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PRIMERA UNIDAD.
Lectura Obligada:
- Código de ética profesional del Colegio de Abogados de Arequipa.
- Grande Yánez Miguel, Ética de las Profesiones Jurídicas, Universidad
Jesuitas, desclée. Bilbao 2006. Introducción, Capítulo 1.
1
- Hortal Augusto. Ética General de las Profesiones. Centros Universitarios de
la Compañía de Jesús. Desclée. Bilbao 2002. Capítulo 4.
Lectura Sugerida:
- Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Pontificio Consejo Justicia y
Paz. Ed, Paulinas 2005. Capítulo IV,
2
A.2 Ideas filosóficas preponderantes en esta era posmoderna
Otro factor que incide en la concepción que pueda tener un profesional, sobre
la ética, está determinado por las ideas filosóficas preponderantes en esta
llamada era posmoderna. Por mencionar algunos, que seguramente no agotan
toda la gama, pero por lo menos son los más importantes:
1
José Ramón Ayllón. Ética Razonada. Ediciones Palabra S.A. Madrid 1999. Pág. 14
3
absoluto. Para sus seguidores, la ética es el fruto de una neurosis
colectiva; la obsesión de una humanidad que se siente culpable que
busca alivio en el conocimiento de lo vivido en su infancia. Una ética
centrada en lo psicológico, polarizada por el problema de los instintos,
dominada por los principios del placer y la utilidad, encierran al hombre
dentro de unas fronteras impuestas por el instinto sexual, la libido, que
lo alejan de lo trascendental, y de su proyección hacia el futuro. (“Tótem
y Tabú”; “El Malestar y la Cultura”.)
2
Held, David.McCrew, Anthony. Goldblatt, David y Perraton, Jonathan. Transformaciones Globales.
Política, Economía y Cultura. OXFORD. Mexico 2002 L.
3
Bauman, Z. La Globalización. Consecuencias Humanas. Mexico. Fondo de Cultura Económica. 2001.
4
tanto el interés de la humanidad que se ha perdido de vista cualquier
otro horizonte, pareciera que la meta del hombre es el
perfeccionamiento de las máquinas y no de sí mismo, y en ese contexto
una ética basada en principios espirituales no tiene acogida, y genera
como reacción el apego a normas de moral antiguas, aplicadas sin
discernimiento.
5
parte por intuición, siempre con algo de convicción, pero muchas de las
veces con cierto pudor o vergüenza: saben que es importante vivir
éticamente, pero les falta argumentos para defender su posición, lo que
puede llevarlos a abandonar la moral, por temor al qué dirán, al ridículo,
a la falta de espíritu crítico y de autonomía de pensamiento frente al
grupo, es decir por falta de madurez ética. Frente a todo ello, no
debemos olvidar que existe un patrimonio ético que nos ha sido legado
por los grandes filósofos y por las religiones, y que la ley natural siempre
se manifiesta en el corazón de cada uno de nosotros.4
La libertad inteligente.
Y nos sigue diciendo que por el hecho de ser inteligentes y libres no somos
gobernados ni por el instinto ni por la sensibilidad; y que hacemos honor a
nuestra condición de sujetos al sujetar nuestros actos, al llevar la rienda de
nuestra conducta, conduciéndonos, ya que nuestra composición de libertad e
4
Carlos Hallet C. sj. El Profesional y la ética hoy. Introducción a la moral. Ed. Paulinas. S. de Chile.
5
Hans Kung. Proyecto de una ética mundial. Ed. Trotta 1992.
6
José Ramón Ayllón. Ética razonada. Libros MC Madrid 1999. pág.9.
6
inteligencia es de dos piezas inestables que a veces no encajan bien e incluso
a veces constituye una mezcla explosiva; porque como seres humanos
llamados a vivir en sociedad tenemos que aprender a vivir bien, porque
queremos ser felices y el mal sabemos que nos esclaviza. Somos seres
humanos y no animales y necesitamos del arte de saber construir nuestras
vidas con autentica calidad. No vivimos aislados sino en comunidad, en
sociedad y nuestro mundo no puede ser la selva y el caos.
7
un código deontológico se dirigen a la conciencia de los individuos y a su
buena voluntad de someterse al juicio de sus pares.
B.1.- Concepto.
8
gente a hacer cosas malas creyendo que son buenas y por tanto los demás
también las pueden pensar, hacer o dejar de hacer, porque lo que no está
expresamente prohibido por una norma, se puede hacer.
Cicerón dijo: “Lo peor de las personas importantes no es que sean viciosas,
sino que tengan tantos imitadores. Pues basta con recorrer la historia para ver
que, tal como fueron los principales ciudadanos de una república, así fue esa
república, y los cambios que los grandes introdujeron en sus costumbres no
tardaron en ser adoptados por el pueblo. Por eso los grandes, cuando tienen
vicios, resultan particularmente perniciosos para el Estado, pues además de
estar corrompidos, corrompen a los demás”.14
14
José Ramón Ayllón. Ética razonada. Libros MC Madrid 1999. pág.128.
15
León Trahtemberg. La Moral como Privilegio. Arequipa al Día. 27 de marzo de 2005.
16
Rodolfo Luis Vigo (H.). Ética del Abogado. Conducta Procesal Indebida. LexisNexis Abeledo Perrot.
Buenos Aires.2004. Pág.65.
9
profesión, si la ejerce de manera imprudente y si la retribución que exige no
corresponde de manera equitativa a los servicios prestados, y añadiremos, si
incumple con los deberes que le impone su colegiado mediante su código
deontológico: el pago de comisiones indebidas (soborno, coimas), el cohecho,
los pactos indebidos con la parte contraria, el asumir conductas procesales
indebidas, el uso de recursos dilatorios, de argumentos falsos, medios ilícitos,
publicidad indebida, incitación al litigio; la dicotomía, que consiste en duplicar o
multiplicar los ingresos u honorarios pasándose los profesionales de un mismo
ramos los clientes de uno al otro, el mal uso de los pactos quota litis, de los que
trataremos más adelante; la propaganda indebida del propio bufete.17
17
Peinador C.M.F., Antonio. Moral Profesional. BAC, Madrid 1962. Pág. 271.
18
Guardini, Romano. Ética, lecciones en la Universidad de Múnich. BAC, Madrid 1999. Pág.629.
19
Peinador C.M.F., Antonio. Moral Profesional. BAC, Madrid, 1962. Pág. 84.
10
el orden racional contenido en la ley natural, accesible a todo hombre, señala
unas pautas ético - políticas fundamentales tanto para los ciudadanos como
para los gobernantes. Recordemos la insistencia con que Santo Tomás
deposita en el legislador la responsabilidad primordial de desarrollar en los
ciudadanos las virtudes éticas. De hecho, remarca Dewan, “es una
enseñanza constante de Tomás de Aquino que el fin, la meta o el bien de la
sociedad política es la virtud, es decir, el bien humano, y que para lograr esto
es necesario que los gobernantes sean virtuosos. …Y ser virtuoso no es más
que seguir fielmente la voz de la naturaleza racional que nos inclina a la
consecución de su telos o fin o bien propio. La consumación de nuestro ser
individual y social no se alcanzará jamás si se desatiende dicha voz. Nuestro
propósito al mostrar el valor decisivo de la vida social y del bien común para
la plenitud humana, se encamina a evidenciar que resultados tan anhelados
como son los de una convivencia justa y pacífica no podrán alcanzarse si no
se atiende a estos elementos fundamentales de la vida individual y
comunitaria. Tal como ha enseñado Lawrence Dewan, la naturaleza humana,
obra de la divina sabiduría, marca el camino por seguir si queremos
establecer relaciones justas, cuyo fruto es la paz.”20
a) Los principios éticos son aquellos imperativos de tipo general que nos
orientan acerca de qué hay de bueno y realizable en unas acciones y de malo y
evitable en otras.
Los Principios se distinguen de las normas en que éstas son menos genéricas,
las normas aplican los principios a situaciones concretas aunque no siempre
queda clara la distinción.
Sin ser los principios veredictos definitivos e independientes, nos ofrecen sin
embargo, el punto de partida y nos hacen fijar en consideraciones básicas que
se deben tener en cuenta para tomar decisiones o resolver casos
problemáticos.
La bioética ha aportado a la ética profesional aspectos fundamentales en la
teoría de los principios, y de los tres que fueron consagrados: el de respeto a
las personas, el de la beneficencia y el de la justicia, se ha llegado hoy a cuatro
20
Irizar, Liliana Beatriz. Los Fundamentos Metafísicos de la Ética y la Política en Lawrence Dewan:
Elementos para la construcción de una comunidad democrática, justa y pacífica. Díkaion, Revista de
Fundamentación Jurídica. Año 24, Vol. 19 Núm. 1/1-248-Chía, Colombia, Junio 2010. Universidad de La
Sabana.
21
Augusto Hortal. Ética General de las Profesiones. Universidad Jesuitas. Desclée. Bilbao 2002. Pág.92.
11
principios fundamentales: el de beneficencia, el de autonomía, el principio de
justicia y el de no maleficencia.
1.- Principio de Beneficencia: Hacer bien una actividad y hacer bien a los
otros mediante una actividad bien hecha.
Comprende pues el realizarse como profesional, la permanente actualización
en conocimientos propios de la profesión, para realizar un servicio profesional
eficiente que redunde en beneficio no solo del profesional, en cuanto que
satisfaga su capacidad, así como del cliente, en cuanto que satisface su
necesidad o interés, sino de la sociedad en general, en cuanto que satisface
su aspiración ética de justicia. “El abogado no puede, no debe defender de tal
manera a su cliente que dañe a todos los demás, al conjunto de la sociedad, a
la administración de justicia y cause un deterioro serio en las instituciones
dedicadas a administrarla conforme a las leyes” 22 Implica Ser competente,
diligente, responsable. La deontología será precisamente, a través del control
de los colegios profesionales, la que califique las conductas, que ante una
eventual denuncia, puedan ser calificadas de buenas, competentes, correctas,
o malas y sancionables.
3.- Principio de Justicia: se debe procurar dar a cada quien lo suyo, lo que le
corresponde.
Supone un compromiso con el bien público y con los grandes problemas
sociales, así como de servicio a la sociedad para ayudar a solucionarlos. Los
profesionales para ser justos tienen que ser leales a las condiciones sociales
en las que ejercen la profesión.
22
Augusto Hortal. Op. cit. Cap.5 Pág. 128.
12
b. Que los efectos buenos y malos se sigan inmediatamente del acto, es
decir, que el objeto bueno no se obtenga por medio del malo.
“Hacer bien las cosas para hacer bien a las personas prestándoles un servicio
profesional competente, responsable, adecuado a sus necesidades y deseos
como forma de ayudarles a vivir la vida, a vivirla mejor o a no vivirla peor, es la
caracterización que hemos ofrecido del que puede llamarse principio de
beneficencia en el ejercicio de una profesión.
Para ser un profesional ético hay que serlo íntegramente; no valen los atajos ni
las simplificaciones. El profesional que actúa éticamente tiene que cumplir
con todos los principios en la medida en que las situaciones lo permiten.
…”23
c) Los Valores son esas propiedades o calidades sui generis que poseen los
seres y que se dan en un orden jerárquico, que determina que en caso de
conflicto se prefiera el superior. Es la condición de algo que sirve y es
deseable. Son realidades objetivas porque su existencia no depende del sujeto
sino de la naturaleza misma del ser. Es en sí la perfección del ser y que debido
a ello atrae nuestra potencia apetitiva, nuestro deseo de realizarla o de
23
Augusto Hortal. Op. cit. Cap.10. Pág. 173.
13
alcanzarla. Para la ética el valor es el bien. (Ser veraz, ser justo, ser
responsable, ser tolerante, ser dialogante, ser solidario, trabajar honradamente,
mantener la palabra dada, ser crítico y saber aceptar la crítica, estar abierto a
la utopía…)
14
evitar las interferencias es importante que nos introduzcamos en un proceso
educativo de maduración de la conciencia, que se consolida con la formación
y la autonomía, enfrentándonos así a las diversas manipulaciones a las que
puede ser sometida. Y ante las dificultades y oscuridades se impone el arte
de la interpretación y el discernimiento, fiel y creativo a la vez, algo que debe
acompañar todo proceso de conciencia.”24
15
Laicos y compromiso profesional, 543;
Laico y formación profesional, 546;
Profesionales y comunidad cristiana, 529;
Misión y ambiente profesional, 550.
“Una persona justa es una persona ecuánime que no se deja llevar ni por la
moda, ni por el “qué dirán”, ni por veleidades caprichosas. Ser justo hoy
significa vivir radicalmente a favor de la dignidad de la persona humana,
16
buscando su bien. …El valor ético de la justicia es un valor fundamental y,
juntamente con la verdad, constituyen la piedra angular del edificio de la ética
civil. Sin justicia y verdad no hay ética y, cuando la ética elemental falla, el
incivismo se apodera de nuestras sociedades y estas resultan inhabitables.”25
25
Joan Bestard. Diez Valores éticos. PPC. Madrid 2004. Pág. 61
17
SEGUNDA UNIDAD:
El Abogado y su función
A. El Abogado.
A.1 Concepto
A.2 El abogado en la Iglesia
A.3 Buen y mal abogado
B. Diversas formas posibles de vidas (maneras de vivir) ético-jurídicas,
del abogado.
B.1 Bíos justo,
B.2 Bíos utilitario.
B.3 Bíos Legista.
B.4 Conclusión
C. El Bíos Prudente.
C.1 La Prudencia Jurídica.
D. Función del Abogado en el Campo Jurídico.
D.1 Interprete
D.2 Crítico valorativo
D.3 Difusor
D.4 Fuente material pre normativa
E. La imagen negativa del abogado en la sociedad actual, desprestigio y
rechazo social.
