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El realismo mágico en la novela “ cien años de soledad” (I)

Gabriel García Márquez: Gran escritor y fecundo novelista colombiano. La


tradición popular, su inspiración humorística y la atmósfera de sus relatos
desembocan en un estilo original, lo convierten en un notable prosista del
Realismo Mágico iberoamericano y de las letras universales.

12 DE AGOSTO DE 2005 - 07:08


Nació el 6 de marzo de 1928 en Aracataca. Criado por sus abuelos maternos, el
coronel Nicolás Márquez Iguarán -figura principal en su vida e inspiración de
varios de sus personajes- y Tranquilina Iguarán Cortés. Sus obras más conocidas
son productos de la influencia del ambiente de su infancia con sus abuelos, donde
circulaban rumores, historias y cuentos de la tradición oral.

Estudió Derecho y Periodismo en las universidades de Bogotá y Cartagena de


Indias. Se desempeñó primero como periodista, corresponsal del diario “ El
Espectador” en Europa. Trabajó para la agencia cubana de noticias “ Prensa
Latina” en Colombia, La Habana y Nueva York. En México, además de sus
actividades periodísticas, trabajó como guionista. Obtuvo el Premio Nacional de
Literatura de Colombia en 1963.

Su producción literaria se inicia con la novela “ La hojarasca” , publicada en 1955.


En ella aparece por primera vez la ciudad imaginaria Macondo, en la que
transcurren la mayoría de sus relatos. Continúa su labor literaria con obras como
“ El Coronel no tiene quien le escriba” , “ Los funerales de la Mamá grande” , “ La
mala hora” , “ Cien años de soledad” , “ El otoño del patriarca” , “ Crónica de una
muerte anunciada” , “ El amor en los tiempos del cólera” , “ El General en su
laberinto” , “ Doce cuentos peregrinos” , “ Del amor y otros demonios” , “ Noticia
de un secuestro” , entre otras. Su última obra conocida es “ Historia de mis putas
tristes” .

“ CIEN AÑOS DE SOLEDAD”

La celebérrima novela de García Márquez comienza de la siguiente manera:

“ Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano


Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a
conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y
cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban
por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El
mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para
mencionarlas había que señalarlas con el dedo” .

Iniciamos el análisis de la obra con el breve estudio de la vida del autor y el


movimiento literario al cual pertenece para entender mejor el significado de la
novela y el objetivo de García Márquez al escribirla. Insistimos en el episodio de
su vida familiar porque es la médula de “ Cien años de soledad” .

El padre de Gabriel García Márquez fue Gabriel Eligio García, uno de los
numerosos inmigrantes que llegaron a Aracataca motivados con la “ fiebre del
banano” en la primera década del siglo XX. Su madre Luisa Santiaga Márquez
pertenecía a una de las familias del lugar. Los padres de ella, el coronel Nicolás
Márquez y Tranquilina Iguarán, no estuvieron de acuerdo con los amores de su
hija con uno de los “ aventureros” de la “ hojarasca” , como se llamaba
despectivamente a los inmigrantes.

A pesar de múltiples dificultades, Gabriel Eligio y Luisa Santiaga consiguieron


casarse, pero se alejaron de la familia y se instalaron en Riohacha. Regresaron a
Aracataca cuando iba a nacer su primer hijo y a partir de entonces Gabriel García
Márquez se quedó con sus abuelos hasta que murió uno de ellos: Nicolás
Márquez.

El Realismo Mágico de García Márquez es mágico precisamente porque es real.


Él mismo ha dicho: “ Es muy difícil encontrar en mis novelas algo que no tenga un
anclaje en la realidad” .

Paralelismo entre “ Cien años de soledad” y su historia familiar: al igual que su


abuelo, en la novela se nos cuenta que José Arcadio, uno de los personajes
principales, abandona su pueblo al verse continuamente perseguido por el
fantasma de Prudencio Aguilar, al que se vio obligado a matar por un problema de
honor.

