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DECIR INICIATIVA ES DECIR PROGRESO

ANIMA A TUS COLABORADORES CON INICIATIVA

A todo el mundo le gusta tener colaboradores con iniciativa propia - gente que hace lo que tiene
que hacer sin esperar a que se les pida. Estos colaboradores hacen que el trabajo del mando sea
más fácil y se obtengan mejores resultados.

La mayoría de los trabajadores son capaces de mostrar iniciativa. El problema es que se requiere
un ambiente de trabajo especial para fomentar la iniciativa y muchos mandos no consiguen crear
ese ambiente.

¿Cómo puedes crear un ambiente que fomente la iniciativa? Primero, reconoce que eres tú el que
más influye. Si tu animas a las personas a asumir más y más responsabilidad, se darán cuenta de
que eso es lo que deseas. Si tu mantienes todo bajo control, tus colaboradores pensarán que sólo
deseas que hagan lo que tú les dices.

Una forma de estimular la iniciativa es felicitando a todo el que la ofrezca. Si el jefe agradece a sus
colaboradores cuando piensan por si mismos la primera vez, lo más probable es que lo vuelvan a
hacer, pero si su iniciativa pasa inadvertida, ¿por qué tomarse esa molestia?
Otra forma de potenciar la iniciativa es mostrar un aprecio sincero por las sugerencias y
comentarios hechos por personas que trabajan contigo. Si tú tomas sus iniciativas como un insulto
a tu propio juicio y experiencia, ellos se darán cuenta y, probablemente, dejen de ofrecer
sugerencias.

También puede ayudar a desarrollar la iniciativa el hecho de hablar bien de quien la utiliza. Si a
alguien que trabaja para ti se le ocurre una buena idea, díselo a tu jefe. No hay nada como un poco
de reconocimiento para hacer qua alguien trate de tener otra buena iniciativa.

Lo más importante es que se trate bien a un colaborador cuando por demostrar iniciativa comete
un error. Si croticas o amonestas a la gente que comete errores al tratar de hacer algo por su
propia cuenta, ¿por qué habrían de arriesgarse de nuevo?

Un mando inteligente trata de asumir parte de la culpa cuando un empleado comete un error al
actuar con iniciativa. Un error ocasional es un precio bajo por alentar a los trabajadores a que
traten de dar lo mejor de sí mismo.

Si las personas que trabajan para ti no muestran iniciativa, puede ser que tengan miedo de
hacerlo. Así que, anímalas... mostrando reconocimiento por todas las cosas que tratan de hacer
por si mismas, fomentando sus sugerencias y siendo tolerante hacia los errores que son
inevitables cuando la gente trata de hacer cosas por su propia iniciativa.

REFLEXION: LA EXPERIENCIA ES EL MAESTRO MÁS DURO, PRIMERO DA EL RESULTADO Y DESPUÉS


LA LECCIÓN
CRUZA LA LINEA - TEN EMPATÍA

Una vez, un niño pequeño, empezó a discutir con otros niños mayores que él. Creyeron que estaba
loco cuando marcó una línea en el suelo y los retó a que la cruzaran. Cuando lo hicieron, el niño
simplemente sonrió y les dijo: "Ahora estáis de mi lado".

Si puedes lograr que tus colaboradores estén "de tu lado", estarán dispuestos a trabajar con más
entusiasmo para ti. Dedicarán menos tiempo y energías en discutir y en arreglar problemas. De esa
manera todos os podréis concentrar en conseguir mejores objetivos.

La mejor forma de lograr que todos están de tu lado es evidenciando que tú estás del lado de
ellos. Los mandos con experiencia se esfuerzan en pensar en las necesidades y deseos de sus
trabajadores tanto como en las suyas propias. Cuando esos mandos toman cualquier medida que
afecta a su equipo, la consideran desde el punto de vista de sus trabajadores.

Es mucho más probable que los mandos que tienen en cuenta a sus trabajadores al realizar
cambios (nuevos horarios o nuevos procedimientos) encuentren soluciones que satisfagan tanto a
ellos como a la gente que trabaja para ellos. Eso significa menores roces.
Cruzar la línea no significa ceder en todo, es decir, hacer lo que los trabajadores quieren, aunque
la empresa salga perdiendo. De vez en cuando tendrá que hacer las cosas a su manera a pesar de
las objeciones, especialmente si usted sabe que es el camino correcto.

Sin embargo, todas las decisiones deben ser consideradas desde el punto de vista de todas las
personas afectadas. Los mandos que siempre insisten en que los trabajadores hagan lo que ellos
quieren, a pesar de las objeciones razonables, crean un resentimiento que durará mucho más que
la simp,le discusión.

