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ÍNDICE
1.- INTRODUCCIÓN.
2.- HIDROLOGÍA BÁSICA.
2.1.- ORIENTACIÓN EN EL RÍO.
2.2.- TIPOS DE RÍOS.
2.3.- ESCALA INTERNACIONAL DE DIFICULTAD DE LOS RÍOS.
3.- ENTORNOS DE INTERVENCIÓN.
4.- RIESGOS.
5.- EQUIPOS Y MATERIALES DE INTERVENCIÓN EN RESCATES.
5.1.- EQUIPO INDIVIDUAL.
5.2.- MATERIAL ADICIONAL DE RESCATE.
6.- INTERVENCIÓN EN EL MEDIO ACUÁTICO.
6.1.- PROCEDIMIENTOS EN EL RESCATE.
6.2.- TOMA DE DECISIONES.
6.3.- CONTROL DE LA SITUACIÓN.
6.4.- PRIORIDAD EN EL RESCATE.
6.5.- EVACUACIÓN.
7.- TÉCNICAS DE NADO.
7.1.- NADO CON CORRIENTE.
7.2.- NADO SIN CORRIENTE.
7.3.- POSICIÓN DE SEGURIDAD.
7.4.- NATACIÓN ACTIVA.
8.- TÉCNICAS DE ACTUACIÓN.
8.1.- TIEMPOS Y RESCATADORES.
8.2.- SECUENCIA DE ACTUACIÓN.
8.3.- VALORACIÓN DE LA ACTUACIÓN-
9.- TÉCNICAS DE RESCATE.
9.1.- TÉCNICAS DE VADEO.
9.2.- AUTORESCATE.
9.3.- RESCATE POR CONTACTO.
9.4.- NADANDO ATADO CON VÍCTIMA.
10.- RESCATE DESDE TIERRA.
11.- RESCATE CON CUERDA.
12.- COMUNICACIÓN ENTRE INTERVINIENTES.
13.- PROTOCOLOS DE ACTUACIÓN.
14.- PRÁCTICAS EN PISCINA.
15.- MÉTODOS DE REMOLQUE.
15.1.- LA ELECCIÓN DE UN MÉTODO DE REMOLQUE.
15.2.- ARRASTRE CON MATERIALES.
15.3.- TIPOS DE MATERIALES DE ARRASTRE.
15.4.- MÉTODOS DE ARRASTRE.
15.5.- FORMAS DE REALIZAR EL ARRASTRE.
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1.- INTRODUCCIÓN.
A partir de este momento nos adentramos en un medio no natural para el ser humano, un medio
donde nuestra seguridad depende de múltiples factores, no siempre controlados por nosotros
mismos y que nos hace experimentar inseguridades e incertidumbres.
Hablamos del medio acuático, el cual puede traernos consecuencias incompatibles con la vida, por
lo que debemos ser conscientes de donde nos adentramos.
Debemos tener conocimientos básicos para defendernos en dicho medio y, como equipos de
emergencias, nos vemos en la obligación, no sólo de poseer estos conocimientos que
salvaguarden nuestra vida, sino también de unos conocimientos y preparación extra que nos
permitan salvaguardar la vida de terceras personas.
Para ello, necesitaremos de una ardua preparación tanto física, como teórico-práctica con un
constante reciclaje para encontrarnos siempre preparados para cualquier incidencia en un medio
que siempre nos generará dificultades.
Respeto, seguridad y preparación serán nuestras premisas para poder abordar de una manera
eficaz cualquier tipo de intervención en el medio acuático, máxime cuando entra en juego una
variante que sin duda aumenta considerablemente el riesgo que asumiremos en plena actuación,
hablamos de la corriente.
Como podemos observar, hemos comenzado un puzzle de factores que sin duda exigirán de
nosotros todo nuestro potencial profesional, para que estas intervenciones lleguen a buen puerto
y con unos resultados óptimos, prevaleciendo siempre la seguridad del rescatador y de la víctima.
Para comenzar conozcamos unos conceptos básicos sobre hidrología, para así podernos adentrar
más de lleno en técnicas y procedimientos de trabajo en el medio acuático.
a. Margen derecha u orilla derecha: lado derecho del río mirando río abajo.
b. Margen izquierda u orilla izquierda: lado izquierdo del río mirando río abajo.
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Agua mixta: el color no es tan blanco como en las blandas, pero aún vemos algunas formaciones
de estas burbujas. Aunque el tamaño de la burbuja es mucho menor que en las blandas,
permitiendo un poco más el nado en ellas.
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El color del agua va a ser el dato más significativo de cálculo de caudal del río, excepto cuando haya
causas externas que lo modifiquen.
Agua clara, cierta transparencia que nos deja ver o intuir claramente el fondo. Nos indica un
caudal normal.
Agua turbia, nos indica que aumenta la cantidad de sedimentos que arrastra, bien porque
acaba de terminar una gran riada o porque el caudal está aumentando. Podemos ver agua
turbia de color gris plomo que nos indica que son aguas de deshielo.
