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RESUMEN ANTROPOLOGIA FILOSOFICA DE J.F. DONCELL, S.J.

El ángulo de enfoque que adoptaremos provendrá del método fenomenológico. Hemos oído
hablar sobre cuerpo y alma, pero trataremos de olvidarlos por el momento y de mirarnos a
nosotros mismos sin su ayuda, con lo que dejaremos de lado en cuanto sea posible todo lo que
sobre la naturaleza humana hemos aprendido de otras personas y de las distintas ramas del
conocimiento, en un intento por reencontrar lo que ha sido velado por estos conceptos, a saber, la
experiencia directa, primordial, simple que tenemos de los otros y de nosotros mismos y que
subyace en todos nuestros conocimientos sobre los hombres y las cosas. Para con esto, lograr
examinar mi propio yo.

Sin embargo procediendo de este modo directo, no me encontraré directamente a mí mismo


como sujeto. Puedo contar mis dedos, tomarme el pulso, etc., pero todo esto no como sujeto sino
como objeto ya que las partes de mi cuerpo están a medio camino entre los objetos y el sujeto; a
estos los llamaremos cuasi-objetos.

Existen cuasi-objetos que existen en el espacio como lo son mis dedos, pulso, etc., peto también
existen otros que existen en el tiempo y son temporalmente distintos como mis percepciones, mis
emociones e impulsos. Mirándolos de cerca estos cuasi-objetos los tenemos y los somos. Mi
cuerpo personal; con sus características que lo distinguen. Esto es un conocimiento del yo físico
pero ese mismo Ego pero también a través de esto se conoce a un Ego más profundo, es decir, al
Ego originante; fuente de nuestros conocimientos y de nuestro propio ser.

Yo soy esencialmente el que conoce y el que quiere. En el estado de vigilia, estoy siempre
conociendo y queriendo en acto; coincido directamente cuando digo yo conozco algo. No puedo
negar mi actividad cognitiva sin afirmarla. El hombre es una creatura que afirma y que quiere, es
un ser que afirma y quiere de modo encarnado. Pero no conocemos al conocedor, sino sol
captamos al yo como objeto y no al yo como sujeto. Si pudiéramos llegar a ese punto no
necesitaríamos de ningún cuasi-objeto y seríamos siempre y plenamente conscientes. Pero esto
no es posible porque el yo necesita de los cuasi-objetos y estos, son la unión con el yo, son la
causa real o con-causa de estas operaciones.

Es la extensión de mi yo originante en la dirección del mundo. Es el puente que conecta el ego con
la mundanidad de las cosas y de los seres.

Cuando nos preguntamos si el sujeto puede ser conocido como sujeto parece esto imposible. Todo
conocimiento supone un objeto que en última instancia, distinto del sujeto, es su objeto de
conocimiento. El hombre se conoce a sí mismo, conoce su propio Ego: material, social; en otras
palabras no conocemos al yo puro solo podemos conocerlo penetrando por medio de nuestro
conocimiento por medio de estas actividades.

Al preguntarnos por ¿Qué es el hombre? Tenemos que referirnos al comienzo es un ser viviente y
¿Qué es la vida? La vida es el movimiento particular, un movimiento espontaneo, una actividad
inmanente, es decir, que permanecen dentro del sujeto que actúa.

Para responder la pregunta de la vida se ha tratado de responder mediante dos teorías:


El mecanicismo: sostiene que la vida es una clase de energía material o la resultante de una
combinación de energías materiales. Esta doctrina elimina toda causa final y formal y explica los
seres vivientes por medio de las causas mecánicas. Una causa mecánica es eficiente que obra sin
objetivo definido, ciegamente y de modo necesario.

El vitalismo: admite que en todo ser viviente hay innumerables causas mecánicas en acción, en
todo ser hay un principio vital que de este modo inconsciente dirige todas las operaciones de este
ser, conduciéndolo hacia sus fines específicos. Esto es denominado materialismo moderado que
sostiene que todo ser viviente es un ser material constituido como todos los seres materiales de
materia prima y de forma sustancial.