Lectura Obligada:
- Vigo Rodolfo Luís, ética del Abogado, conducta procesal indebida. Lexis
Nexis. Abeledo-Perrot, Buenos Aires 2003. Capítulos 3, 4 y 5.
Lectura Sugerida:
- Grande Yánez Miguel, Ética de las Profesiones Jurídicas, Universidad
Jesuitas, desclée. Bilbao 2006. Capítulo 2.
- Hortal Augusto. Ética General de las Profesiones. Centros Universitarios de
la Compañía de Jesús. Desclée. Bilbao 2002. Capítulo 4.
A.- El Abogado.
“Para ser competente en la práctica del derecho uno debe dominar, por
supuesto, un conjunto considerable de doctrinas, y conocer las distintas formas
de argumentación que emplea el derecho. No obstante, el abogado
verdaderamente notable, el que es reconocido por sus colegas como un
practicante ejemplar, y cuyo trabajo es distinguido por su sutileza e
imaginación, posee más que un simple conocimiento doctrinario y destreza
argumentativa. Lo que distingue a un abogado de esta clase y hace de él un
modelo para la profesión, no es cuánto sabe sobre derecho, ni tampoco su
manera inteligente de hablar, sino la sensatez con la cual juzga lo que su tarea
requiere. Cuando un abogado quiere elogiar el trabajo de otro, lo más probable
es que le diga que es una persona de buen juicio. Entre abogados practicantes
nada es más valioso. Por cierto, si uno observa principalmente la retórica de la
profesión ( la cual puede darnos al menos una idea de cómo se ven los
abogados a sí mismos), va a poder constatar que la virtud más admirada por
los abogados que creen esencial para su trabajo es la del buen juicio o la
18
prudencia, para usar un término más antiguo cuyo sentido sufrió una alteración
radical en los tiempos modernos.”26 (Martín F. Böhmer, 1999)
Nuestro Código de Ética de los Colegios de Abogados del Perú, Artículo 17,
resalta la importancia de la actitud independiente y autónoma del abogado en
aras al libre ejercicio de su ministerio. El Artículo 1, se refiere a la justicia como
fin de la actuación del abogado, y los medios para ello, mediante la defensa de
los derechos de su patrocinado, con estricta observancia de las normas
jurídicas y morales. Y el Artículo 25, señala como obligación del abogado ser
eficiente en el uso de los instrumentos para alcanzar su fin.
El jurista Couture, señalaba que la abogacía podía ser la más noble de las
profesiones o el más vil de los oficios. Se refería al hecho de que al estar los
abogados en continuo o permanente contacto con todas las miserias del
mundo, sin una adecuada formación, sin una vida fundada en valores y
principios sería fácil que caigan en la tentación de usar todos los recursos,
incluso los vedados por la recta conciencia, para alcanzar sus objetivos.
26
Martín F. Böhmer. Compilador. La Enseñanza del Derecho y el Ejercicio de la Abogacía. Edit. Gedisa.
Barcelona 1999. Pág. 228.
27
Francisco Javier de la Torre Díaz. Ética y deontología jurídicas. Edit. DYKINSON, Madrid.2000. pág.
263.
19
de personalidad. Apuntar a tener sabiduría práctica jamás puede ser apuntar
simplemente a apropiarse de una capacidad, cuyo dominio no produce ningún
cambio en el que lo posee. Apuntar a poseer sabiduría práctica es apuntar a
una concepción particular de la personalidad y al modo de vida asociado a ella.
Mientras el propósito de uno sea verdadero, el resultado será probablemente lo
que Sócrates describe en La República como un giro del alma, una
transformación de uno mismo, el desarrollo de una persona profesional. A
diferencia de otras personas, yo no considero esto como una causa de
arrepentimiento o de temor. Al contrario, lo veo como una fuente de orgullo,
puesto que el carácter que los abogados pueden lograr desarrollar si viven de
acuerdo con sus ideales profesionales, es en sí mismo un mérito que proviene
de haber alcanzado a poseer una cualidad central para la excelencia
humana.”28
A.1. Concepto.-
“El abogado es la persona a quien la sociedad ha habilitado, luego de lograr
conocimientos especiales sobre el derecho, para que con prudencia jurídica
asesore a las personas acerca de sus derechos y obligaciones, y reclame de
los jueces el reconocimiento de sus pretensiones, recibiendo un pago equitativo
por esos servicios”.29
20
los patronos de las causas quienes confiando en el arma de su gloriosa
palabra, defienden la esperanza, la vida y la descendencia de los que sufren”.32
32
Justiniano. Corpus Iuris Civile. Código 2.7.14.
33
L’illustre Barreau. La Profesión Jurídica. Alocución de Pío XII el 23 de Abril de 1957 a un grupo de
abogados parisienses.
34
Ángel Osorio. El Alma de la Toga. Editorial Jurídicas Europa-América. Resumen de David Madrigal.
21
Xavier Zuviri, en sus cinco lecciones de filosofía, citado por Rodolfo Luis Vigo,
“la unidad de la actividad vital humana: es la energía, la actualidad del viviente
humano en su actividad. El bíos así entendido reviste distintos tipos. Y es que
bíos, tal como lo entienden los griegos, es ciertamente una actividad unitaria,
pero determinada por una actitud fundamental, por un ethos que subyace en
ella. Y según sean estas actitudes o ethos tendremos bíoi, vidas diversas”.35
Es decir que bíoi, son maneras de vivir la vida de acuerdo nuestros propios
principios o criterios, que sustentan nuestras escalas de valores, que le dan
sentido a nuestras vidas, y que, aunque no son definitivos, porque tratándose
de actitudes se pueden cambiar al adoptar otros valores o principios, sin
embargo nos definen, construyen nuestro “yo” en el ahora, en el presente, y lo
proyectan al futuro.
Vigo, considera los siguientes modos de vivir la profesión: el bíos justo, el bíos
utilitario, el bíos legista. Y añade un modo ético jurídico práctico: el bíos
prudente. Veamos cada uno de ellos.
35
Rodolfo Luis Vigo (H.). Ética del Abogado. Conducta Procesal Indebida. LexisNexis Abeledo Perrot.
Buenos Aires.2004. Pág.43.
22
Se llega al extremo de despreciar la seguridad jurídica que brinda la norma,
exigiendo que el juez tenga tales atribuciones, que le permitan actuar de tal
manera que sus fallos, antes que legales sean justos. El abogado deberá
convencer al juez de la justicia de su pretensión más que de la legalidad de la
misma, lo que conlleva la suposición, de que en el campo de la administración
de justicia, los jueces deben ser hombres perfectos.
23
Kelsen dice: “El deber jurídico…no tiene ninguna relación con la noción deber
moral. Un individuo está jurídicamente obligado a adoptar una conducta
determinada en la medida en que una norma jurídica hace de la conducta
contraria la condición de un acto de coacción llamado sanción”.37
B.4. Conclusión:
En el bíos justo existe una falta de respeto total a la ley y solo se tiene en
cuenta la justicia, encierra un desprendimiento ético total; en el bíos utilitario
no importa ni la ley ni la justicia sino lo que yo pueda obtener resultados
favorables a mis intereses personales utilizando cualquier medio, no existe un
comportamiento ético; en el bíos legista el derecho es un fin en si mismo, lo
que importa es la ley y su estricto cumplimiento más que la justicia, no es
tampoco un comportamiento ético aconsejable, aunque sea menos
cuestionable que el utilitario.
37
Rodolfo Luis Vigo (H.). Ética del Abogado. Conducta Procesal Indebida. LexisNexis Abeledo Perrot.
Buenos Aires.2004. Pág.52.
38
Josef Pieper. Las Virtudes Fundamentales. RIAKP, 6ta. Edición. Madrid 1998. Pág.16.
24
La prudencia es jurídica nos dice Vigo, “en la medida en que orienta al
establecimiento de una ordenación de conductas sociales en términos de
justicia. La prudencia Exige que ese obrar voluntario que elabora el
derecho se arraigue en la realidad a la cual se dirige, en su pasado y su
presente, y oriente en términos de justicia su desarrollo”.39
En este sentido, la prudencia actúa por dos vías, (1) aprehende la realidad
para (2) ordenar el querer y el obrar.
Con relación a la norma jurídica dada el abogado puede ser Intérprete, Crítico
valorativo y difusor. Es también una fuente material pre normativa.
39
Rodolfo Luis Vigo (H.). Ética del Abogado. Conducta Procesal Indebida. LexisNexis Abeledo Perrot.
Buenos Aires.2004. Pág.63.
40
Javier Hervada. Reflexiones acerca de la Prudencia Jurídica y el Derecho Canónico. Revista Española
de Derecho Canónico Nº XVI, año 1961. Pág.424.
25
Consiste en desentrañar el sentido de la ley desde una perspectiva técnica y
práctica, con el objeto de descubrir su sentido y alcance dentro de todo el
sistema jurídico, requiere de estudio y conocimiento del sistema, manejando de
manera prudente los sistemas gramatical, sistemático, teleológico, haciendo
una interpretación literal, extensiva o restrictiva, vinculando prudentemente la
norma con la conducta.
Para lograr pericia en el ejercicio de esta función, deberá ser un lector y crítico
constante de las disposiciones legales que se promulgan en el día a día. Estar
siempre atento a las nuevas leyes y sus reglamentos, a la jurisprudencia y a la
doctrina. De otra manera su actitud no sería ética.
D.3. Es difusor,
En la medida en que cumpla su papel de puente entre las fuentes formales del
derecho y las personas para quienes éste ha sido dado. Es el nexo entre los
juristas y los ciudadanos comunes.
Es tarea del abogado, explicar a sus clientes los alcances de las disposiciones
legales en relación con sus actos sometidos a consulta, siendo honesto al
señalar la aplicabilidad o inaplicabilidad de una disposición legal al caso
concreto materia de consulta o resolución.
26
el asesor del legislador, que asegura la legalidad de la norma legal a
promulgarse; y en este sentido como señala Vigo, también es un generador de
doctrina jurídica.
El ideal del abogado es tratar de llenar los vacíos de la ley, proponiendo las
normas apropiadas o la modificación de las ya existentes, para que en ningún
caso a causa del vacío legal se deje de administrar justicia.
Es importante tener clara conciencia que nuestra profesión no es bien vista por
la sociedad en general. Incluso no faltan los abogados que se consideran a sí
mismos como un mal necesario. Bástenos ver en la literatura, el cine, y las
artes en general cómo se dibuja la imagen del abogado, incluso en el
imaginario popular, en el chiste y los refranes encontramos la acidez con la que
se refiere la sociedad a nuestra profesión y consecuentemente a los miembros
de la misma. Me permito algunos ejemplos y pido disculpas anticipadas por el
tenor de los mismos.
¿Por qué los científicos están reemplazando las ratas de laboratorio por
abogados? Hay tres razones: 1.- Porque hay más abogados que ratas, 2.- los
científicos llegan a encariñarse con las ratas y 3.- hay algunas cosas que ni las
ratas harían.
Para saber cómo es un abogado, al pasar por su oficina tira un gato. Si el gato
sale corriendo es que el abogado es un perro, pero si sale corriendo el
abogado es que éste una rata.
El invierno pasado fue tan frío que vi pasar a un abogado con las manos en sus
propios bolsillos.
¿Por qué los tiburones no atacan a los abogados? Por cortesía profesional.
27
Estaba un abogado tomando el sol, llega una señora y le dice: - ¿Qué hace
abogado?, éste le responde: - Robándole unos rayos al sol. Y la señora le dice
lo siguiente: - Usted siempre trabajando verdad abogado.
“El libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita (1330 – 1343), trata de la
influencia del dinero en las decisiones judiciales;
28
Kafka en “El Proceso”;
Los casos Montesinos, Colina, Fujimori, Petroaudios, y tantos otros, así como
las permanentes noticias en los diarios y noticieros regionales y nacionales que
dan cuenta de la corrupción en los medios judiciales, no hacen más que
agrandar la mala imagen de los servidores de la justicia y propiciar el rechazo
de la sociedad.
Es contra esta imagen, y desprestigio de la profesión, con los que tenemos que
confrontar nuestro ejercicio profesional, y por tanto, se requiere de una sólida
formación en principios y valores, así como en los conocimientos propios de la
profesión, y especialmente el testimonio constante de probidad, de fortaleza y
amor a la verdad, para lograr revertir el concepto negativo y conseguir la
aceptación y reconocimiento de nuestra profesión. Como abogados cristianos
estamos llamados no solo a buscar la justicia con verdadera sabiduría sino en
santidad.
29
siendo abogado….la competencia desleal…etc… me interrumpió diciendo: -
Quiero ser abogado, como tú. Esto sucedió hace veinte años y desde
entonces he repensado mi vocación, y la he reforzado; estoy orgulloso de ser
abogado y de que mi hijo mayor haya optado por esta dignísima profesión.
30
TERCERA UNIDAD:
Deontología Jurídica
Lectura Obligada:
- Grande Yánez Miguel, Ética de las Profesiones Jurídicas, Universidad
Jesuitas, desclée. Bilbao 2006. Capítulo 5 y 6.
- Hortal Augusto. Ética General de las Profesiones. Centros Universitarios de
la Compañía de Jesús. Desclée. Bilbao 2002. Capítulo 11.
Lectura Sugerida:
- Eduardo J. Couture. Los Mandamientos del Abogado. Ed. Depalma. Buenos
Aires 1990.
Hemos visto en la primera unidad, que los principios éticos son imperativos
categóricos, de tipo general, que nos orientan acerca de qué hay de bueno y
realizable en unas acciones y de malo y evitable en otras. Al referirnos a
imperativos categóricos, estamos señalando que son juicios o raciocinios
mandatorios que afirman o niegan algo sin restricción alguna ni condición.