El cruzar la línea funciona en ambas direcciones. Si tratas de ver las cosas desde el punto de vista
de tus trabajadores, es probable que ellos también se preocupen más por el punto de vista y los
objetivos que tienes tú.

A algunos mandos les cuesta mucho trabajo cruzar la línea, pero el obstáculo está sólo en susu
mentes. una vez que te propongas comprender las preocupaciones e ilusiones de las personas que
están contigo, es fácil satisfacerlas.

La próxima vez que te enfrentes a un problema que afecta a la gente que trabaja contigo, recuerda
que la mejor solución es la que todos los afectados consideran como la más justa. No es probable
que encuentres esa solución a no ser que estés dispuesto a cruzar la línea... y tener en cuenta los
sentimientos de los que están al otro lado, es decir, teniendo empatía.
¡El Poder de la Iniciativa!

Todos los líderes tienen iniciativa. Es una característica que los identifica, que
está en su ADN. No importa si se trata de un líder social, o un líder de una gran
empresa, o un líder estudiantil. La iniciativa es parte de su filosofía.
Cuando vemos que en una organización todo parece seguir igual luego de varios
años, es un indicativo de que hay ausencia de iniciativa y por ende de liderazgo. Es
por esto que las empresas más innovadoras y que generan más impacto en sus
entornos están dirigidas por líderes que en cada momento están iniciando algo
nuevo.
La iniciativa es algo que se puede desarrollar. Basta enfrentar el miedo y salir
de la zona de confort para aventurarse a lo nuevo, a lo que podría ser tal como
lo vemos en nuestra imaginación.
Así como sucede en las empresas, también sucede en nuestras vidas. Si queremos
un cambio, no podemos seguir haciendo lo mismo.
Una de las frases que más me gusta recordarme a mí mismo cada vez que tengo
un reto nuevo por delante es lo dicho por Albert Einstein “Si buscas resultados
distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Cada vez que me encuentro en una especie de encrucijada donde me toca decidir
si avanzar a lo desconocido o quedarme en lo conocido, recuerdo esta frase y
termino asumiendo el nuevo reto.
No hay otra manera, no hay atajos para el crecimiento. Debes dar ese paso si
realmente quieres que tu vida, empresa, profesión, o familia crezca.
Muchas personas desean cambios, quieren que sus vidas mejoren, pero ese
deseo es muy pequeño, no es ni siquiera suficiente; sus miedos al cambio son
mayores que sus deseos de cambio.
Esto se puede dar en el área familiar, profesional, financiera, emocional y hasta
espiritual. No hacen lo que se supone deben hacer aun a sabiendas de lo que tienen
que hacer.
Son personas con poca iniciativa, tan poca que no les alcanza para dar, aunque sea
un pequeño giro a sus vidas y por supuesto, mucho menos a sus empresas.
La iniciativa queda demostrada a diario, se nota en el hogar, en un paseo de
domingo, en una cena empresarial, o en el trabajo diario.
La iniciativa es sencillamente percatarse de que algo debe hacerse y dar el
paso para hacerlo. No esperar que alguien lo haga, si no uno mismo hacerlo.
Cuando esperamos que alguien más haga algo que podemos hacer nosotros,
estamos evidenciando nuestra poca iniciativa.
Ser una persona de iniciativa cuesta, porque muchas veces nos exponemos
al fracaso, a cometer errores, a pasar vergüenza. Pero eso es lo que hacen los
líderes, se arriesgan a pesar de que eso signifique quedar expuestos.
Coloca iniciativa a tu vida, hazlo a diario, inyecta la iniciativa a tu vida como un hábito
y verás que rápidamente tu vida empieza a despegar y volar en nuevos niveles, con
nuevas personas, más positivas, más arriesgadas, más comprometidas a dar lo
mejor de sí en todo.
Empieza por lo pequeño y ve sumando más actos de iniciativa. La iniciativa tiene un
poder maravilloso cuando la practicamos a diario.
El liderazgo es iniciativa en acción.
Sé el líder que debes ser y añade mucho más iniciativa a tu día a día. ¡Notarás la
diferencia!
COMO EVITAR HACER EL RIDICULO O COMO NO AVERGONZARNOS ANTE
LOS DEMÁS

A la mayoría de las personas nos da miedo hacer el ridículo. Esto es una verdad que muchos no
se atreven a reconocer. Lo cierto es que la vergüenza o el miedo a no estar a la altura de lo que los
demás esperan es algo muy habitual, más de lo que podremos pensar a primera vista. Tan normal,
que no deberá preocuparnos sentir esa sensación, que es una sensación normal que tiene todo el
mundo y que no deberíamos darle mayor importancia.

