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1

Poesía
Xavier Villaurrutia
Poeta mexicano

Eres la compañía con quien hablo


de pronto, a solas.
te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.
Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano 2
y conduce la pluma
que traza en el papel su litoral.
Tu voz, hoz de eco
es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirarme por mil Argos,
por mí largos segundos.
Pero el menor ruido te ahuyenta
y te veo salir
por la puerta del libro
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la página del espejo,
y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como un hombre desnudo
en medio de una calle de miradas.
Poema desde un caracol Y era el mar del primer amor
en unos ojos otoñales.
Gabriel García Márquez Un día quise ver el mar
Escritor colombiano -mar de la infancia- y ya era tarde.

Yo he visto el mar. Pero no era


el mar retórico con mástiles
y marineros amarrados
a una leyenda de cantares.
Ni el verde mar cosmopolita
-mar de Babel- de las ciudades,
que nunca tuvo unas ventanas 3
para el lucero de la tarde.
Ni el mar de Ulises que tenía
siete sirenas musicales cual siete islas
rodeadas
de música por todas partes.
Ni el mar inútil que regresa
con una carga de paisajes
para que siempre sea octubre
en el sueño de los alcatraces.
Ni el mar bohemio con un puerto
y un marinero delirante
que perdiera su corazón
en una partida de naipes.
Ni el mar que rompe contra el muelle
una canción irremediable
que llega al pecho de los días
sin emoción, como un tatuaje.
Ni el mar puntual que siempre tiene
un puerto para cada viaje
donde el amor se vuelve vida
como en el vientre de una madre.
Que era mi mar el mar eterno,
mar de la infancia, inolvidable,
suspendido de nuestro sueño
como una Paloma en el aire.
Era el mar de la geografía,
de los pequeños estudiantes,
que aprendíamos a navegar
en los mapas elementales.
En el mar de los caracoles,
mar prisionero, mar distante,
que llevábamos en el bolsillo
como un juguete a todas partes.
El mar azul que nos miraba,
cuando era nuestra edad tan frágil
que se doblaba bajo el
peso de los castillos en el aire.
Porque cada edad tiene su placer
Un deseo y su dolor y es necesario dejar
Víctor Hugo que fluyan entre nosotros.
Escritor francés Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Te deseo primero que ames, Pero que en ese día descubras
y que amando, también seas amado. que la risa diaria es buena, que la risa
Y que, de no ser así, seas breve en habitual es sosa y la risa constante es
olvidar malsana.
y que después de olvidar, no guardes
rencores. Te deseo que descubras,
Deseo, pues, que no sea así, pero que sí con urgencia máxima, por encima 4
es, y a pesar de todo, que existen,
sepas ser sin desesperar. y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas
Te deseo también que tengas amigos, infelices.
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo Te deseo que acaricies un gato,
menos alimentes a un pájaro y oigas a un
haya uno en quien confiar sin dudar. jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
Y porque la vida es así, porque de esta manera,
te deseo también que tengas enemigos. te sentirás bien por nada.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones Deseo también que plantes una semilla,
tus propias certezas. Y que entre ellos, por más minúscula que sea, y la
haya por lo menos uno que sea justo, acompañes en su crecimiento,
para que no te sientas demasiado seguro para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.
Te deseo además que seas útil,
más no insustituible. Te deseo, además, que tengas dinero,
Y que en los momentos malos, porque es necesario ser práctico,
cuando no quede más nada, Y que por lo menos una vez
esa utilidad sea suficiente por año pongas algo de ese
para mantenerte en pie. sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.
Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco, Te deseo también que ninguno
porque eso es fácil, sino con los que de tus defectos muera, pero que si
se equivocan mucho e muere alguno, puedas llorar
irremediablemente, sin lamentarte y sufrir sin sentirte
y que haciendo buen uso de esa culpable.
tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros. Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
Te deseo que siendo joven no mujer, tengas un buen hombre,
madures demasiado de prisa, mañana y al día siguiente, y que cuando
y que ya maduro, no insistas en estén exhaustos y sonrientes,
rejuvenecer, hablen sobre amor para recomenzar.
y que siendo viejo no te dediques al
desespero.
Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.

