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Introducción
Algunos profesores ya aplican este modelo simplemente por sentido común, diseñando
clases y actividades bajo el FC grabando sus videos y publicándolos en internet. Los
estudiantes ven las clases en casa, donde pueden acelerar a través de contenidos que ya
entienden o se detienen para repetir las partes que no han comprendido bien y pueden
trabajar los contenidos que se perdieron la primera vez que el maestro lo explicó. Pero
el modelo va más allá de la grabación de unos vídeos. Se trata de un cambio en la
disposición físico-temporal del aula y en cómo se gestiona, con el fin de que el
propósito sea realmente un modelo que esté centrado en el aprendizaje.
Según Goodwin y Miller (2014) la evidencia sobre el modelo flipped classroom aún
está por llegar. De hecho, existen algunas investigaciones empíricas sobre el modelo
Flipped Classroom. Algunas de ellas nos ofrecen resultados como la mejora de la
motivación por aprender o el rendimiento de estudiantes (Bergmann y Sams, 2012;
Walsh, 2013b; Szoka, 2013).
Hasta la fecha, no hay una gran base de investigación científica que indique
exactamente la eficacia de las aulas que siguen el modelo FC. Sin embargo, algunos
datos no científicos preliminares sugieren que la aplicación del modelo puede producir
beneficios. Estas investigaciones suelen ser publicaciones que realiza el profesorado
universitario con datos sobre el rendimiento de sus alumnos tras la implementación del
modelo. También los profesores de secundaria y bachillerato redactan informes que
suelen publicarse en conferencias, congresos, revistas de educación, encuentros y
entornos educativos, blogs o redes de internet, y suelen describir el proceso de
enseñanza-aprendizaje, las calificaciones que han obtenido los alumnos siguiendo el
modelo y alguna encuesta de satisfacción aplicada a los alumnos y/o familias, sobre la
metodología seguida a lo largo del curso
En una encuesta entre 453 maestros que aplicaron el FC (Red de Aprendizaje Flipped,
2012), el 67% informó de un aumento de las puntuaciones en las pruebas, con
beneficios particulares para los estudiantes en las clases y los estudiantes con
necesidades educativas especiales, el 80% informó de la mejora de las actitudes de los
estudiantes y 99% dijo que volvería a utilizar el modelo el año siguiente En este sentido,
la Escuela Secundaria Clintondale en Michigan comprobó como la tasa de fracaso de
los estudiantes de matemáticas de grado noveno bajaba del 44 al 13 % después de la
adopción de la metodología inversa (Finkel, 2012).
Investigación Colateral
La falta de una evidencia científica concreta y masiva no significa que los profesores no
deban aplicar el modelo, de hecho, si sólo implementamos estrategias apoyadas por
décadas de investigación, nunca intentaríamos nada nuevo. Hasta que los
investigadores seamos capaces de proporcionar datos fiables, tal vez, lo mejor que
podemos hacer es preguntar, ¿Los supuestos beneficios del FC reflejan los principios
basados en la investigación de la enseñanza y el aprendizaje efectivo?
Los defensores del FC afirmamos que esta práctica promueve una mejor interacción
estudiante-profesor. Por ejemplo, Bergmann y Sams (2012) señalan que cuando los
maestros no están de pie en frente “simplemente hablando” a sus alumnos y pueden
circular y hablar con los estudiantes es probable que puedan comprender y responder
mejor a las necesidades emocionales y de aprendizaje de los estudiantes.
González Díaz, C., Mira Pastor, E., López Ramón, J.A implementaron el modelo FC en
las asignaturas Herramientas para el Diseño Publicitario, y Teoría de la Imagen
Aplicada a la Publicidad, asignatura de segundo y tercero de grado de Publicidad y
Relaciones Públicas en la Universidad de Alicante durante el curso 2010/11. Su
publicación destaca que “la aplicación de este tipo de técnicas de aprendizaje son
positivas tanto para el propio profesor como para las alumnas y alumnos, además de
mejorar la interacción entre ambos”.
