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EL DIÁLOGO DE LAS CULTURAS ¿REALIDAD O nuestras acciones revestidas de automatismo.

Sólo
UTOPÍA? en ese ámbito es dable plantearse una realidad
EL LENGUAJE DESDE EL PUNTO DE VISTA donde la lengua deviene servomecanismo. Desde
FILOSÓFICO esa mirada es posible comprender que se ofrezcan
como expresiones filosóficas el instrumentalismo o el
operacionalismo, ejes de un vasto campo semántico
Nos convoca una consigna cuyo referente es la
que encuentran su referente en una variedad de
voz diálogo. Permítasenos efectuar un rodeo en
explicaciones a la vez conductistas y
torno a ella, partiendo de la siguiente premisa:
constructivistas. Supone esto afirmar (en términos
“Recuperar la palabra autoriza al humano a
de lenguaje) que las palabras son simples
reconocerse ontológicamente y, desde allí,
herramientas descartables arrambladas en un arcón
proyectarse hacia una dimensión dialógica”.
de retazos. La palabra constituye un «útil
Definir, conceptualizar, cimentaron el pensa-
gramatical» que la conciencia apenas registra.
miento occidental que construyó nuestra «visión del
El orden del discurso cultural de ese colectivo
mundo» hasta doblar la centuria pasada.
denominado OCCIDENTE se escribe hoy con estos
Dialogar, discernir, deducir (en suma,
códigos; códigos válidos para definir a un artefacto
discurso), ingresan (en la matriz epistémica de
denominado hombre, o sea, individuo que ha
nuestra Post-Modernidad hegemónica) en un cono
consumido el futuro, que se desconoce como
de sombra, y esto lo avalan no pocos lingüistas que
hechura pretérita y que sólo pisa raudamente un
ven en el verbo ser un «significante vacío». Ajenos a
presente que apenas reconoce en la inmediatez del
toda ontología del lenguaje, no lo reconocen como
instante.
generador verbal. Esta concepción filosófica
Definir lo humano es hacerlo de «arte dialéc-
relativista nos define culturalmente y entiende
tico», («arte del diálogo»); diálogo que denota
«abrirse a» la comprensión del «otro», y que no se futuro que recordaba los acordes orwellianos, por
compadece con expresiones polisintéticas de natura- tanto, la ruptura con el nivel auténticamente
leza informativa. Reconstruirnos como posibilidad es generativo del lenguaje; suponía sepultar el poder
lo que permitirá apropiarnos del pensar (que siempre de la argumentación, de la narración, del juicio.
lo es con «otro») y que supone un complejo tejido de Que análisis del discurso se defina casi
acuerdos y desacuerdos. Lograrlo supondrá acabar excluyentemente en términos de «gramática de
con la ideología gramatical que opera como desacti- superficie», muestra lúcidamente el avance de la
vador cognitivo, en clave globalizante. mutilación cognitiva, de la colonización del
El lingüista Noam Chomsky distinguió en el pensamiento. El esoterismo lingüístico (de que se
orden del lenguaje entre lo que llamó «estructura nutre la pragmática) expresa de manera extremista
profunda» (proposicional) y «estructura de todo aquello que la filosofía chomskiana intentaba
superficie» (oracional). Conminó a retomar la prevenir.
preceptiva sustentada en el siglo XVII por los lógicos La lengua dominante (el inglés americano)
y gramáticos de Port- Royal; lo hizo por entender que constituye una efectiva y eficiente simiente de
se trataba de un momento liminar en el marco de la baldío argumentativo. Apuntaba José Ortega y
historia de las lenguas indoeuropeas. Instancia que Gasset que durante el Bajo Imperio Romano dominó
suponía la posibilidad de recuperar la dimensión una misma clave lingüística (un latín devaluado) y
lógico ontológica del lenguaje, muralla desde la cual entonces la menesterosidad creativa no demoró en
se podría hacer frente a tiempos de barbarie, instalarse. La menesterosidad lingüística (que lo es
anticipados desde distintos campos del del pensar y del sentir) vive con nosotros, más aún
pensamiento: el avance de un Neo-Positivismo ram- define a la auténtica generación post-moderna.
pante (que comenzaba a alimentar a las nuevas for- Un diálogo cultural (que impone primero
mas de expresión televisuales) advertía sobre un reapropiarnos de nuestra identidad lingüística)
requiere que el humano se construya como su concreción.
posibilidad, en un «ser para», en «estado de Dialogar requiere recuperarnos como ente in-
abierto», dispuesto a reconocer al «otro» como «tú» terrogativo, y esto supone inquirir acerca de nuestra
y no como un mero «él». verdadera naturaleza para entonces constituirnos
Las lenguas de flexión suponen un humano como «ser en el mundo con»; nos permitirá
que transita por los carriles del imperativo reconciliarnos con nuestro género.
