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Lmpéétm dmasiáda £riaidád qn' iüordario!

ipor hi\ ,fel ¡Como ti&-


"ridad cs ultraje; 1a vida, ihi vergüenza!.„ ¡T en csta vergüriá
rüidd todávía ia mbia de mi doior! rqn*l iBien se le recoripensai iA ,cámbio ds eu§ serviciQs, \?ngo+
da €n una pocilga¡ iDios perdone a los culpables! \
BUCKINOH"
¡Ba3ta, basta! RIVERS
• RErNA MARGARiTA
Conclusión virtuosa y cristiam es rogar por los que nos ha-
ioh nobilisimo Buckingham! iTe bcso las manos en señal de cen mal.
alianza y amistad! iQue desde ahora a ti y a tu noble casa os GLC-
aqaricie la fortuna! ivucstras ropas no e§tán manchadas con san- ¡Asi procedo yo siempre /Ápüríe), con buen acuerdo...; pues
gre nuestra! No te incluyo en mis maldiciones. de haber maldecido ahora. me hubiera maldecido `'a mi propio!
BUCKINGH" (Enír¢ CATESBY) (1). CATESBY

iNi a ningmo de los aqui prescntes, pues las maldiciones iseñora, su majestad os llama... (Á RicARDo), asi como a vuestra
tmspasan nunca los labios de los que las exhalan en el aire! gracia ...., y a vosotros, nobles lore8!
REIN^ MARGARITA REINA` ISABEL
iQuiero crex}r que ascienden al cielo y que interrumpen el dul-
ce sueño de la paz de Dios! ioh Buckinghaml iDes¿onfia de ese ivamos, Catesby!... Lores, ¿queréis acompañame?
pcrro malvado! iMira: cuando a,caricia, es para morder! ¡Y cuan- RrvERS
do muerde, su diente venenoso emponzoña hasta matar! iNo inti- Seguimos a vuestra gracia. (S¢Jen ÍodoS, meno§ GLOSTER.)
mes con él! iGuárdate de él! iEl pecado, 1a muerte y d infiemo
GLOSTER
lc han sellado con sus marcas, y todos sus ministros son sus fa-
miliarü! iHago el daño y grito el primero! iLas malas acciones que urdo
GLOsm secretamente, las coloco sobre la gravosa carga de los demásl
¿Qué dic€, milord de Buckingham? Clar"ce -a quien, en vcrdad\ arrojé a las sombras- es llorado
BUCKINOHAM por ml ante estos in£elices crédulos de Stanley, Hastings y Buc-
iNada en que yo repare, querido milord! kingham, y les digo que es la reina y sus allegados quienes excitan
al rey contra el duque mi hemano. ¡Y al punto lo creen! ¡Y, sin
REINA MARG^RIT^
más, me incitan a vengarme de Rivers, de Vaughan y de Grey!
icómo! ¿Te burlas de mis buenos consejos y halagas al demonío, Pero suspiro entonces, y citándoles un texto de la Escritura, les
de quien te quiero prcservar? ioh! ¡Ya te acordarás de cste día
digo que Dios nos manda devolver bien por ml. Y así, cubro las
cuando destrooe .tu gran corazón con algún pesar, y dirás: «1a
dcsnudeces de mi villanla con algunos` trozos viejos cogidos de lo§
pobre Margarita fue una profctisa!...». ¡Vivid cada uno de voso- `ib£: i:8r3::Sóníyo. ]e(§E„#:#£osunAS::::¿s¥e¡:te:: rbeaps#e|t£q:i
tros ®clavos de su odio, él del vuestro y todos, como sois, del dc
Díos ! .„ Ísa/GJ
msTINOS están nris ejecutores! Vamos a ver, mis bravos, fuertes y resueltos
¡Se mc erizan los cabellos al escuchar sus maldiciones! camaradas : ¿estáis ya dispu®tos a ultimar este asunto?
RIVERS ASESINO PRIMERO
iY a mí también! iMe maravilla que se la deje en libertad! Estamos, milord, y venimos por la orden para poder entrar
GLOSTER donde se encuentre. GLOSTER
ipor la Santa Madre de Dios, no puedo censuarla! ¡Ha sufrido
demasíados ultrajcs y lamento la parte que he tenido en ello! ¡Bien pensado! Aqui la tengo. íLe§ da la orde#.J icuando ha+
yáis temhado, volvéis a Crosby-Place! Pero señores, sed prontos
REINA ISABEL eh la ejecución; permaneced inconmovibles, sin dar oídos a sus
Que yo sepa, nunca la hice ningún daño. súplicms, pues Clarence es un buen orador y tal vez pudiera mo-
GLOS" ver `vuestros corazones a la piedad, si le atendéis.
isin émbargo, disfrutáis todo ei provstho de su inforimio! i¥o
he mostrado demasiado ardor por el bien de alguien que ahora (1) C®tesbü., célebre jurisconsulto, a la sazón muy amigo de Buckingh.m.

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