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Kōan del pirronismo


Armando Cíntora G.

(…) [T]he whimsical condition of mankind, who must act and


reason and believe; though they are not able, by their most
diligent inquiry, to satisfy themselves concerning the founda-
tion of these operations, or to remove the objections, which
may be raised against them.
(D. Hume)

Sólo se oyen las preguntas a las que se es capaz de contestar.


(F. Nietzsche)

I. Resumen

Se argumenta que un pirrónico de corte rústico puede vivir su es-


cepticismo e incOuso Kacer investigación cientt¿ca Se realiza una
reconstrucción racional del pirronismo de uno rústico revisionista

339
Tercera parte: escepticismo contemporáneo

Así, se conjetura cuál podría ser la axiología epistémica que motiva-


ría a este pirrónico 1uestro pirrónico rústico valora la verdad como
correspondencia, la racionalidad epistémica y la autonomía intelec-
tual, pues le parecen valiosas, aunque suspende el juicio (epoché) so-
Ere su valor oEjetivo (stos valores motivan su actitud y perspectiva
y le exigen justi¿caciones internistas, pero unas sin petición de prin-
cipio, sin estipulación y sin regresión al in¿nito es decir, justi¿cacio-
nes con responsaEilidad epistémica Se argumenta que este pirrónico
rústico podría ser un idealista trágico, trágico porque esta trinidad
de metas que le parece deseable, parece ser inalcanzable a la luz del
Agripa y porque este escéptico incluso ignora si estas metas pueden
ser aproximadas y de serlo, qué tanto Ante esto, para este pirrónico
rústico se propone una salida convencionalista, una alternativa que
requiere un mínimo de creencias convencionales de carácter metodo-
lógico, inIerencial, etc (stas convenciones no serían aceptadas como
justi¿cadas, ni como correctas, no obstante, podrían ser correctas
Por otro lado, este pirrónico rústico revisionista no requiere buscar
la ataraxia

II. Las preguntas

Se argumenta una respuesta para las siguientes dos preguntas:

 ¢(s posible vivir como un pirrónico rústico"

 ¢(s compatible el pirronismo rústico con la investigación cien-


tí¿ca"

III. La hipótesis

Se conjetura –al hacer una reconstrucción racional de la axiología del


pirrónico rústico– que él puede ser un idealista que busca la plena
responsabilidad epistémica, porque descubre que le parece que va-
lora –al igual que muchos de nosotros descubrimos que parece que
valoramos– la verdad, la racionalidad epistémica y la autonomía in-

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13. Kōan del pirronismo

telectual (sta trinidad de valores es lo que aquí llamaremos respon-


sabilidad epistémica (sta trinidad de metas, al pirrónico le parecen
intuitivamente valiosas, aunque él suspende el juicio (epoché) sobre
su valor objetivo, de modo que es un idealista sui generis (n lo que
sigue se propone un análisis de esta trinidad de valores y cómo su
búsqueda puede conducir a la posición escéptica característica del pi-
rrónico rústico (uno que suspende el juicio sobre todas, o casi todas,
sus creencias, incluso aquellas del sentido común, pues duda que sea
posible su justi¿cación genuina)1 De ser correcta esta consecuen-
cia de la búsqueda de la responsabilidad epistémica, la conjetura de
que la responsabilidad epistémica es la meta epistémica del pirrónico
rústico quedaría justi¿cada (sta reconstrucción axiológica tiene el
carácter de una inferencia a la mejor explicación, se propone como la
mejor explicación de la actitud pirrónica 0ás adelante se concluirá
que un pirrónico rústico, aunque quizás uno revisionista, podría vivir
su escepticismo e incluso hacer investigación cientí¿ca

IV. El argumento

1 Si se valoran la verdad (como correspondencia con los hechos)


y la racionalidad epistémica (entendida como una que requiere
de justi¿caciones argumentativas para toda creencia racional)2
entonces, se valorarán las justi¿caciones argumentativas poten-
ciadoras de verdad

