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País de Perro Negro

Luis José Oropeza


País de Perro Negro
LUIS JOSÉ OROPEZA
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ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicado a través de cualquier medio, sin la previa autorización.
País de Perro Negro
Luis José Oropeza
Depósito Legal: l.f. 07620098001628
ISBN: 978-980-12-3738-9
Diseño Gráfico: Ichaíl Oropeza C.
Diseño Portada: Giovanni García Buitrago
País de Perro Negro

A, Gladys del Socorro, compañera de fe en el amor redimido


Nota del Editor

“País de Perro Negro” sintetiza el trabajo poético-nihilista que


por espacio de cincuenta años de ejercicio literario ha escrito y, en
ocasiones publicado, Luis José Oropeza.

Cada una de las unidades métricas contenidas en este excelente libro


de poemas, sugiere un ámbito creativo en permanente estado natural
de ebullición.

La publicación de “País de Perro Negro”, constituye un homenaje


esencial a la labor creadora desarrollada por un poeta al que la
imagen del poema es la misma voz que le circunda, en un zigzag que
a la vez es también un movimiento vibrante por la vida.

Nos complacemos en difundir la obra lírico-nihilista de Luis José


Oropeza, un escritor cuya creatividad humanística le hizo acreedor en
2007 del Premio “Compañero de Viaje”, que otorga la Red Nacional de
Escritores de Venezuela a los poetas más relevantes.

“País de Perro Negro” es una muestra antológica escogida por el


mismo autor, y que responde a un esquema exclusivamente
iconoclasta, con una frescura que genera en el lector la comprensión
de una nueva manera de interpretar los momentos históricos vividos
interiormente por el poeta.
País de Perro Negro

A manera de presentación

Debo aclarar que es el segundo intento de escribir esta nota que


pretender ser a la vez, la presentación de este libro. La misma no
busca ser un análisis crítico de la presente obra, ni de todo lo escrito
por Luis José Oropeza, excelso poeta de las letras latinoamericanas.
Tampoco una exégesis al estilo rimbombante de los intelectuales
académicos con su olor a naftalina y cerebro condensado.

Digo segundo intento en razón que lo inicialmente escrito de


manera directa en la computadora, en un alarde de incorporarme a la
era informática, desapareció de pronto al pulsar una tecla que jugó el
papel de duende inoportuno. Por lo tanto el nuevo abordaje lo inicio
con papel y lápiz como antaño.

Pero algo dejó aquella afrenta tecnológica: poder releer estos


poemas de manera calmada y deslumbrarme con ese anhelo de
redención, fe y compromiso que salta de cada verso por un mundo de
paz y ternura que debe surgir de las tormentas, invocado por el poeta
de manera precisa y certera.

Bien decía el desaparecido poeta cubano Luis Suardíaz “la


poesía es siempre una anticipación y un reto, una aventura que puede
llevarnos al pasado y al futuro sin desprendernos del presente. No es
una ocupación rentable sino excepcionalmente revolucionaria. Por eso
el poeta de nuestro tiempo no debe aspirar a ser considerado como un
pequeño Dios o un hechicero, sino un hombre afortunadamente
terrenal capaz de hallar la belleza en las cosas mínimas”.
País de Perro Negro

Hay un poema en este libro en el cual el corazón del poeta se


abre al mundo y frente al carnaval de las afrentas, donde los
saltimbanquis buscan su espacio y el burócrata sin corazón y en
venta, se postula para ocupar su lugar en el podio de los idiotas, la
palabra es como un certero disparo a los costados de la noche para
reventar puertas y ventanas donde la indiferencia se refugia. Sabe que
hay que rescatar al héroe de su tristeza, de su individualismo, de su
pobreza interior y hacerlo un guerrero de la esperanza para forjar la
mañana de los cantos libres:

No me culpen
es que quiero desenfundar y apuntar
a las estrellas
y dispararle a Dios para que baje
y me sostenga.

Palpen ustedes lo que en comento digo, es desde su alma que


inicia su cruzada de romper las cadenas que aferran al tiempo. Y no
es blasfemia, es que en cada lugar vemos hombres que al darles la
vuelta sólo nos brindan el paisaje de lo vacío anudado al costado de
sus vidas.

Pero esto no es gratuito, Luis José sabe cómo en nuestra


historia cada espacio de libertad ganada es el producto de luchas de
compañeros que forman no parte de la historia sino parte del olvido.
De allí que exprese:
País de Perro Negro

Hijo mío: en esa vieja caja


están aún las llaves,
aquellas que abrían la celda
para extraer de allí el cadáver
de alguien que pereció
en la nostalgia del silencio.

