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Tercera época No. 154 l° San Salvador, El Salvador, Agosto de 1941 Ano x x x
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N es {e Inepe comenfario ediforial sobre el esfuerzo hasfa ahora tesonero
de nues{lO Ateneo, por llenar los varios puntos de su plan de iraba;o
anual, no hay infdnsecamenfe vanos alardes de conciencia mediocre', sino
más bien confemplación serena de la siembm frucfífera.
En verdad, la pendienfe n05 pareci~í, en un principio. for/uosa y escarpada, inac-
-cesible al anhelo fímido o irresoluio; pero quisimos poner a prueba la vira
{lIalid'7d de la frase latina de que el irabajo todo lo vence (labor ímprohus
omnia víncif) , y nos empeñamos en el propósi!o de subir hasia la cima con
el paJel lento pero seguro de los afanes inquebraniables.
y el Ateneo de El Salvador, puede ahora muy bien ufanarse de ser la primem
insii!ución de cuffura que propicia y orienia las inquieiudes espiri!uales del
pueblo salvadoreño.
El ciclo de cursos breves. clausurado en Julio de esie año. y que logramos manfe~
ner en acción duranfe casi fados los meses del verano fropical, halenido una
frascendencia inesperada: las diferenfes clases sociales del país, ansiosas de
enconfrar sendas para sus almas vacilanfes frenfe a esfe panorama sangrienfo
del mundo, en donde se ven desnivelarse hasfa las más sólidas construccIO-
nes d~ la menie. han acudido a l'scuchar reverenfes las disedaciones. que so-
bre Arle. Ciencia y Filosofía, han resonado en el viejo paraninfo de nues-
fra Universidad de Esiudios Académicos, bajo los auspicios del Afeneo y a
cargo de profesores espeCializados.
y éomo resulfado naiural de esie imbajo aieneísfa. es el cuadro risueño y exul-
ianfe que, desde el punio de J)isia culfural. ofrece la Nación acfualmenie.
DQqui¿r se escucha el esiallido del deseo inconienible por conocer las nue-
vas fendencias socio les y /ilosójlcas del instanie. en el cual. cieiamenie, se
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LISANDRO VILLALOBOS.
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sus problemas. educar sus dudas. esencial con el mundo. es decir con
encaminar su angustia. A pesar de la situación histórico-cultural dentro
la condenación positi~ista del siglo de la cual actúa. entonces la abstrac-
pasado. la filosofía reaparece como ción y la distracción lo exilan y lo
.un río que hubiera estado perdido anulan y la filosofía se transforma
bajo la arena. purificado y carga~ enjuego especulativo y formal. Más
do de sustancias distintas y nue= que otros hombres. el filósofo ha de
vos ímpetus. P e r o l a filosofía estar firmemente inserto en su tiem-
se nos presenta también en crisis. po. La conciencia de esta inserción
sobrecogida. Pero algo puede sal~ hace que su personalidad sea signi-
varla: la recuperación virginal y fun- ficativa y que ~u pensamiento brote
damental de sus problemas y la hu- valedero y fecundo. En otros tiem-
mildad para que deje repercutir en pos. el filósofo laboraba «desde» la
su ámbito el sentido de la época. los situación existencial y cultural. su-
pasos del hombre hada su destino y mido en el cruce mismo de las fuer-
significación. No obstante. todavía zas históricas en. pugna y su obra
muchos filósofos tejen y destejen sus estaba determinada por el móvil de
abstracciones. irreductibles en sus servir y se identificaba con el senti-
escuelas y sistemas. sordos a los es- do y la fé de una misión. El filóso-
tragos del tiempo presente. llenos de fo griego no perdía de vista a su co-
ingenuo candor o perfidia académica. munidad social-religiosa. igual pro-
sin autenticidad ni responsabilidad.
cedían el medioeval y el renacentis-
ta. aunque a veces consiguieran con
E~tamos acostumbrados a conside-
esta fidelidad fervorosa la cicuta. la
;ar al filósofo como a un ser abstraí~
do y distraído. Abstraído en sus hoguera o el destierro. La apatía y
círculos íntimos y distraído de sus sustracción jamás han sido creadoras.
