Ricardo Rodulfo, perseverantecrítico del dogmatismo y rigidez de ciertos
psicoanálisis, expone (Rodulfo, R., 2006) que Freud desarrolló una disciplina provista de un pensamiento intersticial, periférico, alejada de ser una especialidad técnica con fronteras bien aseguradas. Aboga por que el psicoanálisis, en su práctica y la teoría que ella funda, retorne al medio que le sería propio que, señala, se sitúa entre lo psíquico y lo orgánico, entre lo individual y lo social convencionales. Al mismo tiempo que propicia la deconstrucción del psicoanálisis tradicional propone, concordando con Winnicott, una clínica que privilegie el desarrollo de la capacidad historizante, de la creatividad y de la autonomía del paciente.
Rodulfo señala que él, cuando el devenir de su práctica lo empuja
necesariamentea repensar el psicoanálisis, en los tempranos 70 del siglo XX, tuvo la fortuna de toparse con el pensamiento de Derrida. quien llevaba ya algo más de una década desarrollando su filosofía deconstruccionista.
Según el Diccionario Stanford de Filosofía, simplemente, la deconstrucción
sería una crítica del platonismo, definido por su creencia de que lo existente se estructura en términos de oposiciones (sustancias separadas o formas) y que las oposiciones son jerárquicas, con un lado de la oposición es más valiosa que la otra. La deconstrucción ataca esta creencia mediante la inversión de las jerarquías platónicas: las jerarquías entre lo visible y lo invisible o inteligible o sensible; entre esencia y apariencia; entre el alma y el cuerpo; entre la voz y la escritura; finalmente entre el bien y el mal.Las oposiciones binarias, ejes referenciales tanto al psicoanálisis freudiano, como al de casi todos los otros clásicos, exceptuando a Winnicott, son subvertidos por la filosofía de Derrida.
Desde los años 80 del siglo XX Rodulfotrabajaba como profesor de la
Facultad de Psicologíade la Universidad de Buenos Aires, problemáticas tales como el autismo, la depresión en la niñez, los trastornos en laestructuración de la imagen inconsciente del cuerpo, (que luego devendrían designados comonarcisistas no psicóticos), el retraso mental, la discapacidad, proponiendo una manera innovadora tanto en la enseñanza como en una perspectiva del psicoanálisis desmarcado de mitos. Fruto de este trabajo con sus estudiantes, aparece “Pagar de más” (1986), libro colectivo que conserva la impronta de Rodulfo, y permite comprender la originalidad y el valor de su trabajo.Esto se manifiesta en una posición como analista de niños en la que se privilegia el juego como posibilidad de producción de ligazón, de inicios de simbolización y donde no se procede con sujeción a estándares teóricos. Por ejemplo, Rodulfo menciona lo lamentable de la asimilación demasiado simple de significante a palabra. Esto implicaría instalar todo el campo de la palabra bajo el imperativo superyoico.Sin embargo la ´palabra tiene connotaciones significantes y no significantes, poéticos, musicales, rítmicos, humorísticos, por onomatopeyalas palabras pueden denotar texturas, sabores, evocar experiencias como en “arroyuelo” que evoca el rumor del agua corriendo, maullido. Algunos niños utilizan ciertas palabras para tranquilizarse,otros simplemente porque les gusta como suenan, etc. Aparece entonces aquí una connotación del orden de lo sensorial, de advertir en el niño las trazas, a través de sus preferencias, de su alegría, de su potencialidad para jugar, para disfrutar de sus capacidades perceptivas, motrices, creativas, etc. En“El psicoanálisis de nuevo” (Rodulfo, 2005), plantea que al adoptar esta perspectiva, se deja de inmediato de confiar en el orden binario y en la lógica fálica que lo sostiene, y que para él esto de inmediato incidió en su trabajo clínico, en la forma de trabajar sus interpretaciones, construcciones, en el derrocamiento dela idea misma de la “hipótesis diagnóstica”. Explica que Derrida es por excelencia un pensador de la singularidad, desviado de la tradición filosófica de lo universal, a la base del pensamiento psicoanalítico clásico, pero que al mismo tiempo su escritura hace un juego entre el proceso primario y el proceso secundario tal como fueron entendidos por Freud. De cara entonces frente a las predefiniciones teóricas de lo es un niño o “lo que debería ser un niño”, Rodulfo va a proponer un trabajo más fresco, más en contacto con la observación de la experiencia infantil. Por ejemplo: la tendencia a la inercia, a la cancelación de la excitación, base de conceptualización de la Pulsión de muerteen la teoría freudiana, es desmentida por la búsqueda infantil de la estimulación externa y aún más por los intentos de producirla para sí. Aquel niño, teorizado como efecto del deseo parental, presenta “propuestas”, introduce desafíos en los dispositivos familiares que dejan en evidencia que el funcionamiento imaginario del grupo no produce el niño síntoma, sino que