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CAPITULO I

GENERALIDADES

1. DEFINICIÓN DE PSICOPATOLOGÍA

Etimológicamente el término “psicopatología” deriva de las palabras griegas "psique":


alma; "pathos": sufrimiento, enfermedad y "logos": conocimiento.

Según el diccionario de Porot: «La psicopatología, etimológicamente estudio de las


dolencias del alma, puede definirse como una ciencia que toma su objeto de la psiquiatría y
su espíritu de la psicología. En las fronteras de la medicina, lugar de la psiquiatría y de la
filosofía, y asiento de la psicología, la psicopatología asume la misión de elaborar la
observación psiquiátrica en teoría del conocimiento del hecho psiquiátrico». En definitiva,
la psicopatología es la fundamentación científica de la psiquiatría, para lo cual precisa
delimitar conceptos generales con validez universal en el campo de la patología psíquica.

Bajo esta perspectiva es que podemos definir a la psicopatología como la ciencia que estudia
la vida psíquica anormal. Al respecto, Barlow (2001) considera a la psicopatología como
“..el estudio científico de los trastornos psicológicos..” afirmando que el desarrollo más
importante en la historia de la psicopatología es la adopción de métodos científicos para
mejorar el conocimiento de la naturaleza de los trastornos psicológicos, las causas y el
tratamiento.

La psicopatología es una ciencia especulativa esencialmente teórica, cuyo propósito es


sólo el conocimiento del psiquismo anormal. No se ocupa de la curación ni de la
prevención, que pertenecen a otros dominios.

2. EL OBJETO DE LA PSICOPATOLOGÍA
 Descripción, observación y evaluación de la conducta anormal.
 Investigación de las causas y factores mantenedores y productores de la conducta
anormal.

Ante esto se ha de definir conducta anormal, lo cual no es sencillo, no hay un solo criterio
que la defina.

El comportamiento anormal está relacionado con los trastornos psicológicos, entendiendo


que es la disfunción psicológica de un individuo asociada con la angustia o con
impedimentos en el funcionamiento y con una respuesta que no es característica o no
espera culturalmente.

La disfunción psicológica se refiere a una interrupción del funcionamiento cognoscitivo,


emocional o conductual.

Una disfunción cognoscitiva se presenta si un individuo manifiesta una conducta psicótica:


es decir, alucinar y estar por completo fuera de contacto con la realidad; como la
esquizofrenia y algunos otros trastornos graves por ejemplo.

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Que el trastorno o la conducta debe asociarse con la angustia agrega un componente
importante y claro: si el individuo se altera en extremo se satisface este criterio.
Hay que recordar que la existencia de solo uno de estos criterios no satisface para o define
lo que es una conducta anormal. Por lo tanto definir un trastorno psicológico sólo por la
angustia no funciona, aunque el concepto de angustia contribuya a una definición
satisfactoria. El concepto de impedimento resulta útil, si bien no es satisfactorio por
completo.

Por último, el criterio de que la respuesta es atípica o no se espera culturalmente es


importante, pero también insuficiente para determinar la anormalidad. A veces se considera
que algo es anormal porque sucede de manera poco frecuente.

En conclusión, aunque es difícil definir lo “normal” y lo “anormal” y si bien el debate


continúa (lilienfeld y Macherino,1995; Follette y Houts,1996), podemos decir con seguridad
que las disfunciones conductuales, emocionales, que son inesperadas en su contexto
cultural y se asocian con angustia personal o con un impedimento sustancial en el
funcionamiento son anormales.

Por lo tanto una conducta anormal la podríamos definir en función de:


 Frecuencia e intensidad
 De que los demás la perciban como irracional o incomprensible
 Que sea molesta para los demás (daño)
 Que sea molesta para sí mismo (sufrimiento)
 Conducta no adaptativa
 Violación de las normas éticas no escritas (implícitas) (por ejemplo, una persona que
va a casa de un amigo y se quita la ropa)

Existen unos principios fundamentales para analizar estas características anteriores, que son:
 No es necesario que se den todas
 Ninguna es suficiente para que se dé una psicopatología
 Siempre han de darse al menos dos de las características anteriores para que se dé
una psicopatología
 Ninguna conducta es por sí misma anormal

Componentes. La Psicopatología debe conjugar la escucha y la observación de las


manifestaciones morbosas con una teoría capaz de poder explicarlas, tanto en su dimensión
particular (caso por caso) como general (estructuras clínicas).

De este modo, se relacionan con la Psicopatología General tanto los estudios semiológicos
(estudio de los síntomas y signos morbosos observables) como los patogénicos (mecanismos
del «enfermar» y reacciones ante la «enfermedad ») y los etiológicos (causas y
desencadenantes de la «enfermedad»), así como los nosológicos (definición y delimitación
de las «enfermedades»), los nosográficos (descripción de los trastornos o estructuras
psicopatológicas) y los nosotáxicos (su clasificación).

Dichos enfoques dan lugar a las correspondientes disciplinas fundamentales de la


Psicopatología.

3. PSICOPATOLOGIA Y PSIQUIATRIA

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La psicopatología es la fundamentación científica de la psiquiatría, para lo que precisa
delimitar conceptos generales con validez universal en el campo de la patología psiquiátrica.

La psiquiatría se ocupa del estudio, prevención, tratamiento y rehabilitación de los trastornos


psíquicos, entendiendo como tales tanto las enfermedades propiamente psiquiátricas como
otras patologías psíquicas, entre las que se incluyen los trastornos de la personalidad.

Los aspectos diferenciales entre psicopatología y psiquiatría son:


1) La psicopatología tiene por objeto el establecimiento de reglas y conceptos generales,
mientras que la psiquiatría se centra en el caso morboso individual;
2) La psicopatología es una ciencia en sí misma, mientras que la psiquiatría toma la
ciencia como medio auxiliar;
3) La psicopatología, partiendo de la unidad que es el ser humano, va
descomponiéndolo en funciones psíquicas (percepción, memoria, conciencia, etc.)
aisladas con el fin de analizar adecuadamente las leyes que rigen cada una de ellas,
aunque sin perder de vista las conexiones funcionales intrapsíquicas, mientras que la
atención de la psiquiatría se centra en el hombre enfermo, indivisible por definición
y sólo accesible con un enfoque holístico, y
4) La psicopatología se desentiende de la terapéutica, eje y meta final de la psiquiatría.

Las enfermedades mentales quedan delimitadas por los siguientes elementos:


1) representan una ruptura biográfica;
2) la enfermedad genera experiencias subjetivas desagradables;
3) se restringe la libertad personal;
4) se presenta como un conjunto organizado y constante de síntomas;
5) tienen un curso y un pronóstico predecibles, y
6) son generalmente sensibles a un tratamiento biológico específico, aunque las
terapéuticas psicológicas y/o rehabilitadoras puedan contribuir, a veces, a configurar
un mejor pronóstico.

4. MODELOS EN PSICOPATOLOGÍA
En este tema vamos a ver como entienden los diferentes modelos la conducta anormal.

4.1. Modelo Médico. También es conocido como modelo orgánico, modelo biológico o
modelo biofísico. Este modelo entiende que la enfermedad mental es igual a la
enfermedad física, por lo que posee una etiología orgánica. Además, tendrá un curso
determinado y un pronóstico concreto. Para este modelo, la conducta anormal nos más
que un mero síntoma que indica una alteración orgánica. Sus postulados básicos son:

1. La enfermedad tiene una etiología o causa.


2. Tal etiología es orgánica (tisular o bioquímica a nivel cerebral por defecto genético,
metabólico, endocrino, infeccioso o traumático).
3. La etiología orgánica produce una serie de síntomas que constituyen el cuadro clínico.
Aunque son manifestaciones de un defecto biológico subyacente o de la reacción
adaptativa compensatoria a dicho defecto, la realidad es que los teóricos de este
modelo tienden a desestimar la segunda posibilidad.
4. El conjunto de síntomas, agrupados sistemáticamente, permite el proceso diagnóstico.
A veces se precisan exploraciones complementarias para llegar a él.
5. A través del diagnóstico se puede emitir un criterio pronóstico.

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6. El escalón final de esta secuencia es el tratamiento (biológico) que debe incidir sobre
la supuesta etiología orgánica.

Críticas al modelo
 Posee una circularidad explicativa, es decir, diagnosticamos una enfermedad mental
al ver los síntomas, y decimos que tenemos una conducta anormal por que tiene una
enfermedad mental.
 Es reduccionista: reduce toda la conducta a reacciones bioquímicas
 Considera a la conducta un mero síntoma
 La etiología orgánica solo explica una minoría de los trastornos mentales. En aquellos
que si hay correlatos biológicos, no se sabe sin son la causa, o son efectos colaterales
de la verdadera enfermedad.

4.2. Modelo Intrapsiquico. Su máximo representante es Freud. Según este modelo la


enfermedad mental está causada por las tensiones generadas por las fuerzas dinámicas
enfrentadas dentro de la mente. Estas fuerzas actúan a nivel inconsciente.

Según la teoría psicoanalítica, algún problema en el desarrollo de las etapas psicosexual


implica una fijación a la misma con la consiguiente traducción psicopatológica en la vida
adulta, lo que hace de esta teoría psicosexual uno de los puntales del modelo
psicodinámico.

Para la psicología dinámica, la ansiedad (de realidad, neurótica o moral) es el resultado


de la amenaza a la integridad del Yo, por lo que éste intenta conjurarla a través de los
mecanismos de defensa que tienden a distorsionar la realidad y hacerla más tolerable para
el sujeto. Los sistemas defensivos elaborados en la infancia gozan de particular arraigo,
influyendo notablemente en el futuro.

En este marco, la psicopatología, desde la perspectiva psicoanalítica, se ocupa del estudio


de los diferentes mecanismos que, amparándose en el inconsciente, permiten comprender
la conducta patológica. Con el inconsciente (habitáculo de los impulsos innatos, los
deseos, los sentimientos, los recuerdos reprimidos) entramos en uno de los terrenos más
importantes de la teoría psicoanalítica, cuya concepción más elaborada quedará reflejada
en la segunda teoría del aparato psíquico, expuesta por Freud en 1923 (El Yo y el Ello),
donde se observa la personalidad según tres sistemas: el Ello, el Yo y el Superyó.

Críticas al modelo
 Infalseabilidad de sus postulados. Los postulados se plantean a nivel inconsciente y no
se pueden observar ni siquiera por el mismo sujeto. El inconsciente es inaccesible y
por lo tanto no se pueden contrastar las hipótesis generadas por este modelo.
 Ambigüedad: esta relacionada con la anterior. Un mismo proceso inconsciente puede
ser la causa de dos conductas anormales totalmente distintas, incluso antagonistas, y a
la inversa una conducta puede estar explicada por dos procesos subconscientes
totalmente distintivos.
 Sustitución de sintomatología: el psicoanálisis plantea que si tratamos al síntoma,
como no vemos la causa real podrá desaparecer este síntoma, pero aparecerán otros
distintos. Esto se ha demostrado que no es cierto ya que se ha investigado el
tratamiento del síntoma y se ha demostrado que tratando este no aparecen otros nuevos.
 Teoría de la personalidad: No se ha hallado contrastación científica para su teoría de
la personalidad, yo, superyo, ello. Son inconscientes y no se pueden demostrar

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 Experiencias tempranas y vida adulta: el psicoanálisis ha planteado una relación
directa y causal entre los sucesos de la infancia y la adultez. Las investigaciones lo que
han demostrado es que en el ser humano influyen todos los periodos de la vida.

4.3. Modelo Conductual. El postulado principal de esta corriente nos dice que no existe
diferencia esencial entre la conducta patológica y la conducta normal. Ambas son fruto
del aprendizaje a partir del ambiente. Se da una gran importancia a las influencias
ambientales dejando las biológicas y genéticas en un segundo plano, aunque no se
descartan por completo. Se basan en la observación de la conducta y no tienen en cuenta
los procesos mentales.

La generalización o tendencia de una respuesta a aparecer progresivamente ante una


mayor cantidad de estímulos similares, la discriminación o capacidad de distinguir entre
estímulos parecidos y el modelado o imitación sistemática de modelos determinados de
respuestas cierran la serie de conceptos fundamentales que estructuran la teoría de
aprendizaje.

En este marco teórico (enriquecido sólo por el concepto de motivación y su relación con
la pulsión), la conducta, normal o patológica, aparece como fruto del condicionamiento o
falta de él. En este sentido, por tanto, desde la óptica conductista el concepto de
enfermedad pierde su sentido dicotómico respecto al de salud, ya que la génesis de una y
otra se formula a partir de los mismos postulados. De esta forma, el comportamiento
normal se aprende, al igual que el patológico, en función de los principios que sustenta la
teoría del aprendizaje.

El tratamiento en este modelo pasa por la modificación de la conducta tanto manifiesta


como inferida.

Críticas al modelo
1. Se basa en los principios del aprendizaje, a su vez cuestionables.
2. Desde su perspectiva de la «caja negra», se ignoran aspectos de la vida psíquica como
la conciencia, los sentimientos, las emociones y las sensaciones.
3. Según el punto anterior, es forzosamente un modelo extremadamente simple, ingenuo
y superficial que no analiza al hombre en profundidad, sino sólo en sus facetas más
triviales.
4. Se desentiende de todo el sustrato innato-biológico, explicando toda la conducta a
través de condicionamientos adquiridos.
5. Ve el comportamiento como fruto de la dinámica estímulo-respuesta, cuya visión
reduccionista mecaniza, deshumaniza y robotiza al ser humano. Niega, por tanto, la
capacidad creadora y de cambio, cuya intencionalidad es consustancial al hombre.
6. Reduce la experiencia a un simple registro y acumulación de datos observables.
7. Se basa, en gran parte, en la experimentación animal, con el peligro de extrapolar los
datos al hombre y convertirse en una etología más que en una psicología humana.
8. Desde la consideración de las críticas anteriores se observan los resultados de las
técnicas de modificación de conducta como falaces, ya que operan sobre los síntomas y
no atienden los aspectos fundamentales del trastorno. Se tiende a pensar,
consecuentemente, que la desaparición de unos síntomas va seguida de la aparición de
otros nuevos.

4.4. Modelo Cognitivo. Fundamentalmente es un modelo de procesamiento de la


información y por lo tanto la psicopatología será causada por alteraciones de algún

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tipo de procesamiento. Este modelo no estudia la conducta anormal manifiesta, sólo
sus procesos

Críticas al modelo
 No existe un modelo cognitivo único. Hay modelos dispares. También tienen
problemas a la hora de acceder al estudio de los fenómenos que supuestamente están
alterando los procesos.

4.5. Modelo Humanista. La conducta anormal está causada por un yo irreal, inconsistente
o desorganizado y por las exigencias externas excesivas

Críticas al modelo
 Presenta una falta de sistematización.
 Es acientifico. No se preocupa por el ello.

4.6. Modelos Cientificos. Existen dos tipos: Exógenos / endógenos

A. Exógenos: enfocan la conducta anormal desde tres puntos de vista:

 Etiológico: estudia la influencia del ambiente (educación) en la conducta anormal

 Evolutivo: estudia cómo influyen las experiencias de las personas con alto riesgo
de patología.

 Aprendizaje: buscan modelos de aprendizaje que expliquen la aparición de los


trastornos.

B. Endógenos: también enfocan el estudio de la conducta anormal desde tres puntos de


vista que son:

 Genético. La psicopatología como conducta influenciada por los factores


transmitidos.

 Ambiente interno. Estudian la influencia del ambiente interno del organismo, por
ejemplo la influencia del metabolismo en la conducta anormal.

 Neurofisiológico o neuroanatómico: se refiere concretamente a eventos que


suceden en el SN, que influyen en la psicopatología (por ejemplo: daño en un
Neurotransmisor)

Estos seis modelos reconocen que son incapaces de explicar la psicopatología por si solos y
por lo tanto son modelos complementarios. De hecho cuando utilizamos estos modelos
complementándolos, hay muchos trastornos para los que podemos explicar razonablemente
su etiología, funcionamiento y perseverancia.

5. CRITERIOS DE NORMALIDAD

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A. Normalidad como salud. Parte del criterio médico de normalidad en el cual se
diferencia claramente entre enfermedad y salud. Esta última supone taxativamente la
ausencia de síntomas. Bajo este prisma, que puede parecer muy pragmático, se escapan
todos aquellos trastornos que implican problemas de relación inter o intrapersonal,
como las neurosis de carácter o las psicopatías, pero sin clínica aparente. Margina,
obviamente, la posible profilaxis.

B. Criterio estadístico. Estadísticamente lo normal es el término medio, anormal es lo


que se aleja de éste. Todos los autores coinciden en señalar la indiscutible
vulnerabilidad de este criterio: si la salud es término medio y la mayoría de una
población sufre determinadas enfermedades, ¿son más sanos quienes las padecen o
no?. Se han señalado dos deficiencias notables a este criterio:
a) No discrimina ni matiza las anormalidades que, por exceso o por defecto, se sitúan
en los extremos de la curva de Gauss (p. ej., los superdotados y las discapacidades
intelectuales).
b) No queda aclarada la esencia de la normalidad, así como tampoco los límites de
salud y de enfermedad.

C. Criterio Normativo. Normal es quien se corresponde a un modelo convencional de


hombre sano y anormal quien se aleja de él. La vulnerabilidad de este criterio se basa
en sus cualidades subjetivas: los modelos dependen de sus autores.
Las críticas fundamentales parten del culturalismo. Cada cultura tiene sus normas y
patrones de conducta. Introducir la cultura en el marco referencial implica incluir
situaciones y momentos históricos. Lo que para un grupo social en determinada época
es sano o enfermo en otro grupo o en otro tiempo puede ser todo lo contrario. Esta
afirmación del culturalismo es totalmente válida, salud y enfermedad son relativas a
quien las define, el concepto ya implica una ideología.

D. Criterio Subjetivo. Es la forma de manifestar la ideología de cada sujeto respecto al


concepto de salud. Su expresión sería "sanos son los que se parecen a mí". No creemos
superfluo señalar la peligrosa iatrogenia de la subjetividad en la relación
psicopatólogo-paciente.

E. Criterio Adaptativo. La enfermedad no es tanto una contingencia accidental de la vida


sino una situación permanente de acechanza, que siempre persigue y está presente en
la contradicción del ser con la naturaleza. La ausencia de ataques, plagas, epidemias,
pérdidas, dolores y sufrimientos. De todo lo que significa privación o amenaza de ella.
En sentido positivo alude a la satisfacción de las necesidades.
Con estos elementos vamos perfilando una definición de salud como posibilidad de
satisfacción de necesidades o de ausencia de obstáculos a la misma.

F. Criterio Clínico. Es un criterio práctico, (clinus:cama): enfermo es el que tiene una


incapacidad manifiesta para la satisfacción de sus necesidades, el que demanda ayuda,
ya sea por lo subjetivo de su sufrimiento o por las manifestaciones objetivas de su
alteración.
Para G. Deshaies es clínicamente necesario diferenciar entre el ser, el estar y el sentirse
enfermo. "Ser enfermo" alude a un estado habitual; el sujeto está instalado en la
categoría de un modo permanente. El "estar" remite a lo contingente. En ambos casos
el sujeto puede saberlo o no (un análisis pude demostrar una anomalía
hasta ese momento desconocida). La expresión "sentirse enfermo" ya delimita el
proceso interno de sufrimiento.

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G. Criterios Dinámicos. La concepción psicoanalítica es gradualista. La salud o la


enfermedad dependen policausalmente de tres series que se complementan:
- constitución biológica
- predisposición adquirida en la infancia
- circunstancias actuales
De su interacción depende que el sujeto haga uso o no de la totalidad de sus
posibilidades. La salud se correlaciona en forma cuantitativa con cierta fortaleza del
Yo racional a expensas del Ello en función de la satisfacción.
Entre salud y enfermedad no existe solución de continuidad. Una de las afirmaciones
básicas del psicoanálisis es precisamente que tanto los fenómenos psíquicos
patológicos como los que no lo son, obedecen a los mismos mecanismos y son de igual
naturaleza.
Lo llamativo del fenómeno psicopatológico es más que nada su redundancia como
estereotipo en una repetición indiscriminada.

CAPITULO II

EVALUACIÓN Y DIAGNOSTICO DE LOS TRASTORNOS PSICOLOGICOS

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Los procesos de evaluación y diagnósticos clínicos son fundamentales para el estudio de la
psicopatología y, en última instancia, para el tratamiento de los trastornos psicológicos.

La evaluación clínica es la valoración de y medición sistemática de factores psicológicos


biológicos y sociales en un individuo que presenta un posible trastorno psicológico.

El diagnóstico es el proceso de determinar si el problema en particular que aflige al


individuo se ajusta a todos los criterios de un trastorno psicológico, como se establece en la
cuarta edición del manual diagnostico y estadístico de los trastorno mentales (DSM –IV) o
en la décima clasificación internacional de las enfermedades (CIE – 10).

La evaluación clínica consiste en una variedad de estrategias y procedimientos que ayudan


a los psicólogos clínicos a adquirir la información necesaria para conocer a sus pacientes y
poder asistirlos. Estos procedimientos comprenden una entrevista clínica y, en el contexto
de esta un examen del estado mental, que puede aplicarse formal o informalmente.

1. LA ENTREVISTA CLINICA

1.1 Definición
La entrevista es un proceso de interacción con unos objetivos prefijados en los cuales
intervienen dos canales de comunicación, uno verbal y otro no verbal, en donde el
entrevistador asume el papel de experto.

A diferencia del modelo médico, en donde la entrevista se enmarca en un sistema de


clasificación categorial, la Psicología intenta describir la entrevista como un procedimiento
dinámico y continuo, generador de hipótesis, a la búsqueda de un modelo explicativo que
intenta operacionalizar la conducta problema y, a partir de ahí, seleccionar y definir las metas
terapéuticas para la planificación del tratamiento.

