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EL DIABLO DEL VOLCAN

En las cumbres afiladas de los volcanes, a veces cubiertas de nieve, habita


un ser con poderes sobrenaturales, al cual había que rendir culto y ofrecer
sacrificios. Refirió el dios Sol a un joven, al mirar por la escotilla de la nave
la superficie volcánica del sur del Perú.
“Detrás de la cumbre afilada”
¿Dónde estamos?, dijo el joven José
El dios Sol respondió: estamos sobre un valle, al que los antiguos aymaras
llamaron: Ariqueppa que significa “población detrás de la cumbre afilada”,
en la cual indicaría en este caso el grito de sus descubridores, al mirar
desde las altas montañas y hallar, al otro lado de ellas, un valle magnifico
en el cual habitaron otros hombres.
La predilección de los visitantes se debió, por tanto, al hecho de estar en el
majestuoso Misti, que parecía invitarlos a quedarse en su verde campiña,
después de haber atravesado desiertos inhóspitos.
“Está bien quedaos”
¡Qué hermoso valle! Dijo el muchacho, sonriendo al dios Sol y continuó
explicando:
Según otra creencia, el nombre de este hermoso lugar deriva de la palabra
“Arequeppay” que quiere decir: “bien esta, quedaos”. Esta frase fue
pronunciada por un Inca para dar su consentimiento a la solicitud que le
hiciera gran número de los que componían sus huestes para residir en el
valle descubierto.

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