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Kant escribió que una de las grandes preguntas de la filosofía es ¿qué podemos saber? Este
interrogante hizo que a partir del siglo XVII el tema del conocimiento se convirtiera en uno de
los principales problemas de la filosofía.
El conocimiento se ha definido como “la relación que se establece entre un sujeto y un objeto,
mediante la cual el sujeto aprehende la realidad del objeto”1. El sujeto tiene la capacidad de
interpretar símbolos (representaciones mentales de la realidad), estos símbolos pueden ser
imágenes, palabras o conceptos. “El pensamiento se caracteriza por la utilización de conceptos
y los seres humanos se hallan en posesión de una amplia red de conceptos y, con ella, de un
sistema de clasificaciones de los objetos que componen el mundo… esta red de conceptos
está registrada y fijada en las palabras que componen el vocabulario de la lengua en que cada
cual se expresa”2. Las propuestas psicologícas sobre el conocimiento, como las reflexiones
lingüísticas respecto a la función cognocente reconocen que el lenguaje se encuentra en
estrecha relación con la parte cognitiva del sujeto3 y a su vez guarda correspondencia con la
realidad en tanto que “el lenguaje es como un prisma, una rejilla, un sistema de lentes
extendidos sobre las realidades del mundo de tal manera que cada hablante a través de su
lengua recibe una diferente visión del mundo”4.
escolar.
4 Luque Durán J & Pamies Bertrán A. (2001). Aspectos universales y particulares del léxico de las lenguas del mundo, Cap.
desarrollar una lengua natural, reciben los estímulos adecuados, o si por el contrario es válida a hipótesis de la tabula
rasa según la cual el cerebro al nacer no tiene estructuras específicas para adquirir una lengua humana y, por tanto, la
adquisición del lenguaje depende de habilidades cognitivas generales no específicas del lenguaje”.
https://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%C3%ADa_del_lenguaje
6 El lenguaje humano se originó en un pequeño grupo de individuos (homogénesis) o se desarrolló de manera
La contraposición entre physis (naturaleza) y nomos (humano) fue la primera gran controversia
que se suscitó en la antigüedad. “Para los griegos tal problema se planteó en el momento en
que se pensó en las relaciones entre el hombre y el universo (realidad)”9. Si el lenguaje se
considera como elemento configurador de la realidad, es evidente que los griegos se
preguntaran sobre la manera como los nombres estaban asignados a los objetos. Frente a
este hecho algunos consideraban que “los nombres están asignados por naturaleza, es decir,
que hay una conexión natural entre el objeto y su nombre, o, lo que es lo mismo, que todas las
palabras son naturalmente apropiadas a los objetos que ellas representan”, a su
contraposición, otros sostuvieron que “la relación entre el objeto y su nombre era
necesariamente producto de la convención en una determinada comunidad lingüística”10. Esta
disputa se hace presente en la obra Cratilo de platón, en la cual, al parecer él se inclinarse por
la tesis naturalista.
Aristóteles adopta una postura convencionalista, “un nombre es un sonido que lleva un
significado establecido a través de una convención, pero sin referencia al tiempo (...). Ningún
sonido es un nombre por naturaleza”11, los términos 'símbolo', 'signo' y 'señal' (los cuales en
su momento pudieron significar casi lo mismo), tratan de simbolizar al concepto o
referencia, “los conceptos se abstraen de la realidad y los objetos son representaciones”12. Es
importante mencionar que entre los planteamientos de Aristóteles sobre el lenguaje se
encuentran los universales lingüísticos, este pensador afirma que, aunque el habla no es igual
en las diferentes comunidades sociales, las representaciones mentales de los objetos son las
mismas para todos “como no lo es la escritura, tampoco el habla es la misma para todas las
razas humanas. Pero las afecciones mentales, de las cuales estas palabras son ante todo
signos, son iguales para toda la humanidad como lo son también los objetos de los cuales
aquellas afecciones son representaciones o semejanzas, imágenes, copias”13. Planteamiento
que lleva a la distinción entre lo universal y particular, y que posteriormente conducira a el
deseo de tratar de consolidar el lenguaje.