Agua muy oscura (chocolate o verde), es indicación de grandes riadas y por lo tanto grandes
peligros.
Este tipo de intervenciones las llevamos a cabo en distintos tipos de entornos pero que comparten
muchos aspectos. Por ello podemos citar:
Ríos: es una corriente natural de agua que fluye de una forma continua. Posee un caudal
determinado cambiante durante el año. Esta corriente puede desembocar en otro río, en un lago o
en el mar.
Lagos: masa de agua dulce o salada estancada, por lo general no suelen tener grandes
profundidades. Suelen tener gran vegetación en las orillas de cierta densidad. Tienen la
peculiaridad de que pueden presentar mareas y puede variar según la estación del año.
Embalses: gran masa de agua conseguida por taponamiento total o parcial del cauce de un río o
arroyo. Estos taponamientos pueden ser tanto naturales, como artificiales, teniendo así por
ejemplo, deslaves de laderas, acumulación de placas de hielo, construcciones de origen animal
(castores) o simplemente presas hechas por el ser humano.
Zonas inundadas: hablamos de zonas que se ven irrumpidas de una forma lenta o violenta de
agua. Estas zonas normalmente están libres de ella y tenemos diferentes causas que pueden
generarlas:
Fuertes precipitaciones.
Desbordamiento de ríos y arroyos.
Ruptura de embalses.
Deshielo.
Mareas que suben por encima de su nivel
normal.
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Las formas de intervenir se llevarán a cabo dependiendo de las características de cada uno de los
citados entornos.
En ríos, lagos y embalses, tenemos unas variaciones dentro de unos márgenes más o menos
controlados. Cuando hablamos de zonas inundadas, aunque tengamos zonas localizadas por
repetición, estas variaciones son menos controladas y, por lo tanto, entrañan un mayor riesgo e
impacto sobre la zona afectada.
4.- RIESGOS
Tendremos muy en cuenta a la hora de nuestra intervención, los riesgos inherentes en ríos, lagos y
embalses. Serán muy importantes a la hora de pensar una maniobra de intervención en dichos
medios.
Rápidos: tramo del río de mayor pendiente, provoca una aceleración y turbulencia en la
corriente de agua. Suelen verse en las zonas más angostas del cauce y donde la existencia de
piedras es mucho mayor. Solemos identificarlos, además de por lo anteriormente dicho, por el
color blanquecino del agua, causado por las burbujas de aire generadas en cada obstáculo que
atraviesa el agua. Observamos agua blanda en estas zonas.
Corriente: debemos ser capaces de diferenciar los tipos de corrientes y los movimientos más
importantes que estas generan. Sin adentrarnos en profundidad, veamos los tipos de corrientes
y movimientos más importantes que pueden generarnos las corrientes de agua:
Corriente principal: es la parte del cauce donde la velocidad del agua es mayor
y presenta mayor fuerza de arrastre. Se suele ver a simple vista por los movimientos que
genera.
Corriente secundaria: parte del cauce que acompaña a la corriente principal, de
menos velocidad y fuerza. Puede encontrarse a un lado o otro de la corriente principal o a
ambos lados de la misma.
Líneas de corriente: son unas líneas imaginarias que se forman entre los diferentes tipos de
corrientes, ya sea principal, secundaria o contracorriente. Es importante saber identificarlas
porque nos serán de gran ayuda a la hora de nuestra intervención.
Contracorrientes: se forman detrás de obstáculos o curvas muy cerradas. Son corrientes que
podremos identificar por la gran acumulación de residuos flotantes, como también en muchas
ocasiones podremos observar como la dirección de la corriente es contraria (ascendente) a la
dirección del río. Estas corrientes serán descansos ideales a tener muy en cuenta a la hora de un
rescate, así como saber identificarlas y acceder a las mismas.
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comparativo: ruedas de vehículo). Son generados por la caída de agua desde una altura
(cascada). Están condicionados directamente por varios factores como son:
Esta corriente ascendente crea un montículo acuático que podremos ver a simple vista llamado
“hongo”. Cuanto más alto y más alejado de la base de la cascada, más peligroso será el rebufo.
Debemos evitar a toda costa entrar en un rebufo, ya que es de extrema peligrosidad y dificultad
salir de él.
Drosages:
Abiertos: la forma de la roca, generalmente en forma de cueva sin salida, crea una corriente
que entra por la parte superior de la roca hueca y baja siguiendo la formada la roca hasta
que sale. Se llaman abiertos porque el agua igual que entra sale.
Cerrados: la roca donde choca la corriente tiene un saliente orientado al fondo, que crea una
corriente encerrada dentro de la roca, que hace que cualquier cosa que entra en dicho
drogase, quede atrapada en el mismo.
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Crecidas: por aumento del flujo medio del curso de un río, cabe la posibilidad de que este se
desborde hacia los terrenos colindantes, llamados “llanura aluvial”.
