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El estudio de viabilidad de un proyecto es un elemento inherente a todos ellos.

No importa si se
trata de una iniciativa de software, un proyecto educativo o uno de construcción. Analizar la
viabilidad de un proyecto es más importante que planificar y para poder concluirlo resulta
imprescindible llevar a cabo una investigación completa, que conduzca al conocimiento de si
realmente el proyecto aportará los beneficios que se esperan de él. No es una simple formalidad
burocrática, sino que es una herramienta necesaria para la toma de decisiones estratégica.

Tanto la evaluación social como la privada usan criterios similares para estudiar la
viabilidad de un proyecto, aunque difieren en la valoración de las variables determinantes
de los costos y beneficios que se les asocien. A este respecto, la evaluación
privada trabaja con el criterio de precios de mercado, mientras que la evaluación
social lo hace con precios sombra o sociales. Estos últimos con el objeto de medir el
efecto de implementar un proyecto sobre la comunidad, deben tener en cuenta los
efectos indirectos y externalidades que generan sobre su bienestar; por ejemplo, la
redistribución de los ingresos o la disminución de la contaminación ambiental.
Así mismo, existen otras variables que la evaluación privada incluye y que pueden
ser descartadas en la evaluación social, como el efecto directo de los impuestos,
subsidios
u otros que, en relación con la comunidad, sólo corresponden a transferencias
de recursos entre sus miembros.

La estructura del estudio de viabilidad de un


proyecto
Para que el estudio de viabilidad de un proyecto sea efectivo, debe contar, al menos, con las seis
siguientes partes:
1. Alcance del proyecto: contribuye a definir los límites y evitar desviaciones que alejen de los resultados
esperados.

 Hace alusión al propósito y se utiliza para definir el problema de la empresa que necesita ser
resuelto o la oportunidad de negocio que se quiere aprovechar.
 Debe definir el ámbito de aplicación de forma clara, concisa y precisa, para evitar confundir a los
participantes del proyecto.
 Tiene que informar sobre la estructura y partes de la empresa, incluyendo la designación de los
participantes en el proyecto, la identificación del promotor y las áreas de los usuarios finales
afectados por el mismo.

2. Análisis de situación: sirve para identificar las fortalezas y debilidades del enfoque actual.

 Ayuda a comprender mejor el sistema y entender los mecanismos de desarrollo de cada


entregable.
 Facilita la introducción de cambios en las áreas donde son requeridos.
 Permite definir directrices que pueden aplicarse a futuros proyectos, suponiendo un ahorro
considerable en tiempo y dinero.
 Debe emplearse como hoja de ruta y no como llamada a la acción, por lo que sus conclusiones se
tienen que encuadrar en la planificación y no tomarse como prioridades a resolver de inmediato.
3. Definición de requisitos: esta etapa depende del objeto de la atención del proyecto y se nutre de la
participación conjunta de integrantes del proyecto a diferentes niveles.
4. Determinación del enfoque: que representa la solución recomendada o curso de acción óptimo que
concluirá en la satisfacción de necesidades.

 Es imprescindible la valoración de las distintas alternativas de solución a cada problema.


 Se plantea la idoneidad de uso de las estructuras existentes y de las alternativas.
 Se establecen prioridades en base a su pragmatismo y viabilidad.

5. Evaluación de la viabilidad del proyecto: examina la rentabilidad del enfoque seleccionado.

 Inicia con un análisis del costo total estimado del proyecto.


 Se calcula también el coste de otras alternativas, aparte de la solución recomendada, con el fin de
ofrecer una comparación económica.
 Conviene completarla con un programa de proyecto que muestre la ruta del proyecto y las fechas
de inicio y de final de las actividades en conjunto.
 Culmina con el cálculo del coste total, aspecto esencial para poder determinar la viabilidad de
un proyecto.
 A este cálculo hay que añadirle un resumen de los costos y una evaluación en base a un análisis
de costo - beneficio y de la rentabilidad de la inversión.

6. Revisión del estudio de viabilidad de un proyecto: todos los elementos anteriores se ensamblan en
un estudio de viabilidad que debe someterse a una revisión formal en la que participen todas las partes
involucradas. Este examen tiene dos propósitos:

 Justificar el rigor y la precisión del estudio de viabilidad.


 Tomar una decisión acerca del proyectos, aprobándolo, rechazándolo o solicitando una revisión
del mismo o de alguno de sus aspectos.

Hay que recordar que el estudio de viabilidad de un proyecto es más una forma de pensar que un proceso
burocrático. Para aumentar su usabilidad es importante que contenga suficientes detalles como para
permitir continuar con la siguiente fase sucesiva en el proyecto, facilitando la aplicación de un análisis
comparativo en la preparación de la auditoría del proyecto final que evalúe lo que se consigue entregar,
en comparación con lo que se propuso en el estudio de viabilidad.
El objetivo de este capítulo es presentar, como un proceso, el esquema global
de la preparación y evaluación de un proyecto individual. Aunque no existen
probablemente dos proyectos de inversión iguales, el estudio de su viabilidad puede
enmarcarse en una cierta rutina metodológica que, en general, se adapta casi
a cualquier proyecto.
El estudio del proyecto pretende contestar el interrogante de si es o no conveniente
realizar una determinada inversión. Esta recomendación sólo será posible si
se dispone de todos los elementos de juicio necesarios para tomar la decisión.
Con este objetivo, el estudio de viabilidad debe simular con el máximo de precisión
lo que sucedería con el proyecto si este fuese implementado, aunque difícilmente
pueda determinarse con exactitud el resultado que se logrará. De esta
manera, se estimarán los beneficios y costos que probablemente ocasionaría y, por
tanto, pueden evaluarse.
Uno de los requisitos para la declaración de viabilidad de un PIP es la sostenibilidad: capacidad de
producir los bienes y los servicios previstos de manera ininterrumpida a lo largo de su vida útil;
esto supone la gestión de los riesgos que pueden afectar tal sostenibilidad. Recuerda que las
decisiones en relación con la ejecución de un PIP se basan en un análisis prospectivo, para ello se
asumen escenarios de comportamiento de las variables que incidirán en las estimaciones de los
costos y los beneficios que se comparan para determinar la rentabilidad social. El indicador que se
calcula en el estudio de preinversión expresa el valor esperado, sea el VAN o el ratio costo-
efectividad (CE). El riesgo para un proyecto debe entenderse como las probables variaciones de los
valores esperados de los indicadores de rentabilidad social (disminución del VANS o aumento del
CE), debido a cambios en algunas variables como: que la demanda esperada sea menor a la
estimada, que el costo de un recurso sea mayor al previsto, o que el plazo de ejecución sea mayor.
Por ello, se deben efectuar los análisis de sensibilidad y del riesgo y la incertidumbre (este último
en el estudio de factibilidad), para definir las variables críticas cuyas variaciones afectarán la
rentabilidad social, y adoptar las medidas necesarias para reducir el riesgo de que el proyecto no
sea rentable socialmente y sostenible, o que la alternativa seleccionada no sea la mejor. El análisis
de sostenibilidad se realiza a medida que se elabora el estudio y en él se identifican los distintos
factores de riesgo y las medidas de reducción de estos. En este acápite se resumirán los riesgos
para la sostenibilidad del proyecto que se han identificado y se especificarán las medidas
adoptadas de acuerdo con los pasos que se describen a continuación

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