5
Catorce de junio

José Saramago
Escritor portugués

Cerremos esta puerta.


Lentas, despacio, que nuestras ropas
caigan
Como de sí mismos se desnudarían
dioses.
Y nosotros lo somos, aunque humanos.
Es nada lo que nos ha sido dado. 6
No hablemos pues, sólo suspiremos
Porque el tiempo nos mira.
Alguien habrá creado antes de ti el sol,
Y la luna, y el cometa, el espacio negro,
Las estrellas infinitas.
Ahora juntos, ¿qué haremos? Sea el
mundo
Como barco en el mar, o pan en la mesa,
O el rumoroso lecho.
No se alejó el tiempo, no se fue. Asiste y
quiere.
Su mirada aguda ya era una pregunta
A la primera palabra que decimos:
Todo.
Manifiesto - Y esto sí que lo digo con respeto -
La poesía de pequeño dios
Nicanor Parra La poesía de vaca sagrada
Poeta chileno La poesía de toro furioso.

Señoras y señores Contra la poesía de las nubes


Nosotros oponemos
Esta es nuestra última palabra
La cabeza de tierra firme
- Nuestra primera y última palabra -
- Cabeza fría, corazón caliente
Los poetas bajaron del Olimpo.
Somos tierrafirmistas decididos -
Contra la poesía de café
Para nuestros mayores
La poesía de salón 7
La poesía fue objeto de lujo
La poesía de la plaza pública
Tablas viejas devueltas por el mar.
La poesía de protesta social.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Los poetas bajaron del Olimpo.
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de las palabras
En circunstancias de que debe fundarse
En la Revolución de las ideas.
Poesía del círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
"Libertad absoluta de expresión".

Hoy nos hacemos cruces preguntando


Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es esta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.

Este es nuestro mensaje,


Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros


Nosotros condenamos
A un poeta menor de la antología

Jorge Luis Borges


Escritor argentino

¿Dónde está la memoria de los días


que fueron tuyos en la tierra, y tejieron
dicha y dolor y fueron para ti el universo?
El río numerable de los años
los ha perdido; eres una palabra en un
índice.
Dieron a otros gloria interminable los 8
dioses,
inscripciones y exergos y monumentos y
puntuales historiadores;
de ti sólo sabemos, oscuro amigo,
que oíste al ruiseñor, una tarde.
Entre los asfódelos de la sombra, tu vana
sombra
pensará que los dioses han sido avaros.
Pero los días son una red de triviales
miserias,
¿y habrá suerte mejor que la ceniza
de que está hecho el olvido?
Sobre otros arrojaron los dioses
la inexorable luz de la gloria, que mira las
entrañas y enumera las grietas,
de la gloria, que acaba por ajar la rosa
que venera;
contigo fueron más piadosos, hermano.
En el éxtasis de un atardecer que no será
una noche,
oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.
Cuando yo vine a este mundo así mi dolor profundo,
te digo,
Nicolás Guillén se me alivia caminando,
Poeta cubano te digo,
pues cuando vine a este mundo,
Cuando yo vine a este mundo, te digo,
nadie me estaba esperando; ¡nadie me estaba esperando!
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando. 9
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.
Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.
Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.
Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
A Eros

Alfonsina Storni
Poetisa argentina

He aquí que te cacé por el pescuezo


a la orilla del mar, mientras movías
las flechas de tu aljaba para herirme
y vi en el suelo tu floreal corona.
Como a un muñeco destripé tu vientre
y examiné sus ruedas engañosas
y muy envuelta en sus poleas de oro 10
hallé una trampa que decía: sexo.
Sobre la playa, ya un guiñapo triste,
te mostré al sol, buscón de tus hazañas,
ante un corro asustado de sirenas.
Iba subiendo por la cuesta albina
tu madrina de engaños, Doña Luna,
y te arrojé a la boca de las olas.
Si no quiero

