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traducción y revisión técnica La concepción psicoanalítica


DIANA LITOVSKY DE EIGUER
ALBERTO EIGUER del afecto
por
ANDRÉGREEN

))((1
szglo
veznrzuno
editores
mexico
esp<lña
argentina
)J((I
ÍNDICE
siglo ueintiuno editores, sa
CERRO DEL AGUA 248. M ~ XICO 20 . D.F

siglo veintiuno de españa editores, sa


EMILIO RUBiN 7. MADRID 33 . ESPANA

siglo veintiuno argentina editores, sa PREFACIO 11


Av. CÓRDOBA 2064 . BUEN OS AIRES .ARGENTINA
INTRODUCCIÓN 14

PRIMERA PARTE: EL AFECTO A TRAVÉS DE LOS TEXTOS


PSICOANALÍTICOS

I: EL AFECTO EN LA OBRA DE FREUD 25


Evolución de la concepción del afecto 25
I. Del descubrimiento del psicoanálisis a la interpretación de los sue-
ños, 25; II. La etapa de la "Metapsicología", 48; III. De "el Y o y el
Ello" al final de la obra freudiana, 57
Evolución de la teoría de la angustia (1839-1932) 72
Conclu~ón 83

II: VISIÓN DE CONJUNTO DE LA LITERATURA PSICOANALÍTICA


SOBRE EL AFECTO DESPUÉS DE FREUD 85
I. Bibliografía analítica de los principales trabajos anglosajones sobre
el afecto, 85; II. Las posiciones teóricas sobre el afecto en los trabajos
franceses, 106

SEGUNDA PARTE: CLÍNICA PSICOANALÍTICA: ESTRUCTU-


RA Y PROCESO
edición al cuidado de alejandra gómez
portada de richard harte
III: EL AFECTO DE LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS· 117
I. El afecto en las estructuras neuróticas, 118; II. El afecto en las
primera edición en español, 1975 estructuras psicóticas, 126; III. Entre neurosis y psicosis, 138;Conclu-
©siglo xx1 editores, s. a. sión, 148
en coedición con
siglo xx1 de españa editores, s. a. IV: EL AFECTO, EL PROCESO PSICOANALÍTICO Y EL COMPLEJO
DE EDIPO 149
E_rimera edición en francés, 197 3
© presses universitaires de france l. El afecto y los materiales del trabajo analítico, 149; II. Tipologías
título original: le discours vivant esquemáticas del discurso, 15 3; III. El Edipo y la prescripción del
discurso, l 61
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico [7J
printed and made in mexico
8 ÍNDICE

TERCERA PARTE: ESTUDIO TEÓRICO: EL AFECTO, EL If music be thé food of !ove, play on,
LENGUAJE Y EL DISCURSO; LA ALUCINACIÓN NEGATIVA Give me excess of it; that surfeiting,
The appetite may sicken, and so die .. .
V: EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS . 171 That strain again ! it had a dying fall:
l. La situación paradójica del afecto en la teoría freudiana (cantidad y O, it carne o'er my ear like the sweet sound
cualidad), 171; II. Primera tópica: el afecto y el inconsciente (lenguaje That breathes upon a bank of violets;
y discurso), 178; III. Segunda tópica: el afecto y el Ello (la economía Stealing and giving odour ... Enough, no mGre!
afectiva), 197; IV. Segunda tópica: el afecto y el Superyó (Renuncia-
miento, idealización y extinción afectiva, 208; V. Segunda tópica: el 'Tis not so sweet now as it was before.
afecto y el Yo (la alucinación negativa), 212 O spirit of !ove, how quick and fresh art thou,
That, not withstanding thy capacity
VI: BOSQUEJO DE UN MODELO TEÓRICO: EL PROCESO Receveith as the sea, nought enters there,
l. Afecto, historia, estructura, 218; Il. Un modelo teórico hipotético : Of what validity and pitch soe'er,
el proceso, lugar del afecto, 228; III. Lo económico y lo simbólico: la But falls into abatement and low price,
fuerza y el sentido, 241 · Even in a minute . . ,. so full of shapes is fancy
That it alone is high fantastical.
EPÍLOGO 243 Twe/fth night or What you will.
ANEXO 272 (l,i,v. 1-15)
BIBLIOGRAFÍA 278

No os sorprenderá oír que he de informaros de ciertas nove-


dades de nuestra interpretación de la angustia y de los ins-
tintos fundamentales de la vida anímica, ni tampoco que
ninguna de ellas pretende ser una solución definitiva de los
problemas planteados. Deliberadamente hablo aquí de
interpretaciones. Son éstas la tarea más difícil que se nos
plantea, pero tal dificultad no depende de una insuficiencia
de las observaciones, pues son precisamente los fenómenos
más frecuentes y familiares los que suscitan semejantes enig-
mas; ni tampoco la singularidad de las especulaciones que
estimulan, pues la elaboración mental no interviene grande-
mente en este terreno. Trátase realmente de interpretacio-
nes ; esto es, de introducir las debidas representaciones
abstractas , cuya aplicación a la materia prima de la obser-
vación haga nacer en ella orden y transparencia .

Nuevas aportaciones al psicoanálisis, XXX!I en Obras Com -


pletas, t. II , p. 916.
PREFACIO

X (10 años): -Papá, el análisis, ¿qué es? ¿Qué es lo que


tú haces con tus enfermos?
Y (su hermano, 11 años y medio): -El análisis es ... el
análisis. Como en la escuela tú estudias análisis lógico, análisis
gramatical; y bien, Papá hace lo mismo con sus enfermos.
X (decidido y un poco indignado): - ¡No, señor! ¡Los
hombres no son palabras!
(Conversación entre los hijos de un psicoanalista en pre-
sencia de su padre.)

Este libro fue en su origen un relato. En 1970 presenté ante el Congres des
Psychanalystes de Langues Romanes en París un relato sobre un tema que
yo había propuesto a la discusión: el afecto. Éste trabajo había tdmado las
dimensiones de un libro y fue, en la opinión de muchos, considerado como
tal. También renace hoy bajo esta forma para permitir a un público más
amplio conocerlo.
Sin embargo, un relato no es un libro. Quiero decir con ello que si el
proyecto inicial hubiera sido escribir un libro, éste no tendría la misma
composición. De allí la naturaleza un tanto particular de este texto, lo que
reclama algunas explicaciones sobre su origen, su objetivo, su forma, su
destinación.

En 1953, J. Lacan y otros colegas se retiraron de la Société psychanaly-


tique de París por razones que no vamos a considerar aquí. Durante ese
mismo año Lacan debía presentar al Congres des Langues Romanes un
relato, conocido hoy día bajo el nombre de Discours de Rome, titulado
Fbmción y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. 1 (Fonction
et champ de la paro/e et du langage en psychanalyse.)
Las concepciones de Lacan han conocido un éxito creciente, marcado
por ciertos momentos. El Colloque de Bonneval sobre el inconsciente,
organizado por H. Ey 2 en 1960, fue sin duda alguna dominado por la
contribución lacaneana, directa o indirectamente, a pesar de la crítica que

l. Este trabajo fue ¡mblicado en 1956 eñ e l vol. I dt' /.a psychanal_vse (PUF) y
retornado en Fcrits {pp. 23 7-322) en 196 6. 1 trad. esp., Fscritos. vol. 1, pp. 59-139,
México, Siglo XXI, 197 J ]. Tuvo un amplio éx it o y aun fue traducido al inglés y
comentado por A. Wilden en una obra titulada The languagr.: oj thte self. The John's
Hopki'ns Press, 1968.
2. El inconsciente, México, Siglo XXI, 1970.

[ I 1]
12 PREFACIO
PREFACIO 13
Lacan pudo hacer ulteriormente del texto que se había inspirado en su
pensamiento. clínicas y cómo éste se manifiesta en la experiencia psicoanalítica (cáps. IlI
A pesar de que· la atracción que sobre mí ejercía la teoría lacaneana y IV), he consagrado la parte final dyla obra a hipótesis teóricas personales
era grande, y a pesar de la elocuencia de la defensa y la ilustración realiza- (cáps, V y VI). Me creo lejos de haber aportado la teoría psicoanalítica del
das por su autor, ya por entonces me pareció evidente que el proyecto afecto que nos falta, pero espero haber contribÚido con una teoría. posible
lacaneano no era aceptable debido a serias reservas. El punto de partida que nos coloque sobre la vía de la solución del problema.
que tenía por objetivo el "retorno a Freud" o más precisamente "el descu- De todas maneras he avanzado mis hipótesis teóricas un tanto más
brimiento de Freud por Lacan" (Lacan) daba origen a una elaboración, adelante en un trabajo que se encontrará aquí en el Epílogo. Originalmente
cuyo fin evocaba de preferencia la idea de una "cobertura" de Freud por destinado a presentar mi relato al congreso antes de la discusión de éste,
Lacan. ¿Descubría Lacan la obra de Freud, o la obra de Freud, amputada este texto fue menos un resumen introductivo que una prolongación de mi
al menos en una mitad de su sustancia, servía de pasaporte a Lacan? Ésta reflexión, donde yo cedí de preferencia a la tentación especulativa, sacrifi-
última interpretación me pareció la más adecuada. Partiendo en busca de cándolo así a "la hechicera metapsicológica" (Freud).
esta mitad que faltaba, no tuve dificultad en descubrir que la teoría laca- El texto que publico aquí es más o menos el de 1970. No introduje
neana estaba fundada sobre una exclusión, un "olvido" del afecto. Ello sino modificaciones de detalles para mejorar la forma y facilitar la lectura.
simplemente para quedar en el plano de la teoría, sin aún referirse a las He incluido ciertas referencias nuevas aparecidas desde 1970 en relación
enseñanzas de la práctica que alcanzarían de por sí, y ampliamente seña- directa con el tema. Mientras tanto, agregué en el anexo el resumen y
lando lo dicho. análisis de las contribuciones de mis colegas que han participado en el
Desde esa fecha, mi reflexión se fijó al examen de este problema. congreso de 1970. Nacidas de la lectura completa del relato, no podrían
Diversos trabajos publicados desde 1960 lo atestiguan, - hayan sido inspira- figurar en alguna parte de éste.
dos o no por las concepciones de Lacan. No ignoro que le debo mucho a
Lacan, pero también estoy en deuda con los colegas que han sido más La cuestión del afecto se sitúa más allá de los límites de un debate estricta-
críticos que yo frente al lacanismo y cuyas reflexiones han ayudado a que mente interno del psicoanálisis. Se plantea también fuera del campo analí-
yo establezca mi juicio. tico . Pertenece a cada disciplina abordarla según sus propias exigencias.
Sin embargo, este aspecto coyuntural está lejos de resumir el interés Aunque esperando que la lectura de mi trabajo pueda ayudar a los investi-
del tema. gadores de otras disciplinas, he tratado de permanecer dentro de los límites
Los psicoanalistas de todo el mundo - que han , por cierto, permanecido de nuestro terreno: el psicoanálisis.
en su mayoría fu era de la controversia en cue stión -- deploran hasta hoy la
ausencia de una satisfactoria teoría psicoanalítica del afecto , a pesar de
tantos trabajos consagrados al tema.
Es así entonces como se ofrecía la oportunidad, a la vez, de centrar el
problema para nuestros colegas de Francia y al mismo tiempo intentar
proponer una teoría psicoanalítica del afecto con un propósito más gene-
ral. El texto que se va a leer es el fruto de esta doble tentativa.