31
En la segunda unidad, siguiendo a Vigo, consideramos que existen maneras de
vivir la profesión, que el autor denomina “bíois” y los presenta como
características propias de la manera de vivir de cada persona y que para su
mejor entendimiento y estudio separa en justo, utilitario y legista, según sea
que predomine la falta de respeto a la ley por priorizar la justicia, o el interés
por los resultados favorables sin importar ni la ley ni la justicia, o la aplicación
estricta de la ley sin importar la justicia. Frente a estas maneras de vivir la
profesión de abogado, propone el bios prudente, que tiene de los tres
anteriores pero sujetos al obrar con conocimiento de los efectos de su
obrar, buscando la realización del bien, que exige como presupuesto el
conocimiento de la verdad. Sólo si buscamos verdaderamente la verdad, en
cada caso, en cada actuación, con la pretensión de realizar el bien, conociendo
objetivamente la realidad, estaremos haciendo de nuestra conducta una
conducta ética.
Vamos a ver ahora, partiendo del reconocimiento previo que nos ha sido
suficientemente explicado en los cursos de Introducción al Derecho, Filosofía
del Derecho, Ética, y algún otro; que la abogacía no es un negocio, es una
tarea social y así también lo reconoce nuestra ley orgánica del Poder Judicial,
cuando en el Art. 284, expresamente enuncia: “La abogacía es una función
social al servicio de la Justicia y el Derecho…”
El Art.3. señala que el abogado debe actuar con honradez y buena fe, no debe
aconsejar actos fraudulentos, ni afirmar o negar con falsedad, hacer citas
32
inexactas o tendenciosas y tampoco debe realizar actos de cualquier
naturaleza que puedan estorbar o entorpecer la administración de justicia.
El Art.6., de manera positiva enuncia que constituye actitud ética del ejercicio
de la abogacía actuar con absoluta libertad para aceptar o rechazar asuntos en
los que se le haya solicitado su patrocinio. Siempre que para la toma de
decisión prescinda de intereses crematísticos o egoístas, y deje de lado el
poder o la fortuna del adversario. No deberá aceptar asuntos en los que se vea
obligado a sostener tesis contrarias a sus principios y convicciones, no solo
jurídicas sino incluso políticas y religiosas, con mayor razón si en anteriores
oportunidades ha defendido sus convicciones. Tampoco deberá aceptar un
caso cuando no esté de acuerdo con su cliente en la forma de plantearlo o de
desarrollarlo, o en caso de que de aceptarlo se verá menoscabada su
independencia por motivos de amistad, dependencia u otros. En resumen, solo
debe aceptar un caso cuando tenga libertad moral para dirigirlo.
El Art. 7, impone la defensa gratuita a los pobres, bien sea que esta defensa le
sea solicitada por estos o le sea impuesta por nombramiento de oficio. Se trata
de una obligación derivada de la esencia misma de la función, el servicio a los
más necesitados, y por tanto no cumplir con ello es ir en contra de la esencia
misma de la abogacía. Debe tenerse en cuenta que si existen defensorías
gratuitas, el abogado está eximido de esta obligación, salvo que su propia
conciencia se lo demande.
33
un secreto que le confió por motivo de su profesión, ni puede tampoco utilizar
este secreto en su propio beneficio.
Observamos que estos artículos del Código de ética del abogado, están
amparados en algunos de los principios fundamentales de su actuación, o
que éstos, los principios, resumen o sintetizan el contenido de los mismos; y
aunque existan diversas teorías sobre los principios, considero apropiada para
nuestra realidad la que trae Miguel Grande Yáñez en su libro Ética de las
Profesiones Jurídicas,41 el principio de independencia y libertad, principio de
honradez y veracidad y principio de secreto profesional.
41
Miguel Grande Yáñez. Ética de las Profesiones Jurídicas. Desclee De Brouwer, 2006.
34
El abogado es un profesional que por las características del desempeño de su
profesión, ésta debe desarrollarse siempre bajo la posibilidad de la creación de
una decisión libre, basada en su conciencia profesional y al margen de
cualquier presión externa, o injerencia de terceros. Su decisión libre debe ser
producto de un proceso cognitivo reflexivo y crítico. La eticidad de su decisión
depende pues que ésta se haya formado libremente, nacida de una voluntad
libre, firme y segura, fundada en el conocimiento de los hechos y del derecho y
acorde con las prácticas jurídicas. El abogado ignorante y sin experiencia corre
el riesgo de no actuar con verdadera libertad. La independencia del abogado
equivale a la imparcialidad del juez, y así debe considerarla el profesional que
se respete y respete su profesión. Este principio de independencia se traduce
en la práctica en la libertad con la que debe actuar el abogado, libertad para
aceptar al cliente, para asumir el caso, para pactar sus honorarios, para optar
por el tipo de acción legal y libertad de expresión. Libertad de asesorarse con
especialistas e incluso de acudir a personas cercanas al cliente para confirmar
sus apreciaciones y asegurarse de que está actuando correctamente.
35
menos la mayor coherencia posible entre ambas. Dicho en otros términos, que
el pronunciamiento formal de la verdad oficial (la sentencia) exprese lo que
sucedió realmente (verdad material), para lo que el juez deberá aplicar todos
sus conocimientos y evaluación de las pruebas. Lamentablemente no siempre
se dará esta coincidencia y no porque existan varias verdades sino porque
existiendo una sola verdad (material) ésta puede ser formulada de distintas
maneras; y es precisamente de estas diversas interpretaciones de donde
surgen las disputas o controversias que requieren la intervención del juez para
que interprete los hechos, la validez de las pruebas y las formalidades del
proceso para declarar la valides del acto procesal y de sus conclusiones.
Miguel Grande Yáñez nos trae algunas orientaciones éticas que deberemos
tener en cuenta en relación al principio de veracidad:
1.- En una alegación procesal nunca se debe falsear la verdad material para la
obtención de un pronunciamiento injusto.
2.- En aras de la defensa de los derechos del cliente, cabría establecer una
narración de hechos conforme al resultados de las pruebas practicadas (verdad
formal), aunque no haya coincidencia con la verdad material que conocemos,
siempre y cuando tales pruebas intencionalmente no se hayan falseado u
obtenido ilegítimamente.
4.- Nunca se debe utilizar pruebas falsas, así como tampoco falsear las
auténticas o privar ilegítimamente al adversario de la prueba que
procesalmente le corresponde.42
42
Miguel Grande Yáñez. Ética de las Profesiones Jurídicas. Desclee De Brouwer, 2006. Pág.170
43
F. Blásquez Carmona. A. Devesa del Prado. M. Cano Galindo. Diccionario de Términos Éticos. Edit.
Verbo Divino, Navarra 1999. Secreto.
36
El secreto profesional es el deber que tiene el abogado de no descubrir los
hechos que ha conocido con motivo del ejercicio de su profesión sea por
revelación de su cliente o de las personas relacionadas con éste.
No solo constituye una falta a la ética la revelación del secreto profesional sino
que también está previsto como delito en el Art. 165 del Código Penal, que
sanciona al que teniendo conocimiento por razón de su ministerio de
información secreta, la revela con perjuicio para el cliente.
37
ámbito de las relaciones estrictamente privadas para ingresar en un campo
más amplio, más general, en el campo social. No tendría sentido el ejercicio
de la profesión como solo la defensa de las pretensiones de un particular sin
el supuesto de que se asume tal defensa en razón a la justicia, ya que el
desconocimiento o violación de los derechos de alguien, significa un agravio
a la sociedad entera y por tanto pone en peligro el bien común y la paz social.
Y es una función social no solo desde la perspectiva del profesional
considerado individualmente, sino también desde la perspectiva del colegiado
de profesionales de una misma profesión, cuyo mejor servicio a la
colectividad es hacer bien, con competencia, diligencia y responsabilidad
social lo que corresponde a su profesión, para lo que se requiere que los
profesionales que conforman este colegiado, en nuestro caso, los abogados,
tengan un alto sentido social que supere los intereses del propio colegio
profesional en beneficio de los intereses de la sociedad.
38
Teniendo en cuenta siempre que el bien de su cliente tiene que ser
compatible con el bien social, surge la responsabilidad social del abogado. El
abogado debe comprender que con su actuación en cada caso, está
contribuyendo a la construcción de estructuras de justicia en un mundo
abiertamente injusto. Está promoviendo la ética para conseguir la armonía en
las relaciones entre los hombres.
39
contra su prestigio profesional y en cuyo caso podrá renunciar al patrocinio. Si
es que existiera conflicto de opiniones entre los abogados que patrocinan a un
mismo cliente, deberán hacérselo conocer a éste para que resuelva, debiendo
aceptar su solución salvo que el abogado cuya opinión fuera rechazada
considere que esto impedirá una efectiva cooperación en la solución del caso y
deberá pedir a su cliente que lo releve del patrocinio.
40
agentes salvo el caso de instituciones altruistas para la defensa de los pobres.
(Art.28.) El abogado debe asumir las responsabilidades jurídicas y éticas que
se deriven de sus actuación y estar dispuesto a reparar el daño y perjuicio
ocasionados a su cliente por negligencia, error inexcusable o dolo. (Art.29.). Si
existe conflicto de intereses entre el cliente que solicita sus servicios y otros
clientes o consigo mismo, se lo debe dar a conocer a éste y abstenerse de
asumir el caso. (Art.30.) Solo puede renunciar al patrocinio de un caso por
causa justificada y sobreviniente, que afecte su honor, su dignidad o su
conciencia, o implique el incumplimiento de obligaciones morales o materiales
del cliente hacia el abogado o el caso requiera de la intervención de un
profesional especializado. (Art.31.) El abogado debe velar por la conducta de
su patrocinado frente a los magistrados, a la otra parte y a los terceros que
intervengan en el procedimiento. Si el cliente persiste en una actitud
reprochable, deberá renunciar al patrocinio. (Art.32.) Si el abogado durante el
juicio descubre equivocación o engaño que beneficie injustamente a su cliente,
debe comunicárselo a éste para que rectifique y renuncie al provecho indebido
y si el cliente no está conforme, el abogado debe renunciar al
patrocinio.(Art.33.)
Cobro de honorarios.-
El abogado está obligado a cobrar los honorarios justos, ya que el objeto
esencial de su profesión es servir a la justicia y colaborar en su administración
y no un negocio, atendiendo fundamentalmente para fijar los honorarios a lo
siguiente: (Art.31):
41
l. La participación del Abogado nunca será mayor que la del cliente;
El Abogado dará aviso inmediato a su cliente de los bienes y dinero que reciba
por él y se los entregará tan pronto aquello solicite. Falta a la ética profesional
el Abogado que disponga de fondos de su cliente.
(Art. 20.) Las reglas de los dos artículos anteriores se aplicarán respecto de
todo funcionario ante quien habitualmente deben actuar los Abogados en
ejercicio de la profesión.
42
(Art. 21.) Cuando un Abogado deje de desempeñar la Magistratura o algún otro
cargo público, no debe aceptar el patrocinio del asunto del cual conoció,
tampoco patrocinará asunto semejante a otro en el cual expresó opinión
adversa con ocasión del desempeño de su cargo, mientras no justifique su
cambio de postura.
(Art. 22.) Es deber del Abogado no tratar de ejercer influencia sobre el juzgador
apelando a vinculaciones políticas o de amistad, o recurriendo a cualquier otro
medio que no sea el de la defensa. Es falta grave intentar o hacer alegaciones
al juzgador fuera del tribunal sobre un litigio pendiente.
(Art. 23.) Ningún Abogado debe permitir que se usen sus servicios
profesionales o su nombre, para facilitar o hacer posible el ejercicio de la
profesión por quienes no estén legalmente autorizados para ejercerla. Denigra
su profesión el Abogado que autorice con su firma escritos en cuya
preparación y redacción no intervino o que preste su intervención sólo para
cumplir exigencias legales.
(Art. 24.) Es deber del Abogado ser puntual en las diligencias y con sus
colegas, sus clientes y las partes contrarias.
43
CUARTA UNIDAD:
Lectura Obligada:
- Vigo Rodolfo Luís, ética del Abogado, conducta procesal indebida. Lexis
Nexis. Abeledo-Perrot, Buenos Aires 2003. Parte segunda Capítulos 1 y 2
- Grande Yánez Miguel, Ética de las Profesiones Jurídicas, Universidad
Jesuitas, desclée. Bilbao 2006. Capítulo 3.
Lectura Sugerida:
- Osorio Ángel. El Alma de la Toga.
- Alocución de Pío XII el 23 de Abril de 1957 a un grupo de abogados
parisienses.
Hemos visto que con relación a la norma jurídica el abogado puede asumir
tres funciones o modos de desempeñar su profesión: como intérprete, como
crítico valorativo y como difusor.
44
conoce a consideraciones valorativas tanto en la forma como en el contenido
de las normas, para determinar su validez formal, en la medida que proviene
del órgano competente para promulgarla y que lo haya sido hecho de acuerdo
a los procedimientos establecidos; y luego valorar la norma en cuanto a que
esté debidamente compatibilizada con las normas de superior jerarquía, de
acuerdo a la pirámide de Kelsen; siendo su deber procurar la invalidación de
las normas que se opongan o contradigan este orden jerárquico. Pero no debe
quedarse solo esas consideraciones, sino llegar hasta el análisis del sentido
mismo de la norma, es decir hasta la constatación de que la norma no solo es
legítima sino que satisface los fines propios del derechos, es decir la justicia y
la seguridad jurídicas.
Finalmente, como difusor, el abogado es, como señala Vigo, el puente entre
los sujetos formales del derecho y aquellos a quienes se dirige la norma. Es el
nexo entre el creador de la norma y el ciudadano común a quien se le aplicará
la norma o exigirá se aplique para la solución de su controversia o la
satisfacción de sus pretensiones. Esto significa que el abogado hace la ley
entendible por el ciudadano común.
