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La falange fue una organización táctica para la guerra creada en la Antigua Grecia y luego
imitada por varias civilizaciones mediterráneas. Por extensión, los autores antiguos suelen
llamar falange a cualquier ejército que combate formando una única fila de combatientes
muy próximos entre sí, al estilo de la falange clásica, que formaba así con una profundidad
de entre 8 y 16 guerreros. El término es de origen griego, φάλαγξ (phálanx), que se usaba
para la formación defensiva utilizada por los hoplitas, que constituían la falange clásica.
Índice
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La falange macedonia repeliendo un ataque. Los ataques desorganizados de otros pueblos más bárbaros no eran rivales para la
Filipo II de Macedonia[editar]
Artículo principal: Falange macedonia
La siguiente (e importantísima) innovación corrió a cargo del rey macedonio Filipo II, padre
de Alejandro Magno, hacia la mitad del siglo IV a. C. Rehén en Tebas después de las
victorias de Epaminondas sobre las principales ciudades griegas, Filipo aprendió las
tácticas tebanas y volvió a Macedonia dispuesto a mejorarlas. El soldado
o pezhetairoi pasó así a portar una lanza de 6 m de largo, la sarissa que tenía que manejar
con ambas manos, y a aligerar el peso del escudo, que debía ir colgado del cuello. De las
primeras filas salía así un bosque de lanzas que ensartaba cualquier cosa que se
acercara, desde infantería hasta elefantes.
Además, Filipo cambió la estructura de la falange, agrupando a los hombres en cuadros
independientes de 16 hoplitas de frente por 16 de profundidad (256 hombres)
denominados syntagmas y cada falange se dividía en dos alas de 32 syntagmas cada una,
es decir, 16.384 hombres en total, bajo el mando de un stratego. Esta división permitía
mayor flexibilidad en combate y fue la que posibilitó a su hijo Alejandro conquistar desde la
península de Anatolia hasta el norte de la India, cobrando muchísima importancia la
caballería y la infantería ligera en los movimientos envolventes, aunque la falange seguía
constituyendo el grueso del ejército.
Tenía, sin embargo, sus defectos: la falange macedonia sólo operaba bien en terreno llano,
y a pesar de su solidez, era muy sensible a un ataque por el flanco o por la retaguardia.
Legión romana[editar]
Artículo principal: Legión romana
Toda formación táctica tiene su final. El de la falange fue la aparición de la legión romana,
mucho más flexible, ya que la primera no tenía buena movilidad. La falange al estilo
macedonio de Pirro, rey del Epiro, invadió Italia en el siglo III a. C. y derrotó a las primeras
legiones romanas, pero la legión se retiraba del campo con pocas pérdidas.
Posteriormente durante ese siglo y el II a. C., Roma derrotó a Cartago, que tenía falanges
mercenarias como parte de su ejército, aunque no eran su fuerza principal. Finalmente, en
la batalla de Pidna, junto al monte Olimpo en Grecia, año 168 a. C., la legión romana
aplastó totalmente a la falange del rey Perseo, mostrando la obsolescencia de
esta formación, imitadísima por todo el Mediterráneo.
En realidad, la falange estaba logrando imponerse a la legión en un reñido combate, donde
los legionarios eran incapaces de abrirse paso entre las picas; sin embargo, al retroceder
los romanos llevaron accidentalmente a la falange a un terreno irregular, lo que unido al
"tira y afloja" del combate creó pequeños huecos en el bosque de lanzas de la falange. El
general romano aprovechó la flexibilidad de los legionarios, capaces de luchar en unidades
pequeñas o solos, para explotar estos huecos, rompiendo la formación de la falange. De
no haber entrado en terreno difícil, es muy posible que la falange hubiera vencido.
El punto final lo dio la batalla de Magnesia, en la que el rey Antíoco III fue derrotado
por Lucio Cornelio Escipión. Sin embargo, la batalla que es reconocida actualmente como
la derrota definitiva de la falange, Cinoscéfalos, goza de tamaña reputación algo
exageradamente. El sentido común indica que, dadas y conocidas las estrategias y
ubicaciones de ambos ejércitos, la victoria romana fue tan sólo un golpe de suerte para el
bando latino: la condición del ejército macedonio (falange) no fue la causa principal de su
derrota, sino la falta de rapidez del flanco izquierdo para formarse, lugar desde el cual los
romanos abrieron una brecha fatal para ganar la batalla.