Idea Vilariño
Poetisa uruguaya

Si no quiero
si no estoy esperando
si es mentira
si lo hago por vivir
por ir pasando
si estoy aquí sin sueños
sin esperanzas y 11
sin nada que me sirva
ni le sirva a la vida
y los miro sin asco
con paciencia
y me digo
se creen todo se
dedican la vida
sufren
no dudan nunca
miran besan se ríen
y sin sospechar nada
aseguran que aman.
Poema XV

César Vallejo
Poeta peruano

En el rincón aquel, donde dormimos


juntos
tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fue sacada, o tal vez qué habrá pasado.
Has venido temprano a otros asuntos
y ya no estás. Es el rincón 12
donde a tu lado, leí una noche,
entre tus tiernos puntos
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.
Me he puesto a recordar los días
de verano idos, tu entrar y salir,
poca y harta y pálida por los cuartos.
En esta noche pluviosa,
ya lejos de ambos dos, salto de pronto…
Son dos puertas abriéndose cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.
Multiplicada voz

Blanca Wiethüchter
Poetisa boliviana

La boca del tiempo


engarza los senderos
en el extraño sabor
de los gritos recogidos.

Descifrar la línea del vino


para ti, 13
para el encuentro con las abejas.
Buscar en la distancia
los ecos
perdidas sorpresas
que guarda la palabra:
único fulgor y clave,
duerme, oscura.

Mi alarma, mi rabia
esta multiplicada voz
apariencia de puente.
Balada del ausente A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Juan Carlos Onetti Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Escritor uruguayo Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a
Entonces no me des un motivo por favor esperar, cree lo que ignora.
No le des conciencia a la nostalgia, Se aceptan todas las apuestas:
La desesperación y el juego. Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pensarte y no verte Pero soy mayor
Sufrir en ti y no alzar mi grito Ya ni siquiera creo,
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa, En romper espejos
En lo único que puede ser En la noche 14
Enteramente pensado Y lamerme la sangre de los dedos
Llamar sin voz porque Dios dispuso Como si la hubiera traído desde allí
Que si Él tiene compromisos Como si la salobre mentira se espesara
Si Dios mismo le impide contestar Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Con dos dedos el saludo Me aproximara a lo que resta vivo, blando
Cotidiano, nocturno, inevitable y ágil.
Es necesario aceptar la soledad, Muerto por la distancia y el tiempo
Confortarse hermanado Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
Con el olor a perro, en esos días A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
húmedos del sur, Cada día más antiguas, suciamente
En cualquier regreso deseosas y extrañas.
En cualquier hora cambiable del Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
crepúsculo Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Tu silencio Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad,
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni su diminuto no ser.
saluda La paz y después, dichosamente, en
Que no responde al sombrero enlutado seguida, nada.
Golpeando las rodillas Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo,
Que teme a Dios y se preocupa no inventará arrugas, no me inflará las
Por lo que opine, condene, rezongue, mejillas
imponga. Ahí estaré esperando una cita imposible,
No me des conciencia, grito, necesidad ni un encuentro que no se cumplirá.
orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de
musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
¡Oh mar, no esperes más!

Julia de Burgos
Poetisa
puertorriqueña

Tengo caído el sueño,


y la voz suspendida de mariposas
muertas.
El corazón me sube amontonado y solo
a derrotar auroras en mis párpados.
Perdida va mi risa 15
por la ciudad del viento más triste y
devastada.
Mi sed camina en ríos agotados y
turbios,
rota y despedazándose.
Amapolas de luz, mis manos fueron
fértiles
tentaciones de incendio.
Hoy, cenizas me tumban para el nido
distante.
¡Oh mar, no esperes más!
Casi voy por la vida como gruta de
escombros.
Ya ni el mismo silencio se detiene en mi
nombre.
Inútilmente estiro mi camino sin luces.
Como muertos sin sitio se sublevan mis
voces.
¡Oh mar, no esperes más!
Déjame amar tus brazos con la misma
agonía
con que un día nací. Dame tu pecho
azul,
y seremos por siempre el corazón del
llanto?
Vete de mí

Homero Expósito
Poeta argentino

Tú, que llenas todo de alegría y juventud


y ves fantasmas en la noche de trasluz
y oyes el canto perfumado del azul
vete de mí.
No te detengas a mirar
las ramas viejas del rosal
que se marchitan sin dar flor, 16
mira el paisaje del amor
que es la razón para soñar y amar.
Yo, que ya he luchado contra toda la
maldad,
tengo las manos tan deshechas de
apretar
que ni te puedo sujetar,
vete de mí.
Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer
cuando me llegues a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar.
Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer
cuando me llegues a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar.
Canción de brujería

Luis García Montero


Poeta español

Señor compañero, Señor de la noche,

haz que vuelva su rostro


quien no quiso mirarme.

