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La teledetección es una herramienta o técnica en la cual se puede obtener información, en forma de

imágenes, de la superficie de nuestro planeta. La información obtenida es de gran utilidad para el


estudio de fenómenos que ocurren a escalas geográficas tales como la de paisaje, regional o global.
Para la obtención de las imágenes se utilizan sensores remotos que pueden medir la cantidad de
energía electromagnética que sale de un objeto o área geográfica desde una distancia y luego extraer
información valiosa de los datos mediante algoritmos matemáticos y estadísticos (Garcia et al., 2012).
El proceso de teledetección se realiza desde satélites. La observación sistemática (de la Tierra) comenzó
en el año 1960 con el lanzamiento del TIROS-I (Television Infrared Observation Satellite-I), primer
satélite meteorológico con una cámara de televisión de baja resolución espacial, que permitía a los
meteorólogos discriminar entre nubes, agua, hielo y nieve. La serie de satélites TIROS, conocidos desde
1970 como NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), continúa vigente en nuestros
días.
A través de la información obtenida durante el programa espacial junto con las imágenes de los
primeros satélites meteorológicos, condujeron a la NASA (National Aeronautics and Space
Administration) y al Departamento de Interior de los Estados Unidos, en 1967, a desarrollar el
Programa de Observación ERTS (Earth Resources Technology Satellites), conocido con el nombre de
LANDSAT. El primer satélite de esta serie se lanzó el 23 de julio de 1972 y se mantuvo operativo hasta
1978. El último satélite de esta serie, el
LANDSAT 8 OLI, se lanzó el 11 de febrero de 2013 (Jensen, 2015) y sigue en funcionamiento en la
actualidad. También se lanzaron muchos otros satélites que poseen distintos tipos de sensores
remotos que están relacionados con temas meteorológicos, oceanográficos y terrestres (GOESS, SPOT,
ERS-1, RADARSAT, etc).
El proceso de teledetección (Figura 1) (García et al., 2012) está compuesto por los siguientes elementos:
● Fuente de energía que ilumine o provea energía al objeto de interés (cultivo, bosque, mar,
ciudad, etc.). El caso más habitual consiste en que esa fuente sea el Sol. La radiación solar,
cuando llega a la Tierra, atraviesa e interacciona con la atmósfera. Una vez alcanza la superficie
terrestre interactúa con los objetos que en ella se encuentran. La radiación reflejada dependerá
de las características de esos objetos.
● Un sensor a bordo de un satélite recoge y graba esa radiación reflejada por la superficie
terrestre y la propia atmósfera.
● La energía captada por el sensor se transmite a una estación de recepción y procesamiento
donde los datos se convierten en imágenes digitales.
● La imagen procesada se interpreta, visualmente y/o digitalmente, para extraer información
acerca de los objetos que fueron iluminados .
El paso final del proceso de teledetección consiste en aplicar la información extraída de la imagen para
conseguir un mejor conocimiento de la zona de estudio.
Figura 1: Proceso de teledetección. (A) Fuente de energía (sol), (B) Radiación solar, ( C) Superficie
terrestre, (D) Sensor en satélite, (E) Estación de recepción, (F) Procesamiento de imagen satelital, (G)
Imagen satelital obtenida.

Los datos captados por los sensores remotos de los satélites se registran en diferentes bandas del
espectro electromagnético (EEM) (Figura 2).

Figura 2: Espectro electromagnético.

La reflectancia espectral es una característica de las superficies terrestres, que se define como la
proporción de energía incidente que es reflejada por una superficie. Por lo tanto, es una magnitud
adimensional que puede tomar valores entre 0 y 1 ó porcentajes entre 0% y 100%. Para una
determinada superficie este parámetro varía en función de la longitud de onda. Al gráfico de la
reflectancia espectral frente a la longitud de onda se le denomina curva de reflectancia espectral o
firma espectral.
Los sensores remotos detectan la energía solo en rangos particulares del EEM. El satélite LANDSAT 8-
OLI TIRS posee 8 bandas multiespectrales de 30 m, 1 pancromática de 15 m de resolución y dos
térmicas de 60 m de resolución.
Figura 3: Características del LANDSAT 8 OLI (Tomado de Jensen, 2015)

Los sensores remotos de los satélites poseen una determinada resolución, siendo esta una medida de
la distancia angular o lineal más pequeña que puede captar un sensor remoto de la superficie de la
Tierra, y viene representada por un píxel.
El píxel es la unidad mínima que conforma una imagen digital y generalmente tiene forma cuadrada,
por lo que la longitud medida sobre el terreno de un lado del píxel define la resolución espacial del
sensor. La resolución espacial de un sensor se suele expresar en metros o metros/píxel. Cuanto mayor
sea la resolución espacial, menor superficie representa un píxel de la imagen, más pequeños serán los
objetos que se pueden distinguir en la superficie y viceversa.
Cada pixel posee un valor numérico que corresponde a un valor de reflectancia espectral. Las distintas
superficies responden de manera diferente a la radiación electromagnética. Esto significa que se puede
obtener una firma espectral específica para cada superficie.
Así, los diferentes tipos de superficie, naturales o no, se pueden identificar en base a sus firmas
espectrales, pero será necesario que el espectro sea suficientemente detallado en términos de
intervalos de longitud de onda y que cubra un rango espectral ancho.

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