Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
2) La capacidad de conocer: que nuestra mente pueda medirse con la realidad. De nada
serviría que la realidad fuera cognoscible si nuestra mente no pudiera hacerse con ella. Es un
requisito muy importante sabernos capaces de verdad. También esto se ha negado repetidas
veces. Por ejemplo, en la actualidad vivimos una época sofística precisamente porque se
sospecha de nuestra inteligencia.7 Esta sospecha de nuestra capacidad nos lleva en definitiva a
desistir de tratar de alcanzar a Dios con nuestra mente, pero entonces sin ese conocimiento
sin esa luz que integre e ilumine toda la realidad quedamos a oscuras. Por esto, no es de
extrañar que el hombre de hoy ya no sabe dónde va, cansado, sin empresas intelectuales de
categoría, proponiéndose sólo metas constatables, ha bajado el listón, ha sospechado de sí
mismo y entonces se ha negado la posibilidad de todas las posibilidades, la de acometer la
búsqueda de la verdad, y la de encontrar el Absoluto aquí incoadamente. No puede el hombre
actual, instalarse en esa situación, porque si sospecha de sí mismo y de los demás, si se ve él
como un miserable y sospecha que quien está enfrente también lo es; entonces no hay lugar
para empresas arduas que son precisamente tan necesarias en nuestros tiempos. Para
entender mejor cómo se da esa posesión veritativa es necesario que nos fijemos en que ella no
es un simple parecido o una relación cualquiera. Se trata de una cierta identificación, que sólo
es posible si hay acto de conocer. La verdad supone el acto de conocimiento. En éste la
inteligencia se hace lo conocido y lo conocido es poseído intencionalmente en el mismo acto
de conocer. Se trata de un acto en el que el objeto se entrega de manera inmediata. Aquí el
sujeto no "construye" nada. O hay acto de conocer y entonces hay verdad, o no se ejerce el
acto de conocer y entonces la realidad no se entrega y no hay verdad. La explicación de este
principio es lo que trataremos de hacer en las siguientes páginas. 2. Características del acto de
conocer. a. Todo acto de conocer es activo. Según sostiene el Filósofo Leonardo Polo en su
Teoría del Conocimiento8 , todo conocimiento humano es activo. Se rechaza entonces la
noción de pasividad cognoscitiva. La facultad sí tiene una dimensión de pasividad (potencia),
pero la facultad no es el acto de conocer. En la operación cognoscitiva el conocer y el objeto
conocido son uno en acto. De ahí que el objeto conocido sólo se da en el acto: Como sostiene
Polo: “no hay objeto sin operación”. El objeto no se da de su suyo (si se diera de suyo no haría
falta la operación). El conocimiento no es una intuición, en la que el sujeto no hace nada y sólo
contempla como un espectador. Lo conocido no se impone, ya que la cosa fuera de la mente –
extramentem– es real, pero no es, de suyo, actualmente conocida. Lo inteligible sólo es tal una
vez que se ha ejercido el acto de conocer. En suma, la realidad es cognoscible pero no lo es de
suyo, se precisa el acto de conocer. Por otra parte hay que ver qué tipo de actividad es la del
acto cognoscitivo. Se trata de una actividad que no es la de la acción transitiva que "construye"
su objeto. El acto de conocer es activo pero su actividad es peculiar, es inmanente. b. La
inmanencia del acto de conocer Inmanencia se refiere a una cierta permanencia: In=en, dentro
y manere=permanecer. Algo es inmanente cuando en su propia actividad posee su objeto, su
fin; se podría decir que lo posee dentro. Cuando se ejerce el acto de conocimiento se posee el
objeto conocido inmediatamente, es decir, junto con el acto se da su objeto, no se necesita de
ningún proceso medial, sino que instantáneamente el objeto conocido se da