La vida no siempre existió sino que todo ser viviente deriva de otro ser viviente. La filosofía
tradicional atribuye la vida a la causalidad de un principio vital, de una forma sustancial, la
causalidad es la causa material del organismo y la forma sustancial el principio vital. La única
causalidad superior existente en el momento de la aparición de la vida sobre la tierra era la del Ser
Supremo, los primeros seres vivientes fueron producidos por Dios.

Pero de esto surge la interrogante sobre ¿Cómo surgen las diversas formas de vida en la tierra?
Existen dos teorías principales: el fijismo y la segunda la evolución. Podemos constatar la
existencia de órganos homólogos en diversos animales que tienen la misma estructura anatómica
aunque realizan diferentes funciones. También constatamos que un animal se sigue a uno de otro
y que presenta ciertas modificaciones graduales o evoluciones. Los científicos concuerdan con que
la evolución ha ocurrido, aunque esto no muestra certeza sobre la misma. No hay acuerdo entre
los científicos pero todos admiten cierta evolución, según Lamarck explica la evolución en base a la
adaptación y transmisión hereditaria de los caracteres adquiridos, Darwin propone la selección
natural y De Vries se funda en la mutación. Estas teorías por separado no explican el hecho; hoy
los científicos tratan de combinarlas y la llaman “teoría sintética de la evolución” o “neo-
darwinismo” según la cual, las mutaciones se verifican al azar por un grupo de animales.

En cuanto a la evolución del hombre La ley de Teihard sobre la complejidad-conciencia le permite


seguir el desarrollo de la conciencia en la evolución de los animales. El aumento de la complejidad
es particularmente notable en el orden de los primates. En los otros ordenes el avance de la
cefalización está oscurecido por otros desarrollos: tamaño, velocidad, fuerza; el cerebro no se
desarrolla tan rápidamente como los miembros, las garras, las alas. En cambio, en los primates, la
principal línea de la evolución está definidamente orientada hacia el desarrollo del cerebro.

Los animales poseen conciencia en el sentido ordinario de atención, captación de la realidad; es


decir conocen ciertos objetos. Algunos psicólogos están de acuerdo con esta postura basándose
en afirmaciones científicas explicando todas las actividades d lo animales como tropismos o
reflejos. Un tropismo es el movimiento de un organismo hacia o lejos de un estímulo; positivo
cuando el organismo es atraído y negativo cuando es rechazado.

El tropismo explica las actividades mecánicamente, sin embargo se ha demostrado que estos
tropismos pueden ser modificados por la experiencia teniendo la presencia con esto de factores
psíquicos. Los movimientos reflejos por si solos no bastan para explicar las actividades de los
animales ya que un movimiento reflejo es una reacción muscular o glandular, los animales
muestran cierta espontaneidad pero una conducta puede persistir aun cuan haya dejado de actuar
el estímulo.

Entendemos que lo animales conocen los objetos en tanto que se dan cuenta de su existencia sin
embargo no son capaces de autorreflexión por lo que no pueden dejar el exterior y mirar una
actividad psíquica.

Los animales poseen un poder de actuar de tal modo que se produzcan determinados fines, sin
preverlos y sin previa educación sobre el modo de realizar la actividad, a esto le llamamos instinto.
Los instintos pueden ser innatos, ya que no requieren de la experiencia; uniformes ya que las
realizan todos los de la misma especie; son perfectas de modo inmediato; son constantes ya que
permanecen durante toda la vida del animal, están adaptados para el medio ambiente normal del
animal, son dirigidos hacia un fin,. El instinto no es una actividad puramente mecánica pero
tampoco es intelectual ya que no implica ningún razonamiento real.

Los vertebrados poseen la capacidad de aprovechar de la experiencia, tos los animales aprenden
de su capacidad instintiva, esto es crear nuevas asociaciones, es decir, reacción-estímulo y aunque
a través de estos puede asociar símbolos y tener un lenguaje, no puede expresar ideas sino solo
necesidades concretas.

Los hombres en cambio con la co-reflexión alcanzaron el poder de comunicación intencionada, de


participación en los contenidos mentales e intenciones de los otros, de desarrollar la cultura y la
civilización.

Habiendo estudiado el lugar del hombre en la naturaleza y en la evolución, tenemos que


considerarlo como un ser muy complejo, por lo que será útil distinguir diferentes aspectos de su
complejidad y estudiarlos.

