Para comenzar a hablar del sistema educativo argentino y su evolución
tenemos que remontarnos a 1853 que fue el año en que la Constitución
nacional Argentina era creada. El artículo 5 de la misma planteaba que las provincias debian asegurar la educación primaria de todos sus habitantes. El nivel intermedio (Secundaria), aun no se encontraba desarrollado en ese entonces y la instrucción de las mujeres se llevaba a cabo en bibliotecas populares. En 1956 luego de varios intentos fallidos se creó el “Departamento de Escuela” a cargo de Domingo Faustino Sarmiento. En 1868 este último se convierte en presidente y a su manera busca el desarrollo educativo para el país, en 1871 se promulgó la ley 463 de “Subvenciones”, la cual permitía girar fondos a las escuelas provinciales con urgencias económicas. Durante la presidencia de Julio Argentino Roca se impulsó la educación obligatoria y unos de sus pilares fue la ley 1420 la cual estipulaba laica, gratuita y obligatoria. Que el estado sería el responsable de la educación pública y que tendría un fondo escolar permanente. En sus programas debian contener contenidos mínimos de lengua, historia y geografia nacional para ayudar a afianzar la consolidación del estado. Construcción de edificios escolares y cuestiones de sanidad escolar normatizada. Inspección sobre escuelas particulares. en 1886, el Consejo Nacional de Educación, administrador de las escuelas, solicitó a las escuelas un inventario de los libros de sus bibliotecas. Un interés creciente despertó el tema también en los docentes y el lugar elegido para el debate fueron las conferencias de maestros. La arquitectura escolar de la época dejó como testigos de su importancia a los espacios dedicados para la lectura y la consulta en las escuelas. En 1905 vio la luz la Ley Lainez: El senador Bonaerense Manuel Làinez, impulsó un proyecto de ley que autorizaba al estado Nacional a través del concejo nacional de educación a abrir escuelas en las provincias mas necesitadas. Desde el congreso Nacional se brindaban las herramientas necesarias para Universalizar el derecho a la educación. “En 1908 frecuentaba la escuela el 50% de la potencial población escolar. Como en 1895 la proporción había sido del 30%, podia hablarse de un progreso firme, aunque persistiera la deserción y la diferencia entre el número de analfabetos en la capital Federal (11%) y las provincias más pobres (58%) fuera profunda. Para acortar distancias se sancionó, en 1905, la Ley Lainez que exige duplicar el presupuesto de las escuelas dependientes del consejo. Asimismo el motivo del Centenario se proyectaba crear mil escuelas más” (Adolfo Posada. La República Argentina, 1912).
Durante la década del 30, muchísimos exiliados provenientes de
Europa, donde se vivían tiempos más que difíciles con el fascismo en Italia, el Franquismo en España y el Nazismo en Alemania. En ese contexto, Argentina recibe numerosos exiliados y la escuela pública retoma su papel de nacionalización de los niños inmigrantes. La preocupación sobre la nacionalidad y el temor al extranjero reaparece en los discursos públicos. El sistema educativo argentino estableció un cambio en la orientación de la enseñanza y reforzó su carácter nacionalista, patriótico y moral. La redacción de programas escolares impulsados por el Consejo Nacional de Educación que suplantaran a los de 1910 expresó no solo una renovación pedagógica sino también los nuevos fines que la escuela debía cumplir. La selección de los contenidos y los métodos para su enseñanza estuvieron bajo la dirección de las Comisiones de Programas, dependientes del Consejo Nacional de Educación, y contaron con la constante colaboración de los maestros. El programa escolar concebido como el instrumento que condensa los fines de la escuela es el puente entre el alumno y el maestro. Por ello, las observaciones y sugerencias de los docentes ocuparon un lugar prioritario. Las principales objeciones giraban alrededor del empleo del tiempo, los materiales para la enseñanza y la dificultad de las actividades propuestas. Los Inspectores Técnicos que integraban las Comisiones de Programas recogían y estudiaban las objeciones para su posterior análisis. La construcción del programa escolar constituyó una instancia de trabajo colectivo de la comunidad escolar. La consolidación de los sistemas educativos nacionales supuso no sólo la construcción de la normativa escolar, la creación de una red de escuelas y la formación de los docentes, sino también la elaboración del programa escolars .