Grata lectura repito, de estos poemas que marcan el


compromiso de un hombre con el futuro que soñamos. Pero si esto no
bastara, en estos cantos encontramos una poesía con sentir de sangre
en cada letra. No es el alarde de una voz que quiere abrirse paso para
tomar un lugar en el mercado de las vanidades, por el contrario, es
alguien que desde el silencio quiere manifestar su inconformidad con
un orden que ha sido incapaz de evitar dos guerras mundiales y otras
cuantas de menor cuantía pero horrendas en su afán destructor.

Digo sin alardes que estos poemas caminan solos en la


geografía espiritual tocando corazones e invocando tempestades. Ya
quisieran muchos mancilladores de cuartillas, tener las sencillas en el
canto para poder como Luis sin rebuscamientos, ni poses de
intelectual, lograr con la palabra el efecto que producirá en cada buen
lector de poesía lo aquí expresado.

Repito, lo que aquí escribo es mi reflexión en síntesis de la


lectura de un buen libro. La celebración de unos poemas que formarán
parte de la mejor poesía escrita en el compromiso y la sencillez de un
poeta como Luis José Oropeza que visto el mundo en el espejo de los
días, asume transformar con la palabra la realidad, en su afán de
contribuir con un mejor porvenir para los hombres.
Por lo que a mí respecta, se que siempre en lo inconmensurable
del poema encontraré al poeta “en no sé qué horizonte”

Quiero expresar que no es costumbre en mí hacer notas de


libros, pero en este caso más allá de la amistad que me une con Luis,
está mi gusto por embriagarme con buena poesía, como la que forma
parte de este libro, y sé que cuando ya no exista el silencio, desde las
piedras mismas volverá este canto con la brisa a repetirnos lo
hermoso del poema. Entonces se sabrá que mientras alguien invoque
la libertad no hay silencio posible. Mientras se escriban poesías como
estas, más allá de toda destrucción estará el sueño por un mundo de
paz, de justicia e igualdad. Entonces “soñemos de una vez con un
refugio/ de pájaros y lunas/ sin abandonar los años primarios de la
vida”.

Brindemos amigo lector. Salud.

Arnulfo Quintero López


Luis País de Perro Negro

Iniciación

Leer a Luis José Oropeza es releer nuestras viejas


historias inconclusas, algunas escritas al borde de la muerte,
otra es la revolución que no cesa, otras más hechas de “pan
amargo”, “memorias negras”, “protestas inevitables” en “esta
tierra de enemigos jurados”. Son mis palabras junto a las del
poeta.
Pudiera creerse, por el título, que este poema es un
canto al pesimismo, canto de agonía (“Ahora que agonizo
entre los muros” dice el poeta); pero no, es más bien un canto
de lucha, canto de amor por supuesto, para vencer al infierno
que se nos ha adelantado y nos ha dejado “ciudades tristes,
sin alma”, “donde la poesía no existe”, como dice el poeta, y
ese es el mayor infierno. El averno tiene cara de Anubis, vale
decir, cara de perro, cuyo único pecado fue cuidar las almas
que se las entregaban para llevarlas a su balanza, como
tampoco Fausto tiene la culpa de que se le apareciera el
demonio con figura de perro negro, rogando entre los
sembrados, para despertarlo de la molicie y de la
desesperanza.
Leer a Luis José Oropeza es como volver a escribir y
revivir nuestro poema más guardado, “el de la palabra
imposible hacia la huella de mi propio destierro”, como él
mismo dice; ese poema es una revuelta interior contra la
soledad, la derrota, la tristeza, el odio y el “corazón lejano”,
revuelta contra el “País de Perro Negro” “Donde esconden la
cola los cobardes”. Qué difícil es ser poeta en este tiempo de
perros, pero es necesario ser poeta para romper con ese
tiempo”, donde el hombre dejó de ser y ahora es lo que no ha
sido (perro negro)”.

El poeta Oropeza se envuelve en un aura de


metamorfosis (“Este animal que soy ahora”, “Mi perro y yo, él
vive ladrando, yo muero ladrando”, “vivo como quiero al lado
de mi perro”), pero a través de este simbolismo el poeta
descubre sus abandonos, su soledad sin culpa, su “tristeza
que lo había abandonado siglos antes” y él ha resuelto
buscarse a sí mismo con la ayuda de su perro cual
psicopompo para guiarse en la noche de la muerte, , “País de
Perro Negro”¿Acaso el veltro no es un enviado de Dante,
acaso el perro no es un aliado de Asdepios? Pero la
metamorfosis de Oropeza tiene un límite: su fe en la
revolución.