A.1.1.- El problema.-
45
Distintas corrientes filosóficas se han planteado el problema de si pueden
existir o no leyes injustas. No pocas veces, el hombre común, el ciudadano de
la calle, encuentra que existen leyes que afectan su conciencia moral (Por
ejemplo: Pena de muerte, aprobación del aborto, píldora del día siguiente,
objeción al servicio militar etc.) o sus creencias religiosas (Por ejemplo:
prohibición del uso del velo a mujeres musulmanas, prohibición de empleo de
signos cristianos en las escuelas: crucifijos, imágenes, etc.) o ambas.
Como dice Sergio Cotta (COTTA, 2000), cuando nos comportamos de acuerdo
a ellas, (las reglas justas) nuestros comportamientos son precisos y estables,
previsibles, compatibles y armonizables entre todos; gracias a ellas resulta
posible esa coordinación pacífica de las relaciones humanas. Pero esta
capacidad ordenadora y pacificadora de la norma, de la ley, solo puede darse
en cuanto ésta sea justa, porque solo si es justa es regla, porque al no serlo,
tendría que ser impuesta por la fuerza o la amenaza de emplearse la fuerza;
es decir que su eficacia dependería de algo externo a ella y no de ella misma.
De allí que, como dice el mismo Cotta, en el libro citado, “… cuando la regla es
justa, entonces es plenamente ella misma, es decir, capaz de establecer per se
la más amplia regularidad de los comportamientos, sin que se imponga la
necesidad de recurrir a algo externo. De una regla (o “ley”) científica se dice
que es válida (que expresa fielmente la regularidad de ciertos hechos) cuando
los datos a los que se refiere no la contradicen o desmienten. De una regla de
comportamiento diremos que es válida (en el sentido de aplicable por sí misma)
cuando está en disposición de armonizar sin contradicciones ni conflictos los
comportamientos que contempla”44 (COTTA, 2000).
46
A.3.- Paradigma Racional: Imposibilidad de ley injusta.
Uno de los problemas que suele enfrentar el abogado en el ejercicio de su
profesión, es el de las leyes injustas. Existe un paradigma racionalista que
considera que nunca una ley formalmente promulgada podría ser injusta y por
tanto, no existe la posibilidad de que el abogado enfrente esta situación. Para
los que propugnan este paradigma, la posibilidad de una ley injusta resulta una
contradicción, pues el legalismo garantiza la moralidad de la ley. “Sin embargo,
el paradigma del Derecho racional moderno, en el punto concreto del Derecho
como formalidad que contiene intrínsecamente la moralidad del hombre,
encierra una paradoja. Por una parte, en efecto, lleva a cabo una expulsión
institucional de la moral respecto del campo del Derecho, en el sentido de que,
al contrario de lo que ocurría con la antigua ley natural de los clásicos, modelo
del Derecho, el Derecho Moderno resulta Derecho moralizado en su propia
racionalidad, esto es, penetrado por, y fundido con, la moral. En este sentido ha
de entenderse el carácter institucional indicado: el Derecho de los derechos
naturales se hace derecho positivo en el Código, las Declaraciones y las
Constituciones, de modo que (institucionalmente) se hace inútil cualquier
criterio o modelo, cualquier referencia a la estructura íntima de las cosas. La
moral resulta innecesaria y prescindible.”45 (GRANDE YAÑEZ, 2006)
Ya a mediados del siglo XX, Alf Ross, representante del empirismo jurídico,
respecto a este tema, decía de manera categórica: “afirmar que una norma es
injusta, como hemos visto, no es más que la expresión emocional de una
reacción desfavorable frente a ella. La declaración de que una norma es injusta
no contiene ninguna característica real, ninguna preferencia a algún criterio,
ninguna argumentación. La ideología de la justicia no tiene, pues, cabida en un
examen racional de las normas”. Sin embargo señala que la justicia es la
aplicación correcta de la norma como cosa opuesta a la arbitrariedad. 46
(pag.63) (Vigo (H), 2006).
45
GRANDE YAÑEZ, Miguel. Ética de las Profesiones Jurídicas. Bilbao 2006. Descleé De Brouwer S.A.
pág.91
46
VIGO (H), Rodolfo Luis. Perspectivas Iusfilosóficas Contemporáneas. 2ª.Ed. Buenos Aires 2006.
Pág.85
47
Para Roos la idea de justicia, en la administración de justicia, exige que el juez
decida en forma típica, normal y objetiva. La decisión será objetiva (justa en el
sentido objetivo) cuando cabe dentro de principios de interpretación o
valorizaciones que son corrientes en la práctica; y es subjetiva (injusta en el
sentido objetivo) cuando se aparta de ello. Es decir, la injusticia de la ley nada
tiene que ver con la moral.
47
“Regla y medida de los actos, según la cual alguno es inducido a obrar o retraído de la operación. La
ley es ordenación de la razón para el bien común, promulgada por aquel a quien incumbe el cuidado o
gobierno de la comunidad.” Citado por Fernández de Henestrosá y Boza. Doctrinas Jurídicas de Santo
Tomás de Aquino. Madrid 1888. Pág. 83.
48
Peinador C.M.F., Antonio. Moral Profesional. BAC, Madrid 1962. Pág. 60.
48
norma cumpla con la formalidad de ley para que lo sea realmente: si la norma
positiva no es racional, es voluntad arbitraria que impone el desorden, por lo
que no es verdadera regla de derecho”.49
“Pero si para Hervada la norma es jurídica por ser regla de lo justo, en definitiva
es regla –que es lo mismo que decir que es norma- por su racionalidad. Sólo la
razón que esclarece la voluntad es capaz de ordenar las conductas
disponiendo los medios en torno al fin. Por ello una “norma jurídica” que sea
irracional no es norma jurídica en realidad porque ni siquiera es norma. La
racionalidad de la norma jurídica para el profesor español está dada sobre todo
por su consonancia con la condición integral del hombre y sus fines, por lo que
además de ser técnicamente adecuada, debe ser prudencialmente buena: no
atentar contra la naturaleza humana y la ley natural, orientarse al bien común y
respetar las circunstancias históricas de una determinada sociedad.”50
Este punto lo podemos concluir con lo manifestado por Javier Hervada, cuando
dice que las leyes son injustas “porque lesionan el derecho natural, o sea,
porque atribuyen cosas a personas distintas de aquellas a quienes están
atribuidas anteriormente por derecho natural, o niegan la titularidad de algo a
quienes lo tienen por derecho natural o atribuyen cosas a quienes por derecho
natural les está negado” 51 (Leyes que pretendan legalizar el aborto, los
matrimonios homosexuales, la pena de muerte, etc.)
“De suyo, toda ley es obligatoria, so pena de no ser verdadera ley. Pero no se
trata de preguntar aquí si los súbditos del Estado están obligados a prestar
obediencia a sus leyes en el fuero externo y en el orden puramente humano y
temporal – que es cosa clara y evidente -, sino de averiguar si la obediencia a
las leyes civiles obliga también en el fuero interno, o sea, en el orden de la
propia conciencia y ante el mismo Dios. … Conclusión I. ª: El cumplimiento de
la ley civil justa obliga en conciencia ante Dios.”52 (ROYO MARIN, 1973)
(FERNÁNDEZ HENESTROSÁ Y BOZA, 1888)
49
CHAVEZ FERNANDEZ P. José. “Lo antropológico y lo epistemológico en la relación derecho-
moral en Javier Hervada.” En: CHAVEZ-FERNÁNDEZ P. José (COMP.). Derecho y Moral en el
Debate Iusfilosófico Contemporáneo. Actas de las I Jornadas Internacionales de Filosofía del
Derecho (Arequipa,-Perú, 17-19 de junio de 2009). Universidad Católica San Pablo. Primera
edición. Arequipa, 2010.pág. 355
50
CHAVEZ FERNANDEZ P. José. Op.cit. pág. 367
51
Hervada, Javier. ¿Qué es el Derecho?. Ediciones Universidad de Navarra S.A., Pamplona 2002. Pág.42.
52
Royo Marín, Antonio. Teología Moral Para Seglares I Moral Fundamental y Especial. BAC Madrid
1979. Pág. 118.
49
Se conoce que una ley es justa y legítima cuando “tenga por finalidad el bien
común humano y no se oponga a ninguna ley natural ni positiva, divina o
eclesiástica. En un Estado que se inspire en los principios católicos… la justicia
de una ley se ha de presumir siempre, mientras no se pruebe lo contrario. Pero
para un análisis exhaustivo habría que tener en cuenta las cuatro causas: final,
eficiente, material y formal. Y así:
a) Por parte de la causa final será justa si se ordena al bien común, como
exige la justicia legal.
b) Por la causa eficiente, si ha sido dada por la autoridad legítima y dentro
de sus atribuciones.
c) Por la material, cuando sea buena en sí misma y atendidas las
circunstancias de tiempo, lugar, etc.
d) Por la formal, cuando se impone a los ciudadanos guardando la
proporción debida, como exige la justicia distributiva. La ley debe tener
en cuenta el lugar que ocupa cada súbdito en el conjunto de la nación
por su dignidad, riquezas, etc.”53
Pero cabe todavía preguntarnos ¿por qué obliga moralmente –con deber de
justicia- la norma jurídica? Para Hervada la respuesta es una vez más
antropológica. El hombre es por naturaleza un ser libre y teleológico por lo que
sus fines le exigen una conducta moral –libre y responsable- que en la
correspondencia con ellos encuentre su perfeccionamiento. Pero el hombre es
un ser en relación –socio por naturaleza de los demás- por lo que para alcanzar
ese perfeccionamiento personal que implica el bien común, requiere la
cooperación de los otros y en específico del gobierno de quienes han recibido
legítimamente tal responsabilidad por parte de la sociedad. Como lo bueno
obliga al hombre en conciencia en razón del fin, lo justo en tanto objeto de la
virtud de la justicia –un hábito específico de lo bueno-, lo obliga en conciencia
en razón del bien. Para Hervada en definitiva, el derecho obliga porque es
bueno.” (pág. 367).
53
Royo Marín, Antonio. Teología Moral Para Seglares I Moral Fundamental y Especial. BAC Madrid
1979. Pág. 119.
50
al bien divino, y lo que contradice al bien divino no puede ser honesto en el
orden natural”54
Queda pues claro, que la ley injusta no solo no obliga en conciencia, porque
una norma que carece de la rectitud necesaria y esencial a toda ley, no es ni
puede ser verdadera ley, y consecuentemente, lo que no es ley no obliga; pero
no solo no obliga en conciencia, sino que además el abogado está obligado a
desobedecerla porque atenta contra el bien común, carece de valor jurídico.
Aunque, excepcionalmente obliga si bien no sea útil para el bien común,
mientras no atente contra la ley natural o divina, en cuyo caso para evitar
escándalo o perturbaciones sociales o un daño mayor, debe cumplirse. Se
aplica también a las leyes que sean parcialmente injustas, en cuyo caso la
parte no injusta abiertamente, obliga, por las mismas razones. (PORTELA,
2005)
“La Objeción de conciencia supone que una persona se niega a cumplir lo que
establece una norma jurídica por motivos de conciencia, porque entra en
conflicto con sus obligaciones morales o religiosas. El rechazo se limita a
sustraerse al cumplimiento de la norma sin pretender en ningún momento la
modificación o derogación de la norma. No cabe un derecho a la objeción de
conciencia con carácter genérico (sólo alguna o algunas normas) pues esto
llevaría a no declarar vinculante el Derecho”. 56
51
desobediencia civil es pública y manifiesta. La desobediencia civil puede ser:
directa, si vulnera la norma que se pretende modificar, o indirecta, si se vulnera
una norma que no se cuestiona para poner en evidencia la disconformidad con
otra norma o decisión”.58
Cualquier conducta que afecte el proceso de tal manera que los elementos
del mismo no estén sujetos a una actuación que garantice un debido proceso,
es una conducta procesal indebida.
58
De la Torre Díaz, Francisco Javier. Ética y Deontología Jurídicas. DYKINSON 2000. Pág. 187.
59
PORTELA, Jorge Guillermo. La Justificación Iusnaturalista de la desobediencia civil y de la objeción
de conciencia. EDUCA Buenos Aires, 2005. Pág.30.
52
Contrario sensu, la conducta procesal debida se traduce en la obligación de
las partes, y el deber de las mismas, de comportarse en el juicio con lealtad
y probidad. Teniendo siempre en cuenta que el mayor deber del litigante es la
verdad.
(*) Artículo vigente conforme a la modificación establecida por el Artículo Único de la Ley Nº
27020, publicada el 23-12-98.
53
No puede patrocinar el Abogado que:
1.- Ha sido suspendido en el ejercicio de la abogacía por resolución judicial firme;
2.- Ha sido suspendido en el ejercicio por medida disciplinaria del Colegio de Abogados en
donde se encuentra inscrito, o no se halle hábil conforme al estatuto del respectivo colegio;
3.- Ha sido inhabilitado para ejercer la abogacía por sentencia judicial firme;
4.- Ha sufrido destitución de cargo judicial o público, en los cinco años siguientes a la aplicación
de la sanción; y,
5.- Se encuentre sufriendo pena privativa de la libertad impuesta por sentencia judicial
condenatoria firme.
54
6.- Exigir el cumplimiento del horario del Despacho Judicial y de las diligencias o actos
procesales;
7.- Ser atendido personalmente por los Magistrados, cuando así lo requiera el ejercicio de su
patrocinio; y,
8.- Recibir de toda autoridad el trato que corresponde a su función.
(*) Artículo modificado por el Artículo Único de la Ley Nº 26624, publicada el 20.06.96.
Así mismo, el Código de Ética de los Colegios de Abogados del Perú, resume este deber de los abogados
en los artículos 1, 3 y 5.
Art. 1.- Esencia del deber profesional.- El abogado debe tener presente que es un servidor de la justicia y
un colaborador de su administración y que su deber profesional es defender con estricta observancia de
las normas jurídicas y morales, los derechos de su patrocinado.