Nicolás Márquez, sobreviviente de las dos últimas guerras civiles, tenía varios
hijos concebidos durante las guerras que se alojaban en su casa cuando estaban
de paso por el pueblo y que su esposa recibía como propios. Muy similar a este
caso, en la novela, el coronel Aureliano Buendía, “ promovió treinta y dos guerras
y las perdió todas. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisietes mujeres distintas,
que fueron exterminados en una sola noche. Escapó a catorce atentados, a
setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento” .

De Tranquilina Iguarán presta su apellido a Úrsula Iguarán y se inspira en ella


hasta el punto de que este personaje muere ciega y loca como su abuela. La casa
de los abuelos también aparece recreada en “ sólidas y tristes mansiones” de su
narración. Macondo, el pueblo imaginario creado por Márquez, era el nombre de
una de las fincas bananeras de Aracataca. También hace referencia a Riohacha:
José Arcadio Buendía y su mujer -al igual que sus padres- vivían allí hasta antes
del remordimiento de la muerte de Prudencio Aguilar.

EJEMPLOS DE REALISMO MÁGICO EN LA OBRA

El diálogo entre los vivos y los muertos: “ Una noche en que no podía dormir,
Úrsula salió a tomar agua al patio y vio a Prudencio Aguilar junto a la tinaja.
Estaba lívido, con una expresión muy triste, tratando de cegar con un tampón de
esparto el hueco de su garganta. (...) -Vete al carajo- le grito José Arcadio
Buendía. Cuantas veces regreses volveré a matarte (...) Una noche en que lo
encontró lavándose las heridas en su propio cuarto, José Arcadio Buendía no
pudo resistir más. -Está bien, Prudencio- le dijo. Nos iremos de este pueblo, lo
más lejos que podamos, y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo” .

La cruz: “ El miércoles de ceniza, antes de que volvieran a dispararse en el litoral,


Amaranta consiguió que se pusieran ropas dominicales y la acompañara a la
iglesia. (à) el padre Antonio Isabel les puso en la frente la cruz de ceniza. De
regreso a casa, cuando el menor quiso limpiarse la frente, descubrió que la
mancha era indeleble, y que lo eran también la de sus hermanos. Probaron con
agua y jabón, con tierra y estropajo, y por último con piedra pómez y lejía, y no
consiguieron borrarse la cruz. En cambio, Amaranta y los demás que fueron a
misa se la quitaron sin dificultad” .

Desapariciones: “ Amaranta sintió un temblor misterioso en los encajes de sus


pollerines y trató de agarrarse de la sábana para no caer, en el instante en que
Remedios la bella, empezaba a elevarse. (à) decía adiós con la mano...” .

El diluvio que duró más de cuatro años: “ Llovió cuatro años, once meses y dos
días” .

Los años que vivió Úrsula: “ La última vez que le habían ayudado a sacar la
cuenta de su edad, por los tiempos de la compañía bananera, la había calculado
entre ciento quince y los ciento veintidós años” .

La lluvia de flores: “ Poco después cuando el carpintero tomaba las medidas para
el ataúd, vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de
minúsculas flores amarillas” .

El nacimiento del último miembro de la familia con cola de cerdo: “ Sólo cuando lo
voltearon boca abajo se dieron cuenta de que tenía algo más que el resto de los
hombres, y se inclinaron para examinarlo. Era una cola de cerdo” .

Cuando al último integrante de la familia Buendía lo comen las hormigas: “ Y


entonces vio al niño. Era un pellejo hinchado y reseco, que todas las hormigas del
mundo iban arrastrando trabajosamente hacia sus madrigueras por el sendero de
piedras del jardín” .

Enfermedades imaginarias, como la peste del insomnio con la cual los que se
enferman dejan de dormir y olvidan el nombre de las cosas, personas y de su
propia identidad.

