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“FUNDAMENTOS DEL LENGUAJE”. JAKOBSON.

(RESUMEN)

- La afasia como problema lingüístico.

Si la afasia es un trastorno del lenguaje, según sugiere el propio término, entonces todo
intento de descripción y clasificación de los síntomas afásicos debe empezar por preguntarse
cuáles son los aspectos del lenguaje alterados en las diversas clases de afasia.

La lingüística trata del lenguaje en todos sus aspectos: del lenguaje en acto, en evolución, en
la etapa de su formación, y del lenguaje en trance se descomposición.

La afasia es un trastorno del lenguaje que provoca una desintegración de la trama sonora; esta
disolución, empobrecimiento, sigue un orden regular. La regresión afásica es un espejo de la
adquisición de los sonidos del habla por parte del niño, mostrando el desarrollo de éste a la
inversa. La comparación del lenguaje infantil y la afasia permite establecer ciertas leyes de
implicación.

- El carácter doble del lenguaje.

El hablar supone seleccionar determinadas entidades lingüísticas y combinarlas en unidades


de un nivel de complejidad más elevado. Eso se ve claramente a nivel léxico: el hablante
selecciona palabras y las combina formando frases de acuerdo con el sistema sintáctico del
lenguaje que emplea, y a su vez las oraciones se combinan en enunciados; pero el hablante
debe escoger del repertorio léxico las palabras que tienen en común con la persona a quien se
dirige. Así, hablante y oyente disponen, más o menos, del mismo fichero de representaciones
prefabricadas (código común entre los participantes); el acto de hablar requiere para ser eficaz
que aquellos que intervienen en él utilicen un código común.

Los hablantes combinan los elementos lingüísticos según dos modos: concurrencia de
entidades simultáneas y concatenación (encadenamiento) de entidades sucesivas. El código del
lenguaje limita las posibilidades de combinar un fonema con otras formas que lo sigan y/o le
preceden. Por lo regular, el hablante es un usuario, no un acuñador de palabras. El significado
de la locución no puede deducirse de la suma e los significados de sus elementos consecutivos
léxicos: el todo no es igual a la suma de las partes.

Los signos lingüísticos se disponen de dos modos:

Combinación: los signos están formados de otros signos constitutivos y/o aparecen
unicamente en combicacion con otros signos. Toda unidad lingüística sirve a la vez como
contexto para las unidades más simples y/o encuentra su propio contexto en una unidad
lingüística más compleja. Combinación y contextura son dos caras de la misma operación.

La combinación es en presencia: se apoya en dos o más términos presentes en una serie


efectiva. Relaciones sintagmáticas de Saussure.

Selección: la opción entre dos posibilidades implica que se puede sustituir una de ellas por la
otra, equivalente a la primera bajo un aspecto, diferente de ella bajo otro. Relaciones
asociativas (paradigmáticas) de Saussure.

La selección une términos en ausencia en una serie mnemónica virtual. Relaciones asociativas.
La selección refiere a entidades asociadas en el código, mientras que, en el caso de la
combinación, las entidades a que se refiere se hallan asociadas al mensaje y al código o solo al
mensaje.
El receptos percibe que el enunciado (mensaje) es una combinación de partes constitutivas
(frases, palabras, fonemas, etc.) seleccionadas de entre el repertorio de todas las partes
constitutivas posibles (código). Los elementos de un contexto se encuentran en situación de
contigüidad, mientras que en un grupo de sustitución los signos están ligados entre sí por
diversos grados de símil arridad y el núcleo común de los términos.

Para interpretar un signo hay dos referencias: el código y el contexto. Los elementos
constitutivos de un mensaje (enunciado) están ligados necesariamente con el código por una
relación interna y con el mensaje por una relación externa. El lenguaje emplea ambos modos de
relación.

* El trastorno de la semejanza.

