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INDIOS ANDINOS
Por D'tckEdgar 1BARRA GRASSO
Introducción
II
los escritores; cuanto más grandes son los signos, suelen ser
más toscos.
Los textos que presentamos no son exactamente iguales,
y, sobre todo, presentan diferencias en su final, como se verá;
pero la relación general que tienen entre sí es grande, por lo
cual suponemos que, a través de muchas copias, derivan de una
sola fuente común. Es probable que esto último, la derivación
de una fuente común antigua de la cual se copia, sea la base de
la cual se han formado las "áreas" o "provincias" de escritura,
es decir, cada una de ellas puede haber tenido una fuente común
o poco menos.
Pasaremos ya a la descripción detallada de los textos, y,
como primera medida, presentamos aquí la traducción en Qui-
chua del Padre Nuestro:
Yayaicu janacpacbacuna pi ka], sutiyqui muchas ka cachun,
Kapaj cainiyqu't ñokaicuman jamuchun, munainiyqui ruraska
cachun imainachus janacpachapi jinataj caí pachapipis. Sapa
puncha: ttantaicuta cunan coaycu, juchaicutari pampachaguaycu,
imainatachus ñokaycupis ñokaicuman juchallej cúnala parnpa-
chaicu jiña. Amata] cachariguaycuchu guatejcaiman urmacta.
Allin jinari, mana allinmanta kgespichiguaycu. Amen.
La traducción anterior proviene de un catecismo popular.
Hay otras versiones ligeramente diferentes. Lo mismo, este
rezo, y todos los demás, tienen variaciones de forma según los
lugares de su uso entre los indígenas. La traducción, necesaria,
de cada palabra, se verá convenientemente en la parte nume-
rada que sigue.
El texto de Julián Guerrero nos fue leído detalladamente
por el propio autor, en lengua Quichua; nosotros habíamos
numerado anticipadamente cada uno de los signos de modo
que la lectura se corresponde completamente. El texto de Ocuri
naturalmente no tiene traducción original, pero por compara-
ción con el anterior, ella se saca sin la menor dificultad.
Lo que sigue es la lectura hecha por Julián Guerrero, su
traducción en castellano y una breve explicación, cuando es pre-
ciso y cuando nos ha sido posible. Los números indican, sin
más, donde comienza el texto y la dirección en zigzag que sigue.
1. Yayaicu,„ Padre nuestro (fig. sacerdote).
2. janajpacha-, cielos (un género, ppacha, sobre una espe-
cie de embudo, en realidad el "disco" de la alta-tierra sostenido
por un palito; fonetismo de aproximación: pacha=ppacha).
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Presencia del Pasado
III
bién para todas las del mundo, puesto que no creemos que estas
formas de escribir sean originarias de América, sino que han
llegado aquí traídas por las migraciones oceánicas que tocaron
la América Central. Las dos escrituras de la Malasia y China
que acabamos de citar, serían lo que quedó allá de las escri-
turas que llegaron a América.
Los escritos de piedrecitas, semillas, etc., sueltos, serían las
formas más primitivas de la escritura, acaso todavía en una for-
ma casi puramente numérica, y luego la multiplicación de las
formas de los signos permito ir haciendo mensajes cada vez
más completos. Más adelante, los signos se habrían fijado sobre
una plancha de barro y pasado al cuero. El último detalle no es
firme, pues bien puede haber sucedido que de los escritos sueltos
se pasase directamente al cuero, piedra, etc., y que la base de
arcilla de los escritos bolivianos sea como una influencia de re-
torno, a imitación de la fijeza de los signos que ya se había
obtenido sobre el cuero; esto como posibilidad teórica no puede
desdeñarse, por más que nos inclinamos preferentemente por la
prioridad de los escritos en relieve fijados sobre una base.
Estos mismos escritos pueden haber sido el lógico prece-
dente de las tablillas de arcilla incisas de la antigua Mesopo-
tamia; de ser modelados los signos, habrían pasado, posterior-
mente, a grabarse en la arcilla de la base, como procedimiento
simplificatorio de la escritura.
En cuanto a las escrituras de nudos, como el quipu incaico,
la escritura de conchillas, wampun, de los iraqueses de Norte-
américa, etc., parecen poder enlazarse directamente con el pri-
mer paso de esta escritura, ya que conservan en gran parte una
sencillez numérica, pero que también representan palabras y con-
ceptos en un estado embrionario de desarrollo. Precisamente
la ordenación continuada que dan los nudos del quipu puede
haber servido para la ordenación en líneas de los signos escri-
tos sobre arcilla y cuero. En cuanto a la relación existente entre
los quipus, que se usan hoy mismo en gran parte de Bolivia y
Perú, y la escritura que tratamos, tanto en arcilla como en
cuero y papel, existe un signo que nos prueba la existencia de
una relación inmediata: en los quipus las distintas cantidades
que pueden estar escritas o apuntadas sobre un mismo hilo se
encuentran separadas mediante dos nudos, que sirven así como
punto de separación. En los escritos en arcilla se encuentra el
mismo signo de separación, generalmente utilizado como punto
final, representado por dos palitos, y en los escritos en papel
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