Y si embargo, muchas veces el miedo al ridículo nos atenaza, nos morimos de vergüenza y no
somos capaces de hacer nada. ¿Qué hacemos en estas circunstancias? ¿Cómo podemos evitar la
sensación de ridículo?
Hay una única manera de evitar hacer el ridículo. Y no es ninguna de las cosas que pensamos,
que a primera vista nos parecen que es lo único que podemos hacer. Por lo tanto, antes de ver que
es lo mejor que podemos hacer para evitar sentir vergüenza, vamos a ver primero qué cosas NO
tenemos que hacer para intentar evitar el ridículo

Estas cosas que tenemos que evitar son precisamente las primeras que se nos ocurrirían:

 Intentar que nadie nos vea


 Poner una sonrisa forzada y no dejar de sonreír en todo momento.
 Dejar de hacer cosas que nos apetece hacer por miedo a lo que los otros digan.
 Poner cara de póker, disimular nuestros sentimientos
 Callarnos
 Ocultar nuestros sentimientos
 Avergonzarnos de nosotros mismos.
 Dejar de salir, de practicar ese deporte, de realizar esas actividades
 Enfadarnos con los demás
 Enfadarnos con nosotros mismos
 Enfadarnos
 Adoptar posturas forzadas, poco naturales para intentar disimular.
 Pensar que somos inferiores a los demás
 Pensar no vamos a ser capaces
 Pensar que los demás tienen motivos para reírse de nosotros.

Podríamos seguir la lista eternamente. Las reacciones que tenemos las personas cuando nos
sentimos avergonzadas son muy dispares, y la mayoría muy negativas para nosotros. ¿Por qué?
Pues porque cualquier pensamiento de ridículo, cualquier intento de disimularlo, cualquier
postura forzada, cualquier mentira se va a notar como causa de ridículo. Piensa que las
personas, salvo que seamos actores de primera dignos de ganar un Oscar, siempre translucimos lo
que llevamos dentro. Si alguien está enfadado, alegre, triste, irritado, etc.… lo notamos aunque
intente disimular, ¿verdad? Pues lo mismo sucede con el ridículo. Cualquier intento de ocultarlo
o disimularlo va a hacer que se note más. Fingir o disimular no es una buena idea para evitar
que los demás puedan reírse de nosotros. Al contrario, les estamos enseñando nuestras
debilidades y fomentando esa actitud hacia nosotros.

Cuanto más intentemos fingir o disimular, más fomentamos que puedan reírse de nosotros.

Bueno, y ¿qué podemos hacer entonces? Realmente, como decíamos al principio, solo podemos
hacer una cosa, y esa es precisamente no intentar nada para ocultar nuestros sentimientos. Lo
mejor que podemos hacer en todas las circunstancias es ser naturales, tenemos que intentar ser
nosotros mismos siempre. Hacer lo que nos apetezca en cada momento y no ocultar lo que
sentimos Hay muchas cosas que nos gustan que a los demás pueden gustarles o no, parecerles
bien o no, agradarles o rechazarlas; pero a nosotros no nos debe importar la opinión de los demás
sino la nuestra. Tenemos que sentirnos sinceramente orgullosos de lo que hacemos, de lo que
nos gusta, de lo que preferimos, de lo que somos.

Seamos como seamos, tenemos que querernos nosotros mismos como somos. Nadie, escúchame
bien, nadie es mejor ni peor que otro, todos somos iguales en virtudes y formas de ser. Todos
somos iguales. Nadie debe de avergonzarse de nada de lo que es.

Por lo tanto tenemos siempre que estar orgullosos de nosotros mismos, de lo que somos y de
lo que hacemos. En cada momento sacar lo mejor de nosotros mismos. No ocultar nada de lo que
somos ni de lo que sentimos. No fingir, no actuar, no disimular, no escondernos. Ser siempre y
en cada momento nosotros mismos, contentos y orgullosos de serlo.

RESUMEN: la única forma de evitar hacer el ridículo, de sentirnos avergonzados ante los
demás, de sentirnos ridículos en público, es NO HACER NADA POR EVITARLO, NO
DISIMULAR, NO ESCONDERNOS, ESTAR ORGULLOSOS DE NOSOTROS MISMOS.

Nota: en casos muy patológicos en los que la sensación de ridículo sea exageradamente
fuertes, en las que no seamos capaces de mostrarnos como somos, porque el miedo nos supere,
en casos extremos que no seamos capaces de ser nosotros mismos porque no
tenemos autoestima, no debemos dudar en pedir ayuda sicológica a un profesional de la
psicología. El psicólogo nos ayudará en todas las situaciones.

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