Las actividades orgánicas están conformadas por niveles o estratos que contienen estados de
ánimo y sentimientos, afectos y emociones, deseos y tendencias; otros son los que se refieren al
pensar y al querer.

Utilizaremos la división tradicional en dos niveles, el nivel de los sentidos u orgánico, esta función
sensitiva la comparte con los animales y el nivel racional o intelectual que es lo que le concierne a
la psicología ya que son fenómenos consientes que ocurren en los seres humanos. El ser humano
es capaz de mirar dentro de sí, de realizar la introspección, de relatar sus experiencias internas.
Para Wundt, los elementos que componen todos los fenómenos psíquicos son en última instancia
las sensaciones y los sentimientos simples, que son combinados de varias maneras, estos debían
llevar a las percepciones, emociones, pensamientos y voliciones.

Satre ha mostrado que las sensaciones como tales no existen y que son solo construcciones de la
mente del psicólogo y que estas tienen un carácter meramente artificial. La psicología moderna ha
subdividido los sentidos según los cuales cada uno tiene sus respectivas terminaciones nerviosas y
recogen sensaciones específicas; a saber son:

a) Visuales – el sentido de la vista y del oído constituyen los sentidos más importantes del
hombre ya que dependemos de ellos para la adquisición de nuestro conocimiento
intelectual.
b) El olfato y el gusto - son de poca importancia para la vida intelectual, pero por otro lado
tienen importancia biológica y poseen un carácter afectivo; el olor o el sabor son
agradables o desagradables y raramente son indiferentes.
c) Cutáneas – tienen terminaciones nerviosas en la piel, son las más importantes en tanto a
la supervivencia biológica. Los psicólogos modernos las distinguen en cuatro: presión, frio,
calor y dolor.
d) Las intra-orgánicas – tienen sus terminaciones nerviosas dentro del cuerpo y nos informan
de la posición, el movimiento y el estado de determinadas partes del cuerpo o de su
totalidad.
e) Las estáticas nos informan sobre la posición del cuerpo en relación al espacio o la fuerza
de gravedad.
f) Las cenestésicas – nos informan sobre la posición de nuestros miembros y sobre las
tenciones y presiones que experimentan.
g) Las viscerales u orgánicas – nos informan sobre las áreas perturbadas de nuestro cuerpo.

Con esto podemos ver que son necesarios los sentidos para poder captar los objetos pero, algunos
científicos sostienen que el conocimiento puede darse sin los sentidos y ponen como ejemplo la
clarividencia o la telepatía; cosa que debe ser juzgada con precaución, no porque no pueda darse
sino porque es tas han de ser comprobadas científicamente.

En cuanto las imágenes y a la imaginación, podemos decir que la imagen es un contenido mental
sensorial que representa un objeto en la ausencia de todo estimulo derivado del objeto; estas
imágenes varían mucho dependiendo del individuo. La imaginación recombina las imágenes
anteriormente recibidas para formar nuevas síntesis; a esto le llamamos asociación de ideas o
asociación de imágenes.

La memoria es otra de las facultades de la mente del hombre y tiene como objetivo retener,
reproducir y reconocer las representaciones de objetos percibidos anteriormente. La principal
diferencia entre la imaginación y la memoria consiste en el factor del reconocimiento. La memoria
tiene noción de que cierto contenido mental ha tenido lugar en el pasado, mientras que la
imaginación no.

En el nivel de lo sensitivo podemos distinguir dos fenómenos afectivos: los sentimientos que son
estados afectivos de los elementales que no pueden ser descompuestos en elementos más
simples, estos pueden reducirse a dos – agrado y desagrado, placer y dolor – los sentimientos muy
rara vez se dan de modo aislado y por lo general se presentan como elementos dentro de un todo
más complejo; las emociones son estados afectivos de mayor intensidad y menor duración,
siempre vienen acompañadas por reacciones fisiológicas y están bajo el control directo del sistema
nervioso autónomo y bajo el control indirecto del cerebro medio (el tálamo). Las emociones tienen
dos cualidades ya sea de utilidad si puede ser controlada o de estorbo si se escapa del control, las
principales emociones son: angustia, miedo, alegría y tristeza.

