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Para el Aquináte, vive aquello que se mueve por sí mismo y no por otro.
Hay entonces cuatro formas de vida:
La vegetal, cuya forma la recibe por la naturaleza y cuyo movimiento se genera en el
propio lugar y que afín de cuentas lo que le mueve o su thelos es la misma naturaleza.
La animal cuya forma la adquieren por los sentidos, su movimiento es progresivo,
más avanzado que en la vida vegetal; se mueven entonces los animales por mero
instinto, solo van de aquí para allá por el instinto.
El hombre, tiene el privilegio de hacer uso de su razón y del entendimiento; entonces
por encima de los animales están aquellos que se mueven por sí mismos y cuyo
movimiento está fijado a un fin previamente establecido.
Dios sería entonces la cuarta forma de vida, posee la vida en grado sumo, así entonces
aquel cuya naturaleza sea su mismo conocer y a lo que esté orientado, y que no esté
determinado por otro ése tiene el grado de vida más alto. Ese tal es Dios.
- SENSIBLE COMÚN: son aquellos sensibles que pueden ser percibidos por
sentidos diferentes, ejemplo de esto, es el movimiento, el tamaño, el número, la
figura, etc. Por ejemplo: la solidez de una mesa es percibida no solo por el tacto,
sino también se puede conocer a través de la vista.
-¿Qué es una potencia? : Por lo anterior podemos decir que, los sentidos son
“facultades o potencias pasivas”. Así los sentidos humanos son facultades o fuerzas
o energías materiales. Ej.: la visión es un acto corporal, material, ´puesto que la vista
es del mismo modo material”. Para el Aquinate los sentidos están en potencia pasiva,
es decir, tienen la capacidad de recibir estímulos, acciones u objetos que vienen de
afuera. Por ejemplo la vista está en potencia “pasiva” cuando se encuentra mirando
un objeto cualquiera.
-¿Qué es una facultad?: Del latín facultas, la facultad es el poder, la aptitud o la
capacidad para realizar ciertas operaciones especificas por la conexión natural de
unas con otras. Para la doctrina escolástica los sentidos externos e internos son
facultades del alma que opera por medio de ellos. Las facultades están compuestas
por las potencias y por sus órganos correspondientes.
Los sentidos externos son los que nos ponen en contacto con los objetos espaciales, y para la
vida humana son de suma importancia, pues por ellos nos relacionamos con la realidad
mundana, captándola para adaptarnos a ella, informándonos, protegiéndolos, orientándolos
y llevándonos a precisar el mundo en que vivimos. Todo el contacto y relación que tenemos
con los demás y con el mundo exterior lo establecemos a través de los órganos de los sentidos;
maravillosos mecanismos que transmiten al cerebro cuántas impresiones reciben y que éste
transforma en sensaciones.
Sentidos internos.
Son las facultades que agrupan las sensaciones, no espacialmente como los sentidos externos,
sino temporalmente o en secesión de antes y después. Se llaman internos, no porque los
órganos con que se realizan esas sensaciones sean interiores, sino porque su objeto formal,
es decir, aquel aspecto que de la cosa se capta, es más noble o superior que el de la sensación
externa; cuatro son los sentidos internos: sentido común, imaginación, estimativa y memoria.
La percepción.
Los animales tienen en diverso grado la facultad llamada “estimativa natural” o “saber obrar
innato”, que no debe confundirse con el instinto, o tendencia repetitiva; la estimativa en
cambio, es un saber o conocimiento que sirve para discernir, sin previo adiestramiento, lo
que conviene o perjudica al animal. En el hombre la estimativa natural se llama “facultad
cogitativa”, porque está radicada en la razón o pensamiento, pero va íntimamente unida al
conocimiento sensitivo. Ahora bien, la facultad cogitativa es el puente de unión entre la idea
y la imagen, debido a que la misma alma humana es principio, tanto de la sensación o imagen,
como de la intelección o concepto; por eso la cogitativa coincide muy bien con el sentido
común, que, por una parte, hace síntesis de los sentidos externos, y con la imaginación, se
hace presente el objeto ausente, y por otra parte, con el intelecto, que produce la idea
abstracta.
La memoria.