vínculos y determinaciones terres- más bien son formas de la traición
al ser.
tres -en una palabra: sustraído al
mundo. ensimismado- como diría
«Situarse al margen de las cosas
Ortega. fiay razón en parte para
es siempre el principio de la genera-
considerarlo así. El filósofo debe
abstraer pOlque ha de llegar a la lización. pero con frecuencia el fin
de la filosofía» dice Lansberg. un fi-
formulación clara y sistemática de
los conceptos que provengan de sus lósofo perseguido de estos crueles
tiempos. El filósofo oscila entre la
intuici'onp.s. Y también debe dis-
traerse para situarse mejor dentro independel'lcia y la participación. en-
de si mismo y sen~irse indisoluble tre la tendencia a la más absoluta
libertad y la necesidad del estable-
en su introvecsión. Pero estos pro-
cimiento de comunicaciones reales.
cesos han de verificarsé sin que el
filósofo dejp. de ser partícipe y lúci- entre la soledad abnegada y la comu-
do protagonista del mundo en el nidad salvadora. Pero en los tiem-
cual vive. No necesita irse a los pos de crisis ha de auscultar el tiem-
mercados pero tampoco debe re- po histórico. sin eludir ningún pro-
cluirse en las atalayas. Cuando el blema y sin evadirse del sublime
filósofo ha perdido la vinculación cumplimiento que es la filosofía con-
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síderada como un acto de vida. (1) experiencia previa, sin ese substracto
Berdíaeff dice «En la fuente de la irracional, sin una «pre-filosofía» , to-
6.l0sofía está la experiencia de la da elaboración conceptual resulta
existencia humana en toda su pleni- desin tegrada.
tud». Atrevámonos a decir que la En el siglo pasado era casi una in-
filosofía es primordialmente una ac- - juria corisiderar a un hombre como
tividad vital, una vivencia funda- metafísico. Sin embargo, yo no va-
mental susceptible de sabiduría, que cilaría en afirmar que todo hombre
se cumple primero en la zona obs- es un metafísico. Para vivir y or-
cura del mundo emocional y que denar nuestro mundo necesitamos
puede ser el comi~nzo nada más que resolver problemas metafísicos aun-
exhorcismo o pura fiesta o puro ho~ que no dispongamos de los medios
rror. y en este plano primario en abstractos del fllósofo. Cada uno de
que se desenvuelve como impulso, nosotros debe adoptar una metafísi-
tendencia o voluntad, emoción crea-
ca privada, ceñir un haz de creen-
dora o símbolo, el filósofo actúa an-
cias esenciales, un modo de apreciar,
tes de todo discernimiento u opera-
acoger, rechazar, concebir el mundo
ción intelectual. La tesis cartesiana
y concebirse a sí mismo. El hecho
«pienso, luego existo» ha tenido que
metafísico es con;titutivo de la na-
ser invertida completamente en nues-
turaleza humana y se verifica en el
tros tiempos «existo, luego pienso».
fondo de nuestra personalidad sien-
La conciencia del pensamiento no es
do el hecho más práctico y necesario
la conciencia elemental de la exis"
yel que decide en última instancia
tencia. Todavía no logramos des-
nuestro proceder y nuestro pensa-
prendernos de cierta creencia griega
miento. Esta metafísica concreta
que estimaba que el conocimiento
no siempre puede ser expuesta y
610só{lco debería ser el conocimiento
de lo general y nó de lo particular o formulada en encadenamientos lógi-
individual, creencia que pasa al es- cos, pero es viva e imprescindible.
colasticismo y perdura a través del La filosofía es una vivencia antes
racionalismo para culminar en He- que un acto de teorización, una pers-
gel. La experiencia elemental que pectiva elemental que adoptamos,
hace el hombre llamado ülósofo pue- un estilo de valorar. La filosofía es
de ser más tarde estructurada en un acto forzoso y quien se declara
forma consciente. Pero sin aquella contra ella está realizando con su
negación un acto 610só6co.
