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INTRODUCCIÓN
ANTONIETTA MEO – LA SABIDURÍA DE LOS PEQUEÑOS 279
1
M. MEO, Nennolina: una mistica di sei anni. Diario della mamma, 28-
29.
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2.- LA ENFERMEDAD
2
Carta 124. Utilizamos la edición de María Rosaria del Genio: M.R.D.
GENIO, Carissimo Dio Padre... Antonietta Meo -Nennolina- e le sue lettere,
Città del Vaticano (Libreria Editrice Vaticana) 2009.
3
Cf. D. DE CAROLIS, Antonietta Meo. La sapienza dei piccoli del
Vangelo, 38.
4
Ibidem, 40.
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5
M. MEO, Nennolina: una mistica di sei anni. Diario della mamma, 83-
84.
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6
Ibidem, 94.
7
Carta 159 (25 de abril de 1937).
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Carta 59 (11 de Noviembre de 1936).
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Carta 55 (7 de Noviembre de 1936). A partir de Enero de 1937, el con-
fesor de su madre, mons. Dottarelli, se convertirá en su confesor ordinario y
director espiritual.
15
Carta 77 (28 de Noviembre de 1936).
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16
M. MEO, Nennolina: una mistica di sei anni. Diario della mamma,
155.
17
Carta 104 (23 de Diciembre de 1936).
18
Carta 105 (24 de Diciembre de 1936).
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19
Cf. D. DE CAROLIS, Antonietta Meo. La sapienza dei piccoli del
Vangelo, 75.
20
Dep. 1. Citado por: M.R.D. GENIO, Carissimo Dio Padre... Antonietta
Meo -Nennolina- e le sue lettere, 60.
21
Carta 159 (25 de Abril de 1937).
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5.- LA CONFIRMACIÓN
22
Carta 128 (31 de Enero de 1937).
23
Cf. D. DE CAROLIS, Antonietta Meo. La sapienza dei piccoli del
Vangelo, 80.
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26
Carta 33 (16 de Octubre de 1936).
27
Carta 38 (22 de Octubre de 1936).
28
Carta 68 (20 de Noviembre de 1936).
29
Carta 86 (7 de Diciembre de 1936). Antonietta se refiere aquí a la Gue-
rra Civil española (1936-1939) y a la guerra que enfrentaba a Italia con Etio-
pía.
30
Carta 162 (2 de Junio de 1937). Se trata de la última carta que escribió
antes de su muerte sucedida un mes después.
31
D. DE CAROLIS, Antonietta Meo. La sapienza dei piccoli del Vangelo,
96.
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32
Cf. M. MEO, Nennolina: una mistica di sei anni. Diario della mamma,
189 ss.
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miento y del dolor, ella estaba tranquila y serena. Una serenidad que
sorprendía a quien la conocía. Esta paz era el secreto que la sostenía.
Su cuerpo estaba rasgado pero su corazón rebosaba dulzura y delica-
deza con los que le rodeaban. Cuanto más grande era su dolor más
necesidad tenía de entregarlo y ofrecerlo al Señor y más cercana se
sentía a Jesús en la Cruz. La delegada diocesana de la Acción Católi-
ca, después de ir a visitarla los días posteriores a la intervención, tes-
tificó: «aquel día vi sobre su rostro el sufrimiento de Jesús Crucifi-
cado y, al mismo tiempo, una tranquilidad admirable»36.
La tarde del 2 de julio sus condiciones de salud eran gravísimas,
pero si alguno le preguntaba como estaba, su respuesta era invariable:
“estoy bien”. Aún así, sus males eran muchos y duros de soportar: el
sarcoma, la mano hinchada, el tumor que le habían detectado en la
cabeza, la cistitis que tanto le hacía sufrir, el pie nuevamente hincha-
do y una infección (candidiasis) en la boca. Antonietta, realmente, es-
taba sobre la cruz. Su madre cuanta la consolación, en medio del do-
lor, que le vino por medio de la Virgen María:
«El viernes por la mañana hice el camino desde casa a la clínica
sufriendo una angustia indescriptible; después, cuando llegué a la es-
tatua de la Virgen, situada en el jardín de entrada a la clínica, dije:
“¡Madre mía, no puedo más! ¡Como sufre mi Antonietta! No te pido
que deje de sufrir sino que se cumpla la voluntad de Dios”. Después
de esta oración me sentí confortada y pude permanecer tranquila»37.
Para que se le calmase un poco el dolor que sufría, Antonietta pi-
dió una inyección con la que se calmó y durmió un poco. Sus padres
aprovecharon para ir a descansar a casa, hacia muchas noches que no
dormían. Pero a medianoche la pequeña se levantó atormentada por la
sed y el dolor. Estaba ardiendo de fiebre y llamaron a sus padres para
que se acercaran a la clínica en cuanto antes. Las enfermeras prepara-
ron todo para que Antonietta pudiese, tal y como pedía y deseaba,
tomar la comunión, mientras, como cuentan las mismas enfermeras,
sobre su rostro se leía un sufrimiento inaudito.
36
Testimonio recogido en: D. DE CAROLIS, Antonietta Meo. La sapienza
dei piccoli del Vangelo, 108.
37
M. MEO, Nennolina: una mistica di sei anni. Diario della mamma,
227.
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Carta 151 (30 de Marzo de 1937).
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Carta 72 (22 de Noviembre de 1936).
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40
Carta 146 (22 de Marzo de 1937).
41
Entre otras, la carta 5 escrita el 21 de Septiembre de 1936.
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42
Cf. A. GEMELLI, Prefacio al libro de A. PIEROTTI, Le letterine di
Nennolina, 3.
43
Para algunos teólogos la virtud heroica en un niña es imposible sin un
milagro por el cual, el niño, se transformase en adulto, ya que el niño no ha
tenido tiempo suficiente para adquirir el pleno uso de la razón con el dominio
de las pasiones y de los movimientos del apetito sensitivo. Las virtudes no se
pueden adquirir con un único acto, sino con la repetición de muchos, y para
ello es necesario el tiempo para que el dominio de la razón penetre en la sen-
sibilidad.
44
Ésta ya ha sido elaborada por el P. Garrigou-Lagrange: R. GARRIGOU-
LAGRANGE, Le virtù eroiche nei bambini, 17-27.
45
Cf. A. GEMELLI, Prefacio al libro de A. PIEROTTI, Le letterine di
Nennolina, 4.
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46
«Para ser heroica una virtud cristiana debe capacitar a su dueño para
realizar acciones virtuosas con extraordinaria prontitud, facilidad y placer,
por fines únicamente naturales y sin razonamientos humanos, con espíritu de
abnegación y dominio de las pasiones naturales y de un modo superior al or-
dinario». BENEDICTO XIV, De Servorum Dei beatificatione, III, c.22.
47
BENEDICTO XVI, Discurso a los muchachos y muchachas de la Acción
Católica Italiana, Roma, 20 de Diciembre de 2007.
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CRONOLOGÍA
BIBLIOGRAFÍA
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