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Así
se eliminan piezas no aptas que condicionan la calidad del producto.
Una vez que el producto está en la planta de proceso, después de su primera selección se
procede al lavado, los tomates son lavados para eliminar la suciedad que los acompaña y
reducir también la carga microbiana, lo cual aumenta la eficacia en la esterilización.
El funcionamiento de esta balsa consiste en la entrada a granel del producto en la balsa donde
es lavado y un elevador con cuello de cisne lo deposita en la siguiente máquina.
La balsa de de recepción y lavado también está equipada con un filtro con bomba que
separará las impurezas que se desprenderán del producto, dejando el agua limpia y filtrada,
para reutilizarla tanto tiempo como sea posible.
La siguiente máquina por la que pasa el producto sería una cinta de previatría, en la que
además de separar el producto de la piel y restos de suciedad que no se hayan eliminado en
la balsa de lavado como, ramas, piedras, hojas, etc, se clasificará y si hay algún tomate
excesivamente verde ó sobremaduro, pasará a un elevador de destríos que finalmente lo
depositará en un box palet.
En este apartado del proceso de elaboración de tomate, el producto circula por un circuito de
tuberías formadas por dos camisas coaxiales. Por una irá el producto y por otra circulara agua
presurizada para transmitir calor al producto, de modo que se alcance la correcta cocción del
producto, además de reducir considerablemente la población de microorganismos.
Una vez terminada la fase de cocción, el producto es extraido del cocedor tubular por una
bomba monosanitaria que lo enviará a la siguiente máquina, la cuál se denomina con el
nombre de turbopasadora. La función de dicha máquina es la de descomponer el producto,
dejándolo en partículas tan pequeñas como se desee.
Cuando el producto está pasteurizado se realizará la labor de llenado. Para comenzar la fase
de llenado se enviará el producto a una llenadora aséptica, que se encargará de llenar bolsas
asépticas manteniendo la esterilidad que se le había aplicado al producto en el proceso de
pasteurizado.
Una vez terminado el proceso de lavado y posicionamiento del envase, este llegará a la
dosificadora por medio de un transportador. La dosificadora será la encargada de extraer el
producto de la bolsa aséptica, antes almacenada, mediante una bomba monosanitaria que
enviará el producto a un depósito pulmón que se encargará de repartirlo en las diferentes
válvulas de dosificación, para depositar la cantidad exacta en cada envase.
Cuando los envases son llenados pasan directamente a la cerradora, que cerrará
herméticamente los envases, con el objetivo de garantizar una larga conservación del
producto y el envase. En los diferentes tipos de llenadoras, se pueden encontrar grupos de
llenado equipados con un módulo de cerrado.
Este pulmón estará conectado a una etiquetadora para poner la correspondiente etiqueta a
cada uno de los envases y enviar los botes etiquetados a la zona de almacenaje para su
posterior expedición