Ahora bien, la filosofía «propia-
(l).-Marx ha formuiado drásticamente mente tal» ha de reposar sobre esta
el contraste violento que había hecho el mun-
do occid.ental entre evita activa y vita con- «6.1osofía de la 6.l0sofía» como dice
templativa», entre Marta y María. al excla- Dilthey, si aspira no sólo a validez
mar: «T.os filósofos solamente han interpre-
tado el mundo en formas diversas; se trata intelectual sino también vital e his-
ahora de transformarlo. . El filósofo de nues- tórica. La experiencia concreta del
t:o tiempo, al buscar las formas de su voca-
CIón «activa», no elude la contemplación pero hombre en el seno de la existencia
nfio l~ considera como una actitud que tiene su precede a la actividad de conoci-
nahdad en sí misma_ Uebemos naturalmen-
te diferenciar la actividad .formal» regida miento. Toda la investigación filo-
por el azar, de la actividad concreta e inte- sófica moderna está acorde en reco-
gral regida por un objetivo, un sentido, un
valor. nocer la existencia de un conoci-
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que de este modo verifica igualmen- dición de u~a conducta que sea el
te una evasión del mundo en sentido currplimiento de un mandato moral.
inverso, pero de iguales consecuen- Jaspers dice «Solamente en la apa-
cias a la que verifica el idealista. Ni riencia y nó fuera de ella, nó en lo
el mundano ni el anacoreta. Necesi- imaginario, desligado, autónomo y en
tamos considerar al mundo yel tiem- una trascendencia abstracta, puede
po del homb~e como posibilidades revelarse mi ser», y continúa: «His-
reales de ejercitación ética" y espiri- toricidad es para mí lo mismo que
tual. El problema del tieiDpo y del existencia temporal, el único modo
Ethos queda estrechamente fundido. de que el ser absoluto me sea asi-
Grisebach dice que «el concepto o ble»: El sentimiento de la trascen-
la imagen de un tiempo contiene ya dencia sólo es posible cuando se ve-
en sí la actitud del hombre que vive rifica la entrega apasionada a una si-
en ese tiempo». De manera que tuación temporal: ella debe ser pro-
frente al tiempo físico o abstracto yedada «desde el hombre» y subsis-
se alza el ético, como fundamento tente en el destino histórico. De
de la. historia. este modo la trascendencia no corre
La limitación temporal que con el riesgo de ser un saHo en el vacío
tanto énfasis señala este «realismo ni la disolución del espíritu aptisio-
heroico» no ha de ser tortura ni fan- nado por la impotencia.
tasma maligno sino incentivo para la "La iluminación creciente de mi si ..
existencia. Ella no debe conducir- tio en el tiempo me hace propenso
nos a ninguna filosofía de la renun- . a la decisión y a la responsabilidad.
ciación ni ha de agitar en nuestro En mi existencia concreta está ac-
corazón el signo tremendo de la tuando mi existencia eterna en la
muerte para anular la vida. Si la misma medida de mis limitaciones.
muerte queda otra vez incorporada obligaciones y tareas. Como ser
a la metafísica, ha de ser para que existente me encuentt-o en un deter-
surja una «ética vital de la muerte» minado espacio, en un sitio que me
La conciencia de lo temporal co- arraiga, en una forma corporal que
mo orden constitutivo del hombre yo no puedo trocar, en" un tiempo
no niega la voluntad de trascender, que me da la conciencia de la unici-
que es también poderoso atributo dad, p"ero a la vez el sentido y la li.