Art.3.- Honradez.- El abogado debe obrar con honradez y buena fe. No debe aconsejar actos
fraudulentos, afirmar o negar con falsedad, hacer citas inexactas o tendenciosas, no realizar acto alguno
que estorbe la administración de justicia.
Art.5. Abusos de procedimiento.- El abogado debe abstenerse del empleo de recursos y formalidades
legales innecesarias, de toda gestión dilatoria que entorpezca el normal desarrollo del procedimiento y de
o causar perjuicio.
55
1.- Negligente.- porque no satisface las exigencias definidas por el derecho
positivo y apareja la frustración de actos procesales cuya realización se
intentaba. Si bien propiamente no ocasiona daño a la contraparte, impide la
realización oportuna del derecho.
2.- Dilatoria.- porque altera el ritmo del debido proceso postergando más de
la cuenta la litis y su solución. Y a diferencia de la conducta negligente si
provoca un daño al demorar la solución judicial ocasionando una justicia
tardía.
4.- Maliciosa.- conducta que se caracteriza por el dolo procesal, o sea que
se sirve conscientemente del proceso, utilizando los medios que éste le
brinda, para ocasionar un daño a la contraparte.
Esta figura jurídica puede darse desde la perspectiva de los jueces y fiscales,
cuando estos incumplen maliciosamente o por ignorancia inexcusable las
funciones que les corresponde en razón a su cargo en la administración de
justicia. Y desde la perspectiva del abogado cuando este viola la fidelidad
debida a su cliente para favorecer a la otra parte, es decir cuando el abogado
traiciona a su cliente, falta al deber de lealtad profesional para favorecer a la
parte contraria.
56
El Juez que, maliciosamente o sin motivo legal, ordena la detención de una persona o no
otorga la libertad de un detenido o preso, que debió decretar, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años.
Puede ser total, cuando todo el honorario es satisfecho con la parte del bien
en litigio; y parcial, cuando una parte del honorario se sujeta a esta
consideración y otra, independientemente del resultado del proceso, con
dinero o especies o en forma mixta.
1.- la participación del abogado nunca será mayor que la del cliente.
57
liquidar y exigir el pago de los honorarios correspondientes a los servicios
prestados.
Artículo 37.- adquisición de interés en el asunto.- fuera del caso de cuota litis
escriturado con anterioridad a su intervención profesional, el abogado no
debe adquirir interés pecuniario de ninguna clase relativo al asunto que
patrocina o haya patrocinado. Tampoco debe adquirir directa o
indirectamente bienes de esa índole en los remates judiciales que
sobrevengan.”
Debemos tener siempre presente, que la labor del abogado rebasa el marco
particular de su cliente y ejerce influencia en la sociedad, de allí que podamos
afirmar que la abogacía debe cumplir una labor social sirviendo a su cliente
dentro de los límites de la moral, esto es, a la luz de los cuatro principios que
ya hemos estudiado: el de beneficencia, el de autonomía, el de justicia y el
de no maleficencia.
58
de la ética social. Y por supuesto, el abogado deberá tener siempre presente
que lo que siempre deberá evitar, a toda costa, es el hacer daño con su
actuación.
Para logar todo ello, deberá tenerse presente algunos principios generales de
actuación profesional:
59
1.- tener debidamente informado al cliente de todas las actuaciones
profesionales y contar con su parecer. (P. de autonomía)
5.- buscar la mejor alternativa para su cliente incluso si este es culpable (no
maleficencia).
6.- aplicar todos los medios y herramientas que le brinde el derecho para
favorecer a su cliente.
7.- reclamar por la ley injusta y proponer por todos los medios su
inaplicabilidad.
Conviene, como una ayuda, tener presente los siguientes mandamientos del
abogado, así llamados por su autor, como una síntesis de los principios
éticos que deben regir la conducta de los abogados.
I. “ESTUDIA: El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serás cada
día un poco menos abogado”.
IV. “LUCHA: Tu deber es luchar por el Derecho; pero el día que encuentres en conflicto el
Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia”.
V. “SE LEAL: Leal para tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es
indigno de ti. Leal para con el adversario, aún cuando él sea desleal contigo. Leal para con el
Juez que ignora los hechos y debe confiar en lo que tu dices; y que en cuanto al Derecho
alguna que otra vez, debe confiar en el que tu lo invocas”.
VI. “TOLERA: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que tu quieras que sea tolerada
la tuya”.
VII. “TEN PACIENCIA: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración”
VIII. “TEN FE: Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana;
en la justicia, como destino normal del Derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la
justicia; y sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.
IX. “OLVIDA: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu
alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido en combate,
olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
60
X. “AMA TU PROFESIÓN: Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día en que tu
hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga
abogado”.
61
QUINTA UNIDAD:
62
B.7.4 de no discriminación
B.7.5 El deber de imparcialidad
B.7.6 La obligación de guardar el secreto profesional.
B.7.7 de diligencia
B.7.8 Cobro de honorarios justos
B.8 Ser un buen funcionario y ejercer bien la función.
B.9 Prohibiciones.
B.10 Otras conductas que atentan contra la ética notarial.
C.- Profesión y Vocación.
Lectura Obligada:
- Código de ética profesional.
- Grande Yánez Miguel, Ética de las Profesiones Jurídicas, Universidad
Jesuitas, Desclée. Bilbao 2006. Capítulo 4.
- Hortal Augusto. Ética General de las Profesiones. Centros Universitarios de
la Compañía de Jesús. Desclée. Bilbao 2002. Capítulo 15.
- Carlos E. Gómez de la Torre R. Función Ética del Notario. Notarios. Revista
del Colegio de Notarios de Lima. Año X Nº 10. Lima, 2000.
Lectura Sugerida:
- Joan Bestard. Diez Valores Éticos. PPC Madrid 2004.
63
general o legal, que es la que nace de las leyes o normas que velan por el
bien común, por el orden social, que permite la construcción de este orden
social.
Esta función, es delegada por el estado al magistrado, por tanto éste debe
considerar que la justicia es la esencia de su deber, lo que determina que debe
aplicar rectamente el derecho para alcanzar el fin último de éste, que es la
justicia. De esto se desprende, lo que ya hemos tratado anteriormente, que la
ley injusta no obliga al magistrado a actuar conforme a ella.
A.1.1 El juez.-
Tratamos aquí el concepto de Juez en su condición de autoridad que tiene a su
cargo el ejercicio de la función jurisdiccional del Estado (juris dicere: el que
pronuncia el derecho), aplicando las normas legales a los casos concretos que
le son sometidos. Es pues, la persona que habilitado por la sociedad por sus
conocimientos especiales del derecho (con excepción de los jueces de paz y
los árbitros), ha obtenido su título de abogado que a su vez lo ha habilitado
para acceder al nombramiento de juez por la autoridad competente que lo
inviste de potestad jurisdiccional para que administre justicia con las
prerrogativas y facultades que le confieren las leyes de la materia. Tienen el
carácter de funcionarios públicos e integran el Poder Judicial. Son autónomos,
independientes e inamovibles y solo pueden ser destituidos por las causales
previstas en la Constitución y las leyes y son responsables en el ejercicio de
su función administrativa, civil y penalmente. El ejercicio de su función está
jerarquizado, y las resoluciones de las instancias inferiores son revisadas por
las instancias superiores pudiendo ser confirmadas, modificadas o revocadas.
64
A.1.2 El Ministerio Público.-
La labor del magistrado se complementa con la del Ministerio Público,
institución destinada a representar y defender los intereses del Estado y de la
sociedad, mediante el control de la legalidad, velando por la independencia del
poder judicial y por la recta administración de justicia, realizando las
investigaciones que conduzcan a esclarecer la existencia o no del delito. Le
son pues, aplicables todas las apreciaciones sobre los deberes que hemos
señalado y las que más adelante señalaremos.
A.2.2.1 Lealtad.-
Por la lealtad actuará siempre de acuerdo a la norma y a los principios
generales del derecho, así como a los demás deberes morales; no podrá
contradecir con su decisión la norma invocada.
65
A.2.2.2 Veracidad.-
Por la veracidad sus decisiones estarán apoyadas en los hechos y en la ley.
No le está permitido tergiversas o alterar los hechos para emitir resoluciones
que se adecuen a hechos falsos, debe respetar rigurosamente la verdad de los
hechos y la verdad legal.
A.2.2.3 Probidad.-
Por la probidad, se dejará guiar por su hombría de bien, por su rectitud de
conciencia, buscando la justicia y no la aplicación ciega de la ley.
A.2.2.4 Independencia.-
Por la independencia, no permitirá que factores extraños al proceso tuerzan el
camino recto hacia la justicia, ni la influencia política, social, familiar, religiosa,
deberán apartarlo de su búsqueda de la verdad y de la justicia.
A.2.2.5 Imparcialidad.-
Por la imparcialidad, atributo de la justicia, emitirá sentencias realmente
justas, sin inclinarse indebidamente hacia uno u otro interés o pretensión. Si
duda de su imparcialidad debe abstenerse de juzgar y también debe hacerlo
cuando existan causales de ley que así lo determinen.
A.2.2.6 Diligencia.-
Por la diligencia, debe actuar con el mayor celo y cuidado, puntualidad y
oportunidad para evitar dañar a las partes y administrar justicia oportuna.
A.2.2.7 Decoro.-
Y por el decoro, su actuación debe ser actuar con pulcritud y decencia tanto en
su apariencia personal, en su lenguaje, como en el cumplimiento de sus
deberes y reconocimiento de sus errores.
A.3.1 La prudencia.-
Madre de todas las virtudes, que implica discernir los bueno de lo malo, la
sensatez y el buen juicio y que se desarrolla y establece en el hombre a través
de los dones innatos así como de la experiencia combinando las capacidad
naturales con lo adquirido por la experiencia, el estudio, la contemplación , las
lecturas. Para Aristóteles es la virtud del hombre juicioso que sabe determinar
en concreto, en cada situación, lo que tiene que hacer y lo hace, por eso se le
conoce también como sabiduría práctica. Presupone el conocimiento de la
realidad y la previsión de las consecuencias a derivarse de la acción o decisión
que se va a adoptar.
66
A.3.2 La fortaleza.-
Que le permitirán perseguir sus objetivos, sus metas, sus ideales, sin desmayar
ni quebrantar sus principios, dominando sus naturales temores, no dejándose
llevar por las tentaciones del poder, de la vanagloria, del dinero. No dejando
que las amenazas, las animadversiones ni las represalias lo aparten del recto
camino. Es una virtud que los griegos denominaron “andreia” (hombría, valor)
con una fuerte connotación masculina, que consistía en lograr dominar las
tendencias desordenadas o como decía Aristóteles, la capacidad para vencer
el miedo a los peligros que nos acechan. Y como dirán los escolásticos, el
término medio entre la timidez y la audacia y que consiste en dominar los
movimientos irascibles de la sensualidad para que no impidan la consecución
de un fin al que se le oponen grandes y graves obstáculos.
A.3.4 La justicia.-
Cuya expresión será el dar a cada quien lo que le corresponde, teniendo en
cuenta que el ser humano es un fin en sí mismo y no un objeto del derecho. Y
mejor aún si fundamenta su decisión en la verdadera justicia cristiana que es
dar a cada quien lo que necesita.
A.3.5 La sociabilidad.-
Virtud indispensable en el ejercicio de las relaciones humanas que hacen
capaz al hombre de comportarse acorde con la dignidad de las personas en
sus relaciones con otras personas, entendiendo que existe una comunidad de
intereses entre las personas que conforman un colegiado, entre las personas
que ejercen una misma profesión que obliga a la verdadera solidaridad, a
compartir experiencias y conocimientos, y también al respeto de la
honorabilidad del cargo, cuidando que se ejerza con dignidad por los otros
miembros de la magistratura, denunciando las conductas y actitudes que
atenten contra la honorabilidad y dignidad de la magistratura.
A.3.6 La veracidad.-
Rectitud de la acción y de la palabra, que se expresa en la coherencia entre
sus actuaciones y la verdad, dejando de lado y repudiando la mentira, la
hipocresía, la simulación, la adulación; considerando siempre que sin la
búsqueda de la verdad no se podrá alcanzar la justicia: supone la exactitud de
sus actuaciones, es decir el estudio concienzudo del caso, la precisión de los
67
datos; la objetividad en la consideración de lo fáctico, al margen de criterios
subjetivos o influencia externas al proceso; y la imparcialidad que supone el
ajustarse a la verdad de los hechos.
Por tanto el Notario peruano ejerce una función específica, de carácter público,
cuya misión es robustecer con una presunción de verdad los hechos o actos
sometidos a su amparo. Y fe pública notarial es también, el sentimiento, que
con carácter de verdad y certeza, los ciudadanos prestamos a lo manifestado
por aquellos a quienes el Poder Público reviste de esa autoridad: los notarios.
68
Basta echar una mirada a nuestra sociedad actual, para darnos cuenta que en
los últimos veinte años, se ha deteriorado la moral a un ritmo tan acelerado,
que prácticamente la inmoralidad es la regla y la actitud moral y ética son la
excepción.
Otro ejemplo, El que tiene dinero, tiene acceso a la titulación vía el instrumento
público notarial por excelencia, la escritura pública; el que no tiene dinero, tiene
acceso a un titulo más barato, el formulario registral.
¿Qué nos demuestra la poca consideración que tiene el Estado con la función
notarial?, entre otras cosas, el nombramiento de los llamados fedatarios
administrativos, función que la mayor parte de veces recae en personas que no
tienen ni la preparación académica, ni la formación personal para sumir tan
grave responsabilidad. El mensaje que da el Estado en estos casos es que
como sólo sirven para legalizar copias, eso lo puede hacer cualquiera.