1
Así le llamó Galeno a un pirrónico de este tipo (Cfr %arnes, 19, pp -3)
por otro lado, los textos clásicos de Sexto (mpírico permiten una interpretación
rústica
2
(l cliffordiano exige una justi¿cación vía razones para toda creencia racional: ³(s
un error siempre, en cualquier lugar y para cualquiera, creer algo sobre evidencia
insu¿ciente´ &lifford (19) >7odas las traducciones del inglés son mías@ .
Popper (194, &ap 4) identi¿có esta actitud como la de un racionalista acrítico
e hizo notar que este tipo de racionalismo es autorreferencialmente inconsistente,
pues no puede justi¿car sin petición o estipulación su criterio de racionalidad, ya
que cualquier argumentación a favor del criterio, presupone al criterio, es decir,
asume que las razones o argumentos son estrategias justi¿cadoras legítimas

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Tercera parte: escepticismo contemporáneo

2 Si para propiciar este tipo de justi¿caciones potenciadoras de


verdad, hay que buscar la imparcialidad u objetividad3 (es de-
cir, si hay que evitar la arbitrariedad epistémica, de modo de
poder distinguir entre apariencia y realidad),4 entonces este tipo
de justi¿caciones deben rechazar la petición de principio y la
estipulación
3 Si también se valora la autonomía intelectual, porque se buscan
justi¿caciones no arbitrarias desde el punto de vista del propio
creyente5 en consecuencia las justi¿caciones también han de
ser conscientizables –accesibles al sujeto vía la reÀexión– al
menos en principio Por tanto, el aprecio por la autonomía inte-
lectual requiere de justi¿caciones en términos de razones creí-
das por el sujeto es decir, en términos internistas
4 Ahora bien, de la procuración de racionalidad epistémica, de la
verdad y de la autonomía intelectual se sigue una regresión al
in¿nito de razones, pues las aducidas a favor de alguna creen-
cia racional deben ser conscientizables (al menos potencial-
mente) y justi¿cadas a su vez por razones diferentes, también
conscientizables y todo esto, sin estipulación o circularidad /a
búsqueda de la verdad por correspondencia, de la racionalidad
epistémica y de la autonomía intelectual exige un sinfín de di-
ferentes justi¿caciones internistas, pero sin petición de prin-
cipio, ni estipulación /lamamos a esta trinidad de desiderata
responsabilidad epistémica
 1uestra hipótesis es que el pirrónico busca la plena respon-
sabilidad epistémica, pues le parece valiosa, aunque suspen-
de el juicio sobre si son valiosas6 Otros internistas tienen en

3
Cfr 0 /ammeranta, 200, Secc 
4
(l pirrónico es un realista, a él le parece que existe una distinción entre aparien-
cia y realidad, aunque es un agnóstico sobre cuál puede ser esa realidad
5
Cfr A &ling, 2009, pp 339-40
6
/as apariencias del pirrónico, ya sean sensoriales o intelectuales, pueden estar en
Àujo, o bien, ser estables, nuestra reconstrucción de la actitud pirrónica presupo-

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13. Kōan del pirronismo

comparación con el pirrónico internista un compromiso más


débil con la verdad, debido a que estos otros internistas pueden
tolerar algunas estipulaciones o circularidades y/o peticiones
de principio, como lo ilustran las posturas fundacionistas y co-
herentistas
 8na vez prohibidas como viciosas (en tanto, estrategias jus-
ti¿cadoras) la circularidad y la estipulación –y si además la
regresión al in¿nito también le pareciese viciosa a nuestro pi-
rrónico–,7 en tal caso, se sigue que el tipo de justi¿caciones
plenamente responsables requeridas por la axiología del pirró-
nico serán por ende inalcanzables o que por lo menos no se-
rán plenamente alcanzables8 (ntonces, la distinción genuina
entre apariencia y realidad parece ser una empresa imposible
De esto se sigue que el pirrónico deberá concluir con la epoché
sobre la justi¿cabilidad de sus creencias como objetivamente
correctas y sobre si es alcanzable el conocimiento objetivo