hay un inter - juego dinámico entre niño y ambiente que desemboca en lo que vemos en la primera consulta. En el capítulo tres realiza una advertencia ética al mismo tiempo que desarrolla la deconstrucción de lo perverso. Al analizar la relación que los analistas tenemos con nuestro vocabulario plantea que de “estructura perversa” se pasa a hablar de “sujetos perversos” y, “en un golpe de estado metonímico” se termina hablando de “el perverso”. Advierte sobre el peso semántico del vocablo perversión, sobre su origen en la moral, sobre el presupuesto teórico de una normalidad o legalidad o naturaleza que el “perverso” “pervertiría”. Sobre el transvestismo, que aparece como una unidad semántica sobre todos para el pensamiento lacaniano, puede ponerse bastante en duda su relación intrínseca con el fetichismo, simplemente recordar en las fiestas de disfraces, los carnavales, las historias de juegos de máscaras, nos permite pensar que se trata de algo muy pasible de encontrar en el repertorio de conductas neuróticas socialmente aceptadas, con un giro estético y lúdico. También realiza la deconstrucción del par sado-masoquismo. Dice que frecuentemente padres y maestros traen la queja sobre niño que constantemente emprende acciones que suscitan tensiones agresivas y desequilibran la situación familiar o escolar, y que reciben la respuesta “analítica” de la hipótesis de la “necesidad de castigo”, detrás de la cual estaría subyacente “la culpa”. Con Winnicott reconocerá aquí más bien la dificultad para “ser”“por cuenta propia”, en vez de “reaccionar”. El obtener o proporcionar castigo podría ser más bien considerado no como un fin en si mismo, sino que como un medio de obtener cierta consistencia que mime la subjetividad propia, allí donde no se ha constituido un espacio apropiada para que esta se integre. En un capítulo pleno de originalidad: “El segundo deambulador”, Rodulfo, op.cit pg.159 contrasta el periodo de ingreso a la adolescencia con la época delos “toddler”, período desde que el niño comienza a caminar por sí mismo hasta los tres años. En USA se suele usar las expresión “the terrible two”, para designar la etapa en que las madres se ven confrontadas por la criatura que alternativa y circularmente se arriesga tanto a “ir más allá” , a caer, a tropezar , cómo “teme”, “se retrae”, “se inhibe”. Caracterizados por su oposicionismo, los pequeños deambuladores agotan a sus madres. Rodulfo señala que el niño busca traspasar el límite y así realiza un trabajo de “creación de límites”. Le pareceempobrecedor circunscribir a las características de la analidad esta etapa, rica de exploración y creación del mundo Ahora bien la hipótesis de Rodulfo es que la adolescencia podría considerarse metafóricamente, una segunda etapa deambulatoria, con sus características de exploración osada y de temor al riesgo, de problemáticas de valentía y cobardía, de impasses de detención del movimientoy sintomatización. De la misma manera se reinaugura la zozobra parental, ya no pendiente de tropiezos y accidentes caseros sino de los fantasmas del sida, de la droga, de los avatares del rendimiento académico, de la identidad sexual. Rodulfo se refiere a la búsqueda de ceremonias, de rituales, los que otorguen sentido o a los que se les pueda otorgar sentido y a la búsqueda de límites y establece comparaciones con lo que sucedía en las culturas que habían construido ritos de pasaje definidos para los adolescentes, mientras que ahora ellos están librados asu propia suerte. También menciona esa especie de vuelta de tuerca de un segundo “estadio del espejo”, donde el adolescente, al revés del niño que se identifica por, con y para el prójimo, ve en el espejo un extraño lo que le suscita desacomodo, incertidumbre, vacilación en la auto estima. Siendo este “extraño” difícil de soportar el adolescente buscará al grupo de pares para “soportarse”mejorLa confianza hacia los adultos se ha diluido y a veces transformado en lo contrario. En este período el adolescente se topa con un descubrimiento angustioso, los adultos a quienes tanto quiso imitar y a quienes tanto envidió el que “ya habían llegado a grandes”, se revelan débiles, insuficientes, con malas relaciones de pareja, problemas laborales y el mundo construido por ellos rebosa de problemas, crisis, corrupción, etc. . A la caída ideal de los adultos sucede un estado de desesperanza de lo que significaría ser grande para sí mismo. Todo esto conlleva, dice Rodulfo la pérdida de “algo de sí”: una desidentificación parcial del padre en detrimento del acatamiento al orden paterno, y consecuentemente cierta depresión, más que desilusión, una vivencia de fraude, de estafa. Muchas veces lo que sigue a esto es un rechazo generalizado a desear, el “no estoy ni ahí” pronunciado con desgano, una tendencia a la exoactuación pasiva: no estudiar, dormir muchísimo , ausentismo escolar, marihuana, en suma un “paren el