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ARTURO E.

SAMPAY
Teoría del Estado y Constitución Jurídica
‡’‡”•’‡…–‹˜ƒϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ

JOSÉ RICARDO PIERPAULI


Arturo E. Sampay
‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘›‘•–‹–—…‹× —”À†‹…ƒ‡’‡”•’‡…–‹˜ƒϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ
JOSÉ RICARDO PIERPAULI
ͳƒ‡†ǤǦ‹—†ƒ†—–א‘ƒ†‡—‡‘•‹”‡•
Círculo Azul 2017
310 p. ; 21 x 15 cm

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Círculo Azul
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ǤǤƒ’ƒ›› ǤǤŽ„‡”†‹Ǥ‘•‘†‡Ž‘•ƒ–ƒ‰×‹…‘• ʹ͹
Sampay y Carl Schmitt. ¿En qué medida Sampay
‡•†‡—†‘”†‡Žƒϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ›Œ—”À†‹…ƒ†‡ƒ”Ž…Š‹––ǫ ͵ʹ
Una aproximación al enigma Sampay. Arturo E.
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—‡˜ƒ•”‡ϐŽ‡š‹‘‡•‡–‘”‘†‡Ž‡‹‰ƒƒ’ƒ›
El regreso del exilio y los últimos años 53

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‘•ƒ•‰‘•–À’‹…‘•†‡Ž•–ƒ†‘†‡‡”‡…Š‘Ž‹„‡”ƒŽ„—”‰—±• ͹ͳ
ͳȌƒŽ‹„‡”–ƒ†•—„Œ‡–‹˜ƒ…‘‘ϐ‹†‡Ž•–ƒ†‘
†‡‡”‡…Š‘‹„‡”ƒŽ—”‰—±• ͹Ͷ
2) La división de poderes como organización formal
†‡Ž•–ƒ†‘†‡‡”‡…Š‘‹„‡”ƒŽ—”‰—±• ͺͶ
3) El control de constitucionalidad en la perspectiva
†‡Ž•–ƒ†‘†‡‡”‡…Š‘‹„‡”ƒŽ—”‰—±• ͻͳ
ͶȌƒ†‡•’‘Ž‹–‹œƒ…‹×†‡Ž•–ƒ†‘ǤŽ…ƒ•‘†‡ ƒ•‡Ž•‡Ǥ ͻ͵
5) El Pueblo y la mediación de los Partidos Políticos
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͸Ȍƒ–‡•‹••‹‡’”‡ƒ…–—ƒŽǣƒ†‹ž‹…ƒ’”‘’‹ƒ†‡Ž
Estado Liberal conduce hacia el totalitarismo 101
͹Ȍƒ–‘Ž‘‰Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘ȋͳͻͶͶȌ…‘‘•‹•–‡ƒ–‹œƒ…‹×
†‡Žƒ•‘„•‡”˜ƒ…‹‘‡••‘…‹‘Ž×‰‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ•’”‡…‡†‡–‡• ͳͲͶ
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ǣ2 
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El emplazamiento sistemático de la
Epistemología Política de Arturo Sampay 117
ƒ…‘–”‹„—…‹×†‡‡±‡•…ƒ”–‡•ƒŽƒ‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘ǡ
como punto de partida para la pérdida de la
ˆ—†ƒ‡–ƒ…‹×‹—•ƒ–—”ƒŽ‹•–ƒǦ‡–ƒϐÀ•‹…ƒ†‡Ž•–ƒ†‘ ͳʹͲ
Žƒ’”‹‘”‹•‘†‡ Ǥƒ–‡Žƒ‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘ ͳʹ͵
ƒˆ‘”ƒ…‹×†‡Ž–‹’‘…‘‘…‘…”‡…‹×ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ
del reduccionismo gnoseológico kantiano
‡Žƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ†‡
Ǥ ‡ŽŽ‹‡ ͳʹͺ
La función del Idealtypus en la sociología
…‘’”‡•‹˜ƒ†‡ƒš‡„‡” ͳ͵Ͷ
‡Žƒ‹–‡”‹‘”‹†ƒ†ƒŽ‘„Œ‡–‘†‡Ž•ƒ„‡”’‘ŽÀ–‹…‘ǤŽ’ƒ’‡Ž†‡Žƒ•
Ciencias del Espíritu en la recuperación de la realidad
‡•–ƒ–ƒŽ†‡•†‡Žƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ†‡Ǥ‹Ž–Š‡› ͳ͵͹
La reducción del orden político estatal al orden normativo
†‡Ž†‡”‡…Š‘’‘•‹–‹˜‘‡‡Ž’”‘›‡…–‘‹—•Ǧϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘†‡
ƒ•‡Ž•‡Ǥƒ…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹×†‡Ž•–ƒ†‘†‡‡”‡…Š‘ ͳͶ͹
El intento fenomenológico por recuperar la realidad estatal.
¿En qué medida la fenomenología de E. Husserl ofrece
elementos para la reconstrucción de una Teoría realista
†‡Ž•–ƒ†‘ǫ ͳͷͶ
El intento de recuperación del objeto de la Teoría
†‡Ž•–ƒ†‘ƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ–‡‘”Àƒ‹–‡‰”ƒŽ‹•–ƒ†‡—†‘Žˆ‡† ͳ͸ͳ
Žƒ’‘”–‡†‡
‡”ƒŽ†‡‹„Š‘Ž–œƒŽƒ‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘ ͳ͸ͺ
El realismo de H. Heller y su recepción en
la Introducción a la Teoría del Estado de A. Sampay 172
Los aportes de Hegel y de Fuerbach como fundamentos
†‡Žƒ—‹†ƒ†•‹•–‡ž–‹…ƒ†‡Žƒ‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘†‡Ǥƒ”š ͳ͹ͺ
La noción de ethos en Max Scheler. Su contribución
ƒŽ’—–‘†‡˜‹•–ƒ†‡”–—”‘ƒ’ƒ› ͳͻ͵
El punto de vista ideológico acerca de la Teoría del Estado. La funǦ
ción del mito y de la ideología en la formación
†‡Ž‡‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘†‡ƒ”ŽƒŠ‡‹ ʹͲͶ
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  V
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El concepto de Introducción a la Teoría del Estado. 217


El lugar de la Gnoseología realista y su relación
con el orden político 221
El concepto de Teoría del Estado 225
ƒ‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘›•—•”‡Žƒ…‹‘‡•…‘Žƒ‹‡…‹ƒ‘ŽÀ–‹…ƒ ʹʹͺ
La Prudencia Política Arquitectónica y su función mediadora 233
Ontología del Estado, Teoría del Estado y
ŽƒŽŽƒƒ†ƒ‘‰ž–‹…ƒ†‡Žƒ‘•–‹–—…‹× —”À†‹…ƒ ʹ͵͸
Ž…‘…‡’–‘†‡‡…‹•‹×‘ŽÀ–‹…ƒ ʹ͵ͺ
Ž…‘…‡’–‘†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘‘ŽÀ–‹…‘ ʹͶͳ
Ž…‘…‡’–‘†‡‘•–‹–—…‹×†‡Ž•–ƒ†‘ ʹͶͻ
ƒ‘•–‹–—…‹×ƒ–—”ƒŽ—–‘Ž×‰‹…ƒ ʹͷʹ
La Constitución Sociológica o Real 255
ƒ‘•–‹–—…‹× —”À†‹…ƒ†‡Ž•–ƒ†‘ ʹͷͻ
ƒ‡‰‹–‹‹†ƒ††‡Žƒ‘•–‹–—…‹× ʹ͸ʹ
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El desarrollo político que emerge de la
‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒ”‡ƒŽ‹•–ƒ†‡”–—”‘ƒ’ƒ› ʹ͸ͻ
La Formación Política que la Constitución Jurídica
debe encargar a las Universidades 270
La Economía como arte operativo
ƒŽ•‡”˜‹…‹‘†‡Ž‘”†‡’‘ŽÀ–‹…‘ ʹͺͳ
ƒ•—„‘”†‹ƒ…‹×†‡Žƒ”–‡‹Ž‹–ƒ”ƒŽ‘”†‡’‘ŽÀ–‹…‘ ʹͺͺ
La Formación Sacerdotal como imprescindible sustento
espiritual de un proyecto político orientado
Šƒ…‹ƒ‡Ž‹‡‘ï ʹͻ͸

 ԛԙ ͵Ͳͷ


Pensamos que ha llegado la hora de
percibir que en el fondo de la crisis política
argentina hay una crisis ética; nos aqueja
un mortífero absentismo moral, y éste
es el fruto del ethos que informa nuestra
Constitución y el sistema educacional que
la complementa...Siendo humana la crisis
antes que institucional, resulta evidente
que sin una reintegración de la Cultura-
acepción técnica que expresa la totalidad
†‡Žƒ‡ϔ‹…‹‡…‹ƒŠ—ƒƒǦƒŽ‘•˜ƒŽ‘”‡•
supremos del Cristianismo, no habrá
restauración moral ni, por ende, política

Arturo. E. SAMPAY1

ͳƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ†‡Ž Ž—‹‹•‘›Žƒ‘•–‹–—…‹×”‰‡–‹ƒ†‡ͳͺͷ͵ǡͳͻͶͶǡ’’Ǥ Ǧ


Prólogo

Ž ƒ†˜‡‹‹‡–‘ †‡ Žƒ• ˆ‘”ƒ• •—’”ƒǦ‡•–ƒ–ƒŽ‡• …‘‘ ‡Ž •–ƒ†‘


Mundial o la República Mundial, parece haber inaugurado tres etaǦ
’ƒ•‡‡Ž‡•–—†‹‘†‡Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ†‡Ž”†‡’‘ŽÀ–‹…‘‡•–ƒ–ƒŽǤƒ’”‹Ǧ
mera de ellas y para el caso concreto del intento de establecer un
Estado Mundial,2 conlleva la superación del ámbito teórico nacido
en torno del Estado como orden político y jurídico, a mediados del
•‹‰Ž‘ „ƒŒ‘Žƒ‹ϐŽ—‡…‹ƒ†‡Ž‘†‡Ž‘†‡‹•ƒ”Ǥ‡•ƒ’”‹‡”ƒ
etapa las preocupaciones giraron en torno del hallazgo del objeto
’”‘’‹‘†‡Žƒ‹‡…‹ƒ‘ŽÀ–‹…ƒ›†‡Žƒ’‘•‹„‹Ž‹†ƒ††‡†‡ϐ‹‹”…‘’”‡…‹Ǧ
sión el lugar y los métodos de la llamada Teoría del Estado.3 El EstaǦ
do es una creación típicamente moderna y como tal, fue concebido
a la sombra del proyecto iluminista. Así pues, las preocupaciones
se orientaron hacia los problemas rigurosamente epistemológicos.
Con posterioridad a esa primera etapa, la dinámica de esa tendenǦ
cia hacia la integración del orden político estatal con otros semeǦ
jantes, dio lugar al nacimiento de una nueva fase de desarrollo, en
Žƒ “—‡ ’”‡†‘‹ƒ”‘ Ž‘• ’”‘„Ž‡ƒ• †‡ ƒ–—”ƒŽ‡œƒ ±–‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒǤ
En efecto, se trató, de establecer el contenido y los procedimienǦ
tos para alcanzar la idea de Justicia Política, entendida como regla
› ‡†‹†ƒ †‡Ž ‘”†‡ ’‘ŽÀ–‹…‘ ‡•–ƒ–ƒŽ › •—’”ƒǦ‡•–ƒ–ƒŽǤ •–ƒ •‡‰—†ƒ
etapa no constituye un cambio radical de orientación respecto de
la primera, sino su lógica prosecución. Ambos momentos de la reǦ
ϐŽ‡š‹× ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ –‹‡‡ ‡ …‘ï ‡Ž Š‡…Š‘ †‡ …‘•–‹–—‹”
una profundización del proyecto político emergente del iluminisǦ
mo, lo que de un modo más concreto implica, el rechazo de toda
‹Œ‡”‡…‹ƒ–‡‘Ž×‰‹…ƒ›‡–ƒϐÀ•‹…ƒ‡‡Ž‘”†‡’‘ŽÀ–‹…‘ǡ–ƒŽ…‘‘‡•–ƒ•