Pero, ¿la sociedad necesita notarios? Sí. Ya que de otra manera, la verdad
oficial solo podría estar en manos de los jueces, y estos significaría que la
seguridad jurídica quedaría expuesta hasta que un magistrado se pronuncie, y
éste lo hará cuando ya se haya producido el desequilibrio, la controversia, con
los costos que supone la intervención del aparato judicial para resolver un
asunto, y el aumento desmedido de la carga procesal a un poder judicial ya
agobiado actualmente con sus propios problemas. Significaría también
renunciar a la seguridad jurídica por una seguridad económica, ya que daría
69
lugar al ingreso del seguro de títulos, una fuente de ingentes ingresos para las
compañías aseguradoras, las grandes transnacionales de los seguros, como
en los países en los que no existe el notariado latino.
Hay que revertir esta situación, el notariado debe recuperar el sitial que le
corresponde en la sociedad. Y la manera de conseguir este propósito, es exigir
al notariado una mejor selección de sus postulantes y un mejor control de sus
miembros.
70
B.4.1 el asesoramiento:
Que es la labor mediante la cual el notario aconseja a las partes, adecuando
sus intereses y su voluntad a los medios lícitos, controlando la legalidad de sus
actos y contratos, con veracidad, imparcialidad, justicia y firmeza, que obtenga
como resultado la seguridad jurídica. El Art.11 de la Ley del Notariado de
México, resume esta función cuando dice: "El notario a la vez que funcionario
Público, es profesional del Derecho, que ilustra a las partes en materia jurídica
y que tiene el deber de explicarles el valor y las consecuencias legales de los
actos que vayan a otorgar..."
B.4.2 La redacción:
De las declaraciones que recibe de los particulares, para adaptarlas a las
exigencias legales para su validez y eficacia jurídica. No es pues un simple
transcriptor o copista de los instrumentos. Para ellos debe ser un permanente
estudioso de las leyes y de las instituciones jurídicas.
B.4.3 La constatación:
Con su intervención comprueba los hechos para establecer su veracidad y deja
constancia de ellos a través del documento. Y,
B.4.4. La autenticación:
Por la que acredita el acto como cierto y positivo, confiriéndole plena eficacia a
través del revestimiento de ciertas formas o solemnidades, garantizando la
realización del acto de conformidad con la norma jurídica.
71
poco interés puede tener para los que hayan amordazado la conciencia, y solo
escuchen su interés. Son quizás fieles seguidores del viejo adagio hegeliano
que recoge el mismo autor: "Todo lo moral ha de ser posible, y todo lo posible
ha de ser moral". Imaginemos, no es muy difícil, las repercusiones de
semejante forma de pensar".62
B.6.4 Exclusividad.- Que significa que es el Notario y sólo él, quien debe
cumplir con la función que le ha sido encomendada por el Estado, y que por
tanto no puede realizarla a través de sus empleados o dependientes, salvo
cuando la ley expresamente lo permita.
62
XXII Congreso Internacional del Notariado Latino. Buenos Aires Argentina. 1998. Ponencias del
Notariado Español. La Deontología Notarial en Relación con los Clientes.
72
B.6.5 Probidad.- es decir rectitud, actuación inspirada en los valores éticos
y principios y disposiciones legales, que hacen del acto intervenido por
notario un acto legítimo.
73
La captación de empleados de otros notarios ofreciendo mejores
condiciones u otras regalías.
Pero no solo con sus colegas sino también frente al cliente, se presentan
ciertas exigencias éticas para el notario que podemos enumerar, con peligro de
quedarnos cortos, pero a modo de ejemplo las siguientes:
B.7.3 de información.
El deber de informar al cliente de la naturaleza, contenido y efectos de los
actos que van a celebrar.
B.7.4 de no discriminación.
El deber de no discriminar a los clientes. Tendrá siempre en cuenta que
todos los ciudadanos son iguales ante la ley y por tanto gozan del mismo
derecho a un tratamiento neutral al margen de favoritismos ni prejuicios por
ninguna razón, sea política, social, religiosa o de cualquier otra índole.
B.7.7 de diligencia.
La diligencia del notario en el trabajo que se encomiende, celeridad y
seguridad.
74
primeras obligaciones son observar las leyes generales y especiales, defender
el interés público, guardar el secreto profesional, aconsejar a las partes, actuar
con imparcialidad, regirse por las normas de la ética y la moral tanto en el
ejercicio de su función como en su vida privada, etc. Y así lo consagra el D.S.
015-85-JUS, que aprobó el Código de Ética del Notariado Peruano, que entre
otras obligaciones consigna el secreto profesional, puesto hoy en peligro por
las disposiciones que crean Inteligencia Financiera, que obliga a los Notarios y
otros profesionales a denunciar a sus clientes, cuando sospechen que los
contratos que están formalizando sean producto del tráfico de drogas o de
mujeres o niños, o del terrorismo; sin considerar que en esos casos, ante la
más breve sospecha de tales consideraciones, el notario probo y honesto se
debe abstener de formalizar el acto, y en consecuencia nada tendría que
denunciar.
B.9 Prohibiciones.
La ley señala además las prohibiciones a las que está sujeto el Notario en
el ejercicio de la función, en los artículos 17 y 18.
75
profesional de sus colegas. Incumplir con las disposiciones emanadas del
Colegio y hacer publicidad por cualquier medio de comunicación social, usar
artificios para ejercer fuera de su circunscripción territorial, gratificar a terceros
para obtener trabajo (Código de Ética D.S.015-85-JUS Art.7).
B.10 Derechos.-
En el Código de Ética del Notariado Peruano, se incluyen además como
derechos del notario el respeto y consideración por la importante función que
desempeña, por parte de la sociedad en general y por las autoridades; el
derecho a percibir un honorario justo por los servicios que presta, el negarse a
intervenir en actos y contratos contra la ley, la moral y las buenas costumbres,
cuando se le causa agravio personal o profesional, cuando hay discrepancia
respecto de la calificación jurídica del acto o contrato, cuando no se le
sufraguen sus honorarios en la oportunidad y forma que tenga establecido.
76
economía como el señor Hernando de Soto, quien no pierde oportunidad
dentro y fuera del país para lanzar apreciaciones sesgadas y medias verdades
que dañan la imagen del notariado peruano. Lo grave de esto es que quien
debiera defender su institución, el propio estado, no lo hace, y nuestros
legisladores se suman a las voces que piden desaparecer el notariado y
apostar por la seguridad económica frente a la seguridad jurídica. En algo
estamos de acuerdo, se requiere una nueva ley del notariado, que regule
minuciosamente toda la función notarial. Un Código de la Función Notarial, diría
yo, que sirva de orientación al los nuevos profesionales de la fe pública y de
marco firme para el ejercicio de una función notarial coherente con los
principios notariales, en todos los ámbitos de nuestro complejo mundo socio-
jurídico.
Si bien es cierto que no son los conocimientos sobre ética los que determinarán
que la conducta del profesional notario sea ética, también lo es, que la
carencia de un marco legal adecuado y la falta de una formación permanente
en valores a lo largo de todas las etapas de estudios de nuestro país, producen
los resultados que hoy estamos constatando: corrupción y miseria.
Para muchos será discutible mi punto de vista respecto a que uno de los
aspectos más importantes para el bien ejercicio de una profesión, arte u
oficio, es necesario que quien lo ejerce lo haga por haberse sentido
impulsado por una fuerza interior a hacerlo, no simplemente por
consideraciones crematísticas: posibilidades económicas, estatus; presión de
la tradición familiar: mis abuelos, mis padres, mis tíos, todos son abogados…;
oportunismo: es a la única carrera que pude ingresar… era mi segunda
opción…; caso contrario, nunca sentirás que haz alcanzado un ideal, que
estás logrando las metas que te conduzcan a la felicidad, a tu realización
personal.
77
desarrollo de tu persona humana en el servicio de los demás, realizando la
justicia por medio del Derecho, solo así, podrás decir que vas a ser abogado.
78
ANEXO.
CÓDIGO DE ÉTICA DEL PODER JUDICIAL DEL PERÚ
FUNDAMENTACIÓN
1. El Código de Ética busca dotar a los Jueces del Poder Judicial peruano de un conjunto ordenado de
reglas que orienten su comportamiento ético, tanto en el ejercicio de sus funciones públicas como
privadas.
La sociedad espera de los Jueces un comportamiento de excelencia en todos los ámbitos de su vida. Por lo
tanto, es posible exigirles altos estándares de buena conducta con la finalidad de que contribuyan a crear,
mantener y acrecentar la confianza ciudadana en la judicatura.
2. Las normas contenidas en el Código son de naturaleza ética. En tal sentido, sus prescripciones y
acciones de corrección son independientes de las medidas disciplinarias y de cualquier sanción legal.
La norma ética, en el Poder Judicial, sólo tiene legitimidad en la medida en que constituye un medio de
autorregulación creado y hecho suyo – como pauta de conducta- por los propios jueces, sus autores y
destinatarios.
3. En concordancia con lo anterior, el Código tiene su vocación preventiva y de auxilio frente a los
dilemas éticos que a menudo se plantean a los magistrados tanto en el desempeño de las funciones como
en el desarrollo de sus actividades privadas.
Las normas éticas, no sancionadoras o punitivas, son pautas que orientan a los magistrados, servidores y
colaboradores de la justicia -respecto de hechos que pueden ser objeto de reproche moral- permitiendo,
inclusive, la consulta preventiva en condiciones de reserva a un Comité de Ética Judicial.
4. Se consagran como los valores mas elevados del modelo de conducta de los jueces – tanto en la esfera
individual como institucional- los de independencia, imparcialidad, integridad y transparencia. Los jueces
deben contribuir, decididamente, a su establecimiento y conservación.
5. Ninguna norma de conducta que se proponga podrá sustituir la calidad humana del magistrado quien,
con el ejemplo de su diaria labor y el reconocimiento de la sociedad a la que sirve, realiza el valor de la
justicia.
6. El Código de Ética Judicial es un instrumento que posee un valor trascendental, ya que promueve
pautas de conducta ejemplar que contribuyen tanto a combatir la corrupción como a prestar un eficiente
servicio de justicia.
Propósito
Artículo 1
El propósito de este Código es servir de guía ética para mejorar el servicio de justicia. Su finalidad es
asistir a los jueces ante las dificultades de índole ética y profesional que enfrentan, y ayudar a las personas
a comprender mejor el rol que corresponde a la judicatura.
Artículo 2
El juez debe encarnar un modelo de conducta ejemplar sustentado en los valores de justicia,
independencia, imparcialidad, honestidad e integridad, los cuales deben manifestarse en la transparencia
de sus funciones públicas y privadas.
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Artículo 3
El juez debe actuar con honorabilidad y justicia, de acuerdo al Derecho, de modo que inspire confianza
pública en el Poder Judicial.
El juez debe evitar la incorrección, exteriorizando probidad en todos sus actos. En la vida social, el Juez
debe comportarse con dignidad, moderación y sensibilidad respecto a los hechos de interés general. En el
desempeño de sus funciones, el Juez debe inspirarse en los valores de justicia, independencia,
imparcialidad, integridad y decencia.
El Juez ejercerá sus funciones libre de interferencias y rechazará con firmeza cualquier intento de
influencia jerárquica, política, social, económica o de amistad, de grupos de presión o de cualquier otra
índole; asimismo, no adoptará sus decisiones por influencia del clamor público, temor a la crítica,
consideraciones de popularidad, notoriedad o por motivaciones impropias o inadecuadas.
El Juez no debe realizar actividades ni aceptar encargos públicos o privados que obstaculicen el pleno y
correcto desenvolvimiento de su función jurisdiccional; tampoco los que, por la naturaleza, la fuente o la
modalidad del cometido puedan, de alguna manera condicionar su independencia. Sin embargo, el Juez
puede participar en actividades extrajudiciales relacionadas con el quehacer jurídico y la mejora de la
administración de justicia.
Imparcialidad judicial
Artículo 5
El Juez debe ser imparcial tanto en sus decisiones como en el proceso de su adopción. Su imparcialidad
fortalece la imagen del Poder Judicial.
El Juez debe respetar la dignidad de toda persona otorgándole un trato adecuado, sin discriminación por
motivos de raza, sexo, origen, cultura, condición o de cualquier otra índole. En el ejercicio de sus
funciones, el Juez debe superar los prejuicios que puedan incidir de modo negativo sobre su comprensión
y valoración de los hechos así como en su interpretación y aplicación de las normas.
El juez no debe no debe valerse del cargo para promover o defender intereses particulares, ni transmitir,
ni permitir que otros transmitan la impresión de que se hallan en una posición especial para influenciarlo.
El juez debe gobernar sus asuntos personales y económicos, de modo tal que las ocasiones en las cuales le
sea necesario inhibirse, en las causas a su cargo, tengan carácter excepcional.
Artículo 6
El Juez debe evitar ser miembro o participar en grupos, organizaciones o encuentros de carácter político
que pudieran afectar su imparcialidad en asuntos de carácter jurisdiccional.
Diligencia judicial
Artículo 7
Los deberes judiciales del Juez tienen precedencia sobre toda otra actividad. El Juez debe ser diligente y
laborioso. También debe actualizar y profundizar permanentemente sus conocimientos.
80
En el ejercicio de sus funciones, el Juez -consciente del servicio que brinda a la colectividad- debe
atender las actividades propias del cargo, evitando dilaciones injustificadas y/o molestias inútiles a los
usuarios y a sus abogados.
El Juez debe desempeñar su rol con pleno respeto a los demás; en tal sentido, actúa reconociendo la
dignidad de los protagonistas del proceso y buscando desempeñarse con el máximo cuidado para lograr
una decisión justa.
El Juez debe comportarse siempre con reserva y prudencia, garantizando el secreto de las deliberaciones
judiciales, así como el ordenado y mesurado desenvolvimiento del proceso.
Al redactar la fundamentación de las resoluciones, el Juez debe emplear un lenguaje claro, coherente y
ordenado. Al exponer las razones de la decisión -evaluando adecuadamente los hechos y los argumentos
presentados por las partes- debe respetar los principios que gobiernan el proceso.