García Marcos (1983) define la entrevista psicológica como un procedimiento especial de


interacción y habla de cuatro rasgos definitorios: de una relación de dos personas (o más) y
de dos canales de comunicación, uno verbal y otro paraverbal o no verbal, unos objetivos
prefijados y conocidos –al menos por el entrevistador- y una asignación de funciones que
implican un control de la situación por parte del entrevistador que asume el papel de experto,
lo cual permite hablar de una relación personal asimétrica.

Quizás una de las definiciones más completas que encontramos sea la de Pope (1979) quien
señala que la entrevista es un encuentro hablado entre dos individuos que comporta
interacciones tanto verbales como no verbales; no es un encuentro entre dos personas iguales,
puesto que está basado en una diferenciación de roles entre dos participantes: aquel a quien
se asigna mayor responsabilidad en la conducción de la entrevista se le llama entrevistador,
al otro entrevistado. Aunque el entrevistado puede solicitar la entrevista como consecuencia
de sus propias motivaciones o necesidades y así introducir sus objetivos personales en la
interacción, los objetivos de la entrevista como un sistema diádico son generalmente
determinados por el entrevistador.

Existen dos grandes tipos de entrevista en psiquiatría en función de su estructuración. Las


entrevistas abiertas o no estructuradas, de uso fundamentalmente clínico, son aquellas en
las que el evaluador no utiliza un instrumento preestablecido en la realización de las
preguntas ni un registro estructurado de las respuestas. Las entrevistas semiestructuradas

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y estructuradas difieren de las anteriores en que existe una sistemática en la recogida de la
información. Estas entrevistas son fundamentales en el campo de la investigación, pues
permiten recoger una serie de variables de forma estructurada y están diseñadas para
homogeneizar la información recogida por evaluadores diferentes.

La entrevista es el instrumento fundamental para poder llegar a un diagnóstico en


psicopatología ya que se incide en la repercusión emocional de los acontecimientos
sociobiográficos del paciente, así como en las relaciones interpersonales y adaptación social
de éste a lo largo de su vida.

Para el desarrollo de una buena entrevista deben incluirse cuatro ingredientes fundamentales:
empatía (capacidad de entenderse, sintonizar e interactuar con el paciente y los problemas
que éste refiere), calidez (proximidad afectiva entre el paciente y el entrevistador, que a
diferencia de la empatía se expresa fundamentalmente a nivel no verbal), respeto (capacidad
del entrevistador para transmitir al paciente que su problema le atañe, preservando su forma
de pensar y sus valores éticos e ideológicos) y concreción (capacidad del entrevistador para
delimitar los objetivos mutuos y compartidos de la entrevista logrando que ésta se desarrolle
en unos términos comprensibles para ambos y de forma bidireccional) (Borrell, 1989).

1.2 Objetivos de la entrevista


Fundamentalmente se puede señalar los siguientes objetivos en toda entrevista clínica:
establecer una adecuada relación, obtener información, evaluar la psicopatología,
proporcionar una devolución de la información al paciente, conceptualización de los
problemas, formulación de hipótesis, selección y definición de las metas terapéuticas, y
evaluación de los procesos y resultados terapéuticos. Veamos cada uno de ellos:

 Establecer una relación. La entrevista es un proceso de interacción interpersonal. La


calidad de la información revelada depende de la confianza y el criterio que el paciente
deposita en el entrevistador. Lo que contribuye y favorece el establecimiento de una
relación entre paciente-terapeuta es escuchar con atención, esto significa interrumpir
lo menos posible, sobre todo al principio de la entrevista; las preguntas necesarias se
utilizaran para clarificar los significados y son las que demuestran la autoridad y
experiencia personal. Otro elemento muy importante sería inducir, seguir y responder
a las emociones que preocupan al paciente mediante la observación del
comportamiento no verbal y prestando atención a las dificultades y al sufrimiento tanto
explicito como implícito.

 Obtener información. Aunque éste es el objetivo central y más evidente de toda


entrevista, hay que apoyarse de técnicas bien estudiadas y especificadas para buscar
información emocional y concreta: (p.e. ¿llora con frecuencia? o ¿duerme mal?) y
preguntas que incitan al paciente a continuar hablando sobre su problema. De forma
general, se suele utilizar preguntas abiertas al principio de la entrevista porque estimula
más la participación del paciente y favorecen las interrelaciones; las preguntas cerradas
se evalúan sobre todo cuando nos interesa delimitar la atención y controlar las
respuestas porque ayudan a estructurar la entrevista.

 Evaluar la psicopatología. Toda entrevista clínica comprende una evaluación


psicopatológica a partir de la información que aporta la observación y la interacción
con el paciente; mediante estos procedimientos el entrevistado puede evaluar el
aspecto emocional, conductas psicomotoras, atención, memoria, inteligencia, etc.;

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pudiendo apoyarse en pruebas especificas para una mejor evaluación de su salud
mental.

 Formulación de Hipótesis. A partir de toda información recogida acerca de las


conductas problemas y dificultades del paciente se elaboran hipótesis y se hacen
predicciones verificables a partir de ellas.

 Selección y definición de las metas terapéuticas; planificación del tratamiento.

 Evaluación de los procesos y resultados terapéuticos; seguimiento.

2. LA EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA
Se realiza simultaneando la introspección o información comunicada verbalmente por el
paciente cuya validez es cuestionada por autores conductistas, con la extrospección y
observación de la conducta del paciente y con la actividad crítico-racional subjetiva del
explorador, el cual integrará de forma unitaria los datos obtenidos.

La exploración psicopatológica, según Vallejo Nájera, ha de ser metódica, adaptada a las


circunstancias individuales y externas momentáneas, no debe limitarse a la observación
pasiva, sino que requiere la intervención activa del explorador que ha de adaptarse a la
situación psicológica momentánea del paciente y de forma simultánea, debe mostrar una
sintonización afectiva con una actitud neutral.

La exploración psicopatológica es la parte de la entrevista psiquiátrica en la que se lleva a


cabo un examen del estado mental, en el que se analizan los signos y síntomas psíquicos
patológicos cuya agrupación constituye un síndrome. Conviene seguir una sistemática
ordenada, aunque flexible, de las diferentes áreas que se van a explorar.

Otros autores, por el contrario, son partidarios de que la exploración psicopatológica sea
espontánea, debiendo seguirse un orden preestablecido.

Una secuencia exploratoria adecuada consistiría en establecer un buen contacto con el


paciente, escuchar su relato espontáneo y observar su conducta, introducir preguntas o gestos
que ayuden a profundizar en determinados temas y por último, completar la información
facilitada de forma espontánea profundizando en la valoración de aquellos aspectos que no
resultaron claros.

De lo anterior hay que decir que se precisa un entrenamiento específico para realizarlo
correcta y eficazmente.

El paso inicial o la descripción del síntoma, debe de hacerse de una forma técnica y en base
a una precisa orientación terminológica, usando en lo posible la propia aserción del paciente.
Corresponde a la psicopatología, integrar estas complejas tareas. La obtención de una certera
información clínica se erige como piedra fundamental de la entrevista clínica, habida cuenta
de la escasa disponibilidad de métodos diagnósticos complementarios.

En el contexto moderno, la medida de los fenómenos psicopatológicos se han enriquecido


con el desarrollo de escalas, cuestionarios e inventarios que identifican síntomas, signos y
aún síndromes, permitiendo una apreciación más ajustada del peso clínico de cada hallazgo.
El sistema AMDP (Manual para la documentación de los hallazgos psiquiátricos de la

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Asociación para la Metodología y Documentación en Psiquiatría) es un grupo de trabajo,
configurado de manera abierta, con participación desde 1965 de distintos colegas. Está
compuesto por cinco apartados, los tres primeros configuran la anamnesis, el cuarto la
exploración psicopatológica y el último la exploración somática. Aporta una valoración
conjunta de los datos objetivos y subjetivos.

La exploración psicopatológica nos ofrece un diagnóstico pluridimensional, ya que no sólo


determina la sintomatología, sino que incluye la personalidad del enfermo y la relación
dinámica de éste con el terapeuta. La observación de la conducta del paciente refleja
perfectamente el estado de las funciones psíquicas superiores.

Paralelamente, una adecuada exploración psicopatológica se beneficiará enormemente de la


visión enriquecedora de muchas otras disciplinas, desde las ciencias sociales, como la
antropología y la sociología, hasta las ciencias básicas, como la fisiología o la farmacología.

2.1. MODELOS DE EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA


El material psicopatológico puede ser esquematizado de distintas formas, según diversos
autores, así:

 Kurt Schneider ordena el material psicopatológico en: tipos y formas de vivencia


(sensaciones y percepciones, representaciones y pensamientos, sentimientos y
valoraciones, aspiraciones y voliciones), cualidades fundamentales de la vivencia
(conciencia del yo, conciencia del tiempo y espacio, memoria, capacidad de reacción),
así como el trasfondo de la vivencia (atención, conciencia, inteligencia y personalidad),
y expresión de la vivencia (lenguaje hablado y escrito, mímica y resto de la motórica).

 Freedman, Kaplan y Saddock incluyen conductas durante la entrevista y reacciones


emocionales, contenido de sus pensamientos, estado de la conciencia, percepción,
memoria e inteligencia, autovaloración comprensiva (insight), juicio y confiabilidad.

 Stevenson y Sheppe, proponen observaciones generales (circunstancias del examen,


descripción general del paciente), emociones y conducta, proceso de organización
central (inteligencia, memoria, pensamiento e insight.), percepciones (alucinaciones e
ilusiones, conciencia, orientación espacio-temporal-autopsíquica y atención).

 Freedman, añade al examen clásico aspectos psicodinámicos (características de las


relaciones objetales, percepción de sí mismo, esquema corporal e identidad personal,
estado de las funciones intelectuales, motilidad, organización sensoriomotriz,
actividad pulsional, afectividad y organización de las defensas).

 Ruiz Ogara propone un esquema exploratorio, que incluye aspectos fenomenológico-


clínicos (observación general de la presentación y conducta del enfermo, estado de
conciencia y orientación, estado afectivo, estado de las pulsiones agresivas y sexuales,
vivencias corporales y síntomas somáticos, procesos perceptivos, cognitivos e
intelectuales, expresión lingüística, vivencias delirantes), aspectos psicodinámicos
(motivaciones aparentes y latentes de la consulta, formas de relación, vinculación y
demandas, estructura yoica, sueños y fantasías, actitudes frente al tratamiento y deseo
de curarse, impresión contratransferencial sobre el núcleo conflictivo latente y
manifiesto).

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3. LA HISTORIA CLINICA
La historia clínica ha sido definida por Laín Entralgo (1961) como el documento
fundamental y elemental del saber médico donde se recoge la información confiada por
el enfermo al médico, para obtener el diagnóstico, el tratamiento y la posible curación de la
enfermedad. En psicopatología la información del paciente que permite llegar a un
diagnóstico procede del resultado de la entrevista clínica (anamnesis y exploración
psicopatológica), exploración física y exploraciones complementarias.

3.1. ANAMNESIS
a) Motivo de consulta
Se debe recoger por escrito el motivo de la consulta. En este apartado suele destacarse la
queja principal del paciente y puede resultar útil escribirla con las propias palabras del
enfermo. Es importante recoger si es el paciente quien acude voluntariamente u obligado
por terceras personas, si acude solo o acompañado, y quiénes son las personas que le
acompañan. También se indicará si el paciente acude remitido por otro centro o
profesional para ser valorado.

El objetivo de la Anamnesis es proporcionar al clínico una comprensión del desarrollo


personal del paciente, de su ambiente y situaciones interpersonales que ha ocurrido en la
evolución, de las figuras principales de su medio, de sus técnicas adaptativas principales
como por ejemplo sus operaciones de seguridad y mecanismos de defensa. En pocas
palabras la anamnesis intenta obtener una respuesta a las preguntas:

1. ¿Cómo este paciente ha llegado a ser la persona que ahora estoy tratando de
comprender?
2. ¿Cuál es la historia natural de la enfermedad o desorden psiquiátrico actual?

La historia es también una versión de los que sucede actualmente. Incluye una
descripción del ambiente y de las situaciones interpersonales presentes, de los estresantes
y de las fuentes de satisfacción y de seguridad que las caracterizan, y también una
descripción de las personas que son significativas para el paciente y que tienen una
influencia sobre él.

Se suele escribir con brevedad el motivo escueto de consulta. En caso de encontrarse


hospitalizado en alguna institución de salud mental se deberá anotar de manera narrativa,
los siguientes aspectos. (Los cuales se encuentran claramente detallados en la historia de
24 horas realizada por el médico de turno al momento del ingreso del paciente en
mención.)

- Razón de hospitalización.
- Fecha de Ingreso.
- Quien lo deriva a la institución.
- Diagnostico provisional.
- Medico que realiza la historia.

Ejemplo: “Paciente de sexo masculino que ingresa a nuestro servicio el día 04 de


junio de 2016 derivado de Essalud por presentar reagudización de cuadro psicotico,
alucinaciones auditivas, alteración de pensamiento de tipo enajenación, angustia,
insomnio, según consta la historia de 24 horas realizada por el Dr. Laillet quien le

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consigna un diagnostico provisional de esquizofrenia de tipo paranoide (F20.0
ICD-10-OMS).

b) Datos de filiación
Aunque en la mayoría de ocasiones dispondremos de ciertos datos de filiación previos
que han sido tomados por personal administrativo, es aconsejable recogerlos y
completarlos al principio de la entrevista. Entre los datos que tienen que recopilarse
deben incluirse: nombre y apellidos, edad, domicilio, lengua materna, estado civil, raza,
nivel cultural y educación, número de hijos, profesión, situación laboral y
socioeconómica actual. Mientras recogemos toda esta información nos podemos ir
haciendo una idea del grado de colaboración y capacidad de comprensión del paciente.
El conocimiento de estos datos al inicio de la entrevista nos permitirá planificar la
entrevista y plantearnos qué antecedentes personales pueden ser importantes, una vez
explorado su entorno familiar, social y laboral.

c) Enfermedad Actual
Aquí se registra el momento de aparición de los primeros síntomas y como
evolucionaron a lo largo del tiempo, remisiones parciales o completas y tratamientos
recibidos. Puede ser necesario recoger esta anamnesis directamente de los familiares por
falta de colaboración del paciente o por imposibilidad por parte de este.

Cabe destacar que entre los puntos que se deben especificar y presentar de forma
narrativa es tercera persona y en tiempo presente tenemos:

a) La molestia principal.
b) Descripción de los síntomas.
¿Cómo son? ¿Cuál ha sido su curso?
¿Cómo se iniciaron? ¿En qué circunstancias?
¿Dónde se localizan?
¿Cuál es la severidad de los síntomas?
¿Qué les agrava o mejora?
¿Son continuos, episódicos?
¿Existen variaciones en las 24 horas del día?
¿Están empeorando o mejorando los síntomas?

c) Se debe elaborar también preguntas suplementarias sobre síntomas comunes


tales como anorexia, angustia, depresión, ton, diarrea y constipación, disnea
(respiración fatigosa), insomnio, irritabilidad, perdida del conocimiento,
nauseas y vómitos, dolor, debilidad, fatiga, cambio de peso.

d) La severidad de los estresantes psicosociales, los cuales deben ser


considerados dentro del año previo a la evaluación actual y que pudieron
contribuir con cualquiera de los siguientes:

- Desarrollo de un nuevo desorden mental.


- Recurrencia de un desorden mental previo.
- Exacerbación de un desorden mental ya existente.

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El clínico debe tener en cuenta que si bien el estresante juzga un rol precipitante en el
desorden, también puede ser consecuencia de las psicopatología de la persona (p.e. la
dependencia al alcohol puede llevar a problemas maritales y al divorcio los cuales
pueden convertirse en estresantes contribuyentes al desarrollo de un episodio depresivo
mayor).

d) Antecedentes Familiares
Es útil elaborar un árbol genealógico en el que se haga constar el número de hermanos
e hijos, edades, enfermedades médicas en cada miembro de la familia, y las causas y
edades de los fallecimientos. Especialmente importantes son los antecedentes
psiquiátricos familiares, incluyendo ingresos psiquiátricos, intentos de suicidio o
suicidios consumados, tratamientos psicofarmacológicos, psicoterapéuticos o físicos (p.
ej., terapia electroconvulsiva [TEC]), adicciones, alteraciones de conducta e historia de
demencia. Deben registrarse aquellos tratamientos que fueron efectivos en familiares
con un trastorno psiquiátrico, y en especial la respuesta a fármacos de familiares con
antecedentes depresivos, pues pueden constituir una información valiosa a la hora de
decidir un tratamiento psicofarmacológico de un paciente con el mismo trastorno
afectivo.

La estructura familiar:
- Árbol genealógico.
- Relaciones de edad de los miembros de las familias.
- Muertes durante la niñez del paciente.
- Hábitos sociales y valores del grupo familiar.

Evidentemente, estos antecedentes familiares se revisten de mayor interés


psicopatológico al estudiar las relaciones emocionales. De esta forma, los antecedentes
familiares nos proporcionan una doble información: genético – hereditario y ambiental
– relacional.

e) Antecedentes Personales
En primer lugar la historia personal da cuenta al psicólogo sobre factores tempranos que
han influido en el paciente y que, por eso, pueden ser causas tempranas de su condición
presente. Sin embargo, la habilidad de la persona para reaccionar frente a estresantes
actuales, deriva del moldeamiento de si organismo por la interacción, a lo largo de
muchos años, de su dotación genética y de sus experiencias previas.

Se recogerán de forma sistemática y secuencial (siguiendo un orden temporal) los datos


relativos a la psicobiografía del paciente. Este apartado es extenso y su evaluación
conlleva tiempo, por lo que no siempre se realiza en una primera entrevista. Resulta
obvio que este apartado no será esencial en la valoración inicial de pacientes que obvio
que este apartado no será esencial en la valoración inicial de pacientes que requieran un
corto tiempo de evaluación, como por ejemplo en los servicios de urgencias. Es esencial
contrastar la información que proporciona el paciente con otras fuentes de información
(p. ej., familiares, informes escolares, etc.), pues una parte de los datos que se pretende
recoger se refieren a etapas tempranas de la vida del paciente.

El psicólogo debe obtener la historia del paciente si prejuicios respecto a la importancia


especial de un grupo de experiencias sobre otras o de un periodo de vida sobre otros.

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La historia personal, debe recordarse asimismo, no es solo un registro, de causas


exteriores obrando sobre el paciente si no, de sus repuestas a esos estímulos. Esas
respuestas pueden llegar a estudiarse y resistir el cambio. De aquí que la historia del
pasado puede esclarecer el presente y ayudar a predecir el futuro.

El psicólogo deberá evitar enfatizar solo los aspectos negativos de la vida pasada y de
sus circunstancias presentes. La información acerca de los aspectos positivos le servirá
para orientar al paciente hacia una vida más constructiva.

La historia personal ha de ser pertinente y ha de contribuir a ayudar a comprender la


enfermedad actual. La indagación acerca de las actitudes, emociones y valores del
paciente son tan importantes como los acontecimientos que van registrándose.

Los desórdenes o enfermedades previas a menudo proveen de pistas valiosas para la


enfermedad actual. Muchas enfermedades son recurrentes o episódicas. Sin embargo, el
clínico no hará el diagnóstico de la enfermedad actual basándose en el diagnostico
pasado. Sin embargo, un detallado estudio de enfermedades anteriores deberá ayudar el
diagnóstico de la enfermedad actual. El clínico deberá estudiar el comportamiento del
paciente durante la experiencia de una enfermedad como un ejemplo importante de sus
respuestas al “estrés”.

El contenido de los antecedentes personales ha de describirse separadamente en los


siguientes periodos de vida a indagar:

- Pre Peri y Post Natal.


- Infancia.
- Niñez.
- Adolescencia.
- Edad adulta.

Los tópicos de averiguación para cada período pertinente son los señalados a
continuación:

i. Temperamento básico: estado de ánimo, dominante, vitalidad, actitudes


dominantes, intereses, valores y actividades principales.
ii. Funciones físicas y salud. Esto incluye funciones digestivas, sexuales, motoras
y la ocurrencia de cualquier disfunción, enfermedad, accidente.
iii. Relaciones con otras personas.
iv. Procesos de aprendizaje, escuela y vacaciones.
v. Principales acontecimientos del periodo y las reacciones del paciente al
respecto: nacimiento, muertes, separaciones, cambios de residencia, escuela o
empleo, privaciones, frustraciones, pérdidas.
vi. En los periodos pertinentes historia ocupacional.
vii. La opinión del paciente respecto a la vida pasada.
viii. La situación actual del paciente: Residencia física, comunidad donde se halla
ubicada su residencia, pertenencia a grupos. Miembros del grupo doméstico,
hábitos nocivos, ocupación, condición económica y seguridad.
ix. La personalidad del paciente: inteligencia, satisfacciones, habilidades
especiales, hábitos y empleo del tiempo, estado de ánimo habitual, rasgos
dominantes, relaciones con otras personas, objetivos y aspiraciones, ideales.

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4. DIAGNOSTICO
La información recogida en los apartados anteriores de la historia clínica permite al
psicólogo realizar una orientación diagnóstica del caso. En este apartado se puede hacer un
resumen de los hallazgos más significativos de la anamnesis, exploración psicopatológica o
exploraciones complementarias, y en qué grado apoyan un diagnóstico. En los casos en que
existan dudas diagnósticas se puede realizar un diagnóstico diferencial entre los diagnósticos
posibles, detallando los datos que apoyan o contradicen cada diagnóstico.

Es una herramienta para conocer la forma en que un sujeto se organiza y procesa la


información que le llega del mundo exterior, la manera en que se valora. El diagnostico
psicológico es la evaluación que tiene como objetivo determinar si el problema en particular
que aflige al consultante se ajusta a alguna clase de trastorno psicológico.

