizo, son elementos característicos del clima


templado-frío en las tierras altas del centro de México y evidentemente tenían un
fuerte impacto en la agricultura de estas regiones, al actuar como factores
limitantes del ciclo agrícola. Al respecto dice Sahagún (1956, Vol. II: 266) lo
siguiente: “…Señalaba cierto tiempo de la helada, diciendo que en término de
ciento veinte días en cada un año helaba, y que comenzaba el hielo desde el mes
que llaman ochpaniztli hasta el mes llamado tititl, porque cuando venía este mes o
fiesta toda la gente vulgar decía que ya era tiempo de beneficiar y labrar la tierra y
sembrar maíz y cualquiera género de semillas; y así se aparejaban todos para
trabajar…”. Es decir, las heladas ocurrían una tercera parte del año, pero también
se daban cuenta de la cercanía del evento, porque algunas aves anunciaban la
nieve:

El Cenotzqui o ave que atrae la nieve, llamado así porque grita poco antes de
las nevadas y calla cuando ya cae la nieve y después que nevó, es semejante
al cernícalo de tamaño, voz, forma, curvatura del pico y de las uñas y caza
aves pequeñas y lagartijas, pero se distingue por su variedad de colores
hermosa y digna de verse… […]…algunos la llaman ceceto (Hdez. 1960, III,
Tratado 2° p. 323).

Los impactos sobre las plantas cultivadas podían ser la diferencia entre el
bienestar o el hambre, así tenemos que en estas regiones de Mesoamérica los
eventos como las heladas, nevadas y granizadas podían llegar a ser altamente
perjudiciales para los sembradíos, lo que en mucho dependía del momento de su
desarrollo en que se encontraban al ocurrir el evento en cuestión. De la nieve dice
el fraile Bernardino de Sahagún (1956, Vol. II: 266): “…La nieve cuando cae casi
como agua o lluvia llaman cepayauitl, casi hielo blanco, como niebla, y cuando así
acontecía decían que era pronóstico de la cosecha buena y que el año que venía
sería muy fértil…”. Por la información del ilustre fraile y del diccionario de Molina,
sabemos que los nahuas tenían términos específicos para las plantas que se
helaban. Figuras 3 y 4

76
Figura 3
Vocablos nahuas relacionados con las heladas y sus impactos en las
Plantas cultivadas
Vocablo: Significado Fuente:
Ceuechililo Helarse las plantas. Molina, 1571:18v
Ceuilo Helarse las plantas. Molina, 1571:18v
Ouatetzocotl Caña de maíz helada. Molina, 1571:78 y
80.
Patzactic Trigo, maíz, o cacao añublado, o helado o Molina, 1571:24.
cosas semejantes.
Patzacuaqui Trigo, maíz, o cacao añublado, o helado o Molina, 1571:80
cosas semejantes.
Patzauac Trigo o maíz añublado, o helado. Molina, 1571:80
Pilhuia Destruir el hielo todo lo sembrado. Molina, 1571:81v
Tetoc Maizal o maíz verde de otro. Las matas de Molina, 1571:110v
maíz antes que maduren y estén de sazón
las mazorcas.
Tlatlacamachiuia Destruir el hielo o la piedra y granizo todo Molina, 1571:136v
lo sembrado y la fruta.
Tlaulpatzactic Maíz o trigo añublado, helado y mal Molina, 1571:145
curado, o cogido antes de tiempo.
Tlaulpatzactli Maíz o trigo añublado, helado y mal Molina, 1571:145
curado, o cogido antes de tiempo.
Tlaulpatzauac Maíz o trigo añublado, helado y mal Molina, 1571:145
curado, o cogido antes de tiempo.

El granizo es un elemento de la naturaleza muy temido por su capacidad


destructiva sobre los cultivos, especialmente cuando las plantas se encuentran en
etapas iniciales de crecimiento; “…cuando veía[n] encima de las sierras nubes
muy blancas, decían que eran señal de granizos, los cuales venían a destruir las
sementeras, y así tenían muy grande miedo: “…y para los cazadores era de gran
provecho el granizo, porque mataban infinito número de cualesquier aves y
pájaros…” (Sahagún 1956, Vol. II: 266). Para protegerse de sus impactos
destructivos a los sembrados, se utilizaban los servicios de personas
especializadas en desviar estos eventos climatológicos, denominadas
teciuhtlazque (estorbadores de granizo). De ellos anotó el fraile Sahagún (1956
Vol. II: 266) lo siguiente:

…y para que no viniese el dicho daño en los maizales, andaban unos


hechiceros que llamaban teciuhtlazque, que es casi estorbadores de granizos;
los cuales decían que sabían cierta arte o encantamiento para quitar los
granizos, o que no empeciesen los maizales, y para enviarlos a las partes
desiertas, y no sembradas, ni cultivadas, o a los lugares donde no hay
sementeras ningunas.” (Sahagún 1956, Vol. II Capítulo VII: 266).

77
Contarrestar los impactos negativos de la nieve y el granizo en los cultivos
era tarea de especialistas llamados teciuhtlazque, o estorbadores de granizos. El
granizo era llevado a partes desiertas, que no estuviesen sembradas, a lugares
“…donde no hay sementeras ningunas…”. Estos personajes conocían las nubes y
el efecto que tendrían en las aguas de las lluvias y en la caída de granizo o nieve
(Sahagún 1956, Vol. 2: 266). A pesar de su importancia, son escasos los términos
relacionados con su actividad. Es importante que tres siglos más tarde, el francés
Remi Simeón en su Diccionario de la Lengua Náhuatl o Mexicana siga anotando
términos relacionados con los conjuradores. Los vocablos que se utilizaban en la
época, relacionados con el granizo y que encontramos en el Vocabulario de
Molina y en otras fuentes son los siguientes. Figura 4.
Figura 4
Vocablos nahuas relacionados con el granizo y los conjuradores
Vocablo: Significado: Fuente:
Teciuhtlaça Conjurar granizo o piedra. Molina, 1571:92v
Teciuhtlaçaloni Conjuro para conjurar granizo. Molina, 1571:92v
Teciuhtlaçani Conjurador tal. Molina, 1571:92v
Teciutlazqui Conjurador tal. Molina, 1571:92v
Tlatlacamachiuia Destruir el hielo o la piedra y granizo todo lo Molina, 1571:136v
sembrado y la fruta.
Teciutlaça Conjurar el granizo, la tempestad. Siméon 1885 :446
Teciuhtlaçaliztli Conjuro, acción de conjurar el granizo. Siméon 1885:446
Teciuhtlaçaloni Exorcismo, conjuración del granizo. Siméon 1885:446
Teciuhtlaçani o Exorcista, el que conjura el granizo. “…esos Siméon 1885:447
Teciuhtlazqui. brujos tenían la reputación de estar en
Plural: posesión de sortilegios que les permitían
teciuhtlaçamine o impedir que el granizo cayera sobre el
teciuhtlazque. maíz…” [Tomado por Siméon de la edición de
Sahagún de 1829-1830].
Teciui Granizar, caer granizo. Siméon 1885:447
Teciuiloc Granizado. Siméon 1885:447
Teciuitl uetzi Está cayendo granizo. Siméon 1885:447

El Viento

El viento era atribuído a la deidad Quetzalcóatl y pensaban que soplaba desde


cuatro partes del mundo; cada una correspondía con un punto cardinal y la gente
debía tener cierto tipo de cuidados con ello. Por ejemplo, si soplaba hacia el norte
las canoas no podían navegar porque peligraban; el viento que soplaba hacia el
occidente era frío, hacía temblar, pero era bueno para navegar; el viento que sopla
hacia el mediodía era furioso y peligroso para navegar, podía arrancar los árboles,
trastornar las paredes, levantar grandes olas en el agua, echar las canoas al fondo
o levantarlas en alto; el viento que viene del oriente no es furioso y no impide la
navegación de las canoas (Sahagún 1956, Vol. 2: 264-265).

78
Sobre las características del viento tenemos los vocablos Tlamattani,
Tlamattica y Tlamattimani, que significan “…el tiempo, cuando no hay ni corre
recio viento…” (Molina 1970: 126). También los términos Tlanaluihtimani y
Tlanaliuhtoc que significan “…hacer buen tiempo, sereno, blando y sosegado…”
(Molina 1970: 127), Tlanaliui que significa “…aclarar el tiempo después de pasada
la tempestad…” (Molina 1970: 127), Tlanaliuiliztli que es “…serenidad o bonanza
de tiempo…” y Tlaneztimani o “…hacer tiempo claro y resplandeciente…” (Molina
1970: 128v). El tiempo abrego –o de medio día- se designaba con los vocablos de
Tlauhcopahecatl (Molina 1970: 144v) y Vitz ehecatl (Molina 1970: 157v).

Ilustración 3
Deidades de la lluvia y el viento

79
LOS ECOSISTEMAS

Comencemos con la descripción de algunos ecosistemas acuáticos y terrestres


que los nahuas de la cuenca de México distinguían y de los componentes –que en
forma de recursos eran parte del bagaje cultural de este grupo-. Estos se
reconocen a través de los escritos de los frailes Sahagún y Molina. De los
ambientes acuáticos la información de Molina no es tan amplia como la referente
a los ecosistemas terrestres, lo que es de llamar la atención, dada la presencia del
sistema de lagos en la cuenca de México; aunque esta situación puede dar la
apariencia falsa al lector, de que los ecosistemas acuáticos eran menos variados
que los terrestres.

Ecosistemas Acuáticos

La presencia del sistema de lagos en la cuenca de México y de numerosos ríos


que desembocaban en ellos, daba a los ecosistemas acuáticos gran importancia
desde varios puntos de vista. Existen en el Vocabulario de Molina términos que
permiten vislumbrar la existencia de una clasificación en los varios tipos de agua,
además de lista de las plantas, que se encontraban en las orillas de los
ecosistemas conocidos entre los nahuas del siglo XVI, de la fauna silvestre y de la
estrecha relación de estos componentes con la vida cotidiana de los grupos
humanos asentados en ella. Además, de que es factible organizar los varios
componentes del sistema lacustre. Así, por ejemplo, tenemos que yecatl es el
agua dulce; yuliliz atl es el agua viva; yuliuani atl es también una palabra para el
agua viva.

La vegetación acuática podía ser silvestre, inducida y cultivada, como ocurría


por ejemplo con los juncos, que se utilizaban para elaborar objetos de uso común;
sabemos que, con ellos, hacían capizayos para cubrirse de la lluvia; de los tules
se hacían petates y esteras, de los mimbres fabricaban cestos y demás
recipientes para granos o para tortillas. Entre la vegetación acuática encontramos
términos para los juncos, carrizos, cañas, mimbres y árboles como el sauce, como

80
se puede ver en la siguiente lista, que se enriquecerá cuando tratemos sobre la
flora de la cuenca que fue utilizada con fines alimenticios, medicinales y demás:

• Acazacatl: junco, carrizo, especie de caña (Simeón 1986: 5).


• Acazacatla: lugar plantado de juncos, de cañas (Simeón 1986: 5).
• Otlatl es una caña maciza y recia (Molina). De ella decía Hernández
(Obras, 1959, Vol. II, Libro 9°: 397) que “Se encuentran en Nueva España
muchas especies de cañas; una de ellas llamada aótlatl o sea caña de
agua, tiene hojas largas y angostas, tallos huecos, nudosos, con pulpa
delgada y del grueso de las cañas de nuestra tierra.”
• Oztopilin es un junco largo, gordo y redondo (Molina 1970).
• Uexochachapactli, que es una mata grande de mimbrera (Molina 1970).
• Uexochapactli que es también una mata grande de mimbrera (Molina 1970).
• Uexopazolli es una mata de mimbrera (Molina 1970).
• Uexotl es un sauce (Molina 1970).
• Uexotlacotl es el mimbre, o vara de sauce (Molina 1970).
• Xumalin vocablo aplicado a un junco delgado (Molina 1970).

Además del Vocabulario de Molina, contamos con estudios arqueológicos y


arqueobotánicos, permiten reconstruir la presencia de algunos otros elementos
importantes de la vegetación acuática, que fueron encontrados en los estudios
arqueobotánicos en varios lugares de la cuenca de México. También, varios de
estos elementos de la flora común de la cuenca era usada para fabricar utensilios,
por ejemplo del tule se hacían esteras o petates y recipientes para almacenar
granos y semillas –entre otras cosas- otras plantas eran alimento para los
humanos y sus animales domésticos. La lista incluye:

• Plantas hidrófilas flotantes: chilacastle (Lemna major, Lemna menor);


(Niederberger 1976: 25).
• Plantas hidrófilas sumergidas y fijas: Myriophyllum y Potamogeton.
(Niederberger 1976: 25).
• Vegetación riparia: tule (Carex, Eleocharis y Scirpus); (Niederberger 1976:
25).
• Junquillos (juncos); (Niederberger 1976: 25).
• Espadañas (Typha); chilillo (Plygonum); (Niederberger 1976: 25).

La Fauna Acuática

El Vocabulario de Molina (1970) maneja una lista de términos sobre los


ecosistemas acuáticos, incluyendo ríos, lagos y lagunas del interior, como por
ejemplo Anahuac o Anauac que significa cerca del agua, del mar, o cualquier otro
lugar donde abunde el agua; analli que es orilla, margen de un río; anantli que es
madre de río o lecho del río, analli o ribera de río, apapatztla que son los
manantiales de agua, atentli que es la ribera del río tepeatl que es el agua de

81
sierra, vei atezcatl que es un lago o laguna, o también un nivel grande para
“nivelar” agua. Algunos describen situaciones particulares de las zonas costeras y
no del Altiplano, como ocurre con: vei atl yylotca, que es la menguante de mar y,
veiatl ynecuepca, que significa también menguante de mar; sin embargo, el
conocimiento de su existencia y varios recursos obtenidos de estas regiones
cálidas dan indicios sobre su importancia para el centro y de sus comunicaciones.

A pesar de que los lagos eran un ecosistema amplio y rico para los grupos
humanos en la cuenca de México, no eran los organismos acuáticos los que les
proporcionaban el mayor porcentaje de alimentos; según el estudio de Ramos y
Pino (2003: 92) solamente constituían 25.5% de la dieta cotidiana y el resto era
obtenido de los ecosistemas terrestres. La lista de animales acuáticos –la mayoría
comestibles- incluye: peces de aguas interiores (michin). Muchos de los alimentos
llegaban de las zonas costeras; entre la lista de recursos provenientes del mar
tenemos: eptatapalcatl, o concha de perla; eptli o concha, u “ostia de la mar”;
iztaxalli, o grano de sal, “o sal de la mar” peces de mar (tlacamichin); anguilas o
congrios (coamichin), tortuga de mar (chimalmichin) y galápagos (ayotl), cuyos
huevos “…son de comer y son más sabrosos que los de las gallinas…” (Sahagún
1956, Vol. 3: 262); cangrejos (tecuicitli); camarones; caracol de mar (tecciztli), “…y
son de comer…”; ostiones o conchas de agua (tapachtlin).

Los recursos de las aguas interiores de lagos y ríos eran importantes; en


especial muchos eran alimenticios y estacionales; se vendían en el tianguez y
proporcionaban alimento seguro –tal vez no muy sabroso para todos- para familias
con menores recursos. Tenemos los vocablos: monepanoa yn atl. Cetia ynatl
ayuntarse los ríos y anepanolli cuyo significado es ayuntamiento de ríos o aguas
(Molina 1970: 7) y no podemos olvidar la lista de los peces, batracios, artrópodos,
crustáceos, sabandijas de agua, algas y demás elementos que –como ciertos tipos
de cieno- eran comestibles y que –por tanto- se consumían en determinadas
situaciones, o en la vida cotidiana, o por ciertos grupos sociales, de acuerdo con
los gustos culinarios y las formas de preparación; algunos de ellos eran muy
apreciados, como el pescado blanco, o los huevos de pescado, que eran
consumidos por los indígenas y por los hispanos. Figuras 5, 6, 7

La caza, pesca y recolección eran habituales para los nahuas desde antes
de su arribo a la cuenca de México. Domingo Chimalpáhin en su Memorial de
Colhuacán -escrito en el siglo XVI- anotaba que cuando los mexicas llegaron a la
laguna (en Aztlan), eran pescadores ribereños. Se veían obligados a entregar
diariamente, a los señores que los oprimían, “…lo que se cria en el agua: peces,
ranas, algas, larvas de mosco, tamales de gusanos, tortillas de moscos, acosiles,
huevecillos de mosco […], patos, gansos, grullas, chichicuilotes, somorgujos y
ánades: con todo eso los afligían, y les exigían además muchas plumas de
gaviota, de pelícano y de tlauhquechol.” (Chimalpáhim 1998: 93-94). Los mexicas
eran laguneros y pescadores asentados “…en torno a la [bahía o] gran laguna
llamada Metztliapan…”, odiados por todos los demás pobladores de la región,
porque adoraban al “gran Diablo” Huitzilopochtli, quien los sacó de esta tierra para
llevarlos a Tzotzompa Chicomóstoc y salieron de Aztlan en canoas. Los mexicas

82
se sustentaban cosechando maíz, chile, jitomate y calabaza (Chimalpáhim 1998:
93-95).

Figura 5
Peces y pescados que eran consumidos en la cuenca de México
Siglos XVI y XVII
Nombre Descripción y/o uso Fuente
Amilotl Tienen comer delicado y de Sahagún 1956, Vol. 3,
(Pez blanco). señores. Libro XI: 262.

Escamoso, de alimento Hdez, 1959, Obras, Libro


bueno y agradable sobre todo III, Tratado 5°: 397.
El mediano se llama cuando han alcanzado su
xalmichin o pez mayor crecimiento y se
arenoso. comen cocidos con agua pura Florentino 11: 66r.
y con apio.
Cuitlapétlatl Pececillos barrigudillos que Sahagún 1956, Vol. 3,
se crían en el cieno; son Libro XI: 262.
medicinales para los niños.
Iztac michi Consumidos en cazuela con Sahagún 1956, Vol. 3,
Pez blanco. chile amarillo y tomates. Libro XI:

El género de peces que El amílotl es pez lacustre, Florentino 11: 66v.


los indios llaman en escamoso, de color blanco
general iztacmichin. con algunas manchas Hdez. 1959, Obras, Libro
Tienen 3 variedades: negruzcas. Tiene 1 ½ palmo II, Capítulo VI: 392.
amílotl o pez cilíndrico – de largo y es más grueso que
el mayor de todos-, el pulgar. Es un excelente
xalmichin que es de alimento, facilmente digerible,
tamaño medio e y agradable. Su tamaño También en Hdez. 1959,
iztacmichin, o aumenta su excelencia, de Obras, Libro III, Tratado
yacapitzáhuac, que el suerte que cuanto más 5°: 395-396.
menor de todos. grande, más se le busca y
aprecia, rara vez se halla en
Hay otro más pequeño los mercados y cuando se
llamado yacapitzáhuac encuentra se paga más caro.
o pez de nariz delgada. Es inferior en sabor y calidad
al amílotl.
Michpillin o huevos de Producto lacustre y blanco Hdez. 1959, Obras, Libro
peces. formado de multitud de peces III, Tratado 5°: 396.
del lago mexicano, de donde
se les dio el nombre. Se saca
del lago en ciertas épocas, a
la manera de los atunes,
sardinas, caballas y demás
peces que vagan en
cardumen. Esta masa de
pececillos -no mayores que
liendres- avanza por la mitad

83
del lago sin inclinarse a una u
otra orilla y es tan copiosa y
abundante que ocupa un
espacio de 5 o más codos.
Los capturan con redes; se
cuecen en vasijas de cobre o
de barro, agregándoles
pimiento o chilli. Son alimento
bueno y agradable, que
comen con gusto indios y
españoles residentes.
Michteutli Pececillos Florentino 11: 66v.
Michzaquan Pez Florentino 11: 66v.
Pececillos En cazuela, cocinada con Sahagún 1956, Vol. 3,
blanquecillos, o ciruelas no maduras, chile Libro XI:
charales. amarillo y tomates.
(Chrostoma sp.)
Pez amarillo S/d. Estudio arqueológico de
Ramos y Pino 2003: 90- Zohapilco.
91; (Girardinichtys sp.)
Pez colorado. Pececillos que eran Sahagún 1956, Vol. 3,
cocinados con chiltecpitl. Libro XI: 259.
Pescados grandes. Cocinados en cazuela con Sahagún 1956, Vol. 3,
pipián. Libro XI: 259.
Pez pardo. Cocinados en cazuela con Sahagún, Vol. 3, libro XI,
chile bermejo, tomates y 1956: 262.
pepitas de calabaza.
Xahuichi Pescado que vive en la orilla Herrera y Pérez 1873: 300.
del agua y come lodo. Se
describió para Tláhuac.
Tentzonmichin Barbos que se crían en los Sahagún, 1956, Vol. 3,
ríos y en los manantiales, son libro XI: 262.
grandecitos y tienen escamas
y tienen barbas.
Topotli Pececillos anchuelos, son Sahagún, 1956, Vol. 3,
(Pez). pardillos, críanse en los Libro XI: 261-262.
manantiales, son buenos de
comer y sabrosos. Florentino 11: 66r.
Se comen en cazuela, con
chiltecpitl, tomates y pepitas
de calabaza.
Xouilin, o xohuilin, o Que es un “…pescado de a Sahagún 1956, Vol. 3,
xohuillin. palmo que parece trucha…”. Libro XI: 262.

Pez lacustre de un palmo de


largo, blanco salpicado con Hdez. 1959, Obras, Libro
manchas color sangre, cola III, Tratado 5°: 397.
(Familia Cyprinidae: lunada, cabeza achatada,
Algancea tincella cuerpo cubierto con escamas
Evarra eigenmanni finas y vientre casi siempre

84
Evarra tlahuacensis cargado de huevos. Se come
Aztecula vittata); a falta de peces mejores, es
(Espinosa 1996: 116). alimento malo y poco Florentino 11: 66r.
agradable.
Yayauhqui michi, o Pez. Florentino 11: 66v.
xohuilín negro.
Es la menor de las especies Hdez. 1959, Obras, Libro
llamas xohuilin, un pececillo III, Tratado 5°: 395.
de lago, escamoso y
negruzco, de donde el
nombre. Es alimento
demasiado débil y por
consiguiente no muy
saludable, por lo cual nadie lo
procura.
Zoquimichi Pescado de cieno. Ojea 1897: 2.

La lista de fauna comestible no termina con los pescados, se continúa para


abarcar otros animales acuáticos, muchos de los cuales eran considerados como
platillos deliciosos que se aderezaban con ciruelas verdes, tomates, chiles de
varios colores y grados de picor, pepitas de calabaza. El fraile Sahagún dedicó
varias páginas de su obra para describir las preparaciones hechas con peces,
mariscos, ranas y demás miembros de la fauna acuática de la cuenca de México.
En las figuras 5, 6, 7 y 8, hay una columna para los comentarios, hechos en las
fuentes, sobre las maneras de consumo; por ejemplo: cazuela de camarones con
chile muy picante, tomate y pepitas de calabaza molidas; cazuela de ranas con
chile verde, cazuela de renacuajos con chile amarillo y demás (Sahagún 1956,
Vol. 3, Libro XI: 260-263).

Figura 6
Batracios, anfibios y tortugas comestibles
Fauna Comentario en las fuentes: Fuente:
Acacueyatl o acacuiyatl Se comían con chile verde Sahagún 1956, Vol. 3:
262.
(Especie de rana) Simeón 1986: 6.
Acacuéyatl Ranas de cieno y críanse en las Sahagún 1956, Vol. 3:
(Ranas o ranillas de cieno). ciénagas; aunque se seca el agua 262.
no se mueren. Métense en la
humedad de la tierra; son de
comer.

(Rana pipiens68 o Rana Esta rana es la más grande y más Hdez 1959, Obras, Vol.
montezumae69) oscura (Véase cuéyatl). III, Tratado 5°: 395.
Atepocatl (renacuajos), o Unos se crían en buena agua, Sahagún 1956, Vol. 3:

68
Según Smith (1984: 246) en Casas (2004: 311).
69
Según Casas, basado en Dugès (1889).

85
Atotócatl o de los entre las juncias y en ovas y entre 262.
renacuajos las otras hierbas de agua; también
se crían en las lagunas. Comen
cieno y algunos gusanillos del
agua. Son negros en el lomo,
barrigudos, con el pescuezo
metido y la cola ancha como
cuchillo. Cómenlos la gente baja.
Se cocinan con chiltecpitl.

Renacuajos consumidos por los


[¿Atepocates? Estos aún se mexicanos. Y no solo comen Hdez, 1959, Obras,
consumían en los renacuajos, sino que los venden Vol. III, Tratado 5°, IV:
humedales tlaxcaltecas por todas partes en los mercados, 391.
hasta la década de los 1970 preparados y ofrecidos de diversos
y eran considerados un modos, y no se consideran del
manjar.70] todo malos ni ingratos al paladar.
Deléitense ellos con sus platillos
nacionales…”.
Atotócatl, o de los Estos indios occidentales comen Hdez. 1959, Obras,
renacuajos, gustosamente los renacuajos, que Tomo III, Tratado 5°,
nuestros paisanos se horrorizan de IV: 391.
ver y aun de nombrar… Los
venden por todas partes en los
mercados, preparados y ofrecidos
de diversos modos, y no se
consideran del todo malos ni
ingratos al paladar.
Axolotl (ajolotes). Animalejos en el agua que tienen Sahagún 1956, Vol. 3:
(Ambystoma mexicanum). pies y manos como lagartijas y 262.
tienen la cola como anguila y el
cuerpo también; tienen la boca
muy ancha y barbas en el
pescuezo. Es muy bueno de
comer; es comida de los señores.
Eran consumidos en cazuela de
peces con chile amarillo.
Cuéyatl Cómense desolladas. Son buenas Sahagún 1956, Vol. 3:
(Rana negras y pardas). para comerse. 262.

Especie de rana que suele cogerse Hdez. 1959, Obras,


en el dicho lago y que sería igual a Libro III, Tratado 5°:
las nuestras si no fuera por el color 395.
verde tirando a negro. Buena para
comerse y proporciona un alimento
sano y agradable. Hay 3

70
Para Casas Andreu (2004: 311) son larvas de ranitas de la familia Hílidae. Según Casas aún se
capturan renacuajos de tamaño grande, pertenecientes a la Rana montezumae y “…son
consumidos en diferentes formas por los habitantes ribereños a los depósitos de agua conocidos
como ‘bordos’ o ‘jagüeyes’ en el valle de Toluca, en el actual estado de México”.

86
variedades: xúcatl la más pequeña
y verde, acacuéyatl la mayor y más
oscura y cuéyatl con pecho, e
interior de los muslos amarillos.
Axólotl Es muy bueno de comer; es Sahagún 1956, Vol. 3:
[Ajolotes]. comida de los señores. 262.
Tortuga acuática de agua S/d. Información
dulce. arqueológica para
Zohapilco.
(Niederberger 1976:
(Kinosternon). 26).

Los insectos consumidos por los antiguos nahuas forman una larga lista.
Julieta Ramos y José Manuel Pino (1989: 6-7) identificaron seis órdenes, con 28
familias de insectos comestibles. Utilizando el Códice Florentino proponen que
eran objeto de comercio y se colectaban del ambiente natural, “…en pocos casos
existen cultivos rústicos…” (Ramos y Pino 1989: 6). En su lista -con nombres
comunes actuales- están: padrecitos, langostas, chapulines, chapulín rojo,
esperanzas, piojos, ahuahutle, axayácatl, mosco, jumiles, cucarachón de agua,
cucarachas de agua, gusanos de los palos, escarbajo rinoceronte, gallina ciega,
gusano de maguey, gusano de coyol, gusano de nopal, escarabajos, tigre,
atelepitz, gusano blanco de maguey, gusano rojo de maguey, gusano del
madroño, gusano del maíz, gusano del jonote, cuetla, mariposa del muerto, poxi,
escamol, hormiga chicatana, hormigas pequeñuelas que se crían en tierras frías,
hormiga mielera (nequazcatl), abejorro, abeja prieta, abeja alazana, pipioli, abeja
sin aguijón, avispa negra, avispa rayada, avispa de enebro, avispa, panal de
Castilla, guachichil y panal de tierra (Ramos y Pinto 1989: 6-7). Figura 7.

El fraile Bernardino de Sahagún (1956 Vol. 3, Capítulo V: 276, 278-279,


281-282) anota en su lista varios insectos, con sus características comestibles, o
sus productos derivados: azcamolli u hormigas negras cuyos huevos son blancos
y se comen, hormigas de miel o nequazcatl cuya miel se come, abejones que
hacen cuevasen la tierra y “que hacen miel…es muy buena”; abejas que son
menores y también hacen cuevas para hacer su miel “…hacen miel muy amarilla,
[que] es buena de comer…”; abejas que ponen el panal en los árboles y “hacen
muy buena miel”. Los materiales en el Códice Florentino y los de Sahagún, se
complementan con los que proporciona Francisco Hernández, dándonos
información sobre la dieta de los pobladores de la cuenca de México. Varios
siguen siendo parte de la alimentación de pueblos -que son o fueron- ribereños,
como los del valle de Toluca, en cuyos mercados se vende la fauna acuática de
los humedales y sistemas lagunares. Figura 7.

Figura 7

87
Insectos71, Gusanos, Artrópodos y Crustáceos obtenidos en lagos interiores y ríos
72
de la cuenca de México
Vocablo nahua Uso o significado Fuente
Acocili, acocilin, o figura de Animales en el agua que llaman Sahagún 1956, Vol.
caracol. acocili, son casi como camarones, 3: 263.
tienen la cabeza como langostas,
Crustáceo de agua dulce. son pardillos y cuando los cuecen
páranse colorados, como
camarones. Son de comer, cocidos
y también tostados.

Especie de esquila mayor que las Hdez. 1959, Obras,


de nuestra tierra que se pesca en Tomo II, Tratado 5°,
el lago mexicano. Es alimento VIII: 392-393.
agradable y parecido en sabor y
(Cambarellus sustancia a las esquilas de nuestra
montezumae) tierra.
Ahuauhtli, o huevos de Ver Axayácatl. Hdez. 1959, Obras,
moscas palustres. Alimento que se vendía en los Tomo II, Tratado 5°,
pueblos; eran abundantes en VII: 392.
forma estacional.

Se colectaba en el lago de Están representados manojos de Florentino


Texcoco. zacate con los huevecillos del
ahuahutle adheridos.

Huevecillos que algunos moscos Gage 1721; Clavijero


como el axayacatl depositan en las 1780.
lagunas y que enjutos son
comestibles.

“…fue cultivado en el Lago de Orozco y Berra 1964.


Chalco y en el Lago de Texcoco,
para ello se colocaban manojos de
plantas de los géneros Cyperus sp.
y Carex sp. (Ciperaceae) en el
agua, en cuyos tallos ovopositaban
los mosquitos, un mes más tarde
se sacaban, secaban y sacudían
sobre una manta para separar los
jebecillos que cubrían los tallos, los
huevos eran entonces secados al
sol, limpiados y preparados para
su consumo, los tallos de las
plantas son nuevamente colocados
en el lago para proveer otra

71
Las clasificaciones científivas de los insectos y su identificación en el Códice Florentino, fueron
tomadas del libro de Julieta Ramos Ramos Elorduy y José Manuel Pinto Moreno, Los insectos
comestibles en el México antiguo, publicado en 1989 por AGT Editor SA.
72
Los textos anotados entre corchetes son míos.

88
(Krizousacorixa azteca J.) cosecha y así continúan
indefinidamente, llegando a
constituir la industria del
ahuahutle.”
Ahuihuitla, o que atrae el Insecto o gusano con carapacho Hdez. 1959, Obras,
agua, o ahuihuilla. duro, del grueso de una pluma de Tomo II, Tratado 5°:
ganso y 3 pulgadas de ancho, de 393.
Chinche acuática de color leonado, con cabeza armada
amplia distribución en de tenazas. Es alimento bueno y
México; conocida como agradable, pero pica con la cola y
“cucarachón de agua”. suele inyectar veneno.
Pica con el pico y no con
la cola. En Xochimilco y Gusano de color leonado en la Orozco y Berra 1964.
Texcoco se comen asadas parte superior y blanco en la
con sal. inferior, pica con la cola que es
dura y venenosa.
(Abedus ovatus S.,
Belostoma sp.); (Ramos y
Pino 1989: 19).
Ameneztli, aneneztli, o Ay otro animalejo en el agua que Sahagún 1956, Vol.
axaxayacatl. se llama aneneztli, es larguillo y 3, Libro XI: 263.
redondo, tiene manos y pies, y
Conocida como aneneztli, tiene ancha la cabeza, es pardillo,
o cucaracha de agua. […] vuelvese aquellos coquillos
que tienen cuatro alas y vuelan y
(Abedus sp.); (Ramos y llamanlos gavilanes en Castilla.
Pino 1989: 20). Son de comer. Florentino.
Amoyotl, Amoiotl. Mosquillas en el agua que llaman Sahagún 1956, Vol.
amóyotl; andan en (el) haz del 3, libro XI: 263.
(Corisella mercenaria S., agua; péscanlas y cómenlas.
Corisella edulis J. y
Corisella texcocana J.); Florentino.
(Elorduy y Pinto 1989: 6)
Anenez, insecto lacustre, Insecto lacustre, crustáceo Hdez. 1959, Obras,
libélulas, padrecitros, pequeño, deprimido, de tres dedos Tomo III, Tratado 5°:
de largo, en todo el cuerpo salvo el 392.
Son naiadas o estados vientre cilíndrico […] casi
inmaduros de libélulas. En semejante a la cigarra terrestre.
los canales de Xochimilco Los comen los indios como si
y en Texoco hay dos fueran camarones y suministran en
especies73. verdad (pues también los hemos
(Anax ap.). probado) un alimento parecido.
Atetépitz, o escarabajo Se encuentra en los lagos Hdez. 1959, Obras,
lacustre. mexicanos…parecido a los Tomo II, Tratado 5°,
escarabajos terrestres y de color III: 391.
Es crustáceo. negruzco tirando a negro.

73
Según Ramos Elorduy y Pino (1989: 10) actualmente se les consume y se venden en los
mercados con el nombre de “padrecitos”, en el mercado de Toluca, se expenden junto con los
acosiles. Los vendedores los capturan en las presas de Valle de Bravo, Alzate, Santiago
Tianguistenco y Chiautla.

89
Proporciona un alimento común, lo
mismo que el achichimatli, que
(Tropisternus tinctus también es una especie de
Sharp). escarabajo pequeño y palustre.
Atopinan, o atopina. Parecido a los escarabajos Hdez. 1959, Obras,
marinos. Con 4 pulgadas de largo Tomo III, Tratado 5°,
Insecto acuático de los y 2 de ancho, de color pardo y XI: 393.
lagos de México, algunos caparazón duro; hace ruido al
les confunden con pez. volar. Suele encontrarse en el lago
Coleóptero acuático en de México por la noche, entre los
estado adulto del género juncales. Lo comen los indios con
Cybister. Actualmente se peces pequeños y yerbas cocidas.
consumen asados con sal Es semejante al xopanxacalli y
y en tacos, en Xochimilco parece pertencer a las especies de
(Cybeister explanatus Le langostas palustres.
Conte).
Axaxayácatl, o mosca Coquillos del agua (que) son por la Sahagún 1956, Vol.
palustre que tiene faz mayor parte negros y del tamaño 3: 263.
acuosa. del pulgón de Castilla y de aquella
hechura; vuelan en el aire y nadan
en el agua; cómenlos.

Se saca del lago mexicano en gran Hdez. 1959, Obras,


cantidad cierta sustancia con sabor Tomo II, Tratado 5°:
Hernández establece que de pescado llamada AHUAUHTLI, 392.
“Hay dos especies de parecida a la semilla de
estas moscas, unas adormidera, que son huevos del
mayores y otras menores”. Axayácatl. Se recoge echando en
el lago, donde las aguas están
más agitadas, cables del grueso
del brazo o del muslo pero
flojamente torcidos, y a los cuales,
alborotado y removido, se adhiere;
Se colectaba en el lago de lo arrancan de allí los pescadores
Texcoco. y lo guardan en grandes vasijas.
Hacen de él tortillas muy parecidas
a las de maíz, o las bolas que
llaman tamales…, o dividido en
porciones lo guardan envuelto en
hoja de maíz, para después en su
oportunidad, preparar alimentos,
cociéndolo o tostándolo. Tiene
sabor de pescado, o como a
huevos de peces y dicen que es
alimento no del todo malo, y que
aunque seco y hogadizo, fortalece
el estómago débil y suelto.

“Ay unos coquillos de agua que Florentino


llaman Axaxaiacatl, o quatecomatl,
son la mayor parte negros y del

90
tamaño del pulgón de Castilla y de
aquella hechura y voelan en el
ayre y nadan en el agua, comen
los”.

Mosco que los indios venden como Orozco y Berra 1964.


alimento para pájaros. Los amasan
y hechos pasta se cuecen en agua
(Krizousacorixa azteca de nitro (tequesquite), poniendo la
Jaczewski). pasta en hojas de maíz y eran
alimento bueno para mexicanos y
castellanos.
Axolotl, o juego del agua. “Es muy bueno de comer; es Sahagún, 1956, libro
comida de los señores”. XI, Vol. 3: 262.

Especie de pez lacustre cubierto Hdez. 1959, Obras,


de piel blanda y con cuatro patas Tomo III, Tratado 5°:
como de lagartija, de un palmo de 390-391.
largo y del grueso del pulgar…
Suministra un alimento saludable y
Ajolote, actualmente sólo sabroso, semejante a la carne de
habitan en Xochimilco74. las anguilas. Se preparan fritos,
(Ambystoma mexicanum). asados o cocidos.
Cacatecuilichtli Langostas que “...llaman ansi por Florentino
que cantan diziendo, chij, chicha,
Langostas arbustivas, del chi, chi, y andan siempre entre el
Distrito Federal, ortópteros heno, también son de comer”.
de la familia Tettigonidae,
(Microcentrum sp.). Su
nombre común es
Esperanzas (Ramos y
Pinto 1989; 13-14).
Camarones Se comían en cazuela hecha con Sahagún, 1956, libro
Posiblemente los que chiltecpitl, tomates y pepitas de XI, Vol. 3: 260, 263.
Hdez. denomina chacalllin. calabaza molidas.
Chacallin, o langosta Se pesca en el lago mexicano… Hdez. 1959, Obras,
palustre, o camarones. que los latinos llaman squilla gibba Tomo III, Tratado 5°:
y los españoles camarón. Se usa 394.
(Schistocerca Spp.) como alimento y es vianda muy
apreciada.
Colacachapoli “...langostas [...] pintadas a manera Florentino
de codorniz, también son de
Chapulines del género comer”.
Taeniopoda, generalmente
grandes y de color
verdoso, abundan en las
milpas, se conocen con el
nombre de “grillo prieto”.

74
Así clasificado y documentado en el texto de Casas Andreu “Nuevas Interpretaciones y adiciones
a los anfibios y reptiles en la obra del Naturalista Francisco Hernández”, 2004: 310.

91
(Sphenarium spp.);
(Ramos y Pinto 1989: 13).
Chapola, chapulín, “Unas dellas se llaman acachapoli, Florentino
langosta, grillo, estas son grandecitas, dizen se
saltamontes, chapulines, acapacholi que quiere decir
acachapoli. langostas como saeta, porque
cuando voelan recias y rugen
Hay 3 especies de este como una saeta suelen las
género; en una ilustración comer…”.
se ven las ninfas o estados
inmaduros. Se representa
a los chapulines con sólo 4
patas, con las manchas
características del género
Schistocerca en las alas,
con el patrón general de
coloración (Schistocerca
spp.); (Ramos y Pinto
1989: 10-14);
Iizcauitli, o izcahuitli. Gusanos de agua que son Sahagún 1956, Vol.
coloradillos; hacen de ellos 3: 263.
comida. Los consumían los más
pobres y eran tostados o Sahagún 1975: 648.
cocinados. Se capturaban con
redes y se vendían en los
mercados. Florentino, 11: 69r.

Masa de pequeñísimas lombrices Hdez. 1959, Obras,


se capturan con redes en el lago Tomo III, Tratado 5°:
mexicano y guardan en amplios 395.
recipientes. Se venden en los
mercados llamados tianquiz.
Cocidas por los mercaderes
adquieren color negruzco, olor
como huevos de pescado y
consistencia como de miga de pan
comprimida. Aumentan la leche a
las mujeres que crían. Algunos
hacen con ellas tortillas que ponen
a secar y guardan, aunque ni de
este modo se conservan en buen
estado por mucho tiempo. Cuando
las lombricillas están a medio
cocer se les agrega pimiento y sal
para darles mejor sabor;
condimentadas así halagan el
paladar y no parecen muy
dañosas.
Mecapales. Ver Atopinan o atopina.

Larvas del Atopinan, se

92
consumen en Xochimilco.
(Cybester explanatus Le
Conte).
Michpili. Ay unos coquillos en el agua que Sahagún, 1956, Vol.
[…] son muy pequeñitos como 3: 263.
Estado inmaduro del aradores, péscanlos y dicen que
amoiotl. son de muy buen comer”. Florentino.
Michpiltetei Coquillos de agua. Cómenlos. Sahagún 1956, Vol.
(Coquillos de agua). 3, Libro XI: 263.
Ocuiliztac Gusanos en el agua, son muy Sahagún 1956, Vol.
(Gusanos de agua). ligeros en el agua y cómenlos. 3: 263.
Poxi. Larvas acuáticas de mosca del Ramos y Pinto 1989:
Pupa de una mosca que lago de Texcoco. 31.
actualmente se
comercializa para enviarse
a Alemania, de ella se
extraen hormonas que se
usan en cosméticos
(Ephydra hians S.).
Tlalchapoli o “…que quiere decir langostas Florentino.
ixpopoiochapoli. ciegas, destas ay muchas y son
pequeñas, y andan por los
Son ninfas, o estados caminos, y no se apartan aunque
inmaduros de chapulines las pisen, son de comer”.
que no pueden aún volar,
o chapulines braquípteros
en estado de desarrollo.
Actualmente se les llama
langostitas y se colectan
en la época de lluvias
(Ramos Elorduy y Pinto
1989: 13).
Tiectli chapoli “Ay otras [langostas] que se llaman Florentino
tiectli chapoli: son medianas y
Especie ampliamente coloradas, en el tiempo de coger
distribuída en México, los maycales anda son de comer”.
abunda en los cultivos de
maíz.
(Melanoplus femur
rubrum); (Ramos y Pinto
1989: 12).
Xomilli, o insecto que vive Jumil, insecto abundante en la Ramos y Pinto 1989:
al pie de las sementeras. cuenca de México, que se 17-18.
consumía seco y tostado.
El nombre actual se aplica
a distintos insectos: una
chinche, o varias especies.
Se aplica a cualquier
hemíptero comestible de
las familias Pentatomidae
y Coreidae y se consumen

93
igual las 23 especies
existentes.
(Ramos y Pinto 1989: 17-
18).
Xopanchapoli “Ay otras langostas que se llaman Florentino
Xopanchapoli, que quiere decir
Chapulines braquípteros langostas de verano, son grandes
del género Sphenarium y gruesas, no volean, sino andan
fáciles de colectar porque por tierra comen mucho los frijoles,
no pueden volar. unas dellas son prietas, otras
(Ramos y Pinto 1989: pardillas, otras verdes, suelen las
12)75. comer”.

Aves Acuáticas76 y Aves Lacustres:


Garzas, Garcetas, Grullas, Gallinas de Agua

La dieta de los habitantes de la cuenca de México era muy variada, se basaba en


recursos regionales –muchos de ellos estacionales- y los que llegaban al mercado.
Varios de estos animales servían para realizar predicciones, o para obtener
plumas77 y hay una larga lista de aves acuáticas y lacustres: garzas, garcetas,
grullas y gallinas de agua. El fraile Sahagún (1956, Vol. 3: 239-250), escribió al
respecto que había grullas que “tienen buen comer”, entre ellas se encuentran: el
atotolin o gallina de agua de las que hay unas blancas y otras ametaladas,
quachilton, xacacintli, uexocanauhtli, azolin o zoquiazolin (codorniz de agua),
atzitzicuilotl, aztatl o dorales o garzotas blancas que no son comestibles,
axoquen, atotolin o gallina de agua y: “…comían la carne de esta ave todos los
pescadores y cazadores del agua; repartíanla entre todos, y a cada uno cabía
poquita, y teníanlo en mucho por ser aquella ave corazón del agua […] decían que
en ella veían los que habían de ser prósperos, o no, en el oficio de cazar y
pescar…”. Figura 8.

Figura 8
78
Aves acuáticas comestibles de las lagunas en la cuenca de México

75
Se consumen actualmente.
76
Siguiendo el vocabulario de la época, se distingue entre acuático y lacustre. El concepto de
acuático, se aplica a la flora y la fauna “Que vive en el agua”; la palabra lacustre se utiliza para
referirse a la flora y la fauna que se encontraban en el área aledaña a las lagunas, “Perteneciente a
los lagos” (Diccionario de la Lengua Española, Madrid 1939).
77
La actividad de recolectar plumas de aves acuáticas era realizada por los mexicas desde Aztlán,
en el año 1064 según narra el Memorial de Colhuacán (Chimalpáhin 2003: 93).
78
Las clasificaciones científicas fueron tomadas del excelente artículo “Aves van, aves vienen: el
ª
guajolote, la gallina y el pato”, escrito por Doris Heyden y Ana M Velasco (2003: 237-253). Los
materiales que identifican las aves con las ilustraciones en el Códice Florentino, se tomaron del
texto de Teresa Rojas Rabiela (1985: 56-71).

94
Ave: Comentario en las fuentes: Fuente:
Aves acuáticas permanentes en los lagos de la cuenca
Acachichictli Anda entre las espadañas y las Sahagún 1956, Vol.
(Ave acuática). juncias. Siempre habita en la 3, Libro XI: 249-250.
laguna, y es de comer.
Acazálotl, macho o cuervo Nativo de la laguna, se alimenta de Hdez. 1959, Obras,
acuático. peces, empolla en primavera. Es Tomo III, Tratado 2°:
alimento bueno, no del todo 320-321.
desagradable, aunque con olor a
pescado.
Acacalotl o sormujo. Ave anfibia parecida al cuervo. Simeón 1885: 5.
Acitli, o liebre del agua. Es rara, “…viene a la laguna de Sahagún 1956, Vol.
México cuando las demás ya 3, Libro XI: 243.
dichas...” Cázanla con red,
“raramente se le puede flechar”.
Esta ave no vuela mucho. Es de Hdez. 1959, Obras,
buen comer. Tomo III, Tratado 2°:
350-351.
Ánade con la cabeza adornada por
un penacho mayor y negro, vientre
plateado; cuello níveo por debajo y
negro por encima. Nada en los
lagos y se encuentra siempre junto
a ellos, pues no puede volar ni
caminar cómodamente en tierra
por estar sus piernas muy unidas y
pegadas al cuerpo. Esta es el ave
de la que cuentan los indios que
hace venir los vientos cuando se
ve perseguida por los cazadores,
para que soplando levante las
olas, vuelquen las canoas y se
ahoguen sus perseguidores,
siempre que después de lanzar
con su arco cinco flechas no hayan
logrado herirla y matarla. En su
corazón se encuentra una piedra
preciosa eficaz para muchas
cosas, tenida en gran precio y que
sólo puede consagrase a los
dioses. Es alimento ingrato y poco
saludable, como las demás aves
palustres, y nada apetecido, por
consiguiente, por los de fino
paladar.
Acóyotl o ahuizotl, o pato Es de manera de la gallina de Sahagún 1956, Vol.
serpiente. agua. Llega por Santiago a la 3: 243.
laguna de México. Es rara, pocas
Es del orden de los veces [a]parece. Es de muy buen
Pelecaniformes. comer.

95
Amacozque, o ave de cuello Ave acuática del tamaño de una Hdez. 1959, Obras,
rojo. tórtola, nativa del lago mexicano, Tomo III, Tratado 2°:
empolla en primavera, se alimenta 322.
de mosquitos, pecesillos y
gusanos de agua. Se come, su
carne es de igual calidad que la de
otras aves acuáticas.
Axoquen, o acazazahoactli Ave acuática que vive de la rapiña Hdez. 1959, Obras,
de peces, llamada martinete por Tomo III, Tratado 2°:
(martinete) los españoles. 364.
Azazahoactli, o ave acuática Ánade silvestre, se alimenta de Hdez. 1959, Obras,
que grazna roncamente. peces y animales pequeños que Tomo III, Tratado 2°:
crecen en los lagos. Es oriundo de 221-222.
esta región de la laguna mexicana,
empolla en primavera junto a los
juncales. Se domestica fácilmente.
Aztatl, o garza blanca. Viven junto a la laguna mexicana. Hdez. 1959, Obras,
Tomo III, Tratado 2°
pp. 319-320.
Azolin, o codorniz acuática. Ave parda del tamaño de una Hdez. 1959, Obras,
codorniz. Es oriundo del lago, se Tomo III, Tratado 2°:
nutre de gusanos, moscas, peces 321 351.
y otros animalitos; casi nunca
vuela, sino que corre a gran
velocidad, junto a la superficie de
las aguas. Se come, tiene resabio
a pescado, pero no muy
desagradable. Es alimento vulgar y
palustre.
Canauhtli o pato xómotl Es de comer. Tienen el pecho y la Sahagún 1956, Vol.
(Pato triguero, criollo, cenizo, barriga blanca, y el cuerpo pardillo; 3: 240.
o chaparro). en los codillos de las alas tienen
plumas verdes oscuras; son de
mediano cuerpo, menores que los
concanauhtli; tienen el pico ancho
y negro; también las espaldas
anchas y también negras; tienen
cañones en las alas, tienen plumas
a manera de conchas, tienen
(Anas diaza). debajo una pluma delicada como
algodón. Florentino, 11: 26r y
11:27r.
Su carne no era muy gustada
porque al no emigrar fuera de la
cuenca, no acumulaba grasa en el
cuerpo.
Concanauhtli (pato) Son grandecitos, bajuelos de pies, Sahagún 1956, Vol.
de color ceniciento, tienen pico 3: 239-240.
ancho y las patas anchas; crían
enlas lagunas, entre las

96
espadañas hacen su nido, y allí
ponen sus huevos, y los empollan
y sacan sus hijos. Este es el mayor
de todos los patos.
Ecatótotl, o ave del viento. Un poco menor que el ánade Hdez. 1959, Obras,
doméstico, cuerpo con plumas Tomo III, Tratado 2°:
blancas en la parte inferior y 329.
leonadas en la superior, con rayas
negras, cabeza negra con penacho
y franjas blancas que van de la
nuca hasta los ojos. Es parecido a
las aves que habitan las lagunas.
2° ecatótotl Semejante al anterior, pero con Hdez. 1960, Obras,
penacho más grande, circular, un Tomo III, Tratado 2°:
poco blanco y negruzco. Es de la 329.
misma naturaleza que las otras
aves acuáticas.
Nepapantótotl Especie de ánade silvestre Hdez. 1959, Obras,
frecuente en la laguna mexicana, Tomo III, Tratado 2°:
de pico algo puntiagudo, de gran 346.
belleza.
Tolcomoctli o ateponaztli Ave del agua del tamaño de un Sahagún 1956, Vol.
capón de Castilla. Esta ave 3: 244-245.
siempre vive en la laguna y cría
entre las espadañas. Pronostica
las lluvias con su canto.

Volátil que no es palmípedo, pero Hdez. 1959, Obras,


vive y se cría entre las espadañas, Tomo III, Tratado 2°:
junto a los lagos; se alimenta de 354.
peces y pone hasta cuatro o cinco
huevos.
Posiblemente pertenecía a los
(Avetoro lentiginoso, o martinetes. Su canto pronosticaba
Botaurus lentiginosus). lluvias.
Según Hernández despojado de su
piel, asado y cocido en agua y
aceite, es un alimento sabroso.
Toquilcóyotl, o coceayauhqui. Son como las de España; tienen el Sahagún 1956, Vol.
Tomó el nombre de su voz. pico grande y agudo, como clavo; 3: 240.
son pardas, o cenicientas; tienen el
cuello largo, y las piernas largas y
negras, son zancudas; tienen buen
comer.
Grulla Cuello muy largo, cabeza con una Hdez. 1959, Obras,
mancha escarlata, iris amarillo y Tomo III, Tratado 2°:
cuerpo de colores pardo, negro y 353.
ceniciento, indistintamente
mezclados. Vive junto a las aguas
y es de carne comestible aunque

97
poco apetitosa.
Xómotl (patos) Tienen tocadillo en la cabeza, son Sahagún 1956, Vol.
bajuelos de pies, negros y anchos; 3: 240.
viven en el agua, [y] también en los
montes; unos de ellos son pardos,
otros son negros, otros blancos,
otros cenicientos; tienen la pluma
muy blanda [y] hácese de ella
mantas; estos comen peces, y
también maíz.
Aves acuáticas migratorias
Amanacoche Ave del agua deltamaño de una Sahagún 1956, Vol.
(También llamado chillón, cerceta. Vienen muchas a esta 3: 247.
jorobado o pato monja); laguna; son buenas de comer.

Pato migratorio. Por el fuerte sabor Florentino, 11:26v.


(Bucephala albeola). de su carne no gustaba al paladar
occidental.
Atalpácatl, Yacatextli, o Pato que llega a la laguna primero Sahagún 1956, Vol.
iacatexotli. que todas las otras aves. Son de 3: 247.
comer.
Conocido también como pato Pato residente de la cuenca de
zonzo o pato tepalcate, pato México, aunque había algunos
bola o pato chiquito. migratorios; el macho es de color Florentino, 11: 36v.
(Oxyura jamaicensis rubida). rojizo, muy fácil de cazar o atrapar;
está en extinción.
Atotolin (gallina de agua) Tiene boca ancha y muy hendida Sahagún 1956, Vol.
hasta el cuello, pescan abierta la 3: 240.
boca o abre la boca como red para
pescar; es tamaña como un gallo
de papada; hay unas de estas
aves blancas y otras ametaladas.
Vienen en el invierno a estas
partes, al tiempo de los maizales.
Comaltécatl. Ave lacustre, migratoria –que llega Hdez. 1959, Obras,
del norte del continente- del Tomo III, Tratado 2°:
tamaño de una paloma. Tiene 324.
plumas blancas con el pico y el
copete negros. Su carne es
comestible, con resabio a pescado,
y un alimento malo y
desagradable.
Concanauhtli Ganso migratorio de frente blanca, Sahagún 1956, Vol.
que empollaba en la cuenca, 3: 239-240.
hecen su nido entre las
espadañas. Es el mayor de todos. Florentino, 11: 26r.

Es de comer. Parecido al lavanco Hdez. 1959, Obras,


(Anser albifrons gambelli) hispano. Tomo III, Tratado 2°:
335.

98
Chilcanauhtli, o ánade color Va a criar a otras partes y después Sahagún 1956, Vol.
de chilli, o pato enchilado, o vuelve. Es de color rojo, como 3: 248-249.
cerceta café. canela oscura. Son de comer.

Según Francisco Hernández es Hdez. 1959, Obras,


(Querquedula cyanoptera o ave migratoria que llega a la Tomo III, Tratado 2°:
Anas cyanoptera). laguna mexicana, de carne 326.
obscura y con resabio de pescado.
Chochopitli Ave lacustre, migratoria, que visita Hdez. 1959, Obras,
el lago mexicano, semejante al Tomo III, Tratado 2°:
chorlito. Sus plumas son blancas, 324.
el cuello y la cabeza blancos con
negro. Su carne es comestible, con
resabio a pescado, y un alimento
malo y desagradable.
Ehecatótol, o pato rampla, o Ave del agua del tamaño de un Sahagún 1956, Vol.
pato de copete. pato. Se cría en otras regiones, de 3: 246-247.
donde llegan muchas a la laguna.
Tienen buen comer.

Pato migratorio, de la especie de Hdez. 1959, Obras,


los mérgidos buscado por sus Tomo III, Tratado 2°:
(Mergus cucullatus). bellas plumas, mergo de caperuz o 339.
de caperuza. La hembra es
parecida al macho, pero con Florentino, 11:36r.
penacho mayor.
Metzcanauhtli, o ánade lunar. Pato que viene de otro lado, no se Sahagún 1956, Vol.
Toltecolotli es el nombre cría en la laguna. Es buena de 3: 246.
dado al ave macho. comer.

Ánade silvestre, migratoria, del Hdez. 1959, Obras,


tamaño del doméstico; abundante Tomo III, Tratado 2°:
en invierno, vive en la laguna de 341 y 354.
Llamado también pato luna, México, donde generalmente es
cerceta de alas azules, presa de los cazadores mexicanos.
cerceta de verano, cerceta Se le caza en noches de luna,
tulera, cerceta de otoño. tiene el tamaño de una cerceta Florentino, 11: 35 v.
(Anas discors). pero es la más hermosa de todas.
Es como alimento semejante a las
demás aves palustres.
Oactli, o Toloactli. Pato del tamaño de un gallo. Se Sahagún 1956, Vol.
llama así porque cuando canta 3, Libro XI: 249.
dice oac, oac.

Es pato, llamado Martín Según Hernández es un pato Hdez. 1959, Obras,


pescador por los españoles. migrante que visita la laguna Tomo III, Tratado 2°:
mexicana, empolla en los 330.
cañaverales, se alimenta de peces.
Opipixcan. Especie de ánade silvestre con Hdez. 1959, Obras,
pico rojizo, piernas de colores Tomo III, Tratado 2°:

99
leonado y blanco, pies planos, 353.
cuerpo ceniciento y negro. Vive
cerca de los lagos y proporciona el
mismo alimento que las demás
variedades de ánades.
Pepatzca o ánade brillante. Ánade silvestre, visitante del lago Hdez. 1959, Obras,
mexicano. Parecida en forma y Tomo III, Tratado 2°:
tamaño a la cerceta, pero de 338.
cabeza algo leonada y con franjas
verdes que van del occipucio hasta
los ojos. Alimento ni mejor ni más
apetecible que las demás aves
lacustres.
Pipixcan o ave ladrona. Especie de gaviota o laro acuático, Hdez. 1959, Obras,
semejante e tamaño y color al Tomo III, Tratado 2°:
ceniciento. Vive cerca de lagos y 338.
ríos; es visitante de los lagos
mexicanos, pero no empolla ahí.
Se alimenta de pequeños peces y
gusanillos. Es comestible pero no
de buen alimento.
Quacoztli, cuacoztli, o Del tamaño de un pato de los del Sahagún 1956, Vol.
cuacoztle. Perú. No se cría en la laguna; son 3: 246.
de muy buen comer.

(Aythya valisineria). Pato de cabeza amarilla, pato Florentino, 11:36r.


coacoxtle, borrado, de los
bosques; ave acuática, migratoria.
Quachilton, o yacacintli, o Tiene la cabeza colorada, el pico Sahagún 1956, Vol.
ave con cabeza de chilli. agudo, los pies negros, es de color 3: 240.241.
ceniciento, críase entre las
espadañas, en el agua.

Ave lacustre que los españoles Hdez. 1959, Obras,


llaman foja. Plumas negras con Tomo III, Tratado 2°:
púrpura y blancas entreveradas. 324-325.
Es migratoria y llega a la laguna
mexicana. Es alimento no malo ni
desagradable.
Quapachcanauhtli Ánade silvestre que habita el lago Hdez. 1959, Obras,
mexicano, com pico ancho y azul, Tomo III, Tratado 2°:
lo mismo que las piernas y los 361.
pies; cabeza, cuello, pecho y
vientre leonados; cola corta,
blanca y negra; alas y dorso con
franjas transversales de colores
pardo y leonado, ojos negros. Sus
costumbres, modo de nutrirse y
calidad alimenticia son los mismos
que las demás ánades silvestres,

100
Quauhcilin. Avecilla parecida al gorrión; Hdez. 1959, Obras,
visitante de la laguna mexicana, se Tomo III, Tratado 2°:
alimenta de moscas y animales de 339-340.
agua. Es comestible y cuando
engorda es comida sabrosa. Es
una especie de tzitzicuilotl, pero
menos estimable como alimento.
Tlalalácatl Grande como los de España: Sahagún 1956, Vol.
(ánsar mociño) tienen los pies colorados y el pico, 3: 240.
son pardillos; tienen buena carne;
tienen debajo plumas blancas y
blandas, [y] de estas plumas se
aprovechan para hacer mantas;
las plumas de encima son recias,
tienen buenos cañones para
escribir.
Toltecolotli hembra, o ave que Ánade silvestre que visita el lago Hdez. 1959, Obras,
ronca en el juncal. mexicano. Proporciona el mismo Tomo III, Tratado 2°:
alimento que las demás aves 341.
palustres.
Tzitziua o tzitzíhoa, o pato Tienen muy buen comer, no tienen Sahagún 1956, Vol.
macho. resabio de peces como otras aves 3: 247.
de agua.
Ánade silvestre, conocida Ave migratoria de carne muy Hdez. 1959, Obras,
como: pato golondrino, zacal, sabrosa. Tomo III, Tratado 2°:
pato de guias, pato floridiano. 341.

(Anas acuta tzitzihoa). Florentino, 11:37r.


Tzonyayauhqui macho o ave Ave acuática migratoria, especie Sahagún 1956, Vol.
con cabeza de varios colores. de ánade silvestre que vive junto a 3: 248.
Tzonyayauhqui hembra. los lagos. Casi del tamaño del
ánade doméstico. La hembra es Hdez. 1959, Obras,
semejante al macho en naturaleza Tomo III, Tratado 2°:
y como alimento. Es alimento 342.
viscoso y grasoso. Son buenas de
comer estas aves, son muy
gordas. Florentino, 11:38v.
Xacacintli. Ave semejante al quachilton, tiene Sahagún 1956, Vol.
pies largos y el pico largo; son 3: 241.
buenas de comer; comen peces y
críanse en el agua.
Xalquani o xalcuani, o ave Y son de muy buen comer. Sahagún 1956, Vol.
que traga arena. 3: 247-248.
Ánade silvestre, migratoria, de Hdez. 1959, Obras,
tamaño poco menor que el Tomo III, Tratado 2°:
(Conocida como pato doméstico; era abundante en la 345.
chalcuán). cuenca, su sabor no gustó a
Hernández “…con resabio a Florentino, 11:37v.
pescado y nada grato como
(Mareca a. americana). alimento…”.

101
Xoxouhquihoactli, que Hdez. Es ave lacustre visitante del lago Hdez. 1959, Obras,
considera que pertenece al mexicano, en el que también se Tomo III, Tratado 2°:
género de las garzas caza aunque raras veces; es 346.
silvestre y se cree que baja desde
las regiones del septentrión a las
mexicanas.
No se especifica en la fuente si migraban o no
Canauhtli tzonquiaiuhqui, o
tzoniaiauhqui.
(Pato de collar, común,
galán).
(Anas platyrhynchos) Florentino, 11: 26v.
Canahutlizonyayahuqui Son buenas de comer…son muy Sahagún 1956, Vol.
(macho); y zolcanahuitli o gordas. 3: 248.
zolcanahutlicioatl.
Hdez. 1959, Obras,
Pato de collar o pato galán. Tomo III, Tratado 2°:
(Anas platyrhyncha). 341.
Couixin Tiene buen comer. Sahagún 1956, Vol.
(Ave acuática) 3: 245.
Chalalactli Son estas aves raras, y buenas de Sahagún 1956, libro
(Ave acuática). comer. XI: 249.
Grullas Tienen buen comer. Sahagún 1956, Vol.
3: 240.
Hoexocanauhtli, o ánade de Ave llamada martinete por los Hdez. 1959, Obras,
los sauces. españoles, con un gran penacho Tomo III, Tratado 2°:
de color azul, cuerpo leonado, 330.
ceniciento o blanco, anida en los
sauces.
Icxixoxouhqui Es de comer. Sahagún 1956, Vol.
(ave acuática) 3: 245-246.
Pato con plumas verdes en la Es de comer. Sahagún 1956, Vol.
cabeza. 3: 240.
Quapetlauac Tiene muy buen comer su carne. Sahagún 1956, Vol.
(Ave acuática) 3: 244.
Tezoloctli; texoloctli S/d. Florentino libro 11,
(Patillos como cercetas; pato f.27r
boludo, prieto, chaparro).
[¿Aythya collatris?]
Xacacintli Son buenas de comer. Sahagún 1956, Vol.
(Ave acuática) 3, Libro XI: 241.
Xumutl. “…cierto pato…”. Sahagún 1956, Vol.
3, Libro XI: 262.
Yacapatlauac, o Ánade silvestre un poco mayor que Sahagún 1956, Vol.
yacapitzáhoac, o ave de pico la cerceta. De pico delgado y corto, 3: 249.
terminado en punta. sin cola o con cola cortísima. Son
de comer, y hay muchas de estas Hdez. 1959, Obras,
(Ave acuática). aves. Tomo III, Tratado 2°:
335.
Yacapitzauac No tiene sabor de peces como Sahagún 1956, Vol.

102
otras aves de agua (y) son de 3: 248
(Ave acuática). buen comer.
Yacatexotlo o pico azul. Casi del tamaño del ánade Hdez. 1959, Obras,
doméstico. Es un ánade acuático y Tomo III, Tratado 2°:
silvestre, de la misma naturaleza 335.
que los ánades lacustres.
Zolcanauhtli o pato color de Tienen buen comer estas aves. Sahagún 1956, Vol.
codorniz. 3: 248.
(Pato; ave conocida como
pato común, pato de collar, o
pato galán).
(Anas platyrhynchos). Florentino, 11, f.38v.

La amplia gama de animales incluía la de aquellos considerados como


agoreros; varios de ellos eran aves y algunas también eran comestibles. Así
encontramos en las fuentes, citadas las siguientes: el acoyotl que es de manera
de la gallina de agua, acitli o liebre de agua, tenitztli o pico de piedra de navaja
que es un “ave de mal agüero”, quapetlauac o quapetlanqui que quiere decir
cabeza sin plumas, quatezcatl o cabeza de espejo (mal agüero cuando
aparecía…decían que era señal de guerra), tolcomoctli o ateponaztli que anuncia
la lluvia, couxin, icxixoxouhqui, que quiere decir pies verdes, quacoxtli, checatototl,
amanacoche, xalquani, yacapitzauac o nacaztzone que no tiene sabor de peces
como otras aves de agua, tzonyayauhqui, chilcanauhtli, chalalactli que es una rara
ave de agua dulce, pipitztli y acachichictli (Sahagún 1956, Vol. 3: 249-263).

Estudios arqueológicos en la cuenca de México, muestran que en el


Formativo, los pobladores se alimentaban con varios recursos obtenidos de los
lagos y que habitaban permanentemente en estos ecosistemas lacustres. Para
Zohapilco –en el lago de Chalco- la arqueóloga C. Niederberger (1976: 26) cita
que en todas sus capas arqueológicas se encontraron: tortugas de agua dulce
(Kinosternon), pez amarillo (Girardinichtys sp.), pez blanco, actualmente conocido
como charal (Chrostoma sp.), anfibios como el ajolote (Ambystoma mexicanum),
ciprínidos como el Notropis aztecas, Algansea tincella y Evarra sp. Los insectos
acuáticos se incluyen también en la lista: poxi (pupa de una mosca acuática),
ahuahutle y/o axayacatl (hemíptero acuático de las familias Corixidae y
Notonectidae); (Ramos y Pinto 2003: 90-91).

Figura 9
Algas y cieno comestibles
Elemento Comentario en las fuentes: Fuente:
Tecuitlatl, o queso de la Urronas (lamas, limo, cieno, lamas Sahagún 1956, Vol.
tierra. También se le verdes) que se crian sobre el agua. 3: 263.
llamaba acuítlatl, azóquitl Tiéndenlo en el suelo sobre ceniza
y amomoxtli. y después hacen unas tortas de
ello, y tostadas las comen.
“…son de color azul claro, después Sahagún 1975:

103
que está bien espeso y grueso 648.
cógenlo, tiéndelo en el suelo sobre
ceniza y después hacen unas tortas
Se obtenía en algunos de elllo, y tostadas las comen…”
sitios del vaso de […]…que se comen en tortas y Florentino, 11: 69r.
Texcoco. tostadas…”.

Se sacan o barren con redes o se Hdez. 1959,


apilan con palas. Una vez extraido y Obras, Tomo III,
secado al sol, le dan los indios Historia de los
formas de pequeñas tortas; se pone Minerales, capítulo
Algas (Spirulina maxima). entonces otra vez al sol y sobre XIV: 408-409.
hierbas frescas hasta que se seca
perfectamente, y se guarda luego
como el queso por sólo un año. Se
come cuando es necesario con
maíz tostado o con las comunes
tortillas de los indios. Cada venero
de este limo tiene su dueño
particular, a quien rinde a veces una
ganancia de mil escudos de oro
anuales. Tiene sabor de queso, y
así lo llaman los españoles, pero
menos agradable y con cierto olor a
cieno; cuando reciente es verde o
azul; ya viejo es color de limo, verde
tirando a negro, comestible solo en
muy pequeña cantidad, y esto en
vez de sal o condimento del maíz.
Cocolin, o cieno de olor Cierta sustancia parda que produce Hdez. 1959, Obras,
fuerte. el lago mexicano, que flota sobre el Tomo III, Tratado 5°:
agua y es semejante al limo y de olor 395.
parecido también, de donde le viene
el nombre. Lo venden los indios y lo
emplean en sus comidas para saciar
su gula de cualquier manera, pues
exhala un olor fétido y es alimento
dañino.

Por su manufactura y materiales con que se hacía, la tecnología para la


caza, pesca y captura de la fauna acuática y aves era muy simple, pero estaba
especializada -como puede verse en la figura 10. Principalmente se conformada
por canoas fabricadas con zacate o con tule, lazos y redes de distintos grosores
que se hacían con fibras de Agave, arpones, sedales, flechas y trampas hechas
con carrizo o con mimbre, que tenían grosores y tamaños de acuerdo con el
animal al que se enfocaban (Chimalpáin 2003: 131). Eran elaborados con fibras
vegetales, obtenidas de plantas como zacate, tule, carrizo o mimbre y su éxito se
basaba ampliamente en la habilidad misma del cazador o pescador. Al parecer

104
hubo una mayor complejidad tecnológica en los nahuas del Altiplano central sobre
el manejo del agua –tanto la de regadío como la relacionada con el control del
nivel del agua en las lagunas y ríos- y en la actividad agrícola, lo que se verá más
adelante.

Figura 10
Tecnología de caza, pesca, captura de fauna acuática y aves
Instrumento Uso Fuente
Acacuextli Trampa de carrizo para atrapar peces. Simeón 1986: 6.
Azadón o tridente Servía para sacar desde la lancha los Florentino.
manojos del cultivo de ahuahutle.
Canoa hecha con Para entrar en la laguna y desde ellas Chimalpáhin, Memorial
tule flechar. 2003: 131.
Cerbatana Para cazar pájaros Motolinía 1996: 297.
Chichiquilli Flecha harponada [sic]. Molina 1970: 63.
Flechas con puntas Para cazar y también para la guerra. Relación de Coatepec,
de navajas Acuña 1985, Vol I: 146.
Flechas Para matar aves. Relación de Coatepec,
Acuña 1985, Vol I: 147.
Lazos • Tzouaztli (lazo en general). Molina 1970: 77.
• Mazamecatl (para venados).
• Tequammecatl (para fieras).
• Mazacatzouaztli (para
venados).
Liga Para cazar gorriones. Sahagún 1956, Vol. 3:
254.
Matlama Que significa “…tomar o cazar Sahagún 1956, Vol. 3:
camarones o peces con las manos 260-261.
entre las piedras del río…”. Molina 1970: 53.
Mátlatl o red79. • Matlatontli, matlatepiton, red Molina 1970: 102.
pequeña.
• Michmatlatl, red para peces.
• Totomatlatl, tlapechmatlatl, red
tendida para tomar pájaros.
• Matlapachouaztli.
• Tlapachouaztli, red que cae
sobre los pájaros y los toma
debajo como trampa.
• Tequammatlatl, mazamatlatl,
red para fieras o venados.
Matlaquetza Hincar varales de redes. Molina 1970: 53.
Matlatepito Red pequeña. Molina 1970: 53.
Mazamecauia Armar lazo a los venados. Molina 1970: 14.
Michacaxitl Que es un estanque de peces. Sahagún 1956, Vol. 3,
Libro XI: 259-260.

79
No incluimos aquí las redes para carga, o para cuidar a los niños. Solamente se enlistan las
redes para caza, pesca y captura de animales y aves.

105
Estanque de peces. Molina 1970: 56.
Michcuyulli Anzuelo o cosa semejante. Molina 1970: 56.
Michamanalli Vocablo utilizado para describir un Sahagún 1956, Vol. 3,
estanque de peces. Libro XI: 259-260.
Estanque de peces. Molina 1970: 56.
Michaxiliztli Pesca de peces. Sahagún 1956, Vol. 3,
Libro XI: 259-260.
Pesca de peces. Molina 1970: 56.
Michmecatl Sedal para pescar hecho de mecate. Molina 1970: 56.
Michpipiloloni Anzuelo. Molina 1970: 56.
Mitl Flechas Molina 1970: 63.
Palas. • Tlaacanoni o pala paraHdez. 1959 y 1960, Obras,
traspalar algo. Vols. II y III.
• Tlaecaquetzaloni o pala para
traspalar. Molina 1970: 91v., 113v.,
• Patlauac victli, o pala ancha 157v.
para labrar o cavar la tierra, o
coa.
Redes Para pesca de cardúmenes Hdez. 1959 y 1960, Obras,
Vols. II y III.
Saetas Para cazar tigres, gato cerval Sahagún 1956, Vol. 3,
(tlacoocelotl). Libro XI: 222-223.
Trampas (agujero Para cazar tlacaxólotl, que es un Sahagún 1956, Vol. 3,
grande, excavado animal grande. Libro XI: 223.
en el suelo,
cubierto con ramas
y hojas).
Tzouauzteca Armar lazo a las aves. Molina 1970: 14.
Vey Harpón [sic]. Molina 1970: 68.
tepuztopilchichiquilli

Los Ecosistemas Terrestres

Los montes

Los términos utilizados acerca de este tipo de ecosistemas son descriptivos;


explican lo que se encuentra en ellos, vistos como elemento o recurso que era
importante en la sociedad prehispánica. El monte es un bosque, posee recursos
abundantes; hay varios vocablos que aluden a esta situación: amiuayan que es el
lugar destinado a la montería o a la caza; mamaza que son las animalías,
venados; quauhtla nanacatl es el hongo de monte; ococenyollotli es el piñón de
piña de pino; ococentli o piña de pino; el paxtle o pachtli que es el malhojo, o cierta
yerba que se cría y cuelga en los arboles; pipiyolin, que es la abeja montesa;
pipiolin que es la abeja montesa que hace miel; quauhtla coyametl es el puerco
de monte; tecolli y teconalli que son términos para el carbón. Existen otros
vocablos para cazar (tetlapeuiani), especialmente los destinados a cazar pájaros
(totomani, totonotzqui, tototlapitzqui, tototlapitza).

106
Los Bosques Templado-fríos

Las palabras asociadas con bosques son igual que las anteriores: descriptivas y
especializadas. De esta manera permiten reconocer entre aquellos bosques
caracterizados por tener un clima templado y frío, o aquellos otros que incluyen la
presencia dominante de alguna planta en el sistema. Así tenemos los siguientes
términos: para el encinal o robledal, aauaquauhtla, auaquauhtla, auatla, tetzmulla,
tetzmulquauhtla. Para el pinar: ayauhquauitl, ococuauhtla, oocotla [tierra de
ocotes: Pinus spp.], oocoquauhtla. Para una arboleda de sauces el término es
vexotla [huejote o ahuejote: Salix sp.]. Por último, ecapacuahtla es un monte con
laureles.

Hay una serie de términos para describir ciertas zonas o áreas del bosque:
itlacapan tepetl es la ladera de sierra, itlacpayo tepetl es la punta o cumbre de
sierra o monte, tepeticpac es la cumbre o lo alto de la sierra, tepatlacpayotl es la
cumbre de sierra, tepetlicampa es allende la sierra, o detrás de la sierra., tepetl
icpac es la cumbre de sierra, tepetl yquaololiuhca es el cabezo de sierra, tepetl
itlacapan es la ladera de sierra, tepetl itzintlan es al pie de la sierra, tepetzalan es
una quebrada de monte, o entre sierras, tepetzallantli es también una quebrada de
monte, o entre sierras, tepexillantli es el recuesto, repecho o ladera de sierra;
tzallantli.abra es la quebrada de sierras o cañada; quauhitic es lo interior del
monte, o de la arboleda; quauhtenco y quauhtentli significan la falda u orilla de
monte; tepeitic es un valle, o quebrada de sierras, y, tepetozcatl es un collado o
garganta de cerro.

Las palabras en el Vocabulario, que indican la presencia dominante de


alguna planta, o que describen la forma en que se encuentra distribuida
espacialmente –o el tamaño que posee- son los siguientes: acatla que significa
cañaveral, aacatla que es un cañaveral ralo, acazacatla y acapitzactla que son un
carrizal, matlaquauitl y quauhacatl que quieren decir varal, quauh matlatl que es la
breña o maleza de monte, acaualla es un yerbazal crecido, xiuhtla y xixiuhtla son
un yerbazal y, xalla y xalpan significan arenal. Entre las palabras descriptivas
encontramos: cuecuetlanqui tepetl que es la tierra llena de barrancos, fragosa y
montosa, oztotla es un lugar cavernoso y lleno de cuevas, quauhyouacatla es un
bosque o arboleda espesa, tlacomolli es un hoyo grande o barranco y,
tlaquauhtlaxtli es un monte talado o desmontado.

El Matorral Espinoso

Los términos para distinguir al ecosistemas de matorral espinoso, o con plantas


espinosas son: chicalotla o lugar de espinas o de abrojos; vitzcolotla que es un
lugar de árboles llenos de espinas; vitztla que es un lugar de espinas; viuitztla que
es un lugar lleno de espinas o puyas; tzatzaptla o espinal; quauitztla o zarzal;
quauitz mecatl o zarza y, quauitztli que es una zarza, o cierto abrojo.

107
Las Salinas o Salitrales

Hay varios vocablos que describen lugares con sal, o salitrales: iztachiualoyan que
son salinas, o el lugar donde se hace la sal; iztaquixtiloyan que también son las
salinas, o el lugar donde sacan sal; tequixcuiuayan que es un minero de salitre y,
tequixquipan que es un salitral. Los indígenas utilizaban la sal marina, que
extraían de las lagunas o salinas naturales en las costas del trópico, era para los
señores y se tributaba. También tenían sal común, obtenida de las lagunas
interiores, saladas o tequesquitosas y las “…tierras de que hacen sal llamada
iztlatalli…”. Los indígenas pobres utilizaban tequesquite, cuyo comercio se
concentraba en Iztapalapa; esta sal llamada ixtail se producía en Texcoco.
También conocían y utilizaban el tequesquit, o salitre y Sahagún (1956) decía que
“La tierra salitrosa se llama tequixquitalli que quiere decir tierra donde se hace el
salitre” que también usaban los indígenas.

Los Pedregales

Son lugares descritos en detalle, con términos específicos, de acuerdo con el


tamaño y forma de las piedras, lo que indica de alguna manera la importancia que
tenían. La utilización de la piedra como elemento en la construcción era amplia y
tenía formas variadas; se realizaban con este material una larga lista de partes de
viviendas, templos y en general todo tipo de construcciones, incluyendo
cuestiones como el empedrado de pisos, la fabricación de columnas de distinta
forma, grosor y altura, escaleras y, en general todo tipo de objetos, incluyendo
canales y canaletas para conducir agua o para el desagüe.

Las piedras servían para fabricar instrumentos, realizar esculturas y


elaborar elementos básicos para la vida ritual y cotidiana, Por ejemplo el
Vocabulario incluye términos como tenamaztin que son las piedras sobre que se
pone la olla al fuego, o incluye usos como el de las piedras que se disparaban
como proyectiles, ya que tlatematlaui o tlatematlauiani quien es el que tira piedra
con honda y tematlatl o tlatematlauiloni, que es una honda para tirar piedras;
telolotli es un bodoque de piedra; temalacatl es la muela, o rueda de piedra;
tlatentiloni es la piedra para amolar o para afilar cuchillo; tepetlacalli es un sepulcro
o caja de piedra y techcatl, que era la piedra sobre la que sacrificaban y mataban
a los hombres delante de los ídolos.

Como se muestra en los siguientes vocablos, la construcción incluía piedras


labradas en abundancia: teapaztli es una pila de piedra, o cosa semejante;
teapiaztli o teapilhuaztli significan canal de piedra; tecaxitli es una pila de piedra, o
cosa semejante; tecololli significa arco toral de piedra; temamatlatl es una escalera
de piedra; temimilli es una columna redonda de piedra, temimil quatzaccayotl un
capitel de columna de piedra redonda; temimiltontli es una columna pequeña de
piedra redonda; tenacaztli es la piedra labrada para esquina de pared; tenulli es el
arco de piedra, arco de portada, o arco toral; tepatlactli es la losa, o piedra ancha y

108
llana; tepiaztli o tepiaztontli es un pilarico de claraboya, de ventana, o columna de
piedra; tequiauatl es el arco de piedra, de puerta, o de entrada de casa;
tetlaquetzalli es la columna de piedra cuadrada, u ochavada; tlatemantli es el suelo
empedrado o enlosado.

Ecosistemas Fuera de la Cuenca de México:


Los Pastizales o Sabanas, los Palmerales y los Desiertos

Las fuentes mencionan algunas características de ecosistemas en las regiones


tropicales, en las costas del Golfo de México, o en otras lejanas al Altiplano
Central. Aunque no están directamente relacionados con los que tratamos en en
estas Historias, dejamos al lector unos párrafos sobre ellos, para puedan darse
cuenta del tipo de información que de ellos tenían los grupos del centro de
Mesoamérica. Los pastizales y -en general- aquellos lugares o zonas que se
encuentran cubiertos con pasto –o con grama- son denominados con los
siguientes vocablos: zacanouallo que es un lugar lleno de grama, zaca omiyo es
un lugar gramoso, zacatla es un yerbazal o prado, zacauitzo es un lugar lleno de
grama, quauhtla zacatla significa campos o montañas y savanas y,
tequixquizacayo es la tierra llena de grama. Existen además tres términos para
césped: zacatzontetl, zacatzuntetl y, cueptli.

El término de palma o palmera se utiliza indistintamente para hablar de


“cualquiera de las plantas monocotioledóneas, siempre verdes, de tallo leñosos,
sin ramas, recto y coronado por un penacho de grandes hojas que se parten en
lecinias y se renuevan anualmente, dejando sobre el tronco la base del peciolo;
flores axilares en espádice ramoso, generalmente dioicas y muy numerosas y fruto
en drupa o baya con una semilla” (Diccionario 1939: 933). No se especifica si
estas palmas y palmeras son de zonas templadas o de zonas tropicales. Las
palabras para ecosistemas que están caracterizados por la dominancia de palmas
o palmeras son: nequametl o palma, nequametla que es un palmar, zotolla que
también es un palmar y, zoyacuahtla o palmar.

Los vocablos sobre ecosistemas que describen lugares desérticos y/o


desiertos son: ixtlauayo que significa tierra desierta y llana; quauh ixtlauatl que es
un desierto o una tierra llana con arboledas; quauhnepantla que es lo interior, o el
medio del desierto o del monte; quauh ixtlauatl que es el desierto o una tierra llana
con arboledas y, teotlalli que es un valle, o desierto de tierra llana y larga.

La Fauna Terrestre

Sahagún (1956, Vol. 3) dedica el libro undécimo a las propiedades de los


animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores, metales, piedras y colores. Este
permite elaborar una lista de recursos de que los tenochcas disponían a la llegada
de los hispanos al Altiplano Central, para reconstruir por lo menos una parte
importante de su vida cotidiana. De estas listas trataremos sobre los animales

109
silvestres, donde los rasgos en los vocablos indican un conocimiento de ellos, sus
hábitos alimenticios, peligrosidad, forma de caza y la amplia gama de recursos
animales de que disponía el hombre en un momento dado. La abundancia de
fauna silvestre -tanto permanente como estacional- a lo largo del año, pudo ser un
elemento relacionado con la no necesidad de domesticar animales y solamente de
mantenerlos listos para ser cazados o capturados cuando fuese necesario, como
ocurría por ejemplo con aves como las palomas, perdices, huilotas y codornices80.

Se mencionan animales de climas templado-fríos o tropicales. Así tenemos


varios tipos de tigre: blanco, bermejo, blanquecino machado de prieto, bermejo
manchado de negro. De ellos se dice que se utilizaba su piel, cola, colmillos y
huesos. También se cita al gato cerval: tlacoocelotl, tlacomiztli, tzonistac, que se
encuentra en la provincia de Toztlan y que es un carnívoro; al oso y –entre los
felinos- a los leones blanco y bermejo; además de la onza (quauhmiztli). Entre los
lobos se citan dos: cuitlamiztli e itzcuinquani. Hay también otros animales como:
coyotes de tres tipos: coyotl, cuitlachcoyotl y azcatlcoyotl; el zorro o raposo
(tlalcóyotl), ocotochtli, oztoa; el mapache (mapachtli, cihuatlamacazqui, tlamaton) y
el pezotli. Sahagún (1956 Vol. III: 221-234). Menciona otros animales terrestres:
serpientes de tierra, alacranes, arañas, hormigas, gusanos, cucarachuelos,
escarabajos y hormigas.

De los mamíferos habla sobre los tipos de ardillas (techalotl): grandes,


largas, morenas, de pelo blando, de orejas pequeñas y delgadas, cola
espadañada, de pelo duro y en las puntas negro, de las montañas y que viven en
los árboles, que viven en cuevas (tlaltechalotl). La lista incluye animales como el
matotli, motoyauitl, tlacuache (tlaquatl, tlaquatzin), cuya cola era considerada
“…muy medicinal ya que saca cualquiera cosa que se halle en la carne o en el
hueso…”. También se cita a la comadreja, que “…no es de comer…”, los monos o
micos que “…Críanse en las partes que llaman Anáhuac, que es hacia oriente con
respecto de México…” y que “…Estos animales fácilmente se amansan…”;
además de las nutrias, los ratones, que “…son de muchas maneras y tienen
muchos nombres…”. Otros animales comestibles –incluyendo todos los climas y
regiones-, o productos derivados de ellos y que han sido mencionados en las
fuentes eran: armadillo o ayotochtli, iguana o quauhcuestzpalin (Sahagún 1956,
Vol. III: 221-234). Ilustración 4.

Las Aves de Rico Plumaje y las Comestibles

Las plumas de colores eran parte del comercio de lujo –generalmente- de larga
distancia; se obtenían de aves –generalmente habitantes de las regiones
tropicales- que fueron mencionadas como aves de pluma rica: quetzaltototl,
tzinitzcan o teutzinitzcan, tlauhquechol o teoquechol (acuática), xiuhquechol,

80
Esta práctica subsistió hasta fines del siglo XX, en lugares como la región de Los Tuxtlas, en
Veracruz, como lo ha descrito Blanco (2006).

110
zaquan, ayoquan, otra también llamada ayoquan (acuática), chalchiuhtototl,
xiuhtototl, xioupalquechol, xochitenacatl, quapachtototl, elotototl. También se citan
los papagayos y tzinzones. Algunas de las aves eran enjauladas por su canto y no
necesariamente servían otros usos. Figura 11.

Las aves comestibles -domésticas o semi-domesticadas- se dividen en


varias categorías, incluyendo en la lista: patos, gallos y gallinas de la tierra, aves
del monte, pichones, tórtolas y demás. Se tiene la idea de que los nahuas
solamente domesticaron al pavo, lo que aconteció desde tiempos temprano; sin
embargo, sabemos que contaban con otras aves domesticadas: un tipo de pato y
la codorniz y muchas otras semi-domesticadas. Las aves domésticas incluyen:
gallinas y gallos de esta tierra o totollin; los machos se llaman huexolotl y las
codornices llamadas zollin o zoli, “…que en cautiverio se crían en jaulas…”
(Sahagún 1956). En resumen, las aves podían capturarse y enjaularse por su su
canto, sus plumas, o por ser buen alimento; se les alimentaba con mosquitos,
lombricillas, o granos.

Las aves domésticas y silvestres, terrestres o acuáticas, eran consumidas


de muchas formas y en toda Mesoamérica. En la cuenca de México el fraile
Sahagún (1956) hizo una lista de las que eran alimento para los señores, se
enumeran varios platillos donde las aves son el manjar principal: gallinas asadas,
cocidas, en empanada; empanadilla con pedazos de gallina o gallo y chile
amarillo, codornices asadas, cazuela de gallina con tomates, chile bermejo y
pepitas de calabaza molidas (pipián), gallina con chile amarillo, otras muchas
maneras de cazuelas, y de aves asadas. Entre las aves del monte quedan
incluidas en la lista: aviones, golondrinas, gallinas monteses, gallos monteses,
codornices que se llaman zollin o zoli -que en el campo “andan juntas a bandas”-
varias de estas aves son de tamaño pequeño pero eran utilizadas como alimento.
La lista de aves silvestres en la figura 11, trata de las que vivían en zonas
terrestres de la cuenca de México.

Figura 11
Aves comestibles, de biomas terrestres
Ave: Comentario en las fuentes: Fuente:
S/n. Ave que mora en las montañas; es Sahagún 1956, Vol. 3:
(Ave). como gallina montesa, es parda 253.
oscura, como ahumada, tiene un
tocadillo de plumas; es de comer.
Axoyatótotl. De igual tamaño que el jilguero; de Hdez. 1959, Obras,
color blanquecino por debajo y por Tomo III, Tratado 2°:
encima pardusco y amarillo; 361-362.
piernas amarillas con rojo, con un
penacho en la cabeza. Es
comestible y lo enjaulan, aunque
no canta. Se cria en los montes de
Texcoco.
Caxcaxtótotl, o huetzánatl. Especie de estornino mexicano, no Hdez. 1959, Obras,

111
es comestible ni canta, vive en Tomo III, Tratado 2°:
regiones templadas como la 354.
mexicana.
Cocóchatl. Avecilla un poco mayor que el Hdez. 1959, Obras,
jilguero, de colores amarillo, blanco Tomo III, Tratado 2°:
y leonado. Con una mancha junto 357.
a cada ojo, mayor en el macho).
Nace en lugares templados o un
poco fríos como los tetzcocanos, y
no son aprecidas ni por su canto ni
como alimento.
Coxolitli o faisán del país. Ave del tamaño de los gallipavos, Hdez. 1959, Obras,
de color leonado y penacho negro, Tomo III, Tratado 2°:
con pies y pico rojos. Su carne, 328.
conservada por algún tiempo, es
alimento saludable y agradable; de
otra suerte es desagradable y más
dura de lo conveniente.
Coyolcozque o cascabel del Especie de zolin [sic] o codorniz Hdez. 1959, Obras,
cuello. mexicana, nativa, abunda en los Tomo III, Tratado 2°:
campos. Sus propiedades 324.
alimenticias son semejantes a las
de la perdiz española, pues es de
su misma especie.
Coztótotl, o xochitótotl, o Ave del tamaño del estornino, con Hdez. 1960, III,
ave amarilla. vientre, pecho y cola de color Tratado 2°: 346 y 352.
azafranado. Alas por debajo
cenicientas, por encima blancas y
negras entremezclados. Suele
mudar su color alternadamente en
Hay otro coztótotl toda negro, blanco y amarillo. Canta
amarilla, con una mancha como la picaza. Es comestible, es
negra en la cabeza y en las de la misma calidad nutritiva que
alas. las demás avecillas.
Chiantótotl, o avecilla color No canta, vive en los campos Hdez. 1960, III,
de semilla de chían. tetzcoquenses… gusta del tiempo Tratado 2°: 352.
nevado y es para quien lo comen
buen alimento.
Chiltótotl, o ave parecida a Tamaño, color y forma de gorrión, Hdez. 1959, Obras,
chilli. con pico negro. Está enjaulado, Tomo III, Tratado 2°:
hace su nido en los árboles, se 327.
encuentra en toda Nueva España y
es un sabroso alimento.
2° chiltótotl Ave negra con pecho y hombros Hdez. 1959, Obras,
blancos. Es comestible, pero no Tomo III, Tratado 2°:
muy apetitoso. 329.
Elotótotl, o xiuhtótotl, o ave Avecilla poco mayor que el gorrión Hdez. 1959, Obras,
de las yerbas. hispaño, pero con plumas de Tomo III, Tratado 2°:
muchos colores. Gorjea, 345.
enjaulado, agradablemente. Es

112
comestible, y del mismo sabor y
alimento que las demás avecillas.
Elotótotl o ave de mazorca Nace en tiempo de cosecha. Es Hdez. 1960, III,
de maíz. del tamaño del gorrión, de pico Tratado 2°: 329.
corto y delgado y con el cuerpo
blanco, negruzco, azul y
ceniciento. Carece de canto y por
eso no lo crían en las casas. Es
comestible, pero nada estimado ni
agradable como alimento, Vive en
regiones muy frías.
2° Elotótotl, u ocotzinizcan. Ave de palmo y medio midiendo Hdez. 1960, III,
juntos cuerpo, cola y pico. Empolla Tratado 2°: 329.
en lugares fríos. Constituye un
alimento agradable.
3er Elotótotl. Casi igual que el jilguero, pero de Hdez. 1959, Obras,
color blanco o azul y cola casi toda Tomo III, Tratado 2°:
nagra. Vive en los árboles de los 363.
montes de Texcoco. Es
comestible, no canta, se cría en las
casas.
4° Elotótotl Avecilla del tamaño de un gorrión, Hdez. 1959, Obras,
toda azul –salvo alas, pies, pico- Tomo III, Tratado 2°:
Canta enjaulado gratamente y es 366.
buen alimento; vive en regiones
templadas como la mexicana. Se
nutre de tlaolli.
Chiltótotl Avecilla poco mayor que el Hdez. 1959, Obras,
jilguero, casi toda escarlata. No Tomo III, Tratado 2°:
canta sino chilla, es comestible, 363.
empolla en los árboles de Texcoco
y se alimenta de gusanillos y
mosquitos.
Gorriones de esta tierra Algo menores que los de España, Sahagún 1956, Vol. 3:
cantan muy bien, críanlos en jaulas 254.
para gozar de su canto, mudan las
plumas cada año. Son buenos de
comer y cázanlos con liga.
Hoeitzánatl, o caxcaxtótotl, Semejante al grajo español, es ave Hdez. 1959, Obras,
o estornino grande. gárrula. Proporciona un alimento Tomo III, Tratado 2°:
agradable de color oscuro y que 326.
concierne al jugo atrabiliar.
Hoexotótotl, o ave de los Ave migratoria, del mismo tamaño Hdez. 1959, Obras,
sauces. que un gorrión pequeño, de Tomo III, Tratado 2°:
colores pardo y amarillo 333.
entremezclados. Se alimenta de
chía y maíz hecho polvo. Es
alimento tierno y sabroso.
Uilotl, o Hoilotl, o paloma. Ave como paloma con pico Sahagún 1956, Vol. 3,
delgado y agudo, de color Libro 11: 256.

113
ceniciento, piernas largas y
delgadas, cola larga; es altilla de
pies, cuello larguillo. Comen maíz,
chían, semilla de bledos y otras
hierbas. Son buenas de comer.

Hay domésticas y silvestres; de Hdez. 1959, Obras,


color que tira a púrpura, con Tomo III, Tratado 2°:
hombros blancos. Son 334.
comestibles, la carne es dura y el
sabor poco grato. Las silvestres
son de color leonado pálido con
hombros blancos.
Huexólotl, o gallo de indias, Hay silvestres y domésticos; los Hdez. 1959, Obras,
o gallipavo. primeros son de mayor tamaño, Tomo III, Tratado 2°:
más duros y de sabor menos 333-334.
grato. Se suelen matar con flechas
o con escopetas. Las hembras se
llaman cihuatotolin son menos
apreciadas que los machos,
aunque son buen alimento muy
agradable y saludable, pero inferior
a las gallinas auropeas por su
excesiva humedad y grasa.
Illamatótotl o ave vieja. Parecido al gorrión huspano en Hdez. 1959, Obras,
tamaño, forma y color. Es alimento Tomo III, Tratado 2°:
bueno y agradable. 336.
Ixamatzcatltótotl o ave de Con tamaño y voz de gorrión. Es Hdez. 1959, Obras,
ojos pintados de blanco. comestible, pero poco estimado Tomo III, Tratado 2°:
por los de paladar fino. 336.
Ixcuícuil u ojo pintado. Del color y tamaño del gorrión, con Hdez. 1959, Obras,
plumas leonadas. De carne Tomo III, Tratado 2°:
comestible, pero bastante buena ni 335-336.
grata como alimento. Es de
regiones frías.
Miacatótotl o ave del Ave bastante pequeña que suele Hdez. 1959, Obras,
renuevo del maíz. posarse en los renuevos del maíz, Tomo III, Tratado 2°:
con vientre amarillo y el resto del 336.
cuerpo de color negro. Vive en
lugares fríos y es bueno para
comerse.
Mozotótotl o ave que se Ave parda con amarillo Hdez. 1959, Obras,
alimenta de la hierba entremezclado y pecho blanco. Del Tomo III, Tratado 2°:
llamada mozoquílitl. tamaño de un estornino. Se 337.
enjaula y alimenta con masa y
maíz molido. Es un alimento
saludable y sabroso. Es visitante
del lago mexicano.
Nexton o Nextótotl Ave del tamaño casi de paloma, Hdez. 1959, Obras,
(ave un poco menor que las con cuerpo ceniciento, vientre y Tomo III, Tratado 2°:

114
palomas de nuestra tierra) cuello blanco, pies, piernas y pico 337-338.
negros. Gorjea enjaulado
suavemente. Vive en regiones
frías, hace su nido en los árboles,
se nutre de granos y gusanillos. Es
alimento saludable y agradable.
Oconénetl. Especie mayor del pico marcio. Su Hdez. 1959, Obras,
polvo comido cura a los hidrópicos. Tomo III, Tratado 2°:
338.
Ocozolin Especie de pájaro carpintero de Hdez. 1959, Obras,
tamaño de estornino y Tomo III, Tratado 2°:
hermosamente pintado de amarillo 363.
y negro. Vive en los árboles de los
bosques texcocanos, donde
empolla sus crías. Es comestible,
no canta.
Ocozolin o perdiz montesa. Especie de perdiz mayor que la de Hdez. 1959, Obras,
España. Su pico, piernas y pies Tomo III, Tratado 2°:
son rojos con blanco; el cuerpo es 338.
pardo, amarillo y leonado. Las alas
cenicientas por debajo y negruzcas
por encima, con manchas blancas
y leonadas. Cabeza y cuello son
leonados y salpicados de plumas
negruzcas y blancas. Vive en
lugares templados o un poco fríos.
Es alimento excelente, muy
apetitoso, nada inferior a la carne
de codorniz.
Ocotzinitzcan. Ave del tamaño de una paloma. Hdez. 1959, Obras,
Vive en lugares fríos. Es alimento Tomo III, Tratado 2°:
bueno y agradable. 338.
Ocotzinitzcan. Ave del tamaño de una paloma. Hdez. 1959, Obras,
Vive en lugares fríos. Es alimento Tomo III, Tratado 2°:
bueno y agradable. 338.
Ocozolin o perdiz montés Perdiz mayor que la española. Su Hdez. 1959, Obras,
[sic]. cabeza y cuello son leonados. Vive Tomo III, Tratado 2°:
en lugares templados, o un poco 338.
fríos. Es alimento excelente y muy
apetitoso.
Olotótotl, o ave de base de Parece pertenecer a las especies Hdez. 1959, Obras,
espiga de maíz. de becadas, del tamaño de una Tomo
codorniz y bueno como alimento. III, Tratado 2°: 357.
Algunos le llaman chietótotl. Se cría en las casas y lanza
silbidos en vez de canto.
2° Olotótotl. Vive en los montes tetzcocanos, es Hdez. 1959, Obras,
casi toda azul y pavonada, con Tomo III, Tratado 2°:
cuello y vientres blancos con rojo. 362.
No carece de canto, es comestible.
Palomas Son como las palomas torcaces de Sahagún 1956, Vol. 3,

115
Castilla, son pardas, unas más Libro XI: 256.
oscuras y otras claras; son muy
buenas de comer.
Picicitli. Ave tetzcoquense, pequeñita y con Hdez. 1959, Obras,
todo el cuerpo ceniciento, salvo la Tomo III, Tratado 2°:
cabeza y el cuello que son negros, 362.
pero con una mancha blanca que
rodea los ojos y cuya punta se
alarga hasta el pecho. Aparece
después de las lluvias y criado en
casa muere al poco tiempo. No
canta; proporciona buen alimento.
Quachichiltic. Enjaulada cambia a color amarillo. Hdez. 1959, Obras,
Es la hembra del Se la tiene en casas por su canto, Tomo III, Tratado 2°:
quachichíltic oquichtli. pues gorgea dulcemente. Nace en 357.
los campos mexicanos, y se cría
con frecuencua en las casas como
precioso adorno y solaz.
Techictli o ave que se rasca Avecilla menor que el jilguero. Hdez. 1959, Obras,
en las cañas. Empolla en primavera. Es Tomo III, Tratado 2°:
comestible y constituye un buen 342.
alimento.
Tenitztli. La carne de esta ave es de buen Sahagún, libro XI, Vol.
(Ave acuática) comer. 3,1956:243-244.
Teoauhtótotl. Es del tamaño del gorrión y de pico Hdez. 1959, Obras,
corto; blanco por debajo por Tomo III, Tratado 2°:
encima azul y las alas son negras. 361.
Vive también en los montes y
campos tetzcocanos; es bueno
para comerse, pero no se cría en
las casas ni tiene canto agradable.
Tepetótotl o ave montesa Ave montesa del tamaño de un Hdez. 1959, Obras,
que también llaman ánsar, de color negro brillante, con Tomo III, Tratado 2°:
tecuocholli y los criollos algunas plumas blancas en la 340-341.
faisán. parte inferior junto a la cola y en la
punta de las alas. Es manso y
amigo del hombre, pide su comida
a los de casa tirándolos de la ropa
y llama con el pico a las puertas
cerradas cuando quiere entrar a
algún lugar. Si está suelto sigue al
amo y cuando llega a casa lo
recibe con alegría y festejos. Se
alimenta de granos de trigo hechos
masa o pan y cosas semejantes.
Es comestible, su carne es gorda,
parecida a la de la gallina de
Indias.
Tlacahóilotl. Paloma silvestre semejante a las Hdez. 1959, Obras,
hispanas llamadas árabes. Vive en Tomo III, Tratado 2°:

116
los campos mexicanos; no es 354-355.
apetecible como alimento.
Tlalácatl o ánsar montés. Ánsar silvestre parecido al Hdez. 1959, Obras,
doméstico, con pico negruzco en Tomo III, Tratado 2°:
su mayor parte y piernas rojas con 340.
blanco.
Tlapalchiochi, o ave roja que Avecilla del tamaño del jilguero, Hdez. 1959, Obras,
se restrega. que raras veces se deja ver o Tomo III, Tratado 2°:
capturar. Habita en lugares fríos y 344.
tiene gran variedad de colores muy
hermosos. Es comestible y de
alimento bueno y gustoso.
Tlapaltototl que quiere decir Su cuerpo es colorado fino, alas y Sahagún 1956, Vol. 3,
ave colorada. cola pardillas; canta de noche Libro 11: 254.
cuatro o cinco veces; es buena de
comer, no tiene grosura.
Totollin o gallinas y gallos Aves domésticas de cola redonda, Sahagún 1956, Vol. 3,
de esta tierra. plumas en las alas aunque no Libro 11: 258.
vuelan. Son de diversos colores:
blancos, rojos, negros y pardos.
Los machos se llaman huexólotl y
tienen gran papada, gran pechuga
y gran pescuezo, tienen unos
corales colorados; su cabeza es
azul. Cuando pequeñas comen
maíz mojado y bledos cocidos o
molidos y otras hierbas. Ponen
huevos y sacan pollos. Son de
muy buen comer, la mejor carne
de todas las aves.
Xiquipiltótotl Avecilla muy pequeña, con una Hdez. 1959, Obras,
mancha negra en el pico y otra en Tomo III, Tratado 2°:
el pecho; de color azul y 363.
ceniciento. Canta enjaulada, se
alimenta de semilla de chían y de
tlaolli molido. Empolla en los
árboles de los montes texcocanos.
Yacapatlahoac, o Especie de ánade silvestre un Hdez. 1959, Obras,
tempatláhoac, o ave de pico poco menor que el doméstico. Su Tomo III, Tratado 2°:
ancho. alimentación y la calidad de su 352.
carne son, en fin, semejantes a las
Los españoles la llaman de todas las especies de ánades
lavanco y ánade real silvestres.
Yacatópil, o pico de estaca. Ave silvestre que deber clasificarse Hdez. 1959, Obras,
como una variedad de las Tomo III, Tratado 2°:
gallinetas. Del tamaño de una 335.
paloma silvestre. Es migratoria, se
alimenta de gusanos. Sus
propiedades alimenticias son
semejantes a las demás ánades

117
silvestres.
Zaquantótotl Avecilla con penacho, formay Hdez. 1959, Obras,
tamaño de gorrión, color Tomo III, Tratado 2°:
ceniciento, el extremo de la cola es 364.
amarilla. Vive en los montes
texcocanos, se alimenta de
semillas. Es alimento estimado.
Zollin, o zolin Son tan grandes como las de Sahagún 1956, Vol. 3,
(Codornices). Castilla y de mejor comer, porque Libro 11: 255.
tienen pechuga como de perdiz;
tienen pico agudo, ponen muchos
huevos, comen maíz y chían.