Al fundamentar las resoluciones y durante la realización de las audiencias, el Juez debe evitar
pronunciarse sobre hechos ajenos a la causa y emitir juicios de valor sobre la capacidad profesional o la
conducta de otros magistrados, defensores, partes del proceso y los auxiliares de justicia; salvo, en los
casos permitidos por la ley.
El juez debe cuidar que los medios, las dotaciones y los recursos del despacho judicial sean empleados en
razón de su objetivo institucional, evitando cualquier forma de dispendio o utilización indebida.
Cuando no está sujeto al secreto o reserva de la información que conoce, por razón de su cargo, el Juez
puede, a su libre criterio, proporcionar todas aquellas sobre la actividad judicial, para un adecuado
conocimiento de ella por la colectividad. Realiza ello en salvaguarda de la imagen de la justicia, a través
de una oficina especializada del Poder Judicial, cuidando de no adelantar criterio u opinión sobre el fondo
de las cuestiones jurisdiccionales a su cargo.
El Juez debe ser prudente en la utilización de los medios de comunicación y no usarlos para agraviar a
otros magistrados, a los órganos de Gobierno del Poder Judicial o a terceros.
(i) Aceptar invitaciones de personas que tienen intereses creados respecto de alguna decisión a su
cargo; y tampoco de abogados que ejercen en asuntos bajo su jurisdicción.
(ii) Concurrir a lugares de dudosa reputación.
(iii) Ingerir sin moderación bebidas alcohólicas.
(iv) Aceptar directa o indirectamente dádivas o beneficios económicos provenientes de personas o
abogados que puedan ser afectados por alguna decisión jurisdiccional a su cargo.
(v) Consumir sustancias estupefacientes.
81
El Comité de Ética Judicial es integrado por cinco miembros que ejercen sus funciones por un periodo de
dos años. Lo integran:
(i) Un Vocal Supremo Titular en actividad, elegido por acuerdo de Sala Plena de la Corte Suprema
de Justicia de la República, quien lo presidirá.
(ii) Cuatro Magistrados cesantes o jubilados de cualquier instancia, elegidos por la Sala Plena de la
Corte Suprema de Justicia de la República.
Para ser elegido miembro del Comité de Ética Judicial se requiere haber desempeñado la judicatura no
menos de diez años y gozar de una reputación intachable.
Artículo 12
Corresponde al Comité de Ética Judicial:
(i) Difundir y promover el conocimiento del Decálogo del Juez y del presente Código.
(ii) Absolver las consultas que le formulen los jueces sobre la interpretación y aplicación de las
reglas de este Código. Las consultas y las respuestas del Comité podrán ser orales o escritas, y
tendrán carácter reservado, salvo que el interesado admita o solicite su divulgación. No obstante,
el Comité podrá difundir en términos generales los lineamientos interpretativos que elabore en
cumplimiento de sus funciones.
(iii) Procesar las observaciones a la conducta de un Juez, presentadas por los usuarios del servicio
judicial. Su actuación -que deberá ser reservada conforme al reglamento que expida el mismo
Comité y que en todo caso asegurará el respeto de los principios del debido proceso- podrá
culminar con la desestimación de la observación o con su acogimiento.
En este último caso, el Comité podrá, según la gravedad del acto observado:
(iv) Las respuestas a las consultas y decisiones del Comité de Ética Judicial no son vinculadas y son
independientes de la aplicación de medidas disciplinarias o de cualquier sanción legal.
Si la gravedad del acto observado trasciende el mero reproche ético y, a juicio del Comité, existen
elementos de responsabilidad disciplinaria, remitirá lo investigado al órgano de control.
1. Seamos conscientes que como jueces se nos ha encomendado la función más elevada a la que un ser
humano puede aspirar: juzgar a las personas. Se nos ha confiado, pues, su vida, su libertad, su honor, su
tranquilidad y su patrimonio. Por tanto debemos actualizar y profundizar permanentemente nuestros
conocimientos.
2. Nuestra conducta debe ser ejemplar. La sociedad espera un óptimo servicio de justicia y debemos
ejercer el cargo con dignidad.
82
3. No juzguemos desde nuestra moral, nuestras costumbres o nuestra forma de vida. Preservemos las
que todos admiten para vivir y seguir viviendo en sociedad.
5. No permitamos que factores sociales, económicos, políticos o de amistad nos aparten de la verdad y
de la justicia. Quienes sucumben ante ellos desmerecen el cargo.
6. No dejemos que la pasión ciegue nuestra objetividad y razón, pues nuestros errores no tendrán
remedio en la conciencia de los justiciables.
7. Pensemos que nos debemos al justiciable y no el justiciable a nosotros. En el viven nuestros hijos,
nuestro cónyuge, nuestros hermanos y nuestros padres.
8. No seamos soberbios sino tolerantes con las ideas ajenas: Respetemos al justiciable, al abogado, al
servidor judicial, a los magistrados de distinta jerarquía y a las demás personas.
10. Procuremos la paz y la justicia como el mayor de los triunfos. Seamos conscientes de que el impacto
de nuestras decisiones trasciende el caso concreto.
TITULO III
DEBERES Y DERECHOS
CAPITULO I
DEBERES DE LOS MAGISTRADOS
83
10.- Exigir a las partes precisen sus pretensiones, cuando de la demanda, de la contestación o de
la reconvención, en su caso, se advierten deficiencias o confusiones;
11.- Rechazar de plano la demanda o reconvención, cuando estén sujetas a un término de
caducidad y se advierte que éste ha vencido;
12.- Evitar la lentitud procesal, sancionando las maniobras dilatorias así como todos aquellos
actos contrarios a los deberes de lealtad, probidad, veracidad, honradez y buena fe;
13.- Denegar de plano los pedidos maliciosos y rechazar los escritos y exposiciones que sean
contrarios a la decencia o la respetabilidad de las personas, haciendo testar las frases
inconvenientes, sin perjuicio de la respectiva sanción;
14.- Denunciar ante el Ministerio Público los casos de ejercicio ilegal de la abogacía;
15.- Presentar su respectiva declaración jurada al asumir y al dejar el cargo, trianualmente, y
cada vez que su patrimonio y rentas varíen significativamente; y
16.- Cumplir con las demás obligaciones señaladas por ley.
CAPITULO II
DERECHOS
84
Artículo 192.- Responsabilidad penal y civil de Magistrados.
Los Magistrados comprendidos en la carrera judicial, responden penal o civilmente en los casos y en la
forma determinada en las leyes y administrativamente de conformidad con lo establecido en esta ley.
CAPITULO III
PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES
(*) Incisos vigentes conforme a la modificaciones establecidas por el Artículo 1 de la Ley Nº 27197,
publicada el 08-11-99.
(**) Inciso incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 27197, publicada el 08-11-99.
85
(**) Artículo sustituido por el Artículo 1 de la Ley Nº 26766, publicada el 08.04.97.
CAPITULO IV
ASOCIACIONES DE MAGISTRADOS
CAPITULO V
RESPONSABILIDADES
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(*) Ver inciso 3º del Artículo 154 de la Constitución Política de 1993
CAPITULO VI
SANCIONES DISCIPLINARIAS
87
(*) Ver el inciso c) del Artículo 21 de la Ley Nº26397, publicada el 07.12.94.
CAPITULO I - GENERALIDADES
Art 1º.- El procedimiento para la imposición de sanciones disciplinarias, así como los actos u omisiones
materia de sanciones, se establecen en los artículos que contiene el presente Reglamento.
Art. 2º.- Las únicas sanciones disciplinarias que pueden imponerse son:
Amonestación
Multa
Suspensión; y,
Destitución
Art 3º.- El proceso disciplinario se origina por denuncia o queja del Ministro de Justicia, de un Juez o
Tribunal, de otro Fiscal o de parte interesada.
CAPITULO II - PROCEDIMIENTO
Art 4º.- La queja o denuncia contra los miembros del Ministerio Público puede ser presentada ante
cualquiera de los Superiores del quejado, debiendo elevarse en el término de la distancia al Señor Fiscal
de la Nación.
Art 5º.- Recepcionada la queja por el Señor Fiscal de la Nación, comisionará a uno de los Fiscales
Supremos para que la investigue. El Fiscal Supremo encargado de la investigación, dentro del plazo de
siete días, podrá designar al Fiscal Decano Superior del respectivo distrito fiscal para que realice una
investigación preliminar, la que deberá efectuarse por el designado dentro del plazo de 10 días útiles
contados a partir de la fecha en que reciba el encargo, más el término de la distancia, al lugar de destino
del Fiscal cuestionado. La investigación preliminar podrá ampliarse por otros 10 días útiles. El Superior
deberá oír al Fiscal quejado o denunciado. Se actuarán en el período investigatorio las pruebas de cargo y
descargo que fueren del caso.
Concluida la investigación preliminar, el Fiscal Superior designado elevará un informe al Señor Fiscal
Supremo encargado de la investigación, expresando su opinión y los fundamentos de la misma en las
conclusiones.
88
En caso que el cuestionado sea Fiscal Adjunto o Abogado del Cuerpo Auxiliar de Fiscales, el Fiscal
Provincial o en su caso el Fiscal Superior del cual dependa el Adjunto o Auxiliar quejado, deberá actuar
colaborando con el Señor Fiscal Superior Decano, en la forma y medida que éste lo determine. En todo
caso, el Fiscal Superior Decano podrá ser reemplazado por un Fiscal Superior Ad- hoc o Fiscal Adjunto
ante la Corte Suprema, nombrado para el caso por el Fiscal ante la Corte Suprema comisionado por el
Señor Fiscal de la Nación con arreglo a lo dispuesto en el Art. 5° del presente Reglamento.
Art. 6º.- Tanto en el caso que se haya procedido a la investigación preliminar a que se refieren los
párrafos precedentes, como en el caso que el Fiscal Supremo considere que no es necesaria dicha
investigación preliminar, se procederá con arreglo a lo dispuesto en el art. 7o de este Reglamento.
Art. 7º.- El Fiscal Supremo comisionado dentro del plazo de 30 días de recibida la denuncia o en su caso
de recibida la investigación preliminar, deberá proceder de la siguiente manera:
En caso que de lo actuado se acredite que no se ha cometido falta alguna por el quejado o denunciado,
ordenará que se archive el proceso, con su conocimiento.
De encontrar indicios de que se ha cometido alguna falta susceptible de sanción disciplinaria, comunicará
al Fiscal investigado los cargos que se le formulan para que ejercite personalmente su defensa dentro del
tercer día, más el término de la distancia.
De la entrevista o entrevistas personales con el cuestionado se sentará un acta que firmarán ambos.
En caso de estar impedido o no querer hacerlo él cuestionado, dejará constancia de tal hecho en el acta, la
persona que actúe de Secretario en la diligencia.
Con posterioridad a la última entrevista personal, el miembro del Ministerio Público sometido a proceso
disciplinario podrá presentar las pruebas adicionales de descargo que considere convenientes a su derecho
dentro del plazo máximo de 10 días útiles, contados a partir de la primera entrevista personal.
Concluido el plazo de la investigación y dentro del término máximo de siete días útiles, el Fiscal Supremo
comisionado deberá presentar un informe a la Junta de Fiscales Supremos proponiendo la sanción
disciplinaria a imponerse, si hubiese encontrado responsabilidad o el archivamiento de Los actuados en
caso contrario.
Igualmente, propondrá el ejercicio de las sanciones penales o civiles a que hubiere lugar de acuerdo con
la investigación practicada.
La Junta de Fiscales Supremos analizará las pruebas e informe presentados por el Fiscal Supremo
comisionado y se pronunciará como considere conveniente, dentro de los siete días útiles siguientes a la
recepción de lo actuado, o podrá disponer la ampliación del plazo investigatorio por 10 días útiles
adicionales.
Art. 8º.- En caso de que el cuestionado no se presente a la citación o citaciones que se le haga durante la
investigación preliminar, deberá ser citado bajo apercibimiento de ser declarado en rebeldía.
De no concurrir a la citación hecha bajo apercibimiento se elevará de inmediato la actuado a la Junta de
Fiscales Supremos y dependiendo de la gravedad de la queja o denuncia, ésta podrá imponer las sanciones
de suspensión o destitución. En éste último caso la resolución deberá contar con el voto unánime de Los
Fiscales Supremos presentes.
Art. 9°.- En los casos en que la Junta de Fiscales Supremos, aun sin el procedimiento a que se refieren los
artículos anteriores, considere que algún miembro del Ministerio Público ha cometido delito sancionado
por las disposiciones de las leyes penales vigentes, podrá poner al cuestionado a disposición del Poder
Judicial disponiendo que el Fiscal respectivo formule la denuncia del caso. El miembro del Ministerio
Público contra el que se haya iniciado acción judicial por disposición de la Junta de Fiscales Supremos
queda suspendido en el ejercicio de sus funciones desde el momento en que se le abra instrucción.
Art 10°.- Cuando la gravedad de los hechos, a criterio de la Junta de Fiscales Supremos, así lo justifique,
y, salvo rebeldía, previa entrevista, con el miembro del Ministerio Público cuestionado, la Junta de
Fiscales Supremos podrá aplicar sin mayor trámite las sanciones disciplinarias previstas en el art 52° del
Decreto Legislativo No. 52 - Ley Orgánica del Ministerio Público.
En estos casos para la aplicación de las sanciones de suspensión y destitución se requerirá el voto
unánime de los miembros de la Junta de Fiscales Supremos en ejercicio.
Art. 11°.-Los procesos disciplinarios que se sigan contra los Fiscales Superiores se tramitarán en la forma
establecida en el art. 70 de este Reglamento.
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Art 12°.- Los Fiscales de rango superior podrán imponer a los miembros del Ministerio Público del
respectivo distrito fiscal las sanciones de amonestación y multa, sin necesidad de proceso previo, en los
casos en que él o los inferiores sean acreedores de dichas sanciones.
