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El fantasma de la mujer en la historia

Las mujeres en la historia de Colombia


Desde que la tradición histórica en Colombia tuvo su giro en autores como Jaime Jaramillo
Uribe, varios grupos sociales olvidados y de algún modo reducidos obtuvieron un poco más de
protagonismo al exponerse que la historia también está cimentada sobre ellos y no únicamente sobre
los próceres que siempre son considerados protagonistas de la historia y emprendimiento del proyecto
nación, sin embargo, aún dentro de ese periodo de cambio en la manera que se cuenta la historia, la
mujer todavía no era lo suficientemente visibilizada, las referencias a las mujeres seguían siendo
escasas en esos textos, independientemente de su clase social o su origen étnico, en este texto, dirigido
por Magdala Velázquez Toro, se propone como objetivo exponer el papel que tienen las mujeres en
la historia de la nación, analizando el estado de las publicaciones académicas con respecto a este tema
y dejando ver que -al igual que con los otros grupos sociales olvidados- nuestra historia también está
construida sobre las mujeres y para llegar a cumplir este fin, es necesario llevar a cabo una
investigación exhaustiva donde la interpretación y la reflexión juegan un papel muy importante. Pero
este no es el único objeto del texto, un fin más profundo del mismo es también exponer de qué manera
la historia hegemónica tiene la tendencia a rechazar la otredad, invisibilizándola en la historia y
únicamente regresando a ella para exponerlos como la dirección equivocada del progreso, pero
también como la nueva historia, inspirada por los nuevos marcos de moralidad y cambios en el
imaginario colectivo de todo el mundo, se centra en reivindicar estos grupos sociales, para suplir de
algún modo una deuda histórica con su propia historia.
El texto también expone la importancia que tiene esto último para el contexto colombiano,
pues este mismo es publicado posterior a la reforma constituyente de 1991, el cual reconoce a
Colombia como un estado de diversidad cuya identidad debe ser respetada de una manera pertinente,
por lo tanto se da en un marco de superación de los estereotipos históricos o prejuicios regionales que
acompañaron a la nación durante mucho tiempo, y los cambia por una política de aceptación e
inclusión de una manera incipiente.

Historia de las mujeres. Tomo 1: Antigüedad.


El mundo ha sido habitado por hombres y mujeres desde el origen de ambos en la prehistoria,
sin embargo, al llegar la era de la historia, en el evento del almacenamiento de sucesos ocurridos en
un espacio y tiempo determinados, los actores que eran más tenidos en cuenta eran los hombres, esta
sería una tendencia cuyo origen no se encontraría en la historia (eran factores sociales los principales
motores de esa diferenciación) pero sí tendría grandes repercusiones en la misma, sin embargo, a
pesar de todo esto el ser humano nunca dejaría de preguntarse por lo que diferencia a hombres y
mujeres, pero más que eso, la pregunta podría ser replanteada para buscar una verdad más asociada a
la realidad, y es buscar todo lo que hay detrás de las relaciones sociales entre hombres y mujeres, con
esta pesquisa es con la que se nos introduce como lectores a un trabajo que se centra en analizar las
características culturales y sociales que hacen que las mujeres estén plasmadas en la historia de una
manera determinada y a su vez proponer una nueva mirada a la historia de las mujeres en la
antigüedad.
Este proyecto sigue la tendencia a cambiar la manera en la que se interpreta la historia
comenzada por los annales, abordando los periodos históricos desde un enfoque multidisciplinar,
utilizando la historia como una herramienta no únicamente para analizar a las sociedades del pasado,
sino también para analizar a las sociedades del presente.