ʹ ˆ”Ǥ    Ǥ Ǥǡ ƒ…‹‘ƒŽ‹•‘Ǧ


Ž‘„ƒŽ‹œƒ…‹× › ‡‘”Àƒ †‡Ž •–ƒ†‘ •Žž‹…‘ǡ
—‡‘•‹”‡•ǡʹͲͳͺǤ
͵ˆ”Ǥ 
ǤǡPolitik und Recht. Abhandlugen zur politischen Philosophie der
Gegenwart und zur neuezeitlichen Rechtsphilosophieǡ
ږ–‹‰‡ǡʹͲͲͲǡ’Ǥ͵ͻͶǤ
10 JOSÉ RICARDO PIERPAULI

disciplinas eran entendidas en el Medioevo.Ͷ Por último, en la terǦ


cera etapa que caracteriza la situación actual de la Teoría del EstaǦ
†‘ǡ’—‡†‡†‡ϐ‹‹”•‡…‘‘–‡‘Ž×‰‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ’—‡•ƒŠ‘”ƒ•‡–”ƒ–ƒǡ›ƒ
‘–ƒ•‘Ž‘†‡Žˆ—†ƒ‡–‘±–‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…‘†‡Žƒ —•–‹…‹ƒ‘ŽÀ–‹…ƒǡ•‹‘
†‡•—ž•’”‘ˆ—†ƒ”ƒÀœ–‡‘Ž×‰‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒǤ
Ž—‡˜‘”†‡—†‹ƒŽ‹–‡–ƒǡ‘•‘Ž‘‡—–”ƒŽ‹œƒ”Žƒ‹ϐŽ—‡Ǧ
…‹ƒ†‡Žƒ‡–ƒϐÀ•‹…ƒǡ•‹‘†‡Žƒ‡‘Ž‘‰Àƒ‘„”‡ƒ–—”ƒŽ”‡•’‡…–‘†‡Žƒ
Política, pues su partida de nacimiento la constituye, desde el punto
†‡˜‹•–ƒ†‡Žƒϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ–‡×”‹…ƒǡ‡Ž”‡‡’Žƒœ‘†‡Žƒ†‘…–”‹ƒ†‡Ž”‡ƒǦ
Ž‹•‘‡–ƒϐÀ•‹…‘’‘”‡Ž‘‹ƒŽ‹•‘Ǥ•ƒ—‡˜ƒƒ…–‹–—†‡‡Ž’Žƒ‘
teorético, permitió acoger, recién con posterioridad, los aportes de
las ‡†‹–ƒ…‹‘‡•‡–ƒϔÀ•‹…ƒ•†‡Ǥ‡•…ƒ”–‡•ǡƒ“—‡ŽŽ‘•“—‡‡‡”‰‡
†‡Ž‘•”ƒ–ƒ†‘•–‡‘Ž×‰‹…‘’‘ŽÀ–‹…‘•†‡•’‹‘•ƒ›ϐ‹ƒŽ‡–‡ǡŽƒ•–‡Ǧ
•‹•ƒ–‹Ǧ”‡Ž‹‰‹‘•ƒ•†‡Ž‡˜‹ƒ–ž†‡Ǥ ‘„„‡•›Žƒ•†‡ Ǥ Ǥ‘—••‡ƒ—Ǥ5
ŽŽ‘ǡƒ’‡•ƒ”†‡“—‡Ž‘•‹–‡–‘•†‡‹–‡‰”ƒ…‹×–”ƒ•Ǧ‡•–ƒ–ƒŽ•‡‘•
ofrecen interrumpidos por guerras claramente religiosas. Resulta
paradójico que paralelamente al nacimiento de las preocupaciones
’‘” †‡ϐ‹‹” ‡Ž ƒ”…‘ ‡’‹•–‡‘Ž×‰‹…‘ †‡Ž •–ƒ†‘ •‘„”‡ „ƒ•‡• ƒǦ
–‹ƒƒ•ǡ•‡’”‘†—Œ‘‡Ž”‡ƒ…‹‹‡–‘†‡—‘†‡Ž‘ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘‰‡‡”ƒŽ
fundamentado nuevamente en la teología. La Encíclica Aeternis pa-
tris†‡‡× ǡ‘ˆ”‡…‡—‡Œ‡’Ž‘†‡‡ŽŽ‘Ǥ‡ˆ‡…–‘ǡ‡†‹ƒ–‡‡•ƒ
encíclica se intentaba restituir todo el saber humano dentro de la
‡‘Ž‘‰Àƒ‘„”‡ƒ–—”ƒŽ’”‘’—‡•–ƒ’‘”‘ž•†‡“—‹‘Ǥ‘‘„•–ƒǦ
te, un desarrollo paralelo fue consolidándose. En efecto, la Política
›‡Ž‡”‡…Š‘’‡”ƒ‡…‡ƒïǡƒŽ‡‘•†‡‘†‘ƒ’ƒ”‡–‡ǡˆ—‡”ƒ†‡
Žƒϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ’”‡Ǧ‘†‡”ƒ›†‡Žƒ‡‘Ž‘‰Àƒ‘„”‡ƒ–—”ƒŽǤƒ‘ŽÀ–‹…ƒ
ƒŽ…ƒœ×•—”ƒ†‹…ƒŽƒ—–‘‘Àƒ”‡•’‡…–‘†‡Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ›†‡Žƒ‡‘Ǧ
logía, y por otro lado, el derecho se independizó de la moral y de

Ͷ Ž ”‡•’‡…–‘ ‡‘ –”ƒ—•• ˆ‘”—Žƒ —ƒ ‹–‡”‡•ƒ–‡ ‘„•‡”˜ƒ…‹×ǣ ǤǤǤDenn auf die
—ϔŽ¡”—‰ǡ †Ǥ ŠǤ ƒ—ˆ †‹‡ ‡™‡‰—‰ †‡• •‹‡„œ‡Š–‡ —† ƒ…Š–œ‡Š–‡ ƒŠ”Š—†‡”–•ǡ
die durch Descartes´Meditationen und durch Hobbes´Leviathan eingeleitet worden
ist, verweisen alle der Gegenwart eigentümlichen Erscheinungen, wenn man sich
†—”…Š‹Š”‡‘”†‡”‰”ò†‡—†‘”™¡†‡‹…Š–„‡–”ò‰‡Ž¡é–ǡƒŽ•ƒ—ˆ‹Š”‡”•”’—‰
zurück. Diese Tatsache ist schwer zu bestreiten; strittig ist allein und allerdings
‹Š”‡”ƒ‰™‡‹–‡—†‹Š”‡‡†‡—–—‰ǤSTRAUSS L., Philosophie und Gesetz, Stuttgart.
Weimar, p. 10
5 Cfr. PIERPAULI J. R., ‹Ž‘•‘ϔ‹ƒ‘ŽÀ–‹…ƒ‘†‡”ƒǡ—‡‘•‹”‡ǡʹͲͳͶǡ’’Ǥͳ͵ͻǦͳ͹͹Ǥ
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 11

la política. Esa virtual desintegración del cuadro general del saber


ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘•‡’”‘†—Œ‘›ƒ—•‡ƒ–‹‡‡‡‡Žƒ”…‘†‡ƒ“—‡ŽŽ‘“—‡
ƒ„”‘ŽŽƒ×ǡ’ƒ”ƒ”‡ˆ‡”‹”•‡ƒŽ”‡ƒ…‹‹‡–‘†‡Žƒϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ–‘‹•–ƒ
‡‡Ž•‹‰Ž‘›ƒ•—…‘ˆ”‘–ƒ…‹×…‘‡Ž‘†‡Ž‘ƒ–‹ƒ‘ǡuna gue-
rra entre dos mundos, el católico y el protestante.͸ En este contexto
resultará particularmente relevante revisar las posibles relaciones
entre Teoría del Estado y Constitución Jurídica.
Con ocasión de ello, presento aquí una articulación de los aportes
‘ˆ”‡…‹†‘•’‘””–—”‘Ǥƒ’ƒ›ǡƒŽ‘•ϐ‹‡•†‡”‡ϐŽ‡š‹‘ƒ”ƒ…‡”…ƒ†‡Ž
ƒŽ…ƒ…‡›•‹‰‹ϐ‹…ƒ†‘†‡—ƒIntroducción a la Teoría realista del Es-
tado y su proyección hacia el interior de la Constitución Jurídica.‡•Ǧ
de la aparición de la Introducción a la Teoría del Estado de Sampay
ȋͳͻͷͳȌƒŽƒˆ‡…Šƒǡ‘–”‘•ƒ—–‘”‡•Šƒ‹–‡–ƒ†‘‘ˆ”‡…‡”–ƒ„‹±—ƒ
ˆ—†ƒ‡–ƒ…‹×†‡–‹’‘‹—•Ǧƒ–—”ƒŽ‹•–ƒ’ƒ”ƒ‡Ž‘”†‡’‘ŽÀ–‹…‘ǡ‘•‹
serias implicancias respecto del actual debate en torno de la constiǦ
–—…‹×†‡——‡˜‘”†‡—†‹ƒŽǤ–”‡‡ŽŽ‘•…ƒ„‡†‡•–ƒ…ƒ”ǡƒ—Ǧ
que no es mi propósito actual desarrollar un estudio comparativo, a
‡‘–”ƒ—••›ƒ”‹…‘‡‰‡Ž‹Ǥ‹‡–”ƒ•“—‡ƒ’ƒ›‹–‡–ׇš‹–‘•ƒǦ
mente, entre nosotros, la recuperación de la Teoría del Estado para
‡Ž…—ƒ†”‘†‡Ž•ƒ„‡”ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘‰‡‡”ƒŽǡ–”ƒ—••‘•‘ˆ”‡…‡—Žï…‹†‘
ƒžŽ‹•‹•†‡Žƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•–À’‹…ƒ•“—‡†‡ϐ‹‡‡Ž’”‘›‡…–‘ϐ‹Ž‘•×ϐ‹Ǧ
…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…‘‘†‡”‘ǡ‡…—›‘‹–‡”‹‘”ƒ…‹×’”‡…‹•ƒ‡–‡‡Ž•–ƒ†‘Ǥ
La propuesta de Strauss, en las antípodas de aquella ofrecida por
ƒ’ƒ›ǡ •‡ ƒ’‘›ƒ ‡ Ž‘ “—‡ Š‡ ŽŽƒƒ†‘ — …‹‡”–‘ ‹—•Ǧƒ–—”ƒŽ‹•‘Ǥ
”‹…‘‡‰‡Ž‹’‘”‹‘ǡŠƒƒ’Ž‹ƒ†‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒ‡–‡Žƒ‘…‹×
de representaciónŠƒ•–ƒƒŽ…ƒœƒ”–ƒ„‹±‡Ž‹˜‡Ž†‡Žƒ”‡ϐŽ‡š‹×–‡‘Ǧ
lógica en sus relaciones con la Teoría del Estado. La propuesta de
‘‡‰‡Ž‹‡•…‹‡”–ƒ‡–‡ž•…‡”…ƒƒƒŽƒ†‡ƒ’ƒ›ǡ’—‡••‡ƒ’‘›ƒ
en el concepto tomista de analogia entis (analogía del ser).7
Ž‘“—‡‘•‹–‡”‡•ƒǡŽƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒ†‡ŽƒGlobalización, o
bien, del Nuevo Orden Mundial, no es otra cosa que la rehabilitación
y su consecuente proyección en orden a una República mundial, del
Estado de derecho liberal-burgués, nacido a la sombra del proyecto
͸ˆǤ ǤǡPensamiento cristiano y pensamiento moderno,‡ǣ Ǧ Ǧ
 Ǧ  ǡLas razones del tomismoǡƒ’Ž‘ƒǡͳͻͺͲǡ’’Ǥͳ͸›•‰–•Ǥ
7 Cfr. PIERPAULI J. R., Ǭ—±‡• ‹Ž‘•‘ϔÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒǫǡ—‡‘•‹”‡•ǡʹͲͳͶǡ’’Ǥʹͳͺ›•‰–•Ǥ
12 JOSÉ RICARDO PIERPAULI

iluminista y sustentado en última instancia, en un modelo teológico


radicalmente inmanentista y particularmente combativo respecto
de la Teología Sobrenatural Católica, que sirvió de fundamento al
modelo elaborado por Sampay. He aquí pues la actualidad del penǦ
•ƒ‹‡–‘ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘’‘ŽÀ–‹…‘†‡”–—”‘”‹“—‡ƒ’ƒ›Ǥ
Ciertamente, el lector interesado en releer a Sampay espera aun
el esclarecimiento de lo que podría llamarse el enigma Sampay,
esto es, su incursión en el marxismo durante la última etapa de su
’‡•ƒ‹‡–‘Ǥ‡ŽŽ‘‡”‡ϐ‹‡”‘…‘‡•’‡…‹ƒŽƒ–‡…‹×ǡƒϐ‹†‡’‘‡”
†‡ƒ‹ϐ‹‡•–‘‡ŽƒŽ…ƒ…‡†‡‡•ƒ•ƒ…–‹–—†‡•Ǥƒ•‘Ž‘ƒ–À–—Ž‘’”‘‡Ǧ
‹ƒŽǡ’—‡†‘ƒϐ‹”ƒ”“—‡ƒ’ƒ›Œƒž•ˆ—‡—ƒ”š‹•–ƒ…‘˜‡…‹Ǧ
†‘Ǥ ƒž• ”‡—…‹× ƒŽ –‘‹•‘ “—‡ •‡ ”‡ϐŽ‡Œƒ ‡ •—• ž• Žï…‹†‘•
escritos. Sampay, un católico confeso, vivió siempre una auténtica
vocación por la justicia política. Pero, su tiempo fue el tiempo del
‘•–‘…‹Ž‹‘ƒ–‹…ƒ‘ ǡ—–‹‡’‘‡‡Ž“—‡‘•×Ž‘ƒ’ƒ›ǡ•‹‘
muchos católicos como él, revisaron las posiciones anteriores al
‘…‹Ž‹‘ǡ‡‡•’‡…‹ƒŽǡ ‡Ž‘ “—‡…‘…‹‡”‡ƒŽ ƒ”š‹•‘ǦŽ‡‹‹•‘Ǥ
ƒ’ƒ› ‹–‡–× Žƒ †‹ϐÀ…‹Žǡ †‹”Àƒ•‡ǡ …ƒ•‹ ‹’‘•‹„Ž‡ ‹•‹× †‡ …‘…‹Ǧ
liar el tomismo de su Introducción a la Teoría del Estado con las
novedades postconciliares que se pueden leer especialmente en su
libro Ideas para la Revolución de Nuestro Tiempo en Argentina.‘
obstante, hay perlas preciosas en la obra de Sampay que ameritan
una siempre renovada relectura de sus obras. La reconstrucción de
esas ideas tiene por objeto restituir un capítulo relevante para la
Ž‹–‡”ƒ–—”ƒϐ‹Ž‘•×ϐ‹…ƒ’”‘†—…‹†ƒ‡Žƒ”‰‡–‹ƒ†‡Ž‘•ƒÓ‘•ͷͲǤ
Introducción

