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Vida de San Oscar Arnulfo Romero

NOVENA
San Oscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, en el
AL GLORIOSO ARZOBISPO MÁRTIR este de El Salvador, el 15 de agosto de 1917, día de la
Asunción de la Virgen María.
SAN OSCAR ARNULFO
Creció en el seno de una familia humilde. Desde pequeño
ROMERO era conocido por su amor a las cosas sencillas y las comuni-
caciones.
En una ocasión, cuando era todavía un niño, asistió a una
ordenación sacerdotal que le dejó impactado, y generó en él
un deseo profundo de convertirse en sacerdote.
Ese deseo se haría realidad años más tarde, tras estudiar en-
tre 1931 y 1937 en el Seminario Menor de San Miguel de
los padres Claretianos y en el Seminario San José de la
Montaña con los jesuitas.
En 1939, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, fue
enviado a Roma para completar su formación en Teología
en la Pontificia Universidad Gregoriana. Fue ordenado sa-
cerdote el 4 de abril de 1942 y en agosto de 1943 regresó a
El Salvador, donde lo nombraron párroco en Anamorós, en
el este del país.
Fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El
Salvador y luego en el Secretariado Episcopal de América
"Ego sum pastor bonus. Bonus pastor Central. El 25 de abril de 1970 fue nombrado Obispo Auxi-
liar de San Salvador.
animam suam dat pro ovibus suis. ”
En esta sede empezó a acercarse a la difícil situación políti-
Jn, X, 11 ca del país, donde gobernaba el Ejército.
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Mons. Óscar Arnulfo Romero fue nombrado Arzobispo de

San Salvador por el Papa San Pablo VI el 8 de febrero de Sin embargo, el 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un
1977. Desde ese momento inició su defensa de los derechos francotirador, destrozándole el corazón con una bala expan-
humanos en medio de una naciente guerra civil entre la gue- siva, que le arrebató la vida instantáneamente; quedando su
rrilla de izquierda y el gobierno de extrema derecha. cuerpo frente al altar donde celebraba Misa. San Romero, al
momento de su muerte, estaba en la presentación de los do-
La persecución, que incluían expulsiones y asesinatos con-
nes, ofreció a Dios junto al pan y vino que se convertirían
tra sacerdotes y laicos, le llevó a enfrentarse abiertamente
en Cuerpo y Sangre de Cristo, el holocausto final de su mi-
con la dictadura, a la que responsabilizó de las muertes. Con
nisterio sacerdotal, la ofrenda de su vida “su propia sangre”.
sus acciones obtuvo un importante prestigio a nivel interna-
cional. El 3 de febrero de 2015 el Papa Francisco reconoció su mar-
tirio y fue beatificado el 25 de mayo de ese mismo año por
En sus homilías en la catedral y en sus frecuentes visitas a
el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación
las poblaciones, Mons. Romero no se cansó de denunciar y
para las Causas de los Santos, en San Salvador.
condenar repetidamente los violentos ataques contra la Igle-
sia y los salvadoreños. Finalmente el 14 de octubre de 2018, en la Plaza de San Pe-
dro, en el Vaticano, Papa Francisco lo declaró santo junto
Esto hizo que fuera blanco de una agobiante campaña en su
con la canonización de otros seis beatos, entre los que desta-
contra por parte de los sectores poderosos del país, del go-
có su gran amigo, San Pablo VI, quien tanto le apoyó y ani-
bierno y de las organizaciones político-militares de izquier-
mó en aquellos duros años del conflicto en el Salvador.
da. En los diarios recibió calumnias, insultos y amenazas de
todo tipo. Varios de sus amigos sacerdotes fueron asesina-
dos durante ese tiempo.
Incluso obispos y sacerdotes buscaron manchar su nombre,
calumniándolo ante las autoridades de Roma. A pesar de
ello, Mons. Romero recibió el apoyo del Papa San Pablo VI.
Posteriormente también el Papa San Juan Pablo II respaldó
su posición y le animó a continuar por la senda de la justicia
y la pacificación de El Salvador.
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Por la señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos,
líbranos Señor + Dios nuestro. En el nombre del Padre +, y
del Hijo +, y del Espíritu Santo +. Amén.
PREPARACIÓN
V/ Abre, Señor, mis labios,
R/ y te bendeciré con elogios sabios.
