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Marta Josefa Bello H.

Psicoanalista ICHPA
Taller de Supervisión teórico práctico 2017
Sesión 3 Ricardo Rodulfo

Ricardo Rodulfo, perseverantecrítico del dogmatismo y rigidez de ciertos


psicoanálisis, expone (Rodulfo, R., 2006) que Freud desarrolló una disciplina
provista de un pensamiento intersticial, periférico, alejada de ser una
especialidad técnica con fronteras bien aseguradas. Aboga por que el
psicoanálisis, en su práctica y la teoría que ella funda, retorne al medio que
le sería propio que, señala, se sitúa entre lo psíquico y lo orgánico, entre lo
individual y lo social convencionales. Al mismo tiempo que propicia la
deconstrucción del psicoanálisis tradicional propone, concordando con
Winnicott, una clínica que privilegie el desarrollo de la capacidad historizante,
de la creatividad y de la autonomía del paciente.

Rodulfo señala que él, cuando el devenir de su práctica lo empuja


necesariamentea repensar el psicoanálisis, en los tempranos 70 del siglo XX,
tuvo la fortuna de toparse con el pensamiento de Derrida. quien llevaba ya
algo más de una década desarrollando su filosofía deconstruccionista.

Según el Diccionario Stanford de Filosofía, simplemente, la deconstrucción


sería una crítica del platonismo, definido por su creencia de que lo existente
se estructura en términos de oposiciones (sustancias separadas o formas) y
que las oposiciones son jerárquicas, con un lado de la oposición es más
valiosa que la otra. La deconstrucción ataca esta creencia mediante la
inversión de las jerarquías platónicas: las jerarquías entre lo visible y lo
invisible o inteligible o sensible; entre esencia y apariencia; entre el alma y el
cuerpo; entre la voz y la escritura; finalmente entre el bien y el mal.Las
oposiciones binarias, ejes referenciales tanto al psicoanálisis freudiano, como
al de casi todos los otros clásicos, exceptuando a Winnicott, son subvertidos
por la filosofía de Derrida.

