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La sociedad colonial es el fruto de la interacción del mundo indígena con el español. La existencia
de múltiples pueblos determinará una importante diversidad cultural, expresada en sociedades
muy diferentes entre sí, desde pueblos con una simple organización tribal a grandes "imperios"
en Mesoamérica y Perú.
Esa población autóctona de la América colonial posee bajos niveles de mestizaje, pero tras la
colonización, se establece una nueva estructura social conocida como sociedad de castas marcada
por el color de la piel y relaciones de dominio entre colonizadores y colonizados.
Los inicios de esta estructuración tienen lugar al promover la Corona los matrimonios entre
españoles e indígenas para conseguir una estabilidad social. Solamente los españoles casados
pueden ocupar puestos oficiales y tener preferencia en las reparticiones de indios. Pero, esta
medida provoca el efecto contrario dividiendo la sociedad en razas y en castas, dando lugar a la
determinación de los derechos de las personas por su clasificación; considerándose en el lugar
más alto al español peninsular y en el más bajo al esclavo negro.
Aumentarán paulatinamente los hijos de los españoles nacidos en América conocidos como
criollos, que pasarán a ocupar el estamento social más alto. En el siglo XVIII, comienzan a
autodenominarse americanos y disputarán efusivamente los principales cargos públicos a los
peninsulares.
Esta sociedad perdurará hasta la época de la Independencia de América. Así, para ingresar en el
ejército, acceder a la educación superior o a las altas dignidades en la Iglesia, deberán probar su
limpieza de sangre.
a sociedad colonial básicamente es el fruto de la interacción del mundo indígena con el español.
Ambas realidades presentaban un panorama social muy complejo al momento de la conquista
española.
En el siglo XVI indiano no hubo una sociedad única sino varias coexistentes y coincidentes en
diversos grados de relación y dependencia. A grandes rasgos se pueden identificar dos universos
sociales: las llamadas "república de los españoles" y "república de los indios". Los españoles se
concentraron esencialmente en torno a las ciudades, en tanto los nativos permanecieron en el
ámbito rural. Esto implicó la aparición de una dicotomía campo-ciudad muy significativa en la
historia de la América española.
El panorama descrito varió sustancialmente a lo largo del segundo siglo colonial. La inevitable
mezcla biológica entre indígenas, españoles y negros configuró un mundo multirracial, donde
mestizos, mulatos y zambos experimentaron un crecimiento continuo. La sociedad americana,
constituida por una serie de grupos con diferentes derechos, privilegios, ocupaciones laborales y
posición económica, tomó un marcado carácter estamental.
Para el siglo XVIII, en palabras de María Ángeles Eugenio, "nos encontramos ya con una
estructura social perfectamente estratificada, pero no sólo en función de la riqueza de sus
individuos, sino en función de lo que mayor trascendencia tuvo en la sociedad hispanoamericana:
el color y la fisonomía de tales individuos; o sea, una élite de blancos o casi blancos y una masa
de gente de color que, en términos generales, se denominó oficialmente castas ".
La distinción legal entre indígenas y españoles, ubicados en repúblicas separadas, tuvo razones
económicas detrás: mejor manejo de la población andina para el cobro del tributo y la explotación
de la mano de obra indígena. La finalidad era mantener el sistema colonial en los planos
económico y político. Sin embargo, dicho esquema, a pesar de su instauración legal, no se cumplió
en la realidad social. Los privilegios previstos para los descendientes de la elite incaica y otros
nobles indígenas hicieron que aparecieran figuras nativas con gran poderío económico. Por otro
lado, el asentamiento de los españoles en América también es tocado, paralelamente, en este
artículo. El proceso de cambio social que implicó el desplazamiento de los encomenderos
(primera elite española tras la conquista) por otros grupos que empiezan a llegar décadas después
también es rescatado en este texto. Finalmente, se debe mencionar que, en esta página, se
encuentran enlaces que redirigen a páginas más específicas que profundizan los temas
anteriormente descritos. Entre estos vínculos están las categorías de república de indios, república
de españoles, criollos, castas y esclavos.
POLITICA COLONIAL
El cargo más relevante de la administración española lo ostentaba el virrey, que hacía las
veces de rey. El primer virrey, Diego Colón, hijo del Almirante, dirigió desde Santo
Domingo la colonización de 1509 a 1526, año en que desapareció este virreinato, dada la
magnitud de México.
Virreinatos de América
El tercero, el virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires, ocupaba lo que
es el actual Cono Sur (Argentina, Uruguay y Paraguay) y parte de Bolivia.
