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SEMANA 4: MOVIMIENTOS DE MUJERES Y FEMINISTAS

Lección 4.1: Demandas contemporáneas de los movimientos de mujeres: Violencias


contra las mujeres. Derechos sexuales y reproductivos.

Tras la Revolución francesa, que inicia la extensión en Europa y luego en el mundo de los derechos de
hombre y del ciudadano, se hizo evidente la desigualdad en que se encontraban las mujeres. No tenían
derecho a poseer tierras, las casadas estaban sujetas legalmente a sus maridos, tenían acceso a pocos
trabajos y peor pagados que los hombres, estaban excluidas de la educación y el orden moral
subyugaba a las mujeres convirtiéndolas, a través de la ignorancia y el dominio religioso, en defensoras
de un orden social desigual e injusto.

Los movimientos sufragistas

El movimiento que se levantó ya desde mitad del siglo XIX en Europa y Estados Unidos fue llamado
“sufragismo”, es decir, la reivindicación de derechos políticos para las mujeres. Los movimientos
sufragistas de principios del siglo XX, reivindicaron para las mujeres los derechos civiles, políticos y
sociales, vinculados con la maternidad de las mujeres que trabajan remuneradamente. Tras largas y
difíciles luchas, las mujeres inglesas conquistaron el voto pleno en 1928, en tanto ya en 1920 las
estadounidenses pudieron votar en todo el país. En Francia e Italia recién lo consiguieron en 1945.

En América Latina el movimiento fue más tardío. El primero fue Ecuador, donde las mujeres obtuvieron
el voto en 1929 y, luego, Uruguay en 1932. En Chile se logró recién en 1949, y en Perú en 1955.

Las diferencias en estos procesos de luchas por derechos para las mujeres, tienen que ver con las
condiciones culturales, económicas y políticas de cada país.

¿Qué diferencias observan entre los países europeos y latinoamericanos que pueden explicar esto?

Derechos sexuales y reproductivos

Para 1960, en casi todo el mundo, las mujeres tenían derechos civiles y políticos. Pero las legislaciones
sobre familias mantenían desigualdades al interior de los que se consideraban espacios privados.
Temas como la violencia contra la mujer, la doble jornada laboral o el uso de anticonceptivos no
aparecían problematizados.

Los movimientos de mujeres de los años 1960 y 1970 propusieron pasar de una ciudadanía formal,
monolítica y general, a una ciudadanía real, que reconoce las especificidades producto del sistema de
relaciones de género. Obtener que estas especificidades sean recogidas en los convenios
internacionales, ha significado años de luchas y debates por parte del movimiento de mujeres. Ahora,
se reconoce la violencia de género, los derechos sexuales y reproductivos como problemas públicos.
Gran parte de la lucha de los movimientos feministas fue cultural, para cambiar las concepciones
sociales e ideológicas que desvalorizan a mujeres. En muchos países occidentales cambiaron también
las definiciones tradicionales del papel de las mujeres en la sociedad, sobre todo su papel en asuntos
públicos, donde, aunque no masivamente, sí se rompió la exclusividad masculina en las jefaturas de
Estado.

En los años 70’ y 80’, la situación en América Latina era diferente. Muchos países, como Chile, estaban
bajo dictaduras cívico-militares y, en ese contexto, resurgió un movimiento de mujeres vinculado con
la recuperación de la democracia, cuyas demandas apuntaban a la restauración de los derechos civiles,
políticos y sociales negados, pero que también contenían un núcleo crítico de la situación específica de
las mujeres.

Una vez que se iniciaron los procesos de recuperación de la democracia, los movimientos de mujeres y
las organizaciones feministas continuaron trabajando por los problemas específicos de las mujeres.
Desde los gobiernos se han implementado organismos dirigidos a eliminar las discriminaciones hacia
las mujeres, como lo fue el Servicio Nacional de la Mujer o SERNAM (hoy SERNAMEG) en Chile. Desde
aquí se han impulsado diversos programas de difusión por los derechos de las mujeres, contra la
violencia de género y de apoyo a las jefas de hogar y temporeras.

Sin embargo, las políticas públicas han sido insuficientes. En particular, han sido débiles en la
afirmación del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. La primera reactivación del
activismo feminista en Chile, en 2008, fue precisamente en defensa de la libre distribución de
anticonceptivos, amenazada por la ofensiva derechista contra la distribución de la píldora del día
después por parte del sistema de salud.

El movimiento en defensa de la distribución de anticonceptivos marcó el inicio de una presencia


sostenida de las demandas feministas. Luego de un tiempo esta demanda se radicalizó y, mientras el
gobierno proponía una ley que despenalizaba el aborto en tres causales, en agosto de 2014 se
realizó una masiva marcha por la legalización del aborto, convocada por más de 100 organizaciones
de Santiago, incluyendo organizaciones mixtas o de varones.

Reivindicaciones y Violencia de Género

Respecto de la Violencia de Género, ha sido relevante la articulación que realiza la Red Chilena
contra la Violencia Hacia las Mujeres en las primeras movilizaciones de “Ni Una Menos” en 2015,
marchas que repudian los casos de violencia de género a nivel latinoamericano. Esta articulación, en los
próximos años, terminaría en manos de organizaciones universitarias.
El dramático caso de Nabila Riffo, víctima de un femicidio frustrado en 2016, causó revuelo nacional
por las cruentas características del suceso y motivó que, ese año, la marcha contra la violencia hacia las
mujeres congregara de 50.000 a 80.000 adherentes. Otra de las reivindicaciones que ha logrado
posicionarse desde un efectivo manejo mediático y de las redes sociales, es la temática del acoso
callejero. Ésta ha causando gran impacto en los últimos cinco años, logrando la inclusión de un
Proyecto de Ley de Respeto Callejero (2015), con el protagonismo del Observatorio contra el
Acoso Callejero (OCAC) como propulsora del mismo.

Recientemente, el feminismo ha resurgido desde el movimiento estudiantil, que se ha movilizado


denunciando el acoso sexual en la educación y el carácter sexista de la educación en general.

Como podemos ver, las demandas del feminismo apuntan a situaciones de injusticia que permanecen
naturalizadas por el patriarcado. La acción colectiva de las mujeres apunta tanto a cambios legales
como a cambiar los comportamientos y los valores de todas las personas, buscando construir
sociedades libres de violencias.

Para citar este material educativo:


Lamadrid, Silvia (2019) “Demandas contemporáneas de los
movimientos de mujeres: Violencias contra las mujeres. Derechos
sexuales y reproductivos”, material del curso “Introducción a las teorías
feministas”, impartido en UAbierta, Universidad de Chile.

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