Durante la segunda guerra mundial, los países industrializados
retiraron productos del mercado. Esto le dio un gran empuje a la industrialización del país. El índice de desempleo era bajo, y los trabajadores tenían ciertos beneficios laborales. El Estado argentino regulaba los mercados y controlaba activamente los precios. Con este contexto en 1946 asume por dos períodos consecutivos el General Perón al asumir la gestión peronista, tanto el oficialismo como la oposición describieron un escenario educativo en el que tanto el mal estado como el requerimiento de nuevas escuelas, así como la escasez docentes, hacían ineludible una urgente reforma. La misma en un primer momento se fundamento que funcione de una mejor manera la Dirección General de Escuelas. En uno de sus discursos había manifestado que la oligarquía en el poder provocaría que las escuelas fueran para ciertos sectores de la población, consecuentemente esto llevaría al sector más vulnerable, aquel con menos ingresos a acceder a las escuelas carenciadas asociadas con escuelas de “delincuencia”. Se calcula que había 4 millones de población estudiantil pero solamente 300.000 hacían estudios secundarios y de esos estudiantes además solo 100.000 iban a la universidad. Se crea un nuevo Ministerio, encabezado por Julio César Avanza. Para el oficialismo de la época la supresión de los Consejos suponía dar mayor agilidad y eficacia al gobierno educativo, recibió la crítica de la oposición, para quienes implicaba poner fin a la representación popular, un aspecto que no era ajeno a la crítica de que era objeto el peronismo en otras instancias de gobierno. “no creo en la eficacia de la descentralización de tipo electivo, que es un fracaso, pero creo en cambio en la descentralización administrativa… esas delegaciones irán adquiriendo cada día mayor importancia. Vamos a convertirlas en gobiernos locales, pero que tengan un cordón umbilical que las vincule con el Ministerio” (Hechos e Ideas, abril 1950, tomo 18, n.72-73). En cuanto a los docentes: “a través del Sindicato del Maestro, entregaban a todos los maestros del país un formulario en el que debía decir: si eran miembros del partido, y si deseaban hacerse miembros. Gracias al uso de estos formularios y la amenaza latente de purga, el partido obtenía adhesión superior al 80%” (Escudé, 1990: 166). Con el objetivo de complejizar esta mirada Adriana Puiggrós y Luís Bernetti (1993: 255-256), basados en la lectura de la Revista La Obra, sostienen que el gobierno incidió en un quiebre en el campo gremial. Desde una perspectiva centrada en los docentes, Silvina Gvirtz a través de los cuadernos de clase, indaga en sus estrategias y afirma que “aquellos docentes que, discrepando con el gobierno, no lo enfrentaron abiertamente, tampoco se subordinaron a él. Implementaron mecanismos para responder escriturados y cotidianos, de corte pedagógico-político, tal vez poco comunes, tal vez poco eficaces, aunque no por ello menos opositores” (Gvirtz, 1999: 140). La influencia de la Iglesia Católica entre los altos funcionarios de la educación que se reflejó en la sanción de la Ley de Educación Común, se vio eclipsada por la agudización de tensiones que culminó en la eliminación de la enseñanza religiosa. De todas formas esto no implicó una derrota por parte de la Iglesia sino un cambio de orientación hacia la educación privada. Por otra parte, la relación de los docentes con el gobierno, lejos de caracterizarse por la subordinación, da cuenta de una constante negociación como hemos podido ver en lo que respecta a la estabilidad y escalafón docente. Finalmente cabe señalar que tanto las actividades llevadas a cabo así como las apelaciones a funcionarios del gobierno por parte de las asociaciones cooperadoras y vecinales constituyeron otro canal de demanda, diferente al existente a través de la elección directa de los consejeros escolares, pero no por ello menos efectivo. En efecto, el estado se fue adecuando a las acciones que la sociedad civil llevó a cabo en respuesta a la implementación de las políticas educativas. Peron fue derrocado en 1955 y la “Revolución libertadora” nombro presidente de la Nación a Eduardo Leonardi, luego este fue sucedido por Aramburu desde el 13 de octubre de 1955 hasta el 1 de mayo de 1956. En el periodo de Aramburu hubo 4 ministros de educación, la labor desarrollada por aquellas gestiones ministeriales consistió en mantener el equilibro entre las tendencias que se habían aliado para derrocar al peronismo. Todas coincidieron en la destrucción del montaje pedagógico peronista, se elimino su simbología, libros de texto, planes de estudio y la vida cotidiana escolar. La adscripción a partidos distintos no había producido fracturas significativas en el campo profesional docente, en los últimos años el antiperonismo había unido también a los comunistas y a los escasos anarquistas que aun persistían. Los docentes que formaban parte del bloque que derroco a perón compartían un campo semántico, unos valores y una estética. Su reclamo era un Estatuto del Docente que representara el complejo conjunto de esos acuerdos que mostraban la madurez del campo técnico profesional gremial.
Frondizi había hecho un acuerdo con peron por lo cual comenzó su
gobierno devolviendo los sindicatos a las direcciones justicialistas y estableciendo un aumento salarial del 60%, pero a fines de 1958 reorientó su política económica para favorecer el ingreso de capitales extranjeros y movilizó el ejército (Plan CONINTES) para reprimir a los trabajadores en huelga, entregó el petróleo a compañias extranjeras, al mismo tiempo que sostenía un discurso desarrollista. Ordenó la cuestión docente, impulsó la teoría del planeamiento, comenzó la transferencia de escuelas nacionales a las provincias y abrió la puerta grande a la enseñanza privada. En 1958 se promulgo el Estatuto Docente y comenzaron a funcionar las juntas de Calificacion y Disciplina, se duplico el sueldo de los docentes, se creo la Comision Permanente de Coordinacion Escolar y se logro por primera vez un acuerdo curricular básico para un programa de aplicación en todas las escuelas provinciales y nacionales. Se construyeron 126 escuelas y se repararon 521, y se crearon 120 colegios secundarios y los institutos del profesorado para la formación docente de nivel medio.