Mujer e Historia
En este texto del profesor León Atehortúa, quien es reconocido entre diversos logros por
haber sido rector de la universidad pedagógica nacional, se busca hacer un análisis del papel de la
mujer desde 3 visiones: La visión concerniente a la mitología, a la política y a la historia con un
énfasis puesto en Colombia.
En el primer apartado, el concerniente a lo mitológico, Atehortúa busca exponer el papel
relegado de la mujer en cuestiones históricas y culturales. El autor utiliza el relato del pecado original
y de las raíces epistemológicas como forma de argumentar la invisibilización y disminución del papel
histórico ejercido contra las mujeres. Expone como en mitos de diferentes culturas el papel de la
mujer es a menudo dejado de lado o disminuido, teniendo como consecuencia una cultura basada en
dicha disminución hacia la mujer, lo que a su vez repercute en una limitación de la visión histórica,
donde los logros o aportes de la mujer se omiten. Ejemplifica lo anterior recurriendo a los aportes
realizados por mujeres en distintos contextos como lo fue el papel importante en la expulsión de
Versalles de Luis XVI por un grupo de mujeres cansadas de la hambruna. Menciona también los
aportes a la campaña libertadora de Simón Bolívar, donde las mujeres ejercieron vital importancia en
la toma de Tunja, en el paso de información de alto valor estratégico y en la batalla del puente de
Boyacá.
Atehortúa centra su visión en Colombia en el siguiente apartado, donde trata la lucha
constante de las mujeres por sus derechos. En el ámbito de la educación él da una visión histórica,
donde sus fuentes de índole documental salen a relucir. Muestra la evolución de lo que se puede
considerar un reciente cambio de paradigma respecto a la participación en la educación superior de
la mujer, el cual no fue un cambio aceptado en la totalidad de la sociedad y que tuvo sus detractores
incluyendo a académicos reconocidos. Fue un cambio que tomó tiempo, al igual que la reivindicación
del voto para las mujeres, quienes tuvieron que enfrentarse a un congreso que no permitía su
participación durante diversos periodos presidenciales para finalmente lograr su objetivo en 1955.
En el último apartado Atehortúa expone lo que perfectamente se podría considerar su conclusión y
probablemente el hilo que une todos los textos que se reseñan en este escrito. En este punto el
menciona la importancia fundamental de ampliar la visión de la historia en conjunto con una
perspectiva de género. Sin esto, es imposible obtener un panorama democratizante, equitativo e
igualitario, y lo anterior es necesario si se busca obtener un cambio de paradigma que genere una
sociedad más totalizante.
Como críticas al texto anterior debo resaltar la falta de una estructura visible o reconocible,
no porque sea necesaria, sino porque se hace particularmente aparente que el texto salta de un tema a
otro ejemplificando de forma desordenada sus argumentos. Aun con esta crítica, debo mencionar que
el texto es provocativo frente a lo que propone. Su propuesta expuesta en el final realmente suena
lógica si lo que se tiene en mente como una sociedad ideal es equivalente a lo que Atehortúa
menciona. La necesidad de un espacio académico más plural que permita una contrastación de
diferentes puntos solamente puede ser obtenida si el papel de la mujer es reivindicado y visibilizado
tanto en lo académico como lo histórico. La invitación a ser críticos frente a la visión de la historia
que se nos propone es tácita y necesaria, ya que con esto poco a poco, el objetivo de construir una
mejor sociedad e interpretar y entender a dicha sociedad será posible.

¿Dónde converge todo esto?


Ahora bien, los tres textos tienen varios puntos de encuentro, donde principalmente
convergen hallazgos encontrados en las investigaciones e ideas con las que concluyen los textos, una
de ellas es la obvia falta de protagonismo que tiene la mujer a lo largo de la historia, la clara dificultad
de buscar en los principales autores textos que hablen mujeres como protagonistas de la historia
termina siendo un síntoma de ello, sin embargo esto no termina aquí, pues esa misma invisibilidad
histórica termina repercutiendo en el imaginario colectivo de la sociedad presente, pues el rol de las
mujeres en el imaginario colectivo va a tender a mantenerse si los referentes no cambian en un largo
tiempo, con esto en mente se aclara que es necesario entender de una manera crítica por qué las
mujeres son retratadas en la historia de maneras determinadas, buscar a que responden esas maneras
y como vienen actuando a lo largo del devenir histórico. Otro aspecto en el que se encuentran los
textos es una idea en la que concluyen y es que si se busca una sociedad democratizada se requiere
que todos los estamentos estén presentes, no debe ser una visión arbitraria de un solo actor, sino que
todos los actores partícipes de la misma historia deben tener la misma oportunidad de que su voz sea
escuchada e inmortalizada.

La importancia de rescatar la perspectiva de género y el papel de las mujeres en la


investigación histórica recae en entender un hecho fundamental de la historia: La historia NO puede
ser universal y totalizante, esta responde a diferencias de perspectiva que cambian radicalmente el
discurso y la versión de un suceso. Si lo que se busca es generar una sociedad igualitaria y equitativa
es vital poner en diálogo constante las diversas fuentes que se hallen para poder así generar un
ejercicio más completo. Y es en este punto donde rescatar la participación en la historia de la mujer
se vuelve de vital importancia, porque al hacerlo, solo se puede nutrir a la misma historia.

Reseñado por: Junior Pinzón; Daniel Muñoz; Juan Camilo García; Tomás Rojas; Carlos Bonilla

Bibliografía

Duby y Perrot, (1991) Historia de las mujeres. Tomo 1. La antigüedad. España, Alfaguara S.A.

Velásquez Toro, M. (1995) Las mujeres en la historia de Colombia, Santafé de Bogotá, Colombia,
editorial Norma S.A.

Atehortúa Cruz, A. (2005) Mujer e Historia, Colombia, Centro de investigaciones y desarrollo


científico

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