Según Hernández son perdices y Hdez. 1959, Obras,


en había varios géneros: son Tomo III, Tratado 2°:
alimento bueno y grato siempre 327-328.
que se maten dos o tres días antes
de servirse asadas. Se da también
su carne a los enfermos, y no hay
entre los indios, excepto la de
gallina, ninguna que pueda
considerarse mejor ni en lo
saludable y provechoso del
alimento ni del gusto. Las
encierran en jaulas y se alimentan
de grano indio o del nuestro.
Zolcuicuiltic o figura de Variedad de codorniz con plumas Hdez. 1959, Obras,
codorniz. blancas, negras y escarlatas. Sus Tomo III, Tratado 2°:
propiedades alimenticias son 324.
semejantes a la perdiz española,
pues es de su misma especie.
Zacatótotl. Avecilla del tamaño del tarín, se Hdez. 1959, Obras,
alimenta de semilla de hoauhtli, Tomo III, Tratado 2°:
canta agradablemente y vive en 361.
las llanuras de Texcoco.
Zacazolin. Especie de codorniz, de igual Hdez. 1959, Obras,
tamaño, forma, canto y calidad Tomo III, Tratado 2°:
como alimento. 351.

La Flora y Otros Recursos Naturales

Los árboles:

Los recursos derivados de los árboles incluyen: la madera olorosa buena para
edificios, cajas, cofres y escritorios de los cipreses silvestres, el licor medicinal del
oyametl (Abies sp., que no conocían los indios), la madera liviana para los dioses

118
y los cúes de los pinos silvestres, pinos como los de España de donde se obtenían
teas, pez y resina, madera muy olorosa de fresnos, cedros y robles o auaquauitl.
De los carrascos (encinas) y matas llamados auatetzmolli, madroños y
madroñeras la corteza para teñir y curtir los cueros, de los robles o carrascos muy
gruesos “hacen coas”, del teocotl cuya raíz al quemarse huele como incienso sólo
lo usaban los principales, el coatli para hacer velortos, espuertas llamadas
huacales, el agua es medicinal para la orina, el matopozan que es medicinal y
cuya “…raíz cocida en agua es buena para purificar la orina y para hacer buena
digestión y para templar el calor…”, a los sauces o íczotl “…usábanlos poner
delante de los cúes…” (Hernández 1959).

Existen informes sobre vegetación de otros lugares, como del Pánuco,


Sahagún (1956) menciona la existencia de las palmas altas y gruesas, de las que
se consumía la “fruta (que) es dulce y es de comer”, de la madera del
tlacuilolquahuitl se hacen teponaxtles, tamboriles y vihuelas, hay árboles silvestres
altos y delgados de los que hacen cerbatanas, del chichiquahuitl o chichipatli la
corteza medicinal buena para la orina, de su meollo hacen saetas, de la corteza
del amaquauitl hacen papel, de los árboles silvestres de donde se hacen jícaras y
vasos, árboles de los cuales mana el copal o incienso para los dioses, se vende
en los tianguez porque “…es bueno para muchas cosas y es medicinal…”, del
ocotzoquauitl la resina era para hacer “las cañas de humo que chupan”, la resina
del ulquauitl se llama ulli “es muy medicinal” para los ojos, postemas y
pudrimientos, se bebe con cacao y es buena para el estómago, los intestinos, los
pudrimientos interiores, también sirve para hacer pelotas para jugar y, por último,
del tochomitl cuya madera es colorada y sirve para teñir.

Los árboles fueron un recursos importante, de ellos se obtenían -además de


madera y leña- productos como el oxitl que era un ungüento hecho con
trementina; el tlepilli era un manojo grande de tea para alumbrar y el tlequauitl un
artificio de palo para sacar fuego, o tizon; el ocotzol es la resina de pino o
trementina; oyametl es el abeto, o árbol de que se coge el aceite de abeto; olli es
“…cierta goma de árboles, medicinal, deque hazen [sic] pelotas para jugar con las
nalgas…”; quauh nanauatl es la goma de arboles; quauhocotl la tea de pino; ocotl
es una tea, raja o astilla de pino; ocopilli un hacha de tea para alumbrar; ocotlilli es
la tinta de humo de tea; vei quauhxumatli es una hataca o cuchara grande de palo;
quauh ocotzotl la goma de árbol y quauh oxitl es cierta resina de árbol (Molina
1970).

Los árboles secos servían para labrarse, hacer vigas, planchas, tablas,
tablones de diversos tamaños, viguetas de distinto grosor, leña y carbón. Los
productos de madera -o para hacer leña- tuvieron enorme importancia para las
culturas antiguas de México; entre ellos estuvieron: ocopetlacalli que es una caja
de pino; ocoquauitl que es el pino, el árbol o la viga y madero de pino; tlapechtli o
tablado, andamio, cama de tablas, andas de difuntos, o cosa semejante;
tlaqualuapalitl es una mesa de tablas, para comer; tlaquauhçalolli,
tlaquauhtzaqualli o tlaquauhtentli es una casa maderada; tlaquauhtoconi es un
tarugo; tlaquetzalli es una columna y pilar de madera cuadrado; tlaquetzalmimilli

119
es una columna, o pilar de madera redondo; tlaxantectli es una cosa labrada y
hecha en madera cuadrada como ladrillo o adobe; tlaxillotl es un puntal, para
apuntalar; tlaxintli es un madero, o piedra labrada; vapalcalli es una tienda o casa
de tablas, vapalitl o vapalli es una tabla o viga pequeña; vapaltontli es una tablilla,
vetzcayotl una viga labrada, para maderar la casa; y, vetzcayotontli es una viga
pequeña (Molina 1970).

Sobre la leña están los siguientes vocablos: tlaquetztli es una hacina de


leña bien compuesta y ordenada; tlatlatilquauitl es la leña; tlatlatlalpiltitentli es una
hacina de leña. Sobre las herramientas para manejar la madera hemos recopilado
solamente el término tepuzquauhxeloloni, que es el hacha para hacer llena, o para
cortar madera; Sahagún (1956, Vol. 3: 282-288) dedica varias páginas para hablar
de los árboles; menciona que en el mercado de Tlatelolco se vendían hachas de
cobre para cortar maderos, punzones, escoplos, herramientas para labrar madera.
Ya desde esas épocas hay evidencia de áreas boscosas que fueron cortadas,
desmontadas o taladas y cuyos términos son: tlaquauhtectli, tlaquauhuitecpan y
tlaquauhuitectli. También hay indicaciones de la existencia de bosque secundario,
como queda descrito en el término quauhtapazolli, que significa breña o maleza de
monte.

Entre lo que Sahagún (1956, Vol. 3: 283-284) clasifica como árboles


mayores están: cipreses silvestres, abeto (oyametl), pinos silvestres, pinos como
los de España (de piñas y piñones), fresnos de esta tierra, cedros de madera muy
olorosa, robles (auaquáuitl), carrascos, matas llamadas auatetzmolli. Los árboles
medianos son: madroños y madroñeras; robles o carrascos que nacen en las
peñas y en los riscos, que utilizan para hacer las coas; un árbol silvestre bajuelo
llamado teocotl (¿Ocote?), que huele a incienso cuando se quema y que
solamente los principales podían usar de él; un árbol silvestre llamado coatli que
sirve para hacer velortos, espuertas que llaman huacales y si se le echa en agua
esta es medicinal; otro árbol silvestre llamado matapozan (¿Tepozan Budleia
spp.?), bajuelo, con hojas anchas verdes por una parte y blanca por otra, además
de vellosas, la raíz cocida en agua es medicinal (Sahagún 1956, Vol. 3: 283-284).

De los sauces (Salix sp.) Sahagún (1956, Vol. 3: 283-284) dice que hay dos
variedades (“dos maneras”) unos con mayor follaje que otros y que crecen en
lugares con mal drenaje; sus raíces soportan el exceso de agua y al crecer
conforman una especie de red, por lo que fueron utilizados como bordos para
sistemas agrícolas rodeados de ambientes acuáticos, como fueron –por ejemplo-
los camellones y las chinampas; sus raíces protegían al suelo, lo retenían,
impidiendo el deterioro de los bordos de las plataformas de cultivo. Además, ahora
sabemos que son fijadores de nitrógeno en el suelo y, por ello, tienen una función
ecológica en los sistemas agrícolas donde se les encuentra, además de
proporcionar sombra. Las varas de mimbre sirven para elaborar cestos, canastos y
todo tipo de recipientes para guardar granos, tortillas, frutas, por lo que son
importantes en la cestería de los lugares donde se encuentran. Sahagún incluye
en esta sección árboles tropicales, como palmeras, amate y copal, que no
incluimos en el texto.

120
Los árboles frutales fueron muy importantes en la dieta de los primeros
pobladores del Altiplano Central. Entre los frutales mencionados por Sahagún
(1956, Vol. 3: 287-288) están: zapotes (tzapotl, cochizapotl, atzapotl, xicotzapotl,
totolcuitlatzpotl, tecotzapotl); anonas o etzapotl; aguacates (auacates,
tlacozaluacatl, quilauacatl); manzanitas de la tierra (tejocotes) o texocotl, ciruelos
amarillos o colorados (Spondias), unos gruesos y otros menudos, de tierra caliente
(mazaxocotl); ciruelas gruesas (Atoyaxócotl), dulces y sabrosas que “son buenas
de comer, crudas y cocidas y que sirven para curar pulque; guayabas o xalxocotl,
que son por fuera amarillas o verdinegras y por dentro unas son blancas y otras
coloradas y otras encarnadas, tienen muchos granitos por dentro, son buenas de
comer y son medicinales, porque “estancan las cámaras”; cacao o cacaoaquauitl,
teonacaztli, cuyas flores se beben con el cacao, uaxin cuya fruta como algarroba
se vende en los tianguez para comer, mesquite o mizquitl cuyas vainas se comen.
El médico de Felipe II en sus Antigüedades (1984, t. 6: 89-90) anotaba que:

Los alimentos son más húmedos y copiosos que agradables al gusto, aún
cuando gustan a aquellos que se han acostumbrado. Los frutos del estío, tanto
indígenas como los de nosotros, se sirven en las mesas casi durante todo el
discurso del año porque abunda, Apenas hay en el orbe una ciudad que por la
copia de los alimentos […] pueda ser comparada a México. […]…la riqueza
del trigo indio y del nuestro de legumbre y de otros cereales es inagotable…

Figura 12
Denominaciones especiales relacionadas con frutales
Vocablo: Significado: Fuente:
Tonal xoquiqualli Fruta de estío. Molina, 1571:149v
Tonalxocotl Fruta de estío. Molina, 1571:149v
Tzoacati Añublarse la fruta o arrugarse. Molina, 1571:152v

Las frutas eran parte de la dieta cotidiana; una buena parte procedía de las
regiones tropicales y se vendían en el mercado de Tlatelolco, entre las frutas
consumidas crudas o cocidas están: zapote colorado por dentro y pardillos y
ásperos por fuera, ciruelas coloradas, ciruelas amarillas [Spondias sp.], ciruelas
bermejas o naranjadas [Spondias sp.], anonas, zapotes pequeños o peruétanos,
zapotes amarillos por fuera y por dentro, camote o batata, quauhcamotli. También
se mencionan frutos de tierras templadas y frías: morales o amacapulin, cerezas
de la tierra o capulines (Prunus sp.); capulines de mayor tamaño o elocapulin,
tlaolcapulin, xitomacapulin; quauhcamotli cuyas las raíces se comen, nopales o
nopalli cuyas hojas y fruto se comen, o se usan como condimento (tunas amarillas,
coloradas, rosadas, con vetas coloradas, moradas, moradas obscuras, dulces,
agrias). Las ciruelas eran muy socorridas para mezclar con alimentos distintos y
crear comidas agridulces, también servían para curar el pulque (Sahagún 1956,
Vol. 3: 288-289). Figura 13.

121
Varios frutales se cultivaban en los huertos (Ver Figura 1). Sahagún enlista
algunos, de los cuales se incluyen los de zonas tropicales que llegaban al
mercado de Tlatelolco -muchos de ellos desde Morelos- otras frutas son también
de tierras con clima cálido pero llegaban desde más lejos, como el cacao. Entre
estos frutales están: zapotes de todas maneras (casi todos tropicales, con
excepción del zapote blanco que era de tierra fría), guayabas, manzanillas de la
tierra (tejocotes), cerezas de cualquier especie (capulín), puruétanos, mameyes,
ciruelas de todas maneras (Spondias). También incluye en la lista: piñas, jícamas,
tunas amarillas, coloradas y blancas y unos tomates pequeños y dulces “…que se
venden por fruta…” (Sahagún 1956, Vol. 2: 144).

Figura 13
Árboles en la cuenca de México
Los frutales
Nombre Descripción y usos Lugar donde se Fuente
encuentra
Cochiztzápotl, o Árbol grande, con frutos del Nace en cualquier Hdez.
tzápotl somnífero, tamaño y forma del membrillo, clima, en regiones 1959,
o tzápotl blanco. comestible, de sabor agradable. cálidas o frías. Obras,
Sus huesos son venenosos Tomo II,
(Zapote blanco: mortíferos. Los frutos concilian Libro 2°:
Casimiroa edulis). el sueño. 92.
Texócotl o fruto de Árbol mediano con hojas como Nace Hdez.
piedra. las de nuestros manzanos, pero espontáneamente 1959,
más ásperas y aserradas. Está en lugares Obras,
erizado de muchísimas espinas. montuosos. Tomo
Da manzanas parecidas a las III, Libro
nuestras pero pequeñas, no 12°: 31.
mayores que nueces, amarillas,
muy duras antes de la madurez,
pero tan blandas casi como
manteca cuando están
maduras. De sabor ingrato pero
a muchos no les desagradan; se
preparan con azúcar o con miel
de muchas maneras y así se
suavizan. Cuando quieren
conservarlas en buen estado
por mucho tiempo las rocían con
agua de nitro. Los renuevos
machacados y tomados con
agua curan los exantemas y
mitigan el calor, principalmente
(Tejocote: si se mezclan con renuevos de
Crataegus capolín. Las venden en los
mexicana). mercados.
Tópotl. Árbol grande con hojas como de Lugares montuosos Hdez.
laurel y fruto parecido en forma de Tepetlaóztoc. 1959,
y tamaño al del espino, pero Obras,

122
blanco, dulce y cuando está Tomo
maduro comestible. III, Libro
18°:
166.
Tlacoámatl o vara Árbol parecido al moral con Crece en cualquier Hdez.
papirácea, o flores blancas y frutos parecidos clima, florece en el 1959,
amacapolin, o al capolin, de color púrpura, mes de mayo. No Obras,
moral indio. ácidos pero comestibles y falta en climas Tomo II,
dulces. templados como el Libro 2°:
mexicano. 85.
Maderables
Tlatzcan Árbol de madera frágil y vítrea Iztapalapa. Hdez.
que los antiguos latinos 1959,
llamaron cupressus fusa. Tiene Obras,
la misma forma que el ciprés Tomo
vulgar, pero con las ramas más III, Libro
extendidas lateralmente y casi 18°:
inclinadas hacia abajo, Madera 174.
más olorosa y buena para obras
de talla. Fruto como de ciprés
común pero más pequeño. Se
siembra con raíz. Es medicinal.
Su siembra en Iztapalapa fue
promovida por el rey
Cuitlahoatzin.

Figura 14
Árboles nativos mencionados en las fuentes
Vocablo: Significado: Fuente:
Auacamilli Eredad [sic] o tierra de aguacates. Molina 1571:9
Amacapulin Moral de esta tierra, es liso y acopado con Sahagún 1956,
muchas ramasy hojas. Las hojas son muy Vol. 3: 289.
verdes y algo vellosas por el revés. Las moras
son como las de Castilla pero más pequeñitas.
Capulla, o capulín, o Cerezal [Se refiere al capulín, “cerezas de la Molina 1571:12v
cerezos de la tierra. tierra”].
Había de varias especies. Hojas y grumos del Sahagún 1956,
árbol son medicinales para los ojos. Los frutos Vol. 2: 144.
causan cámaras si se comen en exceso. Las Sahagún 1956,
semillas se comen tostadas. Vol. 3: 289.
Capulquauhtla Cerezal [bosque de capulines]. Molina 1571:12v
Ciruelas Ede todas maneras”. Es decir amarillas o Sahagún 1956,
coloradas. Vol. 2: 144.
Elocapulin Cerezos de la tierra cuyos frutos son mayores, Sahagún 1956,
son muy sabrosos de comer. Vol. 3: 289.
Guayabas Se refiere a las nativas. Sahagún 1956,
Vol. 2: 144.
Mameyes S/d. Sahagún 1956,

123
Vol. 2: 144.
Quauhcamotli Árboles cuyas raíces se cuecen y hácense Sahagún 1956,
como batatas y son de buen comer. Vol. 3; 290.
Teonacaztli Árbol cuyas flores son muy aromáticas y Sahagún 1956,
preciosas, muy amarillas y con fuerte olor. Se Vol. 3: 289.
muelen con cacao y si se bebe
destempladamente emborracha.
Texocoquauhtla Manzanal de las Indias. [Se refiere al tejocote] Molina 1970:112v
Manzanillas de la tierra. Sahagún 1956,
Vol. 2: 144.
Tlaolcapulin Cerezos de la tierra cuyos frutos son menores Sahagún 1956,
y también tienen el fruto menudo. Vol. 3: 289.
Tzapotes Zapotes “De todas maneras”. Es decir, de Sahagún 1956,
clima frío y cálido. Vol. 2: 144.
Uaxin Árboles medianos y lisos, hojas lisas casi como Sahagún 1956,
las del pirul; crían una fruta como algarrobas Vol. 3: 289.
que se venden en los tianquez.
Xitomacapulin Hácense cerezas gruesas, el meollo de ellas Sahagún 1956,
es pequeño, tiene mucho zumo y el hollejo Vol. 3: 290.
gruesezuelo.

Figura 15
Características de los árboles
Vocablo: Significado: Fuente:
Malacayo Árbol copado. Molina 1571:51v
Malacayoticac Árbol copado. Molina 1571:51v
Mamatlapaltia Echar hojas el árbol. Molina 1571:52
Matlapallotia Echar o producir hojas el árbol. Molina 1571:53
Maxacaloa Echar ramas el árbol. Molina 1571:54v
Maxaliui Dividirse las ramas del árbol. Molina 1571:54v
Maxeliui Esparcirse o desparramarse las ramas del Molina 1571:54v
árbol.
Maxexeltic Árbol desparramado. Molina 1571:54v
Momolacayotia Hacer copa el árbol o cosa semejante. Molina 1571:58v
Momamatia Echar ramas el árbol o la vid. Molina 1571:58v
Momatia Echar ramas el árbol o la vid. Molina 1571:58v
Moquilyecoa Árbol que no lleva sino hojas y no fruta por el Molina 1571:60
mucho vicio que tiene.
Moquillotia Henchirse de hojas el árbol. Molina 1571:60
Moxochiquallotia Fructificar el árbol. Molina 1571:61
Mozuayotia Echar hojas el árbol, o la planta. Molina 1571:61
Nelhuayoa Echar raíces el árbol. Molina 1571:60v
Ocxoxouhqui Fruta que está aún verde y por madurar. Molina 1571:76
Quauhcacapulin Agallas de árboles. Molina 1571:86
Quauhcelicayotl Renuevo, o pimpollo de árbol. Molina 1571:86
Quauhcellot Renuevo, o pimpollo de árbol. Molina 1571:86
Quauh itzmolinalli Renuevo o pimpollo de árbol. Molina 1571:86v
Quauh Renuevo o pimpollo de árbol. Molina 1571:86v

124
itzomolincayotl
Tlaaquillo Árbol con fruta o cosa semejante. Molina 1571:114
Tlaaquillotl Fruto de árbol. Molina 1571:114
Tlamatepeualli Árbol mocho, podado o desramado. Molina 1571:125v
Tlamatepeuhtli Árbol mocho, podado o desramado. Molina 1571:125v
Tlamatoxontli Árbol mocho, podado o desramado. Molina 1571:126
Tlatlatequililli Árbol chapodado, o desmochado. Molina 1571:139

Tecnología: Herramientas y Fuerza de Trabajo

Sobre la fuerza de trabajo aplicada a las actividades agrícolas tenemos hortelanos


y labradores. El encargado de sembrar semillas, plantas y árboles es el hortelano;
también hacía eras, excavaba y mollía bien la tierra. Sahagún (1956, Vol. 2: 123)
anotó que el buen hortelano “…suele ser discreto, cuidadoso, prudente, de buen
juicio y tener en cuenta por el libro con el tiempo, con el mes y con el año…” es
decir, el hortelano es el que conoce el manejo específico de las plantas y los
tiempos del cultivo. Además, también había labradores y Sahagún (1956, Vol. 2:
122-123) explicita las diferencias entre el buenn y el malo. El buen labrador era el
trabajador, el que tenía que ser apto para la labranza y para realizar completo el
ciclo agrícola, desde la siembra hasta la cosecha y el ensilado, debía ser:

…fuerte, diligente y cuidadoso y madruga mucho por no perder su hacienda, y


por aumentarla deja de comer y de dormir; trabaja mucho en su oficio,
conviene a saber, en romper la tierra, cavar, desyerbar, cavar en tiempo de
seca, vinar, allanar lo cavado, hacer camellones, mollir bien la tierra y ararla
en su tiempo, hacer linderos y vallados, y romper también la tierra en tiempo
de aguas; saber escoger la buena tierra para labrarla; hacer hoyos para echar
la semilla y regrala en tiempo de seca; sembrar, derramando la semilla;
agujerar la tierra para sembrar los frijoles; cegar los hoyos donde está el maíz
sembrado, acohombrar, o allegar la tierra a lo nacido…

Figura 16
Tecnología: herramientas y fuerza de trabajo
Vocablo: Significado: Fuente:
Nelhuayo quauhtoctli Árbol o estaca con raíces para plantar. Molina 1571:66v
Nelhuayo quauitl Árbol o estaca con raíces para plantar. Molina 1571:66v
Quammaitl aquiloni Estaca de árbol para plantar. Molina 1571:85
Quauhzalo Enjertador de árboles. Molina 1571:86
Quauhzaloani Enjertador. Molina 1571:86
Quauhyectiani Podador tal. Molina 1571:86v
Quauh ixualli Pimpollo o renuevo de árbol para trasponer. Molina 1571:86v
Quauh ixuallotl Pimpollo o renuevo de árbol para trasponer. Molina 1571:86v
Quauhtoctli Árbol o estaca para plantar. Molina 1571:87v
Quauhxinachtli Estaca de oliva para plantar o cosa así. Molina 1571:87v
Tlaatequi Regador de huerta. Molina 1571:114

125
Tlaatequiani Regador de huerta. Molina 1571:114
Tlaauiliani Regador así. Molina 1571:114v
Tlauiuixoani El que sacude árboles de fruta o cosa así. Molina 1571:145
Tzinteyo Árbol o planta con sus raíces, para trasponer. Molina 1571:152v
Xochiqualtequi Coger fruta del árbol. Molina 1571:160
Xocomecama Sarmiento para plantar. Molina, 1571:160v
aquiloni
Xotequi.ni Coger fruta. Molina 1571:160v

Las hierbas y las setas

El fraile Sahagún (1956, Vol. 2: 292-294) anota una larga lista de hierbas y setas
comestibles, que se comen cocidas o crudas. Además de las hierbas medicinales,
piedras medicinales, hierbas olorosas, hierbas que no son comestibles, hay
citadas hierbas silvestres, florestas y árboles que en ellas se crían, arbustos,
piedras preciosas, metales, colores, diversidades de las aguas y diversas
calidades de la disposición de la tierra, diversos nombres de ríos y fuentes, y
diversas calidades de tierra. A pesar de la enorme sabiduría del sabio fraile, el
experto en la historia de las plantas de Nueva España es –sin lugar a dudas-
Francisco Hernández, el protomédico de Felipe II que en los primeros días de
1570 se embarca para venir al Nuevo Mundo, para regresar llevando una parte
importante de la farmacopea americana a España. En febrero de 1571
desembarca en el puerto de Veracruz de donde pasa rápidamente a la ciudad de
México (Miranda 1960, en Obras, Vol. 1: 9-93; Somolinos 1960, Vol. 1: 160).

De la obra de Francisco Hernández (Obras 1959, Tomo II: 437 pp. y Tomo
III 1960, 554 pp.) tomamos la información básica para elaborar una serie de listas
con las plantas alimenticias y medicinales, que de acuerdo con la información que
el sabio hispano proporciona al lector en su Historia de las plantas de Nueva
España -conformada por 10 libros81 en el tomo II y 14 libros en el tomo III- crecían
en el siglo XVI en la entonces todavía existente cuenca de México. Por el interés
que tenía Hernández en las plantas medicinales, resulta evidente que son éstas
las que ocupan un mayor espacio y detalle en su Historia; sin embargo –como él
mismo lo escribe- su Historia se orientaba a dar una idea más amplia que
incluyese otros aspectos además de los curativos. Las plantas alimenticias,

81
Utilizamos los libros de Francisco Hernández que se anotan en el texto original del citado autor,
para ubicar el origen de la información que organizamos en tablas y que ponemos a discusión del
lector en las figuras 17, 18 y 19. Los 10 primeros libros están publicados en la “Historia de las
Plantas” de la Historia Natural de Nueva España, publicada en el volumen II de las Obras
Completas de Francisco Hernández, que editó la UNAM y este volumen corresponde al año de
1959. Los otros 24 libros de la “Historia de las Plantas” están publicados en el volumen III de las
mismas Obras, editado en 1960. Hemos dividido las largas listas con información para presentarlas
al lector en varias secciones del texto, de acuerdo con los elementos fundamentales que lo
conforman.

126
medicinales, maderables, pegamentos, ornamentales y demás, tenían una amplia
diversidad; muchas de ellas ya desaparecieron de la flora mexicana que
conocemos actualmente.

Las Raíces Comestibles

Sahagún (1956, Vol.2: 291) menciona gran variedad de raíces comestibles –tanto
terrestres como acuáticas- entre las que se citan: las del árbol llamado
quauhcamotli, el camotli o batatas de la tierra “cómense cocidas, crudas y
asadas”; la jícama de la que dice Sahagún (1956) “son blancas y dulces, y matan
mucho la sed”; cimatl “cómense cocidas, y si se comen crudas hacen daño; son de
suyo blancas, y cuando se cuecen hácense amarillas”; tocimatl “que son
redondillas y blancas, y después de cocidas son amarillas”; cacapxon, “que es casi
como la jícama”; cacomitl “cómense cocidas…el meollo es blanco y comestible, y
tiene sabor como de castañas; también el meollo de las raíces de las espadañas;
“suelen comerse cocidas y crudas”. Atzatzamolli “y son como fruto de unas
hierbas que se crían en el agua que tienen las hojas anchas como platos, que
hacen unas rosas blancas. Cacateztli, raíz redonda y pequeña “como grano de
maíz, cómese cocida y es sabrosa”. Cuecuexqui, “nace en la tierra
caliente…cómenla cocida. Xaltómatl, raíz de una hierba “es comestible cruda,
cocida y asada; es agridulce”.

Figura 17
Plantas medicinales acuáticas y lacustres en la cuenca de México
Nombre Se usaba para curar Lugar donde Fuente
crecía
Acaxaxan, o Hierba que nace junto a los Nace en regiones Hdez. 1959,
tochnacaztli, u ríos y lagos. De raíz larga templadas como Obras, Tomo
oreja de conejo. con fibras cerca de los la mexicana., II, Libro I°: 29-
nudos, tallo de gramínea o cerca de lugares 30.
de caña con nudos y palustres y
entrenudos. Hojas parecidas acuosos.
a las del potamogeton. Flor
pequeña color escarlata.
Quitan las fiebres, curan la
sarna y las disenterías.
Acazácatl o pasto Semejante a los carrizos, en Nace en lugares Hdez. 1959,
de caña. cocimiento se da a los húmedos y Obras, Tomo
enfermos con fiebre. lacustres, en II, Libro I°: 34.
regiones frías o
templadas.
Acecentli o hierba Especie de junco que se usa Nace junto a las Hdez. 1959,
acuática semejante para impedir el aborto, o lagunas de Obras,
al maíz. para pasto de las regiones Tomo II, Libro
También le llaman caballerías. templadas. 3°: 123-124.

127
tlacuahuazácatl o
pasto fuerte.
Acocotli lacustre Mismas propiedades que el Regiones Hdez. 1959,
ligústico español. templadas, junto Obras, Tomo
a las aguas. II, Libro I: 9.
Achían o chían del Hierba parecida al ballote, Nace en lugares Hdez. 1959,
agua, o chían cuyo jugo evacúa la bilis. Su de clima Obras, Tomo
silvestre o semilla tostada cura la templado y en II, Libro 2°:
herbáceo. disentería. lugares húmedos 68.
y pantanosos.
Ahoéhoetl o tambor La corteza quemada es Crece junto a los Hdez. 1959,
de agua. astringente, sana arroyos y aguas Obras, Tomo
Se siembran por quemaduras, piel escoriada estancadas, de II, Libro 2°:
estaca o con raíz. y corroída. Con litargirio y lenta corriente en 46-47.
polvo de incienso cura todas las
úlceras; con cerato de mirto regiones de la
favorece la cicatrización; Nueva España.
machacada y con tinte de
zapateros detiene las
úlceras que cunden.
Áitzmitl Hierba fría y un poco seca Nace en lugares Hdez. 1959,
con sabor a verdolaga. Quita húmedos y Obras, Tomo
inflamaciones, fiebres y cura acuosos de las II, Libro 3°:
la destemplanza cálida. regiones 115-116.
templadas.
Abunda mucho
en el lago
mexicano.
2° Amamalácotl Especie extranjera de la Nace en lugares Hdez. 1959,
pulmonaria con hojas de pedregosos y Obras, Tomo
siempreviva gruesas, acuosos. Hay en II, Libro 3°:
redondeadas. Su jugo el lago mexicano 116.
tomado es bueno contra las y otro
fiebres que van amamalácotl en
acompañadas de puntos. Michoacán.
Aocoxóchitl, Su jugo mezclado con el de Nace en regiones Hdez. 1959,
acoxóchitl, o flor de cempoalxóchitl quita los fríos templadas como Obras, Tomo
pino de agua. de las fiebres; machacada y la mexicana, II, Libro 3°:
aplicada disuelve los junto a las 108.
tumores o los madira y abre; corrientes de
tomada con agua alivia agua.
picaduras de escorpiones y
las afecciones y flujos del
útero.
Aquílotl o planta Arbusto con flores blancas Nace en clima Hdez. 1959,
voluble que crece que se usan para perfume. templado o un Obras, Tomo
junto a las aguas. Las hojas son amargas, y poco frío, en II, Libro 2°:
calientes secas casi en 3er lugares húmedos 74.
grado; tomadas con vino y acuosos.
quitan la flatulencia y
machacadas y aplicadas

128
aflojan los miembros
contraidos y resuelven los
tumores.
Atatapálcatl, o Aplicado quita las En las lagunas, Hdez. 1959,
tiesto puesto en las inflamaciones y erisipelas. corrientes lentas Obras, Tomo
aguas. y aguas II, Libro 2°:
estancadas de 48.
clima templado y
un poco frío.
Atecioatl, o El cocimiento detiene las Nace en regiones Hdez. 1959,
yolochichiltic, o diarreas. Cada una de sus templadas junto a Obras, Tomo
mujer o esposa de partes tiene otros usos lugares húmedos II, Libro I°: 22.
los ríos. específicos. y pantanosos.
Axixpatli cóztic o Cálculos biliares y cálculos Regiones Hdez. 1959,
amarillo renales. templadas o frías, Obras, Tomo
junto al agua II, Libro I°: 6.
estancada.
Xomalli o junco Liado con hilo de algodón Nace en lugares Hdez. 1959,
parecido al esparto. indio, untado de clara de húmedos y Obras, Tomo
huevo o aceite de almendras lacustres de II, Libro 3°:
dulces, espolvoreado con México. 127.
polvo de cocóztic o de cola
de tlacuatzin e introducido
en el pene provoca la orina y
expele todo lo que obstruye
en conducto.

En la Historia Natural de Nueva España, Hernández distingue claramente el


hábitat específico para cada planta, que describió anotando si estas se
encontraban en lugares planos o montuosos, en suelos rocosos, húmedos,
campestres, o eran cultivadas y si correspondían a climas fríos o templados. Por
región mexicana Hernández alude al valle de México (cuenca de México) y por
laguna mexicana a la laguna artificial denominada laguna de México, que ocupaba
la región central y occidental del lago de Texcoco. Los lugares campestres son
planos, la palabra campo incluye indistintamente a lugares planos y montuosos,
como se puede observar en los materiales que organizamos en las figuras 18 y
19.

Como lo indica la información en cada figura, Francisco Hernández además


de hacer una descripción de la planta y sus partes, especifica la dosis y forma de
utilizar cada parte de la planta en sus efectos medicinales. La dosificación de las
plantas se hace en dracmas, que en esa época se refería a la octava parte de una
onza, lo que equivalía a tres escrúpulos, o sea 3.594 miligramos (Diccionario, Real
Academia de la Lengua, Madrid 1939: 480).

129
Figura 18
Plantas medicinales en la planicie y cerros de la cuenca de México
Acocoxóchitl o flor Alivia la tos crónica. Valle de México Hdez. 1959,
de acocotli y lugares Obras, Tomo II,
templados. Libro I°: 8.
2° Acxoyátic, o Contra el asma, elimina Valle de Hdez. 1959,
Tlachpahuáztlic, o flemas. México, en Obras, Tomo II,
escobas. regiones Libro I°: 12-13.
templadas.
Atepocapatli o Florece en septiembre, pero Regiones Hdez. 1959,
medicina de las raíces para curar se templadas, en Obras, Tomo II,
renacuajos. arrancan entre noviembre y lugares Libro 2°: 48.
enero; se guardan para todo montuosos y
el año. Las raíces masticadas campestres.
sanan y fortalecen el
estómago y los riñones
enfermos de destemplanza
fría. El cocimiento de la raíz
tomado como agua extingue
las fiebres intermitentes.
Axixpatli Riñones, vejiga. Cerros y Hdez. 1959,
cumbres de los Obras, Tomo II,
montes Libro I°: 4.
Axixtlácotl o vara Diurética. Lugares Hdez. 1959,
diurética montañosos y Obras, Tomo II,
rocosos Libro I°: 6.
Axóchitl, o La raíz hecha polvo y tomada Nace en los Hdez. 1959,
cuaztalxóchitl, o con agua detiene las campos de Obras, Tomo II,
texoxolin, o flor de disenterías. México. Libro I°: 25.
cabeza blanca
Ayauhtona, o Untada cura la fiebre. Nace en Hdez. 1959,
yacaquílitl, o hierba regiones Obras, Tomo II,
de punta. templadas Libro I°: 18.
como la
mexicana.
Cempoalxóchitl o Tiene siete variedades: He visto nacer Hdez. 1959,
flores de 20 hojas, o cempoalxóchitl, macuilxóchitl, todos estos Obras,
cempasúchitl. oquichtli, zacachilcóztic, géneros Tomo II, Libro
También la llaman tepecempoalxóchitl, sembrados en 4°: 218-221.
clavel de Indias, tlapaltecacayatli y cualesquiera
otona o flor de tlapalcozatli. Tienen todas lugares y en
Júpiter. hojas como de tanaceto82, cualquier
flores amarillas con algo de tiempo;…
(Tagetes erecta); bermejo. El jugo de las hojas
Bye y Linares 1999, tomado, o las hojas
N° 39: 12). machacadas y tomadas con
agua o con vino atemperan el
estómago frío, provocan las
reglas, la orina y el sudor,
82
Hierba lombriguera (Diccionario, Real Academia de la Lengua, Madrid 1939: 1196).

130
alejan los fríos de las
intermitentes; untadas un
poco antes del acceso quitan
las flatulencias, alivian
hidropesía, aflojan los
miembros contraidos,
tomadas con agua tibia
provocan el vómito y curan
los fríos de las fiebres.
2° Cóltotl Echa raíz amarilla, larga y Nace en Hdez. 1959,
ramificada, de donde nacen lugares Obras,
muchos tallos amarillo claro y montuosos y Tomo II, Libro
cilíndricos, llenos de hojas templados de 5°: 275.
como de securidaca y en el México.
extremo de las ramas flores
en capítulos, amarillas con
púrpura. La raíz machacada
con axixixtlácotl y
chichicxíhuitl, aplicada, calma
dolores de flatulencia o de
frío y reduce el bazo.
Cozauhcapatli o Hierba con raíz parecida al Lugares altos y Hdez. 1959,
medicina amarilla. nabo, con tallos volubles, en las Obras,
hojas como de smilax laevis, gargantas de Tomo II, Libro
pero de margen ondulado y los montes de 7°: 361.
como aladas en uno de sus regiones
lados. Fruto redondeado y templadas
rojizo, de tamaño y forma de como la
avellana, pero con 4 estrías. mexicana.
Alivia el pecho y quita el frío
de las intermitentes.
Cozticpatli Semejante al adiantum de Lugares Hdez. 1959,
adiantino, o Dioscórides, con fibras montuosos de Obras,
medicamento abundantes y amarillentas, México. Tomo II, Libro
amarillo parecido al tallos amarillo y hojas amplias 4°: 214.
culantrillo de pozo. y amarillentas. Carece de flor
También le llaman y de fruto. Gustada la raíz es
cocztli y cocóztic. dulce al principio y amargosa
después. El agua en que se
remoja la raíz por algún
tiempo, refresca untada los
ojos hinchados por el calor,
disuelve las nubes y consume
sus excrecencias. El polvo de
las hojas fortalece dientes y
encías.
Cuitlázotl o vara de Planta olorosa, cuyas ramas Lugares Hdez. 1959,
estiércol, o cresta o ramillas cocidas alivian la templados, Obras,
(por españoles), o estrangulación del útero y planos y Tomo II, Libro
botrys (por demás afecciones de la campestres de 5°: 232.
Dioscórides). matriz y curan las úlceras México.

131
gangrenosas,
Chapolxóchitl o flor Arbusto con raíz gruesa y Lugares Hdez. 1959,
de cigarra, o ramificada, tallos de verde rocosos, Obras, Tomo II,
mincapatli (flecha), subido, ramas flexibles, hojas templados o Libro 6°: 318.
o pinipiniche, o redondeadas y carnosas no cálidos como
tenapálitl, o muy diferentes de la México.
siempreviva. siempreviva; flores blancas
con rojo parecidas a cigarras
de donde le viene el nombre.
La leche que mana de la
corteza se condensa y hacen
con ella unas tortillas que
comidas en dosis de 2
dracmas evacúan la bilis,
curan la hidropesía, provocan
la orina, aplicadas reducen el
bazo.
Chicállotl, o Cardo con raíz ramificada de Nace en el Hdez. 1959,
Chichicálllotl o donde echa tallos campo Obras, Tomo II,
cardo. blanquecinos y espinosos. mexicano, tanto Libro 5°: 267.
Hojas como de cardo santo, en lugares
largas, angostas, sinuosas, montuosos
espinosas, de color como
ceniciento. Flores redondas, campestres.
amarillas, a veces blancas
parecidas a las de amapola.
Fruto oblongo, estriado,
áspero y lleno de semilla
negra y pequeña. La semilla
molida y tomada en dosis de
2 dracmas evacúa todos los
humores, principalmente
[Argemone pituitosos y los que dañan las
mexicana]. articulaciones.
Chichicaquílitl o Echa raíces semejantes a Nace en Hdez. 1959,
verdura acuática cabellos, tallos cenicientos, lugares Obras, Tomo II,
amarga. hojas redondas de tamaño campestres y Libro 4°: 189.
mediano y florecitas amarillas húmedos,
con forma de cálices. Su principalmente
cocimiento se toma contra las en los campos
erupciones de la sangre y los mexicanos.
puntos que suelen
acompañar a las fiebres
continuas.
2° Chilpanxóchitl Podría clasificarse entre las Lugares Hdez. 1959,
especies de narciso. Tiene campestres y Obras, Tomo II,
raíces y hojas como de templados, se Libro 5°: 276.
puerro, tallos escarlata y encuentra a
flores del mismo color, menudo en el
inclinadas, a modo de campo
banderas. Aplicado alivia los mexicano.

132
testículos hinchados y cura la
fiebre.
Ecapatli o medicina Especie de laurel menor que Nace en los Hdez. 1959,
del viento. el hispano y con hojas más montes Obras, Tomo II,
pequeñas, pero semejante en mexicanos. Libro 8°: 362.
lo demás. Si lo ponen en el
sahumerio cura la parálisis;
su cocimiento administrado
en lavatorios y baños alivia el
cansancio y la epilepsia de
los niños.
2° Hoitzitzilxóchitl. Hierba de raíz ramificada, Regiones Hdez. 1959,
tallos cuadrados, nudosos a templadas Obras,
trechos y de 4 palmos, hojas como la Tomo II, Libro
como de albahaca blandas, mexicana. 9°: 385.
vellosas, blanquecinas por
debajo. Flores purpúreas,
lasrgas, delicadas y ningún
fruto. En dosis de 1 puñado
con agua aleja los fríos de las
fiebres.
3er Hoitzitzillácotl Con hojas como de albahaca Nace en los Hdez. 1959,
pero más ásperas y flor roja y campos de Obras,
pqueña. Aplicado madura los México. Tomo II, Libro
tumores, limpia el cutis, cura 9°: 387.
las rozaduras, aprovecha a
las parturientas que van a ser
conducidas al baño.
2° Hueipatli. Con raíz gruesa, fibrosa, Nace en los Hdez. 1959,
Algunos le llaman blanca, tallos delicados, montes fríos o Obras, Tomo II,
tzipipatli. volubles, con hojas como de templados Libro 9°: 381.
alsine, ralas, opuestas a como los
trechos. Flores blancas y mexicanos.
medianas. La raíz tomada en
dosis de ½ onza83 provoca
orina, contiene diarreas y
cura disenterías.
2° Icelpatli Hierba con raíz como de Nace en los Hdez. 1959,
rábano, pero más delgada, montes Obras, Tomo
con tallos purpúreos y hojas mexicanos. III, Libro 11°: 6.
parecidas a las del almendro
en grupos de 3, a intervalos.
La raíz tiene sabor dulce y se
aplica a las vértebras
dorsales cuyos ligamentos se
han relajado o aflojado.

83
Cada onza equivale a 287 decigramos. Es una de las 16 partes del peso de la libra (Diccionario,
Real Academia de la Lengua, Madrid 1939: 913).

133
Iztacpatli azul, o Hierba con raíces de 1 Lugares Hdez. 1959,
matlaxóchitl. cuarta84 de largo, tallos templados y Obras, Tomo II,
cilíndricos, blancos y montuosos de Libro 10°: 430.
delgados, hojas como de México.
albahaca. Flores azules
oblongas con forma de
cápsulas. Las raíces molidas
y tomadas en dosis de ½
onza –con agua- cortan la
fiebre.
Itztapalxóchitl o Arbusto con hojas como de Montes de Hdez. 1959,
navaja ligera, o melocotón, aserradas, flores México. Obras, Tomo II,
itzontli. oblongas amarillas y vainas Libro 9°: 394.
largas y cilíndricas. Las hojas
secadas, machacadas y
mezcladas con resina curan
la sarna. Un puñado de ellas,
tomado, alivia el asma.
Itztic. Tiene raíz pequeña del Regiones Hdez. 1959,
grueso de una pluma de templadas Obras, Tomo II,
ganso, tallos delgados, como la Libro 10°: 422.
cilíndricos, rojos, de 8 mexicana.
pulgadas de largo, hojas
como de alsine, flor blanca,
pequeña y dispuesta en
espigas que no se marchitan
y semilla delicada y redonda.
La raíz en dosis de ½ onza
con agua, corta las fiebres.
2° Ixiayáotl Hojas como de albahaca, Nace en los Hdez. 1959,
aserradas, raíz blanca y montes Obras, Tomo
ramificada, flores blancas con mexicanos. III, Libro 11°: 9.
rojo. Su cocimiento provoca
sudor, orina y reglas.
Iztacpatli, Con raíz larga, Nace en los Hdez. 1959,
chichipíltic, o medianamente gruesa, tallos montes Obras, Tomo II,
medicina parecida de un codo85, hojas pequeñas mexicanos. Libro 4°: 196.
al chichipillin. parecidas a las de
leguminosas, flores
purpúreas. Machacado
cuando está verde se reduce
a polvo y se aplica en llagas,
las conglutina, limpia de pus y
las cicatriza y cura, asimismo

84
Equivale a un palmo (Diccionario, Real Academia de la Lengua, Madrid 1939: 375). El palmo era
una medida de longitud que equivalía a una cuarta parte de la vara -unos 21 centímetros- que se
suponía medía el largo de la mano de un hombre, abierta y extendida, desde el extremo del pulgar
hasta el meñique (Diccionario, Real Academia de la Lengua, Madrid 1939: 934).
85
Medida de longitud equivalente a 574 milímetros, se tomó de la distancia entre el codo y la
extremidad de la mano (Diccionario, Real Academia de la Lengua, Madrid 1939: 308).

134
los tumores. Es amargo.
Metzollin o planta Raíz fibrosa y parecida a un En las peñas y Hdez. 1959,
que tiene muchas nabo con muchas cabezuelas lugares altos de Obras, Tomo II,
cabezuelas, o aglomeradas, espinosas y con regiones Libro 6°: 314.
hoeicómitl (olla flores a manera de cápsulas templadas
grande). estrelladas en su parte como la
superior, ralas y de color mexicana.
escarlata. Es bueno para
comerse. Su jugo o leche cura
las inflamaciones.
Tepizticxíhuitl o Raíz del grueso de 1 dedo, Lugares Hdez. 1960,
hierba recia. tallos purpúreos y delgados, montuosos o Obras, Tomo
hojas aserradas y pequeñas campestres de III, Libro 18°:
parecidas a las del culantrillo la región 170.
de pozo. Flor amarilla con rojo, mexicana.
oblonga y contenida en un
cáliz casi como de rosa. La
raíz tomada evacúa la orina
retenida por cualquier causa.
Tlalocoxóchitl, u Quita inflamaciones y mitiga Nace en Hdez. 1959,
ocoxóchitl terrestre. los ardores. lugares Obras, Tomo II,
templados de la Libro 3°: 108.
región
mexicana.
2° Tlalocoxóchitl, Presta los auxilios propios del Nace en Hdez. 1959,
llamado temperamento frío y seco. lugares fríos y Obras, Tomo II,
tianquizpepetla. montuosos. Libro 3°: 109.
Tlalaxixquilitl, o Diurética. Lugares Hdez. 1959,
hierba chica montañosos y Obras, Tomo II,
muy fríos. Libro I°: 7.
Tlatlancuaye Con raíz redonda, fibrosa, Lugares Hdez. 1960,
purgante, o hierba tallos delgados y volubles. templados Tomo III, Libro
nudosa. Con zarcillos que cuando como son los 17°: 141.
tocan tierra se convierten en de México.
Planta raíces, espinosos, estriados y
ampliamente con nudos a intervalos de 9 Florentino, libro
utilizada para pulgadas poco más o menos, XI, f. 166r.
enfermedades de donde el nombre. En todos
como la los nudos hojas como de vid o
inflamación y calabaza. Dicen que carece
problemas de flor y de semilla. La raíz
causados por el frío molida y tomada con agua en
(Viesca 1999, N° cantidad de 4 dracmas purga
39: 32). ambas: bilis y pituita, sin
ninguna molestia.
2° Tlatlauhcapatli, o Especie de geranio con raíz Nace en Hdez. 1959,
tlayapaton. como de rábano roja con lugares Obras, Tomo
blanco, hojas como de vid y montuosos o III, Libro 11°:
florecillas escarlata parecidas campestres, en 23.
a picos de cigüeña. La raíz regiones como

135
cura disenterías. Mezclada la mexicana.
con chilli alivia la tos.
Tonalxóhuitl. Hierba de codo ½ de largo, Nace en el Hdez. 1959,
con raíces fibrosas, hojas campo Obras, Tomo
parecidas a las de miosotis y mexicano. III, Libro 18°:
flores de color escarlata. La 188.
raíz cura disenterías.
Xoxocótic. Hierba con raíz semejante a Nace en los Hdez. 1959,
una ciruela pequeña, hojas montes Obras, Tomo
menudas y flores azules. La mexicanos. III, Libro 20°:
raíz tomada con agua alivia la 210.
indigestión y el empacho.
Aplicada al pecho quita la tos
y la respiración fatigosa.
Yapaxihuitl, o Raíz parecida al rábano, hay Nace en Hdez. 1959,
hierba tintórea, o dos variedades, una con flor lugares rocosos Obras,
tetexcallo, o roja y otra con flor blanca. Una de la región Tomo II, Libro
tlatlauhcapatli, o onza machacada y tomada mexicana. 4°: 162-163.
medicina roja. corta las fiebres, calma el
ardor de boca, tonifica y
fortalece el estómago débil,
Yoloxóchitl o flor Árbol con hojas como de Nace en Hdez, 1959,
del corazón, o cidro, pero dos veces más regiones Obras, Tomo
yolosúchil grande. Sus hojas de templadas III, Libro 11°: 5.
agradable sabor se mezclan como la
(Talauma con cáscaras de cacáotl y mexicana.
mexicana); (Bye y fortalecen el corazón y el
Linares 1999, N° estómago.
39: 13).
Zacazilin o hierba Es una especie del litospermo Regiones Hdez. 1959,
cuya semilla es hispano y en todo semejante a templadas del Obras, Tomo II,
parecida a él, con el mismo fruto en campo Libro 5°: 274.
caracoles, o granillos duros, brillantes, mexicano, en
tzoncoltzin. blancos y hasta cierto punto, terreno húmedo
parecidos a pequeños y campestre.
caracoles, de donde toma el
nombre. En dosis de 2
dracmas cura el asma; muy
útil para los miembros
golpeados, fracturados o
cansados.

Figura 19
Plantas de la cuenca de México, de las que no se indica uso,
-o no lo tenían- o no se especificó,
Nombre Características Lugar Fuente
2° Atatapálcatl. Parecida a la lechuga de Lagunas, Hdez. 1959,
agua, flota y nada en las corrientes Obras, Tomo II,
mismas aguas. lentas y aguas Libro 2°: 48.

136
estancadas de
clima
templado y un
poco frío.
Aztalxóchitl o flor Hierba con hojas ralas como México. Hdez. 1959,
de garza. de albahaca; aserradas, casi Obras, Tomo II,
siempre en grupos de 3. Libro 3º: 156.
Flores grandes, contenidas en
cálices escariosos, el centro
es rojo con mancas amarillas
y está rodeado de hojas ralas,
largas y blancas con rojo.
El texto dice: “Sólo se usa la
flor” no da mayor explicación.
Cantábrica Semejante a la cantábrica de Nace en todos Hdez. 1959,
indiana. Plinio. lados. Obras, Tomo II,
Libro 3°:125-
126.
Coatlantli o Arbusto espinoso con tallos Lugares Hdez. 1959,
colmillos de rojos, hojas como de templados del Obras,
serpiente. albahaca aserradas, fruto suelo Tomo II, Libro
parecido a las moras; juzgo mexicano. 4°: 221.
que es nuestra misma
zarzamora o por lo menos un
congénere suyo.
Cozticcaxtlatlapan, Hierba de dos cuartas de Lugares Hdez. 1959,
o hierba amarilla longitud, con raíz semejante a planos, Obras,
quiebraplatos. la del puerro de donde brota húmedos y Tomo II, Libro
También le llaman un tallo único; tierno, herboso hortenses de 4°: 216.
coaztalxóchitl o que tira a color escarlata. Iztapalapa.
flor canosa, Hojas como de puerro,
icohueyo, carnosas, verdes por debajo y
yopixóchitl, amarillentas por encima. Al
aztacxóchitl o flor extremo tiene una flor grande
de garza. de hermoso aspecto, blanca
con rojo o amarilla con rojo.
No tiene otros usos que el de
la raíz que es fría y glutinosa,
y el de la flor.
Chalchiuhyexóchitl Arbusto de una sola raíz Propia de Hdez. 1959,
o flor de fibrosa, con ramas delgadas y clima Obras,
esmeralda. leñosas, hojas como de templado Tomo II, Libro
ciruelo y flores amarillas como el 6°: 279.
tirando al azul, de donde le mexicano.
viene el nombre. Florece en
septiembre. Flores se usan
para tejer coronas y
ramilletes.
Eloquíltic Planta voluble con raíces Montes de Hdez. 1959,
tetzcoquense, o ramificadas, de donde nace Tezoyuca Obras, Tomo II,
itzicatzintli. un tallo delgado, hojas como tetzcoquense. Libro 8°: 365.

137
de albahaca aunque más
puntiagudas, más blancas y
delicadas.
Ervilla tetzcocana. Género de leguminosa con Texcoco Hdez. 1959,
vainas. Al pronto se siente Obras, Tomo II,
sólo dulce pero presenta Libro 8°: 370.
después alguna astringencia.
Garbanzo silvestre Planta de raíz fibrosa, tallos S/d. Hdez. 1959,
numerosos y delgados, con Obras,
hojas largas y angostas Tomo II, Libro
opuestas a intervalos, y otras 4°: 222.
tantas flores en el nacimiento
de las mismas, purpúreas y
semejantes a las de
leguminosa, de donde se
producen vainas parecidas a
las cápsulas de los garbanzos
y que contienen semillas
redondeadas y parecidas a
garbanzos en forma, sabor y
naturaleza.
Hoeitlácotl o vara Árbol grande con hojas Texcoco. Hdez. 1959,
grande. oblongas, aserradas, Obras,
agrupadas en penachos a Tomo II, Libro
Que otros llaman intervalos. Fruto en forma de 9°: 381.
itzitzine. manzanas de tamaño
desigual. No encontró el
protomédico nada digno de
mención acerca de su
naturaleza o propiedades.
Illi, Aílli, illi del Cierta variedad de aliso Frecuente en Hdez. 1960,
agua. parecida a los de España en los campos Obras, Tomo
propiedades, madera, fruto y mexicanos y III, Libro 11°:
[Aile, ailite : Alnus forma. en lugares 26-27.
spp.] acuosos.
2° Illi Completamente parecida a la Es frecuente Hdez. 1960,
anterior, pero con hojas un en los campos Obras, Tomo
poco más largas y angostas y mexicanos y III, Libro 11°:
tallos rojizos. en lugares 27.
acuosos.
Quauhchilpan Hierba con raíces como fibras Lugares Hdez. 1959,
chimalhuacani- delgadas, de donde nacen montuosos de Obras, Tomo II,
chalcense. tallos purpúreos y también regiones frías Libro 5°: 277.
delgados con hojas como de como
sauce, pero menores y Chimalhuacán.
puntiagudas, opuestas a
intervalos. Flores oblongas y
escarlata, tirando a púrpuras.
Quauhchilpan Arbusto con hojas como de Campos de Hdez. 1959,
tetzcocano olmo, aserradas, raíz Texcoco. Obras, Tomo II,
ramificada, tallos purpúreos y Libro 5°: 277.

138
flores en las últimas ramillas,
pequeñas y purpúreas. No
tiene ninguna propiedad.
Quauhmatlalin o Arbusto de 6 codos de largo En lugares Hdez. 1960,
palo azul. con tallos purpúreos y campestres de Obras, Tomo
cilíndricos, con hojas de Texcoco. III, Libro 16°;
betónica gorda que llenan los 123.
tallos y flores purpúreas y con
forma de cápsulas que brotan
casi desde la mitad hasta el
extremo de los mismos. No
he conocido ningún uso
médico suyo.
Quauhyopalli Arbusto de seis codos, poco Campo en Hdez. 1960,
más o menos, con hojas de Texcoco. Obras, Tomo
betónica gorda, menos III, Libro 16°:
fuertes, largas y hermosas 126.
flores de color azul. No conocí
ninguna propiedad.
2° Quequéxic. Especie de la sagitta de Nace en las Hdez. 1959,
Plinio, pero tiene hojas más aguas de la Tomo II, Libro
largas que la descrita por laguna 9°: 392.
Mattioli. mexicana.
Tepeácatl o caña No tiene ningún uso, pero su Xochimilco y Hdez. 1959,
silvestre. forma es digna de verse. Texcoco. Tomo II, Libro
1°: 37.
Tlacoxóchitl que Echa raíces semejantes a Nace en Hdez. 1960,
da flor de fibras y de ellas sale un tallo lugares Obras, Tomo
ayauhtona. recto con ramas por uno y templados III, Libro 17°:
otro lado, con hojitas largas y como el 129.
angostas, cruciformes en su campo
extremo. Con flores parecidas mexicano.
al ayauhtoma en forma y
color.

Figura 20
Plantas de la cuenca de México con Usos Domésticos, para Utensilios,
Madera, Tintes, Pegamentos, Jabones, Ornamentales y Ceremoniales.
Nombre Características y usos Lugar Fuente
Allácatl Calabazo que sirve como sifón S/d. Hdez. 1959,
[Tal vez una o bomba. Obras,
variedad de Tomo II,
Crescentia]. Libro 2°: 51.
Amolli, detersivo o Hierba cuya raíz gruesa, corta Nace en lugares Hdez. 1959,
jabón indio. y fibrosa hace las veces de montuosos de Obras,
jabón, de donde toma el regiones Tomo II,
nombre. templadas, Libro 2°: 93.
como la

139
mexicana.
Amolxóchitl o flor de Las raíces se usan para lavar Suele nacer en Hdez. 1959,
amolli. lanas y ropas. regiones Obras,
templadas como Tomo II,
la mexicana. Libro 2°: 93.
Aquílotl o planta Arbusto con flores blancas que Nace en clima Hdez. 1959,
voluble que crece se usan para perfumes y en templado o un Obras,
junto a las aguas. coronas y ramilletes. Bajo la poco frío, en Tomo II,
acción del fuego se extrae de lugares Libro 2°: 74
ellas una esencia muy olorosa húmedos y
y agradable. acuosos.
Atecómatl, o Semejante a las calabazas S/d. Hdez. 1959,
calabaza de agua. españolas, hortense, Obras,
campestre, hueca y sin pulpa, Tomo II,
[Tecomate: no es comestible. Sirve para Libro 2°: 51.
Crescentia alata]. llevar el agua.
Atzcalxóchitl o flor Flor de color escarlata, nace Nace en Hdez. 1959,
de esplendor rojo. en época de lluvias, la raíz es regiones Obras,
curativa, pero su uso principal templadas como Tomo II,
es el de ornato, con las flores la mexicana. Libro 2°:
se hacen ramilletes y coronas. 49-50.
Axicalli o calabaza Del tamaño y forma de un S/d. Hdez. 1959,
de agua. escudo, corteza gruesa y Obras,
ninguna pulpa. Dividido Tomo II,
latitudinalmente se forman dos Libro 2°: 51.
vasijas que hacen las veces
de grandes fuentes. Enteros,
[Si el axicalli es el sin cortar, sirven para fabricar
bule, crece en balsas muy buenas para
tierras más cálidas: transportar hombres, caballos
Crescentia alata] o cualesquiera cosas.
Cozticzacatzacuxóc Planta de raíz bulbosa y Nace en Hdez. 1959,
hitl, o tzacuxóchitl fibrosa, con flores blancas con regiones Obras,
amarillo, herbáceo y amarillo y rojo, de olor templadas como Tomo II,
florido. También le gratísimo como de azucena. la mexicana. Libro 3°:
llaman icohueyo. La raíz es usada como 117.
pegamento por los pintores.
Coztictepetzacu- Hierba con flores blancas con Nace en Hdez. 1959,
xóchitl, amarillo, parecida a la regiones Obras,
o iztactepetzacu- azucena. La raíz es de templadas como Tomo II,
xóchitl. naturaleza fría, húmeda y la mexicana. Libro 3°:
glutinosa; es usada como 117.
pegamento por los pintores.
Chichiltictepetzacu- Con raíces parecidas a las de Nace en Hdez. 1959,
xóchitl coatzontecoxóchitl, hojas regiones Obras,
como de lirio pero más templadas como Tomo II,
gruesas y flores de color rojo la mexicana. Libro 3°:
que se desvanece en blanco. 117.
La raíz es bastante glutinosa,
[Por el dibujo en el es usada como pegamento,
texto de Hernández, pero su gluten es menos

140
parece ser una estimado que el de las que
variedad de llaman por su excelencia
orquídea]. tzacutli.
1er Hoitzitzilxóchitl Hierba con hojas como de Montes de Hdez. 1959,
alsine acuático, pero mayores Tacubaya, que Obras,
y más puntiagudas. Es de tiene un clima Tomo II,
temperamento caliente y seco semejante al de Libro 9°:
en 3er grado. Sabe a orégano México. 384.
y es un poco amargo.
Machacado y mezclado con
tuétano de venado limpia el
cutis de las mujeres y quita y
corrige las manchas y
defectos del rostro.
Hoitzocuitlapilxóchitl Raíz fibrosa de donde salen Lugares Hdez. 1959,
1° o flor de cola tallos de 5 codos de largo, montuosos y Obras,
punzante. hojas como de melocotón, campestres de Tomo II,
cerca de la punta flores Texcoco. Libro 5°:
blancas, grandes y redondas. 236.
Debe clasificarse como una
especie de aciano. El humo de
esta hierba ahuyenta las
moscas.
2° Hoitzitzilxóchitl. Hierba con raíz ramificada, Lugares Hdez. 1959,
talllos cuadrados, nudosos a montuosos y Obras,
trechos y de 4 palmos. Hojas rocosos, junto al Tomo II,
como de albahaca blandas, agua, de Libro 9°:
vellosas, blanquecinas por regiones 385.
debajo. Flores purpúreas, templadas como
largas y delicadas, sin fruto. la mexicana.
En dosis de un puñado con
agua, aleja los fríos de las
fiebres.
Nopalnocheztli o Cierto género de tunas Sembrado en Hdez. 1959,
grana de Indias que llamados nocheztli por los lugares Obras,
nace en ciertas indios y cochinilla por los defendidos por Tomo II,
tunas. españoles. Cría unos la naturaleza Libro 6:
gusanillos redondos, blancos contra los 315-316.
por fuera y color escarlata por perjuicios del
dentro, que a veces nacen ganado y de los
espontáneamente y a veces jumentos.
por industria humana,
aplicando en determinado
tiempo a las tunas semillas del
año anterior.
Sirven para teñir las lanas de
color escarlata y son usados
por pintores y tintoreros.
2° Quauhchilpan Con raíz gruesa y fibrosa de Lugares fríos Hdez. 1959,
donde nacen tallos escarlata y como el Obras,
de ellos hojas como de sauce, mexicano. Tomo II,

141
opuestas a intervalos. Flores Libro 5°:
con figura de cápsulas, largas, 277.
de color escarlata. Las
hermosas flores son lo que se
utiliza de esta planta.
Tepehuéxotl o Especie de sauce, pero con Campos de Hdez. 1959,
sauce silvestre. hojas tan anchas casi como Texcoco. Obras,
las de cidro. Se usa la Tomo II,
madera, que es sin embargo Libro 8°:
inferior en calidad a la de los 372.
demás sauces.
Tlacuilolquáhuitl, o Árbol con hojas redondeadas Regiones Hdez. 1960,
árbol de tallos como de verónica, medianas, mexicanas. Obras,
multicolores. ramas espinosas. También Tomo III,
hay en Michoacán. Se hacen Libro 18°:
cuentas de colores y otras 185.
obras de talla.
Toloatzin, llamado Arbusto de raíces ramificadas Regiones Hdez. 1959,
esqua en de donde nacen tallos de 6 templadas o Obras,
Michoacán. codos de largo, verdes, frías como Tomo II,
torcidos y nudosos. Hojas Pátzcuaro y Libro 8°:
vellosas como de solano (del México. 369-370.
cual parece ser una especie),
pero más puntiagudas. Frutos
parecidos a dátiles, con
huesecillos dentro. Lo comen
de noche, después de ayunar
todo el día y de purificar toda
la casa, para encontrar así las
cosas que han perdido o les
han robado y poder ver,
encerrados dentro de su casa,
la imagen del ladrón. Las
hojas machacadas y untadas
curan inflamaciones.
Tzacutli, o gluten. Con raíces parecidas a las del Vive en Hdez. 1959,
asfódelo, blancas y fibrosas; cualquier lugar, Obras,
hojas como las de puerro, alto o bajo y Tomo II,
surcadas de líneas principalmente Libro 3°:
longitudinales, tallos rectos y en los más 118-119.
nudosos. Flores amarillas con cálidos.
púrpura parecidas a las de lirio
pero más pequeñas. La raíz
es fría, húmeda y glutinosa y
se prepara con ella un gluten
excelente y muy tenaz, que
usan los indios pintores para
adherir los colores más
firmemente y que no se borren
las figuras.
La raíz se corta en trozos, se

142
seca al sol, se muele y con el
polvo se prepara el gluten.
Tzacuxóchitl, o Planta congénere de las Ibid. Hdez. 1959,
tzacutli florido. precedentes, pero sin flores; Obras,
hojas como de azucena. De Tomo II,
naturaleza semejante. Libro 3°:
117.
2° Tzacuxóchitl Planta semejante a las Ibid. Hdez. 1959,
anteriores. Obras,
Tomo II,
Libro 3°:
118.
Yyamolin Arbusto cuyo fruto se parece a Nace en todo Hdez. 1959,
la semilla de malva, verde al tiempo en Obras,
inicio y cambia de color hasta regiones como Tomo I,
alcanzar el purpúreo. Sirve de la tetzcoquense, Libro 2°, p.
detersivo. en llanos y 93.
lugares
campestres.
Xalxocoxóchitl o flor Arbusto con olor a xalcóyotl, Nace en Hdez. 1959,
de ciruelo arenoso. con flores blancas y hermosas Texcoco. Obras,
parecidas a la rosa sin abrir. Tomo III,
Se usa la flor. Libro 20°:
211.

APROPIACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES

La Complejidad de lo Simple:

Los pueblos antiguos de México utilizaron en alto grado todos los recursos
naturales de que disponían y que se encontraban en todos los ecosistemas
aledaños y aún lejanos, como acontecía con las regiones tropicales y costeras.
Estos recursos pueden dar la impresión de ser muy simples; sin embargo, no fue
así, ya que el total del sistema de manejo y utilización de recursos fue complejo en
su conjunto. El proceso inicial de apropiación de recursos naturales era
generalmente extractivo; a lo largo del tiempo los recursos naturales utilizados van
cubriendo una amplia gama de necesidades, que van desde las básicas, como las
alimenticias, el vestido, o las actividades de caza, pesca y recolección, la
protección del cuerpo, la vivienda, el alumbrado, la construcción de ciudades,
hasta las cuestiones relacionadas con la vida cotidiana, el comercio local, regional
y de larga distancia; sin olvidar las actividades ideológico-religiosas.

143
De alguna manera, el estudio del manejo de los recursos nos da luz sobre
lo que fue la vida, la sociedad y la cultura de los pueblos involucrados en él. Por
otra parte, se puede deducir de la información presentada, la existencia de un
conocimiento refinado y agudo del ambiente, lo que permitía que los recursos
utilizados fuesen cada vez más en número, en calidad y, de acuerdo con
características específicas de los distintos medios de donde provenían y los fines
para los cuales se destinaban.

Recursos obtenidos por la recolección

El diccionario de Molina también indica la existencia de una serie de recursos que


eran colectados de las plantas o animales en la naturaleza. Por ejemplo, tenemos
los términos zotolpetlatl para la estera de palmas, ocozacatl es una paja
particular para hacer bohíos, o también es una casa de paja, tanatli es una
espuerta hecha con palmas, xacolzolli es el término para describir una casa vieja
de paja, xacalli es una choza, o es un bohío o casa de paja, xacalquauitztli es un
remate o chapitel de casa de paja, xacaltontli es una chozuela o bohío pequeño,
tanatontli era una esportilla de estas palmas, el otlachiquiuitl es un cesto, o
canasto de cañas macizas; dos palabras fueron utilizadas para los recipientes o
vasos hechos con calabaza: xicalli y xicaltecomatl.

Recolección de plantas con fines alimenticios

Las plantas de recolección tanto de ecosistemas terrestres como acuáticos


proporcionaban entre otras cosas el alimento; por ejemplo existen vocablos que
nos indican que quil mulli era un manjar o guisado de hierbas y xaualquilitl era una
hierba comestible que se criaba en las lagunas, cuculin es una cosa comestible
que se cría entre ciertas yerbas del agua y ocelotexuchitl una flor de unas matas
de hierbas cuyas raíces son comestibles y saben a castañas, quilitl [quelite] es
verdura o yerbas comestibles, quilnenel son las yerbas “juntas y mezcladas o
revueltas, así como la ensalada”.

La caza y la alimentación

También eran importantes los productos animales tanto en la alimentación como


para la obtención de otros productos; por ejemplo, se consumía carne de venado o
mazanacatl, de esta forma tenemos por ejemplo que mazamulli significa guisado,
o potaje de venado, había consumo de aves silvestres, el cueyamulli era un
guisado de ranas. Los animales también proporcionaban varios elementos
fundamentales para la familia, por ejemplo, ocotoch tilmatli era una manta hecha
con pieles de martas, o de otros animales semejantes. La cacería se hacía de

144
muchas maneras, pero flechar a los animales era una de ella. El Memorial de
Colhuacan (Chimalpáhin 2003: 147) dice que en el año 1262, los mexicas
“…pusieron nombre [a los sitios], trazaron sus tierras y tomaron posesión [de
ellas]. Los chichimecas dispusieron una cama de zacate e hicieron un jacal de
zacate para invocar y suplicar a su dios […] al flechar nunca fallaban las flechas
[…] Andaban pues diciendo los chichimecas:

Dentro de cinco días comeré y beberé sobre este cerro. En cuanto su dios les
hubo dicho esto, los chichimecas totolimpanecas se reunieron; se convocaban
llamándose con estas palabras ‘Cocque ticque´ […] ¿qué comeráy beberá
sobre este cerro, ¿qué pasará dentro de cinco [días]; […] pues [si tiraban] al
cielo daban en una águila o en alguna otra ave; y aun cuando fallaban tirando
al cielo, al caer a tierra las flechas de los teochichimecasiban a dar en un lobo,
en un puma, en un venado, en una serpiente o en un conejo…[…]… Quizá
nuestro dios comerá y bebrá sobre este cerro del ocelote rojo que acabamos
de cazar… (Chimapáhin 2003: 147).

Estos textos son representativos de la forma de caza y de los animales que


consumían cuando se establecieron a un lado del volcán Popocatépetl (4 Tochtli:
1262). Diez años más tarde (1 Técpatl: 1272) los nonoalcas atravesaron
“…cactales, magueyales, organales, varales, zacatales, llanos, cerros y barrancas
para establecerse en Colhuacan, en el suroriente de la cuenca de México
(Chimalpáihn 2003: 153, 155). También es ese mismo texto se encuentra una
anotación sobre el uso de canoas hechas con zacate, utilizadas para cazar en la
laguna y de que en el año 8 ácatl (1279) los mexicas inventaron el átlatl “…para
disparar en la guerra…” cuando se encontraban en un lugar denominado
Atlacuihuayan (Chimalpáhin 2003: 157, 159). El asunto interesante es que en el
recorrido por varios puntos de la cuenca y antes de establecerse en Tenochtitlan,
los mexicas fueron adaptándose a la región, la conocieron y practicaban en ella la
caza. La variedad de animales comestibles obtenidos mediante esta actividad
pervive hasta fines del siglo XVI y queda consignada en la figura 21.

Figura 21
Animales Comestibles Obtenidos Mediante Caza
Animal: Comentario en la fuente: Fuente:
Ayotochtli, o conejo Su carne es sumamente Hdez. Obras Vol. III,
cucurbitino, o armadillo, o grasosa, dulce y de alimento Historia de los
encorbetado. pituitoso y muy excrementicio. Animales, Tratado 1°:
Vive en lugares cálidos y también 296-297.
en lugares lacustres y
pantanosos. La concha molida se
usaba contra el mal gálico,
provocando sudor.
Citli o liebre Con propiedades alimenticias Hdez. Obras Vol. III,
semejantes a las de España, Historia de los
pero con orjeas larguísimas y Animales, Tratado 1°:
muy enachas en relación con el 297.
tamaño del cuerpo. El pelo se

145
tejía para adornar vestidos y
capas.
Conejo Tiene la carne sabrosa. Sahagún 1956, Vol. III,
Libro XI: 230.
1ª variedad izpactli, que cuando
Tochtli, o género de vive en campos fértiles Hdez. Obras Vol. III,
dasípodos que llaman proporciona un alimento no Historia de los
conejos. menos sabroso que los de Animales, Tratado 1°:
España. 297-298.
Conejo llamado 2ª variedad de conejo. Es Hdez. Obras Vol. III,
Eliztactochtli, o de pecho alimento. Historia de los
blanco. Animales, Tratado 1°:
298.
Conejo llamado Cuitatepolli o 3ª variedad de conejo. Es Hdez. Obras Vol. III,
de cola chica. alimenticio. Historia de los
Animales, Tratado 1°
p. 298.
Conejo llamado Quauhtochtli 5ª variedad de conejo, es Hdez. Obras Vol. III,
alimenticio. Historia de los
Animales, Tratado 1°
p. 298.
Conejo llamado Metochtli 6ª variedad de conejo, es Hdez. Obras Vol. III,
alimenticio. Historia de los
Animales, Tratado 1°
p. 298.
Conejo llamado Cuitlatepolli 8ª variedad de conejo, es Hdez. Obras Vol. III,
alimenticio. Historia de los
Animales, Tratado 1°
p. 298.
Conejo llamado Tlapaltochtli 9ª variedad de conejo, es Hdez. Obras Vol. III,
alimenticio. Es de color leonado y Historia de los
rojizo que está manchado. Animales, Tratado 1°
p. 298.
Ciervos Hay ciervos mázatl en esta tierra Sahagún 1956, Vol. III,
de muchas maneras: en las Libro XI: 232.
montañas, con cuernos de color
madero seco, los llamados
tlamacazcamázatl.
Son de comer, tienen carne
sabrosa.
Liebre La carne es comestible. Sahagún 1956, Vol. III,
Libro XI: 229.
Perros Hay perros: chichi, itzcuintli, Sahagún 1956, Vol. III,
xochicóyotl y tetlamin. Algunos Libro XI: 232.
son grandes, otros medianos,
unos tienen pelo largo, otros no
tienen pelo. Comen pan y
mazorcas de maíz verdes, carne
cruda y cocida, cuerpos muertos
y comen carnes corruptas.

146
Sobre los perros tlachichi dice
que son bajuelos y redondillos,
que son muy buenos de comer.
Topos Este animal es de comer, y Sahagún 1956, Vol. III,
sabroso, y muy gordo. Libro XI: 233.

El comercio

La guerra, junto con el mercado, o tianguis (tianguez) eran fuentes de intercambio


para aquellos recursos que resultaban fundamentales en la vida del pueblo
tenochca. Algunos eran de lujo y los más preciados, les llegaban desde lugares
asentados a gran distancia, se cuentan –entre ellos- al cacao, las plumas de aves
tropicales, o el algodón. Las descripciones que dejaron los misioneros y cronistas
sobre el tianguez o mercado de Tlatelolco permiten dibujar con bastante precisión
cómo era, qué vendían, cómo eran las transacciones, quiénes acudían al
mercado. Al respecto dice fray Bernardino de Sahagún (1956 Vol. 2, Libro Nono)
que:

…ponían en orden todas las cosas que se vendían, cada cosa en su lugar, y
elegían por esta causa oficiales, que se llamaban tianquizpan tlayacaque, los
cuales tenían cargo del tianquez y de todas las cosas que allí se vendían…

Sahagún (1956 Vol. 2) dedica el Libro Nono a los mercaderes, tratantes y


oficios dentro de esta rama de la economía tenocha, que les permitía allegarse de
numerosos productos de todo tipo. El fraile comienza con una historia de cómo los
mercaderes iniciaron en Tlatelolco esta actividad, que en sus inicios se hacía con
plumas de papagayos coloradas, grana y azules; posteriormente se añaden las
piedras turquesas llamadas xiutl y las piedras verdes chalchihuitl, junto con las
mantas y maxtles de algodón –que antes de este comercio se hacían de ichtli y
nequén-. Después se incluyeron barbotes, cuentas y anillos de oro, pieles
labradas de animales fieros y otras plumas “de diversas maneras y colores”
(Sahagún 1956, Vol. 2: 16). Fue en tiempos del emperador Ahuízotl cuando los
mercaderes entraron en las provincias de Ayotlan y Anáhuac, que tomaron
después de cuatro años de lucha (Sahagún 1956, Vol. 2: 17).

Los productos que se vendían en el gran mercado de Tlatelolco


representaban la extensión del imperio tenochca, se conformaba por objetos de
lujo principalmente, e incluía muchos procedentes de las regiones tropicales,
traídos al valle de México por los pochteca: oro, plata, piedras preciosas, plumas
ricas de todo género, mantas grandes, blancas o labradas, maxtles blancos,
labrados y ricos, vestiduras mujeriles labradas y por labrar, medianas y ricas,
mantas comunes, papel, incienso blanco, goma negra (ulli), cal, navajas, leña para
quemar, maderos para techar las casas, unos cuadrados, otros rollizos y tablas y
pandillas (tablas delgadas), coas, palancas, palas, remos, varales, tomizas,

147
(he)nequén, cuero labrado, cotaras y hachas de cobre para cortar maderos,
punzones, escoplos, herramientas para labrar madera, cañas de humo de muchas
maneras, xochiocozotl, platos para poner las cañas cuando se queman.

Además de que en el mercado de Tlatelolco se expendían todo tipo de


utensilios para cocinar y comer, como eran: vasos de barro, lebrillos, ollas, tinajas
para hacer octli (pulque), todas las maneras de loza. El transporte y
almacenamiento los alimentos incluye otra serie de objetos que se vendían:
recipientes fabricados con tule, de todos tamaños, conocidos como chiquihuites
(chiquihuitl), jícaras grandes para guardar el cacao, redes para guardar las jícaras
(Sahagún 1956, Vol. 2). De estos elementos hablaremos en el siguiente apartado
del libro, en relación con la comida y otros elementos afines. Sahagún (1956 Vol.
2; 135-139, 141, 144) dedica varias páginas a las personas encargas de vender
cacao, maíz, frijoles, semillas, chía, ají, tomates, pepitas, miel, pulque, frutas,
jícamas, batatas, patatas silvestres y comida elaborada en el mercado.

Ilustración 5
El mercado prehispánico de Tlaxcala

148
LA DIETA INDÍGENA
Y EL CONOCIMIENTO DE LA NATURALEZA

En la última década, el estudio de las dietas como elementos básicos en la


comprensión de las culturas, ha tomado enorme importancia. Se ha considerado
que la producción y el consumo de alimentos dicen mucho acerca de como las
diferentes culturas construyen y perciben su ambiente. Existen interrelaciones
estrechas entre la comida, la biología y los orígenes de la agricultura. En dichas
interrelaciones la comida juega distintos papeles en la cultura; ya que es –sin lugar
a dudas- un objeto de consumo, desde esta perspectiva se considera una parte
explicativa y vital del paisaje, que influye de forma primordial en varias cuestiones,
entre ellas -como ya se dijo- en el surgimiento de la agricultura, el intercambio y el
comercio. Hay investigadores que proponen que los métodos culinarios pueden
ser comprendidos como agentes del cambio socioeconómico (Gosden 1999).

Así, que partiendo de esta idea trataremos aquí de la dieta nahua y sus
relaciones con los factores antes citados. Comenzamos con Fernández de Oviedo
(1944 Tomo VIII: 252) quien narra como al llegar a Tlaxcala Hernán Cortés y su
gente encontraron en la Provincia que “… e muy bastecida [sic] de las cosas de la
tierra, assi [sic] de pan e aves é caza, como de pescado de los ríos, é de
legumbres é cosas que los indios comen, é mas buenas fructas…”. Al mercado de
la ciudad donde vivía Maxicatzin concurrían 30,000 personas, donde el citado
Fernández de Oviedo (1944 Tomo VIII: 252-253) dice que –entre muchas otras
cosas- “…Venden mucha leña é carbón é hiervas de comer é medicinales…”. Ya
en Tenochtitlan el cronista refiere que Montezuma dejó a Cortés y sus soldados en
una casa y “…fueron muy bien proveydos de muchas gallinas é pan é fructas é
otras cosas necesarias;…” (Fernández de Oviedo 1944 Tomo VIII: 276).

Aunque la lista de plantas cultivadas pueda parecer al lector como poco


impresionantes, el hecho es que existía amplia diversidad en las variedades de
cada uno de los productos y esta se expresa en la lista de alimentos consumidos
por los tenochcas. La serie de recursos obtenidos de la agricultura en la región y
permite darnos cuenta de la importancia que tuvieron las variedades de maíz, que
eran cocinadas de distintas formas, por ejemplo: tenían diversas clases de tortillas,
como las blancas y calientes, grandes (blancas y delgadas, anchas, muy blandas),
quauhtlaqualli (muy blancas, gruesas), grandes y ásperas, blancas, pardillas
(tlaxcalpacholli), tortillas hojaldradas y tortillas hechas con elote, tortillas hechas
con mazorquitas muy pequeñas y muy tiernas, los tlaxcalmimilli (largos, rollizos y
blancos), todo tipo de tamales como los blancos, tamales blancos y duros, tamales
colorados, tamales medianos sin mezclar con nada y, tamales hechos de los
penachos de maíz revueltos con semillas de bledos y con meollos de cerezas
molidos (Sahagún 1956, Vol. 2, libro XIII: 304-305).

Tal vez quedan claramente descritas varias formas de cocinado de


alimentos a través de las descripciones de Sahagún (1956, Vol. 2, libro XIII: 138-
139) sobre los alimentos elaborados que se vendían en el mercado de Tlatelolco

149
la lista incluye: tamales de pescado, de ranas, de gallinas “…o de otra cualquier
manera…”; tortillas que tienen adentro ají molido o carne, las que se untan con ají,
las que estaban “hechas pella entre las manos”, las que estaban untadas con
chilmolli, las tortillas de huevos, las de masa mezcladas con miel “que son como
guantes”, tortillas cocidas debajo del rescoldo “y otras muchas maneras de
tortillas”. Sobre los guisados vendían: cazuelas hechas con chile y tomates
“…suele mezclar lo siguiente: ají, pepitas, tomates, chiles verdes y tomates
grandes, y otras cosas que hacen los guisados muy sabrosos…”.

Si las descripciones de Sahagún no fuesen suficientes, la información y


descripciones que nos legó Francisco Hernández en su Historia Natural publicada
en 1574 (1959, Obras, Vol. II, Libro 6°: 289-292), amplían nuestro conocimiento
sobre las múltiples formas de consumo del maíz –alimento y bebida- que resultan
por demás ilustrativas. Con ellas elaboramos la siguiente lista, porque son
significativas en relación con la alimentación de –por lo menos- los grupos del
Altiplano central: (1) pan en forma de tortillas; (2) en polvo, que para consumirse
se mezcla con agua “…como suelen hacerlo los chichimecas,…” (Obras, 1959,
Vol. II, Libro 6°: 290); (3) maíz tostado; (4) maíz cocido con las carnes y, (5) maíz
elaborado en puches llamados atolli, de los que el autor describe 17 tipos distintos,
algunos de los cuales son también medicinales.

La agricultura no fue la única fuente de alimentación en los pueblos del siglo


XVI, ya que una gran parte de la dieta estaba compuesta por plantas, hongos y
animales obtenidos mediante la recolección, la pesca y la caza. La cacería y la
pesca variaban a lo largo de las estaciones del año. Los lagos interiores, ríos y
arroyos fueron fuente fundamental en la obtención de plantas y animales que
estaban integrados a la alimentación, a la curación y, en general, a la vida
cotidiana de la población. Estas actividades formaban un complejo tecno-
económico, que junto con la actividad agrícola explican la vida de los campesinos
y de la población en general en aquellos tiempos. No ignoramos el hecho de que
la sociedad tenochca estaba sumamente estratificada y que los gobernantes
tenían acceso a recursos provenientes de lugares lejanos; tampoco, que los
recursos de caza y pesca no se dirigían a todos los grupos sociales y había
consumos diferenciados, como se ve en la información sobre el consumo de
ciertos alimentos.

La mesa de Moctezuma

La lista de alimentos y bebidas consumidos por la nobleza indígena a la llegada de


los españoles, brinda al lector una idea de la diversidad agrícola y de la riqueza
culinaria de los nahuas. La nobleza de Tenochtitlan bebía chocolate
cotidianamente, el cacao era llevado mediante la tributación y el comercio desde
las zonas tropicales. Los mayas dieron su nombre a esta planta, cuya antigüedad -
establecida recientemente a través de un espectrómetro de masa- llega a unos
3800 años y su producto: el chocolate, era bebido por la nobleza y por los

150
gobernantes en magníficos recipientes de cerámica (Hurst citado por Coe and Coe
2007: 36). La bebida tenía también usos terapeúticos; además su elaboración era
muy variada, existían al menos nueve tipos de bebidas hechas con chocolate: con
agregado de mazorcas tiernas, con miel de abeja, con ueinacaztli, con tlilxóchitl
(vainilla), con cacao colorado, bermejo, anaranjado, negro y blanco (Sahagún
1956, Vol. II, libro XIII: 305-308).

Y después que el gran Montezuma había comido, luego comían todos los de
su guarda y otros muchops de sus serviciales de casa, y me parece que
sacaban sobre mil platos de aquellos manjares que dicho tengo; pues jarros
de cacao con su espuma, como entre mexicanos se hace, más de dos mil, y
fruta infinita… (Díaz del Castillo 1960, Capítulo XCI: 155).

El Xoconochco (Soconusco) en el actual estado de Chiapas, las tierras


costeras de Veracruz y de Guerrero proveían el cacao a los mexicas (Coe and
Coe 2007: 79-81). De hecho, los españoles entran en contacto con el cacao
durante el cuarto viaje de Colón, cuando se encuentran con una gran canoa del
comercio maya que llevaba cacao entre el resto de su carga (Coe and Coe 2007:
33). El rey mexica Ahuizotl (1486-1502) conquistó la provincia de Xoconochco –en
la planicie costera del actual estado de Chiapas- para controlar el cacao ahí
cultivado, que se consideraba era el de mejor calidad. Los pochteca –
comerciantes de larga distancia- fueron fundamentales en esta empresa; el cacao
se almacenaba en Tenochtitlan y había un almacén real destinado a esta
empresa, desde donde se controlaba su economía (Coe and Coe 2007: 69-71).

También se bebía una amplia variedad de atoles, puchas o mazamorras,


cuya lista incluía las siguientes: atoles calientes, con miel, con chile amarillo y
miel, con harina muy espesa y blanco, o con tequesquite (Sahagún, 1956 Vol. II,
libro XIII: 305-308). Los tipos de atole llegaban –al menos- a 17, como se muestra
en la siguiente lista, que fue elaborada con información proporcionada por
Francisco Hernández (1959, Obras, Vol. II, Libro 6°: 289-292); como ya se expresó
anteriormente, varios de estos tipos de atole se bebían específicamente para
subsanar algún problema de salud, o para mejorar las condiciones del enfermo o
del convaleciente; además, variaban en espesor y podían ser -o no- dulces al
paladar, como veremos en seguida:

1. Nequatolli o atolli con miel. Ocho partes de agua, seis de maíz y una de cal.
Se cuece en una vasija de barro hasta que comience a condensarse o
espesarse y se le agrega 1/10 de miel de metl. Se deja hervir el tiempo
necesario para que tome consistencia de puche, o polenta española. Es
ideal para sanos y enfermos; para los sanos se le agrega pimienta india
(chile).
2. Atolli iztac, o atole blanco. Se prepara igual, pero cuando está listo se le
agrega chilli verde con los llamados tomame y una cantidad conveniente de
sal, molido todo y diluido en agua.
3. Xocoatolli, o atole agrio. Una libra de fermento o masa agria, dos libras de
maíz ablandado y molido; el fermento se prepara con maíz negro hecho

151
masa del mismo modo. Se guarda 4 o 5 días hasta que se acede para dar
al atole una acidez agradable. Ya servido se le pone sal y chile. Se da a los
enfermos para que les limpie el cuerpo, provoque orina y limpie el cuerpo.
Disuelto en agua fría y tomado refresca el cuerpo, cuando está abrasado de
calor o fatigado del camino, o del trabajo, o cuando los riñones están [tan]
irritados que la orina escuece y ulcera los conductos urinarios.
4. Yollatolli, o atole blanco. Se cuece el maíz sin cal, se hace puche y deja
enfriar. Se diluye con agua para beberse, igual que el agrio y extingue la
sed y la previene para no tomar agua con exceso.
5. Chillatolli o atole mezclado con chilli. Se hace como los precedentes pero
cuando está medio cocido se le agrega chilli disuelto en agua, al gusto del
consumidor. Se toma muy de mañana contra las molestias del frío, tonifica
el estómago, ayuda a la digestión, quita las flemas adherentes y limpia los
riñones.
6. Nechillatolli, o sea atole mezclado con chile y miel. Se prepara del mismo
modo, pero cuando está semicocido se le agrega –según el gusto del que lo
beberá- chile y miel de maguey.
7. Ayocomollatolli, que es un atole con frijoles y pedazos de masa del mismo
maíz. Se hace agregando epazotli al chillatolli, los fragmentos de masa
cuando está a medio cocer y los frijoles ya cocidos y enteros cuando
terminó de cocerse.
8. Chinatolli o atole con chían. La semilla de chían se tuesta en un plato o en
el comalli, se reduce a polvo y se guarda para usarse todo el año. Este
polvo se mezcla con agua y se agita hasta que su densidad agrade al
paladar. Algunos le ponen chilli antes de tomarlo.
9. Chiantzotzolatolli o atole hecho con una semilla más grande que la [de]
chían. Se prepara de igual manera pero no se hace con frecuencia, porque
esta semilla se descompone pronto.
10. Michuauhtolli o atole de semillas con michihoauhtli. Se tuesta la semilla y
reduce a polvo; se mezcla con agua en tal cantidad que no se haga espesa
y se rocía con miel de metl –del que hay tres géneros-. Es alimento y es
curativo, limpia los riñones y el conducto de la orina y tomado cura la sarna
de los niños. Con dos variedades de huautli (Hoauhtli y Nexhoauhtli)
preparan unas bolas. La bebida llamada michihoauatolli es alimento muy
sabroso.
11. Tlatonolatolli. Se mezcla una pequeña parte de maíz y una mayor parte de
pimiento seco y hecho polvo, se le agrega epazotli y pone al fuego para que
se cueza bien. Se toma caliente, provoca orina, las reglas y fortalece el
cuerpo.
12. Tlaxcalatolli. Se prepara de maíz molido; en el comalli se hacen tortillas de
tres dedos de grueso y cuando están bien cocidas, se les quita la corteza,
se machaca la miga, se mezcla con agua fría y se pone de nuevo al fuego,
agitándola hasta que comience a espesarse. Se sirve en vasos y se toma
con cuchara.
13. Olloatolli. Se muele la espiga de maíz y se mezcla en proporción de una
parte por tres partes de maíz; se muele de nuevo todo junto y se pone al
fuego hasta que el atolli esté bien cocido y tenga la densidad de la polenta;

152
se sirve en vasos y se le pone chilcoztli. Aprovecha a los que tienen exceso
de sangre, o de ardor.
14. Quauhnexatolli. Se deja el maíz en lejía común hasta que se ablande; se
hace con ceniza de árbol. Se muele después y se cuece como los demás
hasta que tenga la densidad conveniente. Dicen que purifica la sangre
aunque no proporciona ningún otro servicio como medicamento, o como
alimento.
15. Izquiatolli. Se prepara con maíz tostado y molido, pero mezclándose -
cuando va a cocerse- con una pequeña parte de maíz cocido y se agita
hasta que alcance el espesor suficiente. Se agrega chilli.
16. Hoauhatolli. Se hace con bledos rojos y se toma rociado con miel.
17. Michihoauhatolli. Se prepara con michihoauhtli mezclándole un género de
bledo que algunos llaman sinfonía por la variedad de sus colores.

La lista de platillos cocinados para los nobles incluía ocho tipos de tortillas
(blancas, pardillas, hojaldradas, de maíz tierno y de maíz maduro, de distintos
tamaños y grosor, suaves y blandas, calientes y frías), ocho tipos de tamales
(blancos y pardillos, solos o rellenos de frijol o de bledos, suaves y duros, con
distintos tamaños y formas), dos tipos de empanadas (de gallina entera y
empanadillas de carne de gallina o gallo cortada en trozos y aderezada con chile
amarillo), aves asadas (gallinas, codornices), dos cazuelas con cocido de gallina
(una en pipián y otra con chile amarillo), seis cazuelas con cocidos de pescado
(pescado blanco, pardo, colorado, topotlis, peces grandes, blanquecillos)
aderezados con chiles (amarillo, bermejo, chiltécpitl), tomates, semillas de
calabaza y en un caso con ciruelas no maduras, cazuelas con guisado de ranas,
ajolotes, renacuajos, gusanos de maguey, hormigas aladas y camarones de agua
dulce (Sahagún, 1956, Vol. II, libro XIII: 305-308).

…y es que le servían a Montezuma, estando a la mesa cuando comía, como


dicho tengo, otras dos mujeres muy agraciadas de traer tortillas amasadas con
huevos y otras cosas sustanciosas, y eran muy blancas las tortillas, y
traíanselas [sic] en unos platos cobijados con sus paños limpios, y también le
traían otra manera de pan, que son como bolllos largos hechos y amasados
con otra manera de cosas sustanciales y pan pachol, que en esta tierra así se
dice, que es a manera de unas obleas; también le ponen en la mesa tres
cañutos muy pintados y dorados, y dentro tenían liquidámbar revuelto con
unas hierbas que se dice tabaco, y cuando acababa de comer […] tomaba el
humo de uno de esos cañutos, y muy poco, y con ello se adormía. .. (Díaz del
Castillo 1960, Capítulo XCI: 156).

El maíz se sembraba junto con un complejo de plantas entre las que se


encontraban múltiples variedades de frijol, calabaza, bledos (Amaranthus,
Quenopodium) -tanto cultivados como silvestres- chile, tomate cultivado y el
silvestre (tomatillo), maguey (miel, gusanos), nopal (hojas y frutos) y los frutales
nativos, entre ellos como muy importantes en el Altiplano Central tenemos al
capulín (Prunus), los tejocotes (Crataegus) y el zapote blanco (Casimiroa edulis).
Cada una de la amplia gama de variedades de plantas como la calabaza, el
tomate y los chiles, tenían usos específicos de acuerdo con los diferentes platillos.

153
No podemos ignorar los elotes cocidos y las mazorcas maduras -también cocidas-,
los ejotes cocidos, tres tipos de potajes hechos con bledos (con chile amarillo,
pepitas de calabaza y tomate, con chiltécpitl y con chile verde). A esta lista amplia
se agregan los guisos elaborados con insectos, que se recolectaban
específicamente en distintas épocas del año y que incluían: cazuela de langostas,
gusanos de maguey con chiltecpitl molli, cazuela de hormigas aladas cocinadas
con chiltecpitl (Sahagún 1956 Vol. II, libro XIII: 305-308).

La preparación de los alimentos

La preparación de los alimentos incluía una amplia variedad de técnicas. El cocido


al vapor se utilizaba para hacer tamales, preparar elotes y pescados. Este sistema
conservaba las cualiades nutritivas de los alimentos y fue objeto de estudio por el
padre Alzate (1770 en García Rivas 1981). También estaba ampliamente difundido
el sistema de hornos excavados en la tierra, en cuyo fondo, las brasas calientes se
cubrían con piedras -también calientes- y luego se colocaba la comida envuelta en
hojas aromáticas (epazote, platanillo, penca de maguey), para hacer la llamada
barbacoa. El asado y ahumado era aplicado para carne de animales silvestres y
fue de mayor importancia en el área maya; en la costa atlántica los pescados y
mariscos se ahumaban. El asado a las brasas se aplicaba a las aves, pescados y
tubérculos86. Hervir en ollas de barro era una forma común de cocción de los
alimentos –que se aliñaban con distintas salsas donde se incluían las distintas
variedades de chiles- y se utilizaba para aves, sopas, guisos, mazamorras y
vegetales (Rojas 1994: 75).

Poniendo al sol, ahumaban, secaban y deshidrataban algunos peces -como


los charales- y lo que aplican –después de la conquista- a las lonjas de carne,
para elaborar carne de res y de cerdo saladas, que se utilizaron ampliamente en
las zonas desérticas y semi-desérticas de Nueva España87. Este sistema utilizaba
parrillas hechas con varas cruzadas, sobre las que se colocaba la carne cortada
en lonjas, salada y condimentada; debajo de la parrilla se colocaban leña y ramas
verdes, se encendía un fuego manso que generaba humo en abundancia y de
este tipo de cocción resultaban alimentos asados y jugosos, que conservaban la
carne por largo tiempo (Rojas 1994: 75). Los nahuas utilizaron comales para asar
86
Según Lucía Rojas de Perdomo (1994: 75) este sistema de cocción de alimentos era típico de
los grupos de las costas del Caribe y fue utilizado con mayor asiduidad por los mayas, sustituyendo
así el sistema de barbacoa. Además, basada en el libro de Ritchie Comida y Civilización, cuenta
que a principios del siglo XVII los colonos europeos que vivían en las islas del Caribe, aprendieron
a cocer las carnes de esta manera y la vendían a los barcos que paraban para avituallarse, ya que
por su durabilidad resultaban útiles en las largas travesías; como los indígenas llamaban bucán a
esta carne, los vendedores recibieron el nombre de “bucaneros”. Estos comerciantes o bucaneros
se volvieron hábiles cazadores de animales cuyas carnes utilizaban en su negocio; con el tiempo,
se convirtieron en los asaltantes de naves y conservaron el nombre.
87
Alonso de la Mota y Escobar describe como a principios del siglo XVII, los pobladores de la costa
centro-norte de Veracruz, salaban y ahumaban pescado y camarones, para comerciarlos con gente
del interior (en González 1987).

154
a las brasas aves, pescados y luego aplicaron el sistema también a las carnes.
Los comales se utilizaban para cocer tortillas y tamales de pescado –como el
amilotl- o de capulín (Sahagún 1956).

Los nahuas conocían una especie de fritura, que hacían con aceite de
chía[n], aceite de cacao, o grasa de algunos animales (perros, armadillos,
pecaries); pero este sistema se amplía y hace popular hasta la introducción de la
manteca de cerdo y el sebo (Fernández de Oviedo 1945; López de Gómara
1954). Se consumían crudos algunos quelites, a veces los huevos de aves y
algunas frutas. Las ciruelas eran cocinadas en varios guisos, como la cazuela de
ciruelas no maduras con pecesillos, chile amarillo y tomates, que describe el fraile
Sahagún (1956) y cuyo resultado –según los expertos- debía ser un platillo
agridulce y muy elaborado (Rojas 1994: 79). Los capulines se cocían en hojas de
maíz, para hacer con ellos una especie de tamal dulce (Sahagún 1956)88. El
pulque era usado para sazonar y era una especie de “vinagre criollo”; las salsas
llevaban cebolla de las Indias (xonacatl), hierbas aromáticas (epazote, acuyo,
pápalo) y antes de 1580 se les incorpora el perejil y el cilantro (Dunmire 2004: 129;
Rojas 1994: 79).