Los defensores del FC también afirmamos que el aumento de las interacciones alumno-
docente proporciona más oportunidades para dar retroalimentación a los estudiantes.
Por ejemplo, un pequeño estudio piloto, financiado por la Fundación Gates observó que
durante un programa de la escuela de verano de cinco semanas en el que los estudiantes
reciben instrucción a través de la página web de la Academia Khan, junto con el apoyo
de una profesora, la maestra pasó mucho más tiempo ”uno-a -uno” con los estudiantes
de lo que hacía de modo habitual en su aula, por lo que era capaz de proporcionar más
información y de dar información al alumno sobre sus errores y la manera de corregirlos
(Greenberg , Medlock , y Stephens, 2011).
Otra supuesta ventaja del FC es que “habla el idioma de los estudiantes de hoy”
(Bergmann y Sams, 2012, p. 20;), “quienes están acostumbrados a recurrir a la web y
las redes sociales para obtener información e interacción”. También puede haber otro
argumento, más profundo: algunas investigaciones muestran que la novedad de
cualquier estímulo tiende a desaparecer después de unos 10 minutos, y como resultado,
los alumnos “demandan” nuevos contenidos después de ese corto espacio de tiempo, al
margen del debate sobre la poca capacidad de atención del estudiante de hoy en día, este
es un hecho que se manifiesta cada día en nuestras aulas. Por tanto, parece que nuestros
alumnos, tienen la necesidad de un cambio de estímulo, o una oportunidad para dar un
paso atrás y procesar lo que están aprendiendo (Medina, 2008). Uno de los beneficios,
del uso de material en video o audio de no muy larga duración es que puede ser que
puedan romper la instrucción directa y demasiado prolongada en secuencias más cortas
más “digeribles”.
Por otra parte, los profesores que han implementado Flipped Classroom en sus clases
también opinan que la participación es elevada. En un estudio recientemente publicado
por Faculty Focus, se recogen los resultados de una encuesta realizada a 1024
profesores, de ellos, más del 80% señaló que los estudiantes eran más colaborativos y el
76,61% dijo que hacían más preguntas, mientras que casi la mitad (48,75%) también
observó cierta resistencia estudiantil. (Tourón, 2015)
Walsh (2015) presenta los resultados de un proyecto piloto realizado durante el curso
2014 en The College of Westchester. La evaluación cuantitativa y cualitativa muestra
que el 76% de los estudiantes, es decir, una mayoría significativa, acuerda que el
enfoque de la clase inversa les ayudó a aprender mejor el material y a organizarse
mejor.
Otra ventaja que frecuente en las investigaciones es que el modelo altera la naturaleza
de la tarea haciendo que los estudiantes practiquen y apliquen su aprendizaje en el aula,
bajo la atenta mirada del maestro (Bergmann y Sams, 2012; Greenberg, Medlock , y
Stephens, 2011). En la práctica actual, los “deberes” se muestran a menudo como
prácticas ineficaces. Beesley y Apthorp (2010) señalan que las oportunidades en la clase
para que los estudiantes practiquen sus habilidades con el feedback formativo del
maestro tenía un tamaño del efecto casi cuatro veces mayor que la de la “tarea”, en la
que los profesores tenían pocas oportunidades para supervisar a los estudiantes durante
sus prácticas.
La realización de estas tareas, que suelen presentarse con una perspectiva global, y que
suelen realizarse de manera colaborativa, junto con el feedback que va realizando el
profesor durante el proceso, permite que el alumno ejercite diversos procesos cognitivos
acordes a al taxonomía de Bloom, proporcionándole así, pasar de un nivel a otro (la
comprensión a la evaluación o creación) de manera más fácil, simplemente por el hecho
de tener una dimensión global y significativa.
A su vez, las tareas significativas conforman y favorecen una de las fases del
aprendizaje, llegando al aprendizaje profundo y a la aplicación de lo aprendido adaptado
a un contexto, lo que supone el desarrollo directo de competencias clave.