La tendencia actual consiste en utilizar los criterios diagnósticos de las clasificaciones


psiquiátricas más habituales como son el DSM-V y la CIE-10. Aunque existe controversia
sobre la categorización de trastornos mentales con estas clasificaciones, el
uso de unos criterios diagnósticos consensuados pretende homogeneizar el diagnóstico
entre diferentes clínicos.

Al determinar lo que es singular de la personalidad del individuo, antecedentes culturales o


circunstancias, nos referimos a la estrategia ideográfica. Información recabada que permite
tener una idea sobre un determinado problema o trastorno. Dicha clasificación, no es más
que una agrupación de características singulares del individuo, que permiten realizar un
diagnóstico presuntivo, que aclara si existe un problema emocional o si hay evidencias de
otras causas. Se realiza un pronóstico sobre el tiempo que demandaría un posible tratamiento
y el grado del trastorno.

Las conductas anormales constituyen fenómenos complejos, supuestamente


multideterminados y frecuentemente incomprensibles, cuyo estudio puede requerir de un
análisis individualizado de estas, como tal vez pueda verse favorecido por un procedimiento
organizador.

¿POR QUÉ DIAGNOSTICAR A LOS PACIENTES?


Los diagnósticos en la psicopatología o en la psiquiatría tienen una variedad de objetivos
importantes y no son sólo “etiquetas”. Establecer un diagnóstico es fundamental.

El diagnóstico introduce orden y estructura en el pensamiento y reduce la complejidad


de los fenómenos clínicos. El uso de diagnósticos introduce orden y estructura en esta
complejidad. Los trastornos se dividen en categorías amplias con base en características en
común (p. ej., psicosis, abuso de sustancias, demencia, ansiedad). Dentro de cada clase
principal se delinean aún más síndromes específicos (p. ej., al dividir trastornos relacionados
con sustancias con base en la sustancia implicada, o al dividir las demencias por subtipo
etiológico, como enfermedad de Alzheimer y demencia vascular). La existencia de grupos
amplios, subdivididos en trastornos específicos, crea una estructura dentro del aparente caos
de fenómenos clínicos y hace las enfermedades mentales más fáciles de estudiar y
comprender. Aunque los diagnósticos no necesariamente se definen en términos de etiología
o fisiopatología, suelen definirse en términos de características sindromáticas.

Los diagnósticos facilitan la comunicación entre profesionales. Cuando se establece un


diagnóstico específico para los síntomas de un paciente, como trastorno bipolar I, están

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haciendo un enunciado característico acerca del cuadro clínico con que ese paciente en
particular se presenta.

Proceso de clasificación.
Una clasificación es una manera de intentar sistematizar el conocimiento que existe sobre
una área determinada. Los objetivos de un sistema de clasificación son facilitar la
comunicación, suministrar una base para obtener información, aportar información
descriptiva sobre las entidades estudiadas, realizar predicciones y formular teorías.

Los dos sistemas diagnósticos más importantes actualmente son la Clasificación


Internacional de Enfermedades en su décima versión (CIE-10), auspiciada por la
Organización Mundial de la Salud, y el sistema Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders en su 5.ª edición de texto revisado (DSM-V) promovido por la American
Psychiatric Association.
.
La clasificación psicopatológica pretende proporcionar al psicólogo importantes ventajas;
los cual tiene lugar cuando cumple los requisitos metodológicos exigidos en toda taxonomia.
Se considera que un sistema de clasificación tiene varios objetivos principales:

1. Comunicación: facilitar una nomenclatura necesaria para la comunicación entre las


personas que trabajan en un campo determinado.
2. Obtención de información: suministrar una base para la obtención de información y,
por tanto, acceder rápidamente a los conocimientos existentes sobre un determinado
trastorno o enfermedad.
3. Utilidad descriptiva: una clasificación sirve para aportar información descriptiva sobre
las entidades que estudia una ciencia descriptiva sobre las entidades que estudia una
ciencia.
4. Predicción: un sistema de clasificación debe proporcionar una base para realizar
predicciones, principalmente relativas al pronóstico y al tratamiento.
5. Formulación de teorías: otro de los objetivos de una clasificación es proveer los
conceptos básicos requeridos para la formulación de teorías dentro de una ciencia, esto
es, la formación de conceptos.

Blashfield (1984), destaca las siguientes:

a) Aportar una nomenclatura y terminología común que facilite la comunicación y


favorezca la fiabilidad.
b) Servir de base acumulativa de documentación e información sobre cada categoría
clínica
c) Suministrara información descriptiva de cada una de las entidades clínicas básicas.
d) Permitir hacer predicciones desde una perspectiva longitudinal; y
e) Suministrar los conceptos básicos para hacer formulaciones teóricas.

Hersen (1988) refiere, además, que la clasificación en sicopatología debe responder a


diversos propósitos de naturaleza científica y también política, entre ellos:

a) la organización de comportamientos o síntomas.


b) La comunicación entre investigadores y clínicos.
c) La determinación del tratamiento o procedimiento terapéutico aplicable a cada
categoría clínica.

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d) La determinación del estatus legal del paciente en base a su funcionamiento y
competencia.

Gebbie, en 1974, definió cuatro pasos para la realización de un proceso de clasificación:


a) Determinar todo aquello que los pacientes refieren o diagnostican.
b) Alcanzar cierto grado de acuerdo sobre una nomenclatura coherente que describe el
problema del paciente.
c) Agrupar los diagnósticos identificados en clases y subclases, de modo que puedan
establecerse los patrones y relaciones entre ellos.
d) Sustitución de los números o abreviaturas equivalentes por terminología, de modo que
los datos relacionados con los diversos diagnósticos puedan manejarse más fácilmente.

Proceso de Clasificación.
 Método Inductivo: Observaciones específicas. (Nanda, Omaha, Lunney)
 Método Deductivo: Generalizaciones. (D. Orem)

Aspectos de Clasificación:
Al clasificar el comportamiento de los seres humanos se cuestiona la definición de los
“normal” o “anormal”, lo mismo sucede con la suposición de que una conducta o cognición
es parte de una categoría o trastorno y no de otra.

El trastorno psicológico o conducta anormal, es la disfunción psicológica de un individuo


(interrupción del funcionamiento cognoscitivo, emocional o conductual) asociada con la
angustia o con impedimentos en el funcionamiento y con una respuesta que no es
característica o no se espera culturalmente. No obstante si al evento al cual se enfrentan es
realmente peligroso las respuestas no serían consideradas como “disfunción”. Se considera
que los problemas que experimenta el individuo se encuentran en un continuo o en una
dimensión, más que ser categorías presentes o ausentes. Es por ello, que no basta tener una
disfunción para hallarse dentro de los criterios de un trastorno psicológico.

a) Método Categórico y Dimensional. Existen dos posibilidades distintas que podemos


clasificar el comportamiento humano: Las Categorías, son características distintas de los
trastornos que tiene poco o nada en común uno con otro; o las Dimensiones, es la
cuantificación de diversos atributos de un trastorno psicológico, que presentan una
puntuación compuesta Por ejemplo las dimensiones que nos presenta un perfil del MMPI.

b) Método Categórico Clásico (o puro): Tiene su origen en la obra de Emil Kraepelin


(1856-1926). Se considera que las causas podrían ser psicológicas o culturales; cada
trastorno es distinto de cualquier otro, se necesita un conjunto de criterios definitorios,
que todos tiene que satisfacer en la categoría para determinar al tipo de trastorno al que
pertenece. Los factores psicológicos y sociales interactúan con factores biológicos para
generar un trastorno, que debe de ser identificado en base a los criterios que presenta el
DSM-IV o del CIE-10. Un diagnostico preciso de los síntomas que presenta el individuo
permite determinar un tratamiento eficaz.

c) Método Dimensional: en el observamos la variedad de cogniciones, estados de


ánimo y conductas que el paciente presenta y las cuantificamos en una escala. Por ejemplo
una escala del 1 al 10, a fin de calificar el estado emocional en el que se encuentra el
paciente.

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d) Método Prototípico: Corresponde la descripción a una serie de características
esenciales de una entidad, a fin de permitir clasificar y diferenciar un determinado
trastorno de otro. Por ello es necesario que se presente una lista de determinadas
características o propiedades posibles del trastorno, y cualquier candidato debe satisfacer
las suficientes (pero no todas) para entrar en la categoría.

3. EVALUACIÓN MULTIAXIAL. DSM-V


El uso del sistema multiaxial facilita una evaluación completa y sistemática de los distintos
trastornos mentales y enfermedades médicas, de los problemas psicosociales y ambientales,
y del nivel de actividad, que podrían pasar desapercibidos si el objetivo de la evaluación se
centrara en el simple problema objeto de la consulta.

Un sistema multiaxial proporciona un formato adecuado para organizar y comunicar


información clínica, para captar la complejidad de las situaciones clínicas y para describir la
heterogeneidad de los individuos que presentan el mismo diagnóstico.

En aras de un abordaje global y sistemático de niños, adolescentes y adultos de todas las


edades, la evaluación integral se debe realizar en todo tipo de paciente. El diagnóstico
multiaxial tiene por objetivo hacer una valoración global del estado de salud del individuo
incluyendo un diagnóstico mental, un diagnóstico físico, un diagnóstico social y una
evaluación del funcionamiento en diferentes áreas de importancia según la edad y la
condición académica y social.

Un sistema multiaxial implica una evaluación en varios ejes, cada uno de los cuales
concierne a un área distinta de información que puede ayudar al clínico en el planeamiento
del tratamiento y en la predicción de resultados.

En la clasificación multiaxial DSM-V se incluye cinco ejes:

 Eje I Trastornos Clínicos.


Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica.

 Eje II Trastornos de la Personalidad.


Discapacidad intelectual.

 Eje III Enfermedades médicas.

 Eje IV Problemas psicosociales y ambientales.

5.1. VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL SISTEMA DEL DSM

VENTAJAS
Las ventajas del sistema del DSM pueden resumirse como sigue:
 El sistema del DSM ha mejorado en grado sustancial la confiabilidad del
diagnóstico. La confiabilidad, un concepto biométrico, se refiere a la capacidad de
dos observadores de coincidir en lo que ven. Así, dos o más profesionales que trabajen
en diferentes ciudades (o países) y vean al mismo paciente llegarán al mismo
diagnóstico.

 El sistema del DSM ha aclarado el proceso diagnóstico y facilitado la recopilación


de la historia clínica. Dado que el DSM-5 especifica con exactitud cuáles síntomas

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deben estar presentes para establecer un diagnóstico, así como el curso característico
de los trastornos siempre que esto es apropiado, el manual es altamente objetivo.

 El sistema del DSM ha aclarado y facilitado el proceso del diagnóstico diferencial.


Debido a que es muy explícito, el DSM ayuda a los profesionales de la salud a decidir
cuáles síntomas deben estar presentes para aceptar o descartar un diagnóstico en
particular. Los temas sobre diagnóstico diferencial no son abordados solamente en los
criterios, el texto de cada DSM también contiene una exposición detallada del
diagnóstico diferencial para cada trastorno.

DESVENTAJAS
Cada tratamiento tiene sus efectos secundarios indeseables. Así, el sistema del DSM
también adolece de ciertos problemas y desventajas:

 La mayor precisión a veces da a los profesionales tratantes e investigadores un


falso sentido de certeza acerca de lo que hacen. Los criterios del DSM son simples
acuerdos provisionales a los que llegó un grupo de expertos acerca de cuáles
características distintivas deben estar presentes para establecer un diagnóstico. Aunque
los criterios diagnósticos se basan en datos estadísticos siempre que es posible, los
datos disponibles con frecuencia son inadecuados o incompletos. Así, la selección de
signos y síntomas a veces es arbitraria. Los diagnósticos mismos sin duda son
arbitrarios, y seguirán siéndolo mientras se ignoren su fisiopatología y etiología.

 El sistema del DSM puede sacrificar validez por confiabilidad. La confiabilidad


se refiere a la capacidad de los individuos de coincidir en lo que ven, mientras que
validez se refiere a la capacidad de predecir pronóstico, respuesta al tratamiento, y en
última instancia etiología.

 El sistema del DSM puede alentar a los psiquiatras a tratar el diagnóstico como
una simple lista de verificación y olvidarse del paciente como persona. El DSM-5
puede usarse para agilizar las entrevistas clínicas porque alienta el uso de una lista de
verificación de síntomas al establecer un diagnóstico.

El uso del sistema multiaxial facilita una evaluación completa y sistemática de los distintos
trastornos mentales y enfermedades médicas, de los problemas psicosociales y ambientales,
y del nivel de actividad, que podrían pasar desapercibidos si el objeto de evaluación se
centrara en el simple problema objeto de la consulta. El sistema proporciona un formato
adecuado para organizar y comunicar información clínica, para captar la complejidad de las
situaciones clínicas y para describir la heterogeneidad de los individuos que presentan el
mismo diagnóstico.

EJE I: Trastornos Clínicos


Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica
El Eje I describe todos los trastornos, excepto los trastornos de la personalidad y el
retraso mental (que se han incluido en el Eje II); pero, incluye trastornos que
pueden ser objeto de atención clínica.
Cuando el individuo sufre más de un trastorno del Eje I, deben registrarse todos ellos;
pero iniciar en primer lugar el diagnostico principal o el motivo de consulta.
Cuando una persona presenta un trastorno del Eje I y otro de Eje II, se supondrá
que el diagnóstico principal o el motivo de consulta corresponde al Eje I, a menos

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que el diagnóstico del Eje II vaya seguido de la frase “diagnostico principal” o
“motivo de consulta”.

En el caso de no presentarse ningún trastorno dentro del Eje I, este hecho debe
codificarse como Z03.2 (V71.09). Si hay que aplazar un diagnóstico del Eje I hasta
recoger alguna información adicional, este hecho se codificará como R69.

Trastornos Clínicos:
Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica.

 Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia (se excluye


discapacidad intelectual)
 Delirium, demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos cognitivos.
 Trastornos mentales debidos a una enfermedad médica.
 Trastornos relacionados con sustancias.
 Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos
 Trastornos del estado de ánimo.
 Trastornos de ansiedad.
 Trastornos somatomorfos.
 Trastornos facticios.
 Trastornos disociativos.
 Trastornos sexuales y de la identidad sexual.
 Trastornos de la conducta alimentaria.
 Trastornos del sueño.
 Trastornos del control de los impulsos no clasificados en otros apartados.
 Trastornos adaptativos.
 Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica.

EJE II: Trastornos de la Personalidad


Discapacidad intelectual
El Eje II incluye los trastornos de la personalidad y la discapacidad intelectual.
También para hacer constar mecanismos de defensa y características desadaptativas
de la personalidad.
Cuando no se presenta ningún trastorno del Eje II, este hecho debe codificarse como
Z03.2 (V71.09). Si hay que aplazar un diagnóstico del Eje II, por información
adicional a recoger, debe codificarse como R46.8 (799.9).

Trastornos de la Personalidad
Grupo A
 Trastorno Paranoide de la personalidad.
 Trastorno Esquizoide de la personalidad.
 Trastorno Esquizotípico de la personalidad.

Grupo B
 Trastorno Antisocial de la personalidad.
 Trastorno Límite de la personalidad.
 Trastorno Histriónico de la personalidad.
 Trastorno Narcisista de la personalidad.

Grupo C
 Trastorno de la personalidad por Evitación.

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 Trastorno de la personalidad por Dependencia.
 Trastorno Obsesivo Compulsivo de la personalidad.

Discapacidad intelectual

EJE III: Enfermedades Médicas


El Eje III incluye las enfermedades médicas actuales que son potencialmente
relevantes para la comprensión o abordaje del trastorno del sujeto. Estos estados
están clasificados fuera del capítulo “trastornos Mentales” de la CIE-10. las enfermedades
médicas constituye un factor causal implicados en este efecto son fisiológicos.

Enfermedades Médicas
 Algunas enfermedades infecciosas y parasitarias.
 Neoplasias
 Enfermedadesde la sangre y de los órganos hematopoyéticos y algunas
enfermedades inmunitarias
 Enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas
 Enfermedades del sistema nervioso
 Enfermedades del ojo y sus anejos
 Enfermedades del oído y de las apófisis mastoides
 Enfermedades del sistema circulatorio
 Enfermedades del sistema respiratorio
 Enfermedades del aparato digestivo
 Enfermedades de la piel y del tejido celular subcutáneo
 Enfermedades del sistema musculoesquelético y del tejido conectivo
 Embarazo, parto y puerperio
 Patología perinatal
 Malformaciones, deformaciones y anomalías cromosómicas congénitas
 Síntomas, signos y hallazgos clínicos y de laboratorio no clasificados en otros
apartados.
 Heridas, envenenamiento y otros procesos de causa externa
 Morbilidad y mortalidad de causa externa
 Factores que influyen sobre el estado de salud y el contacto con los centros
samitarios
 Enfermedades médicas

EJE IV: Problemas psicosociales y ambientales


El Eje IV se registran los problemas psicosociales y ambientales que pueden afectar
el diagnóstico, el tratamiento o el pronóstico de los trastornos mentales (Ejes I y II).
Un problema psicosocial o ambiental puede ser un acontecimiento vital negativo, una
dificultad o deficiencia ambiental, un estrés familiar o interpersonal, una
insuficiencia en el apoyo social o los recursos personales, u otro problema
relacionado con el contexto en que se han desarrollado alteraciones experimentadas
por una persona.
Los denominados estresantes positivos, como una promoción laboral, solo deben
hacerse constar si constituyen un problema o conducen a él, como cuando una
persona tiene dificultades para adaptarse a una situación nueva. Además de
desempeñar un papel en el inicio o exacerbación de un trastorno mental, los
problemas psicosociales también pueden aparecer como consecuencia de la

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psicopatología, o pueden constituir problemas que deben tomarse en consideración
en el planteamiento de la intervención terapéutica general.

Por razones de conveniencia los problemas se han agrupado en las siguientes


categorías:

 Problemas relativos al grupo primario de apoyo: por ejemplo, fallecimiento


de un miembro de la familia, problemas de salud en la familia, perturbación
familiar por separación, divorcio o abandono, cambio de hogar, muevo
matrimonio de una de los padres, abuso sexual o físico, sobreprotección de los
padres, abandono del niño, disciplina inadecuada, conflictos con los hermanos o
nacimiento de un hermano.

 Problemas relativos al ambiente social: por ejemplo, fallecimiento o pérdida


de un amigo, apoyo social inadecuado, vivir solo, dificultades para adaptarse a
otra cultura, discriminación, adaptación a las transiciones propias de los ciclos
vitales (tal como la jubilación).

 Problemas relativos a la enseñanza: por ejemplo, analfabetismo, problemas


académicos, conflictos con el profesor o los compañeros de clase, ambiente
escolar inadecuado.

 Problemas laborales: por ejemplo, desempleo, amenaza de perdida de empleo,


trabajo estresante, condiciones laborales difíciles, insatisfacción laboral, cambio
de trabajo, conflictos con el jefe o los compañeros de trabajo.

 Problemas de vivienda: por ejemplo, falta de hogar, vivienda inadecuada,


vecindad insaludable, conflicto con los vecinos y propietarios.

 Problemas económicos: por ejemplo, pobreza extrema, economía insuficiente,


ayudas socioeconómicas insuficientes.

 Problemas de acceso a los servicios de asistencia sanitaria: por ejemplo,


servicios médicos inadecuados, falta de transporte hasta los servicios
asistenciales, seguro médico inadecuado.

 Problemas relativos a la interacción con el sistema legal o el crimen: por


ejemplo, arrestos, encadenamiento, juicios, victimas de acto criminal.

 Otros problemas psicosociales y ambientales: por ejemplo, exposición a


desastres, guerras u otras hostilidades, conflicto con cuidadores no familiares
como consejeros, asistentes sociales, ausencia de centros de servicio social.

LA CIE 10
La clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) determina los códigos
utilizados para clasificar las enfermedades y una amplia variedad de signos, síntomas,
hallazgos anormales, denuncias, circunstancias sociales y causas externas de daños
y/o enfermedad.

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Cada condición de salud puede ser asignada a una categoría y recibir un código de
hasta seis caracteres de longitud (en formato de X00.00). Cada una de tales categorías
puede incluir un grupo de enfermedades similares.

Se utiliza a nivel internacional para fines estadísticos relacionados con morbilidad


y mortalidad.

El capitulo V y los códigos F00-F99 esta orientado a los trastornos mentales y del
comportamiento.

Cada trastorno se acompaña de la descripción de sus características clínicas


principales, así como de las características secundarias que, aunque menos
específicas, son sin embargo relevantes.

Pautas para el diagnóstico


En la mayoría de los casos indican el número y los síntomas específicos que suelen
requerirse para un diagnóstico fiable. Sin embargo, en la redacción de dichos
síntomas se ha mantenido un cierto grado de flexibilidad de cara a las decisiones
diagnósticas, para que la clasificación pueda ser utilizada en variadas y a menudo
complejas situaciones clínicas, en las que deben tomarse decisiones diagnósticas
antes de que el cuadro clínico haya podido ser totalmente aclarado o cuando la
información es aún incompleta.

En algunas ocasiones y para evitar repeticiones innecesarias, se proporciona la


descripción clínica y pautas para el diagnóstico de ciertos grupos de trastornos,
además de aquellas específicas de cada trastorno aislado dentro del grupo.

Cuando los requisitos exigidos en las pautas para el diagnóstico se cumplan de forma
evidente el diagnóstico puede ser formulado como "seguro".

En muchos casos es útil registrar el diagnóstico a pesar de que las pautas no se


satisfagan totalmente.

El clínico y todos aquellos que utilicen las pautas diagnósticas deben decidir en qué
circunstancias vale la pena recoger diagnósticos que ofrecen grados menores de
confianza (tales como "provisional" si se espera que aparezca más información o
"probable" si la obtención posterior de dicha información es muy improbable) en los
casos en los que no se satisfagan en su totalidad las pautas propuestas.

Las definiciones sobre la duración de los síntomas están asimismo pensadas más
como pautas generales, que como requisitos estrictos.