Capitanías Generales
En aquellos lugares donde por determinadas circunstancias la autoridad del virrey o del
capitán general no llegaba, la ejercía el presidente de la Audiencia. Se crean entonces tres
presidencias: la de Quito (entre los virreinatos de Perú y Nueva Granada), la de Cuzco (al
sur de Lima) y la de Charcas (en Bolivia).
La Real Audiencia
Organismo judicial del más alto nivel, su poder se situaba por encima del virreinal, hasta
tanto el Consejo de Indias no se pronunciase sobre cuestiones de carácter importante, en
las que su decisión era inapelable.
La más antigua Audiencia se creó en Santo Domingo, a partir 1511, de la cual surgieron
la de Panamá (1538), y las de Lima y Guatemala (1542). La última, la de Bogotá, se
estableció a mediados del siglo XVI.
La jerarquía de estos organismos era acorde con la importancia del territorio en que se
enclavaran. Así, destacaban las audiencias de los virreinatos, a las que seguían las
presidenciales y después, las subordinadas y pretoriales.
De todas ellas, disfrutó de mayor poder la de Santo Domingo, la cual en realidad, fungía
como avanzada del Consejo de Indias en el continente. Su estructura radicaba en un
presidente, varios oidores, un fiscal y un alguacil mayor.
Por lo general, la máxima autoridad civil del territorio presidía la Audiencia de su región,
aunque se tratase de un cargo meramente formal y representativo, ya que en el Consejo
no contaba con voz ni con voto.
Poder municipal
El cabildo
Los regidores, funcionarios que debían ser elegidos por votación, no pudieron
desenvolverse satisfactoriamente hasta después de la independencia.
Las reuniones de los cabildos podían adoptar el carácter de cerradas o abiertas. En estas
últimas se abordaban temas de importancia, y a ellas acudía todo el pueblo de la villa y
zonas colindantes. En estos cabildos abiertos se tomaban las decisiones populares, pues
en ellos votaban todos los participantes. En los cerrados se trataban los asuntos menores
y cotidianos, carentes de repercusión general.
El Corregidor
Como jefe de los cabildos figuraba el corregidor, con función similar a la de los alcaldes
actuales, máxima autoridad local de la villa. Llegó un momento en que todos los cargos
se subastaron, pues la Corona se veía necesitada de fondos. Así se sacaron a subasta los
cargos públicos, que se transformaron, con el tiempo, en oligárquicos. Sólo con la
independencia se modificó esta estructura poco democrática (dada la prohibición de que
formaran parte de ella los artesanos, jornaleros y esclavos), que se mantuvo durante toda
la colonia y constituyó un privilegio.
La estructura eclesiástica
La Iglesia, abanderada espiritual de la Conquista, destacó en la defensa del indio ante los
desmanes de muchos conquistadores y el sistema de las encomiendas.
Fray Bartolomé de las Casas, sacerdote en Santo Domingo, Cuba y México, recibió de
los reyes el título de Protector de los Indios y argumentó sus tesis en múltiples escritos,
en los que denunció las tropelías cometidas. En la actualidad se le considera un precursor
del anticolonialismo.
Los Dominicos
Entre las ordenes que más destacaron en las labores humanitarias se encuentra la de los
dominicos, a la que pertenecían Las Casas, fray Antonio de Montesinos (ambos dedicados
a ejercer control sobre las huestes militares) y el Cardenal Cisneros.
Otras órdenes, los franciscanos y capuchinos, llevaron a cabo una política cristiana y
cultural extraordinaria.
Como legislador de Indias debemos mencionar la labor jurídica del padre Francisco de
Vitoria, coautor de las Leyes de Indias. El franciscano catalán fray Junípero Serra logró
evangelizar toda California e instaurar el sistema de misiones, que aún hoy persiste.
Los negros encontraron un defensor en el jesuíta fray Pedro Claver, al que la Iglesia elevó
a los altares en 1887. El mulato fray Martín de Porres, también santificado por la Iglesia,
se destacó como adalid de los huérfanos y niños desposeídos de Perú. Entre otros prelados
ilustres, defensores de los desheredados, contamos con San Francisco Solano, fray Juan
de Zumárraga, la escritora mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, y Santa Rosa de Lima (la
patrona de América).
Misiones de la Iglesia
Las misiones de la Iglesia en América siguieron dos vertientes diferentes. Por un lado se
dedicaron a propagar la religión católica entre los indios y, por ello, contribuyeron en
gran medida a su alfabetización, volcando sus esfuerzos en esta labor dominicos,
franciscanos y capuchinos por igual. La otra vertiente, más completa e integradora, la
asumió la Compañía de Jesús, cuyos miembros no sólo evangelizaron y alfabetizaron a
los aborígenes, sino que organizaron, colonizaron, administraron e incorporaron tierras a
la agricultura, para uso de las tribus indias recolectoras.