Además de las distintas variedades de chiles, a los platillos se les podían


agregar semillas de calabaza -o de girasol- que espesaban y daban otro sabor a
las salsas (Rojas 1994: 80). La relación de alimentos que ponemos a su
consideración en la figura 22, adquiere importancia cuando se considera que la
abundancia de fauna en el valle de México y de ella, la pesca, caza y recolección
de aquellos animales silvestres comestibles, que proporciona Sahagún en su Libro
XI De las propiedades de los animales, aves, peces, árboles, hierbas, flores,
metales y piedras, y de los colores –de la cual hemos eliminado aquellos que son
típicos de los trópicos- es importante considerar que los habitantes de estos
lugares no padecían hambre y que -de alguna manera- se combinaban con la
cultura alimenticia basada en el maíz, para conformar una muy elaborada cocina
(Sahagún 1956, Vol. 3, libro XI: 221-350). También hay que tomar en cuenta que
mucha de la fauna silvestre –particularmente las aves- era de tipo migratorio y
estaba disponible solamente en ciertas estaciones del año.

Figura 22
Insectos, gusanos y escarabajos terrestres y sus productos comestibles
Insectos y gusanos Comentario en las fuentes: Fuente:
Acachapolín Suélenlas comer. Sahagún, libro XI, Vol.
(Langostas). 3,1956:279.

Especie de langosta, chapulín. Simeón 1986: 5.


Acachatl Especie de langosta. Simeón 1986: 5.
Azcamolli Se crían en tierras frías; son Sahagún, libro XI, Vol.
(Hormigas negras). pequeñuelas…y sus huevos son 3,1956:276.

88
Este raro tamal de capulín, aún se encuentra en los mercados locales del valle de Toluca.

155
blancos; en algunas partes las
comen.
Abejones de esta tierra Es muy buena miel la que hacen; Sahagún, libro XI, Vol.
(Abejas que hacen cuevas pican como abejas e hínchase la 3,1956:278.
en la tierra). picadura.
Abejas Hacen miel muy amarilla, (que) es Sahagún, libro XI, Vol.
(Son menores, hacen buena de comer. 3,1956:278.
cuevas para hacer su miel).
Abejas Labran como las abejas de Sahagún, libro XI, Vol.
(Que hacen miel en los Castilla, (y) hacen muy buena miel. 3,1956:278.
árboles).
Gusanos del maíz. Son de comer. Sahagún, libro XI, Vol.
3,1956:280.
Langostas Son de comer. Sahagún, libro XI, Vol.
(Medianas y coloradas). 3,1956:279.
Langostas de verano Suélenlas comer. Sahagún, libro XI, Vol.
(Grandes y gruesas). 3,1956:279.
Langostas ciegas También son de comer. Sahagún, libro XI, Vol.
(Pequeñas). 3,1956:279.
Langostas que cantan También son de comer. Sahagún, libro XI, Vol.
(Andan en el heno). 3,1956:279.
Meocuili Son muy buenos de comer. Sahagún, libro XI, Vol.
(Gusano de maguey). 3,1956:280.
Mimiauatl S/d Molina 1571: 1.
Abeja otra, que haze [sic]
panal en los árboles.
Nequazcatl Y traen en la cola una vejiguita Sahagún, libro XI, Vol.
(Hormigas de miel). redonda, llena de miel; es muy 3,1956:277.
buena esta miel, y cómenla como
la miel de abejas.
Pipiyoli S/d Molina 1571: 1.
Abeja montesa de miel.
Quauhnecuzayoli S/d Molina 1571: 1.
Abeja de miel que cria
dentro del árbol.

La lista de utensilios para cocinar se iniciaba con el fogón, cuyo fuego se


avivaba con un aventador -tejido con palma o tule-; el comal hecho con barro -
cuyo diámetro era de unos .50 cm.-. Los utensilios para cocinar y servir los
alimentos incluía variedad de ollas, recipientes, tinajas, cántaros, platos, platillos,
jarros, cazuelas, copas, braseros de cerámica para poner en la mesa y conservar
calientes los alimentos, jícaras de todos tamaños y adornos –incluyendo las que
tenían perforaciones para colar- (Díaz del Castillo 1960: Capítulo XCI: 154-155;
Sahagún 1956, Vol. 3, libro XI: 221-350).

Las cucharas eran: de concha de tortuga para revolver el cacao, o de


totumo (Crescentia cujete L.); los cuchillos de pedernal y de obsidiana para cortar,
escudillas (molcáxitl) para comer los potajes, escudillas de madera (cuauhcáxitl),

156
salseras (petzcáxitl), molinillos de madera para batir el cacao y los atoles, cestos
para las tortillas, ollas para cocer tamales al vapor (comitalli), ollas globulares para
filtrar el agua, bateas de madera o caparazones de tortuga para lavar, metates y
molcajetes para moler (morteros para semillas, chiles y hacer salsas), rodetes de
cuero de tigre –o de venado- para colocar en ellos las jícaras del cacao, manteles
y servilletas de algodón (Díaz del Castillo 1960: Capítulo XCI: 154-155; Sahagún
1956, Vol. 3, libro XI: 221-350).

Un complemento en todo esto era la limpieza, tanto de los alimentos, como


de los comesales; para ello también tenían aguamaniles, donde los que comían en
el palacio se lavaban las manos antes y después de consumir los alimentos.
Moctezuma era “…muy pulido y muy limpio; bañábase cada día una vez, a la
tarde… (Díaz del Castillo 1960: Capítulo XCI: 154-155; Sahagún 1956, Vol. 3, libro
XI: 221-350).

En el comer, le tenían sus cocineros sobre treinta manera de guisados,


hechos a su manera y usanza, y teníanlos puestos en braseros de barro chicos
debajo, porque no se enfriasen…”. Los guisados incluían carne de animales
domésticos y salvajes: gallinas, gallos de papada, faisanes, perdices de la tierra,
codornices, patos mansos, patos bravos, venado, puerco de la tierra, pajaritos de
caña, palomas, liebres, conejos […] “muchas maneras de aves y cosas que se
crían en esta tierra” y el cronista asevera que también “como pasatiempo”, solían
guisar carnes de muchachos de poca edad, que Moctezuma, por reprimenda de
Cortés, mandó que no le guisasen tal manjar (Díaz del Castillo 1960 Capítulo XCI:
155).

La dieta indígena fue profundamente modificada con la llegada de los


españoles y de la serie de plantas y animales que se incluyeron rápidamente en la
alimentación. Algunos autores explican este proceso como una marginación de
cultivos nativos por falta de prestigio social; como ocurrió con el huautli
(Amaranthus hypochondriacus) en el Altiplano central mexicano (León 1992: 44).
A los productos agrícolas autóctonos se agregaron rápidamente: el trigo, las
habas, varias hortalizas, plantas y frutales, que en ocasiones desplazaron a los
elementos nativos, como ocurrió por ejemplo con la azúcar de caña, que redujo la
importancia que tenía la miel de maguey, o lo acontecido con las hortalizas
(lechuga, col) en la cuenca de México, que entraron a ocupar el lugar de las
legumbres nativas y -con el paso del tiempo- en esta región también se eliminaron
los quelites.

Las plantas herbáceas conocidas genéricamente como quelites, constituían


un amplísimo grupo de hierbas alimenticias, algunas se cultivaban y otras se
colectaban en distintas épocas del año. Después del siglo XVI, los quelites fueron
sustituídos por las hortalizas y verduras traídas por los españoles, principalmente
la lechuga y la col. Sobre los quelites, habría que considerar varias cuestiones que
expliquen lo ocurrido en lugares como la ciudad de México: (1) el papel del
mercado en la oferta y demanda de ciertos alimentos como las hortalizas y
legumbres, (2) las diferencias alimenticias entre las poblaciones urbanas y rurales,

157
(3) el acceso a las plantas de recolección después de los procesos de la conquista
y con ello de la reorganización de la tenencia de la tierra.

Ilustración 6
Los quelites y las hierbas

Varios de los alimentos, también podían ser adquiridos por la población en


general. Así, por ejemplo, en el mercado de Tlatelolco se vendían frijoles, chía,
legumbres y hierbas, gallinas, gallos de papada, conejos, liebres, venados,
anadones, perrilos. Frutas cocidas, mazamorra, miel, melcochas, golosinas (“como
nuégados”), panecitos “…que se hacen de una como lama que cogen de aquella
gran laguna, que se cuaja y hacen panes de ello que tienen un sabor a manera de
queso…”, a los que Hernández llamó queso de la tierra (Alga spirulina), cañutos
llenos de tabaco con olores de liquidámbar. Había también muchos herbolarios
(Díaz del Castillo 1960, Capítulo XCII: 159).

158
LA AGRICULTURA EN EL SIGLO XVI

Existen numerosos y excelentes estudios sobre la agricultura indígena


novohispana; sin embargo, a pesar del reto que lo anterior significa, abordamos
este tema -aparentemente agotado- partiendo en primera instancia del uso de
fuentes escritas en la época, utilizando de manera distinta la valiosa información
brindada a los estudiosos del tema por el Vocabulario en Lengua Mexicana y
Castellana Compuesto por el muy Reverendo Padre Fray Alonso de Molina, de la
Orden del bienaventurado nuestro Padre sant Francisco, publicado en la ciudad de
México el año de 1571. Además, con materiales de la Historia Natural de Nueva
España del protomédico de Felipe II, Francisco Hernández, publicado en 1574;
también manejamos información de la obra monumental del fraile Bernardino de
Sahagún y de varias obras, que son básicas y ampliamente conocidas por los
estudiosos.

En segunda instancia, para analizar los materiales obtenidos de las citadas


obras, partimos de la consideración de que la agricultura de los siglos XVI y XVII
tiene que comprenderse en su propio contexto y tiempo, sin analogías demasiado
amplias, que partiendo desde nuestra época interpreten el pasado. En tercera
instancia -pero no menos importante- tomamos en cuenta que en estos siglos
acontecieron grandes cambios, donde se mezclaron dos tradiciones agrícolas
distintas, donde los campesinos tuvieron que aprender nuevas formas, métodos y
utilización de tecnología en la actividad agrícola. Hay que considerar que las
plantas y animales del Viejo Mundo se adaptaron no solamente a condiciones
climáticas, ambientales y a una estacionalidad distinta sino también a manejos y
usos que la población nativa en Mesoamérica había desarrollado a lo largo de
varios milenios de evolución y de procesos de adaptación tanto biológica como
sociocultural.

En algunos casos, los procesos de adaptación de las plantas traídas desde


el Viejo Mundo, fueron más largos y difíciles de lo que ahora podemos imaginar.
Por ejemplo, en el siglo XVI entran a Nueva España la naranja dulce (1518), limón,
lima y naranja agria (1531), la manzana (1536), el higo (1530), la pera (1536), el
membrillo (1536), el pomelo (antes de 1580), gracias a la labor de horticultores
especialistas en el manejo de plantas, que estaban ubicados en el valle de
México, Cuernavaca, Texcoco, Puebla, Atlixco y Veracruz (Dunmire 2005: 128).
Muchos de los horticultores fueron los frailes, que en los huertos y huertas de los
conventos se encargaron de la introducción de nuevas plantas y adecuaron sus
manejos a las condiciones climáticas y ambientales del Nuevo Mundo y a la
naciente cocina novohispana. Los cítricos -por ejemplo- se adaptaron rápidamente
al ambiente mexicano y se les encuentra en los huertos de los conventos y
también en los pueblos de indios desde muy temprano en el siglo XVI.

Tampoco fue sencillo el aprendizaje para los indígenas; el manejo de los


animales de tiro y la aplicación del arado a la actividad agrícola se extiende

159
lentamente por Nueva España. En las Noticias estadísticas de la Intendencia de
Veracruz, ya muy tardías porque corresponden al año de 1803, se dice -por
ejemplo- que: “Supuesta la población, será muy conducente excitar por medio de
premios, o el que se estime, a que los labradores introduzcan el arado tirado con
bueyes de que tanto abunda este país, cuyas ventajas son bien conocidas;...”
(Florescano y Gil, 1976, Vol. III: 70). Con mayor facilidad se utilizaron las majadas
para los abonos naturales, ya que existía el antecedente prehispánico del uso de
excremento animal y humano en esta labor tan importante para mantener la
productividad de los cultivos. El uso de almácigos y de regadío fueron labores
también conocidas y manejadas ampliamente por los agricultores prehispánicos,
que se complementan con el estercolado hecho con estiércoles del ganado y las
formas de regadío traídas por los españoles.

El Suelo, sus Usos y Manejos

El suelo era un recurso fundamental; para el uso agrícola se clasificaba según su


color (tierra negra, tierra amarilla, tierra blanca, tierra bermeja), consistencia (tierra
gruesa, tierra delgada) y composición (tierra arenosa, lodazal, tierra pegajosa,
tierra como engrudo). Además, se agregan a estos elementos el relieve (tierra con
pendiente, tierra plana), la productividad (tierra estéril, tierra fértil) y, que las tierras
tuviesen o no regadío. Estas características se relacionaban con la productividad,
el tamaño de las parcelas y el sistema de tributación al que estaban sujetos todos
los pobladores de la cuenca de México. Estudios recientes basados en el análisis
cartográfico y geométrico de las medidas para tierras en los códices Vergara y
Santa María Asunción -de lugares cercanos a Texcoco y correspondientes a los
1540- muestran que el conocimiento detallado de las características del suelo
estaba articulado al sistema de tributación (Williams 2006: 17-42; Williams y Jorge
2001 y 2008)89.

Las sociedades mesoamericanas tenían un conocimiento amplio para


manejar el suelo en grandes proporciones; como lo demuestra la construcción de
sistemas agrícolas como el de chinampas o de camellones. El Vocabulario del
fraile Molina proporciona vocablos que muestran algunos elementos en los que se
basada la clasificación nativa de los suelos y su relación con el manejo de cada
tipo. Como ejemplo tenemos las siguientes palabras: zoquitla que es un lodazal;
iztac tlalzazalic que significa greda, tierra blanca y pegajosa o gruesa; iztac
tlaltzacutli que es la greda, tierra blanca y pegajosa o gruesa; tlalcuiuayan que es
el lugar donde sacan tierra y, xamiscoyan que es el lugar donde cuecen ladrillos
(Molina). Existían oficios y usos específicos que se daban a la tierra, objetos
89
Algo similar ha sido encontrado para las comunidades contemporáneas hablantes de nahua en el
valle de Teotihuacan, donde los ancianos de la región, aún conocen una clasificación de suelos
con 13 unidades, que está basada en la antigua (Gama, McClung, Solleiro, et.al 2005: 95-98).
Nicholas P. Dunning (1990) encontró lo mismo para el área maya. Véase también el escrito de
González J. M. et.al. 2006.

160
producidos con tierra, o con el barro cocido al fuego o secado al sol, muchos de
ellos aplicados a los trabajos de construcción.

En el Vocabulario de Molina encontramos dos términos que se relacionan


con el manejo del suelo para hacer modificaciones en su superficie y
aprovecharlo para fines agrícolas. El primero de ellos es el de estercolar y se
especifica que el lodo utilizado en esta actividad proviene de laguna
(tlazoquipachoani, que significa “…estercolado en cierta manera, con lodo de
laguna…”) y, tlazoquipolectiani que es el vocablo aplicado al “encenagador”.
Sabemos, por ejemplo, que mediante el estercolado se modificó la superficie de
amplias zonas en la cuenca de los ríos Atoyac y Zahuapan, en Tlaxcala, para
conformar superficies planas con desagües hacia los canales y los ríos en
cuestión; el estercolado también se conectaba con los procesos de construcción
de canales y de redes numerosas en ellos, que permitían una mejor distribución
del agua en las zonas de cultivo (González 2008).

Su aplicación a la construcción alcanzó puntos extraordinarios, lo que


puede apreciarse en la arquitectura de zonas arqueológicas –como Comalcalco-
donde el ladrillo substituyó con grandiosidad y belleza la falta de materiales
pétreos en la construcción de ciudades. Entre sus aplicaciones -de acuerdo con
sus componentes y textura- se fabricaron pinturas y colorantes. Existen palabras
para denominar utensilios hechos con distintos tipos suelos –por ejemplo
barrosos- o que estuvieron destinados a la elaboración de materiales de
construcción. Entre estos tenemos: palli que es el barro negro utilizado para teñir
ropa; tapalcacopichtli es una teja de barro; tapalcayoa significa estar algún lugar
lleno de tejas quebradas, o de cascos de vasijas de barro quebradas; tecomatl es
un vaso de barro, como una taza honda; tlaxamixcalmantli es una cosa ladrillada;
tlaxamixcaltectli es también una cosa ladrillada; tleuicolli es un incensario de barro;
xamacalli es un molde para hacer adobes; xoctontli es un puchero de barro, una
olla pequeña; xocuicoltontli es también un puchero de barro o una olla pequeñita;
xomatli y xumalli son sinónimos para una cuchara de barro.

Vocablos Relacionados con Usos del Suelo y los trabajos

Tlazoquialti, embarrador de pared, o enlodador


Tlazoquialtiani, embarrador de pared, o enlodador
Tlazoquinelo, enlodador.
Tlazoquineloani, enlodador.
Tlazoquineloqui, enlodador.
Tlazoquioti, enlodador, o embarrador.
Tlazoquiotiani, enlodador, o embarrador.
Tlazoquiotilli, enlodado, o embarrado.
Tlazoquiui, enlodador, o embarrador.
Tlazoquiuiani, enlodador, o embarrador.
Tlazoquiuiqui, enlodador.

161
Tlapololli, barro amasado, o aparejado para hacer loza, o pared.
Tzotzocolchiuhqui, el que hace cántaros de barro.
Xamitl, adobe.
Xamixcalchiualoyan, lugar donde se hacen ladrillos.
Xamiscalcopinaloyan, lugar donde se hacen ladrillos.
Xamiscalli, ladrillo de barro cocido.
Xanchiua.ni, hacer adobes.
Xancopina.ni, hacer adobes.

La tierra para fines agrícolas

De suma importancia para la agricultura era la calidad de la tierra, su fertilidad y


las características que la hacían apta para el cultivo. De los escritos de Sahagún
(1565 a 1572 aproximadamente) y del Vocabulario de Molina (1571) obtuvimos
información que permite ver la importancia de las tierras fértiles; es decir que eran
buenas para el cultivo del maíz y del trigo; además de los elementos que fueron
relacionados por los grupos nahuas con esta fertilidad, o que la podían obtener a
través de ciertos manejos. Es importante notar el papel del agua en esta serie de
tipos de tierras y de los elementos asociados con la fertilidad, por ejemplo el que
estén abonadas con madera podrida, con plantas, con estiércol, o con los
aluviones procedentes de las avenidas.

El color fue otro elemento importante en la clasificación antigua de los


suelos; también se incluyen características sobre su composición, pendiente y
acceso o no al riego. Para analizar su productividad se aplica el elemento del
color, al que se agrega la consistencia del suelo y el que se contase –o no- con
regadío, como se puede ver en las figuras siguientes. Así tenemos, que las tierras
amarillas eran consideradas como fértiles para la actividad agrícola. El suelo se
mejoraba mediante el estercolado, que con la llegada de los hispanos al Altiplano
central mexicano se convierte en una tarea asociada a los abonos animales, pero
que antes de ese tiempo, se hacía utilizando varios elementos como las plantas
(abono verde), el agua lodo, el lodo, o el agua. Con las informaciones del fraile
Bernardino de Sahagún y el Vocabulario de Molina hemos construido las figuras
23, 24 y 25.

Figura 23
Tipos de suelo
Vocablo: Características: Fuente:
Amilli Tierra de regadío Molina 1571: 5
Atlalli Quiere decir de agua o tierra que se puede regar. Sahagún 1956,
Tierras de riego. Vol. III: 348.
Tierras de regadío. Molina, 1571:8.
Atocpan Tierra gruesa, húmeda y fértil. Molina 1571:9
Callali Que quiere decir tierra donde ha estado edificada Sahagún 1956,

162
alguna casa, y después que se cava y se siembra Vol. III: 347.
es fértil.
Chiyauitl? Tierras húmedas de su natural, por ser bajas, y Sahagún 1956,
aunque no llueva tienen humedad y son fértiles, y Vol. III: 348.
cuando llueve mucho se pierde lo que en ellas se
sembró.
Moxiuhcaua Tierra que se deja de sembrar un año y otro, Molina, 1571:61.
porque no se esquilme.
Tepetlalli Que quiere decir tierra de cuesta. Sahagún 1956,
Se hace bien el maíz. Vol. III: 348.
Tetlalli Quiere decir tierra pedregosa o cascajosa. Sahagún 1956,
Son ásperas y secas. Vol. III: 348.
Se hace bien el maíz.
Tlacoztli Quiere decir tierra amarilla. Sahagún 1956,
Es tierra fértil. Vol. III: 347.
Tlalcuztli Tierra amarilla o medio bermeja. Molina,
1571:123v.
Tlaltzacutle Barro de la laguna de México, el término significa Relación de
“engrudo de barro”. Las azoteas se cubren con él Culhuacán [1580],
y con paja; tienen un enmaderamiento. 1986: 35.
Tlalhuacpan Tierra estéril y seca. Molina, 1571:123v
Tlahuaquiliztli Sequedad, o esterilidad de tierra. Molina, 1571:123v
Xalatoctli Quiere decir tierra arenosa, que el agua hace de Sahagún 1956,
los altos. Vol. III: 347.
Es tierra suave de labrar.
Yectlalpan buena tierra Molina, 1571:35.
¿ Tierra pegajosa buena para hacer barro de Sahagún 1956,
paredes y suelos para los tlapancos, y es fértil y Vol. III: 347.
donde se hace bien el maíz y trigo.

El estercolado se aplicaba a cultivos importantes para la dieta, como las


verduras, hortalizas, chile, maíz –posteriormente se incluye el trigo- es decir, a
aquellos cultivos básicos en la alimentación cotidiana de la población nahua.
Aunque no aparece en la lista de la figura 24, también era conocido el uso de
abono animal obtenido de las aves y de los murciélagos. Una serie de prácticas
formaba parte de la cosmovisión y su relación con los suelos. De aquí la
importancia que los estudios etnopedológicos90 están dando al análisis de los
componentes etnográficos, etnohistóricos, arqueológicos, geográficos,
agronómicos y etnoecológicos en la comprensión de las clasificaciones antiguas
de suelos, lo que ha ocurrido –en mucho- debido al interés inicial de los geógrafos
para realizarlos (Dunning 1990: 1).

Figura 24
El estercolado de los suelos
Vocablo: Significado: Fuente:

90
WinklerPrins y Barrera Bassols (2004: 139-156) han definido a la etnopedología como el estudio
del conocimiento local del suelo y el manejo de la tierra en una perspectiva ecológica.

163
Atoctli Quiere decir tierra que el agua la ha traído. Sahagún 1956,
Fértil para sembrar y donde se hace mucho lo Vol. III: 347.
que se siembra en ella, donde se hace mucho
maíz o trigo.
Es blanda, suelta, hueca y suave. Molina 1571:9.
Tierra gruesa, húmeda y fértil.
Cuitlauia.nitla Estercolar la tierra. Molina, 1571:27v
Quauhtlalli Quiere decir tierra que está estercolada con Sahagún 1956,
maderos podridos. Vol. III: 347.
Fértil, se hace muy bien el maíz y el trigo.
Es suelta, amarilla y hueca.
Tlaatocpachoani Estercolador de las [tierras] sembradas con las Molina 1571:114
avenidas de las aguas.
Tlaatocpacholli. Tierras estercoladas. Molina 1571:114.
Tlalauiac Que quiere decir tierra suave, porque la han Sahagún 1956,
adobado con estiércol. Vol. III: 348.
Tlacuitlauilli Cosa estercolada de esta manera. Molina 1571:120
Tlacuitlauia.ni Estercolar chilli o cosa semejante. Molina 1571:120
Tlatlazollalhuiliztli El acto de estercolar así. Molina 1571:137
Tlatlazollalhuia.ni Estercolar la hortaliza. Molina 1571:137
Tlaatocpachoani Estercolador de las [tierras] sembradas con las Molina 1571:114
avenidas de las aguas.
Tlatlazollalhuilli Verdura estercolada. Molina 1571:137
Tlatlazolhuiani Estercolador de hortaliza. Molina 1571:137
Tlaatocuilli Tierra estercolada con las avenidas de las Molina 1571:114v
aguas.
Tlazoquioachoani Estercolador en cierta manera .f. con lodo de Molina 1571:119
laguna.
Tlazoquioacholli Estercolada cosa así. Molina 1571:119
Tlazotlalli Es tierra donde las hierbas se vuelven en Sahagún 1956,
estiércol, y sirven de estiércol, enterrándolas en Vol. III: 347.
ella.
Es otra manera de tierra fértil.
Zoquipachoa.nitla Estercolar la tierra en cierta manera. Molina 1571:25
¿ Tienen mucho en si la humedad del agua, y por Sahagún 1956,
esto son fértiles. Vol. III: 348.

ESTUDIO DE CASO: LOS SUELOS EN TLAXCALA

Tlaxcala -en la región central- estuvo ocupada por varios señoríos a la llegada de
Cortés y sus compañeros al centro del país; tenía zonas de ladera manejadas
desde tiempos antiguos con terrazas, que se deterioraron y fueron abandonadas

164
con la conquista91. En Tlaxcala, la erosión causada por el hombre está reportada
por arqueólogos e historiadores para épocas tempranas como la prehispánica.
Ángel García Cook (1986) señala: “Durante la época prehispánica los cultivos y la
tala de los bosques para ampliar éstos, o para el uso de la madera, fueron los
elementos básicos en los fenómenos de erosión. “ Para García Cook (1986), en la
época prehispánica hay dos elementos que permiten el control de la erosión: (1) la
siembra de cultivos en laderas y cerros mediante terrazas, cuya altura y anchura
dependían de la pendiente y (2) la fabricación de canales de drenaje, o de control
de la erosión: además elabora una cronología sobre la aparición de técnicas
relacionadas con el control de la erosión como se observa en la figura 25.

Figura 25
Cronología de prácticas relacionadas con el control de la erosión
Época Elemento (práctica) Efecto en el suelo
1600 ac – 1200 Terrazas modificando la Evita o retarda la erosión al
aC pendiente. detener el suelo.
1200 aC – 800 aC Canales en lomas con pendiente “…para tener control sobre
que variaba de 1° a 12° (promedio el agua de lluvia…”.
de 1° a 4°.
Canales para desviar el agua Controlar el agua de las
hacia las barrancas. lluvias.
En la parte superior, o al inicio de
la terraza, continuando el peralte
de la terraza inmediata anterior.
Jagüeyes excavados en tepetate Retener agua y controlar el
y zanjas o estribos. destino del agua acumulada
en las lluvias.
Sistemas de canales de riego a Para controlar agua de
partir de represas. Se encontraron lluvias.
represas en 13% de los
asentamientos.
Diques de 2 a 4 m. de altura en
barrancas de cerros, con drenes
en los extremos para irrigar
terrazas en la pendiente inferior.
Cultura Máximo desarrollo de las técnicas 75% de asentamientos están
Tezoquipan de cultivo e irrigación. No se en lomas y cerros, 50% de
400 aC – 200 dC descubre ninguna otra. ellos en pendientes <3°
Aumenta la captación de agua en (30%) en pendientes de 3° a
jagüeyes. 5° y el 20% en pendientes
>5°.
Chinampas y camellones en Posible cultivo en áreas
lagunas y ciénagas. Diques en mayores, sin aplicar técnicas
ríos asociados a canales para de control de erosión.
irrigar.

91
El abandono se relacionó con el hecho de que los tlaxcaltecas se aliaron a los españoles y se
unieron a su ejárcito, combatieron con ellos para vencer a otros grupos –entre ellos a los
tenochcas- pero dejaron sus tierras abandonadas.

165
Se inicia el cultivo del maguey en Primera etapa de
la orilla de terrazas (formación de destrucción y pérdida de
bordos), reteniendo suelo. suelos causada por
Aparecen instrumentos de piedra actividades humanas.
para trabajar la fibra del maguey y
malacates para hilarlo, lo mismo
que hornos para cocinar los
quiotes del maguey.
200dC – 700 dC Degradación de sistemas
agrícolas. Zonas agrícolas
prehispánicas como las áreas
terraceadas en Tizatlán, en los
cerros Blancos, fueron
abandonadas y, por la pendiente,
la falta de una capa protectora, los
aguaceros torrenciales y/o la
acción del viento, quedaron
rápidamente erosionadas y sus
posibilidades de uso agrícola
decrecieron notablemente.
700 dC-1100 dC Incremento de procesos
erosivos y abandono de
zonas donde declina la
productividad.
1100 dC-1500 dC Continúa la acción erosiva
de suelos agrícolas.

El control de la erosión

Efraím Hernández Xolocotzi (1987) planteó que durante la construcción de


terrazas prehispánicas, los pobladores utilizaron las zonas de tepetate como
basamento para construir sus habitaciones; de la misma forma construyeron los
primeros canales para desviar el agua fuera de las terrazas, debido a que durante
la estación lluviosa el tepetate podía ablandarse y fracturarse fácilmente. De ahí,
también aprendieron que este suelo endurecido podía cortarse y modelarse a su
gusto, mediante la aplicación de agua, lo que ocurriría unos 600 años aC. William
Doolittle (1990) considera que faltan descripciones detalladas de los elementos
asociados con los sistemas de riego en Tlaxcala y que la información arqueológica
del área carece de suficiente evidencia sobre problemas como: antigüedad de los
mismos, descripciones detalladas de sus características (ancho de los muros,
grosor de la base y demás) y complejidad de los sistemas.

Las zonas cultivadas intensivamente (dos o tres cosechas anuales), tanto en


terrazas como en camellones, estaban protegidas a lo largo del año, atenuando
los efectos erosivos del agua y del viento, además de recibir periódicamente
insumos de materia orgánica; tanto agualodo de los canales y zanjas, como abono

166
verde de restos vegetales, además del abono proveniente de las heces humanas y
de algunos animales domésticos (aves) o silvestres (murciélagos). Los magueyes
en los bordos permitieron retener la tierra en las terrazas. Hernández X. (1987)
propuso los introdujeron en Tlaxcala grupos de origen chichimeca (otomí),
procedentes de las zonas áridas (noroeste); lo que ocurriría 600 a 800 años antes
de la llegada de los españoles a Mesoamérica (Posclásico)92.

La utilización prehispánica de la coa –o bastón plantador- en la agricultura,


hizo que los terrenos que no se terracearan, estuviesen cubiertos con maleza, ya
que sólo quedaba al descubierto el área aledaña al agujero por donde entraba la
punta endurecida del instrumento. Así, el suelo agrícola de zonas no terraceadas
estuvo protegido de fenómenos relacionados con la erosión. Los sistemas
agrícolas de terrazas estaban asociados a la construcción de bordos de tierra,
hileras de zanjas y canales y la incorporación de materia orgánica sobre las
parcelas de cultivo, que requerían elevados niveles de fuerza de trabajo. Es
probable que las fluctuaciones demográficas estuvieran relacionadas con el uso y
abandono de zonas de manejo difícil por sus suelos anegadizos, como ocurría con
los humedales del suroeste tlaxcalteca.

El ciclo y las actividades agrícolas a principios del siglo XVI

Según la información extraída de las fuentes, las actividades agrícolas incluyen


una serie de labores muy variadas, que van desde la ruptura del suelo –
preparándolo para la siembra- desyerbar, construir plataformas de cultivo, hacer
almácigos (chapines), quemar los campos; hasta realizar siembras de cultivos
especiales (chile, frijol, haba, chía, maguey, nopal); lo que prueba que algunos
como –por ejemplo- el haba y el trigo se introdujeron en la agricultura novohispana
en época temprana. Los cultivos como la chía aún seguían siendo parte de la
agricultura tlaxcalteca en el siglo XVI. De hecho, el trigo se introduce en Tlaxcala
en 1523, mientras que la cebada y el haba lo hacen antes de 1550 (Dunmire 2005:
126-127).

Para fines del siglo XVI el arado y las labores relacionadas con él se habían
integrado en la agricultura nahua. Los suelos se clasificaban según sus
características de humedad, arenosidad, sequedad, color, o por el relieve donde
se ubicaban (planos, laderas, altos) se abonaban con madera podrida, hierbas,
estiércol y de manera natural por la avenida de las aguas (suelos aluviales). Había
una agricultura de regadío y otra de secano. En ambos casos, el cultivo tenía un
ciclo que comenzaba con la quema de los campos, seguida por la ruptura del
suelo, haciendo camellones que a su vez estaban subdivididos en caballetes, o
surcando con arado. Se sembraba en marzo y el segundo ciclo agrícola ocurría

92
Esta idea difiere de la expresada por Parsons y Parsons (1990), quienes piensan que el maguey
fue la planta que permitió la expansión de las sociedades agrícolas mesoamericanas hacia el norte,
durante el Clásico y el Posclásico.

167
desde el otoño y llagaba al invierno, entre los meses de noviembre a enero; se
colocaban de cuatro a cinco granos por agujero que habían sido hechos ad hoc; el
trigo podía sembrarse al voleo (Hernández 1959, Obras, Vol. II, Libro 6°: 289).

Había resiembra –además de la siembra de majuelos- como parece haber


ocurrido con el maguey. En el caso del nopal se sembraban las hojas, tomando en
cuenta la dirección del viento. Al maíz recién sembrado se le ponía tierra alrededor
para sostener la planta; se hacían dos deshierbes durante la etapa de crecimiento
de las plantas. El maíz se deshierbaba poco antes de que las plantas estuviesen
maduras y listas para la cosecha y se arrancaba la maleza de raíz, utilizando para
ello las manos93, lo que resultaba en una menor extracción del suelo en el sistema.
Después de la cosecha había repizca (rebusca) de maíz94. Luego el grano era
almacenado.

Francisco Hernández (1959, Obras, Vol. II, Libro 6°: 289) dijo que “…según
las diversas regiones, que entre estos indios varían mucho a poca distancia
debido a la situación de las tierras y al intervalo casi igual de los días y las noches,
[el maíz] se cosecha más tarde o más pronto y se guarda desgranado.” No
sabemos si esta práctica se realizaba solamente en la cuenca de México, o era
común a otras partes; pero era muy diferente el almacenaje y conservación del
grano, que en épocas posteriores, donde el maíz se guardaba entero y se
desgranaba según las necesidades de la familia.

Las plagas

El almacenamiento del maíz y del trigo tenían algunos problemas de plagas, por
ejemplo se anota en el Vocabulario, la presencia de: (1) gorgojo (Yacatotona,
Yacatototl en Molina 1571:30v); (2) gorgojo que come el trigo (yacatototl,
yacatotona, ocuilin en Molina 1571: 66); (3) gorgojo pequeño (yacatototótli,
yacatotonato, cuiltontli, ocuilton en Molina 1571: 66) y (4) gorgojuelo (Yacatotontli
en Molina 1571:30v). Algunas de estas plagas para los cultivos se utilizaban como
alimento, como ocurría con el gusano rojo del maguey y los chapulines. La
información también indica la existencia de otras plantas que –como el maguey-
también tenían plagas, como ocurría –entre otros animales- con los gusanos.
Estos eran consumidos y esa situación ponía en las plagas un buen elemento de
control; Sahagún (1956) también menciona varias plagas de los cultivos:

1. Cuitlaazcatl. Hormigas que se crían en los muladares y en las raíces


de los magueyes (Sahagún 1956, Vol.3: 276).
93
Según conversación con el Dr. Ramón Mariaca Méndez, investigador del ECOSUR, unidad San
Cristóbal Las Casas, en los Altos de Chiapas aún se encuentran zonas donde el deshierbe se
realiza arrancando las hierbas con las manos.
94
Aunque no sabemos si en esos tiempos –como ocurre actualmente en varios lugares de Tlaxcala
y Michoacán- tenía como objetivo nivelar la economía de los que tenían menos tierra o eran más
pobres (González 2003).

168
2. Escarabajuelo. Comen las flores de calabaza (Sahagún 1956, Vol. 3:
281).
3. Gusanos de maguey llamados meocuili que son muy blancos y
críanse en los magueyes, agujéranlos y métense dentro, y van
comiendo y echando la freza por el agujerito por donde entraron
“…Son muy buenos de comer…”. (Sahagún 1956, Vol. 3: 280).
4. Gusanos de maíz. Se crían dentro de las mazorcas cuando verdes, y
cómenlas y destruyénlas, “…son de comer…”. (Sahagún 1956, Vol.
3: 280).
5. Gusanos que en Castilla la Vieja llaman corralejas, que se crían en
las viñas; matan cuando muerden, llámanlos tlalxiquipilli (Sahagún
1956, Vol. 3: 277).
6. Gusano de hierbas: quilocuilin, zaca ocuilin (Molina 1571:67).
7. Gusano de maíz en mazorca: cenocuilin, cin ocuilin (Molina 1571:
67).
8. Gusanos que se crían en los árboles de tunas y en las mismas tunas;
dáñanlas (Sahagún 1956, Vol. 3: 280).
9. Gusanos que llaman quauhcuilin, son muy blancos y viven dentro de
la madera donde se crían, comen y mueres. Barrenan el madero y
por eso les llaman carcoma (Sahagún 1956, Vol. 3: 281).
10. Langosta: chapulin, acachapulin, acachatl (Molina 1571: 76; es
mencionada también en el Códice Florentino y en Sahagún 1956,
Vol. 3: 279).
11. Meocuilin (Molina 1571:55v).
12. Nextecuilin. Gusanos que se crían debajo de la tierra, cuando no
llueve roen las raíces del maíz y sécase (Sahagún 1956, Vol. 3: 280).

Sobre Diversidad y Algo más en los Sistemas Agrícolas

La agricultura en sistemas de regadío, -chinampas o camellones- incluía la


subdivisión de la tierra en unidades de cultivo, que en esos tiempos eran
denominadas caballetes y que actualmente se conocen como franjas, o como
melgas. El ciclo agrícola se iniciaba desde la conformación de almácigos y su
trasplante mediante chapines a los campos de cultivo. Sabemos que el chile, los
cebollinos y los árboles eran también trasplantados. Se estercolaban la tierra, los
cultivos de chile y la hortaliza. También se practicaba el cultivo en vegas al que se
denomina Ixtlauacam milli (Molina 1571:48v) y Tlauelmayan (Molina 1571:144v).
Los sistemas agrícolas estaban adaptados a las condiciones locales del suelo y la
disponibilidad de agua. Figura 26.

169
Figura 26
95
Denominación Nahua para los sistemas agrícolas
Vocablo: Significado: Fuente:
Tlalacalli Era de huerta sembrada de hortaliza o de Molina, 1571:123v
semilla.
Tlaquauaquilli milli Heredad plantada de estacas o plantas de Molina, 1571:133v
olivas.
Tlaquauhtoctli milli Heredad plantada de estacas o plantas de Molina, 1571:133v
olivas, o de otras plantas.
Tzapoquauhtla Arboleda o lugar de frutales [Huerto]. Molina, 1571:151v

Los sistemas agrícolas producían plantas básicas, destinadas a la


alimentación. Tenían gran diversidad y una idea de ésta se deriva de la
información que anotamos en las figuras 26, 27, 28, que incluyen en total a 32
variedades de quelites, ocho de calabazas, dos verduras, dos tipos de granos,
ocho de chiles, nueve de nopales, cuatro hierbas y nueve de tomates, además de
las siete condimenticias y/o aromáticas. Muchas de las plantas aromáticas
procedían de zonas tropicales, pero eran de amplio consumo en la cuenca de
México. La lista de plantas recopilada para la cuenca de México incluye más de
60 cultivadas, que se sembraban en huertos o en parcelas; además de dos
silvestres que se recolectaban. Con la lista, se demuestra la variedad de
adaptaciones que algunas de estas plantas tuvieron y los usos específicos para
que se destinaban. En el siglo XVIII poco a poco los quelites pierden su
importancia en la cuenca de México, siendo sustituídos por las coles y lechugas.
Figura 27.

Figura 27
Las Plantas alimenticias: los quelites y otras hierbas
Nombre Como se comían Lugar Fuente
Los quelites y otras hierbas
1. Acacapaquílitl, o Se come como hortaliza, cruda Vive todo el año Hdez.
verdura que crepita o cocida. en la laguna 1959,
en las aguas. mexicana. Obras,
Tomo II,
Libro I°:
31.
2. Acaquílitl, o verdura Hierba palustre comestible. Nace junto a las Hdez.
semejante a la caña. aguas 1959,
estancadas, en Obras,
lugares Tomo II,
templados, Libro I°:
principalmente 32.
en la laguna
mexicana.

95
En figuras anteriores se incluye la huerta de hortalizas y el trigal, que no se repiten en esta otra
figura, pero que se consideran en el texto.

170
3. Segundo Acaquílitl. Es comestible, como lo indica su Nace en Hdez.
nombre. lugares 1959,
pantanosos y Obras,
acuosos. Tomo II,
Libro I°:
37.
4. Acuitlalpali Es parrada y larga; son buenas Crece a la orilla Sahagún
de comer cocidas. del agua. 1956, Vol.
2: 295.
5. Achochoquílitl, o Es comestible, crudo o cocido, Nace en el lago Hdez.
verdura suave. es alimento frío, húmedo y mexicano, y 1959,
agradable. llena luego las Obras,
mesas de los Tomo II,
pobres. Libro 3°:
113.
6. Amamalacotl o Hierba palustre de hojas Se encuentra Hdez.
disco de agua. redondas parecidas a las de en abundancia 1959,
ombligo de Venus. Es en la laguna Obras,
comestible, buena contra las mexicana. Tomo II,
fiebres. Libro 3°:
116.
7. Axoxoco Hierba que tiene hojas largas y S/d. Sahagún
anchas; cómense cocidas y son 1956, Vol.
sabrosas y agrias. 2: 295.
8. Axoxoquílitl Hierba que se come cruda. Si Hácese cerca Sahagún
los muchachos(as) la comen se del agua. 1956, Vol.
hacen impotentes para 2: 296.
engendrar, pero después de
grandes todos la comen con
seguridad. Es verde clara y
buena de comer.
9. Coyocuexi Hierba semejante al uitzquílitl, S/d. Sahagún
no es espinosa, tallece y florece. 1956, Vol.
No la usan comer los 2: 297.
muchachos(as), es amarga y
empece la garganta.
10. Chichicaquílitl Hierba comestible muy tierna, Críase cerca Sahagún
con raíces blancas, es algo del agua y en 1956, Vol.
amarga. tierra dulce y 2: 297.
labrada.
11. Eloquíltic. Tiene raíz gruesa y larga, de S/d. Hdez.
donde nacen tallos leonados 1959,
con hojas como de albahaca, Obras,
aserradas y en el extremo de las Tomo II,
ramas flores espigadas y algo Libro 8°:
blanquecinas. Hace las veces 366.
de hortaliza, de donde le viene
el nombre.
Sahagún
Es muy verde y muy tierna, 1956, Vol.
engendra flores y es muy 2: 296.

171
sabrosa.
12. Etenquílitl, o Hierba de los frijoles que se S/d. Sahagún
ezoquílitl. derrama cuando los cogen; 1956, Vol.
cómese cocida. Son las hojas y 2: 296.
ramas de los frijoles; son poco
ásperas y vellosas; cómense
crudas, provocan regoldar.
13. Exixi Hierba quemosa, con hojas S/d. Sahagún
pequeñitas, cómese cruda y 1956, Vol.
cocida. Hacen con ella tortillas y 2: 297.
tamales. Su semilla es amarilla,
cómenla mucho. Hacen atolli o
mazamorra de ella. Es medicinal
y purifica los intestinos.
14. Hoauhquílitl o Hdez. dice que hay cuatro Huertos y Hdez.
Hoauhtlil, o verdura variedades: jardines. 1959,
con semilla dispuesta • Hoauhtli o Hoauhquílitl Obras,
en penacho. que se siembra en los Tomo II,
huertos y jardines. Libro 9°:
• Tlapalhoauhquílitl o 389.
tlapalhoauhtli; con raíz
Huauhquílitl o bledos. gruesa, corta y fibrosa de
donde nacen tallos rojos Sahagún anota Sahagún
con hojas rojas también, que se come 1956, Vol.
oblongas y aserradas, cocida, es muy 2: 295.
las cuales se comen verde, sabe a
[¿Huautli?] cocidas y son de buen cenizos de
sabor. España,
• Nexhoauhtli, que es “exprímese del
todo verde y comestible. agua en que se
• Chicoauhtli, que por su cuece para
amargor no se cuenta comerse”:
entre las hortalizas y es hácense
de hojas verdes con tamales
púrpura y flores escarlata (quiltamalli),
y otros muchos que no tortillas,
se utilizan y que el
protomédico dice que
“…no juzgué que
debieran tenerse en
cuenta…”.
Con las variedades Hoauhtli y
Nexhoauhtli, preparan unas
bolas y el michihoauatolli (tipo
de atole).
15. Iztacquílitl Es bajuela y acopadilla, tiene S/d. Sahagún
sabor de sal; cómese cocida y 1956, Vol.
cruda. 2: 296.
16. Itzmiquílitl Es parrada, tiene las ramillas S/d. Sahagún
grandezuelas y las hojas 1956, Vol.

172
redondas y llanas. Se come 2: 295.
también cocida.
17. Mamaxtle Semejante a la hierba llamada Hácese a la Sahagún
acuitlalpali. Cómese cocida y es orilla del agua. 1956, Vol.
sabrosa. 2: 295-
296.
18. Mizquílitl Es altilla y muy verde, tiene las S/d. Sahagún
hojas arpadas; es sabrosa de 1956, Vol.
comer (cocida). 2: 295.
19. Mozoquílitl Es muy verde y tierna, es S/d. Sahagún
vellosa y muy sabrosa. 1956, Vol.
2: 296.
20. Papaloquílitl Hierba olorosa y sabrosa con Hácense en Sahagún
hojas redondas. tierras 1956, Vol.
calientes. 2: 297.
21. Popoyauhquílitl o Hierba comestible, o un género Nace en Hdez.
hierba matizada. de verdura que suelen mezclar lugares 1959,
Llamada también en los tamales o panes de templados, Obras,
tzihuinquílitl. carne. Cocido es un alimento como los Tomo II,
vulgar y calorífico. Parece mexicanos. Libro 2°:
pertenecer a las especies de 79-80.
lirio.
Sahagún también la Nace a la orilla Sahagún
llama Popoyauh Tiene hojas arpadas y azules; del agua. 1956, Vol.
es buena de comer cocida. Es 2: 295,
como mata, pintada de negro y 297.
verde, cómese cruda y cocida,
amásanla con maíz y hacen
tortillas de ella.
22. Quauheloquílitl Es muy tierna y buena de Es silvestre, Sahagún
comer. nace en los 1956, Vol.
tunales. 2: 296.
23. Quauitzquílitl Cardos silvestres, son Es silvestre, Sahagún
espinosos y comestibles. nace en las 1956, Vol.
montañas. 2: 297.
24. Quiltonilli Tiene hojas anchuelas cuando S/d. Sahagún
es pequeña. Es hierba 1956, Vol.
comestible. Cuando es grande 2: 295.
llámase petzícatl. Se cuece con
salitre (tequixquitl) y se exprime
del agua para comerse. Cría
una semilla negra llamada pítzil.
25. Tacanalquílitl Su raíz se llama tacanalli, es de Hácese en los Sahagún
color ceniza, cómese cocida y montes. 1956, Vol.
asada. 2: 295.
26. Tepicquílitl Con hojas larguillas y S/d. Sahagún
puntiagudas; si comen mucha 1956, Vol.
dan cámaras. 2: 296.
27. Tlalatezquílitl. Hierbecilla de raíz cabelluda, Nace en Hdez.
con muchos tallos y hojas México, en 1959,

173
pequeñas, flores amarillas. Es lugares Obras,
comestible y parecido de sabor húmedos y Tomo III,
al sisimbrio, del cual parece ser palustres. Libro 19°:
especie. 207.
28. Tlalayoquílitl Son calabazas silvestres; S/d. Sahagún
cómense cocidas. 1956, Vol.
2: 296.
29. Tzayanalquílitl Hierba con ramas huecas y Se hace en el Sahagún
arpadas, es buena de comer, se agua. 1956, Vol.
come cruda. 2: 296.
30. Tzitziquílitl Hierba que se come cruda, es S/d. Sahagún
muy tierna, hace flores y semilla 1956, Vol.
es verde oscura y es muy buena 2: 296.
de comer.
31. Tzonquílitl Hierba muy verde, tiene cañitas Críase cerca Sahagún
huecas como la hierba axalli. del agua. 1956, Vol.
Cuando se masca suena entre 2: 296.
los dientes cuando la comen.
32. Ueyquauhquílitl Cómense cocidos y son S/d. Sahagún
sabrosos y antes de cocerse 1956, Vol.
son amargos. 2: 296.
33. Uitzquílitl Cardos de la tierra, con espinas. Hácese a la Sahagún
Las hojas de abajo son orilla del agua. 1956, Vol.
cenicientas y las de arriba Son hortenses. 2: 297.
verdes. Son buenas de comer;
tiene dentro hilachas como los
cardos de Castilla.
34. Xaltomaquílitl Son calabazas silvestres; S/d. Sahagún
cómense cocidas. 1956, Vol.
2: 296.
35. Xoxocoyolli Son las acederas de esta tierra. S/d. Sahagún
Son acedasy cómense cocidas 1956, Vol.
y crudas. 2: 297.
36. Xoxocoyolpantla Hierba que tiene los pies altos y S/d. Sahagún
delgados y las hojas redondas y 1956, Vol.
anchas. Las hojas que están a 2: 297.
la punta del pie son sabrosas de
comer.
37. Hierba con los pies gordos y Nace esta Sahagún
Xoxocoyolcuecuepoc redondos, hojas ralas, florece. hierba cuando 1956, Vol.
Es sabrosa como los jitomates. comienza a 2: 297-
llover. 298.
38. Xoxocoyoluiuila Es parrada, tiene las hojas S/d. Sahagún
chicas y redondas, es sabrosa. 1956, Vol.
2: 298.
39. Zazálic persicario. Hierba con raíces semejantes a Regiones Hdez.
cabellos, de donde salen tallos templadas y 1959,
verdes con algo blanquecino, y lugares Obras,
en ellos hojas como de húmedos y Tomo II,
melocotón, pero aserradas, de lacustres. Libro 5°:

174
donde sale el nombre. Flores al 259.
extremo de las ramas, amarillas
y dispuestas en ramos. Es
comestible.

La desaparición de variedades de plantas cultivadas tuvo mucho que ver


con el gusto por consumir ciertos alimentos -por parte de los españoles- y por los
nuevos gustos adquiridos por los nativos; es decir, con las necesidades del
mercado, de las nuevas actividades económicas –como minas, obrajes y
agricultura para el comercio-. También estuvo relacionado con el sistema de
tributación en especie, que favorecía la presencia de ciertas plantas y animales.
Junto con la flora y la fauna del Viejo Mundo, entran también otras formas de
cocinar alimentos y de consumo –tanto cotidiano como para fiestas-. La dieta
indígena se modificó con la introducción de la carne de res, cerdo, cabra y oveja;
además de la manteca de cerdo. Algunas regiones tuvieron impactos mayores,
como aconteció con las zonas mineras de Nueva España, donde el consumo de la
carne de vaca se generalizó.

Figura 28
Las Plantas alimenticias: calabazas, verduras, semillas y demás
Nombre Como se comían Lugar Fuente
Las calabazas
1. Ayotli o calabaza Es hueca y al golpearla produce Nacen en los Hdez.
india. un sonido que lo indica. La pulpa huertos, lugares 1959,
1ª variedad es el es blanca, con fibras y casi húmedos y Obras,
tzilacayotli o adherida a la cáscara; su semilla cultivados. Los Tomo II,
calabaza que es negra y mediana. renuevos y las Libro 2°:
suena. Algunos la Todas las variedades comestibles flores sirven a 50-51.
llaman proporcionan nutrición fría y los indios como
cuicuilticayotli, o húmeda, buena para la mesa y hortalizas,
calabaza pinta, o apropiadas para alimentar a los principalmente
calabaza pipiana, o que padecen fiebras y ardor de con jugo de
calabaza pipián. riñones, aunque preparadas con carnes gordas.
azúcar son menos saludables y Nacen al llegar
agradables que las nuestras. las lluvias,
aunque durante
Dice Sahagún que se comen las todo el año
(Cucurbita flores (ayoxochquílitl) cocidas y brotan y son Sahagún
argyrosperma las extremidades de las ramas, alimento entre 1956, Vol.
Huber)96. que también se comen cocidas. los mexicanos. 2: 295.
2. Ayotli o calabaza Es buen alimento. Se llama así Ibid. Hdez.

96
Las identificaciones de calabazas fueron tomadas del artículo de R. Lira Saade (Herbario
Nacional de México) y S. Montes Hernández (CIFAP, SATH de Celaya, Guanajuato, México) en su
artículo “Cucúrbitas (Cucurbita spp.); Cultivos Marginados, otra perspectiva de 1492, Roma: ONU-
FAO, 1992.

175
india. 2ª variedad porque tiene figura oblonga y 1959,
llamada cozticayotli pulpa amarilla. Obras,
o calabaza amarilla. Tomo II,
Algunos la llaman Cuando su corteza cambia de Libro 2°:
hacayotli y color (de verde a amarillo) se 51-51.
hoeyacayotli. llama cozticecayotli.
3. Ayotli o calabaza La pulpa es de una cuarta de Ibid. Hdez.
india. 3ª variedad se grueso, amarilla y muy agradable 1959,
llama tamalayotli como vianda. Se llama así por ser Obras,
Algunos le llaman muy amplia y de forma Tomo II,
tzonayotli. redondeada. Tiene la corteza Libro 2°:
[Una variedad de dura, pulpa amarilla y semillas 50.
Cucurbita blancas.
moschata]
4. Ayotli o calabaza La pulpa es amarillo pálido con Del tamalayotli Hdez.
india. 4ª variedad semilla blanca y ancha. Se dice hay una 1959,
también se llama que esta calabaza es medicinal y variedad Obras,
tamalayotli. cura las hemorroides. oblonga, Tomo II,
Algunos le llaman leonada, de Libro 2°:
iztacayotli. pulpa roja 50-51.
Se cultiva en milpas junto con comestible y
maíz, frijol y alguna(s) otra(s) semilla blanca,
especie(s) de calabaza(s). que nace en las
(Cucurbita También se cultiva sola, en regiones
moschata) huertos. cálidas.
5. Ayotli o calabaza Con pulpa roja, de dos dedos de Ibid. 1ª a 3ª Hdez.
india. 5ª variedad gruesa. Tiene forma de melón. variedad. 1959,
llamada Obras,
quauhayotli. Tomo II,
Libro 2°:
51.
6. Ayotli o calabaza Con pulpa fibrosa inútil como Ibid. 4ª Hdez.
india. 6ª variedad alimento, pero se comen sus variedad. 1959,
llamada tzonayotli o semillas que son de color blanco, Obras,
calabaza cabelluda. verde o amarillo. Tomo II,
Libro 2°:
51.
7. Ayotli o calabaza Con pulpa blanca y fibrosa, de Ibid. 4ª Hdez.
india. 7ª variedad dos dedos de grueso, comestible variedad. 1959,
llamada y saludable. La semilla es blanca Obras,
iztactzilacayotli. y ancha. Tomo II,
Libro 2°:
[Cucurbita ficifolia] 51.
8. Ayotli o calabaza Una de las más grandes, con Ibid. 4ª Hdez.
india. 8ª variedad semilla blanca y alargada; la pulpa variedad. 1959,
Llamada tlilticayotli. es amarilla clara, de tres dedos de Obras,
gruesa. Tomo II,
Libro 2°:
51.
Verduras:
1. Chayotli, o planta El fruto se come cocido y se Planta Hdez.

176
con frutos vende en los mercados; el haba trepadora 1959,
semejantes a interior tiene sabor a bellota propia de Obras,
erizos. cocida, con algo de marino, como lugares Tomo II,
de ostras asadas, aunque también templados, Libro 2°:
se parece a las batatas cocidas o cultivados y 54.
a las castañas. hortenses,
Con pulpa blanca que encierra
una como bellota, almendra o
[Parece que se trata haba. No es del todo malo ni
del chayote desagradable como alimento,
espinudo]. pero no tiene que yo sepa, ningún
otro uso.
2. Chiantzotzolli o La semilla se condimenta con Nace Hdez.
planta que se azúcar y miel, se le agregan dondequiera 1959,
hincha en la almendras peladas o semillas de que se siembre, Obras,
humedad. melón, o de otras plantas y se principalmente Tomo II,
hace una bebida refrescante en lugares Libro 2°:
llamada chianzotzollatolli, eficaz cultivados, 69-70.
para mitigar el ardor de la fiebre, regados y
constituye un alimento bueno y acuosos.
agradable. Era muy estimada en
tiempos de guerra y se llevaba un
saco lleno de ella. Mezclada con
harina de maíz tostado y molido
se conservaba más tiempo. Se
mezclaba con miel de maguey y
algo de pimiento.
Nochtli o nopal
1. Nochtli o género Surte con mucha frecuencia las Provincia Hdez.
de tunas, o árbol mesas de sanos y enfermos. mexicana. Hay 1959,
pala, o higo índico. Proporcionan un alimento cultivadas y Obras,
agradable y refrescante; las hojas silvestres. Tomo II,
cocidas y condimentadas con chilli Las silvestres Libro 6°:
constituyen una vianda fría. Su nacen en 311-312.
raíz, hojas y fruto son refrescantes lugares
y medicinales. Las hojas también montuosos y en
se usan para extraer su jugo y lugares fríos,
untar con él las ruedas de los templados o
carros para impedir que se cálidos.
quemen por el excesivo
movimiento.
Las variedades se distinguen por
las flores, difieren además por el
tamaño y forma de las hojas y de
la planta entera, pues todas
alcanzan sólo el tamaño de un
arbusto, con excepción del
zacanochtli y el xoconochtli que
tienen a veces la altura de un
árbol. Florecen al comienzo de la
primavera, nacen enterrando las

177
[Opuntia spp.] hojas de cualquier modo, u
oprimiéndolas en la tierra con los
pies y sin necesidad de cuidado
echan raíces y alcanzan el
crecimiento debido. Hay en la
provincia mexicana 7 especies o
géneros de tunas.
2. Iztacnochtli o 1ª Su fruto es blanco y espinoso, Ibid. Hdez.
especie de nochtli. tiene hojas redondas, pequeñas, 1959,
lisas, o con espinas ralas, flor Obras,
amarilla. Tomo II,
Libro 6°:
312.
3. Coznochtli o 2ª Da fruto amarillo, tiene hojas Ibid. Hdez.
especie de nochtli. amplias, redondas, con muchas 1959,
largas espinas, flor escarlata con Obras,
los extremos amarillentos y fruto Tomo II,
escaso. Libro 6°:
312.
4. 3ª especie Hojas angostas, oblongas, Ibid. Hdez.
Tlatonochtli o tuna sumamente espinosas y algo 1959,
blanca tirando a purpúreas, lo cual es peculiar a Obras,
bermejo. este solo género, pues todas las Tomo II,
demás tienen hojas verdes. Flor Libro 6°:
amarilla por fuera y por dentro del 312.
mismo color que la tuna.
5. 4° género Hojas delgadas, angostas y Ibid. Hdez.
tlapalnochtli o tuna oblongas, más pequeñas que las 1959,
escarlata. precedentes y menos espinosas, Obras,
flor blanca com bermejo, pequeña Tomo II,
y fruto no muy espinoso y de color Libro 6°:
escarlata fuego. 312.
6. 5° género Hojas descoloridas de forma oval, Ibid. Hdez.
tzaponochtli por su con algunas espinas, flores 1959,
semejanza con el amarillas con blanco y tirando al Obras,
fruto que los escarlata. Tomo II,
mexicanos llaman Libro 6°:
tzápotl. 312.
7. 6° género Alcanza el tamaño de un árbol, Silvestre Hdez.
zacanochtli. hojas redondas, pequeñas y 1959,
espinosas, fruto silvestre amyor Obras,
apenas que una nuez, Tomo II,
sumamente espinoso y flores Libro 6°:
amarillo pálido. 312.
8. 7° género Semejante al anterior, pero com Silvestre Hdez.
xoconochtli. hojas y frutos ácidos, de donde 1959,
toma el nombre. Obras,
Tomo II,
Libro 6°:
312.
9. Netzollin o planta Planta espinosa con fruto y flor de S/d. Hdez.

178
que da fruto tuna. La flor es roja y está en la 1959,
gemelo, parecido a unión misma de las partes del Obras,
la tuna. tallo; las raíces son numerosas y Tomo II,
semejantes a fibras. Se alimentan Libro 6°:
los indios con el fruto mezclado al 313.
atolli, o hecho tortas cuando hay
escasez de víveres.
Las raíces comestibles
1. Cacómitl Hierbecilla con raíz redondeada y Nace en el Hdez.
fibrosa semejante a uma cebolla campo 1959,
pequeña y cubierta de unas telillas mexicano. Obras,
leonadas, de donde brota um Tomo II,
tallito cilíndrico y leonado también, Libro 4°:
con nudos en que nacen hojas 223.
alternas parecidas a las de puerro,
largas y angostas, con nervaduras
longitudinales y hasta cierto punto
parecidas a las de grama […]. La
raíz se vende cocida en los
mercados, se come, tiene sabor
de castañas cocidas, y es al
parecer de alimento y virtudes y
temperamento semejantes.
2. Ocoquílitl, La raíz es comestible, tiene sabor Texcoco y Hdez.
chichicaquílitl, o a zanahoria resinoso. Atatacco. 1959,
verdura amarga, o Obras,
verdura que sabe a Tomo II,
resina. Libro 3°:
111.
3. Ocoquílitl, o Raíz como de rábano, comestible, Texcoco. Hdez.
hierba resinosa. de sabor resinoso. 1959,
Obras,
Tomo II,
Libro 3°:
112.
4. Xalalaquílitl. Hierba con raíz como de rábano. Nace en Hdez.
Es comestible. Xochimilco. 1959,
Obras,
Tomo III,
Libro 20°:
214-215.
Las semillas y los granos
1. Chimalácatl Las semillas hacen de grano, Nace en Hdez.
peruano, o grande, molidas, hechas pan y asadas. cualquier lugar 1959,
o flor del sol llano y Obras,
campestre; de Tomo II,
preferencia en Libro I°:
[Por el dibujo es un los campestres 32.
girasol]. y cultivados.
2. Tlaolli o maíz, o Tiene muchas variedades que se Lugares Hdez.
trigo indio, o grano distinguen por el color, tamaño, cultivados. 1959,

179
turco. suavidad de los granos que Obras,
colman las espigas. Se Tomo II,
encuentran muchísimas de granos Libro 6°:
blancos, otras de granos 288-292.
amarillos, muchas de granos
negros o purpúreos, o rojizos, o
azules, o de varios colores
mezclados; y hay otras, en fin,
que aunque son de granos
blancos como las primeras, los
tienen mucho mayores, más
tiernos y en espigas tres veces
más grandes.
Plantas condimenticias y aromáticas
1. Cuechxóchitl o Árbol que mana leche, del tamaño Hdez.
flor de caracol. del cidro que llaman naranjo y con 1959,
hojas parecidas, pero mayores y Obras,
que brotan solo en los extremos Tomo II,
de las ramas; nacen del tronco 7 u Libro 6°:
8 ramillas ornadas de flores 284.
oblongas con hojas mitad rojas y
mitad amarillas. Solo se usa la flor
por su aroma, pues aumenta la
espuma del cacáotl, es decir,
echada en dicha bebida multiplica
las burbujas, que son su principal
atractivo entre los indígenas.
2. Eloxóchitl o flor Árbol grande con tallos estrigosos, Nace en Hdez.
de élotl. hojas como de gordolobo y flores regiones frías o 1959,
algo parecidas a las del templadas, Obras,
yoloxóchitl. Una hoja de su flor, principalmente Tomo II,
que es hermosísima, olorosa y en lugares Libro 8°:
muy estimada por los indios, suele húmedos y 368.
agregarse al cacáhoatl para junto a las
templar la frialdad de su poción y corrientes de
realzar su buen olor. Las hojas agua.
son calientes en 3er grado.
3. Epázotl, o hierba Hierba con raíces ramificadas, de Nace en los Hdez.
olorosa. donde nacen tallos de un codo de huertos de 1959,
largo, hojas oblongas, creneladas regiones Obras,
y rojizas. Semilla en espiga. Es templadas y Tomo II,
acre, olorosa y calorífico en 3er cálidas. Se le Libro 8°:
grado. Es comestible crudo o cultiva por su 369.
cocido y agregado a las comidas gran utilidad.
fortalece y alivia a los asmáticos y
enfermos del pecho.

180
4. Mecaxóchitl Para bebida llamada atextli, que S/d Hdez.
es un compuesto que se prepara 1959,
con semilla de cacaotl crudo o Obras,
Viesca (1999, N° tostado, bien molido y mezclado Tomo II,
39: 32) la identifica con maíz. Libro 6°:
como vainilla. 305.
5. Teonacaztli Flores muy olorosas, muy Son propias de Sahagún
hermosas y provechosas, que son las florestas. 1956, Vol.
especie aromática que se usa 3: 331.
mucho para beber el cacao.
6. Tlilxóchitl. Planta voluble con hojas como de Nace en Hdez.
llantén, pero más carnosas y regiones 1959,
[Vainilla]. lasrgas, de color verde obscuro cálidas Obras,
que brotan alternadamente a uno abrazado a los Tomo II,
y otro lado del tallo y vainas árboles Libro 6°:
largas. Para bebida llamada húmedos97. 305.
atextli, que es un compuesto que
se prepara con semilla de cacáotl También
crudo o tostado, bien molido y en Tomo
mezclado con maíz. Se mezcla III, Libro
con chilli y cacáoatl para evitar 18°: 161-
flatulencias. 162.
También es medicinal y se mezcla
con otras plantas: con mecaxóchitl
provoca las reglas, acelera el
parto y aprovecha al útero. Decían
que era remedio contra venenos
fríos y picaduras frías de animales
ponzoñosos.
7. El árbol se llama yoloxóchitl. Hácese en Sahagún
Yoloxochiquahuitl. Flores preciosas y de muy suave árboles grandes 1956, Vol.
olor, tienen la hechura de corazón como nogales. 3: 330.
[y] por dentro son muy blancas.
Hay dos tipos, el que se llama
itzcuinyoloxóchitl se bebe con el
cacao, que le da muy buen sabor.
8. Xochinacaztli Para bebida llamada atextli, que s/d Hdez.
es un compuesto que se prepara 1959,
con semilla de cacaotl crudo o Obras,
tostado, bien molido y mezclado Tomo II,
con maíz. Libro 6°:
305.
9. Xonácatl Cebollas pequeñitas de esta Hortenses. Sahagún
tierra, tienen el comer de las 1956, Vol.
cebollitas de España. Éstas 2: 297.
plántalas y son hortenses.
Los chiles
1. Chilli, o pimienta Sus hojas son semejantes a las Nacen todos los Hdez.

97
Ni el cacao ni el tlilxóchitl son plantas de la cuenca de México, pero eran consumidas
normalmente, por lo que las anotamos aquí.

181
mexicana o del solano, excepto el géneros tanto en 1959,
pimienta de Indias. quauhchilli, que las tiene más las regiones Obras,
pequeñas. Tiene flores blancas cálidas como en Tomo II,
y de ellas nacen vainas que son las frías y Libro 3°:
primero verdes, luego tienden al templadas, pero 136-139.
rojo y por último a color de pasa. más
abundantemente
en las templadas
o cálidas.
1ª especie98 Es el más pequeño de todos, su Ibid. Hdez.
quauhchilli, o chile fruto se parece a las aceitunas 1959,
de árbol, o chile de tribacas. Se da todo el año. Es Obras,
monte. condimento y no alimento. Se Tomo II,
mezcla con salsas Libro 3°:
138.
2. 2º género Tiene tres variedades: Ibid. Hdez.
Chiltecpin, o • la primera es la común. Da tres cosechas 1959,
totocuítlatl, o sea • la segunda tira al color al año. Se Obras,
estiércol de pájaro. oscuro y por eso se le siembra en Tomo II,
llama tlilchilli (chile septiembre, se Libro 3°:
negro). cosecha de 138-139.
(Capsicum • la tercera es la menor de diciembre hasta
microcarpum) todas (tamaño mediano). principios de
abril.
3er género Primero es verde, luego se Ibid. Hdez.
Tonalchilli, de vuelve amarillento o amarillo Suele sembrarse 1959,
nombre del sol. con rojo y por último es rojo. en lugares Obras,
regados cuando Tomo II,
ya cesaron las Libro 3°:
lluvias, es decir, 139.
en agosto y
septiembre y
produce fruto
desde noviembre
hasta marzo.
4º género Se llama así por el color Ibid. Hdez.
Chilcoztli, o ají azafranado con que tiñe los Se siembra en 1959,
azafrán. condimentos que con él se diciembre y se Obras,
preparan. cosecha desde Tomo II,
agosto hasta fin Libro 3°:
de año 139.
5º género Se llama así porque es de Ibid. Hdez.
Tzinquauhyo. monte. Se siembra en 1959,
marzo y se Obras,
cosecha todo el Tomo II,
año. Libro 3°:
139.
6º género Se llama así por su blandura, es Ibid. Hdez.

98
Se conservó la clasificación original del autor, quien utiliza especie o género en los casos que
presenta.

182
Texochilli o de largo, ancho, com algún dulzor, Se siembra y da 1959,
masa. de color rojo y de suave acritud, fruto en cualquier Obras,
que se acostumbra comerlo con época del año. Tomo II,
tlaolli (tortillas), y es tenido por Libro 3°:
los indios como alimento 139.
grande.
Cuando se seca y ahuma para
guardarlo todo el año se llama
pocchilli.
7º género Igual que el anterior es largo y Se llama así Hdez.
Milchilli. ancho, pero termina porque se 1959,
gradualmente en punta. Se siembra y recoge Obras,
vuelve rojo. junto con el maíz. Tomo II,
Nace en regiones Libro 3°:
cálidas y en las 139.
frías o templadas,
pero es más
abundante en las
templadas o
cálidas.
8. Chiltepiton, o Tiene raíz fibrosa y larga, tallos De temperamento Hdez.
chile pequeño. largos con hojas como de templado y de 1959,
albahaca; flor y fruto dispuestos naturaleza Obras,
en racimos. glutinosa. Tomo II,
El jugo de las hojas es bueno Libro 3°:
contra los fríos de las fiebres y 139.
dolores de vientre y de
músculos. Su administración
puede ser peligrosa en
cantidades mayores a lo que
cabe en un cascarón de huevo.
Los tomates99
1. Tómatl, o planta Especie de solano cuyos frutos Lugares Hdez. 1959,
con frutos acinosos. son redondos, están encerrados cultivados. Obras,
en una membrana, son de Tomo II,
naturaleza seca y fría en 1er Libro 5°:
grado y participan de alguna 227-232.
acidez.
2. Xitomate Son los más grandes, su s/d. Hdez. 1959,
nombre significa tomate con Obras,
forma de calabaza. Son Tomo II,
rugosos. Libro 5°:
227.
3. Miltomate Son los más chicos y se Lugares Hdez. 1959,
acostumbra sembrarlos al cultivados. Obras,
mismo tiempo que el tlaolli o Tomo II,
grano indio [maíz]. De hermoso Libro 5°:

99
La lista incluye principalmente tomates de clima frío. Se agrega un tomates de clima tropical: el
Coyotómatl o tómatl de coyote, o zolcoanenepilli, o coanenepilli de codorniz, que nace en las
colinas cálidas de Tlaltizapan (Hdez. 1959, Obras, Tomo II, Libro 5°: 229).

183
aspecto son un poco mayores 227.
que nueces, de color verde al
principio y después amarillo
pálido y se llaman coatomate o
sea de culebra.
4. Miltomate De la misma forma y tamaño Ibid. Hdez. 1959,
que los anteriores, se vuelven Obras,
rojos cuando han madurado por Tomo II,
completo, antes de eso son Libro 5°:
verdes, amarillo pálido y rojizos. 227-228.
Son del tamaño de una naranja,
con uno y otro lado ligeramente
comprimidos, e irregularmente
rugosos desde la parte en que
se adhieren al pedúnculo hasta
su mitad.
5. Izhoatómatl Son mayores que las avellanas, Ibid. Hdez. 1959,
aunque menores que las Obras,
nueces, están encerrados en Tomo II,
una membrana a modo de Libro 5°:
vejiga, de donde les viene el 228.
nombre, y pasan del verde al
amarillo pálido o al púrpura.
6. Coztómatl o De raíz larga, gruesa y con Nace en Hdez. 1959,
tómatl amarillo. ramificaciones; tallos leonados y regiones Obras,
hojas de solano, del cual es la templadas Tomo II,
especie, flor amarilla de donde como la Libro 5°:
toma el nombre. Fruto contenido mexicana, en 228-229.
en vejigas. La raíz es medicinal sitios cultivados
y cura el empacho, quita la y húmedos.
flatulencia, provoca la orina.
Aplicada al pecho alivia el asma.
7. Coyotómatl o Con raíz grande, ramificada, Nace en las Hdez. 1959,
tómatl de coyote. tallos muy largos, cuadrados, colinas cálidas Obras,
purpúreos, con 4 estrías y otros de Tlaltizapan. Tomo II,
tantos dorsos. Hojas de solano Libro 5°:
a cuyas especies pertenece, 229.
con un lado sinuoso, vellosas y
gruesas. Fruto contenido en
grandes vejigas de 15 ángulos,
glutinoso, redondo, del tamaño
de avellanas, lleno de semilla
menuda y alargada, parecida a
pajitas, amargo al principio, pero
dulce y comestible cuando
madura.
Es medicinal y mezclado con
axín resuelve los tumores.
8. Tepetómatl o Con raíz larga, parecida al Nace en los Hdez. 1959,
tómatl del monte. rábano y fibrosa; hojas como de montes Obras,
albahaca, pero enteras, más mexicanos. Tomo II,

184
puntiagudas y vellosas; fruto Libro 5°:
semejante al tómatl, de donde el 230-231.
nombre; tallos de un codo de
largo y flores de color amarillo
pálido. Las raíces son
medicinales.
9. Xaltómatl o tómatl Especie extranjera de solano Nace Hdez. 1959,
arenoso. con raíz como de batata o de dondequiera, Obras,
asfódelo, tallos numerosos, en cualquier Tomo II,
hojas como de limón, pero clima y suelo. Libro 5°:
menores y fruto como de solano 231.
hortense. La raíz machacada
mitiga el calor y cura
disenterías.

Sobre Algunas Plantas Cuya Utilidad Rebasaba la Cotidiana

El maguey o metl

Una de las plantas más importantes en la vida de las sociedades prehispánicas de


Mesoamérica fue el maguey, difundido por tierras frías y cálidas, con abundancia o
con carencia de agua. Esta planta llamada metl en náhuatl, “…de raíz gruesa,
corta y fibrosa, hojas como de áloe pero mucho mayores y más gruesas, pues
tienen a veces la longitud de un árbol mediano, con espinas a uno y otro lado y
terminadas en una punta dura y aguda; tallo tres veces más grande, y en el
extremo flores…”, cuyos usos fueron múltiples, cubría las necesidades de los
pobladores –no sólo del Altiplano central- a tal grado que Francisco Hernández
(Obras, 1959, Vol. II, Libro 7°: 348-355) dijo de ella lo siguiente:

Esta planta sola podría fácilmente proporcionar todo lo necesario para una
vida frugal y sencilla, pues no la dañan los temporales ni los rigores del clima,
ni la marchita la sequía. No hay cosa que dé mayor rendimiento (Obras, 1959,
Vol. II, Libro 7°: 349).

El maguey era una planta de gran importancia; como recurso -entre muchas
cuestiones- servía para obtener miel (Ichiqui.nitla: raspar el corazón del maguey
para sacar miel), como alimento (el cogollo se podía comer asado). En este caso,
interesa al lector la importancia de las pencas del Agave, que se utilizaban para
obtener agujas e hilo, elaborar fibras y fabricar estopa, cuerdas, lazos y redes de
distinto grueso y tamaño. El mecate (mecatl), soga, o cuerda de fibra de maguey,
se usaba para fabricar lazos y redes destinadas a cazar varios tipos de animales.
El Vocabulario de Molina proporciona varios términos al respecto: ichmecatl es la
cuerda de maguey; ichpazolli o ichpupulli es la estopa de maguey o de lino;
mazamecatl es el lazo para cazar fieras o venados; tequammecatl es el lazo para
tomar o cazar fieras. Además, es ampliamente conocida la función de esta planta
para controlar la erosión y, para elaborar pulque y aguamiel.

185
El maguey o metl –que describe tan cuidadosamente Francisco Hernández-
se sembraba en estos tiempos –lo mismo que actualmente ocurre en muchas
comunidades rurales del Altiplano central- por medio de renuevos (hijuelos), que
brotan alrededor de la planta madre, lo que puede hacerse en cualquier tipo de
suelo, pero principalmente en el fértil y frío. El protomédico de Felipe II
(Hernández, Obras 1959, Vol. II, Libro 7°: 349-355) proporciona en su Historia
Natural de la Nueva España, una amplia información sobre el Agave, que sirve de
base para elaborar una lista con los siguientes usos de la planta:

1. Como leña (Se usa toda la planta).


2. Para cercar los campos.
3. Sus tallos se aprovechan como madera.
4. Sus hojas sirven para cubrir los techos (como tejas).
5. Sus hojas sirven como platos, o como fuentes.
6. Sus hojas sirven para hacer papiro.
7. Sus hojas sirven para hacer hilo para fabricar calzado, telas, toda clase de
vestidos.
8. De las puntas se hacen clavos, púas, alfileres, agujas, abrojos de guerra y
rastrillos para peinar la trama de las telas.
9. Del jugo que mana y destila en la cavidad media se producen hasta 50
ánforas con líquido que sirve para fabricar vinos, miel, vinagre y azúcar.
10. El jugo es medicinal: provoca reglas, ablanda el vientre, provoca la orina,
limpia riñones y vejiga, rompe los cálculos y lava las vías urinarias.
11. De la raíz se hacen sogas muy fuertes y útiles para muchas cosas.
12. Las partes más gruesas de las hojas -así como el tronco- se cuecen bajo la
tierra (hornos). El modo de cocción se llama barbacoa entre los
chichimecas; estas partes se comen y saben a cidra aderezada con azúcar.
También sirven para cerrar heridas recientes.
13. Las hojas asadas y aplicadas curan convulsiones y calman dolores,
especialmente si su jugo se toma caliente. Embotan la sensibilidad y
producen sopor.
14. El jugo destilado se hace más dulce y su cocción lo hace espeso, hasta
que se condensa en azúcar.
15. Al jugo sin ponerlo al fuego, diluído con agua, se le agregan cortezas de
cidra, de limón y raíces de quapatli para que embriague más.
16. El mismo jugo, sin ponerlo al fuego, se le echan raíces de quapatli –
asoleadas durante algún tiempo y machacadas- que se sacan después, se
hace el vino blanco que es muy eficaz para provocar la orina y lavar sus
conductos.
17. El jugo en el que se cuecen raíces de pilzintecxóchitl y de matlalxóchitl cura
los puntos de las fiebres.
18. Del azúcar condensado del mismo jugo se prepara vinagre, disolviéndolo
en agua que se asolea durante nueve días.

Además de las descripciones de Sahagún sobre la utilidad de esta planta,


tenemos los textos de Hernández (Obras 1959, Vol. II, Libro 7°: 349-355), que en
su Historia Natural de Nueva España incluye la descripción de algunas variedades

186
del maguey y de sus usos particulares, que ponemos a consideración del lector en
la figura 29.

Figura 29
Variedades de maguey anotadas en la
Historia de las Plantas de Nueva España, Libro 7°: 349-355.
Variedad Descripción, Usos y/o preparación Lugar donde se
encuentra
Mecoztli o Maguey con los márgenes de las hojas Lugares
maguey amarillo, amarillos, espinas pequeñas y negras, campestres de
o coztícmel, o hojas chicas, tallo de 2 codos de alto de un México, en
macoztícmel, dedo de ancho y de color rojo, con flor en la cualquier estación,
también le llaman punta, de color rojo con amarillo y raíz sólo florece en el
hoéimetl que ramificada. Se siembra por renuevos que estío.
significa de gran brotan junto a la madre.
utilidad. El jugo de 3 o 4 hojas mezclado con 3
pimientos evacúa poco a poco los humores
fríos y crasos; fortalece a las mujeres
recién paridas. El jugo exprimido de las
hojas soasadas alivia el asma.
Tlacámetl o Se llama así por el tamaño, tiene casi la S/d.
maguey grande. misma forma y propiedades de las demás
variedades y con los mismos usos. Da
vigor y fuerza a las mujeres débiles o que
sufren desmayos.
Mexcálmetl o Especie pequeña de maguey, muy En los montes de
maguey bueno espinoso y de un verde muy subido. Sus Tepoztlán.
para comerse hojas se comen asadas y son de mejor
asado. gusto que las demás.
Mexócotl o Planta espinosa que también pertenece a En las peñas de las
maguey de los géneros del metl, pero con fruto dulce y regiones cálidas de
ciruelas. ácido, numeroso, parecido a las ciruelas – Tepecuacuilco.
de donde le viene el nombre- y agrupado
en una esfera que asemeja una piña de
Indias. Está lleno de un jugo comestible y
de sabor agradable. Las hojas son como de
metl, o más bien como de piña de Indias,
espinosas, leonadas y como marchitas. La
raíz es fibrosa y gruesa, el tallo corto,
cilíndrico y grueso; los frutos son oblongos,
brillantes, parecidos a bellotas, blancos con
amarillo y cubiertos de una membrana
dentro de la cual se contiene una pulpa
muy blanca, dulce y ácida. El fruto
masticado y conservado en la boca cura las
ulcerillas originadas por el calor.
Tepemexcallin o Tiene forma de metl pero con espinillas Lugares montuosos
maguey del delgadas. Machacado y comido o untado y rocosos de
monte. cura las articulaciones privadas de regiones cálidas

187
movimiento por convulsión de los nervios. como la
tepoztlánica.
Teómetl o maguey Especie de maguey, casi de la misma Nace en lugares
divino. forma y propiedades que los otros. Con raíz fríos o cálidos, altos
larga y fibrosa, espinas delicadas, hojas de o campestres.
dos cuartas de largo. Su jugo tomado o
untado quita las fiebres.
Xolómetl o Especie de metl con raíz formada como de Nace en
maguey de siervo. 3 esferillas unidas y con fibras rojizas de Huexotzinco, en las
donde brotan hojas con espinas escarlata, riberas de los ríos.
ralas y que aparecen desde la parte media
hasta la punta. El jugo exprimido de las
hojas, tomado en dosis de 10 onzas, quita
los dolores de todo el cuerpo y
principalmente de las articulaciones y
restituye el movimiento impedido. Durante
el tiempo que se toma, el cuerpo debe
abrigarse con gran cuidado.
Pati o metl del que Especie de la llamada pita, semejante al S/d.
se hacen hilos metl pero con hojas más angostas,
finísimos. menores, más delgadas, purpúreas en su
mayor parte y raíz fibrosa y gruesa. Se
fabrican de él hilos finísimos muy
apreciados y propios para tejer lienzos
preciosos.
Quetzalichtli o Parece pertener a las especies de metl. Lugares cálidos de
maguey parecido Alcanza altura de un árbol, de raíz fibrosa Quahquechulla y
al quetzalli o a las que se adelgaza gradualmente y hojas Mecatlan.
plumas del espinosas semejantes a las del metl. Se
quetzaltótotl. hace todo lo que suele hacerse del metl,
Algunos le llaman pero con sus hilos se fabrican telas más
metl de pita. delicadas y tenidas en mayor estima.
Nequámetl o Especie de metl semejante en las Lugares cálidos
bebedor de miel. propiedades a sus congéneres. El tallo y el como los
fruto son de forma rara; el tallo es del quauhnahuacenses.
grueso de un brazo y en la punta,
cubriéndolo por todas partes- está el fruto
oblongo con forma de peras pequeñas;
hojas de poco más de un dedo de grueso,
ásperas en los lados y con punta muy
aguda.
Mexoxoctli o metl Maguey verde. Mismas propiedades que la S/d.
verde. variedad anterior, solo difiere un poco en la
forma.
Néxmetl. Maguey ceniciento. Mismas propiedades S/d.
que la anterior, solo difiere un poco en la
forma.
Quámetl. Maguey de monte, es descolorido. Tiene S/d.
raíz fibrosa con forma de renuevo grueso y
largo. Mismas propiedades que la anterior,
solo difiere un poco en la forma.

188
Hoitzitzímitl. Con largas púas y raíces de color púrpura. S/d.
Mismas propiedades que la anterior, solo
difiere un poco en la forma.
Tapayáxmetl, o Casi igual que la anterior. S/d.
maguey
tapayaxin.
Acámetl. O sea maguey arundíneo, con hojas más S/d.
blancas junto a la raíz y sus espinas y
raíces son rojas.
Maguey negro. Hojas de color obscuro, con raíces negras S/d.
con leonado.
Xilómetl o metl Con espinas y raíces rojas y un poco más S/d.
cabelludo. ralas que en las especies precedentes.

La Tecnología Agrícola y las Labores aplicadas al Suelo

Existe la idea de que el desarrollo de los sistemas agrícolas depende en alto grado
de la tecnología. León (1992: 40) en una publicación de la FAO, afirma que el otro
elemento a considerar es el de “…la disponibilidad de tracción animal…” y en este
caso las sociedades mesoamericanas solamente tuvieron acceso a los animales
de tiro y carga hasta la llegada de los españoles a estas tierras. Según el mismo
autor (León 1992: 40-41) los instrumentos de labranza de los nahuas y demás
grupos de Mesoamérica, eran los más primitivos conocidos en esos tiempos y se
limitaban a la coa o bastón plantador y palas. Mesoamérica no realizó ninguna
contribución nueva “…o esencial que no se conociera en otras culturas
agrícolas…” y la única con más valor fue la domesticación de plantas como el
maíz, tres especies de calabaza, el chayote (Sechium edule) y una especie de
chile100.

100
Las ideas de León (1992) cuya publicación está avalada por la ONU, tiene amplia distribución y
coadyuva a difundir desprecio por la agricultura mesoamericana. Esta idea despectiva ha servido
para ignorar la agricultura mexicana y desplazarla sin estudiarla primero. Según autores como
León (1992: 40), el atraso agrícola mesoamericano no explica la construcción de sus grandes
centros urbanos, la necesidad de grupos grandes de trabajadores que participasen en su creación,
ni de dónde se obtenían los recursos para su subsistencia, que provenía de los tributos. Los mayas
eran el grupo más desarrollado, domesticaron el cacao y vivían del consumo de maíz, frijoles y
cucúrbitas; además de algunos frutos como el ramón (Brosimun alicastrum) y Talisia spp. A la
llegada de los hispanos al área maya, su cultura estaba casi desaparecida y practicaban “…un
sistema de agricultura que no parece haber cambiado mucho desde la época clásica…” (León
1992: 40). También afirma que el proceso de domesticación de plantas y su clasificación en
toleradas, cultivadas y domesticadas no son categorías diferenciadas, que entre las tres se
presentan todos los estados intermedios (León 1992: 41). También, que el proceso de
domesticación de plantas en Mesoamérica fue más lento que en el resto del mundo y que la
información arqueológica existente sobre la domesticación es la de mayor peso para entender su
agricultura primitiva.

189
Hay que considerar que la tecnología agrícola incluye mucho más que los
instrumentos de trabajo, o los animales de tiro; tienen que tomarse en cuenta otros
aspectos que funcionaban en conjunto: calendario agrícola, fuerza de trabajo,
conocimiento y manejo del medio, prácticas agrícolas, riego, diversidad de
germoplasma, ajustes de la producción diversa al consumo, importancia del
mercado, uso diversificado -a lo largo de un calendario anual- de los productos
agrícolas, la caza, pesca y recolección; relación entre la alimentación con la salud
y las formas de consumo. Estos componentes estaban interrelacionados y no
aislados; además de que muchas prácticas agrícolas de origen prehispánico han
contribuido a la conservación de la naturaleza y sus recursos. Así, por ejemplo,
tenemos el manejo de los suelos, de lo que escribiremos a continuación.

La información disponible sobre el manejo de los suelos en la época


prehispánica está relacionada con la construcción de sistemas agrícolas como el
de terrazas, el de camellones y el de chinampas, que estaban adaptados a la
altitud, la carencia o el exceso de agua y las condiciones locales del suelo, el agua
y el clima. Los nahuas del Altiplano central utilizaban el estercolado y el aporcado,
que agregados a la movilización de los suelos, para mejorar su productividad
agrícola (Figuras 30 y 31), contribuían a mantener su calidad. Para el último tercio
del siglo XVI aparecen manejos que fueron introducidos -junto con los animales y
la tecnología traída por los hispanos- al Nuevo Mundo; este es el caso de la
práctica del barbecho, que significaba en ese entonces abrir o roturar la tierra y
que solamente entra en Nueva España ligado a la introducción de la yunta y del
arado tirado por bueyes. La práctica de deshierbar incluía tres aplicaciones en la
época prehispánica, que con el uso del arado se reducen a dos, como ocurre
todavía en muchas regiones de México. Figura 30.

Figura 30
Labores aplicadas al suelo y labor de quema
Vocablo: Significado: Fuente:
Actitlaza Hurdir [sic] la tierra. Molina 1571:3
Ni, tlalzacaca Acarrear tierra Molina 1571: 2,
Zacamoa Abrir o labrar de nuevo la tierra, o rozar la yerba [sic]. Molina 1571:13v
Zacamolo Todos rompen o abren tierra. Molina 1571:13v
Cuenteca Hacer camellones. Molina 1571:26
Cuentataca Hacer camellones para sembrar algo. Molina 1571:26
Cuematlauhchiua Surcar la tierra con arado. Molina 1571:26
Cuematlauhtli Surco de arado, o de camellones. Molina 1571:26
Cuematlauhchiua Surcar la tierra con arado. Molina 1571:26
nitla.
Cuematlauhtli Surco de arado, o de camellones. Molina 1571:26
Cuemitl Tierra labrada o camellón. Molina 1571:26
Cuentataca.nitla Hacer camellones para sembrar algo. Molina 1571:26
Cuenteca.nitla Hacer camellones. Molina 1571:26
Mopopoxoa Cuando se torna a cavar la tierra que esta ya labrada. Molina 1571:59v
Chinalhuia Quemar campos o mieses de alguno. Molina 1571:21

190
Chinoa Quemar los campos. Molina 1571:21
Chinoa.nitla. Quemar los campos. Molina 1571:21
Zochipachoa.nitla Estercolar la tierra en cierta manera. Molina 1571:25

El suelo se moviliza para modificar la superficie de cultivo, se arrancan las


hierbas en forma manual (escardar, desyerbar), se aplica la quema como forma de
abonar y mejorar su calidad agrícola. El uso de chapines (almácigos) es otra forma
de abonar las plantas y de asegurar su éxito al ser sembradas en los campos;
además acortan el tiempo en el suelo y permiten tres cosechas anuales. La acción
de los fuertes vientos se contrarresta con la conformación de montones de tierra
alrededor de la base la planta (echar tierra con las manos, allegar tierra a las
plantas). La figura 31 incluye algunas prácticas que se introdujeron junto con el
arado (arar la tierra, barbechar) y que van a cambiar el paisaje agrícola nativo,
introduciendo en él -de manera masiva- los espacios geométricos regulares
(campos divididos en forma reticular y en franjas o tiras), agregando los
camellones –también denominados caballetes o melgas-101.

Las chinampas y camellones tenían formas rectangulares; queda la duda de


si los terrenos que Williams y Jorge (2001 y 2008) midieron en su estudio sobre
protogeometría Acolhua-Azteca –que corresponden a Códices de los 1540-
muestran las nuevas organizaciones de la tenencia de la tierra, cuando ya los
españoles tenían 20 -o poco más- años de establecidos en la cuenca de México y
había cambiado el régimen de propiedad funcional a privada. Figura 31.

101
Los investigadores Barrera y Zinck (2003: 229-245), como resultado de un estudio etnoecológico
sobre el manejo del suelo en la cuenca de Pátzcuaro, piensan que hay cuatro principios que
organizan –actualmente- el conocimiento local sobre el manejo de los suelos: localización de la
tierra, su conducta, la resiliencia y la calidad (Barrera y Zinck 2003: 237). Además, de que la
agricultura tradicional puede mantener el suelo sustentable por varias centurias, gracias al
conocimiento que los indígenas tienen de él y de los manejos que le aplican.
El sistema de milpa en la región que estudiaron tiene una antigüedad de 4,000 años y al ser un
policultivo y adaptarse a variaciones microambientales locales, ha resistido la degradación; pero
sufrió erosión en los primeros tiempos de la entrada de los hispanos en Pátzcuaro, cuando hay
decrecimiento poblacional y abandono de las actividades de cultivo. Los autores -basados en
estudios anteriores que identifican cinco períodos arqueológicos de erosión del suelo- analizan
información regional al respecto y llegan al consenso de que este proceso se acelera después de
los finales del siglo XVIII y estuvo articulado a la deforestación de las zonas media y alta de la
cuenca y a la apertura de nuevos campos de cultivo en zonas no adecuadas y las aplicaciones
inapropiadas de agroquímicos.
Un aspecto significativo del citado estudio es la propuesta de los autores sobre el significado que la
tierra tiene para los indígenas: “…tiene un significado simbólico basado en las creencias
mesoamericanas mezcladas con las prácticas del catolicismo popular. En este contexto, la tierra es
percibida como un recurso que se comporta como un ser viviente y como un sistema de vida que
soporta a los humanos.” Suelo, plantas y humanos están ligados por relaciones recíprocas que
coadyuvan a la perpetuación de la vida sobre la tierra (Barrera y Zinck 2003: 232). La propuesta de
estos autores no tiene muchos puntos de vista en contra, especialmente en lo que se refiere a la
concepción indígena de la tierra.

191
Figura 31
Labores aplicadas a los cultivos
Vocablo: Significado: Fuente:
Zacapi Coger, segar, o rozar hierba. Molina 1571:13v
Chapineschiua Hacer chapines Molina 1571:19
Cuenchiua Labrar tierra. Molina 1571:26
Cuemitl Tierra labrada, o camellón. Molina 1571:26
Chinalhuia.nitetla Quemar campos o mieses de algunos. Molina 1571:21
Chinalcaltia.nino Hacer seto para si. Molina 1571:21
Chinalcaltia.nite. Hacer seto para otro. Molina 1571:21
Chinantia.nino Hacer seto para si. Molina 1571:21
Elimiqui Labrar o arar la tierra. Molina 1571:28v
Elimiquiniztli. Acto de labrar y arar la tierra. Molina 1571:28v
Elimiquilizçotl Acto de labrar y arar la tierra. Molina 1571:28v
Mamaltia.nic. Abonar a otro en la hacienda. Molina 1571:52
Matlalhuia.nitla Echar tierra con las manos. Molina 1571:53
Melimiqui Labrarse y ararse la tierra para sembrarla. Molina 1571:55
Mocuenteca El hacerse los caballetes cuando labran la tierra Molina 1571:58
y hacen las eras.
Moleua.nitla Amollentar la tierra. Molina 1571:58v
Momotzoa.nitla. Rozar, o coger yerbas con la mano a fin de Molina 1571:59
arrancarlas de raíz.
Ni, zacamoa Abrir o labrar la tierra de nuevo. Molina 1571: 2
Oppatoca.nitla Sembrar dos veces. Molina 1571:78
Oppauia.nitla. Sembrar dos veces o labrar el maizal dos veces Molina 1571:78
o la segunda vez.
Pi.nitla. Coger yerbas a fin de arrancar las raíces de Molina 1571:81
ellas.
Pixoa.nitla Sembrar esparciendo, derramando o arrojando Molina 1571:82v
las semillas.
Pixquitl Cosecha, lo que se coge o siega de la heredad, Molina 1571:82v
o sementera.
Pixquizpan Cosecha, lo que se coge o siega de la heredad, Molina 1571:82v
o sementera.
Poa.nic. Sembrar otra vez [resiembra]. Molina 1571:82v
Popoxoa.nitla Barbechar o mollir la tierra. Molina 1571:83v
Poxauilia.nitetla. Barbechar o mollir la tierra. Molina 1571:83v
Tlaay.ni Labrar la tierra, o hacer algo. Molina 1571:114
Tlaaxtli Tierra arada o labrada. Molina 1571:114v
Tlachinoliztli El acto de quemar los campos. Molina 1571:117v
Tlay.ni Labrar la tierra para sembrarla. Molina 1571:120v
Tlamoyaua.ni Mollir la tierra. Molina 1571:124
Tlalpachoa.nitla Cubrir algo con tierra, o aporcar. Molina 1571:124v
Tlalmocuhtli Tierra amollentada o cavada. Molina 1571:126v
Tlapopoxoliztli El acto de barbechar. Molina 1571:132v
Tlapopoxolli Tierra barbechada así. Molina 1571:132v
Tlatepeualiztli El acto de esparcir, arrojar, o sembrar algo. Molina 1571:135v

192
Tlatepuzchicolhuani El que siega con hoz. Molina 1571:135v
Tlatlamoleuiliztli El acto y obra de sachar o escardar las plantas. Molina 1571:138v
Tlatoquiliztli El acto de sembrar semillas, o de plantar algo. Molina 1571:141
Tlaxiuhcuicuiliztli El acto de deshierbar, o escardar algo. Molina 1571:146
Tlaxiuh ochpanaliztli El acto de deshierbar, o escardar algo. Molina 1571:146
Tlaxiuhpopoaliztli El acto de deshierbar, o escardar algo. Molina 1571:146
Tlaxiuhpopoxoliztli El acto de escardar así. Molina 1571:146
Tlaxiuhtlazaliztli El acto de deshierbar algo. Molina 1571:146
Tlaxiuhtopeualoni El acto de desherbar algo. Molina 1571:146
Tzintlalhuia.nitla Allegar tierra a las plantas, o a otras cosas Molina 1571:152v
semejantes.
Vicuia.nitla Labrar, o cavar la tierra con coa. Molina 1571:157v
Xaqualoa.nitla Desgranar semillas, o cosa semejante, Molina 1571:158v
estregándolas con las manos.

Actividades relacionadas con cultivos básicos

Siendo el maíz el cultivo básico para la alimentación de los pueblos


mesoamericanos, separamos las actividades relacionadas con su cultivo y las
ponemos a disposición del lector en la figura 32. La información indica que el maíz
se sembraba en agujeros hechos con el bastón plantador o coa, luego se
desyerbaba tres veces, se le ponía tierra en la base para protegerlo de los vientos,
se colectaba o cosechaba y se desgranaba para ser almacenado. También había
una repizca (rebusca); es decir, se entraba de nuevo al campo cosechado, para
colectar las mazorcas que hubiesen quedado en las plantas de maíz (Figura 32).
El chile y los cebollinos se trasplantaban desde los almácigos a los campos de
cultivo, la hortaliza se escardaba (desyerbar), los frijoles –igual que hicieron con
las habas- se cultivaban en melgas (caballetes o camellones) y se cosechaban
arrancando la planta entera; además, las plantas rastreras (calabazas, melones)
se sembraban “a mano” (Figura 33).

Figura 32
El cultivo de maíz
Vocablo: Significado: Fuente:
Tlaceppauillo La primera vez que labran el maíz después de Molina 1571:117
nacido.
Toctlalhuia.nitla Allegar tierra al maíz recién nacido. Molina 1571:148v
Tlatacaxpololizpan Tiempo de quitar los hoyos a las plantas de Molina 1571:134v
maíz, labrándolo y desyerbando la primera vez,
después de nacido.
Motlalhuia El allegar la tierra a las matas del maíz, o de otra Molina 1571:60v
verdura, cuando labran.
Tlaixtequizpan Tiempo conveniente para labrar y desyerbar el Molina 1571:123

193
maíz allanando la tierra e hinchiendo los hoyos
de las matas del dicho maíz.
Tlaoppauilo Labrar y desyerbar el maíz la segunda vez. Molina 1571:130
Tlapopoxolizpan Tiempo de barbechar, o de amollentar la tierra, Molina 1571:132v
cuando la deshierban y labran la postrera vez
(tercer deshierbe), antes que este el maíz del
todo sazonado.
Tlapopoxolizpan Tiempo de barbechar, o de amollentar la tierra, Molina 1571:132v
cuando la deshierban y labran la postrera vez,
antes que este el maíz del todo sazonado.
Tlapopoxolizpan Tiempo de barbechar, o de amollentar la tierra, Molina 1571:132v
cuando la deshierban y labran la postrera vez,
antes que este el maíz del todo sazonado.
Pixca.ni Coger el maíz o segar el trigo. Molina 1571:82v
Netitixiliztli Rebusca después de la cosecha. Molina 1571:70
Tloyaliztli El acto de desgranar mazorcas de maíz o de Molina 1571:130
cosa semejante.

Los cultivos podían plantarse mediante semilla, o utilizando almácigos


(trasponer) y así tenemos que el chile y el cebollino se trasplantaban, como puede
verse en la figura 33. Se utilizaba la semilla para cultivos de chía, frijol, haba,
bledos y hortaliza; además de que los cultivos traídos por los españoles se ponían
en franjas (camellones). El frijol y el haba se cosechaban arrancando la planta
entera (“arrancando las matas”), lo que las extraía por completo -junto con algo del
suelo- proceso que, con el tiempo, aumentaría su erosión y destrucción. Es
información ampliamente conocida, que la Casa de Contratación en Sevilla, envió
entre los 1520 y los 1530, una serie de instrumentos agrícolas al Nuevo Mundo;
éstos llegaron primero a las Antillas y desde ahí fueron al puerto de Veracruz
(Dunmire 2005: 153), para distribuirse por el Altiplano central primero y, luego, por
el resto de la N ueva España, de lo que trataremos a continuación.