Para llenar este programa concebí mi trabajo de la manera siguiente: Pri-


mero ubicar los antecedentes. Los dos primeros capítulos responden a ese
proyecto. El primero constituye un estudio analítico del afecto en la obra
de Freud, estudio que he querido sea minucioso para encuadrar bien la
discusión. El segundo pone al día las principales contribuciones de la litera-
tura psicoanalítica, después de Freud, para comprender la evolución de las
.ideas del movimiento psicoanalítico. Este capítulo me pareció necesario
para captar la manera de cómo se plantea el problema en la actualidad, más
de treinta años después de la muerte de Freud. Esto en cuanto a textos.
Luego de un examen del lugar que ocupa el afecto en las estructuras
INTRODUCCIÓN 15

INTRODUCCIÓN psicoanálisis ante afectos cuya metapsicología ha sido descuidada por


Freud. Es probable que Freud haya tratado, ante todo, asegurar de lo que
le era posible postular, sino con certeza, al menos de una manera firme; de
una limitación voluntaria de la teoría.
Nos encontramos aquí ante el problema siguiente: o bien tratar los
afectos no observables en la clínica de las neurosis clásicas con el modelo
teórico freudiano (con el sentimiento de una posible inadecuación de este
DELIMITACIÓN DEL ESTUDIO
modelo) o bien modificar el cuadro teórico del psicoanálisis a la luz de los
conocimientos surgidos de estos aspectos clínicos nuevos, creando un
Se llegará a convenir sin dificultad, que un estudio exhaustivo de los pro- nuevo modelo teórico que, tal vez, no será ya más adaptable a las neurosis
blemas planteados por el afecto en el campo de la teoría o de la práctica clásicas y arriesgará perturbar el conjunto de la teoría y de la práctica
psicoanalítica es imposible. Es entonces necesario precisar los límites entre psicoanalíticas. Es lo que se ha producido de hecho, en la evolución del
los cuales se mantendrá nuestro trabajo. pensamiento psicoanalítico. También el examen de las teorías psi'.::oanalíti-
Desde el punto de vista teórico, tal estudio plantea dos dificultades: cas freudianas y posfreudianas será forzosamente crítico. Crítica de Freud
La primera hace referencia al lugar del afecto en la obra de Freud. En por sus sucesores y crítica de los sucesores de Freud por la interpretación
efecto, no se puede asignar al afecto una localización particular en el de su pensamiento.
conjunto de los trabajos de Freud. Éste no le ha consagrado específica- Estas reflexiones nos conducen a precisar mejor la posición central
mente ninguna obra. Es necesario entonces decidirnos a seguir el desarrollo que nos guiará. La clínica y la teoría psicoanalíticas nos obligan a incluir
de la noción de afecto a través de la obra. El problema del afecto depende, en la categoría del afecto una multitud de estados que pertenecen a la
en el curso de los diferentes estados de la teoría, de las líneas directrices de gama placer-displacer. Se puede inquirir si una concepción unitaria puede
ésta: primera y segunda tópica, avatares de la teoría de las pulsiones, etc. A darse. Dicho de otra m;;¡nera, si una sola concepción es apta para darnos las
veces los reajustes teóricos implican una modificación del status del afecto; claves teóricas de la angustia (en sus diferentes aspectos), del dolor, del
a veces una diferencia de apreciación de su valor funcional explicará un duelo, cuestiones sin cesar debatidas por Freud. Sin hablar de la desperso-
cambio dP- la teoría. Así, está por ejemplo la concepción de que la angustia nalización de los efectos que sostienen el temor al anonadamiento y la
naciente de la libido 1eprimida conducirá a la revaluación de la teoría de la afanisis, lo que nos hace tocar el límite de lo que es posible decir sobre el
represión, cuando Freud sostendrá que ésta es puesta en juego por la afecto.
presencia de la angustia. La mayoría de los autores modernos están de acuerdo en subrayar que
La segunda dificultad será encontrada en el nivel del devenir de la tenemos que ver, más a menudo en clínica psicoanalítica, con afectos
teoría freudiana en los sucesores de Freud. Así, la modificación del cuadro complejos, afectos fusionados o para retomar la expresión de Freud, con
teórico de Hartmann, M. Klein, Bouvet o Lacan implicará una concepción construcciones de afectos. Entrar en el detalle de cada construcción de
diferente del afecto. Se podrá decir también que una consideración dife- afecto es una tarea que va más allá de los límites de este estudio. A pesar
rente del problema del afecto orientará una modificación del cuadro de todas las consideraciones que parecen rendir bien difícil todo esfuerzo
teórico en el cual él será situado. El problema del afecto está en relación de clarificación, tendremos sin embargo que deciqirnos por aceptar los
dialéctica con la teoría, el uno conduce a la otra necesariamente. límites de nuestra investigación teórica. Es decir, por tender a cernir los
Estas dificultades de la teoría están directamente en relación con la problemas más generales del afecto, dejando al lado el examen detallado
práctica. Es en efecto más que probable que el modelo teórico donde el de tal o cual afecto particular. Salvo cuando demos las indicaciones estruc-
afecto toma lugar haya surgido en Freud de una clínica psicoanalítica turales relativas a las diversas categorías de afectos. La riqueza y la diver-
estrechamente centrada sobre el campo de las neurosis -muy particular- sidad de la vida afectiva saldrán sin duda empobrecidas; nuestra sola
mente de las neurosis clásicas, de las psiconeurosis de transferencia. La esperanza es que se desprenda de esta reducción un poco de claridad para
contribución de Freud a las psicosis o a los otros aspectos clínicos queda guiar nuestra comprensión de los fenómenos específicos del campo psico-
dentro de los límites de unas indicaciones generales que son menos preci- analítico.
sas. Pero desde Freud la clínica psicoanalítica se ha extendido considera- Es aquí donde nos es necesario aportar una última precisión. La vida
blemente: neurosis de carácter, estructuras psicosomáticas, estados límites afectiva puede ser estudiada, y lo ha sido, según estudios tangenciales muy
entran en el campo de acción del psicoanálisis posfreudiano y colocan al diversos, desde la observación animal hasta la especulación filosófica. Tenc-

