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Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Filosofía y Letras

La historia de mis dientes de Valeria Luiselli:


una autobiografía narrada de forma distinta

Por Renata Salazar Allen

Maestro: Manuel Santiago Herrera Martínez

Matrícula: 1536918

Materia: Literatura mexicana

Semestre: Noveno

28 de septiembre de 2018

Ciudad Universitaria, Nuevo León


La historia de mis dientes de Valeria Luiselli:
una autobiografía narrada de forma distinta

Valeria Luiselli (1983) es la primera escritora mexicana en ganar el American Book


Award (Premios American Book) por su novela Los niños perdidos (2016). Dicho
premio literario estadounidense es actualmente entregado a novelistas que
sobresalen en su ámbito. Entre otros trabajos se encuentran su libro de ensayos
Papeles Falsos (2010) y la novela Los ingrávidos (2011). También ha sido
colaboradora de las revistas Letras Libres, The New York Times y Dazed &
Confused.

En su novela La historia de mis dientes (2013), ilustrada por Daniela Franco,


Luiselli nos narra en seis partes las peculiares vicisitudes y manías de Gustavo
Sánchez Sánchez alias Carretera, quien, luego de sufrir múltiples desencantos,
que incluyen varios divorcios y el desamparo de su único hijo, se vuelve rico, y
finalmente feliz, a través del ejercicio de cantador de subastas. Carretera vive de
forma cómoda y próspera hasta que se reencuentra, en medio de una venta, con
su hijo Ratzinger. El encuentro provoca que nuestro protagonista haga algo
insensato: se subaste a sí mismo. Luego de aquello, el destino de Carretera sufrirá
cambios que lo llevarán desde la ruina hasta epifanías peculiares que lo
acompañarán hasta la tumba.

Es una característica particular que casi toda la novela gire en torno a la figura de
los dientes, como vemos, Carretera puede vender cualquier objeto, pero se suele
centrar más en las “parabólicas” que son dientes de diversas personas famosas
como Virginia Woolf, Platón, Agustín de Hipona, Jorge Ibargüengoitia, Quintiliano,
Ludwig Wittgenstein, Jorge Luis Borges, Rubén Darío, Montaigne, Rousseau, Vila
Matas, Chesterton y un largo etcétera (el mismo carretera se implanta la
dentadura exhumada de Marilyn Monroe). Al parecer, Carretera es un fanático de
los dientes, ya que el sufre de un defecto en su propia dentadura. Luiselli,
asimismo, incluye en su obra, solo que ahora a manera de personajes, a otras
figuras públicas como lo son el difunto vecino de Carretera Julio Cortázar, al
operador de pasteurización Salvador Novo, al párroco de Santa Apolonia, Luigi
Amara o al guardia de reemplazo Hochimín.

Al comienzo, se pude pensar que la autora introduce a personajes de este tipo con
algún propósito que más adelante la notar podría explotar, pero no fue así. Parece
que aquellos sólo fueron utilizados, en ciertos casos, con el motivo de otorgarle
alguna característica al personaje y hacer un juego literario irónico o cómico (como
en el caso de las parabólicas, las hiperbólicas y las elípticas), sin embargo, este
recurso se torna tan repetitivo que podemos llegar a percibirlo tan solo como una
muestra presuntuosa por parte de Luiselli de que es una autora instruida.
Pareciera como si ella hubiese tomado la mayor información que posee sobre el
mundo de las artes y la filosofía y la apelmazara en su libro; sin importar que los
aludidos estuviesen vivos o muertos ni sus nacionalidades.