Figura 33
Otros Cultivos Importantes y sus manejos
Vocablo: Significado: Fuente:
Chien cuema Sembrar chia. Molina 1571:20v
Chilcuema Sembrar chile Molina 1571:21
Chilli nicaaquia Trasponer chile Molina 1571:21
Chilteco Coger todos axi (chile). Molina 1571:21
Chiltequi Coger axi de la mata donde se cría. Molina 1571:21
Ecuema Hacer camellones para sembrar frijoles o habas. Molina 1571:28
Eetlaza Sembrar frijoles. Molina 1571:29
Etlazo Sembrar todos frijoles o habas. Molina 1571:29
Euiuitla Coger frijoles o habas arrancando las matas. Molina 1571:29v
Ixquauia.nitla Arrasar trigo, o cosa semejante. Molina 1571:47
Ixtemitia.nitla Arrasar trigo, o cosa semejante, o henchir hoyos Molina 1571:47v
de tierra.
Tlatlamoleuiani El que sacha o escarda la hortaliza. Molina 1571:138v

194
Tlatlatlamoleuilia.ni Sachar o escardar hortaliza. Molina 1571:138v
Tlaxippopoxoliztli El acto de escardar hortaliza así, o escardadura. Molina 1571:146
Toca.nitla Sembrar algo a mano como pepitas, calabazas, Molina 1571:148
melones, pepinos, o cosa semejante, o soterrar
algo.
Vuahcuema.ni Sembrar semilla de bledos. Molina 1571:155
Vauhteca.ni Sembrar semilla de bledos. Molina 1571:155
Xanacatectli Cebollino para trasponer. Molina 1571:161

La Tecnología y los Instrumentos Agrícolas

La tecnología agrícola contaba con herramientas sencillas, pero adaptadas a las


necesidades del suelo, de la planta y de su cultivo. El conocimiento agrícola
prehispánico partía del ambientelocal y del clima; incluía labores especializadas,
como hacer almácigos o chapines (Chapisneschiua: Molina 1571:19), el abrir los
surcos en los camellones –posteriormente el hacer los surcos con el arado-
(Cuematlauhtli: Molina 1571:26). También eran fundamentales los procesos de
estercolado, o la aplicación de ceniza a los suelos, que son prácticas agrícolas
especializadas. El regadío era fundamental y se aplicaba a cultivos básicos para la
supervivencia de las sociedades del Altiplano, pero –por su enorme importancia-
hablaremos de él un poco más adelante. Tomando información de Sahagún
(1956) y Molina (1571), los instrumentos agrícolas que se anotan son los
siguientes:

De origen mesoamericano

• Azada o coa de encina, para labrar la tierra: victli (Molina 1571: 2).
• Coa para labrar o cavar la tierra: Victli (Molina 1571:157v).
• Escardador: Tlaxiuhochpanqui (Molina 1571:146).
• Estacas de plantas poner: ni, quauhaquia.ni quauh toca (Molina 1571: 60).
• Estaca para plantar: Tlatetectli quauhtoctli. Quhxinachtli, tlamatectli
quhaquilli (Molina 1571: 60).
• Hacha para cortar algo, u otro instrumento semejante: Tlateconi (Molina
1571:134v).
• Palanca de roble puntiaguda para arrancar céspedes y abrir la tierra:
Vitzoctli (Molina, 1571:157v).
• Podadera: Xocomecayectiloni (Molina 1571:160v).
• Rodrigón para plantas pequeñas: Tlatoquillotl (Molina 1571:141)
• Rodrigón para plantas pequeñas: Tlauapauillotl (Molina, 1571:143v).
• Sachuelo o escarchuelo: Tlatlamolcuililoni (Molina, 1571:138v).
• Sachuelo o escardillo: Tlaxippopoaloni (Molina 1571:146).

195
• Sachuelo, escardillo o coa, también llamado uictli: Tlaxiuhcuicuiuani (Molina
1571:146).
• Sachuelo o escardillo: Tlaxiuh ochpanoni (Molina 1571:146).
• Sachuelo o escardillo: Tlaxiuhpopoaloni (Molina 1571:146).
• Coa o pala de roble para labrar la tierra: Victica.con (Molina, 1571:157v).

De origen hispano:

• Arado: Quaquaue yelimiquia (Molina, 1571:85v).


• Vencejo para arar: Tlatlazalhuilli (Molina 1571:136v).
• Reja de arado: Quaquaue yelimiquia (Molina, 1571:85v).
• Teleras: Alfileres para asegurar la hoja de hierro a la madera (Dunmire
2005: 153).
• Azada o azadón: Tlaltepuztli (Molina 1571: 2 y 124v).
• Yugo para uncir bueyes: Quaquaueque yn quauhquech tlauilnaya (Molina,
1571:85v).
• Yugo para uncir bueyes: Quaquaueque yn tlauilanaya (Molina 1571:85v).
• Picos (Dunmire 2005: 153).
• Hachas (Dunmire 2005: 153).
• Machetes (Dunmire 2005: 153).
• Piedras de moler y de amolar (Dunmire 2005: 153).

Algunos comentarios al tema

Como se puede ver, la lista incluye al arado y al yugo para uncir los bueyes, lo que
indica que ya para 1571 se habían incorporado a la agricultura de los pueblos del
Altiplano central mexicano; sin embargo, la expansión de la tecnología agrícola
traida por lo españoles no entró al mismo tiempo por igual, en regiones de
Veracruz central el arado entra en forma importante sólo hasta el siglo XVIII
(Florescano y Gil 1976 Vol. III). Se considera que de todos los instrumentos y
técnicas introducidas en la Nueva España en los 1500, el arado fue la más
importante y que causó enormes cambios en el ambiente y en la actividad de
cultivo. En Europa existían varios tipos de arado tirado por bueyes; también había
con y sin ruedas, pero el más simple era el arado dental andaluz, cuya
construcción requería solamente de una pequeña pieza de hierro y el
abastecimiento de este metal en esos tiempos era problemático. El arado andaluz
estaba hecho con madera (Dunmire 2004: 152-153).

Uno de los impactos mayores en el paisaje agrícola mesoamericano fue


causado por la roturación del suelo. Este proceso requería de superficies
regulares que estuviesen organizadas en cuadros o en franjas, donde el arado
pudiese entrar para hacer los surcos; la cuchilla del arado penetraba el suelo a
mayor profundidad que el golpe de un campesino utilizando la coa para abrir un

196
agujero en el suelo. La modificación del paisaje agrícola resultó de esta manera de
manejar el suelo, que fuera de sistemas reticulares –como las chinampas y
camellones- en sistemas como la milpa, o los huertos, era irregular y estaba
adaptado a una orografía montañosa conformada por planos intermontaños y con
ciertos grados de inclinación.

EL REGADÍO

Podemos considerar al regadío dentro de varias escalas, de acuerdo con el


objetivo a que sus componentes estaban destinados. La escala mayor
correspondía a la tecnología hidráulica encaminada a controlar las inundaciones
anuales y los niveles de agua dulce y salobre en el sistema, que incluía los ríos y
las lagunas de la cuenca de México. La zona lacustre fue calculada por Palerm
(1973: 17) en unos 8,000 Km.2 de los cuales unos 1,000 estaban ocupados por
lagos, lagunas y pantanos. Este sistema estaba relacionado con otros -de escala
menor- dirigidos a captar y retener el agua de lluvia y de conducirla hacia los
campos de cultivo, generando una serie de técnicas para la captura, el manejo y
uso del agua, que se aplicaban a terrazas y bancales. El sistema lacustre tuvo sus
grandes desafíos y éxitos en su aplicación a la agricultura de chinampas y de
camellones.

La investigación de Ángel Palerm (1973) sobre obras hidráulicas de mayor


envergadura, que se realizaron en la cuenca de México, deja en claro su
dimensión, objetivos y alcances. El refinado manejo de fuentes le permitieron
configurar el sistema lacustre, que quedó expresado en el mapa 17 del citado libro
sobre las Obras Hidráulicas Prehispánicas (Palerm 1973: 233), donde el autor
reconstruye –a través de fuentes- la red de calzadas-dique, acueductos,
albarradones, acequias, canales, puertos y ríos canalizados. No ignora el uso de
compuertas y la conformación de lagunas artificiales, que convierten al sistema de
lagos en una región con buen control de las inundaciones anuales, bien
comunicada y articulada a sistemas agrícolas altamente productivos, como fueron
las chinampas y los camellones en Xochimilco y Chalco (Palerm 1973: 229-244).
Mapa x.

En las escalas micro (local), el regadío para fines agrícolas tenía


componentes muy específicos, que van desde su presencia en cultivos especiales
-como el maíz, el chile, las hortalizas- y que podía alcanzar aplicaciones en
sistemas de cultivo como los huertos. Se consideraba que las avenidas de agua
fertilizaban los suelos y el regadío podía realizarse a través de rociar, o regar
manualmente y, se podía también hacer por medio de la inundación de los
campos de cultivo, por lo que estercolar es un elemento común, asociado con el
sistema de regadío y en particular con el cultivo de hortalizas. La existencia del
estercolado indica también el sofisticado conocimiento que los nahuas tenían del
manejo del suelo combinado con el agua, para fines agrícolas. Los materiales de

197
la figura 34 indican que el riego se aplicaba al trigo, al maíz, el chile, las hortalizas
y las huertas.

La serie de componentes para conducción del líquido incluía la construcción


y la fabricación de canales de piedra y de madera, zanjas, caños, acequias y
sangraderas; además de las compuertas que eran de madera y se abrían de abajo
hacia arriba. López de Gómara (1954, Tomo X: 58) describe que a la casa de
Moctezuma entraba “…un caño de agua dulce, que venía de dos leguas de allí por
encima de una calzada de piedra, que venía de una fuente que se dice
Chapietepeque [Chapultepec], que nace en un peñón que está en una laguna
salada, de muy excelente agua...”. El agua para riego agrícola incluía varias
finalidades específicas. Es importante notar que el maíz en la cuenca de México,
era un cultivo de regadío en tiempos prehispánicos. Figura 34.

Figura 34
El manejo del agua para riego agrícola
Vocablo: Significado: Fuente:
Ahuilia.nitla Regar la huerta o los trigos. Molina 1571:3
Amilli Tierra de regadío. Molina 1571:5
Apachoa.nitla Echar algo en mojo, o regar la hortaliza. Molina 1571:6v
Apotzauia Anegar la hortaliza, u otra cosa así. Molina 1571:7
Atequia.nitla. Regar. Molina 1571:7v
Atlaxilia.nitla Abrir la era para regarla. Molina 1571:8v
Atocpachoa.nitla Hacer fértil la tierra, metiendo en ella las avenidas Molina 1571:9
de las aguas.
Chiyauitl Tierras húmedas S/d
Ciaua.nitla. Regar la hortaliza. Molina 1571:22
Tonal centli Maíz seco de estío, o de regadío. Molina 1571:149
Tonalchilli Axí [sic] de regadío, que se hace en el tiempo que Molina 1571:149
no llueve.

Además, se han encontrado una serie de receptáculos para el agua, con


distintos tamaños y funciones, como los depósitos denominados en las fuentes
como: estanques, aljibes y jagüeyes. También había pozos, manantiales y fuentes
naturales para controlar el aprovisionamiento del líquido. Existen también bombas,
herradas, niveles, compuertas. Las fuentes –además- indican que existían
personas especializadas en nadar por debajo del agua, especialistas en tapar el
agua que corre, así como aguadores que acarreaban el líquido, estercoladores y
limpiadores de pozos. Figura 35.

198
Figura 35
Términos relacionados con el manejo del agua
Vocablo: Significado: Fuente:
Acoyoctli Socarrena en ribera de río, albañar o Molina 1571:2v
sangradera de agua.
Acopina.nitla Abrir zanja. Molina 1571:2v
Ayolhuaztli Pozo Molina 1571:3v
Amanalli Alberca o estanque de agua. Molina 1571:4v
Amaxac Lugar donde se divide el río en muchas Molina 1571:4v
partes. f. en arroyos o acequias.
Amaxactli Lugar donde se divide el río en muchas Molina 1571:4v
partes. f. en arroyos o acequias.
Ameyatl Agua o de fuentes. Molina 1571:4v
Ameyalco Manantial de agua o de fuentes. Molina 1571:4v
Ameyalla Manantial de agua o de fuentes. Molina 1571:4v
Ameyalli Fuente de agua. Molina 1571:4v
Ameyaltontli Fuente pequeña Molina 1571:4v
Anamacac Aguador o azacan. Molina 1571:6
Anapanolli Ayuntamiento de aguas que entran en alguna Molina 1571:6
parte.
Anoquiloni Bomba para desaguar. Molina 1571:6
Aolhuazatl Agua de pozo. Molina 1571:6v
Aolhuaztli Pozo. Molina 1571:6v
Aotli Caño de agua. Molina 1571:6v
Apachiuhqui Cosa anegada. Molina 1571:6v
Apampitzactli Sangradera de agua. Molina 1571:6v
Apanatl Agua de caño. Molina 1571:6v
Apanteca.n. Hacer caño de agua. Molina 1571:6v
Apantli Acequia de agua. Molina 1571:6v
Aquauhyotl Caño de agua. Molina 1571:7
Aquetzalli Acequia de agua, que no corre a tiempos. Molina 1571:7
Aquixtiloni Bomba para desaguar navío, o cosa Molina 1571:7v
semejante.
Atatactli Aljibe, cisterna o jagüey. Molina 1571:7v
Atecochatl Agua de jagüey. Molina 1571:7v
Atecochtli Jagüey. Molina 1571:7v
Atezcatl Nivel para nivelar agua. Molina 1571:7v
Atezcauia.nitla Nivelar agua. Molina 1571:7v
Atlacomulatl Agua de pozo. Molina 1571:8
Atlacomulli Pozo. Molina 1571:8
Atlacuiuani Herrada para sacar agua. Molina 1571:8
Atlacui.n. Sacar agua de pozo o jagüey. Molina 1571:8
Atlaciuc Aguador o azacan. Molina 1571:8
Atlacuiuani Herrada para sacar agua. Molina 1571:8
Atlan teittani El que agotea en agua. Molina 1571:8
Atlatlacuic Aguador que acarrea agua. Molina 1571:8
Atlyoni Canal de tejado o manadero de agua. Molina 1571:8v
Atoyaualoni Bomba para desaguar algo. Molina 1571:9

199
Atzacqui El que cierra o tapa el agua que corre. Molina 1571:9
Atzaqua.n. Atapar o cerrar el agua, para que no se salga. Molina 1571:9
Auachia.nin. Rociarse con agua. Molina 1571:9
Auatza.n. Agotar agua. Molina 1571:9
Auatzaliztli Agotamiento de agua. Molina 1571:9
Auatzalli Agua agotada. Molina 1571:9
Auatzani Agotador de agua. Molina 1571:9
Auatzqui Agotador de agua. Molina 1571:9
Autzocalaqui.n. Nadar debajo de agua. Molina 1571:9v
Motzaqua Estancar el agua que corría. Molina 1571:61
Quauhapipilhuaztli Canal de madera. Molina 1571:86
Teapiaztli Canal de piedra. Molina 1571:91
Teapilhuaztli Canal de piedra. Molina 1571:91
Tlalatlauhtli Aquetzalli, veiapantli, apantli : Acequia Molina 1571: 3.
Tlazoquipolactiani Encenegador. Molina 1571:119
Tlazoquipolactiliztli Encenagamiento. Molina 1571:119
Tlacuicuilia.nitla Alimpiar [sic] pozo. Molina 1571:119v
Tlalana.nitla Abrir zanja. Molina 1571:123v
Tlalapantli Acequia, o zanja abierta. Molina 1571:123v
Tlalatlauhtli Acequia de agua. Molina 1571:123v
Tlallanana.nitla. Abrir zanja. Molina 1571:124

El regadío para fines agrícolas, en el nivel local, podía ser muy simple y
solamente incluir zanjas y canales excavados en tierra, o sangraderas. Además
podía ser más fijo y complicado, conformado por canales o redes de éstos, más
elaborados y hechos con piedra o madera. El agua se desviaba a partir de los ríos,
afluentes menores, pozos, cisternas o jagüeyes. Estos últimos tenían gran
antigüedad en lugares como Tlaxcala, donde García Cook (1973) los ubica desde
el Formativo, y la investigación arqueológica indica que estaban construídos sobre
huecos naturales, localizados en las cimas de lomeríos y elevaciones, que fueron
agrandados y preparados para recibir estacionalmente el agua de las lluvias.

Los Rituales, el Ciclo y los Manejos Agrícolas

Los componentes de los rituales, ciclo y manejos agrícolas están magníficamente


descritos por Sahagún (1956) y no pretendemos repetirlos aquí. La concepción
agrícola prehispánica estuvo articulada a una cosmovisión y un calendario que
conectaban la producción de los alimentos con las prácticas agrícolas y un
conjunto de deidades que coexistían en el mundo cotidiano de los campesinos
nahuas. Los rituales, peticiones, sacrificios y festividades eran considerados como
una base firme para lograr el control sobre los eventos climatológicos desastrozos,
el mantenimiento de la fertilidad de los suelos y de las semillas y el éxito en la
producción agrícola. De ello dependía la subsistencia y tranquilidad de las familias.
Todo el ciclo agrícola se iniciaba con el permiso para abrir la tierra con la coa –

200
posteriormente el arado- iniciando con ello las actividades de siembra y para ello
había que pedir permiso a la(s) deidad(es) relacionadas con el suelo.

Las deidades agrícolas incluían a Quetzaolcóatl (al comenzar a abrir el


suelo con la coa), Chicomecóatl (solicitando a la deidad del maíz la llegada de las
primeras aguas para iniciar la siembra), Xilonen (cuando se formaba la espiga del
maíz), Centéotl (cuando el maíz estaba maduro) y a las dedidades y sus
advocaciones, que estaban relacionadas directamente con el agua y la llegada de
la lluvia. También había rituales relacionados con la protección a las plantas
tiernas que eran alimento para hormigas, pájaros, tuzas, ratones de campo,
tejones, ardillas y demás plagas que afectaban los cultivos; en ellos se quemaba
copal en medio de las sementeras y se pedía a los dioses que “…les libren sus
sementeras de los animalejos…” (Ponce 1892: 8). En relación con la lluvia, eran
Tláloc y sus ayudantes (tlaloques, tlamacazques) lo encargados de llevarla, de
alejar el granizo y ejecutar las acciones para disminuir el impacto de los eventos
climatológicos sobre los cultivos, o para favorecer otros (Ruiz de Alarcón 1892:
168 en Romero 2003: 35).

Había en cada pueblo ciertos ancianos dedicados para el ministerio de los


sacrificios de penitentes, que llaman tlamacauhque, y los tales viejos se
llamaban tlamacazquem que suena entre nosotros sacerdotes […] le mandaba
que fuese vokando como orando a pedir mercedes, […] que era en las
cumbres de los montes o en las lomas altas…(Ruiz de Alarcón 1998: 49-53).

El fuego y el sahumado de los sembradíos les protegían de insectos, o de


los animales que destrozaban los cultivos. Se hacía mediante fogatas y
sahumerios con copal y tabaco: “…pues ya vine a correrlos y aventarlos y ya no
han de hacer aquí más daño, que yo les mando vayan y habiten muy lejos de
aquí, que ya traigo el incienso blanco y pardo y amarillo, con cuya virtud los atajo y
impido para que no puedan pasar…” (Ruiz de Alarcón 1892: 168 en Romero 2003:
28). También tenían rituales específicos contra plagas de difícil control, para lo
cual primero identificaban el animal que dañaba las sementeras (tipo de destrozo,
huellas de patas, excremento que dejaba). Ruíz de Alarcón (1892: 168 en Romero
2003: 29) describe el que se utilizaba en contra del tejón, para lo cual se recogían
los destrozos dejados por el animal, se encendía una fogata a la que se ponía
tabaco (piciete) y se oraba advirtiendo al tejón que se fuera a otras regiones. Si no
hacía caso se solicitaba permiso para matar al destructor.

En el valle de Morelos se hacían rituales para conjurar el daño de las


hormigas a las sementeras y a los huertos; si el conjuro no resultaba las
contrarrestaban con agua y tabaco verde que se ponía en el acceso al hormiguero
(Ruiz de Alarcón 1892: 168 en Romero 2003: 29). Los conjuros y encantamientos
que describe Ruiz de Alarcón (1998: 112) eran para evitar que los animales
comiesen las sementeras, invocaban al fuego para que no les dejase pasar
“…pues ya viene a correrlos y aventarlos y ya no han de hacer aquí más daño,
que yo les mando vayan y habiten muy lejos de aquí…”. Luego les amenaza con
llevar el “…incienso blanco y pardo y amarillo, con cuya virtud los atajo e impido

201
para que no puedan pasar los dichos mis tíos, los espiritados o extranjeros,…”; es
decir, con ponerles humo de copal y de tabaco para ahuyentarlos.

Hernando Ruiz de Alarcón (1998: 110, 112-114) dedica varios capítulos a


los conjuros para ahuyentar tejones, hormigas, aves, puercos monteses, para que:
“…como por oficio acuden [los perros] también a la defensa de las sementeras y
huertas para que no las rocen y destruyan…”. El conjuro se realizaba a las orillas
de los cultivos, donde previamente se habían retirado las cañas quebradas,
mazorcas y espigas destrozadas, o la fruta caída que hubiesen sido dañados por
los animales. Luego, utilizando la ayuda de un sahumerio se echaba incienso
blanco e invocaba al fuego para recibir su ayuda en la empresa. El retiro de los
restos que los animales habían dejado, tenía por objeto ahuyentarlos para que no
volviesen a entrar en la sementera.

El Tratado Tercero de Ruiz de Alarcón (1998: 127-138) está dedicado a las


supersticiones de los labradores y sus conjuros, para “…valerse de su favor para
el buen acierto en la siembra, y el buen logro de la cosecha de cualquier género
de semilla;…”. Los rituales para apoyar el crecimiento de las plantas incluían el
sacrificio de animales, la quema de copal y el consumo de alimentos elaborados
ex profeso para éstos eventos propiciatorios (Ponce 1892: 8 en Romero 2003: 31).
Por supuesto, la cosecha era un momento para dar gracias, ofreciendo sacrificios
de animales, ayunos y comidas especiales dedicados a las deidades. Los tamales
y guisos de aves eran parte importante en estos eventos, que precedían a los
relacionados con el almacenado del grano en los depósitos especiales –como los
cuexcomates- (Ruiz de Alarcón 1892: 178 en Romero 2003: 31).

Cogida ya la semilla resta decir del conjuro que usan para la preservación
della, así contra las sabandijas, como contra la corrupción, y para que no se
acabe presto, quiero decir, para que en la troje se multiplique como la harina y
aceite de la viuda,… (Ruiz de Alarcón 1988: 136).

Los conjuros se aplicaban a numerosas actividades agrícolas y servían –


según los agricultores- para: mantener la fertilidad del suelo, sembrar y trasplantar
cultivos (maíz, calabaza, frijol, huautli, magueyes y tubérculos en las regiones
tropicales), también se hacían para pedir permiso a las deidades y cortar árboles,
ahuyentar plagas, obtener una buena producción (Ruiz de Alarcón 1892: 175-179
en Romero 2003:33; Ruiz de Alarcón 1988: 134-138). Los rituales, conjuros,
oraciones, peticiones y demás, iban acompañados de prácticas agrícolas
específicas, muchas de las cuales siguieron teniendo utilidad práctica hasta hace
pocas décadas. También se incluyen en el texto de Ruiz de Alarcón (1988: 86) los
conjuros para cortar madera y los de caza de volatería, caza con lazos de los
venados, caza con arco y flecha y caza de animales de otros géneros (Ruiz de
Alarcón 1988: 94, 99, 108, 110).

202
Consideraciones Sobre la Información

La actividad agrícola novohispana a finales del siglo XVI puede considerarse como
simple en lo que respecta a su tecnología; sin embargo, la complejidad radica en
el conjunto interrelacionado de elementos, que incluían desde el manejo ambiental
hasta la minuciosa aplicación de técnicas agrícolas. Algunas de ellas -como las de
regadío o fertilización- implicaban el movimiento de suelos y agua de una manera
extensa y sofisticada. Por otra parte, la vida cotidiana de los campesinos integraba
varias actividades como caza, pesca, fabricación de utensilios con plantas y otros
recursos naturales, que funcionaban como un complejo, junto con el cultivo y el
manejo de plantas arvenses y ruderales que coayuvaban tanto a la alimentación,
como a la curación de varias enfermedades. De hecho la alimentación –al igual
que en el Viejo Mundo- era en esos tiempos parte del sistema de mantenimiento
de la salud y la curación de enfermedades.

El manejo ambiental estaba relacionado con el elemento de riesgo y se


articulaba con rituales, plegarias a las deidades relacionadas con los fenómenos
naturales, ofrendas y con la presencia de un cuerpo de especialistas en el control
de los eventos catastróficos para el cultivo. El conocimiento de componentes
agrícolas como el suelo y el agua era detallado y práctico, apoyado por personas
especializadas en sus manejos. La aparente sencillez de la tecnología se
complementaba con un refinado conocimiento y control de estos recursos y con
mano de obra especializada en labores que incluían actividades como las
relacionadas con el manejo hidráulico, o con el manejo de los árboles, la
construcción de almácigos, o el estercolado de tierras y cultivos.

En fin, el manejo de fuentes como el fraile Bernardino de Sahagún, tan


socorrido por los especialistas, o los escritos del también fraile Alonso de Molina,
o del sabio Francisco Hernández, ha sido ampliamente utilizado; sin embargo,
proponemos aquí una forma de manejar la información que -en este caso- llevan
al lector a echar un vistazo en el conocimiento agrícola, la alimentación y algunos
aspectos que se van conformando desde el siglo XVI, para integrarse en una
nueva agricultura, que no fue una mezcla mecánica de elementos –un caldero
donde se mezcla todo sin discriminar elementos- sino un proceso de selección y
reintegración de componentes, adaptados a las nuevas condiciones que también
se generan en el ambiente y la tecnología, por no mencionar las nuevas formas
del trabajo agrícola y la reoganización social, económica, política, cultural y
demás, de las sociedades nativas.

El conocimiento refinado de la agricultura de los nahuas y de los impactos


que sufrió al entrar en contacto con las plantas, animales y formas de cultivo
traídas al Nuevo Mundo por los españoles, es una buena base para entender el
proceso de conformación -a través del tiempo- de los componentes que la
agricultura mexicana presenta en nuestros días. El proceso de cambio no queda
paralizado en el tiempo, tampoco los elementos que lo integran, pero lo tenemos
que detener un poco para poder entenderlo con una visión que no posee la

203
dinámica que sería necesaria, pero que no pierde de vista la interrelación de
algunos elementos del complejo conjunto.

Ilustración 7
Siembra con coa. Códice Florentino

204
II. DEL OTRO LADO DEL MAR:
Lo que llegó con los españoles

205
LA AGRICULTURA EN ESPAÑA
ANTES DE LA AVENTURA AMERICANA

Antecedentes: llegando al otro lado de la mar océano

Entre el 3 de agosto 1492 y noviembre de 1504 Cristóbal Colón realizó sus cuatro
viajes al Nuevo Mundo102; con ellos entraron en América los primeros alimentos
traidos de Europa. Entre ellos estaban: pan, miel de azúcar, pez cocido, dulces,
miel de abeja, pasas de higo y vino. Más tarde, con la fundación de La Isabela -en
1493- entraron una serie de plantas y animales al Nuevo Mundo: trigo, cebada,
caña de azúcar y viñedos. Las vides no encontraron un terreno adecuado y no
prosperaron (Rojas 1993: 16-18). Colón escribe en su diario sobre la necesidad de
llevar al asentamiento carneros vivos “más fembras que machos”, becerros y
becerras, asnos y asnas, yeguas haciendo pedidos para que se le enviasen desde
España -en forma urgente-. Él mismo, llevaba en el tercer viaje: trigo, vino carne,
caballos y ganadería (Rojas 1993: 18-19). El fraile Bartolomé de Las Casas
asentaba que el Almirante se enfrentó con los intereses de los hispanos, que no
querían convertirse en agricultores ni en colonos, ya que deseaban obtener
beneficios personales rápidamente (Rojas 1993: 18).

El 25 de septiembre de 1493 partieron de Cádiz los 17 barcos que


constituían la flota del segundo viaje de Colón. Avituallados para seis meses,
llevaban 1200 hombres -entre marineros, soldados y colonos-. Por orden real, los
funcionarios andaluces tenían que facilitar al sevillano don Juan de Fonseca –
encargado de organizar la flota- la compra de las provisiones y todo lo necesario
para la expedición, a precio de tasa. Fonseca consiguió en primer lugar trigo, que
comprara a 25 ciudadanos en Jerez de la Frontera, en cantidad suficiente para
producir “galletas de munición”, que fueran básicas en la dieta de los marineros103.
Las reses y cerdos adquiridos para alimentar al grupo, fueron sacrificados y los
trozos de carne conservados en adobo o en salmuera. El vino se almacenó en
sólidas barricas de roble, para que no se echase a perder durante el viaje. El dos
de noviembre llegaron a la isla Dominica y el 22 del mismo mes arribaron a la isla
La Española.

Después de enterarse de la destrucción de la guarnición –Navidad- Cristóbal


Colón fundó la Isabela, que fue otro lugar inadecuado para crear un asentamiento,
sin agua potable en las cercanías y lleno de mosquitos. Envió a Antonio de Torres
de regreso a España, con 12 embarcaciones y la petición a los reyes para el envío
de alimentos españoles (Eliot 1992: 130). Además de alimentos, Colón solicitaba
102 er
1 viaje del 3 de agosto al 18 de enero de 1493 (llega a las islas Lucayas o Bahamas el 12 de
octubre); 2° viaje del 25 de septiembre de 1493 al 10 de marzo de 1496 (se crea el primer
er
asentamiento español en La Isabela), 3 viaje del 30 de mayo de 1498 a octubre de 1500 y 4° viaje
del 11 de mayo de 1502 a noviembre de 1504 (Rojas 1993: 17).
103
Se vendió a 73 maravedíes el bushel (32.2 litros); es decir unos 15 centavos oro de dólar (Eliot
1992: 109).

206
también el envío de trajes y zapatos, telas y cueros para poder ser vendidos “a
precios razonables”, un centenar de armas de fuego, otro centenar de ballestas,
200 corazas para protegerse de las flechas envenenadas y abundancia de pólvora
y plomo. Esta petición a los reyes, muestra claramente cuáles eran las
necesidades básicas en la época, como veremos en seguida:

Como tardaría algún tiempo en cosechar el trigo y la cebada que habían


sembrado, así como las parras y los vástagos en dar uvas y azúcar de caña,
los alimentos debían suministrase desde España, en particular vino, galleta
marinera, tocino y carne en salmuera. Pocos animales habían sobrevivido el
viaje, de modo que también necesitaban ganado, ovejas y asnos y yeguas
para la cría de mulas. Asimismo, él apreciaría algunas golosinas para los
enfermos, como azúcar, pasas, arroz, almendras y miel… (Eliot 1992: 130).

En 1500, los portugueses entraron en Brasil, llevando con ellos: gallinas,


pan, dulces, miel y pasa de higo; desde 1502 iniciaron la explotación del Palo de
Brasil, que comercializaban en Europa de manera muy importante (Rojas 1993:
19-20). Para entonces, la Española era el centro administrativo del Nuevo Mundo,
con cultivos y ganadería que sustentaban a los hispanos que llegaban; pero sus
condiciones climáticas hacían que plantas como el trigo no tuviesen una
producción adecuada “…nace bien el trigo pero se cosecha poco por la fertilidad
del terreno […] pero yo digo que no se coge ni mucho ni poco…” (Benzoni, en
Rojas 1993: 20). En contraste, los ganados “…se multiplican mucho, porque no
hay animal ninguno que mal le faga en toda ella…” (Fernández de Enciso, en
Rojas 1993: 21). Los españoles consumían habitualmente algunos productos
americanos: pan de cazabe, yuca brava, batatas, piña y mamey (Fernández de
Enciso, citado en Rojas 1993: 21).

En 1509 Vasco Núñez de Balboa funda Santa Ma la Antigua del Darién,


primera población del continente; la administró en sus primeros años, cuidando
que se cultivaran yuca y maíz; además de introducir crías de cerdos para el
consumo de carne -los primeros que entraron al Nuevo Mundo-. En 1513
Pedrarías Dávila fue nombrado gobernador de la colonia, con el encargo de crear
algo semejante a La Española; introdujo en ella “…caballos, armas, municiones y
material de guerra; se llevaron aperos de labranza, herramienta para artesanía,
animales para reproducción y semillas…” (Huber, en Rojas 1993: 21). En 1519
fundó Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, trasladando a los colonos.
Patiño (En Rojas 1993: 21) anotó que se sembró trigo en la zona pero que no
prosperó “…por la excesiva humedad del lugar…”. La ordenanza de su fundación
decía: “Luego de sembrar y acomodar el ganado, como para provisionarse,
comiencen con mucho cuidado y diligencia a fundar y edificar casas con buenos
cimientos y paredes…”.

La idea de traer colonos al Nuevo Mundo llega con Colón y los primeros
asentamientos en las islas. Para los pasajeros comunes, viajar a través de la mar
océano era toda una aventura. Los responsables del buque únicamente le daban
agua, que estaba racionada por persona y se utilizaba tanto para beber como para

207
lavar. Así, pues, cada viajero había de llevar consigo sus propias vituallas, mismas
que se conformaban por alimentos que soportaran el viaje sin descomponerse
como: tocino, harina, galletas, carne y pescados salados, aceite, vinagre, o
embutidos. Además, el pasajero llevaba sus propias mantas, colchas y ropas
personales. En estos viajes era frecuente transportar jaulas con animales vivos:
gallinas, pavos, tórtolas y demás. Todo ello originaba compras, ventas y trueques,
un comercio que se iniciaba en el puerto y continuaba a bordo de los buques. En
el siglo XVI, la tripulación mínima exigida para un navío de 100 toneladas
ascendía a 31 personas: 14 marineros, un artillero, ocho grumetes, tres pajes,
despenseros, alguacil de agua, contramaestre y capitán (Gargallo Merseguer
1997/2000).

Sobre como cultivar la tierra

Al establecerse, los colonos comenzaban a cultivar la tierra y a criar animales


domésticos. En este contexto, salió a la luz el volumen Agricultura General
compuesta por Alonso de Herrera que trata de la labranza del campo y sus
particularidades, crianza de animales y propriedades [sic] de las plantas, que fue
publicada por vez primera en 1513, reimpresa en 1539, en 1620 y la edición en
cuatro volúmenes de la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País
(1818-1819). Esta obra de agricultura fue reeditada en 1981 y en 1988 por el
Ministerio de Agricultura y Pesca de España. Gabriel Alonso de Herrera (1988:50)
utiliza como antecedente y de manera constante las informaciones y materiales
agrícolas, escritos por Virgilio (Georgica), Pedro Crecentino (Libro XI), Plinio,
Columela, Paladio, Teofrasto y Varrón. Esta comparación en sus fuentes le sirve
para afirmar la certeza de ciertas prácticas agrícolas que encontró y describió; por
ello, Herrera es considerado como el padre de la agricultura moderna y el último
tratadista de la tradición geopónica antigua y medieval (Terrón, en estudio
introductorio para el libro de Herrera 1988: 3).

La tierra y la agricultura

En estas épocas había que considerar que sin suelo no había agricultura, así que
se inicia con este elemento el proceso del cutlivo. Lo primero a establecer sobre la
tierra se relaciona con que esta sea magra o flaca, en cuyo caso la huelga
(descanso) sería el principal remedio; así, por ejemplo, la tierra buena solamente
requeriría de un año de huelga. En este caso, la presencia de regadío modifica la
situación, porque estas tierras tienen el beneficio de la humedad del agua, que
combinado con el del estiércol “…pueden sufrir cualquier trabajo que les den…”.
Las tierras muy flacas requieren de mucha huelga y de ser engrassadas [sic] con
estiércoles (Herrera 1988: 48-49). El autor establece con claridad la existencia de
una relación entre ciertas características ambientales y climáticas, con el tipo de
tierras que eran destinadas a la actividad agrícola.

208
La tierra era según Alonso de Herrera (1988: 46) uno de los cuatro
elementos naturales, “…o principio de las cosas…”; de esta manera, dice que las
tierras y regiones se dividen en varias formas: (1) por el clima en frías y calientes,
(2) por el relieve en aquellas con alturas y cerros, o con valles y honduras, (3) por
la cantidad de agua disponible la tierras se dividían en secas y húmedas y, (4) por
la cantidad de luz en sombrías y solanas (Herrera 1988: 48-49). De aquí se
establece una primera premisa sobre el uso que a cada tipo de terreno debía
darse. Siguiendo a Virgilio, Herrera dice que “…no ay tal medicina ni
remedio…como aprovecharse dellos [sic], según requiere su naturaleza, porque
no es toda tierra abil [sic], ni suficiente para fructificar en toda manera de fruto...".

Más adelante agrega que “...por eso es bueno apropiar a cada tierra lo que
bien y propiamente le pertenece, y puede llevar".", por lo que las plantas utilizadas
en cada tipo de tierra deben tener características apropiadas para ese lugar
específico; por ejemplo, en tierras frías "...poner plantas que con frialdad no se
quemen...", en tierras secas aplicar la humedad, en las húmedas se requería de
continuo humor, en las altas y cerros mucho aire, en los valles y honduras
resguardar de los vientos, en las sombrías cuidar lo que recibe daño del sol o que
no le necesita mucho, en las solanas lo que es enemigo de las sombrías y demás,
de tal forma que las tierras que no sirvan para pan (granos) serán para hierba o
para arboledas (Herrera 1988:49).

Es decir, la propuesta de Herrera se basa en la idea de contrarrestar los


elementos faltantes -o los que eran característicos de un lugar- con otros
agregados que los compensasen, para lograr un equilibrio. Además, propone
utilizar cada tierra –o no- de acuerdo con sus características regionales; esto lo
expresa con claridad cuando dice que “…por esso es pobre España, porque o no
emplean cada tierra en aquello para que es propia, y porque dejan muchos baldíos
sin provecho, de muchas cosas que se podrían aprovechar…” (Herrera 1988: 49).
Otra idea que se expresa claramente en el texto de Herrera (1988: 49-50), es que
la presencia de malezas (“yervas”) es un elemento negativo en el contexto de un
campo de cultivo y éstas tienen que ser eliminadas. Así, por ejemplo, uno de los
objetivos de arar la tierra es "...matar la yerva...". La hierba "…si mucho crece,
quita la substancia a las otras plantas, dejúgalas, y ahógalas, y aun mátalas del
todo..." (Herrera 1988: 50).

Sobre el manejo de distintos tipos de suelos

Como deja claro el autor, la primera premisa es que el suelo es factor fundamental
para la actividad agrícola; además, es un elemento que puede resultar
deteriorado, como consecuencia de malas prácticas de cultivo. Por ejemplo, "...Ia
tierra se daña mucho si la aran, o cavan muy seca, o muy mojada, porque lo que
está muy mojada, si así se trata, hacerse barro y Iodo, y en lugar de pararse fofa,
hueca, y muelle, tornase dura, y muy empedernida, que queda rebatida por
algunos años..." (Herrera 1988: 51). Otra de las propuestas del autor es desecar

209
las lagunas mediante sangraderas y acequias y utilizar estos suelos en el cultivo
de cereales (Herrera 1988: 49). El suelo debe ser cuidado para que no pierda
ciertas características, para lo cual aporta una serie de consejos, que están
dirigidos al mejoramiento del suelo agrícola (Herrera 1988: 48). Éstos, pueden
resumirse en la siguiente figura 36:

Figura 36
Tipos de suelos agrícolas y formas de mejorarlos según Alonso de Herrrera
N° Tipo de Tierra: Manejo:
1 Magra o flaca Huelga (descanso).
2 Con aguas detenidas Hacer conductos o sangraderas para consumir la
humedad dañosa y por donde el agua se escurra
(acequias pequeñas reducidas a una grande y
acequias ciegas que son hondas).
3 Fría, húmeda 1. Mezclarle cargas de arcilla -que es caliente-
pero esta solución no le parece tan adecuada
porque la arcilla es estéril.
2. Echar mucho estiércol que es caliente y por
ello enmienda el vicio de la humedad de la tierra.
No se debe poner demasiado, especialmente a
las hortalizas “…donde abunda el humor…”.
3. Además se le puede echar buena tierra.
4 Gruesa 1. Mezclar con arena y ararla, para incorporar lo
uno con lo otro.
2. Sembrarla con haba, melón, cohombo,
panizos y mijos, para que la tierra "…se cansara
algo…". (Cucumis flexuosus); (Setaria italica)
(Panicum miliaceum).
5 Pedregosa 1. Hacer montones de piedras, no quitarlas.
2. Sacar la piedra a los lindes.
6 Con poca piedra 1 .No se quitan las piedras, porque en el verano
"tienen frescas las raíces".
7 Con juncales Quemándolos y con labor continua.
8 Con grama Arrancar todo lo que saque el arado.
9 Muy viciosas Cansarlas con siembras continuas "muchos
años, unos tras otros."
10 Con helechos 1. Sembrando entre ellos altramuces o habas.
(Lupinus albus).
2. Cortarlos cuando nacen.
3. Quebrantarlos con un palo cuando están
tiernos.
4. Echarles a perder con su mismo zumo.
11 Con yezgos Cortarlos con cuchillo de caña, cuando están
(Sambucus ebulus) nuevecitos.
12 Con carrizos Cortarlos con cuchillo de caña, cuando están
(Phragmites vulgaris) nuevecitos.
13 Muy flacas 1. Con mucha huelga y luego engrassarlas
con estiércol.

210
2. Que duerman ganados en ellas y
remudar los postreros [sic] para que a
todas partes alcancen.
3. Echar estiércoles podridos.
4. Quemar cosas que hagan ceniza.
14 Tierras calientes Poner cosas que con el calor crezcan.
15 Regiones frías Poner plantas que con frialdad no se quemen.
16 Regiones secas 1. Sembrar lo que no ha de menester
mucha sustancia.
2. Poner plantas que cpn la sequedad son
mejores que con la humedad.
17 Tierras húmedas Plantar lo que requiere y ha de menester
continuo humor.
18 Tierras altas y cerros Plantar lo que ha de menester mucho aire.
19 Valles y honduras Plantar lo que se ha de guardar de vientos.
20 Tierras sombrías Plantar lo que recibe daño del sol, o no lo ha
mucho menester.
21 Tierras solanas Plantar lo que es enemigo de las sombrías.

Sobre el ciclo agrícola

La serie de consejos anotados por Herrera (1988: 51-57), relacionados con la


roturación del suelo, establecen una primera distinción entre las tierras gruesas y
las ligeras (flacas o sueltas). Las gruesas tienen que ararse cuando hace calor
(verano), para que se "...cuecen todas las yervas [sic] y sus raíces...". En cambio,
las tierras delgadas deben ararse en el invierno, para que no se resequen como
resultado de la acción solar del verano. Las características regionales eran
importantes para definir qué hacer con la tierra; antes de la siembra, las tierras
pueden requerir hasta cuatro rejadas (tierras gruesas) o aradas; cada una de
estas tiene un nombre particular: (1) alzar (o barbechar), que se debe realizar
antes de la navidad, (2) ya en la primavera se hace el binar (segunda), (3) poco
antes de la siembra se lleva a cabo la actividad de terciar, donde se aplica
estiércol, a la tierra y se permite su aireamiento.

Las malas hierbas

Posteriormente, ya con la tierra preparada, se hacen las sementeras. Una vez


sembrada la simiente, la actividad de escarda o sallar, es indispensable para
eliminar las "malas yervas" de los campos de cultivo; esta actividad está
relacionada con la altura de las plantas, lo que ocurre cuando "...tienen raíces
suficientes, para que estén sin peligro de la escardadera..." (Herrera 1988: 64). En
varias partes de su obra, Gabriel Alonso de Herrera (1988: 58) insiste en la
necesidad de observar las características climáticas regionales, con el objeto de

211
realizar las actividades del ciclo agrícola para que se realice en concordancia con
los fenómenos naturales. Así, por ejemplo, el tiempo de sembrar tiene que
hacerse "...cuando los árboles se comienzan a despojar de hoja, que ya el cielo da
señal de sementera...". Las características climáticas a considerar son el frío, el
aire y el inicio de la temporada de lluvias. Las condiciones ambientales
relacionadas con lo anterior son: el tipo de suelo ("... virtud y calidad de la tierra...")
y el relieve.

Sobre los manejos del suelo y la roturación

Una de las ideas esenciales en los consejos dados por Herrera a los agricultores,
es alentar el mantenimiento de las propiedades del suelo que se relacionan con su
fertilidad. Si fuese necesario, se realizarán manejos tendientes a mejorar las
características de los suelos agrícolas. La actividad de arar -o cavar- tiene seis
"provechos", los cuatro primeros fueron tomados por el autor de Pedro Crecentino
y los otros dos aportados por él mismo. Estos beneficios son: (1) ejercitar y obrar
la tierra para que penetre el sol y el agua, (2) igualar la tierra, (3) mezclar e
incorporar varios elementos, por ejemplo tierra gruesa con liviana, tierra y
estiércol, o tierra y simiente, (4) desmenuzar la tierra que está hecha terrones, (5)
"...matar la yerva…" y, (6) "...modifica la tierra, y se para hueca…" (Herrera 1988:
50).

Sobre la roturación del suelo Herrera (1988:50-5) sigue los consejos de


Crecentino, Columela y Paladio, que incluyen los siguientes manejos: (1) no arar
tierra muy seca o muy mojada, (2) si la tierra está muy estercolada no se rebaje,
(3) si tiene rastrojo del año anterior, tiene que quemarse cuando no haya viento
fuerte (la ceniza da "...mucho provecho a la tierra..,"), (4) la quema se debe iniciar
desde la parte donde viene el aire, "…lo cual se ha de hacer de la [sic] misma
manera en las rozas...", (5) la quema se hace cuando hay "...tales nuves [sic], o
humedades, y nublados, que presto se crea ser la pluvia, porque después el tal
rastrojo, o roza se aya [sic] quemado, el agua que sobreviniere, mezclele muy bien
la ceniza con la tierra y la adobe y de substancia."

Las semillas usadas para la siembra

Sobre la semilla y sus características Herrera (1988: 54-56) opina que en el caso
de granos como el trigo, el centeno, la cebada y también con algunas legumbres,
no debe usarse simiente que haya estado almacenada por más de un año.
Tampoco debe mezclarse semilla vieja con nueva y no debe utilizarse aquella
producida en tierra fría para la tierra caliente, la de tierra seca para tierra húmeda,
la de temprana a tardía, o viceversa, "...porque se daña, y se corrompe..." y,
además, porque "...de muy buena simiente nace muy buen fruto... y de la mala
simiente nunca sale buen fruto...". La semilla debería conservarse en lugares

212
secos “…en lugar enjuto…” (Herrera 1988: 271), para evitar el daño causado por
la humedad.

La manera de sembrar de los agricultores, para Herrera (1988:58-59) era un


componente de gran importancia y sus consejos incluyen: (1) "...echar y esparcir la
simiente igual por toda parte..", (2) hacer surcos hondos, (3) cubrir la semilla para
que no se pierda, (4) si se arroja la semilla con la mano derecha se cubre con el
pie derecho, (5) la cantidad de semillas sembradas dependerá de las
características de cada región. Además, los agricultores no podían olvidar el papel
relevante que la ayuda del señor tenía en el éxito de los cultivos y su presencia
era considerada como “…un acrecentamiento de labor…".

Mejoramiento de los terrenos y estercolado

El mejoramiento de los terrenos de cultivo se relacionaba con la aplicación de


abonos con origen animal. Sobre estercolar, Herrera (1988:52-57) dice: (1) se
requiere más en tierras calientes y secas que las frías y húmedas, (2) el estiércol
ha de ser viejo y podrido, (3) el estiércol se debe esparcir en el menguante para
que "… no cría tanta yerva...”, (4) el estiércol se debe cubrir luego, para que el sol
"…no deseque la virtud…", (5) se debe aplicar antes de hacer la sementera para
que "...el estiércol no pierda su fuerza, y en lugar de emplearla en criar pan, la aya
[sic] echado en criar yervas [sic] muy malas, y inútiles y dañosas…", (6) cuidar que
el estiércol se revuelva bien con la tierra, lo que se hace mediante el control de la
profundidad de surco (fulco).

Resalta el autor (Herrera 1988: 51), otra forma de abonar los suelos, que
estaba relacionada con la importancia del rastrojo y de su quema en el
mantenimiento de la fertilidad. La quema sirve también para eliminar maleza y su
finalidad es "... estercola[r] la tierra...". Esta actividad, debe realizarse cuando
"...no ande viento recio..." que pueda llevarse la ceniza (pavesa) que "...da mucho
provecho a la tierra...", ni cuando como efecto del viento pueda extenderse el
fuego. La quema debe ocurrir:

…quando anduviere un aire suave, leve, que ayude a andar aquella flama, la
qual deve encender de aquella parte donde el aire viene; lo qual se ha de
hacer de la misma manera en las rozas. A lo que se agrega que esta quema
debe llevarse a cabo: "en tiempo que aya tales nuves, o humedades, y
nublados, que presto se crea ser la pluvia, porque después que el tal rastrojo,
o roza se aya quemado, el agua que sobre viniere, mezcle le muy bien la
ceniza con la tierra, y la adobe, y de substancia.

Una forma de estercolar los suelos era utilizando “…agua turbia que la
engruessan [sic] mucho…”. En esta agua turbia debían haberse “…deshecho
cieno, o estiércol bien podrido, o tierra gruessa [sic], y aun si la tierra es arenisca,
echarle a bueltas tierra gruessa [sic]…” (Herrera 1988: 268). El autor consideraba

213
que en las huertas era indispensable la aplicación de estiércol animal (“lo de
animalías”), previamente mezclado con paja, o juncos, lodo y agua; si el lugar lo
permitía se le debían agregar helechos, yezgos y cegutas podridos “…o cualquier
otra cosa, como cardos, yerva [sic], y aún el lodo de las calles es muy bueno.”
Además de la basura de la casa (Herrera 1988: 128-129), que se colocaría en
montones -lejos de ésta- o del pozo “de bever” [sic] y apartado de los árboles de la
huerta. Según Herrera (1988: 268) se le podía echar agua “…de río, o de alguna
laguna que esté tibia engrassa [sic] mucho el estiércol mas que la fría.”

Cosecha y Ensilaje

La cosecha (segar y trillar) del trigo tiene que llevarse a cabo cuando el trigo no
está demasiado seco, antes de que el sol y el calor ("caniculares") lo haga caer y
mengüe la producción, antes de las granizadas y vientos ("turbiones"), antes que
"...Ias aguas lo echen a perder...", cuando está "maduro y enjuto", para que no
"...críe gorgojos, tranzas, y otras suciedades...". De preferencia, esta actividad se
debe ejecutar en el menguante y no en el creciente de la luna, "...porque mas se
guarda, y menos suciedades engendra,...". Al mismo tiempo, se debe almacenar el
rastrojo (Herrera 1988: 69).

El almacenamiento del grano cosechado y del rastrojo necesita de trojes y


silos. Las trojes deben ser altas, frías y airosas, ubicadas lejos de establos y
lugares que generen mal olor, lejos de zonas húmedas y con ventanas dirigidas al
viento cierzo, que es frío y no caliente ni húmedo, para que no se descomponga la
simiente cosechada ni se “…corrompa muy presto el pan...". Los silos deben
hacerse en lugares secos, "…en lugares enjutos…", en tierra muy seca y sin
humedad, en tierras arcillosas, duras y lugares altos…", donde no pare agua ni
humedad…" (Herrera 1988: 69-71).

Los Elementos del Clima y la Predicción de Eventos

Aunque los consejos de Herrera sobre las actividades para conocer los efectos del
clima sobre las plantas, están fundadas en observaciones basadas en la
experiencia sobre regiones de España, que explican actividades que eran
aplicables a cualquier otra parte del mundo. La observación de los elementos del
clima era fundamental en la actividad agrícola. Sobre el viento y su efecto en las
actividades de cultivo, el autor (Herrera 1988: 53) establece en primer lugar la
ocurrencia de dos tipos: (1) el viento gallego que tiene lugar entre los inicios de
febrero y los finales de marzo y, (2) el viento cierzo, que es seco y frío. El viento
gallego es descrito por Herrera como caliente y húmedo y su efecto sobre la tierra
es proporcionar "...mucha sustancia y sazón la tierra... El viento cierzo es "...muy
contrario a la labor de la tierra..." y sólo se utiliza si se desea matar la hierba, para
lo que se descubren las raíces de las plantas.

214
Una serie de señales anunciaban al agricultor las tempestades, turbiones o
granizos y los hielos o nieves (Herrera 1988: 427). Estas señales le hacían
identificar algunos elementos en el sol (color amarillo o rojo, o si tenía nubes), en
el tipo de nubes y la manera en como éstas se agrupaban (“amontonaban”), en la
luna con sus fases y halos observables, en los ruidos de los animales (por ejemplo
el tipo de graznido de los ansares), en el lugar ocupado por las aves con respecto
al agua (donde se aposentaban las garzas y si estaban tristes), o en el color de la
llama del fuego. Un párrafo sobre este asunto ilustrará mejor al lector acerca de
esta cosmovisión europea del clima y su predicción en estos tiempos:

Quando antes que el sol sale rojean algunas nuves [sic], es señal de vientos:
si quando el sol sale tiene cerco, señala vientos, los quales vendrán de aqeulla
parte de donde el cerco se comienza a deshacer, mas si todo el cerco se le
quita, juntamente, será el día reposado (Herrera 1988: 428).

Las plantas y sus funciones

Los primeros cultivos domesticados fueron semillas comestibles: trigo, cebada,


avena, lentejas, garbanzo, arvejas y lino; eran fácilmente almacenables, crecían
fácil y rápidamente. Sufrieron unos pocos cambios genéticos para que su uso
fuera accesible a los primeros cultivadores y sus parientes silvestres aún se
reconocen. Ya desde el siglo X -en los tiempos árabes- se encuentran presentes
varios de estos cultivos en la península Ibérica. Entre ellos eran de uso común: el
sorgo o trigo de Guinea, el arroz asiático, trigo duro, caña de azúcar, algodón del
Viejo Mundo, naranja dulce, naranja sevillana, limón, lima, pomelo, banana,
plátano, sandía, espinaca, alcachofa, colocasia, berenjena y mango (Watson
1996, en Malpica 2001: 100). Cada uno de ellos estaba restringido en su cultivo
por el clima, pero su presencia intensificó el conocimiento de los agricultores sobre
los métodos de cultivo y varias de las prácticas agrícolas que estaban dirigidas a
enriquecer los suelos y a generalizar su estercolado.

Estos cultivos, junto con los mediterráneos, tenían demanda creciente; su


durabilidad, consumo de tipo inmediato, acceso a mercados cercanos y
excedentes, obligaban a su transformación –como sucedió por ejemplo con la
caña de azúcar- (Malpica 2001: 100-101). Cada planta tiene propiedades
específicas, que el agricultor debe conocer y de ahí que el tratado de Herrera
(1988: 71-88) derive en una serie de consejos sobre sus aplicaciones. Además de
alimenticias, estas plantas intervienen en la cura de una serie de enfermedades
que incluyen: eliminar los dolores de dientes, reducir los efectos dolorosos de la
gota, curar el catarro, curar la tuberculosis, mejorar la digestión, contrarrestar los
efectos de las mordeduras de perro rabioso, curar la lepra, reducir la comezón,
controlar los problemas urinarios, quitar las manchas del cuerpo, curar llagas,
matar chinches, controlar las flatulencias, quitar el dolor de oídos, controlar el dolor
de matriz y demás.

215
Sobre el manejo de los árboles y las vides

El libro de Alonso de Herrera tiene una sección dedicada al manejo de plantas


específicas como la vid y de árboles como el laurel, avellano, nogal, los castaños,
los alvarcoques [sic], algarrobos, arrahanes [sic], álamos negros, cerezos,
guindos, ciruelos, cipreses, duraznos, encinas, fresnos, granados, higueras,
laureles, morales, membrillos, manzanos, cítricos, enebros, olivas, azebuches,
palmas, perales, pinos, sauces y demás. En cada árbol, el autor describe sus
características particulares, sus manejos -que incluyen los cuidados particulares
para cada uno-, poda, conformación de arboledas y organización de las huertas.

Las huertas

Alonso de Herrera (1988: 259-322), dedica el Libro 4° a las huertas, sus sitios, los
estiércoles y estercolar, las cercas y la cerradura de las huertas, sobre las
maneras y tiempos de regar y de algunas hortalizas. Para el autor las huertas
tienen una de dos finalidades: para deleite y provisión de la casa, o para vender la
hortaliza y fruta. Si el agricultor destina la producción a la casa, tiene que buscar
el mejor lugar y no necesita un sitio muy grande; si la destina al mercado tiene que
procurar ponerla cerca de algún pueblo donde se pueda vender bien su
producción, lejos de molinos donde se trille pan, “…porque la paja que buela [sic]
assientase [sic] sobre las hortalizas y arboles [sic], y haceles mucho daño,…”
(Herrera 1988: 259). Las huertas requerían además de: tierra gruesa y suelta, con
agua en el estío, donde nazcan mucha yerva [sic] fresca, yezgos, zarzales, “…en
fin toda tierra que para pan es buena y gruesssa [sic], lo es para hortalizas, con
que sea tierra suelta…”, recomienda la tierra negra que no sea lodoza (Herrera
1988: 259-260).

Las huertas se deberán cercar, para evitar que en ella entrasen los
ganados, bestias, o animales que se coman las hortalizas, ni las personas que
vayan a hurtar. Recomienda cercas de piedra o ladrillo, porque no ocupan tanto
lugar y no dañan los árboles -como ocurría con los zarzales o cambroneras-;
además, no permiten la cría de culebras ni otros animales ponzoñosos. Si su costo
no podía ser cubierto por el propietario, en segunda instancia podía utilizar las
cercas de zarzas, que además producen moras. Recomendaba las cerraduras
mediante arrayanes, con jazmines, con yedras, o con rosales blancos “…que son
gentiles en su flor…”. Una acequia –si la heredad estaba cerca de un río- era
buena opción para poner ahí barvados104 y ramos de cambrones105 ; podían
104
Barbado o barvado: renuevo o hijuelo que se planta con raíces, o sarmiento que sirve para
plantar viñas (Diccionario de la Lengua Española; Madrid 1939: 160).
105
Cambrón o cambronera: arbusto de la familia de las solanáceas, de unos dos metros de altura,
con multitud de ramas mimbreñas, curvas y espinosas, hojas cuneiformes, flores axilares,
sonrosadas o purpúreas y bayas rojas elipsoidales. Suele plantarse en los vallares de las
heredades (Diccionario de la Lengua Española; Madrid 1939: 228).

216
sembrarse junto al agua, sauces, mimbreras106, álamos blancos que “…tengan la
fuerza del agua, que no rompan la tierra, ni hagan daño a la heredad…”. También
recomienda la construcción de cerraduras con sarmientos de zarzas “…para hacer
pared…” (Herrera 1988: 261).

La irrigación de las huertas

Las huertas debían tener abundancia de agua dulce, de muy buen sabor:
“…porque el agua es la vida de las plantas, y mientras mejor es el agua, muy
mejor y mas frescas, y sabrosas se crian las hortalizas que con mala agua,…”
(Herrera 1988: 262). Si la heredad no contaba con una fuente de agua cercana, o
de algún río desde donde llevar el líquido a la huerta, el citado autor propone la
construcción de un pozo, que será mejor mientras más cercana tenga el agua de
la superficie “…porque el pozo que es muy hondo, de mas de ser trabajoso al
sacar el agua, no es tan buen agua, porque participa menos del aire y sol, y el
aire, y el Sol ennoblecen mucho el agua…” (Herrera 1988: 262). En unos párrafos
sobre el agua -del mismo autor- se puede entender -en gran parte- una de las
ideas básicas que los europeos tendrán sobre el sistema lagunar de la cuenca de
México y –por ende- sus necesidades de desecarlo:

El agua de lagunas, o estanques, es muy mala, y peor que otra ninguna, que
si el agua de los pozos por estar mas honda es mala (no siendo naturalmente
mala) enmiendase con menearlo y sacarla de continuo, mas el agua de las
lagunas en el Invierno engendra flema por su grandissima [sic] frialdad, y en el
Verano, y Estio es caliente, y por aquel calor y corrupcion que tiene engendra
colera, y calentura, y como son aguas corruptas, y putridas causan bazos y
enfermedades putridas, y malas, y dificles de sanar. Lo mismo hacen las
fuentes encharcadas que corren poco, o mala, y como estan detenidas crianse
en ellas animales venenosos, y de bever tales aguas se causan enfermedades
mortales, y hinchazones, y hidropesias, y enfermedades de diversas maneras
[…] y no queda que decir más, sino que son aguas pestilenciales (Herrera
1988: 262-263).

Herrera (1988: 265) escribió varias páginas acerca de los tipos de agua
existentes, sus características y relaciones con la salud/enfermedad. También
explica las formas de construcción -que consideraba mejores- para la hacer un
pozo, por ejemplo dice: “…Y si el pozo es de buen ladrillo muy cocido será el agua
más sabrosa que si fuese piedra…”. El agua para las huertas debería ser dulce y
de buen sabor, para que la hortaliza resultase también con esas características; el
agua salobre haría a las plantas roñosas y algo amargas. Además, el agua para
106
Arbusto de la familia de las salicíneas, con tronco de dos a tres metros de alto. Desde el suelo
tiene ramillas largas, delgadas, flexibles, de corteza agrisada que se quita con facilidad y madera
blanca. Hojas enteras, lanceoladas y muy estrechas. Flores en amentos pretados, precoces, de
anteras amarillas y fruto capsular, velloso, cónico, con muchas semillas. Es común en España, a
orillas de los ríos y sus ramas se emplean en manufactura de cestería (Diccionario de la Lengua
Española; Madrid 1939: 848).

217
regar debería ser medianamente fría, para refrescar la hortaliza y que estuviese
más alegre; la mejor de todas las aguas para riego es la del estío, de lluvia, que
llega en tiempo y que cae de noche, “…porque no escalde la hortaliza […] porque
lava la hortaliza del polvo, gusanillos y piojuelos, que la comen,…”. Por último, el
agua que se riega necesitaba mucho estiércol porque “…el regar destruye, y
dissipa [sic] mucho la tierra, que se lleva la flor della [sic], y deja solamente el
arena…” (Herrera 1988: 265).

El estercolado de las huertas

El estercolado era una práctica de vital importancia para mantener las


características y productividad de los suelos. El capítulo V del libro de Herrera, se
dedica a las maneras, tiempos de estercolar, donde y como se deberían hacer los
lugares para pudrir el estiércol. El abonado de los campos podía hacerse con
estiércol –que era considerado como caliente y seco- o con ceniza –que es muy
provechosa y no daña-. Esto tenía que ver con las características de los suelos y
la disponibilidad de agua. Los estiércoles podían ser de gallina, de paloma –que
era muy mejor- el de aves de agua (anades y ansares) era considerado como muy
malo “…y daña mucho la tierra, y la quema…” (Herrera 1988: 267). Las heces de
personas eran utilizadas para estercolar en Milán, pero el consejo de Herrera
(1988: 267), era que por ser éste muy caliente debía de ser mezclado con otros
estiércoles para que no dañase la tierra, ya podía escaldarla; además tenía hedor
desagradable.

Recomedaba para las huertas el uso del estiércol de asno, porque


“…comen despacio, y quebrantan mucho la cevada [sic], y por esso [sic] crian
poca yerva [sic], y por esso [sic] es bueno nuevo para los prados, y muy podrido
para las huertas.” (Herrera 1988: 267). El estiércol de bueyes tenía que ser
mezclado con otros para que fuese bueno para pan. El de puercos era malo,
excepto para los árboles; si se ponía en hortalizas debía estar muy podrido y
deshecho en alberca. Para pan no había mejor abono que la ceniza que era buena
si se obtenía de quemar el estiércol. Alonso de Herrera (1988: 268) también va a
dedicar un capítulo a los animales domésticos, sus manejos, enfermedades,
cuidados, alimentación, crianza y las propiedades de sus carnes; entre éstos trata
sobre las abejas, ánades y ansares, perros, cabras, gallinas, ovejas, ganado
mayor, palomas, pavos reales y puercos (Herrera 1988, Capítulo 5°: 323-411).

Enfermedades y plagas de las plantas

Alonso de Herrera (1988) dedica el Capítulo 7° al control de plagas y


enfermedades de las plantas, indicando como evitar que éstas sean afectadas por
malas prácticas agrícolas. Escribe sobre varias de ellas: apio, assensios, acelgas,
alcaparras, borrajas, cardos, coles, calabazas, cebollas, zanahorias, chirivias,

218
cogombros, pepinos, culantro, hinojo, lechugas, mostaza, mielgas o alfalfa,
melones, mastuerzo, nabos, orégano, perejil, poleo y rábanos. Anota -en cada
caso- las recomendaciones para su cultivo, cuidado, calendario y propiedades.
Figura 37. Una lista de estas propuestas para controlar o prevenir plagas dejará
claro en el lector las particularidades en cada caso:

Ilustración 8
Plantas traídas por los españoles:

219
Figura 37
Prácticas Agrícolas propuestas por Herrera
Planta o sistema Enfermedad, plaga, Práctica Propuesta
agrícola o prevención
Cebollinas Evitar que se pudran. Tresquilarlas en tiempos serenos.
Hortalizas Para que nazca la Sembrar en luna creciente.
planta.
Hortalizas Para que crezcan más Trasponer en luna creciente.
Hortalizas Se hacen de mejor Poner la simiente a mano y no
sabor. arrojándola.
Hortalizas Tresquilarlas
Hortalizas Contra animalías Mojar la simiente una noche, en
(orugas, gusanillos) que zumo de yerva canilla, yerva puntera,
coman las simientes siempre viva, cogombrillos amargos,
antes que nazcan. alpechín no salado, hollín de
chimenea, buen vino, o hiel de toro.
Hortalizas Que no críen piojuelo ni Sembrar yerva buena [sic] entre
otras savandijas [sic]. ellas.
Hortalizas Matar pulgones. Sacar zumo de beleño y mezclarlo
con vinagre fuerte. Aplicarlo con un
hisopillo a la hortaliza.
Hortalizas Contra orugas. Quemar entre la hortaliza pajas de
ajos, o quemar piedra azufre.
Hortalizas Contra hormigas. Moler piedra azufre y orégano, echar
la mezcla en los agujeros.
Hortalizas Contra hormigas. Echar agua de torvisca, bien caliente,
en los agujeros.
Hortalizas Contra hormigas que Poner ceniza o cal por donde entran.
llegan de fuera.
Hortalizas Contra caracoles. Sembrar garvanzos [sic] entre ellas,
echarles alpechin u hollín deshecho
en agua.
Huertas Contra los ñublos. Hacer humo con paja, o con otra
cosa.
Huertas Contra la oruga y los Cogellos a mano y quemarlos.
piojuelos.
Perejil Evitar que se pudran. Tresquilarlas.
Porrino Evitar que se pudran. Tresquilarlas.
Sembradíos y Contra topos y ratones Enterrar cántaros, derechos y con la
hortalizas. de campo. boca para arriba, para que los
animales crean que son agujeros y
entren Luego echar humo en el
cántaro para ahogarlos.
Sembradíos y Contra culebras. Quemar cosas de mal olor como
hortalizas. galvano, cuernos de ciervo, pelos,
uñas de cabra y otras semejantes.
Semillas de Contra yervas [sic]. Quitar las yervas [sic] a mano, o con
hortaliza. la escardadera.
Simiente. Contra la humedad. Guardar en un lugar muy enjuto y
donde no derramen agua.

220
Trigo Para que nazca la Sembrarlo en luna creciente.
planta.
Yerva buena [sic] Evitar que se pudran. Tresquilarlas.

Algunos comentarios

Como puede derivarse de la lectura anterior, encontramos gran cantidad de


elementos y prácticas agrícolas, que han sido clasificadas como tradicionales -o
teniendo un origen prehispánico-. De hecho, estas prácticas agrícolas tuvieron en
realidad orígenes paralelos en el Viejo y el Nuevo Mundos107 . Algunos son
derivados de la agricultura descrita por Herrera para el sur de España y que llegó
al Nuevo Mundo junto con plantas y prácticas de cultivo. Tenemos también en el
manejo agrícola, una serie de elementos del conocimiento popular sobre el
ambiente, el clima, las plantas y la medicina basada en la herbolaria, incluyendo
las propiedades medicinales de las plantas. Distinguimos prácticas agrícolas que
tienen que ver con la actividad misma y que eran del conocimiento de los
campesinos hispanos y de los campesinos mesoamericanos; por ejemplo,
cuestiones sobre la quema, el manejo de abonos naturales derivados de la ceniza
o de las plantas, el conocimiento de situaciones especificas como las
características regionales y la adaptación de plantas, manejos y calendario
agrícola a estas condiciones particulares.

107
Me refiero específicamente a descubrimientos paralelos derivados de actividades similares, con
necesidades semejantes.

221
EL ORIGEN DE LAS PLANTAS USADAS Y CULTIVADAS
POR LOS HISPANOS, QUE TRAJERON A NUEVA ESPAÑA

En los tiempos antiguos, la conducción de plantas de un lugar a otro, estuvo


relacionado -en gran parte- por la alimentación. A su vez, la alimentación se
articulaba con las ideas sobre la salud. La influencia de la medicina sobre la
cocina ha sido tratada en el mundo musulmán de los siglos XII y XIII, cuando los
almohades dominaban el norte de África y parte de la Península Ibérica.
Rosenberger (1996: 15) afirma que “…los cocineros, mientras buscaban sabores
específicos para despertar el placer de sus señores, se esforzaban por obedecer
las prescripciones dietéticas de las autoridades médicas de su época.” Dicho autor
basa su afirmación en un tratado árabe-hispano de cocina108 que había sido
escrito en el siglo XII -cuyo anónimo autor fue traducido por A. Huici Miranda-
quien dice que, en la introducción del texto árabe, el autor afirmaba que la cocina
tenía que tomar en cuenta a la dietética (Rosenberger 1996: 15).

El interés árabe por la dietética estaba –probablemente- relacionado con el


desarrollo de la medicina en el Islam y con la idea –heredada de los griegos- de
que la salud y la belleza del cuerpo iban paralelos. Lo mismo acontecía con otros
lugares como Siria y Persia, donde los tratados de medicina incluían partes
dedicadas a la dietética y –en ocasiones- también al régimen de vida, a su vez
ambos se relacionaban con la importancia que tuvieron la farmacología, la
botánica y la agricultura (Rosenberger 1996: 15-19). En Oriente, los príncipes y
personajes importantes eran educados en el gusto culinario y se rodeaban de una
pléyade de médicos y cocineros que los mantenían sanos, también recopilaban
recetas, realizaban ciertos platillos, inventaban manjares y se preocupaban por no
ser envenenados:

Estas condiciones son las que han movido a muchos Califas y Reyes a
mandar que se cocine en su presencia y a algunos de ellos les ha movido la
necesidad de cocinar por si mismos lo que comen hasta preparar la cocina y
componer sobre esto muchos libros […] y después de éstos, sabios, jueces,
secretarios, visires y personajes (En Kitab al-Tabij traducción española p.85,
en Rosenberger 1996: 16).

El Kitab al-Tajib son dos ideas principales: los elementos que componen el
universo (aire, agua, tierra, fuego) y la teoría humoral, ambas relacionadas con las
plantas alimenticias y sus formas de consumo. La teoría humoral relaciona la
salud de los individuos con su complexión y la existencia de cuatro humores:
sangre (cálida y húmeda), bilis (cálida y seca), atrabilis o bilis negra (seca y fría) y
la flema o pituita (fría y húmeda). El humor dominante explica la complexión de las
personas y su clasificación en sanguíneas, biliosas, atrabiliarias o flemáticas. Las
combinaciones humorales están relacionadas con la edad, pero el regimen

108
El libro se llamaba Kitab al-Tabij (Rosenberger 1996: 15-16).

222
alimenticio es de gran importancia. Por ejemplo, la gente sanguínea no debe
comer alimentos cálidos en el verano y tampoco puede hacer ejercicios violentos;
este tipo tiene que consumir productos que le den frecura y humedad y tiene que
quedarse quieto (Rosenberger 1996: 20).

De ahí se derivan varios consejos como: (1) la naturaleza de los alimentos


se relaciona con su preparación (más fácil o difícil, más rápida o más lenta, la
carne, el pescado y las verduras frías reciben doble cocción), (2) no se mezclan
alimentos de lenta digestión con los de digestión rápida, (3) para que se puedan
consumir alimentos cuya propiedad no corresponde con la complexión ni con la
edad de las personas, estos tienen que recibir aditamentos (condimentos), que
combatan sus efectos nocivos. Para llevar a cabo esta práctica, es necesario que
se conozca exactamente la naturaleza de cada animal, planta y mineral, su grado
de calor, sequedad, frialdad, o humedad. Los estudiosos de la época y de estos
temas, encuentran que casi nunca hay discrepancias en los autores de los
tratados, sobre los alimentos básicos destinados a la nutrición. Así -por ejemplo-
los cereales eran considerados los más adecuados y dentro de ellos el trigo era el
mejor y más nutritivo de todos ellos (Rosenberger 1996: 22-23).

[El trigo] es el mejor y el más reciente, el que no es seco ni flaco sino gordo,
graso y liso que es entre rojo y blanco. En cuanto al negro, no vale nada. El
trigo candeal es intermediario entre humedad y sequía. El que es de un rojo
oscuro es más nutritivo, cuando se hierve se digiere lentamente y provoca
flatos. Sin embargo si se digiere bien, alimenta mejor, La flor de harina se
aproxima al almidón, pero da más calor (Ibn Masawayh, Kitab jawass p. 39,
citado en Rosenberger 1996: 23).

El trigo candeal es el mejor de los granos con que se hace el pan, es el que
alimenta mejor el cuerpo de un hombre bien constituido. El que suele comer
trigo asado sufre estreñimiento. Hace falta entonces usar sustancias que
relajan con moderación como el azúcar de Siyistan, higos maduros y otras
cosas semejantes (Ibn al-Baytra, Simples, Vol.1, N° 715: 465, citado en
Rosenberger 1996: 23).

El trigo está próximo al punto de equilibrio, con tendencia al calor. Es el más


apropiado de los cereales para el cuerpo humano, y genera una sangre
equilibrada y excelente, superior a la producida por los demás cereales (Al-
Arbulli, al-Kalam, I, p. 9, citado en Rosenberger 1996: 23).

Esta interpretación de la importancia del cereal, explica en parte lo


temprano de su introducción y de su dispersión por la Península Ibérica, junto con
los higos y los condimentos. Como muestra la figura 38, se encuentran en
España miles de años antes de Cristo; además, la mayoría de estas plantas
fueron llevadas a Nueva España desde muy temprano el siglo XVI, exceptuando al
azafrán, que arriba a tierras novohispanas hasta el XVIII. El trigo llega a España
en el 5200 AC y Colón lo trajo a América en su segundo viaje (1493), llegando a
Nueva España en 1523, junto con sus formas de consumo: pan, sopas, gachas,
hojuelas, tortas, pastas; se le consideraba nutritivo, además de medicinal

223
(Dunmire 2005: 25, 128; Rosenberger 1996: 22, 26). La cebada era un grano
fundamental para las clases hispanas bajas; pero se concibía como inferior en
calidad al trigo, menos nutritivo, productor de flatulencias e hinchazón. También
llega a Nueva España (Tlaxcala) a mediados de los 1500, pero se utiliza más
como alimento animal que humano (Dunmire 2005: 128; Rosenberger 1996: 24).

Figura 38
Plantas originarias del Creciente Fértil109, que fueron cultivadas en España
Desde la Edad Media y que llegan a Nueva España según W. W. Dunmire (2005)
Nombre común Nombre científico Fecha de Fecha de
domesticación llegada a
Nueva España
Ajo (Creciente Fértil) Allium sativum Antes de 3000 AC En los 1530
Alfalfa (Cercano Oriente) Medicago sativa Antes de 700 AC Mediados de
los 1500
Almendra (Creciente fértil) Prunus dulcis 3,000 AC Entre los 1530
y los 1540
Arveja (Creciente fértil) Vicia sativa 8000 a 6000 AC En los 1530
Azafrán (Cercano Oriente) Crocus sativus Antes de 1000 AC En los 1790
Cebada (Creciente fértil) Hordeum vulgare 8000 a 6000 AC Mediados de
los 1500
Cebolla (Cercano Oriente) Allium cepa 3000 AC Antes de los
1580
Dátil (Cercano Oriente) Phoenix dactylifera 5000 AC Entre los 1530
y los 1540
Garbanzo (Creciente fértil) Cicer arietinum 8000 a 6000 AC En los 1530
Haba (Cercano Oriente) Vicia faba Antes de Cristo Mediados de
los 1500
Higo (Creciente fértil) Ficus carica 4000 AC En los 1530
Lenteja (Creciente fértil) Lens culinaris 8000 a 6000 AC Antes de los
1580
Lino (Creciente fértil) Linux usitatissimum 8000 a 6000 AC 1530
Membrillo (Turquía o Irán) Cydonia oblonga 3000 AC? 1536
Nabo (Creciente fértil) Brassica rapa Antes de 2000 AC 1526
Nogal (Turquía o Irán) Juglans regia Antes de Cristo Antes de los
1580
Olivo (Creciente fértil) Olea europaea 3000 AC En los 1530
Trigo (Creciente fértil) Triticum spp. 8000 a 6000 AC 1523

109
En el Creciente fértil la agricultura comenzó -más o menos- 8000 AC; en Mesopotamia (parte
de los actuales Irak, Turquía, Siria y Jordania); una región que entonces era verde y que fue el
hogar de la más grande diversidad de plantas anuales y, de acuerdo con uno de los estudios,
también de 32 de las 56 semillas de pastos largos. Los primeros cultivos domesticados fueron
semillas comestibles: trigo, cebada, guisantes, lentejas, arvejas, garbanzo y lino. Estas plantas
crecían fácil y rápidamente, además de ser almacenables; con los manejos humanos sufrieron
cambios de tal manera que se reconocen de sus parientes silvestres. La domesticación de plantas
fue un fenómeno independiente y paralelo que ocurrió en diversas partes del mundo (“Agriculture
primal seeds”. 2008. Questia Media America, Inc.).

224
Uva (Cercano Oriente) Vitis vinifera 4000 AC 1529
Zanahoria (Cercano Daucus carota Antes de Cristo 1526
Oriente)

La Alimentación en el Sur de España


En la Época del Descubrimiento de América

En su texto “Comer en la Alhambra de Granada” Castro (2001: 129-153) da una


idea sobre las costumbres alimenticias en la época del descubrimiento, donde
estudia el abasto alimentario de los habitantes. La población decreció
significativamente; en 1492 vivían unos 1000 ocupantes, pero a mediados del siglo
XVI quedaban solamente unos 200 peones de guarnición. Una carta merced de
los Reyes Católicos regulaba el abasto en 1492, exentando del pago de alcabalas
y demás impuestos sobre alimentos, a los habitantes de la Alhambra. Este mismo
privilegio se extendió en 1500 a la ciudad de Granada y fue confirmado en 1531
por doña Juana (Castro 2001: 131-132). El abasto incluía: carnicería (al día seis
despojos de carnero o macho y uno de vaca), pescadería, aceite, vino foráneo que
entrase por Alcalá la Real durante todo el año y pan (Castro 2001: 133).

Las tiendas –nueve en 1565- expendían: pan, arroz, queso, fruta verde
(fresca), fruta seca, cebada, rábanos, arrope, aceite, vino, especias, miel y jabón.
Las frutas frescas incluían cerezas, higos blancos y uvas (Castro 2001: 143). Los
precios oscilaban constantemente, los productos no se pesaban bien y podían
tener mala calidad. Era factible comprar vino en la vía pública, a través de venta
semi-ambulante, en tabernas o en la Puerta del vino, donde su precio era menor.
Se desconoce donde se abastecía el trigo –en grano o harina- para la Alhambra,
que era almacenado en la alhóndiga y que no se vendía en tiendas (Castro 2001:
147). En los 1500, la alimentación básica de una familia media granadina era: pan,
arroz, batatas, carne, pescado, queso, fruta fresca, fruta seca (pasas, castañas),
rábanos, arrope, aceite, vinagre, especias, miel y un alto consumo de vino blanco,
que se acompañaba con aceitunas (Castro 2001: 151).

La Dieta en Extremadura

A fines del siglo XV y principios del XVI, las familias de hidalgos -como la familia
de Hernán Cortés- si bien no eran ricas, tampoco padecían grandes necesidades.
Los padres de Cortés poseían una hacienda en Medellín, con un huerto, un
viñedo, un colmenar y un molino de harina (Curiel 2007: 9; Martínez 1990: 125).
La región cruzada por el río Guadiana era rica en carpas, barbos, carpines,
cachuelos, tencas, bordallos, gambusias, colmillos y cangrejos. Las dehesas con
sus alcornocales hospedaban a los cerdos negros; los bosques alojaban palomos,
tórtolas, perdices y fochas –entre otras aves-. Los animales domésticos –vacas,

225
ovejas y cabras- completaban el paisaje, que daba origen a una dieta donde la
crema, nata, quesos, tortas, o requesones, hacían de Cáceres y Badajoz lugares
conocidos y reconocidos por producirlos y por comerciarlos con otras regiones de
la península (Curiel 2007: 9).

La Alimentación Mediterránea

A España llegan verduras, hierbas aromáticas y medicinales desde la región


mediterránea; pero, sólo la coliflor, lechuga y col arriban a Nueva España en el
primer tercio del siglo XVI. Las otras verduras y hierbas se introducen hasta fines
del mismo siglo; mientras que el comino, la mejorana y la ruda lo hacen hasta el
siglo XVIII. Así tenemos, por ejemplo, que la lechuga y la coliflor llegan a la ciudad
de México en el año de 1526, mientras la col lo hace hasta 1538, para
establecerse directamente en la zona chinampera del sur de la cuenca. Antes de
1580 también arriban a la cuenca de México la alcachofa, achicoria, endivia,
espinaca y berro (Texcoco). En el valle de Oaxaca se introduce el mastuerzo,
planta que tenía amplios usos medicinales en la península y que se cultivaba en
las huertas, junto con las hortalizas. Solamente el comino, la mejorana y la ruda
llegan al virreinato hasta el siglo XVIII (Dunmire 2005: 126-127; Herrera 1988: 299-
300). Tomando información de W. W. Dunmire (2005) se elaboraron las figuras 39
y 40.

Figura 39
Plantas originarias del Mediterráneo que fueron cultivadas en España
Desde la Edad Media y que llegan a Nueva España según W. W. Dunmire (2005)
Nombre común Nombre científico Fecha de Fecha de
domesticación llegada a
Nueva España
Acelga Beta vulgaris Antes de 300 AC Antes de 1580
Alcachofa Cynara scolymus Antes de 1200 AC Antes de 1580
Alcaparra Capparis spinosa Antes de 1000 AC S/d.
Arúgula, oruga Eruca sativa Antes de Cristo S/d.
Berro Nasturtium officinale Antes de Cristo Antes de 1580
Borraja Borago officinalis Antes de 1000 AC Antes de 1580
Brócoli Brassica oleracea Antes de Cristo S/d.
var. italica
Cardo silvestre Cynara cardunculus Antes de Cristo Antes de 1580
Cebolla albarrana Urginea maritima Antes de 1200 AC Antes de 1580
Cebollin(o) Allium Antes de Cristo Antes de 1580
schoenoprasum
Col, repollo, berza Brassica oleracea Antes de Cristo 1538
Coliflor Brassica oleracea Antes de Cristo 1526
var. botrytis
Colza Brassica napus Edad Media S/d.
Comino Cuminum cymimum 3000 AC 1750-1760

226
Espárrago Asparagus officinalis Antes de Cristo Antes de 1580
Hinojo Foeniculum vulgare 3000 AC Antes de 1580
Lavanda Lavanda angustifolia Edad Media 1630
Lechuga Lactuca sativa 4000 AC 1526
Mejorana Origanum majorana Antes de Cristo 1750-1760
Perejil Petroselinum crispum 3000 AC Antes de 1580
Puerro, poro, ajo Allium porrum Antes de 2900 AC Antes de 1580
Romero Rosmarinus Antes de Cristo En los 1630
officinalis
Ruda Ruta graveolens Antes de Cristo 1750-1760
Salvia Salvia officinalis Antes de Cristo s/d
Tomillo Thymus vulgaris Antes de Cristo s/d
Toronjil Melissa officinalis Antes de Cristo s/d
Yerbabuena Mentha spicata Antes de Cristo s/d

La col y sus parientes (Brassicas), fueron cultivados en Grecia -desde una


forma silvestre- hace unos 2600 años. Se les encontraba en las huertas griegas y
posteriormente en las huertas de la ciudad de Roma; ya para el medioevo se
habían dispersado por toda Europa. La sopa de col era alimento común y si los
comensales eran afortunados, iba acompañada de pequeños trozos de carne.
Cristóbal Colón llevó semillas de col en su segundo viaje (1493), que dieron lugar
a las primeras coles del Nuevo Mundo. Las huertas mediterráneas -donde se
incluían las semillas de col- viajaron junto con los españoles por los nuevos
territorios colonizados y así, cruzando por Nueva España, llegan a Nuevo México
en 1598, desde donde se dispersan hacia las colonias inglesas en Virginia
(Dunmire 2005: 26-27). Acelgas, alcachofas, coliflores, espárragos y lechugas,
forman parte de este proceso expansivo en América. Figura 40.

Figura 40
Plantas originarias de Europa, que fueron cultivadas en España
Desde la Edad Media y que llegan a Nueva España según W. W. Dunmire (2008)
Nombre común Nombre científico Fecha de Fecha de
domesticación llegada a
Nueva España
Acedera (Eurasia) Rumex acetosa Antes de 1100 AC
Achicoria Cichorium intybus Antes de 1100 AC Antes de 1580
Anís (Sur Europa) Pimpinella anisum Antes de 1000 AC Antes de 1580
Apio Apium graveolens Antes de 1000 AC Entre 1750 y
1760
Avellano(a) Crylus avellana Antes de Cristo s/d
C. maxima
Avena Avena sativa Antes de 1000 AC 1575
Castaño (Eurasia) Castanea sativa Antes de Cristo s/d
Centeno (Norte Europa) Secale cereale Antes de 1500 AC Mediados de
1500
Cerezo(a) Prunus avium Antes de 300 AC Antes de 1580

227
Ciruelo(a); (Eurasia) Prunus domestica Antes de 2000 AC En los 1530
Chirivía Pastinaca sativa Antes de Cristo Antes de 1580
Eneldo (Eurasia) Anethum graveolens 3000 AC s/d
Frambuesa Rubus idaeus Al final de los 1700 s/d
Hierbabuena (Eurasia) Mentha piperita En los 1700 s/d
Grosella (Norte Europa) Ribes spp. Antes de los 1500 s/d
Guindo(a) Prunus cerasus Antes de 1200 AC s/d
Lúpulo, lúpolo Humulus lupulus Antes de 900 AC s/d
Malva Althaea cannabina Antes de 1200 AC Entre 1750 y
1760
Manzana(o); (Eurasia) Malus domestica 3000 AC 1536
Manzanilla Anthemis nobile Antes de 1100 AC s/d
Mostaza alba Sinapsis alba Antes de Cristo s/d
Mostaza negra Brassica nigra Antes de Cristo Antes de 1580
Orégano (Eurasia) Origanum vulgare Antes de Cristo Antes de 1580
Pera, peral Pyrus communis 500 AC 1536
Rábano magistro (Sur) Armoracia rusticana ¿? 1526
Tarragona (Eurasia) Artemisia Antes de 1000 AC s/d
dracunculus
Uva crespa Ribes uva-crispa Antes de 1200 AC s/d

LA MESA DE HERNÁN CORTÉS110

En el momento de su entrada a tierras mesoamericanas la dieta de los españoles


–por lo menos al sur de la Península Ibérica- se basaba en el trigo, grano que
consumían de muchas maneras; pero entre ellas dominaba el pan. La
alimentación cotidiana incluía muchos productos de origen animal, vino y aceite de
oliva. Tenían también un elevado consumo de carne y pescado, legumbres111 y
hortalizas112; las frutas se comían -como postre- frescas o secas y después de
haber consumido los alimentos anteriores. La influencia árabe les desató el gusto
por las especias (canela, azafrán, clavo, pimienta); (Mijares 1993: 39-42).

110
El atrevimiento de tomar como nombre de esta sección el de un libro magnífico, de José Luis
Curiel Monteagudo, solamente se justifica agradeciéndole a dicho autor el haber escrito ese
amenísimo texto para goce y disfrute de los lectores.
111
Todo género de fruta o semilla que se cría en vainas. En: Martín Alonso, Enciclopedia del
Idioma, México, Ed. Aguilar, vol. II: 2534. La palabra legumbre tiene la misma raíz que el término
leguminosa, planta caracterizada por tener sus frutos en vainas.
112
Verduras y demás plantas comestibles que se cultivan en las huertas. En: Martín Alonso,
Enciclopedia del Idioma; Op.cit., vol. II: 2315. La palabra hortaliza viene de huerta, terreno donde
se cultivan hortalizas y árboles frutales, que en el siglo XVI era de mayor tamaño que el huerto,
donde se cultivaban los frutales, junto otros árboles para sombra y leña, además de verduras y
hortalizas pero las plantas estaban intermezcladas y no en áreas separadas. Las verduras (de
color verde) se refieren a plantas de hojas verdes, que generalmente se comen cocidas o en
ensaladas.

228
En 1504, cuando Hernán Cortés contaba con 19 años de edad, viaja en la
flota de Alonso Quintero a las Indias Occidentales, asentándose en Santo
Domingo. En el año de 1511, apoyando a Diego Velázquez, participa en la
conquista de Cuba y, posteriomente va vivir en Santiago de Baracoa, donde -no
por casualidad- se dedica a buscar oro y a la cría de ovejas, cabras, vacas y
yeguas (Curiel 2007: 10; Martínez 1990: 125). El 18 de febrero de 1519 parte de la
costa cubana con destino a Cozumel; con 11 naves que llevaban entre 508 y 550
soldados, entre 50 y 100 marineros, 16 caballos y yeguas, 14 cañones, 32
ballestas y 13 escopetas (Martínez 1990: 132). Se avituallaron con matalotaje de
cazabe y tocinos “…que otra cosa no había…” (Díaz del Castillo 1960: 36).

Esta información difiere según la fuente que se utilice (Díaz del Castillo,
López de Gómara, o el mismo Cortés en la 2ª Carta de Relación). Según Martínez
(1990: 135), que sigue fuentes como el Códice Florentino, el Lienzo de Tlaxcala y
los Procesos de Residencia en contra de Pedro de Alvarado y Nuño de Guzmán,
los españoles también llevaban consigo perros feroces, adiestrados para el
ataque, que desgarraban a los indígenas en un cruel castigo llamado
“aperreamiento”. El licenciado Alonso de Zuazo, a quien Cortés dejó como justicia
mayor cuando salió a las Hibueras, “aperreó” a más de 200 indígenas, acusados
de idolatría y sodomismo, utilizando para ello un lebrel -notorio por ser tan fiero y
bravo- que solamente podía ser controlado por un collar con cadena que era
sujetado por dos hombres; dicho lebrel estaba acostumbrado a comer carne de
indígenas (Martínez 1990: 135-136).

En la conquista de la cuenca de México, los hispanos tuvieron que


consumir los alimentos que les proporcionaron los indígenas, habitantes de las
distintas regiones mesoamericanas por las que pasaron en su viaje a Tenochtitlan.
Estos incluían: maíz, aves autóctonas, legumbres y hortalizas nativas. Los
bastimentos que traían en los barcos se terminaban rápidamente. La dieta durante
las travesías estaba constituida por tocino, aceite y vino, a lo que durante la etapa
de asentamiento en el Caribe, se agregó el pan de cazabe, cuya duración -en
estado adecuado de consumo- era mayor a la del pan de trigo. López de Gómara
(1954: 55) narra como llegan de España a La Española palmas de dátiles que
“…maduran sus dátiles pero no son buenos…; además de hortalizas como
rábanos, lechugas, cebollas, perejil, berzas, zanahorias, nabos y cohombros, que
“…se hacen muy lozanas…”. Algunos barcos llevaban animales vivos (puercos y
carneros), tasajo, granos (garbanza, habas) y conservas (Mijares 1993: 41).

La Dieta de los Españoles en Nueva España:


Los primeros Alimentos Mesoamericanos en la Costa Atlántica

Los marineros que viajaban al Nuevo Mundo tenían una dieta racionada según las
normas de sanidad naval. Se componía de alimentos secos, salados, o que tenían
amplio rango de duración. El estudio de Mena (1988: 413) sobre Sevilla y las
Flotas de Indias, da una serie de elementos al respecto. El prototipo usual incluía:

229
bizcocho (813 gr. al día por persona), vino (1 litro al día por persona), carne de
puerco salada (415 gr. a la semana por persona), habas y garbanzos (136 gr.
diarios por persona), aceite (1,020 litros al mes por persona), vinagre (0.78 litros al
mes por persona), sardinas (1.5 piezas diarias por persona), ajos (1.3 ristra en el
viaje por persona), agua (2½ litros diarios por persona) y mostaza para
condimentar (a discreción). Pocas veces se podía incluir en esta dieta la carne
fresca y había alimentos reservados exclusivamente para los enfermos (frutas
secas, bizcocho blanco, huevos, carne de gallina o carnero, azúcar, miel).

En las islas y durante los años que los españoles dedicaron a la exploración
de la costa atlántica, la dieta era muy simple, incluía el pan de cazabe -llevado
desde Cuba- que sustituyó a los bizcochos de harina de trigo. Los animales eran
cazados en los lugares por donde pasaban -ya fuese en busca de agua dulce, o
para buscar alimentos-. Durante las dos primeras expediciones –la de Francisco
Hernández de Córdoba y la de Juan de Grijalva- los enfrentamientos con los indios
estaban a la orden del día; los exploradores hispanos no tenían la orden de poblar,
sólo de reconocer e informar sobre los lugares. Hasta que llega Hernán Cortés a
las costas mesoamericanas, las relaciones con los indígenas les permiten incluir
en su dieta algunos alimentos nativos, como gallinas y pescados asados, pan de
maíz y frutas propias de estas regiones tropicales. Una idea de la alimentación es
brindada por Bernal Díaz del Castillo (1960) en su Historia de la Conquista, de
donde se extrajo la siguiente información:

• Campeche: agua de pozo “donde los naturales de aquella población


bebían” (Díaz del Castillo 1960: 6-7).
• Champotón: agua de jagueyes o pozos (Díaz del Castillo 1960: 8).
• Bahía de la Florida: agua (Díaz del Castillo 1960: 12).
• Yucatán: yuca para el pan de cazabe (Díaz del Castillo 1960: 13).
• Cozumel: colmenares de miel, batatas, puercos de la tierra (Díaz del
Castillo 1960: 16).
• Laguna de Términos: venados, conejos (Díaz del Castillo 1960: 18).
• Río Grijalva: pescado asado, gallinas, zapotes, pan de maíz (Díaz del
Castillo 1960: 20).
• Río Papaloapan: pescado (Díaz del Castillo 1960: 21).
• Río Grijalva: gallinas de la tierra, pan de maíz, piñas, zapotes que los
hispanos llamaban mameyes (Díaz del Castillo 1960: 22).
• San Juan de Ulúa: pan de cazabe “…que traíamos muy mohoso, y sucio de
fátulas y amargaba…” (Díaz del Castillo 1960: 23).
• Río Tonalá, cerca de Coatzacoalcos: pan de maíz, pescado y fruta (Díaz
del Castillo 1960: 25).
• Cozumel (con Cortés): gallinas que Alvarado tomó de los indios (Díaz del
Castillo 1960: 38). Los indios le obsequiaron a Cortés cuatro gallinas y dos
jarros de miel; en los barcos pan de cazabe (Díaz del Castillo 1960: 42)
• Champotón (1519): agua (Díaz del Castillo 1960: 46).
• Santa Ma de la Victoria (Villahermosa) Tabasco: gallinas y pescado asado,
pan de maíz, legumbres, frutas (Díaz del Castillo 1960: 52-53, 56).

230
• 1519. San Juan de Ulúa: Cortés da a los enviados de Moctezuma comida y
vino (Díaz del Castillo 1960: 58). Al desembarcar en la costa los enviados
de Moctezuma dan a Cortés gallinas, pan de maíz, ciruelas “…que era
tiempo de ellas…” (Díaz del Castillo 1960: 58). Al otro día le llevan gallinas
y otras legumbres […] y mucha comida, que eran gallinas, fruta y pescado
asado (Díaz del Castillo 1960: 59). Los días que Cortés y sus soldados
permanecen ahí, fueron abastecidos con gallinas, fruta, pescado y pan de
maíz “…y allí trajeron indias para que hicieran pan de su maíz…” […] y de
aquello proveían a Cortés y a los capitanes que comían con él, que a
nosotros los soldados, si no lo mariscábamos o íbamos a pescar, no lo
teníamos…” (Díaz del Castillo 1960: 60).
• Quiahuiztlán: “…el cazabe amargaba de mohoso y podrido, y sucio de
fátulas; y si no íbamos a mariscar no comíamos, y los indios que solían
traer oro y gallinas a rescatar, ya no veían tantios como al principio…” […] y
aquel oro que rescatábamos dábamos a los hombres que traiamos de la
mar, que iban a pescar, a trueco de su pescado para tener de comer,
porque de otra manera pasábamos mucha necesidad de hambre…” (Díaz
del Castillo 1960: 62-63).
• Pedro de Alvarado buscó bastimentos tierra adentro, pero encontró los
pueblos despoblados y sólo dos indios le llevaron maíz, gallinas y
legumbres (Díaz del Castillo 1960: 69).
• Cempoal (Zempoala o Cempoala): gallinas, […] cestos de ciruelas, pan de
su maíz (Díaz del Castillo 1960: 71).
• En la fundación (“creación”) de la Villa Rica de la Vera Cruz hubo como
antecedente que primero durmiesen en Cempoal, donde los pobladores les
llevan gallinas. Después de la fundación van a la villa, pero comen en
Cempoal y Hernán Cortés decide entrar tierra adentro (Díaz del Castillo
1960: 80, 95).

La Dieta Durante el
Camino a las Tierras Templadas y Frías

Los españoles salen de Cempoala a mediados de agosto de 1519, en el


camino al altiplano no son bien recibidos, constatemente pasan hambre. Los
pueblos estaban dominados por Tenochtitlan y desconfiaban de Cortés, de los
españoles y les atemorizaba el lebrel propiedad de Francisco Lugo, que
ladraba mucho de noche “…Traenlo para cuando alguno los enoja, los mate...”
Los hispanos se encontraron con restos de sacrificios humanos y con un
zompantli que decían tenía más de cien mil calaveras (Díaz del Castillo 1960:
97). El interés de Cortés por entrar al territorio tenocha se vió alentado por los
discursos -a favor y en contra- de sus aliados totonacas y de los aliados de
Moctezuma. A pesar de que los alimentos no fueron suficientes, agregaron a
su nueva dieta la carne de los perrillos y las frutas de estas regiones, como se
puede ver en la lista siguiente:

231
• Xalapa y Xico (Socochima): encuentran parras de uva de la tierra (Díaz
del Castillo 1960: 95). Les daban de comer, pero no se especifica qué.
• Texutla (pueblo que desapareció), hacía mucho frío y granizó, esa
noche “…tuvieron falta de comida…” (Díaz del Castillo 1960: 95).
• Zautla (Zocotlan), Iztacmatitlán: “…y nos dieron de comer poca cosa y
de mala voluntad…” […] trajeron cuatro indias que fueron buenas para
moler pan…” (Díaz del Castillo 1960: 96-97).
• Llano en tierras de Tlaxcala: “…y había muchas casas y labranzas de
maíz y magueyales, que es donde hacen el vino…” (Díaz del Castillo
1960: 100).
• Tzompantzinco (San Salvador de los Comales) en el cerro
Tzompantepec: batalla con Xicohténcatl. Los españoles comen
“…gallinas y perrillos que hubimos en aquellas casas…” (Díaz del
Castillo 1960: 102).
• Cabecera de Tlaxcala: “…hallaron que éramos hombres de hueso y
carne, y que comíamos gallinas y perros y pan y fruta, cuando lo
teníamos; y que no comíamos carnes de indios ni corazones de los que
matábamos,…” […] y otras malas venturas de fríos y falta de sal, que no
la comíamos ni la hallábamos…” (Díaz del Castillo 1960: 105-106).
• Cabecera de Tlaxcala: los hispanos hacen la paz con Maxicatzin y con
Xicotencatl el Viejo, pero Xicotencátl el joven sigue peleando en su
contra. Los españoles van a aposentarse en Tzompantzinco (San
Salvador de los Comales), pero en la madrugada salieron huyendo y
fueron de nuevo a Tlaxcala. Les dieron 40 gallinas y dos indias para
moler tortillas (Díaz del Castillo 1960: 109).
• Cortés se alía con los viejos caciques tlaxcaltecas. Posteriormente
Xicotencátl el joven va con sus caciques y capitanes a hacer la paz con
Cortés. En Tlaxcala reciben gallinas, pan de maíz, tunas, legumbres de
la tierra y permanecieron ahí por 20 días (Díaz del Castillo 1960: 121).
• De Tlaxcala van a Cholula; se alimentan con bastimentos de gallinas y
pan de maíz (Díaz del Castillo 1960: 132).
• Cholula: “…agua y leña; y unos viejos que lo traían decían que no tenían
maíz… […] “…y [los embajadores de Moctezuma] dijeron a Cortés […]
que su señor les enviaba a decir no fuésemos a su ciudad porque no
tenía qué nos dar de comer…” (Díaz del Castillo 1960: 133).
• Camino de Cholula a Tenochtitlan: en Huexotzingo les llevaron
bastimento; en Tlalmanalco “…de comer no faltó…”; en Tláhuac,
Iztapalapa “…y allí tuvimos bien de cenar…” (Díaz del Castillo 1960:
145-148).

232
Para los hispanos la dieta se modificó, al no contar con el pan de cazabe al
que se habían acostumbrado en las islas, pero agregaron las tortillas en ella113. El
recuento de los alimentos que recibían a su paso, a veces a cambio de cuentas, a
veces solamente por tomarlos, incluía gran cantidad de gallinas, poco pescado –
característico de la costa atlántica- además de frutas y legumbres de las regiones
en cuestión. Hasta estos momentos su dieta no era nada sofisticada y tendrán que
esperar hasta llegar a Tenochtitlan para conocer la mesa de los señores, bastante
alejada de la comida de la población en general. Hay una distancia enorme entre
los molidos y pipianes cotidianos, o los platillos agridulces elaborados con ciruelas
y distintas carnes que se acostumbraban en la mesa de Moctezuma y de los
señores, en relación con los simples asados de pescado, o de las gallinas cocidas,
que eran el alimento cotidiano en los pueblos de paso al altiplano, donde lo más
elaborado de estos alimentos eran las tortillas. Fernández de Oviedo (1950: 117)
expresó al respecto lo siguiente:

Estos indios tienen sus asientos, algunos cerca de río o quebrada de agua,
donde haya arroyos y pesquerías, porque comúnmente su principal
mantenimiento y más ordinario es el pescado, así porque son muy inclinados a
ello, como porque más fácilmente lo pueden haber en abundancia, mejor que
las salvajinas de puercos y ciervos, que también matan y comen.