De esta forma, la búsqueda de la plena responsabilidad epistémica


explicaría y motivaría el escepticismo pirrónico de corte rústico y de

ne que la apariencia del pirrónico de que la responsabilidad epistémica es valio-


sa, es una apariencia estable Por otro lado, en el caso de las apariencias en Àujo,
es de suponerse que para un sujeto S y para un instante dado t, una apariencia
particular de cierto tipo no sea controvertida (s decir, esta apariencia no estaría
contrapuesta con o balanceada por otra diferente, pues para cada instante habría
sólo una apariencia de cierta clase –ya sea sensorial o intelectual–, por ejemplo,
en un instante dado t, un sujeto sólo puede experimentar la apariencia de sed y
no puede tener ambas, la apariencia de sed y su opuesta, en el mismo instante
7
/a regresión al in¿nito parece viciosa, pues al carecer de término la cadena jus-
ti¿cadora, no hay justi¿cación que transmitir, ya que no hay una última razón
justi¿cada amén de que estas regresiones in¿nitas nos llevan más allá de la
capacidad de nuestras creencias tanto actuales como disposicionales (Cfr. &ling,
2009, pp 340-2) .lein (200), sin embargo, ha argumentado que una regresión
potencial al in¿nito no es viciosa Para una crítica a .lein, ver mi trabajo (2010)
8
(ste trilema es desde luego el trilema de Agripa, si los tres cuernos del Agripa
son viciosos, las justi¿caciones buscadas son inalcanzables Cfr Sexto (mpírico
(PH: 114-9)

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Tercera parte: escepticismo contemporáneo

ser así, las explicaciones alternativas de la actitud pirrónica en térmi-


nos de la búsqueda de la ataraxia serían innecesarias o irrelevantes
Algo deseable, dado el debate en curso sobre si la búsqueda de la
ataraxia puede ser una meta coherente para el pirrónico9
Si las metas del pirrónico fuesen inalcanzables, como a él le pare-
cen que son, ¢puede el pirrónico al menos aproximarse a la clase de
sus anheladas justi¿caciones" Parecería que sería posible aproximar-
se a este tipo de justi¿caciones, al menos para algunas proposiciones
en tanto se ofrezcan más y más diferentes buenas razones a favor de
la proposición a justi¿car, de tal forma que el Musti¿candum sea creí-
do debido a las razones aducidas Pero si una buena razón debe ser
racional e intelectualmente autónoma, entonces no debe ser arbitraria
desde el punto de vista del creyente, debe estar justi¿cada por otra
razón creída por el sujeto, lo que genera una regresión al in¿nito
Regresión que el pirrónico encuentra viciosa, pues una regresión al
in¿nito, de hecho, no proporciona razones, ya que no hay justi¿ca-
ción que transmitir, debido a que no hay una última razón justi¿cada
(amén de que estas regresiones in¿nitas nos llevan más allá de la ca-
pacidad de nuestras creencias tanto actuales como disposicionales)
< si la regresión fuese ¿nita, las razones de una secuencia ¿nita
como ésta, no serían buenas razones, porque la razón inicial de esa
secuencia tampoco estaría justi¿cada vía otra razón, de modo que
no sería racional, amén de que no podría heredar justi¿cación a sus
sucesoras en la cadena Pero si ahora se argumentase que esta razón
inicial podría estar justi¿cada por algo que no es una razón, por ejem-
plo, vía un proceso perceptivo (como argumentan algunos fundacio-
nistas), entonces se estaría ignorando la autonomía intelectual, pues
este tipo de procesos son opacos al sujeto )inalmente, si la secuencia
se cerrase sobre sí misma, habría circularidad, algo que el pirrónico
encuentra, le parece, epistémicamente arbitrario y vicioso
Alguien todavía podría aducir que el pirrónico no puede excluir la
posibilidad de que la justi¿cación emerja gradualmente conforme se
añaden más razones, más eslabones, a favor del Musti¿candum es de-

