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Hay otra forma de defensa además de la provocada por una tendencia o significación
prohibida. Esa defensa consiste en no acercarse al lugar donde no hay respuesta a la
pregunta. De este modo nos quedamos más tranquilos, y, en suma, esa es la
carácterística de la gente normal.
Los psicóticos, no es tan seguro. Quizá la respuesta les llegó antes que la pregunta; es
una hipótesis. O bien la pregunta se formuló por si sola, lo cual no es impensable. No
hay pregunta para un sujeto sin que haya otro a quien se la haya hecho.
La relación imaginaria se instala sola, en un plano que nada tiene de típico, que es
deshumanizarte, porque no deja lugar para la relación de exclusión recíproca que
permite fundar la imagen del yo en la órbita que da el modelo, más logrado, del otro.
La alienación es aquí radical, no esta vinculada con un significado anonadarte como
sucede en cierto modo de rivalidad con el padre, sino en un anonadamiento del
significante. Esta verdadera desposesión primitiva del significante, será lo que el
sujeto tendrá que cargar, y aquello cuya compensación deberá asumir, largamente,
en su vida, a través de una serie de identificaciones puramente conformistas a
personajes que le darán la impresión de que hay que hacer para ser hombre.
Así es como la situación puede sostenerse largo tiempo; como los psicóticos viven
compensados, tienen aparentemente comportamientos ordinarios considerados como
normalmente viriles, y, de golpe, Dios sabe por que, se descompensan. ¿Qué vuelve
súbitamente insufiente las muletas imaginarias que permitían al sujeto compensar la
ausencia del significante ? ¿ Como vuelve el significante en cuanto tal a formular sus
exigencias? ¿Como interroga e interviene lo que falto ? Antes de intentar resolver
estos problemas, quisiera hacerles notar como se manifiesta la aparición de la
pregunta formulada por la falta del significante. Se manifiesta por fenómenos de
franja donde el conjunto del significante esta puesto en juego. Una gran perturbación
del discurso interior, en el sentido fenomenológico del término, se produce, y el Otro
enmascarado que siempre está en nosotros, se presenta de golpe iluminado,
revelándose en su función propia. Esta función entonces es la única que retiene al
sujeto a nivel del discurso, el cual amenaza faltarle por completo, y desaparecer. Este
es el sentido del crepúsculo de la realidad que carácteriza la entrada en la psicosis.
Intentaremos avanzar un poco más la próxima vez