‹’”‘’ו‹–‘‡•’—‡•ǡ‡š’‘‡”Ž‘•ˆ—†ƒ‡–‘•ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹Ǧ
cos que, en la obra de Arturo Enrique Sampay, permiten discernir
la relación entre Teoría del Estado y Constituición Jurídica. Se trata
de una relación por demás evidente, pues el Estado, que nació como
un modo de organización de la comunidad política, fuera del marco
‘–‘Ǧ–‡‘Ž×‰‹…‘‡“—‡ƒ“—‡ŽŽƒ•‡‹•…”‹„ÀƒŠƒ•–ƒŽƒ’”‹‡”ƒ‹–ƒ†‡Ž
•‹‰Ž‘ ǡͺ se constituyó como Estado Absoluto, luego se estructuró
como Estado de Derecho,9’ƒ”ƒϔ‹ƒŽ‡–‡†‡”‹˜ƒ”‡Ž‘“—‡ƒ’ƒ›
llama el Estado totalitario de masas. En reemplazo del orden naǦ
tural previo a todo orden político, el voluntarismo ético y el desiǦ
cionismo político fueron las notas distintivas que caracterizaron al
Estado Moderno. El mérito de Sampay, como el de otros relevantes
autores que le siguieron, consistió en haber detectado que ese voǦ
luntarismo ético, a su vez, fundado en el subjetivismo gnoseológico,
acompañó la evolución del orden estatal desde sus formas tempraǦ
nas hasta su consumación como Estado ateo y totalitario.
En la exposición de Sampay, tanto el uno como el otro término
de la relación esto es, Teoría del Estado y Constitución Jurídica, giran
en torno de una rigurosa concepción realista de la política. La poǦ
liticidad, en virtud de la cual el Estado puede erigirse, es natural al
hombre. Así pues, el orden estatal encuentra en el orden natural su
primer e indiscutible marco de referencia. El orden político estatal
no es por tanto, un remedio para un hombre perverso o, en el mejor
de los casos, herido por el pecado original, sino la natural prosecuǦ
…‹×†‡—‹’—Ž•‘À•‹–‘‡•—ƒ–—”ƒŽ‡œƒ…”‡ƒ†ƒ’‘”‹‘•ǤŽ’”‘Ǧ
pósito inicial de Sampay en orden a concretar su camino, no es otro
que el de rehabilitar la Ciencia Política y la Teoría del Estado desde
ͺ ˆǤ Y Y Ǥǡ Recht, Staat, Freiheit. Studien zur Rechtsphilosophie,
Staatstheorie und Verfassungsgeschichte, ”ƒˆ—”–ƒƒ‹ǡͳͻͻͳǡ’ǤͻʹǤ
ͻˆ”Ǥ    Ǥǡڔ–‡”„—…Š†‡”’Š‹Ž‘•‘’Š‹•…Š‡‡‰”‹ˆˆ‡ǡ ƒ„—”‰ǡͳͻͻͺǡ
’Ǥ͸͵ͲǤ
ͳͶ JOSÉ RICARDO PIERPAULI

su actual crisis. Esa crisis puede expresarse epistemológicamente


‡†‹ƒ–‡Ž‡‡š…Ž—•‹×†‡ƒ„‘••ƒ„‡”‡•†‡Žž„‹–‘†‡Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒǤ
Surgen a primera vista dos motivos relevantes para restituir al orǦ
†‡’‘ŽÀ–‹…‘ǡ›ƒ–—”ƒŽ‡–‡ƒŽ•–ƒ†‘ǡ†‡–”‘†‡Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒǤŽ’”‹Ǧ
mero de ellos: Si nuestro objeto de estudio es el mejor orden político
posibleǡ•‹†—†ƒ‡–‘…‡•Žƒ’”‡‰—–ƒƒ…‡”…ƒ†‡Ž‹‡›Ž‘ —•–‘’‘”
excelencia constituirán el marco de fondo de nuestras preocupacioǦ
‡•Ǥ ‡ƒ“—À’—‡•—ƒ…—‡•–‹×…Žƒ”ƒ‡–‡ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…ƒǤ
El segundo motivo: Si el Estado parte de una cierta realidad pre-
via, vale decir, de una ƒ–—”ƒŽ‡œƒ’Ž‡ƒ†‡•‹‰‹ϔ‹…ƒ†‘, entonces toda
”‡ϐŽ‡š‹×†‹”‹‰‹†ƒŠƒ…‹ƒ‡•‡‘„Œ‡–‘†‡„‡”ž•‡”’”‹‡”ƒ‡–‡†‡…ƒǦ
”ž…–‡”ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…ƒǤ•À’—‡•ǡ†‡„‡”ž‡šƒ‹ƒ”•‡ƒ–‡–‘†‘Žƒ…—‡•–‹×
‰‘•‡‘Ž×‰‹…ƒ›ƒ—Žƒ‡–ƒϐÀ•‹…ƒ“—‡‡‡”‰‡†‡‡•ƒ”‡ƒŽ‹†ƒ†’”‡Ǧ
via. Precisamente la expresión Introducción a la Teoría del Estado
plantea, desde su mismo punto de partida, la inclusión de esa Teo-
ría†‡–”‘†‡Ž…—ƒ†”‘†‡Ž‘••ƒ„‡”‡•ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘•Ǥ‡—‘†‘ž•
concreto, la idea de una Introducción nos remite, según Sampay, al
examen de los presupuestos de carácter gnoseológico, desde los
que debemos partir para concebir esa realidad compleja llamada
Estado. El término Introducción tiene pues, como se verá, un doble
•‹‰‹ϐ‹…ƒ†‘Ǥ‘”—Žƒ†‘ǡ•‡–”ƒ–ƒ†‡—•‹‰‹ϐ‹…ƒ†‘‡‰ƒ–‹˜‘ȋ‡”…‡”ƒ
Sección). En efecto, Sampay dedica su atención al devenir del EstaǦ
do dentro de la atmósfera racionalista en que nació, adjudicando la
responsabilidad de su actual crisis, esto es, la completa pérdida del
‘„Œ‡–‘•–ƒ†‘ǡƒŽƒƒ…–‹–—†”ƒ…‹‘ƒŽ‹•–ƒ†‡Ž‘•ϐ‹Ž×•‘ˆ‘•’‘ŽÀ–‹…‘•†‡Žƒ
‘†‡”‹†ƒ†ǤŽ•‡‰—†‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ†‘‡…ƒ„‹‘ǡ‡•’‘•‹–‹˜‘ȋ—ƒ”–ƒ
Sección). En esta línea de argumentación se mueve Sampay cuando,
en la segunda parte de su obra capital (Introducción a la Teoría del
Estado) intenta rehabilitar la Ciencia Política y la Teoría del Estado
sobre el presupuesto de una gnoseología realista.
‡˜‡’—‡•…Žƒ”ƒ‡–‡ǡŽƒ•†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•“—‡—‡šƒ‡…‘‘‡Ž
propuesto deberá afrontar. Ello explica también la complejidad del
texto de la Introducción a la Teoría del Estado. Un intento de fundaǦ
mentación realista, tanto del Estado, como de la Teoría del Estado
y de la idea de Constitución Jurídica, deberá partir de los siguienǦ
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 15

tes presupuestos. En primer lugar, habrá que determinar qué tipo


†‡‰‘•‡‘Ž‘‰Àƒ‡•–ž‹’Ž‹…ƒ†ƒ‡–ƒŽ‡•‘…‹‘‡•Ǥ”‡˜‡‡–‡ǡǬqué
puede decirnos el orden estatal como objeto de conocimiento prácti-
coǫǬCuáles de entre sus rasgos sirven aún para alcanzar la medida
ž•ƒŽ–ƒ†‡Žƒˆ‡Ž‹…‹†ƒ†Šƒ…‹ƒŽƒ“—‡Ž‘•Š‘„”‡•’‘†‡‘•ƒ•’‹”ƒ”ǫ
Finalmente deberá restablecerse, si ello es posible, la relación enǦ
tre Teoría del Estado y Constitución Jurídica, a partir de la rehabiǦ
litación previa del ordo naturae como ineludible presupuesto del
orden estatal. Intentaré pues, exponer, en las páginas que siguen,
ƒ“—‡ŽŽ‘ “—‡ …‘•‹†‡”‘ —ƒ ’”‹‡”ƒ ”‡•’—‡•–ƒ ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ
ante el problema suscitado por el Estado Moderno, en su relación
…ƒ”†‹ƒŽ…‘Žƒϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ†‡Ž‹Ž—‹‹•‘ǣǬEn qué medida resulta po-
sible unir armónicamente los aportes ofrecidos por el Estado Moder-
‘…‘ƒ“—‡ŽŽ‘•‘–”‘•‘ˆ”‡…‹†‘•’‘”Žƒ”‡ϔŽ‡š‹×ϔ‹Ž‘•×ϔ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡
„ƒ•‡‹—•Ǧƒ–—”ƒŽ‹•–ƒǫ10
Sampay ofrece a esta pregunta, los términos de una solución plau-
sible, si se considera en primer lugar, su comprensión ontológica del
Estado y, en segundo lugar, la noción de causa formal del Estado, vale
decir, el concepto de orden†‡Žƒ…‘—‹†ƒ†’‘ŽÀ–‹…ƒǤƒ”‡ϐŽ‡š‹×
del autor argentino no nació abruptamente en el marco de su Intro-
ducción a la Teoría del Estado, sino que fue precedida por un lento
’”‘…‡•‘†‡ƒ†—”ƒ…‹×“—‡’‘†”Àƒ‹†‡–‹ϐ‹…ƒ”•‡…‘ǣͳǦ•—…”À–‹…ƒ
del llamado Estado de Derecho liberal burguésȋͳͻͶʹȌǡ‡‡Ž…‘–‡šǦ
–‘†‡—‡šƒ‡•‘…‹‘Ž×‰‹…‘’‘ŽÀ–‹…‘ǡʹǦ…‘Žƒ…”À–‹…ƒ†‡Ž‘†‡Ž‘
iluminista recibido y asumido como propio por los intelectuales arǦ
‰‡–‹‘•“—‡ϐ‹ƒŽ‡–‡ƒ”–‹…—Žƒ”‘‡Ž‡–Š‘•†‡Žƒ‘•–‹–—…‹×†‡
ͳͺͷ͵Ȃƒ ‹Ž‘•‘ϔÀƒ†‡Ž Ž—‹‹•‘›Žƒ‘•–‹–—…‹×†‡ͷ;ͻ͹ȋͳͻͶͷȌ
› ’‘” ‹‘ ͵Ǧ ‡†‹ƒ–‡ Žƒ …”À–‹…ƒ †‡Ž ‘†‡Ž‘ ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…‘
‡‡”‰‡–‡†‡Ž‹Ž—‹‹•‘Ǥ‘•‘„”ƒ•ƒ–‡”‹‘”‡•ƒŽƒIntroducción a
la Teoría del Estado a saber, La Comprehensión del Estado en Dilthey
ȋͳͻͶ͸Ȍ›Žƒ›ƒ‡…‹‘ƒ†ƒOntología del EstadoȋͳͻͶ͸Ȍ‹”ž–”ƒ–ƒǦ

