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DERECHO DE ACRECER

ACRECIMIENTO ENTRE HEREDEROS

ARTICULO 774°
“Si varios herederos son instituidos en la totalidad de los bienes sin
determinación de partes o en partes iguales y alguno de ellos no quiere o no
puede recibir la suya, ésta acrece las de los demás, salvo el derecho de
representación”.

1. Noción del derecho de acrecer.

Antes de definir esta figura conviene mencionar que la designación a una sucesión
puede producirse de las siguientes formas:

a. Instituyendo expresamente a unos en defecto de otros, que es el caso de la


sustitución vulgar;
b. Instituyendo a varios a la vez, pero exclusivamente en cuota cierta, o con
partición ante la totalidad de los bienes, lo que está previsto en el artículo
852, supuesto en el cual una interpretación de la declaración testamentaria
permitiría inferir que el testador no quiso que el designado reciba más de lo
que expresamente le deja, de manera que si el llamado no quiere o no puede
heredar habrá que hacer llamamiento intestado; y
c. Instituyendo a varios a la vez de manera conjunta sobre toda o parte de la
herencia o del legado. Es en este tercer caso en el que entran en
funcionamiento las reglas del derecho de acrecer, que es una especie de
sustitución implícita entre los co-llamados a lo mismo.

El acrecimiento es, en resumen, un aumento de la propia cuota, que se incrementa


con lo que hubiera correspondido a otro del mismo grado, salvo el derecho de
representación, que hubiese sido llamado conjunta o simultáneamente en lo mismo,
y cuya vocación haya quedado vacante. En la sucesión testada este aumento se
produce porque el ordenamiento legal se presume que fue la voluntad del testador
llamar a cada uno potencialmente al todo y, por supuesto, para evitar, si se trata de
heredero y no de legatario, que haya que hacer llamamiento ab intestata. En la
sucesión intestada el acrecimiento se justifica para que la herencia quede en manos
de los de parentesco más próximo que ya sean herederos, siguiendo el principio de
que los más próximos excluyen a los más remotos (salvo la excepción de la
representación).

En ese sentido, puede definirse el acrecimiento como aquella expansión de la propia


titularidad de eventual llamamiento al todo (o a una parte del todo, si hay indicación
testada de acrecimiento singular dentro de un grupo) y por lo tanto, en verdad, no
es que quede vacante una cuota que alguien recibió y luego deja, sino que por
efecto de la retroactividad de la sucesión (aceptación o renuncia, no eficacia, o por
cualquier razón, indignidad, falta de realización de la condición, etc.) al momento de
la muerte, el acreciente ya recibe en su vocación aquello que, en principio, estaba
potencialmente asignado a otro que nunca llegó a suceder. El acrecimiento, no
puede confundirse con adquisición o transferencia de cuotas, sino como una suerte
de absorción de lo destinado a otro.

El derecho de acrecer reposa en una vocación solidaria, que presupone un


llamamiento conjunto a una pluralidad de sucesores del mismo grado, en forma tal
que todos resulten llamados potencialmente al todo. Así, la parte que hubiera tocado
a uno y que nunca llega a hacerse efectiva, se distribuye entre todos los demás,
porque el llamamiento es único. Lo cual es lógico, ya que cuando se llama a varios
herederos en forma conjunta a una misma masa de bienes, se supone que se ha
querido que pasen exclusivamente a ellos, y no a otros, porque no se han designado
sustitutos.

Entonces, si al pasar exclusivamente a ellos falta uno de los llamados, el todo se


distribuye entre los sujetos que queden (que, dicho sea de paso, no necesariamente
serán menos, porque por representación la cuota de uno puede haberse distribuido
entre muchos sucesores), presumiendo que esa ha sido la voluntad del testador.

2. Sistemática y regulación del derecho de acrecer.

Según LUCA DE TENA1, sostiene que en cuanto a este punto, puede ser criticable
que el acrecimiento se haya regulado en sede de sucesión testada, como si no fuera
de aplicación también a la intestada, como si no hubiera derecho de acrecer entre
los herederos que son designados a falta de testamento.

3. Efectos del acrecimiento.

Los efectos o consecuencias del acrecimiento pueden reducirse, básicamente, a


dos:
a. En primer lugar, que con efectividad a la fecha de apertura de la sucesión, el
acrecimiento es automático, y se produce como consecuencia lógica del
llamamiento solidario, tengan o no conocimiento los beneficiarios y sin
requerirse su declaración de voluntad.
b. En segundo lugar, que producida la aceptación de lo propio (y, por corolario,
lo acrecido) el que acrezca sucede en todos los derechos, limitaciones y
obligaciones que tenía el que no pudo o no quiso recibir.