Debido a que los planteamientos de Aristóteles tuvieron una gran repercusión, fueron
aceptados y promulgados dursnte la edad media e inicios de la edad moderna. Las discusiones
sobre el lenguaje en la Edad Media, giraban en torno a la lógica, el problema de los universales
y la cuestión de la denominación. Es conocida la cita que Wittgenstein hace de la obra de San
Agustín “las palabras del lenguaje nombran objetos, las oraciones son combinaciones de esas
El tema de lo universal dio lugar a que se generaran algunas idealizaciones como construir
una gramática universal común a todas las lenguas, ideal de la escuela francesa de Port Royal,
la cual se basó en las pocas consideraciones que Descartes escribió sobre el lenguaje, ya que
en esta época “se buscaba la evolución de una gramática general y universal; puesto que
mediante esta, se comienzan a dar una serie de explicaciones sobre la estructura del
universo”15. El desarrollo de la ciencia trae consigo nuevos conceptos que exigirán una
objetividad del lenguaje. La proliferación de dichos avances científicos, harían visible la
necesidad de contar con un lenguaje estructurado que permitiera la organización y clasificación
de la ciencia según las nuevas exigencias16.
Se podría afirmar que hasta el momento la realidad podía ser descrita a través del lenguaje de
una manera referencial, en parte por la influencia de los planteamientos lógicos antiguos y
debido a consideraciones científicas, el lenguaje se concibe como algo objetivo que establece
una correlación entre lo empírico y lo mental. “Los denominados metafísicos le apostaron a
ideas únicas, al pensamiento racional no contaminado, a los “métodos únicos” y se interesaron
por buscar acuerdos y respuestas universales que tuvieran validez en todos los contextos”19.
La modernidad es una época en la cual predomina la razón, en palabras de Lyotard, la
modernidad es uno de los grandes relatos que se dirige a la búsqueda incansable de la verdad.
Los planteamientos de Kantianos llevaron a replantear este paradigma. Kant afirmaba que la
realidad no se encuentra fuera de quien la observa, sino que es construida por el sujeto mismo.
14: Chacón Día E. (2012). Wittgenstein: pilar de la filosofía del lenguaje. Pasaje en las Investigaciones Filosóficas donde
Wittgenstein cita a San Agustín.
15 López Gómez M & Colmenares Hernández S. (2016). Lenguaje y ciencia.
16 Ibíd.
17 Ibíd.
18 Ibíd.
19 Maya Pardo C. (2008). Algunas ideas posmodernas acerca del lenguaje.
El conocimiento se origina cuando el sujeto percibe mediante los sentidos unas impresiones,
estas percepciones al ser ordenadas en el espacio y en el tiempo mediante categorías
conceptuales, permitirán conocer lo que el pensador de la ilustración ha denominado como lo
fenoménico. La teoría del conocimiento en Kant se explica con la analogía de la revolución
copernicana: son las cosas las que se ajustan al sujeto cognoscente y no al contrario; en ese
sentido es el hombre quien construye su propio conocimiento a través de la experiencia.
Las ideas del discurso de la modernidad fueron cediendo terreno a los nuevos discursos de la
posmodernidad. Los planteamientos posmodernos no solo van a centrar su mirada en el
fenómeno del lenguaje, sino que “se verán obligados a replantear la relación pensamiento
lenguaje al reconocer que el pensamiento opera a partir del lenguaje”22; es decir, el lenguaje
no solo transmite y comunica, sino que (re)construye la realidad y representa diferentes
concepciones del mundo.
Nuevos intereses sobre el lenguaje y la comunicación, así como la crisis de la metafísica dieron
lugar a lo que se conoce como giro lingüístico, cuyos intereses darán cuenta de nuevas
concepciones lingüísticas. “Se difuminarán y desvanecerán conceptos como los de “esencia”
por aires de familia, lo universal y científico por lo sociocultural, la autonomía semántica por la
polisemia, la descodificación de los significados por la interpretación y re-construcción de los
sentidos, etc.”23. Se empezará a concebir el mundo como una construcción del sujeto y no
como algo externo que se descubre.
Paul Watzlawick afirma que el conocimiento no se refiere a una realidad ontológica objetiva,
sino exclusivamente al ordenamiento y organización del mundo construido a partir de la
experiencia24. En este sentido la imagen que el hombre construye de la realidad “depende de
sus conceptos de la composición, de la materia, de la finalidad, de los usos, de los elementos
de la realidad global, etc.”. El hombre es quien clasifica los fenómenos, decide la manera como
va a estructurar la realidad, y lo hace según su saber, esto es, según las experiencias
adquiridas, “los criterios para estructurar la realidad los ha establecido el mismo hombre, y la
formación de tipos y clases de fenómenos, por medio de la abstracción”25.