Desde los años 80 del siglo XX Rodulfotrabajaba como profesor de la


Facultad de Psicologíade la Universidad de Buenos Aires, problemáticas
tales como el autismo, la depresión en la niñez, los trastornos en
laestructuración de la imagen inconsciente del cuerpo, (que luego devendrían
designados comonarcisistas no psicóticos), el retraso mental, la
discapacidad, proponiendo una manera innovadora tanto en la enseñanza
como en una perspectiva del psicoanálisis desmarcado de mitos. Fruto de
este trabajo con sus estudiantes, aparece “Pagar de más” (1986), libro
colectivo que conserva la impronta de Rodulfo, y permite comprender la
originalidad y el valor de su trabajo.Esto se manifiesta en una posición como
analista de niños en la que se privilegia el juego como posibilidad de
producción de ligazón, de inicios de simbolización y donde no se procede
con sujeción a estándares teóricos. Por ejemplo, Rodulfo menciona lo
lamentable de la asimilación demasiado simple de significante a palabra.
Esto implicaría instalar todo el campo de la palabra bajo el imperativo
superyoico.Sin embargo la ´palabra tiene connotaciones significantes y no
significantes, poéticos, musicales, rítmicos, humorísticos, por
onomatopeyalas palabras pueden denotar texturas, sabores, evocar
experiencias como en “arroyuelo” que evoca el rumor del agua corriendo,
maullido. Algunos niños utilizan ciertas palabras para tranquilizarse,otros
simplemente porque les gusta como suenan, etc. Aparece entonces aquí una
connotación del orden de lo sensorial, de advertir en el niño las trazas, a
través de sus preferencias, de su alegría, de su potencialidad para jugar,
para disfrutar de sus capacidades perceptivas, motrices, creativas, etc.
En“El psicoanálisis de nuevo” (Rodulfo, 2005), plantea que al adoptar esta
perspectiva, se deja de inmediato de confiar en el orden binario y en la lógica
fálica que lo sostiene, y que para él esto de inmediato incidió en su trabajo
clínico, en la forma de trabajar sus interpretaciones, construcciones, en el
derrocamiento dela idea misma de la “hipótesis diagnóstica”.
Explica que Derrida es por excelencia un pensador de la singularidad,
desviado de la tradición filosófica de lo universal, a la base del pensamiento
psicoanalítico clásico, pero que al mismo tiempo su escritura hace un juego
entre el proceso primario y el proceso secundario tal como fueron entendidos
por Freud.
De cara entonces frente a las predefiniciones teóricas de lo es un niño o “lo
que debería ser un niño”, Rodulfo va a proponer un trabajo más fresco, más
en contacto con la observación de la experiencia infantil. Por ejemplo: la
tendencia a la inercia, a la cancelación de la excitación, base de
conceptualización de la Pulsión de muerteen la teoría freudiana, es
desmentida por la búsqueda infantil de la estimulación externa y aún más por
los intentos de producirla para sí. Aquel niño, teorizado como efecto del
deseo parental, presenta “propuestas”, introduce desafíos en los dispositivos
familiares que dejan en evidencia que el funcionamiento imaginario del grupo
no produce el niño síntoma, sino que hay un inter - juego dinámico entre niño
y ambiente que desemboca en lo que vemos en la primera consulta.
En el capítulo tres realiza una advertencia ética al mismo tiempo que
desarrolla la deconstrucción de lo perverso. Al analizar la relación que los
analistas tenemos con nuestro vocabulario plantea que de “estructura
perversa” se pasa a hablar de “sujetos perversos” y, “en un golpe de estado
metonímico” se termina hablando de “el perverso”. Advierte sobre el peso
semántico del vocablo perversión, sobre su origen en la moral, sobre el
presupuesto teórico de una normalidad o legalidad o naturaleza que el
“perverso” “pervertiría”. Sobre el transvestismo, que aparece como una
unidad semántica sobre todos para el pensamiento lacaniano, puede
ponerse bastante en duda su relación intrínseca con el fetichismo,
simplemente recordar en las fiestas de disfraces, los carnavales, las historias
de juegos de máscaras, nos permite pensar que se trata de algo muy
pasible de encontrar en el repertorio de conductas neuróticas socialmente
aceptadas, con un giro estético y lúdico.
También realiza la deconstrucción del par sado-masoquismo. Dice que
frecuentemente padres y maestros traen la queja sobre niño que
constantemente emprende acciones que suscitan tensiones agresivas y
desequilibran la situación familiar o escolar, y que reciben la respuesta
“analítica” de la hipótesis de la “necesidad de castigo”, detrás de la cual
estaría subyacente “la culpa”.
Con Winnicott reconocerá aquí más bien la dificultad para “ser”“por cuenta
propia”, en vez de “reaccionar”. El obtener o proporcionar castigo podría ser
más bien considerado no como un fin en si mismo, sino que como un medio
de obtener cierta consistencia que mime la subjetividad propia, allí donde no
se ha constituido un espacio apropiada para que esta se integre.
En un capítulo pleno de originalidad: “El segundo deambulador”, Rodulfo,
op.cit pg.159 contrasta el periodo de ingreso a la adolescencia con la época
delos “toddler”, período desde que el niño comienza a caminar por sí mismo
hasta los tres años. En USA se suele usar las expresión “the terrible two”,
para designar la etapa en que las madres se ven confrontadas por la criatura
que alternativa y circularmente se arriesga tanto a “ir más allá” , a caer, a
tropezar , cómo “teme”, “se retrae”, “se inhibe”. Caracterizados por su
oposicionismo, los pequeños deambuladores agotan a sus madres. Rodulfo
señala que el niño busca traspasar el límite y así realiza un trabajo de
“creación de límites”. Le pareceempobrecedor circunscribir a las
características de la analidad esta etapa, rica de exploración y creación del
mundo
Ahora bien la hipótesis de Rodulfo es que la adolescencia podría
considerarse metafóricamente, una segunda etapa deambulatoria, con sus
características de exploración osada y de temor al riesgo, de problemáticas
de valentía y cobardía, de impasses de detención del movimientoy
sintomatización. De la misma manera se reinaugura la zozobra parental, ya
no pendiente de tropiezos y accidentes caseros sino de los fantasmas del
sida, de la droga, de los avatares del rendimiento académico, de la identidad
sexual.
Rodulfo se refiere a la búsqueda de ceremonias, de rituales, los que
otorguen sentido o a los que se les pueda otorgar sentido y a la búsqueda
de límites y establece comparaciones con lo que sucedía en las culturas que
habían construido ritos de pasaje definidos para los adolescentes, mientras
que ahora ellos están librados asu propia suerte.
También menciona esa especie de vuelta de tuerca de un segundo “estadio
del espejo”, donde el adolescente, al revés del niño que se identifica por, con
y para el prójimo, ve en el espejo un extraño lo que le suscita desacomodo,
incertidumbre, vacilación en la auto estima. Siendo este “extraño” difícil de
soportar el adolescente buscará al grupo de pares para “soportarse”mejorLa
confianza hacia los adultos se ha diluido y a veces transformado en lo
contrario.
En este período el adolescente se topa con un descubrimiento angustioso,
los adultos a quienes tanto quiso imitar y a quienes tanto envidió el que “ya
habían llegado a grandes”, se revelan débiles, insuficientes, con malas
relaciones de pareja, problemas laborales y el mundo construido por ellos
rebosa de problemas, crisis, corrupción, etc. .
A la caída ideal de los adultos sucede un estado de desesperanza de lo que
significaría ser grande para sí mismo. Todo esto conlleva, dice Rodulfo la
pérdida de “algo de sí”: una desidentificación parcial del padre en detrimento
del acatamiento al orden paterno, y consecuentemente cierta depresión, más
que desilusión, una vivencia de fraude, de estafa. Muchas veces lo que sigue
a esto es un rechazo generalizado a desear, el “no estoy ni ahí” pronunciado
con desgano,
una tendencia a la exoactuación pasiva: no estudiar, dormir muchísimo ,
ausentismo escolar, marihuana, en suma un “paren el mundo, que me quiero
bajar”.
Las respuestas elaborativas en la adolescencia pasan, señala Rodulfo, por el
deseo de irse, del viaje, del cambio de ambiente. Cuando falta la disposición
subjetiva a cambiar la territorialidad,a la búsqueda de lo exótico, por
oposición a lo íntimo y familiar, nos encontramos con la inhibición , la
depresión disfrazada de obediencia o abulia y el trabajo del analista más bien
sería ayudar a que se diluyan los nudos fóbicos y guardar una saludable
distancia con los ideales abusivos de normalización.
Siguiendo a Jessica Benjamín propone la deconstrucción del Complejo de
Edipo. Con esta perspectiva el Edipo aparece como un peso sobre el
psicoanálisis, un dispositivo mítico que condiciona cómo pensar las
cuestiones de género y que obliga a que el psicoanálisis, inconscientemente,
negocie con el aparataje ideológico dominante. Para Rodulfo, dicho
claramente esto significa que el principio de inercia tan caro a Freud se
entronca firmemente con la imago mítica de la mujer como madre y la madre
como la muerte. También critica Rodulfo que el niño, para Freud, no
dispondría de elementos propios que lo animen a desear separarse de su
madre: solo lo haría debido a “las amenazas externas.
El estatuto del juego.
En este camino deconstructivo Rodulfo vuelve constantemente a Winnicott.
Señala que considera a Winnicott no como un analista de niños, sino un
psicoanalista que usó su gran experiencia con niños para repensar y
reedificar el psicoanálisis. Siguiendo esta vía palantea que el trabajode la
clínica con niños implica poner de momento de lado todas las premisas
psicoanalíticas que no deriven directamente de la concreta experiencia de
trabajo junto al niño-
Resalta que esto lleva al analista a confrontarse con “el juego”.
Realiza un analisis deconstructivo del ”Fort – Da” de “Más allá del principio
del placer”.. donde la premisa principal freudiana es que el arrojar y
recuperar cosas, juego en que el niño muestra disfrutar, sería en parte una
tentativa de dominar el sufrimiento pasivamente experimentado ocasionada
por la partida de la madre.
Rodulfo señala que este desarrollo se badsa en la creencia de Freud de que
“es imposible” que la partida de la madre pueda resultar placentera para el
niño, que Freud no puede concebir un niño que desee ir y venir y no
sumergirse simplemente en el seno de la madre. Por tanto, deduce Rodulfo,
el juego recibe un estatuto de reactivo. Freud no se preocupa ante la
evidencia de que los niños gozan arrojando cosas, y aún, al principio éste
suele ser un juego hecho en presencia de la madre e incluyéndola.
Hay ciertas proposiciones sobre el jugar que Rodulfo plantea basándose en
su experiencia en el trabajo con niños y en los datos de la disciplina de
observación de bebés y que me parece importante destacar.