El hombre también posee algunas tendencias innatas, sin embargo, estas tendencias pueden ser
modificadas considerablemente por la experiencia y el aprendizaje. Los verdaderos instintos listos
para entrar en acción desde el momento del nacimiento, se encuentran solamente en los animales
inferiores. En los animales superiores y especialmente en el hombre, las tendencias instintivas son
moldeadas en gran parte por el influjo del contorno. A este influjo lo podemos definir como
hábito, es decir, una disposición para actuar de un modo uniforme y con facilidad en determinadas
circunstancias.

Hemos hablado de las facultades sensitivas del hombre pero ¿Qué es la inteligencia humana? El
hombre es simultáneamente un ser animal y espiritual que posee una capacidad cognoscitiva
similar a la de los animales superiores y que es lo que le permite adaptarse a nuevas circunstancias
y aprender a partir de la experiencia. El hombre al ser espíritu, está dotado de una función
cognoscitiva similar a la de los espíritus puros, lo que le hace capaz de reflexionar sobre su propia
actividad intelectual y tener conciencia de sí mismo como sujeto. La inteligencia humana no es
ninguna de estas dos funciones sino que debe ser considerada como una combinación de las
mismas. El pensamiento es la operación típica de la inteligencia humana, esta operación es un
movimiento del pensamiento que se enfoca en un problema, este enfoque es la concentración
que busca resolverlo y que en algunas ocasiones la solución se da tan pronto como aparece el
problema haciendo una revisión de hipótesis y seleccionando la mejor.

Se puede medir el desarrollo de la inteligencia mediante la utilización de test que presentan


problemas variados y que estos son claros y sin ambigüedades. Mediante estos tests, se puede
llegar a ciertas conclusiones en cuanto a la distribución de la inteligencia entre los individuos,
modo de crecimiento, su relación con otras funciones, etc.

En cuanto a la inteligencia podemos hablar de un crecimiento pero cuando hablamos de la


voluntad como facultad espiritual no crece y es la misma en todos los seres humanos. Cuando
hablamos de que una persona tiene una voluntad más fuerte que otra en realidad hablamos del
poder de la voluntad que incluye elementos sensibles y esto explica un grado de crecimiento en
cuanto a este poder pero la voluntad es espiritual y no está sujeta a crecimiento.

Una “voluntad fuerte” es aquella que se dirige constantemente hacia los objetivos elegidos bajo el
influjo de motivaciones que ella misma se proporciona, supone un objetivo escogido por uno
mismo, aceptado libremente por la persona. La voluntad es esencialmente un amor racional de lo
que es bueno o parece bueno. La psicología profunda, afirma que el instinto sexual y la ambición
de poder son las principales tendencias del hombre, y que cualquier tendencia superior, deriva de
estas. Es así que la tendencia más profunda y consciente del hombre es la tendencia hacia la
felicidad. La felicidad es la realización de todos los deseos humanos, e implica la perfecta auto-
realización del individuo.

Hemos visto que existe la voluntad y las tendencias superiores, pero también nos encontramos
con las tendencias intermedias que son aquellas que contienen componentes intelectuales y
sensitivos como lo es la tendencia social que está presente en muchos de los animales,
especialmente los vertebrados superiores. El hombre necesita compañía, ejemplo, admiración,
protección y amor de sus semejantes, necesita comunicar no solo sus emociones sino ideas e
intenciones, pues si realización, solo es posible en donación a los demás.

Pasemos ahora a hablar de la personalidad: es la organización dinámica de los sistemas psico-


físicos que determinan el comportamiento y el pensamiento característico del individuo. Estas
características están organizadas en sistemas, los cuales son el físico, la inteligencia, el carácter y el
temperamento. Muchos científicos sociales sostienen que la personalidad humana queda
determinada por dos factores – el medio ambiente y la herencia -; más las decisiones libres del
hombre (la voluntad) y sus muchos antecedentes.

