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HISTORIA DE LA CIUDAD DE LA ESPERANZA

Nacimiento de los asentamientos humanos

Todo comenzó por la década de los anos 50, la situación para los campesinos de nuestra
serranía se volvía cada vez mas difícil, como todo se centralizaba en la capital, ellos eran
olvidados. Entonces, decidieron emigrar, esto significa dejar su lugar de origen y venir a
establecerse en Lima, como no tenían recursos económicos para comprar o alquilar una casa,
decidieron invadir terrenos que hasta ese entonces eran intangibles amparándose en que el
techo es un derecho, levantaban sus precarias viviendas con unos cuantos palos y esteras y
permanecían ahí hasta que las autoridades opten por desalojarlos. En algunos casos ocurrían
cruentos enfrentamientos, en otros, se les permitía quedarse. Pero, aunque muchos lo crean
así, este ultimo no es el caso de Huaycan.

Nacimiento de Huaycan
El primer intento de ocupar la quebrada de Huaycan ocurrió en Octubre de 1982, propiciado
por la Asociación de Vivienda Las Malvinas de Nana.
Pero, en septiembre de 1983, se formo el Asentamiento Humano Pro Huaycan Andres Avelino
Caceres, quienes dividieron el distrito de Ate Vitarte en 27 zonas, desde la urbanización
Valdiviezo hasta Santa Clara, así nacieron los 27 sectores primigenios del Avelino, y la
organización creció como la espuma.

Paralelamente, se fundo también el Asentamiento Humano Pro Huaycan José Carlos


Mariategui de El Agustino, en marzo de 1984, que reunió a unos 500 socios, con una marcada
tendencia al crecimiento.

El alcalde Alfonso Barrantes Lingan, quien en ese entonces presidía la Municipalidad de Lima,
comprendió que este movimiento era multitudinario y tomo la decisión de habilitar la quebrada
para su ocupación, encargando a personal especializado, para que atendiera el caso Huaycan,
dentro de la perspectiva de hacer un proyecto de vivienda popular. Es así como nace el
Proyecto Especial Huaycan (PEH).
Cuando se animaron a visitar Huaycan, el terreno era dispar, y las rocas algunas de variadas
toneladas, yacían esparcidas por todos lados. Ellos pensaban en un diseño urbano que
permitiese a los pobladores un lugar que apuntara hacia el desarrollo. Preparaban a los futuros
pobladores de Huaycan organizando visitas guiadas: los llevaban en bus para indicarles como
pensaban en el futuro Huaycan como una ciudad modelo. Pero, esto se realizaba de manera
muy lenta.

Posesión de la quebrada Huaycan


Los Asentamientos Pro- Huaycan, decidieron que no podían esperar mas, pues los trabajos
para la habilitación de la quebrada demoraban y no había cuando posesionarse ya de estos
terrenos, es entonces que el día 14 de julio de 1984, planearon organizarlo todo para el
siguiente día.
Muchos no durmieron esa noche por la tensión, y el trabajo que consistía en avisar a sus
socios y preparar todo el material que se iba a usar en la ocupación.

Algunos estaban encargados de abrir el paso hasta la quebrada, atravesando campos de


cultivo, propiedad de la familia Poppe y asegurando el paso de los camiones. Otro grupo
ingresaría después y se encargaría de ordenar el ingreso y repeler cualquier ataque de la
policía o los peones de las propiedades vecinas.
La mañana de ese 15 de julio era fría. El primer grupo llego a las 6 de la mañana, caminaron
casi un kilómetro desde la Carretera Central hasta la quebrada, pasando por la propiedad de
los Poppe hasta la urbanización “El descanso”, un grupo de casas huerta, allí había una garita
con una cadena, que tenían que cortar para dejar el paso libre de los camiones que, en esos
momentos, estaban en camino con el grueso de la gente.
Mientras tanto en los distintos barrios de Ate-Vitarte, los futuros pobladores cargaban en
camiones, palos, esteras, ollas y cilindros para partir rumbo a Huaycan. Cumpliendo la orden
de los dirigentes, salieron a la hora convenida. Ellos contaban con que la policía no los
detuviera, ya que era inusual un movimiento tan grande un domingo tan temprano.

A las 7 de la mañana aproximadamente, varios ómnibuses se estacionaron en la carretera a


varios cientos de metros de la ciudadela pre hispánica de Huaycan. Habían llegado sin
novedad, y la gente comenzó a ingresar. Conforme ingresaban a la zona cada socio mostraba
una credencial de las previamente distribuidas. De a pocos, un grupo de personas se reunía a
la entrada de la tierra prometida. Dos, tres, cuatro... cinco mil almas comenzaban a
posesionarse de esos terrenos, para no salir jamás.

A partir de esa primera noche, las organizaciones establecieron un sistema de vigilancia en el


perímetro de la ocupación, que estaba situado en lo que ahora es la zona A. Se había
establecido un fuerte grupo en las cercanías de la zona arqueológica, donde estaban las ruinas
de Huaycan de Pariachi. Otro ocupaba la parte central, por donde llegaba la pista que
atravesaba las tierras de Poppe y El Descanso. Era el sector por donde transitaban los que
llegaban y salían solo los ocupantes que tenia credenciales de sus organizaciones.
Los otros dos grupos de defensa estaban en la zona de la arenera, en el extremo derecho del
perímetro, a unos 400 metros el uno del otro, pues se temía que por este lugar podría llegar
cualquier invasión. De esta manera se cerraba el acceso hacia las partes altas que se iban a
ocupar, conforme se fuera desarrollando el plano urbano y se formaran los barrios, las
llamadas UCVs.
Las guardias eran rotativas en el perímetro; pero también había grupos patrullando los
campamentos para evitar cualquier tipo de robo, escándalo o transgresión a la ley seca.

Después de la euforia de la ocupación, la gente, se dio cuenta que no solo bastaba con
hacerse del terreno, también la vida tenia muchas otras cosas. Los que salieron rumbo al
trabajo se encontraron con que no tenian agua para lavarse, que debían caminar mas de un
kilómetro par allegar a la Carretera Central y apretujarse en los microbuses que hacían la ruta
de Lima a Chosica. Las mujeres no tenían donde comprar el pan de cada día, porque
simplemente no existía ninguna panadería a menos de cinco kilómetros a la redonda, y además
sus hijos no tenían donde estudiar.
Los dirigentes eran conscientes de esos problemas y se dedicaron a organizar los servicios.
Buscaron en Lima apoyo de instituciones de promoción social. Otros dirigentes bajaron hasta el
cercano pueblo de Santa Clara y convencieron a una línea de buses, la que cubría la ruta del
Callao a Santa Clara para que llegara hasta Huaycan. Tiempo después, dos pobladores de
Huaycan vendieron sus camiones con los que se dedicaban a traer papa desde la sierra para
comprar los dos primeros micros que harían el servicio de transportes entre Lima y Huaycan.
Por su origen serrano, los pobladores llamaron a esta línea de transporte “los papa huayco”,
que hasta la fecha existe como el Comité 272. Los dirigentes también consiguieron que
algunos camiones cisternas llevaran agua hasta la quebrada, en donde cinco mil sedientos
pobladores la necesitaban.

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