“País de Perro Negro”, país de condenados que no


pueden dejarse al garete en una celda, por eso Oropeza
recurre a su hijo para recordarle “En esa vieja caja están aún
las llaves” para que abra la celda a los perros que escupen
fuego contra la herejía del desamor burgués, piedad inmensa
¿acaso los canes no son emblemas de Santo Domingo de
Guzmán?

“País de Perro Negro” no es un misterio de “mal morir”


que lleve clavado el poeta, ni tampoco se refiere al “estúpido
animal de ciudad del que protestaba Marx; “País de Perro
Negro” es un país de antihéroes de lo cotidiano, de la
mercancía de trabajo, de las ánimas en pena. ¿Cuántos
antihéroes habrá visto el poeta en su metamorfosis, afán
viajero, entre San Cristóbal y Michelena?

“País de Perro Negro” no es un abrazo a Shopenhawer,


el avaro rentista d la frase lapidaria: “Mientras más conozco a
los hombres, más quiero a mi perro”; es más bien un
compromiso eterno de amar lo humano con todas sus
miserias y ladridos, por encima de “Este cadáver mío” que
“Hoy se las da de escritor y busca un verso”, como diría el
mismo Oropeza, amor a lo humano así se “cambie la sangre
por ceniza” o “por un canto de pájaro”, o “por una canción de
loco” ¿Acaso Hécuba no se transformó en perro sin dejar de
amar demasiado?

“País de Perro Negro” es un país de “perros que no han


leído ni los libros ni la biblia”, dice el poeta, país endrino cuya
melancolía sólo puede ser borrada por la guerrilla del poeta.
¿Acaso la poesía no es una guerrilla donde “muchos pasaron
sin saber que pasaron?”, guerrilla generosa que le permitirá al
poeta “morir junto a lo que no volverá”. Por eso Oropeza se
aferra al recuerdo, y al compromiso con su hermano muerto
“el guerrillero”, “el revolucionario”, la inspiración de que
“nuestra lucha seguirá hasta el renacimiento de la patria
nueva” que hoy se abre caminos a pesar de los muros que le
interponen los perros negros. El límite de la metamorfosis del
poeta es infinito. Por eso este poema es un canto de amor y
de lucha.

“País de Perro Negro” anuncia que el infierno puede ser


vencido.

Temistocles Salazar
En esta ciudad triste
donde no se ve ni un alma
la poesía no existe
ni el canto con voz amena
y hablo conmigo mismo
de la ciudad que no veo.
El hombre dejó de ser
y ahora es lo que no ha sido
ya no canta evocando su recuerdo
y esta ausencia delata
a los que nunca existieron.

Como el dolor de las sombra


cuando la invaden los rayos
se oye el llanto de las calles
que jamás se han transitado
en esta ciudad triste.
Mi perro y yo
hemos vuelto a las andanzas
él vive ladrando
yo muero ladrando,
sin levantar la cabeza
fabricamos un mundo majadero
donde todos hacen largas colas
largas filas de perros.
Hombre y perro:
una abstracción confusa
ya no emito mi graznido
sólo soy un borracho fanfarrón
que vivo como quiero
al lado de mi perro
como dos animales que se aman
y hasta llegamos a odiarnos
para mordernos entre nos.
Hijo mío: en esa vieja caja
están aún las llaves,
aquellas que abrían la celda
cuando entraba un condenado.

Aquellas que abrían la celda


para extraer de allí el cadáver
de alguien que pereció
en la nostalgia del silencio.
No te enfades: es tu deber
sino hay presidio
no hay vida para ti.

Muchos pasarán sin saber que pasaron


y, al pasar, sonríeles
con la mueca del verdugo
que extermina silencioso
la sangre calcinada.
No te enfades
y te deberé tanto
¡hijo mío!
País de Perro Negro

Me acerqué hasta la tumba


de mi hermano el guerrillero
y junto al ramo de flores
su fusil y su sombrero
para decirle las cosas
que suceden en la sierra:

Hermano
eres símbolo de lucha
eres inspiración de un ideal
porque tú también quisiste
que nuestra lucha siguiera.
País de perro negro

Si quieres

sal de esa tumba

para que vuelvas conmigo

pero no, mejor quédate,

espera el renacimiento

de la patria nueva

por la que siempre luchaste

y te dejó en esa tumba

acompañando a otros

que igual que tú han caído.