Aguas estancadas: aguas sin flujo y que van perdiendo sus propiedades y calidad con el paso
del tiempo.
Riesgos en lagos
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Riesgos en embalses
Podemos tener los mismos riesgos que hemos visto en los lagos, pero tenemos el mayor riesgo
asociado a la apertura de las compuertas. Esto se realiza de forma manual o automática, por lo
que a la hora de una intervención en este tipo de lugares, debemos dar conocimiento a las
autoridades y confederaciones pertinentes, para con ello evitar los posibles peligros a los que
nos exponemos por el factor humano indirecto.
Riesgos en inundaciones:
Los riesgos en las inundaciones son una mezcla de todo lo expuesto anteriormente, ya que nos
encontramos con zonas que normalmente no se encuentran afectadas por agua y que en un
momento determinado, se ven expuestas a masas de agua, ya sean estancadas o en
movimiento.
Por precipitaciones desmesuradas: el terreno no puede absorber la cantidad de agua
recibida en un corto período de tiempo.
Por desbordamiento de cauces o escorrentía: el cauce del río no es capaz de soportar una
venida de agua superior a la normal, por lo que el agua afecta a las zonas cercanas al
mismo. Puede producirse por precipitaciones, deshielo, taponamientos en el cauce ya sean
naturales (deslaves) o artificiales (invasión de zonas inunables, acumulación de tierras…).
Por acciones del mar: si la avenida de agua coincide con la marea alta, no da tiempo a
evacuar el caudal recibido.
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Estos chalecos suelen traer bolsillo o zona donde llevar cuchillo y silbato por la parte delantera y
algunos traen zona para incorporar la cuerda de rescate en la zona trasera.
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Para aguas tranquilas podemos utilizar los escarpines anteriormente nombrados, aunque en este
caso y siempre observando la forma más segura para rescatador, podremos utilizar algún tipo de
aleta para aproximarnos con mayor facilidad a la víctima, preferentemente aletas cortas ya que
son más manejables que las largas.
TRAJE SECO: además de proporcionarnos la protección anteriormente dicha nos aporta una
protección extra ante un trabajo en aguas contaminadas.
ARNESES: existe en el mercado una gran cantidad de aparatos de flotación personal especiales
(chalecos salvavidas de rescate) montados sobre un arnés. Los ronzales de arrastre son una de las
opciones, pues son una excelente herramienta, en caso de que alguien se caiga al agua y se tenga
que salvar.
Además del equipo de protección individual, los rescatistas deben contar con material o equipo
adicional de seguridad y rescate.
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Ante víctimas conscientes nos permitirá mantener una distancia de seguridad consiguiente
no llegar al cuerpo a cuerpo por el peligro que ello conlleva.
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CAMILLA INMOVILIZADORA FLOTANTE: Sus funciones tanto en aguas abiertas, como cerradas,
son excepcionales en las labores de prevención ante lesiones de columna y cervicales, evitando un
agravamiento innecesario, su flotabilidad nos ayudará en todo momento, así como sus cintas de
seguridad que unido al inmovilizador de cuello, evitará unas mayores lesiones.
Esta camilla vas provista de orificios laterales, anteriores y posteriores para modificar las
posiciones de las cintas de seguridad, siendo de gran utilidad para todo tipo de víctima.
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Antes que nada, hay que mantener la calma y poner las ideas en orden, observar detenidamente
la situación, teniendo en cuenta todas las variantes posibles, condiciones, posibles peligros
externos y manera más segura de actuación.
La toma de decisiones, durante una urgencia, es el momento más importante, porque es el acto
en el cual decidimos, cuál será el procedimiento y la forma de reaccionar en un evento de esta
magnitud.
Una vez definidos los planes de emergencia, éstos deben ser puestos en conocimiento de todos y
cada uno de los rescatadores.
Igualmente, se deberá equipar con los elementos necesarios para el adecuado cumplimiento del
rescate a realizar.
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Son motivos que nos llevan a pensar que la vida de la víctima corre más peligro que la del
rescatador y lo cual nos haría decantarnos por ella.
En definitiva ponemos las dos opciones para resaltar que la prioridad en el rescate DEPENDE DE LA
SITUACIÓN, haremos una cosa u otra, no podemos regirnos por una regla estricta.
6.5.- EVACUACIÓN.
La evacuación de las víctimas, en los ambientes acuáticos, se considera de extremado cuidado, la
diferencia entre rescate en río y en montaña tiene que ver con la dificultad de evaluar la magnitud
del problema y la influencia de las condiciones cambiantes, tanto del clima como del río, de
manera adecuada.
Una vez en el agua comenzaremos la aproximación a la víctima que la haremos nadando, y aquí
debemos diferenciar la forma de nadar en aguas tranquilas o aguas rápidas.
Para nadar en corrientes, siempre lo haremos de forma oblicua a la corriente, con más o menos
angulación según la fuerza de dicha corriente.