Destacaron los jesuítas en las llamadas reducciones, que en número de treinta y cinco
fundaron para los indios guaraníes en Paraguay, el sur de Brasil y el norte de Argentina,
organizando las labores de los indios como si, formasen una comunidad religiosa
medieval, autosuficiente y consagrada al trabajo y a la gloria de Dios. Los padres se
erigieron en únicas autoridades de territorios que descollaron por sus excelentes
resultados económicos y su espíritu humanitario. El experimento tuvo tanto éxito, que
despertó recelos en la Corte y en Carlos III quien, por diversas razones, dispuso la
expulsión de los jesuitas de las misiones y reducciones. El rey incautó los bienes de los
jesuitas en España y en las colonias, y los obligó a marchar al exilio. Es probable que
algunos sacerdotes sembraran ideas que no convenían a los intereses de las Corona y en
cierta medida, se anticiparon a los aires indenpententistas que comenzaron a soplar en el
último tercio del siglo XVIII en algunas colonias meridionales.
Las Parroquias
La inquisición
Sin embargo , un aspecto que vela la buena labor de las iglesia en América lo constituye
la existencia del Tribunal del Santo Oficio, institución religiosa policial que se conoce
con el nombre de Inquisición. Este brazo armado de la iglesia cobró un inusitado auge a
partir de 1569, año en que el rey Felipe II comenzó a utilizarlo como un elemento
coercitivo más del absolutismo. En América residió en dos sedes, una en México y otra
en Lima. Los inquisidores se dedicaron a perseguir protestantes, hugonotes franceses,
judíos o criptojudíos y, también, algunas costumbres escandalosas, como la bigamia y la
blasfemia.
Inquisición en la Colonia
El aporte cultural de la Iglesia
Fundación de universidades
Muy pronto irrumpió la educación superior en América, como fruto del esfuerzo
combinado de la Corona y de la Iglesia, la cual regentaba en exclusiva todo el movimiento
cultural universitario.
México se benefició con una Universidad, fundada por Real Decreto en 1551; en el mismo
año le siguió la de Lima. Trece años antes, en 1538, Santo Domingo contaba ya con la
Universidad de Santo Tomás de Aquino, que seguía las directrices y modelos de la
salmantina.
Fundación de escuelas
La cultura
Le cabe a la ciudad de México el honor de haber sido la primera de América que, desde
1535, contó con una imprenta llevada por el virrey Mendoza, con la anuencia del
emperador Carlos V. A este logro siguió la construcción, a fines del siglo XVI, de la
catedral, que tardó casi tres siglos en levantarse y continúa incólume en el centro de la
ciudad de México que, por entonces, constituía la mayor de toda América, tanto por el
número de sus habitantes como por la riqueza de sus edificios. Lima se benefició de la
imprenta a partir de 1583.
Pedro Pablo Kuczynski pasó su primer día preso un año después de renunciar a la
presidencia del Perú por el megaescándalo de la constructora brasileña Odebrecht. Con
él son cinco los expresidentes que enfrentan causas judiciales.
Junto a Kuczynski, son dos los exmandatarios presos, luego de que en enero pasado
Alberto Fujimori fuera devuelto a la cárcel a terminar de cumplir una condena de 25 años
por los crímenes contra la humanidad durante la década de que duró su Gobierno (1990-
2000).
En tanto, los otros tres mandatarios que son investigados por el Ministerio Público son
Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (1985-1990 y 2006-2011) y Ollanta Humala
(2011-2016).
Situación de exmandatarios
Los cinco son todos los exmandatarios vivos que gobernaron tras el fin del régimen
militar en 1980. Cuatro de ellos están involucrados en el escándalo de los sobornos de
Odebrecht a políticos, mientras que Fujimori fue condenado por violaciones a los
derechos humanos y corrupción.
García, Humala y Kuczynski (quien fue detenido el miércoles) cuentan con impedimento
de salida del país, por su parte Toledo escapó a Estados Unidos y actualmente enfrenta
un pedido de extradición.
En 2016, la brasileña Odebrecht admitió ante la justicia de Estados Unidos que pagó 29
millones de dólares en sobornos durante tres gobiernos peruanos, incluido el segundo de
García.
El expresidente Humala y su esposa Nadine Heredia estuvieron nueve meses con prisión
preventiva por el caso Odebrecht.
En tanto, Fujimori estuvo un año libre, luego de que Kuczynski lo indultara en la víspera
de Navidad de 2017, pero volvió a prisión después de que el Poder Judicial revocara el
perdón presidencial por cuestiones de forma.