¡Adiós, camarada!

Julio 1971
País de perro negro

A veces
buscan un cuerpo deforme
como mi enorme osamenta
A veces
a veces barbuda y fea
blanco de mi sentimiento.

A veces

pienso en el alma sola


que no puede abandonarme.
A veces
el infierno es sólo un sueño
que hace larga la espera.

A veces

pueden convencernos.
A veces

se sienten despedidos

antes del recibimiento.

A veces
caen abatidos
por el muro del silencio
y el corazón se detiene.
País de Perro Negro

Si estás muerto
te desnudan
si ellos mueren tú desnudas
si estás Muerto
te contemplan
si ellos mueren tú contemplas.

Es un círculo vicioso
no podrías escapar.
País de Perro Negro

Un día será el Fénix

quien bajará

y desnudará

y contemplará

a los que un día desnudaron

a los que un día contemplaron

y se marchará

y volverá a aparecer

cuando los hombres se desnuden

cuando los hombres se contemplen

en este mundo de ojos.


País de Perro Negro

Yo quiero
tú quieres
ellos quieren
yo no quiero nada
de lo que tú quieres
de la mariposa azul
que se posa en la tumba
de los que huyen de sí mismo.
¿De dónde huyes tú?
¿A dónde huye él
en este mundo de hombres oscuros
con su venda de humanos desertores?
Deja la alabanza
de los hombres pusilánimes
en busca de la nada
nadie quiere nada
ni yo
ni tú
ni ellos.
País de Perro Negro

El Dios de la policía
es lo hermoso de allá arriba
¡Subid al cielo!
La celda está en el paraíso
orad con el rolo a la cintura
y el pueblo amará a vuestro Dios
entregará su alama al comandante
y donará su cuerpo a la petrolera
y vosotros estaréis contentos
sacerdotes del régimen
reclutad nuevos adeptos
más no me encontrarán
porque no soy.
No lo comprendí
y sin embargo
pretendí buscar la explicación
a una verdad que se desprendía
hasta los terrenos de la duda.
No llegué a saber hasta qué punto
pudo ser importante
no para mí
la razón sin fundamento
que muchos esgrimen
para tragarse a los demás.
País de perro negro

Es un canto al infinito
una protesta inevitable
es pedir mucho
o quizás nada
pretender derrotar las emociones
que a veces nos trae el infortunio
de saber mucho de lo poco
o de ser letrina de este mundo.
Mi pasión no es una puta
para hacer pornografía de la existencia.
La toxicomanía es glorificada
por el delirium tremens de la tierra
y sin embargo
somos profanos del sentimiento ajeno
y de las pasiones infinitas
de aquellos que viven sin saberlo
y sin embargo
quedamos en lo mismo.
País de perro negro

Anoche entré sin decir nada


y me senté.
Quería escuchar la misma música,
un misterio barría con las leyes
y a cada golpe
el corazón entraba en la boca.
Cada palabra era cruzada por la sangre.
País de perro negro

La murmuración era de un rojo intenso,


con el sorbo extendí un rechazo
a los que no quise recibir antes del día.
Eso pensaba.
Eso prefiero.
Pueden empezar por cualquier parte,
siempre lo harán por el principio
y subirán
en un extraño viejo vehículo
que no va a ninguna parte,
que los deja
en este burdel.
País de perro negro

En esta tierra
de enemigos jurados
dialogamos en extranjero imaginable
y los tontos vacas
se adelantan al futuro
hasta quedar aplastados
por un tiempo que no rejuvenece.
País de perro negro

El verdugo sonríe
miles de hombres han sido capturados
serán vejados, humillados,
maltratados y asesinados
hasta lo último del placer.
El verdugo sonríe
ha terminado su faena
de matar con alegría
el sadismo le retoza en las entrañas
pidiendo el semen del futuro
el verdugo es condecorado
con la orden mortal de este planeta
sigue su labor sin agotarse.
El verdugo sonríe.
País de perro negro

Esto se pudre
todo se ha podrido
el universo clausurado
y volverá a aparecer
rodeado de hombres y planetas
cantando y aullando el Pater Noster
y antes de salir del hermetismo
lanzarán la primera mirada
escupirán en el suelo
y se lanzarán sobre ti
para almorzar en silencio.
País de perro negro

Eso que eres tú,


criatura de carne y huesos.
Eso que brota de ti,
geiser de agonía de vivir,
ese pedazo de universo
fuerza humana
donde nace el dolor y el sufrimiento.
País de perro negro