Resulta de interés el que entre los españoles se guardaba una distancia


social entre los capitanes y los soldados comunes, que se expresaba en el acceso
a los alimentos. Los soldados comunes tenían –en muchas ocasiones- que
conseguir su propia comida, como quedó registrado en las páginas de Bernal
Díaz. Pero pasaremos ahora a ver si cambiaron -o no- las cosas cuando el grupo
llegó a tierras mesoamericanas y en qué forma se transformaron la dieta y la vida
en general de indios y españoles. Más aún, veremos qué plantas se trajeron
primero, cuáles fructificaron y cómo se adecuó la dieta a estas situaciones.

113
Los españoles tenían ideas diferentes sobre el sabor de las tortillas, a algunos les agradaban y
a otros no; sin embargo, utilizaron el maíz para hacer harina y polentas, forma en la que llegó a
varios lugares del Viejo Mundo, donde los hispanos tenían algún tipo de relación.

233
EL MANEJO TRASATLÁNTICO DE PLANTAS VIVAS
ENTRE ESPAÑA Y NUEVA ESPAÑA

Algunos antecedentes

En los siglos XVI y XVII se introdujeron en el Nuevo Mundo una serie de plantas,
que fueron destinadas a satisfacer las necesidades básicas de los hispanos
residentes en Nueva España. También se trajeron plantas que tuvieron
importancia económica para la Corona, que eran redistribuidas por el Imperio
Español a través de la Casa de Contratación de Sevilla. El manejo trasatlántico de
plantas vivas entre España y Nueva España creó una legislación específica al
respecto; en el primer caso no existieron restricciones jurídicas para su traslado y
difusión en el Nuevo Mundo, especialmente de aquellas que fuesen solicitadas, lo
que se hacía a través de cartas leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos. Su
cultivo era promovido por los españoles y, muchas de ellas, pronto fueron
aceptadas en la dieta indígena y se establecieron en Nueva España vendiéndose
libremente en tianguis y mercados.

En el segundo caso, las plantas que por su importancia económica estaban


articuladas a las redes comerciales de la Corona española y al pago de impuestos,
la difusión quedó controlada y reglamentada; solamente se permitió su cultivo en
regiones seleccionadas o designadas por la Corona. Estas plantas fueron
introducidas a lo largo de todo el período virreinal y los lugares seleccionados por
la Corona fueron las productoras oficiales del cultivo en cuestión, como ocurrió por
ejemplo con la vid, el olivo y el tabaco. Esta política de control Estatal,
aparentemente tenía más que ver con los intereses económicos de la Corona y de
los grandes comerciantes peninsulares, que con las condiciones ambientales, o
con la historia económica local de los virreinatos, colonias y capitanías generales,
o de sus necesidades internas.

Durante el traslado marítimo, las condiciones de salinidad, humedad, falta


de espacio, o los requerimientos específicos para el manejo y reproducción de
cada tipo de planta, debieron afectar la cantidad de plantas trasladadas de uno a
otro lugar. Enfermedades como la micosis, interfirieron en este proceso,
reduciendo las posibilidades de éxito en el traslado. Sin embargo, las plantas que
llegaron debieron ser ejemplares con alta resistencia y muchas de ellas fueron
previamente adaptadas, ya que pasaron primero al norte de África -o a las islas
del Caribe- antes de tocar las tierras mesoamericanas, como aconteció –por
ejemplo- con el plátano o banano, que llegó a Nueva España a principios del siglo
XVI (Humboldt 1985, Tomo II: 229-234). Por otra parte, el hecho de trasladar
plantas vivas -así fuese mediante esquejes o semillas- no era tarea sencilla y
dependía mucho de la capacidad de las plantas para no pudrirse, o del azar,
debido al tiempo que debían pasar en altamar, para pasar luego al traslado por vía
terrestre.

234
Resumiendo, en los barcos los bastimentos se terminaban rápidamente;
durante las travesías la dieta estaba conformada por tocino, aceite, vino y pan de
cazabe. Algunos barcos llevaban animales vivos (puercos y carneros), tasajo,
granos (garbanza, habas) y conservas (Mijares 1993:41). La dieta de los
españoles en el momento de pisar tierras mesoamericanas se basaba en el trigo,
consumido principalmente en forma de pan. La alimentación cotidiana incluía
productos de origen animal, vino y aceite de oliva, además de legumbres,114 y
hortalizas115. La fruta se comía fresca o seca, al final de los alimentos; la
influencia árabe les había desarrollado el gusto por las especias (Mijares 1993: 39-
42). En su paso al interior de las tierras mesoamericanas y durante la guerra de
conquista del altiplano, los hispanos consumieron los alimentos proporcionados
por sus aliados indígenas: maíz, aves y peces autóctonos, legumbres, hortalizas y
frutas nativas.

Da Comienzo la Historia: los Primeros Pasos

En 1503 la reina Isabel creó la Casa de Contratación, para regular el comercio con
las Islas Canarias y los nuevos establecimientos en las Indias Occidentales.
Estableció sus instalaciones en Sevilla, con el propósito de incrementar los
ingresos ultramarinos; además de ser responsable de equipar y avituallar las
flotas, checar los cargamentos, asegurar los barcos y los bienes, colectar los
impuestos o aranceles y otorgar las licencias a la navegación. Los beneficios de
esta organización fueron tanto para la Corona, como para los comerciantes
hispanos de la península; su apogeo como institución rectora del comercio
aconteció después de la conquista de México. En una de sus cartas al emperador
Cortés pide el envío de plantas a través de los barcos controlados por la Casa de
Contratación, “…para la colonización y prosperidad de esta tierra…” (Dunmire
2005: 112-113).

En 1509 fue fundada Santa Ma la Antigua del Darién –primera población


hispana en América- cuyo asentamiento duró hasta 1519. En la administración de
Vasco Núñez de Balboa se organizaron cultivos de yuca y maíz, además de crías
de cerdos para el consumo de carne de los pobladores. En 1513 Pedrarias Dávila
–nuevo gobernador- llevó aperos de labranza, semillas y animales para
reproducción. La ciudad original fue abandonada y el asentamiento se trasladó a
Panamá (Rojas de Perdomo 1993: 21). Para 1519 las islas caribes contaban con
cultivos y animales llevados por los españoles para satisfacer sus demandas
alimenticias (trigo, cebada, arroz y caña de azúcar). El cronista Fernández de
Enciso (en Rojas de Perdomo 1993: 21) escribió que en la primera década del
siglo XVI La Española tenía cultivos, ganados y abundaba en oro; también dice

114
Todo género de fruta o semilla que se cría en vainas, véase: Martín Alonso, Enciclopedia del
Idioma; México, Ed. Aguilar, Vol. II: 2534.
115
Verduras y demás plantas comestibles que se cultivan en las huertas, véase: Martín Alonso,
Enciclopedia del Idioma; México, Ed. Aguilar, vol. II: 2315.

235
que la región tenía cazabe, yuca brava, batatas y frutas nativas -piña y mamey-
que eran consumidas por los hispanos. Sobre el ganado y su adaptación a estas
tierras comenta lo siguiente:

Es tierra de muchas carnes y mucho pescado. Los ganados multiplican


mucho, porque no hay animal ninguno que mal le faga en toda ella. Las vacas
y las yeguas paren cada año; de año y medio se empreñan las potrancas y
becerras. La tierra está en todo tiempo verde que nunca se seca…

En la época de los Habsburgo, se aplican dos políticas sobre las plantas


vivas y su traslado marítimo a Nueva España. La primera política -regulada por las
leyes- fue para difundir y propagar las plantas requeridas por los hispanos, que
eran de uso común entre los pobladores europeos y que en su mayor parte fueron
introducidas entre 1519 y 1550. La segunda política de la Corona se enfocó a
regular la introducción, la circulación y mercadeo de aquellas otras plantas, que
por su importancia económica, estaban articuladas a las redes comerciales del
Imperio Español y, consecuentemente, al pago de impuestos116 . Las islas del
Caribe parecen haber sido insuficientes para proveer a Nueva España con
plantas, lo que pudo ocurrir debido a condiciones climáticas; lo que dejaba fuera
de su ámbito aquellas propias de climas templados y fríos (Dunmire 2005: 112).

Las plantas necesarias para el bienestar de los españoles en el Nuevo


Mundo se introdujeron y propagaron rápidamente. En este caso, no existieron
restricciones de orden jurídico para su traslado y expansión intercontinental, que
estuviesen expresadas con peticiones, a través de cartas, leyes, decretos,
ordenanzas, o reglamentos. En el segundo caso -el de las plantas con importancia
económica- la difusión quedó controlada y reglamentada, para ser cultivadas en
regiones seleccionadas -o designadas- por la Corona, para ser las productoras
oficiales del cultivo en cuestión, como ocurrió con la vid, el olivo y el tabaco. Tal
parece que esta política de control estatal tenía más que ver con los intereses
económicos de la Corona y de los grandes comerciantes peninsulares, que con las
condiciones ambientales locales, o con las características y necesidades internas
de los virreinatos, colonias y capitanías generales que conformaban el Imperio.

En los primeros años del establecimiento hispano en Mesoamérica, los


indígenas siguieron cultivando maíz, frijol y chiles -que les eran familiares-. En
poco tiempo, los huertos con manzana, durazno, pera, ciruela y cítricos,
proporcionaron a los españoles con aquellas frutas y legumbres que les eran
necesarias. Lo que no es extrañar, porque las frutas de climas templados y fríos

116
Para la investigación sobre plantas, su traslado, difusión y manejo, se utilizó información
proporcionada en primera instancia por la Recopilación de Leyes de Los Reynos de las Indias.
116
Mandadas a Imprimir y Publicar Por la Magestad Católica del Rey Don Carlos II. Nuestro Señor .
Se manejó la tercera edición de la obra, que está publicada en cuatro volúmenes, en Madrid, por
Antonio Pérez de Soto y que salió a la luz en el año de 1774. En la Recopilación no existe un rubro
específico sobre el manejo y el traslado de plantas de España a Nueva España y viceversa; pero
se encuentra la legislación, donde se hacen referencias al margen -que fueron hechas de paso- y
que reproducimos íntegramente para ponerlas a disposición del lector.

236
del Altiplano Central eran menos diversas que las del Viejo Mundo, además de
tener sabores muy distintos. Del Mediterráneo llegaron primero a España y luego a
Nueva España los vegetales: zanahorias, coliflores, nabos, rábanos y lechugas.
Tan temprano como 1526 la producción de vegetales en la cuenca de México
tenía excedentes suficientes para que se vendiesen en los mercados de la capital,
llegando al punto de que los precios urbanos se derrumbaron (Dunmire 2005:
113).

El pan, necesidad alimenticia fundamental para los hispanos, durante los


primeros años del establecimiento de los españoles en Nueva España -junto con
los bizcochos- se hacía en Sevilla, embárcandose para el Nuevo Mundo; así que
el trigo fue uno de los cultivos que primero se trasladaron (Dunmire 2005: 113).
Una vez establecidos en Nueva España, los españoles comenzaron a cultivar trigo
en sus haciendas, utilizando el regadío para ello. También los pueblos indios de la
cuenca de México adoptaron el cultivo de trigo que combinaban con el de maíz;
sin embargo, el primero fue de riego y el segundo de secano.

Recapitulando, el traslado de plantas vivas no era tarea sencilla y dependía


en mucho de la capacidad misma de las plantas para sobrevivir, para no
pudrirse117 y del azar, debido al tiempo que debían pasar en altamar, con un
ambiente salino, para pasar luego a un penoso –a veces largo- traslado por tierra.
De algunas plantas existían equivalentes nativos y en estos casos hubo una
tendencia a desaparecer aquellas que eran de menor tamaño, o con sabores
menos aceptados por la población consumidora. En este tipo de casos, tenemos -
por ejemplo- las guayabas nativas y las que trajeron los europeos, las ciruelas
nativas (Spondias mombin) y las ciruelas originarias del Medio Oriente. Las
plantas sobrevivientes tenían alta resistencia a las condiciones del viaje; muchas
plantas llegaron a las islas desde el norte de África -o de otros lugares del mundo
controlado por los hispanos- y antes de ser introducidas en Nueva España ya
estaban adaptadas a climas similares a los del Nuevo Mundo.

Los Primeros Tiempos, las Primeras Acciones y las


Primeras Ordenanzas

El trigo

Aprestar una flota requería de grandes cantidades de abastos; el viaje de España


a América a principios del siglo XVI requería de suministros que se obtenían en
Sevilla, pero en años de escasez y hambrunas (epidemias, pestes, malas

117
Por ejemplo, la pera común (Pyrus communis) en su variedad culta Bon Chretien era más
grande, dulce y jugosa al madurar, que otras variedades. Era una pera Warden (por la abadía de
Warden, Redfordshire, donde la cultivaban monjes cistercienses). Tiene la característica de que su
corazón sea menos propenso a pudrirse que el de otras variedades. La Warden española es
adecuada para ser asada (Robson y Robson 1990:100-101).

237
cosechas por plagas de langosta o por situaciones climáticas) lo tenían que hacer
desde Sicilia y Nápoles. Los requerimientos para sustentar de pan durante el viaje
de Pedrarias Dávila al Darién con 1,500 hombres en 1514 y zarpando de Sevilla,
fueron de 3,500 quintales de bizcocho118 y más de 20,000 arrobas de harina que
se adquirieron y acumularon por espacio de un año. En esta época el consumo de
pan por persona -en años normales- era de unos 700 gr. diarios y entre 21 y 23
kilos al mes. Pocos años después se calculaba que en el viaje de Sevilla a
Panamá el consumo mínimo de bizcocho era de 1½ quintales (69 kilos) por
persona; si se continuaba el viaje hasta Perú cada persona requería de un quintal
más (49 kilos); es decir un total de 118 kilos de bizcocho. Desde 1540 Sevilla
comenzó a proveerse de trigo en el mercado peruano (Mena 1998: 374).

Información de la flota que iba de Acapulco a Filipinas (Galeón de Manila),


indica que durante la primera mitad del siglo XVII, en su aprestamiento uno de los
productos -con mayor demanda- para alimentar a los marineros era el pan, del que
había dos tipos: el blanco y el bazo. El primero –también conocido como bizcocho-
se elaboraba con harina de trigo más refinada y se daba a los personajes de alto
rango; el segundo se hacía con harina de trigo integral –con cáscara- de color
amarillento y se daba a los marineros encargados de tripular las naves. El pan era
ácimo, sin levadura y se cocía dos veces para que soportase la humedad del mar
(Sales 2004: 49). Un problema era el agua dulce, que tenía que ser transportada
en botijuelos de barro, para que en los viajes largos no se volviese nauseabunda
(Sales 2004: 48). Esto hacía que el agua fuese un elemento muy importante en los
viajes por altamar y poca debía ser usada en conservar las plantas, que tenían
que resistir largos períodos sin el líquido.

La flota de la Gran Armada de Castilla del Oro dirigida por Pedrarias Dávila,
recibió en 1514 las Instrucciones, que en el Capítulo 20 ordenaban expresamente
“…que lleven labradores con todo su aparejo para labrar y lleven trigo y cebada…”
(Mena 1998: 375). Las especies de trigo que fueron las más cultivadas en la
España del siglo XVI eran el trechel –o rubio- el arisprieto y el candeal –o blanco-.
La experimentación en las Antillas les enseñó que de las tres, solamente la
variedad candeal –blanco o tresmesino- tenía las condiciones necesarias para
adaptarse a los climas del Nuevo Mundo (Mena 1998: 375). La expedición de
Diego de Nicuesa y Alonso de Ojeda llevó semillas de trigo y de maíz, para
sembrar en Veragua, mismas que procedían de Santo Domingo y que maduraban
en cuatro meses (López de Gómara en Mena 1988: 375 nota a pie de página).

El trigo llegó a México hacia 1520, en los años de conquista. López de


Gómara en 1552 escribió que “…Un negro de Cortés, que se llama según pienso
Juan Garrido, sembró en un huerto tres granos de trigo que halló en un saco de
arroz… nacieron y uno de ellos tuvo ciento ochenta granos, y poco a poco hay
infinito trigo…”. Este párrafo también informa sobre la entrada de arroz y las
gallinas en México; sabemos que en la expedición de Cortés realizada en el año

118
En esa época se conocía con el nombre de biscocho a lo que ahora conocemos como pan
blanco.

238
de 1516, llevaba en la carga “…5,000 porciones de tocino, 6,000 cargas de maíz,
gallinas, vino y aceite…” (Rojas de Perdomo 1993: 25).

Las Primeras Plantas Introducidas

Hasta estos momentos contamos con escasa información sobre formas


específicas que narren lo acontecido al embalar y trasladar las primeras plantas
vivas de uno a otro lado del Océano Atlántico. Tal vez el caso inicial y más
documentado sea el de la introducción de la naranja por Bernal Díaz,119 que en el
año de 1518 -cuando participaba en la expedición de Juan de Grijalva- que al
encontrarse en las tierras ubicadas entre Tonalá y Coatzacoalcos sembró unas
pepitas de naranja junto a un templo: “...que como había muchos mosquitos en
aquel río, fuimonos diez soldados a dormir en una casa alta de ídolos, y junto a
aquella casa los sembré, que había traído de Cuba, porque era fama que
veníamos a poblar, y nacieron muy bien, porque los papas de aquellos ídolos los
beneficiaban y regaban y limpiaban desque vieron que eran plantas diferentes de
las suyas; de allí se hicieron de naranjos toda aquella provincia.” (Martínez
1990:124).

Cómo yo sembré unas pepitas de naranja junto a otra casa de ídolos, y fue de
esta manera: que como había muchos mosquitos en aquel río, fuímonos [sic]
diez soldados a dormir en una casa alta de ídolos, y junto a aquella casa los
sembré, que había traído de Cuba, porque era fama que veníamos a poblar, y
nacieron muy bien, porque los papas de aquellos ídolos los beneficiaban y
regaban y limpiaban desque [sic] vieron que eran plantas diferentes de las
suyas; de allí se hicieron de naranjos toda aquella provincia. Bien sé que dirán
que no hacen al propósito de mi relación estos cuentos viejos, y dejarlos he
(Bernal Díaz del Castillo citado en Martínez 1990: 124).

Las referencias concretas sobre el traslado incluyen sólo elementos


aislados, que son muchas veces indirectos, nos permiten ir presentando el
panorama, que la legislación de la época retrata en forma también general.
Pasaremos a continuación a examinar, por orden cronológico, las leyes y
ordenanzas relacionadas, directa o indirectamente, con el traslado de plantas de
España a Nueva España. Las primeras fueron hechas para las condiciones
establecidas antes de 1519, año en que ocurre la entrada de Hernán Cortés al
altiplano central mesoamericano y, que obviamente se hicieron para regular la
situación que al interior, pero no en las islas.

119
Bernal Díaz del Castillo, Argensola, Conquista de México, capítulo IV: 65. Citado en José Luis
Martínez, Hernán Cortés; México, FCE y UNAM, 1990:124. En otra versión de Bernal, el mismo
párrafo dice lo siguiente: “…Sembré siete u ocho pepitas de naranjo que traje de Cuba, e nacieron
muy bien, los papas de aquellos ídolos les pusieron defensas para que no las comieran las
hormigas desde que vieron que eran plantas diferentes a las suyas…” (en Rojas de Perdomo 1993:
25).

239
El mismo Hernán Cortés en sus Cartas de Relación (4ª Relación, octubre
15 de 1524, 1960 [original 1524]: 172)120, muestra que fue uno de los personajes
más interesados en introducir plantas en Nueva España. Estas procedían de
Cuba, Española, San Juan de Puerto Rico y Jamaica, lo que significa que a Nueva
España llegaban ya adaptadas. Entre las plantas que introdujo estuvieron la caña
de azúcar, la morera y la pera121 . En 1530 el conquistador introdujo -desde las
islas del Caribe- la caña de azúcar en Nueva España (Rojas de Perdomo 1993:
25). En las Ordenanzas de Buen Gobierno122 -firmadas el 20 de marzo de 1524-
Hernán Cortés (Martínez Vol.1 1990: 277-283) establece en tres de ellas lo
siguiente:

Item: que cualquier vecino que tuviere indios de repartimiento sea obligado a
poner con ellos en cada un año, con cada cien indios de los que tuviere de
repartimiento, mil sarmientos, aunque sean de la planta desta tierra, escogiendo
la mejor que pudiere hallar; entiéndese que los ponga e los tenga prestos y bien
curados, en manera que puedan frutificar; los cuales dichos sarmientos, pueda
poner en la parte que a él le pareciere, no perjudicando a otro; e que los ponga
en cada un año, como dicho es, en los tiempos que conviene plantarse, hasta
que llegue en cantidad con cada cien indios, cinco mil cepas; so pena que por el
primer año que no los pusiese o cultivare, pague medio marco de oro aplicado
como dicho es; e por la segunda, la pena doblada; e por la tercera, pierda los
indios que asi tuviere…

Item: que habiendo en la tierra plantas de vides de las de España en cantidad


que se puedan hacer, sean obligados a engerir [injertar] las cepas que tuvieren
de la planta de la tierra, o de plantallo de nuevo, so las dichas penas.

Item: que habiendo otras plantas de árboles de España, o trigo o cebada o otros
cualesquier legumbres, así mismo sean obligados a los plantar e sembrar en los
pueblos de los indios que tuvieren, so las penas susodichas.

Al final de esa misma Relación, Hernán Cortés (4ª Relación, octubre 15 de


1524) solicita al emperador “...que a esta tierra se traigan plantas de todas
suertes, y por el aparejo que en esta tierra hay de todo género de agricultura, y
porque hasta ahora ninguna cosa se ha proveído, torno a suplicar a vuestra
majestad, porque de ello será muy servido, mande enviar su provisión a la Casa
de Contratación de Sevilla para que cada navío traiga cierta cantidad de plantas, y

120
Hernán Cortés, Cartas de Relación; México, Ed. Porrúa, 1960, 4ª Relación, 15 de octubre de
1524: 172.
121
Por ejemplo, la pera común (Pyrus communis) en su variedad culta Bon Chretien era más
grande, dulce y jugosa al madurar que otras variedades. Era una pera Warden (por la Abadía de
Warden, Redforshire, donde la cultivaban los monjes cistercienses), con la característica de que su
corazón es menos propenso a pudrirse que el de otras variedades. La Warden española es
adecuada para ser asada. Véase: Eve Robson y Norman Robson, Grabados Clásicos de Historia
Natural. Plantas. Madrid: Ed. LIBSA, 1990:100-101.
122
Ordenanzas de Buen Gobierno Dadas por Hernán Cortes Para los Vecinos y Moradores de la
Nueva España, Temistitan, 20 de marzo de 1524; José Luis Martínez, Documentos Cortesianos,
Vol. I., 1518-1528, México: FCE y UNAM, 1990:277-283.

240
que no pueda salir sin ellas, porque será mucha causa para la población y
perpetuación de ella.”

También he hecho saber a vuestra cesárea majestad la necesidad que hay


que a esta tierra se traigan plantas de todas suertes, y por el aparejo que en
esta tierra hay de todo género de agricultura, y porque hasta ahora ninguna
cosa se ha proveído, torno a suplicar a vuestra majestad, porque de ello será
muy servido, mande enviar su provisión a la Casa de Contratación de Sevilla
para que cada navío traiga cierta cantidad de plantas, y que no pueda salir sin
ellas, porque será mucha causa para la población y perpetuación della.

En esta época, la política de los peninsulares, de la Corona y de la Casa de


Contratación fue introducir en América el mayor número de plantas vivas, cuya
selección obedecía a las necesidades alimenticias, gustos y requerimientos de los
hispanos; hecho que favoreció la introducción, en ambas direcciones, de plantas
alimenticias, la necesidad de importar plantas vivas desde Europa al Nuevo
Mundo, muchas de ellas parte de la dieta cotidiana de los hispanos. Por ejemplo,
el licenciado Salmerón oidor de la Audiencia de México, escribía la secretario del
Rey, Juan de Sámano, informando sobre varias cuestiones, pero asentando que
“... se traian plantas, y aunque serán muy buenas no son tan necesarias que no
convenga otras cosas más, porque la planta de viñas ques la necesaria, acá la
habrá de lo de Pánuco y las demás los vecinos las traerán; solamente las de
olivos serían muy necesarias y hasta agora no hay ninguno en la tierra...” (Carta,
AGI, Patronato Real, Est. 2, Caja 2, leg. 1/1, 31 de marzo s/año).

Las políticas de Corona a través de la Casa de Contratación, se


reglamentaron mediante leyes, que regularon el traslado de plantas a Nueva
España. Por la información obtenida, podemos considerar que este fenómeno fue
común hasta el primer tercio del siglo XVI y que la idea de introducir el mayor
número posible de plantas vivas en el continente, asociada con una selección
dirigida a cubrir las necesidades alimenticias, gustos y requerimientos de los
españoles, permitió el traslado y la introducción de plantas alimenticias,
comerciales, para leña y de ornato. Apoyando esa petición encontramos la carta
que fray Luis de Fuensalida (Carta a la Reina, AGI, Papeles de Simancas, Est. 60,
Caja 2, Leg. 16, marzo 27 de 1531, reproducida en: Francisco del Paso y
Troncoso, tomo II, No. 90, p. 33) -guardián del convento de franciscanos de
México- envió a la Reina y en la que opinaba positivamente de la actuación de los
cuatro oidores de la 2ª Audiencia de México, solicitando también el envío de
plantas en general y de olivos en particular:

[...] no se descuida el bien desta tierra y de la hacer plantar y poblar que es


excelente y magnífica, grande y fructífera que tanto fruto habrá en esto y algo
bendicto mandamiento: ovejas merinas que criamos y plantas de olivar que
casi todo lo demás hay ya pero todavía sería bien que todo navío trajese
algunas plantas [...]

Entre las plantas más importantes para el comercio controlado por la


Corona estaban las tintóreas. Muchos de los colorantes eran nativos de América y

241
se conducían a Sevilla, desde donde eran comercializados. Tal vez podamos
comprender mejor el éxito que esta política tuvo -y también su importancia- a partir
de la información proporcionada por Alejandro von Humboldt (1985 [1811], Vol.III:
265, 347 y Vol. IV: 290), estableció que para los finales del siglo XVIII la economía
novohispana descansaba en la minería, la agricultura y las manufacturas. Sus
cálculos establecieron que la agricultura proporcionaba un volumen anual
calculado en 29 millones (Klein 1994: 97)123, empleaba a más personas que los
otros dos rubros antes citados, se dirigía primordialmente al mercado interno,
aunque entre sus exportaciones fundamentales se encontraban algodón, azúcar,
especias y condimentos (20% de las exportaciones en tiempos de paz).

En términos de ingreso para la Real Hacienda, la agricultura era el rubro


más importante de la economía novohispana (Klein 1994: 133-162). Por esta
razón, es factible entender que la recurrencia en la expedición y confirmación de
algunas leyes llegó a tener éxito económico a lo largo del período novohispano.
Muchas de ellas estuvieron relacionadas con la extracción y control del cultivo de
tintes, especias y condimentos, lo que acontece apenas llegaron los españoles al
continente. Por ejemplo, tenemos una de las primeras leyes de este tipo para el
caso del palo de brasil (Haematoxylon brasiletto). Para comprender mejor lo
acontecido, pasaremos a enunciar algunas de estas leyes: Ley 3ª Que Ninguno en
Estos Reynos Compre Brasil, que no sea Traído de las Indias124. Firman:
Fernando V e Isabel, en Segovia, el 19 de agosto de 1503.

Ordenamos y mandamos, que ningunas personas naturales, ni estrangeras


sean ossadas de traer, introducir, vender, ni comprar en estos Reynos, y
Señorìos ningun brasil, de cualquier parte que sea, salvo del que se traxere de
nuestras Indias Occidentales, pena de que por el mismo hecho, y primera vez
lo pierdan, con otro tanto de sus bienes; y la segunda el brasil, y la mitad de
sus bienes, que aplicamos mitad para el Denunciador, y la otra mitad para
nuestra Cámara, y mas sean desterradas del lugar donde vivieren, por dos
años.

En los primeros años después de 1492 y aún hasta 1519, se aplican las
leyes y reglamentaciones que ya existían en la península. Estas favorecían la
difusión de plantas vivas entre el común de la gente; por el siguiente texto,
podemos inferir que, posiblemente, la idea estaba relacionaba en primera
instancia con las posibilidades de incrementar los productos alimenticios. Los
primeros reglamentos y leyes sobre poblamiento y creación de asentamientos,
apoya la idea de que cada vecino tuviese espacios destinados a agricultura y, a la
organización de huertas. Es decir, a la agricultura comercial y al autoconsumo. Ley

123
La minería producía 23 millones y las manufacturas apenas 7 u 8 millones anualmente (Klein
1994:97).
124
Ley III, Título XVIII, “Del Comercio, Mantenimientos, y Frutos de las Indias”. En: Recopilación...
Vol. II, folio 115.

242
8ª Que los Montes de Fruta Sean Comunes125 . Firma Doña Juana, en Monzón, el
15 de junio de 1510.

Nuestra voluntad es de hazer, é por la presente hazemos los montes de fruta


sylvestre, comunes, y que cada uno la pueda coger, y llevar las plantas para
poner en sus heredades y estancias, y aprovecharse de ellos como de cosa
común.

Ley 1ª Que a los nuevos pobladores se les den tierras y solares, y


encomienden indios; y que es peonía, y cavalleria126. Firman Fernando V, en
Valladolid, 18 junio y 10 agosto de 1513. Carlos I, Toledo, 26 de junio de 1523 y
19 de mayo de 1525. Felipe II, Toledo, 25 de mayo de 1596.

Porque nuestros vasallos se alienten al descubrimiento y población de las


Indias, y puedan vivir con la comodidad, y conveniencia, que deseamos: Es
nuestra voluntad, que se puedan repartir y repartan casas, solares, tierras,
cavallerìas, y peonías a todos los que fueren á poblar tierras nuevas en los
Pueblos y Lugares, que por el Governador de la nueva población les fueren
señalados, haciendo distincion entre escuderos, y peones, y los que fueren de
menos grado y merecimiento, y los aumenten y mejores, atenta la calidad de
sus servicios, para que cuiden de la labranza y crianza;…

…y haviendo hecho de ella su morada y labor, y residido en aquellos Pueblos


quatro años, les concedemos facultad, para que de allí adelante los puedan
vender, y hacer de ellos á su voluntad libremente, como cosa suya propia; y
asimismo conforme su calidad, el Governador, o quien tuviere nuestra
facultad, les encomiende los Indios en el repartimiento que hiciere, para que
gocen de sus aprovechamientos y demoras, en conformidad de las rassas, y
de lo que esta ordenado.

Y porque podía suceder, que al repartir las tierras huviese duda en las
medidas, declaramos, que una peonía es solar de cinquenta pies de ancho, y
ciento en largo, cien fanegas de tierra de labor, de trigo, ó Cebada, diez de
maíz, dos huebras de tierra para huerta, y ocho para plantas de otros árboles
de secadal, tierra de pasto para diez puercas de vientre, veinte bacas, y cinco
yeguas, cien ovejas, y veinte cabras. Una cavalleria es solar de cien pies de
ancho, y docientos de largo; y de todo lo demás, como cinco peonías, que
serán quinientas fanegas de labor para pan de trigo, o cebada, cinquenta de
maíz, diez huebras de tierra para huertas, quarenta para plantas de otros
árboles de secadal, tierra de pasto para cinquenta puercas de vientre, cien
bacas, veinte yeguas, quinientas ovejas, y cien cabras. Y ordenamos que se
haga el repartimiento de forma, que todos participen de lo bueno y lo mediano,
y de lo que no fuere tal, en la parte que a cada uno se le debiere señalar.

125
Ley 8ª Que los montes de fruta sean comunes; Título XVII; “De los Caminos Públicos, Posadas,
Ventas, mesones, términos, pastos, montes, aguas, arboledas, y plantío de viñas”. En:
Recopilación..., Tomo II, foja 113.
126
Ley 1ª De la venta y composición de tierras. Título XII, De la Venta, Composición, y
Repartimiento de tierras, solares, y aguas; Libro IV, Título XII, Ordenanzas 104 y 105 de
Poblaciones, Recopilación..., Tomo II, foja 102.

243
La Dieta Cotidiana: Hortalizas y Frutales; Además de Flores

Motolinía (Memoriales 1903-1907, Vol. I; 1996: 529-530), expresaba que para


1541, los tlaxcaltecas ya contaban con frutales de origen no americano y que se
expendían normalmente en los mercados locales. Dedica el capítulo LXXXIX para
escribir sobre las frutas de España que se vendían en los mercados americanos
(Motolinía 1996: 529-530, escritos entre 1527 y 1541); dice que: los higos,
pepinos, cohombros, melones […] se daban casi todo el año, “…legumbres de
hortaliza como la buena de España…” y entre éstos se encontraban: granadas,
duraznos, membrillo, pera y manzana. A ellos se les añadían algunas plantas de
ornato como los claveles, clavelines, geranios y rosas127 . Para el siglo XVII
estaban perfectamente bien establecidas como parte de la flora del Altiplano
central y de la costa atlántica (Mota y Escobar 1987). Por otra parte, el papel de
los conventos en la introducción de plantas fue crucial; Motolinía (1996:317) dice:

De género de palmas ay diez o doze especies; yo las he visto todas. Estas


que digo algunas dellas lleuan dátiles; creo que si las curasen y adobasen
serían buenos. Los yndios, como son pobres, los comen; no se curan mucho
de los curar; hallan los buenos porque los comen con salsa de hambre. Ay
cañafistolos brabos; si los enxertasen serían buenos, pero, como acá hazen
bien los otros árboles de la cañafístola. Este árbol plantaron en La Española
los frayles menores primero que otra persona alguna, y cae en la Nueva
España. Los mesmos frayles plantaron quasi todos los frutales, e ynpusieron a
los españoles que plantasen, y les dieron planta y enseñaron a muchos
españoles a enxertar. E ay oy día e a de auer muy hermosas guertas y
heredades. Tanbién se an hecho palmas de los dátiles que vienen de Castilla
y en muy breve tiempo an venido con fruta. Yo las puse en el monasterio de
Cuauhnauac, y dentro de honze años vinieron con fruta; no quaxaron dátiles,
créese que quaxarán el año que viene.

Para las plantas durante la travesía tanto marítima como terrestre el primer
problema era sobrevivir y después, al arribar al Nuevo Mundo se enfrentaban con
la adaptación a las condiciones climáticas específicas que había en las distintas
regiones novohispanas. En esta labor de adaptación de las plantas a las
condiciones climáticas, de suelo y agua en el Nuevo Mundo, contribuyeron con su
labor los hortelanos, en un principio eran frailes de las órdenes que arribaron a
América y se establecían en los conventos; otro cultivos fueron parte de la política

127
Las rosas nativas eran de enredadera, muy perfumadas y de varios colores, como lo describió
Bernal Díaz; así, el texto se refiere a las rosas traídas desde España por los frailes. La rosa china
fue llevada a España por los árabes y formaba parte de los jardines durante la era islámica en la
península. Los jardines florales entre los nahuas, tuvieron la misma función que los de España y
eran destinados a las actividades religiosas; a los indios les gustaron mucho las rosas y claveles
que pronto se convirtieron en favoritas, igual que ocurría entre los españoles. Los jardines de las
misiones viajaron hacia el norte de Nueva España junto con los frailes (Dunmire 2005: 17, 102,
132-133, 235).

244
económica de los conquistadores y de la Corona. Una idea de las dificultades que
enfrentaron los hortelanos queda clara en el ejemplo de Motolinía (1996:369)
cuando escribió:

El ynvierno [sic] que haze [sic] en esta Nueva España e las heladas y frío ni
dura tanto ni es tan brabo [sic] como en España, antes es tan templado que ni
dexar la capa da mucha pena ni traerla en verano. Pero por ser las heladas
destempladas o fuera de tiempo o de horden, quémanse algunas plantas y
hortalizas de Castilla, ansí como árboles de agro, parras, higueras, grandes
melones, pepinos, verengenas [sic], etc. Y no se queman estas cosas por
causa de grandes fríos ni con grandes heladas, mas porque vienen fuera de
tiempo, ca por navidad o por la epiphanía vienen diez o doze días tan
templadas como de verano. Y como la tierra es fértil, aunque no an dormido
los árboles ni a pasado mucho tiempo que dexaron la hoja, con aquellos días
de buen tiempo buelven a brotas los árboles. Y tornados otros dos o tres días
de heladas, que aunque no son rrezios, pero hallar los árboles muy tiernos,
todo lo que a brotado se les quema; y por la bondad de la tierra, acontesce
[sic] algunos años tornar a echar dos o tres vezes...

Endulzando la Vida y la Cocina:


Algunas Cuestiones Sobre la Caña de Azúcar

La caña de azúcar (Saccharum officinarum), fue el primer cultivo comercial que se


introdujo en Nueva España; era originaria de la India, aunque se encuentra en
estado silvestre en Nueva Guinea, de donde se difundió en tres direcciones, una
de las cuales tomó rumbo por Filipinas, Borneo, Java, Malasia, Burma e India,
desde donde el Imperio Islámico la llevó a Irán, Siria y los países mediterráneos
(García París 1991:197). Los árabes la introducen y expanden por el
Mediterráneo, asociada con los sistemas de riego que le eran fundamentales. La
planta viajó por la cuenca mediterránea en compañía de otras, que se volvieron de
consumo común poco a poco128 . Para el siglo X su cultivo era limitado, ya que el
azúcar era considerada más una medicina que un endulzante; los cruzados la
conocieron, enviando a Europa parte de la producción que se realizaba en Siria y
Palestina (Malpica 2001: 97, 100, 102).

La caña de azúcar fue introducida en España por los árabes y -junto con la
nuez moscada y la canela- fue hasta el siglo XIX un "...artículo de refinado lujo..."
que formaba parte de la farmacopea hispana de la época (Crespo et.al., Vol. I,
1988: 24-25). Su comercio era controlado por los comerciantes italianos desde la
2ª mitad del siglo XIV, introduciéndose en la alimentación a partir de la baja edad
Media (García 1990 en Malpica 2001: 101). En España el primer cultivo de caña
se registró en el año 961, localizándose en las zonas costeras de los reinos de

128
Nos referimos al sorgo -o trigo de Guinea- arroz asiático, trigo duro, algodón en mata, naranja
agria, naranja sevillana, limón, lima, pomelo, banana, plátano, sandía, espinaca, alcachofa,
colocasia, berenjena y mango.

245
Valencia y Granada, que en el siglo XII alcanzaron su mayor importancia como
centros productores de caña. El azúcar producido en Egipto, Chipre, Sicilia y el sur
de España se refinaba en Venecia, que se convirtió en el centro internacional de
esta industria. La influencia de la cocina musulmana difundió su uso en los países
del sur europeo (García París 1991:198).

En el Mediterráneo, el cultivo de la caña de azúcar y su procesado tuvieron


varios constreñimientos ambientales. No soportaba las heladas y para su
procesamiento requería de grandes cantidades de leña (para concentrar el jugo y
alcanzar el punto de cristalización necesario) y de agua (riego de las plantas y
como fuerza motriz). Por ello, su cultivo se traspasó a otras tierras
climatológicamente mejor dotadas que las del sur de Italia (Sicilia) y de España
(Valencia y Granada). A fines del siglo XV los portugueses llevaron la caña de
azúcar a Madeira y otras islas del litoral africano, la caña llegó a las Azores –una
escala de los barcos en la navegación trasatlántica-, las Canarias (en manos de
castellanos) que fueron llamadas las “Islas del Azúcar”, Cabo Verde y Santo Tomé
(bajo el dominio portugués). Es a finales del siglo XV y principios del siguiente
cuando cruza el Atlántico y el azúcar se constituye en un producto de consumo
mayor, que crece para expandirse por todo el mundo occidental y convertirse en el
primer gran cultivo colonial (Malpica 2001: 97, 100, 103).

En su 2º viaje, Cristóbal Colón llevó la caña de azúcar a La Española


(Memorial a los Reyes Católicos, 30 de enero de 1494), “...pero hase desperar el
fruto; el cual... no fará mengua de Andaluzía ni Sicilia aquí, ni en las cañas de
açucar, según unas poquitas que se pusieron han prendido...” (Crespo 1988 Vol. I:
24-25; García París 1991:198). Pedro de Atienza “…Plantó cañas de azúcar
primero que otro ningún español…” en la isla (López de Gómara 1954: 55). Las
plantaciones de La Española se incrementaron a partir de 1530, desde donde se
enviaba a Sevilla para su proceso de refinamiento; Diego Velázquez introdujo la
caña en Cuba a principios del siglo XVI, también pasó a México y Perú. Fray
Toribio de Motolinía (Memoriales, parte 1: 88) escribía que “...los indios son tan
amigos de cañas de azúcar para las comer en caña, que han plantado muchas y
se dan muy bien, y los indios mejor a ellas, y las venden en sus mercados como
fruta de todo el año…”.

El azúcar americano creció enormemente en importancia, desplazando el de


las islas. Ya para 1525 el azúcar brasileño pagaba alcabalas en las aduanas de
Lisboa (Malpica 2001: 107). La producción de azúcar se destinaba a la
elaboración de alcoholes y de panes de azúcar, que esencialmente se aplicaban a
la producción de dulces. Para el caso novohispano tenemos que en el capítulo 19
de las Reales Instrucciones dadas al virrey Velasco, en Valladolid el 16 de abril de
1550, los reyes ordenan que también impulsasen las plantaciones de caña de
azúcar. El cultivo debía hacerse en las zonas costeras, para aprovechar el clima y
la abundancia de lluvias.

El virrey estaba facultado para repartir tierras dedicadas a este fin, aunque
debía prohibir el trabajo de los indígenas en las actividades relacionadas con este

246
cultivo. En 1533 el virreinato de Nueva España exportaba azúcar hacia Perú y
España (Sarabia 1978: 401); sin embargo, los costos de transporte hacían que se
destinase principalmente al consumo local y que no pudiese competir con el
azúcar antillano. Por ejemplo, para el año de 1569, La Española exportaba a
Sevilla 47,250 arrobas129 de azúcar y Nueva España solamente 1,140; en 1570 la
exportación de La Española llegaba a 62,070 arrobas, mientras que la de Nueva
España era de 7,770 arrobas; ya para 1571 la exportación de la isla llegaba a
51,570 arrobas y la novohispana era de solamente 2,920 arrobas (Chaunu Vol. VI,
tomo 2, 1956: 1004-1005).

La repostería -muy importante en las mesas de los reyes y los soberanos


españoles- no era la excepción. Los confiteros realizaban un gran número de
dulces130 y postres -que en algunos casos tomaban varios días para prepararse-
uno de cuyos ingredientes básicos era el azúcar. En Andalucía, para 1686 un
confitero que aprovisionaba el azúcar de pilón (cristalizada en moldes cónicos) de
Granada, cobraba 30 cuartos por cada libra. Se les acusaba de abusar en el
precio, que era menor si se adquiría en las lonjas de Madrid. Para fines del siglo
XVII el azúcar se compraba en Portugal y Bilbao, y el gasto anual de arrobas
consumidas disminuyó de 1000 a 500. Los arrendadores de la renta de especias
en Portugal les obligan a volver a Granada –como antes- o a pagar los derechos
de alcabala (Simón 1996: 59).

Azúcar y Despoblación: un Caso en Nueva España

En Nueva España la historia del azúcar comienza cuando el conquistador Hernán


Cortés la introduce en Veracruz. Pero comencemos este recuento desde el
principio; en 1519 los hispanos llegan al centro del actual estado de Veracruz,
fundando la Villa Rica de la Vera Cruz; en esa época, Cempoala era el
asentamiento más importante cercano a la costa, al que los hispanos entran y
describen como una gran población, con calles y plazas bien trazadas, ubicada en
una llanura entre dos ríos, con una gran arboleda –además de árboles frutales-
sembradíos de maíz y con abundancia de pescado (Díaz del Castillo 1955,
Capítulo XLV: 94-95; Solís 1979: 39).

129
Una arroba = a 25 libras = a 11 ½ kilos. En líquido = 8 azumbres = 16 litros. Una libra = 16
onzas. Notas en el texto de Simón (1996: 59, 62).
130
Estos dulces incluían: albérchigos en almíbar, cuartos de membrillo y mazapanes. El membrillo
ya se servía al rey Felipe II en 1586. El archiduque Carlos, tío de Felipe IV y su séquito consumían
confitería que incluía: guindas en almíbar, ciruelas en almíbar, mazapanes y alaxú (alfajor), entre
otros dulces. En 1624 una lista de obsequios a Felipe IV incluye: limones, patatas e higos en
almíbar, higos rellenos, panes (tortas) de higos con almendras y especias, orejones, dátiles
ciruelillas de Marsella, pasas, uvas de Loja. En 1626 el cardenal Barberini y su criado Casiano del
Pozzo cuentan que en un convite dado por la condesa de Olivares en su honor, les llevaron vasos
hechos con la forma de lata de leche congelada, diversas clases de frutas en almíbar y membrillo
helado. En la navidad de 1695 –durante el reinado de Carlos IV- María Luisa de Orleáns y sus
acompañantes reciben entre otros platos unas torrijas reales pasadas por almíbar y peras en
almíbar (Simón 1996: 59-60).

247
Estas características ambientales de la región totonaca eran favorables
para los españoles (agua, madera y fuerza de trabajo); sin embargo, una serie de
eventos redujeron la población nativa de la ciudad prehispánica, que llegó casi a la
extinción total. A su llegada, los cronistas calcularon la población total de
Cempoala entre 80,000 y 120,000 habitantes, que se reducen a sólo 80 para
1529. Para el año de 1550 Cempoala solamente tenía 36 pobladores. Las fuentes
de la época explican este fenómeno como consecuencia del establecimiento de
una refinería de azúcar en 1543.

Lo que ocurrió con cultivos como la caña de azúcar en Veracruz central


puede brindar al lector una serie de elementos sobre los impactos en el ambiente
de este cultivo. Las investigaciones sobre la región central de Veracruz han
relacionado sus condiciones ambientales, en particular las de la tierra caliente, con
fenómenos como las altas tasas de mortalidad, la emigración y la despoblación. La
mortalidad ha sido asociada a la serie de epidemias y enfermedades atribuídas a
la insalubridad de las costas. Específicamente, la presencia de pantanos, lagunas
y depósitos de agua en las zonas anegables, han generado tanto en los europeos,
como en los mestizos, la idea de que la utilización agrícola de la franja costera era
posible solamente en condiciones de drenado y con el control de las inundaciones
anuales que la caracterizaban.

Las epidemias despoblaron las costas desde el siglo XVI, el problema se


acentuó por factores económicos y por la introducción de instituciones españolas
en la región, que como las nuevas formas de organización del trabajo
incrementaron la mortalidad de los indígenas. Así tenemos que poblaciones como
Cempoala y Quiahuiztlán, quedaron reducidas a la condición de caseríos (Kelly y
Palerm 1952:10-14; Pérez de Arteaga 1962; Sanders 1953: 44-53 y 1972).

Aquella ciudad de Cempual [sic] es muy viciosa é abundante de todo lo


necesario, segund [sic] la tierra, é de buenos edificios de piedra;… […] e dejó
toda la provincia de Cempoal con la tierra comarcana a la dicha villa, en que
avia [sic] hasta cincuenta mil hombres de guerra, e cincuenta villas e
fortalezas muy seguras e pacificas por vasallos de César, como hasta
entonces lo avían [sic] seydo [sic] de Montezuma [sic] (Fernández de Oviedo
1944, Tomo VIII: 230, 233-234).

La población indígena -de hecho- se extinguió o emigró. Extensas áreas


quedaron despobladas y pasaron a manos de los conquistadores y sus
descendientes. Estas tierras fueron utilizadas para la ganadería mayor, de tipo
extensivo e itinerante (“ganado chichihuo”). El paisaje quedó dominado por la
sabana y los pastizales solamente fueron interrumpidos por ciénagas y
manchones de vegetación tropical. La escasa población indígena se mezcló con
europeos y negros, el urbanismo prehispánico desapareció junto con la agricultura
prehispánica intensiva, para dirigirse al autoabasto y asentarse en localidades
dispersas, a la orilla del camino Veracruz-México.

248
Los asentamientos poblacionales contaban con escasas comodidades para
los viajeros, que tenían que pernoctar en su paso hacia las tierras altas; a cambio,
los pobladores eran autosuficientes. Los jacales, construidos con materiales
recolectados en las inmediaciones, contaban con un huerto; en este, combinaban
frutales con maíz, frijol, chile y tubérculos (Ciudad Real Vol. 1: 55 y Vol. 2: 272,
387). Los animales domésticos completaban la dieta; al mismo tiempo, permitían
un ingreso monetario a sus poseedores. Para el siglo XVII en las inmediaciones de
los asentamientos todavía quedaban varios manchones con vegetación de selva -
que se convirtieron en verdaderas reservas ecológicas- que complementaban las
necesidades de los pobladores con productos como la leña y los frutos de los
árboles, o con carne de animales silvestres (Gemelli Careri 1983: 246-250, 286-
291).

En las zonas de la costa donde la permeabilidad del suelo, sin necesidad de


drenaje, lo permitía, se comenzó el cultivo de la caña de azúcar. Para 1535 se
estableció la refinería de azúcar en Cempoala, población que ya en la época
prehispánica, contaba con un sistema de abastecimiento de agua para la zona
urbana y con regadío para los cultivos (Chevalier 1975: 106-108). Varias fuentes
indican que gran parte de la mortalidad entre indígenas de la región se debió al
maltrato que recibían en los ingenios azucareros (Hernández Rodríguez 1962: 21-
35). Éstos, contrariamente con lo acontecía con la ganadería extensiva, requerían
de abundante mano de obra. Para abastecerse de ella introdujeron esclavos
negros, a los que consideraban más resistentes que los indígenas (Carroll 1979:
119-132; Chevalier 1975: 197-113).

El cultivo de la caña de azúcar se extendió hacia las tierras altas, donde las
condiciones climáticas lo permitieron. Las zonas aledañas de Xalapa y Orizaba,
que no tenían el problema de las inundaciones anuales, fueron rodeadas por
haciendas azucareras, ingenios y trapiches (Chevalier 1975: 107). La producción y
transformación de caña de azúcar fue una actividad capitalista desde su
nacimiento en el centro de Veracruz. En la zona costera funcionó con mano de
obra esclava, que era costosa porque era permanente, debido a la carencia de
población indígena. Pero en las zonas como Xalapa y Orizaba, donde existían
concentraciones mayores de población nativa, se utilizó solamente un grupo
pequeño de trabajadores permanentes, mientras que la mayor parte de la fuerza
de trabajo era estacional, inicialmente de indígenas encomendados y
posteriormente de peones asalariados (Aguirre Beltrán 1972; Naveda 1979: 162-
182).

Para 1606, existían en Xalapa 12 plantaciones de caña de azúcar. De


estas, la Santísima Trinidad, ingenio que pertenecía al mayorazgo de la Higuera,
tenía un valor de $700,000.00 y daba a sus propietarios una ganancia anual de
$40,000.00. En esa época, era el ingenio más grande de Nueva España;
trabajaban ahí 200 esclavos negros en forma permanente y 600 indígenas
encomendados (Chevalier 1975: 107). Una década después, en 1616, se habían
fundado 33 ingenios en las inmediaciones de Córdoba. Las grandes plantaciones
requerían de: (1) campos irrigados; (2) pastizales para los animales; (3) insumos

249
para las comunidades de esclavos e indígenas, donde vivía la fuerza de trabajo;
(4) campos para el cultivo de maíz y (5) bosques para la obtención de leña
(Chevalier 1975: 107).

En el siglo XVII, el total de ingenios de gran tamaño, en Nueva España,


ascendía a 50 o 60 y se habían multiplicado los de pequeñas dimensiones.
Chevalier (1975: 110) calcula que producían de tres a cinco mil toneladas de
azúcar, además de las melazas, bebidas y azúcar sin purificar (panela). Este
crecimiento ocurrió a pesar de las disposiciones, hechas por el virrey, conde de
Monterrey, donde se prohibía la fundación de nuevos ingenios y se suspendía el
trabajo de los indígenas en el interior de estos; mismo que quedó restringido al
trabajo en ingenios. La pérdida de los repartimientos abrió la puerta al trabajo,
primero esclavo y, posteriormente al gañanaje. El trabajo libre se controló a través
del endeudamiento.

Los altos requerimientos de carne que las haciendas tenían para el


abastecimiento de la población trabajadora, particularmente la esclava, unidos a la
necesidad de mantener una gran cantidad de bestias de carga, contribuyeron a
reforzar la producción de azúcar combinada con la ganadería. Al mismo tiempo, la
alimentación de esta fuerza de trabajo requirió de maíz, cultivo básico que también
ocupó amplias extensiones (Chevalier 1975: 107). El paisaje en esta época estuvo
dominado por las grandes propiedades, cultivadas con caña de azúcar, pastizales
para el ganado y con zonas maiceras. Los policultivos se encontraban en los
huertos de los pequeños asentamientos asentados a orilla de camino y los
manchones de vegetación natural se distribuían en las márgenes de ríos y
depósitos de agua.

A finales del siglo XVII y en el primer cuarto del XVIII, la población negra
decreció; este fenómeno, producto del proceso de mestizaje, llega a su punto más
bajo en 1777. Por ejemplo, en el año de 1670, la población negra en Xalapa era el
6% del total; para 1725, descendió al 1% y en 1777 había decrecido al 0.5%
(Carrol 1979: 121-124). La población de las tierras bajas era, básicamente, de
mestizos y la indígena se concentraba en las tierras altas. Este proceso estuvo
relacionado, entre otros factores, con las modificaciones en el sistema organizativo
de la fuerza de trabajo; es decir, lo costoso de la mano de obra esclava, necesaria
al disminuir la indígena, se hizo un gasto innecesario en el momento en el que la
población novohispana se recuperó de las recurrentes crisis demográficas de la
época posterior a la conquista.

De esta forma, en el siglo XVIII se van conformando los sistemas de trabajo


asalariado, endeudamiento, arrendamiento de tierras para agricultura, ganadería e
industria (obrajes, ladrilleras, explotaciones de cal). Estos recursos permitieron a
los propietarios diversificar las actividades económicas sin elevar el costo de la
mano de obra, ni de las inversiones en el capital fijo. Los arrendatarios podían ser
lanzados por transgredir cualquier punto del contrato, que nunca excedía de cinco
años y que los obligaba a dejar en el predio las instalaciones, casas, obrajes,
árboles frutales y demás beneficios que hubiesen hecho a la propiedad rentada.

250
Los arrendatarios dedicados a ganadería debían dar al rentero, un pago anual en
especie, colaborar con su persona y sus sirvientes en el trabajo de recogida, en el
día señalado por el propietario (Varios autores 1803, en Florescano y Gil 1976 Vol.
3, 1976: 68).

En la segunda mitad del siglo XVIII, se diversifican los cultivos comerciales;


en 1750 se introduce el algodón en Tlaliscoyan, Medellín, Cotaxtla y las rancherías
aledañas (Brading 1975: 140-141). También los comerciantes generan un sistema
para cambiar mercancía por algodón y cochinilla. Así, para 1781, el alcalde mayor
de Jicayán mantenía una serie de tiendas para este intercambio; el algodón era
producido por mestizos y mulatos; la cochinilla lo era por los indígenas. El algodón
acumulado era enviado a la Puebla de los Ángeles y la cochinilla a Veracruz
(Varios autores en Florescano y Gil Vol. 3, 1976: 64). Esta medida se relacionó
con la disminución drástica de la población de la región; el decremento tuvo que
ver con: (1) la política de expulsión de renteros, (2) la guerra de España con
Inglaterra y el acuartelamiento de los agricultores en la plaza de Veracruz, (3) las
levas y (4) la depresión general de la región.

El proceso de depresión se inicia a fines de los 1770; en el caso de la


agricultura comercial y la ganadería llega a su mayor decremento entre 1801 y
1804 (Brading 1975: 124; Varios autores 1976: 66). Los empresarios, que
culpaban de la crisis que sufrían a la falta de población en la zona, comienzan a
proponer la reanudación del sistema de repartimiento (Brading 1975: 124);
elevaron el monto de los salarios de dos a cuatro reales, además de proporcionar
la comida y se vieron en la necesidad de contratar fuerza de trabajo desde lugares
lejanos. En 1797 llevaban trabajadores desde la Mixteca, que tardaban de cuatro a
cinco días en recorrer las 40 leguas de distancia y que cobraban el salario por los
días de trabajo (Varios autores 1976: 67). Sin embargo, a pesar de las medidas
tomadas, la agricultura comercial se paralizó.

La producción de caña de azúcar no fue una excepción. La mayor parte de


los ingenios también se paralizó y la exportación decreció, llegando a su más bajo
nivel en los tres primeros años de guerra independentista (1810-1813). Parece ser
que en el centro de Veracruz, la independencia acentuó un fenómeno de crisis
iniciado varios años antes. Hasta 1810, el azúcar se exportaba exclusivamente a
través del puerto de Veracruz. En el interior del país la mayoría de los
consumidores se concentraba en el Altiplano Central (Humboldt 1978: 177, 285,
286; Ward 1981: 62).

A principios del siglo XIX, cuando Humboldt (1878: 177, 285, 286) visitó la
Intendencia de Veracruz, ésta exportaba poco más de 120,000 quintales de
azúcar. La caña de riego producía 2,800 Kg. de azúcar cruda, por hectárea. Para
1825, cuando H. G. Ward (1981: 66-67) recorrió el área, una hacienda era capaz
de producir 50 toneladas de azúcar utilizando 150 trabajadores permanentes,
cuyos salarios eran de seis a siete reales por persona, con un monto total de 800
a 1,200 dólares semanales. El mismo Ward (1981: 422) anotaba que la tierra
caliente veracruzana no tenía cultivada ni la décima parte de sus suelos. La salida

251
de los españoles y sus capitales, iniciada desde las postrimerías del siglo anterior,
se acentuó a partir de 1830, pero ya otra época había comenzado y la expansión
de los cultivos coloniales en su fase decimonónica tiene diferentes efectos en la
vida económica, social y cultural de la población mexicana.

Continúa la Introducción de Plantas

Regresemos un poco en el tiempo para seguir el camino que otras plantas


tuvieron en Nueva España. A pesar de las políticas de la Corona, apoyando la
introducción de plantas en América, parece que hacia el año de 1531, aún había
gran necesidad de importar algunas de las que eran básicas para la alimentación
cotidiana de los españoles. La carta escrita por el licenciado Salmerón (31 de
marzo, s/año, AGI, Patronato Real, Est. 2, caja 2, leg. 1/1), oidor de la Audiencia
de México al secretario del rey Juan de Sámano, informándole, entre otras
cuestiones, sobre las plantas y animales que debían enviarse a Nueva España,
asienta lo siguiente:

En la carta como se escribe a su majestad diciendo que se traían plantas, y


aunque serán muy buenas no son tan necesarias que no convengan otras
cosas más, porque planta de viñas ques la necesaria, acá la habrá de lo de
Pánuco y las demás los vecinos las traerán; solamente las de olivos serían
muy necesarias y hasta agora no hay ninguno en la tierra...

Apoyando esta petición, encontramos una misiva del fraile Luis de


Fuensalida (AGI, Papeles de Simancas, Reales Instrucciones a Velasco, capítulo
18, Valladolid, 16 de abril de 1550. En: AGI, México, 1089, Leg.1, folio 183. En:
Francisco del Paso y Troncoso, Tomo II, N° 90: 33) -quien era guardián del
convento de franciscanos en México- envío a la reina. En esta carta, el franciscano
opinaba positivamente sobre la actuación de los cuatro oidores de la 2ª Audiencia
de México y además solicitaba el envío de plantas en general y de olivos (Olea
europaea)131, en particular:

…no se descuida del bien desta tierra y de la hacer plantar y poblar que es
excelente y magnífica, grande y fructífera que tanto fruto habrá en esto y algo
bendicto mandamiento: ovejas merinas que criamos y plantas de olivar que
casi todo lo demás hay ya pero todavía sería bien que todo navío trajese
algunas plantas...

Sin embargo, debido a las prohibiciones para su cultivo, ni los olivos ni las
vides tuvieron una amplia difusión por Nueva España; las barricas y regularmente
los toneles de aceite y de vino llegaban desde la península. El vino era producido
en Castilla, el aceite en Andalucía y la Casa de Contratación de Sevilla se

131
El aceite de oliva era ampliamente consumido en el sur de España; además, tanto los
musulmanes como los judíos lo utilizaban normalmente, ya que tenían prohibido cocinar con
manteca de cerdo (Dunmire 2005: 21).

252
encargaba de reglamentar y de administrar su comercio; durante dos siglos la
Corona prohibió su producción en Nueva España, aunque las provincias del norte
nunca obedecieron tal reglamentación, pero tanto la vid como el olivo se
introducen en Alta California hasta 1795 y antes de esa fecha eran
comercializados desde dos barcos que llevaban provisiones partiendo del puerto
de San Blas (Dunmire 2005: 114, 299).

Evidentemente, la obtención de madera y leña fue de vital importancia para


la construcción de las zonas urbanas de estilo europeo en Nueva España,
particularmente con la construcción de nuevos centros de poblamiento. Esta
situación queda expresada en la siguiente ley: Ley 14ª Que los Encomenderos
Hagan Plantar Árboles Para Leña. Firma Carlos I de España, en Valladolid, el 20
de noviembre de 1539 (Libro IV, Título XVII, De Los Caminos Públicos.
Recopilación de las Leyes de Indias, Tomo II, foja 114).

Todos los que tuvieren Pueblos encomendados hagan plantar la cantidad de


sauces, y otros árboles, que sean a propósito, y pareciere al Govierno, para
que la tierra este abastecida de leña, según el numero de Indios, y disposición
de la tierra, eligiendo las partes, y lugares mas convenientes, y no permita,
que sobre esto sean fatigados, ni molestados los Indios, imponiendo y
executando sobre lo contenido en esta nuestra ley las penas convenientes, a
su arbitrio.

Una de las preocupaciones de la Corona fue abaratar el lino, producto que no


se sembraba en América y que encarecía los precios de los lienzos. En las
instrucciones reales dada a Velasco en Valladolid (1550); (AGI, México, 1089, Leg.
1, folio 183), se le indica que los indios debían ser enseñados a cultivar la planta y
procesarla; sin embargo, el virrey objetó el asunto, aduciendo el escaso interés del
indígena en dicho cultivo, la falta de terrenos apropiados para ello. El intento
fracasó y para 1563, Pedro de Ledesma opinaba se debía incluir como tributo; sin
embargo, nunca se obtuvieron buenas cosechas. La necesidad de la Corona para
extender su cultivo, queda expresada en la siguiente ley: Ley 20ª Que Los
Virreyes, y Governadores Hagan Sembrar, y Beneficiar Lino y Cáñamo (Libro 4º
Título XVIII, Recopilación de las Leyes, Tomo II, folio 117v). Firman Carlos I y el
Príncipe G., en Poncerrada el 13 de junio de 1545.

Encargamos à los Virreyes, y Governadores, que hagan sembrar, y beneficiar


en las Indias lino, cañamo, y procuren, que los Indios se apliquen á esta
grangerìa, y entiendan en hilar, y texer lino.

Reparando Las Fuerzas

Pero vamos ahora a seguir la ruta seguida por otros cultivos y tomamos las vides.
El vino era en los siglos XV y XVI un elemento fundamental en la dieta de los
españoles. Se consideraba alimento, medicina y reparador de fuerzas. Las
condiciones para su manejo marítimo, la transportación de cargas más urgentes

253
hacían que el vino escasease y su precio no fuese asequible para gran parte de la
población consumidora. Su implantación en América estuvo estrechamente
relacionada con las misiones, que también lo requerían para fines del culto
(Hidalgo 1992: 11).

En 1519 la Casa de Contratación de Sevilla recibió órdenes de enviar en


cada barco que iba con rumbo a las Indias, cierto número de vides para su
plantación en el Nuevo Mundo. Su cultivo en las zonas del norte del continente se
realizó principalmente a través de sarmientos de vid, que se cortaban en España
durante el invierno, que podían brotar durante el viaje, especialmente con los
cambios climáticos. El material vegetal también se transportaba vivo, en cubetas
o macetas, donde un grumete se encargaba de su cuidado. De todas formas, el
número de plantas que se llevaba en los barcos era limitado (Hidalgo 1992: 13).

En 1553, el Cabildo solicitó recurrentemente el apoyo oficial para cultivar


vides (Vitis vinifera) y olivos (Olea europaea L.), pero según Sarabia Viejo
(1978:401), la Corona mantuvo una posición ambigua al respecto; aunque permitió
la plantación de cepas bajo control en la ciudad de Puebla. En 1554, Francisco
Cervantes de Salazar (1964:94-95) describía los alrededores de la ciudad diciendo
que “...es fértil en frutas tanto indígenas como de España, y sólo es pobre de vino
y aceite. Pero produce con abundancia lana, algodón, grana, azúcar, miel, ganado
menor y mayor, del que se lleva a España gran cantidad de cueros...” (Cervantes
de Salazar 1964: 94-85).

Las vides traídas de España se injertaban en las parras nativas (bravas),


que los españoles notaron desde su arrivo a las tierras del Atlántico y utilizaron
para hacer vino y vinagre. Al respecto dice Motolinía (1996: 315-316): “...Ay en
muchas partes destos montes parras de las brabas que sin labrar ni cultiuar se
hazen muy gruesas, y de largas bástigas y sarmientos, cargando muchos
rrazimos. Y vienen hasta se hazer rrazonables, y uvas de las quales, demás de las
comer verdes, hazen los españoles vino y vinagre; vino poco a sido.” (Hidalgo
1992: 11). Las vides traídas desde España se vieron favorecidas con la existencia
de estas vides silvestres, que abundaban y sirvieron de base para los injertos con
las vides europeas (Vitis rupestris, Vitis labrusca y Vitis berlandieri), como puede
comprenderse, a través de las Ordenanzas de Cortés dictadas en el año 1524.

Para 1594, había viñas en Michoacán; los frailes habían establecido


haciendas vitivinícolas en Parras, Dolores, Celaya, San Luis de la Paz y Tetela del
Río. Las misiones de las Californias establecidas por los jesuitas se organizaron
desde 1697, en lugares donde también existían vides silvestres; más tarde, los
franciscanos extendieron su cultivo hasta la Alta California (Hidalgo 1992: 239-
241). Poco más tarde, aparecen las prohibiciones para su cultivo. En 1595, la
Instrucción a los Virreyes (Ley XVIII, 1631, Libro IV, Título XVII, foja 114) dictada
por Felipe II y confirmada por Felipe III el 14 de agosto de 1610, por Felipe IV en la
Instrucción de 1628 y en Madrid el 7 de mayo de 1631, la Corona ordena lo
siguiente:

254
Por las instrucciones de Virreyes, y otras cédulas, y provisiones nuestras está
prohibido plantar viñas en las Indias Occidentales, y ordenado á los Virreyes,
que no dén licencias para que de nuevo se planten, ni reparen las que se
fueren acabando: y sin embargo de que contraviniendo á lo susodicho los
vezinos, y moradores del Perú han plantado muchas, y pudieramos proceder
contra los dueños de ellas por el delito de haver contravenido á nuestras
ordenes y haver usurpado las tierras donde las han puesto. Todavia a por usar
de benignidad y clemencia, ordenamos y mandamos, que todos los dueños, y
poseedores de viñas nos dén y paguen cada año á razon de dos por ciento de
todo fruto, que sacaran de ellas, y que de assentadà esto en la mejor forma,
que convenga, todos otorguen las escrituras de censo en favor de nuestra
Real hazienda y patrimonio Real, que fueren necessarias para la paga de
dichos dos por ciento en sus frutos al año, y que estas se entreguen á los
Oficiales Reales del distrito donde estuvieren las viñas, los quales tengan
cuidado de cobrar todo lo que esto montare, para Nos: hechas las escrituras,
los Virreyes, y Presidentes Governadores dén en nuestro nombre á los
dueños, y poseedores los despachos, que convengan, para que desde aora
sin limitacion de tiempo..

En varios escritos de la época, comienza a aparecer poco a poco, pero de


manera recurrente, la idea de que los indígenas eran perezosos y, que de alguna
forma, debían ser obligados a cultivar plantas. Sin embargo, ignoramos por qué
no se indica en los documentos -en forma específica- a cuáles de estas plantas se
alude; tampoco, cuál era la situación de estas plantas, es decir, a quién
pertenecían, dónde se encontraban, o cuáles eran las condiciones de su manejo o
de sus requerimientos de trabajo. Un ejemplo de esta idea, se encuentra en la
siguiente ley: Ley 9ª Que el Oidor Procure que los Indios Tengan Bienes de
Comunidad, y Planten Árboles, y se le de por Instrucción (En: Recopilación 1681,
Libro II, Título XXXI, s/foja) . Firma Felipe II, el 18 de enero de 1552.

Deve el Visitador procurar quanto sea possible, que los Indios tengan bienes
de comunidad, y planten árboles de estos y aquellos Reynos, porque no se
hagan holgazanes, y se apliquen al trabajo, para su aprovechamiento y buena
policía, y a la Audiencia le dé instrucción de todo lo que le pareciere
conveniente y digno de remedio, aunque no este prevenido por las leyes de
este titulo, y especialmente se la dé de lo contenido en esta nuestra ley.

Muchas de las plantas llegadas a Nueva España pasan de uno a otro


continente, a través de un largo viaje; donde se van adaptando poco a poco a
condiciones ambientales diferentes a las de su lugar de origen. Este viaje, se inicia
en alguna de las islas cercanas a Europa y al norte de África. Esta situación
favoreció la supervivencia de las plantas, también fue reglamentada en repetidas
ocasiones, lo que tal vez significó falta de cumplimiento, como puede
comprenderse a través de la siguiente ley: Ley 13ª Que en las Canarias no se
Puedan Cargar Sino Frutos, Conforme a la Permission [sic] Para Indias (En:
Recopilación Tomo IV, Ordenanza 16 de 1566, folio 111v). Firma Felipe II, en
Valladolid, el 16 de junio de 1556; 8 de agosto de 1558, en Madrid 4 de agosto
de 1561 y Ordenanza 16 de 1566.

255
Con el pretexto de las licencias, y permissiones concedidas, y que se
concedieren, nuestros Jueces Oficiales de Registros de las Islas de Canaria
no consientan cargar para las Indias, ni llevar en los Navíos mercaderías,
paños, lienzos, tapicerías, ni ninguna otra cosa traída de fuera de dichas Islas,
si no solamente lo que fuere de las cosechas, y trato de lo criado, nacido y
cogido en ellas, sin embargo de que las tales mercaderías y cosas estén en
dichas Islas.

Los elementos importantes para el comercio novohispano con la península,


fueron apoyados por una legislación clara. Un ejemplo de esta situación lo
constituye el de la grana de cochinilla, insecto que al hospedarse en el nopal
(Opuntia spp.), fue factor fundamental para explicar la expansión de la citada
planta. El nopal era parte de la flora natural nativa y fue establecida como cultivo
en varias de las zonas del Altiplano central mexicano ya desde épocas muy
tempranas (prehistóricas), aunque su uso era alimenticio. Ley 18ª Que los Virreyes
Hagan Renovar, y Cultivar los Nopales Donde se Cría la Grana (En: Recopilación
Libro IV, Título XVII, foja 114). Firma Felipe II, en San Lorenzo, el 10 de
septiembre de 1597; Madrid, 16 de diciembre de 1614.

Encargamos Y mandamos á los Virreyes de la Nueva España, que provean,


y den todas las ordenes, que fueren mas convenientes, para que los Indios
con mucha diligencia, y assistencia se apliquen á reconocer, y cultivar los
nopales, donde se cría la grana en la Provincia de Chalco, y en todas las
demás, procurando estender esta cultura, y grangeria á las otras partes, y
Provincias, donde fuere posible: y que los Jueces, que la tienen á cargo,
compelan a los Indios por los medios, que permite el derecho, y leyes de
este libro, á que assi lo hagan.

La política de la Corona, expresada en la legislación, incluye el


conocimiento de plantas, animales, minerales, existentes en Nueva España, la
difusión de ciertas especies vegetales a nivel masivo y el control de aquellas otras
articuladas al comercio controlado por el Estado español. Muchas de las plantas
nativas fueron utilizadas como medio de pago de los tributos. Esta situación queda
claramente reflejada en las siguientes leyes: Ley 9ª Que los descubridores lleven
intérpretes, y se informen de lo que esta ley declara (En: Recopilación Tomo II,
Libro 4º Título Primero, De los Descubrimientos, Ordenanza 15, foja 81). Dictada
por Felipe II, s/f.

Los que fueren a descubrir por mar, y tierra, procuren llevar algunos Indios, e
Interpretes de las partes donde fueren más a propósito, haciéndoles todo buen
tratamiento, y por medio hablen, y platiquen con los de la tierra, procurando
entender sus costumbres, calidades, y formas de vivir, y de los comarcanos,
informándose de la religión que tienen, y qué Idolos adoran, con que
sacrificios, y manera de culto: si hay entre ellos alguna doctrina, o genero de
letras: como se rigen, y goviernan: si tienen Reyes, y si estos son por elección,
o por derecho de sangre, o guardan forma de Republica, ó por linages: que
rentas y tributos dan o pagan, ó de qué manera, y à qué personas: que cosas
son las que ellos mas precian, y quales las que hay en la tierra, y traen en

256
estimación: si hay metales, y de que calidad, especería, drogas, ó cosas
aromáticas; y para mejor averiguarlo, lleven algunos de estos géneros:
asimismo sepan si hay piedras preciosas de las que en nuestro Reyno se
estiman; y se informen de las calidades de los animales domésticos, y
selvages, plantas, árboles cultos é incultos, y aprovechamientos que tienen de
todo, y de las demás cosas que de esto tratan, y de todo traygan muy
cumplida razón.

Esta ley se complementa con la Ley 18ª para: Que los dueños de viñas
paguen a dos por ciento de los frutos (En: Recopilación Libro IV, Título XVII, De
los caminos públicos, foja 114). Firma Felipe II, Cap.40, Instrucción de Virreyes de
1595; Felipe III, Aranda, 14 de Agosto de 1610; Felipe IV, Cap. 40, Instrucción de
1628, Madrid, 7 de mayo de 1631.

Por las instrucciones de Virreyes, y otras cedulas, y provisiones nuestras está


prohibido plantar viñas en las Indias Occidentales, y ordenado á los Virreyes,
que no den licencias para que de nuevo se planten, ni reparen las que se
fueren acabando: y sin embargo de que contraviniendo á lo susodicho los
vezinos, y moradores del Perú han plantado muchas, y pudiéramos proceder
contra los dueños de ellas por el delito de haver contravenido á nuestras
ordenes, y haver usurpado las tierras donde las han puesto. Todavía por usar
de benignidad y clemencia, ordenamos y mandamos, que todos los dueños, y
posseedores de viñas nos den y paguen cada año á razón de dos por ciento
de todo fruto, que sacaran de ellas, y que assentado esto en la mejor forma,
que convenga, todos otorguen las escrituras de censo en favor de nuestra
Real hazienda y patrimonio Real, que fueren necessarias para la paga de
dichos dos por ciento en sus frutos al año, y que estas se entreguen á los
Oficiales Reales del distrito donde estuvieren las viñas, los quales tengan
cuidado de cobrar todo lo que esto montare, para Nos: hechas las escrituras,
los Virreyes, y Presidentes Governadores dén en nuestro nombre a los
dueños, y posseedores los despachos, que convengan, para que desde aora
sin limitación de tiempo...

La fuerza de trabajo indígena y obligatoria, manejada a través del


repartimiento, no podía ser utilizada en todos los casos. Así tenemos –por
ejemplo- la: Ley 6ª Que para la coca, viñas, y olivares no se repartan indios (Libro
VI, Titulo XIII, De el Servicio en Chacras, Viñas, Olivares, Obrajes, Ingenios,
Perlas, Tambos, Recuas, Carreterías, Casas, Ganados, y Bogas; Recopilación de
Leyes..., Tomo II, folio 250. Firma Felipe III, Ordenanza 8 de 1601 y en 26 de
mayo de 1609, cap.24.

Para la sementera, beneficio y cosecha de la Coca no se repartan Indios,


guardando las leyes de su titulo con mucha puntualidad, ni para la cultura de
viñas, y olivares, por los grandes inconvenientes que se han experimentado de
estos repartimientos.

En esta época, algunas actividades relacionadas con las plantas, quedan


organizadas de la siguiente manera: la producción de la materia prima se realiza
en Nueva España, o en general en las colonias americanas y su procesamiento da

257
empleo a los españoles. Así, por ejemplo, en Sevilla se estableció una importante
fábrica de tabaco, planta que se sembraba en los países americanos. Una ley que
reproducimos a continuación, expresa esta situación descrita. Ley 4ª Que se
pueda sembrar tabaco en las islas de barlovento, y otras partes y traiga a Sevilla
derechamente (Libro IV, Titulo XVIII, Del Comercio, Mantenimientos, y Frutos de
las Indias, Recopilación de Leyes, tomo II, folio 115v). Firma Felipe III, en
Ventosilla, el 20 de octubre de 1614.

Sin embargo, de la antigua prohibición, ocasionada del comercio con


estrangeros enemigos de Nuestra Real Corona: Es nuestra voluntad, que los
vecinos de las Islas de Barlovento, Tierra firme, y otras partes, donde se
siembra, y coge tabaco, no pierdan el aprovechamiento, que en el tienen, y
nuestra Real hacienda goce el beneficio, que resulta de su comercio. Y
tenemos por bien y permitimos, que lo puedan sembrar libremente, con que
todo tabaco que no se consumiese, y huviere de sacarle de cada Isla, ò
Provincia donde se cogiere, venga registrado derechamente á la Ciudad de
Sevilla; y los que contrataren en el por otras partes, incurran en pena de la
vida, y perdimiento de sus bienes, como los que rescatan con enemigos, en
que desde luego los damos por condenados, y aplicamos los dichos bienes,
mitad a nuestra Cámara, y la otra mitad al Juez y Denunciador, por iguales
partes. Y mandamos a los Governadores, que lo executen inviolablemente,
advirtiendo, que se les pondrá por capitulo de residencia, con pena de
privación perpetua de oficio, si hicieren lo contrario, y perdimiento de la mitad
de sus bienes, aplicados en la forma referida.

Por otro lado, es importante recordar que el traslado de plantas de Nueva


España a España ocurre a todo lo largo del virreinato, modificando en forma
importante la flora nativa en ambos mundos. Así tenemos que –por ejemplo- ya en
los inicios de la época borbónica Carlos III dicta una Real orden, que dirige al
virrey de Nueva España con fecha 16 de abril de 1777 en la que se lee:

[…] y que en ocasión oportuna remita V. E. algunos arbolitos de estas especie


[pimienta de Tabasco] de modo que puedan llegar sin lesión a España, a fin
de plantarlos en el Real Jardín Botánico y de procurar su propagación en las
costas meridionales de esta península, cuyo temperamento es más semejante
al de la América que produce este fruto […]; (Francisco de las Barras de
Aragón 1915: 232 en García Paris 1991: 15).

En 1779 se da a conocer la Instrucción sobre el modo más seguro y


económico de transportar plantas vivas por mar y tierra a los países más
distantes, ilustrada con láminas. Añadese el método de desecar las plantas para
formar herbarios, dispuesta de orden del Rey por D. Casimiro Gómez Ortega.
Esta instrucción fue enviada a los gobernadores y virreyes de América, junto con
una orden real firmada el 21 de marzo de 1779 disponiendo la adquisición y
multiplicación en la península de los vegetales de América y Filipinas. El boticario
Gómez Ortega escribió en febrero de 1779 lo siguiente: “Las riquezas y minerales
no admiten propagación; los tesoros vegetales de la América, una vez adquiridos
en España, se multiplicarán al infinito con admiración y agradecimiento eterno de

258
toda Europa […]” (Francisco de las Barras de Aragón 1915: 233 en García Paris
1991: 15).

Las Especias, Colorantes y Aceites Aromáticos:

La Corona también trató de impulsar en Nueva España el cultivo de especias,


colorantes y aceites aromáticos (Sarabia Viejo 1978: 403); el 10 de diciembre de
1558 doña Juana, la princesa gobernadora, firmó con don Francisco de Mendoza -
hijo del primer virrey novohispano- dos capitulaciones que regulaban el cultivo de
especias (pimienta, clavo, canela, jengibre) en Nueva España. La primera de de
ellas se refería a las plantas medicinales y olorosas (jengibre, china, sándalo) y la
segunda capitulación era para regular los condimentos (pimienta, canela, clavo).
Los beneficios de la primera capitulación eran a medias, para dividirse entre la
Corona y Mendoza; en la segunda capitulación, dos tercios eran para el Rey y un
tercio para Mendoza (Sarabia Viejo 1978:403-404).

A pesar de la oposición del Consejo, las capitulaciones fueron aprobadas


por Felipe II el 21 de marzo de 1559. Los cultivos no tuvieron el éxito esperado y
sólo se logró adaptar con éxito el jengibre. En 1561, con el fallecimiento de
Mendoza, el cultivo pasó a manos de Bernardino de Albornoz, quien en 1564
deseaba abandonarlo para introducir ruibarbo, planta medicinal que había sido
introducida por los turcos en Marsella. Para 1565, el Consejo de Indias se opuso a
los cultivos de pimienta, clavo y canela, debido a que los gastos de producción
eran mayores que las ganancias que redituaban (Sarabia Viejo, 1978:405).

Adaptación, Comercio y Legislación:

Muchas de las plantas llegadas a Nueva España, pasaban al continente junto con
el comercio normal. Este viaje iniciado en Europa, continuaba por alguna de las
islas cercanas al norte de África, llegando al Caribe. Las situación favorecía la
supervivencia de las más fuertes. Pero, por su articulación al comercio, su traslado
también sufrió reglamentaciones en repetidas ocasiones, como puede
comprenderse a través de la Ley XIII (Libro IX, Título XXXXI, Recopilación de
Leyes de Indias, Tomo IV, Ordenanza 16, 1566, folio 111v) que indicaba:

Que en las Canarias no se puedan cargar sino frutos, conforme a la


permission para Indias. Felipe II, en Valladolid, 16 de junio de 1556; 8 de
agosto de 1558, en Madrid 4 de agosto de 1561 y Ordenanza 16 de 1566.

Con el pretexto de las licencias, y permissiones concedidas, y que se


concedieren, nuestros Jueces Oficiales de Registros de las Islas de Canaria
no consientan cargar para las Indias, ni llevar en los Navíos mercaderías,
paños, lienzos, tapicerías, ni ninguna otra cosa traída de fuera de dichas Islas,

259
si no solamente lo que fuere de las cosechas, y trato de los criado, nacido y
cogido en ellas, sin embargo que las tales mercaderías y cosas estén en
dichas Islas.

Los elementos importantes para el comercio novohispano con la península,


fueron apoyados por una legislación clara, particularmente en cultivos que
significaban grandes ganancias económicas para la Corona, como ocurría con
varias plantas, independientemente de que fuesen nativas americanas -como el
nopal para grana y el tabaco (Nicotiana tabacum)- o fuesen plantas traídas al
Nuevo Mundo, como la caña de azúcar y la vid. Como se explicó antes, las plantas
que sirvieron para complementar la dieta en la vida cotidiana de los hispanos,
fueron fomentadas en sus cultivos y no participaron de esta compleja legislación.
Pero las comerciales eran otra cuestión, la Ley IV (Libro V, Título XVIII, Del
Comercio, Mantenimientos y Frutos de las Indias, Recopilación de Leyes, tomo II,
folio 115v) dice lo siguiente sobre el tabaco:

Que se pueda sembrar tabaco en las Islas de Barlovento, y otras partes, y


traiga a Sevilla derechamente. Felipe III, Ventosilla, 20 de octubre de 1614.

Sin embargo, de la antigua prohibición, ocasionada del comercio con


estrangeros enemigos de Nuestra Real Corona; Es nuestra voluntad, que los
vecinos de las Islas de Barlovento, Tierra firme, y otras partes, donde se
siembra, y coge tabaco, no pierdan aprovechamiento, que en él tienen, y
nuestra Real hacienda goce el beneficio, que resulta de su comercio. Y todo
tabaco que se consumiese, y huviere de sacarle de cada Isla, ó Provincia
donde se cogiere, venga registrado derechamente á la Ciudad de Sevilla; y los
que contrataren en él por otras partes, incurran en pena de la vida, y
perdimiento de sus bienes, como los que rescatan con enemigos, en que
desde luego los damos por condenados, y aplicamos los dichos bienes mitad
á nuestra Cámara, y la otra mitad al Juez y Denunciador, por iguales
advirtiendo, que no se les pondrá por capítulo de residencia, con pena de
privación perpetua de oficio, si hicieren lo contrario, y perdimiento de la mitad
de sus bienes, aplicados en la forma referida.

Algunos Comentarios Sobre el Tema

El estudio de la introducción de plantas del Viejo Mundo en Nueva España, a


través de las Leyes de Indias, permite un acercamiento al tema que tratamos en
este capítulo; sin embargo, ofrece grandes dificultades por la escasez de
información directa y las Leyes de Indias que se expresan en la expedición de la
legislación, aducen solamente a las plantas que tuvieron una amplia importancia
económica para la Corona, pero no necesariamente aquellas destinadas a la vida
cotidiana de los pobladores novohispanos. La comprensión de las dificultades que
la introducción exitosa de algunas plantas de origen no mesoamericano tuvo en
Nueva España, lleva a considerar el impacto ambiental y sociocultural que
debieron tener en el mundo indígena.

260
La historia de las plantas cultivadas es la historia de la economía, de la
alimentación y de la cultura de los grupos humanos; este proceso modificó el
paisaje novohispano principalmente entre los siglos XV a XVII. Aunque sabemos
que la introducción de plantas se continúa en el siglo XVIII, como ocurrió por
ejemplo con el caso de cáñamo que llegó a América en 1545, pero comenzó a ser
producido en Atlixco hasta 1777, después de una Orden Real (García París 1991:
286), donde se mandaba su cultivo (Ley 20, Título 18, Libro IV, Recopilación de
Indias). El mango fue introducido desde Filipinas -por el comercio Pacífico de la
nao- en la década de los 1780 (García París 1991:280); los guisantes entran en
Sonora hasta los 1730 (Dunmire 2005: 127).

Las modificaciones en los paisajes novohispanos partieron de las


transformaciones sufridas por la flora y fauna locales, destinadas inicialmente a la
alimentación y la salud. Una vista al paisaje actual en la costa atlántica mexicana,
donde no existiese la caña de azúcar, el mango ni los cítricos -para citar
solamente lo que actualmente es más representativo de estas regiones- brinda al
lector una idea somera de los cambios sufridos por el ambiente en el mundo
novohispano. El traslado y difusión de plantas vivas, estuvo articulado a las rutas
marítimas en el Atlántico y el Pacífico (Callao-Acapulco, Acapulco-Filipinas).
Algunos botánicos consideran que esta difusión -particularmente hacia el interior
de Nueva España-, puedo hacerse a través de las ferias comerciales (Martínez
1990: 19).

Las fechas de introducción de las plantas llegadas desde Europa, al norte


de México, tienen algunos años de distancia con respecto al centro de Nueva
España y varias llegan con los colonos británicos. Por ejemplo, de 1598 a 1630
llegan a Nuevo México varios granos y entre ellos cebada y trigo; varios vegetales:
alcachofas, col, pepino, lechuga y guisantes; entre los tubérculos: zanahoria,
cebolla, rábano y betabel; entre las legumbres: haba, garbanzo, lenteja y arvejas;
los frutales incluyeron durazno, cereza, ciruela y chabacano; entre las hierbas el
cilantro y el comino (Dunmire 2005: 176); esto significaba unos 50 años de
diferencia con su arribo al Altiplano central mexicano. Un papel relevante en este
viaje de las plantas hacia el norte de Nueva España, estuvo articulado
estrechamente a las órdenes religiosas y la construcción de misiones.

Es ampliamente sabido que muchas plantas fueron introducidas por los


misioneros en los conventos, donde se sembraron en los huertos y huertas para la
alimentación de los religiosos -donde se enseñó a los nativos a cultivarlas y a
utilizarlas-. La dieta y las costumbres alimenticias debieron modificarse para
asimilar las nuevas plantas, algunas fueron objeto de comercio. También la
tecnología se modificó, para poder manejar los procesos de producción como la
fabricación del azúcar o del vino, por ejemplo. Los indios siguieron consumiendo
maíz, calabazas, frijoles –en sus múltiples varieades- además de una gran
variedad de alimentos secundarios y periféricos (Vargas 2007b: 42-43), además de
aquellos que incorporaron. Dichos procesos explican elementos culturales de su
utilización en la vida cotidiana de las gentes, su uso por ciertos grupos

261
socioeconómicos, el impacto sobre la dieta y la población, las maneras de
consumirse; es decir, la historia de cómo se va estableciendo una cultura
alimenticia en los distintos grupos sociales y étnicos de Nueva España y es eso de
lo que trataremos en la siguiente sección de este libro.

Ilustraciones 9 y 10
Plantas introducidas en los conventos

262
III. EL MESTIZAJE

AGROCULTURAL

263
LA CONSTRUCCIÓN
DE LA AGRICULTURA MEXICANA:

El contexto

Si denominamos agricultura mexicana a aquella que se ha adaptado a las


condiciones ambientales de un determinado lugar a través del tiempo y, que
maneja bajos niveles de insumos derivados tanto de agroquímicos como de
maquinaria moderna; entonces, podemos considerar como tal, a la agricultura
actual, de las sociedades campesinas en el Altiplano Central mexicano. Esta fue
definida por Angel Palerm (1968) como un modelo agrícola caracterizado por
manejar bajos insumos de tecnología moderna y altos insumos de fuerza de
trabajo; que dirige su producción tanto a la alimentación de la familia como al
mercado. Ahora bien, este tipo de agricultura –también llamada tradicional- es
producto del tiempo y de una serie de adaptaciones y de ajustes sociales y
culturales que se explican por numerosos factores que sobrepasan los que tienen
fines meramente económicos.

El componente contemporáneo, que podemos denominar mexicano, en


esta agricultura tradicional, es un producto histórico derivado de la combinación de
tres elementos básicos: (1) uno de origen mesoamericano, (2) un segundo, de
origen hispano y, (3) un tercero, derivado de las prácticas modernas, semi-
mecanizadas, introducidas en México desde el siglo XIX. Los elementos de origen
mesoamericano han sido los más estudiados de todos, en especial todo aquello
que está relacionado con la aplicación de lo que –desde nuestro tiempo- podemos
denominar componente ecológico, de los manejos tecno-ambientales y de ese
concepto denominado sustentabilidad, que en realidad de refiere a su
permanencia a través del tiempo, sin perder sus características esenciales ni su
productividad. Los españoles al observar los nuevos paisajes novohispanos,
reconocen en ellos muchos elementos como semejantes -o parecidos- a los que
tenían en su tierra y también aquellos que les son totalmente diferentes; para
ejemplo tenemos lo que en 1584 dijo Antonio de Ciudad Real (1976, Vol. 1: 56-57)
sobre las sabanas de Nueva España:

Hay en aquella provincia muchos valles y llanos muy grandes y espaciosos


que en esta tierra se llaman sabanas y en Castilla dehesas, donde hay
grandes pastos así para ganado mayor como para menor, de lo cual, traído de
España así para el servicio de los hombres como para su sustento se ha dado
y multiplicado tanto, que parece que es natural de la mesma tierra según están
llenos los campos. Dase todo como en Castilla, pero con más facilidad, por ser
tierra templada y no haber en ella lobos ni otros animales que lo destruyan
como en España.

En México, el componente europeo se ha estudiado escasamente,


desconocemos las características particulares de sus orígenes heterogéneos y, en

264
la mayoría de los casos, su conocimiento se limita a enfatizar -o a enunciar la
introducción de ciertas plantas- la importancia de los componentes tecnológicos
como el arado y, a considerar como un evento fundamental la utilización de
animales de tiro, de carga y domésticos. Estos últimos, agentes de cambio en la
dieta cotidiana y, en algunos casos, de eventos catastróficos como la
deforestación y erosión de los suelos en varias zonas del país -como aconteció en
la mixteca, o en el mezquital- la relación entre la erosión y la presencia de rebaños
de ovejas, cabras y chivos ha sido un fenómeno recurrente132 . Siguiendo con
Antonio de Ciudad Real (1976, Vol. 1: 57), tenemos en uno de sus párrafos una
idea del impacto en la dieta y economía nativa, como resultado de la introducción
de elementos hispanos en Nueva España:

Apenas hay cibdad [sic] de indios donde no haya carnicería de vaca para los
naturales mesmos [sic], en que mueren infinidad de reses, y para estos hay
obligados españoles, y todo vale muy barato; de cueros de este ganado van
las flotas cargadas a España, que esta mercadería y la grana es la que de
ordinario va de esta tierra a Castilla. Para sola manteca es gran suma lo que
en aquella tierra se mata de puercos, porque se hace del gordo del tocino y
come en los días de pescado por bula y previlegio [sic] que hay para ello. De
los animales de España, ultra de los sobredichos, se crían en aquella tierra
gatos, galgos y perros de toda suerte en grandísima abundancia […] danse
gallos y gallinas de las de Castilla, y críanse con mucha facilidad y sin ningún
trabajo; danse palomas de las mansas, patos y gansos.

…crían los indios una casta de perros de le tierra, lisos y sin pelo ninguno, los
cuales eran antiguamente su comida, y aun agora [sic] no les saben mal ni los
desechan, aunque más aficionados son a carne de vaca.

Algunos comentarios al respecto

Las sociedades rurales actuales del Altiplano central mexicano aún conservan –al
menos en parte- una agricultura que combina dos raíces antiguas y las
132
El componente moderno en la agricultura tradicional mexicana, está relacionado históricamente
con la idea occidental del progreso y con una serie de acciones para llevarlo a la práctica. Esta
idea, se incorporó a la vida política de la nación mexicana desde el siglo XX, reforzando la mística
de la modernización, que ha permeado la historia económico-política del país a lo largo del siglo.
En ambos casos, lo moderno es visto como la solución a los problemas del llamado "atraso
agrícola" y, en consecuencia, de las sociedades rurales de México. Una segunda, aunque
minoritaria, corriente de pensamiento asocia la idea de la modernidad con el deterioro y/o la
destrucción del ambiente, de las sociedades campesinas y, de la vida misma.
Las sociedades campesinas actuales, ubicadas en el centro de México, combinan prácticas
agrícolas donde algunos rasgos de los agroecosistemas provienen de la modernización y que, al
combinarse con los otros dos componentes, producen manejos que aún no han sido del todo
descritos y/o analizados. De alguna manera, varios de los componentes modernos de la agricultura
de las sociedades campesinas se han "tradicionalizado"; es decir, incorporado a los dos citados
con anterioridad y, de esta manera, se ha conformado un nuevo conjunto, que se ha adaptado
socialmente y, que aún requiere de ser estudiado.

265
adquisiciones de los cultivos coloniales del siglo XIX, más los resultados de otros
componentes en la vida económica, social y cultural de los pueblos, que resultan
de los procesos de modernización y maquinización a lo largo del siglo XX. El
estudio de este modelo de agricultura mexicano parte de las interrelaciones
históricas entre ambiente, plantas, cultivo, alimentación y mercado. Proponemos
simplificar su estudio a partir de las historias varias, donde las características -que
anotamos antes- de los sistemas agrícolas se expliquen dentro de situaciones
especificas (casos) y sus adaptaciones socioambientales y económico-políticas en
las distintas escalas, según sea necesario (local, regional y global).

Los documentos sobre el contacto del mundo americano con el hispano -


independientemente de que éste sea o no, visto como un hecho
fundamentalmente violento- indica que varios elementos de la agricultura española
del siglo XVI (incluyendo la marcada influencia árabe en el sur de la península
ibérica), se encontraban también en la agricultura mesoamericana. Es decir,
existía un paralelismo en la evolución agrícola de ciertos rasgos, que en mucho
fue resultado de la actividad agrícola misma y de sus necesidades de suelo, agua,
altitud, clima y demás elementos ambientales y climatológicos a los que se ha ido
adaptado a través del tiempo. Resumiendo, tanto en México como en la península
Ibérica encontramos tipos agrícolas y manejos, cuyas bases son inherentes a la
actividad agrícola misma -¿bases ecológicas?- que permitieron la conformación
del modelo mexicano de agricultura, donde cuestiones como el intercambio de
plantas entre el Viejo y el Nuevo Mundo, o la dieta cotidiana, fueron
fundamentales.

Estas bases ecológicas de carácter general, se adaptan a situaciones


específicas –locales- y se enriquecen con lo que llega del Viejo al Nuevo Mundo,
pero eso no significa que se mezclen indiscriminadamente; es decir, no son
lanzadas en una olla, para mezclarse en ella indiscriminadamente. Los viejos y los
nuevos componentes se reorganizan de acuerdo con las necesidades
económicas, sociales y culturales; es decir, con los gustos y las decisiones de las
personas involucradas en los procesos. La dieta, los procesos de
salud/enfermedad, el mercado, la tributación, la necesidad de autosuficiencia en
las zonas y en los pueblos más alejados y aislados, los grupos sociales, el acceso
a los recursos y demás factores, intervinieron en la conformación de la agricultura
novohispana. Los sistemas agrícolas de huerto y milpa no desaparecen, pero se
modifican al eliminar -o incluir- ciertas plantas, prácticas y manejos agrícolas.

266
Ilustración 11
Huerto de frutales

267
LOS HUERTOS Y LAS HUERTAS EN EL SIGLO XVI

Los conceptos de huerto y huerta han cambiado con el tiempo, en los documentos
de principios del siglo XVI, aún se especifica que el huerto era entendido como un
sistema con árboles frutales y huerta era un sistema destinado a la producción de
hortaliza (legumbres y vegetales). La misma palabra hortaliza viene de la palabra
huerto, así como la de vegetales viene del término verde. Estos dos conceptos
(huerto/huerta) se mantienen de manera irregular en la información de las fuentes;
sin embargo, ya para finales del siglo XVI se dejan de utilizar de esa manera y -
como veremos en los documentos- se convierten en sinónimos. Esto no es una
cuestión meramente semántica, en realidad significó que en este espacio agrícola,
los árboles frutales y las hortalizas se combinaron en una sola unidad; se
agregaron también otras plantas, amén de los animales domésticos y en algunos
lugares133 también los semi-domesticados y los silvestres.

A la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, los huertos


mesoamericanos tenían árboles frutales y plantas de todo tipo. En el Altiplano
central mexicano los frutales podían estar solos -como en el caso del aguacate o
del capulín (cerezas de la tierra)- o también se encontraban intercalados con otros
cultivos (figura 1). Los huertos novohispanos se conformaron al mezclarse los
mesoamericanos con los huertos y huertas hispanos de los conventos, que fueron
los medios de introducción, domesticación y adaptación de frutales y plantas
provenientes del Viejo Mundo. En ambas culturas existían huertos de secano y de
regadío, que se estercolaban. Sin embargo, la adaptación de frutales del Viejo al
Nuevo Mundo tuvo éxito gracias al conocimiento del injertado, que surgió en
China, de donde pasó a otras partes del globo (Dunmire 2005: 11). El hispano
Columela en su tratado sobre Agricultura difundió la técnica en la Roma clásica y
en península Ibérica, desde donde -al parecer- llegó a América.

Una idea de cómo eran los huertos nativos a la llegada de los hispanos al
Altiplano central, la da Fernández de Oviedo (1944 Tomo VIII: 271-272) con su
descripción de los huertos mesoamericanos, que vieron Cortés y sus soldados al
pasar por Iztapalapa –justo antes de arribar a Tenochtitlan-. Al pasar por la casa
de Calnaalcan -señor del citado lugar- Iztapalapa tenía entre 12 y 15 mil vecinos y
estaba “…en la costa de una laguna salada é grande, é la mitad dentro del agua, é
la otra mitad asentada en tierra firme…”. Las casas eran de cantera labrada,
madera y tenían pisos, la casa del señor de Iztapalapa tenía muchos cuartos altos
y bajos, jardines con muchos árboles y flores olorosas, albercas de agua dulce
labradas y con gradas hasta lo hondo y con piso. Sobre la huerta el citado autor
dice lo siguiente:

133
Me refiero concretamente a Soteapan, en los Tuxtlas, sur de Veracruz y en solares de la zona
maya. Estos han sido profusamente estudiados por los doctores José Luis Blanco Rosas
(Universidad Veracruzana) y Ramón Mariaca Méndez (El Colegio de la Frontera sur, unidad San
Cristóbal las Casas, respectivamente. El doctor Mariaca de hecho está preparando un volumen
sobre los huertos mayas en épocas antiguas.

268
Hay otra muy grande huerta junta á la casa, é sobre ella un mirador de muy
hermosas corredores é salas, é dentro de la huerta un muy grande estanque ó
alberca cuadrado de agua dulce, é las paredes desta [sic] alberca de gentil
cantería, é alrededor della un anden de muy buen suelo ladrillado, tan ancho,
que quatro [sic] personas pueden juntas pasearse, é de esquina a esquina
tiene cuatrocientos pasos, que son de circunferencia mil é seiscientos. De la
otra parte del anden hacia la pared de la huerta estaba todo labrado de cañas
con unas verjas, é detrás dellas [sic] todo de arboledas puestas en mucha
orden é de muchas hierbas é flores olorosas. Dentro de la alberca avía [sic]
mucho pescado é muchas aves, assi [sic] como lavancos, cercetas é otros
géneros de aves de agua, é tantas que muchas veces cubrían el agua. En fin,
es tal la alberca, que en Europa no se sabe, ó al menos no se tiene noticia, de
otra que se le iguale en lo ques [sic] dicho.

Entre las plantas provenientes del Viejo Mundo que se adoptaron y


adaptaron en esta época estaban: caña de azúcar, vid y árboles frutales (cidra,
higo, melocotón, membrillo, naranja, oliva); (Figura 41). Los huertos tenían frutales
nativos: aguacates, capulines (cerezas de la tierra), tejocotes (manzanas de la
tierra, o manzanas de las Indias) y zapotes. Desde muy temprano el siglo XVI, los
árboles se podaban, injertaban, fertilizaban con avenidas de las aguas, irrigaban y
trasplantaban. Algunos huertos estaban cercados. En el Altiplano Central, los
tejocotes (Crataegus mexicana) fueron utilizados como planta base para injertar
perales y manzanos. La técnica del injertado vino de Europa, pero desde muy
temprano fue aprendida, aceptada y practicada por los agricultores (Molina 1970),
lo que demuestra que, para 1571 ya estaban bien adaptados los cítricos, la vid y el
olivo (Figura 41); en muchas ocasiones había regadío y también manejo del suelo
-como abono- para los cultivos (estercolar).