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A más fuerza, el ángulo que marcaremos mientras nadamos con la orilla será mucho menor que si
la corriente es menor, donde nos podremos permitir abrir este ángulo considerablemente.
Una vez dentro de la línea de corriente, deberemos nadar de forma intensa, con la cabeza fuera
del agua mirando siempre nuestro objetivo, buscando la línea de contracorriente generada por
algún obstáculo o buscando la orilla.
Deberemos conocer un poco las corrientes para nadar con más seguridad y poder buscar los sitios
donde el rescate se realice con mayor facilidad.
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Contaremos con un mínimo de 4 rescatadores, el que entra al agua, el que apoya a este y dos de
seguridad corriente abajo, que se encontrarán con cuerdas de rescate para que en el caso que sea
necesario, puedan lanzarlas a tiempo para conseguir agarrar a la persona que vaya corriente
abajo.
Todos y cada uno de los rescatadores irá SIEMPRE totalmente equipado con su equipo personal.
Todos los rescatadores deben tener unos conocimientos sobre el medio en que van a actuar, en
este caso el acuático.
Todos los rescatadores deben conocer a la perfección el material que se utiliza en este tipo de
rescates, así como las maneras tipo de actuaciones.
Todos y cada uno de los rescatadores, conocerá de antemano el papel que cumplirá en la
actuación, teniendo totalmente clara su función en el rescate.
En el rescate uno de los rescatadores será la voz cantante que coordinará toda la actuación,
atendiendo siempre sugerencias y alertas de los demás rescatadores por causas que puedan poner
en peligro la actuación.
Bajo ningún concepto se actuará por iniciativa propia sin previo aviso a los compañeros y al
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coordinador del rescate que deberá tener totalmente controlados a todos y cada uno de los
actuantes.
Los rescatadores deben estar motivados para actuar de forma segura (modificación del
comportamiento).
Los rescatadores deben ser capaces de actuar de modo seguro. Y ello se logra mediante los
procedimientos de formación teórica y práctica, familiarización con el medio,
entrenamiento y reciclaje continuo.
El equipo y los objetos deben funcionar de manera segura conforme a su uso previsto, con
controles de funcionamiento diseñados para las capacidades humanas.
Debe preverse la adopción de medidas de urgencia adecuadas con el fin de atenuar las
consecuencias de los accidentes, los incidentes y las lesiones.
Toda operación de rescate debe tener un plan y un estudio previo, antes de actuar. Este objetivo
definirá los procedimientos y las normas por seguir. La planificación y el estudio del evento
contemplarán todos los aspectos generales de seguridad, materiales y humanos.
SEGURIDAD: Se debe tomar en cuenta la seguridad del área, la que nos dará la oportunidad
de trabajar, de forma más eficaz, confiada y segura.
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Debemos contemplar todas las premisas y ver la manera de menor riesgo para actuar.
En multitud de ocasiones tendremos que vadear ríos para realizar las tareas de rescate, para ello
buscaremos zonas de poca profundidad y lo haremos con ayuda de cuerdas o sin ellas.
Para el vadeo de un río sin cuerda deberemos observar que la corriente es suave.
Para ello siempre mantendremos 3 puntos de apoyo fijos en el río, progresando de forma lenta y
progresiva para evitar posibles empotramientos de nuestros pies con cualquier obstáculo que
podamos encontrarnos en el fondo.
Lo correcto para este tipo de vadeos sería utilizar un bastón (palo) como tercer punto de apoyo
y/o contacto.
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En caso de caída del socorrista, si la cuerda está atada a las orillas soltaremos uno de los extremos
dejando que la corriente lo desplace a la orilla donde queda el punto fijo de la cuerda, si es el caso
de que hay personas sujetando la cuerda, actuarán de la misma manera, soltando uno de los
extremos para que la situación sea la misma que la anterior.
Cuando realicemos estas técnicas en calles inundadas con corrientes, montaremos la cuerda
siempre alejada de posibles tapas de alcantarillado, ya que la peligrosidad de caer en una de estas
alcantarillas y ser succionado es bastante alto.
Vadeo en grupo.
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9.2.- AUTORRESCATE.
En rescate en ríos, riadas e inundaciones, todo ocurre a gran velocidad. Cualquier duda o retraso en la
actuación hará que nuestra intervención no sea fructuosa haciéndonos vivir situaciones límites pues nos
encontramos en un medio muy violento.
Las poderosas corrientes agotan hasta a los nadadores más experimentados. Sin embargo, hay
que relajarse y nadar, racionalmente, para buscar un lugar seguro.
Se debe seguir la corriente del río, intencionalmente, la primera reacción ante una caída al río,
puede ser desde la confusión hasta el pánico. Lo primero que se hará, será calmarse. La mayoría
de las salidas a nado nos permiten salir a la superficie al instante. Una vez en la superficie, se
observará con cuidado el río y las orillas, si se observara algún peligro, se inspeccionará aguas
abajo por si se ve una poza o contracorriente para llegar hasta él y esperar la ayuda.