Eso que eres tú,


criatura de carne y huesos
siempre alerta
a lo que desaparece nace y sufre
hasta que el origen te sea devuelto.
País de perro negro

Supón
un día de estos
que no tienen fecha fija
saldré del marasmo
que produce mi calvicie
para escupir los cuatro vientos
que secuestran el desdén junto a los celos
entonces
querrás que te acaricie
como si antes lo hubiera hecho
y el deseo postrero
lo cumpliré al llegar hasta ti
con la lujuria del silencio
y gritaré.
Supón.
País de perro negro

Hoy pude saber que no estoy triste


al fin me animo
sólo tu risa es mi alegría,
hoy pude saber que no estoy solo
al fin me encuentro
estoy con tu recuerdo.

La tristeza ya sólo es un secreto


la soledad hoy no será mi compañera
al cerrar los párpados sueño en ti
por eso vivo.
Amarte a ti
a tus ojos y mis sueños
congelados en la cima donde espero que regreses.
País de perro negro

Así como es la sangre,


roja…
Así como es la palabra,
nunca…
Así como es sadismo
exterminar…
Así como es desesperante
vivir…
Así como es delicia
amar…
Así como es mentira
todo…
Así como es inútil
esperar…
Así…
Así…
Así.
País de perro negro

Ayer fuimos pasto de los buitres


no vimos el horizonte de la espera,
hoy el peso se agiganta
en la paz dolorosa de esta tierra.
Mañana quizás sea prematuro
asumir la actitud que ayer desconocimos
por cobardía
por envidia
por placer
por nada.
País de perro negro

Sin dejar un vacío para el recuerdo


tu beso está en el sueño
y en las flores de mi bosque.
Y sólo sé que cantas a lo lejos
perdida entre las tumbas campesinas,
donde se encuentran los tiempos fenecidos
y la ruina de tu amor me ha desterrado.
País de perro negro

Mi caricia quedó grabada en tu osamenta


y por más que los siglos se empecinen
no borrarán jamás la muestra
del querer que un día quiso aprisionarme.
Y sola tú ¡que extraña tu partida
al extraño pretérito.
País de perro negro

La muerte
existe desde el principio
junto a la salida de esta tierra
donde no tiene tiempo el tiempo,
se detiene en el futuro
y el presente es un engaño.
País de perro negro

La muerte
yace despierta en el pasado,
calcula el presente y el futuro,
es tiniebla callada y opresión.
Se agita sobre mil cabezas jadeantes.

La muerte
es un regalo represivo.
Su aviso es quejumbroso
su caricia es amenaza
rompe con el gemido de los dientes.
País de perro negro

La muerte
está aquí
allá
o en cualquier parte
siempre anidará en nosotros.
País de perro negro

Quiero ignorar la soledad absorta


que abruma el sentimiento más humano.
Vengo sin olvidar aquél recuerdo vacío
en que un día estuve deshabitado.
Huyo para encontrar mis abandonos,
sin pensar que bajo hasta el silencio,
donde el eco se encuentra desterrado.

No pude evitarlo
me encontré de frente a la tristeza,
la había abandonado siglos antes,
la encontré frente a mi tiempo
pronunciando señales de rechazo.
El derrumbe no cedió a la fortaleza
y pude sostener mi empeño
para morir aferrado a un corazón lejano
que no fue ni será mío.
País de perro negro

Permanecí como una balsa sobre el mar


fui pasajero de una tierra sin desearlo,
convertido en el más feroz de los humanos.
Mi alma estuvo desnuda entre sus brazos
buscando una caricia de su sangre
para el cielo justo de mi muerte.

Sé que es mi deber quedarme con mi sueño


mi mundo está solo y vuelve con la aurora
para vivir con mi destierro
en el mundo que es un signo
junto al bosque transitado por mil voces
a través del día en que no seamos
el polen de una misma flor.
País de perro negro

Ya iba a reposar
cuando de pronto recordé
que era domingo
lo había olvidado, es difícil
recordar los días alegres
cuando salíamos al parque de la cuadra,
hacia una fiesta de colores.
Eso lo había olvidado,
Sólo recuerdo el tiempo quieto
cuando me dieron tormento
en un pasado que se ha ido
y quizás vuelva.
Eso no está en mis planes,
intento escapar de este odio
en que me hallo inmerso,
en que me han sumergido.
¡Y pensar que fui el niño
que aprendió a odiar mientras amaba!
País de perro negro

Vuelven las imágenes oscuras del pasado


vuelve el delirio de un viaje infinito
en torno a rosas linternas y peroles.