Sheldon realizó un estudio del físico del hombre basado en 4000 fotografías de jóvenes
estudiantes a los cuales clasifico, encontrando solo tres categorías: endomorfísmo, ectomorfísmo
y mesomorfísmo. Según Sheldon el temperamento resulta de la combinación de dos factores, el
físico y el medio ambiente. Esto significa que un individuo será más o menos emocional, rápido o
lento en sus reacciones motoras, habitualmente alegre o deprimido, como consecuencia del físico
que haya heredado de sus padres o del influjo ejercido por el medio ambiente especialmente en
los primeros años de vida. También determino que el temperamento consta de tres componentes:
La vicerotonía se caracteriza por el estado general de relajación, la somatotonía es un predominio
por la actividad muscular, la cerebrotonía es un predominio de represión e inhibición y del deseo
de la soledad. Estos rasgos del temperamento, están relacionados con el físico pero también dice
que no solo depende de estos rasgos sino también de la historia personal, especialmente las
experiencias afectivas en los primeros años de vida.

Freud nos habla de que las decisiones libres no están determinadas, son manifestaciones de
nuestra personalidad más profunda. Sostiene que la interpretación de los sueños es el medio
principal para conocer nuestra vida inconsciente; por lo que derivó dos conclusiones: el sueño
tiene un significado, el sueño es la realización de un deseo. El deseo es la causa eficiente del
sueño, su causa material consiste en las sensaciones experimentadas durante el sueño y los
recursos del pasado. Freud estudió lo que llamó mecanismos del sueño: el desplazamiento, la
dramatización y la simbolización. Para él los sueños son una especie de expresión psíquica es decir,
son un signo, no físico u orgánico sino psíquico.

Para Freud cuando habla del desarrollo psico-sexual habla del desarrollo de toda la persona,
coincide prácticamente con el desarrollo de la libido, que es para él la fuerza por la cual el instinto
sexual se representa en la mente, por eso para él, el desarrollo de la persona es paralelo al
desarrollo de la sexualidad por ello la libido también ha de ser socializada. Freud dice que la
personalidad humana está compuesta por tres niveles: el ello que son las tendencias sensitivas, el
yo comprende las funciones receptivas y el superyó que es el inhibidor que transforma o suprime
el impulso sexual. Otros conceptos de Freud importantes son el inconsciente el cal es aquel del
que no tenemos conciencia actual, aunque podemos llegar a concientizar con facilidad. La
represión es el rechazo inconsciente y automático de una tendencia; y difiere de la inhibición que
es un rechazo consiente y voluntario. La sublimación representa un intento inteligente para
explicar todas las funciones superiores del hombre por lo que es una canalización de la pulsión
sexual.

Hay varias objeciones sobre el pensamiento de Freud pero la que nos importa es la filosófica ya
que el sistema de Freud por su materialismo. Reduce todas las funciones superiores del hombre a
un nivel animal y esto contradice el carácter espiritual de las mismas. Además de hablar con
demasiada facilidad, cayendo en demasiadas generalizaciones demasiado apresuradas, basadas
estas en unos pocos casos estudiados.

Ahora nos centraremos a hablar de lo que es el conocimiento. No es fácil hablar de él pero es la


actividad mental que he realizado desde mi primera infancia, en la que esta actividad tiende a algo
que no soy yo, que está fuera de mí en el mundo que me rodea. El conocimiento se da pero no
tiene ninguna clara advertencia de ello. El racionalismo considera que el conocimiento es la
actividad de una conciencia pura que contempla sus propios estados, el positivismo lo considera
como una actividad que tiene lugar bajo el influjo y como resultado de la estimulación física y
fisiológica, sin embargo como lo han demostrado los fenomenólogos nuestro conocimiento
científico de los procesos físicos y fisiológicos, se basan últimamente en los mismos procesos
introspectivos, subjetivos y no científicos, rechazados por la ciencia ordinaria.

La fenomenología establece que por debajo de todo conocimiento, antes de toda investigación
científica y de toda reflexión filosófica, hay un conocimiento directo, original, espontaneo y pre-
flexivo que nos pone en contacto con la realidad, fundado en el hecho de que cada uno de
nosotros es un hombre en el mundo. Puede parecer misterioso, pero si tratamos de comprender
que es realmente el ser, llegaremos a la conclusión de que es fundamentalmente conciencia, en
una activa identificación consigo misma; podemos decir que ser es lo mismo que estar presente a
sí mismo, ser consiente de sí mismo, conocer y quererse a sí mismo, identificarse activamente y
volverse sobre la propia esencia, a lo cual llamaremos auto-conocimiento. El conocimiento
mientras más a priori sea, es más perfecto ya que todo conocimiento que proviene del interior
participa de la certeza. Esto lo podemos constatar en un espíritu puro conoce el universo no
porque lo vea o l haya estudiado, sino porque encuentra en su propia inteligencia un perfecto
relato de él. Así pues, en Dios todo conocimiento es a priori y en nosotros los seres finitos también
es a priori pero derivado de Dios. Pero también es cierto que se da el conocimiento a posteriori ya
que existe la afirmación de que nada hay en el intelecto que no se haya dado antes en los
sentidos. Entiéndase que no se afirma la existencia innata de ideas en nuestra mente, ya que toda
idea supone la cooperación actual de los sentidos, viene de la experiencia. Solo se propone la
existencia en nosotros de principios virtualmente innatos, de afirmaciones habituales, que
aplicamos espontáneamente a las ideas que entran en nuestra mente por medio de los sentidos.