Nadar en rápidos de diversas dificultades, esta técnica se usará tanto como autorrescate como
para actuar como rescatador encordado.
Para estas prácticas siempre elegiremos lugares sin peligros (sifones, rebufos muy grandes…) y que
cubra lo suficiente para evitar empotramientos de pies.
Siempre habrá algún compañero dando seguridad con cuerda de rescate río abajo, por si tenemos
algún tipo de problema.
Nunca pararemos en piedras u obstáculos en mitad de la corriente por de aguas arriba, ya que
puede estar erosionada formando un drosaje o sifón o simplemente la fuerza de la corriente
puede encorbatarnos en dicho obstáculo.
Otra maniobra será cruzar el río nadando, cosa que puede ser más común de lo que creemos.
Para ello nadaremos de forma inclinada en contra de la corriente para contrarrestar un poco la
fuerza de la misma.
En caso de ser atrapados por un rebufo o cualquier movimiento de agua, NUNCA NOS
QUITAREMOS EL CHALECO, excepto si nos hemos enganchado a algo y en peligro inminente.
Para tomar conciencia y destreza en el medio acuático deberemos practicar semanalmente todo lo
aprendido.
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Usualmente, los rescatadores de contacto se vuelven necesarios cuando la víctima va pasando por
la orilla del río y no cuando nadan solos en estado de pánico o de desesperación o tienen alguna
lesión o sufren de enfriamiento o en otras palabras no pueden facilitar su propio rescate.
- Combinación del uso de helicópteros para el rescate en aguas rápidas. Los helicópteros se
deben considerar como una herramienta de alto riesgo y no como una solución. Ha habido
notables éxitos de rescate, pero también muchas catástrofes. Su uso requiere de una
práctica considerable, entrenamiento y un plan previo.
Recuerda que el pánico es una
manifestación de sentimiento que hace que todo rescate sea imposible combinado con la
falta de información, al igual que el rescatador debe asegurarse que la víctima está
convencida de que tiene una oportunidad de rescate, para esto debe comunicarte
previamente con ella.
El rescatador es un salvavidas profesional y ha desarrollado las
siguientes opciones de rescate para ayudar a efectuar un rescate de contacto.
Siempre usa chaleco salvavidas, trata de usar protección terminal (traje húmedo o seco), casco y
un par de aletas cortas para mayor velocidad.
Al inicio se aproximará a la víctima por la corriente de arriba, tal vez tenga que perseguir a la
víctima río abajo hasta pasarla, y nadar agresivamente hacia delante después de la víctima.
El rescatador no hará contacto con la víctima, sino lo atraerá hacia la orilla por sí mismo, si
sucede que la víctima nade desesperadamente, anímalo, el rescatador servirá de atracción para la
víctima. Por ejemplo decirle “sólo un poco más cerca, ya casi te tengo...” Esta maniobra puede ser
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utilizada cuando un rescatador pequeño está tratando de asistir a una víctima de mayor tamaño y
desesperada.
El rescatador hará un intento asistiendo con un aparato de rescate, como una tabla salvavidas,
una boya inflable para río, le hará llegar el aparato a la víctima, esto le dará flotabilidad y el
rescatador tendrá así un mayor control sin llegar al contacto personal. No ponga cuerdas en los
hombros, en vez de eso agárrelo con la cuerda de la mano, si la víctima intenta agarrarse a la
cuerda, el rescatador intentará hablar con ella y si no puede captar su atención utilizará unos
golpes hasta que suelte la cuerda y regresa al aparato de flotación.
- Después moverse rápidamente y agarrar a la víctima por cualquier parte de los hombros,
del chaleco salvavidas o alrededor del pecho. Se preparará para asumir el control de la
situación. Poniendo las rodillas en la espalda para evitar que se gire sobre sí mismo y trate
de sujetarse al rescatador, o dejar que la víctima gire sobre sí misma y hundirla. Un poco de
agua en la cara ayuda generalmente al rescatador a recuperar el control de la situación.
- Si el rescatador está nadando hacia la orilla y la víctima entra en pánico, una vez más el
rescatador intentará poner sus rodillas en la espalda de la víctima para tener el control. Si la
víctima intenta girar sobre sí misma, gire con ella. Continue girando y ponga a la víctima bajo
el agua, cuando el rescatador salga a la superficie podrá recuperar el control de la situación
de nuevo.
Existen sistemas que permiten permanecer parcialmente atado a una cuerda cuando se nada en
busca de una víctima. “Cinturón de rescate en aguas rápidas” es uno de estos sistemas, los
chalecos salvavidas de rescate tienen una cintilla con un aro en la parte posterior, que permite
liberarse de la línea cuando es necesario. En el caso del “cinturón”, una hebilla de suelta rápida
separa completamente la cuerda y el cinturón del nadador.
Es importante recordar que estos implementos no están diseñados para rescates verticales.
