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Siglo de las Luces.

Se denomina "Siglo de las luces" al siglo XVIII, por prevalecer una mentalidad que
hace de la ciencia y la razón verdades incuestionables que permiten el progreso de
la humanidad. Desde principio s de siglo se dibujó una profunda crisis espiritual,
cuyo centro fue la negación o la crítica de la iglesia católica y las monarquías
absolutas. Esta lucha fue desarrollándose a lo largo de la centuria, hasta
desembocar en un formidable estallido revolucionario mundial. La revolución, en
efecto, se inicia en Estados unidos y despues se extendió a Francia y a toda Europa.
Finalmente incendio el continente hispanoamericano dando lugar a la indepencia de
las antiguas colonias españolas durante el primer tercio del siglo XIX.
La Ilustración y el Enciclopedismo son ejemplos de movimientos intelectuales que
promueven estas ideas. Más que un conjunto de ideas fijas, la Ilustración implicaba
una actitud, un método de pensamiento. De acuerdo con el filósofo Immanuel Kant,
el lema de la época debía ser "atreverse a conocer". Muchos defensores de la
Ilustración no fueron filósofos según la acepción convencional y, en un intento de
orientar la opinión pública a su favor, imprimieron panfletos, folletos anónimos y
crearon gran número de periódicos y diarios.
Los precursores de la Ilustración pueden remontarse al siglo XVII e incluso antes.
Abarcan las aportaciones de grandes racionalistas como René Descartes y Baruch
Spinoza, los filósofos políticos Thomas Hobbes y John Locke y algunos pensadores
escépticos galos de la categoría de Pierre Bayle o Jean Antoine Condorcet.
A finales del siglo XVIII, en Francia, surgieron algunos cambios en el pensamiento
de la Ilustración. Bajo la influencia de Rousseau, el sentimiento y la emoción
llegaron a ser tan respetables como la razón. En la década de 1770 los escritores
ensancharon su campo de crítica para englobar materias políticas y económicas.
De mayor importancia en este aspecto fue la experiencia de la guerra de la
Independencia estadounidense (en las colonias británicas). A los ojos de los
europeos, la Declaración de Independencia y la guerra revolucionaria anunciaron
que, por primera vez, algunas personas iban más allá de la mera discusión de ideas
ilustradas y las estaban aplicando.
El Siglo de las Luces concluyó con la Revolución Francesa de 1789, aunque es
incuestionable que la Ilustración dejó una herencia perdurable en los siglos XIX y
XX. Marcó un paso clave en el declinar de la Iglesia y en el crecimiento del
secularismo actual. Sirvió como modelo para el liberalismo político y económico y
para la reforma humanitaria a través del mundo occidental del siglo XIX. Fue el
momento decisivo para la creencia en la posibilidad y la necesidad de progreso que
pervivió, de una forma moderada, en el siglo XX.
La Ilustración no se limitó a Francia, sino que se extendió por todo el mundo. En
Alemania tuvo especial importancia, y allí recibió el nombre de Aufklärung. Alemania
tuvo como principal representante a Cristian Wolff (m. 1754) deísta moderado.
Como manifestaciones políticas de la Ilustración podemos citar: El despostismo
Ilustrado, el parlamentarismo inglés y el Reformismo borbónico.
http://www.todacultura.com/movimientosartisticos/siglo_delas_luces.htm
Filosofía de la educación
Desde sus orígenes en la Grecia clásica la Filosofía se constituye como el saber
más general y profundo sobre la realidad, porque se ocupa del conocimiento del ser
en toda su amplitud a la luz de las últimas causas y primeros principios. La Filosofía,
por su propia naturaleza, constituye un saber de segundo orden, pues sólo
superando el plano epistemológico del conocimiento espontáneo y científico es
posible alcanzar la unidad de sentido y universalidad a la que tiende la Filosofía.