V/ Limpia mi corazón de los afectos,
R/ con que el mundo le arrastra a sus proyectos:
V/ Destierra las tinieblas de mi mente
R/ y no dejaré de alabarte permanentemente.
Gloria sea dada al Padre, Gloria al eterno Hijo, Gloria al
Divino Espíritu Santo por infinitos siglos. Amen.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Señor mío Jesucristo, verdadero y eterno Dios, A quien con
mis muchas culpas he ofendido; ahora Señor, desde ahora
para la hora de mi muerte digo: que me pesa de todo cora-
zón el haber ofendido a tan inmensa Majestad y tan digna
de ser amada sobre todas las cosas. Propongo, Señor, auxi-
liado con tu divina Gracia, nunca más ofenderte, morir antes
que pecar, y esperar de tu Bondad y Misericordia infinita
que me haz de perdonar todos mis pecados. Dame, Señor,
tiempo y gracia para hacer una buena confesión, enmendar
mi vida y conseguir, por la intercesión de tu Obispo Mártir
San Oscar Arnulfo Romero, una feliz y dichosa muerte.
Amén.
¡Señor Jesucristo, ten misericordia de mí!
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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
O
h Dios mío! Vos que desde lo más elevado de
los cielos miras y escudriñas el corazón hu-
mano, te ruego prepares el mío, para que con
atención y fervor haga todo momento de ora-
ción. Impetro de vos tu misericordia y el perdón de todos
mis pecados, por la poderosa intercesión del bendito Mártir
san Oscar Arnulfo Romero, permíteme vencer las obras de
la carne y triunfar sobre el mal de este mundo. Escucha Se-
ñor, las súplicas que te presento por intercesión de tu siervo
y atiéndelas conforme a tu bondad. Te pedimos, Oh Trini-
dad Santísima, que el triunfo de tu mártir nos llene de ale-
gría, nos fortalezca en la fe y su poderosa intercesión nos
consuele, por su protección, defiéndenos de las seducciones
de nuestras pasiones que nos llevan a las injusticias y danos
tu paz.
Y a vos, Poderoso Santo, Arzobispo Mártir, San Romero
Bendito, por la grande dicha que tuviste proclamar a Cristo
y derramar tu sangre en la búsqueda de los derechos de los
más pobres y de la Iglesia Santa de Dios, te suplico interce-
das por mí, para que alcance de Nuestro Señor aquello que
con fe te confío, así como la remisión de todas mis culpas.
Permíteme imitar las admirables virtudes que en vos res-
plandecieron con tanta claridad, perseverando en ellas hasta
el fin de mi vida, para luego entrar en la compañía bendita
del blanco ejército de los mártires y santos, y alabar eterna-
mente a Dios Trino y Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros con Ave María y Gloria.
 SALUTACIÓN Página 7
D
ios te salve, Sacerdote de Cristo, Invicto Mártir
de la justicia y la paz, voz del pueblo que sufre,
Arzobispo valiente, Confesor de la fe, San Os-
car Arnulfo Romero: que por tu temple fuerte y
prodigiosa fortaleza, mereciste ser Padre y Pastor de un pue-
blo que sufre; Ven a librarnos de la corrupción y la injusti-
cia, el odio y la marginación en la sociedad, el egocéntrico
individualismo y bendícenos con el don de la paz. Guíanos
con tu ejemplo a construir el Reino de Dios en en el mundo,
para luego alabar eternamente, en tu compañía, al Padre, al
Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
Glorioso Mártir, Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, a Vos
acudimos, llenos de confianza en tu intercesión. Nos senti-
mos atraídos hacia a vos con una especial devoción y sabe-
mos que nuestras suplicas serán más agradables a Dios
nuestro Señor, si vos, que tan amado eres de Él, se las pre-
sentas. Tu caridad, reflejo admirable de la de Dios, te incli-
na a socorrer toda miseria, a consolar toda pena y a compla-
cer todo deseo y necesidad, si ello ha de ser provechoso pa-
ra nuestra alma. Mira, pues, nuestras miserias y penas, nues-
tros trabajos y necesidades, nuestros buenos deseos, y ayú-
danos a que aseguremos cada día más nuestra eterna salva-
ción con la práctica de las buenas obras y la imitación de tus
virtudes. Y, en particular, te pedimos que nos alcancen de
Dios la gracia especial que, por esta devota novena, espera-
mos confiadamente conseguir. Así sea.
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LETANÍAS PARA TODOS LOS DÍAS
• Jesucristo, óyenos.