Se crispan las entrañas sin saberlo,


atrapan mi corazón ebrio de sueños
y no sé qué sucede más allá del silencio,
un silencio que atormenta a los helenos.

Acaricio una oropéndola lisa,


un rayo parte quedo,
despierta al holgazán con un susurro,
la explosión se pierde en el vacío.
País de perro negro

La mortaja sublime de talento


la toga de bruto en el poder,
sonríe la bestia en su deceso,
el segundo sufre con el tiempo.

Quiero dormir un día como antes,


escapar de mí cuando ella quiera,
entregar mi corazón sediento
a la loba y a Rómulo y a Remo
no más.
País de perro negro

Canto a mí mismo

Cuando la historia comenzó aquí dentro


me llenaron la muerte de señales antiguas
antes de que Abel pasara por el mundo
desolado y violento todavía.
Por este rostro de lejanas cicatrices
me han perseguido cientos follajes y cabrones
que horadaron mis pies en suelo extraño.
Me desterraron en la danza furiosa de las horas
cuando la muerte paseaba entre mis huesos
convertida en palabra transitoria.
No conocieron mi nombre
ni sabían de la guerra silenciosa
por la que incineré el árbol de las sombras
en la soledad de los rincones.
Ahora que agonizo entre las ratas,
ahora que agonizo entre los muros
no podrán llegar mis pies cortados
a encontrarse conmigo en cada esquina.
País de perro negro

Monólogo de Lin Yu Tin

Con esta mirada de pájaro


descanso sobre la hierba blanda
mi mano entumecida.

La otra la perdí en una guerra


donde hacíamos el amor entre los tanques
donde los hombres se evaporaban por etapa
y los niños se quedaban mirando
cómo descendían las bombas.

Lo grave aún no ha comenzado,


pienso quedarme seriamente
sin aturdir a nadie.
País de perro negro

Así soy
adscrito a la demencia
escribiendo esta canción de loco
y este estremecimiento de mano
sin cuerpo para ceñirte.

Me desentiendo a veces de mi sangre


la cambio por ceniza,
por lo que sea,
por un canto de pájaro
sin más
sin menos.
País de perro negro

De la nada que se acaba

Estoy aquí
así y desde siempre
¿Vivo?
¡No!
Resucito cada día
para seguir aquí mismo
sucede extraña mutación
no estoy vivo
sólo recupero mi muerte
siempre hacia la fosa de mi cuerpo.
País de perro negro

Mi fosa me ha traicionado
no soporta aún lo inevitable
morir es vivir cien años
¿Vivo?
¡No!
No vivo
¡Hay que ser ruin para estar vivo!
Abrir la fosa es ofrecerse a los gusanos
¡No!
Nada de gusanos
Ni de muerte
Ni de fosa
Ni de vida.
País de perro negro

Prurito

Y tuve miedo
en el camino de los sueños,
cuando no se vive ni se muere
y uno se queda allí
en los linderos del deshecho.

Y tuve miedo
a estar así entre nada
desafiando los pechos desnudos.
País de perro negro

Y tuve miedo
a estar acostado entre los muertos
por la carne que allí se descompone.

Es posible que ese miedo aún persista


entre los vivos
o entre los muertos.
País de perro negro

Canciones de la nada

He resuelto buscarme últimamente


extraer mi rostro de la multitud
adiós,
vertiente de cenizas donde me desprendo
¡Adiós!
Al diálogo de la angustia
al cazador con gotas de ceniza
al hombre que muere de presente
y a la cárcel donde canto esta nostalgia
en un sangriento son que me confunde.
País de perro negro

A veces
la memoria se abre
como una flor,
y los recuerdos caen
como gotas de sangre
derramados,
a ras de la ceniza.
País de perro negro

Hoy es de julio no sé cuánto,


me arrastro hacia el antes del día,
y puede más la bestia
que el cordero que a veces dejo ver.

Hoy en un momento de furor,


aprendo a no oír de la mañana,
por la voz de un tiempo inmemorial.

Hoy es consecuencia de mañana,


y cuando el tiempo haya crecido,
seguiré siendo tan pequeño
que un segundo me aplaste lentamente.
País de perro negro

Es un silencio negro

Quizás aún no sea definitivamente,


mientras no llegue a tocar en cada puerta
con esta indumentaria insolente,
y diga que quizás no habría llegado,
si no fuera por estas manos en otras manos,
porque uno necesita de otros ojos,
y otros no pueden ver porque no quieren
en este espejo que a veces me rehúye.
País de perro negro

Puedo quedarme allí aún sin pedir


que otros circulen junto a mí,
y se estacionen de pronto y vean
que ya no sirve de nada estar mirando
sin empujar esta cosa para arriba
para luego soltarla y aplastarnos.