[ 14]
16 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 17

mos mucho que aprender, sin duda, de la observación etológica de los TERMINOLOGÍA Y SEMÁNTICA
datos de la psicología experimental, de la etnología y de la antropología
estructural, de la psicología del niño o de la psicosociología; la reflexión de El vocabulario de Lalande no lleva el término affect, sino solamente affec-
los filósofos coronaría esta masa de informaciones científicas. Sin embar- ter, affectif, affection, af/ectivité. Surge de estas diversas definiciones que
go, nos veremos obligados a renunciar a ellas. Debiendo restringir los lími- todas dependen de la esfera de la sensibilidad. Los "afectos", sean produc-
tes de nuestro estudio, limitándonos a los problemas más generales del tos del afuera o nacidos del adentro, pertenecen a este dominio contras-
afecto, no sabríamos sacrificar el campo de nuestra experiencia por prefe- tado de los estados de placer o de dolor. Estos constituyen, en cierta
rirlo al examen de los datos establecidos fuera de nuestro cuadro de refe- manera, las matrices psíquicas. A la categoría del afecto se opone la de la
rencia. representación, como la sensibilidad se opone al intelecto (por otra parte
Interesa en efecto recordar que la epistemología moderna ha mostrado las controversias se levantan alrededor de la "memoria afectiva'', "el revivir
que la especificidad del objeto de conocimiento depende estrechamente de a título de ciertos recuerdos sentimientos vivenciados anteriormente"). Si
las condiciones en que se perfila este objeto en el campo explorado. Al se le reconoce al afecto la provocación de una causa exterior, se admite
perfilarse el afecto, en nuestro estudio, lo hace solidario de las condiciones que existe una tendencia interior hacia tal o cual desarrollo afectivo. Final-
en las cuales él se nos aparece: la experiencia de la tran~ferencia en el mente, la gama afectiva supone una escala de estados más o menos violen-
análisis. De ahí, es necesario decirlo, una cierta ambigüedad de los tra- tos, más o menos críticos, más o menos acompañados de manifestaciones
bajos psicoanalíticos sobre el afecto. Si bien la mayoría de entre ellos fisiológicas.
toma por punto de partida el afecto en la transferencia, la construcción de Estas contadas acotaciones nos indican que el vocabulario filosófico
una teoría del afecto escapa raramente a la tentación de incluir en ella encuentra los mismos datos que la problemática psicoanalítica:
hechos exteriores a la experiencia psicoanalítica. Esto es sin duda inevita- o oposición afecto-representación ;
ble. La intención reconstructiva del psicoanálisis no se liga solamente a la o los afectos originarios: placer-dolor, 1
construcción del pasado del analisando, sino a la construcción más general o el afecto como memoria ;
de la "personalidad psíquica", según la expresión de Freud. En este senti- o la génesis del afecto por combinación de un afecto exterior y de un
do, la teoría psicoanalítica se esforzará no solamente en precisar la estruc- movimiento interior;
tura de los afectos no actualizados por la transferencia, sino también de o la solidaridad de los afectos violentos y de la organización corporal.
formular hipótesis sobre afectos que quedan fuera de la experiencia psico- En el artículo "Sensibilité", Lalande remarca el equívoco extremo del
analítica, sea que estén relegados en un pasado inalcanzable o que perte- sentido de esta palabra.
nezcan a capas difícilmente abordables de la psíquis. Se ve aquí el desafío La lengua francesa designa como homónimo el sens, la sensibilité, y la
que representa todo estudio del afecto. Su universo nos es comunicable en signification. Esta raíz común se prolonga en dos direcciones: la primera es
tanto que las representaciones de la cosa y las representaciones de la pala- afectiva, la segunda es intelectual. La primera está connotada por la dimen-
bra forman con él un complejo psíquico inteligible. Pero el sentimiento sión sensitiva, la segunda por la dimensión representativa. Parece claro que
general es que el afecto se da a veces en su brutalidad -me refiero al estado la primera esfera es común a operaciones poco diferenciadas, más o menos
bruto de la experiencia psicoanalítica más general. Pero nos movemos aquí inmediatas, más o menos primarias, y que la segunda lo es a operaciones
en refugios poco seguros. La empatía, tan necesaria al analista, puede más diferenciadas, mediatizadas y secundarizadas. Sin embargo, sería abu-
pronto transformarse en la presa fácil de los afectos proyectados del analis- sivamente esquemático considerar que sólo la esfera intelectual es suscepti-
ta sobre su paciente y más allá de lo decible, de lo inteligible, de lo ble de diferenciaciones y que la esfera afectiva está consagr~da a una
representable; puede tomar de buena gana un giro místico, donde la verdad "primitividad" de naturaleza. La secundaridad se da del mismo modo
científica arriesga perderse. sobre la esfera intelectual como sobre la afectiva, lo que la literatura psico-
En el extremo, la cuestión que se plantea aniquila por adelantado toda analítica designa por los términos de afectos primarios y afectos secunda-
tentativa de conocimiento. ¿Se puede hablar del afecto? Esto que se dice rios o complejos. Sin pronunciarnos sobre los vínculos de los primeros con
no concierne a la periferia del fenómeno , las ondas de propagación más los segundos y sobre las modalidades que permiten pasar de los unos a los
alejadas de su centro (que nos queda de hecho desconocido). La misma
pregunta se plantea sobre el inconsciente. Dejarse fascinar por este enigma, l. Nos parece sin embargo, que vale mejor utilizar dos parejas: la de los extre-
por más en deuda que nos deje él, implicaría el renunciamiento al psico- mos goce-dolor, la de los medios placer-displacer-dolor. La cadena sería entonces:
análisis. goce-placer-displacer-dolor.
18 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 19

otros, la coexistencia de los unos y de los otros, reflejo de la coexistencia la tradición psicológica francesa distingue generalmente en la vida afectiva
entre procesos primarios y secundarios, va aparejado con modos de trabajo Ja emoción, estado agudo y transitorio, el sentimiento, estado más atenua-
"intelectual" correspondientes, igualmente coexistentes en el aparato do y más durable, y la pasión, violenta, profunda y durable. Si bien
psíquico. emoción parece haber conservado un sentido estable, como sentimiento, la
La lectura de los artículos citados en relación con el Vocabulaire palabra pasión por el contrario tenía una significación más general y gené-
de Lalande no nos aporta una clarificación decisiva, pero nos informa de rica, las pasiones recubrían el conjunto de los fenómenos de la vida afec-
manera instructiva acerca de las categorías de pensamiento que han deter- tiva. Es así como se lo empleaba en el Siglo XVII e incluso hasta el XVIII.
minado el horizonte conceptual de Freud. Si bien la obra de Freud tuvo Pero si affect no figura en Jos grandes diccionarios, affectif está pre-
como resultado hacer temblar un poco a estas categorías, permaneció nece- sente y designa, si se pasa por sobre el término en desuso (que marca la
sariamente sujeta a.ellas. Es en este sentido como se ha podido decir que a afección), lo que tiene relación con la sensibilidad, el dolor, el placer, a las
pesar de su mensaje revolucionario su obra se encuadra dentro de la meta- emociones (Robert), sin que sea necesario detenerse sobre esto. Por el
física occidental. Sin que podamos pretender que ellos lo han superado, se contrario, el verbo affecter condensa una pluralidad bien interesante de
puede comprender como una tentativa a las contribuciones psicoanalíticas significaciones. En un primer sentido (surgido del francés antiguo), no se
posfreudianas más recientes -ni deliberada, ni reflexionada, sino que obe- trata de ninguna otra cosa que de aplicar un cierto uso. En un segundo
deciendo a una exigencia espontánea- que se propone hacer estallar las sentido, affecter quiere decir (según un origen latino que requiere nuestra
limitaciones de ese encuadre. Es así, como deberemos analizar ulteriormen- atención): tratar de alcanzar, ambicionar, de dónde fingir. Más generalmen-
te, tomando este señalamiento como hilo conductor, cuando veamos a te: tener disposiciones a tomar taf o cual forma. Aquí se puede ya remax-
ciertos autores abandonar la distinción entre la representación y el afecto, car la dimensión plástica del afecto y el papel que allí juegan el engaño, la
de lo inteligible y de lo sensible, de la significación y de la sensibilidad. ostentación, el artificio (en los dos sentidos del término: astucia y ausencia
de naturalidad.)
El término affect, es específicamente psicoanalítico en francés. No figura En un tercer sentido, bastante opuesto al primero, se trata de ejercer
ni en el Littré, ni en el Robert. 2 Por el contrario, en la lengua alemana se una acción, de causar una impresión sobre el organismo. Mientras que el
utiliza. Así es como su importación a la lengua francesa es debida a Freud. sentido precedente supone una disposición donde el sujeto se anule en un
Este emplea tanto Affekt, como Empfindung, o Gefühl. Clásicamente modelo para actuar el sentimiento, y el último implica un modo activo
Affekt se traduce por affect, Empfindung, por sensation y Gefühl por donde se trata de modificar, de transformar un estado y, notémoslo, gene-
sentiment. Pero estos diversos sentidos se recubren y la traducción plantea ralmente por una acción nociva que se transporta sobre la sensibilidad.
problemas engorrosos como Jo nota Strochey en la introducción a la Stan- Es llamativo, simplemente al considerar éstas definiciones baladíes del
dard Edition.. 3 Así, por no hablar sino del inglés, Empfindung remite a diccionario, destacar una actitud peyorativa sobre el afecto (aparte del
sensación y emoción en ciertos pasajes. Asimismo Gefühl no puede ser primer sentido, que no concierne la vida afectiva). Esta primera incursión
siempre traducido válidamente como sentimiento y retrotrae al término en el dominio del verbo que sostiene el sustantivo, nos confronta con el
emoción. Freud, en "Obsesiones y fobias", artículo que escribió en francés deseo, considerado bajo el ángulo del fingir, de la simulación, de la falta de
en 1895, traduce Affekt como état émotif, expresión que se daba en el sinceridad, de la falsificación o de la intimidación. Los sentidos neutros:
vocabulario psiquiátrico en curso en la época. Asimismo, encontramos más conmover, impresionar, están en minoría. Al afecto, el mismo del dicciona-
tarde trabajos en la literatura anglo-sajona, que tratan de las emociones en rio, no se le pone buena cara; es la evolución de la lengua que refleja la
lugar de afectos. Los autores discuten a menudo la terminología a emplear evolución de la cultura frente al afecto.
y las distinciones a hacer. Expusimos cuestiones de vocabulario que hacían dificultosas las tra-
En este dominio donde el matiz es fundamental, es importante preci- ducciones entre Affekt, Empfindung, GejUhl en la lengua alemana. Estas
sar el empleo que se hará de los términos. En ausencia del término affect, dificultades se duplican en el vocabulario psicoanalítico. El afecto está
ligado a la noción de cantidad de energía pulsional en la expresión
2. Salvo en el petit Robert (1951). Definición: estado afectivo elementai. (Esta
quántum de afecto (Affektbetrag). Éste último término designa el aspecto
omisión es corregida en el suplemento aparecido en 1970, que da el origen germá- propiamente económico del fenómeno, mientras que el afecto designa su
nico: Affekt y francés: XVfe: "état, disposition".) cualidad subjetiva. Esta relación entre calidad subjetiva y cantidad de ener-
3. SE, 1, XXIII, The complete psychological works of Sigmund Freud, (Stan- gía pulsional (calidad y cantidad) ha llevado a menudo a una confusión
dard Edition). entre quántum de afecto y energía de carga (investissement). Por otra
'
20 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 21