Que sus ojos me busquen


sostenidos y azules 17
por detrás de la barra.

Que pregunte mi nombre


y se acerque despacio
a pedirme tabaco.

Si prefiere quedarse,
haz que todos se vayan
y este bar se despueble
para dejarnos solos
con la canción más lenta.

Si decide marcharse,
que la luna disponga
su luz en nuestro beso
y que las calles sepan
también dejarnos solos.

Señor compañero, Señor de la noche,

haz que no cante el gallo


sobre los edificios,

que se retrase el día

y que duren tus sombras


el tiempo necesario.

El tiempo que ella tarde en decidirse.


Dime amor ¿Cómo continuar
Lina Zerón Ahora que la ausencia es la única que
Escritora mexicana ama
en esta soledad congelada de suspiros.
¿Qué harás Si no hay más desiertos ni lluvia en mi
Si sobrevivo sin ti a la furia de la noche, alma
y desnuda atravieso entre balas y tu recuerdo es oscuridad sobre mis
este campo minado de recuerdos, ojos?
si descubro un aljibe de amor en el ¡Dime amor cómo
desierto recuperarte!...
18
y a solas bebo en la noria de las ansias? Tal vez regando mi piel por los caminos
¿Qué pasará amor hasta ser cadáver mezclada con tus
Si mis pies a seguir tu huella se afanan huesos.
y mis manos en perseguir hojas al viento,
si convierto atormentadas nubes en
llovizna
y desquebrajadas olas en manso
huracán.
Si mi voz repite que te amo en la
penumbra,
y tus besos es lo único que quiero?
Si busco tu nombre en el sueño que se
extingue
y tu aroma de violetas mientras duermo.
Si al probar la madurez de mis mares
tus labios enmudecen de ternura
y de tanto amor se desorientan las
gaviotas
que descubren al vuelo el secreto que
nos une.
¿Qué ganaría
Por coser atardeceres al diván de tu
regazo
ofreciendo devorar a besos la nostalgia
mientras someto torbellinos corazón
adentro.
Si vendiera como espejo mi rostro en el
mercado
y dibujara tu imagen en el corazón de mis
entrañas
para que pueda este poema soportar
tanto tormento?
Como en los días de julio

Luis Zalamea Borda


Escritor colombiano

No quiero oír tu voz,


ni adivinar tu angustia
desde el destierro,
ni revivir en momentos de celo o de
locura
aquella nuestra entrecortada despedida.
(Las voces de la noche eran nuevas, 19
sutiles;
tus amplios pechos se encogieron,
tremendos en su lucha,
buscando encarcelarse en la tiniebla tibia.
)

Ella, la despedida, no era marina como


en lejano día,
sino terrestre, final, definitiva;
molde de soledad, herida, grieta, tajo de
nuestras vidas.
Y así quiero que sea.

(Tu imagen está ya condenada al limbo


de las horas perdidas
en la inmensidad de un mar que se
despierta, atónito,
de un sueño de ondinas, madréporas en
flor y barcos asesinos.)
No quiero reflejar mi triste mirada en tu
recuerdo.
Quiero olvidarte toda, poro a poro,
exánime, jadeante, casi muerta sobre la
tierra plena
que conjuga el amor ígneo de la euforia
volcánica.

(En la lejanía mueren en coro, de tedio,


con dignidad crustácea, los pálidos
cangrejos,
y la tarde se disfraza de buzo.)