20 Se piensa que Saussure definido el signo lingüístico por primera vez a comienzos del siglo XX, como la unión de un
concepto y una imagen acústica. Pero para Aristóteles es exactamente igual: la unión de un sonido (significante) y un
significado.
21 Bernal, J. (1983). Algunas ideas de Aristóteles sobre el lenguaje, en: revista Thesaurus, número 3.
22 Maya Pardo C. (2008). Algunas ideas posmodernas acerca del lenguaje.
23 Maya Pardo C. (2008). Algunas ideas posmodernas acerca del lenguaje.
24 Watzlawick P. 1921. La realidad inventada, introducción al constructivismo radical.
25 Cfr. En la obra de R. WERNER, tomado de: Bernal, J. (1983). Algunas ideas de Aristóteles sobre el lenguaje, en: revista
Thesaurus, número 3.
El problema del hombre no solo es “creer que existe una sola realidad, sino de creer que solo
hay una manera de nombrarla”. ¿Hasta qué punto la realidad está mediada por la palabra?
¿Detrás de cada palabra hay una sola realidad? ¿Qué realidades se encuentran detrás de la
palabra? Ante estos planteamientos se podría responder que “ninguna lengua conocida ofrece
un retrato objetivo del universo, todas son parciales y a la vez distorsionadoras en su captación.
Toda lengua es un mapa o un retrato parcial e inconsciente del mundo y no existe isomorfismo
entre lengua y mundo. Esto es comprensible y que las mentes humanas que han creado las
lenguas reflejan su visión coyuntural y utilitaria del entorno”26.
Esta nueva perspectiva sobre el lenguaje se inicia con Nietzsche, continúa con Wittgenstein,
Austin y Searle, y posteriormente con autores como Bajtín, Rorty, Lakoff 27, quienes están de
acuerdo en que hay que abandonar la noción del conocimiento como representación exacta,
así como también dejar de lado la preocupación por los fundamentos del conocimiento, propias
de la modernidad.
La lingüística ha reconocido, la relación que existe entre lenguaje y realidad. Los signos, es
decir, las palabras, dan cuenta de cómo los seres humanos organizan el mundo que los rodea.
En esta nueva concepción sobre la realidad, la palabra no es ajena al mundo que se construye,
“es viva y polisémica gracias a sus múltiples significaciones e interpretaciones, a sus
diferencias, a su pluralismo, a sus diversas resonancias semánticas en los determinados
contextos comunicativos, la palabra es dialógica por naturaleza, está en lo leído, en lo
interpretado, no en la cosa en sí”28.
Esta nueva concepción posmodernista sobre el lenguaje toma como referente los
planteamientos de Wittgenstein, quien a contraposición de la búsqueda de un lenguaje ideal y
formalizado desea que “se cambie la imagen tradicional de la esencia del lenguaje por la
consideración de una multiplicidad de juegos de lenguaje a manera de manifestaciones
terrenales que se dan en contextos específicos y cambiantes, como actividades sin un centro
específico y entrelazado con acciones cotidianas o formas de actuar”29. Así se abandona la
idea de la búsqueda del conocimiento- verdad como representación exacta y se plantea que
la relación con la realidad encuentra significado real en el contexto en el cual es utilizada, “las
palabras no tienen un significado determinado, sino que este depende del contexto en el que
las usamos”30.
Esta perspectiva pretende que el lenguaje se convierta en un implemento que permita mirar la
filosofía no como aquello que ofrecer respuestas últimas o únicas a interrogantes
determinados, sino como una manera abierta de mantener la posibilidad de pensar, en la cual
se posibiliten múltiples construcciones del mundo. Para ello Rorty sostiene que el camino
consiste en describir muchas cosas de una manera nueva hasta que se logre crear una pauta
de conducta lingüística que la generación encierre y se sienta tentada a adoptar para
encaminarse, con su uso, a articular un nuevo equipamiento36.
Diana Benavides.
37
Figueroa F. (2012). Rorty: lenguaje, metáfora y política.