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Paul D. MacLean
Su teoría evolutiva del cerebro triple propone que el cerebro humano fue en
realidad tres cerebros en uno, tres sistemas neurales interconectados, con sus
funciones propias y específicas y particular inteligencia: el reptiliano, el sistema
límbico y la neocorteza.
El término sistema límbico (o visceral) es usado para denotar la parte del cerebro
más directamente involucrada en la mediación de las emociones. El término se
originó a partir de la hipótesis propuesta por Paul Maclean en 1952, quien
argumentó que existe un conjunto de estructuras neuronales, funcionando como
sistema, que es de importancia central para la emoción. Están ubicadas
alrededor de la frontera o borde entre el telencéfalo y el diencéfalo, de ahí el
término límbico, en latín limbus significa “borde”.
MacLean formuló la hipótesis del sistema límbico como un intento por abordar el
mismo problema enfrentado por Papez:
¿Cómo interactúan los procesos emocionales corticales y subcorticales para
producir respuesta y experiencia emocional coordinada?
MacLean hipotetizó que las estructuras del sistema límbico median esta
interacción.
El elemento clave del sistema límbico era el hipocampo, que se ilustraba en
forma de caballito de mar. Se creía que recibía información previamente del
mundo exterior (mediante la vista, el olor, el oído, el tacto y el gusto) así como del
medio interno o visceral.
La integración de las sensaciones internas y externas se consideraba la base de
la experiencia emocional. Las células piramidales del hipocampo formaban el
teclado emocional.
MacLean planteó que nuestras emociones, al contrario que nuestros
pensamientos, son difíciles de entender precisamente por las diferencias
estructurales entre la organización del hipocampo, que es la pieza fundamental
del cerebro visceral, y el neocórtex, donde se encuentra el centro del
pensamiento: «la estructura celular de la corteza del hipocampo hace que éste sea
poco eficaz como analizador, en comparación con el neocórtex».
El cerebro triple
En 1970, MacLean desarrolló aún más su concepción del sistema límbico al
colocarlo dentro de una teoría más amplia que intentaba explicar los procesos
emocionales en todos los niveles de complejidad. Ésta era la hipótesis del cerebro
triple.
De acuerdo con esta visión, el cerebro había experimentado tres grandes etapas
de evolución de modo que en los mamíferos superiores existe una jerarquía de
tres cerebros en uno, de ahí el término cerebro triple (en inglés triune,
literalmente “tres en uno”).
Estos tres cerebros, equivalen a tres computadoras biológicas
interconectadas, cada una tiene su propia inteligencia, su propia
subjetividad individual, su propio sentido del tiempo y del espacio, y su
propia memoria, además de otras funciones.
“El modelo Cerebro Triuno, concibe al ser humano, como un ser constituido por
múltiples capacidades interconectadas y complementarias, de allí su carácter
integral y holístico, que permite explicar el comportamiento desde una
perspectiva más integrada, en donde el pensar, el sentir y el actuar, se
compenetran en un todo que influye en el desempeño del individuo”
Realiza las maravillas que damos por sentadas, como regular la temperatura del
cuerpo, los niveles de azúcar en sangre, a presión arterial, la digestión, los niveles
hormonales y muchos procesos más; además ajusta y mantiene nuestro estado
interno para compensar los cambios en nuestro mundo exterior, regula el
metabolismo, pudiéndonos adaptar al medio ambiente.
Además de estas funciones reguladoras, este cerebro, el mesencéfalo, es
responsable de : luchar, huir, alimentarse y tener sexo.
Luchar o huir: es el sistema nervioso autónomo el encargado por medio del
sistema nervioso simpático, que salta cuando te sientes amenazado o tienes
miedo. Ej. Vas a cruzar la calle y viene un coche a toda velocidad, toca
el claxon, el neocortex percibe el peligro y este estímulo activa al sit,. Nervioso
autónomo, a veces percibe el peligro antes que nos demos cuenta, y dispara
automáticamente la reacción de luchar o huir para que te prepares para la
actividad. Esto produce una secuencia de hechos internos automáticos:
adrenalina para que el cuerpo pueda huir, la sangre se dirige desde los órganos
internos a las extremidades (brazos, piernas) para poder escapar. Si la situación
es amenazante, el mesencéfalo nos salva a vida, por medio de respuestas reflejas
que compartimos con todos los mamíferos. También el mesencéfalo está
involucrado en las reacciones emocionales que se relacionan con la
supervivencia del cuerpo físico.
Alimentarse: cuando nos sentamos a comer, el Sit. Nervioso parasimpático nos
relaja, conserva la energía y prepara al cuerpo para la digestión y el metabolismo.
Tener relaciones sexuales: aquí entran en acción tanto el Sist. Parasimpático
como el Sist. Simpático del Sist. Nervioso Autónomo, el primero para ponerse en
clima y el segundo cuando se tiene un orgasmo.
Entonces, el Sistema Nervioso Simpático: lucha, huida, miedo y sexo. Y el
Parasimpático: alimentación, crecimiento, reconstitución y sexo. Un Sistema
utiliza, libera y moviliza la energía, mientras que el otro la conserva, la genera, la
almacena.