• Jesucristo, escúchanos.
• Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
• Jesucristo, ten piedad de nosotros
• Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
• Santa María, Reina de los Mártires,
• San José, Protector de la Iglesia,
• San Romero, Modelo de Fe encarnada
• San Romero, fiel hasta la muerte,
Ruega por nosotros
• San Romero, Sacerdote de Cristo
• San Romero, Mártir de la justicia y la paz
• San Romero, Arzobispo del pueblo
• San Romero, que recibiste del Señor la Coro-
na de Justicia,
• San Romero, auxilio de los pobres,
• San Romero, Abogado de los que sufren,
• San Romero, auxilio de los marginados,
• San Romero, voz de los que no tienen voz,
• San Romero, Padre y Pastor,
• San Romero, salud de los enfermos,
• San Romero, consolador de los afligidos,
• San Romero, infatigable siervo del Reino
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• Valiente Testigo de Cristo, que la Gloria haz
alcanzado
• Glorioso Mártir, de los hombres eres abogado.
• Hombre casto, de temple fuerte y virtud probada
• Ejemplo de templanza, castidad y fortaleza.
• Valiente Confesor de la fe, Sacerdote del Señor.
• Romero Bendito, que defiendes en los peligros
V/ Ruega por nosotros Bienaventurado San Oscar
Arnulfo Romero, Arzobispo y Mártir
R/ Para que seamos libres de todo aquello que esclaviza al
Hombre.
D
ios te salve Varón fuerte, de constancia y recti-
tud; compañero y protector, de quien te implora
con fervor. Espejo de virtud. Dios te salve
Obispo mártir, Pastor valiente; que en medio de
las amenazas, con valor te mantuviste. Dios te salve Rome-
ro Bendito, abogado y fiel amigo. Del maligno enemigo,
líbranos propicio. Y pues eres abogado, de todos tus devo-
tos, atiende Mártir sagrado a nuestros rendidos votos. Líbra-
nos en esta vida ¡Oh prodigioso y casto varón! De la injusti-
cia y la corrupción, del odio y la maldad. Motívanos a se-
guir, construyendo el Reino aquí, y a nunca desistir, de
anunciar a Cristo, hasta el fin. Amén.
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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
O
h Dios, fuerza de tus mártires y corona de tus
santos! Que fortaleciste al Glorioso Mártir San
Oscar Arnulfo Romero para vencer las obras de
la carne y triunfar en el derramamiento de su
sangre, concédenos constancia en la virtud, gracia en la ten-
tación y auxilio en la tribulación. Vos que le diste a San
Romero la gracia de confesar a Cristo con su sangre, concé-
denos confesarle y amarle con nuestras obras, a fin de que
todas ellas te den gloria. Líbranos del pecado, socórrenos
para llevar una vida santa e impetrar de vos tu clemencia.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
GOZOS
Fiel Obispo del Señor
De laureles coronado:
Romero, Mártir sagrado
Danos tu ayuda y favor.
Acudimos con confianza
¡san Romero bendito!
para volver a Dios sin tardanza,
y amar a Jesucristo.
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Alcánzanos de tu sangre derramada Tú que ya gozas entre honras

la corona de la eterna gloria
firmeza de fe y esperanza
haz que la verdad y la justicia
Para frenar injusticia malvada
logren pronto la victoria.
Y lograr paz y confianza.
Pureza y santidad al dar la vida
Alzaste tu voz contra el vil tirano. Viste la muerte con valentía,
Por encima del mal inhumano Confiabas en Aquel que un día
que hundía en terror desordenado, Vida eterna prometía.
Al pueblo guiaste cual hermano
San Romero, mártir fuerte
Confesaste a Cristo ante la gente
No invitar a la conversión
Hombre justo de virtud viviente
del demonio, peligrosa tentación
Al pueblo defendiste siempre.
“hoy, es tiempo de reconciliación”
Llamaste siempre al perdón. Hoy la Iglesia manda
Y alegremente canta
Libre y consciente, del peligro acechante Esta victoria santa
En este mundo, a Cristo anunciaste De tu entrega tanta.
nada vence al fiel creyente
Fiel Obispo del Señor
esperando una vida más fuerte.
De laureles coronado:
Romero, Mártir sagrado
Danos tu ayuda y favor.
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DÍA PRIMERO DÍA SEGUNDO

Compromiso Bautismal La Iglesia trabaja por la paz

Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.