Como este sombrero antiguo que me he puesto,


con algo de fantasma en cada vuelta,
el espanto ya no servirá de excusa
en esta celda de variadas dimensiones
donde me encuentro ahora.
País de perro negro

Lleguen a una ventana y digan que este silencio


es un silencio negro,
un silencio de diversos colores,
que de entre todos surgiría un arco iris
para que otros que aún no hayan venido
se encontraran con nosotros,
como las piedras en los ríos que pasan.
País de perro negro

País de perro negro

País de perro negro


donde esconden la cola los cobardes.

País de hombres amarillos


con la cara derretida por el miedo.

País de viejos verdes


destinados a caminar en cuatro patas.

País del tiempo mío


que ya no aguanta mi ladrido.
País de perro negro

El tiempo que se niega

Noches de pan amargo,


noches de amasar el barro del delirio
y de encontrar esta memoria negra.

Días que no despiertan con el alba,


días sin canto heráldico de gallos
y de oscura permanencia.

Años de permanente espera,


años de transitar los umbrales de la sangre,
aún sabiendo que detrás de cada tiempo
vendrán otros tiempos insalubres.

El tiempo que se niega


es un cauce de ríos que se cierra,
para que sólo pasen en líquido silencio
los leves suspiros de la tierra.
País de perro negro

Cuerpo presente

Este animal que soy ahora,


mutilado y sin cola que le halen,
se levantó de entre letreros,
como quien cuida su propio encierro,
y cada vez vuelve a su nada
para encontrar la plenitud vacía.

Desde antes gustó de matorrales


para defecar sus ignorancias
y el graznido de otras latitudes
lo encontrará desde ahora en las terrazas.

Ahora, en una alcantarilla,


desagua toda su moral,
y en cada excremento de lo humano
habrá alguna vez fragua de hombre.
País de perro negro

Soliloquio uno

Este cadáver mío se empeñó en nacer de día…


y a veces, hasta conseguía una forma…
así estuvo varios siglos,
y comenzó nuevamente a trabajar buscando…
y, a mi cadáver lo encontré un día…
surgió de un vientre marital crispado,
apenas por un llanto ensamblado…
… recuerdo que una vez me dije
¡voy a emitir mi primer alarido¡,
y me vine.
País de perro negro

¡Ese cadáver mío¡


Tanto hace que lo llevo…
yo lo encontré sin ideas y le aporté palabras
y junto a él paseaba entre los autobuses…
para mostrarle los urinarios de la universidad…

¡Ese cadáver mío¡ …


hoy se las da de escritor y busca un verso,
no sabe que estaré en él hasta que pueda
y entonces
se acostará de nuevo
junto a otros cadáveres
y en las orillas del llanto
se cansará de reír.
País de perro negro

Mea culpa

No me culpen
si soy un dolor de piedras que se han vuelto contra
/la corriente.

No me culpen
si trato de evadirme de este universo rabioso.

No me culpen
si la soledad me ha confundido todos los caminos.

No me culpen
si mi tiempo es una basura incontenible.

No me culpen
si la existencia ya no cuenta para la nada de mí
/mismo.
País de perro negro

No me culpen
estoy desolado desde antes de abrir los ojos
y ahora es tarde y la ceguera me llega de improviso
como un inmenso dolor de muelas infectadas de
/recuerdos.

No me culpen
si fue sólo un incendio y no una explosión de sangre
/entre la tierra.

No me culpen si sólo una acumulación de odio a


/todo lo viviente.
País de perro negro

No me culpen
he sido un perdido más que no se encuentra
y si busco ahora mis labios podridos de cenizas
es que quiero desprenderme aún más entre las
/fieras.

No me culpen
es que quiero desenfundar y apuntar a las estrellas
y dispararle a Dios para que baje y me sostenga.

No me culpen
si no me llaman dentro de media hora seguiré
/disparando
disparando …
disparando…
disparando…
no me culpen.
País de perro negro

Una escarcha común

La flauta del silencio es nuestra guía


–un estilete de nuestra lengua pasmada-
como una mano de plomo.

Todos somos testigos de un rumor de caracoles


y de una gran ciudad con su inmensa campana de
/humo.
País de perro negro

Nos iniciamos en una ronda por los cementerios


con la tierra saturada de sangre
entre las manos.