9
Cfr, por ejemplo, el ensayo de ( Sosa en este mismo volumen

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13. Kōan del pirronismo

cir, que la justi¿cación emerja en lugar de ser transmitida o heredada


desde alguna razón cimiento 1ótese que este hipotético y misterioso
proceso creador de justi¿cación, aun de darse, sería opaco al sujeto y
por lo tanto sería contrario a la búsqueda de la autonomía intelectual
1o parece, entonces, que el pirrónico pueda aproximarse a sus anhe-
ladas justi¿caciones plenamente responsables, simplemente agregan-
do nuevas razones a favor del Musti¿candum
Además, incluso en el caso de que sus metas fuesen aproximables,
el pirrónico no sabría si realmente se está acercando a sus metas, pues
cualquier criterio de éxito, cualquier criterio de aproximación, que
pudiese proponer, también tendría que enfrentarse al Agripa
Podríamos imaginar, per impossibile, a nuestro héroe imbuido de
esperanza en que su investigación lo acerque a sus Musti¿cantia ple-
namente responsables /o podemos imaginar esperanzado en que en
su búsqueda de la que le parece inalcanzable perfección epistémica,
pueda alcanzar algo menos, aunque también valioso, la excelencia
epistémica10 (sta esperanza, empero, no es racional (es arracional),11
es una esperanza que nuestro pirrónico no puede justi¿car sin caer en
las garras del Agripa, esta esperanza requiere de un salto ¿deísta (l
¿deísmo, no obstante, implicaría traicionar su búsqueda de plena res-
ponsabilidad epistémica, en particular, su búsqueda de racionalidad,
pues recordemos que nuestro pirrónico quiere ser racional
Así, el pirrónico que quiere ser plenamente ¿el a los ideales que
le parecen valiosos, se encuentra ante un dilema imposible, para pro-
ceder requiere al menos de esperanza, pero esta esperanza requiere a
su vez de un acto de fe en que esta esperanza sea racional (s decir,
requiere de una estipulación no justi¿cada, lo que equivale a que el

10
Cfr A &ling (2009, pp 340-2)
11
(sta esperanza no es irracional, pues el pirrónico no sabe que sus metas no sean
aproximables, a él sólo le parecen así puesto de otra forma, esta esperanza sería
irracional sólo si el pirrónico pudiese justi¿car sus metas como no aproxima-
bles (ya que en ese supuesto, su esperanza de acercarse a sus metas, entraría
en contradicción con la justi¿cación de sus metas como no aproximables) (l
pirrónico, sin embargo, no puede alcanzar esta justi¿cación sin caer en alguno
de los cuernos del Agripa

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Tercera parte: escepticismo contemporáneo

pirrónico traicione sus ideales epistémicos, entonces parece que o


termina en la catatonia epistémica, o que traiciona en alguna medi-
da sus ideales ,deales que por ser no alcanzables (o por parecer no
alcanzables), no por eso dejan de parecer ser valiosos o deseables
(ntonces, diafonía (ntonces, el kǀan del pirrónico
(l pirrónico es así, un héroe trágico, pues no parece que pueda
satisfacer las condiciones que la trinidad de los valores que encuentra
deseables le impone (l pirrónico sería un 7antálo: ³(l hombre, es-
clavo del querer, es un 7ántalo devorado por la sed eterna´12 De ser
así, el pirrónico estaría lejos de ser ataráxico (l aforismo de Scho-
penhauer, sin embargo, no se aplica al pirrónico, pues este escéptico
suspende el juicio sobre el valor objetivo de sus ideales, a él mera-
mente le parecen valiosos (sto seguramente debilita o elimina su
frustración (l pirrónico se encontraría en una situación análoga a la
de la zorra, la de la fábula, y las uvas inalcanzables, que le parecen
apetecibles, pero razona que pueden estar verdes, esta última consi-
deración ayuda a la zorra a resignarse a no poder alcanzarlas De ser
así, nuestro pirrónico es un héroe trágico resignado, dado que suspen-
de el juicio, dado que no sabe, sobre si lo que descubre que él mismo
desea –y que le parece que no puede alcanzar– sea objetivamente
deseable e inalcanzable