La percepción siempre viene acompañada de conceptos y juicios. Es así que el alma está presente
en el cuerpo haciendo que exista como tal y animándolo del mismo modo el intelecto humano
está presente en los sentidos, haciendo que existan como tales y animándolos. Por medio de la
experiencia, percibimos la realidad, vemos los árboles, oímos el piano, gustamos del caramelo,
tocamos el gato; sin embargo, por el solo conocimiento no podemos llegar a conocer que son los
objetos entitativamente distintos de nosotros, como un ser lo es de otro, esta distinción la realiza
el intelecto.

El hombre cuenta tradicionalmente con cuatro sentidos internos: el sentido común que es el
centro que unifica todos los datos que provienen de los sentidos externos, la facultad estimativa la
cual conocemos tradicionalmente como instinto por medio del cual se conocen ciertas cosas que
resultan útiles, la facultad cogitativa que es el puente entre el intelecto y los sentidos, es decir, la
facultad espiritual del hombre en el cuerpo sensitivo y la memoria que no se restringe solamente a
lo sensitivo sino que llena toda la vida del hombre dándole la continuidad esencial a un ser que
vive en el tiempo, ya que la memoria es lo que le hace capaz de recordar acontecimientos del
pasado para realizarse en el presente y proyectarse en el futuro.

El hombre también es capaz de conocer a otras personas viéndolas como objetos de la naturaleza,
este conocimiento se logra a través del diálogo entre los hombres los cuales descubren su propia
auto-conciencia, su subjetividad. Cuando entro en dialogo con otra persona, tengo verdadera
conciencia de su calidad de persona, de estar dotado de auto-conciencia y de libertad en un
conocimiento que no es sensitivo sino conceptual.

Ahora bien, nuestra concepción general del apetito surge de nuestra concepción fundamental del
ser como identificación activa de sí mismo. Cada ser se conoce a sí mismo y se ama a sí mismo. En
el apetito, el mismo ser se une a sí mismo pero en este caso no es el objeto el que se presenta al
sujeto y es recibido pasivamente por este, sino que es el sujeto el que es atraído por el objeto, en
pocas palabras, el sujeto deja de ser interior y se torna exterior a sí mismo, sale fuera de sí.

Por este motivo Dios no puede ser conocido realmente por el solo intelecto. Cuando tratamos de
entender y queremos destacar nuestro conocimiento intelectual de Dios, debemos insistir en su
aspecto dinámico en el hecho de que el intelecto también apetece, de que posee un apetito
natural. Para conocer a Dios se ha de echar mano del intelecto pero también del apetito, es decir,
entra en juego toda la persona.

El conocimiento humano se convierte en lenguaje y culmina en cultura y civilización, es muy difícil


explicar el hecho de que el conocimiento humano sea consciente de sí mismo, luminoso por sí
mismo y coincidente consigo. Este conocimiento muestra características que no se presentan en
las actividades del orden material, como dato tenemos a las ideas que son universales, se aplican a
cada uno y a todos los individuos de una misma especie y estas no solo son universales sino que
tengo conciencia de su universalidad. Estas ideas están compuestas de dos elementos: el sensitivo,
la imagen que deriva de los sentidos y el elemento intelectual.

Este elemento sensitivo es un cuasi-objeto pero su universalidad deriva más bien del otro
componente de la cosa. El hombre conoce todas las cosas como objetos distintos de el,
precisamente en virtud de estas afirmaciones básicas ontológicas por las que el intelecto se hace
luminosamente presente a sí mismo.