parte, en un artículo escrito en francés, Algunas consideraciones para un motivation (motivación), que nos hacen intervenir la noción de movimien-
estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas (1893), to, 5 rehúsan la traducción de émoi pulsionnel (conmoción instintiva), dema-
Freud traduce Affektbetrag por valeur affective. Por un relajamiento del siado ligada al afecto. Mientras nosotros debemos subrayar aquí la relación
6
lenguaje psicoanalítico, se dice sinónimamente de una actividad que está entre motion (impulso), emotion (emoción) y émoi (conmoción). La
"cargada de afecto", que está "investida" ("investie"). La planche y Ponta- noción de afecto ha estado ligada siempre en Freud a la descarga, es decir a
lis, en su Vocabulaire, dan por energía de carga la definición siguiente: un proceso en acción y movimiento. Se plfede entonces decir que motion
"Substrato energético postulado como factor cuantitativo de las operacio- (impulso) es una calificación general de la pulsión, de la cual el afecto
nes del aparato psíquico", sin otro comentario. Así es como energía de indica una dirección particular (movimiento hacia el interior del cuerpo).
carga retrotrae a una cantidad de energía en juego en una operación y Freud hablará a propósito de las pulsiones, de finalidad inhibida de los
designa de esta manera un campo amplio de actividad, mientras que quan- sentimientos de ternura, de amistad, etc. Al mismo tiempo, al tratar el
tum de afecto no designa sino el aspecto cuantitativo energético ligado al complejo de Edipo, hablará de "elección de objeto tierno dirigido hacia la
aspecto subjetivo cualitativo que "califica", por así decir, al afecto. En madre", de "actitud femenina hacia el padre". Está claro que él hace
consecuencia, si todo afecto remite al aspecto cuantitativo de energía pul- alusión aquí a lo que en la lengua francesa se denomina como sentimien-
sional que le corresponde, no toda cantidad de energía está forzosamente tos, que no habrá qué confundir con los estados de placer (y de displacer),
en relación con un afecto. que son los prototipos del afecto. El mismo señalamiento vale para el dolor
Otro término que trae problemas en la discusión semántica es el de o el duelo, estados que son innegablemente procesos afectivos, pero que se
motion pulsionnel (impulso instintual). Se sabe que hay ahí un punto distinguen de los afectos de angustia en la teoría psicoanalítica, como
espinoso que divide a exégetas y traductores de Freud. Para algunos (Mar- Freud tiene el cuidado de hacer en Inhibición, síntoma y angustia.
the Robert) la diferencia entre Trieb (pulsión) y Triebregung es desprecia- Para clarificar las cosas, designamos entonces por afecto a un término
da. Los dos términos en alemán son sinónimos y no es ni necesario ni categorial que agrupa todos los aspectos subjetivos calificativos de la vida
legítimo introducir un término diferente en la traducción. Para otros (La- emocional en el sentido amplio, que comprende todos los matices de la len-
planche y Pontalis), aun cuando admiten que ia diferencia entre los dos es gua alemana (Empfindung, Gefühl) o de la lengua francesa (emotion, senti-
pequeña y que Freud emplea a menudo el uno por el otro, una distinción ment, passion, etc.) que se vuelven a encontrar sobre este punto capital. Afec-
se hace necesaria. Ellos pro¡onen traducir Triebregung por motion pul- to deberá entonces comprenderse esencialmente como un término metapsi-
sionnel (impulso instintual). Por impulso instintual designan la pulsiva (el cológico más que como descriptivo. Porque, hay que insistir, la concepción
instinto) bajo su aspecto dinámico. Entienden por esto dar el ténnino psicoanalítica del afecto se distingue de toda otra aproximación que teoriza
apropiado a la pulsión en acto, la pulsión que actúa bajo el efecto de una bajo este término, neurobiológica, psicológica, sociológica o filosóficamente.
estimulación interna, determinada al nivel biológico. Nosotros agregaremos Empleado en el sentido descriptivo, el término afecto podrá ser cambiado
a continuación de estos autores que el impulso instintual no dejaría de por otro más adecuado, más próximo a la realidad que él designa. Mas
tener relación con la energía de carga. El representaría el correlato dinámi- todas estas variantes nos volverán a remitir a la categoría del afecto.
co de lo que es la energía de carga en el nivel económico. Pero ello en un
sentido más restringido, porque no se trata del aspecto cuantitativo y
energético de todas las operaciones del aparato psíquico, sino de aquellas
ligadas a la pulsión (al instinto). Laplanche y Pontalis, aun destacando la CUESTIONES DE MÉTODO
pertenencia del término motion a la serie moti[ (motivo), mobile (móvil),
La cita de Freud que hemos colocado como exergo de este trabajo nos
4. Cf. Laplanchc et Pontalis loe. cit. art. "Motion pulsionelle" [Queremos acla- indica que la solución de las dificultades que se encuentran ante el examen
rar en este lugar que utilizamos de preferencia pulsión a instinto a lo largo del texto,
respetando el original y debido a que es preferible. Lamentablemente en español se 5. Lo que parece aludir igualmente a Strachey que, preocupado él también por
hizo costumbre el uso de instinto desde las primeras versiones de Freud, lo que puede la traducción de Triebregung, eligióle un término particular, instinctual impulse.
dar, y dio, lugar a equívocos en cuanto a la acepción del término en su obra. Por otra 6. Todavía Littré propone dos etimologías opuestas: "Émoi vendría de es y del
parte los términos investissement (investidura) e investir (investir), fueron traducidos antiguo alto-alemán magan ser fuerte", es decir, perder toda fuerza, mientras que
como carge y cargar respectivamente, aunque debemos reconocer que los utilizados emotion (emoción) deriva directamente de mouvoir'(mover). [No existe una versión
en francés dan mejor idea del fenómeno. Muy útil nos ha resultado aquí y en otros exacta de émoi, la más cercana sería conmoción, aun cuando podría ser utilizada por
lu~ares Vocabulaire de Laplanche y Pontalis. T.) emoción simplemente y tuFbación. T. i
22 INTRODUCCIÓN

del problema del afecto depende mucho de las concepciones que tendrán PRIMERA PARTE
como objetivo el ordenar los datos registrados por. el analista. Una referen- El afecto a través de los textos psicoanalíticos
cia directa a la práctica psicoanalítica habría sin duda sido deseable hacer
sin prejuici0s ni preconcepciones. Pero sabemos que tal voto es mítico. El
substrato del saber analítico reposa sobre la teoría de Freud, que al mismo
tiempo · descubrió la praxis y •la teoría psicoanalítica. Un trabajo crítico
permanente fue emprendido por Freud mismo, sus discípulos y sus suceso-
res para tra.tar de cernir más estrechamente los hechos y llevar a cabo las
modificaciones (lo aceptamos) inevitables a la luz de los conocimientos
adquiridos por la práctica. Inversamente, los hechos nuevos no fueron
inteligibles sino gracias a las modificaciones teóricas.
Nuestro camino será histórico y estructural en una perspectiva crítica.
Ello quiere decir que la actitud crítica se dirigirá hacia la diacronía de la
noción en Freud como en sus sucesores y hacia la sincronía retomada en el
campo actual del psicoanálisis en sus dos vertientes: práctica y teórica.
Pero este método crítico permanece dentro del encuadre de una crítica
interna del psicoanálisis que debe de por sí misma plantearse sus propias
cuestiones, y proponer, en consecuencia, sus propias respuestas.
CAPÍTULO 1

EL AFECTO EN LA OBRA DE FREUD

En este capítulo analítico, trazaremos el recorrido de las ideas de Freud


sobre el afecto. Muchas fases pueden ser distinguidas.
o Desde Estudios sobre la histeria (1893-1895) a la Interpretación de los
sueños (1900) ;
o Desde la Interpretación de los sueños a laMetapsicologia (1915);
o Desde la Metapsicología al artículo sobre El fetichismo (1927), conti-
nuado por el trabajo sobre La disociación del yo en el proceso defensivo
(1939).
Después de 1927, las menciones sobre el afecto son escasas. 1
El texto mayor sobre el afecto luego de la segunda tópica es Inhibi-
ción, síntoma y angustia. Hemos pensado que sería lógico reagrupar las
diferentes concepciones de Freud sobre la angustia de 1894 a 1932, sepa-
rándolas de los otros textos.

EVOLUCIÓN DE LA CONCEPCIÓN DEL AFECTO

l. DEL DESCUBRIMIENTO DEL PSICOANÁLISIS A LA INTERPRETACIÓN DE


. LOS SUEÑOS.

l. "La histeria" (1893-189 5)

La historia del afecto, como la del psicoanálisis, está estrechamente ligada


a la histeria. Pero antes de la aparición de la comunicación preliminar,
Freud, en un artículo sobre la histeria para la Encyclopédie de Villaret en
1892 introduce la noción de modificaciones de la distribución de las canti-
dades de excitación en el sistema nervioso. Tenemos aquí quehacer más
con energía de carga que con quántum de afecto especificado como tal,
pero éste está ahí incluido, como lo muestra la cita siguiente:

l. Con la excepción de los artículos donde Freud hace historia del psicoanálisis
y el balance de sus descubrimientos.