S
an Romero dijo: “El verdadero cristiano no puede

S
prescindir de estas realidades, a no ser que quiera
an Romero dijo: “La Iglesia no está de acuerdo
profesar un cristianismo aéreo, sin realidades en la
con la violencia de ninguna forma, ni la que brota
tierra, un cristianismo sin compromisos, espiritua-
como fruto de la represión ni la que reprime en
lista. Y así es muy fácil ser cristiano, desencarnado, desen-
formas tan bárbaras. Simplemente llama a enten-
tendido de las realidades que viven. Pero vivir ese Evange-
derse, a dialogar, a la justicia, al amor”. (Homilía 19 de
lio, que por orden del Padre eterno tenemos que escuchar de
marzo de 1978.)
Cristo … vivirlo en el marco real de nuestra existencia, eso
es lo difícil, eso es lo que crea conflictos, pero es lo que ha- Oh Señor, que siempre escuchas los suplicas de tus santos,
ce auténtica la predicación del Evangelio y la vida de cada nos dirigimos hoy a Vos, por medio del Glorioso Mártir
cristiano”. (Homilía 19 de febrero de 1978.) Oscar Arnulfo Romero para pedirte con fe y confianza por
todas las necesidades de Nuestra Madre la Iglesia Católica,
a fin de que se afiance cada vez más en ella el cumplimiento
Por aquella generosidad con que tu obispo Oscar Romero de tu voluntad. También Señor te pedimos por los enfermos
respondía al llamamiento divino, viendo siempre y en todo y la conversión de cuantos invocaren con fe, el nombre de
con fe viva la voluntad de Dios, te pido encarecidamente tu glorioso mártir Oscar Romero.
que además de la gracia particular de esta Novena, me con-
cedas el ser siempre fiel a tus deseos con una prontitud y
generosidad semejante a la suya, a fin de que la fe recibida Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
en el Bautismo crezca y se desarrolle sin cesar en mi alma.
Así sea.

Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.

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DÍA TERCERO
La cruz del pueblo
Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.
S S
an Romero dijo: “Sentimos en el Cristo de la se-
mana santa, con su cruz a cuestas, que es el pueblo
que va cargando también su cruz. Sentimos en el
Cristo de los brazos abiertos y crucificados, al pue-
blo crucificado; pero que desde Cristo, un pueblo que cruci-
ficado y humillado, encuentra su esperanza”. (Homilía 19
de marzo de 1978.)
Por aquella esperanza inquebrantable que sostuvo a tu obis-
po mártir San Oscar Romero durante toda su vida, confian-
do ciegamente en tu providencia paternal y abrazando con
amor y paciencia la Cruz de Cristo, te suplico humildemente
que además de la gracia particular de esta novena, me con-
cedas no desfallecer jamás en las adversidades de la vida,
sino antes bien, animado con la esperanza del Cielo, vivir
siempre confiado en tu amor misericordioso. Ayúdame Se-
ñor, a no huir de la cruz, sino a aceptarla siempre con amor,
tratando de aliviar la cruz de los demás, especialmente la
del pueblo que mas sufre; pobres, enfermos y pecadores.
Así sea.
Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
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DÍA CUARTO
Caridad que conduce a la paz
Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.
an Romero dijo: “Esta es la gran enfermedad del
mundo de hoy: no saber amar. Todo es egoísmo,
todo es explotación del hombre por el hombre. To-
do es crueldad, tortura. Todo es represión, violen-
cia. Se queman las casas del hermano, se aprisiona al her-
mano y se le tortura. ¡Se hacen tantas groserías de hermanos
contra hermanos! Jesús, ¡cómo sufrirás esta noche al ver el
ambiente de nuestra patria de tantos crímenes y tantas cruel-
dades! Me parece mirar a Cristo entristecido desde la mesa
de su Pascua mirando a El Salvador y diciendo: y yo les ha-
bía dicho que se amaran como yo los amo”. (Homilía 23 de
marzo de 1978.)
Por aquella caridad abrasadora que sintió tu obispo mártir
Oscar Romero hacia los pobres necesitados, te ruego me
concedas la gracia particular de esta novena, de que mi co-
razón se inflame más y más cada día en aquel amor divino
en que Vos te abrasas y en el que tanto anhelas ver inflama-
dos a todos los hombres. Así sea.
Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
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DÍA QUINTO
Servicio que otorga la victoria
Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.