10 Si bien aquí mi propósito es reconstruir el camino del pensamiento de Sampay,


‡‹‘„”ƒ‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘› ‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒȋʹͲͳͶȌŠ‡‹–‡–ƒ†‘‘ˆ”‡…‡”—
examen, según la totalidad de las líneas de argumentación expuestas en esta
introducción.
ͳ͸ JOSÉ RICARDO PIERPAULI

do, en tramos parciales, aquello que en la Introducción sería ofreciǦ


do de un modo acabado.
En el marco de ese modelo de argumentación ontológico, orden
se vincula con cosmosǡ Ž‘ …—ƒŽ ’‡”‹–‡ †‡ϐ‹‹” ƒŽ •–ƒ†‘ …‘‘ —
–‹’‘†‡‘”‰ƒ‹œƒ…‹×’‘ŽÀ–‹…‘ǦŒ—”À†‹…ƒ‡‡”‰‡–‡†‡Ž‘”†‡ƒ–—”ƒŽǤ
El Estado no es un todo sustantivo, sino un todo de orden. PrecisaǦ
mente, por razón de la relación armónica entre el orden natural y el
‘”†‡’‘ŽÀ–‹…‘ǡ“—‡•—•–‡–ƒŽƒϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ†‡ƒ’ƒ›ǡŠ‡ŽŽ‡‰ƒ†‘ƒ’‡”Ǧ
suadirme que el jurista argentino ofrece un esbozo en las antípoǦ
das de las Teorías del Estado propuestas, en la vertiente kantiana,
’‘” ƒ•‡Ž•‡›‡Žƒ†‡”‹˜ƒ…‹×Š‡‰‡Ž‹ƒƒǡ’‘” ‡”ƒ ‡ŽŽ‡”†‡
quien, con todo, rescató sus realismo básico.
ϐ‹†‡‘ˆ”‡…‡”…‘Žƒƒ›‘”…Žƒ”‹†ƒ†‡Ž‡—…‹ƒ†‘‰‡‡”ƒŽ†‡
la tesis más amplia que aquí se propone defender, considero oporǦ
tuno detenerme en el sentido de aquella dinámica política. En
efecto, la realidad política no sólo se compone de actos políticos
presentes, sino también de los actos políticos pasados, en cuanto
éstos proyectan un sentido de esa dinámica; ello equivale a decir:
•‹‰‹ϐ‹…ƒ†‘–ƒ‰‹„Ž‡†‡Ž”—„‘’‘ŽÀ–‹…‘ˆ—–—”‘Ǥ11 La Introducción
a la Teoría del Estado, obra que sirve como impulso inicial de las
’”‡•‡–‡•”‡ϐŽ‡š‹‘‡•ǡ‘ˆ”‡…‡—ƒ•‘Ž—…‹×ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…ƒ’Žƒ—•‹„Ž‡ƒ–‡
problemas nacidos desde la entraña misma del Estado Moderno. La
idea de la Política como un saber práctico está en la base de la idea
de Estado y de una Teoría del Estado. La Ciencia Política a la que
una Teoría del Estado debe servir, no constituye la sistematización
de un conjunto de técnicas correctivas. La ciencia política es ante
–‘†‘ǡ’”—†‡…‹ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒǤ—ϐ‹ƒŽ‹†ƒ†’‘”‡š…‡Ž‡…‹ƒ‡•Žƒˆ‡Ž‹…‹†ƒ†
política. Así por tanto, a partir de esa perspectiva, que constituye
—ƒ’‘”–‡†‡Ž‹—•Ǧƒ–—”ƒŽ‹•‘†‡‘†‘‰‡‡”ƒŽƒŽ‘•’”‘„Ž‡ƒ•†‡
Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒƒ…–—ƒŽ›ǡ†‡‘†‘‡•’‡…‹ƒŽǡƒŽƒŽŽƒƒ†ƒ‡‘”Àƒ
del Estado, deberán revisarse los criterios mediante los cuales, será
posible concebir las funciones propiamente operativas del Estado.
11 Cfr. SAMPAY, A. E., La Crisis del Estado de Derecho liberal burguésǡ—‡‘•‹”‡•ǡ
ͳͻͶʹǡ’’ǤͳʹǦͳ͵ǢIntroducción a la Teoría del Estadoǡ—‡‘•‹”‡•ǡͳͻͷͳǡ’Ǥ͵͹͵›
La Formación Política que la Constitución Argentina encarga a las universidades, La
Žƒ–ƒǡͳͻͷͳǡ’ǤͳͲǤ
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 17

Las mismas se despliegan, desde Platón y Aristóteles, en las esferas


propias de la llamada Economía, de la Educación, y desde el cristiaǦ
nismo, en las relaciones del Estado con la Iglesia (Quinta sección).
‡ƒ‘•’—‡•ǡ…—žŽ‡••‘Ž‘•–±”‹‘•†‡Ž‘•‹–‡””‘‰ƒ–‡•“—‡
permitirán recorrer las vías programadas y, cuál es su respuesta
general, en cuanto enunciado de la tesis a demostrar. Para ello,
recurriré tan solo a cuanto hasta aquí se ha expresado con suma
„”‡˜‡†ƒ†Ǥ‡ˆ‡…–‘ǡ’ƒ”–‹‡†‘†‡Žƒ‘„•‡”˜ƒ…‹×‡’À”‹…ƒǡƒϐ‹†‡
”‡…‘•–”—‹”—ƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒ”‡ƒŽ‹•–ƒǡ…‘””‡•’‘†‡’”‡‰—–ƒ”ǣ
ͳǤǬ—‹±ˆ—‡”–—”‘Ǥƒ’ƒ›ǫ›Ǭ—žŽ‡•ˆ—‡”‘•—•’”‹…‹’ƒŽ‡•‹Ǧ
–‡”Ž‘…—–‘”‡•ǫȋ”‹‡”ƒ•‡……‹×ȌʹǤǬ—žŽ‡•Žƒ„ƒ•‡•‘…‹‘Ž×‰‹…‘Ǧ’‘Ǧ
ŽÀ–‹…ƒ•‘„”‡Žƒ“—‡ƒ’ƒ›ƒ”–‹…—Ž×•—’”‘’‹ƒ–‘Ž‘‰Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘ǫ
ȋ‡‰—†ƒ•‡……‹×ȌǤ͵ǤǬ—žŽ‡•‡Ž’—–‘†‡˜‹•–ƒ…”À–‹…‘†‡ƒ’ƒ›ǫ
y ¿Cuáles los aportes que recogió de los modelos racionalistas e
‹†‡‘Ž×‰‹…‘•†‡Žƒ‡‘”Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘ǫȋ‡”…‡”ƒ•‡……‹×Ȍ͵ǤǬ—žŽ‡•‡Ž
…‘–‡š–‘‡’‹•–‡‘Ž×‰‹…‘…‘Š‡”‡–‡…‘Žƒϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ”‡…‘•Ǧ
–”—‹†ƒǫͶǤǬ—žŽ‡•Žƒ’”‘›‡……‹×†‡ƒ“—‡ŽŽƒ‘–‘Ž‘‰Àƒ†‡Ž•–ƒ†‘›
de ésta epistemología propia, respecto de la constitución jurídica
†‡Ž•–ƒ†‘ǫȋ—ƒ”–ƒ•‡……‹×ȌǤ‘”‹‘ǡͷǤǬ—žŽ‡•ˆ—‡”‘Žƒ•‹†‡ƒ•
’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡ƒ’ƒ›ǡƒŽ‘•ϐ‹‡•†‡Žƒ‡ˆ‘”ƒ†‡Žƒ…‘•–‹–—…‹×Œ—Ǧ
”À†‹…ƒǫȋ—‹–ƒ•‡……‹×Ȍ‡•—‹†ƒ‡–‡ǣǬ—‡†‡ƒ–‡‡”•‡Žƒ”‡Ǧ
lación entre Teoría del Estado y Constitución Jurídica a partir de un
contexto totalmente diferente respecto de aquel que caracterizó el
ƒ…‹‹‡–‘†‡–ƒŽ‡•‘…‹‘‡•ǫ
Si el aporte político más relevante de Sampay lo constituye su
aguda crítica del liberalismo, su punto más vulnerable fue un moǦ
mento pasajero dentro de su obra, en el que se evidencia un marcaǦ
do optimismo en torno del progreso de la ciencia y de la técnica. Con
todo, las mayores objeciones contra Sampay provienen de los secǦ
tores liberales y conservadores que rechazan la íntima vinculación
causal, por él establecida, entre capitalismo y marxismo. ¿Qué otra
…‘•ƒ ‡• ‡Ž —‡˜‘ ”†‡ —†‹ƒŽǡ •‹‘ —ƒ •—’”ƒǦ‡–‹†ƒ† ’‘ŽÀ–‹…ƒ
•—•–‡–ƒ†ƒ‡Žƒ’”‘ˆ—†‹œƒ…‹×†‡Ž‘†‡Ž‘Ž‹„‡”ƒŽ„—”‰—±•ǫ12 Quien
ͳʹ•‡‡•’”‡…‹•ƒ‡–‡‡Ž’‡”ϐ‹Ž“—‡•—”‰‡†‡ŽƒŽ‡…–—”ƒ†‡Žƒ•‘„”ƒ•”‡ˆ‡”‹†ƒ•ƒŽ
tema y elaboradas últimamente por O. Höffe. Cfr. HOFFE O., Estados Nacionales
y Derechos Humanos en la era de la globalización, ‡ǣ •ƒ‰‘”Àƒǡ ƒ†”‹†ǡ ‘ǣ ʹʹǡ
ͳͺ JOSÉ RICARDO PIERPAULI

piense en la veracidad de este presupuesto, convendrá en que, siǦ


guiendo la lógica del pensamiento de Sampay, la aparente abolición
del marxismo, como ideología dominante, es el paso lógico e indisǦ
pensable para su advenimiento más pleno, una vez que el Nuevo Or-
den Político y EconómicoǡŽ‹„”‡†‡–”ƒ„ƒ•‘”ƒŽ‡•†‡„ƒ•‡‡–ƒϐÀ•‹…ƒǡ
exprese sus más profundas contradicciones con palmaria evidencia.
—‹‡ƒï‘ƒŽ…ƒ…‡ƒ†‹•…‡”‹”Žƒ’”‘›‡……‹×ƒ…–—ƒŽ†‡Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ
Política de Sampay, deberá situar la Constitución Argentina recienǦ
–‡‡–‡”‡ˆ‘”ƒ†ƒȋͳͻͻͶȌˆ”‡–‡ƒŽƒ•‡š‹‰‡…‹ƒ•†‡Ž—‡˜‘”†‡
Mundial y luego comprobar si, como el jurista argentino sostuvo, el
ethos liberal burgués emergente, conduce o no, hacía la sujeción del
•–ƒ†‘”‰‡–‹‘”‡•’‡…–‘†‡ƒ“—‡Ž—‡˜‘”†‡—†‹ƒŽǤ
Para Sampay que, durante buena parte de su labor, mantuvo una
clara concepción católica de la Política y de la Economía, el eje del
capitalismo es la libertad económica sin trabas, incluyendo el uso,
también incondicionado, de la propiedad privada, sin que el Estado
’—‡†ƒ‹–‡”˜‡‹”‡Ž‘ž•À‹‘Ǥƒ•‡”‡ƒ”‡ϐŽ‡š‹×ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ
política en torno de la obra completa de Arturo E. Sampay permite
concluir que la Argentina dispone, mediante la última reforma consǦ
–‹–—…‹‘ƒŽ†‡ͳͻͻͶǡ†‡—‹•–”—‡–‘Ž‡‰ƒŽ‹†×‡‘’ƒ”ƒ‹–‡‰”ƒ”‡Ž
•–ƒ†‘”‰‡–‹‘ƒŽ—‡˜‘”†‡—†‹ƒŽƒ–‡‘›ƒ–‡”‹ƒŽ‹•–ƒǤ ‡
aquí expuestos los ejes centrales del pensamiento de Sampay y su
proyección política actual. A propósito de ello, pude leer un escriǦ
–‘‡…ƒ‘‰”ƒϐ‹ƒ†‘’‘”‡Ž‹•‘ƒ’ƒ›ǡ“—‡•‡‡…‘–”ƒ„ƒ‡–”‡
•—•’ƒ’‡Ž‡•ǡ†‡•’—±•†‡•——‡”–‡ǤŽŽÀ‡ŽŒ—”‹•–ƒƒ”‰‡–‹‘†‡ϐ‹Àƒ
•—’”‘’‹‘’‡•ƒ‹‡–‘ǡ†‡Ž‘†‘•‹‰—‹‡–‡ǣͳǦ‡À•‘‡–ƒϐÀ•‹…‘
religioso y consecuentemente, la aceptación de un orden moral obǦ
jetivo, salvaguarda de la dignidad y la libertad humanas y, a la par,
sostén de una concepción realista del Estado, que da preeminencia
ƒŽ„‹‡†‡Ž–‘†‘•‘„”‡‡Ž„‹‡†‡Ž‘•‹†‹˜‹†—‘•ǡʹǦƒ…‹‘ƒŽ‹•‘›
dirigismo económico, como único medio de liberar al país de su deǦ
pendencia extranjera y de este modo, posibilitar el desarrollo pleno
›ƒ”×‹…‘†‡•—•”‡…—”•‘•›͵Ǧ‘ϐ‹ƒœƒ‡‡ŽŒ—‹…‹‘‡•–‹ƒ–‹˜‘
del pueblo.
ʹͲͲͲǡ’’ǤͳͻǦ͵͸›‡‰‡‡”ƒŽ‡Žƒ”…‘†‡ˆ‘†‘†‡Žƒ‘„”ƒ–‹–—Žƒ†ƒDemokratie im
Zeitlalter der Globalisierung, ò…Š‡ǡͳͻͻͻ
ėĎĒĊėĆĘĊĈĈĎŘē
ǤǤ