Producida la resolución que impone las sanciones antes referidas y hechas efectivas las mismas, los
Fiscales sancionados podrán apelar ante el inmediato superior del que impuso la sanción, dentro del
término de tres días.
No cabe la interposición de recurso impugnatorio alguno a lo que resuelva, el superior.
Art. 13°.- Todas las sanciones disciplinarias que se impongan deberán ser comunicadas al Señor Fiscal de
la Nación como Presidente del Consejo Nacional de la Magistratura, al Fiscal Supremo en lo Penal, al
Fiscal Superior Decano del respectivo distrito fiscal y al sancionado.
Art 14º.- Los Abogados Auxiliares del Fiscal Provincial, Técnicos Legales y demás empleados
administrativos que dependan directamente de los miembros del Ministerio Público, podrán ser
sancionados por los Fiscales Provinciales, Superiores o Supremos de que dependen, sin proceso previo,
con amonestación o multa, sin perjuicio de que se efectúe el proceso administrativo correspondiente, de
acuerdo al Reglamento.
CAPITULO III
ACTOS E INFRACCION ES SUJETOS A RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA.
Art. 15º.- Ha lugar a responsabilidad disciplinaria de los miembros del Ministerio Público y en su caso de
las demás personas a que se refiere el presente reglamento, en los siguientes casos:
1.- Transgresión a las disposiciones contenidas en el art. 20 del Decreto Legislativo Nº52.
2.- Actuación impropia o negligencia en los procesos en que intervenga.
3.- Falta de adecuado estudio o sustento legal en los dictámenes que emitan por mandato de la ley.
4.- Manifiesta negligencia o incumplimiento de las obligaciones o ejercicio de las atribuciones que se
señalan en el Decreto Legislativo Nº 52 y demás disposiciones legales.
5.- Incumplimiento de disposiciones reglamentarias o emanadas de normas generales, así como oficios
circulares suscritos por sus superiores.
6.- Desobediencia a sus superiores.
7.- Falta de respeto o trato descortés, ya sea en forma verbal o por escrito, a sus superiores, otros
miembros del Ministerio Público, funcionarios o empleados subalternos u otros participantes en los
procesos en que intervengan.
8.- Faltar al secreto profesional en relación a los expedientes en trámite, aunque no haya orden expresa de
guardar reserva.
9.-Interferencia en las labores de otras Fiscalías con actos ajenos a sus propias funciones.
10.-Conducta inconveniente o desdorosa, ya sea en sus centros de trabajo o en su vida de relación social.
En este último caso cuando se desprestigie la imagen del Ministerio Público.
11.-No formular la denuncia correspondiente, cuando se tenga conocimiento de infracciones funcionales
o disciplinarias en que pueda haber incurrido un miembro del Ministerio Público de su propia o inferior
categoría o funcionarios o empleados del Ministerio Público.
12.- El residir fuera de la sede de su destino.
13.- El ausentarse de la sede de su destino, o hacer uso de licencia sin que previamente se hubiera
concedido.
SECCIÓN PRIMERA
NORMAS GENERALES
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Artículo 2.- El Abogado debe mantener el honor y la dignidad profesional. No solamente es un derecho,
sino un deber, combatir por todos los medios lícitos, la conducta moralmente censurable de jueces y
colegas.
Honradez
Artículo 3.- El Abogado debe obrar con honradez y buena fe. No debe aconsejar actos fraudulentos,
afirmar o negar con falsedad, hacer citas inexactas o tendenciosas, ni realizar acto alguno que estorbe la
administración de justicia.
Cohecho
Artículo 4.- El Abogado que en ejercicio de su profesión soborna a un empleado o funcionario público,
falta gravemente al honor y a la ética profesional. El Abogado que se entera de un hecho de esta
naturaleza, realizado por un colega, está obligado a denunciarlo.
Abuso de Procedimientos
Artículo 5.- El Abogado debe abstenerse del empleo de recursos y formalidades legales innecesarias, de
toda gestión dilatoria que entorpezca el normal desarrollo del procedimiento y de causar perjuicios.
Defensa de Pobres
Artículo 7.- La profesión de Abogado impone defender gratuitamente a los pobres, tanto cuando éstos se
los soliciten como cuando recaigan nombramientos de oficio. No cumplir con este deber, desvirtúa la
esencia misma de la abogacía. No rige esta obligación donde las leyes prevean la defensa gratuita de los
pobres.
Acusaciones Penales
Artículo 9.- El Abogado que tenga a su cargo la defensa de un acusado, tiene como deber primordial
conseguir que se haga justicia a su patrocinado.
Secreto Profesional
Artículo 10.- Guardar el secreto profesional constituye un deber y un derecho del Abogado. Para con los
clientes un deber que perdura en lo absoluto, aún después de que les haya dejado de prestar sus servicios;
y es un derecho del Abogado por lo cual no está obligado a revelar confidencias. Llamado a declarar
como testigo, debe el letrado concurrir a la citación y con toda independencia de criterio, negarse a
contestar las preguntas que lo lleven a violar el secreto profesional o lo exponga a ello.
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Artículo 12.- El Abogado que es objeto de una acusación de parte de su cliente o de otro Abogado,
puede revelar el secreto profesional que el acusado o terceros le hubieren confiado, si favorece a su
defensa. Cuando un cliente comunica a su Abogado la intención de cometer un delito, tal confidencia no
queda amparada por el secreto profesional. El Abogado debe hacer las revelaciones necesarias para
prevenir un acto delictuoso o proteger a personas en peligro.
Formación de Clientela
Artículo 13.- Para la formación decorosa de clientela, el Abogado debe cimentar una reputación de
capacidad profesional y honradez, y evitará escrupulosamente la solicitación directa o indirecta de la
clientela. Es permitido la publicación o el reparto de tarjetas meramente enunciativas del nombre,
domicilio y especialidad.
Toda publicidad provocada directa o indirectamente por el Abogado con fines de lucro en elogio de su
propia situación, menoscaba la dignidad de la profesión.
El Abogado que remunera o gratifica directa o indirectamente a una persona que está en condiciones para
recomendarlo, obra contra la ética profesional.
SECCIÓN SEGUNDA
RELACIONES DE LOS ABOGADOS CON LOS TRIBUNALES Y DEMÁS AUTORIDADES
Artículo 17.- El Abogado estará en todo momento dispuesto a prestar su apoyo a la Magistratura, cuya
alta función social requiere de la opinión forense; su actitud ha de ser independiente, manteniendo
siempre plena autonomía en aras del libre ejercicio de su ministerio.
Artículo 18.- Es deber del Abogado velar para que el nombramiento de Magistrados no se deba a
consideraciones políticas, sino exclusivamente a su aptitud para el cargo; y también para que no se
dediquen a otras actividades distintas de la judicatura, que pongan en riesgo su imparcialidad.
El Abogado que integra la Junta Directiva de su Colegio o Asociación no podrá ejercer ni aceptar el cargo
de Magistrado Suplente, excepto cuando para ese cargo, no exista en el lugar el número de Abogados
suficientes.
Acusación de Magistrados
Artículo 19.- Cuando haya fundamento serio de queja en contra de un Magistrado, el Abogado la
interpondrá ante el órgano respectivo o ante su Colegio. Solamente en este caso tales acusaciones serán
alentadas y los Abogados que las formulen, apoyados por sus Colegas.
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Artículo 21.- Cuando un Abogado deje de desempeñar la magistratura o algún otro cargo público, no
debe aceptar el patrocinio de asunto del cual conoció su carácter oficial; tampoco patrocinará asunto
semejante a otro en el cual expresó opinión adversa con ocasión del desempeño de su cargo, mientras no
justifique su cambio de doctrina.
Puntualidad
Artículo 24.- Es deber del Abogado ser puntual en las diligencias y con sus colegas, sus clientes y las
partes contrarias.
SECCIÓN TERCERA
RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS CLIENTES
Conflicto de Intereses
Artículo 29.- Tan pronto como un cliente solicite para cierto asunto los servicios de un Abogado, si éste
tuviere interés en él o algunas relaciones con las partes, o se encontrare sujeto a influencias adversas a los
intereses de dicho cliente, lo deberá revelar a éste y abstenerse de prestar ese servicio.
Renuncia al Patrocinio
Artículo 30.- Una vez aceptado el patrocinio de un asunto, el Abogado no podrá renunciarlo sino por
causa justificada sobreviniente que afecte su honor, su dignidad o su conciencia, o implique
incumplimiento de las obligaciones morales o materiales del cliente hacia el Abogado, o haga necesaria la
intervención exclusiva de profesional especializado.
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Descubrimiento de engaño o equivocación durante el juicio
Artículo 32.- Cuando el Abogado descubra en el juicio una equivocación o engaño que beneficie
injustamente a su cliente deberá comunicárselo para que rectifique y renuncie al provecho que de ella
pudiera obtener. En caso de que el cliente no esté conforme, puede el Abogado renunciar al patrocinio.
Honorarios
Artículo 33.- Como norma general en materia de honorarios, el Abogado tendrá presente que el objeto
esencial de la profesión es servir a la justicia y colaborar en su administración. El provecho o retribución
nunca debe constituir el móvil de los actos profesionales.
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Artículo 38.- El Abogado debe evitar controversia con el cliente acerca de sus honorarios, hasta donde
esto sea compatible con su dignidad profesional y con su derecho a recibir adecuada retribución por sus
servicios. En caso de verse obligado a demandar al cliente, es preferible que se haga representar por un
colega.
SECCIÓN CUARTA
RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS COLEGAS Y LA CONTRAPARTE
Sustitución en el Patrocinio
Artículo 42.- El Abogado no intervendrá en favor de persona patrocinada en el mismo asunto por un
colega, sin dar previamente aviso a éste, salvo el caso de renuncia expresa o de imposibilidad del mismo.
Si sólo llegare a conocer la intervención del colega después de haber aceptado el patrocinado, se lo hará
saber de inmediato.
Distribución de Honorarios
Artículo 45.- Solamente está permitida la distribución de honorarios basada en la colaboración para la
prestación de los servicios y en la correlativa responsabilidad.
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otra designación. Fallecido un miembro, su nombre podrá mantenerse siempre que se advierta claramente
dicha circunstancia.
Si uno de los asociados acepta un puesto oficial incompatible con el ejercicio de la profesión, deberá
retirarse de la asociación a que pertenezca y su nombre dejará de usarse.
Artículo 47.- Es deber imperativo del Abogado prestar con entusiasmo y dedicación su concurso
personal para el mejor éxito de los fines colectivos del Colegio a que pertenezca. Los encargos o
comisiones que puedan confiársele, deben ser aceptados y cumplidos, procediendo la excusa solo por
causa justificada. De la misma manera observará cumplidamente las obligaciones que contrajera, personal
y libremente, bajo la intervención del Colegio u otra Corporación de Abogados, referentes al interés
profesional o propio del mismo.
El presente Código será de aplicación en todos los Colegios de Abogados de la República y entrará en
vigencia a partir del 15 de Mayo de 1997.
EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
CONSIDERANDO:
Que entre las atribuciones del Consejo de Notariado y Archivos está la de proponer las normas que se
requieran para el mejor desenvolvimiento de la función notarial;
Que por la Resolución N° 003-85-JUS de 16 de mayo de 1985, el Consejo de Notariado y Archivos
constituyó una Comisión encargada de proponer el Anteproyecto de Código de Etica del Notariado
Peruano; la misma que cumplió con entregar el trabajo encomendado;
Que el referido Consejo en su sesión de fecha 11 de julio de 1985, acordó remitir el "Código de Etica del
Notariado Peruano" para su aprobación;
Estando a lo acordado, y de conformidad con el artículo 2 incisos a) y h) del Decreto Supremo N° 028-
81-JUS;
DECRETA:
Artículo Único.- Aprobar el "Código de Ética del Notariado Peruano", que consta de Siete Artículos, y
Una (1) Disposición Transitoria, y que forma parte integrante del presente Decreto Supremo.
Dado en la Casa de Gobierno a los veinticuatro días del mes de julio de mil novecientos ochentaicinco.
FERNANDO BELAUNDE TERRY,
Presidente Constitucional de la República
ALBERTO BELAUNDE VENTO,
Ministro de Justicia
NORMAS GENERALES
Artículo 1°.- El Código de Ética del Notariado Peruano es el conjunto de preceptos de carácter moral
vinculados con el ejercicio de la función notarial, que rigen para todos los Notarios del Perú.
Artículo 2°.- El Notario, en su condición de profesional del Derecho encargado de dar fe pública en los
actos y contratos en que interviene por mandato de la Ley, debe orientar su acción fundamentalmente de
acuerdo a los siguientes principios:
A) Veracidad;
B) Honorabilidad;
C) Objetividad;
D) Imparcialidad;
E) Diligencia; y
F) Respeto a la dignidad y derechos de las personas, a la Constitución y a las Leyes.
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Estos principios deben orientar asimismo la vida personal del Notario
Artículo 3o.- Los Colegios de Notarios están obligados a vigilar el cumplimiento de este Código.
DISPOSICION TRANSITORIA
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PRIMERA.- Este Código entrará en vigencia a partir del día siguiente a su publicación en el Diario
Oficial EL PERUANO.
Ponencia de la delegación ecuatoriana aprobada por aclamación en la sesión plenaria del VIII Congreso
de la Unión Internacional del Notariado Latino celebrado en México en octubre de 1965.
1. Honra tu ministerio.
2. Abstente, si la más leve duda opaca la transparencia de tu actuación.
3. Rinde culto a la verdad.
4. Obra con prudencia.
5. Estudia con pasión.
6. Asesora con lealtad.
7. Inspírate en la equidad.
8. Cíñete a la ley.
9. Ejerce con dignidad.
10. Recuerda que tu misión es "evitar contienda entre los hombres".
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