En mi memoria serás desde hoy,


como en los días de julio,
un sudor hecho hembra
al final del camino.
El cuaderno de las resignaciones
(fragmento)
Miguel Ángel Ortiz
Escritor mexicano

tal vez otro día me hubiera puesto a


dormir
pero cada quien sabe cómo se olvida un
suplicio

cada uno sabe cómo sobrellevar


la máscara que cae al suelo y se destroza 20

me ha dolido el cuerpo de pronto


como si toda la vejez del mundo se me
juntara

no quise ver el cielo y sus funerales


no escuchar músicos con sus demonios
dentro

me quedé esperando nada más


a ver si el tiempo se hundía por sí solo

lúgubre luz de las resignaciones


rendija de la pérdida y la salvación

no me dormí ni apague la lámpara


porque el mundo debe vivirse con todas
sus piedras y abismos

hay un principio en el calabozo de la


noche
pero lo hay también al quedarse quieto

los ojos están aquí y en todas partes igual


al péndulo
- ese agujero que se traga a la vida -

unos y otros
como los hombres

como las historias que cuentan al hombre


y que los hombres cuentan a sus
descendientes

no me dormí ni apagué la lámpara


para decir que había vivido
Espero permite estar allí.
Mario Benedetti Porque todas las noches me torturo
Escritor uruguayo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
Te espero cuando la noche se haga día, ¿Por qué no vivo solo así?
suspiros de esperanzas ya perdidas. ¿Por qué no solo....
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
21
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo
dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de
noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el
desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tú,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me
llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me
El martes

Gilberto Owen
Poeta mexicano

Pero me romperé. Me he de romper,


granada
en la que ya no caben los candentes
espejos biselados,
y lo que fui de oculto y leal saldrá a los
vientos:
22
Subirán por la tarde purpúrea de ese
grano,
o bajarán al ínfimo ataúd de ese otro,
y han de decir: 'Un poco de humo
se retorcía en cada gota de su sangre'.
Y en el humo leerán las pausas sin
sentido
que yo no escribí nunca por gritarlas
y subir en el grito a la espuma de sueño
de la vida.

A la mitad de una canción, quebrada


en áspero clamor de cuerda rota.
Divagación con que quisiera aletargar
mi quimérica pantomima
León de Greiff de soñar y soñar y soñar!
Poeta colombiano Está en tu grácil cuerpo fino
toda la euritmia del rimar...
Riela en mi alma tu recuerdo Son tus manos palidecidad
como la luna sobre el mar... —parece que fuera a nevar...—,
tus manos, lánguidas y breves,
En el silencio de mis noches pareja de lirios sin par!
oigo tu voz aletear, Tus manos, que bendijeron
tu voz que me dice muy paso con su perdón, mi divagar
que no me quieres olvidar... por arduos caminos oscuros 23
y muelles sendas del pescar...
En el silencio de mis noches,
—como la luna sobre el mar— Riela en mi alma tu recuerdo
riela en mi alma tu recuerdo... como la luna sobre el mar...
En el silencio de mis noches
Veo el undívago vibrar oigo tu voz aletear...,
de las estrellas, en tus ojos... tu voz, que me dice muy paso
que no me quieren olvidar!
Me embriaga el cálido aromar
de tu melena tenebrosa... Siento en mi frente ensombrecida
Tu frente, –un milagro lunar– tus manos cándidas posar...
trasluce los puros anhelos Siento en mi ardida frente gélida
de tu querer, de tu ensoñar. el balsámico palpitar
de tus labios, que borran culpas
Se van mis horas solitarias y que me quieren perdonar...
tras tu recuerdo, en un girar
de sueño y sueños ilusos... ¡Melancólico ensueño ilusorio
(No los podremos realizar?...) de mi incoherente divagar!
Fantasía disparatada
Melancólico ensueño ilusorio de mi espíritu singular!
que justifica el vegetar Delirio ingenuo que se trueca
del ánima mía soberbia, —irónico y duro—en pesar...
de mi espíritu singular... ¡Melancólico ensueño ilusorio
Melancólico ensueño ilusorio... que no podremos realizar...!
(no lo podremos realizar...?)
Riela en mi alma tu recuerdo
Riela en mi alma tu recuerdo... como la luna sobre el mar...!
Siento en mi boca palpitar
el beso trémulo y perenne
con que nos hemos de besar...
miro en tus ojos de misterio
—como si fueran a llorar...—
todo el poema de la vida
que no pudimos realizar...
En tu nocturna cabellera
—nardos y lirios y azahar—
aspiro todos los perfumes
Poema 18