El autor y su obra
ƒ’ƒ›ƒ…‹×‡Žƒ…‹—†ƒ††‡‘…‘”†‹ƒ‡Žʹͺ†‡ —Ž‹‘†‡ͳͻͳͳ
›ˆƒŽŽ‡…‹×‡ŽͳͶ†‡ ‡„”‡”‘†‡ͳͻ͹͹Ǥ ‹Œ‘†‡ ‡”ƒ†‘ƒ’ƒ››†‡
–‘‹ƒ‡”–‡”ƒ‡Ǥ‡ƒŽ‹œ×Ž‘•‡•–—†‹‘••‡…—†ƒ”‹‘•‡‡Ž‘Ž‡‰‹‘
†‡‘…‡’…‹×†‡Ž”—‰—ƒ›Ǥ‘•–‡”‹‘”‡–‡ǡ‡ͳͻ͵Ͳǡ…—”•×Ž‘•‡•Ǧ
tudios de abogacía en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
†‡ƒŽƒ–ƒǤ—–À‘ƒ„—‡Ž‘ǤǤƒ”Ž‘•ƒ’ƒ›…‘–”‹„—›×•‹‰‹ϐ‹…ƒǦ
tivamente en la formación de su pensamiento y, de modo especial,
en su temprana orientación tomista. Así, fue introducido en la lecǦ
tura de la Suma Teológica del Aquinate. Poco a poco, y sin duda,
motivado por la rica tradición intelectual que por entonces preǦ
dominaba en la Argentina, pudo conocer también la importante
literatura secundaria en apoyo de las tesis del Aquinate. La misma
ha marcado un verdadero hito en el pensamiento católico argenǦ
–‹‘ǡ’—‡•‡•ƒ•‘„”ƒ•ǡŠ‘›†‡†‹ϐÀ…‹Žƒ……‡•‘ǡ•‡”Àƒ’‘•–‡”‹‘”‡–‡
…‹–ƒ†ƒ•›”‡…‘‡†ƒ†ƒ•’‘”‹’‘”–ƒ–‡•ϐ‹‰—”ƒ•†‡Ž’‡•ƒ‹‡–‘
ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘ƒ”‰‡–‹‘Ǥ’”‘’ו‹–‘†‡‡ŽŽ‘ǡŠ‡…‘’”‘„ƒ†‘ǡƒ–”ƒ˜±•
de mis años de conversaciones personales con el gran maestro
del Tomismo en la Argentina que fue Guido Soaje Ramos, que, en
efecto, la mayoría de los libros que Soaje solía recomendar para
ahondar diferentes aspectos del pensamiento político de Tomás de
Aquino, estaban previamente citados en la Introducción a la Teoría
del Estado de Sampay. Es que el mismo Soaje Ramos fue sin duda
un lector atento de la obra capital de Sampay, habiéndola incluso
recomendado vivamente a sus alumnos. Mas lo verdaderamente
sorprendente lo constituye el hecho siguiente: Sampay ofrece al
lector de su Introducción a la Teoría del Estado, un caudal erudito
†‡—›†‹ϐÀ…‹Žƒ……‡•‘’ƒ”ƒ—‡•–—†‹‘•‘ƒ”‰‡–‹‘Ǥ’ƒ”–‹”†‡•—•
tesis, no solo pudo comprenderse el alcance de la Reforma ConstiǦ
–—…‹‘ƒŽ†‡ͳͻͶͻǡ•‹‘Ž‘“—‡‡•ž•‹’‘”–ƒ–‡ǡ‡‡”‰‡†‡•—•
obras importantes sugerencias y nuevos rumbos estrechamente
20 JOSÉ RICARDO PIERPAULI

relacionados con los más actuales problemas de la Política, que


permanecen aun inexplorados.
Pero, ¿cómo nació en Sampay la idea de formular las bases para
‡Ž‡”‡…Š‘‘ŽÀ–‹…‘ƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ•–‡•‹•†‡‘ž•†‡“—‹‘ǫǬ׏‘
pudo un autor argentino de aquel tiempo, alcanzar semejante eruǦ
dición con los limitados medios de que por entonces podía disponer
—‹˜‡•–‹‰ƒ†‘”‡—‡•–”‘’ƒÀ•ǫ‘‘‘…—””‹×…‘„—‡ƒ’ƒ”–‡†‡
Ž‘•†ƒ–‘•’”‡•‡–ƒ†‘•‡‡•–ƒ”‡•‡Óƒ„‹‘‰”žϐ‹…ƒǡ’—†‡•ƒ„‡”ƒ…‡”…ƒ
de su viaje a Europa, a través de la lectura de un escrito mecanograǦ
ϐ‹ƒ†‘“—‡•‡ŠƒŽŽƒ„ƒ‡–”‡Ž‘•’ƒ’‡Ž‡•†‡ƒ’ƒ›Ǥ‡•’‡…–‘†‡Ž‘•
‹•‘•ǡ…‘‘ƒ…‡”…ƒ†‡—…Š‘•†ƒ–‘•„‹‘‰”žϐ‹…‘•†‡Ž‘•“—‡ƒ“—À
me valgo, nos informa también Gonzalez Arzac. En efecto, participó
†‡˜ƒ”‹‘•…—”•‘•‡ò”‹…Šƒ…ƒ”‰‘†‡‹‡–”‹…Š…Š‹†Ž‡”ǡ†‹•…À’—Ž‘
de Herman Heller de quien Sampay recogió la orientación realista
de su Teoría del Estado. Conoció también a los renombrados tomisǦ
tas F. Olgiati, A. Fanfani, L. Le Four y nada menos que a J. Maritain,
con quien llegó a establecer lazos más duraderos.
‡…‹± ‡ ͳͻ͵ͺ …‘‡œ× ƒ’ƒ› Žƒ ”‡†ƒ……‹× †‡ —ƒ †‡ Žƒ•
obras claves que aquí examinamos, La Crisis del Estado de Dere-
…Š‘ ‹„‡”ƒŽǦ—”‰—±•ǡ ƒ…ƒ„ƒ†ƒ ‡ ͳͻͶʹ › ƒ’ƒ”‡…‹†ƒ ‡ ͳͻͶ͵ ‡ Žƒ
Editorial Losada, con Prólogo de Francisco Romero. Se trata de un
libro lúcido que encontró inmediatamente respuesta y crítica por
parte de la intelectualidad liberal y marxista argentina. Allí Sampay
‡š’‘‡Ž‘“—‡„‹‡’—‡†‡…‘•‹†‡”ƒ”•‡…‘‘Žƒ„ƒ•‡•‹‘…‹‘Ž×‰‹…‘Ǧ
política de su sistemática, primeramente esbozada en Ontología del
Estado y completamente desarrollada en Introducción a la Teoría
del Estado. Si bien esta última obra fue en un tiempo, lugar común
entre los juristas argentinos, la Crisis del Estado de Derecho Liberal
—”‰—±•ha tenido un eco menor.
A la crítica del liberalismo político y a su derivación en el llamaǦ
do Estado totalitario de masas, siguió el lúcido opúsculo, editado
’‘”‡’ƒŽƒ…‘‡Ž–À–—Ž‘ƒ ‹Ž‘•‘ϔÀƒ†‡Ž Ž—‹‹•‘›Žƒ‘•–‹–—-
…‹×”‰‡–‹ƒ†‡ͷ;ͻ͹ȋͳͻͶͶȌǤŽ–‡š–‘›•—ƒ’ƒ”ƒ–‘‡”—†‹–‘—‡•Ǧ
tran que Sampay recogía importantes sugestiones de la lectura de
Žƒ• ‘„”ƒ• ϐ‹Ž×•‘ˆ‘• ’‘ŽÀ–‹…‘• › Œ—”‹•–ƒ•ǡ ’—‡•–‘• ’‘•–‡”‹‘”‡–‡ ‡
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 21

la mira de su crítica de la Teoría del Estado de raíz iluminista. Así,


•‘’”‘ˆ—•ƒ‡–‡…‹–ƒ†ƒ•Žƒ•‘„”ƒ•†‡Ǥ‹Ž–Š‡›ǡ‘ž•†‡“—‹‘ǡ
Max Weber, G. Leibholz entre otros. Sampay destaca en esta obra,
que el iusnaturalismo racionalista está en la base del capítulo De-
claraciones Derechos y Garantías†‡—‡•–”ƒ…‘•–‹–—…‹×†‡ͳͺͷ͵Ǥ
—‡•–”ƒ–ƒ„‹±Žƒ”‡Ž‡˜ƒ–‡‹ϐŽ—‡…‹ƒ‡Œ‡”…‹†ƒ’‘”‡Žƒ–—”ƒŽ‹•‘
y en especial, por la idea de religión natural que predominó entre
Ž‘•”‡˜‘Ž—…‹‘ƒ”‹‘•†‡ͳ͹ͺͻǤƒ”ƒƒ’ƒ›‹‘•‘‡•ƒ’‡ƒ•‡Ž”‡Ǧ
sultado de las indagaciones de la razón natural, sino el Creador que
nos enseña acerca de cuestiones políticas y jurídicas a través de las
Sagradas Escrituras y del orden natural.
‡•†‡‘–”‘’—–‘†‡˜‹•–ƒǡ’—‡†‡ƒϐ‹”ƒ”•‡“—‡Žƒ‘„”ƒ…ƒ’‹–ƒŽ†‡
Sampay, la Introducción a la Teoría del EstadoȋͳͻͷͳȌǡ„‹‡’‡”‹–‹Ǧ
”Àƒ…‘Ž‘…ƒ”Ž‘ˆ”‡–‡ƒˆ”‡–‡ǡ…‘Žƒ•‘„”ƒ•†‡ —ƒƒ—–‹•–ƒŽ„‡”†‹Ǥ
En efecto, las ƒ•‡• de Alberdi y la Introducción a la Teoría del Esta-
do constituyen los dos polos entre los que, por los años 50, giraba la
‘”‹‡–ƒ…‹×ˆ—†ƒ‡–ƒŽ†‡—‡•–”‘‡”‡…Š‘‘ŽÀ–‹…‘Ǥ‡•’—±•†‡
esa fecha, el dogma†‡—‡•–”‘‡”‡…Š‘‹…‘’‡”ƒ‡…‹×…‘Ǧ
tenido infelizmente tan solo en la obra de Alberdi. Por entonces,
para Sampay la cuestión religiosa debía resolverse en la aceptación
†‡—‹‘•l‹…‘ǡ”‡ƒ†‘”›”‘˜‹†‡–‡›’‘”–ƒ–‘ǡ‡‰‹•Žƒ†‘”ǤŽ
problema religioso que, en último análisis, ofrece la estructura del
ethos de una Constitución Jurídica, no podía permanecer sujeta a
un cálculo puramente transaccional, tal como lo pensaban buena
’ƒ”–‡†‡Ž‘•…‘•–‹–—›‡–‡•†‡ͳͺͷ͵›Ž‘•‹–‡Ž‡…–—ƒŽ‡•†‡Žƒ‰‡‡Ǧ
”ƒ…‹×†‡ŽͺͲǤ
ƒ’ƒ›‡•–—˜‘•‹‡’”‡ƒ‹ƒ†‘’‘”Žƒ…‘…‡’…‹×ƒ”‹•–‘–±Ž‹…‘Ǧ
–‘‹•–ƒ “—‡ †‡ϐ‹‡ ƒ Žƒ ‘ŽÀ–‹…ƒ …‘‘ ‹‡…‹ƒ ”ž…–‹…ƒǤ  — ‹Ǧ
portante opúsculo aparecido el mismo año que su Introducción a
la Teoría del Estado ȋ‡”‡ϐ‹‡”‘ ƒEl Derecho Fiscal Internacional,
—‡‘•‹”‡•ǦƒŽƒ–ƒǡͳͻͷͳ) decía:
Ž ŽŽ‡‰ƒ” ƒŽ ϐ‹ƒŽ †‡ ‡•–ƒ• ŽÀ‡ƒ• ’”‘‡‹ƒŽ‡•ǡ ’‹‡•‘ ‡ Ž‘•
Œ×˜‡‡•ƒ”‰‡–‹‘•ǦƒŽ‰—‘•†‡Ž‘•…—ƒŽ‡•‡Š‘”ƒ…‘•—
ƒ–‡…‹×’‘”‹Žƒ„‘”ǡ‘”‹‡–ƒ†ƒ‡—ƒ†‡ϐ‹‹†ƒŽÀ‡ƒ†‡’‡Ǧ
•ƒ‹‡–‘Ǧǡƒ“—‹‡‡•“—‹•‹‡”ƒ˜‡”…‘ˆ‘”ƒ†‘—ƒ†‘…–”‹ƒ
22 JOSÉ RICARDO PIERPAULI