Las estructuras de este cerebro mamífero son: el tálamo, hipotálamo,
pituitaria, pineal, hipocampo, amígdala y los ganglios basales.
Tálamo: la mayoría de los nervios del cerebro que conectan una parte con otra se
encuentran en el tálamo, la parte más grande y antigua del mesencéfalo, es como
un “tablero de mando o torre de control de tráfico aéreo” que se puede conectar
con cualquier parte del cerebro o del cuerpo, todas las señales pasan por el
tálamo. Los órganos de los sentidos (ojos, oídos, piel, lengua, nariz) envían las
señales al tálamo y este las conduce al neocortex (cerebro consciente), al mismo
tiempo el tálamo puede enviar señales a otras áreas del cerebro para alterar o
inhibir distintos sistemas cerebrales, así procesa información sensorial del
mundo exterior, identifica y clasifica todos los datos y los transmite a los
numerosos centros conscientes de la corteza cerebral (mesencéfalo, tronco
cerebral, etc.) y al cuerpo. Esto permite que el cerebro reciba gran cantidad de
datos importantes desde el mundo exterior y todos de golpe.
Hipotálamo: es como una fábrica química que regula el entorno interno del
cuerpo y equilibra nuestro sistema con el mundo exterior, es la parte más
importante del mesencéfalo, porque genera mensajeros químicos para todo el
cuerpo, es la parte más antigua del sistema límbico y puede afectar a cualquier
órgano o tejido del cuerpo. A diferencia del tálamo que controla los estímulos
externos, el hipotálamo genera sustancias químicas llamadas neuropéptidos que
mantienen el equilibrio entre los asuntos internos del cuerpo con respecto al
mundo exterior, regula muchas de las funciones corporales que son necesarias
para la supervivencia, mediante el proceso de homeostasis, mecanismo
automático de autorregulación, que es como un termostato que mantiene el
orden químico interno del cuerpo, controla el apetito, sed, sueño, vigilia, niveles
de azúcar en la sangre, la temperatura del cuerpo, ritmo cardiaco, presión
arterial , equilibrio químico y hormonal, impulso sexual, sistema inmune y
metabolismo, juega un papel muy importante en las emociones, la química te
permite sentir como estabas pensando o reaccionando.
Glándula Pituitaria: (tiene forma de pera) segrega los químicos que activan las
hormonas corporales. Las hormonas son químicos complejos que se producen en
una parte del órgano del cuerpo, inician o regulan su actividad. Las glándulas
son grupos de células especializadas que separan ciertos elementos de la sangre y
los segregan en el cuerpo para que los pueda usar o eliminar con facilidad
( Suprarrenales, tiroides, gónadas, etc.) Se le llama a la Pituitaria Glándula
Maestra, porque dirige y controla muchos procesos vitales. El Hipotálamo le envía
señales químicas y eléctricas a la Pituitaria, para que pueda hacer ciertos
químicos que encienden diversos estados químicos/hormonales.
Glándula pineal: (tiene forma de piña) está en la parte posterior encima del
Cerebelo (no se encuentra en el “tercer ojo”, como se dice), regula los ciclos de
sueño y vigilia, segrega neurotransmisores dependiendo de la cantidad de luz que
reciben los ojos, estos envían las señales al Hipotálamo y llegan a la Pineal.
Segrega serotonina durante el dia y melatonina, por la noche, que prepara al
cuerpo para el descanso.
Hipocampo: (forma de caballito de mar), forma los recuerdos a largo plazo,
aprendemos de las nuevas experiencias y formamos recuerdos, gracias a esta
zona, clasifica y archiva la información de acuerdo a si tiene importancia a corto
o largo plazo (memoria asociativa) ej. Un niño tira una piedra a un panal de
abejas y lo pican, el hipocampo almacenará esta información sensorial como
recuerdo a largo plazo en distintas regiones del neocortex, para que la experiencia
se codifique como sabiduría y no tener que repetir esta experiencia, y en caso que
sea una experiencia agradable, evolutiva, también la registra para volver a vivirla.
Cada vez que tenemos una experiencia nueva, el hipocampo, mediante una
combinación de todos nuestros sentidos (vista, oído, gusto, olfato, tacto) nos
permite crear un nuevo recuerdo, al conectar toda esa información sensorial
entrante, el hipocampo asociara una persona con una cosa, un lugar con un
tiempo, se disparara una corriente de recuerdos de esa experiencia. Hasta los 4
años el hipocampo no está del todo desarrollado, por ello no podemos guardar
tantos recuerdos antes de esa edad.
La memoria asociativa, nos permite usar lo que ya sabemos para comprender o
aprender lo que no sabemos, o sea, el usar lo que nos es familiar, para entender
algo que no es familiar, y tener mayor comprensión. Cuando absorbemos una
nueva información y la asociamos con nuestro archivo de acontecimientos
pasados que ya hemos experimentado con nuestros cinco sentidos, creamos un
recuerdo asociativo. El hipocampo busca la novedad, y busca volver conocido a lo
desconocido. El solo hecho de aprender cosas nuevas, ya es una recompensa
para el hipocampo.