4. Acrecimiento entre herederos regulado en el artículo 774.


La norma no distingue de manera explícita a qué herederos se refiere. Por lo tanto
se debería entender que incluye tanto a los llamados forzosos, como a los
voluntarios. Sin embargo, LUCA DE TENA2, refiere que no es correcto hablar de
acrecimiento dentro de la legítima, aunque sin duda en ella los legitimarios

1
LUCA DE TENA, Guillermo Lohmann-Código Civil Comentado por los 100 mejores especialistas, Tomo IV
Derecho de Sucesiones, Gaceta Jurídica, p. 411.
2
LUCA DE TENA, op. cit.,p. 414.
acrecienten sus cuotas entre sí cuando falta alguno de ellos. Pero ocurre que este
aumento de participación no se produce por acrecimiento en la herencia, sino
porque simplemente la legítima solo puede repartirse entre los legitimarios.

Por lo demás, en nuestro sistema sucesorio el legitimario no necesita suceder,


porque puede recibir su legítima totalmente antes de la muerte del causante a título
de donación, lo que le faculta para renunciar a la sucesión y conservar lo que ya
recibió.

En suma, la legítima discurre por una vía diferente y aunque en ella pueda
producirse, en el aspecto práctico o económico, un efecto igual al normal del
acrecimiento, no es auténtico derecho de acrecer como figura autónoma, sino
simple funcionamiento de las reglas propias de la legítima. Dicho de otro modo, en
la legítima y en el acrecimiento hay, eventualmente, el mismo incremento, pero por
razones diferentes.

Lo dicho no quita, desde luego, la posibilidad de acrecimiento del legitimario con


herederos voluntarios o con un designado en la parte de libre disposición.
El tipo de institución prescribe el precepto como requisito que varios herederos sean
designados en la totalidad de los bienes, sea sin determinación de partes, sea en
partes iguales.
Lo de herederos instituidos en la totalidad de los bienes es un error. A los herederos
no solamente les corresponden bienes, sino también pasivos. Por lo tanto, hubiera
bastado y hubiera sido más exacto si se hubiera dicho, simplemente, herederos
llamados a la totalidad; o si se quería ser más precisos, llamados a la totalidad de
la herencia. Pero no solamente a los bienes.

Se nota que el artículo parte de la premisa que ha de haber una pluralidad de


herederos llamados a la totalidad. Sin negar que esta sea la premisa normal, no
quiere decir que sea la única.

Siguiendo a LUCA DE TENA3, sólo no habrá acrecimiento cuando se concluya que


existe independencia entre los llamamientos.
En nuestro ordenamiento nada obliga, desde luego, a que la designación tenga que
ser en el mismo testamento.

Según LUCA DE TENA4 citando a CASTAÑEDA, sostiene que deben ser llamados
por una misma y sola disposición de un solo testamento, a fin de poder recibir el
aumento. Trátese no solo del mismo testamento, sino que se exige más, una sola
disposición, una sola frase, una sola cláusula.
La idea nuclear, en suma, es que, pese a hacerse en distintos testamentos, exista
institución conjunta (es decir, solidaria) a la misma herencia o a una porción de la
misma. Este es el primer requisito.

3
LUCA DE TENA, op. cit.,p. 415.
4
LUCA DE TENA, op. cit., p. 415.
El segundo requisito sobre el modo de institución es que sea sin determinación de
partes o en partes iguales. Son dos supuestos diferentes.
Que no haya determinación de partes significa tanto porciones numéricamente
señaladas, es decir, alícuotas, como que no haya institución en cosa cierta
separada. Habrá que interpretar la voluntad declarada, pues lo que a la postre
interesa para saber si hay acrecimiento es determinar si, en definitiva, sean cuales
hayan sido las expresiones del testador, las cuotas no han sido queridas sino como
consecuencia necesaria del concurso de varios derechos de la misma fuerza sobre
la misma herencia.

Por eso es que no toda partición necesariamente constituye muestra de la voluntad


del testador excluyente del derecho de acrecer.

Según LUCA DE TENA5 citando a LOPEZ y LOPEZ, la circunstancia de que haya


fijación de alícuotas no excluye el derecho de acrecer, aunque se llame en partes
desiguales.

El segundo supuesto señalado por la ley, es que sean iguales las partes (fracciones)
en que se ha producido la institución. Que en tal caso hay derecho de acrecer no
cabe duda. A la inversa, que si la institución es desigual no hay posibilidad de
acrecimiento, según reza la norma. O sea, cuando del propio testamento se advierte
la desigualdad que puede constituir indicio poderoso de la voluntad del testador de
limitar la atribución sucesoria a dicha fracción.