[25 J
26 EN LOS TFXTOS PSICOANALÍTICOS 1-: N FR.EUD
27

Al lado de los síntomas físicos de la histeria, un cierto número de que Freud afirme en este mismo texto que sirvió de "bosquejo" a la
desórdenes psíquicos pueden observarse .. . Son cambios en el pasaje y en Comunicación preliminar, que el afecto pueda ser el objeto de una disocia-
la asociación de ideas, inhibiciones de la actividad de la voluntad, aumento ción: una impresión, incluso cuando el afecto es mínimo y sin valor pató-
y supresión de los sentimientos, etc., que se puede resumir en modificación geno, puede ulteriormente transformarse en traumática. Está aquí el
de la distribución normal sobre el sistema nervioso de cantidades esta- ge rmen de la concepción de la simbolización.
bles de excitación. 2
En la Comunicación preliminar ( 1893) Breuer y Freud desarrollan
A esta hipótesis, Freud le da más importancia que a la descripción del completamente la concepción del afecto restringido. Ésta está directamen-
temperamento histérico, que falta en una buena cantidad de pacientes. te ligada a la teoría traumática. Se da un acontecimiento traumático, y el
Contra una concepción caracterológica, toma partido por una concepción recuerdo no puede ser liquidado en ciertos casos; es por lo que importa
económica: la de un exceso de excitación en el sistema nervioso "que se saber "si el acontecimiento desencadenante ha provocado o no una reac-
6
manifiesta aquí como un inhibidor, allí como un factor de irritación y es ción enérgica" gracias a la cual la descarga de afectos ha podido producir-
desplazado en el sistema nervioso con gran libertad". se "desde las lágrimas hasta un acto de venganza" . En los casos donde esta
Es el destino de esta cantidad de excitación que va a jugar un gran descarga no interviene, el afecto queda vinculado al recuerdo, debido a su
papel en la concepción del afecto restringido, tal como ella está expresada no-liquidación. Entonces las representaciones patógenas no han sufrido el
en los Estudios sobre la histeria. Ya Freud en 1893, 3 en el artículo que desgaste normal por abreacción o reproducción no trabada de las asociacio-
trata sobre Algunas consideraciones para un estudio comparativo de las nes. Mientras tanto, por la psicoterapia, un equivalente de la descarga por
parálisis motrices orgánicas 'e histéricas, introducía la expresión de quán- el acto puede producirse, gracias al lenguaje, que permite la abreacción. El
tum de afecto4 para expresar la solidaridad entre un contenido asociativo lenguaje vuelve a ligar asociativamente el recuerdo al acontecimiento,
y su correlato afectivo. como él liga la carga restringida de afecto a las representaciones. Aquí hay
que seguir a Freud atentamente. La verbalización no es aquí una operación
Cada acontecimiento, cada impresión psíquica está provista de una solamente intelectual.
cierta cuota de afecto (Affektbetrag) del cual el Yo se desembaraza ya por
intermedio de una reacción motriz, ya por una actividad psíquica asocia- El ser humano encuentra en el lenguaje un equivalente del acto, equi-
tiva" valen te gracias al cual el afecto puede ser abreactuado (descargado por
reacción) de la misma manera. 7
Ya en este texto está indicado el mecanismo patógeno: el impedimen-
to a la abreacción por el incremento de estímulos. Pues lo que opera en el El lenguaje no hace sino permitir a la carga desbloquearse y ser vivida,
estado psíquico normal, la tendencia a mantener la suma de excitación es en sí mismo acto y descarga por las palabras. El procedimiento utilizado
constante por los medios más apropiados ostentándola asociativamente o permite al afecto verterse verbalmente; transforma esta carga afectiva y
descargándola, 5 no es posible en la histeria. Es una paradoja, por lo tanto, lleva la representación patógena a modificarse por vía asóciativa atrayén-
do lo en el consciente normal. 8 Se ha hecho una suerte de la frase de Freud
2. SE l, 49. "el histérico sufre de reminiscencias", pero no se ha subrayado suficiente-
3. El mismo año, Freud publica un caso de tratamiento por la hipnosis, donde
aborda ya la cuestión del afecto bajo la óptica del afecto de espera.
mente el lugar que ahí juega el afecto, al destino del cual están ligados la
4. Este texto escrito en 1888 no fue publicado sino en 1893. Notemos, por otra reminiscencia y el éxito de la cura. Pues no basta con recordarse para
parte, que el mismo término alemán Affektebetrag fue traducido por él, en este ;urar, como bien es sabido hoy, aunque Freud ya lo sabía en la comunica-
artículo escrito en francés "valeur affective" (valor afectivo). El término valor no t:ión preliminar.
debe solamente ser tornado aquí en el sen tido de la expresión global "valor afectivo'',
sino en su propio sentido, expresando valor a la vez una noción cuantitativa y cualita-
tiva. Es entonces en cierto sentido más completo que quántum de afecto, que no da Ante nuestra gran sorpresa, descubrirnos. en efecto que cada uno de
sino el sentido cuantitativo - Cf. sobre el terna "quantum d' affect" - del Vocabulaire los síntomas histéricos desaparecía inmediatamente y sin retorno una vez
de Laplanche y Pontalis; no es imposible que la expresión "valor afectivo" sea debida que se lograba poner a plena luz el recuerdo del incidente desencadenante,
a la influencia de Breuer al remarcar Strachcy que Breuer habría probablemente
escrito Affektwert (valor afectivo literalmente) en lugar de /j.ffektbetrag. [Montante
de afecto. T. J. 6. Etudes sur l'hysterie, p. 5 (la histeria).
5. Concepción que Freud defiende mucho antes del Proyecto. Véase Esquema 7. loe. cit., p. 5.
para la comunicación preliminar ( 1892). SH. 1, 153. 8. Loe. cit., p. 12.
EN LOS TEXTOS PSICOANA LÍTICOS EN FREUD 29
28
despertar el afecto ligado a este último, y cuando, a continuación el enfer- formadas en el curso de otros estados hipnoides y constituye una diso-
mo describía lo que le había sucedido de manera bien detallada y daba a su ciación, una Spaltung con el resto de la psiquis, por detención de la circula-
emoción una expresión verbal. Un recuerdo desprovisto de carga afectiva ción de asociaciones. Para Breuer, este estado hipnoide es la condición de
es casi totalmente ineficaz.
9 la histeria. 1 2 Freud, que en los Estudios sobre la histeria se adhiere provi-
sionalmente a esta idea, la abandonará más tarde por superflua. Lo que
Es por otra parte inútil decidirse por la prevalencia del afecto o de la conservará es la idea de un grupo psíquico particular aislado del resto de la
representación. Cada uno llama al otro sin que sea posible adoptar una vida psíquica, del cual hará el núcleo del inconsciente. Si bien la opinión
decisión: de Breuer nos parece hoy inaceptable, hay que reconocer al menos que su
concepción prefigura lo que Freud no descubrirá sino algunos. años más
Existía toda una serie de. sensaciones y de representaciones paralelas. tarde: el papel de la fantasía y su conjunción 13 con el afecto, ya que éstos
Era tan pronto la sensación que sugería la idea, o tan pronto la idea que desencadenan el estado hipnoide. Por allí se descubre una solución de
por simbolización había creado la sensación, y había veces que uno 10 se cambio frente al abandono de la teoría traumática, sin que por lo tanto
preguntaba cuál de estos dos elementos era el elemento primario . . . deba ser eliminada la concepción del afecto restringido, porque la fantasía
puede por sí sola activar los contenidos del inconsciente - cuando no lo es
Entonces, si la psicoterapia de la histeria indica que los dos elementos el resultado- y aumentar así la carga del afecto que él intenta ligar por
se inducen mutuamente, ello muestra la necesidad de su copresencia en el otra parte por su constitución.
tratamiento que tiende a la solución del caso. Entre la Comunicación preliminar (1893) y la publicación de los Estu-
Es así como en una red indisociable se anudan el trauma, su recuerdo . dios sobre la histeria (1895), Fi.-eud publica en enero de 1894 su artículo
y las representaciones patógenas que de ali í derivan , el afecto no descarga- sobre las Psiconeurosis de defensa. Precisa allí mejor que nunca la noción
do, la verbalización acompañada de emoción. No se sabría en esta coyun- de quántum de afecto.
tura privilegiar el recuerdo o la representación patógena sobre el afecto, "En las funciones psíquicas, hay que diferenciar alguna cosa (quántum
porque la reaparición del afecto es la condición del éxito del método. Por de afecto, suma de excitación) que posee todas las propiedades de una
lo mismo, el lenguaje no debería ser atraído del de las representaciones, él cantidad - aun cuando no estamos en condiciones de medirla- alguna cosa
es a su vez modo de descarga , equivalente del acto. que puede ser aumentada, disminuida, desplazada, descargada y se extien-
· Se sabe que Breuer y Freud se separaron sobre la cuestión del estado de sobre trazos mnésicos de las representaciones un poco como una carga
hipnoide. 1 1 Para Breuer, el estado hipnoide, siguiendo sobre este punto a a la superficie del cuerpo." 14
P. J. Moebius, sería un estado autohipnoide , autoinducido, bajo la influen- Freud distingue entonces:
cia de una ensoñación diurna y de la aparición de un afecto. Un cierto 1) La cantidad medible "de derecho", o si no "de hecho";
vacío de la conciencia se produce, en el curso del cual una representación 2) La variación de esta cantidad;
se manifiesta sin ninguna resistencia. Este estado hipnoide éorta un grupo 3) El movimiento ligado a esta cantidad;
de representaciones, que pronto se liga a otros grupos de representaciones 4) La descaiga.
El mismo año, en una comunicación a Fliess (carta No. 18 del