V. ¿Qué hacer ante la aporía?

8na posibilidad es que nuestro pirrónico (¢uno revisionista") crea


pasivamente –es decir, sin control voluntario– y use sin aceptarlos
(donde la aceptación es un juzgar algo como objetivamente verdade-
ro, apoyado en razones y bajo nuestro control directo y voluntario)
aquellos presupuestos (epistémicos, metafísicos, inferenciales, meto-
dológicos, axiológicos) que le parecen en un tiempo t, como los consi-
derados por su comunidad epistémica como los correctos y como los
indispensables para obtener conocimiento < que use estos pareceres

12
Schopenhauer, 2009, p 104

346
13. Kōan del pirronismo

como si estuviesen justi¿cados como correctos o verdaderos qua pa-


receres, suspendiendo el juicio sobre su corrección objetiva, sobre su
indispensabilidad y sobre su justi¿cabilidad Para el pirrónico, estos
presupuestos sobre pareceres tendrían el carácter de convenciones,
aunque no del todo arbitrarias, pues serían los presupuestos que le
parecen como aceptados y como usados por su comunidad episté-
mica en un tiempo t, estas convenciones estarían motivadas (que no
justi¿cadas) por estas apariencias suyas (stos presupuestos conven-
cionales serían, empero, epistémicamente arbitrarios, dado que care-
cerían del tipo de justi¿cación buscada por nuestro escéptico13
Por otro lado, el pirrónico, con una actitud caritativa y a la luz de
los éxitos de nuestra ciencia-tecnología (y dejando de lado escenarios
cartesianos), podría concluir que parece que tenemos, si no conoci-
miento objetivo o genuino, sí algo menos que eso: conocimiento tout
court (ste conocimiento tout court tendría un carácter condicional y
requería que se procediese como si estuviese justi¿cado el siguiente
condicional & (así como si estuviese justi¿cado su antecedente):

&: Si los presupuestos más básicos aparentemente usados y


aceptados por nuestra comunidad epistémica (por ejemplo,
presupuestos epistémicos, metodológicos, inferenciales, axio-
lógicos) en un tiempo t fuesen justi¿cados como los correctos
o verdaderos,14 entonces aquellas teorías con¿rmadas o corro-

13
&omo hace notar ( Sosa en su ensayo en este volumen, si los modos de Agripa
son totalmente generales, entonces el pirrónico no podría razonar, pues para ha-
cerlo, requiere al menos dar por sentadas algunas proposiciones sobre aparien-
cias: nuestras convenciones Así, nos dice Sosa: ³Pero si los modos de Agripa
conducen a la suspensión general de asentimiento entonces, el escéptico no
asentiría a proposición alguna, ni siquiera a alguna proposición acerca de cómo
le parecerían las cosas, aunque el asentimiento a algunas de estas proposiciones
parecería requerirse si es que él va a ser capaz de razonar´ Sin embargo, el pi-
rrónico podría proceder dando cabida a las proposiciones sobre sus apariencias,
en tanto convenciones
14
(stos presupuestos bien pueden ser los objetivamente correctos, el pirrónico
simplemente concluye con una epoché sobre su corrección

34
Tercera parte: escepticismo contemporáneo

boradas por nuestras investigaciones con su ayuda quedarían


justi¿cadas en t como verdaderas (o si se pre¿ere, como proba-
blemente verdaderas, verosímiles o como empíricamente ade-
cuadas)