humano. «Aceptada la limitación bertad. Todo e1l0 hace que de un
temporal, queda la ilimitación valio- mundo caótico y múltiple haga mi
sa. Entonces la evación abandona el propio mundo, el mundo de mis de-
plano temporal y se refugia en la in- CISIOnes. La historicidad, producto
temporalidad de los valores» dice de la temporalidad concreta. se pre-
Con Iesolución axiológica, Francisco senta como una unidad en que se
Romero. y añade: «Acaso la tarea funden la necesidad y 1;). libertad. la
próxima de la filosofía -si la filoso- posibilidad y la elección. El tiempo
fía sigue siendo posible- sea un histórico no es aquel en que la du-
ajuste de las relaciones entre la tem- ración no tiene límites. el tiempo
poralidad y la intemporalidad». Lo vacío, sino aquel que significa la rea-
que parece limitado en mi ser pere- lización de las posibilidades huma-
cedero es casualmente la única con- nas, de la autodeterminación efedi-
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va dentro de la libertad. Porque la vivir. a conocer este mundo y tam-
libertad que nos es dada y de la bién a re-conocerlo en el sentido de
cual. fatalmente tenemos que hacer legitimarlo y hallarlo sagrado, T en-
uso, es libertad concreta, jamás ab- go que decir "Sí» al mundo. aceptán-
tracta. dolo más que soportándolo. en bo-
das que se cumplen continuamente.
La visión de la temporalidad, co-
El acto de decidirse a vivir y acep~
mo manifestación primera de la con-
tar la realidad ha sido investigado
ciencia histórica, hace que el hombre
por las m-odernas psicologías que flu-
profundice el «presente» y no lo
yen de la obra certera de Nietzsche.
considere sencillamente como heren-
Muchas son las tentativas de eva-
cia inerte del pasado o puente para
sión que hace el hombre para sus-
alcanzar algo que solamente ha de
traerse a las demandas del mundo
cumplirse en el futuro. De igual
por miedo y desconfianza: Quien
modo profundiza el instante, que
no es fiel al mundo y vacila y teme.
aparece en toda su transparencia, en
tiende a' pensarlo como una «tenta-
su identidad de temporalidad y eter-
ción» o vaga en otros mundos. al
nidad, como la prueba constante de
borde de un vacío sin límites o de la
su ser de hombre. Consideraq,o ob-
propia nada. Entonces" Y o des-
jetivamente. el instante es algo
precio y corrompo mi origen» dice
fugitivo que desaparece «pero él es
}aspers. El hombre comienza a. de-
cima y articulación en el proceso
nigrar y odiar lo concreto o a simu-
existencia},). El instante es profun=
lar una fidelidad preocupándose de
damente humano y resume súbita-
los "graves problemas del espíritu»
mente nuestra totalidad, mostrándo-
de las esencias' y generalizaciones y
se creador y exigiéndonos. (1) Mis
parapetándose en las trincheras de
límites temporales no me condenan
su Yo y en las cimas heladas de la
a reclusión sino me impelen a vin-
Razón. La sustracción a las tareas
culación. heroísmo y alegría.
del mundo entraña una conducta
Sí yo he «caído,) en una situación «individualista» y un rechazo de la
histórica eri la que me encuentro sin "'comunicación» y de la vinculación
que pueda sustraerme. no puedo re- en los diversos órdenes de la comu-
negar de este mundo «sin que yo nidad integral.