También menciona el estudio de Graham Brent Johnson (2013) sobre la percepción del
alumnado sobre el modelo en la Universidad British Columbia (Okanagan, Canadá) con
su alumnado de matemáticas. En dicho estudio, los estudiantes que habían
experimentado el modelo disfrutaban más en clase (93%) y preferían ver los vídeos
(85%) en contra de la clase magistral tradicional. También se sentían mejor con su
propio aprendizaje, había incrementado su motivación en el 97% de los estudiantes y en
sus conocimientos de matemáticas (94%).
Por último, y centrándonos en edades más tempranas. The Flipped Learning Network y
la organización sin ánimo de lucro Proyect Tomorrow (2014) concluía que la
percepción de estudiantes entre 4 y 16 años, el profesorado, familias y equipos
directivos de varios centros educativos en Estados Unidos es que el modelo obtiene
mejoras en el aprendizaje. Los encuestados en total fueron 403000. El estudio pone en
evidencia que el modelo está ganando interés en la comunidad educativa por los logros
que puede producir.
https://es.surveymonkey.com/s/fc2014
Han respondido a esta encuesta 186 estudiantes de último ciclo de Educación Primaria,
Secundaria y Bachillerato que han estado inmersos en un modelo flipped al menos durante
un cuatrimestre. El 45% eran chicos y el 55% chicas y correspondían a 10 centros distintos
repartidos por Cataluña, País Vasco, La Rioja, Madrid y Castilla La Mancha.
1. El 43,55% de los alumnos dicen estar “muy de acuerdo” en que utilizando el modelo
Flipped Classroom, “Las interacciones con el profesor durante la clase son más
frecuentes y positivas”. El 38,17% se muestra “de acuerdo” con la afirmación. Por otro
lado, a la pregunta “Mis interacciones con mis compañeros durante la clase son más
frecuentes y positivas” mas de un 86% de los alumnos están “muy de acuerdo” o “de
acuerdo”.
4. Al abordar variables que tienen que ver con aspectos de tipo cognitivo, casi un 90% de los
alumnos dijo estar “Muy de acuerdo” (38,71%) o “De acuerdo” (45,16%), ante la
“posibilidad de participar en la resolución de problemas y desarrollo del pensamiento
crítico” o la gran mayoría (90%) se manifiesta “De acuerdo” o “Muy de acuerdo” con la
afirmación: “Creo que el aprendizaje es más activo y experiencial”
Conclusiones:
Podemos concluir con que la gran mayoría de los alumnos coinciden en que el modelo
pedagógico Flipped Classroom les permite aprender e interactuar más y mejor con sus
compañeros y con el profesor, de manera que se sienten partícipes y aprendices activos.
Por otro lado, casi todos están de acuerdo en el hecho de que tienen mejor acceso a los
contenidos y materiales así como una mayor libertad a la hora de elegir el tipo material que
mejor se adapta a su forma de aprender. Además, les ofrece trabajar a su propio ritmo,
evitando así que la clase tenga que reducir o aumentar su ritmo para esperar o alcanzar a
aquellos alumnos que presenten mayores dificultades o una mayor facilidad a la hora de
aprender o comprender un contenido, siendo el profesor guía del aprendizaje
personalizado. De esta manera el profesor puede tener en cuenta los puntos fuertes,
debilidades e intereses de cada uno de sus alumnos.
Éste modelo, al liberar mucho tiempo de clase (explicaciones teóricas), permite a los
alumnos no solo aprender de una forma más activa y práctica, sino que facilita la
posibilidad de participar en la resolución de problemas y desarrollo del pensamiento
crítico. Cosa que en la realidad diaria del aula se le dedica muy poco tiempo, normalmente
con una hora de tutoría de vez en cuando, y no es menos importante que cualquier
contenido.
Como señalan Prieto, Díaz y Santiago (2014) “Los profesores que usan la metodología
explicativa no deberían quejarse de no tener tiempo para que sus alumnos apliquen lo que
aprenden, pues esta carencia de tiempo para la práctica es consecuencia de sus propias
acciones y elecciones metodológicas. Si utilizasen una pedagogía inversa, dispondrían de
mucho más tiempo de clase para dedicarlo a que los alumnos intenten trasferir y aplicar
lo aprendido.”
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