(stos dos supuestos, tienen el carácter de estipulaciones dogmáticas


(aunque peculiares pues no se estipula que sean las objetivamente
verdaderas, sólo se estipula que parecen ser las usadas, creídas y re-
queridas por nuestra comunidad epistémica) O si se pre¿ere, tienen
el carácter de convenciones,15 convenciones sobre algunas aparien-
cias del pirrónico, en un momento dado, de ahí que este tipo de cono-
cimiento no sea el conocimiento genuino al que aspira el pirrónico
De este modo, un pirrónico rústico que siguiese sus apariencias
intelectuales y sensoriales, así como usos y costumbres aparentes,
otorgándoles un carácter convencional, podría vivir su escepticismo
e incluso hacer investigación cientí¿ca16

VI. Conclusión

Se ha argumentado que el pirrónico podría creer pasivamente (pero


no aceptar como correctos) un mínimo17 de presupuestos o estipula-
ciones de carácter convencional de modo de no caer en la catatonia
epistémica (stos presupuestos serían los aparentemente creídos y
usados por su comunidad epistémica /a opción propuesta para nues-
tro pirrónico revisionista es así un mínimo de dogmatismo o con-
vencionalismo, aunque él sólo cree estas convenciones, en tanto que

15
(stas convenciones no pueden ser justi¿cadas sin caer en el Agripa, pero tam-
poco no todas pueden ser criticadas, pues no todo es criticable, suponer lo con-
trario conduce a una paradoja lógica (Cfr Post, 191)
16
De esta forma la pregunta del título del ensayo de %urnyeat (1983) (¢Puede el
escéptico vivir su escepticismo") recibe una respuesta a¿rmativa
17
1uestro escéptico busca un mínimo dado que intenta aproximarse a su ideal (la
plena responsabilidad espistémica), en particular, a ser racional de modo que

348
13. Kōan del pirronismo

posibles descripciones correctas de sus apariencias –ya sean senso-


riales o sus apariencias sobre los usos y creencias de su comunidad
epistémica– de validez, de corrección o de verdad, en un tiempo t
Pero no acepta estas convenciones como descripciones objetivamen-
te correctas o verdaderas de esas apariencias, pues no están justi¿-
cadas como las objetivamente correctas (ya que cualquier intento de
justi¿cación abriría un nuevo Agripa) Además, dado que suspende el
juicio sobre la corrección de sus apariencias, también lo suspenderá
sobre la corrección o verdad de los referentes de sus apariencias
1uestro pirrónico procede como si estuviese justi¿cado el con-
dicional & y su antecedente, aunque plenamente consciente de que
le parece que no lo están: suspendiendo entonces el juicio sobre su
justi¿cabilidad y corrección objetiva, esto último crea, empero, la
posibilidad lógica (¢también la psicológica")18 de un relativismo de
convenciones fundacionales no justi¿cadas, algunas de las cuales po-
drían cambiar con el tiempo, esta última posibilidad genera además
la posibilidad de un relativismo histórico à la Kuhn, en el que los
cánones metodológicos y axiológicos de carácter convencional estén
en Àujo, no existiendo estándares ahistóricos

ha de evitar en la medida de lo posible las estipulaciones o presupuestos no jus-


ti¿cados (l mínimo de presupuestos es aquel indispensable para hacer ciencia,
aunque cuál es este mínimo, está abierto a debate, así, el mínimo de presupues-
tos metodológicos requeridos por un realista cientí¿co no es el mismo que el
de un instrumentista o un empirista constructivo &on relación a este asunto, el
pirrónico seguirá una vez más sus apariencias convencionales sobre la práctica
de su comunidad
18
4ue este relativismo también puede ser psicológico lo ejempli¿can algunos
de los autollamados creacionistas ³cientí¿cos´, quienes, para lograr coherencia
entre sus creencias religiosas y la evidencia cientí¿ca hoy aceptada, dan la bien-
venida a las hipótesis ad hoc

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Tercera parte: escepticismo contemporáneo

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