LA TÉCNICA
La técnica de rescate con encordamiento del rescatador, fue abandonada originalmente como
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opción, ahora con la nueva generación de chalecos salvavidas de rescate, empieza a resurgir como
un método relativamente seguro para hacer rescates nadando.
Consiste en designar un nadador, quien idealmente use aletas, se pare a la orilla del río, listo a
lanzarse, con uno o dos aseguradores, listos a controlar la cuerda.
Una vez que el rescatador comprueba que la víctima es incapaz de auto rescatarse o de realizar
otros intentos, el rescate con nadador comienza. A juzgar por la posición de la víctima, el
rescatador se lanzará con la cabeza por delante y río arriba para tomar a la víctima, la cabeza de la
víctima debe mantenerse fuera del agua y sin soltarse. Cuando el rescatador tenga contacto
deberá sujetar a la víctima por los hombros de su chaleco salvavidas (abrazarla si no tiene
chaleco), entonces ambos serán atraídos a la orilla, mediante la maniobra de péndulo. Es
importante observar el desplazamiento de reingreso a la orilla, y cuidar de la presión del agua no
sumergiendo al dúo, lo aseguradores deberán caminar río abajo para controlar el reingreso a la
orilla. Si la presión es demasiada, o si el rescatador considera que es mejor desconectarse,
simplemente deberá agarrar la hebilla de seguridad y liberarse de la cuerda, siempre y cuando
utilice un sistema de este tipo.
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Hemos visto como actuar dentro del agua, pero tenemos que tener claro que en los rescates
desde tierra también intervendrá todo el equipo de rescate.
Lo más importante será la disposición de todo el grupo en cuanto a que todas las maniobras
tienen que ser muy rápidas y sin margen de duda.
Por lo tanto, la colocación del equipo y el reparto de tareas debe ser algo que tiene que estar muy
claro y muy ensayado.
Muy importante también será el montaje de líneas de seguridad, pero para ello deberemos
disponer de personal suficiente y de acceso a ambas orillas, cruzando en caso de necesidad río
arriba por la zona más fácil para ello.
Rescate estático
- Tome posición sobre la orilla a la vista de la
víctima por rescatar con la bolsa, con el extremo
de la bolsa en la mano con la que se va a lanzar y el
otro extremo de la cuerda en la otra mano.
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manteniendo en la medida de lo posible contacto visual y auditivo con la víctima para poder
avisarlo de cuando se lance la cuerda. De nada sirve lanzar cuerda si la víctima no se percata de
que esto está pasando pues no se podrá agarrar a ella.
Rescate dinámico
- Nos ubicaremos en una orilla estable en contacto visual con la víctima. En la mano con la que
vamos a lanzar sostendremos la bolsa y en la otra mano el extremo opuesto de la cuerda.
- Intentar lanzar la cuerda al nadador (víctima). Lanzar con movimiento suave pero a la vez firme y
preciso, un buen lanzamiento nos segura un elevado tanto por ciento de éxito en estos rescates.
- Muévase por delante de la víctima a la vez que vamos arrastrándola hacia la orilla.
- Tire de la víctima hacia la orilla firmemente y moviéndose por delante de la víctima en dirección
a la corriente.
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Usar la cuerda de rescate es una forma de que el rescatador asuma poco riesgo y que realizada
con destreza es una forma muy efectiva de realizar un rescate.
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El lanzamiento de la bolsa debe ser muy preciso, por lo que es muy importante practicar
asiduamente este tipo de lanzamientos, tanto en seco como en mojado.
A la hora del entrenamiento debemos tener en cuenta que aún siendo una técnica en la que
conlleva poco riesgo al rescatador, se nos puede complicar por múltiples motivos.
Hay veces en la que la víctima se encuentra medio sumergida o inconsciente lo que dificultará o
hará imposible la localización de la cuerda.
Dependiendo de la distancia a la que tengamos que lanzar, dejaremos más o menos cuerda en la
bolsa, ya que si dejamos demasiada cuerda corremos el riesgo de que se pueda enredar,
perdiendo tiempo vital en el rescate.
-Inicie contacto visual con el rescatador. Para ello realizaremos gestos y movimientos con
los brazos intentando captar su atención.
-Antes del lanzamiento de la cuerda, y siguiendo con el contacto visual, contactaremos con
la víctima de forma oral, con un grito: “CUERDA”. De esta forma la víctima tendrá la
oportunidad de ver lo que el rescatador está haciendo y poder localizar la cuerda con más
facilidad.
El rescatador deberá colocarse de modo que el primer lanzamiento sea con una angulación de 45º
rio arriba, entre víctima y perpendicular del río.
Así la corriente ayudará a desplazar a la victima hacia el rescatador conforme este vaya
recuperando cuerda.
Nunca empeoraremos la situación de la víctima, asegurando que la zona del rescate esté libre de
cualquier otro tipo de peligro mayor que el ya existente.