pierda mi ser como realización o
cumplimiento de mi posible existen- 7).- Por supuesto que tanto los
cia.» Yo tengo que "decidirme» a filósofos idealistas como los positi-
vistas habían despreciado tambíén la
«vida c.o tidíana». Como una mueca
(1).- Platón ha desarrollado en Parmé- categórica de una filosofía que reco-
nides la paradoja del instante que es ·un pasO' noce la historicidad y concresión de
del movimiento a la calma y vive-versa y que
a la vez no es nada. El epicúreo disuelve al la existencia. la "cotidianidad» se in-
instante, lo desliga del tiempo y quiere dis- corpora a las grandes pre.ocupaciones
frutarlo. Pi erre Janet con su idea de la
.fonction du reél. ha señalado en el neurótico centrales del espíritu. Es curioso
«el miedo al instante)) «el miedo a atender que no la encontramos en la filoso-
una si tuación concreta'. «Es verdad -dice
Jaspers. que el instante contiene para todo fía sino apenas como una latitud pe
hombre una porción de angustia, pero el ins- riférica. a pesar de que en ella se
tante es la única realidad, aunque no siem-
pre el hombre tenga la vivencia del instante». manifiesta nuestro ser. Es verdad
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hada beatería, mientras e~ el mundo varse en esta hora terrible del mun-
real de la t>xistencia humana; el hom- do. La filosofía no recibe su conte~
bre se~uÍa desinte~rándose y per- nido de la verdad sino de la realidad
diendo el sentido de la totalidad de y su mensaje ha de dirigirse al hom-
la vida y colmándose de soledad y bre concreto que somos. El filóso-
desesperanza. Ahora viene la hora fo ha de descargarse un poco de las
de la. recuperación; pero antes es cenizas de su erudición que le cu-
preciso 'que el hombre apure su cá- bren los ojos y ha de participar en
liz. el drama de la época, impulsado por
No pidamos al filósofo que nos su responsabilidad. Ojalá que an-
oriente, pero sí que nos ilumine y tes de intentar alzar el velo de Ma-
nos revele el secreto de la existen- ya lo bese y lo reverencie. Porque
cia concreta. Para ello el filósofo entre sus pliegues vivimos las cria-
ha de acoger las infinitas voces que turas misteriosas que somos los
llenas de melancolía comienzan a ele- hombres.
tan tes; con su valor de ser tal como ahí, en la vida. dentro de la vida. es
se es; con su apreciación segura de donde sentimos. digo. que somos
lo objetivo; entonces. y a pesar de eternos.
todo. es que sentimos, como Spino~ . Dr. Iiumberto Díaz Casanueva:
za. que somos eternos. Eterno es nos habeis expuesto un panorama
el hombre que tiene el valor de dese riquísimo de motivos y de matices
nudarse frente a sí mismo para sa- humanos; venís amparado por la luz
berse tal como es; eterno es el hom~ fecunda de la filosofía existencial:
bre que se pone frente a las cosas permitid que tenga el placer de con-
pua su valoración real y efectiva; duciros a los abiertos brazos del Ate=
eterno es el hombre que vive sabien- neo de El Salvador. que os espera
dQ la vida y sus limitaciones. Pues con admiración y simpatía: ¡Pasad¡
M. L. E s e A M 1 L L A
•
Apreciaciones y Definiciones S9bre
la Técnica del Cánto
Señor Presidente y Miembros de espacios ilimitados en donde reina
«El Ateneo de El Salvador». distin= el altar de la suprema bellezal
guida concurrencia: Las Artes: regias. poderosas y ex-
celsas son propiedad exclusiva del
Es para mí motivo de honda sa-
alma y por lo consiguiente espiritua-
tisfacción el que mi humilde perso-
les. tocan nuestros sentimientos. ex=
na haya sido incorporada como
tremecen nuestro ser. nos hacen pala
miembro Activo de «El Ateneo de
pitar al unísono con Dios. con la
El Salvador», Institución de grandes
Naturaleza. con la vida misma; en sí
principios cuyas nobles finalidades
sonperfedas. debemos respetarlas y
han tendido siempre a ensanchar la
tener conciencia para llegar a poseer='
Cultura de Nuestra Patria.
las con la más pura integridad a fin
Cada Nación se califica según el de no estropear. ni dañar en lo más
grado de adelanto alcanzado por su mínimo su exquisita belleza y ese
constante esfuerzo de superación en plendorosa diafanidad.
aras de la Ciencia. la Literatura y el Las Artes sublimes y profundas
Arte. excelsas cumbres del pensa= son la concentración del genio que
miento humano. antorchas que ilu- encuentra por medio de ellas. la ex=
minan los escabrosos senderos de la pansión de sus aptitudes y la culmi~
vida. cristalinas fuentes en donde el nación de sus anhelos. plasmando en
espíritu calma su implacable sed: hechos positivos las obras magnifi=
diáfanos miradores por donde la Hu a centes que han. merecido el tributo
manidad doliente divisa apenas los de la posteridad. las obras que han
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