Figura 41
134
Árboles frutales traídos del Viejo Mundo
Vocablo: Lugar y fecha de entrada: Fuente:
Almendra del Viejo Valle de México entre los 1530 y los 1540. Prescott 1860.
Mundo.
Cereza del Viejo Entra en la cuenca de México antes de 1580 Dunmire 2005:
Mundo 127.
Cidra quauhtla Se encuentra en Cuernavaca para 1531. Molina 1970
(cidro) [1571]: 22.
Riley 1973.
Ciruela Puebla en los 1530. Motolinia 1951.
Durazno Valle de México entre los 1530 y 1540. Prescott 1860.
Granada Valle de Atlixco en los 1530. Paredes Mtnez.
1991.

134
En figuras anteriores se incluyeron materiales relacionados con las vides; tampoco se incluyen
en esta figura plantas como el melón y la sandía, porque ninguna de ellas son árboles. La caña de
azúcar fue introducida por Hernán Cortés en Veracruz muy temprano el siglo XVI. Las uvas
entraron en el valle de Morelos en 1529, los melones en Puebla para 1530 y la sandía en Veracruz
antes de 1580 (Dunmire 2005: 129). La información de Prescott, Paredes Martínez y Puente y Olea
fue tomada del libro de Dunmire (2005: 126-130).

269
Hicoxquauhtla Valle de Atlixco en los 1530. Molina 1571: 30.
(Higueral). Paredes Mtnez
Higo. 1991.
Jujuba, azufaifo S/d. en la mitad de los 1500. Puente y Olea
1900.
Lima Cuernavaca en 1531. Riley 1973.
Limón Cuernavaca en 1531. Riley 1973.
Mango Acapulco en la década de 1780. García París
1991:280
Melocoton quauitl Árbol de melocotón. Molina, 1571: 55v
Membrillo quauitl Membrillo el árbol [Considerado y usado como Molina, 1571: 55v
(Membrillo) medicina].
Entra en Texcoco en 1536. Cline 1966.
Naranja quauhtla Naranjal. Molina, 1571: 63.
Naranja dulce La dulce entra en 1518 a Coatzacoalcos en el Díaz del Castillo
Naranja de Sevilla o actual estado de Veracruz. 1955, Capítulo
naranja agria. La agria entra en Cuernavaca en 1531. XVI: 42.
Nectarina Valle del Mezquital en los 1500 Melville 1994 y
1997.
Níspero S/d. a mediados de los 1500. Puente y Olea
1900.
Nuez de Castilla. S/d. a mediados de los 1500. Puente y Olea
1900.
Nuez inglesa. S/d. antes de 1580. Dunmire 2005:
129.
Olivo Valle de Atlixco en los 1530. Paredes Mtnez
1991.
Palma de dátil Valle de Morelos entre 1530 y 1540. Riley 1973.
Pera Texcoco en 1536. Cline 1966.
Pomelo Costa este Dunmire 2005:
128).

En los finales del siglo XVI los huertos novohispanos estaban bien
establecidos -incluían frutales originarios del Viejo Mundo- introducidos
ampliamente gracias a la labor de los frailes. Pero antes hay que resaltar, que si
bien la riqueza mesoamericana de plantas domesticadas era amplia, no parecía
ocurrir lo mismo con respecto a los frutales de tierras templadas y frías, donde la
variedad de árboles nativos se limitaba en mucho al aguacate, tejocote, capulín,
zapote blanco y tunas. La situación era diferente para las zonas tropicales, donde
podemos incluir una gran variedad de zapotes, la ciruela nativa (Spondias spp.) y
numerosos cultígenos, pero las zonas del Altiplano antes de la llegada de frutales
desde el Viejo Mundo, no contaban con muchos y tampoco eran muy variados.
Este pudo ser un factor en el proceso de aceptación que los pobladores del
Altiplano tuvieron en relación con los frutales del Viejo Mundo llegados a estas
tierras. Figura 42.

270
Figura 42
Manejos hechos a los árboles y huertos a fines del siglo XVII
Vocablo: Significado: Fuente:
Ahulia.nitla Regar la huerta o los trigos. Molina 1571:3
Aquia.nitla Trasponer árboles, hincar estacas, o meter Molina 1571:7v
algo en agujero.
Itech tlaaqui Fructificar o llevar fruta el árbol. Molina 1571:42v
Mayectia.nitla Desmochar árboles. Molina 1571:51v
Mapuztequi.nitla Cortar ramas, o ramos de árboles. Molina 1571:52v
Matepeua.nitla Desmochar árboles. Molina 1571:52v
Matequi.nitla Podar vides o árboles. Molina 1571:52v
Matoxaua.nitla Desmochar árboles. Molina 1571:53v
Quammatequi.ni Podar vides o árboles. Molina 1571:85
Quamimatequiliztli Poda o podadura tal. Molina 1571:85
Quahaquia.ni Plantar árboles, o estacas de olivas. Molina 1571:86
Quauhaquilli Plantar árboles, o estacas de olivas. Molina 1571:86
Quauhzaloa Enjerir o enjertar árboles. Molina 1571:86
Quauhzaloliztli Enjertamiento. Molina 1571:86
Quauhzalolli Enjerto. Molina 1571:86
Quauhtectia.ni Escamondar o podar árboles. Molina 1571:86v
Quauhtlacuicuiliztli El acto de hacer entalladura, o podadura de Molina 1571:87
árboles.
Quauhtoca.ni Plantar árboles o estacas. Molina 1571:87v
Quauhxiuhcotona. Deshojar árboles, o cortar ramos de ellos. Molina 1571:87v
ni
Taxcapoloa.nitla Henchir de tierra el hoyo que tiene el pie del Molina 1571:90v
árbol.
Tacaxxotia.nitla Excavar árboles. Molina 1571:90v
Tecochyotia.nitla Excavar árboles. Molina 1571:92v
Tepan chinantla.nino Cercar de paredes la huerta. Molina 1571:102
Tlaauiliztli Huerta regada. Molina 1571:114v
Tlazotlalhuia Estercolar la huerta. Molina 1571:118v
Tlatlacaxtli Excava hoyo de árboles. Molina 1571:134v
Tlatoctia.nitla Fortalecer o fortificar el árbol o planta pequeña Molina 1571:140v
con rodrigones o con otra cosa semejante.

271
Ilustración 12
Huertos con frutales y otras plantas

272
LA AGRICULTURA EN TLAXCALA:
LOS CONVENTOS, LOS HUERTOS, LAS HUERTAS Y LOS PUEBLOS

El contexto: Algunas Cuestiones de Orden General

A la llegada de los españoles a Tlaxcala, estaba dividida en varias unidades que


los españoles denominaron cabeceras; según García Sánchez (2006: 12) esto
correspondería con un sistema rotatorio del gobierno entre los cuatro altépetl más
importantes de la época prehispánica: Ocotelulco, Tizatlan, Quiahuiztlan y
Tepetícpac. Se basa para afirmar esto en las ordenanzas del oidor Santillán.
García Sánchez (2006: 12) considera que estas ordenanzas permiten apreciar
que “…más que haber innovado una forma de gobierno parecen haber captado,
registrado y sancionado desde la perspectiva legal hispana, una forma de
organización preexistente…”. Continúa García Sánchez (2006: 12) “…si se
compara por ejemplo la rotación de los altépetl tlaxcaltecas con los de los mexica,
es difícil pensar que se tratara de un acuerdo tomado entre Santillán y los tecuhtli
de cada altépetl, más bien parece una notable continuidad…”.

Esta forma de organización política antecedió a la conformación del Cabildo


indígena, que estuvo generando una serie de mandatos sobre la agricultura en la
Provincia. Numerosas Actas del Cabildo tratan sobre cuestiones como sembrar las
tierras, desyerbar, y demás acciones que se incluyen dentro de la actividad
agrícola cotidiana, como veremos más adelante. Según los Padrones, la Provincia
contaba con más de 11,000 habitantes registrados entre 1554 y 1557. Las ideas
de Charles Gibson (1967) sobre la agricultura y en general, sobre la economía de
Tlaxcala en el siglo XVI son generales, pero proporcionan varios elementos, a
partir de los cuales se pueden reconstruir con mayor detalle y precisión las
relaciones entre el ambiente y la agricultura con la vida y la economía de los
campesinos tlaxcaltecas en esa época, por lo que comenzamos resumiento
algunos de sus planteamientos en este respecto.

Charles Gibson (1952 y 1967), en su clásico libro Tlaxcala en el Siglo XVI,


anotaba que la agricultura en la Provincia era la actividad económica principal; los
cultivos eran: maíz, frijol, chile y maguey; siendo el maíz la base de la dieta diaria
para la población. Esta agricultura era simple y doméstica, la fuerza de trabajo se
constituía con los miembros de la familia inmediata, que cultivaban y cosechaban
esos pocos cultivos con un equipo escaso y dentro de una economía de
subsistencia y los bienes secundarios se obtenían por compra venta -o por
trueque- en los mercados provinciales. Según Gibson (1967: 149), entre 1520 y
1530 la subsistencia basada en el maíz, se vio alterada profundamente como
consecuencia del crecimiento de las superficies destinadas al cultivo de nopal y la
conformación de grandes nopaleras.

273
Las nopaleras eran usadas como hospedaje de la cochinilla, que ya para
los 1540 se vendía en grandes cantidades en los mercados de la ciudad de
Tlaxcala y en Puebla. La expansión del cultivo de nopal fue tan importante, que
entre 1551 y 1553 el Cabildo indígena prohibió su siembra, para evitar que los
naturales comunes adquiriesen mucho dinero y se negasen a obedecer a los
principales; esta prohibición tuvo poco efecto. Los cultivadores de nopaleras -para
hospedar al insecto- fueron considerados como “flojos” y que cometían pecados
contra dios porque faltaban a los servicios religiosos del domingo y los días santos
por atenderlas (Actas del Cabildo, 3 de marzo de 1553 ff. 01-93v en Lockhart et.al.
1986: 81).

En 1561 el cálculo de la venta semanal realizada por los gobernadores


indios de la Provincia era de 15 a 16 arrobas (175 Kg.) lo que tenía un valor de
900 pesos oro (Dalhgren 1990: 16). También por esas fechas los indígenas
desarrollaron técnicas para alterar el producto135 y oficiales españoles en Puebla y
Tlaxcala se establecieron para supervisar y controlar las irregularidades. Tanto el
comercio legal como ilegal de la cochinilla estuvo muy arraigado a lo largo del
siglo; durante el gobierno del virrey Martín Enríquez se convirtió en la fuente más
importante de recursos para los indígenas, alcanzando precios elevados136
(Chevalier 1963: 193). Los impactos del auge de la grana en la agricultura de los
pueblos fue importante; según Gibson (1967: 149-150) la producción de maíz y el
trigo elevaron considerablemente sus precios y beneficios económicos; los nobles
se dedicaron al cultivo de nopaleras para la producción de grana y utilizaron para
ellos fuerza de trabajo de terrazgueros y renteros que eran peones indígenas de la
clase baja.

La agricultura entre los indios principales incluía maíz, trigo y nopales,


aunque en mayor escala, manteniendo grandes áreas cultivadas y utilizando para
ello animales para el trabajo agrícola, e implementos considerados como más
productivos, como fueron los bueyes y arados con punta de hierro. La mano de
obra eran terrazgueros y trabajadores asalariados; ya que los principales vivían
separados de la actividad agrícola. Los indios de la clase baja no tenían acceso a
tierras para pastoreo ni a capitales para invertir en la compra de ganado en gran
escala; de esta manera, aunque el ganado se introdujo en Tlaxcala desde 1524,
quedó en manos de los principales, quienes preferían el ganado menor constituido
por cerdos, ovejas y cabras (Gibson 1967: 150-151). Después de 1531 el valor de
los cerdos en el mercado se abarató tanto, que su cría dejó de ser interesante
para españoles e indígenas principales (Chevalier 1963: 85).

Las ovejas se multiplicaban rápidamente y la nobleza indígena acomodada


mantuvo propiedades amplias, ocupadas con ganado menor en grandes
cantidades, como ocurría -por ejemplo- con las estancias de ovejas ubicadas en

135
Los indígenas mezclaban la grana con greda, harina, arena o piedra molida, para incrementar
su peso y ganar más dinero por su venta (Dalhgren 1990: 14-15; Gibson 1967: 150).
136
Una arroba valía en el mercado nacional de 25 a 30 pesos y era más cara en España. Una
arroba era igual a 25 libras.

274
Atlihuetzía -pertenecientes a Diego de Paredes, Bernardino de Santa Cruz y Juan
Maldonado- (Gibson 1967: 83, 151). Esta actividad se relacionaba con la industria
textil que se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo, ya para 1604 existían
en Tlaxcala 13 obrajes, incluyendo dos pequeños que elaboraban sayal y que el
virrey ordenó cerrar (AGI, México 26, N° 17-C; Chevalier 1963: 108). A finales del
siglo XVI el ganado lanar se concentraba en estancias de menor tamaño, cerca de
los pueblos de indios (estancias de las comunidades), hospitales y organizaciones
religiosas; frecuentemente operaban en conjunto con el cultivo y a veces con los
obrajes textiles (Chevalier 1963: 110).

Las medidas tomadas por el virrey Antonio de Mendoza en 1548 para que
las estancias de ganado se estableciesen lejos de los poblados indígenas y sus
cultivos de maíz, llevaron a Tlaxcala a jueces e inspectores que viajaban por la
provincia para asegurar su cumplimiento (Chevalier 1963: 98). Después de los
1550 los mestizos y españoles se introdujeron por la fuerza en la provincia, para
establecer propiedades con ganado menor y mayor; realizaron compras legales e
ilegales, expropiaciones y se aprovecharon de beneficios especiales. Entre los
rancheros no indios estuvieron Juan de Solís y Diego Muñoz Camargo -con su
descendencia- quienes manejaban tanto ganado menor como mayor,
establecieron estancias y permitieron que sus ganados pastasen en las áreas
agrícolas de los indígenas. Una serie de quejas de los indios, por la destrucción de
sus cultivos (maíz, fruta, vegetales y nopaleras), da cuenta de los daños sufridos
como efecto de esta práctica de pastoreo, particularmente cuando ocurría entre
agosto y septiembre, antes de la cosecha (Gibson 1967:152).

Fue hasta 1556 cuando el gobierno indígena comenzó a beneficiarse con el


cuidado de ovejas y la venta de la lana, ya que anteriormente habían tenido varias
dificultades y sólo después de 1560 el cabildo indígena mantuvo regularmente
rebaños que contenían entre 12,000 y 15,000 cabezas (Gibson 1967: 151-152).
Con la simpatía del cabildo los indígenas comenzaron a matar el ganado que
vagaba por los campos y se metía en los sembradíos, luego vendían su carne. Los
españoles veían esto como un resultado de la falta de control del gobierno indio
para controlar las matanzas que afectaban sus ganados. A finales del siglo XVI la
Mesta organizaba reuniones para los ovejeros y ganaderos, lo que ocurría varias
veces al año; los pobladores de Nopalucan en Tlaxcala veían grandes rebaños
que anualmente se reunían para el mitin general antes de regresar a su villa para
las festividades de San Pedro y San Pablo (Chevalier 1963: 11-112).

Los cerdos quedaron excluidos de la matanza porque no vagaban en piaras


por los poblados, tampoco buscaban pastos y además constituían una parte
importante en la vida económica de los campesinos indígenas de la clase baja. En
1568 la matanza de cerdos y venta de su carne fue permitida por el virrey Martín
Enríquez, mientras prohibía la matanza de res y carnero en las comunidades
indias (Gibson 1967:153). Además, las piaras mayores se encontraban en los
pueblos del suroeste de la Provincia, en lugares como la laguna de Acuitlapilco y
en los humedales limítrofes entre Tlaxcala y Puebla de los Ángeles (Giordano
2002). En 1630 se prohibe la fundación de nuevos obrajes en Tlaxcala, debido a

275
“…las muchas vejaciones que hacen a los indios encerrándolos en ellos…”
(Reales Cédulas 1596-1648, Boletín del AGN t. II N° 4: 481-506).
Condiciones Climáticas e Impactos en la Agricultura

La relación entre el ambiente y la agricultura se inicia con el clima; según varias


fuentes, las condiciones climáticas en Tlaxcala causaban graves problemas al
cultivo, debido -en gran parte- a los vientos huracanados y la temperatura, que
descendía de forma importante durante el invierno. Los vientos huracanados
(nortes) se consideraban tanto benéficos -por ser productores de lluvia- como
maléficos -al provocar la destrucción de las cosechas ya crecidas-. El viento sur
también podía provocar daños en las plantas cultivadas y en las cosechas. La
estación lluviosa en el verano -entre abril o mayo- se prolongaba hasta agosto y
septiembre. Existían zonas agrícolas con climas muy fríos, sujetas a las heladas -
las laderas del volcán Matlacuéyetl- conocido en esa época como Sierra de
Tlaxcala y, que según las descripciones de la época, ocasionalmente también se
cubría de nieve, como veremos en los siguientes textos:

Los naturales se guardan tanto dél [sic.]…[el norte] y de su gran ofensa,...que


por algunos tiempos corre con gran furor y violencia, haciendo notable daño
en panes y legumbres, principalmente por el mes de octubre y noviembre. Y
cuanto es de dañoso este viento por estos meses, es de muy gran utilidad y
provecho por el mes de mayo y parte de abril, hasta fin de septiembre, porque
llueve con él muy templadamente a causa que sube el sol, y va subiendo el
signo de Cancro hasta llegar a trópico; y, como por este tiempo son los calores
en las tierras frías con las aguas que llueve hace a la tierra ni fría ni calie[n]te,
antes muy templada, que ni es invierno ni verano...se tiene por viento sano y
que fortifica grandemente en las plantas y frutales de la tierra. (Alonso de
Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583, en: Acuña 1984, t.1: 39-40).

...que algunas veces llueve con el viento sur y, cuando acierta a llover con él,
son de lluvias muy prolijas y menudas, de cuatro y ocho días, y las más veces
acontece esto al fin de las aguas, que es por fin de agosto y septiembre…
(Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583, en: Acuña 1984, t.1: 41).

Por las observaciones recogidas en distintas fuentes de la época,


pensamos que el clima tlaxcalteca era más frío que el actual. El volcán
Matlacuéyetl o Malitzin, relieve orográfico que dominaba (y domina) el paisaje
tlaxcalteca, era conocido en el siglo XVI como la Sierra de Tlaxcalla y sobre ella
dice el padre Ponce que: “…En aquella sierra de Tlaxcalla, en lo alto della [sic],
suele haber algunas veces nieve porque está muy alta…” (Antonio de Ciudad Real
1976, t.1: 83). Esta misma situación es descrita por Motolinía (Memoriales 1996,
a
1 parte, Cap. 61: 244-248) cuando dice que “…Toda esta montaña es de pinos y
encinas; en lo alto los más de los años tenía nieve, la cual nieve en pocas sierras
de esta Nueva España se cuaja, porque es muy templada tierra…”. Algunos
elementos del paisaje se consideraban propiciatorios de la lluvia, como ocurría por
ejemplo con el volcán Matlacuéyetl al que asociaban directamente con la
presencia o ausencia de lluvia:

276
En esta sierra arman los ñublados [sic.], y de aquí salen las nubes cargadas
que riegan a Tlaxcallan y a los pueblos comarcanos; y ansí [sic.] tiene por
cierta señal que ha de llover cuando sobre esta sierra ven nubes. Comiénzase
las nubes a ayuntar comúnmente desde las diez hasta medio día, y de allí a
vísperas salen unas nubes que van hacia Tlaxcallan, otras hacia la cibdad
[sic.] de los Ángeles, otras a Huexocinco, y así reparte desde allí Dios agua
por toda aquella tierra, que es cosa muy notable de ver.... (Motolinía,
a
Memoriales 1996, 1 parte, Cap. 63: 413-426).

Existen anotaciones en diversas fuentes sobre la celebración de varios ritos


y ceremonias, asociados con los fenómenos climáticos que afectaban
negativamente la agricultura; también se referían a la carencia de agua. Es decir,
normalmente se realizaban actos propiciatorios, para solicitar a las deidades
antiguas la disminución de impactos negativos en los cultivos; un aspecto
fundamental en ese mundo rural y sus campesinos indígenas. En particular son
importantes las prácticas articuladas con la escasez de lluvias, que se llevaban a
cabo en el volcán Matlacuéyetl:

A esta causa, antes que los españoles viniesen, los indios tenían en esta
sierra gran adoración de idolatría, que toda la tierra en rededor venían aquí a
demandar agua, y en faltando el agua, eran muchos los sacrificios que en ella
se hacían. Aquí en esta sierra adoraban la diosa llamada Matlalcu[e]ye, y a la
mesma sierra llamaban la sierra de la diosa Matlalcu[e]ye, que quiere decir
“camisa azul”, porque esta era la principal vestidura de aquella diosa, una
camisa azul, y la diosa tomó nombre de su vestidura azul, porque a la agua
píntanla azul, y a esta y al dios Tlaloc decían señores del agua. A Tlaloc
llamaban y honraban en Texcuco y en México y sus comarcas, y a
Matlalcu[e]ye en Tlaxcallan y sus comarcas; esto se entiende que el uno era
honrado principal en Tezcuco y la otra en esta sierra, y [a] ambos llamaban
por toda la tierra.” Para desarraigar este culto el fraile Martín de Valencia
asciende a la cumbre, destruye la idolatría, levanta una cruz, hace una ermita
que llamó de San Bartolomé y puso un cuidador para evitar cultos “al
demonio” para que los indios pidiesen el agua a Dios (Motolinía 1996,
a
Memoriales, 1 parte, Cáp. 63: 413-426).

…Cuando había falta de pluvias y hacía grandes secas en la tierra y no llovía,


se hacían rogativas y sacrificios a este ídolo [Tláloc]... (Muñoz Camargo 1984:
170-171).

Como ya se mencionó antes, la escasez o falta de agua, en los años o en


las épocas de grandes secas -o cuando de plano no llovía- se compensaba con la
realización de ritos y ceremonias de petición, que se continuaron haciendo durante
toda la época novohispana. Había una fiesta, como la que describimos a
continuación, que tenía lugar en San Nicolás Panotla, población cercana a la
ciudad de Tlaxcala:

...hacían grandes procesiones, ayunos y penitencias, y sacaban en procesión


gran cantidad de perros pelones, que son de su naturaleza pelados sin ningún

277
género de pelo, los cuales había antiguamente en su gentilidad muchos que
los tenían para comer, y los comían.....y de este género de perros como
referido tenemos, sacaban en procesión y en andas muy adornadas, y los
llevaban a sacrificar a un templo que les tenían dedicado, que lo llamaban
Xoloteupan [el actual Panotlan]; y llegados allí los sacrificaban, y les sacaban
los corazones y los ofrecían al dios de las aguas, y cuando volvían de este
sacrificio, antes que llegasen al templo mayor llovía y relampagueaba de tal
manera, que no podían llegar a sus casas con la mucha agua que llovía, y
después de muertos los perros se los comían. Yo me acuerdo que ha menos
de treinta años ver carnicería de perros en gran muchedumbre, sacrificados y
sacados los corazones por el lado izquierdo a manera de sacrificio, e dimos
noticia de ello y orden para que se quitase, y ansí se desarraigó este error…
(Muñoz Camargo 1948 y 1984: 166-167).

En las ceremonias y ritos y supersticiones que hacían en los tiempos del estío
del año, en las cazas generales, y aún disimuladamente las hacen el día de
hoy entre los otomíes, es en esta manera, que cuando hace grandes secas y
esterilidad en la tierra, hacen llamamiento general en algunos montes
conocidos para un día señalado, gran muchedumbre de gentes para cazar: y
para este día, llevaban gran muchedumbre de arcos y flechas y redes y otros
instrumentos de caza, a lo cual se juntaban dos y tres mil indios, e iban por su
orden echando sus enredos y cercos hasta que topaban con la caza de
venados o jabalíes u otro cualquier género de animal indoméstico, y
alcanzada, con gran ceremonia y solemnidad abrían el tal animal y le sacaban
el corazón, y luego le sacaban la panza, y si en ella hallaban yerbas verdes o
algún grano de maíz o frijol nacido dentro del buche, porque [el] demonio
siempre lo procuraba para hacerse adorar, hacía con estas gentes estas
apariencias, decían que aquel año había de ser abundantísimo de panes, e
que no había hambre. Si le hallaban el vientre con yerbas secas, decían que
era señal de mal año y de hambre, y se volvían tristes y sin ningún contento. Y
si eran de yerbas verdes hacían grande alegría, y bailes y otros regocijos, y de
esta manera prosiguen sus cazas generales, y tienen todavía estas
costumbres de supersticiones que aún no se les acaba de desarraigar…
(Muñoz Camargo 1984: 161-162).

Distinguían entre los vientos norte y sur. El norte azotaba entre octubre y
noviembre “...que por algunos tiempos del año corre con gran furor y violencia,
haciendo notable daño en los panes y legumbres...” (Muñoz Camargo 1984:39-
40). Se reconocía que el norte era de gran utilidad, iniciándose entre abril y mayo
para llegar hasta septiembre y estaba asociado con las lluvias “...porque llueve
con él muy templadamente a causa que sube el sol...y, como por este tiempo son
los calores en las tierras frías, con las aguas que llueve hace a la tierra ni fría ni
caliente, antes muy templada, que ni es invierno, ni verano...” (Muñoz Camargo
1948 y 1984: 39-40). Entre los meses de octubre a marzo corre el viento del sur,
“...que en algunos años suceden a ser estos vientos no menos tempestuosos que
el del norte...” (Muñoz Camargo 1984: 39-40). Este viento del sur corre con
violencia entre febrero y marzo “...de tal manera, que causan grandes
polvaredas...” (Muñoz Camargo 1984: 39-40); algunas veces se acompañaba de
lluvia, lo que hacía factible el inicio de la actividad agrícola.

278
La Vegetación Natural

La vegetación natural y la presencia de agua afectaban la elección de lugares para


el asentamiento de las poblaciones humanas mesoamericanas y Tlaxcala no fue
una excepción. El clima frío de su región central hacía necesaria la existencia de
bosques cercanos, donde obtener leña para abastecer de combustible a los
pobladores. En las fuentes, la vegetación natural generalmente está descrita en
relación con las áreas boscosas mayores existentes en la época. Por ejemplo, el
bosque que cubre el volcán Malitzin, Matlacuéyetl, o Sierra de Tlaxcala, fue
descrita de la siguiente manera: “…Es tan cubierta de árboles tan espesos, que no
tiene lugar descubierto, si no es en lo más alto y superficie de ella. Toda es una
montaña de pinos, robles y encinas, álamos y quejigos, cedros, cipreses y abetos
y otras arboledas de muchas diversidades....” (Alonso de Nava, Alcalde Mayor
entre 1580 y 1583, en Acuña 1984, t.1: 71-72).

Otra zona boscosa importante estaba constituida por las estribaciones de la


sierra de Tlaxco, hasta la sierra norte de Puebla, área boscosa caracterizada por
una vegetación predominante de pinos y también una vegetación mixta compuesta
por pinos y abetos que se localizaba en las partes más elevadas y húmedas. La
sierra de Tlaxco, tenía un bosque de pino y encino, de ella se dice: “…Hay otro
temple más frío que los que he mostrado, el cual está en la parte más alta, hacia
el norte,.... Caen muchos y muy buenos lugares en esta parte y de gran fertilidad,
donde se coge abundancia de maíz. Hay gran muchedumbre de frutales de la
tierra, de cerezas [capulines] y manzanillas [tejocotes] y tunales y mague[y]ales, y
algunas de Castilla, duraznos y membrillos, aunque vienen más tarde todas estas
frutas por ser las tierras algo más frías...” de esta zona (Acuña 1984, t.1: 68-69).

Otros tipos de vegetación abundaban en las regiones naturales de la


Provincia; eran importantes las cuencas entre Apam y Huamantla (Llanos de
Soltepec, cuenca de Tlaxco, llanos de Piedras Negras, cuenca de Apizaco, valle
de Huamantla), el bloque Tlaxcala, la zona del volcán y la cuenca de Puebla
(Trautmann 1981: 10-11). El peñón del Rosario y la cuenca de Tlaxco dan lugar al
nacimiento del río Zahuapan; su interior estaba conformado por la llanura de
Atlangatepec con sus suelos aluviales. Al suroeste se encontraban vastas lagunas
poco profundas, como la de Xalnene (Trautmann 1981: 11). Los márgenes de las
lagunas generaban áreas de inundación y zonas pantanosas, que en la época
eran muy importantes y eran los lugares donde se ubicaban las piaras de cerdos
(Giordano 2002: 117-120).

En las relaciones se mencionan varios árboles, tenemos una lista de los


que fueron mencionados por Muñoz Camargo (1984: 270-271) como útiles, que
incluye: (1) xichiocotzoquahuitl o liquidámbar, del que se saca resina y aceite que
“…sirve de bálsamo... que es muy bueno para muchas curas; y lo más grueso y
espeso sirve de perfumes...”; (2) oyametl, pinsapo o abeto, del que sacan aceite
muy oloroso que sirve “…para muchas enfermedades particularmente es de

279
mucho provecho para untar y hacer luz, más para sacar frios [sic] encerrados en
los huesos de hombres, que los saca y desarraiga...”, también obtenían madera
(Muñoz Camargo 1984: 272); el pino era un “…árbol muy común en esta
tierra...cójese de ellos mucha resina...” y el nopal, del que describe su proceso de
siembra y su cuidado en relación con la cochinilla (Muñoz Camargo 1984: 289-
290).

El bosque daba a los habitantes varios recursos: madera (para


construcción), leña (para el fogón y el temascal), carbón, rajas de ocote (para
iluminación, aromatización y para encender rápidamente el fogón), resina de
oyamel o de pino (para elaborar aceites medicinales o para iluminación), pínulas
(para cubrir el piso de las iglesias en fiestas y ceremonias especiales, como la
Semana Santa, o como abono verde en los campos de cultivo de las laderas
altas), raíz de zacatón (para fabricar escobas, escobetas y cepillos), hongos,
animales de caza y plantas comestibles y medicinales para humanos y para
animales, que eran de recolección -como las que se utilizaban en las
adivinaciones- sin olvidar los diversos hongos alimenticios. De la tecnología
agrícola poco sabemos, aunque hay menciones al uso de la coa o bastón
plantador por parte de los campesinos indígenas (Muñoz Camargo 1984:150).

La Propiedad y el Tamaño de las Tierras

El tamaño de las parcelas se relacionaba con la situación social de los individuos,


lo que se fundamentó en el reparto de la tierra que los señores realizaron desde la
llegada de los tlaxcaltecas al área, ya que “…Cualquier tecuhtli que fundaba un
Tecalli que es casa de mayorazgo o Pilcalli que es casa solariega, todas aquellas
tierras que les caían en suerte de repartimiento con montes, fuentes, ríos o
lagunas, tomábase para la casa principal la mayor y mejor suerte o pagos de
tierra, y luego, las demás que quedaban, se repartían para sus soldados, amigos y
parientes igualmente, y todos estos estaban obligados a reconocer la casa
mayor...” (Muñoz Camargo 1948: 116). Las propiedades de la nobleza tenían
entre 400 y 1200 brazas en sus lados; aunque parece ser que ya las tierras
mayores a 1000 brazas eran una excepción (Trautmann 1981:44).

La situación era diferente para los indígenas comunes, Trautmann


(1981:43) considera que los terrenos de temporal se dividieron en parcelas de
tamaño mediano y grande; mientras los terrenos de humedad localizados en la
ciénaga de Tlaxcala -al suroeste de la Provincia- propiedad de los pueblos indios,
tenían parcelas pequeñas. La división de la tierra seguía un sistema vigesimal y la
unidad de medida era la braza, que en 1573 medía tres varas (una braza medía
“de mano a mano”). El ancho de las parcelas que se heredaban se medía en
relación con el rango del heredero (Trautmann 1981:44). Los terrenos de la
nobleza estaban dispersos por varios poblados, barrios y áreas de señoríos
vecinos; hasta 1536 estuvieron cultivados por esclavos y terrazgueros, pero en

280
ese año se eliminó la esclavitud hereditaria, cuyo número llegaba a 20,000
individuos (Trautmann 1981: 50).

Las tierras localizadas del suroeste, en las márgenes del río Atoyac se
anegaban anualmente y en general no se cultivaban, siendo aprovechadas
principalmente como pastizales para el ganado mayor en la época de secas. Las
Actas del Cabildo de Tlaxcala al respecto indican que sus miembros querían que
pasasen a ser bienes de la comunidad de Tlaxcala “…para que así se arreglen y la
tierra se le haga el “desyerbe” (zacamolli). ...y de esta manera aunque sean
“eriazas” (zacatl) pueden ser mercedes de algunos, es necesario que se les pague
algo, para tenerlos contentos [a los dueños], sólo un poco, no se les dará muchos
tomines…” (Actas del Cabildo 1985 (450): 328). Posteriormente, con la
decadencia del Cabildo indígena, estas tierras pasan a ser propiedad de hispanos
avecindados en la ciudad de Puebla.

Los Manejos Agrícolas:

El cultivo, está ligado al manejo del ambiente y el conocimiento del clima. En


febrero de 1548 (Actas del Cabildo de Tlaxcala, [63], 1985: 245), el gobernador,
los alcaldes y regidores de la Provincia conversaron sobre la necesidad de que un
topile fuese elegido y se encargase de apresurar la siembra por toda la orilla del
bosque, “…porque ya es tiempo del cultivo…”. También consideraron que
“…saldrán los borregos que están en las orillas de las “tierras húmedas” (chiyauitl)
para que puedan sembrar los maceualli pues ahí siembran “alegría” (uautly),
“siembran al voleo” (quitapehua) chile y “trasplantan” (quiquetzal) “chile de estío”
(tonalchilli),…”. Es decir, las orillas de los humedales eran abonadas con estiércol
de borrego y cultivadas con alegría y chile. Esta situación era normal, dada la
importancia de los obrajes en la Provincia; entre 1573 y 1623 las ovejas137
ocupaban los mayores porcentajes en número, en relación con otros animales
como bueyes, caballos, mulas, cabras y cerdos (Giordano 2002: 121).

Las actividades para el cultivo se realizaban al mismo tiempo en todos los


campos y era obligatorio el laboreo de las tierras. En 1550 –por ejemplo- dos
alcaldes del Cabildo fueron enviados por toda la provincia para que se hiciese el
último desyerbe (tlapopoxoloz) en las tierras de cultivo (cuentlah) de los
macehuales y de los tecuhtli y pilli (Actas del Cabildo [374] 1985:312). Existía
obligatoriedad para cultivar las tierras “…y asi mismo mandaron a dos alcaldes
[para que] saliecen por toda la provincia y mandacen [sic] que todos principales y
macehuales abriesen y cultivasen sus tierras porque de no hacerlo serían
castigados…” (Actas del Cabildo [376] 1985:312).

137
Las ovejas eran propiedad de españoles, del Cabildo Indígena y de la nobleza indígena. Eran
cuidadas por los indios comunes. En 1542 la Provincia tenía pastando más de 300,000 ovejas;
para 1585, solamente el valle de Atzompan contaba con más de 300,000 ovejas (Muñoz Camargo,
en Acuña 1984, Vol. 1: 87).

281
Las informaciones que proporciona el Vocabulario en Lengua Mexicana y
Castellana, brinda al lector la siguiente terminología, que al relacionarla con los
cultivos y actividades muestra que en los inicios del siglo XVI, los cultivos eran:
maíz blanco, maíz negro (yauh tlaulli), alegría (uauhtly), frijoles (etl), frijoles gordos
(ayecotli), habas (etl), varios tipos de calabaza (ayotetl; ayotli; ayotzoyacatl;
atecomatl; iyetecomatl); maguey (metl); nabos (mimiltic), chile verde (chilchotl.axi),
chile (chilli), cebolla albarrana (coyoxochitl), verdolagas (canauhquilitl), batatas
(camotli), epazote (epazotl), nopales (nopalli) y trigo. Es decir, la gran mayoría de
las plantas eran nativas de Mesoamérica, aunque ya el trigo y el haba se habían
introducido y eran sembrados junto con ellas.

La actividad agrícola en un sistema como el de huertos incluía: regar la


huerta (ahuilia.nitla), regar la hortaliza (apachoa.nitla; ciuaua.nitla), trasponer
árboles (aquia.nitla), labrar la huerta para quitar las hierbas y que ésta no se
volviese un hierbazal o eriazo (zacaquixtia.nictornar), cortar la fruta del árbol
(cotona.nitla), cuidar los árboles para que llevasen frutos (itech tlaaqui;
moxichiquallotia), podar los árboles (mapuztequi.nitla; matepeua.nitla;
matequi.nitla; matoxaua.nitla). Figura 43.

Figura 43
Manejo de árboles, magueyes, nopales y vides
Vocablo: Significado: Fuente:
Cotona.nitla Coger la fruta del árbol con la mano. Molina 1571:24v
Tzinteyo Árbol o planta con su tierra y raíces, para Molina 1571:152v
trasponer.
Meteca.ni Plantar magueyes. Molina 1571:55v
Metl.nicaquia. Plantar magueyes. Molina 1571:55v
Nitla, necuiltoca, Acodar vides o cosa semejante. Molina 1571: 3
noliuhcatoca
Nopalaquia.ni Plantar tunas. Molina 1571:73v
Nopalli.nicteca. Plantar hojas, o ramas de tuna. Molina 1571:73v
Nopalteca Plantar hojas, o ramas de tuna. Molina 1571:73v
Xocomecatoca Plantar majuelo. Molina 1571:160v

Las actividades de cultivo en los terrenos sembrados con maíz o


sementeras (centemilli) incluían: desyerbar para que no se cubriese el campo de
yerbas (aceceyoa; acicicyoa; zacacaua.nitla), remover la tierra (actitlaza.nic), rozar
la hierba (zacapi.ni), rozar o coger yerbas con la mano a fin de arrancarlas de raíz
(momotzoa.nitla), hacer camellones (centlacuentectli), hacer camellones para
sembrar algo (cuentataca.nitla; cuenteca.nitla), estercolar la tierra (cuitlauia.nitla;
zoquipachoa.nitla), ablandar o amollentar la tierra (moleua.nitla), poner tierra a las
matas de maíz cuando labran (motlalhuia), cavar la tierra que ya está labrada
(mopopoxoa), realizar la segunda labra (oppauia.nitla), repizca después de la

282
cosecha (netitixiliztli). Había tierras que se dejaban descansar un año “…porque
no se esquilme…” o agotasen (moxiuhcaua).
En esta tierra de regadío se incluían los cultivos en vegas riverinas
(ixtlauacam.milli), las tierras de humedad (chiyauitl) y las de riego (amilli) que
utilizaban acequias (apantli), caños de agua (aquauhyotl) o corrientes de agua (atl
imopiloayan). La tierra de regadío (atlalli; amilli) requería de abrir la era para
regarla (atlaxilia.nitla), hacer fértil la tierra metiendo en ella las avenidas de las
aguas (atocpachoa.nitla). También había cultivos regados a brazo (auachia.nin).
Para 1550 el Cabildo ordenó a los vecinos de Citlaltepec que en las tierras de
cultivo (cuentla) del pueblo se arreglaran “…los caños de agua de madera
(aquauitl) labrados es necesario que carpinteros labren el canal de madera
(quauacally) para conducir el agua…” (Actas del Cabildo (287), 1985: 291).

En el siglo XVI ya se utilizan los instrumentos agrícolas traídos por los


españoles, especialmente para el cultivo de cereales traídos por los españoles.
Hay términos para denominar al arado (yelimiquia quaquaue), surcar la tierra con
arado (cuematlauhchiua.nitla) y surco de arado o de camellones (cuematlauhtli),
labrar o arar la tierra (elimiqui; elimiquiniztli; elimiquilizçotl), labrarse y ararse la
tierra para sembrarla (melimiqui). Había propiedad comunal de bueyes y aperos,
en 1553 en la ciudad de Tlaxcala el español Juan Ruiz vendió al pueblo de
Santiago Michapan 30 bueyes con sus aperos en 800 pesos (Actas del Cabildo
(489 y 497), 1985: 339-340).

Había en la provincia varias zonas con tierras incultas, cubiertas de pasto,


que en 1551 el Cabildo ordenó se desyerbaran (zacamoz) y se ordenó para
aquellas situadas en los alrededores de las ermitas, para que durante dos años
pertenecieran a la ciudad y a las ermitas, se cultivara maíz para que “…Al terminar
los dos años, de inmediato lo tomará el que es dueño de la “tierra de cultivo”
[cuemitl]… Así se hará, año con año se irá haciendo el “desyerbe” [zacamolly] de
esta manera se irán arreglando las “tierras de cultivo” [cuemitl]…” (Actas del
Cabildo, [391], 1985:315-316).

Agricultura, Caza y Pesca

El ambiente en la Provincia de Tlaxcala proporcionaba una serie de productos


naturales a las poblaciones. La agricultura tlaxcalteca del siglo XVI combinada con
actividades como la pesca en ríos y zonas lacustres, la cacería en los bosques, la
recolección, la cría de animales domésticos y la comercialización de productos,
entre los cuales la grana o cochinilla fue fundamental, permitían a los indígenas
mantener una economía de autoconsumo con excedentes que cubrían el pago de
tributos y diezmos y en algunos casos, en forma colectiva, permitieron la
adquisición de tecnología agrícola europea. Esta combinación de actividades
mantuvo a las poblaciones en una relativa independencia, que combinada con la
presencia del mercado les proporcionaba lo necesario para la vida cotidiana.

283
La agricultura incluía granos, frutas y legumbres, además de pulque y
plantas condimenticias y de ornato. Tal vez los mayores problemas para la
agricultura indígena fueron el decrecimiento poblacional -combinado con la
expansión de la gran propiedad- y la expansión de la ganadería mayor, que
generaron problemas recurrentes de falta de fuerza de trabajo, disminución de la
tierra agrícola -disponible para esta actividad- abandono de zonas agrícolas y la
destrucción periódica y recurrente de los cultivos. Además, los documentos
indican que para la segunda mitad del siglo los españoles entran en la Provincia, a
través de la compra de tierras. De hecho, en una de las Actas del Cabildo fechada
en junio 19 de 1553 (ff.95-95v en Lockhart et.al 1986: 86-87), se acuerda con Juan
Ruiz, agricultor español residente en Michac, que había comprado tierra con valor
de 400 pesos, que “… puede tomar cuidado de la tierra y cultivarla. El plantará
trigo y todas clases de semillas…”.

La agricultura indígena del siglo XVI combinó el cultivo en los solares donde
había un huerto de frutales con plantas nativas y originarias del Viejo Mundo, una
zona con hierbas, una hortaliza, un área para las nopaleras y, además, las tierras
aledañas utilizadas para el cultivo de cereales. Las plantas de origen foráneo,
especialmente frutales, pronto se introdujeron en la agricultura nativa, para
completar la dieta de los pobladores tlaxcaltecas; lo mismo ocurrió con la
tecnología y los animales de especies menores que como los cerdos, cabras y
ovejas, pronto pasaron a formar parte de las unidades de producción domésticas.
Sin embargo, a mediados del siglo XVI y como resultado del éxito en la producción
y venta de grana o cochinilla, los propietarios de nopaleras donde se hospedaba el
insecto fueron conminados por el Cabildo, porque:

…meramente compran maíz, chiles, etcétera y están muy ocupados


solamente con su cochinilla, por la cual su moneda, granos de cacao y ropa
son compradas. Ellos no quieren cultivar sus campos, ociosamente los
descuidan. Porque de esto, ahora muchos campos se están volviendo pastos
(f.91v) y la hambruna verdaderamente amenaza. Las cosas ya no son como
eran hace tiempo, porque la cochinilla está haciendo a la gente floja (Actas del
Cabildo, marzo 3 de 1553 ff. 91-93v en Lockhart et.al 1986: 81).

Ha sido poco estudiado el papel que los humedales de tierra fría –con sus
distintos tipos de zonas lacustres, anegadizas y pantanosas- tuvieron en la
actividad agrícola y en la adquisición de recursos tanto alimenticios como en la
elaboración y producción de objetos y utensilios para la vida cotidiana de los
indígenas, o la satisfacción de sus necesidades a lo largo del año. Sabemos que
estas zonas eran abundantes en la Tlaxcala del siglo XVI y a pesar de la
información que presentamos, aún requerimos de profundizar en su estudio. Las
zonas de bosque fueron también fundamentales, aunque contamos con escasa
información para detallar de manera más específica su manejo y utilización.

La Ciudad de Tlaxcala

284
La ciudad de Tlaxcala se comienza a construir cerca de 1536, al sur de la
cabecera de Ocotelulco; en 1570 la Provincia estaba conformada por 129
pueblos, para 1697 sobrevivían 112 y en 1791 quedaban 111 (Gerhard 1986: 336;
Gibson 1967: 125). Tenía una zona central ocupada por la plaza que tenía una
fuente de piedra en el centro, que distribuía agua para beber a la población;
además, estaban los portales, el mesón, una serie de tiendas, oficinas
administrativas, el cabildo, las casas reales, la alhóndiga y la cárcel. Los sábados
se colocaba el mercado en la plaza, al que acudían gentes de toda la comarca. Al
sureste de la plaza se localizaba el hospital y el monasterio de los franciscanos. El
patrón de asentamiento era reticular, algunas calles eran habitadas por gentes con
ocupaciones especializadas como por ejemplo pintores y carpinteros. Las
residencias domésticas eran de adobe y las más elaboradas de piedra o ladrillo
(Gibson 1967:124-130).

La zona urbana era un asentamiento concentrado y reticular, rodeada por


los barrios, donde habitaba la población indígena en un ámbito bastante rural. Las
casas de los indígenas tenían huertas de frutales, donde cultivaban: capulín,
maguey, nopal, batata, maíz y legumbres. Los tunales hospedaban a la cochinilla,
que permitía la producción de grana. Los árboles en los huertos incluían aquellos
procedentes del Viejo Mundo, entre los que se citan: nogal, durazno, peral,
membrillo, prisco, manzano, granada, guindo, ciruelo, parras, naranjo, lima, limón
y cidra. Además, se incluían los cultivos de verduras nativas mezcladas con las
que llegaron a través de España, lino y cáñamo. Las fuentes mencionan la
presencia de morales y flores en estos huertos. Las descripciones de la plaza
central de la ciudad de Tlaxcala dicen que:

…es muy grande y populosa, está situada en unas barrancas cerca del río de
Tlaxcalla, que atrás queda dicho; están edificadas las casas en las laderas de
aquellas barrancas, unas sobre otras como escalones y así parecen un poco
al sitio de las casas de Toledo; los edificios son de adobes y ladrillo y algunos
de piedra; la plaza es cuadrada y grande, con muchos portales y tiendas por
los dos lienzos; en el tercero están las casas reales, que son grandes y bien
edificadas, y en el cuarto está el mesón y otras casas.

En esta plaza hay mercado todos los sábados y acuden a él de toda aquella
comarca, que es muy espaciosa y habitada, a vender y comprar; véndense allí
muchas cosas y entre ellas gran cantidad de grana de la que se coge en todo
lo de Tlaxcalla; los que la compran son españoles, los cuales están asentados
en aquella plaza y portales en unos banquillos, pesando y recibiendo con unos
pesos pequeños la grana que traen los indios cogida de sus tunales, y
páganles luego en reales sencillos y no en otros, porque así lo quieren los
indios por no engañarse con los de a dos y de a cuatro, y para esto tienen allí
montoncillos dellos. Es gran trato este de la grana, y en que muchos se han
hecho ricos, y para que no se haga agravio a los indios que venden esta
mercadería, hay puesto un juez, al que llaman juez de la grana, oficio honroso,
y según dicen, de mucho interés y provecho, aunque parece que, según el
refrán antiguo, no se compadecen estas dos cosas juntas.

285
…Unos llaman a aquella _itra_ [sic.] Tlaxcallan, porque en toda su comarca se
coge mucho maíz, que es tierra fertilísima;…” (Antonio de Ciudad Real, 6 de
agosto de 1585, 1976, t.1: 75).

Las zonas altas, que circundaban la ciudad de Tlaxcala han sido también
descritas en las fuentes de la época como:

…son de muy maravilloso temple y fertilidad, por causa de las quebradas,


reparos y abrigos que tiene, y, ansí, se hallan en todo el año; y cierto que yo
he visto muchos por Navidad y, por cuaresma, peras y membrillos en mucha
abundancia, aunque raras veces; mas, de ordinario, se hallan estas frutas
para algún regalo: aprovechan a enfermos y a mujeres preñadas. Y, de las
frutas naturales se hallan tunas, cerezas y camotles [sic.]; [que son batatas] en
tiempo de gran estío (Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583, en:
Acuña 1984, t.1: 64-65).

Los Barrios de la Ciudad de Tlaxcala

Varios pueblos y barrios estaban asentados en los alrededores de la ciudad de


Tlaxcala. Uno de ellos era San Nicolás Panotla, a pocos kilómetros y en la
entrada suroeste de la ciudad de Tlaxcala: “…antes de llegar al río, hay caserías
del barrio de San Nicolás, de muchas huertas de árboles, plantas de tunales de
grana y otras frescuras, hasta pasando el río [Zahuapan], porque, desde allí,
comienza la poblazón desta ciudad [calle de San Francisco]; […]; (Alonso de
Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583 en: Acuña 1984, t.1: 66). El barrio de
Tototlan estaba localizado en las cercanías del convento de Tlaxcala, junto al
puente San Juan, Este puente se construyó en la segunda mitad del siglo XVI y
era de piedra –como la mayoría de los puentes en caminos principales (Gibson
1967: 135):

…y viene por un valle abajo, donde hay muy gran poblazón de indios y
muchos árboles de frutales, ansí naturales como de Castilla. Es valle muy
templado y cálido; tendrá tres curatos de legua, donde antiguamente los
naturales desta ciudad tenían sus recreaciones de huertas y jardines y, por
curiosidad, tenían muchas flores de diversas maneras y calidades, de las que
se dan en tierras remotas calientes, suaves y odoriferas, y algodón y otras
yerbas exquisitas y extrañas traídas por grandeza de tierras remotas, de las
cuales flores los naturales mucho se /26r/ precian; y hay can(tida)d de
morales, y se criarían muchos más, si se diesen a ellos, para criar seda.
(Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583, en: Acuña 1984, t.1: 64-
65).

Los Primeros Religiosos en Tlaxcala

286
En su carta de octubre de 1524, Hernán Cortés138 informa que ordenó la
construcción de un monasterio con tres frailes; se construyó en Ocotelulco, en las
instalaciones del palacio de Maxicatzin. El edificio donde habitaba este importante
personaje -quien era la cabeza del Señorío- se asentaba al norte de la actual
ciudad de Tlaxcala, cruzando el río Zahuapan. El monaterio se dedicó a Santa Ma
y era un alojamiento temporal, donde los religiosos vivieron durante tres años –
hasta 1527- para luego ir a vivir a un segundo convento llamado San Francisco
Cuitlixco, localizado al otro lado de los Cerros Blancos; en la prominencia llamada
Cerro Techimal, que está entre la actual ciudad de Tlaxcala y Los Reyes
Quiahuixtlán (Mendieta 1870: 235). Según Mendieta (1870: 599) Cuixtlico era un
barrio de Ocotelulco; la construcción del monasterio se atribuyó a Martín de
Valencia y la iglesia estaba dedicada a La Madre de Dios, fue removido en 1527.

En 1526 se crea la diócesis de Tlaxcala y en 1527 llega a la provincia el


primer obispo (Ricard 1966: 5). En 1539 -y sin consentimiento real- la diócesis de
Tlaxcala, fue trasladada a la recién creada Puebla de los Ángeles. Entre 1525 y
1531 los franciscanos se consolidan en la región de Puebla; la Provincia de
Tlaxcala tenía jurisdicción religiosa sobre Zacatlán, lugar de paso para el comercio
hacia la costa del Golfo y entrada a la sierra norte de Puebla, llegando hasta la
región totonaca; además de Xalapa y Veracruz (Ricard 1966: 64-65). Esta
organización termina con la llegada de otras órdenes religiosas y su expansión por
el territorio novohispano. En 1530 se inicia la edificación del convento principal de
los franciscanos en Tlaxcala, sus primeras instalaciones aparecen en 1538; hacia
1540 Motolinía (1996) describe el monasterio como “razonable” y la iglesia “grande
y buena”. Los conventos franciscanos fueron secularizados en 1640 y se
construyeron parroquias para traspasar las antiguas doctrinas misionales al clero
regular (Trautmann 1981:92).

Después de 1540 –al edificarse el convento en la capital- comienza la


fundación de doctrinas franciscanas en Tlaxcala; estas fueron: San Francisco
Tepeyanco, Santa Clara Ozumba (Trasladada en 1584 a San Juan Bautista
Atlangatepec) y Santa María Atlihuetzía. En la siguiente década y hasta los inicios
de 1560 se fundan doctrinas en San Felipe Cuixtlan-Tequemecan (Ixtacuixtla),
San Ildefonso Hueyotlipan y San Luis Guamantla (Huamantla). Después de 1567
se crean doctrinas en Santa Ana Chiautempan y Santa Ma Nativitas. En 1600 se
hace la última fundación franciscana en Tlaxcala, que fue la de Santa Ma Texcalac
(Gerhard 1986: 334-335). Los conventos franciscanos en la Provincia se
construyeron sobre antiguos teocallis; su importancia era estratégica y sus
funciones –además de las religiosas- incluían el coadyuvar a la dominación
indígena, tener calidad de fuertes y ser refugio para los españoles en caso de
rebeliones (Ricard 1966:163).

138
Texto en la nota a pie de página N° 59 del capítulo II de Charles Gibson edición de 1967:
44: Carta Inédita de Hernán Cortés, CDHM, I, 476. PAM, Cartilla vieja, fols. 147v-148r, 150r. MH
pp. 230ff. MM pp. 189-190. Juan Manuel Sotomayor, Aprovación… [sic] p.4.

287
Con excepción de San Juan Totolac y San Ildefonso Hueyotlipan, todos los
demás conventos franciscanos están documentados como lugares de residencia
para los hacendados, desde donde se impulsó la conformación de la gran
propiedad (FMMN, Serie Tlaxcala, Rollo 14, No. 4, folios 23 y 143; No 2 folio 2;
Rollo 15, No. 6 folio 32). La población de frailes en cada convento se reducía a
uno o dos; la producción de los frutales y la hortaliza era para el autoconsumo de
los frailes. Esta agricultura se realizaba en los huertos y huertas, creados y
mantenidos con la fuerza de trabajo proporcionada por ellos mismos; de hecho,
los religiosos fueron los hortelanos en este proceso.

El convento franciscano en la ciudad de Tlaxcala se comienza a construir


entre 1537 y 1540; para 1560 el contaba con la escalinata (63 escalones), la
huerta y sus fuentes. Los frailes vivían ahí desde 1554 (Mendieta 1870: 433). Los
religiosos cultivaban los huertos (frutales) y huertas frías (legumbres); a veces
contaban con riego mediante acequias, canales o caños (“agua encañada”),
fuentes, cursos naturales (“golpe de agua”), o riego a brazo (cisternas que
colectaban agua de lluvias o fuentes); aunque existían también las huertas de
temporal. En las huertas también se cultivaban flores (rosal de Castilla, lirio,
azucena), nopales, parras, además de plantas condimenticias como el orégano.
Los frailes enseñaban a los niños agricultura –como un pasatiempo- pero sin
interferir con las horas de catecismo, como ocurrió en el hospital de Santa Fe y en
Tlaxcala, donde el Cabildo Indígena votó a favor de construir la capilla de San
Francisco –al sur de la iglesia- para enseñar a los niños (Ricard 1966: 143)139.
Ilustración 13.

La mayor parte de los frutales cultivados en estos huertos eran originarios


del Viejo Mundo; los frailes trajeron: nogales, castaños, membrillos, manzanas,
duraznos, priscos, higos, olivos, peras y parras, que se difundieron rápidamente
por Nueva España. Los duraznos y nogales eran los más abundantes; las
hortalizas entraron directamente de España a Nueva España. Antes de 1580
llegaron: alcachofas, col, endivias y lechugas. El valle de México y la misma
ciudad capital fueron sus lugares de arribo (Dunmire 2005: xiii, 126); (Figuras 40,
41). Parece que la labor de los monasterios en la difusión de plantas del Viejo al
Nuevo Mundo trascendió las necesidades de los religiosos. Algunos de estos
frutales eran considerados como medicinales, como ocurría con los membrillos140,

139
Ricard (1966: 143) da una lista de frailes que se dedicaron a enseñar varios cultivos en los
conventos: dominicos en Tepetlaóztoc introducen huertos; Motolinía establece que todos los
huertos en Nueva España fueron sembrados por los frailes menores y que el mismo lo hizo en el
convento de Cuernavaca; Fray Domingo de Santa María enseñó a los indios de la Mixteca el
cultivo de nopal para hospedar cochinilla; los agustinos trajeron frutales de Castilla , cultivaron
flores y legumbres y enseñaron a los indios a cultivar trigo y a mejorar el cultivo de maíz; el fraile
Juan de San Miguel en Uruapan les enseñó el cultivo de plátano, chicozapote, mamey, naranja y
otros cítricos. Además, también les enseñaron a manejar y cuidar el ganado.
140
Así, por ejemplo, durante los siglos XVI y XVII la ración ordinaria de los marineros españoles
incluía: bizcocho, vino, carne y pescado salpresos, habas, garbanzos, arroz, queso, aceite, vinagre,
ajos, cebollas, confituras y frutos secos (Carne de membrillo, higos secos, pasas, almendras y
ciruelas pasas). Estos últimos solían reservarse para los oficiales, o eran parte de la dieta de los
enfermos. En la lista de sustancias medicamentosas de la flota de Sevilla se incluían carne de

288
que eran parte de la farmacopea en esa época (Mena 1998: 415). Otros frutales
eran nativos de las zonas tropicales del Golfo de México y los frailes apoyaron su
difusión hacia la costa Pacífica (Ricard 1966: 142-143).

Esta variedad de plantas proporcionaba una buena parte de la dieta para


los frailes –además de condimentos y medicamentos- que en la mayoría de los
monasterios sólo en casos excepcionales pasaba de dos individuos141 . En general
tenemos escasas noticias sobre el cultivo de cereales en las tierras aledañas a los
conventos; pero sabemos que en el convento de San Francisco Tepeyanco -entre
1585 y 1646- los dos frailes que atendían las tareas espirituales de miles de fieles
“…atendían también los asuntos civiles, organizando un centro de trabajo agrícola
con las comunidades indígenas, para la siembra de trigo; los granos obtenidos se
almacenaban en la troje de la Santa Recolección…” (Morin 1973:11). La
necesidad de tener a la mano plantas medicinales, explica en gran parte la lista de
hierbas y flores cultivadas en los conventos, como veremos en la tabla de la figura
44.

Los franciscanos no tenían propiedades en el Altiplano central -incluyendo


Tlaxcala-. Trautmann (1981:131-132) asegura que recibieron terrenos de los
indígenas por donaciones o por testamentos, lo que ocurrió en los conventos de
San Francisco en Tlaxcala, San Juan Totolac, San Felipe Ixtacuixtla y Santa Ana
Chiautempan. Para obtener ingresos estas tierras fueron vendidas a españoles en
los principios del siglo XVII, lo que contribuyó a que los pueblos las perdiesen, en
favor de la gran propiedad. Con excepción del uso de la azada, hay escasa
información -para esta época- sobre la tecnología e implementos agrícolas
manejados por los frailes para el trabajo en los huertos.

Para el caso de los conventos en Tlaxcala no cotamos con información


sobre la(s) forma(s) de conservación de las frutas, o de su utilización mediante
algún tipo de proceso, por ejemplo la utilización de las parras en producción de
vinos, o de las olivas en el aceite. En los conventos de los carmelitas descalzos
asentados en la cuenca de México, se producían conservas de los frutales de las
huertas y algunas se consumían en gran cantidad por considerarse medicinales,
como acontecía con las conservas hechas con membrillo. Para dar una idea de la
situación de los huertos en los conventos del siglo XVI, pasaremos a dar la
información que tenemos sobre ellos en distintas fuentes142:

membrillo, miel rosada, triaca, manteca de vaca y trementina, que se llevaban en forma de
conservas; además en arrobas se llevaban miel, ciruelas pasas, pasas de Almuñécar y sebo. La
lista de sustancias medicamentosas simples, que se llevaban en libras incluye rosas, violetas,
coloquintada, bolarmenico, coral, sangre de Draco, sal gema, anayalde, opio, linaloes, azarrón,
sándalos, alquetira, goma arábiga, simiente de hinojo, anís, ruibarbo, cañafístola y demás (Mena
1998: 338, 414-415).
141
El convento de la ciudad de Tlaxcala era una de estas excepciones.
142
La base para esta información se tomó del artículo de Alba González Jácome “Agroecosistemas
mexicanos: pasado y presente” publicado por la Revista Itinerarios (2007: 55-80), que ha sido
ampliado, actualizado y modificado para su utilización en este libro.

289
Figura 44
Plantas cultivadas en los conventos de Tlaxcala en el siglo XVI
Convento: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
San Fco. Tlaxcala x x x x x x x x x x
Asunción de x x x
Nuestra Señora
San Juan Totolac
S. Fco Tepeyanco x x x x
Santa Ana
Chiautempan
Atlihuetzía x
Nativitas x
S. Luis Huamantla x x x x x
San Juan
Atlangatepec
San Felipe
Tequemeca
San Ildefonso x x
Hueyotlipan
San Felipe Cuixtla x x x x x x
Calpulalpan x x
Acotaciones: 1. Nogales, 2. Castaños, 3. Duraznos, 4. Perales, 5. Membrillos, 6. Manzanos, 7.
Nopales para tunas, 8. Olivos, 9. Priscos, 10. Higos, 11. Parras, 12. Rosales castellanos, 13.
Lirios, 14. Azucenas, 15. Espárragos, 16. Hortaliza.

La revisión de las fuentes de la época sobre la existencia de los conventos


en Tlaxcala y sus características, construcciones para uso agrícola y cultivos,
puede resultar parca; pero contamos con información que da indicios sobre las
diferencias entre los huertos indígenas y los españoles143. Un ejemplo importante
es la forma reticular utilizada por los frailes para sembrar árboles y plantas
(Ilustración 14). Las flores eran un elemento básico en estos huertos, lo que es
explicable por su relación tan estrecha con el culto a la virgen y los santos. El agua
utilizada en el riego se colectaba en fuentes o cisternas y se distribuía mediante
acequias o canales; aunque todavía había huertos sin regadío, lo que en general
ocurría cuando los frailes estaban ubicados en casas y los monasterios se
encuentraban en proceso de conformación, o de construcción. La información
respectiva se muestra a continuación:

143
De reciente publicación contamos con el exhaustivo estudio de Jaime Abundis Canales (2007)
sobre La Huella Carmelita en San Ángel, publicado por el INAH, donde el autor dedica el capítulo
8 del Vol. 1 a estos temas.

290
Ilustración 13
Huertos del convento franciscano de Tlaxcala

291
El Monasterio de los Franciscanos en la Ciudad de Tlaxcala:
La Asunción de Nuestra Señora

En 1539 el monaterio del palacio de Maxixcatzin se reubica en la recién fundada


ciudad de Asunción Tlaxcala (Gerhard 1986: 334-335; Gibson 1952: 43-45; Kubler
1948 Vol. 2: 481-482). Para 1540 la construcción incluía: el monasterio, la capilla
de Belén, la iglesia y dos atrios (Motolinía 1903-1907, Vol. 1: 64-65). En 1552 -por
órdenes del Cabildo- se levantaron las paredes de las celdas, se hicieron unos
arcos y se cinceló la piedra del claustro alto -fechada en 1553- (Actas del Cabildo
1985: 327). En 1581 Muñoz Camargo describe el convento ya con todas sus
construcciones, según consta en el dibujo a tinta que se incluyó en la Descripción
de la ciudad y la provincia de Tlaxcala y donde el convento contaba para esa
fecha con: rampa norte, atrio, torre, capilla abierta, dos capillas posas, dos
entradas al sur y al poniente, iglesia, claustro y huerta144 (Acuña 1984, Vol. 1°:
portada y cuadro 18). Ilustración 14.

El monasterio franciscano de la ciudad de Tlaxcala era muy grande tanto en


extensión como en número de frailes que lo ocupaban. Era conocido por contar
con una de las huertas más hermosas, regada por arroyos y plantada con frutales
traídos de España que se intermezclaban con los nativos (Ricard 1966: 143). La
huerta ocupaba una sección en forma de escuadra, ubicada al norte y oriente del
convento, con una zona arbolada. Estaba regada por agua que provenía de un ojo
ubicado en terrenos de esta construcción religiosa. En el año de 1560 fue descrita
por Cervantes de Salazar (1964: 296) como “…una hermosa huerta, con muchas
fuentes de muy linda agua, poblada de frutales de Castilla y de la tierra…”. En lo
alto de la huerta estaban unas fuentes y estanques de agua “muy linda” utilizada
para riego y junto a éstos unas ermitas; en 1585 moraban en el convento siete u
ocho religiosos (Ciudad Real, Vol. 1: CLXX). Ilustración 14.

…tienen luego (a la misma parte del norte) los religiosos una huerta cercada
muy grande y espaciosa, plantada de muchas arboledas de frutales de
España, como son nogales y algunos castaños, duraznales y perales,
membrillares y manzanas y olivares, y otras muchas diversidades de plantas,
ansí como rosales y lirios y azucenas; todas estas cosas, traídas por
curiosidad de Castilla, porque en esta tierra se carecía de ellas. De forma que
toda la huerta va compuesta y repartida por orden y concierto por calles y
paseadores de mucha recreación, que toda ella es un vergel singular… un
rincón y ángulo _itra, está una fuente de agua muy hermosa, clara y apacible,

144
Tenía también otras partes que ya no existen.

292
de donde se riega toda la huerta…” (Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre
1580 y 1583, en: Acuña, t.1, 1984:54).

…había en él entonces estudio de artes y cuando no le hay moran siete u


ocho religiosos en él; estaba acabado, con sus dos claustros altos y bajos,
dormitorios y celdas, iglesia y huerta, en la cual se dan muchas nueces,
duraznos y otras frutas, y todo género de hortaliza; hay en lo alto de la huerta
unas fuentes y estanques de agua muy linda con que la riegan, y junto a los
estanques unas ermitas muy devotas. (Antonio de Ciudad Real, t.1, 1976:74).

Ilustración 14
El convento franciscano de la ciudad de Tlaxcala

293
Los Huertos Indígenas en la Ciudad de Tlaxcala

Los huertos son sistemas agrícolas altamente productivos, que en este caso
permitían el autoconsumo de los indígenas, quienes además sembraban maíz
como queda establecido en las fuentes consultadas. Los huertos eran un sistema
nativo de Mesoamérica, que se encontraba también en el Altiplano central. La
inclusión de las nopaleras para la producción de grana permite ver la existencia de
un sistema productivo, que dio lugar a una economía monetaria que
complementaba el autoconsumo. Proporcionaremos las descripciones de la ciudad
de Tlaxcala en aquellos párrafos que ilustran lo que hemos apenas afirmado,
“…que una casa de cada indio tiene en torno de sí su heredad y hacienda de
frutales y magueyales, que se llaman metles, y maizales y tunales de granas
cochinilla,…” (Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583 en: Acuña 1984,
t.1: 42).

Toda esta poblazón va acompañada de arboledas de frutales traídas de


Castilla y de las de la tierra, que a la vista es una floresta maravillosa porque
los naturales son muy aficionados destas frescuras; y aquí se cogería gran
abundancia de grana, porque todas las más huertas son de NOPALES, que
son los tunales donde se cría, y los naturales la tienen por muy principal
granjería; que aunque antes usaban desta grana cochinilla, no era tan
estimada como lo es en estos tiempos….Danse en esta ciudad muchas frutas
de España en gran abundancia: nueces, membrillos, duraznos, priscos,
manzanos, granadas, guindas /28v/ y ciruelas, uvas [en] gran abundancia, y
peras y todas suertes [de] verduras traídas de España, con otr[a]s legumbres;
lino y cáñamo, que me parece que no hay cosa que aquí se plante que no se
dé muy bien, pues de naranjas y limas y limones y cidras, por el consiguiente,
aunque en las tierras más cálidas se dan mejor [y] en más abundancia.”
(Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583 en: Acuña, t.1, 1984:67).

Por la ciudad de Tlaxcala pasaban varios caminos, siendo de enorme


importancia el que -en dirección sur-norte- conectaba la ciudad de Puebla con
Zacatlán y los pueblos de la sierra. Según Trautmann (1981: 206-207) se crea en
1533, después de la fundación de la ciudad de los Ángeles. Pasaba por
Panzacola, el pueblo de Tepeyanco, donde se bifurcaba y uno iba hacia la ciudad
de Tlaxcala por Acuitlapilco, mientras otro iba a Santa Ana Chiautempan pasando
por Santa Isabel Xiloxotla. El camino llegaba a Tlaxco y de ahí a la sierra y a los
pueblos totonacos de la costa del Golfo de México. Su conformación seguía el
curso del río Zahuatl (Zahuapan) y la ruta es de origen prehispánico. El río se dijo:
“…pasa por medio de la ciudad de Tlaxcallan. No cría pescado, por las grandes

294
caídas y saltos que tiene, sino unos pececitos muy pequeños de poco provecho;
aunque, cuando este río entra por tierras cálidas y bajas, se cría mucho
pescado…” (Acuña 1984, t.1: 90).

Otra ruta que salía de la ciudad de Tlaxcala iba al camino Real de Apam a
Tlaxcala, pasando por Hueyotlipan y San Mateo; también comunicaba a San
Mateo Huexoyucan con San Felipe Ixtacuixtla y Huexotzingo (FMMN, Serie
Tlaxcala, rollo 16, No.8, folio 30r; FMMN, Serie Tlaxcala, rollo 20, No. 16, folio
111r). San Mateo era un poblado asentado en la zona accidentada [Bloque
Tlaxcala] que se forma al oeste de la ciudad capital -a 12 kilómetros de distancia-,
pasando al lado sur de los cerros Blancos, se asentaba en la cuenca del río
Totolac -afluente del Zahuapan- donde abundaban los bosques de pino, las
barrancas y se cultivaba trigo. Se dice que era un “…pueblo sujeto a
Tlaxcala,…lugar muy vicioso /51v/ y templado donde se dan muchas frutas de
España y de la tierra, que casi todo el año se hallan aquí membrillos y peras y,
alg[un]os años, tuna todo el año, que dista legua y media [de] Tlaxcala,…” (Acuña
1984, t.1: 93).

La Agricultura en los Pueblos y en los Conventos de la


Provincia de Tlaxcala

Hernán Cortés en su primera visita a Tlaxcala describía la provincia diciendo que:


“…Es esta provincia de muchos valles llanos y hermosos, y todos labrados y
sembrados sin haber en ella cosa vacua; tiene en torno la provincia noventa
leguas y más…” (Hernán Cortés, Segunda Carta de Relación, 30 de octubre de
1520, en edición de 1992:59-60). Para mejor comprensión de las impresiones que
los españoles tuvieron anotamos el siguiente párrafo:

La cual ciudad es tan grande y de tanta admiración que aunque mucho de lo


que de ella podría decir dejé, lo poco que diré creo que es casi increíble,
porque es muy mayor que Granada y muy más fuerte y de tan buenos edificios
y de muy mucha más gente que Granada tenía al tiempo que se ganó, y muy
mejor abastecida de las cosas de la tierra, que es de pan y de aves y caza y
pescado de ríos y de otras legumbres y cosas que ellos comen muy buenas.
Hay en esta ciudad un mercado en que casi cotidianamente todos los días hay
en él de treinta mil ánimas arriba, vendiendo y comprando, sin otros muchos
mercadillos que hay por la ciudad en partes. En este mercado [Ocotelulco] hay
todas cuantas cosas, así de mantenimiento como de vestido y calzado, que
ellos tratan y puede haber…Venden mucha leña y carbón y hierbas de comer
y medicinales… (Hernán Cortés, Segunda Carta Relación, 30 de octubre de
1520, en edición de 1992:59-60).

a
Motolinía en sus Memoriales (1996, 1 parte, Cap. 63: 413-426), decía de la
provincia de Tlaxcallan que: “…La tierra de Tlaxcallan es fértil: cógese en ella
mucho maíz o centli, ají y frijoles. La gente es bien dispuesta y la que en toda la

295
tierra más ejercicio tenían de guerra. La gente es mucha y muy pobre, ca [sic.] de
ese centli o maíz que cogen han de comer, vestir, tributar y sacar para las otras
necesidades…” A lo que agregaba también: “…Cógense en Tlaxcallan muy buena
grana, y las otras colores son más perfectas que en otras provincias…” (Motolinía
a
1996, Memoriales, 1 parte, Cap. 63: 413-426). Los franciscanos entraron desde
muy temprano en Tlaxcala, estableciendo los primeros conventos en la Provincia:

Tiene la cabecera de Tlaxcala por sujetos ocho pueblos que fueron en otros
tiempos en su antigüedad como villas o ciudades de muy grandes poblazones,
que se llaman Topoyanco y Atligüetza y Chiautempan y Ichcaquiztlan y
Tequemecan y Hueyhutlipan, Atlancatepeque, Cuamantla, cuyas poblazones
no solían estar congregadas como agora lo están a causa de que en cada
pueblo de éstos se han fundado monesterios de frailes de la orden de San
Francisco, para mejor instruir a los naturales en la policía cristiana. Y ansí se
llaman en estos tiempos San Francisco Topoyanco, La Concepción de María
Santísima Atligüetza, Santa Ana Chiautempan, Santa María Nativitas de
Ichcaquiztlan, San Felipe de Tequemecan, San Ildefonso de Gueyhutlipa, San
Juan de Atlancatepeque, San Luis de Cuamantla (Suma y Epíloga de Toda la
Descripción de Tlaxcala 1994: 88-89).

A la llegada de los españoles el paisaje rural era disperso, como se nota en


las observaciones de Cervantes de Salazar (1964: 128) hechas hacia 1554. Como
consecuencia del reordenamiento de los pueblos para la segunda mitad del siglo
XVI el paisaje rural de la Provincia estaba dominado por zonas con vegetación
natural, interrumpido por los pueblos y sus zonas agrícolas. De norte a sur la
provincia estaba atravesada por el río de Tlaxcala –ahora Zahuapan- del que
Motolinía (Memoriales 1996: 187) dice que para 1540, regaba una gran parte de
Tlaxcala. De suroeste a sureste entre las riberas de los ríos Atoyac y Zahuapan,
en las franjas riverinas y la planicie, existían zonas ocupadas con lagunas (El
Rosario), lagunetas y demás partes bajas que se anegaban anualmente. En la
sección más baja -al sur de la cuenca- estaban los camellones. Algunos estaban
ocupados con casas y los indígenas tenían también en ellos sus cultivos de maíz,
calabaza y frijol, además de pequeñas áreas con pastos. Las orillas de lagunetas y
ciénagas se dedicaban a la cría de cerdos (Trautmann 1981).

Pueblan los indios de la Nueva España muy diferentemente de las otras


naciones, porque, por las idolatrías que tenían y por hablar con el demonio
más secretamente, ni buscaban riberas ni costa de mar, ni lugares llanos
donde hiciesen sus poblaciones, y las que hacían era en lugares altos,
ásperos y montuosos, sin orden ni continuar casa con casa, por manera que
un pueblo de mil vecinos venía a ocupar cuatro leguas de tierra. Decían que el
hacer su asiento en tales partes era por fortalecerse contra los enemigos
comarcanos, y el estar tan apartados los unos de los otros, por tener cada uno
la simentera o milpa a par de su casa, y porque, si hubiese pestilencia, no se
inficionasen estando juntos [...]; (Cervantes de Salazar 1964: 128)

El centro de los pueblos indígenas tenía casas menos dispersas, con sus
huertos, donde se mezclaban frutales nativos con algunos introducidos por los

296
europeos, junto con los magueyes, nopales, plantas condimenticias, flores y
hortalizas, además de algunos trigales y “milperías”. Según Motolinía (1996: 529-
531), las aves de España se multiplicaron y vendían por toda la tierra y por su
abundancia los huevos eran muy baratos; las frutas, pepinos, cohombros,
melones, se encotraban casi todo el año y las legumbres no faltaban ni en invierno
ni en verano; además tenían buen sazón los cardos, coles, lechugas y rábanos.
Sobre la fruta llegada de España el fraile decía que “…se a [sic] mucho
multiplicado y la venden en sus mercados…” refiriéndose a las granadas,
duraznos y membrillos; además menciona también peras, manzanas e higos
(Motolinía 1996: 529).

La zona de los Cerros Blancos

En la zona aledaña a la ciudad de Tlaxcala están los Cerros Blancos. En sus


laderas se asentaban los pueblos de origen prehispánico, que fueron más
importantes antes de la entrada de los hispanos en la Provincia. En la planicie,
junto a las márgenes del río Zahuapan, se construyó la ciudad de Tlaxcala. En la
Descripción de la Ciudad de Provincia de Tlaxcala (Acuña t.1, 1984: 83) se anota
que tequemecan significa “lugar cubierto de piedra”, “…a causa de un cerro que
allí está de muy extremada cantera parda y blanca, que se labra con mucha
facilidad.”. Al noroeste de la ciudad de Tlaxcala, estaba San Dionisio
Yauhquemecan; lugar clave para controlar la Provincia y el camino a Veracruz. En
tiempos del virrey Luis de Velasco (entre 1550 y 1564), se fundó un monasterio de
los franciscanos, que se colocó bajo la invocación del señor San Felipe, en
memoria del rey Don Felipe (Acuña 1984, t.1: 83).

Otra de estas poblaciones fue San Esteban Tizatlán145, antigua cabecera de


Tlaxcala146, que comprendía una zona elevada en los cerros Blancos y otra en la
parte baja, incluyendo un vallecito con vegas -sobre los bordos del río Zahuapan-
asentado al norte de la ciudad de Tlaxcala. Las fuentes dicen: “…porque se dan
mejores frutos en las lomas y sierras que en los llanos, porque no hiela tan presto;
lo otro porque antiguamente tenían mejor defensa los naturales para sus guerras,
en las lomas altas que no en los llanos. Lo que no es en los lugares y tierras
calientes, que siempre tenían sus habitantes en los llanos y riberas de ríos, por
aprovecharse mejor de los regadíos y por la frescura de las aguas…” (Alonso de

145
Lugar de tiza, nombre dado al bórax que es componente importante de los suelos en los
llamados Cerros Blancos (por el color que la tiza imprime en los suelos).
146
Gison (1952) consideraba que la división tlaxcalteca en cabeceras pudo ser resultado de la
supremacía política de esos cuatro lugares (Ocotelulco, Tizatlán, Quiahuixtlán y Tepetícpac) antes
de la conquista, o una novedad introducida por los españoles y se inclinaba por esta última idea; lo
mismo opina Gerhard (1986: 335). A finales del virreinato las cuatro cabeceras indias eran en
realidad suburbios de la ciudad de Tlaxcala; la Provincia había sido subdividida en siete cuarteles y
en seis de ellos residían tenientes del gobernador (Apizaco, Chiautempan, Guamantla, Ixtacuixtla,
Natívitas y Tlaxco), el séptimo era el cuartel de la capital; (Gerhard 1986: 336).

297
Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583, en: Acuña 1984, t.1: 39; Gerhard 1986:
335).

En 1625, Thomas Gage (1958: 48-57) pasó por Tlaxcala en su viaje a la


ciudad de México y encontró que estaba habitada por españoles e indios. En sus
suburbios, lugares como Ocotelulco y Tizatlán estaban casi deshabitados. En
Ocotelulco aún sobrevivía el convento franciscano, con una iglesia a la que
asistían unos 50 indios, cantantes, organistas, músicos para participar en la misa.
En Tepetícpac y Quiahuiztlán había dos capillas, donde se celebraban eventos
religiosos ocasionalmente y les asistían en ellos los frailes del lugar más cercano,
que estuviesen disponibles. Los indios pescaban para los frailes –el río abundaba
en peces- y eran libres de hacer otros servicios para ellos. Además, los indios
pagaban anualmente sus tributos a la Corona, lo que podían hacer en maíz o en
trigo.

El convento de San Juan Tutulla (San Juan Totolac)

La población del barrio de San Juan Totolac era de tlaxcaltecas, hablantes de


náhuatl (mexicano); pero había algunos indios de visita que eran otomíes (Ciudad
Real 1976, t. 1: 82-83). En 1584-1587 el convento formaba parte del obispado de
Tlaxcala (Ponce 1873, Vol. 1: 82-83). El barrio de San Juan Totolac era lugar de
paso, ya que el camino que conectaba la ciudad de México con la de Puebla,
cruzaba por Hueyotlipan y luego iba por San Juan Totolac y de ahí a San Felipe
Ixtacuixtla, antes de llegar a la ciudad de Puebla de los Ángeles (Ciudad Real
1976, t.1: 82; Gibson 1967: 134). Se localizaba en un pequeño plano, entre la
desembocadura de los ríos Tlaxcala (Zahuapan) y San Juan (Totolac); lo que
hacía de la casa donde se estableció, un lugar húmedo, que en la estación de
lluvias bajaba de temperatura considerablemente. Su fundación fue anterior a
1549 (Ciudad Real 1976, t. 1: CLXXI). En sus inicios era una casa “pequeña de
visita” cuyos aposentos eran “bajos” y no contaba con iglesia, pero si tenía una
“razonable” huerta que no tenía riego. En 1585 vivían en él dos religiosos (Antonio
de Ciudad Real 1976, t.1: 82).

Santa Ana Chiautempan

Santa Ana Chiautempan había sido un centro religioso prehispánico importante,


donde se venaraba a Tonantzin (“nuestra madre”), a la que ofrecían muchos
sacrificios y llevaban ofrendas (Gerhard 1986: 334; Ciudad Real 1976, t.1: 84). Por
lo anterior -desde la perspectiva hispana- la construcción de un convento era
fundamental para la catequización de los indígenas en la región. El convento se
fundó sobre el centro ceremonial prehispánico (Ciudad Real 1976, t. 1: 133), lo
que según los franciscanos aceleraría la conversión de la población indígena; esto
aconteció entre 1569 y 1585 (Gibson 1967: 51). A finales del siglo XVI el convento

298
estaba terminado, tenía un claustro alto y bajo, dormitorios y huerta, “…en la cual
se da mucha y muy buena fruta y hortaliza, aunque no tiene agua de pie; la iglesia
no está acabada, faltábale poco…” (Antonio de Ciudad Real, septiembre de 1585;
en 1976, t.1: 83-84).

El pueblo es de mediana vecindad de indios mexicanos tlaxcaltecas; los de las


visitas de aquella presidencia hablan la mesma lengua, aunque entre ellos hay
algunos otomíes, pero todos son del obispado y jurisdicción de Tlaxcalla. Allí
en Santa Ana tenían los indios en su gentilidad uno como sanctuario [sic.]
donde al ídolo que allí veneraban, llamado Tonantzin, que quiere decir nuestra
madre, ofrecían y venían a esto de muchas partes, y aún el día de hoy en la
vocación del pueblo acuden también de muchos pueblos a ofrecer cosas a
nuestro convento, que a lo que dicen se acuerdan todavía de la costumbre
antigua. (Antonio de Ciudad Real, septiembre de 1585, t.1, 1976:83-84).

Santa Chiautempan -además de centro religioso de origen prehispánico-


tenía seis lugares de visita y era un lugar de paso para ir a otras poblaciones
tlaxcaltecas del este de la Provincia y de los pueblos asentados en las faldas del
volcán Malitzin. Esta situación fue vista y continuada por los españoles; así
tenemos –por ejemplo- el camino para llegar a Santa María [Concepción]
Atlihuetzía, que fue descrito por Antonio de Ciudad Real y pasaba por Ixtulco para
cruzar el camino real -que conectaba Tlaxcala con Veracruz- el río Tequixquíatl
(afluente del río de Tlaxcala o Zahuapan), para pasar luego por San Pablo
Apetatitlán y Santa María Belén (Acuña 1984, t.1: 96). Esto queda claro en la
lectura del siguiente párrafo:

…y pasada otra barranca por una puente de piedra, llegó finalmente, subida
una cuesta y andada una grande legua, al pueblo y convento de Atliuetz[i]a,
donde fue recebido con mucha fiesta y solemnidad…Es aquel pueblo de
mediana vecindad de indios tlaxcaltecas,…los de aquel pueblo hablan la
lengua mexicana y la mesma hablan otros de aquella guardianía, aunque
también hay otros que hablan la otomí; todos caen en el obispado de
Tlaxcalla, y son de aquella jurisdicción, subjetos a aquella _itra_. Junto a
Atliuetz[i]a da un salto el río de Tlaxcalla de una peña abajo, y de allí se llama
Atliuetz[i]a, que quiere decir salto de agua. (Antonio de Ciudad Real,
septiembre de 1585; 1976, t.1: 84).

Topoyanco (San Francisco Tepeyanco)

En tiempos del virrey Antonio de Mendoza, en el pueblo de San Francisco


Tepeyanco, los frailes franciscanos fundaron un monaterio en honor del santo del
mismo nombre. Tepeyanco era un pueblo importante, perteneciente a la Cabecera
de Ocotelulco, que contaba con 1,044 personas empadronadas, de las cuales 118
eran pipiltin (Padrones 22). En 1543 los religiosos recibieron la licencia para
construir el monasterio, pero los frailes se establecen de manera permanente
hasta el año de 1554 (AGN, Mercedes, II, ff 179r-180v). Inician la construcción a

299
finales de ese mismo año, para 1558 la iglesia estaba funcionando completamente
y los religiosos comienzan a hacer el sistema de abastecimiento de agua (ACAT f.
123v).

El convento franciscano de Tepeyanco era muy importante en los primeros


tiempos de la evangelización en la Provincia, fue cabecera doctrinal. Para el año
de 1569 vivían en el monasterio dos frailes, uno para atender las necesidades
religiosas de los indios y otro para los españoles (Códice Franciscano, II: 24). La
construcción del monasterio incluía una zona para dormitorios con sus celdas,
comedor, cocina, la iglesia, además del huerto con frutales y donde también
cultivaban “…todo género de hortaliza…” (Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre
1580 y 1583 en: Acuña 1984, t.1:82). Entre 1584 y 1587, estaba totalmente
terminado y tenía una “bonita huerta” donde se cultivaban duraznos, priscos, higos
y otras frutas, además de espárragos y “todo género dehortaliza”; la huerta estaba
irrigada (Ciudad Real 1976, t.1: 83).

La vocación del convento es de nuestro padre San Francisco; moran de


ordinario en él dos religiosos; está acabado, con su claustro alto y bajo,
dormitorios, celdas e iglesia; todo es pequeño pero fuerte, tiene una bonita
huerta en que se dan duraznos, priscos, higos y muchas frutas, espárragos y
todo género de hortaliza; riégase con una poca de agua que entra en ella
encañada (Antonio de Ciudad Real 1976, t.1: 83).

Con referencia a la ubicación, población y autoridades de San Francisco


Topoyanco, la Suma y epíloga dice al respecto:

Dista de la cabecera el pueblo de Topoyanco dos leguas, y tiene tantos


vecinos y tantos lugares que llaman visitas, que son iglesias de santos de tal
nombre y advocaciones, a este pueblo sujetos. Tiene tantos indios de tributo o
reconocimiento, ansí la cabecera como cada uno de los lugares. […] Asiste en
este pueblo de Topoyanco de ordinario un alcalde ordinario y un teniente de
gobernador indio, que salen por elección cada un año de la cabecera, y otros
ministros de justicia. Está este pueblo de Topoyanco a la parte del sur en
cuanto al asiento y sitio de la ciudad de Tlaxcala, o a la parte del meridiano. Es
pueblo sujeto a la cabecera de Ocotelulco, donde fue señor Maxiscatzin
(Suma y epíloga 1994: 89).

Tepeyanco era una importante población de origen prehispánico, que tenía


bajo su jurisdicción a 16 sujetos y en cada uno había una iglesia o una ermita;
además de que: “…tiene buen fundamento y sitio de buenos ejidos, y montes y
aguas; y es lugar templado, fértil y abundoso de panes y legumbres, y adonde se
coge mucha cantidad de grana cochinilla y frutas de España, y ganados de
puercos, por las muchas ciénagas que tienen aquí y porque los naturales se dan
a criar can[tida]d deste ganado. Llamanle los naturales Topoyanco a causa de
unos árboles147 que allí se crían que llevan una frutilla: son a man[e]ra de fresnos
(Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583 en Acuña, t.1, 1984:82, 96). El

147
Se conocen localmente como topoyas o topoyos.

300
pueblo de Tepeyanco: “…es grande y de muchos indios; tiene aquella guardianía
otros muchos pueblos de visita; todos son del obispado y jurisdicción de Tlaxcalla
y unos hablan la lengua mexicana y otros la otomí…” (Antonio de Ciudad Real
1976, t.1: 83).

Saliendo de Tepeyanco, por el camino a San Sebastián [Atlahpa] y a Santa


Ana [Chiautempan], Antonio de Ciudad Real (1976, t.1: 83) dice que el padre
Ponce “…salió… de día claro de Topoyanco, después de haber visitado aquel
convento, y pasados dos arroyos y andada como media legua, llegó a un poblecito
de indios tlaxcaltecas, llamado San Sebastián [probablemente Atlahpa, en la orilla
norte de la laguna de Acuitlapilco]. Salió la gente a la puerta del patio de la iglesia
con mucha devoción a recebirle y ofreciéronle un cestillo de membrillos;
agradecióselo y pasó adelante, y andada otra media legua de camino llano entre
milpas de maíz, llegó temprano a decir misa al pueblo y convento de Santa Ana
[¿Chiautempan? donde estaba otro convento, como se observa en el siguiente
texto]…” (Antonio de Ciudad Real 1976, t.1: 83).

Los pueblos se encontraban bastante separados unos de otros, tenemos


algunas descripciones de la Provincia que así lo muestran. En el camino de
Tlaxcala a Puebla se encontraba Topoyanco [San Francisco Tepeyanco], que
estaba a una legua de distancia de la ciudad capital provincial, se dice que “…hay
muchas casas y milperías y uno o dos pueblos, y entre el oriente y el norte está no
lejos del camino una buena laguna…” (Antonio de Ciudad Real, 1976, t.1:83). La
laguna de Acuitlapilco era importante para la región en varios sentidos, incluyendo
el abasto de pescado que proporcionaba a sus pobladores. Los indios afirmaban
que en ella se hundían las canoas hechas con madera, por lo que no las metían y
tampoco pescaban en canoas de madera; en su lugar utilizaban unas balsas
pequeñas hechas “…de unas yerbas llamadas eneas, a manera de zarzos, las
cuales no se hunden, y sustentan dos y tres indios cada una…” (Ciudad Real
1976, t.1: 83).

Además, el agua de la laguna de Acuitlapilco permitía el regadío de las


tierras en los pueblos aledaños (San Sebastián Atlahpa, Santiaguito Tlacochcalco,
Santa María Acuitlapilco, Santa Isabel Xiloxotla); en el caso de San Francisco
Tepeyanco –cuyas tierras no colindaban directamente con la laguna- el abasto del
líquido se hacía mediante un canal, que llevaba agua al huerto en el convento;
pero veamos su descripción en el siguiente texto:

…una laguna muy honda de agua dulce, que tendrá más de una legua y
media de circuito. Carece de pescado…críanse en ella un pescadillo a
man(e)ra de lagartillos, negros y sin escama, [que los] llaman los naturales
axolotl: serán los mayores de a palmo. Es pescado muy sano y tenido en
mucho /20r/ entre los españoles. Hay otros pececitos muy pequeños, como el
dedo meñique, que todavía, para el lugar en que están, aprovechan. Esta
laguna se ceba de tres fuentes que tiene hacia la parte del levante en cuanto
al camino que trae de la Ciudad de los Ángeles, que, viniendo por él, queda a
la mano d(e)recha. Es laguna muy agradable; por toda su ribera va poblada de

301
indios, y de maizales y frutales y cochinillas, y otras arboledas de mucha
frescura. No tiene ningún desaguadero que sea notable, porque siempre está
en un ser. (Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583 en Acuña 1984,
t.1: 58).

La laguna de Topoyanco [Acuitlapilco]: “…está no lejos del camino [Tlaxcala a


Tepeyanco] una buena laguna donde se saca gran suma de unos pescados a
manera de salamanquesas de agua llamados axolotes, que aunque no son
muy preciados, todos cuantos se sacan de _itra se venden y gastan. Tiene
aquella laguna (según lo certificaron al padre comisario) una propiedad
maravillosa y rara, y es que se hunden en ella las canoas de madera (que son
en aquella tierra unos barcos largos y angostos hechos de una pieza, de
árboles muy grandes y gruesos de media vara poco más de alto, y otro tanto
de ancho el que más por lo hueco) y que así aunque está muy cerca de allí la
sierra de Tlaxcalla, de donde pueden sacar cuantas canoas quisieren, porque
hay en ella grandes montañas de grandes y gruesos pinos, de donde ellas se
hacen, no las traen a la dicha laguna los indios ni pescan en ellas por la razón
sobredicha, sino en unas balsas pequeñas hechas de unas yerbas llamadas
eneas, a manera de zarzos, las cuales no se hunden, y sustentan dos y tres
indios cada una.” (Antonio de Ciudad Real 1976, t.1: 83).

De Tepeyanco el camino seguía hacia el sur, para cruzar por varios


asentamientos menores y llegar a Santa Inés Zacatelco, un pueblo que se
asentaba bordeando por el oriente la planicie de Zacatelco y siguiendo en esa
misma dirección sur, se llegaba a la ciudad de los Ángeles, pasando por varias
poblaciones de menor tamaño en esa época. Hacia el norte del pueblo de
Tepeyanco se llegaba a la ciudad de Tlaxcala, pasando por una serie de
asentamientos de menor tamaño e importancia.

Caminando hacia el norte de la ciudad de Tlaxcala

Atlihuetzan [Santa María Atlihuetzía]

Santa María de la Concepción Atlihuetzía tenía como antecedente el haber sido


una población prehispánica importante; era uno de los lugares indígenas famosos
para el culto; en el siglo XVI tenía 28 visitas a donde acudían los frailes del
convento para proporcionar servicios religiosos (Acuña 1984, t.1: 96). Además, en
la margen sur y este del pueblo se ubica una cascada y hay cuevas con pinturas
rupestres en sus cercanías (Trautmann 1981:116). De hecho, el terreno es
accidentado y alrededor de la cascada solamente existían bosquecillos con
vegetación natural de fresnos, ahíles, ahilites y pinos. Los franciscanos levantaron
en ese lugar un enorme convento -dicen las fuentes- “…y por estar en parte
robada la tierra de las grandes lluvias y avenidas, ha quedado en pura [piedra]
tosca, y ansí producen muy poco las plantas en este sitio…” (Acuña 1984, t.1:
82).

302
El convento es mediano y bien edificado, está acabado con su claustro alto y
bajo, dormitorios, celdas e iglesia, y tiene una buena huerta de mucha
arboleda y hortaliza; entra en ella un buen golpe de agua que la riega (Antonio
de Ciudad Real, septiembre de 1585; 1976, t.1: 84).

El convento fue descrito por Ciudad Real (1976, t.1: 84) como mediano y
bien edificado; para 1584-1587 tenía concluído el claustro alto, el claustro bajo,
dormitorios, iglesia. Tenía una huerta irrigada, donde se cultivaban “mucha
arboleda y hortaliza” (Ciudad Real 1976, t.1: 84). Para 1564 el Cabildo Indígena
inicia una nueva etapa de construcción de edificios religiosos, a partir de las
peticiones que para ello le habían sido enviadas por varios pueblos importantes.
Así tenemos, que el 14 de abril de 1567 el dicho Cabildo, reunido en la ciudad de
Tlaxcala, aprueba que “Los templos, iglesias y monasterios sean sólo de un
tamaño moderado, no muy grandes, no del mismo tamaño que los de Topoyanco
y Atlihuetyan. Y las casas de los frailes serán sólo unos pocos cuartos, porque
solamente estarán ahí dos o tres frailes.” (Acta del Cabildo, 14 de abril de 1567
(ff.168-169v); en Lockhart, Berdan and Anderson 1986: 122-123).

San Luis Apizaquito [Apizaco]

El antiguo Apitzaco (“arroyo delgado”), era una población de paso obligado en el


camino hacia Huamantla [este], o hacia los asentamientos del norte de la
Provincia [Tlaxco]. Desde este lugar el río Zahuapan se derivaban tres corrientes,
la mayor era el Zahuapan mismo, otra era el el río Apitzaco, que daba lugar a una
zona con molinos, batanes, un obraje y tierras de riego donde se sembraba trigo y
maíz “…y otras grangerías…” (Acuña 1984, t.1: 91) y después convertido en el río
Tequixquíatl regresaba a unirse nuevamente con el Zahuapan. La actual ubicación
de Apizaco no corresponde con la del antiguo pueblo –fundado en el siglo XVI- lo
que sabemos por la descripción que del lugar hacen las fuentes148.

En realidad el texto (Acuña 1984, t.1: 91-92) trata sobre el asentamiento


actualmente conocido como San Luis Apizaquito, que estaba conformado por la
existencia de varias construcciones importantes en la época: una hacienda, varios
ranchos, un obraje de textiles y un pequeño poblado del que se dice:

…hay edificios de batanes y tierras de riego que se riegan y pueden regar con
los remanentes deste arroyo o río pequeño; porque, en este pago, que llaman
de Apitzaco [sic] por el arroyo pequeño que tiene este nombre, hay obraje de
paños, y se hacen muy buenos, y vienen en esta comarca algunos españoles
que tienen labranzas de trigo y maíz, y otras granjerías. De manera que,
pasado deste valle, el río se va a juntar con el Río de Zahuapan… (Acuña
1984, t.1: 91).

148
El actual Apizaco se formó en el siglo XIX asociado a la construcción del ferrocarril y la casa
redonda en este lugar. Se construyó en esta otra zona porque es más llana que el lugar original de
San Luis Apizquito.

303
…Hay en toda esta parte muy buenos abrevaderos y pastos p[ar]a ganados, y
muchas lagunas y ciénagas particulares a pequeños y grandes trechos; hay
caza de liebres berrendas y pardas, y conejos y codornices, y otras
sabandijas, ansí como tejones y adives, que son a manera de zorras (son
dañosas para los ganados menores), /50r/ y lobos (naturales a los de España),
y otros animalejos que traen los hijos en el ombligo en una bolsa, que llaman
Tlaquatzin [tlacuache], y una cola a man[e]ra de rabo de puerco, de muchas y
grandes propiedades para la salud humana… (Acuña 1984, t.1:91-92).

…En las ciénagas, a sus tiempos, hay gran suma de aves, de patos reales y
de diversas especies, garzas blancas y reales. Ansí mismo, hay muchedumbre
de aves de rapiña, azores, neblís y gavilanes, aguilillas a manera de gerifaltes,
y sacres, buharros y milanos, quebrantahuesos, auras (que son unas aves
inmundas y sucias) y cuervos, e innumerables bandadas de tordos de diversos
colores: negros y colorados y blancos y amarillos, y otras aves de diversidad
de especies, que, por no detenerme, lo dejaré para en otro lugar,…” (Acuña
1984, t.1: 91-92).

San Luis de Quamantla (Guamantla o Huamantla):

Huamantla está en la zona poniente y limítrofe de la Provincia de Tlaxcala, en las


faldas orientales del volcán Matlacuéyetl. A fines de la época prehispánica
concentraba en su área de influencia una parte importante de la población otomí,
que vivía en asentamientos dispersos (Gerhard 1986:335). Entre los poblados
otomíes más importantes se encontraba San Juan Ixtenco, asentado en las faldas
occidentales del volcán Matlacuéyetl, pueblo que conservó la lengua otomí hasta
bien entrado el siglo XX. A finales del siglo XVI residía en Huamantla un teniente
gobernador; los límites de esta jurisdicción se definieron a finales de la década de
los 1550 (Ciudad Real 1976, t.1: 334).

La villa San Luis de Huamantla era a fines del XVI y especialmente después
de 1662, la segunda ciudad en Tlaxcala con población española; en 1681 viviían
en Tlaxcala y Huamantla 1,149 vecinos hispanos y 1,376 vecinos mestizos, que
para 1777 ascendían a 8,325 españoles y 9,405 mestizos (Ciudad Real 1976, t.1:
335). En este lugar se desarrolló un tipo de hacienda ovejera conectada con un
obraje textil y un molino, que fue descrita por el fraile Ponce como “…muy
gruesa…” comprendiendo cuatro leguas desde la villa, una enorme construcción
para los telares, otra para un molino y otra para el abasto de agua; en sus
alrededores se pastoreaban grande rebaños de ovejas y ganado para alimentar a
los numerosos trabajadores, además de gozar de los servicios de un vicario
(Ponce en Chevalier 1963:290-291).

El área sobre la que se asentaba Huamantla se describe para esta época


diciendo que: “…tiene muchos campos para ejidos y montes. En esta sierra hay
poca agua, y la que tiene es traída por canales de madera desta sierra, bastante

304
para la gente del pueblo. Dase en este pueblo gran abundancia de maíz y trigo
(aunque es tierra fría): por la gran humidad [sic.] de la sierra, es muy fértil;
[aunque] es seca por otra parte, que en cien estados no se hallará pozo de agua.
Danse en este lugar algunas frutas de España, mas muy pocas…son grandes
labradores los indios deste pueblo, y no viven de otra cosa sino de sembrar y
coger maíz.” (Acuña 1984 t.1: 84). La villa se constituyó en cabecera de doctrina
franciscana en 1571 y el convento fue construido por la importancia regional que
tenía y por el tamaño de la población (Trautmann 1981: 253).

...donde los del pueblo, con los principales de Tlaxcalla, que estaban
esperando al virrey, le recibieron con grandísima fiesta y regocijo. Cae aquel
pueblo muy cerca de la sierra de Tlaxcalla, a la banda del norte _itra, y así
hace en él recio frío; es de mucha vecindad, de indios otomíes, …el convento
es de San Luis; está acabado el claustro alto y bajo, dormitorios, celdas y
huerta, en la cual hay muchos duraznos y muy buenos, y se dan membrillos,
rosa castellana, espárragos, orégano y mucha hortaliza; riégase todo con una
poca de agua que toman de la fuente que viene del pueblo; la iglesia tenía
sacados los cimientos y hay una bonita capilla y ramada, que es la iglesia de
prestado hasta que la otra se acabe… (Antonio de Ciudad Real, octubre de
1585, 1976, t.1: 92).

