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ENSAYO

DESARROLLO DE LA SEXUALIDAD: UNA APROXIMACIÓN DESDE LAS


TEORÍAS FREUDIANAS

El principio fundamental de organizar una propuesta teórica en relación al proceso del


desarrollo sexual en el hombre, se constituye en un punto de partida importante que permite
analizar, comprender y definir las condiciones y características frente a esta etapa del ciclo
vital humano; es entonces, que la existencia de las necesidades sexuales puede constituirse en
un modelo de explicación y referencia de ese carácter sexual, interpretado desde una
corriente psicoanalítica que orienta a mostrar en la energía sexual, cómo estas necesidades,
se constituyen esencialmente en un mecanismo de goce de la sexualidad, a partir de las
experiencias en las diferentes etapas de desarrollo; posibilitando además, develar una
estructura inconsciente que trabaja de manera relacional con las condiciones de la
construcción sexual, aparentemente alejado del ser humano y poco visible pero de gran
relevancia, al mostrar cómo el área de la sexualidad se organiza como una etapa significativa
en la construcción de la personalidad.

De este modo, el abordaje de la teoría sexual desde una perspectiva freudiana, se ha


constituido en un elemento clave a la comprensión y análisis de la sexualidad, al proyectarla
como un asunto inherente a todas las áreas y características de relación humana, que ocurren
y se ven mediadas por los procesos intrapsíquicos dados en el desarrollo desde las primeras
etapas infantiles; este carácter complejo alrededor de la sexualidad, se constituye más que en
un concepto, en la posibilidad de entender como el manejo de esta energía sexual, puede
orientar el curso de las decisiones y posiciones del ser humano a lo largo de su vida. De este
modo, la sexualidad en las diferentes etapas o fases por las que atraviesa, puede identificarse
como un proceso alrededor de la construcción de la identidad, formada por el ser humano.

Ahora bien, reconociendo la constitución de la sexualidad en el ser humano, es


posible comprender cómo este proceso logra desarrollarse desde las primeras etapas
infantiles, donde el aparato de goce se establece en el medio de satisfacción y
reconocimiento, llevando el ser humano mostrar diferentes fases o etapas de desarrollo que
dependerán esencialmente de la organización o estructura sexual que un individuo forma a
partir de su experiencia, estos aspectos permiten confirmar la idea de cómo a lo largo de la
vida, el ser humano se constituye en la sexualidad, así como también en el aparato de goce,
respondiendo a la condición de seres sexuados. La realidad de la energía sexual y su
significancia alrededor de la capacidad dar forma a los procesos interiorizados y
exteriorizadas a lo largo de la vida, manifiestan la oportunidad de saber que el ser humano,
como ser complejo atiende a unas necesidades que nacen de la misma naturaleza humana,
pero sólo pueden manifestarse a partir de la experiencia que va orientando el poder cumplir o
no con procesos intrapsíquicos que hacen parte de la adaptación del hombre al contexto
social del que hace parte.

Esta perspectiva mencionada, respecto a la posibilidad de adaptación o no del ser


humano, puede definirse en esas construcciones fundadas en torno a la sexualidad, pues éstas
definen en sí, la interiorización de ciertos elementos que servirán en la organización del
aparato psíquico.

No obstante, remitirse al proceso de constitución y/o formación de la sexualidad, se


encamina bajo ciertas condiciones de goce e incomodidad experimentados y manifestados
desde las primeras etapas de desarrollo, donde parte el proceso de reconocimiento del niño
en el mundo a partir de las diferentes actividades sexuales. De esta manera, remitirse a
circunstancias como la etapa infantil y el proceso de desarrollo sexual, lleva a mostrar como
estos procesos de identificación, relacionados a las sensaciones de placer a través de la
estimulación de las zonas erógenas, hacen de la sexualidad infantil el despertar de de la vida
en el mundo, pues ésta comprende no únicamente el reconocimiento del cuerpo, si no de
manera complementaria se configura en la liberación de la energía sexual que determinará
desde el inconsciente procesos posteriores alrededor de la vida adulta.

En este caso, por ejemplo hablar sobre las sensaciones de placer de las zonas
erógenas, durante la infancia puede observarse que las mismas no presentan restricciones o
inhibiciones en este proceso de autoreconocimiento y construcción personal ; por tal motivo
el infante no siente ningún tipo de culpa, vergüenza o temor, puesto que su condición aún no
se encuentra influenciada por las características sociales, culturales, familiares, entre otras,
las cuales en sí son responsables a que la sexualidad infantil adquiera una moralidad que
nace desde el exterior, encaminada a impedir la forma como se da este proceso de
autoconocimiento. Esto conduce al niño a sentirse inhibido, como consecuencia de esta
experiencia desagradable en la cual se interrumpe la experiencia vivida por el niño; ahora
bien, estas situaciones desagradables, conllevan a que el infante reprima en su aparato
psíquico inconsciente aquellas situaciones que se evalúan como intimidantes o
desagradables, al imposibilitar estas condiciones de goce en torno al desarrollo sexual y
personal. Esta amnesia infantil, cubren los primeros años de vida, al ocultar todos los
comienzos de la propia vida sexual del infante, restándole importancia esta etapa del
desarrollo sexual, dado que estas impresiones de olvido dejan profundas huellas en la vida
del infante que posteriormente podrán identificarse en la manera como en la etapa adulta se
relaciona consigo mismo y con el entorno.

Es así como una vez atravesada la etapa sexual infantil con sus característicos
procesos; se da lugar a una de las etapas de estructuración sexual que comprende la tapa de
latencia, donde la energía pulsional sexual tiende a redireccionar las metas de energía hacia
otros fines diferentes y nuevos, que pertenecen a esta etapa sexual. Es entonces como se dan
apertura a eventos como la sublimación, caracterizándose porque las mociones de sexualidad
son inaplicables puesto que las funciones de reproducción no están desarrolladas, debido a
las sensaciones que provocan de displacer, al haber adquirido una conciencia social y cultural
a partir de la cual aparecen sensaciones de asco, vergüenza y moral que conducen a la
sofocación de este displacer, en el desarrollo y adquisición de condiciones socialmente
aceptables, que llevan al ser humano a identificar un lugar al interior de esa cultura, la cual le
permita adaptarse al contexto y seguir con los procesos de formación intrapsíquicos a partir
de la sexualidad.

El desarrollo sexual una vez atravesada la etapa de latencia, llega a establecerse


dentro de la etapa adulta, caracterizada por una mayor organización de la estructura sexual,
al definir las condiciones sobre las sensaciones de placer, que se traducen alrededor transferir
o redireccional nuevamente la energía sexual o pulsional a un objeto de deseo que se
convierte en un otro. No obstante, es posible reconocer como durante esta etapa pueden
presentarse aquellas situaciones inconclusas confrontadas en las primeras etapas de
desarrollo sexual y que fueron reprimidas como parte de la culturización y socialización del
infante al contexto. Puede encontrarse en ocasiones como esta desestructuración del aparato
psíquico, puede mostrar conductas inaceptables e inapropiadas a las relaciones en sociedad,
que se constituyen como resultado de situaciones no resueltas en el pasado.

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