Y fuimos emboscados por la sombra macabra


de nuestra imaginación.

Quedamos aferrados a la punta de una playa


–que teníamos por dentro-
y a todos los ríos del mundo.

Es ahora cuando la savia subterránea puede rugir


/consolada.

-Ahora somos el proyecto del hombre limitado-


País de perro negro

De persona a persona

Yo
–ahora hijo de perra-
encontré mis venas rotas
en mis lágrimas descoloridas.

En el cuerpo:
el sexo desnudo mortecino
–con escarchas azules-
mientras, en este cerebro de piedra,
habita un zamuro mutilado.
País de perro negro

Pero ahora:
¡hijo de perra yo!
sin tener otra cosa en la cabeza
que una inmensa nada en crecimiento.
País de perro negro

El corazón es una lápida blanca

Si, voy a morir


junto a que no volverá,
para que se oiga el trueno
cuando descienda hasta el olvido.

Cuando luego el alma esté vacía


–como una sombra detenida-
el corazón germinará con sus raíces
y rugirá la sangre al extinguirse.

Y aunque no resiste lo triste


–ni lo hondo de la ausencia-
Aquí me quedo.
País de perro negro

Contención de la fuga

Pedro se entretiene con su madeja de sol


entre las manos, y al otro lado del cerro
se eleva un papagayo negro
–y los hijos del capitán
–con sus casitas de vidrios en la arena-
Presienten la llegada de los ángeles de piedra.

Pedro se levanta
–toma el camino de la furia- arremete
contra los pájaros de humo, y se divierte
con la caída de las plumas.
País de perro negro

-El papagayo negro continúa elevándose-

Los hijos del capitán ya tienen su cementerio


–con tumbas imaginarias y flores de cobalto-
entregan su geografía a un derrumbe definitivo.

Pedro ya no puede con su madeja de sol


–no tiene manos-
País de perro negro

Ya como homo sapiens

Ayer bajé de mi primer árbol


traje las flores,
y el aroma lo vertí en el río,
y todos ahora
bajan de su árbol.

Ya como homo sapiens


llegó el odio y lo retuve
-entre mis huesos como una mancha-
y desde entonces
ando buscando un blanqueador.
País de perro negro

Para aliviar la angustia del otoño

Quieres que el sueño se marche


y te cuelgas de un árbol
como un pájaro muerto.

Falleces en los ríos tranquilos


–tu muerte será de agua-
y no de piedras.

Pasará tu día
y querrás timar el día de otros.

Morirás y no habrás muerto todavía


–por el sueño de haber dormido tanto-
y te hundirás en la vaciedad de las raíces,
como una flor que se marchita en su capullo.
País de perro negro

Los perros que no rezan

Para este junio no habrá fogatas


pues el sol ya se habrá ido,
y volveremos entonces
hasta la oscuridad de los principios.

Acaso una luz rosada


entibie el nido de los altares
–para que vuelvan muy pronto amoratados-
por el chisporroteo de la basura con la basura.
País de perro negro

Alguien gritará en los matorrales


para no ser oído ni comido
por la vaciedad del humo
que arde buscando una luz para el camino.

Nos llevarán del brazo


los perros de la escuela
y los perros que no han leído
ni los libros ni la biblia.

Los perros que no rezan


–junto a los perros sacerdotes-
serán odiados por otros perros
y éstos a su vez por otros
hasta que estalle el chillido.
País de perro negro

Desde la canícula

La libertad se agota
–en estos días-
y un remolino de presentimientos
circunda mis temores.

Voy de gemido en gemido


mientras el corazón se oprime con el pecho
y duda.

Fatalmente existe un ahogo


–entre la sangre-
y mis vísceras son cremadas
por el viento de la resequedad
de una inmensa garganta
que me grita.
País de perro negro

Ahora que sucede

Estoy dispuesto a soportar


ahora que la oquedad es el reflejo
de mis fulguraciones
entre tantos objetos irreales.
País de perro negro

Vengo
con la sensación de alejarme
y persiste todavía el acecho
de las sombras.

Ahora
Pienso que es la hora sin determinaciones
-por la exactitud-
de la venganza.
País de perro negro

Carnaval de tristezas viejas

Me resigno
en la oscuridad de mi rostro
y en cada sudor
la sangre se derrama sobre una guirnalda
ennegrecida.
País de perro negro

Luego digo que esta voz


me es prohibida cuando las sensaciones
se me agotan.

Ante mí
quizás la verticalidad de la muerte
se levante y diga que el silencio
es sólo mío.

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