Los afásicos con trastorno de la semejanza poseen una selección y sustitución deficiente, con
relativa estabilidad de la combinación y contextura. El contexto constituye un factor
indispensable y decisivo.
Poseen facilidad para completar palabras o frases y para mantener una conversación, pero les
es difícil iniciar un dialogo o entender un discurso cerrado como el monologo. Cuanto más
dependan sus palabras del contexto más éxito tendrán en sus esfuerzos de expresión. Se
encuentran incapaces de articular una frase que no responda ni a una réplica de su interlocutor
ni a la situación que se les presenta.

Las palabras dotadas de una referencia inherente al contexto (pronombres, adverbios


pronominales) y las que solo sirven para construir el contexto, tienen grandes posibilidades de
sobrevivir.

Las palabras menos afectadas por la enfermedad serán las que más dependan de otras de la
misma frase, y las que más se refieran al contexto sintáctico.

En este caso patológico, una palabra aislada carece de significado, no significa otra cosa que
“bla, bla, bla”. algunos afásicos tienden a reemplazar variantes contextuales de una misma
palabra por diferentes términos, cada una de las cuales es específico para un entorno dado.

Hay una pérdida del metalenguaje, es decir, de la capacidad de interpretar un signo a través de
otros de la misma lengua. Su idiolecto (forma de hablar de un determinado individuo en un
momento dado) se convierte en la única realidad lingüística. El habla de los demás no
constituyen mensajes que se le dirigen en su sistema verbal.

La metonimia se basa en la contigüidad y, por eso, es empleada con frecuencia por los afásicos
con deficiencias selectivas.

Ejemplo: un signo (tenedor) que suele aparecer con otro (cuchillo) puede usarse en lugar de
éste último).

Cuando la capacidad de efectuar selecciones está seriamente dañada y se conserva, al menos


parcialmente, la facultad de combinación, entonces la contigüidad determina la totalidad de la
conducta verbal del paciente, dando lugar a un tipo de afasia llamada trastorno de la
semejanza.

* El trastorno de la contigüidad.
Los afásicos con trastorno de la contigüidad poseen una combinación y contextura deficiente,
con relativa estabilidad de la selección y sustitución. La facultad de combinar entidades
lingüísticas simples para constituir otras más complejas se altera.

Se altera la capacidad de contextura: se disminuye la extensión y variedad de las formas, se


pierden las reglas sintácticas que disponen las palabras en unidades superiores. El orden de las
palabras se vuelve caótico y desaparecen los vínculos de la coordinación la subordinación
gramaticales.

El modo de expresión es el estilo telegráfico, a lo tarzan. Se conservan enunciados de una sola


frase y en frases de una sola palabra, se manifiestan en enunciados infantiles.

Utilización de la metáfora, ya que se utiliza la semejanza: “decir lo que es una cosa es decir a
qué se parece”. El paciente maneja la semejanza y cuando identifica algo lo hace de modo
metafórico.

Cuando la capacidad de efectuar combinaciones está seriamente dañada y se conserva, al


menos parcialmente, la facultad de seleccionar, entonces la semejanza determina la totalidad
de la conducta verbal del paciente, dando lugar a un tipo de afasia llamada trastorno de la
contigüidad.

TRASTONO DE LA SEMEJANZA

* Alteración de la facultad de selección y sustitución.

* Deterioro de operaciones metalingüísticas.

* Supresión de la relación de semejanza.

* Utilización de la metonimia.

* Deficiencia de la capacidad de sustituir palabras en el orden del paradigma.

* En casos avanzados, se utiliza el vocablo “cosa” o “coso” para designar casi todo.

* Se mantienen, sin deterioro aparente, los eslabones o conexiones en el sintagma (y, con,
entonces, o, luego).

TRASTORNO DE LA CONTIGUIDAD

* Alteración de la facultad de combinación y contextura.

* Deterioro de la jerarquía de unidades lingüísticas.

* Supresión de la relación de contigüidad.

* Utilización de la metáfora.

* Habla a lo tarzan.

* Deficiencia de la capacidad de combinar los elementos seleccionados en un sintagma


organizado.

* Disminución de la variedad y extensión de las frases.

En la conducta verbal normal, el discurso engendra dos procesos continuamente: desarrollo


metafórico, debido a la semejanza, y desarrollo metonímico, debido a la contigüidad.

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