jurídica en defensa de la soberanía argentina, y producienǦ


do una literatura comprometida para el cumplimiento de los
ϐ‹‡•“—‡‡•–ƒ„Ž‡…‡‡Ž”‡ž„—Ž‘”‡ˆ‘”ƒ†‘†‡Žƒ‘•–‹–—Ǧ
…‹×ǡ ‘’—‡•–ƒ ƒ Žƒ Ž‹–‡”ƒ–—”ƒ …‘’”‘‡–‹†ƒǦ‡ —…Š‘• ’‘”
‡””‘” › ‡ ƒŽ‰—‘• ƒ •ƒ„‹‡†ƒ•Ǧ ƒŽ •‡”˜‹…‹‘ †‡ Ž‘• ‹–‡”‡•‡•
contrarios al país. 13
Animado por este propósito, desempeñó su labor docente en vaǦ
rias universidades del país y del extranjero. La primera de ellas en
ͳͻͶͶˆ—‡Žƒ‹˜‡”•‹†ƒ†ƒ…‹‘ƒŽ†‡ƒŽƒ–ƒǡ†‘†‡‡Œ‡”…‹×ŽƒžǦ
–‡†”ƒ†‡‡”‡…Š‘‘ŽÀ–‹…‘†‡Žƒ ƒ…—Ž–ƒ††‡‹‡…‹ƒ• —”À†‹…ƒ•Šƒ•–ƒ
‡ŽƒÓ‘ͳͻͷʹǤ‘”‡–‘…‡••—•’”‡‘…—’ƒ…‹‘‡•‘‡”ƒ’—”ƒ‡–‡
teoréticas, sino que encerraban una muy clara orientación práctica.
Ž‡”‡…Š‘ ‹•…ƒŽ –‡”ƒ…‹‘ƒŽǡ†‡ϐ‹‹†‘’‘”ƒ’ƒ›…‘‘ƒ“—‡Ǧ
ŽŽƒ”ƒƒ†‡Ž‡”‡…Š‘“—‡‡•–—†‹ƒŽ‘•’”‹…‹’‹‘•“—‡†‡„‡”‡‰‹”Žƒ
potestad tributaria del Estado sobre los propietarios de riquezas
pertenecientes a su soberanía territorial, cuando el domicilio de
esos propietarios está en el extranjero, o sobre los cambios econóǦ
micos que han hecho de esas riquezas la materia de actos jurídicos
cumplidos en otro Estado,ͳͶ constituye el ámbito apropiado desde
donde se plantea, ya a partir de los años 50, el establecimiento de
un nuevo orden de dominación mundial, sustentado en el predoǦ
minio económico de las grandes potencias. Por ello, la temática de
‡•–ƒ‘„”ƒ‡••‹†—†ƒǡƒ—Š‘›ǡ†‡Žƒƒ›‘”ƒ…–—ƒŽ‹†ƒ†Ǥ‡Š‡…Š‘ǡ
la exención impositiva de qué gozan las empresas multinacionales
que se han hecho cargo de los servicios públicos esenciales y de
la casi totalidad de las empresas públicas que el Estado dispone
’ƒ”ƒ’”‘˜‡‡”ƒŽ‹‡‘ï‘ŽÀ–‹…‘ǡ…‘Ž‘…ƒƒŽ’—‡„Ž‘†‡—•–ƒ†‘
determinado en una situación de completa sujeción. Es como si al-
guien aceptara que, del nogal que cultiva en su tierra, otros disfruten
de la nuez, mientras él retiene únicamente las cáscaras.15 La lectura
del opúsculo que comento deja ver aun con mayor claridad, por qué
Sampay es aun hoy un proscripto. Sampay es un proscripto en la
‡†‹†ƒ‡“—‡•— ‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒ‘‘ˆ”‡…‡…‘…‡•‹‘‡•ǡ‹ƒŽ‹Ǧ

13 SAMPAY A. E., El Derecho Fiscal InternacionalǡƒŽƒ–ƒǦ•‹”‡•ǡͳͻͷͳǡ’”‡ˆƒ…‹‘Ǥ


ͳͶˆ”ǤǤǤǡ‘’Ǥ…‹–Ǥǡ’Ǥ͸͵Ǥ
15 Cfr. SAMPAY A., op. cit., prefacio.
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 23

beralismo Político, ni al Capitalismo. Es un proscripto pues, porque


siempre criticó al totalitarismo marxista. Más aun, siempre vio con
claridad que el Liberalismo es la causa del Marxismo. He aquí, conǦ
viene subrayarlo, uno de los pecados capitales atribuidos a Sampay
por el liberalismo vernáculo.
Con posterioridad a su exilio, se desempeñó como profesor visiǦ
–ƒ–‡‡Žƒ‹˜‡”•‹†ƒ†ƒ–׎‹…ƒ†‡ƒƒœ‘Ž‹˜‹ƒǡ†‘†‡ǡ†‹•–‹–‘“—‡
‡•—’”‘’‹ƒƒ–”‹ƒǡƒ—Šƒ•–ƒŠ‘›‡•”‡…‘”†ƒ†‘Ǥ‡•†‡ƒŽŽÀ’—„Ž‹…ו—
opúsculo Carl Schmitt y la Crisis de la Ciencia Jurídica. El pequeño libro,
†‡†‹…ƒ†ƒƒ
‹‘”‰‹‘‡Ž‡……Š‹‘ǡ‘’—†‘…‘‘…‡”•‡‹‡†‹ƒ–ƒ‡–‡‡
virtud de un accidente ocurrido en la casa editora. El libro fue impreso
‡ ͳͻͷͶ ’‘” Žƒ ƒ…—Ž–ƒ† †‡ ‡”‡…Š‘ †‡ ƒ ƒœǡ ‘Ž‹˜‹ƒǡ ’‡”‘ǡ •‡‰ï
reseña el mismo Sampay, alcanzó muy escaza difusión, pues involunǦ
tariamente se destruyeron la mayoría de los ejemplares impresos.ͳ͸
—ƒ–‡•ǡ‡ͳͻͷʹǡŽƒ‡†‹…‹×†‡Ž–‡š–‘‘’—†‘ƒ’ƒ”‡…‡”‡—‡•–”‘
’ƒÀ•ǤŽ–‡š–‘…‘–‹‡‡—ƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ —”À†‹…ƒ†‹”‡…–ƒ‡–‡•‘Ž‹†ƒ”‹ƒ†‡
Žƒ•–‡•‹•ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡š’—‡•–ƒ•’‘”ƒ’ƒ›‡ͳͻͷͳǡ˜ƒŽ‡†‡…‹”ǡ
en su obra cumbre Introducción a la Teoría del Estado.17
Ya de regreso en nuestro país fue acogido en la Universidad CaǦ
tólica Argentina donde tuvo a su cargo la cátedra de Economía PolíǦ
tica. Sus exposiciones despertaron cierta sorpresa en quienes conoǦ
…Àƒ•—‘„”ƒǡ’—‡•ƒŽ’ƒ”‡…‡”ƒ’ƒ›•‡’”‘’‘ÀƒŒ—•–‹ϐ‹…ƒ”…‹‡”–ƒ•
conexiones entre el pensamiento clásico, que hasta ese momento
˜‡Àƒ†‡ˆ‡†‹‡†‘ǡ›‡Ž†‡Ǥƒ”šǤƒŽ‡•…‘…‡•‹‘‡•ǡ’‘”Ž‘†‡ž•
‡–‡”ƒ‡–‡‹Œ—•–‹ϐ‹…ƒ†ƒ•†‡–”‘†‡ŽƒŽ×‰‹…ƒ†‡•—ƒ”‰—‡–ƒ…‹×
anterior, dieron origen a los infortunios de Sampay en el seno de la
‹–‡Ž‡…–—ƒŽ‹†ƒ† …ƒ–׎‹…ƒ ƒ Žƒ “—‡ ‡Ž ‹•‘ ’‡”–‡‡…ÀƒǤ ‘•Ǥ Ǥ Ǥ
‡”‹•‹‡•–—˜‘ƒŽ…‘””‹‡–‡†‡–ƒŽ‡’‹•‘†‹‘Ǥƒ’ƒ›ˆ—‡”‡“—‡”‹†‘ǡƒ
ϐ‹†‡ƒ…Žƒ”ƒ”•—•’‘•‹…‹‘‡•ǡ’‡”‘•—‡•–ƒ–—”ƒ‹–‡Ž‡…–—ƒŽ•—ˆ”‹×ƒ
partir de ese episodio y de otros de menor relevancia, un cierto desǦ
‡†”‘“—‡Šƒ•–ƒŠ‘›’‡”†—”ƒǤ’‡•ƒ”†‡‡ŽŽ‘ǡ‡Ž‹•‘‡”‹•‹‡

ͳ͸ˆ”ǤǤǡCarl Schmitt y la Crisis de la Ciencia Jurídicaǡ•Ǥ‹”‡•ǡͳͻ͸ͷǡ’Ǥ͹


ͳ͹ ƒ”ƒ …‘’Ž‡–ƒ” ‡•ƒ ϐ‹Ž‘•‘ϐÀƒ Œ—”À†‹…ƒ …‘˜‹‡‡ Ž‡‡” ƒ–‡–ƒ‡–‡ ‡Ž –‡š–‘
publicado por Sampay, ”‹‰‡›•‹‰‹ϔ‹…ƒ†‘ƒ…–—ƒŽ†‡Žƒ‡š’”‡•‹×†‡”‡…Š‘’‘ŽÀ–‹…‘ǡ
‡ ƒ ‡›ǡ —‡‘• ‹”‡•ǡ ‡……‹× †‘…–”‹ƒǡ ι ͳͲͲǡ ’’ ͺͺ͵ǦͺͻͳǤ  Ǥ Ǥǡ
Estudios de Derecho Público,—‡‘•‹”‡•ǡʹͲͳͳǤ
ʹͶ JOSÉ RICARDO PIERPAULI

hizo saber en charla personal mantenida varios años después de la


muerte de Sampay, acerca de su alta estima por el autor argentino y
de modo especial, por su Introducción a la Teoría del Estado.
A. E. Sampay y su relación con Mons. Octavio Nicolás Derisi
ƒ…‘•—Ž–ƒ“—‡Š‹…‡ƒ‘•Ǥ‡”‹•‹’‘”ƒ“—‡ŽŽ‘•ƒÓ‘•ǡ”‡˜‡•–Àƒ
para mi gran relevancia, pues mis maestros se encontraban dividiǦ
dos en cuanto al juicio valorativo sobre Sampay. Mientras Caturelli
‘†‡Œƒ„ƒ†‡‡–—•‹ƒ•ƒ”‡…‘Žƒ‹†‡ƒ†‡‡…ƒ”ƒ”—ƒ‘‘‰”ƒϐÀƒ
acerca de la obra del autor argentino, Sojae Ramos, quien otrora
había recomendado vivamente a sus alumnos el estudio de SamǦ
’ƒ›ǡƒŠ‘”ƒŽ‘†‡‘•–ƒ„ƒǤ‡”‹•‹”‡•—‹×•—Œ—‹…‹‘”‡ϐ‹”‹±†‘•‡—›
elogiosamente a la Introducción a la Teoría del EstadoǤƒŽ‡’—‡•ǡ‡Ž
Œ—‹…‹‘˜‡”–‹†‘’‘”‘•Ǥ‡”‹•‹ƒŽ”‡•’‡…–‘ǣ
‡•’—±• †‡ ˜ƒ”‹‘• ƒÓ‘• †‡ ”‡ϐŽ‡š‹× › ‡•–—†‹‘ ƒ’ƒ”‡…‡ ‡
ͳͻͷͳ •— ‘„”ƒ …—„”‡ǣ –”‘†—……‹× ƒ Žƒ ‡‘”Àƒ †‡Ž •–ƒ†‘ǡ
una de las más auténticas contribuciones de nuestro tiempo
’ƒ”ƒ ‡•…Žƒ”‡…‡” ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…ƒ‡–‡Ǧ‡ •— ˆƒœ ‘–‘Ž×‰‹…ƒ › ‰‘Ǧ
•‡‘Ž×‰‹…ƒ •‘„”‡ –‘†‘ǦŽƒ ‘…‹‘Ž‘‰Àƒ ‘‹•–ƒ †‡Ž •–ƒ†‘Ǥ ‹ Žƒ
escolástica y concretamente el Tomismo, no se había ocupaǦ
do mayormente del Estado, estudiado por los sistemas moǦ
dernos, poseía en cambio los principios perennes, ajustados
al ser y al deber ser con todas sus exigencias, para resolverǦ
los, de que aquéllos carecían. La contribución de Sampay es
haber incorporado todos los auténticos aportes de las distinǦ
tas Teorías del Estado a la luz de aquellos principios de la
Philosophia perennis en un admirable cuerpo de doctrina, en
donde aquéllos logran su auténtico valor.ͳͺ
Antes de la redacción de la obra cumbre de Sampay, su relación
…‘‘•‡Ó‘”‡”‹•‹’—‡†‡Ž‹‹–ƒ”•‡ƒ†‘•‰”ƒ†‡•ž„‹–‘•ǤŽŽ‘•ǡ
son, como diré más adelante, al Seminario Arquidiocesano de La
Plata y a los Cursos de Cultura Católica, donde por entonces y desde
ͳͻʹʹǡ•‡‹’ƒ”–ÀƒŽƒ†‘…–”‹ƒƒ”‹•–‘–±Ž‹…‘–‘‹•–ƒǤ•‘•…—”•‘•ǡ‡
ͳͺˆ”Ǥ
ǤǤǡSampay y la constitución del futuroǡͳͻͺʹǡ’ǤʹͷǤˆ”ǡ
  ǤǤǡUna contribución del tomismo argentino: Introducción a las Teoría del
Estado, de Arturo E. Sampayǡ‡˜‹•–ƒƒ’‹‡…‹ƒǡͳͻͷʹǡ ǡ’’ǤͳͲ͵›•‰–•Ǥ
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 25