categórico (imperativos del «poder», del «deber» y Reconstruir el sentido humano exige como
del «tener que»): humano definido como imperativo categórico una acción especular:
condicionalidad causal, concediendo, rigurosa reconocer las raíces de la cultura post-moderna
expresión teleológica. Todo esto implica que el hegemónica como esterilizadora de toda perspectiva
humano es gerundio y no participio, es siendo y no que suponga humanidad; reconocer que nos
sido. El modo de la indicación, en abrupto presente encontramos en el nivel más bajo del juego
post-moderno, es mucho más que marcar un rumbo lingüístico; enfrentarnos con nuestro sistema de
(un movimiento): importa siempre la violencia enfermedad cuyo nombre es cultura totalitaria:
cognitiva del mando, del régimen marcial; supone la «estado de alienación». Sólo la construcción de
indicación de aquello que rehuye toda posibilidad de conciencia nos permitirá avanzar en dirección a lo
elección (de libertad). Lejos quedó aquel presente auténticamente humano, hacia los dominios
que mentaba indicaba «estar presente» y jugarse en hermenéuticos del ser.
persona. En el lenguaje somos; en él reside nuestra
La mente (ab initio) es entidad ontológica y ló- naturaleza social (conversacional), habiendo
gica, es perífrasis ética, expresión a veces indefinida encontrado la palabra (en los siglos XVII y XVIII) su
y otras perfecta, en tanto disposición de llevar a sitial más alto: el Clasicismo ilustrado se planteó
término una acción o con disposición de ánimo hacia como «filosofía del signo», concibió el diálogo de
opuestos en el seno de la mathesis universalis. «Neo-habla» se construye como «puesta en
Post-Modernidad podría definirse como el para- abismo».
digma de la logofobia. Escribimos como hablamos, a Lenguaje donde reinan los gigantismos de toda
la manera de ese humano más exterior (que supone especie: admiración por las megalópolis habitadas
la oralidad) frente a ese humano interior (que define por masas semieducadas; por la cultura de masas,
el escribir). por los ordenamientos políticos y administrativos de
Instalados dentro del vórtice televisual (del hechura corporativa; todo define un modelo de «ple-
tiempo en clave de vértigo), cada humano post-mo- beyización» que encuentra (apuntan Hardt y Negri)
derno ya no se define mirando sino apenas viendo; su síntesis en la voz Imperio. La palabra sucumbe en
captura sensaciones virtuales amasadas con la vio- el terreno del parloteo, de las contracciones
lencia cromática de la imagen. El cerebro archiva en- expresivas, del orden comunicacional televisual, de
tidades fragmentadas una y otra vez; segmentación la ausencia de lateralidad.
que sólo le permite articular expresiones a la manera En suma, referimos a la «globalización»
de slogans y diseñar polvo de conceptos. («planetarización»), que en clave de discurso post-
Lo que consignamos de manera alguna moderno hegemónico evoca un futuro promisorio de
atiende a quien carece de competencias cognitivas o uniformidades, de imperativos construidos en clave
plantea una socialización deficitaria: referimos a la de miedo, o sea, de desesperanza. Expresiones cuyo
pléyade de intelectualidades cuyo discurso resulta denominador común es el reduccionismo (a la vez
sumatoria de mundos abreviados, textura que nos ontológico y semántico) que encastra en nuestro
enfrenta siempre con el condicional del repliegue «sistema-mundo» de realidades abreviadas (inertes).
estratégico (del «tal vez», del «quizá»), nunca de la Primera conclusión: reconocer que el lenguaje
condicionalidad en que se define la humildad del nos define como humanos, de allí el imperativo de
saber. Este humano que transita por los dominios del enderezarnos hacia su recuperación, lo cual impone
aceptar que las palabras deben guardar una relación causal «por qué» / «para qué» con sus respectivos
de identidad con la entidad u objeto que denotan. «porque y para que». El trazado de ese camino nos
Recordar que abstraer (aún resultando el fruto del dice que un mundo planetario es válido entendido
esmero intelectual) siempre encierra una zona de como «unidad en la diversidad», dispuesto en torno
borrosidad. Advertir que, cuando nos enfrentamos al a valores racionales; supone reconocer que toda
lenguaje cifrado (de siglas, de contracciones integración es «conciliación de opuestos» y que
expresivas, de palabras-objeto), ya no estamos pocas veces se estuvo más cerca del diálogo de
frente a la categoría de lo abstracto, ni de la culturas.