Con todo, la decisión legal de impedir acrecimiento si no hay igualdad es, hasta
cierto punto, discutible, porque el hecho de que las partes alícuotas sean desiguales
no necesariamente significa decisión del testador de excluir el acrecimiento; es
decir, de excluir vocación potencial al todo si alguno de los llamados falta. Si el
testador ha designado porciones desiguales pudo haberlo hecho, acaso, porque
preveía que todos le sucederían, pero que no pensó en que alguno no había de
hacer o. Y el que uno no le suceda porque no quiere o no puede, es circunstancia
no prevista que no excluye la potencial voluntad del testador para que los otros
acrezcan.

El punto, por tanto, es que hay que buscar la imposibilidad de acrecer en el hecho
objetivo de la desigualdad de partes, sino en que tal desigualdad sea medio
revelador de que el testador quiso efectivamente limitar las porciones a las cuantías
prefijadas, sin posibilidad de aumento. Por eso, lo crucial no es observar en cuánto
se instituye, desigual o no, aunque ello sea indicio, sino cómo se instituye. Y si se
instituye con vocación solidaria, habrá acrecimiento.

Expresa el artículo 774° que el acrecimiento se produce si “alguno de los herederos


instituidos en la forma ya explicada no quiere o no puede recibir la parte suya”.

5
LUCA DE TENA, op. cit., p. 416.
Es necesario, entonces, que haya una vacante y que lo mismo deba
necesariamente repartirse entre menos. Y cuando se dice vacante significa
exactamente lo que dice la norma, que algún heredero no pueda o no quiera recibir
la herencia. Pero, no se trata de que no quiera o no pueda recibir su parte de la
herencia, sino en verdad que no llegue a suceder, sea cual sea la razón.

Razones que impiden llegar a heredar son las siguientes: indignidad, renuncia,
premoriencia, conmoriencia, falta de realización de la condición suspensiva;
realización de la condición resolutoria, si es que se admitiera esta modalidad
condicionante; no nacimiento vivo del concebido; si se designa a una persona
jurídica que no llega a perfeccionar su constitución; nulidad o anulabilidad del
testamento o disposición testamentaria en que se instituya a uno de los
coherederos.

Según LUCA DE TENA6 citando a CASTAÑEDA, sólo reconoce el derecho de


acrecer en caso de premoriencia. Y agrega que el derecho de acrecer no se produce
si uno de los coherederos colegatarios renuncia a la herencia o es incapaz.

Como regla general, el acrecimiento es recíproco y se produce entre todos los


llamados a la herencia (o a la porción de la misma, si el llamamiento es grupal). El
artículo dispone que, producidos los supuestos, la porción del que no puede o no
quiere recibir, acrece las de los demás.
Dicho con otro vocabulario, el efecto que el artículo enuncia es que la parte que
hubiera pertenecido al vacante se distribuye entre todos los demás.
Ahora bien, esta distribución entre todos los demás no tiene por qué ser
necesariamente en partes iguales. En efecto, nada impide que el testador
establezca una reciprocidad, es decir, que haya dispuesto que, vacante un heredero
determinado, su porción acrezca a los demás, pero que si falta alguno de ellos la
parte de cualquiera de ellos acrecerá a todos los demás, exceptuando al
determinado.

En resumen, aunque de ordinario el acrecimiento sea un derecho recíproco, el


testador puede limitarlo.

Cierra el artículo 774 su redacción precisando que no hay derecho de acrecer


cuando exista derecho de representación. La salvedad es razonable y la precisión
encomiable. Por lo tanto, cuando hay derecho de representación (descendientes, o
colaterales en el caso del artículo 683) al no poder o no querer heredar el llamado,
lo hacen sus representantes ocupando su lugar en la porción que deja, evitando así
que dicha porción aumente la de los otros llamados.
En conclusión, cabe solo puntualizar que tampoco hay derecho de acrecer cuando
la vacante es ocupada por un sustituto que el testador hubiera designado, por lo
tanto, el acrecimiento está subordinado a que no opera una sustitución.

ACRECIMIENTO ENTRE LEGATARIOS

6
LUCA DE TENA, op. cit., p. 417.
ARTICULO 775°
“Cuando un mismo bien es legado a varias personas, sin determinación de
partes y alguna de ellas no quiera o no pueda recibir la que le corresponde,
ésta acrecerá las partes de los demás”.

El dispositivo contempla el caso del legado de un mismo bien. Sin embargo, el


legado no solamente puede recaer sobre bienes, sino también sobre derechos.

Por otra parte, es posible que el legado no recaiga sobre un único bien o derecho,
sino sobre varios.