9. Loe. cit., p. 4. Freud retoma la misma afirmación en la primera de las Cinq 12. Se notará sobre e5to el parentesco de las concepciones de Breuer y R. Ey,
lefons sur la psycanalyse (1909), cf. SE XI, 18 "Por un lado, se descubre que ningún para quien la existencia de una disolución anterior es la condición explicativa de la
resultado era obtenido por el recuerdo de una escena en presencia del médico, si por emergencia del inconsciente.
alguna razón el recuerdo se efectuaba sin ninguna producción de afecto. Así, lo que 13. Salteamos aquí la discusión del desencadenamiento del estado hipnoide
había sucedido a estos afectos, que podían ser considerados como cantidades despla- bajo la influencia única del estado de ensoñación o de emoción. Se podrá comparar la
zables, lo que fue considerado como el factor decisivo a la vez para la instalación de la concepción de Breuer sobre "el vacío de Ja conciencia" que acompaña al estado
enfermedad y de la cura". Notemos que aquí se agrega la noción de transferencia. La hipnoide y la concepción de Freud sobre las "ausencias" histéricas cuando en el curso
noción de defensa está estrechamente ligada al afecto. En el capítulo de la histeria de las Cinco lecciones sobre psicoanálisis está relatado en 1909 el período de colabo-
que trata de la psicoterapia de la histeria (1895) la defensa tiene por objeto la lucha ración entre Freud y Breuer (cf. SE, XI, p. 12-13). Queda claro que para Freud esta
contra la "aparición de afectos de vergüenza, de remordimiento, de sufrimiento" (p. :iusencia es el producto del deseo y no su condición. Ver aún sobre el término
ausencia la nota de agosto 1938 (SE, XXIII, 300).
216). 14. SE, III, 60, trad. Laplanche y Pontalis, Vocabulaire art. "Quantum d'
10. Etudes sur I'hystérie, p. 144. affect".
11. Cf. sobre esta cuestión, el artículo del Vocabulaire de Laplanche y Pontalis.
30 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD
31
2 l-V-1894), esta concepción se completa con la idea de un destino del afecto conversión se producirá. Entonces, doble transformación: del reflejo nor-
diferente según las entidades clínicas. mal al reflejo anormal y de éste a su conversión. Pero si el reflejo está tan
Consagrado a .este destino de la transformación por la conversión, es por-
Conozco tres mecanismos: 1o. El de la conversión de los afectos que su origen está ligado, según Freud, a la transformación. El afecto es él
(histeria de conversión); 2o. El del desplazamiento del afecto (obsesiones); mismo, en cierta medida, el producto de una "conversión a la inversa",
3o. El de la transformación del afecto (neurosis de angustia y melan- como lo atestigua el texto que sigue:
colía). 1 s
Todas estas invervaciones, todas estas sensaciones forman parte de la
Es así como a las concepciones precedentes se une por primera vez la 'expresión de los movimientos emocionales' como lo ha subrayado Darwin.
idea de la transfonnación en el sentido amplio. Transformación que cesa Consistiendo primitivamente en actos adecuados bien motivados, estos mo-
de ser la consecuencia de la histeria, pero que se revela en la obra en otras vimientos en nuestra época se encuentran generalmente tan debilitados que
psiconeurosis. Transformación donde se ilustra el afecto en relación con las su expresión verbal nos aparece como una traducción adornada, pero pare-
representaciones y del cual el destino .no es siempre forzadamente el de la ce que todo esto ha tenido antiguamente un sentido literal. Puede ser que
conversión. se tenga dificultad en decir que ella crea sensaciones semejantes por simbo-
Por otra parte en este año las exploraciones clínicas de Freud están lización ; puede ser que ella no ha tomado en absoluto el lenguaje usual por
muy avanzadas. El Manuscrito E (no fechado, pero que se sitúa alrededor modelo pero que ella haya bebido de la misma fuente que él. 1 6
de junio 1894), que trata del origen de la angustia, y el artículo la neuras-
tenia y la "neurosis de angustia": Sobre la justificación de separar de la La conversión histérica sería entonces un retorno a las fuentes del
neurastenia un cierto complejo de síntomas bajo el nombre de "neurosis afecto. Pero esto importa menos que la observación de Freud sobre la
de angustia" (1895), muestran que en ese momento la idea de transforma- simbolización. Así, si lo que dice Lacan es cierto, a saber que el histérico
ción entre las diversas formas de energía psíquica, sexual o psíquica domi- habla con su carne, nos parece aún más verdadero decir que el histérico se
na su pensamiento. No nos detendremos especialmente, reservándonos de sirve del lenguaje de la carne bebiendo de una fuente del cual uno y otro
volver sobre ello cuando abordemos más lejos y aparte la cuestión de la derivan. El discurso del histérico no tomaría entonces el modelo del len-
angustia. guaje para hablar, sino el lenguaje como síntoma que hunde sus raíces en
un fondo que le es común.
Nos parece, por otra parte, que si Freud ha sido tan sensible desde el
comienzo a esta noción de la cantidad en movimiento, que va a dominar
2. El manuscrito G
todo el Proyecto, no es solamente a causa de sus prejuicios fisicalistas. No
estaremos lejos de suponer que la noción de cantidad en movimiento
deriva de la observación de las transformaciones observables en el discurso Antes de comenzar el examen del Proyecto, quisiéramos llamar la atención
de los primeros sujetos a los cuales Freud aplica su método psicotera- sobre el Manuscrito G sobre la melancolía del 7-1-1895. Por dos razones:
péutico. la primera es porque trata de un asunto que toca de cerca el problema del
Vamos a volver a encontrar esta noción de transformación en la parte afecto, la segunda es porque comporta un esquema que debe constituir una
escrita en 1895 de Estudios sobre la histeria. En la conversión primero, teorización - puede ser la más avanzada hasta ese instante - que nos parece
bien entendido. Cuando el afecto ha debido descargarse por un reflejo no marcar un viraje.
precisamente normal, sino "anormal", es de éste reflejo anormal que la Después de haber trazado dos ejes, uno vertical, que constituye el
límite del yo, y que separa este último del mundo exterior; el otro hori-
15. SE, l, 188, trad. Laplanche y Pontalis, loe l'ft artículo "Affect". Se encon- z0ntal, que constituye el límite somatopsíquico y que separa en su mitad
trará en la continuación de la correspondencia con Fliess la vuelta de este tema de la inferior el soma y en su mitad superior la psiquis, Freud ubica allí unos
transformación de los afectos. Así, en el Manuscrito del 24-1-1985 sobre La paranoia, elementos y un circuito. ,
aporta un cuadro comparativo para la histeria, la neurosis obsesiva, la confusión
alucinatoria, la paranoia y la psicosis alucinatoria, distinguidas según la categoría del Los elementos son:
afecto, del contenido ideacional, de la alucinación y del resultado de la defensa (SE, o En el mundo exterior, un objeto;
1, 211-212). Un año después, en el Manuscrito K sobre Las psiconeurosis de defensa,
del 1-1-1896, describe a éstas como desviaciones patológicas de estados afectivos
normales, de conflicto (histeria), de autorreproches (neurosis obsesiva), de ¡nortifica-
ción (paranoia), de duelo (confusión alucinatoria aguda) (SE, 5, 220). 16. Etudes, p. 145.
EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 33
32

o En el ~uadrante que está fuera del yo y en el soma, una figura de haber efectuado una vuelta alrededor del órgano terminal donde tiene
llamada objeto sexual en posición favorable; lugar una acción refleja, se continúa hacia la parte psíquica del yo, en vías
o En el cuadrante que corresponde a la parte somática del yo, un de conducción de las sensaciones voluptuosas, que se termina en el grupo
órgano terminal, una fuente somática y un centro espinal; psíquico sexual cargándolo "G. Ps. s.". Pero desde el órgano terminal dos
o En el cuadrante que corresponde a la parte psíquica del yo, un otras vías paralelas se constituyen: una, que parte del órgano terminal
conglomerado de elementos llamado grupo psíquico sexual. (después del pasaje por el centro espinal), es la de la tensión sexual que se
El circuito es el siguiente: termina en la red del grupo psíquico sexual; otra, más compleja, corre a los
Sea entonces un objeto (Ll) en el mundo exterior. Luego de una costados de las precedentes, liga el Ps. s. con el objeto sexual 1 7 y con el
reacción, aquél penetra en el cuerpo del sujeto. Freud lo nombra entonces · órgano terminal contribuyendo a la respuesta de la acción refleja a ese
objeto sexual en posición favorable; la continuación del circuito al pene- nivel, amalgamando sus efectos en este punto a las influencias ejercidas de
trar en la parte somática del yo provoca una sensación. El circuito, luego su relación con la fuente somática sexual. Finalmente, del grupo psíquico
sexual parte una vía hacia el objeto que es la de la acción específica que
Lfm/IB
del yo
tiende a la posesión del objeto y a la descarga energética.
Este esquema concierne a la sexualidad femenina. Cualesquiera que
Grupo
psíquico
fueran sus aspectos oscuros; lo importante para nosotros es destacar la
---- - - ;:: --- MUNDO existencia de las tres vías sexuales.
EXTERIOR
La primera, llamada tensión sexual, es puramente orgánica y sexual.
/-
Acci;p;apec{fica
-1A Objeto
sexual
La segunda es portadora de cierta gama afectiva, vía de conducción de las
sensaciones voluptuosas (placer), y se termina en el seno del grupo psíqui-
co sexual Esta vía es psíquica y sexual, pues ella forma parte del circuito
que engloba el objeto y contorna el órgano terminal sin ser salida. Final-
mente, la tercera vía es la más interesante. La acción de los educadores
tiene por resultado cambiar los estímulos somáticosexuales en estímulos

