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Todo comenzó por la década de los anos 50, la situación para los campesinos de nuestra
serranía se volvía cada vez mas difícil, como todo se centralizaba en la capital, ellos eran
olvidados. Entonces, decidieron emigrar, esto significa dejar su lugar de origen y venir a
establecerse en Lima, como no tenían recursos económicos para comprar o alquilar una casa,
decidieron invadir terrenos que hasta ese entonces eran intangibles amparándose en que el
techo es un derecho, levantaban sus precarias viviendas con unos cuantos palos y esteras y
permanecían ahí hasta que las autoridades opten por desalojarlos. En algunos casos ocurrían
cruentos enfrentamientos, en otros, se les permitía quedarse. Pero, aunque muchos lo crean
así, este ultimo no es el caso de Huaycan.
Nacimiento de Huaycan
El primer intento de ocupar la quebrada de Huaycan ocurrió en Octubre de 1982, propiciado
por la Asociación de Vivienda Las Malvinas de Nana.
Pero, en septiembre de 1983, se formo el Asentamiento Humano Pro Huaycan Andres Avelino
Caceres, quienes dividieron el distrito de Ate Vitarte en 27 zonas, desde la urbanización
Valdiviezo hasta Santa Clara, así nacieron los 27 sectores primigenios del Avelino, y la
organización creció como la espuma.
El alcalde Alfonso Barrantes Lingan, quien en ese entonces presidía la Municipalidad de Lima,
comprendió que este movimiento era multitudinario y tomo la decisión de habilitar la quebrada
para su ocupación, encargando a personal especializado, para que atendiera el caso Huaycan,
dentro de la perspectiva de hacer un proyecto de vivienda popular. Es así como nace el
Proyecto Especial Huaycan (PEH).
Cuando se animaron a visitar Huaycan, el terreno era dispar, y las rocas algunas de variadas
toneladas, yacían esparcidas por todos lados. Ellos pensaban en un diseño urbano que
permitiese a los pobladores un lugar que apuntara hacia el desarrollo. Preparaban a los futuros
pobladores de Huaycan organizando visitas guiadas: los llevaban en bus para indicarles como
pensaban en el futuro Huaycan como una ciudad modelo. Pero, esto se realizaba de manera
muy lenta.
Después de la euforia de la ocupación, la gente, se dio cuenta que no solo bastaba con
hacerse del terreno, también la vida tenia muchas otras cosas. Los que salieron rumbo al
trabajo se encontraron con que no tenian agua para lavarse, que debían caminar mas de un
kilómetro par allegar a la Carretera Central y apretujarse en los microbuses que hacían la ruta
de Lima a Chosica. Las mujeres no tenían donde comprar el pan de cada día, porque
simplemente no existía ninguna panadería a menos de cinco kilómetros a la redonda, y además
sus hijos no tenían donde estudiar.
Los dirigentes eran conscientes de esos problemas y se dedicaron a organizar los servicios.
Buscaron en Lima apoyo de instituciones de promoción social. Otros dirigentes bajaron hasta el
cercano pueblo de Santa Clara y convencieron a una línea de buses, la que cubría la ruta del
Callao a Santa Clara para que llegara hasta Huaycan. Tiempo después, dos pobladores de
Huaycan vendieron sus camiones con los que se dedicaban a traer papa desde la sierra para
comprar los dos primeros micros que harían el servicio de transportes entre Lima y Huaycan.
Por su origen serrano, los pobladores llamaron a esta línea de transporte “los papa huayco”,
que hasta la fecha existe como el Comité 272. Los dirigentes también consiguieron que
algunos camiones cisternas llevaran agua hasta la quebrada, en donde cinco mil sedientos
pobladores la necesitaban.