El mayor conflicto del periodo fue provocado en 1958 por el poder
Ejecutivo al impulsar una ley Dominguera, la cual impulsaba la educación privada y dividió a la opinión pública en dos bloques: los que apoyaban la laicidad y estaban contra las medidas del gobierno y los que defendían la libertad de enseñanza que representaban en especial al liberalismo católico. Las banderas laica y libre enfrentaron a miles de jóvenes. En medio de la crisis el gobierno dicto la legislación educativa necesaria para facilitar el subsidio estatal al sector privado y capacitarlo para expedir títulos habilitantes en el nivel terciario. Se creo la inspección general de enseñanza universitaria privada. Por primera vez en la historia educativa nacional quedo configurado un sistema orgánico privado. Educación pública y otras experiencias durante el periodo de Illia Durante el gobierno de Illia se puso en vigencia por primera vez el Estatuto del Docente, se pudo avanzar en la organización gremial docente e incursionar en innovaciones pedagógicas. Su mayor importancia radico en la apertura democrática del campo educacional, basta donde lo permitían los limites de lo tolerable puesto por la Iglesia y los nucleos duros de la cultura normalista, aun vitales. La primera parte de los 60 fue muy buena para el desarrollo de experiencias pedagógicas democráticas. Algunas quedaron interrumpidas por el golpe militar de Ongania. Un nuevo liberalismo laico escolanovista, muy influido por el psicoanálisis y la psicología social se desarrollo en jardines de infantes, colonias de vacaciones, campamentos y centros de recreación. También tuvo eco en algunas escuelas publicas donde se realizaron reformas tales como la instauración de la doble escolaridad y en zonas marginales a través de programas de extensión universitaria. Durante el periodo de Illia hubo un importante aumento de escuelas, alumnos y docentes en todos los niveles. En esos años en los países cuyo sistema escolar había sido exitoso comenzó a sentirse la demanda sobre la enseñanza media y superior que haría crisis en 1968. En Argentina la demanda era efecto de la política peronista que extendió la escolarización a sectores antes excluidos, el gobierno de Illia no realizo ninguna reforma y en el golpe militar de Ongania se oculto la situación. Luego en el gobierno de Campora estallaron demandas acumuladas por los estudiantes, los docentes y la sociedad. De 1955 a 1962 se hizo el reformismo universitario, se restauro el cogobierno, la autonomía universitaria y la libertad de cátedra y por promover la producción científica y cultural. Los docentes que reclamaban ser consultados estuvieron siempre en conflicto con el gobierno de Ongania, al mismo tiempo, el gremialismo docente consolido dos organizaciones nacionales, la Central Única de Trabajadores de la Educación, que expresaba sobre todo a los docentes del interior del país y que a comienzos de los años 70 se vincularía con la Juventud Trabajadora Peronista y la Izquierda combativa y el Acuerdo de Nucleamientos Docentes, que se apoyaba especialmente en los educadores de la Provincia de Buenos Aires. El 73 Los niños que se identificaban con Mafalda en los años 60 eran los jóvenes del 70. La década arranco con una serie de manifestaciones de una generación que quería cambiar la Argentina y concluyo con la dictadura de Videla. El nacionalismo popular había vuelto a producir manifestaciones pedagógicas desde fines de los 60 y la política del Estado en el plano de la educación desde 1973 hasta 1975, es decir durante el tercer gobierno de Perón. Desde la DINEA en coordinación con los gobiernos provinciales se desarrollo el programa de educación de adultos mas importante desde aquellas primeras "escuelas de puertas abiertas", se destaco la campaña de reactivación escolar. La dirección de educación agrícola desarrollo un modelo de educación trabajo participativo y extendió si labor a todo el país. Desde sus años de exilio perón tenia la idea de encomendar la dirección de la universidad de buenos aires al escritor de conocida posición en la izquierda peronista Rodolfo Puiggros, cuando asumió Campora el gobierno cumplió con aquel mandato, muchas otras universidades fueron dirigidas por intelectuales. La reforma pedagógica que produjeron en las áreas de docencia, investigación y extensión universitaria conto con el apoyo de los sectores progresistas peronistas, radicales y de izquierda. La modernización curricular, la experimentación de nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje y los programas de vinculación entre la docencia, el trabajo y la comunidad fueron importantes, pero quedaron opacadas por la lucha política que enfrento a las tendencias del peronismo.