-§ psíquicos que van a influenciar al grupo psíquico sexual, pero llevan su ac-
·~
~
'0.1
ción más allá sobre el objeto. 1 ~ Esta vúi, privada por la educación de su
"' aportación energética de sexualidad directa y cruda, solicita en contrapar-
~
~ tÚla, de la parte del objeto, por una actitud de seducción y de atracción, el
:
\i' complemento necesario para que la descarga del acto específico pueda
intervenir. Ella es, entonces, y por inhibición de objetivo, seducción y
- -l.+-- - - - --1-- - - - - - - - ---l-f- -LlmifB atracción. Es así como el objeto sexual del otro funciona como fuente de
somolopSi'QU"k:ó -
remplazo de la extinción energética debida a la educación (represión). La
tensión está entonces mantenida a un nivel bajo y la libido se ve privada de
la fuerza necesaria para el cumplimiento, por el sujeto mismo, del acto
17. Esta vía, por la inhibici6n educativa de la sexualidad, va delante del objeto a
buscar provisiones energéticas para estimular el despertar sexual (actividad de reduc-
ción) o inhibirla, ejerciendo su papel en la acción refleja. Va entonces, parece, en los
dos sentidos.
18. Debemos destacar sobre este tema un diferencia entre la interpretación de
-5 Strachey y la nuestra. Strachey no conoce sino el grupo psíquico sexual (Ps. s. sobre
:\ ~I , ,
1 ' ....... _ ...
el manuscrito) e ignora la existencia de un grupo psíquico. Para nosotros, hay que
distinguir el grupo psíquico del precedente en tanto que resulta de la educación y de
la transformación de los estímulos somáticos sexuales en estímulos psíquicos que
' .... s.s. cambian la sexualidad en deseo. Hay allí una intuición primera de la represión.
Dejamos de lado ahora la distinción entre represión y supresión, para insistir sólo
sobre la diferencia entre las tres vías y los dos grupos.
34 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD
35
específico. Sin embaxgo, éste se cumple por vía del Otro. Pero basta con un gigantesco esfuerzo de recuperación teórica y el fundamento de la
que el objeto esté perdido para que todo el sistema se encuentre desequi- mayoría de las hipótesis futuras que Freud explotará extendiéndolas a lo
librado, pues esta pérdida objetal entraña por vía de consecuencia una largo de más de veinte años, distribuyendo de a poco lo que aquí dio de
pérdida energética libidinal. una vez. Relación de la cantidad a la calidad, distinción de la energía libre
Freud construyó este esquema para explicar las relaciones de la frigi- y energía ligada, hipótesis económica, priméros modelos de la experiencia
dez y de la melancolía, porque desde 1895, descubre ya que "el afecto que de satisfacción y de la experiencia del dolor, bosquejo del yo y relación del
corresponde a la melancolía es el del duelo, vale decir, el lamento amargo yo y del objeto, papel de la simbolización, definición del proceso primario,
del objeto perdido. Podría tratarse de una pérdida, de una pérdida en el teoría del pensamiento y de sus relaciones con el lenguaje y con la concien-
dominio de las necesidades pulsionales". 1 9 cia donde se manifiesta el papel perturban te del afecto; todos estos funda-
La situación del afecto en este esquema es entonces múltiple. En el mentos metapsicológicos tienen la inmensa ventaja de ser el objeto de una
estado normal, está repartido entre la vía de conducción de las sensaciones articulación. Articulación desajustada sin duda, donde hay "juego" en más
voluptuosas (placer) y la vía de las sensaciones sexuales somáticas modifi- de un punto, pero articulación primordial.
cadas por la educación (disgusto, defensa). En el estado patológico, es la Reagruparemos bajo tres rúbricas la contribución del proyecto al pro-
consecuencia de la pérdida objetal y energética (duelo). blema del afecto: '
Lo que nos parece importante es la distinción entre vías orgánicas, que A) El afecto en la experiencia de satisfacción, del dolor y de los
le restan, aquellas que son psicosexuales y aquellas que se transforman por estados de deseo;
educación (represión}. El afecto pertenece a las dos últimas y es de natura- B) El papel del yo en la inhibición y en el gobierno de los afectos;
leza psíquica y psicosexual. C) Los trastornos del pensamiento provocados por los afectos.
Nos parece que se debe subrayar esta heterogeneidad de los compo-
nentes de la libido y esta variación de su destino para comprender las A) Experiencia de la satisfacción, del dolor y de los estados de deseo.
relaciones entre el afecto y las esferas corporal y psíquica. El orden ael Antes de hablar de las experiencias de la satisfacción, del dolor y de los
afecto no es el de la tensión psíquica sexual, aunque se apoye sobre ella. estados de deseo, es importante recordar que la noción de cantidad y el
Encontramos aquí la importancia de la noción apoyo, puesta en claro por principio de inercia (tendencia del aparato psíquico a la disminución de
Laplanche y Pontalis. Pero depende igualmente de las fuerzas psíquicas tensiones a nivel de cero) son supuestos fundamentales. La aspiración a la
que obstaculizan la expresión inmediata del instinto donde se encuentra el descarga es lo primero, la retención de una cierta cantidad es necesaria para
papel de la defensa, que tiene por efecto invertir el afecto de placer en las leyes de la vida.
disgusto. El afecto está entonces tanto entre soma y psiquis, como entre el a) Experiencia de la satisfacción. En la experiencia de la satisfacción,
yunque y el martillo. primer modelo del deseo, el aumento de la tensión intensa provocada por
Finalmente, este esquema nos parece prefigurar el modelo del instinto 111 necesidad determina una modificación interna de este estado de cosas.
con su fuente (sexual somática), su objeto (en el mundo exterior}, su 1\n primer lugar interviene una tentativa de descarga interna y externa, por
impulso (aquí dividido en sus componentes), su finalidad (la acción especí- 111anifestaciones emotivas y gritos. Pero esta descarga es inoperante, pues la
fica) y para terminar, su circuito. Nifuación necesita de modificación externa para que la modificación inter-
na se produzca: la acción específica susceptible de apaciguar la necesidad
3. "Proyecto de una psicología para neurólogos" (l 895). por la satisfacción (aportada por el objeto exterior). "De esta manera esta
v(a de descarga adquiere una función secundaria de la más alta importan-
El interés del Proyecto para un estudio del afecto va más allá de las ' l'ia , la de la comunicación y la impotencia original del ser humano es la
referencias directas hechas a esta noción. Ellas son de por sí bastante l11cnte primera de todos los motivos morales." 20 No es exagerado insistir
instructivas. Pero quien desea darse al esfuerzo de penetrar en esta fronda ohrc este vínculo primero entre la descarga por la emotividad y la motri-
inextricable (y que comporta más de una contradicción insoluble}, el resul- rldad y la función de comunicación de la cual surgirá el lenguaje. Mejor
ado de la investigación paga con creces el esfuerzo. Y que no se extraigan l11d :1v ía, la satisfacción estará en adelante puesta en relación con la imagen
argumentos de la oposición de Freud a su publicación. Allí encontramos 1
dt I objeto que ha provisto y la imagen motriz del movimiento reflejo que

19. SE, I, 200. 20. SE, 1, 318.


EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 31
36

ha permitido la descarga. Nuevamente puesta en relación entre percepción de la imagen mnésica del objeto hostil, es decir representando de más en
del objeto y la descarga interna (por su huella en la imagen motriz). Ima- más el papel de señales, que desencadenan operaciones defensivas más
gen motriz y afecto están, por consiguiente, ligados. Es así como el afecto y más importantes.
está ligado por una parte a la función de comunicación, ergo del lenguaje; Nos hemos detenido aquí sobre la experiencia del dolor porque ella
por otra parte a la experiencia corporal por la imagen motriz de la des~ remite al modelo del afecto de manera más explícita que la experiencia de
carga. la satisfacción. Pues si bien es cierto que ésta se acompaña de afecto
A continuación, para impedir que la reacción producida por una carga (descarga por la emotividad y la motricidad), las huellas de la experiencia
muy intensa (alucinatoria) del objeto ausente ne conduzca a la decepción del dolor hacen explícitamente referencia a una descarga interna y secreto-
renovada por imposibilidad de distinguir entre alucinación de objeto y per- ria.22 El modelo del afecto es más a menudo invocado bajo las experien-
cepción de objeto, una inhibición llegada del yo controla esta carga y da cias del displacer, de dolor, de angustia que para los estados de placer.
un criterio de la presencia real del objeto en la percepción. c) Estados de deseo. Las huellas de las experiencias de dolor y de
b) Experiencia del dolor. El dolor está ligado a la irrupción de grandes satisfacción son las de los afectos y de los estados de deseo. No hay que
cantidades de excitación en el aparato psíquico, habiendo penetrado por comprender por esto que los dos coexistan en cada experiencia, sino que el
una solución de continuidad producida por fractura en el sistema de estado de deseo está ligado a la experiencia de satisfacción y el afecto a la
protección. La irrupción de esta cantidad excesiva provoca una elevación experiencia de dolor (en tanto que huellas). El deseo como el afecto,
de intensidad del nivel de carga, una tendencia a la descarga para suprimii' tienen en común una elevación de tensión, pero por mecanismos diferen-
esta cantidad en exceso y una carga de la imagen del objeto que ha provo- tes. En el prinier caso, ésta es producida por una sumación que conduce a
cado el dolor, con vinculación entre estos dos últimos. Hay, sin embargo, la carga alucinatoria del objeto (la futura realización alucinatoria del
que agregar que esta cantidad externa que hace fractura se acompaña de deseo), mientras que en la segunda ésta es producida por descarga brusca.
una calidad particular. En cuanto se da una nueva carga de la imagen1 Es así como se puede decir, en un amplio sentido, que el deseo es
mnésica del objeto hostil, se produce un estado análogo pero atenuado.2 afecto en la medida que comporta· un estado afectivo en el ser,tido que se
Lo. que se produce, por lo tanto, no es dolor, sino cierta cosa parecida al da en el lenguaje corriente. Pero de hecho sólo es la descarga interna,
dolor (el displacer), y la carga está, entonces, descargada (en virtud de la endógena y secretoria ligada a la imagen mnésica del objeto hostil la que
vinculación citada) en el interior del cuerpo. Freud hace aquí intervenir merece este nombre. 2 3 Se agrega aquí una dimensión de violencia en la
una categoría especial de neuronas secretorias, equivalentes a la descarga reacción y de participación corporal intensa que le confiere esta especifici-
interna de las neuronas motoras para la descarga externa. Ulteriormente las dad. Hay aun que subrayar que el afecto es generado en el curso de la
huellas de la experiencia del dolor entrañan cargas, de más en más débiles, repetición de la experiencia orgánica del dolor. Es justamente esta calidad
reproductiva que le confiere su dimensión propiamente psíquica. Por otra
21. Laplanche y Pontalis, en el artículo "Defensa" de su Vocabulaire, discuten parte, se debe remarcar cuánto está subrayada la estrechez de vínculos
esta experiencia del dolor. Les parece contradictoria con la hipótesis de un aparato
neurónico que tiende a la disminución y la eliminación de las tensiones, que proceda entre el afecto y la defensa que él moviliza. Esta conduce a un entrena-
por repeticiones en la carga alucinatoria de la imagen mnésica del objeto hostil que miento más y más avanzado del aparato psíquico ante la evocación del
constituye un aumento de la carga al despertar el recuerdo de la experiencia del afecto, en tanto que señal movilizada por las cargas más y más discretas de
dolor. Pero se puede suponer que la carga de la imagen mnésica del objeto hostil es la imagen mnésica del ol;>jeto hostil.
despertada cuando se vive una experiencia de necesidad no satisfecha demasiado
prolongada, como reaparición de la experiencia de dolor. Se puede así imaginar que B) El papel del yo en la inhibición y el gobierno de los afectos. La re-
dada la frecuentación establecida entre esta imagen y la tendencia a la descarga, tal
carga juega un papel de una señal que ayuda a la provocación de esta descarga, único petición de las imágenes mnésicas cargadas de afecto les hace perder pro-
medio de liquidar la cantidad acumulada de exceso, en ausencia de toda satisfacción gresivamente su calidad afectiva. El tiempo y la repetición no están para
luego de un tiempo prolongado. No se ve como tal cantidad podría ser liquidada, nada en su dominio. Estos tendrían más bien tendencia a reforzarla.
pero si bien es exacto que Freud es sobre este punto menos explícito y más oscuro, ()uc se trate de la carga alucinatoria del estado de deseo o de la facilitación
no se puede dejar de pensar que, en un contexto teórico kleiniano, este objeto hostil
es un precursor del objeto malo. Finalmente, es necesario remarcar que en el pará-
grafo siguiente el estado del deseo (carga alucinatoria del objeto de Ja satisfacción)
comporta una elevación de Q71 en el sistema psíquico por sumaciones. Esta elevación 22. Los estímulos endógenos son asimilados a productos químicos (SE, I, 320).
de cantidad no es contraria a la hipótesis del aparato neurónico en Ja medida en que 23. Es probablemente para superar esta discordancia que Laplanche y Pontalis
esta elevación de cantidad tiene por objetivo aportar (por un simulacro, es cierto) el proponen una tesis que subraya el carácter traumático de toda manifestación pulsio-
1111 1 preferentemente a la satisfacción o insatisfacción que le siguen.
apaciguamiento de la tensión.
EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 39
38