Vicente Huidobro
Poeta chileno

Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias


Me voy tiernamente como una luz
Hacia el camino de las apariencias
Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
Una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
Cuando los peces deshacen la cortina del mar
Y el vacío se hincha por una mirada posible 24
Volveré sobre las aguas del cielo
Me gusta viajar como el barco del ojo
que va y viene en cada parpadeo
he tocado ya seis veces el umbral
del infinito que encierra el viento
Nada en la vida
salvo un grito de antesala
nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
en la urna de las flores impacientes
se encuentran las emociones en ritmo definido
Alegría de un día

Juana de Ibarbouru
Poetisa uruguaya

Muerdes las hojas tiernas de los minutos que no retoñan


Hormiga roja del día lento.
Pero mi alegría queda intacta y la veré multiplicada
En los caireles fulgurantes del sueño.

No sé si mañana caerá deshecha


Contra el eje del nuevo sol de oro. 25
Ahora la llevo como un clavel del aire
Abierto en el corazón bermejo del Otoño.

Ahora es mía y la levanto en alto,


Antorcha clara en mi ciudad de veinticuatro cúpulas.
Pasaré con ella como una flecha
Bajo los arcos de la tarde y la ramazón leve de la luna.

¡Alegría de un día que yo he de salvar


Del maleficio de las horas brujas!
Guitarra

Nicolás Guillén
Poeta cubano

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.
Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira 26
la carne dura.
¿Arde la guitarra sola?
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.
Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,
y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.
¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!
Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.
Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.
El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero. . .
Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.
Canción

Gabriel García Márquez


Escritor colombiano

Llueve en este poema


Eduardo Carranza.
Llueve. La tarde es una
hoja de niebla. Llueve.
La tarde está mojada
de tu misma tristeza.
A veces viene el aire 27
con su canción. A veces
Siento el alma apretada
contra tu voz ausente.
Llueve. Y estoy pensando
en ti. Y estoy soñando.
Nadie vendrá esta tarde
a mi dolor cerrado.
Nadie. Solo tu ausencia
que me duele en las horas.
Mañana tu presencia regresará en la rosa.
Yo pienso cae la lluvia
nunca como las frutas.
Niña como las frutas,
grata como una fiesta
hoy está atardeciendo
tu nombre en mi poema.
A veces viene el agua
a mirar la ventana
Y tú no estás
A veces te presiento cercana.
Humildemente vuelve
tu despedida triste.
Humildemente y todo
humilde: los jazmines
los rosales del huerto
y mi llanto en declive.
Oh, corazón ausente:
qué grande es ser humilde
A mi verdadero amor:

Miguel Carmona
Poeta chileno

Tus labios carne de rubí se desprenden ante mis ojos


Tu pelo largo recién bañado huele a pétalos de rosas rojas
Tu silueta manto real de pequeños senos blancos
combina con tu sonrisa pequeña
Tus dibujos cuadrados peces en el agua
Y tus pupilas redondos puntos negros. 28
Tu caminar vaivén de locomotoras grandes.
Eres mi único amor en este mundo oscuro y frío
Manchas en tu pizarrón conoces de memoria
Eres la única persona en el mundo que sabe actuar.
Tus conocidos sentimientos hacia los animales te hacen una reina
Eres mi mayor sueño imposible casi como sobrevivir en una guerra.
Te escribo lentamente para recordar tu amor secreto
Origen

Ariel Pérez
Poeta boliviano

Un remolino de flores limpia la calle desde la esquina


pequeñas gotas de agua caen del gris que cubre la tarde
me pregunto entonces:
¿el mundo que yo habito es la tierra que otro sueña?