El clínico debería utilizar su propio criterio sobre la conveniencia de escoger un


diagnóstico, aunque la duración de un síntoma determinado sea ligeramente mayor o
menor de lo requerido.

DEFINICIONES ESPECIFICAS

 Síntoma, del griego simptomá, ‘coincidir’, procede del área semántica del verbo to pipto,
‘llegar’, ‘caer’, que dio simptomá con un significado inicial de ‘suceso’,

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‘acontecimiento’, ‘lo que ocurre’. Siempre ha tenido un matiz de subjetividad incluso
fuera del ámbito médico: en la Lingüística actual, ‘síntoma’ se utiliza a veces como
sinónimo de una de las funciones del lenguaje que Büller, en 1918, denominó Kundgabe
o función «expresiva», esto es, la que permite al hablante expresar su estado psíquico.
Síntoma es lo que cuenta el enfermo de su malestar, “lo que le ocurre a alguien”.

 Signo. La raíz griega sema, ‘huella’, ‘señal’, y el verbo semaino, ‘dejar huellas’,
‘señalar’, produjeron semeion, ‘señal’ o ‘signo’, la cual emparentará con la latina signum
que, además de ‘huella’ (lupi signa), admite los significados de ‘presagio’ (Deus signum
dat), ‘sello’ o ‘marca’ y ‘contraseña’. En un latín algo más tardío, signum adquiere un
significado médico equivalente a ‘síntoma’ (morbi signa, ‘señales de una enfermedad’).
Una de las definiciones de ‘signo’ más habitualmente citadas en Semiología General es
aquella que propuso el filósofo norteamericano Charles S. Peirce: «algo que bajo cierto
aspecto o de algún modo representa alguna cosa para alguien». Y ciertamente, en el
terreno de la Semiología clínica esta definición se adecua perfectamente a sus objetivos
y fines, pues el clínico capta en el paciente ciertas señales o signos que para él
representan algo en el ámbito de la patología mental. Naturalmente, el psicoanalista debe
dar ahí al menos un paso más al considerar que «el síntoma es un nudo de signos».

 Síndrome. (sindromé, ‘pasar con’, ‘ocurrir a la vez’), significaba originalmente


‘coincidencia’ o ‘concurrencia’. Su significado médico denota la constatación de que los
síntomas y los signos, sea cual sea su relación patogénica con las enfermedades, ni se
agrupan al azar ni sus combinaciones son infinitas (como ocurriría si sólo obedeciesen a
las leyes matemáticas de la combinatoria), de modo que en la clínica sólo aparecen
algunas de ellas. Es éste un fenómeno similar al que ocurre dentro de una lengua dada
con la relación de las letras dentro de una palabra o de las palabras dentro de la frase:
debido a limitaciones puramente sintácticas, muchas cadenas de palabras
combinatoriamente posibles —al margen de su sentido— no aparecerán jamás, mientras
otras serán muy frecuentes.
Un síndrome es un conjunto de síntomas y signos que siempre aparecen juntos y
manifiestan un trastorno reconocible, pudiendo formar parte de una o varias
enfermedades diferentes (palidez, cansancio, taquicardia y cifra baja de hematíes
conforman el «síndrome anémico» presente en todas las anemias, sean del tipo y causa
que fueren; el síndrome depresivo o el confusional aparecen en diversas situaciones
clínicas y se incluyen en distintos diagnósticos nosológicos, etc).
En Medicina, un síndrome es la manifestación de uno o varios mecanismos
fisiopatológicos concretos entre los muchos que pueden estar presentes en una
enfermedad. Empero y por más que se haya intentado, la Psicopatología no se somete a
las leyes que fundan el discurso médico sobre las enfermedades, razón por la cual han
sido muchas y notables las dificultades de importar el modelo médico al ámbito mental.

 Problema Presente. Presentar en una forma tradicional de indicar por qué un paciente
va a la clínica.

 Prevalencia. Número de personas que manifiestan un trastorno en la población total en


cualquier momento.

 Incidencia. Número de nuevos casos de un trastorno que aparecen durante un periodo


determinado.

 Curso. Patrón de desarrollo y cambio de un trastorno con el tiempo.

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 Curso crónico. Trastornos que suelen durar por un largo periodo, en ocasiones
durante toda la vida.

 Curso episódico. Es probable que el individuo se recupere a los pocos meses, pero
sufra una recurrencia en un periodo posterior.

 Curso de tiempo limitado. Significa que el paciente puede mejorar sin tratamiento
en un lapso más o menos breve.

 Aparición. Comienzo de un problema o trastorno.


o Aparición aguda. Es el inicio súbito de una enfermedad o de un trastorno.

o Aparición engañosa. Suele desarrollarse de forma gradual a los largo del tiempo de
un amplio periodo.

CAPITULO III

EXAMEN DEL ESTADO MENTAL

El examen del estado mental es el equivalente psiquiátrico de la exploración física en


medicina. Incluye una evaluación exhaustiva de aspecto del paciente, patrones de
pensamiento y habla, memoria y juicio.

En la exploración psicopatológica del estado mental se trata de evaluar el estado de


diversas funciones psíquicas, y detectar y describir sus anomalías, este ejercicio no consiste
solamente en la búsqueda de un inventario de signos y síntomas. Además de recoger y captar
el fenómeno a través de la observación y la descripción, es preciso también darle un sentido
y comprenderlo, lo que se lleva a cabo con métodos de explicación (causas somáticas) o de
interpretación (motivos psicológicos).

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Como en toda exploración clínica, esto conduce necesariamente a la generación de
hipotésis diagnósticas y terapéuticas. En este sentido, la valoración de los síntomas
psicopatológicos debe hacerse siempre que sea posible en una perspectiva económica
(selección de lo más relevante a partir de la observación y la descripción), funcional
(interconexiones con otras áreas y síntomas, interpretación y explicación) y significativa
(que permita elaborar hipótesis terapéuticas).

Aunque las diversas escuelas psicopatológicas difieren en el énfasis interpretativo o


explicativo, vamos a centrarnos de forma preferente y con fines prácticos en la
psicopatología descriptiva, que recoge y ordena las manifestaciones clínicas y
agrupaciones sintomatológicas en unidades de análisis, y lo más importante, que
permiten la evaluación clínica y la transmisión de dicha información.

Disponemos de cuatro métodos para evaluar el estado psicopatológico de un paciente:


a) observación, a través de la cual se aprecia el aspecto, vestimenta y arreglo, estado de
vigilia, actividad psicomotora e incluso expresión afectiva;
b) conversación, en la que, además de datos sobre articulación del habla, atención,
concentración, pensamiento, etc., se obtiene información indirecta muy importante en una
atmósfera informal en la que el paciente probablemente se muestre menos defensivo frente
al médico;
c) exploración propiamente dicha, a través de la cual se examinan las diversas
manifestaciones de funciones no tan aparentes como ánimo, percepción, contenidos de
pensamiento e ideación, criterio de realidad, autoevaluación y juicio, y
d) «pruebas» o exámenes específicos psicométricos para determinar ciertos rendimientos
como memoria, orientación, concentración, etc., y que sólo se usan en algunos pacientes.

Describiremos a continuación las áreas más relevantes que deben ser evaluadas en toda
exploración psiquiátrica.

Los componentes del examen del estado mental se resumen en el cuadro. Algunos dominios
se determinan sólo observando al paciente (aspecto, afectividad). Algunas partes se
determinarán haciendo al paciente preguntas específicas (p. ej., estado de ánimo, anomalías
de la percepción). Otras más se valoran haciendo conjuntos específicos de preguntas (p. ej.,
memoria, información general).

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El entrevistador debe desarrollar su propio repertorio de técnicas para evaluar funciones
como memoria, información general y cálculo.

Este repertorio debe usarse de modo consistente en todos los pacientes, para adquirir una
buena idea de la gama de reacciones normales y anómalas en individuos de distintas edades,
niveles educativos y diagnósticos.

Aspecto y actitud
Los momentos iniciales de la entrevista son fundamentales, ya que establecen la base de la
relación y de ulteriores entrevistas. Se ha comprobado que el diagnóstico en la práctica
psiquiátrica se teje fundamentalmente en los primeros 3 minutos, lo que ilustra claramente
la importancia de este primer contacto.
Un dato inmediato que surge cuando nos disponemos a hablar con el paciente es la
denominada abordabilidad. Se entiende con ella la capacidad y disponibilidad del sujeto
para ponerse en contacto con el entrevistador. Es abordable el que contesta a las preguntas,
aunque lo haga de modo incoherente o desatinado. Es inabordable el que no contesta, lo cual
puede producirse activamente, como en el caso del individuo reticente y negativista, o bien
pasivamente, como en el caso del comatoso, estupuroso o incluso agitado que no puede
detener su exaltación motora para proceder a la entrevista.
Naturalmente, según que el individuo sea o no abordable, la entrevista va a ser bien distinta.
Se describe el aspecto general del paciente, incluidos arreglo, higiene y expresión facial. Se
toma nota de si el paciente aparenta su edad o si se ve más joven o más viejo. Se registra
el tipo de vestido y si es apropiado para la situación.

Actividad motora
Se toma nota del nivel de actividad motora del paciente. ¿Permanece sentado tranquilo, o
presenta agitación física? Se observa en busca de cualesquiera movimientos anómalos, tics
o gestos. Si es relevante, se evalúan y anotan cualesquiera indicaciones de catatonía, como
flexibilidad cérea (que se describe más adelante en este capítulo en “Conducta motora
catatónica”).
Se determina si hay indicaciones de movimientos anómalos, como los movimientos orales-
bucales que se observan en personas con discinesia tardía.

Nivel de conciencia o vigilia.


La valoración de trastornos del nivel de conciencia es un aspecto clave, ya que sus
anomalías influyen de manera masiva en el resto de la exploración. Sin embargo, no es una
exploración fácil y a menudo se practica de forma deficiente, ya que sus anomalías pasan
inadvertidas, entre otras razones por su naturaleza fluctuante. Los dos trastornos más
importantes son la obnubilación y la confusión, que en situaciones severas pueden dar una
apariencia demencial o delirante al paciente. La obnubilación consiste en un estado de
somnolencia que generalmente fluctúa y se valora por el umbral de respuesta del enfermo a
estímulos; el grado patológico viene dado por su presentación fuera del horario habitual
de sueño o una prolongación y profundidad injustificadas. El individuo presenta, además,
una percepción borrosa del entorno junto con déficit de orientación y dificultades graves en
fijar los acontecimientos presentes en su memoria.

Pensamiento y habla
Los profesionales a menudo mencionan los “trastornos del pensamiento” o “trastornos
formales del pensamiento”. Este concepto se refiere al patrón de habla del paciente, a partir
del cual se infieren patrones anómalos de pensamiento. Por supuesto, no es posible evaluar

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de manera directa el pensamiento. Se toma nota de la velocidad del habla del paciente: si
ésta es normal, lenta o apresurada. Se observa si el habla del paciente indica un patrón de
pensamiento lógico y encaminado a metas o si hay alguna
de una variedad de anomalías en la forma del pensamiento (p. ej., descarrilamiento,
incoherencia, pobreza del contenido del habla). Se resume el contenido del pensamiento, y
se toma nota en particular de cualquier pensamiento delirante. Si hay delirios deben
describirse en detalle. (Si ya se anotaron en la descripción de la enfermedad presente, esto
puede indicarse con un enunciado sencillo como “Hubo delirios como ya se describió antes.”)

Orientación temporo-espacial.
Nos referimos aquí a aquella función que nos capacita para incluirnos ordenadamente en el
marco de referencia temporal y espacial-local. La orientación en el tiempo es la más
vulnerable por ser ésta una variable cambiante. Depende de la integración adecuada de tres
sistemas de referencia: a) tiempo oficial, dado por información pública en calendarios,
periódicos, etc., y conceptualizado por unidades como año, mes, fecha, etc.; b) tiempo
deducido, que depende del reconocimiento correcto de información externa (p. ej., clima,
rituales sociales de vestido y horario de comidas, iluminación, etc.) e interna (p. ej.,
sensaciones propioceptivas como frío o calor, luz, oscuridad, etc.); en este apartado se
incluye la orientación acerca de la hora del día y la estación.

Estado de ánimo y afectividad


El término estado de ánimo se refiere a una actitud emocional que es relativamente
sostenida; suele determinarse a través del informe del propio paciente, aunque pueden
hacerse algunas inferencias a partir de su expresión facial. Se toma nota de si el estado de
ánimo del paciente es neutro, eufórico, deprimido, ansioso o irritable.
La afectividad se infiere de las respuestas emocionales que suelen ser causadas por algún
estímulo. Se refiere al modo en que un paciente comunica su estado emocional, según lo
perciben otros. El profesional observa la respuesta facial del paciente a una broma o una
sonrisa, determina si el paciente muestra reacciones emocionales apropiadas o inapropiadas,
y anota el grado de reactividad de la emoción. La afectividad suele describirse como plena,
plana, embotada o inapropiada. Se infiere una afectividad plana o embotada cuando el
paciente muestra escasa respuesta emocional y parece emocionalmente embotado, mientras
que la afectividad inapropiada se refiere a respuestas emocionales que no son apropiadas
para el contenido de la discusión, como risas tontas sin causa evidente.

Percepción
Es aquella función psíquica por la que captamos e identificamos el mundo externo y la propia
corporalidad. Intervienen aquí desde las estructuras periféricas sensoriales que captan y
transmiten la información hasta las estructuras nerviosas superiores que llevan a cabo los
procesos de recepción, selección y reorganización de la misma. A este nivel se produce una
interconexión con todo aquello almacenado en la memoria, es decir, las experiencias del
individuo, con lo que la percepción pasa de la estricta sensorialidad a ser un hecho personal
y humano. La función perceptiva comporta, pues, la percepción sensorial del objeto
externo que está en el espacio real (objetivo) y la representación del mismo en el espacio
mental (subjetivo). En este sentido puede decirse que la percepción no es nunca una fiel
reproducción fotográfica de la objetividad exterior, sino que existen siempre factores
subjetivos que la condicionan, recrean y deforman.
Se toma nota de cualesquiera anomalías de la percepción. Las más comunes son las
alucinaciones: percepciones sensitivas anormales en ausencia de un estímulo real. Las
alucinaciones pueden ser auditivas, visuales, táctiles u olfativas.

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A veces ocurren alucinaciones hipnagógicas o hipnopómpicas cuando el paciente comienza
a dormir o a despertar; éstas no se consideran verdaderas alucinaciones. Una ilusión es la
interpretación errónea de un estímulo real; por ejemplo, ver una sombra y creer que se trata
de una persona.

Orientación
Se describe el nivel de orientación del paciente. Esto suele incluir orientación en tiempo,
lugar y persona. La orientación se valora pidiendo al paciente que describa día, fecha, año,
hora, lugar donde vive en la actualidad, nombre e identidad, y por qué se encuentra en el
hospital o clínica.

Memoria
La memoria se divide en las formas a muy corto, corto y largo plazos. Deben describirse los
tres tipos. La memoria a muy corto plazo implica el registro inmediato de información, que
suele evaluarse haciendo que el paciente repita de inmediato una serie de dígitos o tres
fragmentos de información (p.ej., el color verde, el nombre Sr. Gómez y la dirección Calle
Lomas 1915). Determinar si recuerda esos datos de inmediato después de que los recibe. Si
el paciente tiene dificultad para hacerlo, deben repetírsele hasta que pueda registrarlos. Si es
incapaz de registrarlos después de 3 o 4 intentos, se anota.
Entonces se le dice que se le pedirá recordar esos datos en 3 a 5 minutos. Su capacidad de
recordarlos después de ese tiempo es una indicación de su memoria a corto plazo. La
memoria a largo plazo se evalúa pidiendo al paciente que recuerde sucesos que ocurrieron
en los últimos días, así como otros de un pasado más remoto, como meses o años atrás.

Información general
La información general se evalúa haciendo al paciente un conjunto específico de preguntas
sobre temas como los nombres de los cinco últimos presidentes, sucesos actuales o
información histórica o geográfica (p. ej., “¿Puede decirme qué ocurrió el 19 de septiembre
de 1985?”; “¿Cómo se llama el presidente?”).
El banco de información general del paciente debe anotarse en relación con su escolaridad.
Esto reviste especial importancia al valorar la posibilidad de demencia.

Cálculos
La prueba estándar de la capacidad de cálculo es la serie de 7. Consiste en pedir al paciente
que reste 7 de 100, luego reste 7 a esa cantidad, y así de manera sucesiva hasta un mínimo
de cinco sustracciones. Algunos pacientes crónicos se vuelven hábiles en este ejercicio, así
que es una buena idea contar con otros instrumentos en el repertorio. Uno que es muy útil
consiste en pedirle que realice los cálculos necesarios en la vida diaria (p. ej., “Si voy al
mercado y compro seis naranjas a tres por diez soles, y le doy al cajero un billete de cien,
¿cuánto me debe dar de cambio?”). Los cálculos pueden modificarse según la escolaridad
del paciente. Para los sujetos con bajo nivel educativo pueden hacerse cálculos con series de
tres. Asimismo, los cálculos de la vida real pueden hacerse más simples o complejos.

Habilidad de lectura y escritura


Se le da al paciente un texto simple y se le pide que lo lea en voz alta. También se le pide
que escriba una oración específica, que el profesional o él mismo elija. La habilidad de
lectura y escritura debe evaluarse en términos de la escolaridad.

Habilidad visuoespacial

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Debe pedirse al paciente que copie una figura, que puede ser muy simple, como un cuadrado
dentro de un círculo. Una alternativa es dibujar la carátula de un reloj y poner las manecillas
a una hora específica, como las 11 y 10.

Atención
La atención se evalúa en parte con varias de las tareas recién descritas, como los cálculos o
la hora del reloj. Pueden usarse pruebas de atención adiciona les, como pedirle que deletree
una palabra a la inversa (p. ej., “mundo”). También puede indicársele que nombre cinco
cosas cuyo nombre comience con una letra específica, como d. Ésta es una prueba de la
fluidez cognitiva y verbal.

Abstracción
La capacidad de pensamiento abstracto del paciente puede evaluarse de distintas maneras.
Un método muy recurrido es pedir al sujeto que interprete proverbios, como “Una piedra
que rueda no crea moho” o “Después del niño ahogado tapan el pozo”. Como alternativa,
puede pedírsele que identifique atributos en común de dos cosas (p. ej., “¿En qué se parecen
una manzana y una naranja?”; “¿En qué se parecen una mosca y un árbol?”).

Juicio e introspección
Se evalúan juicio e introspección globales observando cuán realista es la valoración que el
paciente hace de su enfermedad y diversos problemas de la vida. La introspección puede
evaluarse de modo directo, por ejemplo, preguntando “¿Cree usted que tiene una enfermedad
mental?” o “¿Cree usted que necesita tratamiento?” El juicio puede no ser tan fácil de evaluar,
pero las elecciones y decisiones recientes del paciente ayudarán a determinarlo. A veces son
útiles preguntas simples, como: “Si usted se encontrara un sobre con las estampillas
adheridas y la dirección escrita, ¿qué haría?” y “Si usted estuviera en el cine y oliera humo,
¿qué haría?”

CAPITULO IV

FUNCIONES PSIQUICAS Y SUS TRASTORNOS

PSICOPATOLOGIA DE LA CONCIENCIA

Es muy difícil realizar una adecuada definición de la conciencia. Prueba de ello es la multitud
de intentos para hacerlo que podemos encontrar a lo largo de la historia. El vocablo, de
origen latino, hace referencia al conocimiento que acompaña a nuestras impresiones y
acciones.

Para Fish, la conciencia es un estado de conocimiento de uno mismo y del entorno. Sutter la
define como la síntesis que el individuo realiza de sus actividades perceptivas, intelectuales,
afectivas y motoras. Este último concepto lo recoge, Rojo Sierra, que define a la conciencia

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como una función potencial o función de funciones, que se encargaría de manejar el resto de
funciones, relacionarlas entre sí y darles un sentido.

Según Rosenfeld es la totalidad de la vida psíquica en un momento dado, definición con la


que estaría de acuerdo Jaspers. Bleuler, por su parte, realizó una propuesta poco
comprometida, al enunciar que la conciencia es indefinible y que es aquella cualidad que
diferencia al hombre de la máquina.

Hasta el inicio de la aplicación de las ciencias experimentales a la Neurología, momento en


que se identificó con la actividad cerebral, la conciencia era considerada como una realidad
ontológica separada del cerebro o como un epifenómeno de cada una de las funciones
mentales (Berrios, 1981).

Uno de los mitos que se ha relacionado siempre con cierta concepción romántica de la
conciencia y que ha servido de inspiración a multitud de obras literarias, ha sido la idea de
la existencia en la misma de un lado oscuro, que en gran parte fue recogida por el desarrollo
de la Psicología Profunda, a partir del concepto de inconsciente. En etapas más recientes la
conciencia tiende a ser considerada como un complejo de unidades de información que tiene
su base material en el cerebro.

Intentando hacer una síntesis y tras nombrar aquellas aportaciones históricas que creemos
más señaladas, diremos que la conciencia es una propiedad del organismo, consistente en la
capacidad para conocer nuestras experiencias y las del mundo que nos rodea, junto a la
posibilidad de darse cuenta de la realidad interior y exterior. El término es usado por los
clínicos referido a tres circunstancias: la internalización de la experiencia, la reacción
intencionada hacia los objetos y el conocimiento del propio yo.

1. Dimensiones de la Conciencia
Muchas han sido también las clasificaciones de las partes en que podemos dividir a la
conciencia.
Creemos adecuada aquella que distingue tres ejes principales: vigilancia/somnolencia,
lucidez o claridad/obnubilación y conciencia de uno mismo.

