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Actividad : 1 didáctica 1

Para pensar nuestro lugar…


La taza de té, el vacío

Un joven que deseaba aprender nuevos conocimientos y habilidades,


acudió a un sabio Monje en el Tíbet, con la esperanza de que lo
admitiera como alumno.
El viejo sabio le recibió amablemente y le invitó a tomar una taza de té.
Puso delante del joven una taza y empezó a servir el té. Una vez la taza
estaba llena, el sabio continuó vertiendo la bebida, la cual empezó a
derramarse sobre la mesa. El muchacho, alarmado al ver que el monje
no se inmutaba ante el derrame de té, gritó:
- ¡Maestro, maestro, deje de echar té en mi taza! ¡Pero no se da cuenta
de que lo está derramando!
El Monje lo miró a los ojos y le respondió:
- Igual que la taza, tu mente está llena de opiniones y especulaciones.
¿Cómo vas a aprender si no empiezas por vaciar tu taza? Hasta que no
seas capaz de vaciarla, ni yo ni nadie podremos poner más
conocimiento en ella.
Y añadió:
- Hay que vaciarse para poder llenarse, una taza solo sirve cuando está
vacía. No hay nada que se pueda agregar en una taza llena.

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