«síntesis objetiva», sino en el plano de la «síntesis Segunda conclusión: el discurso alternativo o
fabricada», del «paquete» lingüístico, de la discurso de la resistencia advierte que para los
evaporación del ser del signo. Cuando las palabras guerreros corporativos (en el ámbito de la guerra
constituyen significantes vacíos, se trastorna el global continua), todo lo que huela a humano es
orden del discurso, el ser de la lengua se repliega (se enemigo en potencia, cualquiera sea la especie
repliega lo humano): nos hallamos en el terreno del cultural: la diferencia la impondrá la modalidad
«daltonismo cognitivo», de lo que da cuenta la coercitiva, que revestirá el carácter de policial de
«abstinencia ética» (HABERMAS). alta intensidad, o de invasión militar, cuando se trate
Juan Pablo II acuñó el sintagma “cultura de la de un orden cultural diferente y alejado del comando
muerte” para definir esta realidad. Optar por el ca- de operaciones occidentales. Un ejemplo de esta
mino opuesto implica reconocernos como seres discursividad alternativa (jugada a escala planetaria)
vivientes (finitos) partícipes de un orden natural que lo constituyó en 2003 la sintonía intercultural crítica
impone ser respetado. Un camino humano supone de cara a uno de los rostros de la cultura totalitaria:
desplegarnos como expresión analítica, aquella la guerra de Irak. Se trata de una discursividad cuyos
planteada en términos del interrogativo condicional- códigos aún no conforman una red compacta de
significados, pero que sí comienzan a definir el eje gramática filosófica; ámbito gramatical que ve al
de un campo semántico que puede nominarse humano como argamasa ontológica, lógica y
resistencia. gramatical, única expresión ideológica que permite
Resistir discursivamente (racionalmente) es diseñar una «forma de vida» cimentada en
hacerlo en la acción: práctica discursiva de un modalidad potencial.
humano que, habiendo objetivado la naturaleza im- Abandonar la «omnipotencia antropológica»
perial del Estado devenido mercado, busca permitirá correr el velo que oculta el desgarro
recuperar su auténtico paraje: el municipio. Hablar humano en tanto mensurado por el metro
en términos de municipio es abrevar en el orden economicista. Develar ese modelo cultural permitirá
institucional más cercano al entramado familiar; es virar en el rumbo de la Post-Modernidad hacia su
reencontrarse con el «tiempo lento» del zona erógena; permitirá concebir un mundo que, en
pensamiento, dimensión temporal de medida tanto humano, se defina en términos a la vez
eleática (lógica), punto de arranque de todas las seculares y religiosos; no en términos de mercadeo.
velocidades, cuya presencia asoma en la red, Como si se tratara de un desfile de fantasmagorías,
retícula ya surcada por la voz del «otro». la ideología post-moderna alinea voces como ética,
El palpitar lingüístico requiere de esa compromiso, actitud solidaria, derechos humanos,
dimensión temporal eleática, de la recuperación de pero todas conforman un conjunto de expresiones
la auténtica medida de tiempo: expresión temporal indoloras, constituyen un como si: a un espasmo
que hace al «ser meditativo», y de suyo, condición ético sigue sin solución de continuidad el
basal de todo diálogo (intracultural e intercultural). compromiso en fuga. Ocurre que, así como la escasa
Lo dicho nos lleva a insistir sobre lo oportuno oxigenación debilita el cerebro, los menguados
de retomar los lineamientos de la ideología códigos culturales debilitan al todo que llamamos
gramatical chomskiana retornando al ámbito de la pensamiento y lenguaje.
Si la subjetividad de la cultura post-moderna deberes éticos): mentan, en fin, energía psíquica.
hegemónica se define en términos de «monólogo co- Pensamiento y lenguaje conforman un círculo
lectivo», la nueva subjetividad será aquella que se virtuoso; se construyen en torno a esferas de saber
recupere como ente dialógico (como «nosotros»): (saber que es nutriente) y no en la órbita de los
como discurso pronominal. Una nueva subjetividad meros conocimientos. Así concebido se identifican
es la que se construye como yo cogitante, ente con épocas encumbradas, aristocráticas, viriles, de
moral donde los medios son a la vez fines, donde la la historia.
norma jurídica renace como savia de la comunidad, _______________________________________________
no como ente externo cerrado en sí mismo, Hasta aquí, desde una ontología del lenguaje,
cristalizado e inerte. Para ello resulta clave nuestra sucinta mirada del «sistema-mundo» en el
recuperar el tiempo del ser, que es el tiempo de la que nos movemos.