San Juan Atlancatepec (Atlangatepec)

El pueblo de Atlagatepec “…es muy pequeño, [poblado] de indios otomíes,


[estaba] puesto en un páramo y campo raso, en el camino real de los carros que
va de la Veracruz a México, junto a un arroyo que se pasa por un puente de
piedra. … (Ciudad Real, octubre de 1585; 1976, t.1: 93). El convento es “…una
casita con su claustro alto y bajo, iglesia, dormitorios y celdas, todo pequeño y
hecho de adobes, y tan desabrigado que tiene muy poco reparo para el recio frío
que allí hace…..”. Además, no contaba con ninguna huerta. (Ciudad Real, octubre
de 1585, 1976, t.1:93).

Este río [Zahuapan] nace encima de la venta de Atla[n]catepec, y viene


rodeando por cima de Tlaxcallan, y después torna a dar vuelta, y viene por
valle abajo, y pasa por medio de la _itra_ [sic.] de Tlaxcallan, y aqui viene
hecho río, y pasa regando mucha parte de [la] provincia. Este se ajunta con
otro brazo mayor que baja de las sierras de Vexocinco y pasa cerca de la
_itra_ de los Ángeles, y va como e dicho a Zacatollan. Sin éste, tiene otras
muchas fuentes e arroyos e lagunas grandes que todo el año tienen agua y
peces pequeños.

[La sierra de Puebla]…Tiene muy buenos pastos y muchos, a do[nde] ya los


españoles e naturales apacientan muchos ganados. Ansimismo tiene grandes
montes, en especial en la parte norte tiene una muy grande sierra que
comienza a dos leguas de la _itra_, y tiene otras dos de subida hasta lo alto.
Toda esta montaña es de pinos y encinas; en lo alto los más de los años tenía
nieve, la cual nieve en pocas sierras de esta Nueva España se cuaja, porque

305
a
es muy templada tierra.” (Motolinía 1996, Memoriales, 1 parte, Cap. 61: 244-
248).

Santa María Nativitas

Santa María Nativitas era la población ubicada en el norte de la ciénaga de


Tlaxcala -junto al río Zahuapan- en el suroeste de la Provincia y fue conocida
antes de la llegada de los españoles con el nombre de Ichcaquiztlan, llamada
también Pueblo Nuevo; sin embargo existe confusión al respecto, porque esos
mismos nombres se atribuían a San Felipe Ixtacuixtla, ubicado en el noroeste de
la ciénaga y a orillas del río Atoyac (Gerhard 1986: 453). A finales del siglo XVI
tenía como autoridad uno de los seis tenientes designados por el gobernador,
puesto que en 1587 substituyó al de alcalde mayor (Gerhard 1986:334).

Era un “…pueblo nuevamente congregado de unos indios que estaban


desparramados en unas ciénagas junto a esta poblazón, que por su apartamiento,
no alcanzaban a tener doctrina, […] Este lugar es muy abundoso de maíz y de
legumbres; participa de muchas aguas y ciénagas, y de los ríos que pasan cerca
de allí. Llaman el pueblo “nuevo”, porque ha poco que se fundó, aunque los
naturales le llaman Ichcaquiztlan, que quiere decir en nuestra lengua castellana,
“el lugar del algodón” o el “algodonal” (Acuña 1984 t.1: 83). [El texto dice que está
a dos leguas de Tlaxcala y que hay un convento de franciscanos en el lugar].

Donde el: “…pueblo nuevamente congregado de unos indios que estaban


desparramados en unas ciénagas junto a esta poblazón, que por su
apartamiento, no alcanzaban a tener doctrina, (Acuña 1984, t.1: 83).

Es aquel pueblo de razonable vecindad y los vecinos que tiene él y los demás
pueblos de aquella presidencia son tlaxcaltecas y hablan la lengua mexicana,
aunque entre ellos hay algunos que hablan la otomí;…Está aquel pueblo en un
valle muy grande y muy fértil de maíz, donde también hay algunas estancias
de ganado mayor y menor y se coge algún trigo….Vase trayendo a aquel
pueblo un gran golpe de agua encañada de algo lejos y faltaba poco para
llegar.” (Antonio de Ciudad Real, octubre de 1585, 1976, t.1: 93-94).

En 1585 el convento estaba ubicado en una casa vieja, que por una parte
se iba cayendo y por la otra la iban derribando para aprovechar algunas cosas en
la nueva construcción, que se iba entonces se iba haciendo muy aprisa. Cuando
llega ahí el padre Ponce, tenía acabado un cuarto de cal y canto “…en que moran
los religiosos, que de ordinario son dos…” (Antonio de Ciudad Real, octubre de
1585, 1976, t.1: 93-94). Salía del pueblo de Santa María Nativitas el camino Real,
que llegaba a Puebla de los Ángeles, pasaba por Cholula, Huejotzingo, San Martín
Texmelucan y San Felipe Ixtacuixtla; antes de dividirse para ir por el bordo del río
Atoyac y cruzar por el norte en dirección a Santa María Nativitas, al norte de la

306
ciénaga de Tlaxcala –actual cuenca de los ríos Atoyac y Zahuapan- atravesando
los humedales entre los ríos Atoyac y Zahuapan:

…llegó a un río [Atoyac] que pasa por una puente de madera,….que iba muy
crecido y ahocinado y con demasiada corriente y furia;…buscaron unas coas
(que son los azadones y palas con que los indios labran sus tierras), con las
cuales cavaron…la corriente del río, cuyas riberas son muy fértiles, en que se
coge mucho maíz y habas y se apacienta algún ganado mayor y hay algunas
casas de indios… (Antonio de Ciudad Real, octubre de 1585, 1976, t.1: 94-95).

San Felipe Cuixtlan-Tequemecan (San Felipe Ixtacuixtla)

La ruta antigua (camino Real) entre las ciudades de Tlaxcala y Puebla


mencionada por el fraile Ponce (1873 Vol. 1: 70) estaba ya establecida para el año
de 1585; este camino Real iba de sur a norte y pasaba por San Francisco
Tepeyanco. Además, Ponce también cita -para ese mismo año- la existencia de
otro camino Real, que iba de la ciudad de México a Hueyotlipan y de ahí llegaba a
San Felipe [Ixtacuixtla], cruzando por el norte y noroeste la cuenca de los ríos
Atoyac y Zahuapan antes de llegar a la ciudad de Puebla. La descripción de la
cuenca muestra su importancia agrícola (Ponce 1873 Vol. 1: 129).

hay otro temple maravilloso, que aunque son tierras /29v/ frías, son de muy
gran jugo y abundantísimo maíz, y de todas legumbres y tunales de grana y de
las comestibles, y mague[y]ales, que son plantas de muy gran
aprovecham[ient]o, …. (Alonso de Nava, Alcalde Mayor entre 1580 y 1583, en:
Acuña 1984, t.1: 68-69).

De esta población las fuentes dicen: “…Está este lugar muy concertado,
fresco y deleitoso, fértil y abundoso, de muy buen temple y de muchas aguas y
buenas, adonde se dan todas las frutas de España que allí se han plantado. Tiene
grandes ciénegas [sic] y ejidos, lagunas y montes bajos a la parte de la serranía y
cordillera que va desde Tlaxcala… (Acuña 1984, t.1: 83). Se localiza en el límite
suroeste de la ciénaga de Tlaxcala y había sido un importante asentamiento
prehispánico, gobernado a fines del siglo XVI por un teniente de gobernador.

San Felipe Ixtacuixtla era un pueblo de frontera, con población otomí, como
lo muestra el siguiente párrafo: “…Aquel pueblo es de gran vecindad, sus vecinos
y los demás de aquella presidencia, unos son mexicanos, otros otomíes…”
(Antonio de Ciudad Real, agosto de 1585, t.1, 1976:73). El convento fue
construido -por la importancia de Ixtacuixtla- en la región limítrofe con Huexotzingo
y Cholula, una frontera importante y hostil, que ponía a Tlaxcala prehispánica
frente a los aliados de Tenochtitlan. Además, contaba con un amplio número de
habitantes y por su posición geográfica al pie del camino Real -que venía de
Hueyotlipan y se dirigía a Puebla- pasando por Huexotzingo y Cholula. El
convento –como establecen las fuentes- tenía huerta y en ella habían tanto

307
frutales como hortalizas originarios del Viejo Mundo, además de que estaba
irrigada, como se lee en el siguiente párrafo:

El convento [de San Felipe] estaba acabado, con su claustro alto y bajo,
celdas y dormitorio; la iglesia no estaba hecha y vase haciendo;…porque por
maravilla llueve por la mañana en aquella tierra. La huerta de San Felipe es
buena, bien poblada de duraznos, higueras, parras, nogales y otros árboles,
con muchos espárragos y hortaliza; riégase todo con un buen golpe de agua
que viene todo el año al pueblo y entra en el convento y huerta,… (Antonio de
Ciudad Real, agosto de 1585, 1976, t.1:73).

Los Pueblos del Oeste: la Ruta Hacia Texcoco

San Ildefonso Hueyotlipan

Esta ruta unía a Veracruz con la ciudad de México, era el camino natural más fácil
de seguir por los viajeros y por las carretas con carga; pasaba por los pueblos de
Hueyotlipan y Calpulalpan, hasta llegar a la parte más baja de la sierra de Tláloc
[sección de menor altitud en la sierra Nevada]; compartía con la ruta al norte el
paso por los llanos de Apam -región fría y seca- en aquellos tiempos caracterizada
por la presencia de Agaves y pastos, además de contener dispersos algunos
bosquecillos con enebros, que se localizaban en su sección más baja. El pueblo
estaba asentado en “…unos llanos altos, en un lugar muy sano. Tiene en torno de
si muchos lugares y pueblos a él sujetos; participa de algunos montes, aunque
raros, y, en alguna parte es de tierra doblada y escabrosa…” (Acuña 1984, t.1:95).

Era un pueblo importante, por ser el centro de numerosos caminos que


conectaban la ciudad de México con Puebla, Tlaxcala, Veracruz y era uno de los
lugares “…principales desta provincia…” (Acuña 1984, t.1: 95). Hueyotlipan era
también un asentamiento de frontera y fue descrito de la siguiente manera: “…El
pueblo es de mediana vecindad, de indios otomíes, […] Dase en Hueyotlipan
mucha grana y hay junto al pueblo una laguna mediana de agua llovediza que
nunca se agota, péscanse en ella unos pescadillos pequeños y sabrosos. Allí y en
Appa [Apan] hace mucho frío…” (Antonio de Ciudad Real, agosto de 1585, t.1,
1976: 73). A lo que se agrega el siguiente e ilustrativo párrafo: “…Es falto de
aguas de fuentes, aunque de charcos y lagunas, bien acompañado. Es tierra fértil
para maíz y trigo…” (Acuña 1984, t.1:93).

…Alcanza, en torno de si, tres o cuatro lagunas grandes, de que beben los
naturales: no tienen aguas de fuentes ni de ríos, ni pescado, si no son de los
lagartillos que llaman ajolotes, pescado sano y sin escamas, …En toda esta
tierra hay caza de liebres pardas y berrendas, y de venados, ciervos, y gamos
y corzos y conejos, codornices y, en alg[un]os tiempos del año, hay en esta
laguna gran suma de grullas y ánsares y patos de diversidad de raleas y
especies; aunque no se crían, ni se hallan en esta Nueva España se críen,

308
porque, desde octubre, que vienen y están, hasta principio de marzo, que se
van, no parecen más en todo el año… (Acuña 1984, t.1:95).

El convento de San Ildefonso Hueyotlipan estaba ubicado en el camino de


Texcoco a Veracruz; se construyó en ese lugar por su importancia geográfica y
por ser punto fundamental en el camino Real. Su descripción muestra que no era
sino una casa adaptada para que se estableciesen en el lugar los religiosos y que
no contaba con grandes servicios: “…Hay en aquella casa (convento) una bonita
huerta en que se dan muchos y muy buenos duraznos y algunas tunas, no
obstante que no tiene agua de pie. La vocación es de San Ildefonso; moraban allí
dos religiosos…” (Antonio de Ciudad Real, agosto de 1585, t.1, 1976:73).

Pueblo de Calpulalpa (Calpulalpan)

A dos leguas de Huayotlipan, Calpulalpan en la segunda mitad del siglo XVI


formaba parte de la jurisdicción de Texcoco y del arzobispado de México (Gibson
1967: 9); pasó a ser parte de Tlaxcala hasta mediados del siglo XIX; sin embargo
era un paso obligado en el camino de Veracruz –pasando por Tlaxcala y Texcoco-
a la ciudad de México. En 1585 fue descrito como “…El pueblo es de mediana
vecindad de indios mexicanos… y entre ellos hay algunos pueblos de otomíes.”
(Antonio de Ciudad Real, agosto de 1585, 1976, t.1:72). Sobre el convento,
cuando pasó por el el fraile Ponce sabemos que:

El convento no estaba acabado ni tenía iglesia sino de prestado, el claustro


bajo estaba hecho, con un cuarto alto y parte de otro en que moran los
religiosos…Hay en aquel convento un aljibe y cisterna muy grande de agua
llovediza, adonde los indios acuden por agua cuando les falta en las cisternas
que ellos tienen, porque carecen de agua de pie hasta que llegue al pueblo la
fuente que traen encañada de muy lejos de allí; hay también en aquel
convento una bonita huerta que aunque sin agua de pie, lleva muchos y muy
buenos duraznos y alcaucíes [alcachofa], y en tiempos de aguas se hace
mucha y muy buena hortaliza en ella (Antonio de Ciudad Real, agosto de
1585, t.1, 1976:72).

De Tlaxcala hacia la ciudad de México, los Llanos de Apam y Pie Grande


eran un paso necesario antes de cruzar la sierra de Tláloc y entrar en Texcoco -a
seis leguas de Calpulalpan- (Ciudad Real 1976, t.1: 76). En esta rura se pasaba
“…por tierra llana, aunque con alg[un]os cerros pequeños, que en parte tendrá
cuatro leguas de travesía hacia la parte del norte, [es] de temple más fría y airosa,
que con trabajo se puede habitar en ella, la cual dura hasta llegar a la serranía
grande que confina con la provincia de Zacatlán,…Es [sitio] falto de
mantenim[ient]os, porque hiela muy temprano. Los naturales se sustentan de
maguey[e]s y de fruta, y de un género de maíz menudo que llaman macahua
porque viene en poco tiempo.” [En la nota a pie de página el texto dice camahuac
y lo atribuye a una copia dudosa]. También se dice que esta tierra confina con
Tetzcuco y Tepepulco. El pueblo de Calpulalpan no pertenecía a la Provincia de

309
Tlaxcala en aquellos tiempos y no es hasta el siglo XIX, ya durante México
independiente, cuando pasa a Tlaxcala.

Algunos comentarios

Desde épocas antiguas y también durante el virreinato, los huertos y las milpas
fueron los sistemas agrícolas más socorridos en el Altiplano central. Esto debió
ocurrir así, como consecuencia de su capacidad para abastecer necesidades
alimenticias básicas, además de generar excedentes para el mercado, como lo
indican algunos párrafos en las fuentes que hemos utilizado. Además de producir
alimentos y flores para el culto, los conventos con sus huertos y/o huertas y los
pueblos indios con sus huertos y milpas, fueron lugares idóneos para la
experimentación con las plantas introducidas desde el Viejo al Nuevo Mundo. Los
huertos de los franciscanos fueron las escuelas para enselar a los indios el cultivo
de las plantas recién llegadas. Aunque carecemos de la información al respecto,
podemos inferir que junto con las plantas llegaron también los instrumentos
agrícolas y las técnicas especiales para manejarlas; tenemos información acerca
del injertado de árboles frutales y de la rapidez con que se extendió –junto con los
frutales- por Nueva España.

La introducción de cereales desde España, también va paralela a una


nueva noción del paisaje agrícola centrado en grandes áreas planas, de tipo
reticular, geométrico y surcado por líneas rectas, donde los monocultivos son el
aspecto relevante de este paisaje agrícola. El modelo reticular con franjas
solamente se conocía en las chinampas y camellones, pero con policultivos y no
en las zonas de planicies, destinadas a las milpas y al cultivo de maíz, que se
manejaban con coa o bastón plantador. Algunas de estas zonas agrícolas eran
también de policultivos, baste recordar la vieja fórmula sobre la agricultura
mesoamericana, aquella trilogía donde se incluía al maíz, el frijol y el chile, o el
maíz, con el frijol y la calabaza. El arado y los animales de tiro entraron también
con el trigo, la cebaba y demás plantas llegadas del Viejo Mundo, para transformar
los paisajes agrícolas, hecho que muchas veces quedó expresado a través de los
pleitos por la intromisión del ganado en las tierras cultivadas, antes de que la
cosecha hubiese tenido lugar.

310
Mapa 3
Conventos franciscanos en Tlaxcala

311
EL AMBIENTE Y LA AGRICULTURA
EN LA CUENCA DE MÉXICO, DESPUÉS DE LA CONQUISTA

El Contexto: la Cuenca de México

En tiempos prehistóricos el drenaje de la cuenca de México -antes de cerrarse del


todo- tenía dirección de norte a sur; mayor altitud estaba en Zumpango y la más
honda en el lago de Chalco; cuya superficie y profundidad tuvo fluctuaciones
importantes por los movimientos tectónicos ocurridos en varias etapas. Las
etapas reportada por Lorenzo y Mirambell (1986: 258) ocurrieron hace 32,000 a
22,000 años y hace 18,000 años. En estas tres etapas hubo primero un lago
profundo, luego un lago muy bajo y en la tercera solamente bajo, ya que el nivel
oscilaba de acuerdo con las erupciones volcánicas, las glaciaciones y el clima. Las
fluctuaciones no eran rápidas y en términos geológicos no tuvieron tanto efecto
como en términos humanos, estos eran la subida del nivel del lago, o su descenso
por causa de una sequía. Las deposiciones de arcillas lacustres sobre la cuenca
fue variado y se han encontrado algunas capas cuyo espesor en Chalco y
Xochimilco va de los 100 a los 200 metros (Espinosa 1996: 40).

Según Espinosa (1996: 42-45) a principios del siglo XVI no había un solo
cuerpo de agua y los lagos tenían cuencas bien diferenciadas; en el norte
Zumpango y Xaltocan estaban claramente separados del lago de Texcoco. En
tiempos excepcionalmente lluviosos los lagos podían unirse al derramar sus aguas
sobre el que estaba más abajo, pero estas no crecían tanto que permitiesen la
conformación de un solo cuerpo acuático. Espinosa (basado en Niederberger
1996: 44) dice que para que sucediese algo parecido, el lago de Texoco tendría
que haber subido más de seis metros y alcanzar la altura que Zumpango tenía a
finales del siglo XIX y principios del XX. Por eso, en tiempos anteriores cada
subcuenca debía haber sido independiente y era su “…rasgo más notable. Esto
incluye las subcuencas centro y norte además de la sur…”. Por lo anterior,
Espinosa (1996: 49) propone dividir la cuenca de México en dos grandes regiones:
“la región del Lago” y “la de pequeñas lagunas”; estas últimas ocupaban una
extensión “nada despreciable” y sus características en cuanto a flora y fauna eran
similares a la primera región.

La sección centro sur de la cuenca de México –denominada por Espinosa


(1996: 51) la región del Lago- tenía tres subcuencas relativamente independientes:
Zumpango (norte), Texcoco (centro) y Xochimilco-Chalco (sur). Estas subcuencas

312
se encontraban articuladas por un complejo sistema de canales, diques, diques-
calzada, calzadas y demás (Palerm 1973). Las subcuencas eran abastecidas por
agua pluvial fluvial y por manantiales y en la época de secas no tenían contacto
unas con otras; en tiempo de lluvias Chalco-Xochimilco derramaban el agua sobre
Texcoco, Zumpango sobre Xaltocan-San Cristóbal y ésta su vez sobre Texcoco. El
desnivel promedio entre cada una de ellas era de tres metros ara cada derrame. El
lago de Texcoco no contaba con drenaje hacia ningún sitio y además recibía agua
de numerosos afluentes, por lo que inundaba los lagos del sur y del norte. Los
cronistas consideraron un hecho común las crecidas del lago de Texcoco que
inundaban con aguas salobres la zona chinampera, lo que era una constante
amenaza (Espinosa 1996: 58). En el año de 1902 el lago de Texcoco estaba a una
altitud de 2239.26 msnm (Espinosa 1996: 44).

LA CIUDAD DE MÉXICO AL TERMINAR LA CONQUISTA149

El centro de la cuenca de México, a 2,240150 msnm estuvo ocupado por


Tenochtitlan y Tlatelolco, ciudades gemelas asentadas en islas, que estaban
conectadas mediante calzadas. Desde Tenochtitlan, las calzadas iban al norte de
la costa -en la Laguna- al lugar conocido como Tepeyac; al oeste hacia Tlacopan y
Chapultepec y al sur a Iztapalapan. Los mexicas controlaban la mayor parte del
Altiplano mediante una confederación llamada Triple Alianza; a la llegada de los
españoles la ciudad era una de las mayores concentraciones urbanas del mundo
(Gerhard 1986: 185). En 1521 Tenochtitlan fue ocupada por los españoles,
después de un prolongado sitio. Hasta el año de 1525, los tributos que llegaban a
la ciudad fueron asignados a la Corona y en 1529 Tlatelolco pasó también a la
Corona (Gibson 1975: 434-437).

Desde 1524 México-Tenochtitlan sirvió como residencia a las autoridades


políticas y desde 1535 al virrey. El paisaje de la cuenca cambió rápidamente, ya
que los conquistadores españoles fueron poco cuidadosos con los bosques o con
la fauna. Las políticas de la Corona sobre plantas y animales eran motivadas por
consideraciones económicas; se legislaba y protegía aquellos recursos naturales
que eran importantes para el funcionamiento de la economía de la metrópoli. Con
la decisión de construir la capital de Nueva España sobre las ruinas de
Tenochtitlan, Hernán Cortés ocasionó una enorme deforestación en las laderas de
la cuenca de México (Casals 1996). Además de la necesidad creciente de madera
para construcción, se requería también de leña y carbón para ser utilizados como
combustible doméstico. La minería también requirió de grandes volúmenes de
madera, que fueron extraídos de los bosques en el Altiplano central.

149
No pretendemos hacer una historia exhaustiva de la ciudad de México, solamente resumir y
narrar algunos aspectos relacionados con la temática de estas Historias Varias.
150
Gerhard (1986: 185) reporta una altitud de 2280 msnm para el centro de la cuenca, en las
ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco. Otra altitud que tenemos reportada da una cifra promedio de
2,240 msnm.

313
La ciudad contenía dos secciones indígenas: San Juan Tenochtitlan y
Santiago Tlatelolco, cada una tenía su propio gobernador indio; hasta 1565 el
gobernador de Tenochtitlan era descendiente de la dinastía indígena prehispánica.
Las secciones antiguas de Tenochtitlan se dividieron para conformar cuatro
barrios españoles: San Sebastián (Atzacualco), Santa María (Cuepopan o
Tlaquechiuhcan), San Juan (Moyotlan) y San Pablo (Teopan o Zoquiapan). Cada
barrio tenía asentamientos subordinados que estaban dispersos por las orillas del
lago. Los españoles se instalaron en el centro mismo, tomando parte de cada
barrio (Gerhard 1986: 187). México tuvo así dos secciones indígenas y cuatro
barrios españoles, además de numerosos pueblos aledaños y un área lagunar
cubierta por las aguas salinas del lago de Texcoco y numerosos pantanos de agua
dulce (Gerhard 1986: 185). Mapa 4.

En los alrededores de la ciudad las laderas de los montes estaban pobladas


con cipreces, pinos, hayas, encinas, robles y madroños; de ellas bajaban arroyos y
ríos hacia la laguna. Según Motolinía (1996: 318) los montes que rodeaban la
ciudad de México tenían tres calidades diferentes, o diferencias de tierra: templado
en el medio, fría en las cumbres (sin que se cubran de nieve) y sierras altas -cerca
del camino que va de la Veracruz para México-. A la entrada de la ciudad,
comenzando la calzada había “…una hermosa salida de una parte y otra llena de
guertas [huertas] que tura [tendría] una legua…” (Motolinía 1996: 295). El camino
Real de Tacuba a Santiago de Tlatelolco tenía una legua de distancia y
atravesaba por callejones y acequias, entre muchas huertas (Ciudad Real 1976,
Vol. 1: 38). Nueva España era:

…presciosíssima, y si la ouieran plantado de plantas que en ellas se harían y


las produscieran muy bien. Ansimismo olibares [sic], viñas, que estos montes
hazen muchos valles, laderas quebradas, en que harían extremadas viñas e
olibares. En esta tierra ay muchas zarzamoras; la fruta dellas es más gruesa
que las de Castilla. Ay en muchas partes destos montes parras de las brabas
que sin las labrar ni cultiuar se hazen muy griesas, y de largas bástigas y
sarmientos, cargando muchos razimos. Y vienen hasta se hazer rrazonables
[sic], y uvas de las quales [sic], demás de las comer verdes, hazen [sic] los
españoles vino y vinagre; vino poco a sido [ácido]. Motolinía (1996: 315-316).

La ciudad en su zona cercana al agua “…thenía [sic] muy frescas arboledas


dentro de si, de cedros y cipreses y sauzes, y de árboles de flores, ca los yndios
[sic] señores no hazen [sic] por árboles de fruta porque ésta sus uasallos [vasallos]
gela [se la] traen, sino árboles de floresta a do coxan [donde cojan] rrosas [sic] y
se crien aves, ansí [sic] para gozar del canto como para tirar a los pájaros con
cerbatana con la qual son grandes tiradores (Motolinía 1996: 297). Además de las
guertas [huertas] el fraile Motolinía (1996: 317) anota un párrafo muy importante
para este texto, donde platica sobre la dificultad de trasplantar flora (palma de
dátil) de uno a otro lugar y que dice:

Los mesmos frayles plantaron quasi todos los frutales, e ynpusieron a los
españoles a que plantasen, y les dieron planta y enseñaron a muchos

314
españoles a enxertar. E ay oy día e a de auer muy hermosas guertas y
heredades. Tanbien se an hecho palma de los dátiles que vienen de Castilla y
en muy breue tiempo an venido con fruta. Yo las puse en el monasterio de
Cuauhnauac, y dentro de honze años vinieron con fruta; no quaxaron dátiles,
créese que quaxarán el año que viene.

La distancia a los pueblos era la siguiente: entre México-Tenochtitlan y


Tlacupan había una legua de distancia; a Cuautitlán cuatro leguas; a Coyoacán
dos leguas; a Xochimilco cuatro leguas; hacia el oeste a una legua estaba
Azcapotzalco (Motolinía 1996: 300-301). El acceso a la ciudad de México para los
carros y carretas que llegaban desde el puerto de Veracruz cargadas con las
mercaderías de España, o el pescado y las provisiones del Pánuco y las carretas
de Zacatecas, era por la calzada “…que está a la banda del norte, por junto a
Nuestra Señora de Guadalupe,…” 151 (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 112). Además, la
ciudad estaba proveída y abastecida “…de todo lo necesario, ansí [sic] de lo que
está en la tierra como de las cosas de España.” (Motolinía 1996: 295).

Los Mercados y la ciudad de México

Tenía varios tianguis o plazas, unos eran permanentes, varios eran semanales y
otros que se realizaban en ciertas fechas del año y se articulaban a fiestas
religiosas específicas. Acudían a los tianguez [sic] indios y españoles “de toda
suerte”. Una idea al respecto lo da la siguiente lista, cuya información ha sido
tomada del texto de Ciudad Real (1986, Vol. 1: 112).

• Tianguez [sic] de San Juan: feria semanal. Venta de productos alimenticios


“…para la conservación y sustento de los hombres….”.
• Tianguez [sic] de San Hipólito: feria que se ponía dos días por semana.
• Plaza de Santiago Tlatilulco: tianguez [sic] semanal.
• Plaza Mayor, junto al palacio y a la iglesia mayor: tianguez [sic] semanal.
• Plaza Mayor, junto al palacio y a la iglesia mayor: puestos y tiendas
permanentes.

Antonio Rubial (2008: 414-415) citando a varios cronistas describe la Plaza


Mayor en varios momentos y dice que el primero de ellos en hacer un recuento de
ella -en el siglo XVI- fue Francisco Cervantes de Salazar, quien en el año de 1554
y anotado en sus Tres Diálogos Latinos, habla del ayuntamiento, la catedral, el
palacio arzobispal y las tiendas que daban a los portales. Los puestos expendían
frutos y productos de la tierra, plantas medicinales y animales. Las trajineras
llevaban mercancías cruzando el lago y depositándolas en la acequia que

151
La actual Calzada de Guadalupe, une la villa de Guadalupe con Peralvillo, terminando en el
edificio que en el siglo XIX fue la Aduana de Pulques y hacia el oeste con Tlatelolco, donde se
asentaba en convento de los franciscanos y el mercado de Tlatelulco, descrito por Bernal Díaz, que
fue el asombro de los españoles por su tamaño, diversidad de productos y organización.

315
flanqueaba la plaza por el lado sur. Thomas Gage (1958: 72), que estuvo en la
capital novohispana en 1625 dijo de la plaza mayor lo siguiente:

La plaza mayor en la ciudad es el lugar del mercado, que pienso no es tan


espaciosa como en tiempos de Moctezuma, per aún es estos días es atractiva
y amplia, construida con todos los arcos en un lado, donde la gente puede
caminar sin mojarse en tiempo de lluvias y están las tiendas de los
mercaderes amuebladas con toda clase de cosas y sedas y antes de eso,
mujeres sentadas vendiendo toda clase de frutas y hierbas.

Para 1625 la ciudad de México tenía un suburbio al norte llamado


Guadalupe, donde habitaban unos 5,000 indios; según Thomas Gage (1958: 66-
67), solamente unos 2,000 de ellos eran en realidad indios y el resto eran
mestizos. Las casas de los españoles tenían además de la construcción para
habitaciones, una zona donde se instalaban el huerto y la hortaliza; estas casas
eran de piedra y ladrillo, las calles anchas y los edificios no eran altos por razón de
los temblores que podían dañar aquellos mayores a tres pisos. La población
hispana era de 13,000 a 14,000 personas, generalmente “orgullosas y ricas”,
increiblemente por la ciudad circulaban más de 15,000 carros y las calles eran
suficientemente anchas para permitirlo (Gage 1958: 67). Los carros estaban
ricamente adornados y excedían en costo a los de Madrid o de otras partes de la
cristiandad. Los hombres y mujeres españolas vestían con riqueza excesiva y
estaban a la moda, con joyería cara (Gage 1958: 67).

Sobre las plantas medicinales Motolinía (1996: 317) escribió que “…ay otras
muchas rrayzes [sic] e yeruas [sic] medicinales, con que los yndios [sic] se curan
de diuersas [sic] enfermedades y tienen esperimentada [sic] su virtud…”.
Menciona varios árboles con propiedades particulares, tanto tropicales como de
climas templados y fríos: aguayacán para curar mal de bubas o dolores,
zarzaparrilla nativa, cuya agua cura también las bubas, copalquahuitl y copalli para
hacer incienso, abacatl o abacatles [aguacates] cuya fruta es como brevas y
demás (Motolinía 1996: 320). El fraile también ennumera las plantas nativas de la
tierra: zarzamoras, parras bravas (silvestres) -con las que los hispanos elaboraban
vino un poco ácido y vinagre-, árboles de liquidámbar de los que los indios
sacaban un licor medicinal, palma de dátil; y una serie de plantas tropicales152 que
llegaban cotidianamente a los tianguis de la capital (Motolinía 1996: 315-316).

Sobre la flora medicinal de la cuenca de México, contamos con alguna


información detallada del protomédico de Felipe II –don Francisco Hernández- que
encontró en la ciudad de México varias plantas medicinales, cuyos usos y
dosificación describió cuidadosamente. En la figura 45 anotamos aquellas que
Hernández especificó como habiéndose encontrado en la misma ciudad, o en
algunas de sus zonas (Santa Fe, Chapultepec, la villa de Guadalupe). Los otros
lugares de la cuenca se colocaron -con sus respectivas figuras y lugares- más
adelante, dentro de este texto.

152
Cacao, algodón, pimienta, canela, 10 o 12 tipos de palmas, cañafístolos bravos (silvestres).

316
Figura 45
Plantas medicinales de la ciudad de México
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
Ahoaton o encino La raíz cocida detiene las Temichtitlan, en Hdez. 1959,
pequeño. disenterías. lugares rocosos y Obras, Tomo
montañosos. II, Libro I°: 15.
Mecapatli o Hdez encontró tres En lugares Hdez. 1959,
zarzaparrilla. variedades de esta planta. acuosos y fríos, Obras, Tomo
Calma dolores de junto a un II, Libro 5°:
articulaciones, vence y manantial de 248-249.
destruye enfermedades agua dulcísimo y
incurables, combate los salubérrima del
venenos (antídoto). La Pueblo de Santa
zarzaparrilla de Indias Fe, cerca de la
carece de semilla pero ciudad de
[Según Hdez era funciona igual que la México.
smilax aspera]. española de Andalucía.
Tlacohuihuilan o Arbusto de tallos Nace junto a la Hdez. 1960,
vara voluble. sarmentosos y volubles, de capilla de Santa Obras, Tomo
donde el nombre, con hojas María de III, Libro 17°:
redondeadas de figura casi Guadalupe, no 131.
de corazón, ásperas, algo lejos de la ciudad
gruesas y flores blancas de México, en
tirando al púrpura y lugares
dispuestas en pequeños montuosos y
grupos. Su naturaleza es húmedos.
fría, seca y astringente.
Tlaltzacutli o Las hojas reducidas a polvo Lugares Hdez. 1959,
tzacutli chico. y tomadas en dosis de ½ templados no Obras, Tomo
onza –solas o con chían lejos de la ciudad II, Libro 3°:
[chía]- detienen las diarreas de México. 120.
y demás flujos del cuerpo,
quita las ronchas.
Yohualxóchitl o flor Arbolillo con hojas como de Nace en Hdez, 1959,
nocturna, o sauco (a cuyas especies Chapultepec, en Obras, Tomo
cozcaquáhuitl, o pertenece tal vez, a menos lugares III, Libro 11°:
yahoalxóchitl (flor que sea a los géneros de vid montuosos y 1-2.
redonda). silvestre). Con frutos altos.
acinosos y en racimo, de
naturaleza venenosa, según
dicen; verdes al principio,
después escarlata y por
último purpúreos. Las raíces
son de sabor resinoso,
glutinosas y de gusto algo
aromático. Aplicado a los
tumores los madura y abre.

317
El polvo polvoreado sana las
úlceras incurables, alivia la
sarna y la lepra.

A partir de 1540 se introdujeron los Cabildos de indios y en 1574 arribó el


primer corregidor de la ciudad, enviado por el Consejo de Indias; éste fue el
magistrado municipal más importante, nombrado desde España. Con el gobierno
de los borbones, en 1787 el corregidor de México se convierte en intendente
(Gerhard 1986: 186-187). Hasta 1525 los tributos que llegaban a la ciudad iban a
manos privadas, pero en esa fecha se asignaron a la Corona (Gibson 1975: 434-
437). Tlatelolco pasó definitivamente a la Corona en 1529 (Gerhard 1986: 186). El
ayuntamiento español estuvo en Coyoacán hasta 1524, cuando pasó a
Tenochtitlan, comenzando con ello la reorganización y la construcción de la ciudad
de México; en la década de los 1540 se introdujeron los cabildos de indios
(Gerhard 1986: 186). La ciudad de México era la residencia del obispo entre 1528
y 1547 y del arzobispo desde 1547; además, era el centro provincial de varias
órdenes religiosas (Gerhard 1986: 186).

Según Rubial (2008: 417) lo que más atraía a los viajeros era la plaza
mayor y de ella, el mercado “…su abundancia de frutas y verduras todo el año, su
colorido, sin par…” pero no faltaba la suciedad de las acequias. Alejandro de
Humboldt (1941, Libro III, Cap. VIII, v.II: 181 y s.) calculó que en un día común
asistían al mercado unas 60,000 personas comprando y vendiendo. Rubial (2008:
418) siguiendo a Juan de Viera y su Breve compendiosa narración de la ciudad de
México, escrita en 1777 registró las mercadería en la plaza mayor y encontró 98
frutas que se vendían, además de bastimentos de primera necesidad traficados
por los indios, objetos de lujo que se vendían en los llamados cajones que se
concentraban en el Alcaicería o Parián y el Baratillo para artículos no comestibles
comprados por la gente pobre de la ciudad.

El espacio del abasto indígena se distinguía por los parasoles de petate y


tendejones de carrizo techados de paja, que estaban distribuídos en corredores –
de forma reticular- donde se vendían frutas y verduras de la zona chinampera del
sur de la ciudad, maíz de las haciendas de Toluca y Chalco, dulces que se
elaborabab con azúcar de los valles de Cuernavaca y las Amilpas, pulque de los
llanos de Apam. Los artículos provenientes de Filipinas se expendían en los
cajones del Parián y eran libros, ropa fina, biombos, camas, espejos, joyas,
abanicos, cristalería, cerámica y otros lujos. El Baratillo tenía dulces, herramientas,
tornillos, hebillas, piedras de colores, vajillas de loza, objetos de marfil y en parte
trasera ropa vieja, sombreros, botas y espuelas (Rubial 2008: 418).

El Abasto de Agua Potable en la Ciudad de México

318
La ciudad de México estaba “…muy bien trazada y mejor edificada, de muy
buenas y grandes casas, y muy gentiles calles. Para entrar en ella primero había
que llegar a orillas de la laguna, que estaba dividida por una calzada en dos
secciones, una de agua “pestíferas” [al este] y otra de agua dulce [al sur y oeste].
La calzada tenía cuatro o cinco ojos con puentes, por donde salía el agua dulce
hacia la salada; tenía ocho leguas de largo y de cuatro a cinco leguas de ancho
entre Texcoco y el término del agua salada, luego había otro tanto de agua dulce
(Motolinía 1996: 295-296). Se podía llegar con caballos, carretas, por agua –en
acales, canoas o barcas- y también entraban “…multitud de indios cargados de
bastimentos y tributos.” (Motolinía 1996: 295).

Sin embargo, las condiciones de salinidad en el lago de Texcoco no eran


similares a las de otras secciones de la laguna; tampoco eran iguales las
posibilidades de caza y pesca para todos los habitantes de los pueblos laguneros.
El fraile Gerórino de Mendieta (1945 Vol. 3: 106-107) decía de esta región -
después de que los frailes tenían un año de asentados en los pueblos- e hicieron
una visita a los “…más principales y populosos…” lo siguiente:

…es de saber que la ciudad de México tiene dos lagunas; la una es salada
porque está en tierra salitral, y así es estéril de pescado, y es adonde se
recogen todas las aguas que bajan de las sierras y collados, de que está
cercado México, cuyo sitio es como en medio de un valle, de manera que
entran en ella así la laguna dulce como los demás ríos, aunque no son
muchos ni muy grandes. Tendrá esta laguna como diez y seis y ocho leguas,
lo más de ella en forma redonda y en partes prolongada.

Para el año de 1571 el agua potable destinada a surtir las necesidades


domésticas de los pobladores de la ciudad de México llegaba de dos partes: el
manantial de Santa Fe, de donde se conducía a la ciudad por medio de un
acueducto, como lo anotó el protomédico de Felipe II (Hernández 1959: Vol. II,
Libro 5°: 249); además, del acueducto de Chapultepec, que seguía surtiendo con
agua potable a la ciudad -como lo hacía desde tiempos prehispánicos- y que fue
anotado por Antonio de Ciudad Real (1986, Vol. 1: 111) en el texto escrito en
1585, cuyas observaciones permiten tener una idea del problema que el agua –en
exceso o su carencia- representaba. Para entender el proceso iniciamos con unos
párrafos tomados del mismo escrito de Ciudad Real, que lo describe
cuidadosamente:

Es pues de saber que cuando el marqués del valle ganó la cibdad [sic] de
México estaba cada barrio della [sic] cercado de agua, porque por todo el
pueblo corrían infinidad de acequias del agua que viene de Chalco y
Xuchimilco [sic], y por esta causa, aunque ganaban los españoles un barrio,
era menester combatir luego otro y después otro, por estar cada uno por sí
cercado de agua… (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 110).

Después de todo allanado, poblando los españoles y edificando sus casas,


cegaron casi todas las acequias de suerte que no quedaron sino dos grandes
y principales para el servicio de toda la ciudad por las cuales en canoas meten

319
en ella todo cuanto es menester y dan vuelta casi a todas las casas, y
finalmente van a parar a la laguna de México (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 110).

Destas dos acequias grandes sobredichas salen algunas otras pocas


pequeñas, y todas son de agua dulce, pero no se bebe porque de ordinario
viene turbia y sucia por la basura y otras cosas que de las casas echan em
ella; beben los vecinos de las dos fuentes que vienen de Santa Fe y de
Chapultepec… (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 111).

Por las características lacustres de su suelo y la compactación de los


mismos, la ciudad de México tenía el problema del hundimiento, lo que aconteció
desde los primeros años de su construcción. Este resultaba de que “…está
fundada sobre el agua, y realmente lo está, y así para hacer las casas no sacan
hondos los cimientos, porque luego hallan y sale agua…” (Ciudad Real 1986, Vol.
1: 110). Algunos edificios –como los conventos de Santo Domingo y San Agustín-
se estaban hundiendo desde estos tiempos. La ciudad también sufría de
inundaciones anualmente, algunas de las cuales tuvieron un carácter catastrófico.
En el año de 1607 Enrico Martínez las atribuía al desmonte y el cultivo de las
tierras en sus colinas circundantes y en la década de los 1630 la ciudad fue casi
abandonada, como resultado de una serie de inundaciones (Ciudad Real 1986,
Vol. 1: 187).

Los suelos arrastrados desde las partes altas de la cuenca provenían de las
zonas rurales aledañas y -en forma importante- eran producto de las prácticas
agrícolas (Castañeda Vol. X, N° 218 (13), 1° de agosto de 2006: 1) y la
deforestación. Para 1585 la laguna de México recibía –a través de una acequia- el
agua sobrante de la laguna de Xochimilco. El Peñol153 -al noreste de la ciudad- era
todavía una isla, donde había baños con agua caliente –considerados
medicinales- que en esta sección del lago, durante los años secos, tenía un nivel
tan bajo que el acceso se podía realizar por pie (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 111).
Pero pasemos a leer los siguientes párrafos154, que ilustran sobre el estado de la
Laguna de México y también sobre los recursos que proporcionaba a los
habitantes de la ciudad, tanto alimenticios, como para su venta en los mercados:

La laguna de México en que entran estas acequias es de mala agua y de malo


y pestilencial olor, que no hace poco daño a la cibdad [sic], especialmente
cuando en el verano se seca algo della [sic]; por partes tiene siete leguas y
más de traviesa, y muchas más de largo; no cría pescado ninguno que valga
nada, pero cría mucha caza de patos y otras aves, y cázanlos los indios con
una curiosidad extraña, y es que cercan gran parte de la laguna donde ellas,
[en] especial los patos, van a dormir en los henares y zacatales, con redes
puestas en unos palos hincados algo altas, y a la mañana antes que sea de

153
Esta zona se conocía todavía en el siglo XX como los baños del Peñól, siendo famosos por sus
aguas sulfurosas y medicinales. Actualmente el lugar se conoce como El Peñón y está a un lado
del aeropuerto internacional Benito Juárez de la ciudad de México.
154
En el libro de Antonio de Ciudad Real editado por la UNAM en 1986, los párrafos que
seleccioné para ilustrar esta sección del libro, conforman solamente uno muy grande, que ocupa
casi toda la hoja, lo subdividí por temas, para facilitar su lectura.

320
día espantan los patos que duermen por allí, y como van a volar quedan
asidos y presos de los pies en las redes (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 111).

Sácase de esta laguna zacate para los caballos, que es yerba que comen, y
desta [sic] hay todo el año, llévanla en canoas por aquellas acequias arriba a
las plazas y allí la venden… (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 111).

…también se saca gran suma de moscas a manera de hormigas o gusanillos,


las cuales venden las indias en los mercados para el sustento de los pájaros
que en México tienen enjaulados los españoles y aun los indios, y cogen estas
moscas los indios y las indias con unas redecillas en las partes que no está
honda la laguna, de la cual también sacan muchos huevecillos de moscas que
las criollas, que son las nacidas en esta tierra, hacen algunos guisados que
comen y tienen por muy gustosos (Ciudad Real 1986, Vol. 1: 111).

También con el agua desta [sic] laguna y otros materiales que (según dicen)
no son para gente asquerosa, hacen sal los indios de aquella comarca, y la
venden por toda la tierra; aunque es morena y se hace como dicho es (Ciudad
Real 1986, Vol. 1: 111).

En 1634 el nivel de las aguas de la laguna subió tanto que amenazó con
destruir la ciudad de México; el centro tenía tres pies de agua y la gente huyó
hacia las partes más altas para protegerse de la inundación. Las canoas y botes
iban de casa en casa; mucha de la población de unos 30 pueblos y villas
asentados en las orillas del lago, emigró a otros lugares menos riesgosos. De ahí
que la construcción del tajo de Huehuetoca –iniciada en 1607 y terminado en
1608- que había sido dañada en 1629 por el exceso de lluvias y la fuerza del
agua, hicieron que el antiguo tunel se abriera para ser convertido en un canal por
donde se pudiese sacar rápidamente el agua (Gage 1958: 62-63).

La pesca no era una actividad posible en toda la laguna, pero donde lo era,
se realizaba tanto en forma individual, como colectiva. La pesca con anzuelos y
con redes de forma cónica -que eran de tamaño adecuado para ser manipuladas
por un hombre- se hacía en una canoa -o lancha- y en el caso de las redes, el
pescador las sostenía por el mango, donde se incertaba un aro al que la red
estaba sujeta. El consumo de patos era importante para la dieta de la población de
la cuenca de México hasta mucho tiempo después que el sistema lagunar se fue
extinguiendo y todavía en el primer tercio del siglo XX las vendedoras de patos
llegaban a la ciudad de México y anunciaban por las calles el producto; ya para
entonces muchos de los patos llegaban desde las lagunas del río Lerma en el
valle de Toluca. El Códice Florentino ilustra estos tres tipos de caza de aves y de
pesca. La caza de patos con redes debía ser una actividad colectiva, no así los
otros tipos, que requerían de varios hombres para realizarse. Ilustración 15.

321
Ilustración 15
Caza y pesca en la laguna de Texcoco
Códice Florentino

322
ALGUNOS CONVENTOS EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Y SUS HUERTOS O HUERTAS

El fraile Motolinía (1996: 296) anotó que alrededor de la ciudad de México había
40 pueblos comarcanos y que en ellos 12 monasterios se habían construído,
además de unas 10 iglesias. En 1524 se fundó la parroquia secular de Santiago
Tenochtitlan –para dar servicios religiosos a los españoles- y la doctrina
franciscana de San José de los Naturales –para los indios- y cada una de ellas
tenía numerosas visitas, de las cuales varias se convirtieron en parroquias
independientes (Gerhard 1986: 187). Cada uno de los cuatro barrios indios fue
convertido en visita franciscana, algunos de ellos, fueron posteriormente
confiados a los agustinos y carmelitas. El caso de los conventos carmelitas y sus
huertas de frutales es importante para este libro, porque estos sistemas agrícolas
se volvieron muy grandes en extensión, altamente productivos, con producción
dirigida al mercado –aún a lugares fuera de la cuenca- y muy redituables en
términos monetarios.

El Convento de San Francisco

El convento antiguo se hizo en 1525, fue destruído y se volvió a construir y ampliar


antes de 1548; en 1569 se edificó la sala De profundis; en 1585 estaba
inconcluso, era casa de comunidad, tenía dos dormitorios en que vivían muchos
frailes, otro dormitorio en un alto y era la cabeza “…y casa más principal de la
provincia del Santo Evangelio…”; en ella se enseñaba teología. Tenía enfermería
a la que acudían a curarse los frailes del Arzobispado de México que no iban a
Puebla de los Ángeles, además de una capilla anexa -San José de los Naturales-
donde se predicaba y administraban los sacramentos a los indios, con cuyas
limosnas se sustentaba el convento; contaba con un fraile capillero que moraba en
el convento (Ciudad Real 1976, Vol. 1: XXVIII, CLII-CLIII). La información no indica la
existencia de ningún huerto en él.

En 1579 el convento tenía dos fuentes de agua: una acequia que pasaba
por una parte del convento y otra que era “…un brazo que de ella sale y aun desta
se mete una acequia dentro de la casa con que se hace una balsa en que se
guardan algunas canoas con que se traen leña y otras cosas…”. Los frailes
atendían visitas en algunos lugares “…que están entre aquellas lagunas y
pantanos…” (Ciudad Real 1976, Vol. 1: XXVIII, CLII-CLIII, 38). En 1585 los frailes del

323
convento tenían graves problemas internos por el control de los conventos y
quisieron revocar la visita del padre comisario (Alonso Ponce) y hasta habían
herido en la cabeza al fraile Pedro de Zárate (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 52-54, 74-
77). Esta agresión hizo que una gran cantidad de páginas quedasen escritas para
detallar o explicar el problema entre los religiosos; pero en todos los textos las
descripciones del convento resultaron parcas.
Los Dominicos y San Jacinto

La casa de San Jacinto pertenecía a la orden de los dominicos; proveía a los


frailes de todo lo necesario para reponer sus fuerzas, antes de volverse a
embarcar para una segunda etapa de navegación hacia las Filipinas. En 1625, el
huerto de la casa tenía según Thomas Gage (1958: 59) unos 15 acres de terreno,
que estaba dividido con cercos de árboles formados por naranjas y limones;
además, estaban sembrados: granados, higos, plátanos, zapotes, chicozapotes,
piña y abundantes parras, amén de otras frutas que se encontraban en México.
También se cultivaban hierbas, vegetales y gran cantidad de alcachofas, que se
vendían en el mercado de la ciudad. Los cultivos se hacían y se encontraban todo
el año, debido a que el clima de la ciudad de México no era tan extremoso como el
de Inglaterra o de otras partes de Europa y tampoco caían heladas en exceso.
Además, consumían toda clase y variedades de carne y pescado.

Thomas Gage (1958: 59-60) muestra asombro y se queja, ante la


abundancia de comidas dulces y de conservas que eran proveídas a cada uno de
los frailes durante su residencia en el lugar. Llegaban en la mañana del lunes una
media docena de cajas con conservas de membrillo y otras frutas, además de
bizcocho. Gage comenta que tenían que comer grandes cantidades de alimento
después de dos o tres horas de haber consumido el anterior, aunque este hubiese
sido una buena comida abundante en carnero, ternera, res, riñones, pavo y aves;
además al poco rato debían tomar una taza de chocolate y un poco de conserva o
bizcocho, que les ofrecían en gran cantidad. Para contrarrestar los efectos de la
excesiva comida consumida, le gustaba ir a la ciudad de México -distante dos
millas de San Jacinto (hoy San Ángel)- y pasar el día por allá, antes de regresar
por la noche, caminando por el camino aledaño al acueducto de Chapultepec, que
tenía tres millas de largo.

La huerta de los dominicos de San Jacinto se situaba en un predio frente al


camino Real del pueblo; colindaba con las tierras de los herederos del secretario
Martín Osorio de Agurto, con otras del mismo convento dominico y con las tierras
del Colegio de Santa Ana. Estos terrenos fueron vendidos a Juana Ramón de
Lineros, quien a su vez las pasó a Pedro de Escobar, quien las heredó a su
hermano Francisco de la Mata. Este último las cedió al presbítero y bachiller
Francisco Antonio de Betancourt, cuyas hermanas las heredaron y cedieron al
colegio de San Ángel en 1699. Las carmelitas las conservaron y usufructuaron
hasta el año de 1716, cuando fueron vendidas por el rector y los conventuales a
Francisco de paredes, un alto funcionario del gobierno virreinal. En 1718 la
propiedad fue vendida a José de la Cerda Morán; pero esta transacción se

324
invalidó, ya que –por razones que se desconocen- el colegio seguía en posesión
de la tierra (Abundis 2007, Vol. 1: 435).

Lo que interesa remarcar, es que el maestro de boticario José Carlos –


vecino de la ciudad de México- pagaba al colegio la cantidad de 1,500 pesos como
renta principal y 75 pesos de réditos al año, sobre la huerta chica y que esa
cantidad se siguió pagando hasta el año de 1726; aunque se desconoce como
finalizó este asunto (Abundis 2007, Vol. 1: 435). Otro hecho importante, es que en
estos tiempos virreinales y –al menos- en la cuenca de México, el huerto o huerta
era un negocio para sus propietarios, no solamente un sistema de autoabasto para
producir alimentos. Esto significaba que además de la cantidad de árboles y
terreno que tenían, las huertas eran sistemas con una producción importante que
además de las frutas, incluía secciones para el cultivo de hortalizas, hierbas y
flores, que se dirigían al mercado, o –como en este caso- que se podían rentar a
terceras personas. Algo similar acontecía con las huertas en algunos de los
pueblos, como se verá más adelante para el caso de Texcoco.

Los Carmelitas y el Colegio de San Ángel o Santa Ana

El Colegio de San Ángel -o de Señora Santa Ana- según el estudio exhaustivo de


Jaime Abundis Canales (2007, Vol. 1: 415) no fue por si sola una de las casas
religiosas con “…mayor cantidad de bienes en efectivo y en especie que existieron
en Nueva España…”. Los carmelitas poseían una huerta muy famosa en Tenanitla
y Chimalistac, que fue importante fuente de ingresos para la orden, junto con otras
propiedades, los ranchos y haciendas en la cuenca de México y las fundaciones
piadosas. La influencia carmelita produjo que San Jacinto cambiara su nombre por
el de San Ángel, como resultado de la costumbre de los lugareños de denominarlo
de esa forma. Las haciendas, ranchos y huertas modificaron el paisaje urbano de
la cuenca de México (Abundis 2007, Vol. 1: 429)155.

El cacique de Coyoacán Felipe de Guzmán, vendió hacia el año de 1600 un


huerto a los religiosos de la orden del Carmen; se ubicaba cerca de pueblo
Chimalistac, próximo al Hospicio de San Jacinto en el pueblo de Tenamitla, donde
estaban los dominicos, que se quejaron al Real y Supremo Consejo de Indias
solicitándole no diesen permiso a los “invasores” de establecerse en el lugar
(Ramos 1992: 60). En 1633 el colegio de San Ángel recibió 5,000 pesos,
provenientes de todos los conventos de la orden, para aliviar el aprieto económico
en que los puso la pérdida de la renta de capellanías y debido al gran número de
religiosos que albergaba (Abundis 2007, Vol. 1: 429). En 1636 hipotecaron “…la
huerta de árboles frutales y demás posesiones que el dicho colegio tiene…”

155
La sección del capítulo sobre la huerta, que escribe Abundis (2007, 2 Vols.) en su obra utilizó en
gran parte el escrito de Manuel Ramos Medina (1992) sobre la dicha huerta de San Ángel. Se
citará a Abundis porque para esta sección se ha utilizado su texto profusamente, agradecemos al
citado autor por esta obra tan interesante e importante.

325
(Abundis 2007, Vol. 1: 429), que fue descrita de la siguiente manera: “…la huerta
estaba cercada toda en ámbito de una cerca de cal y canto y arena, [y] por medio
della [sic] passa [sic] el río que viene de la Magdalena…” (Abundis 2007, Vol. 1:
429)

A pesar de los inconvenientes de los dominicos, el monasterio-colegio de


los carmelitas se comienza a edificar a principios del siglo XVII (Ramos 1992: 63).
Los huertos y los jardines cercados fueron desarrollados por los carmelitas; en
estos espacios edificaron también lo que se llamaba la “cámara de los secretos”
(Dunmire 2005: 132), que en el huerto se San Ángel se encontraba en una
esquina al noreste del predio156. Los carmelitas descalzos cambiaron el colegio de
Valladolid a las nuevas instalaciones; el colegio y convento quedó fundado en
1613, con el nombre de San Ángel Mártir (Ramos 1992: 64). Como “…toda
persona productora de frutos agrícolas estaba sujeta al pago de diezmo, excepto
los indios…”, las fincas sujetas a diezmo se clasificaban según lo que producían y
no de acuerdo con su extensión y el diez por ciento de cada producto obtenido en
el año era para que la Iglesia velara “…por la unidad de los cristianos y estaba al
servicio de los hombres…” (Ramos 1992: 66).

En Nueva España también había jardines florales, que tuvieron


exclusivamente fines religiosos y que se hacían con diseños estilizados, aunque
más formales que los jardines exhuberantes de los antiguos soberanos tenochcas
(Dunmire 2005: 132). Además, no era raro que en los huertos se sembrasen
algunas flores que estaban destinadas a adornar los altares en las iglesias; pero
en el plano del huerto de San Ángel no aparece dibujada ninguna zona para este
fin (figura 16), aunque si es mencionada. Como los jesuitas, mercedarios y
carmelitas descalzos tenían grandes haciendas, estas órdenes eran consideradas
como exageradamente opulentas, lo que generó la revisión de sus ingresos para
obligarles a pagar el diezmo a los sacerdotes regulares y, una disposición real
para cobrarlo llevó al Arzobispado de México a enviar sus mayordomos para
visitar las propiedades de los religiosos, lo que podía llegar hasta la ejecución de
una “revista de ojos” (Ramos 1992: 67).

Fray isidoro de la Asunción visitó la provincia en 1673 y describó la huerta


“…como muy grande, pues para recorrer el perímetro total de su cerca se tomaba
una hora a buen paso…”, tenía unos 30,000 árboles frutales, la mayoría de los
cuales incluían distintas variedades de perales y duraznos, como ya quedó
establecido, los frutos se destinaban para el consumo interno y para la venta. La
comercialización de los productos de la huerta dejaba 6,000 pesos anualmente.
En 1678 Jerónimo Rodríguez en nombre de los carmelitas descalzos se presentó
por citatorio obligado, ante el Cabildo metropolitano para declarar que el dicho
colegio y sus religiosos nunca habían pagado diezmos algunos a la santa iglesia
Metropolitana de México, porque dicha huerta estaba dentro de la clausura y ellos
la cultivaban con sus propias manos; según los religiosos “…la pobre e

156
Formando esquina en lo que eran las calles de Progreso y de Chimalistac.

326
insignificante producción de la huerta” no dejaba nada que declarar (Ramos 1992:
6-70). Fray Isidoro de la Asunción –transcrito por Abundis- la describe así:

…había un río hondo que la atravesaba con tres puentes de un arco grande
cada uno para cruzarlo; había además una barranca sin agua porque ésta se
aprovechaba antes para el riego, en segura referencia al arroyo o río Chico. La
huerta se regaba entonces con tres acequias; también poseía tres estanques
muy grandes; el primero se llenaba con agua de la primera acequia y los otros
dos con aguas del manantial de San Bartolomé Ameyalco que llegaba
encañada hasta ellos… (Abundis 2007, Vol. 1: 461)

El colegio tenía entonces unos catorce o quince mozos de ordinario, los que
llegaban a aumentar hasta cincuenta, al parecer cuando se tenía que
cosechar lo producido por la huerta; además de contar con cuarenta mulas,
diez de silla o monta y treinta de carga para el acarreo de los enseres y la fruta
a los mercados (Abundis 2007, Vol. 1: 461).

Un poco de fruta se expendía en la portería del colegio, pero la mayor parte se


enviaba a lomo de mula a los mercados de la ciudad de México, a la villa de
Coyoacán, al real de minas de Pachuca y a ciudades como Puebla y Toluca
(Abundis 2007, Vol. 1: 461).

Había un encargado seglar al cuidado de la huerta, quien debería ser un


experto en la materia… (Abundis 2007, Vol. 1: 461).

En el año de 1677 se levantó una demanda original contra el colegio,


donde se le exigía el pago de diezmo (10%) sobre la cantidad de 6,000 pesos por
concepto de ganancias que la huerta les daba anualmente. En el año de 1680 el
fraile Diego de Jesús “…a quien llamaban el Trucho, siendo rector del dicho
Colegio de Santa Ana, [declaró] que había vendido en dos semanas, por Santa
Teresa de Jesús [15 de octubre] del dicho año [1680] mil pesos de pera
bergamota.” (AGI, Escribanía de Cámara 174-B, 30 agosto de 1683, en: Abundis
2007, Vol. 1: 462). En 1683 el arzobispo de México evidenció que los carmelitas
recibían “fuertes entradas” por la venta de los frutos de la huerta, durazno y varios
tipos de pera: bergamota, retora, sarnosa, hisa, diquerilla, tabaquera, lechera,
gregoria, cermeña, reina, campanilla, ordinaria, simona, pedrera y otras (Ramos
1992: 71); además quería que pagasen diezmos y se llamó a declarar a Domingo
de Quero, quien expresó lo siguiente:

…que la huerta está hoy muy mejorada por nuevos injertos y plantas que han
adelantado […] y que con la abundancia de los frutos que rinde la dicha
huerta y lo sazonado y acreditado de ellas han descaecido las demás… (AGI,
Escribanía de Cámara 174-B, 30 agosto 1683, en Abundis 2007, Vol. 1: 462).

En 1671 y 1672 la huerta les produjo 9,000 pesos anuales. Además, la


huerta contaba con un área destinada al cultivo de legumbres y vegetales, que se
dirigían al consumo cotidiano de los religiosos. Fran Isidoro de la Asunción,
visitador de la provincia en 1673 decía que los productos de la huerta y las
capellanías generaban un total de 20,000 pesos anuales (Abundis 2007, Vol. 1:

327
461). En respuesta, los carmelitas trataron de diminuir lo que la huerta producía y
también redujeron su tamaño. Un poco de fruta era vendida en la portería del
colegio, pero la mayor parte se enviaba a lomo de mula a los mercados de la
ciudad de México, a la villa de Coyoacán, al real de minas de Pachuca y a las
ciudades de Puebla y Toluca (Abundis 2007, Vol. 1: 461).
En el siglo XVII los carmelitas transportaron a su huerta de San Ángel -
desde Europa- árboles, semillas y verduras de “toda clase para ver si se
aclimataban” e incluso el arquitecto carmelita fraile Andrés de San Miguel escribió
el Tratado breve de las plantas que mejor se crían en este huerto de San Ángel
(AGI, Escribanía de Cámara 174-B. 9 de agosto de 1683, en: Ramos 1992: 72).
Contaban también con personal especializado (hortelanos) que cuidaban de la
huerta.

Los carmelitas también dijeron que antes tenía dos casillas, la de


Chimalistac que ya estaba destruída y la otra, que se usaba como vivienda de un
indio viejo; existían de 10 a 12 árboles viejos donde la tierra no se trabajaba, en la
parte alta junto a San Jacinto, con jardines, estanques y fuentes. Los jornaleros
eran indios y ganaban dos reales al día más la comida, aunque tenían que
trabajar continuamente para mantenerla “…en regular condición…”. La tierra
donde estaba la huerta había sido anteriomente zona de pastoreo de cabras (AGI,
Escribanía de Cámara 174-B, 30 agosto de 1983, en Abundis 2007, Vol. 1: 462).
El pleito por los diezmos continuaba y en 1681 se hizo comparecer en el juicio al
fraile juan de los Reyes, quien declaró lo siguiente ante el capitán Pedro Trigo de
Baamonde, corregidor de Coyoacán:

[la huerta]…estaba cercada por barda de piedra de tres varas de alto, en la


que regularmente se ocupaban cincuenta hombres de su cuidado, y quela
fruta se empleaba en el sustento de los religiosos y los jornaleros, en regalos a
los bienechores y en dar limosnas a los pobre y necesitados […] Los testigos
declararon que el sitio era un erial en su mayor parte, dentro del cual había
dos pedazos de huerta de perales viejos que ya no daban frutos; que los
carmelitas habían introducido agua, pero a pesar de la ruda faena de
trabajarla a puto azadón, no lograban hacerla más productiva, sino en ciertas
áreas, ya que otras estaban sobre tepetate y pedregal donde sembraron sólo
árboles de ornato; que la poca fruta que vendían era para afrontar los gastos y
que si no pagaban diezmos era porque la huerta estaba dentro de la clausura
con sólo las puertas reglares –una llamada de los caballos-, por gozar de
ciertos privilegios de exención y por estar dedicadas a lo referido (AGI,
Escribanía de Cámara 174-B, 30 agosto de 1683 en Abundis 2007, Vol. 1:
462).

El ensayador de la Casa de Moneda, Manuel León, al informar sobre la


venta de fruta de la huerta, en la ciudad de México dijo: “…en este dicho pueblo,
en la portería de dicho colegio venden mucha pera bergamota a indios que vienen
a comprársela de todos los alrededores y ha oído decir en este dicho pueblo que
sacan hasta diez mil pesos todos los años…” lo que según el declarante era
público y notorio (AGI, Escribanía de Cámara 174-B. Testimonio de Censuras de
José Télelz Girón, 30 de agosto de 1683, en Ramos 1992: 73). El abogado Bravo

328
y Bobadilla consideraba que el cabildo catedralicio exageraba la información
sobre la huerta, para probar que vendía más de 10,000 pesos al año en fruta157,
que tenía más de 13,000 árboles y más de una legua de superficie; todo esto para
obligar a los carmelitas a pagar los diezmos que pretendía (Tratado de
información, ff. 3r-9r. AGI, Escribanía de Cámara 174-B, 30 agosto de 1683, en
Abundis 2007, Vol. 1: 462).

En los alegatos del pleito, los carmelitas trataron de demostrar que la huerta
se había construido como resultado de mucho esfuerzo y que sus utilidades
servían solamente a los religiosos. El hecho es que los carmelitas habían
establecido la huerta sobre suelo poco adecuado para ello (tepetate y roca
basáltica), lo que implicó que tuviesen que modificar la calidad del suelo y cultivar
sobre una tierra noval,158 de la que el abogado Bravo y Bobadilla (Tratado de
información, ff. 16r-16v. AGI, Escribanía de Cámara 174-B, 30 agosto de 1683, en
Abundis 2007, Vol. 1: 463) dijo que: “…ni beneficio, ni cultura han podido vencer
su flaqueza, y conocida debilidad…”. En 1683 fueron llamados a declarar la
verdad (Ramos 1992: 71). Abundis (2007, Vol. 1: 463) transcribe de los
documentos del AGI, la manera como los carmelitas comenzaron a edificar la
huerta:

…que sus mismos Religiosos reduxeron [sic] a cultura las tierras que esta
huerta comprende, que nunca fueron cultivadas, que para poderlo hazer [sic]
tuvieron necesidad de sacarlas todo el tepetate, o tierra muerta q. tenían, que
son propria [sic] y rigurosamente novales, de que en ningún tiempo se
cogieron frutos, ni se pagaron diezmos, que están cercadas sin puerta al
campo, dentro de su clausura, sin tener ésta más puertas que las que tienen
todos los conventos, que son la de la Iglesia, Portería y puerta de los carros,
que no tiene el Colegio otra huerta para el necesario sustento de aquélla
Santa Familia, q. la cultiva a sus expensas por las manos de sus religiosos, y
personas seculares, para su ordinario mantenimiento, y para dar algún
espacio a la austeridad y penitente vida que profesan (Tratado de información,
f. 7r. AGI, Escribanía de Cámara 174-B, 30 agosto de 1683, en Abundis 2007,
Vol. 1: 463).

Como el pleito continuaba y los argumentos de los carmelitas fueron


puestos en duda, el virrey Tomás Antonio de la Cerda y Aragón ordenó una “vista
de ojos” y Juan de Sáenz, miembro de la Real Audiencia fue a hacer el
reconocimiento de la huerta y contar los árboles159. En éste se encontró que la
huerta tenía un perímetro de ¾ de legua, donde estaban sembrados 13, 750
árboles “de todo género”. El fraile procurador Juan de los Reyes, quien era
vicerrector calculó en 13, 625 el número total de árboles en la huerta y también

157
Según explica Manuel Ramos (1992: 73) mil pesos equivalían a más de tres salarios anuales
de unprofesor universitario del siglo XVII.
158
Tierra noval, aquella que se puso recientemente en cultivo. En: María Moliner, t. 2: 525.
159
Abundis (2007, Vol. 1: 464) anota que existen opiniones sobre la fecha del reconocimiento por
parte de Virginia Armella, quien arguye que el reconocimiento se hizo en 1666, antes del inicio del
pleito. Como esta discusión no es esencial a este texto, solamente indicamos que existe la
polémica,

329
especificó que trabajaban en ella 50 jornaleros indígenas (Declaraciones del
procurador fray Juan de los Reyes, vicerrector, AGI, Escribanía de Cámara 174-B,
30 agosto de 1683, en Manuel Ramos Medina 1992: 75).

Según Abundis (1992: 55), Carmelo -en su acepción más antigua- significa
huerto o jardín. De aquí resultó la elaboración de un plano del colegio, mostrando
sus principales componentes, ríos, estanques, etcétera, que acompañaba a los
informes y declaraciones del juicio. Según Abundis (2007, Vol. 1: 464) se ha
publicado dos veces y el original está en el AGI. Existe una maqueta basada en
este plano, que se encuentra en el museo del convento y una reproducción en el
libro coordinado por Manuel Ramos Medina (1992: 56-57), de la que se tomó la
figura 16. En la maqueta se ven los frutales distribuídos en un espacio mediante
un patrón reticular; el espacio está cruzado por los ríos Magdalena y Chimalistac y
sobre éste se encuentra una presa llamada Grande; dos calzadas corren de norte
a sur y cuatro de oriente a poniente, la hortaliza está ubicada en la zona inmediata
al convento al lado este del mismo.

El pleito terminó el 27 de agosto de 1686, con la condena al colegio de


pagar diezmos, pero descontando del total la fruta que consumían los religiosos y
sus familiares. El 21 de julio de 1689 –después de una apelación y una
transacción aprobada por el Consejo de Indias- el colegio se obligó a pagar 150
pesos de oro común en reales al año por concepto de diezmo a partir del 30 de
diciembre de 1688. Nuevamente en 1703 se levantó otra disputa, cuando el
Cabildo se percató de la diferencia (150 pesos en lugar de 600 pesos) en el pago
del diezmo y demandó el pago de los diezmos de los frutos cultivados en las
huertas de los colegios de Santa Ana y San Joaquín y del convento de San
Sebastián de la ciudad de México (Abundis 2007, Vol. 1: 464).

Poco antes de 1700 el viajero italiano Giovanni Francesco Gemelli Careri


(1976: 67-68) visitó “…al muy mentado jardín…” en compañía del padre fray Juan
de San Lorenzo que le llevó por el convento, la iglesia, la biblioteca y la huerta. El
italiano menciona el pleito de los carmelitas por el pago del diezmo y dice que el
conteo de árboles en la huerta fue de 13,000, que en el jardín del colegio los
frailes también tenían un jardín de flores donde había sembrados árboles de clavo,
pero que aunque con el olor y fragancia de los de las Molucas, no llegaban a
madurar. Había viveros con peces diversos y fuentes “muy bien trabajadas” para
la distracción de los religiosos. De la huerta escribió el viajero lo siguiente:

…aun cuando el circuito de sus muros no exceda de tres cuartos de legua


española, no obstante, por pasar en medio un gran río, lo hace tan fértil que
sus árboles europeos le producen de renta al convento más de trece mil pesos
al año. Se encuentran allí peras de cuarenta clases, que se venden a seis
pesos de a ocho la carga; gran variedad de manzanas, de melocotones y de
membrillos, porque las nueces, las castañas, y cosas semejantes, están en en
número escaso (Gemelli Careri 1976: 68).

330
En 1706 el arzobispo de la ciudad de México, Juan Ortega y Montañez,
envió un auto contra los carmelitas por el pago del diezmo, lo que refleja atrasos
en el pago anual al que estaban comprometidos; en un informe de ese mismo año
se muestra que no pagaron el diezmo en 1692, 1696 y 1703 (AGI, Escribanía de
Cámara 190, Auto contra los carmelitas por pago de diezmo, 1706, en Ramos
1992: 79). El conflicto reorganizado, llegó a los tribunales y se inició un litigio que
fue bastante prolongado, hasta que en autos de fecha 3 y 18 de septiembre de
1717 la Real Audiencia resolvió absolver el convento de San Sebastián y al
colegio de San Joaquín del pago, como ya lo había hecho con el colegio de Santa
Ana. El Cabildo recusó los fallos, afirmando que la huerta producía 10,000 pesos
al año y solamente pagaba 150 de diezmos y que los carmelitas habían
continuado con la siembra de árboles (Abundis 2007, Vol. 1: 464).

El procurador general de los carmelitas –fray Miguel de San Agustín-


auxiliado por el licenciado Xavier Burillo, en 1718 y en defensa de los intereses de
las tres casas novohispanas que estaban en pleito con el arzobispado de México,
buscó las bases jurídicas y históricas de la demanda del Cabildo y encontró que
“…salvo para las tierras novales y los ganados, no existían causales de ninguna
especie […]; [la orden mendincante de los carmelitas era] tan pobre, que por sus
estatutos, ni tiene, ni puede tener más hacienda raíz que sus Huertas…” (San
Agustín 1718: 72, en Abundis 2007, Vol. 1: 465). Resultó del largo pleito la venta
apresurada de varias propiedades de los carmelitas: hacienda las Ortega que
estaba situada en Tenancingo, además de las haciendas Tenería y Peña Pobre).
El pago de diezmos continuó a lo largo del virreinato y también en el siglo XIX,
disminuído a 120 pesos anuales en 1858, pero las leyes de Reforma terminaron
con el problema en 1861 (Abundis 2007, Vol. 1: 466).

Algunas Consideraciones Sobre el Tema

Los conventos impulsaron la introducción, aceptación y dispersión de plantas del


Viejo al Nuevo Mundo, además de enseñar técnicas relacionadas con ellas –como
a injertar-. Indirectamente influyeron en la conversión de los huertos prehispánicos
en huertos novohispanos, que incrementaron el número de frutales -especialmente
aquellos que fueron aceptados por la población y que tuvieron acceso al mercado
de la ciudad de México más rápidamente- de hortalizas –que desplazaron a las
nativas- y de hierbas –que se asimilaron a las existentes, sobre todo en el caso de
las medicinales-. Hubo huertos de varios tipos y dimensiones, pero en su mayoría
tenían como finalidad el autoabasto y el autoconsumo; es decir, la mayor parte de
la producción era destinada a la alimentación de los frailes, otra parte se vendía.

Algunos huertos –los franciscanos- fueron utilizados también como centro


de enseñanza para los niños indígenas, sobre las plantas recién llegadas y sus
manejos. Los indios aprendieron a cultivar las plantas, a injertar los frutales,
controlar las plagas y a cuidar los huertos; de hecho en el huerto de San Ángel la
mano de obra que cultivaba los frutales, los cuidaba, propagaba, cortaba la fruta y

331
demás, era indígena. La irrigación de los cultivos era el factor básico que permitía
un mayor incremento de la producción. Por otra parte, la fruta tenía una amplia
gama de variedades –por ejemplo todas las variedades de pera y duraznos que se
conocían, manejaban y vendían-. Además, modificaron la dieta local al introducir
dulces y conservas que no existían antes de la llegada de los españoles al
Altiplano central.

Los carmelitas –especialmente- generaron un agroecosistema de grandes


huerta(o)s con frutales, destinada(o)s a la alimentación de sus frailes y parientes;
pero la mayor parte de la producción era comercial, se vendía en la puerta del
colegio, o iba al mercado y aún a lugares no tan cercanos como las minas de
Pachuca y las ciudades de Toluca y Puebla. Por otra parte, utilizaban irrigación,
fuerza de trabajo indígena y asalariada, tenían hortelanos y personal especializado
en el manejo del huerto. Con los carmelitas el huerto(a) novohispano llegó a su
máxima expresión como sistema comercial, altamente productivo y redituable en
volumen y en dinero. Era -sin lugar a dudas- un sistema que generaba excedentes
y permitía ganancias en escala media y para el mercado local, regional y aún
suprarregional.

Con el tiempo, la diferencia entre el uso de los términos de huerto y huerta


de perdió, ya que siempre integraron las hortalizas –aunque a veces en pequeña
escala- y las flores en los terrenos donde se establecieron estas unidades de
producción. La huerta de los carmelitas es un ejemplo de lo que el sistema podía
alcanzar en diversidad, producción y rendimientos monetarios.

Ilustración 16
Plano de la huerta del colegio de San Ángel en el siglo XVII
(Tomado del libro Historia de un Huerto, coordinado por Manuel Ramos Medina)

332
LOS PUEBLOS DE LA CUENCA DE MÉXICO

El Norte y Noreste

La Descripción de los pueblos de Tequizistlán, y Tepexpa y Aculma y San Juan


Teutihuacan, y sus sujetos…fue elaborada por Francisco de Castañeda -quien era
el corregidor- indica que en esta zona de la cuenca, Tequizistlán era la cabecera
del Corregimiento, mientras que Totolcingo y Acaltecoya eran sus sujetos.
Tepexpa [Tepexpan] era cabecera, mientras que San Miguel Atlanmaxac,
Santiago Tzaqualucan, Santa Ana Tachahualco, San Francisco Temazcalapan y
otros nueve poblados eran sus sujetos. Aculma [Acolman] era cabecera y tenía
sujetos a 27 lugares. San Juan Teutihuacan [Teotihuacán] era también cabecera
con 17 los pueblos a él sujetos. La Descripción comienza por Acolman, pueblo que
fue encomendado a Francisco de Solís en 1580 (en Acuña 1986, tomo 2: 221-
251).

Los pueblos del centro-norte de la cuenca de México estaban sometidos a


Texcoco desde la época de Nezahualcoyotzin; quien era aliado de Moctezuma.
Según la Descripción de los pueblos de Tequizistlán, y Tepexpa y Aculma y San
Juan Teutihuacan, y sus sujetos… en época prehispánica pagaban tributo cada 80
días -como se verá en cada caso- además de proporcionar cierto número de
indios que estaban destinados al servicio y la guardia del señor; también debían
contribuir con gente para la guerra. Eran adoradores de Tezcatlipoca y hacían
sacrificios humanos en su honor; las fiestas que se celebraban en estos pueblos
eran: el tlacaxipehualistli (desollamiento), sichimanaloya (ayuntamiento de rosas),
tecuilhuitontli (quemar incienso al ídolo), huey tecuilhuitl (quemar incienso al ídolo),
miccailhuitl (quemar incienso al ídolo) y ochpaniztli (quemar incienso al ídolo).
Tenían fiestas relacionadas con ir a cazar (QUECHOLLI), para que los niños
creciesen (IZCALLI); (en Acuña 1986, tomo 2: 226-227).

Las Fiestas Agrícolas

Como ha quedado establecido antes, la agricultura estaba articulada a un sistema


de fiestas y rituales. Todavía a finales del siglo XVI se organizaban y realizaban
varias fiestas agrícolas, cuyos antecedentes fueron descritos en las fuentes
escritas por los españoles a principios del mismo siglo; estas eran: Huey tozoztli,
tóxcatl y etzalqualiztli (en Acuña 1986, tomo 2: 226-227), que vamos a describir en
seguida:

333
Hue tozoztli: fiesta para pedir una buena cosecha

…tres días antes de la fiesta cogían algu[n]as cañas de maíz, de lo más


temprano, y lo ataban en manojos con algunas flores de frijoles. Y el día de la
fiesta, lo llevaban a casa del du[eñ]o de la sem[ente]ra donde se cogía y los
ponían en un petate limpio, y, delante de los d[i]hos manojos de cañas,
ponían, por sacrificio, un CHIQUiHUiTE pequeño de PINOLE, que es maíz
tostado molido, y otro de tamales y, encima de los CHIQUIHUITES, una rana
asada, abiertos los pies y las m[an]os: era su intención aplacar a su ídolo, para
que les diese bu[en]a cosecha. Pasado el d[i]cho día, el du[eñ]o de la
sem[ente]ra de donde habían cogido las d[ic]has cañas comía la ofrenda.

Tóxcatl: fiesta para agradecer el buen año

…cuya cerem[oni]a era tomar maíz de las sementeras y tostarlo, y, después


de reventado, hacían de ello cadenas y guirnarlas que se ponían en la cabeza
y cuello, y los viejos bailaban con el regocijo del bueno año que se les
accedía.

Etzalqualiztli: fiesta para cosechar

Era la ceremonia ir a tomar maíz y frijoles y HUAUTLI, y todos los géneros de


semilla que sembraban, y, de todos juntos hacer tamales. Y juntábanse cinco
y seis indios p[rincipa]les, y andaban bailando en cuadrillas por las calles y
casas, y en la casa de la TECPA[N], y allí [se] ofrecían los unos a los otros los
dichos tamales en señal de fiesta y regocijo.

Además de la descripción de cada una de estas fiestas, las Relaciones


tratan también sobre aspectos de la sociedad prehispánica, como los castigos
dados a quienes infringían la ley, delinquían y sobre la guerra contra los
tlaxcaltecas y los habitantes de la sierra de Meztitlán. Las armas que incluían ropa
especial de algodón, arco, flechas, macanas; además de la ropa ordinaria, que
distinguía a la gente común (macehuales) de los señores o principales (Acuña
1986, tomo 2: 230). Estos se modifican con la expansión española sobre las
tierras mesoamericanas, pasando a depender de la legislación y administración
respectiva creada por la Corona española. Pero pasemos ahora a resumir la
información sobre cada uno de los pueblos.

San Agustín Acolman

Localizado a cinco leguas al norte de la ciudad de México, Acolman estaba en un


llano, al pie de una loma “descubierta por todas partes” y a casi media legua del
pueblo estaba el cerro Tlahuilquaitl y otro cerro grande llamado Elocotl. La tierra
era considerada como “medianamente sana y de mal sereno” por lo que los

334
naturales solían sufrir de dolores de cabeza, que se curaban con hierbas frías. Era
cabecera de doctrina y un pueblo antiguo, poblado por chichimecas, hasta que
fueron sometidos por Nezahualcoyotzin, cacique de Texcoco y aliado de
Moctezuma. Aunque el lugar estaba “asentado sin orden”; la mayoría era hablante
de náhuatl aunque unos pocos de sus habitantes lo eran de otomí (Acuña 1986,
tomo 2: 224). La Descripción indica que hasta la llegada de españoles, los
acolmenses comían la carne de hombres cautivos, que eran sacrificados en el cu
grande del pueblo. En marzo celebraban el tlacaxipehualiztli o “desollamiento de
persona” y también se comían la carne del sacrificado (Acuña 1986, t. 2: 226-
227)160.

Antes de la conquista, tributaban al señor de Texcoco -cada 80 días- una


carga161 de mantas gruesas hechas con [he]nequén y otra carga de mantas
delgadas elaboradas también con [he]nequén. Además entregaban al señor:
gallinas (no se especificó el número), una carga de huipiles y diariamente una
carga de hojas de maguey para leña y otra carga de leña de cerezo de la tierra
(capulín). Después de la conquista, pagaban sus tributos a la Corona, utilizando
tanto el dinero como el maíz (Acuña 1986, tomo 2: 226, 231). Con la conquista, el
pueblo fue encomendado a Pedro Núñez (Maese de Roa) y reasignado en 1528 a
Pedro de Solís Barrasa (conquistador). Tenía 2,564 tributarios en 1570; según la
tasación en 1580 la cantidad de tributarios llegaba a 1990. Se atribuye el
decrecimiento a la epidemia de 1576-1580, que originó una pérdida poblacional de
53% en toda la jurisdicción; que ya para 1792 contaba con 36 haciendas y 15
ranchos (Gerhard 1986: 321-322).

Según la Descripción, el pueblo de Acolman estaba asentado entre cuatro


acequias de agua y llevaba cada una de ellas dos bueyes de agua162 , con la que
se regaban casi una legua de tierra. Las acequias derivaban del río San Juan, por
lo que era “…comarca fría y húmeda…”, pero fértil de pastos y de mantenimientos
(Acuña 1986, tomo 2: 224, 231). El agua se obtenía de los jagüeyes y el viento sur
que corría entre diciembre y marzo causaba “…enfermedades de cabeza a los
naturales y otros dolores de cuerpo.” Vivían de labrar sus tierras, criar gallinas,
extraer miel de los magueyes. Los cultivos de los acolmenses eran maíz, frijoles,
chía y huautli “…de que se sustentan…”, pero no sembraban verduras ni
hortalizas “…por su descuido, aunque se darían bien en la dicha tierra…”.
También tenían “…cantidad de magueyes y tunales, que es el principal sustento
de los naturales…” (Acuña 1986, tomo 2: 231).

160
Esta descripción muestra que los acolmenses eran un pueblo que compartía más rasgos de la
cultura chichimeca, que otros pobladores de la cuenca de México. Por otra parte, parece que los
sacrificios humanos y el consumo de carne de los sacrificados era un elemento más generalizado
que lo que se reconoce desde nuestro tiempo.
161
Cada carga tenía 20 mantas.
162
Buey de agua: medida hidráulica aproximada, que usan en algunas localidades para apreciar el
volumen del agua que pasa por una acequia o brota de un manantial cuando es en gran cantidad.
También puede ser el golpe de agua que sale de un encañado, canal o nacimiento (Diccionario de
la Lengua Española 1936: 200).

335
En 1539 se fundó el convento de Acolman, que formaba parte del
arzobispado de México, lugar de residencia de la iglesia central de la diócesis,
ubicada a cinco leguas de distancia, cruzando por tierra llana. Hacia 1540 los
agustinos se hicieron cargo de San Agustín Acolman (Gerhard 1986: 322). En
1557 el corregimiento de Tequizistlán se dividió y su magistrado pasó a
encargarse de las encomiendas de Acolman, Teotihuacan y Tepexpan. En el siglo
XVII Acolman y sus sujetos fueron transferidos de la jurisdicción de Teotihuacan a
la de Texcoco. En 1786 –en la época borbónica- Teotihuacan pasa a ser
subdelegación de la Intendencia de México (Gerhard 1986: 282). Entre 1753 y
1777 las doctrinas fueron secularizadas; antes de eso pertenecía a la
arquidiócesis de México (Gerhard 1986: 322).

En 1585 los frailes agustinos vivían en el monasterio, eran 19 religiosos


conventuales y cinco sacerdotes que administraban la doctrina a los naturales. El
monasterio estaba terminado en 1571 y la iglesia casi lo estaba también; los
religiosos se sustentaban sin ayuda del encomendero ni de los nativos y recibían
la limosna ordinaria. EL convento de Acolman tenía una huerta con frutales nativos
y los llegados de España, en la lista se incluyen: cerezos de la tierra en cantidad
(capulines), muchos y buenos nogales, peras, membrillos y cepas con vides que
“…danse bien…”. (Acuña 1986, tomo 2: 231, 232). De esta huerta la Descripción
dice lo siguiente: “…y [había] una buena huerta dentro del monasterio, en que se
coge gran cantidad de nueces de España, y guindas y cerezas y ciruelas en
cantidad. Fundose el monasterio el año de mil y quinientos y treinta y nueve…”
(Acuña 1986, tomo 2: 232).

Figura 46
Plantas medicinales de Acolman
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
2° Cuicuitlapilli, o Hierbecilla con raíz oblonga Lugares altos y al Hdez. 1959,
cola de tlacuatzin muy parecida a la bellota, con pie de monte en Obras,
escondida en la un tallo cilíndrico, liso y casi Acolman. Tomo II, Libro
tierra. traslúcido, flor blanca, semilla 5°: 235.
como de rábano y hojas
blandas como de almendro.
La raíz tomada con agua
detiene la diarrea.
Temécatl purgante. Con raíz parecida al rábano Acolman, en Hdez. 1959,
pero más delgada, de donde cualquier lugar. Obras, Tomo
nacen tallos delgados y II, Libro 5°:
flexibles que arrastran por la 255.
tierra. Hojas ralas, tricúspides
y medianas, flores redondas,
medianas y amarillas,
cápsulas llenas de semilla.
Las raíces tomadas en ½
onza con agua evacuan la

336
bilis y los humores flemáticos.
Tezonpatli o Tiene raíz con forma y Nace en lugares Hdez. 1960,
medicina parecida a tamaño de pera, o un poco montuosos de Obras, Tomo
la piedra tezontli. más grande y parecida al Acolman. III, Libro 16°:
tezontli en la dureza y en el 117.
color rojizo. Fruto semejante
al pimiento indio, lleno de
semilla plana, redonda,
pequeña y pendiente de
pedúnculos. La raíz cura
paperas y úlceras pútridas.
En dosis de 2 o 3 dracmas
con vino alivia el cólico, la
tos, el empacho, purga los
intestinos y quita la
flatulencia.

San Juan Teotihuacan (Teotiguacán)

La Descripción del pueblo de San Juan Teotihuacan, encomendado en DON


Antonio Bazán, alguacil mayor del Santo Oficio de Inquisición, hecha en el dicho
pueblo a primero de marzo de mil y quinientos y ochenta años, fue según anota
Acuña (1986, t. 2: 232, nota a pie de página), fue escrita a mano, probablemente
por el corregidor Francisco de Castañeda. El pueblo formaba parte de la comarca
de Texcoco; extendiéndose desde la ribera del lago de Texcoco hasta la orilla del
valle de México (Gerhard 1986: 281). La población era de chichimecas, antes de
que fueran sometidos bajo la férula de Nezahualcoyotzin –señor de Tezcuco-
Teotihuacan era cabeza de provincia, a la que estaban sujetos los pueblos de
Otumba, Tepeapulco, Tlaquilpa y otros comarcanos (Acuña 1986, tomo 2: 235).

Poco tiempo antes de la llegada de los hispanos al Nuevo Mundo, los


teotihuacanos también estaban sujetos y pagaban tributos a Texcoco –cada 80
días-. Este consistía en algunas mantas gruesas de [he]nequén llamadas
ICHTILMATES y algunas cargas de pencas de maguey llamadas METZONTLI. Era un
asentamiento disperso, con las “…casas derramadas…” y los pobladores vivían de
sus labranzas (Acuña 1986, t. 2: 235). En 1580 la región de Teotihuacán
comprendía las cabeceras de Acolman, Tepexpan, Tequicistlán y Teotihuacán
mismo (Gibson 1967: 456). San Juan Teotihuacan estaba a tres leguas grandes –
por tierra llana- de la ciudad de Texcoco, a una legua de Acolman y a dos leguas
de Tequicistlán –la cabecera del corregimiento- (Acuña 1986, tomo 2: 233, 234).

Contaba con 17 pueblos sujetos; el pueblo de San Juan tenía en 1580 la


cantidad de 1,600 tributarios, sin contar en ellos “la gente menuda” y la mayoría
hablaba náhuatl, aunque también había hablantes de otomí y popoluca (Acuña
1986, tomo 2: 233, 234). En 1570 la jurisdicción tenía unos 4,000 tributarios, que

337
se reducen a 2,500 para 1580 y a 2,000 para el año 1600; la epidemia de 1629-
1631 redujo su número a solamente 305 tributarios (Gerhard 1986: 283). La
encomienda estuvo asignada a varias personas; el primero fue el conquistador
Francisco Verdugo, pero al morir la última encomendera –entre 1643 y 1658-
quedó vacante y pasó a la Corona (Gerhard 1986: 282).

La Relación de Teotihuacan informa sobre los castigos a personas que


hurtasen ropa, plumas, piedras, cosas de valor y también elotes, calabazas o
frijoles. Los ladrones mayores debían regresar lo robado, so pena de muerte; si
aparecía el hurto quedaban convertidos en esclavos perpetuos. El ladrón “aunque
fuese pequeño” debía pagar por cada mazorca o calabaza hurtada, una mantilla
de hilo de maguey capitonado, a la que denominaban QUACHTLI; si no tenía con
que pagar era condenado a pena de muerte, lo que se ejecutaba mediante el
apedreo público, para dar ejemplo a otros (Acuña 1986, tomo 2: 236). Según el
texto del mismo documento (Acuña 1986, tomo 2: 237), en tiempos antiguos se
alimentaban con hojas de tuna y pencas de maguey cocido, raíces, ratones,
culebras y otras sabandijas, pero en 1580:

Visten ahora, todos, mantas, y camisas y zaragüeles de algodón; duermen en


alto y se cubren con frezadas. Comen buenas viandas de maíz cocido, aves
domésticas y de caza, [y] carne de vaca y carnero los más dellos […] Vivían
[sin embargo] más sanos con ello, y por estar más acostumbrados y
ejercitados en trabajos q[ue] ahora. (Acuña 1986, t. 2: 237).

El pueblo se asentaba en un llano y tiene al norte el cerro Tenan y otro cerro


mediano que lo abriga (Acuña 1986, tomo 2: 233). La provincia es “…falta de
agua…” y el líquido para fines domésticos se obtiene de jagüeyes; la cabecera de
San Juan “…es abundosa de agua y tiene muchas fuentes en poco trecho, de que
procede un río grande en el cual los naturales tienen un molino…”. Era una región
fría “…y algo desolada con escasas lluvias estacionales…” (Gerhard 1986: 281).
La región abundaba en cerezas de la tierra, tunales y magueyes “…de que se
sustentan y venden a los pueblos comarcanos…”. Además cultivaban maíz,
frijoles, huautli, chía y algunas hortalizas de España; también sembraban un poco
de trigo “…y lo que se siembra se da muy bueno…”. El mismo documento afirma
que: “…Son inclinados a labranzas, y los frutos dellas es su principal contratación;
crían aves de Castilla y de la tierra, de que se sustentan, sin tener otra
contratación…” (Acuña 1986, tomo 2: 238-239). La Relación proporciona la
siguiente descripción:

Riéganse, con el agua del dicho río, dos leguas de tierra; q[ue e]s toda su
corriente hasta entrar en la laguna, pasando por los pueblos de Aculma,
Tepexpa y Tequizistlán y t[é]r[m]ino de Tezcuco. Es tierra abundosa de pastos
y manetnimientos. (Acuña 1986, tomo 2: 233).

Los franciscanos de Texcoco entraron al área en 1540; desde esa misma


fecha los agustinos de Acolman le visitaban. En 1563 los franciscanos construyen
el convento de San Juan -en el pueblo de Teotihuacan- para el año de 1586 ya

338
contaba con iglesia, claustro, dormitorios y huerta. El convento tenía también una
fuente. En este monasterio de los frailes franciscanos, ordinariamente residían tres
sacerdotes y un fraile lego (Ciudad Real 1976, tomo 1; CLXI). El pueblo de San
Juan Teotihuacán era doctrina franciscana; en 1586 contaba con tres frailes. Entre
1771 y 1772 la doctrina fue secularizada (Gerhard 1986: 283).

En 1559 construyeron los agustinos construyeron el convento de San Juan


Evangelista; era pequeño, pero hacia 1584 estaba acabado, tenía su iglesia,
claustro, dormitorios y huerta; ésta producía “en cantidad” uvas, duraznos, higos,
membrillos “…y otras frutas y hortaliza en cantidad…” (Ciudad Real 1976, Vol. 1:
132-133). El monasterio contaba también con una fuente y un manatial que
“…echa medio buey de agua gruesa y mala de beber; tienen hecho en el
nacimiento una presa y estanque grande y hondo algún tanto, en que hay mucha
cantidad de peces chiquitillos y desabridos que no se pueden comer ni jamás
crecen…” (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 133).

Antonio de Ciudad Real (1976, Vol. 1: 133) también describe un arroyo


junto al convento que al reunirse con otras aguas formaba un riachuelo donde –
poco más abajo- muele un molino “…y se riegan infinidad de milpas, y
últimamente entra el remanente en la laguna de México…”. El pueblo de San Juan
Teotihuacan estaba asentado entre varios manantiales de agua, pertenecía al
arzobispado de México. Tenía entre sus vecinos a un español que fabricaba salitre
para hacer pólvora. Era considerado como “tierra sana” y las enfermedades de sus
pobladores eran dolor de cabeza y calenturas, que curaban utilizando plantas
medicinales “…yerbas y raíces de calidad fría…” (Acuña 1986, tomo 2: 238).
Francisco Hernández encontró en el lugar varias plantas cuyo uso era medicinal y
que anotamos en la figura 47.

Figura 47
Plantas medicinales en Teotihuacán
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
Cococxíhuitl Tiene raíces de eléboro de Lugares altos o Hdez. 1959,
eleborino, o donde toma el nombre. Tallos bajos de Obras,
ixnexéhuac, que numerosos y delgados de Teotihuacan. Tomo II, Libro
quiere decir donde nacen hojas parecidas 4°: 207.
ceniciento por a las del orégano, con flores
encima. en el extremo, de color
amarillo con rojo y olor fuerte
parecido al de las manzanas
apianas, con sabor amargo.
Alivia diarreas y mezclado
con chichicpatli
teotioacanense se aplica en
la cabeza y quita los vértigos.
Hueipatli o medicina Con raíz larga y gruesa de Teotihuacan. Hdez. 1959,
grande. donde echa tallos cilíndricos, Obras, Tomo

339
de color verde pálido, llenos II, Libro 9°:
de hojas en grupos de 3, 381.
angulosas y gruesas. Flores
pequeñas y blanquecinas. La
raíz se toma contra las
fiebres en dosis de 1 onza.
Illacatziuhqui, o Hierbecilla con raíz como de Teotihuacan. Hdez. 1959,
medicina torcida. rábano, nudosa, de donde Obras, Tomo
salen tallos delicados, flores III, Libro 11°:
amarillas, redondeadas y 8.
medianas. La raíz es amarga
y caliente. La corteza de la
raíz machacada en cantidad
de 3 dracmas; tomada en
agua endulzada evacua la
bilis.
Itzticpatli Arbusto con raíces gruesas, Faldas de los Hdez. 1959,
teotihoacanense. largas y profundas; ramas montes y al pie de Obras, Tomo
pequeñas que arrastran por los mismos en II, Libro 10°:
la tierra, hojas largas, Teotihuacan. 420.
angostas y ralas. Flores
escarlata medianas y vainas
delgadas y pequeñas llenas
de granillos parecidos al
chían. Las raíces en dosis de
1 onza se administran contra
las fiebres.
2° Quaquauhtzóntic Hierba de raíz larga, Chimalhuacán Hdez. 1959,
ramificada, que adelgaza chalcense y Obras, Tomo
poco a poco de donde nacen Teotihuacan. II, Libro I°: 42.
tallos de 2 cuartas, cilíndricos
y purpúreos. Hojas como de
granado, un poco mayores y
ásperas. Fruto redondeado y
con estrías. La raíz cura la
sarna y detiene las diarreas.
Tlaliztacpatli o Tiene raíz larga con forma de Cualquier sitio en Hdez. 1959,
medicina blanca y rábano, más delgada y Teotihuacan. Obras, Tomo
chica. fibrosa. Tallos numerosos, II, Libro 10°:
delgados, cilíndricos de 3 430.
cuartas de largo. Hojas largas
y delgadas y vainas
pequeñas y delgadas llenas
de semilla redonda. La raíz
disuelta en agua en dosis de
3 dracmas, combate el delirio
y las fiebres.
Yolochichilpatli, o Raíz fibrosa semejante al Nace en Hdez, 1959,
medicina de yolochichiltic, de donde salen Teotihuacán. Obras, Tomo
corazón rojo. tallos techosos de una cuarta III, Libro 11°:
de largo y en ellos hojas 4.

340
parecidas a las puntas de
hierro. Como emplasto cura
la erisipela.
Texcoco

Centro político y administrativo de los acolhuas; había sido la sede del palacio de
los señores de Texcoco, para 1585 quedaban restos de la construcción [palacio],
que había tenido “…muchos y muy buenos aposentos y una buena huerta…”; a
una legua de esta construcción quedaba otra ubicada en un cerro “…que era la
casa de recreación del mismo rey…” (Ciudad Real 1976, Vol. 1: CLXVII; Acuña
1984, tomo 1: 93). La provincia de Tezcuco era muy poblada y antes de la gran
epidemia de 1545-1548 tenía unos 100,000 tributarios, para 1570 Texcoco
contaba solamente con 12,787 tributarios; pero la epidemia de 1576-1580 se llevó
otros dos tercios de la población (Gerhard 1986: 322).

Desde 1525 los franciscanos tenían una misión en San Antonio Tezcuco;
poco después los dominicos crearon otra en el pueblo Magdalena Tepetlaóztoc;
hacia 1540 los agustinos se encargaron de San Agustín Acolman (Gerhard 1986:
322). En la ciudad de Texcoco se construyó un monasterio dedicado a Santa Ma
de Jesús. El convento de San Antonio era el más antiguo de la Provincia, en 1585
estaba terminado y tenía un claustro bajo y otro alto, dormitorios, iglesia y huerta;
vivían en él de cinco a seis religiosos (Ciudad Real 1976, Vol. 1: CLXVII).

Los frailes decían que “…Después de haber andado algunos días por los
pueblos cercanos a Tezcuco (que son muchos y de los más poblados entonces de
la Nueva España)…fueron a Otumba, Tulancingo y Tepepulco donde fueron bien
recibidos y predicaron (Mendieta 1945, Vol. 3: 109-110). Cuando Thomas Gage
(1958: 56) visitó la región –en 1625- en Texcoco vivían 300 indígenas y unos 100
españoles; se enriquecían con una economía basada en el cultivo -mediante
huertos- de hierbas y vegetales, que llevaban diariamente a vender a la ciudad de
México, utilizando canoas para transportar las plantas. El protomédico Francisco
Hernández proporciona una lista de plantas medicinales de Texcoco, que
mostramos en la figura 48.