1. El hecho de jugar aparece en coincidencia con la eclosión de la actividad


subjetiva misma. Esto se opone a la idea de Freud que el juego tiene una
significación (la reación a la ausencia de la madre).
2. Si bien más tarde el juego pude estar involucrados en estrategias
defensivas, esto es una destinación segunda del juego.
3. El juego no está conectado originariamente con la angustia, no es una
manera de tramitarla, sino que se conecta con la pura y simple alegría,
como se puede percibir en el bebé que trata de agarrar objetos,
golpearlos, chuparlos, que emite sonidos como gorjeos, etcétera.
4. Tampoco busca el juego la restitución de un estado anterior, más bien se
lega intrínsecamente a la producción de diferencias que se buscan a
través de la repetición. Esto contradice nuevamente el principio de inercia
, que consistiría en buscar y producir la estimulaciónfreudiano
5. Antes que la significación del juego lo importante es la función principal
de jugar, consistente en buscar y producir la estimulación. Esto es
importante en las sesiones, se trata de no obligar al niño a recibir
estímulos, sino de ayudarle a fabricarlos.
6. El juguete resulta de la actividad en sí misma del juego y por lo tanto una
soldado de madera puede ser un martillo, un niño, una figura para ser
derribada en el juego de boliche, etc. La significación apartir de la figura
del soldado se revela entonces insuficiente o innecesaria.
7. En la vida y en las sesiones el jugar es una praxis capital a través de la
cual el niño va haciendo, logrando y transformando sus adquisiciones.
Por ejemplo, las vocalizaciones del niño en su primer año de vida son un
prolongado juego sonoro que constituye la via principal para la
adquisición del lenguaje.

Lawlor, Leonard, "Jacques Derrida", The Stanford Encyclopedia of


Philosophy (Winter 2016 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
<https://plato.stanford.edu/archives/win2016/entries/derrida/>.
Rodulfo, R.

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