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HISTORIA DE TAYLOR SWIFT Y SCOOTER BRAUN

Una guerra de palabras que inició la megaestrella de la música Taylor Swift puso en tela de juicio
un acuerdo de la industria de la música de 300 millones de dólares (mdd). Asimismo, abrió una
nueva y feroz pelea en la lucha de décadas de antigüedad para que los artistas tengan más control
sobre su obra. Swift estalló ante la noticia de que Big Machine Records, el sello discográfico de
Nashville que la firmó cuando era una desconocida de 15 años de edad, se vendió a Ithaca
Holdings, una compañía de inversión musical que dirige Scooter Braun. Él es más conocido por
descubrir a Justin Bieber, y tiene un pleito con Swift desde hace años. Big Machine obtuvo
alrededor de 40 mdd en ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización el
año pasado, de acuerdo con personas que conocen las cifras, y el catálogo de Swift es el activo
más valioso de la compañía. La joven de 29 años ya vendió más de 30 millones de álbumes a lo
largo de su carrera, y ganó un estimado de 266 mdd durante su gira en Estados Unidos (EU) el año
pasado. Aunque no es propietaria de sus grabaciones, la cantante controla los derechos de
publicación de su música porque escribe todas sus canciones, lo que significa que podría complicar
la capacidad de Braun para usarlas en comerciales de televisión, películas o en cualquier otro
lugar, advierten los ejecutivos de la industria de la música. Swift y Scott Borchetta, director
ejecutivo de Big Machine, discuten sobre la propiedad de los másteres de sus seis álbumes desde
2015, según personas cercanas a la situación. La cantante dice que pasó años tratando de
comprar los másteres de los seis álbumes que hizo con Big Machine Records, pero solo se le
ofreció la opción de obtener el control de uno a la vez, a cambio de cada álbum nuevo que hiciera.
Una persona cercana a Borchetta admite que él le ofreció ese trato, pero que fue hace años. El
director ejecutivo de Big Machine dice que cedió a todas sus demandas cuando trató de
convencerla de que se quedara con la disquera, ya que su contrato de seis álbumes expiraba el
año pasado. Sin embargo, las negociaciones se rompieron el otoño pasado y Swift firmó con
Republic Records de Universal Music, que le ofreció la propiedad de todo su trabajo futuro.
Borchetta puso a la venta Big Machine en octubre, según personas familiarizadas con la situación,
y la industria esperaba que al sello discográfico lo comprara Universal. Pero a pesar de atraer
ofertas de Universal y el interés de Warner Music, las dos compañías se retiraron cuando el precio
resultó ser demasiado caro. Borchetta optó por vender a Braun, quien representa, entre otros
artistas, a Kanye West, otra estrella con la que Swift ha tenido pleitos. Swift ya ha utilizado el
poder de su fama para negociar más libertad y mejores términos con los pioneros de la música
digital, Spotify y Apple. En un momento, ella sacó toda su música del servicio de streaming Spotify.
“Esto se trata de la transición hacia una nueva forma en que los artistas hacen acuerdos con los
sellos discográficos”, dice Mark Mulligan, analista de Midia Research. “Taylor Swift se siente casi
como una esclava o un activo, que ayudó a vender una compañía a alguien a quien no quería
venderle. Más artistas verán por lo que pasa Taylor y harán lo que puedan para que eso no les
pase a ellos”.

https://www.milenio.com/negocios/costara-disqueras-pleito-taylor-swift-scooter-braun

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