Por vigilancia entendemos la facultad de permanecer deliberadamente alerta en lugar de


estar somnoliento o dormido. Esta facultad es fluctuante, nunca permanece de forma
invariable. Los factores que influyen en ella son el interés, la ansiedad, el miedo o la
diversión. También afecta a este eje la situación del entorno y la forma en que ésta es
percibida. Existen diferencias cualitativas para un mismo nivel de vigilancia, que dependen
de las variaciones de la atención ante diferentes situaciones. La atención, de hecho, no es
más que la concentración de la luz de la conciencia sobre un contenido determinado.

La lucidez, claridad o brillo de la conciencia es la capacidad para darse cuenta de todas


las sensaciones, tanto internas como externas, presentes en el organismo en un momento
determinado. Se puede, a efectos prácticos, identificar con el sensorio y puede variar desde
la completa claridad hasta la obnubilación. En este último estado, como veremos
posteriormente, una persona puede estar completamente vigilante a pesar de poseer poca
claridad en la conciencia.

La conciencia del propio yo hace referencia al conocimiento del propio ser en cuanto a su
parte corporal, su parte psíquica y sus relaciones con el mundo circundante. Consiste en
darse cuenta de la propia actividad, unidad e identidad, junto a los límites del propio yo.

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2. Exploración de la Conciencia
La forma básica de explorar la conciencia es mediante la observación del comportamiento,
especialmente referido a los siguientes aspectos: evaluación de la capacidad de atención y
de su grado de mantenimiento, conducta motora, existencia de alteraciones patológicas de
la percepción, del pensamiento o del estado afectivo (es importante valorar la adecuada
reactividad del mismo).
La correcta evaluación de todos estos datos debe proporcionarnos un acercamiento de
naturaleza sindrómica a la alteración de conciencia que es, en sí misma, fácilmente
identificable. Por ejemplo, serán muy significativos de alteración orgánica de conciencia:
fluctuación de la reactividad sensorial, agitación psicomotriz con ausencia total de
cooperación y labilidad afectiva. Posteriormente habremos de continuar recabando
información, será fundamental averiguar la existencia de enfermedades previas, tanto
somáticas como psíquicas, el consumo de fármacos o tóxicos y la forma de inicio del
trastorno:

a) Antecedentes médicos o psiquiátricos. Es necesario descartar la existencia de


traumatismos craneoencefálicos, especialmente en las horas previas al inicio del
cuadro. Debe averiguarse también la presencia de otras alteraciones conocidas con
anterioridad, especialmente cardiovasculares, pulmonares, metabólicas y endocrinas.
También es importante conocer si existe algún trastorno conductual o algún
diagnóstico psiquiátrico, así como la existencia de antecedentes similares y la
información disponible sobre los mismos.

b) Consumo de fármacos o tóxicos. Los fármacos más frecuentemente relacionados con


la patología de la conciencia son los psicofármacos, aunque deben tenerse en cuenta
muchos otros. En cuanto a los tóxicos, los más frecuentemente implicados son el
alcohol y la heroína.

c) Forma de inicio. Es un aspecto decisivo para orientar el trastorno de conciencia.

La observación y la realización de la historia clínica deben proporcionarnos un diagnóstico


de presunción acerca de la etiología de la alteración de la conciencia o, como mínimo,
habernos clarificado si el origen de la misma es orgánico o funcional, pero todos estos datos
deben completarse con los procedentes del examen físico y de las pruebas de laboratorio.

El primero consistirá en una exploración general, fundamentalmente centrada en la esfera


neurológica (es necesario realizar una valoración del grado de reactividad ante estímulos
sensoriales, que nos dará una idea de la profundidad de la alteración). Las pruebas de
laboratorio rutinarias deben ampliarse, dentro de las limitaciones materiales, hacia aquello
que se sospeche (por ejemplo, determinar niveles de tóxicos o fármacos en sangre).

PATOLOGIA DE LA CONCIENCIA

A. TRASTORNOS CUANTITATIVOS DE LA CONCIENCIA

1. Obnubilación. Representa el estadío menos severo de deterioro de la conciencia en un


continuum que iría desde el máximo grado de alerta al coma. Se considera el más leve
estado de alteración en el pensamiento, atención, percepción y memoria. El sujeto

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presenta una reducida capacidad de captación del entorno. Encajan en este estado tanto
el inicio del sueño normal como la alteración leve de la conciencia, producto de una
causa orgánica, aunque entre ambas situaciones hay diferencias notables: por ejemplo,
en la segunda de ellas, el sujeto puede estar agitado o excitable, en lugar de la
tranquilidad del sueño fisiológico.
El término obnubilación es usado pues, para un estado de alteración de la conciencia
(no de la vigilancia pero si de la claridad), con o sin agitación y con dificultad en la
atención y la concentración. Puede encontrarse formando parte del déficit cognitivo
que puede observarse en la esquizofrenia y en general en aquellas situaciones que
cursen con deterioro cognitivo.

2. Somnolencia. Es el siguiente nivel en la pérdida cuantitativa de la conciencia. El sujeto


está todavía despierto pero puede quedarse dormido enseguida si se libra de
estimulación sensorial. Las acciones que puede realizar son muy lentas, el habla es en
mayor o menor grado disártrica y subjetivamente está dormido. Cuando este cuadro es
debido a una causa patológica no se le puede sacar de su estado tras estimulación y la
entrevista con el paciente es imposible. Es frecuente tras sobredosificación de
sustancias depresoras del SNC, aunque no es específica de ninguna causa.

3. Sopor. Aquí el sujeto ya está inconsciente, aunque puede parecer mínimamente


consciente, de forma momentánea, ante estímulos de gran intensidad. Los reflejos y el
tono muscular están muy disminuidos y la respiración es lenta y profunda.

4. Coma. En este estado el sujeto no responde en absoluto a ningún estímulo, está


profundamente inconsciente. Si progresa, evoluciona a la muerte cerebral.

B. TRASTORNOS CUALITATIVOS DE LA CONCIENCIA


Suelen estar siempre asociados a cierto grado de alteración de tipo cuantitativo que, a su
vez, puede variar a lo largo del tiempo. Es lo que se llama fluctuación del nivel de
conciencia, que es una propiedad asociada a determinadas alteraciones de la misma.
1. Estupor. Falta de reacción y desconexión con del medio.

2. Confusión. Confusión es un término imprecisamente definido y ampliamente


manejado que hace referencia a la incapacidad para distinguir lo real de lo imaginario,
las reacciones a los estímulos ambientales son inadecuadas; se manifiesta por
alteraciones en la orientación temporal, espacial o personal.

3. Estado Oniroide. Usado con frecuencia como sinónimo de de crisis parcial compleja
o epilepsia psicomotora. Pérdida de la capacidad para tener un pensamiento claro y
coherente, ya que es así como la entienden la mayor parte de los autores en la
actualidad.

4. Estado crepuscular. Solemos referirnos con este término a una situación de causa
orgánica (normalmente de origen epiléptico), aunque también puede tener una
etiología psíquica. Se caracteriza por un inicio y un final bruscos, una duración muy
variable que puede ir desde pocas horas hasta varias semanas y la posibilidad de que
aparezcan actos violentos o explosivos recortados en el contexto de una conducta
tranquila.
El individuo suele presentar incoherencia, dificultades de comprensión y
entorpecimiento perceptivo. En ocasiones se pueden llegar a realizar actos complejos,

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incluso viajes, todo ello de modo semi-automático, acompañado siempre de amnesia
prácticamente total de lo sucedido.
El estado crepuscular constituye una forma especial de alteración de la conciencia que
se ha intentado definir con los términos de estrechamiento, restricción o disociación.

5. Delirium. Reacción caracterizada por aturdimiento, inquietud, confusión y


desorientación, que se asocia con miedo y alucinaciones.

6. Coma Vigil. Coma en el que el paciente parece estar dormido, pero es capaz de
despertarse (también se denomina mutismo acinético).

PSICOPATOLOGIA DE LA ATENCION

La psicopatología de la atención no ha sido precisamente uno de los temas más “llamativos”


de la psicopatología. De hecho y parafraseando a Cromwell (1978), aluden a
“manifestaciones tolerables”; a nadie se le hospitaliza por tener un tiempo de reacción más
lento, o por tardar más milisegundos en leer el color de una palabra. Sin embargo, a pesar de
ser tan poco llamativas, las alteraciones atencionales han ido cobrando, paulatinamente, una
importancia inusitada a la hora de explicar muchos trastornos psicológicos

Desde los planteamientos clásicos, la atención se caracteriza por estar íntimamente ligada a
la concentración: la atención implica muy especialmente un proceso de focalización
perceptiva que incrementa la “conciencia clara y distinta” de un núcleo de estímulos. Esto,
en definitiva, origina que las psicopatologías de ambas no se diferencien. Por tanto las
psicopatologías atencionales se ubican en un continuum (normalmente cuantitativo) de la
concentración.

La atención es el esfuerzo que se hace para centrarse en una determinada parte de la


experiencia; la capacidad para mantenerse centrado en una actividad o capacidad de
concentración.

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Junto a esto se dice que la vigilancia y la claridad de la conciencia son prerrequisitos
necesarios para que la atención se ponga en marcha y/o funcione correctamente (Scharfetter,
1977).

A su vez, vigilancia y concentración se asimilan a vigilia, y en concreto al continuo vigilia-


sueño. Pues bien, estas premisas básicas son las que suelen tener en cuenta a la hora de
abordar la psicopatología atencional, y como es lógico van influir en qué tipo de alteraciones
se incluyen en éste proceso.

En este sentido es que se plantea que la atención se puede clasificar en:


 Atención espontánea, refleja o involuntaria: atención en la cual la causa de la
reacción atentiva proviene del exterior, atendemos a él estimulo sin haberlo preparado
previamente. Es un estimulo muy intenso y la atención se dirige a él sin deseo del sujeto.

 Atención voluntaria: la causa de la reacción atentiva proviene del propio sujeto. Son
las motivaciones del individuo y no los estímulos los factores que hacen que el individuo
dirija su atención a los estímulos que él quiera.

 Atención habitual: la causa de la reacción atentiva proviene de los hábitos del sujeto.
Son los hábitos los que inducen a dirigir su atención hacia determinados estímulos.

Kaplan (1999) ofrece la siguiente clasificación de los trastornos atencionales:

1. Distraibilidad. Incapacidad para mantener la atención o estado en el que la atención


recae en estímulos externos irrelevantes. El grado más intenso de distraibilidad y la
ausencia completa de atención se denomina aprosexia.

2. Inatención Selectiva. Sólo se bloquea aquello que produce ansiedad.

3. Hipervigilancia. Atención excesiva a todos los estímulos, internos y externos, por lo


general secundaria a estados delirantes o paranoides.

4. Trance. Atención focalizada con alteración de la conciencia. Se observa en la hipnosis,


trastornos disociativos y extásis religiosos.

Dentro de las alteraciones cualitativas se ubica la perplejidad. El sujeto no logra la síntesis


del contenido de la atención, careciendo de la significación concreta de los fenómenos y sus
relaciones efectivas, de suerte que no acierta a comprender sus actos y las circunstancias que
lo rodean.

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PSICOPATOLOGIA DE LA AFECTIVIDAD

A. Afecto. Expresión observada de la emoción; puede no ser congruente con la descripción


de la emoción hecha por el paciente.

1. Afecto apropiado. Condición en la que existe armonía con la idea, pensamiento o


lenguaje acompañante; también se describe como afecto amplio o completo, en el que
un completo rango de emociones son expresadas adecuadamente.

2. Afecto inapropiado. Disarmonía entre el tono emocional y la idea, pensamiento o


lenguaje que lo acompañan.

3. Embotamiento afectivo. Una alteración en la que el afecto manifiesta una grave


reducción de la intensidad de los sentimientos expresados.

4. Restricción o constricción del afecto. Clara reducción en la intensidad de la expresión


de los sentimientos, aunque menos grave que el aplanamiento afectivo.

5. Aplanamiento afectivo. Ausencia o mínimos signos de expresión afectiva; voz


monótona, facies inmóvil.

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6. Labilidad afectiva. Cambios rápidos y abruptos en el tono emocional, no relacionados
con estímulos externos.

B. Estado de ánimo. Es una emoción sostenida y persistente, experimentada y expresada de


forma subjetiva por el paciente y observada por los otros, entre los ejemplos se incluyen la
depresión, la euforia, o la ira.

1. Estado de ánimo disfórico. Estado no placentero de humos.

2. Eutimia. Animo dentro del rango normal, que implica la ausencia de un ánimo
deprimido o elevado.

3. Estado de ánimo expansivo. Expresión de los sentimientos propios sin restricciones,


frecuentemente asociado con una sobreestimación de la propia importancia y
significación.

4. Irritabilidad. Estado en el que uno se molesta y se pone iracundo con facilidad.

5. Cambios de humor (labilidad del humor). Oscilaciones entre la euforia y la


depresión o la ansiedad.

6. Humor elevado (hipertimia). Aire de confianza y gozo; un humor más alegre de lo


habitual.

7. Euforia. Alegría intensa con sentimientos de grandeza.

8. Éxtasis. Sentimiento intenso de arrebatamiento.

9. Depresión. Sentimiento psicopatológico de tristeza.

10. Anhedonia. Pérdida del interés y abandono de las actividades placenteras habituales,
a menudo asociada a depresión.

11. Duelo o aflicción. Tristeza apropiada a una pérdida real.

12. Alexitimia. Incapacidad o dificultad para expresar o darse cuenta del estado de ánimo
o de las propias emociones.

13. Ideación suicida. Pensamientos o acciones destinadas a quitarse la propia vida.

14. Júbilo. Sentimientos de alegría, euforia, triunfo, satisfacción intensa u optimismo.

C. Otras emociones

1. Ansiedad. Sentimiento de aprensión causado por la anticipación del peligro, que puede
ser externo o interno.

2. Ansiedad flotante. Miedo persistente, no concreto ni asociado a ninguna idea.

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3. Miedo. Ansiedad causada por un peligro real, reconocido conscientemente.

4. Agitación. Ansiedad intensa asociada con inquietud psicomotriz.

5. Tensión. Incremento de la actividad motora y psicológica que resulta molesto.

6. Pánico. Ataque episódico, agudo e intenso de ansiedad asociado con sentimientos


sobrecogedores de terror y descarga autonómica.

7. Apatía. Tono emocional anodino asociado con desinterés e indiferencia.

8. Ambivalencia. Coexistencia simultánea de dos impulsos opuestos hacia una cosa en


una misma persona.

9. Abreacción. Liberación o descarga emocional tras recordar una experiencia dolorosa.

10. Vergüenza. Fracaso en satisfacer las expectativas propias.

11. Culpa. Emoción que aparece cuando se hace algo que es percibido como malo.

12. Control de Impulsos. Capacidad para resistir el impulso, instinto o tentación de


ejecutar una acción.

13. Melancolía. Estado depresivo grave, el termino melancolía involutiva se usa de forma
descriptiva y también en referencia a una entidad diagnostica diferente.

D. Alteraciones fisiológicas asociadas con el humor: Signos de disfunción somática


(generalmente autonómica) de la persona, asociado en la mayor parte de los casos a
depresión (también denominados signos vegetativos)
1. Anorexia. Disminución o pérdida del apetito.

2. Hiperfagia. Aumento del apetito y de la ingesta de comida.

3. Insomnio. Disminución o ausencia de la capacidad de dormir.

a) De conciliación: dificultad para quedarse dormido.

b) De mantenimiento: dificultad para dormir durante toda la noche sin despertarse,


con dificultad para volver a quedarse dormido.

c) Final: despertar final adelantado.

4. Hipersomnia. Somnolencia excesiva.

5. Variación circadiana. El humor suele ser peor por las mañanas, inmediatamente
después de despertarse, y mejora a medida que progresa el día.

6. Disminución de la libido. Disminución del impulso sexual, del interés en el sexo, y


de la práctica (el aumento de la libido se asocia a menudo con los estados maniformes).

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7. Estreñimiento. Dificultad o incapacidad para defecar.

8. Fatiga. Sentimiento de debilidad, somnolencia o irritabilidad que sigue a un período


de actividad física o mental.

9. Pica. Ansia por ingerir e ingesta real de sustancias no comestibles, tales como pintura
y yeso.

10. Pseudociesis. Estado infrecuente en el que un paciente tiene los signos y los síntomas
del embarazo, como distensión abdominal, aumento de las glándulas mamarias,
pigmentación, amenorrea y náuseas matutinas.

11. Bulimia. Hambre insaciable e ingesta voraz; se ve en la bulimia nerviosa y en la


depresión atípica.

PSICOPATOLOGIA DE LA PSICOMOTILIDAD Y PSICOMOTRICIDAD

La actividad motora es la actitud, el reposo y el movimiento del individuo actuante. El ser


humano se expresa (estado de ánimo, conciencia acerca de si mismo) y nos da información
objetiva (estado de conciencia, orientación) a través de la mímica, los gestos, la actitud y los
movimientos aislados o combinados.

En la psicopatología de la motórica, se distinguen aquellos fenómenos, síntomas o


manifestaciones más desligados de la expresividad y menos atribuibles al mundo vivencial,
es decir, con una base más neurológica (psicopatología de la psicomotricidad), de aquellos
otros trastornos más directamente relacionados con la expresividad y con los
comportamientos intencionales (psicopatología de la psicomotilidad).

Comportamiento motor (conación): aspecto de la psique que incluye impulsos,


motivaciones, deseos, estímulos, instintos y ansias expresados por el comportamiento de la
persona o por su actividad motora.

1. Ecopraxia. Imitación patológica de los movimientos de una persona por otra.

2. Catatonía. Alteración motora en enfermedades no orgánicas (en oposición a las


alteraciones de la conciencia y de la actividad motora secundarias a patología orgánica).

a) Catalepsia: término general usado para describir una posición inmóvil que se
mantiene de manera constante.

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b) Excitación catatónica: agitación, actividad motora sin objeto alguno, influenciada


por estímulos externos.

c) Estupor catatónico: enlentecimiento marcado de la actividad psicomotora, que a


menudo llega a la inmovilidad y a la desconexión del medio.

d) Rigidez catatónica: asunción voluntaria de una postura rígida, resistiendo


cualquier esfuerzo a ser movido.

e) Postura catatónica: asunción voluntaria de una postura extraña, mantenida


generalmente durante períodos prolongados de tiempo.

f) Flexibilidad cérea: la persona puede moldearse en una posición que es mantenida;


cuando el examinador mueve un miembro de la persona, siente como si estuviera
hecho de cera.

g) Acinesia. Falta de movimiento físico, como en la inmovilidad extrema de la


esquizofrenia catatónica. También puede ocurrir como efecto colateral
extrapiramidal de la medicación antipsicótica.

3. Negativismo. Resistencia inmotivada a cualquier intento de ser movido o a cualquier


orden.

4. Cataplejía. Pérdida transitoria del tono muscular y debilidad precipitada por


diversos estados emocionales.

5. Estereotipia. Patrón repetitivo fijo de movimiento o de lenguaje.

6. Manierismo. Movimiento involuntario arraigado y habitual.

7. Automatismo. Realización automática de un acto o actos generalmente representativos


de una actividad inconsciente simbólica.

8. Obediencia automática. Seguimiento inmediato de las sugerencias.

9. Mutismo. Negativa a hablar en ausencia de anomalías estructurales.

10. Sobreactividad o Hiperactividad:

a) Agitación psicomotriz: sobreactividad motora y cognitiva excesiva, habitualmente


no productiva y como respuesta a tensión interior.

a) Hiperactividad (hipercinesia): actividad ininterrumpida, inquieta, agresiva,


destructiva, a menudo asociada a alguna patología cerebral subyacente.

b) Tic: movimiento involuntario espasmódico. Es raro que se involucre musculatura


por debajo de los hombros. Aparecen frecuentemente los siguientes patrones:
parpadeos, carraspeos, movimientos de cuello y gestos de boca y frente.

c) Sonambulismo: actividad motora durante el sueño.

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d) Acatisia: sensación subjetiva de tensión muscular secundaria a antipsicóticos u otra


medicación, que puede hacer que el paciente se muestre inquieto, camine, y que se
siente y se levante repetidamente; puede confundirse con la agitación psicótica. La
necesidad imperiosa de movimiento le lleva a cambiar de lugar y de postura, a
levantarse y sentarse repetidamente, a cruzar y extender las piernas; por lo que la
acatisia se conoce también como "síndrome de las piernas inquietas".

e) Compulsión: impulso incontrolable a realizar una actividad repetidamente.

 Dipsomanía: compulsión a beber alcohol.

 Cleptomanía: compulsión a robar.

 Ninfomanía: necesidad excesiva y compulsiva de coitos en una mujer.

 Satiriasis: necesidad excesiva y compulsiva de coitos en un hombre.

 Tricotilomanía: compulsión a arrancarse el cabello propio.

 Ritual: actividad automática, de naturaleza compulsiva y que reduce la


ansiedad en origen.

f) Ataxia: fallo en la coordinación motriz; irregularidad en la acción muscular.

g) Polifagia: sobreingesta patológica.

h) Temblor: alteración rítmica del movimiento, que generalmente es más rápido de


un golpe por segundo. Suele disminuir durante los momentos de relajación y el
sueño, y aumenta con la cólera y la tensión.

11. Hipoactividad (hipocinesia). Disminución de la actividad motora y cognoscitiva,


como el retardo psicomotor; enlentecimiento visible del pensamiento, lenguaje y
movimientos.

12. Mimetismo. Actividad motora simple imitativa de la infancia.

13. Agresión. Acción dirigida al objeto por la fuerza, que puede ser verbal o física; es la
contrapartida motora al afecto de rabia, ira u hostilidad.

14. Actuación (Acting out). Puesta en acción de un deseo inconsciente o un impulso:


fantasía inconsciente que es vivida en un comportamiento impulsivo.

15. Abulia. Impulso reducido a pensar y actuar, asociado con indiferencia sobre las
consecuencias de la acción; se asocia con déficit neurológicos.

16. Anergia. Falta de energía.

17. Astasia abasia. Incapacidad para estar de pie o caminar de forma normal, aunque se
puedan realizar los movimientos normales de la pierna estando sentado o tumbado.