A diferencia del artículo 774°, que alude a institución de herederos sin determinación
de partes o en partes iguales, este artículo 775 solamente alude a bien legado sin
determinación de partes. Según LUCA DE TENA7, eso significaría, que cuando se
lega en partes iguales no hay derecho de acrecer, lo cual no comparte, por el
contrario afirma que si cabe acrecimiento, no porque por el solo hecho de
designación igualitaria deba necesariamente haber acrecimiento, sino porque lo
normal es que habiendo partes iguales exista institución conjunta. Lo fundamental
es que la institución conjunta supone que los instituidos lo han sido con vocación al
todo de la atribución patrimonial objeto de la liberalidad.

Obviamente no habrá derecho de acrecer si de la interpretación del testamento del


causante resulta que, aunque los legatarios hayan sido designados en partes
iguales, el testador quería limitar la atribución a tal parte, sea igualo desigual. Por lo
mismo, en materia de legado no es tan importante si hubo o no fijación de porción
o cuota, sino definir si con tal fijación se estaba queriendo excluir cualquier
ampliación de la misma. Y a la inversa, aunque determinación de la fracción, si ello
no excluye la posibilidad de acrecer.

De todos modos, lo natural es que en legados de cuota no exista derecho de


acrecer.

Finalmente, con relación a este artículo, cabe señalar que LUCA DE TENA8 citando
a HINOSTROZA MINGUEZ parece negar el derecho de acrecer entre legatarios,
expresando que en lo referente al acrecimiento entre legatarios, éste no es posible.
Explica que en su opinión no hay que confundir la inexistencia del derecho de
acrecer de un legado cuyo beneficiario era una sola persona, con el legado de un
mismo bien a varias personas.

REINTEGRO DEL LEGADO A LA MASA

ARTICULO 776°

7
LUCA DE TENA, op. cit., p. 419.
8
LUCA DE TENA, op. cit., p. 420.
“El legado se reintegra a la masa hereditaria cuando no tiene efecto por
cualquier causa, o cuando el legatario no puede o no quiere recibirlo”.

Según LUCA DE TENA9, sostiene que lo del “reintegro” a la masa es una manera
fácil de decir las cosas. Y, como suele ocurrir con todo lo excesivamente fácil, no
del todo exacta.

Es fácil porque ilustra la idea de que el legado queda en la masa hereditaria. Pero
no es exacta porque:

a. Si el legado no es eficaz, en rigor no hay reintegro (volver a integrar con lo


que no estaba), porque en verdad el legado no llega a salir del conjunto de
la masa, es decir no hay salida y retorno, sino que simplemente, por la
ineficacia, no hubo salida.
b. No todo caso de ineficacia del legado causa reintegro a la masa. Solamente
regresa si:
- no hay derecho de acrecer, y
- ni el testador designó sustitución (ya que no hay previsto derecho de
representación en legados en nuestro Código).
c. Tampoco hay “reintegro” a la masa general cuando el legado grava:
- a un heredero en particular si hay varios coherederos. Habiendo varios
coherederos, el gravado con el cargo queda liberado y a los demás no les
afecta ni positiva ni negativamente. Obviamente, si el gravado es heredero
único, al quedar él liberado, queda la masa liberada;
- si el gravado con el legado es otro legatario. En este caso, la ineficacia del
sublegado no implica retorno alguno a la masa hereditaria, sino que el
legatario gravado queda exonerado de cumplir el sublegado.
d. Por último, la posibilidad de "reintegro" solamente puede postularse cuando
lo legado sea algo perteneciente al testador. Pero cuando el legado es de
cosa ajena, no cabe retorno alguno, sino simplemente ineficacia.
Lo correcto, por lo tanto, sería decir que cuando el legado es ineficaz, el gravado
con él queda liberado. De esta manera, se prescinde del concepto impreciso de
"reintegro" y se cubren todas las posibilidades.

9
LUCA DE TENA, op. cit., p. 421.
DISPOSICIÓN TESTAMENTARIA

ARTICULO 777°
“El derecho de acrecer no tiene lugar cuando del testamento resulta una
voluntad diversa del testador”.

La voluntad es la que resulte de interpretar la declaración contenida en el


testamento. Por lo tanto, no se requieren fórmulas sacramentales. La voluntad
distinta a que se refiere el artículo puede haber quedado expresada de diversas
maneras.
Así como el testador puede disponer que no haya lugar a acrecimiento, puede
alterar las reglas que el ordenamiento legal establece. O sea, puede señalar un
acrecimiento de manera distinta, suprimir la reciprocidad de unos a favor de otros,
pero no a la inversa; o señalar que sí hay derecho de acrecer entre los primeros
designados, pero no en caso de sustitución, etc.

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