Ž‘•“—‡’ƒ”–‹…‹’ƒ”‘”‡Ž‡˜ƒ–‡•ϐ‹‰—”ƒ•†‡Ž’‡•ƒ‹‡–‘ƒ”‰‡–‹‘ǡ
acabarían constituyendo la simiente de la Universidad Católica ArǦ
gentina.ͳͻƒ’ƒ›Šƒ„Àƒ‡•…”‹–‘—ƒ…ƒ”–ƒƒ‘•Ǥ‡”‹•‹‡ˆ‡…Šƒ
ͳͺ†‡‰‘•–‘†‡ͳͻͷ͹ǡ˜ƒŽ‡†‡…‹”†—”ƒ–‡•—’‡”À‘†‘†‡‡š‹Ž‹‘‡
‘–‡˜‹†‡‘Ǥ ŽŽÀ …‘‘…‹× ƒŽ …ƒ—†‹ŽŽ‘ †‡Ž ƒ”–‹†‘ ƒ…‹‘ƒŽ —‹• ŽǦ
berto Herrera, a quien dicho sea de paso, dedicará un luminoso traǦ
bajo titulado ƒ• ϔŽƒ…‹‘‡•†‡—‡•–”ƒ2’‘…ƒȋͳͻͷͺȌǤƒ”‡•’—‡•–ƒ
†‡‡”‹•‹ǡ†ƒ–ƒ†ƒ†‡Žͳͻ†‡‡–‹‡„”‡†‡ͳͻͷ͹ǡ“—‡’‘•‡‘‡•—ƒǦ
nuscrito original, permite inferir que Sampay le había enviado preǦ
˜‹ƒ‡–‡—‡•…”‹–‘•—›‘ǡƒϐ‹†‡•‡”’—„Ž‹…ƒ†‘‡”‰‡–‹ƒǤ
’Ž‡‘ƒ—‰‡†‡Žƒ‡˜‘Ž—…‹×’”‡–‡†‹†ƒ‡–‡‹„‡”–ƒ†‘”ƒǡ‡”‹•‹
respondía a Sampay mediante el bosquejo de una situación que, no
obstante los años transcurridos, no ha variado hasta hoy en lo funǦ
damental. Me alegro mucho que haya podido establecerse allí. Por
aquí las cosas andan muy mal y los argentinos no se entienden, están
divididos. Nuestra situación es lamentable en lo económico y más aun
en lo cultural y político y social...‡”‹•‹‡šŠ‘”–ƒ„ƒƒƒ’ƒ›‡†‹ƒǦ
te una expresión que tampoco ha perdido su plena vigencia: los ca-
tólicos debemos luchar y trabajar.‘•Ǥ‡”•‹•Šƒ…Àƒ’‘”‡–‘…‡•
su parte. En efecto, se encontraba abocado por aquellos días, nada
menos que al gran proyecto de fundación de la Universidad Católica
”‰‡–‹ƒǡ Š‘› •‹–—ƒ†ƒ ‡ —‡”–‘ ƒ†‡”‘Ǥ ‡…Àƒ ‡”‹•‹ǣ Estoy or-
ganizando los comienzos de una Universidad Católica. Pero también
ƒ“—À Šƒ› †‹ϔ‹…—Ž–ƒ†ǣ —…Šƒ †‡•‹†‹ƒ › ˆƒŽ–ƒ †‡ ”‡•’‘•ƒ„‹Ž‹†ƒ†ǤǤǤǤLos
católicos eran también perseguidos por los llamados libertadores
y, paradójicamente entonces como hoy, estaban desunidos y faltos
de cohesión para enfrentar al enemigo común.
Sampay también hacía su parte desde el exilio. Pretendía dar a
conocer sus ideas a través de la Revista SapientiaǤ‡…‹ƒ‡”‹•‹‡•—
carta: Sapientia sigue bien...Mas la situación de persecución contra
Sampay aun permanecía inalterable. Lo prueban las expresiones de
‡”‹•‹ǣNo creo oportuno aún publicar su trabajo. La constituyente
está revolviendo las cosas.....Yo esperaría un poco, a ver si cambian
las cosas. De todos modos si no cambian, se lo publicaría con pseudó-
ͳͻ  ˆ”Ǥ   Ǥǡ Octavio Nicolás Derisi. Filósofo Cristiano, —‡‘• ‹”‡•ǡ
ͳͻͺͶǡ’’Ǥͺ›•‰–•Ǥ
ʹ͸ JOSÉ RICARDO PIERPAULI

nimo. Pero me gustaría poderlo publicar con su nombre.....En rigor,


desde entonces y durante muchos años, aun hoy fue y es casi impoǦ
sible publicar nada en la Argentina que llevara el nombre de Arturo
Sampay. Prueba de lo dicho es que, en nuestros días, muy a pesar
†‡Žƒ‘”‹‡–ƒ…‹× —•–‹…‹ƒŽ‹•–ƒ“—‡‘•–‡–ƒ„ƒ‡Ž
‘„‹‡”‘ƒ…‹‘ƒŽ
(2013), un homenaje a la persona y a la obra de Sampay solo pueǦ
de tener un carácter quasi clandestino. Apenas muy recientemente
comenzó la muy laudable empresa de reedición de las obras comǦ
pletas. Aun así, el interés de la comunidad académica es casi nulo.
Más aun, luego de tantos años de decadencia cultural, la argumenǦ
tación de Sampay se ha tornado indescifrable para aquellos jóvenes
estudiantes a quienes el jurista argentino pretendía orientar en el
ƒŽ–‘•‡”˜‹…‹‘†‡Žƒƒ–”‹ƒǤ‘‘„•–ƒ–‡ǡƒ—Š‘›ǡŽƒIntroducción a la
Teoría del Estado es sin duda, la contribución más notable que se ha
’”‘†—…‹†‘‡‡Žž„‹–‘†‡Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒƒ”‰‡–‹ƒ†‡Ž•‹‰Ž‘
›‡Ž‘“—‡˜ƒ†‡Ž Ǥ‹‡„ƒ”‰‘ǡ†‡†‹…Šƒ‘„”ƒ•‡Šƒ˜‡†‹†‘
apenas un ejemplar en el país, a la fecha de reelaboración del preǦ
sente estudio. Por iniciativa de Pino Solanas se ha homenajeado reǦ
cientemente a Sampay, con motivo del centenario de su nacimiento,
‡‘˜‹‡„”‡†‡ʹͲͳͳǡ‡‡Ž•ƒŽ×†‡Ž‘•ƒ•‘•‡”†‹†‘•†‡Ž‘Ǧ
‰”‡•‘†‡Žƒƒ…‹×”‰‡–‹ƒǡ•‹’‘†‡””‡—‹”•‡’ƒ”ƒ†‹…Š‘‡˜‡–‘ǡ
ž•†‡—ƒ–”‡‹–‡ƒ†‡‹˜‹–ƒ†‘•Ǥƒ›ƒ’—‡•ǡ•‹Žƒ•ƒ’”‡…‹ƒ…‹‘‡•
†‡‡”‹•‹‡”ƒƒ…‡”–ƒ†ƒ•Ǥ
Sampay preparaba por entonces un viaje a Roma de donde reǦ
cogería importantes materiales para enriquecer sus tesis ya deǦ
•ƒ””‘ŽŽƒ†ƒ•‡ͳͻͷͳǤƒƒ‹•–ƒ†‡–”‡‡”‹•‹›ƒ’ƒ›ǡ“—‡Šƒ„Àƒ
nacido en oportunidad de las frecuentes visitas del jurista argentiǦ
no al Seminario Arquidiocesano de La Plata, se había fortalecido y
perduraba aun a la distancia. Sampay visitó la biblioteca de aquel
Seminario Sacerdotal durante el período que empleó para redactar
su Introducción a la Teoría del EstadoǤ‘•–‡š–‘•†ƒ–‡•–‹‘‹‘†‡
esa amistad. El primero de ellos es el libro de Sampay titulado El
Seminario Arquidocesano de La PlataȋͳͻͷͲȌ›‡Ž•‡‰—†‘Ž‘…‘•Ǧ
–‹–—›‡Žƒ•ŽÀ‡ƒ•ϐ‹ƒŽ‡•†‡Žƒ…ƒ”–ƒƒ—•…”‹–ƒ†‡‡”‹•‹ƒƒ’ƒ›
“—‡Š‡–”ƒ•…”‹–‘’ƒ”…‹ƒŽ‡–‡Šƒ•–ƒƒ“—ÀǤŽŽÀ†‡…Àƒ‡”‹•‹ǡ†‡•’‹Ǧ
diéndose de Sampay: El Seminario bien; es de las pocas casas don-
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 27

de se estudia de verdad todavía. Los Padres lo recuerdan siempre. Yo


también y rezo por Ud. y por los suyos. Nunca olvido tantos favores
como nos hizo, y sobre todo su generosa amistad.
A. E. Sampay y J. B. Alberdi. Dos modelos antagónicos
Alberdi y Sampay pueden ser considerados aun hoy, dos modeǦ
Ž‘• ƒ–ƒ‰×‹…‘• ‡ ’—–‘ ƒ Ž‘• ’”‘›‡…–‘• ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…‘• “—‡
subyacen como fundamento de la Constitución Argentina. Una vez
ž•ǡ”‡…—””‘ƒŽ–‡•–‹‘‹‘†‹”‡…–‘†‡‘•Ǥ‡”‹•‹Ǥ‘‘•‡Šƒ†‹Ǧ
…Š‘ǡ ‡–”‡ ƒ’ƒ› › ‡”‹•‹ Š—„‘ —ƒ ƒ—–±–‹…ƒ ƒ‹•–ƒ† “—‡ ž•
tarde, luego de la muerte de Sampay, se tornaría en la admiración
†‡ ‡”‹•‹ ’‘” •— ƒ‹‰‘Ǥ ‡…—‡”†‘ Žƒ ”‡•’—‡•–ƒ †‡ ‡”‹•‹ …—ƒ†‘ǡ
movido por conocer el contexto de la Introducción a la Teoría del
Estado, le pregunté acerca de los trabajos emprendidos por SamǦ
’ƒ›’ƒ”ƒ‡Žƒ„‘”ƒ”‡•ƒ‘„”ƒǤ‡”‹•‹‡”‡•’‘†‹×“—‡ƒ’ƒ›…‘Ǧ
curría asiduamente a la biblioteca del Seminario Arquidiocesano
†‡ ƒ Žƒ–ƒǡ ƒ ϐ‹ †‡ …‘•—Ž–ƒ” ƒŽŽÀ Ž‘• Ž‹„”‘• ‡š‹•–‡–‡• › ‡•…”‹„‹”
•—•‡†‹–ƒ…‹‘‡•ǤŽ–‡•–‹‘‹‘†‡‡”‹•‹’‘Àƒ‡‡–”‡†‹…Š‘Žƒ•
ƒϐ‹”ƒ…‹‘‡•†‡‘ƒŒ‡ƒ‘•Ǥ‡ˆ‡…–‘ǡ–ƒ–‘ƒ’‘›ž†‘‡‡‡•‡
testimonio, como en mis propios estudios de las fuentes de que se
˜ƒŽ‹×ƒ’ƒ›ǡ‘’—‡†‡ƒϐ‹”ƒ”•‡“—‡†‹…Šƒ‘„”ƒǡŽƒIntroducción a
la Teoría del Estado, fuera escrita al calor de las circunstancias. Por
el contrario, las tesis propuestas por Sampay constituyen el fruto
maduro de las meditaciones que ya se vislumbran en sus escritos
anteriores y no como creía Soaje, cuando solía decir que esa invesǦ
tigación era producto de un trabajo colectivo.
En cambio, Alberdi fue efectivamente un oportunista. Sus ƒ-
ses alcanzaron una celebridad tan indiscutida como cuestionable,
redactó su obra como parte de un plan táctico concebido efectivaǦ
mente al calor de las circunstancias políticas de la hora.20 En efecto,
‡„”‹Ž†‡ͳͺͷʹ‡ŽŽ„‡”†‹”‘•‹•–ƒ•‡‡–‡”׆‡—Š‡…Š‘’ƒ”ƒ±Ž
increíble, a saber la derrota de Juan Manuel de Rosas en Caseros.
‹•–‘’—‡•‡Ž‰‹”‘“—‡Ž‘•ƒ…‘–‡…‹‹‡–‘•–‘ƒ„ƒǡ•‡†‡…‹†‹×’‘”
emprender presuroso la redacción de las ƒ•‡•›—–‘•†‡ƒ”–‹†ƒ.
ʹͲ  ‘„”‡ ‡•–ƒ ƒ…–‹–—† †‡ Ž„‡”†‹ •‡ †‡–‹‡‡ ”ƒœ—•–ƒǤ ˆ”Ǥ  Ǥǡ Ensayos
Históricosǡ—‡‘•‹”‡•ǡͳͻ͸ͺǡ’’ǤͳͳͶǦͳ͵ͶǤ
ʹͺ JOSÉ RICARDO PIERPAULI