Amígdala: (forma de almendra), alerta al cuerpo en situaciones de vida o muerte,
también almacena las cuatro emociones primitivas, sumamente cargadas:
agresión, dicha, tristeza y miedo. La amígdala ayuda a asociarles distintas cargas
emocionales a nuestros recuerdos a largo plazo. Cuando hay una situación de
amenaza de vida, la amígdala asesora rápidamente acerca del entorno externo, es
la región más importante en la generación del miedo, activa el cuerpo para que
responda, incluso antes de ser conscientes del peligro (respuesta precognitiva),
por ello es tan importante en la supervivencia de la especie y de muchos
animales, procesa la información sensorial necesaria para sobrevivir en situación
de crisis, e instantáneamente, alerta al cuerpo por encima de otros circuitos.
Cuando se activa, también crea emociones de rabia y agresión para ayudarnos a
protegernos ante situaciones amenazantes. Almacena recuerdos emocionales y
las situaciones relacionadas con ellos, las que son atemorizantes, amenazantes,
para evitar pasar por situaciones similares. Estas experiencias con carga de
enojo, miedo, tristeza, y hasta dicha, son codificadas por la amígdala como
recuerdos a largo plazo.
Ganglios basales: integran pensamientos y sentimientos con las acciones físicas.
Los ganglios basales son manojos de redes neurológicas que están
interconectados con el neocortex, se ubican en cada hemisferio del mesencéfalo,
debajo del neocortex.
Ej. Cuando aprendes a andar en bicicleta, al principio tienes que estar atento,
cuanto más lo practicas, refuerzas los circuitos neuronales de tu cerebro que
envían ordenes al cuerpo relacionadas con el equilibrio, la coordinación, etc.
Luego de mucha repetición, estas redes neuronales quedan instaladas y el
movimiento de andar en bicicleta sale automático, los ganglios basales junto con
el cerebelo, se hacen cargo de la coordinación de estos movimientos automáticos,
recibiendo las órdenes del cerebro neocortex para mover los músculos y
orquestar sus acciones, o sea que estos ganglios basales integran los
pensamientos y sentimientos con la acción física, coordinada.
También los ganglios basales nos permiten controlar los impulsos para poner en
cámara lenta la ansiedad y ayudarnos a sentir placer y éxtasis. Cuando no
funcionan bien por estar sobrecargados de estímulos, actúan como interruptores
en una caja de fusibles y hacen “saltar” el circuito principal colocando al cuerpo
momentáneamente en un estado de discontinuidad, ej. cuando tenemos miedo
nos paralizamos, cuando nos intimidan o tenemos vergüenza nos quedamos
mudos, cuando queremos hablar con alguien que nos resulta atractivo, podemos
quedarnos en blanco. (así como los coches pueden tener más aceleración que
otros, algunos tienes los ganglios basales hiperactivos y hacen que sean personas
nerviosas, ansiosas).
La importancia de la auto-modelación
Por lo que toda vez que experimentamos sensaciones de dolor o placer, el cerebro
límbico buscará la causa que lo ha producido, asociándolo con el registro que se
encuentra almacenado en su estructura, si esta sensación es nueva lo registrará
para facilitar nuevas respuestas futuras, creando "neurofusiones". A esto se le
llama Neuroplasticidad Neuronal.
“Todo lo que nos define como ser humano: nuestra forma de ser, sentimientos,
emociones, motivaciones, anhelos, valores, aptitudes, etc. Se ha ido esculpiendo
en una inmensa telaraña formada por la asombrosa cantidad de 100.000
millones de células cerebrales, denominadas neuronas, a su vez, cada una de
ellas, tiene la capacidad de conectarse con otras 10.000 de sus compañeras,
construyendo un total de 1.000 billones de posibles conexiones neurales”.
Cada uno de estos lugares de encuentro, en el que dos neuronas se conectan, es
conocido con el nombre científico de sinapsis.
Neuroplasticidad
Las neurofusiones dolorosas se producen con mayor rapidez e intensidad que las
placenteras: el aprendizaje emocional genera neurofusiones.
De aquí la importancia de trabajar la auto-modelación emocional, de modo de
ejercer un autoanálisis e influir, sobre aquellas emociones que activen el modo
supervivencia en forma negativa, y activar aquellas que generan sensaciones
placenteras.
Como vemos, resulta imposible dimensionar una emoción, dado que lo que cada
quién interpreta de su realidad y de determinada circunstancia, depende de lo
que alberga en su memoria emocional conforme las circunstancias que la han
moldeado.
O sea que, las emociones son estados afectivos configurados por la propia
biografía, las mismas, ocasionan determinadas respuestas fisiológicas,
neuroeléctricas, neuroendócrinas, etc.; y responden a un determinado “acontecer
psíquico”, resultante de vivencias y acontecimientos que han dejado su huella en
la memoria emocional. Estas impregnaciones, condicionan los distintos tipos de
percepciones, motivaciones y conductas, etc.