A la hora de lanzar la cuerda, tendremos mucho cuidado de no perderla, para ello la mano
dominante sujetará la bolsa y la otra mano el extremo de la cuerda con el que nos quedaremos.
Pasaremos este extremo bien por nuestra espalda o lo pisaremos.
Jamás se atará el extremo de la cuerda a un punto fijo, ya que si se enreda, la víctima que se
encuentra en el otro extremo comenzará a sumergirse.
Para el lanzamiento de cuerda buscaremos un sitio elevado para tener una buena visibilidad de la
maniobra.
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Hay varias formas de lanzar la cuerda y la elección dependerá de la destreza del rescatador así
como de la orografía u obstáculos existentes a nuestro alrededor.
Lanzamiento alto.
Se suele usar para lanzamientos más cortos en longitud y rápidos. También se le conoce
popularmente con el nombre de “pedrada”. Lanzaremos desde arriba hacia abajo cuando
disponemos de poco tiempo para que la víctima reciba la cuerda. La posición será igual que la
anterior pero el arco lo dibujaremos por encima de nuestro hombro, lanzando desde atrás hacia la
altura de la cara donde soltaremos la bolsa.
Entre los rescatadores tendremos preestablecido unos códigos de comunicación, que en caso de
necesidad cuando uno de nosotros nos encontremos en el agua y hayamos recepcionado la
cuerda, podamos tener una mínima comunicación. Evitando golpes con piedras, rápidos peligrosos
u otro tipo de obstáculos que puedan herir al compañero.
En casos de fuerte corriente, una vez agarrada la cuerda, adoptaremos una posición de tumbados
con piernas rio abajo y mirando al cielo. En esta posición iremos planeando hacia la orilla a la vez
que vamos creando una bolsa de aire alrededor del rostro. Si nos colocamos boca abajo la fuerza
del agua hará que nos sumerjamos.
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El equipo puede encontrar en una escena de rescate en ríada problemas de comunicación debido
al ruido producido por el agua. Durante una inundación los problemas de comunicación pueden
llegar a ser muy serios ya que el área inundada puede ser muy extensa. Existen algunos métodos
de comunicación para los técnicos en rescate de aguas rápidas. Los más básicos se limitan a una
serie de señales con las manos que obviamente requiere de contacto visual entre los rescatadores.
Las señales de silbato pueden ser usadas en combinación con las señales de manos o
separadamente cuando el contacto visual no es posible.
La posibilidad de alguna radio acuática sería obviamente superior a todas estas técnicas.
Si usamos el silbato:
Deben estar compuestos de la identificación y clasificación de los tipos de rescates que se puedan
generar, con detalle de los medios que se usarán para cada caso. Dotación de personal que
interviene, materiales, etc…
Será conocido e interiorizado por todas las personas del servicio y aplicado de forma automática.
RECEPCIÓN DE LLAMADA
Nos da la información que nos permitirá identificar y clasificar el tipo de emergencia. De esta
información dependerá el protocolo a activar, material y personal que se movilizará.
MATERIALES
El equipo personal será totalmente OBLIGATORIO para todos los intervinientes en el medio
acuático.
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Se dispondrá además del personal determinado para la intervención, como embarcaciones, para
aguas mansas, equipos de descarcelación para accidentes en el medio acuático, material de
rescate en altura para acceder a lugares de difícil acceso.
DOTACIÓN DE PERSONAL
El número de intervinientes para este tipo de emergencias, como en todas, es muy relativo ya que
a más número más seguridad, pero no lo tendremos en cuenta con menos de 4 efectivos, con el
que consideramos número mínimo para realizar estos trabajos con cierto grado de seguridad.
Así podremos tener Bomberos intervinientes y Bomberos de seguridad.
• Nado adaptado: Para poder realizar una buena aproximación a la víctima vamos a adaptar el
nado. Para ello usaremos el nado de croll, aunque para los últimos segundos, cerca de la víctima,
podemos utilizar el nado de braza. En ambos casos la cabeza irá fuera del agua en todo momento.
Este es un punto muy importante ya que avanzaremos hacia la víctima sin perderla de vista, o
nadando hacia una referencia, en el peor de los casos.
En una situación de río, mar o pantano no podemos contar con las referencias de las piscinas ni
podemos elegir rumbos en nados de media distancia. Para un contacto rápido y seguro es preciso
no perderlo de vista. Por otro lado hay que tener control preciso del gasto energético que supone
un rescate.
Reservaremos fuerzas y aliento para las siguientes fases de control de víctima y evacuación. El
hecho de llegar con celeridad solo culmina la primera fase.
• “Counsilman” demostró que el batido de pies en el crol tiene una función meramente
estabilizadora, más que propulsiva.
• El batido de piernas consume mucha energía, por ello hay que entrenarlo para que
realice perfectamente su papel estabilizador y facilite la propulsión general.