Las ideas no son innatas y los sentidos cumplen un papel importante en su formación. Esto se hace
evidente a partir de la experiencia ordinaria, pues pasamos del conocimiento sensitivo al
conocimiento intelectual el cual deriva de la idea del fantasma. El fantasma o imagen es material y
la idea es inmaterial; las ideas se crean a través de el paso de la imagen material al intelecto que
abstrae la idea dejando todo lo particular y que conserva todo lo general y universal. El intelecto
tiene que expresar la idea en una adecuación plena con la realidad.

Los grados del deseo van en proporción con los grados del ser, el primer objeto de la voluntad es
la realidad del mismo que desea. En las creaturas el objeto primario es el propio ser que no está
totalmente en acto es por ello que la voluntad no se satisface con ello, así como el intelecto
humano tiende inconscientemente al conocimiento del Ser Infinito, así la voluntad tiende a la
posesión del Bien Infinito; de ahí que en la voluntad siempre hay una mezcla de goce y deseo.

Existe una relación entre deseo y apetito, por un lado y amor y gusto por el otro. Amamos o
gustamos las cosas y las personas que nos atraen, cuya presencia deseamos. En este sentido el
amar y el gustar constituyen cierta forma de deseo, aunque existe una diferencia entre el gustar y
el amar; deseamos poseer un objeto para lograr cierto goce pero somos atraídos por una persona
y a no ser que seamos totalmente egoístas, no desearemos la compañía de una persona para
lograr solo goce o enriquecimiento. Consideramos a la persona como fin en sí misma, deseamos su
bien, su felicidad. El amor crece en perfección en la medida en la que el sujeto que ama sale de sí
mismo, en la medida en la que se olvida de sí.

Por otro lado el apetito se refiere a la tendencia hacia un bien o la huida de un mal y se divide en
natural o elícito. El elícito es aquella facultad en virtud de la cual los seres consientes tienden hacia
un bien o se apartan de un mal que previamente ha sido percibido por ellos. El natural o sensitivo
conoce objetos materiales, singulares y concretos.

La voluntad humana tiende necesariamente hacia Dios, tal como su intelecto afirma
necesariamente la existencia de Dios. Si Dios fuera conocido adecuadamente por el hombre
durante esta vida, su voluntad sería arrastrada irresistiblemente hacia Él, ya que es el objeto
adecuado de esta voluntad. El objeto de la voluntad lo llamamos “fin” que es siempre un bien.
Este bien puede ser bueno para el hombre o aparente pues aparece como bueno pero sin serlo.
Una vez que hemos demostrado que existe algo esencialmente distinto al conocimiento sensitivo,
podemos asegurar que existe una facultad cognoscitiva que es inmaterial que no depende de la
materia y es a lo que llamamos voluntad. La voluntad y la libertad van de la mano ya que la
voluntad debe de ser libre es decir, con ausencia de limitación; puede ser una libertad física,
moral, psicológica pero esto incluye el hecho de que la voluntad debe también estar libre de vicios
para que se dé libremente.

En cuanto a la comprobación de la libertad de la voluntad podemos tomar tres argumentos:

El del consentimiento común, es por el que la mayoría de los hombres cree que su voluntad es
libre. La mayoría de los hombres no pueden estar engañados en esta creencia, luego la voluntad es
libre. En cuanto al argumento psicológico podemos constatar que antes de realizar algo vemos
frente a nosotros distintas posibilidades de acción y tenemos el sentimiento de que podemos
elegir libremente una de ellas.

Como se mencionó anteriormente, si no hay libertad, no existe responsabilidad verdadera, no


existe la virtud, el mérito, la obligación moral, el deber, la moralidad. La conexión necesaria entre
la libertad y estas realidades espirituales es evidente y se demuestra con claridad en la ética dando
paso al ejercicio libre de la voluntad pero esta que se encuentre fuera de vicios.

La voluntad libre no es un fin en sí mismo, es solo un medio. Su finalidad es la adquisición de la


libertad perfecta. Esta libertad perfecta se da cuando las tendencias naturales, conscientes o
inconscientes se dirigen necesariamente hacia el Bien Absoluto, que es Dios.