En este contexto, la Filosofía de la Educación puede definirse como la aproximación
al mundo de los fenómenos educativos desde una perspectiva filosófica. Se
encuadra, por tanto, en el ámbito de la Filosofía Práctica pues constituye un
saber de la acción, para la acción y desde la acción. En consecuencia, su fin
principal no es tanto la contemplación de la realidad educativa como
su mejora [Amilburu 2010].
La Filosofía de la Educación no siempre es valorada adecuadamente por parte de
los filósofos: algunos la consideran una filosofía “de segunda clase”, porque se trata
de una de las ramas de la Filosofía que toma otra actividad humana como objeto de
estudio. En otras ocasiones, el menosprecio hacia la Filosofía de la Educación tiene
su origen en los prejuicios de los propios educadores, que la consideran un saber
bello pero inútil, incapaz de orientar efectivamente la educación que es, ante todo,
una tarea práctica.
Así, la Filosofía de la Educación ha sido denostada desde dos frentes: de una parte,
por filósofos que se empeñan en encajar las ideas entre sí de modo que formen un
sistema coherente en lugar de comprender su verdad y unidad esencial; de otra, por
aquellos educadores que conciben la propia tarea como una actividad
fundamentalmente práctica, de la que se esperan efectos beneficiosos inmediatos
visibles y mensurables, en el ámbito del aprendizaje.
Estas críticas no hacen justicia a la Filosofía de la Educación, aunque hay que
reconocer que en ocasiones tienen cierto fundamento sobre el que sustentarse
porque, a veces, los filósofos de la educación —urgidos por la necesidad de dar
respuestas inmediatas a los problemas concretos que plantea la práctica
educativa— descuidan la profundidad y el rigor metodológico que requiere una
disciplina filosófica, y no hacen propiamente una Filosofía de la Educación [White
2003]. Y otras veces, para contrarrestar esta opinión negativa extendida entre los
filósofos y demostrar que son ciudadanos de pleno derecho en la república de los
sabios, algunos filósofos de la educación se centran exclusivamente en análisis y
cuestiones autorreferenciales sobre la propia disciplina —como cuál es la
naturaleza de esta materia, la definición de su estatuto epistemológico, sus
vinculaciones con otras ciencias, el lugar que le corresponde en el conjunto de los
saberes filosóficos o pedagógicos, etc. [Haldane 1989]—. Esto supone, en realidad
una “reflexión-sobre-la-reflexión acerca de la educación” —una especie de “meta-
Filosofía de la Educación” carente de interés para los educadores— que aleja a la
disciplina del ámbito de la práctica educativa real y de las preocupaciones concretas
de sus protagonistas. Se trata, en el mejor de los casos, de una sistematización
abstracta sobre temas académicos, sin incidencia en la educación tal y como la
experimentan sus protagonistas —padres, profesores y alumnos— en su actividad
diaria.
Sin embargo, y a pesar de estas críticas, es comúnmente admitido que existe una
Filosofía de la Educación implícita en las obras de muchos filósofos —desde Platón
a Gadamer— que constituye, en algunos de ellos, el núcleo de su pensamiento.
2. La Filosofía de la Educación como “disciplina académica”
La diversificación de las disciplinas académicas obedece a su consideración como
áreas de estudio organizadas sistemáticamente; son ámbitos del saber y del hacer
que tienen objetos, metodologías y finalidades específicas. Más que conjuntos
estáticos de saberes objetivados, las disciplinas son modos de disponer un conjunto
de actividades cognoscitivas [Pring 2004].
Así, la Filosofía de la Educación se distingue de las demás materias filosóficas y
pedagógicas por su objeto de estudio, la metodología que emplea y el fin que se
propone alcanzar.
— Su objeto propio es el estudio del fenómeno educativo en toda su amplitud: los
agentes, procesos y escenarios donde se desarrolla el binomio enseñanza-
aprendizaje.
— Emplea para su elaboración metodologías filosóficas.
