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Abraham: Sólo el que confía, sabe esperar.

Abraham era un hombre muy rico, con una gran familia. Vivió en el siglo XX antes de Cristo (hace
4000 años). Al final de sus días recibe una llamada de Dios que le dice que salga de su tierra para
dirigirse a una tierra que le promete, porque quiere hacer un gran pueblo a partir de él. “Dios dijo a
Abraham: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.
De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición para
los demás. Marchó, pues, Abraham, como se lo había dicho Dios, y con él marchó Lot (su sobrino).
Tenía Abraham 75 años cuando salió de Jarán. Tomó Abraham a Saray, su mujer, y a Lot, hijo de su
hermano, con toda la hacienda que habían logrado, y el personal que habían adquirido en Jarán, y
salieron para dirigirse a Canaán. Llegaron a Canaán, pero allí vivió como un forastero» (Gn 12)

Le prometió Dios una gran descendencia de hijos que poseerían esa tierra fértil y buena a la que se
dirigía, pero al cabo de unos años, Abraham seguía sin hijos y sin tierra. Se lo dijo a Dios: “No tengo
hijos ni la tierra que me prometiste”. El Señor le respondió: “Y sacándole afuera, le dijo: «Mira al
cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas.» Y le dijo: «Así será tu descendencia.» Y creyó él en
Dios, el cual se lo tuvo en cuenta para su justificación.” Así, Abraham confió en Dios y le dio gracias.
Pero pasaban los años y seguía sin tener un hijo. Su mujer ya era muy mayor. Todo indicaba que no
tendría ningún hijo. Le costaba confiar en Dios: “Abraham cayó rostro en tierra y se echó a reír,
diciendo en su interior: ¿A un hombre de cien años va a nacerle un hijo?, ¿y Sara, a sus noventa
años, va a dar a luz?”. Su vida parecía un fracaso. Pero él seguía confiando en Dios y por eso
esperaba que se cumpliese lo que le había prometido, aunque no sabía cómo se podría realizar.

Al cabo de unos años, en plena vejez, Dios le anunció que tendría un hijo. “Concibió Sara y dio a
Abraham un hijo en su vejez, en el plazo predicho por Dios. Abraham puso al hijo que le había
nacido y que le trajo Sara el nombre de Isaac.”. Cuando todo parecía que estaba arreglado, Dios le
pide más: “Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: «¡Abraham,
Abraham!» El respondió: «Heme aquí.» Le dijo: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac,
vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»”. A
pesar de que su hijo era la ilusión de su vida, y en el que había puesto todo su corazón, se fía de Dios
y hace lo que le pide. No pierde la esperanza porque confía
plenamente en Dios. Una vez en lo alto del monte, se disponía a
sacrificar a su hijo único, entonces le llamó el Ángel de Yahvé desde
los cielos diciendo: ¡Abraham, Abraham!» El dijo: «Estoy aquí.» Dijo
el Ángel: «No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que
ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios, ya que no me has negado
tu hijo, tu único.»”. Y Dios le bendijo: “«Por mí mismo juro, oráculo
de Yahvé, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, tu único, yo te
colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia como las estrellas del
cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus
enemigos. Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de
haber obedecido tú mi voz.»” (Gn 22)

De Isaac nació Jacob y de él todo el pueblo de Israel. Del pueblo de Israel nació Jesús, el
hijo de Dios, y por la fe en Jesús nacemos todos los cristianos. Se ha cumplido la promesa hecha a Abraham. Los
cristianos, una multitud de todos los tiempos que brillan en el mundo como estrellas en la noche, los hijos de Abraham.
ABRAHÁM: Es un testigo del amor de Dios y quiere llevarte hasta Él
a) La vocación de Abraham:

Es la primera llamada de Dios a entrar en amistad con el hombre. Fue el primero que respondió generosamente y por
eso se le llamó AMIGO DE DIOS. Primero Dios le llama a que salga de su tierra y le siga y le promete grandes cosas.
Abraham escucha todo lo que Dios le dice y no duda de su palabra. Aunque parece que las cosas no salen como él
esperaba, sin embargo sigue confiando en Dios y por eso espera el cumplimiento de sus promesas. Sólo se desespera el
que no confía ya en nadie. Pero quien tiene un amigo que sabe que le puede ayudar, no pierde la esperanza. Abraham
tenía a Dios como a su amigo fiel y por eso no tenía miedo. Confió en Dios y Dios le colmó de bendiciones.

b) Vocación cristiana:

Dios nos llama desde antes de nacer a vivir en amistad con Él. Ha pensado en nosotros desde siempre y se fija en
nosotros, y nos sigue y no nos deja de lado. Está siempre con nosotros, y espera de nosotros que vivamos con Él como
un amigo. Nuestra vocación es a la santidad: a ser amados y corresponder a ese amor de Dios. Esa relación se consolida
en el Bautismo y ha de crecer poco a poco a través de la oración, los sacramentos y la vida de fraternidad. Esa amistad se
vive de muchas maneras. Da igual que seas estudiante, trabajador, jubilado, astuto o sencillo, brillante o mediocre,
simpático o tímido. A todos nos busca Dios para que seamos amigos suyos.

ACTIVIDAD:

(Además del texto de la fotocopia, puedes ayudarte con los textos de la Biblia Génesis 12, 1 – 9)

1. ¿Por qué ante una cosa que ya parecía imposible Abraham sigue esperando?
2. ¿Por qué se le llama a Abraham “nuestro padre en la fe”?
3. Dios bendice a Abrahám y le dice que él también será una bendición para los demás: ¿Cómo podemos
nosotros ser bendición para otros?
4. Abraham confió en Dios y le respondió generosamente, ¿por qué respondió así a lo que Dios le pedía?
¿Confiás vos también en Dios de manera que no te sientas solo? (Poné un ejemplo)
5. A veces Dios parece que está muy lejos, y que no nos habla, ¿qué nos enseña Abraham sobre Dios? ¿Me doy
cuenta de que Dios no me deja, sino que me acompaña y me habla? ¿Cómo?
6. Lee Romanos 4, 18 – 25 y hacé una síntesis de las características que el apóstol Pablo (quien escribe esta
carta) nombra de Abrahám.
7. Lee Gálatas 3, 6 – 9: ¿Por qué nos deberían interesar las promesas que Dios le hizo a Abrahám?
8. Describe con tus palabras cuál fue la vocación (llamado) de Abrahám y a qué nos referimos cuando decimos
“vocación cristiana”?
9. Piensa en situaciones difíciles que te han ocurrido o que conoces de amigos tuyos. Se trata de ver problemas
importantes, que parece que no encuentran solución. ¿Cómo se siente la persona que está metida en esa
situación? ¿Dónde busca ayuda? Si sigue esperando que se arregle el problema, ¿por qué tiene todavía
esperanza?¿Qué le hace pensar que las cosas van a cambiar?

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