mundo, que me quiero bajar”. Las respuestas elaborativas en la adolescencia pasan, señala Rodulfo, por el deseo de irse, del viaje, del cambio de ambiente. Cuando falta la disposición subjetiva a cambiar la territorialidad,a la búsqueda de lo exótico, por oposición a lo íntimo y familiar, nos encontramos con la inhibición , la depresión disfrazada de obediencia o abulia y el trabajo del analista más bien sería ayudar a que se diluyan los nudos fóbicos y guardar una saludable distancia con los ideales abusivos de normalización. Siguiendo a Jessica Benjamín propone la deconstrucción del Complejo de Edipo. Con esta perspectiva el Edipo aparece como un peso sobre el psicoanálisis, un dispositivo mítico que condiciona cómo pensar las cuestiones de género y que obliga a que el psicoanálisis, inconscientemente, negocie con el aparataje ideológico dominante. Para Rodulfo, dicho claramente esto significa que el principio de inercia tan caro a Freud se entronca firmemente con la imago mítica de la mujer como madre y la madre como la muerte. También critica Rodulfo que el niño, para Freud, no dispondría de elementos propios que lo animen a desear separarse de su madre: solo lo haría debido a “las amenazas externas. El estatuto del juego. En este camino deconstructivo Rodulfo vuelve constantemente a Winnicott. Señala que considera a Winnicott no como un analista de niños, sino un psicoanalista que usó su gran experiencia con niños para repensar y reedificar el psicoanálisis. Siguiendo esta vía palantea que el trabajode la clínica con niños implica poner de momento de lado todas las premisas psicoanalíticas que no deriven directamente de la concreta experiencia de trabajo junto al niño- Resalta que esto lleva al analista a confrontarse con “el juego”. Realiza un analisis deconstructivo del ”Fort – Da” de “Más allá del principio del placer”.. donde la premisa principal freudiana es que el arrojar y recuperar cosas, juego en que el niño muestra disfrutar, sería en parte una tentativa de dominar el sufrimiento pasivamente experimentado ocasionada por la partida de la madre. Rodulfo señala que este desarrollo se badsa en la creencia de Freud de que “es imposible” que la partida de la madre pueda resultar placentera para el niño, que Freud no puede concebir un niño que desee ir y venir y no sumergirse simplemente en el seno de la madre. Por tanto, deduce Rodulfo, el juego recibe un estatuto de reactivo. Freud no se preocupa ante la evidencia de que los niños gozan arrojando cosas, y aún, al principio éste suele ser un juego hecho en presencia de la madre e incluyéndola. Hay ciertas proposiciones sobre el jugar que Rodulfo plantea basándose en su experiencia en el trabajo con niños y en los datos de la disciplina de observación de bebés y que me parece importante destacar.
1. El hecho de jugar aparece en coincidencia con la eclosión de la actividad
subjetiva misma. Esto se opone a la idea de Freud que el juego tiene una significación (la reación a la ausencia de la madre). 2. Si bien más tarde el juego pude estar involucrados en estrategias defensivas, esto es una destinación segunda del juego. 3. El juego no está conectado originariamente con la angustia, no es una manera de tramitarla, sino que se conecta con la pura y simple alegría, como se puede percibir en el bebé que trata de agarrar objetos, golpearlos, chuparlos, que emite sonidos como gorjeos, etcétera. 4. Tampoco busca el juego la restitución de un estado anterior, más bien se lega intrínsecamente a la producción de diferencias que se buscan a través de la repetición. Esto contradice nuevamente el principio de inercia , que consistiría en buscar y producir la estimulaciónfreudiano 5. Antes que la significación del juego lo importante es la función principal de jugar, consistente en buscar y producir la estimulación. Esto es importante en las sesiones, se trata de no obligar al niño a recibir estímulos, sino de ayudarle a fabricarlos. 6. El juguete resulta de la actividad en sí misma del juego y por lo tanto una soldado de madera puede ser un martillo, un niño, una figura para ser derribada en el juego de boliche, etc. La significación apartir de la figura del soldado se revela entonces insuficiente o innecesaria. 7. En la vida y en las sesiones el jugar es una praxis capital a través de la cual el niño va haciendo, logrando y transformando sus adquisiciones. Por ejemplo, las vocalizaciones del niño en su primer año de vida son un prolongado juego sonoro que constituye la via principal para la adquisición del lenguaje.
Lawlor, Leonard, "Jacques Derrida", The Stanford Encyclopedia of
Philosophy (Winter 2016 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <https://plato.stanford.edu/archives/win2016/entries/derrida/>. Rodulfo, R.
Análisis Desde La Perspectiva Psicoanalítica de La Dialéctica de La Agresividad en Los Niños Que Son Llevados A La Consulta Externa de Psicología de La