Una sirena se prostituye en el horóscopo


La palabra azufre se desangra entre mis dedos 29

Quiero sacarme la corbata de verdugo


despojarme de la carne que cubre mi cuerpo
romper mis huesos de mármol
tirarlos por la ventana
cortarme un brazo y dárselo a los perros

Me he roto en mil pedazos de plomo


soy parte de algo que no entiendo
¿reflejo de tus ojos vieja ramera?

Dame el viento que hace falta para morir en este infierno


y derribar el muro que separa mi nicho de tu alcoba

¿Del origen?
nada
Un alfiler será mi cruz
clavarán este poema como a un insecto
De Mientras suceden los días
Guillermo Sucre
Escritor venezolano

Atado como siempre a tu simetría de oscuro río


que fluye entre mis manos.
Ya no hay girasoles en tu pecho,
sino lágrimas y otras caídas hojas
del árbol de la noche. Y más espesa,
más silenciosa, aferrada a eso pequeños
amuletos que ha destruido el tiempo, 30

y a las palabras: ¡oh redes vacías!

Una ráfaga de tu olor me precipita, sin embargo;


después un viento grave me atempera.
Herido más tarde como un tigre
Por el celo de la tierra,
me sacudo las mojadas hojas que me dejas.
Tu cabellera y grandes arañas en mis ojos
pervierten luego mi reposo. Y nuevamente

soy el movimiento de los días,


el movimiento de las hojas del otoño
recién extinguido.
Poema i

René Morales

Un día antes del fin del mundo


nos levantaremos temprano
a ver a los pájaros

y nos sorprenderemos
escuchando nuestra respiración
a la mitad de la hierba fresca
31
en ese momento no sentiremos nada

sólo esa pequeña gota de lluvia que se estrella


en contra de algo que no puedo definir

y la vida no será más que arena que cae

un fragmento de pan viejo en la alacena

que comerán con paciencia las ratas más pequeñas

en ese momento ya sólo seremos un poco de tiempo y sangre


en un lugar inadecuado
Caminares

Guisela López
Escritora mexicana

Desde la acera del mundo


vemos pasar el largo desfile del absurdo.
No logra intimidarnos
su máscara de poder.
Ni los zarpazos feroces
con que guarda su égida absoluta.
Tampoco nos seducen 32
sus oropeles y comparsas
de dragón bicéfalo.
Con el atardecer
soltamos a volar un barrilete,
su arco iris va pintando las calles.
Caminamos,
hasta que la luna
se ofrece a reemplazarlo,
desmadejando su trenza de colores.
Creemos que otro mundo es posible
un mundo con miradores de sol
en el que las mujeres
podamos vestirnos de sonrisas.
En el que niñas y niños
puedan jugar la misma ronda,
recorrer los prados cantando mil canciones
y bebiendo agua clara de los manantiales.
Acontecimientos

Gioconda Belli
Poetisa nicaragüense

Estar como una ola


encrespada en el suave
murmullo de tu sangre.

Dormitar prendida de tus bordes


acurrrucado pelo derramado en tu hombro
sostenido en la caricia de tu mano. 33

Decir sin hablar


cosas dichas desde el principio,
desde el primer apareamiento de un hombre y
una mujer
que se descubren
descubriendo el mundo.

Ser este animalito dulce


que te busca con los ojos abiertos
y piensa que la vida es hermosa, intensa,
inesperadamente nueva.
Más allá del amor

Octavio Paz
Poeta mexicano

Todo nos amenaza:


el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
al que fui
del que seré,
como el machete a la culebra;
la conciencia, la transparencia traspasada,
la mirada ciega de mirarse mirar; 34
las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba,
el agua, la piel;
nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan,
murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba.

Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,


ni el delirio y su espuma profética,
ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan.
Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama.

Afuera la noche respira, se extiende,


llena de grandes hojas calientes,
de espejos que combaten:
frutos, garras, ojos, follajes,
espaldas que relucen,
cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos.

Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma,


de tanta vida que se ignora y se entrega:
tú también perteneces a la noche.
Extiéndete, blancura que respira,
late, oh estrella repartida,
copa,
pan que inclinas la balanza del lado de la aurora,
pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida.

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