Cuando José Arcadio Buendía enloquece por el recuerdo de todos los que habían
muertos, y sus familiares lo dejaron atado a un castaño.
Aunque según el santoral, y fiel a las tradiciones de la región, su nombre debió ser
Olegario, en las prisas del nacimiento todos olvidaron las costumbres y le
nombraron como el patrono de la ciudad y le dieron como segundo nombre el de
su padre: José Gabriel. Ese es el punto inicial de la vida de Gabriel García
Márquez, uno de los escritores que colaboraría con la difusión de la literatura
latinoamericana en el panorama mundial. Al que, además, muchos hacen
merecedor del acuñamiento del concepto de realismo mágico, que más tarde se
convertiría en todo un subgénero literario y serviría para representar a los autores
afincados en el Boom Latinoamericano.

Como el santo que no le dio nombre lo indica, García Márquez nació el 6 de marzo
de 1927 en Aracataca y falleció en México D.F. el 17 de abril de 2014. Sus amigos
le llamaban Gabo, y más tarde el mundo entero aprendió a dirigirse a él de esa
forma. «Cien años de soledad» es la obra con la que consiguió hacerse notar,
con muchas referencias autobiográficas a su vida aracateña y a la relación de sus
abuelos Tranquilina Iguarán Cotes y Nicolás Ricardo Márquez Mejía.

Sin duda, las vivencias en los pantanales y las increíbles leyendas que le
alimentaron en aquella infancia pueblerina, fueron fundamentales para hacer de él
un escritor con una gran imaginación y una capacidad de fábula impresionante.
Tan es así que al leerlo descubrimos que toda su obra remite a esa infancia, y se
encuentra narrada con una melancolía peculiar (un rasgo que el escritor
colombiano comparte con otros autores latinoamericanos). En su caso, quizá este
desarrollo creativo tenga que ver en parte con esos referentes a los que se abrazó
con pasión: Faulkner, Kafka, Woolf. De todos ellos su favorito fue siempre Kafka,
que le enseñó a través de «La Metamorfosis» que la literatura valía pena: al ver
que el personaje podía convertirse en un escarabajo gigante, Gabriel entendió que
las posibilidades de la escritura eran infinitas, y esto le animó a acercarse con más
pulsión a ella.
Gabriel García Márquez fue también periodista, destacándose de forma
contundente en el área de la crónica. Y a tal punto desarrolló una labor ponderable
que el maestro de la crónica, Ryszard Kapuscinski, declaró que el mayor mérito de
Gabo fue demostrar que el gran reportaje, que describe con exactitud todas las
dimensiones de la vida, contiene las características de la buena literatura. En su
labor como periodista se destacan sus textos publicados durante los cincuenta,
cuando viajó a Europa como corresponsal de un periódico bogotano y narró la
situación del territorio después de la Segunda Guerra Mundial. También publicó
novelas que toman elementos del género periodístico y lo elevan, como «Crónica
de una muerte anunciada».

La estabilidad económica del escritor fue precaria durante mucho tiempo, llegando
a límites inimaginados. Gabriel escribía con fervor, intentando no dejarse
condicionar por la situación económica y cuando la cosa ya empezó a ponerse
fea, su empeño dio un jugoso fruto: «Cien años de soledad». Con esta novela,
García Márquez entró en la Editorial Sudamericana y más tarde en Barcelona y
alcanzó el clímax de su carrera: el reconocimiento como el escritor que era, su
amistad con Carlos Fuentes y Julio Cortázar, la reedición de toda su obra, y más
tarde, la entrega del Premio Nobel de Literatura. Este es, sin duda, otro punto
de inflexión en su vida. Tenía 55 años y era el escritor más joven en recibir este
galardón. Como homenaje a su tierra, a la recepción en Suecia acudió vestido con
un liquiliqui, el traje típico de su pueblo.

Gabriel García Márquez es un autor ineludible para los amantes de la literatura


latinoamericana. Creador no sólo de las obras ya citadas sino también de
impresionantes novelas como «El amor en los tiempos de cólera», «El general
en su laberinto» y «Del amor y otros demonios». No obstante, por alguna
extraña razón, injusta desde mi punto de vista, toda su labor quedó supeditada a
«Cien años de soledad», y toda su obra posterior, que en nada se parece a esa
novela, continúa siendo casi ignorada por los lectores.
Linea del Tiempo
Linea del tiempo de la vida y obra de Gabriel García Márquez
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