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Segundo principio: “no vivir con blancos”. La soledad del etnógrafo ayuda a
compenetrarse más con la cultura a estudiar. El etnógrafo tiende a buscar un compañero
moral semejante a él, si no lo encuentra, por “contraste con la soledad” busca
“espontáneamente la solidaridad con los indígenas”.
Geertz:
La antropología, como ciencia que estudia la cultura, no puede ser una ciencia
experimental en busca de leyes sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones.
Lo característico de la condición humana son las particularidades: “lo que tenemos los
hombres en común es otorgar significados, dar soluciones particulares, humanas, a
problemas existenciales que sí son universales”. Allí es donde se concilia la gran variación
natural de las formas culturales con la unidad biológica del género humano.
El concepto de cultura:
Es interpretativa: Debe realizar una lectura de lo que ocurre y desentrañar lo que significa.
Observar, registrar y analizar no deberían ser operaciones autónomas, de otra forma se
reduciría la observación participante a la sola observación. Al priorizar la observación el
antropólogo no solo perdió de vista su “lugar”, pensándose como algo más que un
“transeúnte interesado”, proponiendo como regla la exterioridad del investigador a la
situación que observa, sino que se deslumbró por lo “exótico”. El investigador debe
participar más que observar.
Rescatar lo dicho: No se trata de convertirnos en nativos, sino de conversar con ellos (en
el sentido amplio). Cuanto más fiel es el antropólogo a la explicación que dan los
informantes más cerca está de lo real. Aquello que nos dicen los informantes es una
interpretación, una verdad, pero no es la verdad científica que presuponen los
“cognitivistas”. Podemos tener tantas interpretaciones como informantes, y cada una de
ellas será verdad.
Fijar lo dicho: Rescatar del tiempo y del olvido un hecho irrepetible, que existe solo en un
momento, pero que al ser fijado (documentado) puede relacionarse con otras
descripciones y puede ser vuelto a consultar.
El hecho de que la cultura exista en el pueblo que el antropólogo estudia, pero que la
antropología exista en “el libro”, ha llevado a confundir el objeto de estudio –la cultura de
un pueblo- con el estudio de ese objeto –el estudio de la cultura de un pueblo-. Esto
tiende a confundirse porque la línea que separa modo de representación y contenido
sustantivo no puede trazarse. Este hecho parece amenazar la condición objetiva al sugerir
que la fuente del conocimiento antropológico no es la realidad social sino el artificio
erudito.
La validez de una descripción densa no radica en su coherencia ya que cualquier sistema
cultural siempre posee un mínimo de coherencia, sino en clarificar, en reducir “el
enigma”.
La teoría de la cultura que se elabora a través de la descripción densa, es inseparable de
los hechos inmediatos que se registraron, no es dueña de sí misma. Esto implica una
tensión por cuanto la teoría científica implica generalizar y progresar. Las generalidades a
las que logra llegar la teoría cultural se deben a la delicadeza de sus distinciones, no a la
fuerza de sus abstracciones. No progresa a través de una generalización empírica sino
paralelamente a otros estudios. Como la descripción densa no codifica regularidades
abstractas, la teoría que surge de ella no puede generalizar a través de tomar muchos
casos particulares, sólo puede hacerlo dentro de cada caso. Y por lo tanto, no es
predictiva, aunque esto no signifique que se realice sin un marco teórico de referencia.
Para algunos la síntesis entre ambos implica tomar ambas posiciones como momentos de
la construcción del conocimiento antropológico, eliminar uno de ellos sería dejar
incompleto el proceso que lleva a ese conocimiento.
Linz Riveiro propone como punto de partida preguntarse cuál es el objeto de estudio del
antropólogo. La respuesta la busca en el concepto de conciencia práctica: la capacidad del
hombre de reflexionar sobre su acción y por ende su capacidad de autonomía como
agente social.
¿Cómo se estudia la conciencia práctica? Tradicionalmente el antropólogo se interesa en
contextos no familiares, exóticos. Su trabajo consiste en hacer familiar lo exótico y
traducir significados entre esos dos universos.
Al no participar en la conciencia práctica de los actores que estudia se ubica en una
situación objetiva (de exterioridad). Por desconocer subjetivamente puede percibir
objetivamente.Para estudiar nuestra propia sociedad es necesario la operación inversa:
convertir lo familiar en exótico. El antropólogo debe extrañarse de su cotidiano (realizar
una desvinculación emocional, no cognitiva) para luego volver a familiarizarse con él: los
dos movimientos son necesarios.