Según el mismo Alberdi, se trataba apenas de un escrito ligero hecho


en veinte días de ocio en el feriado.21 El joven Alberdi nunca pasó de
ser un frívolo frecuentador de los salones de la oligarquía porteña,
†‡•‡‘•‘†‡ϐ‹‰—”ƒ…‹×›…ƒ”‡–‡’‘”…‘’Ž‡–‘†‡–‘†‘”‹‰‘”…‹‡–Àϐ‹Ǧ
…‘‡…—ƒ–‘–‘…ƒƒ•—ˆ‘”ƒ…‹×ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…ƒ›Œ—”À†‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…ƒǤ
‡•†‡‡Ž’—–‘†‡˜‹•–ƒ’—”ƒ‡–‡†‘…–”‹ƒ”‹‘ǡŽƒ•†‹ˆ‡”‡…‹ƒ•
entre Alberdi y Sampay son más notorias aun. Mientras que Alberdi
”‡’”‡•‡–ƒ‡Ž‰‡—‹‘…ƒ‹‘ƒ–”ƒ˜±•†‡Ž…—ƒŽŽƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒƒ–‡ƒ†‡Ž
Iluminismo alcanzó a plasmar su sello en el Río de la Plata, el modeǦ
lo propuesto por Sampay en su proyecto de Reforma Constitucional
†‡ͳͻͶͻǡ’‘”‘–”ƒ’ƒ”–‡ǡ•—•–‡–ƒ†‘ϐ‹”‡‡–‡‡Žƒ•–‡•‹•†‡La
”‹•‹•†‡Ž•–ƒ†‘†‡‡”‡…Š‘‹„‡”ƒŽ—”‰—±•, proponía la rehabiliǦ
tación de un orden político adecuado a la realidad argentina, pero
‡Žƒ„‘”ƒ†‘•‘„”‡Ž‘•’”‡•—’—‡•–‘•‹—•Ǧϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘•‡‡”‰‡–‡•†‡Žƒ
‹Ž‘•‘ϐÀƒ›Žƒ‡‘Ž‘‰Àƒ†‡‘ž•†‡“—‹‘Ǥƒ”ƒƒ’ƒ›ŽƒŽ‹„‡”–ƒ†
‡•–ƒ„ƒƒŽ•‡”˜‹…‹‘†‡Ž‹‡‘ï‘ŽÀ–‹…‘Ǥ…ƒ„‹‘ǡ’ƒ”ƒŽ„‡”†‹ǡ
igual que para Rousseau según veremos, la libertad debió erigirse
…‘‘ϐ‹‡•À‹•ƒǤ•‡…‘…‡’–‘ǡ‡Ž†‡Ž‹„‡”–ƒ†ǡƒŽ“—‡ž•ƒ„ƒŒ‘
apuntamos como uno de los rasgos característicos del Estado de
‡”‡…Š‘‹„‡”ƒŽǡˆ—‡…—‹†ƒ†‘•ƒ‡–‡‡šƒ‹ƒ†‘’‘”ƒ’ƒ›Šƒ•–ƒ
’”‘„ƒ” “—‡ǣ ͳǦƒ –”ƒ˜±• †‡Ž ‹•‘ •‡ ‘’‡”ƒ„ƒ Žƒ ”‡…‡’…‹× †‡ Žƒ•
ideas políticas de Rousseau en el Río de la Plata, en nuestro caso,
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clada, en la obra de Alberdi, a las nociones de bienestar general y
de la producción de recursos puramente materiales. Un interesante
texto recogido por Sampay habla por sí mismo y, de paso, pone en
evidencia hasta qué punto aun hoy el estándar moral de los argenǦ
tinos constituye el fundamento de su propia ruina que es, a los ojos
†‡ƒ’ƒ›ǡ‡Ž‘†‡Ž‘ϐ‹Ž‘•×ϐ‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…‘†‡ —ƒƒ—–‹•–ƒŽ„‡”†‹Ǥ
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vida: Todos los intereses contribuyen al bienestar general,
pero ninguno de un modo tan inmediato como los intereses
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los orígenes de nuestra Revolución de América, dio a luz a la

ʹͳˆ”Ǥ  ǤǤǡEl verdadero Alberdiǡ—‡‘•‹”‡•ǡͳͻ͹͹ǡ’Ǥʹ͵ͳǤ


ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... ʹͻ

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conocer más fuente de riqueza que la tierra, pero que tuvo
el mérito de profesar la libertad, por principio de su política
económica....A esta escuela de la libertad pertenece la docǦ
trina económica de la constitución argentina, y fuera de ella
no se deben buscar comentarios ni medios auxiliares para la
sanción del derecho orgánico de esa constitución...El derecho
de profesar libremente su culto, es una garantía que imporǦ
ta a la producción de la riqueza argentina, tanto como a su
progreso moral y religioso. La República Argentina no tendrá
inmigración, población ni brazos, siempre que exija de los inǦ
migrantes disidentes, que son los más aptos para la industria,
‡Ž•ƒ…”‹ϐ‹…‹‘‹‘”ƒŽ†‡ŽƒŽ–ƒ”‡“—‡Šƒ•‹†‘‡†—…ƒ†‘•ǤǤǤ‡Ǧ
mos, por todo lo que antecede, que la libertad, considerada
por la constitución en sus efectos y relaciones con la producǦ
ción económica, es principio y manantial de riqueza pública
y privada, tanto como una condición de bienestar moral. Toda
ley, según esto, todo decreto, todo acto, que de algún modo
restringe o compromete el principio de libertad, es un ataque
más o menos serio a la riqueza del ciudadano, al Tesoro del
Estado y al progreso material del país.22
‹‡–”ƒ• “—‡ Ž„‡”†‹ ”‡’”‡•‡–ƒ —ƒ ϐ‹‰—”ƒ ’ƒ”ƒ†‹‰ž–‹…ƒ †‡Ž
positivismo jurídico,23 Sampay nos ofrece el modelo de una FilosoǦ
ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒ›†‡—‡”‡…Š‘‹…‘•‘„”‡„ƒ•‡•‰‡—‹ƒ‡–‡‹—•Ǧ
naturalistas. A la luz de los acontecimientos posteriores, vale decir,
la profundización del modelo liberal burgués, por la cual se encaǦ
minó el Estado Argentino, así como en virtud de su reforma constiǦ
–—…‹‘ƒŽ†‡ͳͻͻͶǡ‡Žƒ–ƒ‰‘‹•‘‡–”‡Ž„‡”†‹›ƒ’ƒ›‘’‘†Àƒ
ƒŽ…ƒœƒ”ƒ›‘””‡Ž‡˜ƒ…‹ƒǡƒŽ‘•ϐ‹‡•†‡—‡šƒ‡†‡•ƒ’ƒ•‹‘ƒ†‘
de la realidad política de nuestro país. Hoy mismo, el previsible desǦ
enlace del Estado liberal argentino hacia el totalitarismo marxista,
deberá reconocer siempre en Alberdi su más profundo inspirador.
ʹʹ    Ǥ Ǥǡ Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina,
•‡‰ï•—…‘•–‹–—…‹×†‡ͷ;ͻ͹ǡ„”ƒ••‡Ž‡…–ƒ•ǡǤ ǡ’’Ǥʹ͸Ǧ͵Ͳǡ…‹–ƒ†‘’‘”ƒ’ƒ›
A. E., en: ƒ ‹Ž‘•‘ϔÀƒ†‡Ž Ž—‹‹•‘›Žƒ‘•–‹–—…‹×”‰‡–‹ƒ†‡ͷ;ͻ͹ǡ—‡‘•
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ʹ͵ˆ”Ǥ  ǤǡEnsayos Históricosǡ—‡‘•‹”‡•ǡͳͻ͸ͺǡ’Ǥͳ͵ͲǤ
30 JOSÉ RICARDO PIERPAULI

Sampay estaba convencido que el punto de partida de un Estado


auténticamente cristiano debería plasmarse en la llamada dogmáǦ
tica constitucional. Este nuevo pecado capital es el que aun hoy no
se le perdona a Sampay, muy a pesar de las concesiones que el jurisǦ
–ƒƒ”‰‡–‹‘Ž‡Š‹œ‘ƒŽƒ”š‹•‘Ǥ‡•’—±•†‡ƒ’ƒ››†‡•—‘„”ƒǡ
Ž‘•…‘˜‡…‹‘ƒŽ‡•…‘•–‹–—›‡–‡•†‡ͳͻͻͶǡ‘˜‹†‘•’‘”‡Žƒ—–±Ǧ
tico espíritu alberdiano, decidieron agudizar el proyecto liberal,
profundizando el sentido de la misma dogmática de nuestra consǦ
titución. Mientras que Sampay decide poner frenos políticos y juríǦ
dicos a la expansión económica del Capitalismo, Alberdi en cambio,
favoreció, tal vez como ninguno, dicha expansión. Juan Pablo Oliver
lo advierte con perspicaz mirada. En efecto, dedica un brillante caǦ
pítulo de su obra sobre Alberdi, para examinar el único aspecto en
que se ha respetado la obra de Alberdi, esto es el de establecer las
bases para el capitalismo extranjero, que sustancialmente pasó a la
‘•–‹–—…‹×†‡ͳͺͷ͵Ǥ•–ƒ‘”‹‡–ƒ…‹×ˆ—‡‡ˆƒ–‹œƒ†ƒ’‘”‡Žƒ—–‘”
en su Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina
y a través de más de cien años por la legislación, jurisprudencia y
política, para convertirse en el dogma inculcado a los argentinos:
los disidentes quedaron hasta hoy, como herejes, interdictos para la
función pública.ʹͶ
El análisis pormenorizado de la obra de Sampay del que en el
presente libro me ocuparé, me releva de ir más lejos en una tarea
comparativa entre Alberdi y Sampay. El motivo por el cual la obra
de Sampay es hoy virtualmente desconocida está dado precisamenǦ
te por sus méritos propios. Sampay, vale reiterarlo, ofreció el único
modelo adaptado al derecho constitucional sobre bases auténtiǦ
camente tomistas. Ello cobra especial relevancia hoy cuando una
abrumadora mayoría entre los cultores de la Ciencia Política y del
saber jurídico han abandonado casi por completo ese tomismo. Se
ha juzgado apresuradamente a Sampay como dirigista (y por ello,
marxista) a tenor de las medidas de contralor con que inviste al
’‘†‡”’‘ŽÀ–‹…‘ǡƒϐ‹†‡’‘‡”ˆ”‡‘•ƒŽƒ†‘‹ƒ…‹×‹’‡”‹ƒŽ‹•–ƒǤ
Mas no se observa con claridad que la pretensión expansiva del caǦ
pital internacional con su Teología atea de base, sustentado dogmáǦ
ʹͶ  ǤǤǡ‘’Ǥ…‹–Ǥǡ’Ǥʹ͵ͳǤ
ARTURO E. SAMPAY, TEORÍA DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN.... 31

ticamente por la obra de Alberdi, solo puede frenarse protegiendo


aquellos recursos de que el Estado dispone para promover efectivaǦ
‡–‡‡Ž‹‡‘ï‘ŽÀ–‹…‘Ǥ
‹‡ ƒϐ‹”ƒ Ž‹˜‡” “—‡ Ž‘ ƒŽ‘ › …‘ ‡Ž –‹‡’‘ ”—‹‘•‘ ’ƒ”ƒ
nuestro país, fue el espíritu que envolvió y que aun envuelve nuesǦ
–”‘• ’”‡…‡’–‘• …‘•–‹–—…‹‘ƒŽ‡•Ǥ ‘• ‹•‘• ƒŽ…ƒœƒ”‘ ƒ …‘ϐ‹Ǧ
gurar una doctrina institucional, inequívocamente enderezada a
impedir que el pueblo argentino pudiera llegar a adoptar una poǦ
lítica protectora de su Economía, y a evitar que defendiera contra
extranjeros sus riquezas naturales, trabajo o capitales.25 Las mediǦ
†ƒ•’”ž…–‹…ƒ•“—‡‡‡”‰‡†‡Žƒ ‹Ž‘•‘ϐÀƒ‘ŽÀ–‹…ƒ†‡ƒ’ƒ››“—‡
•‡…‘•‘Ž‹†ƒ”‘‡•—’”‘›‡…–‘†‡”‡ˆ‘”ƒ†‡ͳͻͶͻˆ—‡”‘–‹Ž†ƒ†ƒ•
de marxistas por los sectores liberales, como parte del anatema
del que hablábamos antes. Al mismo tiempo que la Introducción
a la Teoría del Estado es, en su tipo, la obra más relevante que en
nuestro país fuera elaborada, es tal vez la obra menos conocida por
nuestros jóvenes juristas. Al tiempo que la obra de Sampay puede
‡…‘–”ƒ”•‡•‘Ž‘†‡‘†‘ˆ‘”–—‹–‘‡ƒŽ‰—ƒ˜‹‡ŒƒŽ‹„”‡”Àƒ†‡—‡Ǧ
‘•‹”‡•ǡ‘†‡Œƒ†‡‡†‹–ƒ”•‡—‡˜ƒ•‡†‹…‹‘‡•†‡Žƒ•ƒ•‡•†‡ŽǦ
berdi. Oliver, autor del mejor libro sobre Alberdi que se ha escrito,
llama a esta mentalidad negativa pecados de lesa inteligencia y vo-
luntad nacional. Por ello, conviene reller sus observaciones críticas
a este respecto.
Ž…‘–‡‹†‘†‡Žƒ•ƒ•‡•†‡Ž„‡”†‹“—‡†×ƒ•À…‘˜‡”–‹†‘‡
doctrina por sus biógrafos, por los glosadores de sus máxiǦ
ƒ•‘•‘ϐ‹•ƒ•›’‘”Žƒ•”‡•‘Ž—…‹‘‡•–”‹„—ƒŽ‹…‹ƒ•ǡ…‘‡Ǧ
zando por las de la Corte Suprema, sistematizado, todo, por
una publicidad interesada y enseñanza dogmática ad hoc. Su
resultado fue la creación de una mentalidad rectora de arǦ
gentinos extrañamente poseídos de un complejo de inferioǦ
ridad, a la par pródigos, incapaces por sí mismos de cuidar
de sus bienes privados, o renuentes para administrarlos coǦ
””‡…–ƒ‡–‡Ǧƒ•À…‘‘†‡ˆ‘”Œƒ”—‡”‡…Š‘‹…‘“—‡–—–‡Ǧ
Žƒ”ƒŽ‘•†‡Ž•–ƒ†‘‘†‡Ž‘ï“—‡‹–‡‰”ƒ„ƒǦ’‘”’”‡ˆ‡”‹”

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