Figura 48
Plantas medicinales de Texcoco
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
2° Acocoquílitl Alivia la tos, cura lepra, Texcoco, en sitios Hdez. 1959,
salpullido y sarna. húmedos. Obras, Tomo II,
Libro I°: 7.
Acocotli, o Mitiga dolores causados por Texcoco. Hdez. 1959,
xalococotli el frío y cura rozaduras. Obras, Tomo II,
Libro I°: 8.
Apancholoa o Detiene el flujo de los niños y Texcoco y lugares Hdez. 1959,

341
hierba que brota de evita el aborto. campestres y Obras, Tomo II,
las aguas. húmedos de Libro I°: 11-12.
regiones
templadas.
Atenxíhuitl, o hierba Crudas o cocidas son Lugares Hdez. 1959,
lacustre diuréticas. pantanosos de Obras, Tomo II,
Texcoco. Libro I°: 22.
2° Axixpatli Cálculos biliares. Texcoco Hdez. 1959,
Obras, Tomo II,
Libro I°: 5.
Cenanan Con hojas grandes, obtusas, Lugares Hdez. 1959,
tetzcoquense, o oblongas y parecidas a las templados y fríos Obras,
cananatli, o del gordolobo en el color, en de Texcoco. Tomo II, Libro
centlinan, o madre la pelusa y en la amplitud, 5°: 242-243.
de la mazorca del flores blancas y dispuestas
maíz. en forma de mosqueador,
raíz gruesa, larga, fruto
parecido al pimiento y lleno
de semilla de donde le viene
el nombre. Mata los gusanos
Es el mismo que el de las úlceras, cura llagas de
Tepecenanan del cuadrúpedos, calma dolores
monte, o un de dientes, alivia el asma,
congénere. cura cólicos.
2° Cococxíhuitl Raíz parecida al nabo, con Lugares ásperos y Hdez. 1959,
hojas parecidas a las de montuosos de Obras,
yauhtli. Flores amarillo pálido Texcoco. Tomo II, Libro
contenidas en cálices 4°: 206.
escariosos. La raíz reducida a
polvo alivia la tos, e
introducida en dosis de 2
dracmas limpia intestinos y
quita la flatulencia.
Coyopollin o Hierba con raíces fibrosas de Regiones Hdez. 1959,
voluble de zorra, donde nace un tallo amarillo al templadas como Obras,
principio y después verde; la tetzcoquense. Tomo II, Libro
hojas con figura de corazón, 5°: 265.
pero más largas, más
puntiagudas y contraídas en
uno de sus lados poco más
arriba del nacimiento del
pedúnculo. Flores oblongas,
grandes, amarillas con rojo al
principio y al fin purpúreas y
fruto parecido al pimiento,
pero de punta torcida y
alargada. Solo proporciona el
uso de las flores.
Cuechpatli o Con 3 raíces semejantes a las Nace en lugares Hdez. 1959,
medicina de del asfódelo y terminadas en montuosos o Obras,
cascabel de otras tantas ramificaciones. planos de Tomo II, Libro

342
serpiente, o Tallos cilíndricos, verdes, lisos regiones 6°: 284.
iztacpatli. y algo vellosos. Hojas templadas como
oblongas, enteras y un poco la tetzcocana.
mayores que las de albahaca.
Flores blancas y vainas llenas
de semillas lanuginosas. Las
raíces machacadas y tomadas
en dosis de 1 onza con agua
mitigan el calor excesivo y
curan las nubes de los ojos.
Cuechxóchitl o flor Con raíz fibrosa y blanca, Regiones Hdez. 1959,
de cascabel de nacen de ella tallos de 3 templadas como Obras,
serpiente. cuartas de largo, cilíndricos, la tetzcocana. Tomo II, Libro
delgados y llenos de hojas 6°: 284.
como de sauce. Flores ralas,
oblongas, rojas, con forma de
cápsulas y con filamentos que
salen de su centro en los que
hay semilla de color verde con
rojo. La raíz machacada y
aplicada quita las
inflamaciones.
2° Cuechxóchitl o Raíz fibrosa y blanca de Montes de Hdez. 1959,
flor de cascabel de donde nacen tallos de 3 regiones Obras,
serpiente. cuartas de largo, con hojas templadas de Tomo II, Libro
como de sauce. Flores ralas, Texcoco. 6°: 284.
oblongas, rojas, con forma de
cápsula y filamentos que salen
del centro. Semilla de color
verde con rojo. La raíz
machacada y aplicada quita
inflamaciones.
Chían Su cocimiento detiene las Lugares Hdez. 1959,
tetzcoquense, o diarreas. campestres de Obras, Tomo II,
chían. Texcoco. Libro 2°: 73-74.
Chichimecapatli o Hierbecilla con raíz semejante Nace en regiones Hdez. 1959,
medicina de la en forma y tamaño a una templadas o un Obras, Tomo II,
gente chichimeca. nuez, blanca por dentro y poco frías, como Libro 6°: 308-
negra por fuera. Nace de la son la mexicana y 309.
raíz un tallo largo, delgado, la tetzcocana, en
con hojas ralas largas y lugares ásperos y
delgadas. La raíz fresca o montuosos.
seca evacúa los humores,
quita la flatulencia y alivia los
cólicos.
Chilpan. Florece en septiembre. Con Lugares Hdez. 1959,
raíces semejantes a fibras, templados como Obras, Tomo II,
leonadas y numerosas. Tallos el campo Libro 5°: 276.
de 2 codos o más largos. tetzcocano y el
Hojas como de sauce. Tallos mexicano, en
con flores escarlata con forma sitios campestres

343
de cálices. Las raíces tomadas y montuosos.
en dosis de 1 dracma evacúan
la bilis, provocan la orina
retenida.
Ichzácatl Tiene hojas como de Nace en lugares Hdez. 1959,
tetzcoquense o leguminosa, flores como de campestres de Obras, Tomo II,
hierba de algodón. fumaria común, pero azules y regiones Libro 10°: 426.
raíz larga, delgada y fibrosa, templadas.
cuyo polvo cura úlceras Texcoco.
cancerosas.
Iztacpatli Tiene raíz en forma de pera, 2 Nace en clima Hdez. 1959,
tetzcocano o veces mayor, blanca, cilíndrica templado como el Obras, Tomo II,
iztacpatli de 3 cuartas de largo. Tallos tetzcocano; en Libro 10°: 428.
verbascino. volubles, sarmentosos, de 1 lugares
codo de largo, pardos y con montuosos y altos
nudos. Hojas en forma de y en cualquier
corazón, aserradas. Carece época del año.
de flor y de semilla. La raíz en
dosis de 3 a 4 dracmas
extingue el calor y fortalece,
cura disenterías.
Iztic tetzcocano. Hierba con hojas como de Lugares Hdez. 1959,
palma, pero rojizas por montuosos y Obras, Tomo II,
encima, flores grandes y rojas rocosos de Libro 10°: 421.
y tallo único. La raíz es Texcoco.
bulbosa, de sabor semejante
al de las raíces de los juncos y
más blanca que la leche.
Nacen muchas raíces
aglomeradas. Su cocimiento o
el agua en que se hubieren
remojado durante algún
tiempo quitan las fiebres.
Iztacatzóyatl o Machacado sirve contra las Nace en lugares Hdez. 1959,
atzóyatl blanco. fiebres y los fríos. templados o algo Obras, Tomo II,
frías como Libro 2°: 65.
Texcoco y
lugares al pie del
volcán.
Matlalístic Hierba con raíces como de Nace en los Hdez. 1959,
tetzcocano. triorquis, de lo cual es una montes Obras, Tomo II,
variedad extranjera. Tallos con mexicanos. Libro 10°: 422-
nudos a intervalos de 1 423.
pulgada, cilíndricos, vellosos,
de 1 dedo de grueso y 2
palmos de largo, hojas
gruesas con forma de llantén,
aserradas, ralas, parecidas
cerca de su nacimiento a las
de caña, menores y
blanquecinas. Flores azules

344
con forma de cáliz. La raíz
machacada y aplicada o
tomada en dosis de 2
dracmas, resuelve los tumores
originados de causa cálida.
3er Quauhchían. Hierba con hojas parecidas a Texcoco, en Hdez. 1959,
la albahaca que estriñen el lugares Obras, Tomo II,
vientre demasiado suelto, de campestres. Libro 2°: 71.
gusto agradable, parecen ser
caloríficas en 2° grado.
2° Hierba con hojas parecidas a Lugares Hdez. 1959,
Quauhchichiántic. la ortiga. El cocimiento de las campestres de Obras, Tomo II,
raíces quita la flatulencia y Texcoco. Libro 2°: 73.
arroja las heces endurecidas y
molestas.
Quauhamoxtli o Hierba que nace en los Nace en la región Hdez. 1960,
musgo de los árboles de lugares húmedos y templada de Obras, Tomo
árboles. rocosos y principalmente en Texcoco. III, Libro 16°;
los encinos. En dosis de 2 123.
dracmas alivia la calentura.
Tlalchipillin o Tiene raíz larga, ramificada y Regiones Hdez. 1959,
chipilín terrestre. blanca con algo de leonado. templadas como Obras, Tomo II,
Tallos de una cuarta con hojas la tetzcoquense. Libro 5°: 266-
largas, angostas, en grupos 267.
de 7 a intervalos, hasta cierto
punto parecidas al mastuerzo.
Flor del tamaño y figura de las
del garbanzo pero un poco
menor. La raíz reducida a
polvo y tomada con agua en
dosis de 1 ½ dracma evacúa
la bilis y los humores
flemáticos.
Tlalocoxóchitl Hierba de un palmo de Lugares llanos y Hdez. 1959,
tetzcoquense. longitud, hojas como de templados de Obras, Tomo II,
albahaca, flor blanca y Texcoco. Libro 3°: 108-
pequeña que nace de un tallo 109.
largo y raíces delgadas y
cortas. Es astringente y
secante, el cocimiento de ½
onza quita los dolores de los
miembros entumecidos por el
frío, mitiga las fiebres.
Tlalocoxochipatli, o Su naturaleza es caliente, Texcoco. Hdez. 1959,
medicina del seca y favorable al pecho. Obras, Tomo II,
tlalocoxóchitl, o Libro 3°: 109.
elchioquiuhpatli, o
medicina del
pecho.
5° Tlatlauhcapatli. La raíz ramificada, blanca con Colinas de Hdez. 1959,
rojizo por dentro y por fuera, regiones como Obras, Tomo

345
de donde nacen tallos de un las de Texcoco. III, Libro 11°:
palmo, hojas como de alsine y 23-24.
flores blancas. ½ onza de la
raíz tomada por la mañana
alivia enfermedades del pecho
y los ojos.
Totoncaxoxoco- Con raíz redonda, blanca y Lugares Hdez. 1959,
yollin o xocoyollin envuelta en cabellos. La raíz montuosos y Obras, Tomo
cálido, o tiene sabor amargo; rocosos de III, Libro 11°:
atehuapatli, o machacada e introducida con Texcoco. 19.
medicina que nace algún líquido conveniente
junto a los arroyos. purga los intestinos.
Zacachíchic o Hierba de palmo y medio, toda Lugares planos y Hdez. 1959,
hierba amarga, vellosa, blanquecina y con laderas de Obras, Tomo II,
hojas menudas casi como de Tepletlaóztoc y Libro 5°: 269-
ruda, llena por todas partes de Texcoco. 270.
florecillas blancas con rojo,
pilosas, que se deshacen en
vilanos y contenidas en
pequeños cálices
redondeados, con raíz fibrosa.
El jugo exprimido de la hierba
en dosis de 1 ½ onza purga
los humores, principalmente la
bilis y las flemas.
Zazálticpatli Hierba de 2 palmos de largo, Nace en regiones Hdez. 1959,
con hojas como de limón pero templadas, Obras, Tomo II,
más largas; raíz gruesa, planas y Libro 5°: 259.
fibrosa y leonada tirando a campestres como
escarlata de donde nacen la tetzcoquense.
tallos delgados y verdes y en
la punta flores alargadas de
color verde pálido. La raíz
comida o su cocimiento
tomado como agua de uso
quitan la fiebre.
Zazanaca, o Raíces con pelusas, que le Nace en regiones Hdez. 1959,
coapatli. hacen propia para alimentar el húmedas, frías o Obras, Tomo II,
Tiene una variedad fuego, con muchos tallos templadas, en los Libro 4°: 199.
llamada redondos y largos, hojas montes cerca de
xiuhtotonqui. oblongas y aserradas; con Texcoco.
flores cabelludas rojas por
dentro y amarillas con blanco
por fuera. La raíz es acre y
amarga, quita la flatulencia,
arroja las lombrices y cura el
flujo de vientre.

346
Según Thomas Gage (1958: 56) la gente de Texcoco adquirió algún dinero
vendiendo madera de los cedros que crecían en la zona, que se utilizaba en las
edificaciones de la ciudad de México. Gage escribe que los cedrales decayeron
mucho, porque los españoles los devastaron para construir sus edificios
suntuosos. De hecho, según el mismo autor, Hernán Cortés fue acusado por
Pánfilo de Narváez como consecuencia de haber utilizado más de 7,000 pilotes -
hechos con árboles de cedro- para construir su propia casa. Gage informa que
antiguamente los jardines de Texcoco tenían miles de árboles -de cedro- para
formar muros y circuitos, algunos de ellos llegaban a tener 120 pies de largo;
agrega Thomas Gage (1958: 56), que si para el año de 1625 si quedaban unos 50
árboles de cedro en todo Texcoco, eso era mucho.

Magdalena Tepetlaóstoc [Tepetlaóztoc]

Tepetlaóstoc [sic] fue encomendado a Hernán Cortés, pero en 1525 fue tomado
por los tenientes gobernadores y reasignado a Diego de Ocampo. Entre 1527 y
1528 el gobernador Estrada transfirió la encomienda al factor Gonzalo de Salazar
en 1528, quien fue sucedido por su hijo Juan Velásquez de Salazar en 1553; a su
muerte (1612) los tributos fueron reasignados a los herederos de Moctezuma
(Gerhard 1986: 321). A principios de la década de lo 1550 la comunidad indígena
inició un pleito para disminuir los elevados tributos y otras explotaciones de que
eran objeto por parte del encomendero Gonzalo de Salazar, quien murió en 1553 y
el pleito siguió contra el hijo (Gibson 1967: 438-439). En 1570 Tepetlaóztoc
contaba con 3,500 tributarios. Hacia 1580 esta encomienda adquirió la categoría
de cabecera. Cerca de 1525 los dominicos establecieron una misión en
Magdalena Tepletaóstoc [sic] y la doctrina sobrevivió hasta la independencia,
aunque había sido secularizada en 1777 (Gerhard 1986: 322).

Figura 49
Plantas medicinales de Tepetlaóztoc
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
Cozticcapotoncaxóc Tiene raíces semejantes al Nace en los Hdez. 1959,
hitl, o flor amarilla eléboro, blancas, largas y montes Obras,
que se deshace en numerosas, de donde nacen desprovistos de Tomo II, Libro
vilanos. tallos muy largos del grueso hierbas de las 4°: 216.
del meñique; con hojas regiones frías,
dispuestas a intervalos, como como en
de sauce pero enteras y Tepetlaóztoc.
flores en el extremo,
densamente agrupadas,
blancas con amarillo. La raíz
alivia las fiebres.
3er Cuicuitlapilli Raíces de tamaño y forma de Colinas de Hdez. 1959,
bellotas (2 o 3), de donde Tepetlaóztoc. Obras,

347
nacen fibras semejantes a Tomo II, Libro
colas de donde brotan tallos 5°: 235-236.
delgados, cilíndricos y
purpúreos. La raíz que es
blanca por fuera y negra por
dentro se disuelve en agua y
en dosis de ½ onza combate
las fiebres y reduce el bazo.
Nahuitlaquen, o Raíces con forma de bellotas, Nace en las peñas Hdez. 1959,
cuatro cubiertas. numerosas, hojas parecidas a y grietas de las Obras, Tomo
la verdolaga y purpúreas rocas de III, Libro 11°;
cerca de la punta. Se aplica a Tepetlaóztoc. 16.
la erisipela. Tomada con
agua alivia las afecciones del
calor.

El Oriente de la Cuenca de México

Partido de Coatepec

El suroriente de la cuenca de México estaba conformado por el Partido de


Coatepec, que contenía cinco cabeceras y 16 estancias. La cabecera de todo el
Partido era Cotepec; las otras cuatro cabeceras eran: Santa Ana Tetitlan, San
Francisco Aquauhtla, San Miguel Tepetlapa y Santiago Quatlapanca. Además, se
incluían en el Partido a los pueblos de Chimalhuacán y Chicoloapan con sus
sujetos, estancias y barrios “…de poca gente cada una…”. Los encomenderos de
estos dos pueblos eran Gaspar López y Jerónimo de Bustamente; el primero era
hijo del licenciado Pedro López quien era médico y vecino de la ciudad de México
“… y de los primeros pobladores casados que vinieron a esta tierra…” que ya para
1523 vivía en la Nueva España. Bustamante compró la encomienda en 1577. La
población de Coatepec y sus sujetos era de 700 indios tributarios enteros y 400
niños y niñas de poca edad (Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 131 y nota a pie de
página número 4, 137).

La jurisdicción de Coatepec iba desde la orilla sureste del lago de Texcoco


hasta el volcán de Tláloc [Popocatépetl] (Gerhard 1986: 78). El pueblo de
Coatepec al oriente de la ciudad de México y a siete leguas de distancia, por un
camino bueno -pero torcido- que rodeaba la Laguna grande y cruzaba por tierra
llana (Relaciones, Acuña tomo I, 1985: 138). Coatepec estaba al sur de
Coatlinchan -que pertenecía a la Jurisdicción de Tezcuco- a una legua grande de
tierra doblada, buena de caminar. En el sureste partía términos con Iztapaluca –de
la encomienda de Luis de Velasco- a una legua pequeña, mediante un camino
derecho que iba por tierra llana. Al noroeste se encontraba Chimalhuacán –de la
encomienda de Jerónimo de Bustamante- a una legua pequeña por un camino
derecho y por tierra llana. Entre Chimalhuacán y Coatepec estaba asentado el

348
pueblo de Chicoloapan –de la encomienda de Gaspar López- ubicada a ½ legua
grande y de tierra llana, Tanto Chicoloapan como Chimalhuacán estaban adscritos
a Coatepec y su Partido, siendo Cristóbal Salazar el corregidor (Relaciones,
Acuña 1985, tomo 1: 129-155).

Según averiguaciones del autor de esta Relación de Coatepec, sus


habitantes eran chichimecas, que llegaron de Chicome Oztoc en 1164 dC, lo que
según Acuña (1985, tomo I: 133 y nota 13 a pie de página) era la fecha de llegada
del grupo chichimeca a la región y no la fecha de fundación del pueblo. El pueblo y
sus sujetos están asentados en una comarca seca y templada, pero el texto
muestra que eran cazadores y recolectores, habiendo aprendido a cultivar la tierra
hacia 1411, con el reinado de Huitzilihuitl –hijo de Acamapichtli- cuando tuvo lugar
la conquista de Chalco por los mexicas (Acuña 1985, tomo I: nota 14 a pie de
página). Coatepec estaba gobernado por un calpixque que se nombraba en
Texcoco y en esta época Chicoloapan pertenecía a la vecina Coatlichan;
Coatepec fue descrito así:

…y, en alguna parte, es más fría que cálida…”, las lluvias “… en algunos años
son más y, en otros, menos…” […] en tiempos de la infidelidad, las aguas y las
lluvias eran muy comunes y recias, y llovía cada veinte días en gran manera, y
hacía muy grandes nieves y caía mucho granizo, que les era a los naturales
excesivo trabajo, que no lo podían tolerar; porque, en aquellos tiempos
padecían grandes hambres, y no alcanzaba el maíz ni las demás legumbres
que ahora hay. Y se sustentaban de las carnes de la caza que mataban, de
leones, tigres, zorros, gatos y puercos monteses, venados, conejos, liebres,
culebras y víboras y aves que cazaban, hasta que llegaron los dichos indios
culhuas y mexicas, que son los dichos mexicanos, que puede haber ciento
sesenta y ocho años, poco más o menos, los cuales trujeron maíz, ají y
frijoles, y otras legumbres de la tierra (Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 134).

Y, desde aquél tiempo, comenzaron los naturales desta provincia a hacer y


labrar sus sementeras… (Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 134).

Más adelante en otra sección del texto se agregan adives y zorrilos, y gallos
de papada y gallinas monteses, ratones…, y otras aves que flechaban
(Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 147).

Además, según los viejos del lugar dijeron al autor de la Relación de


Coatepec (Acuña 1985, tomo I: 134-135), el clima había cambiado para hacerse
más templado y tanto los veranos como el invierno más definidos, lo que según
ellos comezó hacía 40 años163. Entre noviembre y diciembre los vientos húmedos,
friolentos y trabajosos hacían el clima demasiado frío para los naturales. Por otra
parte, Coatepec era “…tierra descubierta, rasa, y sin monte ni arboleda. Tiene
pocas fuentes; sin río y solamente dos manantiales por lo que el pueblo y sus
sujetos eran estériles y los naturales “…bebían agua de lluvias que recogían en

163
La Relación de Coatepec fue escrita en 1579, por lo que el informante está hablando
aproximadamente del año 1539.

349
unos jagüeyes hechos a mano que para este efecto tenían los indios,…”
(Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 135).

En 1520 se rindió a Cortés, en 1534 pasó a la Corona y en 1537 fue


reasignada al tesorero Juan Alonso de Sosa, pero volvió a la Corona en 1544
(Gerhard 1986: 78). Era visitado por los franciscanos de Texcoco, pero desde
1527 fue doctrina separada y en 1560 su administración pasó a los dominicos
(Gerhard 1986: 79). A principios del siglo XVI Coatepec y sus sujetos fueron
descritos como siendo “…algo estéril[es] de pastos. Además, un párrafo muestra
poca influencia de la flora del Viejo Mundo en esta región y un abandono del
cultivo cuya causa se atribuyó a la baja demográfica originada por las epidemias
(Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 137).

Así, en el mismo documento se dice que en Coatepec “…hay algunas


frutas de Castilla. Es abundante de mantenimientos de maíz, ají, frijoles y otras
legumbres de la tierra…” (Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 137). Las plantas
medicinales estudiadas por Francisco Hernández y cuyo origen específico es
Chimalhuacán, son las siguientes: Figura 50.

Figura 50
Plantas medicinales de Chimalhuacán
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
Huitztlacuatzin o Raíz muy larga, leñosa y Lugares planos y Hdez. 1959,
tlacuatzin espinoso. fibrosa, blanca por dentro, fríos de Obras,
de donde nacen tallos Chimalhuacán. Tomo II,
alargados, delgados, Libro 9°:
espinosos y que alcanzan a 378.
veces la altura de un
hombre. Hojas parecidas a
las de la salvia, pero más
amplias. La raíz aplicada
cura los tumores.
Iztacpatli Echa raíz larga, gruersa, Chimalhuacán. Hdez. 1959,
chimalhuacanense. fibrosa y blanca, de donde el Obras,
nombre. Con tallos de 8 Tomo II,
pulgadas de largo, hojas Libro 10°:
como de albahaca, 427-428.
pedúnculos un tanto
pennados, suaves. Flor
blanca y mediana. Mitiga el
calor excesivo.
Iztactlatlacótic de Con raíz gruesecilla que se Lugares Hdez. 1959,
Chimalhuacán. adelgaza progresivamente. montuosos y fríos Obras,
Tallos delgados y purpúreos de Tomo II,
de 4 palmos de largo. Hojas Chimalhuacán. Libro 10°:
oblongas, angostas, 433.
pequeñas. Flores alargadas,

350
amarillas y estrelladas.
Frutos en racimo. La raíz
comida con algunos granos
cocidos de maíz o con
cacahoatl alivia el pecho, el
asma y el empacho.
2° Echa raíz blanca, fibrosa, Lugares Hdez. 1959,
Iztactlatlacóticchimal que se adelgaza montuosos y fríos Obras,
huacanense. gradualmente. Tallos de Tomo II,
pardos. Hojas como de lino, Chimalhuacán. Libro 10°:
largas y delgadas. Flores 433.
pardas parecidas a los
granos del cilantro. La raíz
se macera en agua caliente
durante la noche y cura
enfermedades del pecho,
arroja piedras de la vejiga y
de los riñones.
Tlalcacáhoatl de Hierba de 2 palmos de largo Lugares fríos y Hdez. 1959,
Chimalhuacan con hojas oblongas como de rocosos junto a Obras,
chalcense albahaca, nervadas, las aguas en Tomo II,
aserradas y opuestas a Chimahuacán de Libro 6°:
intervalos. Flores azules, Chalco. 306-307.
pequeñas y dispuestas en
capítulos oblongos. Raíces
redondas semejantes a
avellanas en forma y
tamaño. Las raíces ayudan
contra los ardores de
fiebres.
Tlatzcantic Con raíz parecida a la Lugares fríos y Hdez. 1959,
bellota, con tallos escarlata, planos de Obras,
hojas largas, angostas y Chimalhuacán. Tomo III,
espaciadas, sin flores ni Libro 18°:
frutos. La raíz se administra 174.
contra las fiebres, molida
con tlaolli cocido.

Sin especificar necesariamente el lugar, excepto con elementos generales,


encontramos que el protomédico Francisco Hernández, anota y describe
información para una serie de plantas medicinales que fueron colectadas en las
faldas de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl y que anotamos en la siguiente
figura 51.

Figura 51
Plantas medicinales de laderas de los volcanes
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra

351
Iztactlácotl o vara Con una sola raíz, corta, Colinas frías de Hdez. 1959,
blanca. redondeada, fibrosa y Tlalmanalco. Obras, Tomo
blanca. Tallo único, verde de II, Libro 10°:
1 ½ palmo de alto. Hojas 433-434.
como de lino alargadas y
angostas. Florecillas blancas
y delicadas.
Tecualpatli. Planta delicada, cura Lugares fríos al Hdez. 1960,
úlceras. pie del volcán Obras, Tomo
mexicano. III, Libro 18°:
163.
2° Tézhoatl Tiene hojas como de Nace junto al Hdez. 1960,
madroño, carnosas y sin volcán mexicano. Obras, Tomo
nervaduras. Cura úlceras. III, Libro 16°:
119.
Tlalólotl o planta Hierbecilla delicada que Lugares fríos al Hdez. 1960,
redonda. arrastra por la tierra, pie del volcán Obras, Tomo
parecida al polígono y quizá mexicano. III, Libro 18°:
especie suya. Buena para 163.
las inflamaciones.

La región oriental de la cuenca de México estaba densamente poblada,


pero las epidemias la dejaron despoblada, según Gerhard (1986: 79) la peor de
ellas fue la acontecida entre 1545 y 1548. Las pestilencias y mortalidad
ocasionaron que “…los indios han dejado de sembrar sus sementeras.”
(Relaciones, Acuña 1985, tomo I: 137). En 1570 los tributarios ascendían a 1,800
que en 1579 descienden a 1,150 que se concentraban en 53 asentamientos
menores. En el año de 1604 los indios fueron reducidos a seis pueblos y dos
barrios. El decrecimiento llega a solamente 560 tributarios en el año de 1623 y
apenas a 171 ½ en 1643. Para 1683 había 700 comulgantes indios y 143
comulgantes no indios; además de que vivían en las haciendas aledañas 461
personas (españoles y mestizos). El Padrón de 1791 indica la presencia de una
ranchería, nueve haciendas y dos ranchos en la jurisdicción. Según el censo de
1799 se registraron a 1,319 tributarios indios (Gerhard 1986: 79).

Pueblos del Suroriente de la Cuenca de México

La Jurisdicción y Cabecera de Mexicaltzingo164

El pueblo y cabecera de Mexicaltzingo se asentaba al sur-sureste y a dos leguas


de la ciudad de México. Tenía cinco pueblos, que eran cabeceras parroquiales
administradas por clérigos del pueblo de Iztapalapa (Villaseñor 2005: 172). En

164
Indistintamente escrito con z o con c, como se encuentra en las distintas fuentes.

352
1580 se describió de la siguiente manera: “… tiene el mismo cielo, temperamento
y calidad, que la dicha ciudad de México; los vientos corrían de norte a sur en el
invierno y parte del estío. Abundaba en algunas lagunas y, especialmente, una
acequia principal por donde se anda toda la Laguna grande. “. La acequia permitía
la entrada de bastimentos provenientes de toda la comarca a la ciudad de México;
la Relación (Acuña 1986, tomo 2: 43) asienta que ingresaban diariamente entre
3,000 y 4,000 canoas. Se sustentaban vendiendo hierba y cultivos de sus
sementeras, además de criar gallinas. La Relación dice así:

… es todo lagunas y en ellas, muchos camellones, donde siembran maíz,


quilites, chile y otras legumbres para ayuda de su sustento, los cuales no
bastan, porque traen cosas de fuera para sustentar la vida… (Relación, Acuña
1986, tomo 2: 43-44).

En 1577 el antiguo corregimiento de Mexicaltzingo se integraba con cuatro


pueblos y cabeceras: Culhuacán, Huitzilopochco (Churubusco), Iztapalapa y el
propio Mexicaltzingo que era la cabecera de la jurisdicción y era su corregidor el
español Gonzalo Gallegos, por lo quien aparece como responsable de los
manuscritos que conformaron las relaciones geográficas del corregimiento. Fue
apoyado por al fraile agustino Juan Núñez (Culhuacán), el canonista doctor
Francisco Loya (Iztapalapa), el fraile franciscano Pedro Caballero (Mexicaltzingo),
las pinturas fueron compuestas por Pedro de San Agustín (Culhuacán), Martín
Cano (Iztapalapa) y Domingo Bonifacio (Maxicaltzingo, esta se desconoce). Los
autores citados se apoyaron en los jerarcas nativos de cada localidad don Alonso
de Axayaca (hijo de Cuitláhuac, gobernador y señor natural de Iztapalapa) y
Marcos de San Juan (gobernador de Mexicaltzingo) y de un “…vástago ilustre de
la antigua nobleza mexicana…”, además del nahuatlato Diego de Paz y los
escribanos Francisco de Salcedo, Gaspar de Acebo y Francisco Sánchez Moreno
(Acuña 1986, tomo 2: 27-28).

La población era de 200 tributarios; es decir un total de 550 habitantes


incluyendo chicos y grandes, varones y hembras. En esta cabecera vivían 61
familias de indios, tenían un gobernador y república (Villaseñor 2005: 172).
Además de que “…Sirvese este pueblo, en su construcción del zacate, con canoas
a manera de chalupillas…” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 42, 46). Culhuacán
tenía 234 familias de indios y la población absoluta se conformaba por 900
tributarios enteros165 (Villaseñor 2005: 172).

Por Mexicaltzingo cruzaba un río pequeño, a un cuarto de legua, que se


reunía con la acequia principal “…que pasa por este pueblo, que atraviesa el
camino real que va a la ciudad de México.” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 45).
La Laguna estaba “… cercada de muchas chinampas […] el pueblo es estéril de
árboles y frutales; aunque, en algunos huertos pocos, hay algunos árboles de
Castilla, y, en las orillas de las lagunas y charcos, hay algunos sauces, que son
árboles de la tierra.” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 46). Las casas de

165
Sin contar a los muchachos; cada tributario entero son dos personas (Así en el texto original).

353
Mexicaltzingo eran bajas, estaban hechas con adobes y con sus terrados; tenían
morillos en lugar de vigas y -a veces- cañas de madera recia. Los cimientos eran
de piedra pesada, que llevaban en canoas. Las cercas y atajos eran elaboradas
con cañas y carrizos “… y de la propia caña de maíz, que cada año se reforma…”
(Relaciones, Acuña 1986, 2: 46).

… hay a temporadas, que es desde octubre hasta marzo, ánsares, patos,


zarapitos, garzas, corvejones y algunas destas aves de rapiña, sin las que hay
todo el año… (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 46).

Huitzilupuchco (Churubusco) era un pueblo dependiente del corregimiento


de Mexicaltzingo, asentado a media legua de esta cabecera. Además de que
Culhuacán e Iztapalapa estaban a 1½ legua de distancia. La cabecera y sus
pueblos formaban parte del Arzobispado de México y los habitantes –antes de la
conquista- habían estado subordinados al emperador Moctezuma, tributándole
dinero y maíz. Los mantenimientos “…con que entonces se sustentaban son los
mismos que los de ahora, pero no trabajaban tanto como ahora;…” (Relaciones,
Acuña 1986, tomo 2: 45). El pueblo de Culhuacán era encomienda de Fernando
de Oñate estaba a dos leguas de la ciudad de México, a tres cuartos de legua de
la cabecera; a un cuarto de legua de Iztapalapa, Mexicaltzingo y Churubusco; a
dos leguas de Xochimilco y también de Cuitlahuaca (Villaseñor 2005: 172).

El texto agrega que por haber mucha agua en tiempo de lluvias el lugar era
húmedo, con vientos del norte que corrían a lo largo del año, iniciándose en enero.
La tierra es definida como llana, con numerosas fuentes y manantiales de agua
tanto en tierra como en la laguna y los terrenos están anegados. Era “…algo frío y
de el mismo temple que México, y está fundado en la Laguna todo él, y pasa por
medio una acequia166 principal que va a la ciudad de México, y por ella andan los
naturales en sus canoas de madera…” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 32). En
Culhuacán se criaban arboledas de sauces, cañaverales y carrizales; el cultivo
principal eran maíz y pastos “…en general, se ocupan todos en llevar, en sus
canoas, yerbas y piedra a vender a México…” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2:
32-33). Figura 52.

Su comida ordinaria es maíz, y yerbas que llaman quilites, y pescadillos de la


Laguna; su especia es chile y tomates, [y] comen muchas veces carne […]
Hay en el dicho pueblo un molino y batán en que se hace papel […] Hay,
también, otras fuentes y manantiales […] hay en el dicho pueblo algunas
huertezuelas, en que hay árboles frutales de España, que dan fruto de
membrillo, manzana, durazno y albaricoques, y otros árboles. […] se dan […]
maíz y algún trigo, lechugas, calabazas, chile, tomates, quilites y otras
legumbres y yerbas que los naturales comen. […] los naturales […] crían
muchas gallinas de Castilla y de la tierra, y algunos puercos; y en la dicha
Laguna y acequia del dicho pueblo, se cría mucha caza de patos, ánsares y
grullas, por este tiempo.

166
Que conocemos actualmente como Canal Nacional y divide los barrios de San Antonio y San
Francisco Culhuacán (Nota a pie de página en Acuña 1986, tomo 2: 32).

354
Figura 52
Plantas medicinales de Culhuacán
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
2° Axixtlácotl Diurética. Culhuacán. Hdez. 1959,
Obras, Tomo
II, Libro I°: 7.
Iztacpatli o Con raíz ramificada blanca o Montes fríos y Hdez. 1959,
nextamalxóchitl. rojiza según el suelo y la húmedos de Obras, Tomo
edad. Hojas como de Culhuacán. II, Libro 10°:
leguminosa; con vejigas 430.
leonadas y en cada una se
encierra un grano redondo y
blanco. Flor roja y mediana.
Las raíces alivian a las
parturientas de dolores.
Quacozton, o frente Con raíz fibrosa y algo Nace en lugares Hdez. 1959,
amarilla. amarilla, de donde nacen frío de Culhuacán. Obras, Tomo
tallos con hojas como de II, Libro 4°:
limonero y flores amarillas en 218.
el extremo; su semilla es
redonda y está contenida en
cápsulas. Se administra con
agua contra las fiebres, o
para fortalecer a las que han
dado a luz.

Iztapalapa

Sobre Iztapalapa la Relación dice que “…tiene el mismo cielo, calidad,


temperamento y aires, que la ciudad de México; tiene Laguna grande alrededor, y
otras lagunas y charcos, y grande abundancia de fuentes muy apacibles a la vista,
todas de agua dulce, con algunas arboledas…” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2:
37). La tierra fue descrita como “llana y rasa” con muchas tierras de pan para
llevar “…adonde se coge algún trigo y maíz y otras legumbres de la tierra; aunque
esto no es bastante para su sustento de los naturales dél, porque van a otros
pueblos para sustentarse…”. Parte de las tierras del tienen salitre y son estériles;
la población había disminuído a 570 tributarios debido al cocoliztle167. La población
estaba a dos leguas de la ciudad de México, en el camino que comunicaba el

167
El cocoliztle había azotado la población novohispana en 1576 y la población original de
Iztapalapa era de más de 2,000 tributarios. Nota de Mendieta, citada por Acuña a pie de página
(1986: 38).

355
puerto de Veracruz con la ciudad y el gobernador era don Alfonso Axayaca,
“…señor natural del dicho pueblo…” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 38).

Iztapalapa formaba parte del Arzobispado de México; se asentaba en las


faldas de un cerro, donde cada 53168 años se encendía el fuego nuevo y se
realizaban ceremonias “Y, del pueblo que no venían por fuego, se quedaban sin
él y eran castigados con rigor.” (Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 40). Al norte
colindaba con la Laguna grande; donde la temporada de caza iba desde los finales
de septiembre hasta marzo, capturándose grullas, ánsares, patos, zarapitos,
garzas y corvejones. El peñol de Tepeapulco era lugar de caza y recreación,
“…donde hay mucha cantidad de conejos grandes, venados, cabras, puercos
monteses.” De este peñol sacaban el tezontle para la construcción de edificios,
monasterios y obras en la ciudad, que se llevaba a vender en canoas (Relaciones,
Acuña 1986, tomo 2: 41).

Como se acaba de indicar, la economía de Iztapalapa tenía como base la


cacería, pesca, el cultivo y la extracción y venta de piedra tezontle, utilizada en las
construcciones urbanas. En las faldas del cerro se sembraba. La población tenía
pocos árboles, “…aunque, en algunos huertos de parte de los naturales,
especialmente en el estanque del gobernador, hay higueras, membrillos, parras, y
mucha suma de arboleda de sauces y cañaverales.” (Relaciones, Acuña 1986,
tomo 2: 40). La economía de los pobladores:

La granjería de los dichos naturales del dicho pueblo es llevar a la dicha


ciudad de México yerbas, que ellos llaman zacate y tule, para vender, en unas
canoas largas a manera de barquillos. Crían aves y gallinas, y, de la dicha
Laguna, tienen caza de ánsares y patos, y otros géneros de avecillas
(Relaciones, Acuña 1986, tomo 2: 38).

El Poniente de la Cuenca de México

La región tepaneca de la cuenca de México comprendía varios pueblos a los que


Gibson (1967: 43) consideró como de “…indiscutible linaje tlatoani tepaneca…”;
estos poblados eran: Tacuba, Coyoacán, Cuauhtitlan, Toltitlán, Tepozotlán,
Hueypoxtla, Tequixquuiac, Xilotzingo y Tenayuca. Según el mismo autor, hacia
1519 parecían estar gobernador por el señor de Cuauhtitlan –Aztatzontzin- el caso
es que después de varias situaciones poco claras, a principios del virreinato todos
los pueblos tlatoani de la región tepaneca tuvieron el rango de cabeceras y no
fueron sometidos como sujetos. Tenayuca estaba en el año de 1519 gobernada
por la dinastía de Tlalnepantla y aunque no está contemplada en el Memorial de
los Pueblos a lo largo del siglo XVI siguió siendo cabecera, además de que
conservó su identidad (Gibson 1967: 47, 60).

168
La fecha está escrita así en el texto de la Relación (Acuña 1986, tomo II: 40).

356
Para el siglo XVII Tlalnepantla tuvo un proceso de expansión y se convirtió
en cabecera reconocida, Tenayuca quedó sujeta a Tlalnepantla en calidad de
barrio, aunque mantuvo su gobierno indígena. Para el siglo XVIII Tlalnepantla era
cinco veces más grande que Tenayuca, en los 1740 contaba con una población de
852 familias de indios y había muchas casas donde vivían españoles y algunos
mestizos (Villaseñor 2005: 182). Sin embargo el predominio de la región quedó en
manos de la hacienda de Santa Mónica, localizada al oeste de Tlalnepantla
(Gibson 1967: 61-62). Los franciscanos construyeron en 1554 el convento de
Corpus Christi, que en 1582 estaba terminado, excepto la iglesia “…que se iba
haciendo…” y moraban en él tres religiosos (Ciudad Real 1976, tomo 1: CLXIX).

La economía de la jurisdicción se basaba en las haciendas de labor de trigo,


maíz y otras semillas; también había huertas de hortalizas, para venderse en la
ciudad de México; los pueblos de las zonas boscosas cortaban madera, hacían
leña y carbón para vender en la capital (Villaseñor 2005: 183). Sobre Tenayuca en
los 1740, Antonio Villaseñor (2005: 181-182) escribió en el libro I° del Theatro
Americano lo siguiente:

El pueblo de Tenayuca de esta jurisdicción [Tacuba] está situado al noroeste


de la Villa de Tacuba, y al norte con inclinación al oriente, y rumbo al
nornoroeste de México con distancia de tres leguas; en la antigüedad fue un
pueblo de la primer magnitud del reino, y en la gentilidad fue donde estaba
establecido el imperio de los chichimecos, y palacio de Xóloc, emperador de
su nación; fue en donde se repartieron los señoríos a todos los confederados,
y reyes aculhuas, y entonces la laguna besaba los muros de este pueblo, y
aun después de la Conquista fue corregimiento, pero la carrera de los siglos lo
ha reducido a tan pequeño estado, que aunque tiene república de indios,
apenas ha quedado con ciento sesenta y seis familias a la falda de un cerro,
por quien le ha quedado el nombre, respecto de sacarse de él unas losas, que
sirven para enlosar patios y escaleras, llamadas por su nombre tenayucas; y
en cuanto a la doctrina está sujeto al pueblo de Tlalnepantla.

Figura 53
Plantas medicinales de Tenayuca
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
Iztacpatli de Tiene raíces grandes, Tenayuca. Hdez. 1959,
Tenayuca. blancas por dentro y rojizas Obras, Tomo
por fuera; tallos volubles y II, Libro 10°:
cilíndricos, hojas como de 428.
hiedra pero blandas,
rugosas, ralas y adheridas a
pedúnculos alargados. En
dosis de ½ onza la raíz
combate la fiebre.
2° Ocopiaztli, La raíz remojada se aplica a Tenayuca, en Hdez. 1959,
hoitzcolotli, o convalecientes de fiebre. lugares Obras, Tomo
espina de montuosos y II, Libro 3°:

357
escorpión. húmedos. 109-110.

Los médicos
indígenas lo Florentino,
usaban para libro XI, f.
hinchazones por 159v.
calor (Viesca 1999,
N° 39: 33).

En 1570 la doctrina era de los franciscanos y contaban con 3,400 tributarios


y tres clérigos (Gibson 1967: 110). Tlalnepantla hacia 1740 era república de indios
y vivían en esta cabecera muchos vecinos españoles; tenían un gobernador y
teniente de alcalde mayor. La administración religiosa dependía del religioso que
vivía en el convento de San Francisco en el pueblo grande de Tacuba, del que la
cabecera de Tlalnepantla se encontraba a dos leguas en dirección noreste
(Villaseñor 2005: 182). Le correspondían los pueblos de Ezcapuzalco
[Azcapozalco], San Lorenzo Tultitlán, San Gerónimo Tepetlacalco, Santa María
Cpatepec y San Pablo de las Salinas. Escapuzalco tenía un convento de Santo
Domingo en sus límites y era el lugar donde a Moctezuma le labraban las alhajas
de oro y plata y se fundían las joyas; los antiguos artífices se convirtieron en
labradores de bronce (campanas, clavos y, quicialeras para las puertas);
(Villaseñor 2005: 182-183).

Los Pueblos del Sur de la Cuenca de México

El tianguis era el lugar para la redistribución de productos locales y se


incrementaba su importancia a medida en que la población absoluta también
crecía. Se vendían en él productos alimenticios: verduras, frutas, cultivos de lujo,
huevos, pollos, gallinas, pavos, conejos, patos y manufacturas. Las provincias de
Xochimilco, Coyoacán y Chalco en la cuenca de México -además de Tlaxcala-
tenían una reputación especial por sus huertos comerciales; también llevaban sus
productos agrícolas (vegetales y frutas) al mercado los llamados “pegujaleros” que
eran cultivadores de los pueblos (Ouweneel 1996: 285). Para el siglo XVIII la
producción de artículos para cubrir las necesidades urbanas se incluyó en estos
mercados; estas incluían objetos laqueados, cerámica, sartenes, platos, floreros,
azulejos hechos en España –con motivos hispanos- sombreros, petates,
embalajes hechos con palma, sal (Ouweneel 1996: 285).

Xochimilco [Xuchimilco]

Ubicado a cuatro leguas de la ciudad de México, a seis leguas de Tlalmanalco, el


pueblo de Xochimilco estaba conectado con la ciudad capital por una calzada

358
“…muy larga en que se pasan muchas acequias por puentes de madera, y
anadada finalmente otra gran legua llegó a la cibdad [sic] y convento de
Xuchimilco (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 50). La laguna de Xochimilco “…nunca se
agota ni aun parece que mengua, porque tiene muchos y muy grandes
manantiales, de que continuamente se ceba…” (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 107). A
la laguna de Xochimilco la describió el citado autor (Ciudad Real 1976, Vol. 1:
CLXXVII, 50, 108) de la siguiente manera:

…viene otra desde más delante de Chalco, que es más de cuatro leguas, y
aun se puede decir que es todo una, y por ella llevan desde Chalco y desde
más adelante, desde Ayotzingo, Xuchimilco y otros infinitos pueblos que están
dentro y a las orllas della, mucha provisión, así para el sustento de los
hombres como para los edificios y otras cosas, a la cibdad de México en
canoas, por muchas acequias que van a parar al mesmo México y discurren
(como adelante se dirá) por toda la cibdad, y últimamente entran aquellas
acequias en la laguna de México…(Ciudad Real 1976, Vol. 1: 107).

El convento estaba dedicado a San Bernardino; vivían en él seis religiosos


(Ciudad Real 1976, Vol. 1: CLXXVII, 108). La ciudad de Xochimilco estaba
construída sobre una laguna “…muy grande de agua dulce, que cría unos
pescados muy sabrosos y sanos…” (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 107). El convento
se construyó en el año de 1535, sobre la laguna, en medio del pueblo. En
noviembre de 1585 tenía dos claustros bajos y dos altos –sin corredores, que se
estaban construyendo- dormitorios, celdas, aposentos, oficinas altas y bajas,
iglesia, además de una huerta pequeña donde había “…muchas higueras, perales,
nogales y algunos guindos y mucha y muy buena hortaliza; riégase con una poca
de agua que entra en ella, de la que viene del pueblo encañada.” (Ciudad Real
1976, Vol. 1: CLXXVII, 50, 108)

Los sitios de las casas, calles, plazas de Xochimilco “…están hechas a


mano, de henchimiento y calzadas,…” (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 107). La
descripción del fraile Antonio de Ciudad Real, hecha siguiendo con el padre Ponce
el recorrido por los conventos del sur en la cuenca de México, permite comprender
el sentido de las chinampas para el último cuarto del siglo XVI; tanto las que se
utilizaron para construir en ellas las casas, como las usadas en el cultivo. Las
chinampas cultivadas producían en esa época: maíz, melones, quelites (distintas
hojas verdes nativas), chile, col, lechuga y otros vegetales (Dunmire 2005: 36).
Además, en ellas se sembraban plantas ornamentales, hierbas aromáticas y
medicinales. El párrafo siguiente las describe con gran claridad, lo que es
importante porque es uno de los agroecosistemas más asombrosos y productivos
en su tiempo:

…hay hechas calzadas de piedra y tierra, con muchas pontezuelas a trechos,


por debajo de las cuales pasan acequias, y por las acequias canoas; destas
acequias hay infinidad dentro de Xuchimilco [sic], donde también hay muchas
casas cercadas de agua, y para pasar a ellas e ir a las milpas que tienen
dentro de la laguna, usan canoas. Estas milpas son de maíz, de chile, y de

359
chía, que es una yerba cuya semilla comen los indios y su aceite sirve en lugar
de aceite de linaza.

Llámanse estas milpas chinampas, y hácenlas dentro del agua, juntando y


amontonando céspedes de tierra y lodo de la mesma [sic] laguna, y haciendo
unas como suertes muy angostas, de las que hacen en España cuando
reparten tierras concejiles, dejando una acequia entre suerte y suerte o entre
chinampa y chinampa, las cuales quedan como una vara y menos, altas del
agua y llevan poderosos maíces, porque con la humedad de la laguna se crían
y sustentan aunque no caiga el agua del cielo (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 107-
108).

La magnífica descripción sigue adelante, tratando en siguiente lugar sobre


los almácigos, de los que Antonio de Ciudad Real (1976, Vol. 1: 108) anotó lo
siguiente: “…Ponen también en estas chinampas almácigos de maíz y de allí los
trasponen, que es cosa muy particular de aquella tierra.” Pocos años antes -en
1571- el protomédico de Felipe II, don Francisco Hernández, estudió y describió la
flora medicinal de Xochimilco y los pueblos aledaños, que anotamos en la figura
54.

Figura 54
Plantas medicinales de Xochimilco
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
Acaxilótic, o La espiga (olote) tiene Nace en las Hdez. 1959,
cexóchitl, o flor propiedades caloríficas y tierras de Obras, Tomo
única, o salinas, mata las lombrices Xochimilco. II, Libro I°: 33.
nextamalxóchitl, o del vientre, es purga. Se
flor de grano índio, aplica a los tumores.
o tlaoli cocido, o
teuhxóchitl, o flor de
príncipe.
[Espiga o caña de
maíz].
Cococaton o hierba Tiene una raíz parecida al Lugares cálidos y Hdez. 1959,
quemada rábano y fibrosa, de donde acuosos de Obras,
nacen tallos numerosos y Xochimicaltzinco. Tomo II, Libro
delgados. Parece pertenecer 4°: 210.
a los géneros del alsine pues
tiene también flores
pequeñitas y blancas. Su jugo
instalado en la nariz quita los
dolores de cabeza que
proceden de causa cálida.
Elelpatli o medicina Tiene raíz blanca, gruesa y Montes de Hdez. 1959,
del empacho. enroscada a manera de Xochimilco, que Obras, Tomo
intestinos, de donde echa son de clima II, Libro 8°:
tallos huecos, del grueso del parecido al de los 366.
meñique, blancos y lisos, mexicanos.

360
hojas como de salvia y flores
blancas, densamente
agrupadas, que se deshacen
en vilanos y donde se
contiene semilla delgada y
negra. Es caliente y seco en
3er grado casi.
2° Eloquíltic, o Con raíces ramificadas y Montes de Hdez. 1959,
xotlilitzin, o pies rojizas, tallos sarmentosos, regiones Obras, Tomo
negros, o tlacuaye nudosos y en parte templadas como II, Libro 8°:
(hierba nudosa). purpúreos, hojas como de las de Xochimilco 364-365.
bledo, flor y semilla roja, y Texcoco.
Corrige la leche viciada por
exceso de calor, quita la
fiebre y provoca sudor;
tomado o untado cura las
petequias y alivia la tos.
Hoitzitzillácotl Tiene raíz ramificada, de Xochimilco Hdez. 1959,
donde echa muchas ramas Obras,
con hojas como de camedrio, Tomo II, Libro
aserradas y flores escarlatas, 9°: 387.
largas, delgadas. Aplucado
cura la sarna; su jugo untado
cura la fiebre.
Tepexonácatl o Género de cebolla, por su Montes de Hdez. 1960,
cabolla silvestre. olor y sabor. Raíces no Xochimilco. Obras, Tomo
mayores que avellanas, hojas III, Libro 18°:
como de cebolla pero más 165.
largas y angostas. Tallo
cuadrado, purpúreo de cuatro
codos de largo y en su
extremo flores purpúreas.
Especie más suave y menos
acre que las de España.
Caliente y buena contra el
frío.
Tozancuitlaxcolli, o Hierba con raíces Chalco, Coatepec Hdez. 1960,
tripas de tuza o topo aglomeradas a manera de y Xochimilco. Obras, Tomo
de Indias. tripas, de donde les viene el III, Libro 17°:
nombre, tallos con hojas 137.
como de orégano, pero más
ásperas y enteras, y en el
extremo flores escarlata en
forma de campanilla. La raíz
es fría, astringente y un poco
amarga, hecha polvo y en
dosis de 6 dracmas cura las
úlceras pútridas y cancerosas
y las que provienen del mal
gálico.
Yacanexton de Hierba de tallos delgados y Lugares planos y Hdez. 1959,

361
Chiauhtla. cilíndricos, hojas como de cálidos de Obras,
tenamaznanapaloa, pero más Xochimilco. Tomo II, Libro
angostas. Flores purpúreas, 10°: 409-410.
semilla contenida en vainas y
raíz gruesa y estrigosa. En
dosis de ½ onza tomada,
provoca vómito y evacúa la
bilis. Es dulce y exita el
apetito.

La Provincia de Chalco (Chalcoatengo)

La jurisdicción de Chalco Tlalmanalco, a ocho leguas de la ciudad de México,


estaba situada al sureste de la cuenca de México era una región estratégica para
Nueva España (Gerhard 1986: 104). Chalco fue una de las provincias con
recursos económicos más importantes de Nueva España, tenía 46 pueblos bajo su
control, de los cuales 16 eran cabeceras con gobernadores, 15 tenían iglesias
parroquiales de doctrinas de religiosos dominicos, franciscanos y agustinos
(Villaseñor 2005: 173). Sus tierras se extendían desde las orillas de la Laguna
hasta las laderas de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl y por ello la altitud de
la región iba de los 1,600 msnm en Tlayacapa ascendiendo hasta los 5,450 msnm
en el volcán Popocatépetl; el clima iba también desde fresco hasta gélido y la
precipitación era moderada (Gerhard 1986: 104).

La región estuvo ocupada por grupos nahuas, con algunos otomíes y


contaba con cinco divisiones políticas principales: Chalco, Tenanco,
Chimalhuacán, Tlalmanalco y Amaquemecan, los primeros tres eran gobernados
por un tlatoani. En 1521 los chalcas se unieron a Cortés, oponiéndose a los
mexicas (Gerhard 1986: 104). En sus inicios la Provincia de Chalco fue reclamada
por Cortés, pero después de varios problemas y cambios de control, en 1533 pasó
a ser posesión de la Corona. Entre 1538 y 1544 fueron encomendados al contador
Rodrigo de Albornoz, pero luego siguieron siendo de la Corona. Durante la
jurisdicción virreinal se incluyeron a la Provincia Cuitláhuac, Míxquic e Ixtapalocan,
que estaban asentadas a orillas del lago; Cuitláhuac estaba gobernado por cuatro
tlatoque, Míxquic tenía su propio tlatoani e Ixtapalocan era un asentamiento
alcolhua sujeto a Texcoco, pero en 1574 pasó a ser posesión de la Corona,
aunque más tarde fue reasignada a Luis de Velasco. En 1787 Chalco pasó a ser
una subdelegación de la Intendencia de México (Gerhard 1986: 105).

La población fue diezmada por las epidemias de 1563-1564 y de 1604-1607


y los tributarios decrecieron de 18,496 en 1570 a unos 9,000 al finalizar el siglo
XVI. Luego, en 1643 disminuyeron a 4,316 y se recuperó lentamente para
alcanzar los 4,919 tributarios en 1688. El censo de 1743 registró una población
absolute de 4,593 familias indias (en Chalco) y 2,091 en Totolapa (hoy estado de

362
Morelos), lo que sumaba un total de 6,684 familias de indios. Hacia los 1750 había
110 familias de españoles y 145 de mulatos y mestizos (Villaseñor 2005: 177).
Entre 1800 y 1803, la población de tributarios indios en toda la Provincia llegaba a
12,318. Para esas mismas fechas, la población no india era pequeña y se
registraron 253 tributarios mulatos (Gerhard 1986: 106). Entre 1553 y 1558 se
hicieron intentos por congregar los asentamientos indios de la región, pero no
fructificaron y entre 1598 y 1604 varias estancias fueron trasladadas a lugares
más cercanos a los centros de congregación (Gerhard 1986: 106).

En 1524 los franciscanos se establecieron en la Provincia de Chalco, unos


12 años más tarde, tenían establecidas 12 doctrinas, que compartían con los
dominicos y agustinos: Chimalhuacán en 1528 (dominica), Tlalmanalco en 1531
(franciscana), Míxquic en 1536 (agustina). Para 1550 establecieron un convento
dominico en Asunción Amecameca, veinte años más tarde organizaron otros en
San Pedro Cuitláhuac y San Juan Bautista Tenango (Gerhard 1986: 106). En 1558
los franciscanos tenían un sacerdote residente en Santiago Chalco y al principio
de los 1580 los agustinos habían fundado una doctrina en Santa Catarina
Ayotzingo (Ponce 1873, Vol. 1: 77). Hacia 1750 existía también el convento de
Serafín Llagado y un hospicio o fundación de los bethlemitas (Villaseñor 2005:
174). La fundación de parroquias e instalar conventos no paró hasta 1640; entre
1745 y 1789 fueron secularizadas y en 1769 se crearon dos nuevos curatos
(Gerhard 1986: 106). Para los 1750 existían 15 curatos del arzobispado,
administrados por dominicos, franciscanos y agustinos (Villaseñor 2005: 177).

La cabecera, Chalco, era un pueblo “pequeño” fundado junto a la laguna de


agua dulce, atrás le quedaba la laguna de Xochimilco; junto al convento estaba el
embarcadero y varadero de las canoas que llevaban madera “…y otras muchas
cosas…” hasta la ciudad de México. Cerca de Chalco estaba una isla que
abundaba en conejos y tenía algunos venados (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 121). La
laguna abundaba en pejes [sic] blancos, “…de todos tamaños, desde diez dedos
de longitud hasta una tercia poco más…”, sardinas y pejerreyes (mictlapic);
(Villaseñor 2005: 177). En 1585 los franciscanos tenían el convento de Santiago el
Mayor, que era moderado, acabado, con su iglesia, claustros, dormitorios y celdas.
Residían él dos frailes (Ciudad Real 1976, Vol. 1: CXLI, 121). Tenía una “buena
huerta” con mucha hortaliza y “…muchos, duraznos, higos y ciruelas de Castilla y
muchos espárragos…”; contaba con riego (Ciudad Real 1976, Vol. 1: 121). Chalco
estaba asentado “…entre muchas labranzas de trigo…” (Ciudad Real, 1976. Vol.
1: 49). La jurisdicción:

…es muy fértil y abundante de todo lo necesario para la vida humana, y en


cuarenta y seis haciendas de labor que hay en ella todos los años, regulados
uno con otro, cogen doscientas y cincuenta mil fanegas de maíz, y treinta mil
cargas de trigo, con abundancia de las demás semillas, maderas, carbón, gran
cantidad de azúcar, mieles, frutas de tierra caliente, y legumbres de su país
(Villaseñor 2005: 177).

363
Figura 55
Plantas medicinales de Chalco
Nombre común Descripción de la planta Lugar donde Fuente
y dosis curativa Se encuentra
Tecxóchitl o flor Tiene raíz parecida al Colinas frías de Hdez. 1959,
glutinosa. rábano, de donde nacen Tenanco de Obras, Tomo
muchos tallos cilíndricos y Chalco. III, Libro 18°:
delgados, con hojas como 178.
de miosotis. En el extermo
de los tallos flores en grupos
de 3, pequeñas y amarillas.
La raíz tomada en dosis de
½ onza reprime la bilis y
corta la pituita.
Teuhxóchitl o flor Raíces ramificadas de Lugares fríos de Hdez. 1960,
de príncipe. donde nacen talllos de 6 Tenanco de Obras, Tomo
codos de largo con hojas Chalco, junto a III, Libro 18°:
como las de servencia y las colinas. 187.
flores pequeñas y amarillas
en la punta. La raíz
machacada y tomada en
agua, en dosis de 1 ½ onza,
modera la bilis.

Ilustración 17
Chinampas de Xochimilco

364
LOS CAMBIOS ACONTECIDOS.
LA CIUDAD DE MÉXICO Y SUS PARCIALIDADES A PRINCIPIOS DEL SIGLO
XVIII

Ya para el siglo XVIII –hacia 1746- la ciudad de México era ya una clara muestra
del mestizaje que existía en todas sus instituciones, sus formas de organización
económica, social y política. Los indígenas estan divididos en dos parcialidades
(San Juan y Santiago), mientras que los españoles se organizaban en gremios
(Villaseñor 2005: 171), que:

…se dividen y distinguen por ejercicios públicos… […] plateros, panaderos,


tocineros, curtidores, carpinteros, cereros, confiteros, herreros, zapateros,
curtidores y demás oficios, los cuales en los casos necesarios forman sus
compañías milicianas, o bien para las celebridades religiosas, que celebran
con festines marciales, o para las prevenciones cautas de la defensa.

Las parcialidades indias seguían teniendo una base histórica importante, ya


que la de San Juan correspondía a la de los tenochcas (tenucas) y la de Santiago
a la de los tlatelolcas (tlatelulcas). A San Juan pertenecían 79 pueblos y barrios
ubicados en el norte y oriente de la cuenca de México; mientras que Santiago se
integraba con 72 pueblos y barrios, teniendo una población de 2,500 familias de
indios (Villaseñor 2005: 170-171. La ciudad presentaba un aspecto urbano en el
centro y rural en los alrededores, como lo muestra el siguiente texto de Villaseñor
(2005: 171):

Toda la circunferencia de la ciudad está avecindada de granjas, labores,


jardines y huertas para el regalo de sus habitadores, así en frutales, como en
legumbres y vituallas para excitar el alimento, excepto por la parte del oriente,
que es estéril a causa de la gran laguna de Tezcoco, cuyas salinas aguas y
vapores impiden la producción de fertilidad. Tiene la ciudad de norte a sur una
legua de población, y de oriente a poniente rigorosamente tres cuartos de
legua buien poblados; y aunque sigue la población para Tacuba es por sola
una calle desde San Hipólito.

En Mexicaltcingo comenzaba la gran laguna de Chalco, cuyo diámetro era


de cinco leguas de norte a sur y una distancia similiar de oriente a poniente.
Desde la laguna salía una amplia acequia utilizada en el tráfico de canoas que
conducían “…todas las semillas y demás miniestras de su circunferencia para el
abasto del lugar, con notable ahorro de fletes a los dueños de las haciendas del
territorio, que hay en todas las provincias que rodean la laguna…” (Villaseñor
2005: 171). A mitad de camino, en las orillas de la Acequia Real se asentaban los
pueblos que cultivaban flores y hortalizas:

365
…que hacen deliciosa campiña, entre los cuales está el pueblo de San Matías
Ixtacalco, con convento de religiosos franciscanos, al cual sale en el verano,
entre Pascua y Pascua, la gente de la ciudad a recreaciones por dentro de el
agua en canoas enrosadas, y con diversas músicascon que se divierte gran
parte de la tarde y de la prima noche (Villaseñor 2005: 171).

A la jurisdicción y cabecera de Mexicaltcingo pertenecían los pueblos del


sur y sureste de la capital México, que estaba a una distancia de dos leguas. Los
pueblos eran Ixtapalapan, San Mateo Ocholoposco (Churubusco), Santa Marta y
Culhuacán. Todos, incluyendo a Mexicaltcingo, eran cabeceras parroquiales,
dirigidas los cuatro primeras por los franciscanos y Culhuacán por los agustinos.
Villaseñor registró la población de varias poblaciones, contando el número de
familias indias de la siguiente forma: la cabecera contaba con 71 familias de indios
y tenía un gobernador y república. Ixtapalapan 130, el pueblo de Santa María
Aztahuacan 105, Santa Marta 81, Culhuacán 234, el pueblo de los Reyes 73,
Santiago Chahualtepeque 38, San Lorenzo 58, Churubusco 102 familias de indios.
Esto daba un total de 892 familias de indios (91.77% del total); además, vivían en
esta zona y sus pueblos 31 familias de españoles (3.19%) y 49 de mestizos y
mulatos (5.94%), lo que daba un total de 972 familias (Villaseñor 2005: 172-173).

Otros Lugares y Barrios de Interés en la Ciudad

Para 1755, José Antonio de Villaseñor y Sánchez publica el Suplemento al


Theatro Americano, al que da el nombre de “La ciudad de México en 1775”; El
autor propociona en este Suplemento alguna información sobre lugares
específicos y característicos de la capital novohispana, de los que seleccionamos
aquellos que por lo que tratan se relacionan con la temática de estas Historias
Varias.

El convento de San Jacinto a orillas de la calzada de Tacuba –y a poco más


de una legua por la parte del poniente- pertenecía a la provincia de Filipinas. A él
llegaban los religiosos que venían de España para pasar a China y el autor
escribió que: “…tiene varias espaciosas huertas de fruta y vituallas que sirven para
la manutención de los religiosos, así de los que moran con su presidente en él
como todos los que vienen a sus tiempos…” (Villaseñor 2005: 725-726).

San Antonio de las Huertas. Al poniente de la ciudad y a una legua de la


plaza mayor está la ayuda de parroquia de San Antonio, donde residía el coadjutor
del convento de San Francisco para la administración de los feligreses indios; de
esta instalación religiosa Villaseñor (2005: 728) escribió lo siguiente: “…que [los
religiosos] se entretienen en el cultivo de las huertas y labores del territorio…”.

Chapultepec. En el suroeste, a una legua de la ciudad está la parroquial


[sic] de Chapultepec, que es coadjutoría del curato del convento grande. En el
pueblo vivían arrieros y se mezclaban los españoles con los mestizos en esta

366
actividad. En la falda del cerro se encontraba el Real Alcázar, que es un palacio
del rey con su jardín y bosque, cuidados por un alcalde; antes de la construcción
del palacio municipal -en la plaza mayor- los virreyes llegaban para aposentarse
ahí, al llegar de España. A la orilla del bosque y por la parte de afuera se
encontraba una alberca de agua cristalina “…bien profunda de varios ojos de
agua…”; el agua se conduce desde ahí –por una cañería- hacia la mitad sur de la
ciudad de México (Villaseñor 2005: 729).

Pueblo de Nuestra Señora de Nativitas. Al sur de la ciudad y a una legua de


distancia de ella está este pueblo, que es coadjuntoría del curato del convento
grande. Los feligreses se ocupan de fabricar sal, recogiendo tierra salada del
llano, que filtran en unas piletas, después la evaporan en pailas grandes de metal
–que eran muy poco profundas- y recogen de ellas la sal cuajada. Hacen panes de
sal, para poderla vender. Los pobladores también recogen paja que llevan a la
ciudad (Villaseñor 2005: 730).

San Antón Tepito. Al sur de la acequia real de San Antón Abad se


encuentra la parroquia de Santa Cruz Acatlán, con el nombre de San Antón
Tepito. Es coadjutoría del convento grande y en la iglesia se deposita el
sacramento para la feligresía de los indios. Tienen granjería de las cabezas y
menudencias de reses vacunas y carneros que se matan para el consumo de la
ciudad. Con ellas [intestinos] tuercen cuerdas para los instrumentos musicales. El
barrio de San Antón Tepito se extiende desde Ateponasco hasta la Calendaria de
la Viga, a la orilla de la calzada de San Antón y de la acequia real (Villaseñor
2005: 730).

San Matías Ixtacalco. El pueblo está localizado al sudeste de la ciudad de


México; desde ahí se administra el agua que se envía a la laguna, por “…cuanto el
río o acequia real que trae las aguas de la laguna de Chalco a la ciudad de
México…”. Las canoas –durante el verano- llevan gente “…a divertirse con sus
aguas, su amenidad y músicas…”. Los indios del pueblo de Ixtacalco cultivaban
vituallas y flores que llevan a vender a la ciudad todo el año y se expenden en el
portal de las Flores (Villaseñor 2005: 730-731).

Santuario de Nuestra Señora de la Piedad. Tiene un vecindario de indios


que pertenecen al curato del convento grande de San Francisco. Está una legua al
sur de la ciudad de México y se asienta a poca distancia del pueblo de Nativitas.
Los indios trabajan haciendo ladrillos, son arrieros; las indias hacen tortillas de
maíz que luego llevan a vender en la ciudad (Villaseñor 2005: 731).

San Andrés Tetepilco. Está en la orilla de la acequia Real a legua y media


de la ciudad. Tiene un convento con su iglesia parroquial que es coadjutoría del
convento grande. Sus vecinos son españoles, mestizos e indios que se dedican a
la fabricación de ladrillos. Los indios pescan ranas, pejes [sic] menuditos llamados
peje rey (mistlapiques), juiles “…y otras menudencias mariscas para vender en la
plaza de la ciudad…” (Villaseñor 2005: 731).

367
Santiago Tlatelolco. Rumbo al norte-noroeste se encuentra este barrio
donde está el convento de los religiosos franciscanos que es parroquial de indios.
El convento tiene dos colegios, uno para los religiosos que estudian allí filosofía y
teología y el otro para los indios, “…en cuyos estudios florecieron algunos sujetos
de aplicación y talentos raros…”. En la plaza –de gran tamaño- de este barrio
mayor está el mercado, “…aunque en todo su alrededor están arruinados todos
los edificios y casas antiguas…”. Hay muchos doradores y pintores; una parte de
la población se dedica a hacer torta de bizcotela (con huevo y almidón), que
llaman con el nombre común de mamones o marquesotes (Villaseñor 2005: 732).

San Miguel Nonoalco. Pueblo localizado al poniente de Tlatelolco y a una


milla de distancia. Este pueblo “bien avecindado”; “…que casi está dentro de una
ciénaga o laguna corta en que se acostumbra la caza de patos, ánsares y demás
volatería, y sus vecinos se ocupan [en] hacer esteras de tule…”, todo se lleva al
mercado (Villaseñor 2005: 733).

Convento y colegio de San Fernando. Al mismo lado de la ciudad y a orillas


de la calzada de Tacuba se encuentra este convento y colegio apostólico de los
religiosos de Propaganda Fide, instituto de misioneros fundado en 1730. Acerca
del terreno de la fundación Villaseñor escribió: “…le cupo en suerte de poca
firmeza por ser aquel lugar de huertas de hortalizas, ha suplido la industria a costa
de muchos desvelos y crecidos gastos de las limosnas lo defectuoso del paraje…”
Villaseñor 2005: 734). El texto alude a su situación como zona de chinampas en
épocas antiguas y en consecuencia de tener un suelo de origen lacustre y con
procesos de compactación constantes debido al número y peso de los edificios.

Convento de San Joaquín. A legua y media, en dirección poniente de la


ciudad, se encuentra este convento de los carmelitas. Ahí estudian filosofía los
religiosos. San Joaquín tiene: “…una primorosa huerta que sirve de recreación a la
comunidad, poblada de muchos árboles frutales que se riegan de un estanco [sic]
de agua celebrado por su magnitud y primor…” (Villaseñor 2005: 737).

Pueblo de San Ángel. Lugar de ubicación del convento de San Ángel, en el


suroeste de la ciudad y a dos leguas de distancia de ella. El templo de Santa Ana
–parte del convento-era “fuerte, alegre y bien adornado”, debajo de su presbiterio
se encuentra la capilla “que es el entierro de los religiosos”. El colegio es para
estudios de teología escolástica. Tiene una “…singular huerta por su grandeza y
por lo exquisito de sus frutos de todas especies, siendo las más apreciadas la
diversidad de peras que se cogen en sus tiempos con una delicada sazón…”. De
la huerta se mantiene la comunidad y atraviesa por el medio de ella el río de San
Ángel, después de “…haber servido sus aguas al beneficio de molinos…”
(Villaseñor 2005: 738).

368
Algunos aspectos sobre el ambiente. Los recursos naturales

Los bosques

Al inicio del virreinato tres cuartas partes de Nueva España estaban cubiertas de
bosque, pero cuando Alejandro de Humboldt la describe –en 1803- calculó que
sólo estaba forestada la mitad. Es decir, en un periodo poco menor a los 300 años
se había perdido una cuarta parte de los bosques existentes al comenzar el siglo
XVI. La ordenanza de 1803 era parte del programa español para salvaguardar sus
colonias y territorios contra la intrusión económica y militar de potencias
extranjeras, especialmente los ingleses. Por medio de este edicto, los funcionarios
de la Corona buscaban restringir el acceso a las maderas duras de la costa y
mantener el aprovisionamiento de esas maderas para la armada española. La
situación en la cuenca de México no era diferente y tenemos como ejemplo la
acusación contra Hernán Cortés sobre la deforestación de 7,000 árboles para
construir su palacio.

Gibson (1967: 312) consideró que la erosión de los suelos más elevados se
aceleró con la deforestación, que era continua y acumulativa. Los árboles que
estaban en las zonas más accesibles fueron cortados para: obtener material de
construcción, para colocar estacas profundas que se usaban en la construcción de
los cimientos de los nuevos edificios, para elaborar puertas, pisos, ventanas,
muebles, para ser utilizada como combustible (leña y carbón). Al final del virreinato
se cortaban anualmente 25,000 árboles, solamente para hacer las estacas de
cimentación, lo que había llamado la atención y fue comentado por autores como
el fraile Juan de Torquemada, José Antonio de Alzate y Ramírez, además del
mismo varón Alejandro de Humboldt (Gibson 1967: 312).

Durante casi tres siglos de virreinato, la economía novohispana tuvo como


sustento básico para la conformación de las nuevas ciudades y pueblos, la
explotación de los bosques, principalmente en las zonas templadas, de donde
salieron los insumos para soportar las actividades económicas y las nuevas
formas de vida de indígenas, españoles y criollos. Trautmann (1981) asocia la
creación de asentamientos humanos con la presencia de zonas erosionadas. La
construcción de ciudades, como Tlaxcala y Puebla, donde la deforestación se
acentuó para construcción de casas, lugares para administración sociopolítica y
edificios religiosos, fue bastante notable, como lo muestra el siguiente párrafo
escrito por Fernández (1931, Vol. 1: 83-84), que describe la fundación de Puebla
el 16 de abril de 1530:

…le [he] asignado ya el sitio y lugar en que se habla de hacer la nueva


población, corrió al cargo de los Religiosos Franciscanos el agregar y atraer

369
Españoles, que en él se poblasen y solicitar operarios y materiales para la
fábrica de las casas […] consiguieron de ellos (los indígenas) que se
encargasen de cortar las maderas y conducirlas al lugar en que se habla de
hacer la población, en el que por la inmediación al río (que hoy se llama de
San Francisco) había abundancia de piedra, lodo y fagina, que eran los
materiales de que hablan de fabricarse las casas y que trabajasen en ellas sin
estipendio alguno…

La creación de ciudades y pueblos de tipo hispano, durante el virreinato y


su expansión hacia los cerros se asocian con la presencia de amplias zonas con
suelos erosionados. Según Gibson (1967: 311) la historia de la erosión en la
cuenca de México tuvo que ver con el desagüe sistemático de las aguas de los
lagos, con la redistribución de los suelos y con la introducción de un tipo de
agricultura que utilizaba arado y animales de tiro. La cria de ganado contribuyó
también al fenómeno citado. La conversión de terrenos agrícolas en áreas de
pastoreo para ovejas no ayudó a la recuperación del suelo, posiblemente por la
escala mayor de los rebaños. Además, a finales del siglo XIX y principios del XX,
varias áreas agrícolas con presencia de tepetate, se convirtieron en minas para
obtención de cantera y productos minerales; otros lugares se utilizaron para
extraer materiales de construcción, como el tezontle, la arena y para elaborar
ladrillos.

El Pastoreo y el suelo

La introducción de ganado vacuno y rebaños de ovejas en el área se hizo desde


los inicios del siglo XVI y tuvo impactos –a veces muy profundos- en los suelos.
Las estancias de ganado menor generalmente operaban junto con un área
agrícola y, a veces, con obrajes textiles. Cada estancia tenía de 500 a 2,000
ovejas. Los ovejeros eran indígenas y movían el rebaño durante la estación seca;
existen informes de que en Nopalucan, los ovejeros y sus rebaños regresaban a la
comunidad cada año, durante la festividad de San Pedro y San Pablo (Chevalier
1963). Los rebaños invadían las tierras de cultivo en Tlaxcala, particularmente al
sur y oriente de la Provincia, lo que originó litigios entre indios y españoles,
situación que se estabilizó con el decrecimiento poblacional, como resultado de las
epidemias y la emigración hacia el norte de la Nueva España (Chevalier 1963).

Los efectos del pastoreo sobre suelo, agua y vegetación están poco
estudiados, en casos como Tlaxcala donde se introdujeron grandes rebalos de
ganado menor, la cubierta vegetal debió cambiar debido al pastoreo. La
introducción de majada, como componente del abono natural, modificó la
productividad agrícola, pero la cubierta vegetal debió deteriorarse en suelos con
escasez de herbáceas perennes en zonas semiáridas, en particular en zonas
donde se introdujeron el arado y los animales de tiro. Según Gibson (1967: 312) el
drenaje de los lagos hizo menos productivas las tierras agrícolas existentes. En el
caso de los sistemas agríciolas de la ciudad de México, la información muestra

370
que si bien hay algunos con gran éxito económico y agrícola –como la huerta de
frutales de los carmelitas descalzos- la mayoría de los pueblos indios alrededor de
la ciudad –con excepción de aquellos que producen hierbas y hortalizas- muetran
una situación decadente. En los sistemas exitosos hubo manejo del suelo a través
de distintos tipos de estercolado.

Agua, fuentes, manantiales y cultivos

El decrecimiento de la zona lacustre en la cuenca de México se observó desde los


primeros tiempos después de la conquista. La desecación más evidente se inicia
en los lagos del norte de la cuenca y en el centro –al oeste- afectando las
calzadas norte y sur de la ciudad. Esta últimas carecían de agua en el estío y el
lago de Texcoco redujo su nivel hasta que en el siglo XVII se vió reducido
considerablemente. A pesar de esto las inundaciones afectaban la ciudad en la
estación lluviosa y algunas de ellas –como la de 1555- tuvieron a la ciudad
prácticamente sumergida bajo el agua. La política al respecto fue el desagüe
sistemático, que se combinó con las disminuciones lentas e irregulares del
volumen de las aguas en los lagos. Una de las políticas que coadyuvaron en la
dirección del realizar un desagüe completo de la cuenca estaba fundamentada en
la idea de que los lechos secos de los lagos incrementarían la superficie destinada
para los cultivos (Gibson 1967: 311-312).

Para mediados del siglo XVIII quedaban en la cuenca pocos lugares


importantes como fuentes de agua. El Peñol, con aguas termales y calientes al
este y centro de la antigua laguna de Texcoco, junto a un cerro en cuya falda
nacían estos manantiales. Otras dos fuentes de agua “cristalina, delgada y
saludable” estaban en unas lomas a dos leguas en dirección suroeste y en las
faldas de la gran sierra del desierto [de los leones], esta agua se llevaban a
Chapultepec utilizando para ello zanjas, tarjeas y socavones y desde Chapultepec
un acueducto con arquería, que llevaba el líquido hasta la ciudad de México
(Villaseñor 2005: 758-759). La otra fuente nacía en la zona inmediata al convento
de Ocholoposco [Churubusco] a legua y media de la ciudad y se retenía en una
alberca para ser usada por el vecindario de la jusrisdicción de Coyoacán y el
convento de Santa María de los Ángeles (Villaseñor 2005: 759).

Las lluvias anuales aliviaban la sequía, así que las chinampas del sur de la
cuenca de México –al igual que las haciendas localizadas en las tierras más bajas-
eran temporalmente afectadas y lo mismo ocurría con las inundaciones. Las
sequías y los vientos trajeron a la cuenca de México las grandes tolvaneras que
asolaron la ciudad por varios decenios. Además, el proceso de salinización de la
orilla oriental del lago de Texcoco fue evidente ya desde el siglo XVI, junto con las
tormentas de polvo de álcali caracterizaron la estación de secas en la cuenca a lo
largo del virreinato (Gibson 1967: 312).

371
Para la población india el problema que veían con más preocupación eran
las compras de tierras que los españoles hacían -constantemente y a precios muy
bajos- lo que redundaba en el suelo y en la producción agrícola –especialmente en
el cultivo de maíz- (Gibson 1967: 313-314). Según este mismo autor, una serie de
variedades de maíz debieron desarrollarse para que la planta se adaptara a las
nuevas condiciones ambientales de la cuenca de México, donde la sequía y el
cambio paulatino del clima se volvieron un factor importante (Gibson 1967: 314).
Para el siglo XVII solamente los indios muy pobres utilizaban coas para sembrar;
aun que seguían practicando el riego, pero empezó aplicarse para el trigo y el
maíz quedó convertido en temporalero, es decir, sometido a las lluvias
estacionales (Gibson 1967: 316).

También podemos decir, la agricultura de secano y sus inseguridades


anuales refuerza la idea en los pobladores, de la necesidad de la intervención
divina, que asegurara la siembra y el crecimiento de esta planta fundamental. No
es casual que la virgen de Los Remedios fuera trasladada a la catedral
metropolitana en numerosas ocasiones; Gibson (1967: 322) reporta una lista de
fechas para el siglo XVII, cuando aconteció en los años de 1597, 1616, 1641,
1642, 1653, 1663, 1667, 1668, 1678, 1685, 1692, 1696; por algo esta virgen fue
hecha patrona de la ciudad de México y se le construyó un altar en la loma
Tototepec. Igualmente destructivas para el cultivo del maíz, fueron las heladas y
las granizadas que podían altamente destructivas; en 1541, 1695 y 1785 las
heladas destruyeron toda la cosecha en un santiamén. La helada de 1785 generó
la hambruna de 1786 y un incremento altísimo de los precios del maíz (Gibson
1967: 323).

La decadencia de los antiguos pueblos ribereños y de lugares como


Tlatelolco, fueron notables; las zonas más afectadas fueron según Gibson (1967:
313) los lechos salados de los lagos y las laderas superiores de las elevaciones
que bordeaban la cuenca de México. Los cambios climáticos, la producción de
maíz en la región, sus precios, la abundancia y escasez de este básico para la
población indígena, incrementaron las condiciones de pobreza de los pobladores
indios. Gibson (1967: 319) calculó que una familia tributaria media pudo haber
requerido de 12 a 20 fanegas de maíz al año, la producción en la cuenca (3,000
millas cuadradas) durante el virreinato pudo ser aproximada a 15 fanegas por
tributario (siete fanegas por persona) al año. Sin embargo, es claro que comían
bien cuando el maíz era abundante, ya que además habían perdido muchos de
sus antiguos recursos lacustres.

Una planta que adquirió importanca mayor en el virreinato fue el maguey,


cuya área de cultivo creció progresivamente, especialmente en las poblaciones del
norte y noreste de la cuenca de México, donde se establecieron centros de
manufactura de pulque, además de que los indios abandonaron el cultivo de maíz
para introducir magueyes pulqueros en sus tierras (Gibson 1967: 326). También
hubo incremento de este cultivo en pueblos del sur. Los problemas por concepto
de impuesto a los productores y de pago de licencias a las pulquerías no se
hicieron esperar y a fines del virreinato había numerosos conflictos entre las

372
comunidades indias productoras de pulque y los recudadores españoles de
impuestos (Gibson 1967: 326). Los cultivos virreinales de los pueblos indios fueron
además del maíz y el maguey: frijol, chía, huautli (amaranto), chile, calabazas y
tomates (Motolinía 1903: 327). La chía y el huautli disminuyen paulatinamente su
importancia a lo largo del virreinato; además adoptaron las habas, frijoles
europeos, col, lechuga y rábanos para su propio consumo (Gibson 1967: 327).

El antiguo transporte en canoas desaparece en la misma medida en que el


agua se extingue en la cuenca y los animales de carga, vagones y cargadores van
sustituyendo a las canoas, elevando el costo de los productos que requerían de
ser traídos a los mercados de la ciudad. En los finales del verano, el otoño y los
inicios del invierno los precios se elevaban y la nueva cosecha aún no estaba
disponible. Pero, el proceso fundamental fue la desecación de amplias zonas de la
antigua laguna y sus efectos en el clima, la flora y la fauna. Las zonas de la
cuenca que presentaban mejores condiciones para la agricultura: el sur y algunos
manchones en el centro y norte, sin regadío, la mayoría se convirtieron en áreas
con agricultura de secano, ya que el riego quedó en manos de las haciendas de
españoles.

373
ALGUNAS CONSIDERACIONES AL VOLUMEN

A lo largo del libro hemos agregado algunos comentarios al final de los capítulos y
secciones en ellos; estas son en realidad notas, que resumen y comentan
aspectos relevantes en cada caso, que no reconsideraremos de nuevo en esta
sección –al menos que sea estrictamente necesario-. En esta última parte del
volumen, queremos partir de una pregunta -a la que trataremos de dar respuesta
de la mejor manera posible- con la que iniciamos la escritura de estas Historias
Varias: ¿Que podemos derivar del mundo apabullante de información disponible a
través de estas páginas? Así como el libro tiene varias historias, también tenemos
varias respuestas, pero comenzaremos con las que pensamos son más
interesantes, aunque no pretendemos colocarlas en orden de importancia.

La diversidad169 es una característica esencial de las culturas


mesoamericanas, que no ha sido considerada como tal, debido –entre otros
factores- a que el concepto no existía cuando Paul Kirchhoff elaboró la propuesta
inicial para conformar el concepto de Mesoamérica. Este se hizo sobre la base de
44 rasgos culturales exclusivos del área cultural y su comparación con aquellos
otros rasgos que Mesoamérica compartía con las áreas culturales del Nuevo
Mundo (Kirchhoff 1943). En esta primera propuesta, no se incluyeron los rasgos y
elementos que en un nivel básico están relacionados con el manejo del
ambiente170, a pesar de que las áreas culturales fueron pensadas a partir de una
división geomorfológica del continente. Una segunda propuesta de Pedro Armillas
(1951) parte de la discusión y propuesta de modificación para el establecimiento
de las fronteras norte y sur, con el objetivo de utilizarlas más allá del momento en
que los españoles llegan a Mesoamérica. Una tercera propuesta fue hecha por
Ángel Palerm (1954), donde agrega la utilización de conjuntos de rasgos y no de
éstos, vistos en forma individual.

Cierto es que el concepto mismo de área cultural no es solamente un


problema de delimitación de fronteras, es también un concepto heurístico y

169
Según el artículo 2° de la Convención de Diversidad Biológica, esta significa la variabilidad
entre los organismo vivientes de todas las fuentes, incluyendo inter alis, terrestres, marinos y otros
sistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; esto incluye la diversidad
dentro de las especies, entre especies y del ecosistema. El Instituto de Recursos Mundiales (WRI)
refinó el concepto para agregar: como comprendiendo diversidad genética, las variaciones entre
individuos y poblaciones dentro de especies y de las especies y la diversidad de los ecosistemas, a
los cuales agregan la diversidad funcional. Tomado de: Arturo Escobar, Does Biodiversity Exist?,
2006: 243-245.
170
Un texto importante en la discusión sobre Mesoamérica aparece en la revista Dimensión
Antropológica, Año 7, Vol. 19, Mayo/agosto de 2000. En es mismo número aparece el artículo
“Mesoamérica un Desarrollo Teórico”, de A. González.

374
relativo, que se mueve en el tiempo y en el espacio, que se define junto con otras
áreas y, que requiere aún de información para establecerse, por lo que ha
permitido su aplicación a distintos modelos. Estudiados por separado, en forma
sincrónica, los rasgos son incapaces de mostrar la complejidad de los sistemas
que se formaban al conjugar los dichos elementos en ellos. La complejidad de la
cultura se da en un nivel holístico171, que hace funcionar todo el conjunto y que
además incluye las interrelaciones –en este caso entre ambiente, sistemas
agrícolas, plantas cultivadas, alimentación, algunos aspectos del mercado- y la
población, que actúan en combinación con lo anterior.

En el caso del Altiplano central esta diversidad se expresa en el manejo de


recursos, entendidos como elementos que se utilizan o dejan de utilizar según
situaciones específicas en cada sociedad. Su uso y manejo incluye aspectos
como: el tiempo específico que se considera, las necesidades que cubren, su
situación en la naturaleza -de escasez/abundancia- el gusto cultural; además de
ver si sus aplicaciones permiten –o coaduyan- en algún grado a la supervivencia
del grupo. La diversidad se muestra en varios aspectos de la historia de las
regiones, sus características ambientales y climatológicas, el conocimiento
adquirido paulatinamente –o no- por los grupos humanos sobre las plantas
silvestres, cultivadas y propiciadas; sus usos especializados (alimenticios,
medicinales, otros) y las tecnologías asociadas. En teoría, el manejo de la
diversidad debió generar un conocimiento ajustado a situaciones de naturaleza
local o regional y, siendo aparentemente sencillo, tuvo –de hecho- un gran
refinamiento; además creó una conexión con otros aspectos de la vida cotidiana,
como los usos alimenticios, las formas de cocinar y otras actividades de obtención
de recursos, o la salud.

De esta manera hay que reconsiderar las características clásicas que se


han otorgado a la región mesoamericana, desde que Paul Kirchhoff (1943)
propuso una primera y básica caracterización a base de rasgos culturales. Su
división esquemática en culturas prehispánicas que dependían de los modos
específicos de obtener alimento (“modo de vida”) separó a los recolectores de los
cazadores, pescadores y cultivadores mesoamericanos, norteamericanos y
sudamericanos, privilegiando la actividad agrícola per se, pero sin conexión con
otros elementos como el incremento poblacional, el urbanismo y la aparición del
Estado y con ello, de las sociedades complejas. Estos componentes no se

171
De acuerdo con Jan Christian Smuts en su obra Holism and Evolution (1926: 340-342):
“…el holismo es la fuerza que crea las totalidades con sus campos superpuestos, una situación
creativa que está más allá de la mera colecta de individuos y sus campos separados […] pero el
hecho es que no hay nuevas totalidades de organismos en la naturaleza; hay sólo naturaleza que
llega a ser orgánica a través de la intensificación de su campo total. De otra manera la naturaleza
es holística sin ser una totalidad real. El campo orgánico holístico de la naturaleza ejercita un sutil y
singular modelado al controlar la influencia con respecto al camino general del avance orgánico.
Este camino no es un azar ni es accidental o tampoco es libre para moverse en cualquier dirección;
está controlado y tiene el carácter general de dirección uniforme bajo la influencia fdel campo
holístico de la naturaleza…”.

375
entienden solos, tienen que verse a partir de conjuntos y –al mismo tiempo- de la
sociedad en general y sus necesidades.

Los materiales del Altiplano central que hemos expuesto en este libro,
muestran que las actividades cotidianas de las poblaciones humanas, no estaban
separadas. La sociedad nahua de la cuenca de México –por ejemplo- estaba
socialmente estratificada y en ella se cazaba, pescaba y recolectaba, al mismo
tiempo que se cultivaba la tierra; sin embargo eran la división del trabajo y el
tributo, lo que daba a cada subgrupo social su posición en esta serie de
actividades y en la economía global. Fue durante el virreinato y ante las nuevas
necesidades que se crean actividades específicas para los pueblos; pero aún en
este caso, estas actividades variaban en mucho, de acuerdo con la presencia o
ausencia de los recursos y de los eventos que modificaban la economía y la vida
de los pueblos –catástrofes causadas por inundaciones, años de sequías, pérdida
de cosechas, altos costos del maíz, mortalidad resultante de epidemias, pérdida
de las tierras que pertenecían a los pueblos, relaciones con las haciendas y
demás- sin olvidar las consecuencias de todo tipo que la conquista debió provocar
en las poblaciones indias.

En el sentido ecológico, social y cultural, la complejidad estriba en lo simple,


en aquello que se ajusta cuidadosamente a situaciones y a condiciones
particulares y, que para hacerse de esta manera requiere de un refinado
conocimiento del ambiente y de sus componentes. Si miramos una herramienta
agrícola, o un instrumento para cazar o para pescar, puede ser solamente una coa
hecha con madera, una red o un lazo de fibras de maguey con cierto tamaño,
medidas entre cada sección, grueso de la fibra, y demás; sin embargo, si
agregamos a estos detalles el funcionamiento individual o colectivo en la empresa,
la estación del año, el conocimiento de los lugares donde enterrar la coa (tipo de
suelo, características locales, planta a sembrar, plagas), o donde y qué cazar, o
pescar, tenemos entonces que el papel del medio, del clima y de las condiciones
de las estaciones a lo largo del año se convierten en elementos básicos que crean
un contexto para las actividades, sin el cual no se explicarían más que
superficialmente.

La actividad agrícola misma produce elementos similares en distintas partes


del mundo, que no son arbitrarias, ya que derivan de las características mismas de
las plantas, de los sistemas de cultivo, de los ajustes a condiciones ambientales y
climatológicas particulares. De esta manera consideramos que la agricultura
mesoamericana no fue un caldero (“melting pot”) donde todo se echaba y se
mezclaba para obtener una “olla podrida” para alimentar a los campesinos en
tiempos de hambruna. Esta visión es simplista, e ignora los procesos históricos de
selección que surgen del conocimiento del medio, de las plantas y sus
necesidades inherentes, de las condiciones específicas de los lugares donde se
desarrollan los varios sistemas agrícolas (clima, altitud, suelo, agua, vegetación
silvestre, fauna), de las condiciones del mercado y las necesidades sociales y
culturales de los grupos humanos involucrados (alimentación, gusto, salud, costo).

376
La agricultura es una actividad que se va volviendo compleja a lo largo del
tiempo, aunque esto no ocurre en forma siempre creciente y siempre mejor. Las
adaptaciones socioculturales, o ajustes a condiciones particulares requieren de un
interjuego entre lo regional con lo local, el contexto general con las situaciones
específicas, las necesidades de los distintos grupos sociales con las
disponibilidades reales de recursos. Los casos vistos a través de estas Historias
Varias muestran que no es factible generalizar sin presentar visiones estrechas y
de poca flexibilidad y, que las características ambientales se tienen que
comprender en sus relaciones regionales e interregionales, conectadas con las
locales; que los recursos tampoco pueden verse solamente en las escalas
generales, sino que deben integrar concepciones, eventos y elementos sobre las
escalas locales y específicas, como se muestra en la situación de las lagunas de
la cuenca de México y sus grandes diferencias en lo relativo a salinidad, tipos de
suelos en sus orillas o en las zonas desecadas, flora y fauna; eso sin considerar
factores como el clima y la estacionalidad de los recursos.

Es evidente que los agroecosistemas cambian a través del tiempo y según


la escala en que se encuentran. Están –por supuesto- estrechamente articulados a
la dieta, el consumo, el gusto, la salud y la enfermedad, la población para la que
se dirige su producción, el mercado y sus variaciones anuales y estacionales que
afectan la disponibilidad de productos y los precios; además de tener influencia en
los cultivos que se seleccionarán para el siguiente año, o para las siguientes
generaciones. El virreinato dejó ejemplos de todo tipo al respecto; sin embargo, es
indudable que las poblaciones indias de Mesoamérica sufrieron fuertes
descalabros con la conquista, fueron poblacionalmente diezmadas, culturalmente
devastadas, literalmente, empobrecidas y pagaron un elevadísimo costo por lo que
recibieron en conocimiento, flora, fauna y tecnología, sin contar con otros
elementos que no discutimo en el libro –religión, costumbres, vestimenta, vida
cotidiana, formas nuevas de control político y de tenencia de la tierra y otras
formas -con sus instituciones- de organización social y demás.

Podemos concluir el libro expresando que, en un mismo momento en el


tiempo pero asentadas en distintos espacios, no todas las sociedades
mesoamericanas estaban en niveles similares con respecto al manejo de sus
recursos, del urbanismo y tampoco todas estas sociedades tuvieron una
agricultura excedentaria basada en el regadío, a pesar de que compartieron
sistemas agrícolas similares (huertos, milpa). Estos se adecuaron a cada caso, a
cada historia, a cada grupo humano, a cada ubicación y a cada contexto. Su
interrelación con los otros grupos fue un elemento importante en los procesos de
ajuste y en la difusión del conocimiento para manejar los recursos, para aplicar
cierta tecnología, hacer manejos determinados; pero estos componentes fueron
adecuados a cada lugar y sus condiciones también específicas. La agricultura
mexicana nace en el virreinato, a lo largo del virreinato y combinando
conocimientos, plantas, tecnologías, manejos, adaptándose –ajustándose- poco a
poco a los nuevos paisajes novohispanos, que en el Altiplano central fueron
transformados enormemente con la llegada de los españoles y con la conquista.

377
Un evento a discutir fue la ruptura del antiguo sistema que soportaba el
urbanismo del Altiplano central: “[una]…economía suficientemente productiva para
mantener su población concentrada, estable y especializada en tareas no
agrícolas y una organización sociopolítica para mantener en funcionamiento el
sistema de producción y distribución de bienes…” (Palerm 1972: 16). Junto con
este urbanismo el Estado se fracturó y algunas de sus partes pasaron a formar
parte del nuevo Estado, dirigido por los españoles y al servicio de ellos mismos y
de la Corona. La conquista del Altiplano y la entrada de los españoles significaron
el fin del urbanismo antiguo y la entrada de uno nuevo, cuyas finalidades
constituyeron un Estado –también extractivo- pero con mayor capacidad y
rapacidad para controlar a la población común. Los recursos del ambiente se
volvieron mercancía barata -o casi regalada- para los hispanos mientras los indios
contribuían con su fuerza de trabajo a acabar con ellos.

Las sociedades hispanas, criollas, indias y mestizas del virreinato


novohispano, no parecen haber sido muy cuidadosas con los recursos naturales,
incluyendo el suelo, el agua, la flora, o la fauna; dejaron que las fuerzas del
mercado y las necesidades de los poderosos les dictaran lo que había que cultivar
o no, los animales que tenían que criar o no, la tecnología que tenían que utilizar
para las nuevas actividades y demás. Esto aconteció, independientemente de la
destrucción que causaran. Para finalizar, no hubo una sola agricultura mexicana,
hubo varias, que fueron adecuadas y estuvieron ajustadas a condiciones
regionales diferentes. El mismo Altiplano central tuvo en sus tres valles (Puebla-
Tlaxcala, Cuenca de México y valle de Toluca) condiciones y características donde
la diversidad fue el elemento que se perdió en gran parte. A pesar de las
epidemias, las hambrunas y los nuevos sistemas de trabajo forzado, las
poblaciones nativas, sobrevivieron ante el impacto económico, social y cultural de
la conquista; aunque haya sido en un estado lamentable de empobrecimiento
económico y cultural.

El estudio histórico de los paisajes regionales y de los locales, muestra


mayor complejidad en la medida en que introducimos varios elementos
interactuantes en la discusión. Ambiente, agricultura, comida y mercado son por si
mismos elementos complejos, que son producidos -y a la vez generan- por
impactos ambientales, socioeconómicos y culturales de naturaleza holística.
Algunos conceptos están en discusión todavía -comenzando por el Mesoamérica y
siguiendo con el de diversidad- o se han vuelto modelos para investigar y analizar
problemáticas específicas. Todavía tendríamos que utilizar con mayor profundidad
las cuestiones relacionadas con las poblaciones humanas locales y regionales,
que solamente esbozamos en este texto. Sin embargo, esperamos que los
componentes manejados en estas Historias Varias dejen alguna(s) idea(s) para
evaluar lo que ahora sabemos y lo que falta por conocer, antes de seguir adelante.
Esa ha sido la intención principal en este libro y esperamos se haya cumplido al
menos parcialmente.

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el f 123v.
Sobre la construcción del sistema de abastecimiento de agua al convento de San
Francisco Tepeyanco, Tlaxcala.

AGI, Reales Instrucciones a Velasco, capítulo 18, Valladolid, 16 de abril de 1550.


En AGI: México, 1089, L.1, folio 183.

AGI, México 26, N° 17-C.


Sobre obrajes.

AGI, Escribanía de Cámara 174-B, 1680, 1683, 1686.


Sobre varios aspectos relacionados con el pleito entre los carmelitas descalzos
con el arzobispado de México, incluye las declaraciones de los distintos testigos
que fueron involucrados en él, para hacer declaraciones a favor y en contra de que
el huerto fuese -o no- altamente productivo en términos del dinero que entraba a la
orden por concepto de las ventas de fruta y, si debían o no pagar el diezmo. El
documento fue ampliamente trabajado por el Dr. Manuel Ramos Medina (1992),
de quien se tomaron las partes que reprodujo y que han sido utilizadas para este
libro.

AGN, Padrones 22
Incluye listas de topónimos fechados en 1778 y 1791. El de 1791 tiene
comentarios descriptivos.

AGN, Mercedes, II, ff 179r-180v.


Licencia a los frailes franciscanos para construir el convento de San Francisco
Tepeyanco (1543).

AGT, Archivo General de Tlaxcala, San Pablo Apetatitlán, Tlaxcala.

AGT. Boletín, Reales Cédulas 1596-1648. Tomo II, N° 4: 481-506.

Carta del licenciado Salmerón, oidor de la Audiencia de México, al secretario del


rey, Juan de Sámano, informándole de las plantas y animales que debían enviarse
a Nueva España y de que convenía que los indios principales no tuviesen tanta
autoridad sobre los naturales; de México. A 31 de marzo, s/año, AGI, Patronato
Real, Est. 2, caja 2, leg. 1/1.

Carta a la reina, de fray Luis de Fuensalida, guardián del convento de religiosos


franciscanos de México, elogiando el buen gobierno de los cuatro oidores de la 2ª
Audiencia de México; pide que se manden ovejas merinas y olivos y que todas las
naos de España traigan plantas: da noticia de estarse formando un pueblo de
cristianos y pide que a estos pobladores se les haga una merced.-De México, a 27

408
de marzo de 1531; AGI, Papeles de Simancas, Est. 60, caja 2, legajo 16.
Reproducida en: Francisco del Paso y Troncoso, Epistolario de Nueva España,
Tomo II, N° 90: 33.

Carta Inédita de Hernán Cortés, Octubre de 1524. En: Colección de Documentos


para la Historia de México (CDHM); Joaquín García Icazbalceta (Ed.): 2 Vols., Vol.
1, 476. Cortés ordena la construcción de un monasterio para tres frailes en
Ocotelulco, ocupando un espacio en el antiguo palacio de Maxicatzin.

Códice Borgia
1963. Publicación facsimilar en tres tomos del Códice Borgia; con comentarios al
mismo de Eduard Seler de la primera publicación del documento, que se hizo en
Alemania en 1906. México: FCE.

Códice Chimalpopoca. Anales de Cuauhtitlan y Leyenda de los Soles.


1975. Traducción directa del náhuatl por Primo Feliciano Velázquez. México:
UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas.

Códice Madrid (También conocido como: Tro-Cortesiano, Matritense Maya, Maya


del Museo de América de Madrid –donde se encuentra actualmente-)
1985 [original posclásico tardío]. Facsímil publicado por Thomas A. Lee de la
Universidad Autónoma de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez.

Códice Florentino
1980. Edición Facsimilar del manuscrito 218-20 de la Colección Palatina de la
Biblioteca Medicea Laurenziana. México: Gobierno de la República. 3 Vols.

Códice Franciscano- siglo XVI.


1886-1892. Nueva Colección de Documentos para la Historia de México, 5 Vols.
México: Joaquín García Icazbalceta (Ed.).

Suma y Epíloga de Toda la Descripción de Tlaxcala. Paleografía, presentación y


notas de Andrea Martínez Baracs y Carlos Sempat Assadourian. Prólogo de
Wayne Ruwet. México: Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), CIESAS, 1994.

Fondo de Microfotografía del Museo Nacional de Antropología e Historia, México


(FMMN):

FMMN, Serie Tlaxcala, Rollo 14, No. 2 folio 2.

FMMN, Serie Tlaxcala, Rollo 14, No. 4, folios 23 y 143.

FMMN, Serie Tlaxcala, Rollo 15, No. 6 folio 32.

FMMN, Serie Tlaxcala, rollo 16, No.8, folio 30r.

FMMN, Serie Tlaxcala, rollo 20, No. 16, folio 111r.

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