— Tiene como fin inmediato la elaboración de un cuerpo de doctrina que facilite a
los profesionales de la educación la comprensión del sentido y las implicaciones
antropológicas y éticas de su tarea, para mejorar su actividad práctica.
En definitiva, la Filosofía de la Educación no pretende elaborar “una gran teoría” en
el sentido epistemológico fuerte de la palabra [Pring 1978] —un sistema unificado
de proposiciones, semejante a las teorías científicas—, sino llevar a cabo una
reflexión crítica y sistemática sobre la educación de la que se puedan extraen
conclusiones que permitan entender y afrontar mejor los problemas de la práctica
educativa.
http://www.philosophica.info/voces/filosofia_de_la_educacion/Filosofia_de_la_Edu
cacion.html
Las principales corrientes de la filosofía
El idealismo existencialismo: Lista de los principales filosofía actual
Para darle un enfoque más transversal a la filosofía, aquí están algunas de las
principales corrientes filosóficas y las principales escuelas de pensamiento. Lo que
hay que recordar es que un autor bien puede pertenecer a varias corrientes (por
ejemplo, la fenomenología existencialista de Sartre, marxista e individualista). Aquí
la mayoría de las principales escuelas de filosofía y una definición de cada corriente
filosófica (el existencialismo, el idealismo, el empirismo, …):
escuelas generales de pensamiento:
– El empirismo: la doctrina de que todo conocimiento proviene de la experiencia.
– Racionalismo: Teoría que afirma que la mente humana tiene principios o un
conocimiento a priori, independiente de la experiencia
– Idealismo: doctrina filosófica que niega la existencia del mundo exterior, y lo
reduce a las representaciones de la subjetividad. De lo contrario, los idealistas
piensan que el mundo no existe sin un sujeto que pensar.
– Positivismo: El principio del positivismo es refutar el hombre un sentido
metafísico, centrándose así en la ciencia objetiva, las leyes de investigación.
– Estoicismo: el estoicismo es tanto una teoría del universo y una moral. la
sabiduría estoica se define como el conocimiento del Cosmos.
– El estructuralismo: Hay, por el estructuralismo, estructuras para todas las
actividades sociales, para explicar. Por tanto, debemos ir más allá de los hechos
empíricos.
La fenomenología: un estudio descriptivo de un conjunto de fenómenos.
Fenomenología procede de una crítica de la metafísica clásica (empirismo y el
idealismo a la vez), en un deseo de volver a lo concreto. La fenomenología se define
como una ciencia rigurosa de las esencias.
Materialismo: La teoría materialista es una doctrina ontológica que no hay ninguna
otra sustancia que la materia. Por lo general, rechaza la existencia de Dios, el alma,
la vida futura. La conciencia sería un segundo fenómeno de relacionarse con el
material.
El existencialismo: el existencialismo es una filosofía del hombre (no una filosofía
de las ideas). Es una filosofía de vida que rechaza la precedencia de la esencia. El
existencialismo considera al hombre como un auto-producción libre, sólo en un
universo sin Dios. La filosofía existencial busca el significado metafísico del hombre.
El escepticismo: El escepticismo es una posición de rechazo. Negativa a
pronunciarse sobre la existencia de objetos. El juicio se suspende, la duda
permanente.
El cinismo: el cinismo es ante todo una doctrina moral, que es rechazar las
convenciones sociales y morales comúnmente aceptados. la vida cínica debe
basarse en una virtud muy ascético.
Romanticismo: Exaltación de la sensación de la naturaleza. Los nostalgia
romántica describen como la verdadera actitud de la conciencia humana, y fundó la
teoría de la naturaleza como un mediador entre el hombre y la divinidad, la nación
como fuente de acceso a la religiosa. También es rehabilitar los sentimientos, la
libertad.
https://la-filosofia.com/las-principales-corrientes-de-la-filosofia/

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