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• Uso de aletas: La velocidad de aproximación y control mejora con el uso de las aletas. El
movimiento de batido aleteado mejora con el uso de aletas por lo que la propulsión es mayor y el
avance más rápido. El inconveniente es que el esfuerzo es muy exigente y que produce el
agotamiento en un menor tiempo. Para solventarlo es necesario la práctica y el entrenamiento.
• Patada de braza: Una alternativa a los pies de croll es la patada de braza. En el caso de utilizarla
en el acercamiento, la velocidad es menor por lo que se recomienda su uso para el contacto y
control de la víctima. Al igual que en el caso del croll la cabeza se lleva fuera del agua por los
motivos antes explicados. Hay que expresar la incompatibilidad del uso de las aletas con la patada
de braza, por lo que si elegimos el uso de este material por comodidad o rapidez, desecharemos la
aplicación de esta técnica.
• Fase de Punto Muerto; donde se preparan los pies para la fase de propulsión.
Adaptación del método al técnico: El socorrista elegirá el método que más conozca y mejor se
adapte a sus capacidades.
El material del que dispone: Los medios disponibles determinarán el tipo de remolque.
La rapidez del remolque: Lo más favorable para el socorrista para poner en lugar seguro al
accidentado.
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Disponibilidad: Se escoge el material u objeto que se encuentre más cerca y con mayor
facilidad y rapidez para poderlo utilizar (siempre con flotabilidad).
Tamaño: Muy grandes o muy pequeños = problemas de rescate. Tienen que ser de fácil
manejo y siempre con flotabilidad.
Resistencia: Tenemos que tener una buena progresión y poder remolcar al accidentado,
de lo contrario, en vez de ayudar será un problema añadido.
15.3.- TIPOS DE MATERIALES DE REMOLQUE.
Los materiales de remolque son todos aquellos que faciliten el rescate de una persona
accidentada.
Materiales:
a. Flotadores Salvavidas
b. Tabla de Salvamento
c. Boya Torpedo
d. Floppy o Brazo de Rescate
e. Embarcaciones
a. Flotador Salvavidas
El socorrista siempre tiene que tener uno cerca desde el lugar que
vigila.
De material ligero.
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El socorrista introduce un brazo por el salvavidas y con el otro lo controla para que
no se mueva. Lo estira dándole la vuelta y así, la víctima queda flotando boca arriba
dentro del salvavidas. Esto permite aplicar el boca a boca dentro del agua.
En países con mejores recursos económicos el socorrista dispone de esta tabla de salvamento o
surf.
El socorrista va hacia la víctima tumbado y remando con los brazos hasta llegar a la víctima.
Una vez que la víctima sube a la tabla, en la parte delantera, el socorrista se colocará detrás se
estirará y remará con las manos y pies.
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d. Boya Torpedo
e. Embarcaciones
La mejor técnica de arrastre hay que combinarla con las diferentes formas de extracción del agua.
Va a depender de si la extracción se realiza a una embarcación de rescate, a una moto de
salvamento, a la orilla desde mar, río pantano, o a elementos de izado apoyados en la autoescala.
Cuando no es posible realizar el rescate desde la orilla, mediante el lanzamiento de una cuerda o
un aseguramiento dinámico, y el rescatador debe entrar en el agua, se habla de las técnicas
conocidas como arrastres.
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• Controlar el estado de la persona a rescatar, en especial su vía aérea para permitir que
respire en todo momento.
• Llevar a todos los intervinientes a una zona segura sin agravar el estado de la persona a
rescatar.
• Mentón: se sujeta el mentón de la persona con una mano mientras se desplaza con el brazo
libre. El desplazamiento será lateral y adaptado al cuerpo de la persona que va a rescatar. Es muy
similar al arrastre axila mentón.
• Axilas: se desplaza a la persona boca arriba, en decúbito supino. El rescatador, colocado detrás,
agarra por las axilas a la víctima. Si hay dos rescatadores cada uno puede asir a la persona por una
axila.
• Axila-mentón: muy similar al arrastre mentón. Se pasa el brazo por debajo de la persona y se
sujeta con la mano su barbilla. La axila de la persona sirve de tope para fijar correctamente la
posición.
• Nadador cansado: sólo se usa cuando la víctima está consciente y tranquila. La víctima se
colocará boca arriba, extenderá los brazos a lo largo de su cuerpo y colocará sus manos sobre los
hombros del rescatador. El rescatador nadará al estilo braza, sin introducir la cabeza en el agua, y
estará atento permanentemente a la cara de la víctima y a la presión de sus manos sobre sus
hombros.
• Brazo rodado: es el indicado para controlar a la víctima cuando está alterada y no atiende las
indicaciones. El primer paso es bloquear a la víctima. Después se le colocará en decúbito supino,
boca arriba, para el arrastre. El rescatador se colocará detrás y con su brazo derecho rotará y
desplazará hacia atrás el brazo derecho de la víctima para bloquearlo. Con la mano agarrará la
muñeca de la víctima contra su propia espalda y con la mano libre sujetará su mentón.
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