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La marcha es extraña, sin que indique una lesión orgánica concreta. Se observa en el
trastorno conversivo.

18. Coprofagia. Ingesta de heces.

19. Discinesia. Dificultad para llevar a cabo movimientos voluntarios, como en los
trastornos extrapiramidales.

20. Rigidez muscular. Estado en el que los músculos no pueden movilizarse; se ve en la


esquizofrenia.

21. Cabeceo. Signo presente en niños autistas, que giran continuamente en la dirección
en la que vuelve la cabeza.

22. Bradicinesia. Enlentecimiento de la actividad motora con descenso de los


movimientos normales espotáneos.

23. Corea. Movimientos aleatorios, involuntarios, rápidos, reflejos y sin propósito.

24. Convulsión. Espasmo o contracción muscular violenta e involuntaria.

a) Convulsión clónica: convulsión en la que los músculos se contraen y se relajan


alternativamente.

b) Convulsión tónica: convulsión en la que la contracción muscular se mantiene.

PSICOPATOLOGIA DEL PENSAMIENTO

Pensamiento: Flujo de ideas, símbolos y asociaciones dirigidos a un objetivo, que se inician


por la existencia de un problema o tarea y que conducen a una conclusión de acuerdo con la
realidad.
El pensamiento es normal cuando da una secuencia lógica.
La parapraxis o lapsus inconsciente que se escapa a la lógica (también llamado lapsus
freudiano) es considerada parte del pensamiento normal.

A. Alteraciones generales en el curso o en el contenido del pensamiento

1. Trastorno mental. Síndrome psicológico o comportamental clínicamente


significativo, asociado con distrés o discapacidad, no sólo una respuesta esperable
ante un determinado evento o limitada a las relaciones entre la persona y la sociedad.

2. Psicosis. Incapacidad para distinguir la realidad de la fantasía; evaluación de la


realidad deteriorada, con la creación de una nueva realidad (en oposición al concepto
de neurosis: trastorno mental en el que la evaluación de la realidad está intacta, el
comportamiento quizá no viole normas sociales fundamentales, relativamente
permanente o recurrente sin tratamiento).

3. Juicio o evaluación de la realidad. La evaluación y juicio objetivos del mundo


exterior a uno mismo.

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4. Trastorno formal del pensamiento. Alteración en el curso del pensamiento, en vez
del contenido del pensamiento; el pensamiento se caracteriza por la laxitud de las
asociaciones, los neologismos y las construcciones ilógicas; el proceso del
pensamiento es desordenado, y la persona es definida como psicótica.

5. Pensamiento ilógico. Contiene conclusiones erróneas o contradicciones internas;


sólo es psicopatológico cuando es marcado y no se debe a valores culturales o déficit
intelectual.

6. Dereísmo (irrealismo). Actividad mental no concordante con la lógica o con la


experiencia.

7. Pensamiento autista. Preocupación por el mundo interior privado; término usado a


veces como sinónimo de dereísmo.

8. Pensamiento mágico. Una forma de pensamiento dereísta; pensamiento que es


similar al de la fase preoperacional del niño (Jean Piaget), en la que el pensamiento,
las palabras y las acciones asumen el poder (p. ej., pueden causar o prevenir sucesos).

9. Pensamiento procesal primario. Término general para nombrar un pensamiento que


es dereísta, ilógico, mágico; en sujetos normales se encuentra en el sueño, de otra
forma es indicativo de psicosis.

10. Instrospección emocional. Compresnión de uno mismo con profundidad o


conciencia, que posibilita cambios positivos en la conducta y en la personalidad.

B. Alteraciones específicas del curso del pensamiento

1. Neologismo. Palabra nueva creada por el paciente, a menudo por combinación de


sílabas de otras palabras, por razones psicológicas idiosincrásicas.

2. Ensalada de palabras. Mezcla incoherente de palabras y frases.

3. Circunstancialidad. Lenguaje indirecto que demora llegar al objetivo pero que


eventualmente va del punto original a la conclusión deseada; se caracteriza por una
excesiva inclusión de detalles y comentarios al margen.

4. Tangencialidad. Incapacidad para la asociación de pensamientos dirigida a un


objetivo; el paciente nunca llega del el punto deseado a la conclusión deseada.

5. Incoherencia. Pensamiento que, en general, resulta incomprensible; agrupación de


pensamientos y palabras sin ninguna conexión lógica o gramatical, resultando en
desorganización del lenguaje.

6. Perseveración. Respuesta persistente a un estímulo previo tras la aparición de un


nuevo estímulo, con frecuencia asociada a trastornos cognitivos.

7. Verbigeración. Repetición carente de sentido de palabras o frases específicas.

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8. Ecolalia. Repetición psicopatológica por una persona de palabras o frases
pronunciadas por otra; tiende a ser repetitiva y persistente, puede ser pronunciada
con una entonación burlona o de staccato.

9. Condensación. Fusión de varios conceptos en uno.

10. Respuesta irrelevante. Respuesta que no es armónica con la pregunta realizada


(parece que el paciente ignora o no atiende a la pregunta).

11. Laxitud de las asociaciones. Flujo del pensamiento en el que las ideas cambian de
un sujeto a otro no relacionadas entre sí; cuando es severa, el lenguaje puede resultar
incoherente.

12. Descarrilamiento. Desviación gradual o brusca del pensamiento sin bloqueo; a


veces usado como sinónimo de la laxitud de las asociaciones.

13. Fuga de ideas. Verbalización o escenificación rápida de palabras que produce un


cambio constante de una idea a otra; las ideas tienden a estar conectadas, y en las
formas menos severas el que escucha puede seguirlas.

14. Asociaciones por asonancia. Asociaciones de palabras con sonido similar pero
distinto significado; las palabras no tienen una conexión lógica, puede incluir la rima
y el juego de palabras.

15. Bloqueo. Interrupción brusca del curso del pensamiento antes de que se exprese un
pensamiento o una idea; tras una breve pausa, la persona indica no recordar de qué
estaba hablando o de lo que iba a hablar (también denominado privación del
pensamiento).

16. Glosolalia. La expresión de un mensaje revelador a través de palabras ininteligibles;


no se considera patológico si se asocia con la práctica de religiones Pentecostales
específicas.

C. Alteraciones específicas del contenido del pensamiento

1. Pobreza de contenido. El pensamiento que proporciona poca información por su


vaguedad, repeticiones vacías, o frases oscuras.

2. Idea sobrevalorada. Creencia irracional, falsa y sostenida pero de menor firmeza


que un delirio.

3. Delirio. Creencia falsa, basada en una inferencia incorrecta de la realidad, que no


concuerda con la inteligencia del paciente y su origen cultural, irreductible al
razonamiento.

a) Delirio extravagante: una creencia falsa absurda, extraña, totalmente imposible


(p. ej., invasores del espacio han colocado electrodos en el cerebro del paciente).

b) Delirio sistematizado: creencia o creencias falsas unidas por un suceso o tema


único (p. ej., el paciente es perseguido por la CIA, el FBI, la mafia o su jefe).

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c) Delirio congruente con el estado de ánimo: delirio con un contenido adecuado
al estado de ánimo (p. ej., en un paciente depresivo que cree que es responsable
del a destrucción del mundo).

d) Delirio no-congruente con el estado de ánimo: delirio cuyo contenido no se


asocia con el estado de ánimo o que es neutral respecto de éste (p. ej., un paciente
depresivo que tiene un delirio de difusión o control de su pensamiento).

e) Delirio nihilista: creencia falsa de que uno mismo, los otros o el mundo no existen
o se van a acabar.

f) Delirio de ruina: creencia falsa de que uno está arruinado o de que va a ser
privado de todas sus posesiones materiales.

g) Delirio somático o de hipocondría: creencia falsa que implica al funcionamiento


corporal (p. ej., la creencia de que el cerebro se le está pudriendo o deshaciendo).

h) Delirio paranoide: incluye los delirios de persecución y los de referencia, control


y grandeza (distinguirlo de la ideación paranoide, que es la sospecha de menor
proporción que la delirante).

 Delirio de persecución: creencia falsa de que uno es maltratado, estafado o


perseguido; se da con frecuencia en pacientes litigantes con una tendencia
patológica a tomar acciones legales por un mal tratamiento imaginario.

 Delirio de grandeza: exagerada concepción de la importancia de uno mismo,


de su poder o identidad.

 Delirio de referencia: creencia falsa de que el comportamiento de los otros se


refiere a uno mismo; que los eventos, los objetos y el resto de las personas
tienen un significado particular e inusual; deriva de la ideación referencial, en
la que se cree falsamente que los demás hablan de uno/a (p. ej., la creencia de
que la gente en la televisión o en la radio habla al paciente o acerca de él).

i) Delirio de autoacusación: creencia falsa de remordimiento y culpa.

j) Delirio de control: creencia falsa de que la voluntad, los propios pensamientos o


los sentimientos propios son controlados por fuerzas externas.

 Robo del pensamiento: delirio en que los pensamientos propios son sustraídos
de la mente por otras personas o por fuerzas externas.

 Inserción de pensamientos: delirio en que los pensamientos son implantados


en la mente por otras personas o por fuerzas externas.

 Difusión del pensamiento: delirio en el que los pensamientos propios pueden


ser oídos por otros, como si fueran difundidos por el aire.

 Control del pensamiento: delirio en el que el pensamiento propio es controlado


por otras personas o por fuerzas externas.

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k) Delirio de infidelidad (delirio de celos): creencia falsa que deriva de los celos
patológicos de que la pareja le es infiel.

l) Erotomanía: creencia delirante, más común en mujeres que en hombres, de que


alguien está profundamente enamorado de él/ella. (también denominado complejo
Clérambault-Kandinsky).

m) Pseudología fantástica: un tipo de mentira, en la que la persona aparenta creer


en el carácter real de sus fantasías y actuar de acuerdo a éstas; se asocia con el
síndrome de Munchhausen, en el que se fingen enfermedades de forma repetida.

4. Tendencia o preocupación del pensamiento. Concentración del pensamiento en


torno a una idea concreta, asociada con un potente componente afectivo, como la
tendencia paranoide o la preocupación suicida u homicida.

5. Egomanía. Preocupación patológica por uno mismo.

6. Monomanía. Preocupación por un solo objeto.

7. Hipocondría. Preocupación excesiva sobre la propia salud que no se basa en


patología orgánica real, sino más bien en interpretaciones no realistas de los signos
físicos o de las sensaciones como anormales.

8. Obsesión. Persistencia patológica de un pensamiento o sentimiento irresistible que


no puede ser eliminado de la conciencia por medio de un esfuerzo lógico, que se
asocia con ansiedad (también denominado rumiación).

9. Compulsión. Necesidad patológica de actuar en respuesta a un impulso que, si se


resiste, produce ansiedad; comportamiento repetitivo en respuesta a una obsesión o
desempeñado de acuerdo a ciertas reglas, sin un fin claro en sí mismo que no sea el
de prevenir que algo suceda en el futuro.

10. Coprolalia. Utilización compulsiva de palabras obscenas.

11. Fobia. Miedo persistente, irracional, exagerado e invariablemente patológico frente


a algún tipo específico de estímulo o situación; da como resultado una necesidad
imperiosa de evitar el estímulo temido.

a) Fobia específica: miedo circunscripto a un objeto o situación concretos (p. ej.,


miedo a las arañas o a las serpiente).

b) Fobia social: miedo a la humillación pública, como el miedo a hablar, actuar o


comer en público.

c) Acrofobia: miedo a los espacios abiertos.

d) Agorafobia: miedo a los espacios abiertos.

e) Algofobia: miedo al dolor.

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f) Ailurofobia: miedo a los gatos.

g) Eritrofobia: miedo a ruborizarse.

h) Panfobia: miedo generalizado.

i) Claustrofobia: miedo a lugares cerrados.

j) Xenofobia: miedo a los extranjeros.

k) Zoofobia: miedo a los animales.

12. Noesis. Una revelación en la que ocurre una inmensa iluminación asociada a la
sensación de que uno ha sido elegido para liderar y dirigir a otros.

13. Unión mística. Un sentimiento oceánico, de unidad mística con el poder infinito; no
se considera patológico si es congruente con el ámbito religioso o cultural del
paciente.

PSICOPATOLOGIA DEL LENGUAJE

Definimos el lenguaje como un sistema de signos que sirve de vehículo para expresar
vivencias, ideas, y, en definitiva, para establecer la comunicación con otras personas. Para
el funcionamiento correcto del lenguaje es necesario la coordinación motora de todo el
aparato destinado a la fonación, así como la integridad de las áreas cerebrales responsables
del lenguaje.

Ya se hizo referencia a la estrecha relación entre pensamiento y lenguaje, en tanto que el


lenguaje es el vehículo de expresión del pensamiento, y así mismo el lenguaje ejerce un
importante influjo sobre el pensamiento.

Habla. Las ideas, sentimientos y pensamientos expresados mediante el lenguaje;


comunicación mediante el uso de palabras y el lenguaje.

A. Alteraciones en el habla

1. Habla forzosa o a presión. Discurso rápido que aumenta en cantidad y es difícil de


interrumpir.

2. Volubilidad (logorrea). Habla copiosa, pero coherente y lógico.

3. Pobreza del lenguaje o del discurso. Restricción en la cantidad de discurso


empleada; las respuestas suelen ser monosílabos.

4. Lenguaje no espontáneo. Las respuestas verbales se producen sólo cuando se


pregunta o se habla directamente; no se inicia por propia iniciativa.

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5. Pobreza de contenido del discurso o del lenguaje. El discurso es apropiado en
cantidad, pero proporciona muy poca información por su vaguedad, sus frases vacías
o estereotipadas.

6. Disprosodia. Pérdida de la melodía normal del habla (llamada prosodia).

7. Disartria. Dificultad en la articulación, no en encontrar las palabras adecuadas ni en


la gramática.

8. Voz excesivamente alta o baja. Pérdida de la modulación normal del volumen en


del habla; puede reflejar múltiples patologías que van desde la psicosis o la depresión
hasta la sordera.

9. Tartamudeo: repetición frecuente o prolongación de un sonido o sílaba, que produce


un marcado deterioro en la fluencia del habla.

10. Farfulleo. Habla errática y disrítmica, consistente en espasmos rápidos a sacudidas.

B. Alteraciones afásicas: alteraciones en la producción del lenguaje

1. Afasia motora. Alteración del lenguaje causada por un trastorno cognitivo en el que
se conserva la capacidad de comprensión pero en el que la capacidad para hablar está
gravemente afectada; el lenguaje es vacilante, laborioso e impreciso (también
conocida como afasia de Broca, no fluente o expresiva).

2. Afasia sensorial. Pérdida de la capacidad de comprender el significado de las


palabras, de origen orgánico; el lenguaje es fluido y espontáneo, pero incoherente y
absurdo (también denominada afasia de Wernicke, fluente o receptiva).

3. Afasia nominal. Dificultad para encontrar el nombre correcto a un objeto (también


denominada anomia o afasia mnésica).

4. Afasia sintáctica. Incapacidad para la disposición de las palabras en correcto orden.

5. Jergafasia. Las palabras que se producen son completos neologismos; se repiten


palabras sin sentido con diferentes entonaciones e inflexiones.

6. Afasia global. Combinación de una afasia motora y una sensitiva graves.

7. Alogia. Incapacidad para hablar debido a deficiencia mental o a un episodio de


demencia.

8. Copropregia. Uso involuntario de un lenguaje vulgar u obsceno. Se ve en el trastorno


de Tourette y en algunos casos de esquizofrenia.

9. Mutismo. Podría considerarse como la máxima expresión de alteración del lenguaje,


consistente en la ausencia del mismo, conservándose indemne la función verbal. El
sujeto no habla, pero es capaz de hablar, permaneciendo generalmente inmóvil, o con
escasez de movimientos.

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PSICOPATOLOGIA DE LA PERCEPCION

La sensopercepción es una de las funciones psicológicas que más interés tiene, desde el punto
de vista psicopatológico, y esto es así, porque funciona a manera de puente o comunicación
permanente del hombre con el mundo de los "objetos" exteriores (Seva, 1979).

Pinillos (1975), la definió como una aprehensión de la realidad a través de los sentidos; un
proceso sensocognitivo en el que las cosas se hacen manifiestas, como tales, en un acto de
experiencia. Es importante remarcar que la percepción constituye un proceso constructivo
en el que el sujeto desempeña un papel activo y, en función de su experiencia, estado físico
y afectivo, interpreta y da forma a las sensaciones procedentes de los órganos de los sentidos
(Ochoa, 1990).

La sensación sería el contenido más sencillo de la percepción procedente de la primera etapa


del proceso perceptivo. No estaría constituida por objetos sino por cualidades: por ej. frío o
caliente, fino o rugoso, colores (Barcia, 1982). Para que estas sensaciones adquieran un
significado, a nivel cortical (áreas de proyección sensorial secundaria) se produce un proceso
de selección y reorganización de la información, mediante una eliminación de lo irrelevante,
en función de los contenidos experienciales previos.

Sims (1988), define las tres condiciones que se requieren para que una percepción pueda
tener lugar:
 Primero, que el sujeto sea capaz de distinguirse perfectamente y en oposición del objeto
de percepción.
 En segundo lugar, el Yo perceptor se debe encontrar en un movimiento de aproximación
hacia el objeto; este movimiento puede ser físico (acercarse para oír, ver, oler) o mental
(el pensamiento se desplazará de otras áreas de contemplación hacia el objeto).

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 Por último, el objeto debe presentarse como un "reto" para ser explorado. Esto es, que
sea diferente de otros objetos de percepción que se presentan en el mismo tiempo o
espacio y, por tanto, que se constituya como un claro objeto capaz de ser percibido.

Percepción: proceso en el que se transforman los estímulos físicos en información


psicológica; proceso mental por el que los estímulos sensoriales pasan a la conciencia.

A. Alteraciones en la percepción

1. Alucinación. Falsa percepción sensorial no asociada a estímulo externo real; puede ser
una interpretación delirante de una experiencia alucinatoria o no.

a) Alucinación hipnagógica: percepción sensitiva falsa que ocurre al quedarse


dormido; generalmente se considera un fenómeno no patológico.

b) Alucinación hipnopómpica: percepción sensitiva falsa que ocurre al despertarse del


sueño; generalmente se considera un fenómeno no patológico.

c) Alucinación auditiva: percepción falsa del sonido, generalmente voces, pero


también otros sonidos como música; alucinación más frecuente en los trastornos
psiquiátricos.

d) Alucinación visual: percepción falsa que implica a la vista y que se compone tanto
de imágenes formadas (p. ej., gente) como no formadas (p. ej., flashes de luz); más
común en enfermedades médicamente determinadas.

e) Alucinación olfatoria: percepción falsa del olfato; más común en trastornos médicos.

f) Alucinación gustativa: percepción falsa del gusto, como el sabor desagradable


causado por una crisis epiléptica uncinada; más común en enfermedades
médicamente determinadas.

g) Alucinación táctil (háptica): percepción falsa del tacto o de la sensación superficial,


como la de un miembro amputado (miembro fantasma), o la sensación de hormigueo
por fuera o por dentro de la piel (formicacion).

h) Alucinación somática: sensación falsa de que le ocurre algo al cuerpo o dentro del
cuerpo, más a menudo con un origen visceral (también denominada alucinación
cenestésica)

i) Alucinación liliputiense (micropsia): falsa percepción en que los objetos se


perciben como de menor tamaño.

j) Alucinación congruente con el estado de ánimo: alucinación en la que el contenido


está de acuerdo con un humor depresivo o maníaco (p. ej., un paciente depresivo que
oye voces diciéndole que es una mala persona; o un paciente maníaco que oye voces
que le dicen que es de una valía, poder o sabiduría extraordinarios).

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k) Alucinación no congruente con el estado de ánimo: alucinación en la que el
contenido no es congruente bien con un humor depresivo o maníaco (p. ej., en la
depresión, las alucinaciones que no impliquen temas relacionados con la culpa, el
castigo merecido o la inadecuación; en la manía, las que no impliquen un poder o
sabiduría extraordinarios).

l) Alucinosis: alucinaciones, más a menudo auditivas, que se asocian con el abuso


crónico de alcohol y que ocurren con un sensorio claro, en oposición al delirium
tremens, en el que las alucinaciones ocurren en el contexto de un sensorio obnubilado.

m) Sinestesia: sensación o alucinación causada por otra sensación (p. ej., una sensación
auditiva que se acompaña o desencadena una sensación visual; un sonido que se
experimenta como si fuera visto, o una experiencia visual que se oye).

n) Fenómeno de estela: anomalía perceptiva asociada con fármacos alucinógenos en el


que los objetos en movimiento se perciben como una serie de imágenes
independientes y discontinuas.
2. Ilusión: percepción distorsionada o mala interpretación de un estímulo sensorial real.

B. Alteraciones asociadas con trastornos cognitivos: agnosia o incapacidad para


reconocer e interpretar el significado de las impresiones sensoriales.

1. Anosoagnosia (no reconocimiento de la enfermedad): Incapacidad para reconocer


el déficit neurológico que uno mismo sufre.

2. Somatoagnosia (no reconocimiento corporal): Incapacidad para reconocer una


parte del cuerpo como de uno mismo.

3. Agnosia visual: Incapacidad para reconocer objetos a través del tacto.

4. Asteroagnosia: Incapacidad para reconocer objetos a través del tacto.

5. Prosopagnosia: Incapacidad para reconocer caras.

6. Apraxia: Incapacidad para llevar a cabo tareas específicas.

7. Simultagnosia: Incapacidad para aprehender más de un elemento visual de una


escena a la vez o para integrar las partes en un todo.

8. Adiadococinesia: Incapacidad para ejecutar movimientos rápidos alternantes.

C. Alteraciones asociadas con los fenómenos de conversión y disociación: somatización


de un material reprimido o desarrollo de síntomas físicos y distorsiones que implican a la
muscular voluntaria o a órganos especiales de los sentidos; no están bajo control voluntario
y no son explicables por ningún trastorno físico.