Podemos hablar de una libertad horizontal cuando esta se encuentra en relación a nuestra
naturaleza inferior y libertad vertical cuando ésta se refiere a un orden moral en relación a lo
semejante y al bien del prójimo. Como podemos observar, existe una relación entre el intelecto y
la voluntad, ya que la voluntad actúa bajo la orientación del intelecto. No es el intelecto el que
conoce ni mi voluntad la que quiere, sino que soy yo el que conoce y quiere por medio de estas
facultades.

Cuando hablamos de alma y cuerpo, el estudio fenomenológico realizado, nos indica que vivimos
en un medio de objetos y cuasi-objetos. Solo pueden existir para un sujeto, un yo originante. Este
yo originante es mi alma es decir, yo soy en cuanto alma.
Este yo en cuanto alma decimos que es auto-subsistente o que es una substancia, que es simple e
inmaterial, y aunque yo como alma estoy en relación con el mundo, este mundo no es el soporte
que sostiene mi ser y me mantiene en la existencia; sino que más bien el alma se inserta en el
mundo elevando algunos de sus componentes a un nivel superior de existencia.

Es evidente que el alma debe de ser simple y no continuada por partes yuxtapuestas dando como
resultado de que sea indivisa pero también indivisible. No puede ser material puesto que no
depende de la materia para su existencia, es así que puedo decir que mi cuerpo por medio de los
sentidos hace posibles las actividades espirituales de mi alma.

Al ser inmaterial el alma no resulta afectada en su existencia por la transformación o


desintegración de sus cuasiobjetos de los cuales no depende su existencia. Sabemos que el alma
humana, no ha existido siempre sino que debe derivar de un sujeto, del sujeto creante, de Dios.
Pero aunque el alma no haya existido siempre, esta no dejará de existir por la degradación o
descomposición de la materia pues no es material y solo puede ser destruida por la reducción o
aniquilación, es decir llevarla a la no existencia. Dios podría estrictamente hablando reducir
nuestra alma a la no existencia retirando su influjo creador, que la mantiene en el ser, pero la
voluntad de Dios es inmutable, por eso, no ha de aniquilar un ser que ha creado con el destino de
existir eternamente.

En el momento de la muerte se modifica la relación del cuerpo con el alma. No sabemos cómo
sería esta relación y solo se pueden hacer especulaciones de cómo se manifestaría su actividad de
la vida.

Para halar de la creación del alma, se han realizado dos teorías principalmente que tratan de
explicar el origen de la misma: una es el traducianismo que afirma que el alma deriva de la de los
padres; la otra es el creacionismo que afirma que el alma es creada directamente por la Causa
Suprema. Las dos teorías presentan sus dificultades ya que el traducianismo hace que los padres
trasciendan sus propios poderes y produzcan efectos que de por sí, no son capaces; es decir, el
alma. En el creacionismo la Causa Suprema no debiera de interferir en casos particulares.
Entonces, ¿Cuándo es creada el alma humana? No tenemos una respuesta cierta para esta
pregunta, pero esto debe de suceder entre el instante de la concepción y el instante en que el niño
tiene su primera actividad intelectual.

Podemos constatar que entender al hombre como persona no es tarea fácil ya que implica
penetrar en el conocimiento de la totalidad del misterio del propio ser. El hombre es un ser
individual en la medida en la que cada uno es uno en sí y en cuanto a ser un ser material, pero el
hombre también es un ser espiritual es decir que no depende de la materia, pero su espíritu no
solo existe en sí mismo y para sí mismo sino que también en dependencia de Dios y de los
espíritus finitos. El espíritu es autoidentidad activa: yo soy; esta es la afirmación más fundamental
a la cuan deben su certeza todas las demás afirmaciones. El mí mismo, sobre el cual estoy
pensando es mi yo material, social y personal; es mi cuerpo y mi psiquismo, la totalidad de mis
cuasi-objetos. El mí mismo que piensa es el yo puro, el yo originante, el sujeto como tal. El hombre
es un fin en sí mismo porque es un espíritu que se encuentra unido a la materia y aunque está
subordinado a Dios no lo está como un simple medio sino que al ser fin en sí mismo, su creación,
el designio creador de Dios al crear al hombre, coincide con su fin último que es la perfecta
felicidad.

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