«elección» (de la libertad), tiempo específicamente Al plantear un diálogo entre culturas se nos
humano (lógico y afectivo), tiempo de la palabra hace presente la paradójica relación Occidente-Islam
que, desde su dimensión proposicional, diseña el pues, en el marco de un mundo globalizado,
mundo con mirada de virtud estoica. El humano es mientras por obra de la red las distancias
elección y ésta requiere del ámbito íntimo para ser geográficas se disuelven y las simbólicas se acercan,
construida. por obra del quehacer de las corporaciones
Pensamiento y lenguaje nos definen; nos dicen transnacionales, las distancias simbólicas se
de circuitos cerebrales activados por ideas, ensanchan.
hipótesis, fluir de sustantivos y adjetivos, Frente a esta asimetría, la cultura democrática
movimientos verbales que señalan, desean, sólo podrá efectivamente cimentarse en tanto el
ordenan, ruegan, oran. Los verbos ser, deber y humano de Occidente advierta que la cárcel del len-
poder se imponen como valores fuertes (como guaje es la suya propia, y que de su liberación de-
pende su libertad cognitiva, el conquistarse como seguramente no sufrieron cambios significativos
criatura a la que «en su ser le va este mismo». relevantes a lo largo de los siglos en cuanto a su
denominación y morfología. En cambio, no siempre
se pensaron los modos y tiempos verbales y en
general las palabras con la misma disposición de
ánimo.
Ocurre que la relación entre una palabra y
AGREGADOS objeto denotado era entendido en términos de
semejanza en el siglo XVI, pero ya a partir del siglo
¿Qué nos dice sobre el modelo de mundo el empleo del Barroco y durante el siglo XVIII la semejanza fue
de determinadas modalidades o inflexiones desplazada por una relación de identidad. Si en el
verbales? siglo XVI convivían en el discurso sin repelerse
¿Acaso no se trata de una opción que, más allá de elementos de realidad con otros fantásticos, era
los cambios léxico-gramaticales, en última instancia porque el Renacimiento aceptaba sin conmoción la
sirve para comunicar ideas? convivencia de lo mítico y de lo racional.
Puede afirmarse que una forma gramatical No obstante, como axiomáticamente luego
dice mucho de un modelo de mundo, es su doble. Y quedará planteado por Descartes, el orden del
lo es porque en el proceso de socialización de los discurso es el propio de la lógica. La consagración de
individuos humanos cada época dispone de códigos, este orden significó el avance progresivo hacia un
de signos, que el cerebro va procesando siguiendo orden discursivo que (en el siglo XVIII) ya no se
caminos que tienen que ver con la forma de permitió la conciliación de lo fantástico y lo racional,
instalarse en el mundo. pues la conciliación se trasladó al orden de todos los
Los modos verbales y tiempos verbales seres vivos.
El lenguaje fu receptor de una actitud mental ¿Puede ser el mismo el discurso planteado en
diferente. Sin embargo, algo no había mudado: el términos de Dios, de la Naturaleza, del hombre y del
carácter sagrado del verbo, el concebir que el mercado?. Cada palabra resulta el eje referencial en
humano es en el discurso. Desde una óptica torno al cual construimos el mundo medieval, el
religiosa, desde una visión panteísta o desde aquella Clasicismo, la Modernidad, la Post-Modernidad. En
que elevaba a la Naturaleza como alter ego de Dios, torno a cada eje referencial se construye un modelo
en todos los casos la visión del mundo se entendía de mundo, una manera de vincularse con el «otro»;
analítica, pues es el humano pretende explicar, dar ese otro será el Infiel, el Oriente como expresión
la razón de las cosas, interrogarse, dudar. Bárbara, en suma, un otro que permite reafirmar la
Cuando arribamos a la Modernidad, todo el identidad de Occidente, finalmente el Islam como el
orden del lenguaje se trastoca en su ser íntimo Mal.
aunque en lo formal los modos y los tiempos Palabras-clave y dinámica verbal que plantean
verbales sean rigurosamente los mismos y las la dinámica cultural en términos de lo Lejano cultural
estructuras lingüísticas denoten un modelo textual y geográfico; espacio de lo lejano claramente
en apariencia el mismo. Al mudar la actitud objetivado. La Post-Modernidad acerca virtualmente
argumentativa muda todo el «juego de lenguaje». eso lejano, pero a su vez lo rechaza.
Como apuntamos los modos verbales no se HABLAR DE SUSTANCIA, COPULA, PREDICACIÓN.
trastocan; se trastoca su disposición en el discurso. EXPLICAR CADA MODO VERBAL
El juego discursivo moderno se resuelve en la
síntesis, el clásico en el análisis. Este dato supone
una dimensión distinta de la forma en que el
pensamiento concibe el mundo; el lenguaje la
plasma.

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