Los dientes como herramientas para crear autobiografías

Al principio de la novela es el mismo Carretera quien nos narra su historia, aunque


éste casi no nos describa sus pensamientos, ni siquiera qué es lo que siente
cuando se topa con el hijo que abandonó hace muchos años. Luego, la historia es
narrada por un amigo suyo que es escritor. La estructura es un tanto fragmentaria,
incluso pareciera apelmazada, y se suelen revolver rasgos irrisorios con trágicos a
lo largo de toda la historia (como lo es escena de Carretera con los payasos) que
tornan absurdos algunos eventos. De esta forma, el protagonista se vuelve una
especie de mito por las excentricidades y tragedias que leemos sobre él.
Asimismo, es interesante notar que la novela no utiliza un español propiamente
mexicano, sino más bien español.

La forma en la que Luiselli escribe podría parecernos infantil, ya que las


posibilidades para describir qu ella utiliza para una situación parecen infinitas. Un
claro ejemplo son las parabólicas y las divertidas descripciones de dentaduras de
algunos famosos. Ese tipo de descripciones no están moldeadas, nos parecen
nuevas porque se salen de lo ya conocido, tal como nos sucede con la visión
“nueva” de un niño al describirnos, por ejemplo, lo que es el amor. Además, se
asemeja a lo infantil porque los formatos de La historia de mis dientes son
impensables y a la vez, lúcidos, alucinantes y evidentes. Es como si Luiselli es
fuera una escritora-niña erudita.

Los dientes sirven en esta novela como herramientas para crear una “autoimagen”
o “autobiografía”, como lo denomina Daniel Bernal Suarez en su reseña a la
novela (2014). Esta autoimagen es revelada por “la fértil capacidad enunciativa del
narrador y protagonista” (Bernal). Carretera se define a sí mismo no por sus
hechos pasados o sus pensamientos, ni siquiera por su dentadura de nacimiento,
sino por la de Marilyn Monroe. Es a través de ésta por la que Carretera no narra
anécdotas divertidas, situaciones surrealistas y momentos trágicos. El discurso de
Carretera es una autobiografía dental y, en aquel momento, podemos notar
además un viaje tipo quijotesco, cuyo sentido el lector advertirá por completo en la
parte final de la novela, en especial por la presencia del “cronista” que relata la
historia, o sea, Roberto Bálser, el amigo escritor de Carretera. Las funciones
digestivas, comunicativas o estéticas que tienen los dientes normalmente son
utilizadas por Luiselli para trascender hacia otros significados más profundos que
rodean a Carretera. Las fotografías que se encuentran al final de la narración
(aunque estas, técnicamente, también sirven como narración pero visual) también
parecieran cumplir con éste propósito, ya que juegan de igual forma con el lector.

Además, no solo los dientes sirven para éste propósito, sino también los demás
objetos que Carretera vende o consigue; para él, los objetos están cargados de
anécdotas y son valiosos precisamente por el tipo de anécdota que los envuelve,
no tanto por su materialidad. Tanto el pasado como el futuro de Carretera van
entrelazándose en un juego donde se va construyendo y deconstruyendo la
presentación que el lector podrá tener sobre del personaje.
La última carcajada como defensa

Pareciera que Luiselli nos propone, al final de La historia de mis dientes, que la
respuesta de Carretera para el mundo es una “última carcajada” (en especial
porque antes de morir éste le responde a Ratzinger sobre los objetos que le
encargó a través de los payasos). Luiselli vuelve la muerte de Carretera digna a
través de lo irónico y los dientes de Marilyn, que ha recuperado pero ahora
utilizándolos de forma diferente, se vuelven así los objetos de su nuevo carácter.

La historia de mis dientes es una obra que, por su innovación y su exuberancia


verbal e imaginativa, es valiosa para la literatura mexicana. Luiselli nos
proporciona antídoto contra cualquier forma de anquilosamiento mental y una
reestructura de nosotros mismos a través de una narración que, en el proceso,
nos hará soltar una que otra carcajada.
Bibliografía

Earle, P. G. (2015). La historia de mis dientes: Valeria Luiselli. Opción, 190.

Pérez, M. (2016). La historia de mis dientes: la alucinante lucidez de Valeria


Luiselli . Zancada .

Valeria, L. (2013). La historia de mis dientes. México: Sexto Piso.

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