S S
an Romero dijo: “Las victorias que se amasan con
sangre son odiosas. Las victorias que se logran a
fuerza bruta, son animales. La victoria que triunfa
es la de la fe. La victoria de Cristo, que no vino a
ser servido sino a servir”. (Homilía 25 de marzo de 1978.)
Por aquella ardiente caridad pastoral que devoró el alma de
tu obispo mártir San Oscar Romero en pro del bien espiri-
tual y temporal de su amada grey, llegando hasta el extremo
de dar su vida por ellos, triunfando así sobre el odio y la
opresión, te ruego humildemente que además de la gracia
particular de esta novena, me concedas que me ocupe más
de mi vida espiritual y formación humana, a fin de saber ser
competente en la gran labor apostólica de la salvación de los
demás. Así sea.
Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
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DÍA SEXTO
Verdadera liberación, auténtica salvación
Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.
an Romero dijo: “La Iglesia no puede ser sorda ni
muda ante el clamor de millones de hombres que
gritan liberación, oprimidos de mil esclavitudes.
Pero les dice cuál es la verdadera libertad que debe
buscarse: la que Cristo ya inauguró en esta tierra al resucitar
y romper las cadenas del pecado, de la muerte y del in-
fierno”. (Homilía 26 de marzo de 1978.)
Por aquel amor al trabajo que caracterizó a tu obispo mártir
San Oscar Romero en todas sus ocupaciones, por ordinarias
y agobiadoras que fuesen, te suplico humildemente Señor,
que además de la gracia particular de esta novena, me otor-
gues un gran espíritu de fe, para ver en el aprovechamiento
del tiempo presente el medio más eficaz de procurar la glo-
ria de Dios, la salvación de los otros y mi propia santifica-
ción. Así sea.
Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
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DÍA SÉPTIMO
Fe que compromete
Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.
S
an Romero dijo: “El compromiso cristiano es muy
serio. Y, sobre todo, nuestro compromiso sacerdo-
tal y episcopal nos obliga a salir al encuentro del
pobre herido en el camino”. (Homilía 2 de abril de
1978.)
Por aquella constancia y fortaleza admirable con que tu
obispo mártir San Oscar Romero sobrellevó, primero en los
demás y luego en su propio cuerpo, el horrible desprecio de
los suyos, unido esto al dolor de la soledad e impotencia
para remediar tanto mal como le rodeaba, te ruego humilde-
mente que además de la gracia particular de esta novena, me
concedas que acepte siempre con la vista puesta en Vos,
Dios mío, todas las penas y contrariedades de la vida. Así
sea.
Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
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DÍA OCTAVO
Opción por los pobres y sufrientes
Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.
S
an Romero dijo: “Hay que superar la indiferencia
entre muchos que se colocan como meros especta-
dores ante la terrible situación, sobre todo en el
campo. Hay que combatir el egoísmo que se es-
conde en quienes no quieren ceder de lo suyo para que al-
cance a los demás. Hay que volver a encontrar la profunda
verdad evangélica de que debemos servir a las mayorías po-
bres”. (Homilía 2 de abril de 1978.)
Por aquella devoción tan piadosa que tu obispo mártir San
Oscar Romero profesó siempre a la Santísima Virgen, te
suplico ardientemente que además de la gracia particular de
esta novena, me concedas una ardiente caridad para servir y
atenderte en todos mis hermanos, especialmente a los más
pobres y marginados; y concédeme la gracia de portarme,
siempre y en todo, como hijo amante tuyo, a fin de merecer
un día la dicha de ser presentado por María ante Vos, para
gozar por siempre en el Cielo de tu compañía. Así sea.
Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
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DÍA NOVENO—SACRIFICIO
Oración preparatoria, Acto de contrición, Oración inicial y
Salutación.
O
h Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia y su
crecimiento en el mundo. Imploramos por la
sangre de tu Arzobispo Mártir San Oscar Arnul-
fo Romero, sabiendo que la sangre de tus márti-
res es semilla de nuevos cristianos, la gracia de una nueva
primavera de almas fieles y santas en todo el mundo, que tu
Iglesia se renueve y se fortalezca. Concédele el amor y la
luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los sacerdo-
tes, para que los corazones endurecidos se ablanden y vuel-
van a Vos, Señor.
San Romero dijo: “Servir es sacrificarse”. (Homilía 2 de
abril de 1978.)
