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II. ANÁLISIS:
Espacio confinado es cualquier espacio que tenga cabida suficiente para que entre una
persona y que por su confinamiento y su escaso de aire en circulación puede contener gases o
elementos tóxicos dañinos para el hombre, pudiendo producir incluso, la muerte.
Cuando nos encontramos frente a estos eventos no podemos dejar de recordar que se trata de
un accidente reiterado en la actividad productiva. En efecto, en las cámaras del alcantarillado, en las
del gas, en las cámaras destinadas a resguardar terminales eléctricos, en las bodegas de naves
pesqueras, calderas, tuberías, tanques sépticos y cuanto lugar confinado donde pueden contenerse
gases tóxicos, silos y contenedores diversos, en todos ellos han ocurrido accidentes mortales. No
podemos olvidar el que ocurrió en la Clínica San Cristóbal, en Vitacura, donde trabajadores que
limpiaban una fosa séptica, inhalaron químicos tóxicos, lo que produjo el fallecimiento de tres de ellos y
otros cinco fueron afectados de diversa consideración.
Los efectos que pueden traer los peligros y riesgos que se originan en los espacios confinados
son muchos. Entre ellos la muerte del trabajador como ya ha ocurrido demasiadas veces. En este
mismo orden de ideas, es decir, buscando el ¿por qué? debemos enfatizar que lo primero que ocurre
es una falta de visión y de competencia de quien supervisa la faena. La tarea del supervisor es
establecer el lugar donde está la faena y cuáles son los riesgos de ella. Se requiere una evaluación de
riesgos previos a la faena, ello, asimismo, implica una planificación teniendo presente el mandato del
Artículo 21 del D.S. N° 40 y el conocidísimo Artículo 184 del Código del Trabajo de Chile que indica
que:
“El empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la
vida y salud de los trabajadores, informando de los posibles riesgos y manteniendo las condiciones
adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos necesarios para
prevenir accidentes y enfermedades profesionales.
Deberá asimismo prestar o garantizar los elementos necesarios para que los trabajadores en caso de
accidente o emergencia puedan acceder a una oportuna y adecuada atención médica, hospitalaria y
farmacéutica”.
De igual modo, debe garantizar formas de trabajo seguro y los elementos de seguridad para la
realización de las actividades. Esto, cualquier estudiante de Prevención de Riesgos, al menos los de
mi clase, sabe que se encuentra como un mandato expreso de la ley para el empleador. En el Art. 21
del D.S. 40 por ejemplo, esto es LA OBLIGACIÓN DE INFORMAR, indica que el empleador tiene que
informar debida y oportunamente los riesgos asociados a los trabajos, los métodos de trabajo
seguro y las medidas de control respectivas. Solo una vez que el trabajador haya adquirido
conocimientos de los procedimientos de trabajo seguro debe ser enviado a realizar la faena.
Pero, ¿termina ahí la labor del Supervisor? Evidentemente que no.
El supervisor debe vigilar que la acción se cumpla según las disposiciones de seguridad
preestablecidas para esa faena en particular. En el caso en análisis, nada de eso ha ocurrido. En
En suma, hay omisión grave en la falta de dirección, fiscalización y vigilancia por parte
del encargado o jefe de faena. Por otra parte, no se contó con la preparación adecuada y previa a la
faena, es decir, no se dio una capacitación conductual sobre la forma o modo de trabajo seguro.
Tampoco se entregaron a los trabajadores los equipos de seguridad correspondientes, ni siquiera un
arnés sujeto a la entrada que permitiera el levantamiento desde el exterior. Sin más, el encargado de
faena jamás hizo un reconocimiento del lugar de trabajo determinado antes de la faena, no verificó el
nivel de oxígeno (medición de concentración de oxígeno, contaminante o atmósfera explosiva), asunto
de vital importancia, pues, por el confinamiento del lugar, es propio que aumentará rápidamente el
nivel de Dióxido de Carbono, aún con la propia respiración de los trabajadores. Por la forma en que los
hechos se relatan, estos no tenían ninguna oportunidad frente al peligro que les asechaba.
La empresa no ha cumplido, entonces, el mandato legal del artículo 184 del Código del
Trabajo, esto es, tomar todas las providencias necesarias y eficaces, para el resguardo de la
vida y salud de sus trabajadores. Este incumplimiento se traduce en “culpa”; culpa por infringir un
mandato legal: El deber de Cuidado. Ello se infiere del resultado de muerte, lo que implica que no se
cumplió el ordenamiento legal que ordena tomar medidas preventivas, en lo concreto hay infracción
culpa de los Decretos Supremos 40; 594 y la normativa impuesta por el Código del Trabajo y, también
del Código Penal que sanciona el hecho como Cuasidelito de Homicidio.
Se puede concluir que el responsable directo y desde el punto de vista penal es el Supervisor,
sin perjuicio que este y la propia empresa, deberían responder por los perjuicios civiles y
administrativos resultantes.
Queremos dejar en claro que este estudio es del todo una hipótesis, pero, que pretende reflejar
lo que sucede en la realidad, por lo que debemos terminar señalando que uno de los principales
agentes del empleador, como lo es el Supervisor, debe conocer claramente las bases esenciales o
básicas de la legislación preventiva. De otro modo ignora cómo actuar e ignora su responsabilidad en
los hechos fatales.
Un Supervisor debe ser un líder que mediante el ejemplo y la motivación debe incentivar a su
grupo hacia un trabajo correcto y seguro. Como representante del empleador, debe exigir a la Jefatura
que se cumplan las condiciones básicas de seguridad en los lugares de trabajo, según lo establecido
en el D.S. 594 e informar SIEMPRE (aunque el trabajador tenga conocimiento) los riesgos asociados y
los métodos de trabajo seguro (debe registrar esa actividad), ya que nunca está demás reforzar
conocimientos.
Trabajar bajo consciencia de seguridad y autocuidado, es una metodología que nace en el
liderazgo, la que debe ser impartida por todos los mandos de Supervisión o Jefatura, no bajo la
premisa de que “Yo soy el Jefe”, sino explicando y comunicando a los trabajadores la importancia de
adoptar la seguridad como un hábito que traspasa las líneas de lo laboral y puede ser aplicado en
todas áreas de la vida.
Si no tiene conocimiento, pida asesoría a su asesor de seguridad, que siempre estará
disponible para apoyarlo y entregarle todas las herramientas para que más que un Supervisor, sea un
Líder reconocido por sus trabajadores.