1. Anestesia histérica. Pérdida de las capacidades sensoriales resultado de un conflicto


emocional.

2. Macropsia. Estado en el que los objetos parecen más grandes de lo que son.

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3. Micropsia. Estado en el que los objetos parecen más pequeños de los que son (tanto
la micropsia como la macropsia pueden asociarse también con trastornos claramente
orgánicos, como las crisis parciales complejas).

4. Despersonalización. Sensación subjetiva de irrealidad, extrañeza o falta de


familiaridad consigo mismo.

5. Desrealización. Sensación subjetiva de que el entorno es extraño o irreal;


sentimiento de cambio de la realidad.

6. Fuga. Asunción de una identidad nueva con amnesia de la antigua identidad; a


menudo implica viajes o vagabundeo por nuevos ambientes.

7. Personalidad múltiple. Una persona que aparece en momentos diferentes con dos o
más personalidades y caracteres completamente diferentes (llamado trastorno
disociativo de la identidad en el DSM-IV).
EXPLORACION DE LOS TRASTORNOS DE LA PERCEPCION

A continuación vamos a poner ejemplos de preguntas exploratorias para los trastornos de la


percepción más importantes, tomados de la versión española del SCAN, dado el consenso
internacional alcanzado con dicho instrumento y su gran utilidad clínica:

 Sensaciones poco habituales: ¿Las cosas tienen una apariencia normal, le suenan o las
siente normalmente, o ha percibido sensaciones poco habituales?

 Percepciones cambiantes: ¿Le parece que las cosas cambian de tamaño, de forma o de
color de una manera que le confunde?

 Percepción embotada (hipoestesia): ¿Le han parecido las cosas grises y sin relieve,
carentes del color y del detalle habitual?

 Percepción acentuada (hiperestesia): ¿Le resultan los sonidos extraordinariamente


molestos? o ¿Los nota claros y fuertes y ve los objetos con colores vivos o los dibujos le
parecen especialmente detallados e interesantes?

 Percepción cambiada en el tiempo: ¿Le parece que su vivencia del tiempo ha


cambiado?, ¿Va muy deprisa o muy despacio?; ¿Le parece que su vida discurre de la
misma manera que lo hacía anteriormente?.

 Desrrealización: ¿Ha sentido recientemente como si el mundo fuera irreal o solamente


una imitación de la realidad, como un escenario, como formado por recortables o
decorados de una película?; ¿Le parece que las demás personas son irreales, como si
estuvieran representando un papel, como actores en una función, como marionetas e
incluso muertos?

 Despersonalizacion: ¿Ha sentido que ud. mismo no fuera una persona real, como si no
formara parte del mundo viviente?; ¿Cómo si estuviera soñando?; ¿Cómo si interpretara
una obra en la que su papel ya estaba escrito?.

 Dismorfofobia: ¿Ha sentido que parte de su cuerpo no le pertenecía, que le resultaba


desconocida o que tenía un tamaño o forma inadecuado?.

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 Experiencias perceptivas poco habituales: ¿Qué puede decirme acerca de experiencias


o facultades poco habituales que tienen algunas personas, tales como ver cosas que otros
no pueden, tener premoniciones o ser conscientes de presencias extrañas?; ¿Es Ud.
supersticioso?; ¿Tiene poderes especiales de los que carecen los demás?; ¿Cómo son?;
¿Pertenece a algún grupo de gente que tenga ese tipo de experiencias o poderes?.

 Presencia de alucinaciones: ¿Ha oído en alguna ocasión ruidos o voces cuando no había
nadie cerca y no parecía posible que hubiera una explicación lógica?; ¿Vio o sintió cosas
que los demás no podían?

 Alucinaciones auditivas no verbales: ¿Escucha sonidos como música, pájaros,


murmullos o susurros?; ¿Puede describirlos?; ¿Puede distinguir en ellos alguna palabra?

 Alucinaciones auditivas verbales: ¿Qué es lo que el/ellos le dicen?; ¿Puede ponerme


algunos ejemplos?; ¿Dicen algunas palabras o mantienen un largo monólogo (o
conversación entre las voces)?; ¿Repiten las mismas frases breves una y otra vez?; *
Cualidad de las voces. ¿Cómo son las voces, son cómo una voz real?; ¿Puede
distinguirlas de mi voz?; ¿Hay alguna cualidad especial en ellas?; ¿Cómo es? *
Procedencia (Pseudoalucinaciones). ¿Las escucha en su cabeza o en su mente?; ¿En
sus oídos o cómo si procedieran de fuera de ud.?; ¿De dónde le parece que vienen?. *
Voz/voces que comentan pensamientos o acciones. ¿Las voces comentan sus
pensamientos?; ¿La voz repite cosas que está pensando? (Eco del pensamiento).

 Alucinaciones auditivas en segunda o tercera persona. ¿Oye voces hablando entre sí


o hablándole directamente a Ud.?.

 Alucinaciones funcionales. ¿Oye las voces exclusivamente a través de otros ruidos? Por
ej., algunas personas las oyen sólo sobre los ruidos del coche, de los aviones, del canto
de los pájaros, y no si está silencioso.

 Alucinaciones visuales. ¿Ha tenido visiones o ha visto cosas que otras personas no
podían ver?; ¿Qué es lo que vió?; ¿Fueron luces o sombras o formas de personas u
objetos?; ¿Fueron escenas completas o solamente personas u objetos individuales?; ¿Con
sus ojos o con su mente?; ¿Estaba medio dormido en ese momento o estaba
completamente despierto? (Alucinaciones hipnagógicas/hipnapómpicas); Si era una
persona ¿La ha reconocido?; ¿Dijo algo?; ¿Pudieron mantener una conversación entre
los dos?. (Con esta serie de preguntas valorariamos la presencia de alucinaciones breves
asociadas al duelo, las alucinaciones disociativas o imágenes eidéticas).

 Alucinaciones olfativas o gustativas: ¿Ha notado olores poco habituales que no puede
explicar?; ¿Aparecen solos o se acompañan de sabores extraños?; ¿Cómo los explica?

 Alucinaciones de otros sentidos: ¿Ha notado otras sensaciones extrañas o inexplicables:


táctiles, térmicas, dolorosas o erráticas? o ¿Cómo la sensación de que algo se arrastra
bajo la piel?; ¿Puede describirlo?.

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PSICOPATOLOGIA DE LA MEMORIA

CONCEPTO DE MEMORIA
Es una función compleja por la cual, la información almacenada en el cerebro es después
recordada.
Intervienen varios componentes:
 Fijación. Entrada y Registro de la información.
 Conservación. Almacenamiento de la información.
 Evocación. Posibilidad de recuperar información almacenada.
 Reconocimiento. Es la sensación de familiaridad que acompaña a la información
almacenada, cuando ésta es recuperada o presentada de nuevo ante nosotros.

Para una descripción clínica, podemos dividir la memoria en:

 Memoria inmediata. Se refiere a la memoria de aquello que ha ocurrido o se ha


presentado apenas unos segundos antes. Se relaciona con las funciones de percepción,
atención y conciencia. Clínicamente nos indica si la función de entrada y registro está
intacta.

 Memoria reciente. Memoria de aquello que ha ocurrido o se ha presentado varios


minutos u horas antes. Refleja la capacidad de adquirir y retener nueva información.
Requiere un proceso de almacenamiento, además de registro. Recuerdo de los eventos
sucedidos en los días pasados.

 Memoria Pasado Reciente. Recuerdo de los eventos sucedidos en los meses pasados.

 Memoria remota. Recoge la experiencia y acontecimientos pasados en la vida del sujeto.


Refleja la capacidad de recordar información sobre hechos sucedidos en un tiempo ya
distante, y por supuesto, anteriores al inicio de los problemas de memoria. Interviene
fundamentalmente la función evocativa.

Alteraciones de la memoria
1. Amnesia. Incapacidad parcial o total para recordar experiencias pasadas; puede tener
un origen orgánico o emocional.

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a. Anterógrada: amnesia para los eventos que ocurren a partir de un punto en el


tiempo.

b. Retrógrada: amnesia para lo anterior a un punto en el tiempo.

2. Paramnesia. Falsificación de la memoria por distorsión del recuerdo.

a. Falsos reconocimientos o Fausse reconnaissance.

b. Falsificación retrospectiva: la memoria se distorsiona de manera no intencional


(inconsciente) por la filtración a través del estado emocional, cognitivo y
experiencial actual.

c. Fabulación: rellenado inconsciente de las lagunas en la memoria con experiencias


imaginadas o falsas que el paciente cree, pero que carecen de base real; se asocia
con mayor frecuencia a patología orgánica.
d. Déja vu: ilusión de reconocimiento visual en el que una situación nueva se
contempla erróneamente como si fuera la repetición de un recuerdo anterior.

e. Déja entendu: ilusión de reconocimiento auditivo.

f. Déja pensé: ilusión en la que un nuevo pensamiento es reconocido como otro


previamente sentido o expresado.

g. Jamais vu: falsa sensación de falta de familiaridad con una situación real que uno
ya ha experimentado.

3. Hipermnesia. Grado exagerado de retención y recuerdo.

4. Imagen eidética. Memoria visual de viveza casi alucinatoria.

5. Pantalla mnésica. Un recuerdo conscientemente tolerable que cubre otro doloroso.

6. Represión. Mecanismo de defensa caracterizado por el olvido inconsciente de ideas


o impulsos inaceptables.

7. Letológica. Incapacidad transitoria para recordar un nombre propio o de una persona.

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PSICOPATOLOGIA DE LA VIDA INSTINTIVA


SUEÑO, NUTRICION, SEXUALIDAD Y AGRESIVIDAD

Entre las motivaciones que determinan nuestra conducta hay unas que tienen su origen en
necesidades fisiológicas, como la conservación, el hambre, la sed, la sexualidad y el sueño.
Estas se valoran como motivaciones primarias o instinto, para distinguirlas de aquellas
motivaciones secundarias de tipo psicológico o social.

El concepto de instinto hay que situarlo en el contexto de las necesidades fisiológicas


primarias, entendiéndolo como un factor innato de comportamiento que impulsa a los seres
humanos hacia ciertos fines u objetivos. Hay que diferenciarlo, por tanto, del concepto de
impulso, que se define como un acto incoercible y súbito que se escapa al control reflexivo
del sujeto; es, por consiguiente, un instinto privado de su meta.

Trataremos de revisar en este apartado las alteraciones de la vida instintiva en sus diversas
áreas: sueño, nutrición, sexualidad y agresividad.

PSICOPATOLOGIA DEL SUEÑO

1. Hipersomnias. Son una tendencia al sueño exagerada y prolongada con disminución


de los períodos vigiles. Son muy diversas las causas de hipersomnia: desde encefalitis
infecciosa, encefalopatías tóxicas, procesos tumorales o su presentación como síntoma
acompañante de estados neuróticos. Los períodos de hipersomnia pueden estar
rodeados de manifestaciones de agresividad, hiperfagia y excitación sexual.
En la depresión ciclotímica la hipersomnia aparece como un largo sueño paralelo al
ritmo día-noche. El sueño es profundo y sin actividad onírica, y suele durar por lo
general de dieciséis a veinte horas.
La hipersomnia neurótica suele mostrar un curso muy influido por vivencias
traumatizantes y las situaciones conflictuales, y por lo general difiere de las
características de la hipersomnia de la depresión ciclotímica.

 La narcolepsia es una forma particular de hipersomnia. Es una necesidad de dormir


súbita y de corta duración que aparece a intervalos más o menos cortos. Este
término incluye: catalepsia, parálisis de sueño y alucinaciones hipnagógicas,
asociado a manifestaciones anormales del sueño REM.

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 La catalepsia consiste en una pérdida brusca del tono muscular que afecta al
conjunto de la musculatura. Estas crisis suelen ser provocadas por estímulos
emocionales, más a menudo de contenido alegre y placentero que triste y
displacentero.

 Las parálisis del sueño se producen en la transición entre el sueño y la vigilia. El


sujeto se siente despierto, pero se muestra incapaz de realizar ningún movimiento
voluntario hasta que sale espontáneamente de la crisis o mediante el contacto con
otra persona.

2. Parasomnias. Son fenómenos que ocurren exclusiva o preferentemente durante el


sueño. Los más característicos son el sonambulismo y los terrores nocturnos.

 Sonambulismo. Es el acto de deambular durante el sueño. Podemos distinguir dos


formas básicas de sonambulismo repetido: el epiléptico y el histérico. El trastorno
puede consistir desde una simple deambulación hasta la realización de actividades
motoras a veces complejas y bien coordinadas, con acciones y eventualmente
expresiones verbales (somniloquia) produciéndose el despertar sólo ante estímulos
sensoriales, quedando el sujeto amnésico y desorientado. Este fenómeno se da
preferentemente en la infancia, y la mayoría de los episodios sonambúlicos se
presentan entre la primera y la tercera hora del sueño.

 Terrores nocturnos. Se da preferentemente en la infancia y sobre todo en varones,


siendo la edad normal de aparición a partir de los dos años. Suelen presentarse en
forma de espanto súbito con expresión de miedo y una actitud general de alarma.
El niño suele estar confuso e incoherente. Pasada la crisis se reanuda el sueño con
amnesia total o parcial. Pueden durar desde unos minutos hasta media hora y se
presentan durante el sueño no REM.

3. Insomnio. Este término puede significar una dificultad para conciliar el sueño, o para
mantenerlo, o incluso un despertar precoz acompañados de una sensación de sueño
insuficiente o no reparador con las consecuentes repercusiones sobre la vigilia diurna.
Según la duración, el insomnio puede clasificarse en:

a) Transitorio (duración inferior a 1 semana);

b) De corta duración (de 1 a 3 semanas) y

c) Crónico (más de 3 semanas).

Según la etiología, podemos clasificar el insomnio en:

 Insomnios producidos por síndromes tóxicos, aquellos debidos a la ingesta de


sustancias estimulantes: café, alcohol, anfetaminas, etc.

 Insomnios orgánicos, aquellos producidos por patologías no psiquiátricas. Las


causas más frecuentes son la demencia arteriosclerótica y senil, los trastornos
degenerativos cerebrales, la enfermedad de Parkinson, las enfermedades
pulmonares obstructivas crónicas, las mioclonías asociadas con el sueño, el
síndrome de piernas inquietas, la úlcera péptica, etc.

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 Insomnios psicógenos, el insomnio es un síntoma frecuente en la mayoría de las


patologías psiquiátricas.

Alteraciones del sueño en algunos cuadros psicopatológicos


 Trastorno de ansiedad generalizada. Estos pacientes presentan dificultades de
iniciación y mantenimiento del sueño, siendo éste superficial y con varias interrupciones.
Las características del insomnio en los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo son
similares a las del insomnio por trastorno de ansiedad generalizada.

 Psicosis. En las psicosis esquizofrénicas no existen alteraciones claras en la conducta


del dormir.
Sin embargo, en las psicosis agudas suelen existir alteraciones del sueño, siendo
frecuente la existencia de un insomnio total dos o tres días antes de la aparición de la
enfermedad.
 Psicosis maníaco depresiva, en la hipomanía el paciente tiene un sueño de corta
duración pero satisfactoriamente reparador para él, mientras que en la fase depresiva
puede ser frecuente la presencia de hipersomnia.

 Trastornos afectivos. La presencia de insomnio es sumamente frecuente en este tipo de


trastornos y en muchas ocasiones es el síntoma más llamativo de la depresión.
Por regla general, la persona deprimida considera que no duerme bastante, que no
descansa cuando duerme, que sufre de agitación y falta de reposo.

 En la depresión monopolar, se puede presentar tanto la dificultad para conciliar el sueño


como despertares frecuentes y el insomnio tardío.

 La depresión reactiva presenta una alteración predominante de la conciliación, mientras


que la depresión melancólica o endógena se caracteriza por el despertar precoz. Los
problemas de mantenimiento pueden aparecer en ambos cuadros.

 Delirium tremen en los episodios de delirium tremens, los pacientes presentan un


insomnio total que puede durar 2-3 días, mejorando este síntoma con la remisión de
dicho cuadro.

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PSICOPATOLOGIA DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

El hambre y la sed forman parte de las necesidades primarias que contribuyen a la


conservación del individuo.
Pero además, los actos de comer y de beber tienen un sentido simbólico, interviniendo de
manera decisiva las características psicodinámicas de las relaciones madre-hijo y el
modelado sociocultural en su configuración definitiva.
En cuanto a la semiología de los trastornos de la conducta alimentaria, cabe distinguir:

A. TRASTORNOS CUANTITATIVOS DEL HAMBRE

1. Bulimia. Consiste en un aumento exagerado del apetito y por tanto de la ingestión


de alimentos. Habría que diferenciarla de la hiperfagia, donde lo característico es la
ingestión exagerada de alimentos con o sin aumento del apetito. La bulimia puede
ser originada por causas orgánicas cerebrales, psicógenas o como intento de
compensar la ansiedad.

2. Anorexia. Consiste en la disminución o falta del deseo de comer, a lo que se puede


sumar un sentimiento de repugnancia o asco frente a los alimentos. Hay que
diferenciar la anorexia entendida como un síntoma, consistente en la falta de apetito,
de la entidad nosológica denominada Anorexia Mental o Nerviosa, entre cuyos
síntomas puede manifestarse la anorexia, aunque puede también hallarse en otros
muchos cuadros psiquiátricos, como trastornos por ansiedad o síndromes depresivos.

B. TRASTORNOS CUALITATIVOS DEL HAMBRE


Existen determinadas conductas alimentarias en las que la alteración radica en el objeto que
se ingiere, como en:

1. Pica o tendencia a la ingestión de sustancias extrañas no alimenticias (un raro


trastorno que se manifiesta en déficits intelectuales y neurosis infantiles).

2. Coprofagia o ingestión de heces (que se manifiesta en déficits intelectuales severos


y en comportamientos regresivos esquizofrénicos).
En estructuras neuróticas o hipocondríacas, pueden encontrarse los Escrúpulos
alimentarios.
También pueden encontrarse alteraciones cualitativas por estructuras delirantes,
como en la Sitiofobia, que consiste en el rechazo total o parcial de los alimentos por
miedo a la alimentación y fundamentado en ideas delirantes, permaneciendo el
apetito conservado.

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TRASTORNOS DE LA SED
1. Potomanía. Que consiste en el deseo frecuente de beber grandes cantidades de
líquido, asociado a una actitud placentera. Aunque lo más frecuente es que se
manifieste en trastornos orgánicos, está descrita en cuadros psicóticos delirantes.

2. Dipsomanía. Que consiste en la necesidad brusca, inmotivada e imperiosa de beber


grandes cantidades de líquido, y que sobrviene por crisis, hallándose generalmente
una base orgánica.

PSICOPATOLOGIA DE LA SEXUALIDAD

La sexualidad es una dimensión de las relaciones interpersonales humanas. Se entiende por


vida sexual el conjunto de procesos somáticos, psíquicos y sociales sobre cuya base y por
medio de los cuales se satisface el deseo sexual.

La sexopatología es la rama de la medicina que estudia los trastornos sexuales y que tiene
como objetivo su diagnóstico, tratamiento y profilaxis. La conducta sexual humana tiene
condicionamientos culturales, sociales, legales y éticos que dan lugar a que las definiciones
sobre lo que es normal o anormal sean difíciles de precisar.

Basándonos en la CIE-10, podemos clasificar los trastornos sexuales de la siguiente forma:

A. Disfunción sexual no orgánica


1. Impotencia. Imposibilidad de llevar a cabo el coito por falta de erección del pene o
insuficiencia de la misma para realizar la penetración.
Desde el punto de vista etiológico, podemos distinguir la impotencia orgánica y la
impotencia psicógena.
La característica principal de la impotencia orgánica es la ausencia de erección
durante la fase de sueño REM y en las primeras horas de la mañana.
No hay cambio de volumen peneano durante el sueño. Se da en enfermedades como
alcoholismo y drogodependencias, diabetes, y en pacientes sometidos a tratamientos
con psicofármacos (ansiolíticos, antidepresivos y neurolépticos).
La impotencia psicógena se debe a factores psicológicos inhibidores, como ansiedad
y sentimientos de culpa, temor a prácticas sexuales, miedo a provocar un embarazo
o temor a no tener un pene de tamaño adecuado.
La enfermedad psíquica donde se da más frecuentemente la impotencia es la
depresión.

2. Frigidez. Falta de deseo sexual y ausencia de sensación placentera en la relación


sexual. La frigidez puede combinarse con otras alteraciones como dispareunia y
vaginismo.
Rara vez es debida a causas orgánicas, respondiendo en la mayoría de los casos a
factores educacionales y psicológicos.
En ocasiones se debe a fatiga y frecuentemente a depresión, falta de experiencia en
el varón, violación, incesto, relaciones sexuales dolorosas y coitus interruptus.
Conviene no confundir la frigidez con la anorgasmia o falta de orgasmo en la mujer.

3. Eyaculación precoz. Se define como una eyaculación ante una estimulación sexual
mínima, que tiene lugar antes, durante o inmediatamente después de la penetración
sin que el individuo lo desee.

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En ocasiones se debe a etiología orgánica (uretritis, prostatitis, problemas
neurológicos degenerativos) pero lo usual es que sea de causa psicógena.

4. Ninfomanía y satiriasis. Consiste en un excesivo deseo sexual generalmente


asociado a insatisfacción.
Aparece con frecuencia como síntoma de manía, pero puede deberse a otras
etiologías como epilepsías o formando parte del síndrome de Kluver-Bucy.

B. Trastornos de la Identidad Sexual


1. Transexualismo. Se trata de una alteración en la que el individuo somáticamente
muestra una diferenciación sexual normal a la vez que posee la convicción de
pertenecer al sexo contrario.
Dicha convicción da lugar al deseo de cambiar de sexo. Se presenta casi siempre en
hombres y conviene no confundirla con la homosexualidad.