Por aquel acendrado amor que tu obispo mártir San Oscar
Romero profesó a la Divina Eucaristía, ya como Manjar de
su alma en sus Misas y Comuniones, ya como solaz de su
espíritu en sus fervorosas adoraciones ante el Sagrado Ta-
bernáculo, te pido encarecidamente que además de la gracia
particular de esta novena, hagas que crezca en mi más y más
la devoción al Santísimo Sacramento, y cada día prepare
mejor mi corazón para recibirlo con el máximo fruto.
San Romero, valiente defensor de la Iglesia de Cristo, ruega
por nosotros que recurrimos a Vos.
Hacer la petición. Letanías, Oración final y Gozos.
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ACTO DE FE
Creo fiel y verdaderamente en el Misterio de la Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distin-
tas y un solo Dios verdadero. Dios mío, creo en Vos, porque
eres la verdad misma; también creo firmemente todo lo que
cree y enseña la Iglesia Católica, porque Vos lo has revela-
do y no puedes engañarte ni engañarnos. Creo en DIOS en
quien confío firmísimamente conseguir perfección del dolor
que tengo de haber ofendido a su majestad Santísima, inter-
cediendo los méritos de mi Señor Jesucristo, los de su Santí-
sima Madre y los de mi glorioso abogado San Oscar Arnul-
fo Romero; suplicando al Señor conserve en mí siempre es-
ta fe viva, me dé el perdón de mis culpas, el remedio de mis
necesidades, y lo que pido en esta Novena, siendo para hon-
ra suya y bien de mi alma; si no, viva obediente en su santa
voluntad, como cosa que más me conviene. Amen.
ACTO DE ESPERANZA
Dios mío, espero que, por los méritos de Nuestro Señor Je-
sucristo, me concederás tu gracia en este mundo; y si obser-
vo los mandamientos, la vida eterna en el otro, porque eres
infinitamente bueno, infinita mente poderoso y fiel a tus
promesas. Permíteme tener como primordial el cielo que me
tienes prometido, para que como San Oscar Arnulfo Rome-
ro, vea la muerte corporal como un paso para estar contigo
eternamente.
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ACTO DE CARIDAD
Dios mío, te amo con todo mi corazón y sobre todas las co-
sas, porque eres infinitamente bueno y amable; amo tam-
bién a mi prójimo como a mí mismo, por tu amor. Permíte-
me amarte cada día más y por amor, dar la vida por Vos,
como la dio San Oscar Arnulfo Romero, para que ardiendo
en tu amor, pueda dar testimonio con mi propia vida de que
tú existes.
OREMOS
Señor Dios, que otorgaste la palma del martirio, a San Oscar
Arnulfo Romero, al profesar y defender con su sangre la fe
en Cristo Señor. Concédenos por su intercesión alcanzar la
gracia de ser como él: fuertes en la fe, seguros en la espe-
ranza, constantes en la caridad, puros de corazón, castos en
el amor, valientes en la dificultad, fuertes en la tentación.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dios Padre de todos los hombres, que nos diste en tu Obis-
po Mártir San Oscar Romero, a un Pastor fiel y celoso, fer-
viente amante de tu Iglesia y fiel defensor de los pobres y de
los más necesitados, concédenos te pedimos, que nosotros
sepamos vivir acorde al Evangelio. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amen.
OREMOS
P
adre Misericordioso,
danos la abundancia de tu misericordia,
y concédenos por los méritos e intercesión
del Mártir San Oscar Arnulfo Romero
que movidos por tu gracia,
te sirvamos con un corazón limpio de todo pecado
purificado de todo afecto terreno y de toda culpa,
y lleguemos así, al gozo eterno con los santos.
Te proclamamos admirable, Padre,
te ofrecemos nuestra vida
y al recordar a este admirable Mártir de Cristo
te imploramos que así como sus méritos
fueron de tu agrado, aceptes nuestras oraciones,
penitencias y obras; para que adheridos a Jesucristo,
no nos apartemos del camino de tus mandamientos.
Te pedimos, Padre, que la Sangre de tu Hijo
limpie nuestra conciencia de toda culpa +
y nos veamos perdonados de nuestros pecados
liberados de la esclavitud de nuestras pasiones
redimidos, e irreprensibles en el amor.
Que el supremo testimonio
de este Invicto Mártir de nuestro tiempo, San Romero
nos anime y nos instruya
para esperar en tu paz y santamente la venida de tu Hijo
y llegar así a la Gloria del Cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.