C. Trastornos de la Inclinación sexual

1. Masturbación. Es el placer sexual obtenido por manipulación de los genitales u otras


partes erógenas.
La masturbación ha de considerarse como anormal tan solo en la edad adulta y
existiendo posibilidades para una actividad sexual normal, constituye la única forma
deseada y practicada de actividad sexual.

2. Parafilias. Se denomina parafilia a aquella activación sexual que se produce ante


objetos, sujetos o situaciones que no forman parte de las pautas habituales de
excitación sexual.

a) Fetichismo. Estimulación y satisfacción sexual obtenida mediante el uso de


objetos inanimados, que adquieren una significación especial para el sujeto. Es
casi exclusivo del varón.

b) Exhibicionismo. Excitación y satisfacción sexual mediante la exhibición de los


genitales a otras personas. Se desarrolla casi siempre en el varón, siendo en la
mayoría de los casos heterosexual y más raramente homosexual.

c) Froteurismo. Excitación y satisfacción sexual mediante frotes, roces o empujones


realizados a otras personas y que se producen generalmente en aglomeraciones
(cine, transportes colectivos, reuniones).

d) Voyeurismo. Satisfacción sexual obtenida mediante la observación oculta de


personas desnudas o que se encuentran en actividad sexual.

e) Paidofilia o infantosexualidad. Consiste en la obtención de placer sexual por


contacto con un niño del sexo opuesto o no. Se da sobre todo en sujetos inseguros
o con escasa capacidad de establecer relaciones sexuales con parejas sexuales
adultas. Se puede dar en psicópatas, alcohólicos y oligofrénicos.

f) Sadismo y masoquismo. Consiste en la obtención del placer sexual por medio de


la producción de dolor a la pareja (sadismo) o por el contrario por medio de
castigos infringidos por la pareja (masoquismo).

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g) Zoofilia o bestialismo. Consiste en el acto de mantener relaciones sexuales con


animales. La zoofilia parece darse sobre todo en situaciones de necesidad sexual:
entre pastores, adolescentes del ámbito rural, en ocasiones entre oligofrénicos.

h) Travestismo. Placer sexual obtenido llevando ropas del sexo contrario. Aparece
tanto en sujetos heterosexuales como homosexuales, y en varones con mayor
frecuencia que en mujeres. El travestismo no implica pues homosexualidad.

D. Trastornos psicopatológicos y del comportamiento del desarrollo y orientación


sexual

1. Homosexualidad. Es el término empleado para designar las relaciones sexuales


entre personas del mismo sexo.
Actualmente, la homosexualidad en las clarificaciones psiquiátricas no está
considerada como una enfermedad ni como una conducta desviada.
En cuanto a la conducta del homosexual, algunos autores distinguen tres tipos:

 Homosexualidad vinculada. Relación de pareja duradera entre dos personas del


mismo sexo. Hay sentimientos de fidelidad, de celos, etc. Los sujetos están unidos
por fuertes y duraderos lazos afectivos.

 Homosexualidad promiscua. Relación en la que no existe pareja única o fija. Se


busca más el acto sexual que la relación con una persona determinada.

 Homosexualidad contenida. El sujeto renuncia a su homosexualidad, la reprime


por motivos sociales.

2. Necrofilia. Obtención del placer sexual con cadáveres. Es muy rara y casi siempre
va asociada a otras perversiones. Los necrófilos son sujetos evidentemente anormales
en otros sentidos.

PSICOPATOLOGIA DE LA AGRESIVIDAD
La agresividad se define como el deseo, búsqueda o intención de producir un daño, ya sea
éste real o simbólico, hacia sí mismo o hacia otros, y constituye uno de los instintos básicos
del hombre. Se considera patológica en virtud de la desproporción o inadecuación de la
respuesta respecto al estímulo que la provoca o por el desplazamiento del objeto hacia el que
va dirigida. Así, consideraremos:

A. Trastornos por aumento o inhibición de la agresividad


1. Heteroagresividad. Es la agresividad dirigida contra otros. La conducta
heteroagresiva puede ir desde aquella donde hay una intencionalidad, como los
comportamientos activos, a las conductas pasivas de omisión.
Cabe diferenciar la existencia de una agresividad normal, inherente al ser humano, y
de una agresividad patológica, secundaria a una perturbación de base
neurofisiopsicológica, también matizada por un condicionamiento sociocultural al
perder su finalidad.

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En la agresión, hay que distinguir tres aspectos fundamentales (Bandura, 1973):
1. El potencial agresivo que existe en el sujeto.
2. El control interno o externo de la descarga
3. Las condiciones del mantenimiento de la agresión.

Así, aunque puede existir un potencial agresivo, una conducta agresiva puede ser
desencadenada por diversos estímulos externos o internos, participando en ello el
trastorno psicopatológico o el tipo de personalidad del individuo.
Sobre esta base, el sujeto mantendrá o no algún grado de control interno,
interviniendo también cierto control externo en virtud de las circunstancias del medio.
Tras las conductas agresivas, las patologías psiquiátricas más frecuentemente
encontradas son los cuadros psicóticos, los trastornos psicopáticos, la epilepsia y
trastornos orgánicos, la deficiencia mental y las intoxicaciones etílicas.
Cuando existe un trastorno orgánico de base, las conductas agresivas se caracterizan
por ser conductas desorganizadas, en las que se ha perdido toda forma de control
interno, y pueden hallarse en cuadros epilépticos, intoxicaciones o cualquier tipo de
trastorno que provoque una alteración del nivel de conciencia.
Un potencial agresivo mantenido sin ningún tipo de motivación comprensible habla
a favor de un trastorno orgánico de evolución crónica (disfunción cerebral, etc.).
La agresividad del psicótico no tiene las características de desorganización de los
cuadros orgánicos, y puede ser entendida en función de sus contenidos alucinatorios
y delirantes.
En el psicópata, la agresividad es descargada sobre todo lo que signifique la
imposición de una norma o límite, y con mucha frecuencia ante una frustración.

2. Autoagresividad. Consiste en la agresividad dirigida contra sí mismo. Son algunas


de sus manifestaciones:

a) Autolesiones. Son actos autoagresivos que suponen un daño corporal en los que
no existe un deseo por parte del sujeto de comprometer la vida.
Las autolesiones pueden manifestarse en cualquier patología psiquiátrica en la que
exista sentimientos de culpa y necesidad e autocastigo para reparar el sentimiento
de culpa.

b) Mutilaciones. Se desea la pérdida de una parte del cuerpo, que suele tener un
carácter simbólico.
Pueden manifestarse en sujetos depresivos en el contexto de un marcado
sentimiento de culpa y en esquizofrénicos.

c) Conductas suicidas. Son aquellas actitudes activas o pasivas cuya finalidad es


provocar de forma voluntaria la propia muerte.
Al clasificar la semiología de los fenómenos autolíticos hay que atender a otros
elementos además de la propia conducta apreciada por un observador externo,
como el grado de motivación e intencionalidad autolítica, los factores externos, y
la intervención de terceros. En función de ello, distinguiremos:

 Suicidio consumado. Donde el resultado es la muerte del sujeto. A este


desenlace se puede llegar por dos vías: el intento suicida emprendido con un
deseo cierto de morir, sin que se hayan interpuesto factores externos al
sujeto; y la conducta en la que, no existiendo un deseo expreso de morir, y
por la no intervención de factores, externos al propio sujeto, llevan a éste a

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la muerte no deseada, denominándose por ello suicidio consumado no
deseado.

 Suicidio frustrado. En aquellos casos en los que, aun existiendo una


auténtica intencionalidad autolítica, algunas circunstancias no previstas por
el sujeto impiden la consumación del suicidio, por la intervención de
personas o por la mala técnica empleada.

 Intento de suicidio. En el que el deseo de morir del sujeto suicida es


ambiguo, y los factores externos pueden intervenir en función del azar,
llegando a la muerte en raras ocasiones.
Es la heterogeneidad lo que caracteriza este acto suicida.

 Pseudosuicidio. Donde tras una serie de maniobras que aparentan deseos de


muerte, el sujeto se asegura en su realización que ésta no se materialice.
Son variedades de este tipo de acto suicida el suicidio aparente, donde las
autoagresiones son tan poco significativas que no hacen pensar en un
propósito suicida y el suicidio chantaje, donde lo característico es el
evidente matiz manipulativo en la actitud y la conducta del sujeto.

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PSICOPATOLOGIA DE LA INTELIGENCIA

Inteligencia: capacidad para comprender, recordar, movilizar e integrar de manera


constructiva el aprendizaje previo a la hora de afrontar situaciones nuevas.

1. Retraso mental: falta de inteligencia en un grado en el que interfiere en el


desempeño social y vocacional: leve (C.I. de 50 o 55 hasta aproximadamente 70),
moderado (C.I. de 35 o 40 a 50 o 55), grave (C.I. de 20 o 25 hasta 30 o 35) o profundo
(C.I. por debajo de 20); son términos obsoletos idiota (edad mental inferior a 3 años
de edad), imbécil (edad mental entre 3 y 7 años) y débil mental (edad mental de
aproximadamente 8 años)

2. Demencia: deterioro orgánico y global de las funciones intelectivas sin obnubilación


de conciencia.

a) Discalculia (acalculia). Pérdida de la capacidad de realizar cálculos matemáticos


no debida a ansiedad ni a disminución de la concentración.

b) Disgrafia (agrafia). Pérdida de la capacidad para escribir a mano, pérdida de la


estructura de las palabras.

c) Alexia. Pérdida de la capacidad para leer previamente poseída, que no se explica


por un defecto en la agudeza visual.

3. Pseudodemencia: cuadro clínico que meda una demencia de etiología no orgánica;


la causa más frecuente es la depresión (síndrome demencial de la depresión).

4. Pensamiento concreto: pensamiento literal; uso limitado de las metáforas sin


comprensión de los matices del significado; pensamiento unidimensional.

5. Pensamiento abstracto: capacidad para apreciar los matices del significa;


pensamiento multidimensional con capacidad para el empleo apropiado de metáforas
e hipótesis.

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PSICOPATOLOGIA DEL INSIGHT Y JUICIO

1. Insight (Introspección): capacidad del paciente para comprender la verdadera causa


y significado de la situación (como un conjunto de síntomas)

a) Insight intelectual: Comprensión de la realidad objetiva de un conjunto de


circunstancias sin la capacidad de aplicar dicha comprensión de manera útil para
manejar la situación.

b) Insight verdadero: Comprensión de la realidad objetiva de un conjunto de


circunstancias acoplada con la motivación y el ímpetu emocional para manejar la
situación.

c) Insight reducido: disminución de la capacidad de comprensión de la realidad


objetiva de la situación.

2. Juicio: Capacidad para evaluar una situación correctamente y para actuar de forma
apropiada en dicha situación.

a) Juicio crítico: Capacidad para evaluar, discernir y elegir entre varias opciones en
una situación.

b) Juicio automático: Ejecución refleja de una acción.

c) Juicio disminuido: Capacidad reducida para comprender correctamente una


situación y para actuar de forma apropiada.

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REFERENCIAS

CABALLO, Vicente. Manual para la evaluación clínica de los trastornos psicológicos.


Edic. Piramide. Madrid. 2008.

COLIN, Miriam. Introducción a la Entrevista Psicológica. Edit. Trillas. México, 2009.

KAPLAN, Harold. Sinopsis de Psiquiatría. Edit. Panamericana. Madrid. 1999

SUE, David. Psicopatología Comprendiendo la Conducta Anormal. Edic. Cengage


Learning. México. 2010.

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ANEXOS

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EXAMEN MENTAL

El objetivo del examen mental es obtener una información precisa del funcionamiento
psicológico del presente del paciente: su estado afectivo, sus capacidades mentales, de su
comportamiento y de los cambios somáticos asociados (áreas del conocimiento, de la
afectividad, motora o del comportamiento y somático).

Debe incluirse muestras verbales del discurso del paciente solo con el objetivo de precisar
las inferencias realizadas por parte del clínico a través de la observación u de la entrevista.
Para los fines de una mayor claridad el examen mental debe registrarse de acuerdo a cierto
orden y ha de organizarse conforme a ciertas categorías.

Asimismo, la presentación del examen mental debe ser elaborado de una forma descriptivo,
evitando nominaciones muy generales, evitando designar antes de tiempo la categoría
psicopatológica si existiese. Así tenemos por ejemplo:

Así en vez de decir el “Sr. J. presenta a nivel de pensamiento una actividad perseverante”
se debe expresar de la siguiente manera.
El Sr. J, presentó una marcada incapacidad de conmutar de un tema a otro, lo cual nos
permite inferir una carencia de dinámica discursiva, deteniéndose en forma continua en
los mismos conceptos.

Nota: el termino de perseverancia a nivel de pensamiento debe ser usado sólo en


conclusiones al final del informe”

El examen mental también debe ser elaborado en función a una sola sesión y no como
recopilación de observaciones realizadas en diferentes días. Por lo que precisa que el examen
sea resultado de una sola entrevista.

El orden en el que se presenta las áreas a evaluar durante el examen mental son los siguientes:

1. IMPRESIÓN:
a) Aspectos generales (observación directa y/o descripción externa física en forma
ordenada sistemática, objetiva o imparcial). Sexo, edad cronológica (especificar si
aparenta dicha edad), contextura, peso, estatura, raza, cabellos, cabeza, tronco,
extremidades.

b) Señales particulares: quemaduras, cicatrices, fracturas, heridas, hematomas, tumores,


pecas, lunares, tatuajes visibles.

c) Vestimenta: orden de presentación, textura, diseño, estado de conservación, uso y


arreglo personal, aseo. Maquillaje. Durante la situación de entrevista.

d) Estado nutritivo.

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2. EXPRESIÓN FACIAL: Se debe describir la existencia de aspectos tales como: alerta,


móvil, preocupado, triste, ensimismado, inexpresivo, angustiado, colérico, tenso,
despreciativo, vacuo, alegre, de mirada penetrante, escudriñadora, suspicaz, abatida, sensual,
gesticulaciones como arrugar la frente, abre mucho los ojos, parpadea constantemente, cierra
los ojos, aprieta o rechina los dientes, hace muecas, se muerde los labios, bosteza, suspira.

3. POSTURA O MARCHA: (A través de la observación de sus movimientos) Postura


erguida, encorvada, oscilante, torpe, tiesa, desgarbada, lenta, acelerada, temblorosa, inmóvil,
ausencia de movimientos, mutismo, estuporoso, agitación, hiperactividad, manierismos,
estereotipias, tics, movimientos involuntarios en relación con el sistema extrapiramidal.

4. RELACIÓN CON EL EXAMINADOR: Asequible, amable, dependiente de confianza,


sumiso, conciliatorio, indiferente, rechazo y oposicionista, evasivo, suspicaz, angustiado,
cauteloso, desconfiado, agresivo, altanero, hostil, manipulador, simulador, etc.

5. ACTITUD HACIA LA SITUACIÓN DE ENTREVISTAS: frívolo, indiferente,


petulante, franca, temerosa, irritable, belicosa, erótica, arrogante, insolente, sarcástica,
irónica, altanera, competitiva, distante, exhibicionista, negativista.

6. LENGUAJE:
- Claro, comprensible, entrecortado.
- Tono, moderado, elevado, bajo, alternado.
- Enunciación, fuerte, débil, altisonante, cuchicheante, ronco, apagado.
- Cantidad: aumentada (verborrea), disminuida (lacónico, depresivo), ausente
(mutismo), normal, etc.
Asimismo se debe evaluar la existencia de algún tipo de afasia, disartria, verbigeraciones,
neologismos, ecolalia, tartamudeo, coprolalia, etc.

7. PENSAMIENTO: (evaluado a través del lenguaje)


Asociación de ideas: si la ilación cumple o no con el objetivo trazado, o si se presenta de
forma ordenada o desordenada, o confusa.

Curso: Inhibición, fuga de ideas, perseveración, acelerado, bloqueo, disgregación.


Incoherencia, prolijidad.

Contenido: lógico e ilógico, ideas delusivas, delirantes de matriz autorreferencial, de


persecución, celotipico, de daño, místico, fantástico, megalomaniaco, de grandeza,
sobrevalorada, de eco, robo, publicación (enajenación), nihilista, depresivo, de ruina, de
culpa (autoreproche), minusvalía, ideas fijas, obsesivas, fóbicas, somáticas, hipocondríacas,
etc.

Cantidad de Abstracción: Puede ser evaluado a través de refranes tales como (antes de
proceder, preguntar al paciente si conoce refranes. Si la respuesta es positiva, expresarle que
se darán algunos proverbios o refranes para que se sirva dar su significado).

“No todo lo que brilla es oro”.


“La mona aunque se vista de seda, mona se queda”.
“Manzana podrida corrompe a sus compañeras”.
“A Dios rogando y con el mazo dando”.
“Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.

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“A quien madruga Dios lo ayuda”.
“A caballo regalado no se le mira el diente”.
Las semejanzas y diferencias también evalúan la capacidad de abstracción: “Le voy a dar
dos nombres de cosas o de ideas para que me diga en qué se parecen y en que son distintas”.
SEMEJANZAS DIFERENCIAS

Plátano y naranja. Duda e incertidumbre.


Saco y vestido. Consumir y consumar.
Mesa y silla. Comitiva y séquito.
Cuchillo y tijera. Delgado y fisco.
Huevos y semillas. Fuerte y duro.
Vagón y bicicleta. Angosto y estrecho.
Madera y alcohol. Paciencia y calma.
Ojo y oído. Débil y enfermo.
Poema y estatua. Amplio y extenso.
Elogio y castigo.

8. ATENCIÓN: (Fijación o memoria inmediata). Concentración, atención, distrabilidad,


vaga, atenta, si hay interés, indiferencia, anormal, etc. Se evalúa atención y concentración a
través de la “Retención de dígitos”, cumpliéndose los criterios de Weschler, a continuación
se presentan dígitos propuestos por Scheimberg:

Forma Directa (Atención)


5 8 2
6 9 4
6 4 3 9
7 2 8 6
4 2 7 3 1
3 8 1 7 9
4 8 9 2 6 5
7 2 8 5 3 1
5 9 2 7 6 3 8
4 8 6 9 3 5 1

Forma Inversa (Concentración)


4 2 0
7 3 9
5 2 8 3
6 1 8 9
7 5 8 9 2
3 6 4 1 5
5 3 9 4 1 8
7 2 4 8 5 6

Puede utilizarse otras técnicas auxiliares tales como:


* Para atención: Le agradeceré que cuente en orden inverso, y de uno en uno desde
el 20 hasta el 0: “Así 20, 19, 18…..
* Para concentración: luego le pediré algo más difícil. Pero creo que usted puede
hacerlo. Cuanto es 100 menos 7; ahora reste 7 y siga restando 7 a cada resultado.
Así 100, 93,….7; otra vez.

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9. MEMORIA: Se evalúan las funciones de memoria inmediata o de reconocimiento,
memoria remota, así como la existencia de hipermenesias, amnesias, lagunas, paramnesias,
confabulaciones, deja vu, etc.

10. PERCEPCIÓN: Caracteres normales: captación, precisión, dirección, atención.


Alucinaciones (tipos), pseudoalucinaciones, ilusiones, alucinosis. Conciencia del mundo
circundante. Se elabora una descripción detallada de la actividad perceptual.

11. JUICIO: La relación entre lo que refiere el paciente y la realidad, el cómo enfrenta
racionalmente las diferentes situaciones presentadas, ya sea del medio ambiente o de propio
problemática.

12. CORRELATO AFECTIVO: Relación existente entre lo que dice o piensa y lo


manifestado a través de su estado de ánimo, si hay una congruencia entre el contenido de sus
verbalizaciones y su manifestación afectiva.

13. ESTADO DE CONCIENCIA: Estado evaluado desde una primera impresión nos
permite indicar si esta se halla en condiciones óptimas, o por el contrario se encuentra en un
estado de hipervigilia, obnubilación, estupor, coma. Describiendo las características
fundamentales que identifican a este estado en el paciente.

14. ORIENTACIÓN: Se presenta una adecuada ubicación en lo concerniente a espacio,


tiempo y persona.

15. CONCIENCIA DE ENFERMEDAD: Si percibe adecuadamente la existencia de algún


desorden psicopatológico en el desenvolvimiento de su personalidad.

16. CAPACIDAD DE INSIGHT: Si es conciente de sus propios recursos de personalidad,


con el objetivo de utilizarlos productivamente hacia la solución de la problemática que lo
aqueja.

17. AFECTIVIDAD: Estado de ánimo, alegre, deprimido, labilidad, ambiente aplanado,


embotado, inapropiado, ambivalencia, relajado, excitado, apático, angustiado, ansiedad,
eufórico, inestable, frío, rabioso, de pánico, etc.

18. SOCIABILIDAD: Dificultades, limitaciones para el trato con los pacientes que le
rodean, empático, superficial, carismático, manipulador, introvertido, extrovertido, etc.

19. FUNCIONES VITALES: Apetito, sueño, sexual, preocupaciones somáticas, volitivas,


fatiga, etc.

20. IMPRESIÓN INTELECTUAL: En función de la entrevista, a la apreciación del clínico


determinar por observación la ubicación del rango intelectual posible de presentarse en el
paciente, ubicándolo como promedio, inferior al promedio, o superior al promedio.

CONCLUSIONES
Se deberá describir las manifestaciones más saltantes en todo el desarrollo de la Historia y
del Examen Mental. Así mismo el diagnostico debe ser consignado según loa criterios de la
Organización Mundial de la Salud ICD-10-OMS o de la Asociación Psiquiátrica Americana
DSM-V-APA.

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NOTA: al igual que todo el informe psicológico el examen mental debe ser elaborado en
tercera persona y en tiempo presente. Su presentación debe ser basada en la narración, lo
cual quiere decir que no deberán aparecer subtítulos o numeraciones para determinar el área
evaluada.

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