a la descarga de displacer de la carga de la experiencia del dolor, solamente En el origen, una carga perceptiva, heredera de una experiencia de
dolor, descargó displacer; la carga fue intensificada por Qr¡ descargada y
una acción de ligazón llegada del yo puede allí detenerlas.
continuó intentando descargarse a lo largo de vías de pasaje que fueron en
Es plausible suponer que esta capacidad de alucinar tanto como la parte pretrazadas. Después que un yo cargado se haya formado, 'la aten-
capacidad a ser cargado de afecto son índices de que la carga del yo no ha ción' alas cargas perceptivas se desarrolla de la manera conocida y la
podido todavía adquirir influencia sobre los recuerdos, es decir, que las atención sigue el pasaje de la cantidad de percepción con las cargas latera-
vías primarias de la descarga y que el proceso primario son predominantes les. Por este medio, la descarga de displacer ha sido cuantitativamente
en él.
24 restringida y su comienzo fue precisamente una señal para el yo de volver a
poner en marcha una defensa normal; esto impidió las experiencias nuevas
Dos grandes direcciones de la actividad del yo están así trazadas: de dolor con su facilitación de desenvolverse sin trabas. Sin embargo,
relaciones con la realidad (inhibición de la capacidad a alucinar, para per- mientras más fuerte era la descarga de displacer, más difícil era la tarea
mitir la distinción entre alucinación y percepción), actividad defensiva para el yo, que por sus cargas laterales, no puede después de todo sino
(prevensión de la descarga contra el displacer por la constitución de una proveer un contrapeso a la Qr¡ hasta un cierto límite y es así consagrada a 1
permitir un pasaje primario a producirse. Por otra parte, mientras más
defensa y de la represión). grande es la cantidad que intenta efectuar un pasaje, más difícil e~ para el
yo la actividad de pensamiento que, como tiende a mostrarlo, consiste en
C) Los trastornos del pensamiento provocados por afectos. Dos condi- el desplazamiento experimental de pequeñas Qr¡- 2 6
ciones son determinantes; según Freud, para perturbar un proceso psíquico
normal: que la descarga sexual esté ligada a un recuerdo más que a La perturbación interviene asimismo cuando en lugar de la percepción
una experiencia y que esta descarga haya tenido lugar muy precozmente o surge un recuerdo. Los numerosos ejemplos de los Estudios están aquí
de manera prematura. Cuando existe una sumación entre las causas, se suplantados por el caso Emma del célebre proton pseudos, que aporta una
asiste a una producción de afecto. Volvemos a encontrar las ideas expre- ilustración de lo precedente y que merecería, por sobre todo un estudio.
sadas en los Estudios de la histeria. Cantidad y calidad en el Proyecto. - El problema del afecto está tan
Toda producción de afecto molesta el curso normal del pensamiento estrechamente ligado a las relaciones entre la cantidad (quántum de afec-
por olvido de asociaciones, disminución del poder de selección y de lógica, to), y la calidad (aspecto subjetivo) que hay que considerar ese punto antes
y por utilización de vías abandonadas, en particular aquellas que conducen de dejar el Proyecto.
a la descarga. Este ensayo está dominado por la tentativa de solucionar su oposición
"En conclusión, el proceso afectivo se aproxima al proceso primario
procurando llevar, en la medida de lo posible, los prnblemas cualitativos a
no inhibido." 2 5 las vicisitudes de la cantidad. 2 7 El objetivo confesado del Proyecto es
Aquí está retomada la idea de lo que se podría llamar el apoyo entre
considerar los procesos psíquicos como estados cuantitativamente de-
la idea (o representación) y el afecto: la descarga de afecto intensa por la
terminados de partículas materiales. La toma en consideración de la cali-
idea desencadenante. El papel del yo será el de evitar los procesos afectivos dad está allí subordinada. Pero ¿qué es esta misteriosa Q? 28 Q existe bajo
ulteriores y de reducir la facilitación de las antiguas vías hacia la descarga, dos formas. Por una parte, existe como estado dinámico, flujo o corriente
ésta siendo perturbadora en las actividades del pensamiento por la intensi-
dad de cantidades que moviliza. El yo inhibe, entonces, el proceso prima-
rio con la ayuda de la atención que lo despierta a las señales y le permite 26. SE, 1, 358. Este pasaje que resume el conjunto de las afirmaciones sobre la
experiencia de dolor, muestra la relatividad del funcionamiento del dispositivo, te-
poner en marcha una defensa.
niendo en cuenta la cantidad. Pasado cierto umbral, la descarga es ineluctable, sobre-
pasando las capacidades del yo. Su consecuencia es la perturbación patógena del
pensamiento.
27. Esta posición será mantenida más tarde. En Pulsión et destin de pulsions
(los instintos y sus destinos) se encuentra la idea según la cual no existen diferencias
24. SE, 1, 381. Es necesario remarcar que las dos circunstancias por las cuales el ualitativas entre las diversas pulsiones: "Nos basta, antes bien, admitir simplemente
progreso primario es interrumpido por razones cuantitativas son la experiencia del que las pulsiones son todas parecidas cualitativameqte y deben su afecto únicamente a
color (Q exógena) y el afecto (Q endógena, descargada por facilitación) (SE, 1, 335). las cantidades de excitación que llevan y también a ciertas funciones de esta canti-
25. SE, 1, 357. Esta afirmación es contradictoria con la de SE, 1, 335, donde el dad". Métapsychologie, trad. Laplanche y Pontalis, ed. Gallimard, p. 20.
afecto es considerado como una causa de integración del proceso primario. Sin duda 28. Véase sobre esta cuestión elAppendix C, de Strachey al Proyecto, SE, 1, del
hay que hacer intervenir cuestiones de umbral Y,de intensidad para conciliadas. que somos deudores por la redacción de este pasaje.
40 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 41

que pasa de una neurona a otra entre las cargas. Q es, entonces, lo que dis- Si una descarga estaba ligada al pasaje de la Q71 (en más de una simple
tingue la actividad del reposo y está sometida a las leyes generales del circulación) así como todo movimiento, ella (la descarga) aportaría una
movimiento. Por otra parte, Q existe en estado estático cuando carga las información sobre el movimiento, En último caso, los signos de calidad en
sí no son sino informaciones de descarga (de qué tipo, lo aprenderemos
neuronas de una cierta fracción de ella misma: es la carga. 2 9 En cuanto a más tarde). 34
la naturaleza de Q, no está precisada y queda enigmática, ya que en ningu-
na parte Freud ha dicho que se trata de una energía psíquica. Parece más Esta aclaración es importante para el afecto, aunque no sea el tema en
probable que ella sea una energía indiferenciada que carga muchos sistemas consideración aquí. Porque Freud insistirá mucho, en las definiciones que
entre ellos el sistema t/I. dará, sobre el sentimiento de una modificación que da la impresión de un
1 Las propiedades de Q derivan de la hipótesis formulada por Freud en movimiento interno. Esta conciencia de un movimiento dirigido hacia el
1894 en su artículo sobre las Psiconeurosis de defensa. 3 ° Frente a la cuerpo, que comporta una descarga, está acompañada de la calidad especí-
cantidad, Freud se debate mucho más incómodamente con el problema de fica del afecto. 3 5 La atención no se dirige por lo tanto únicamente sobre
la calidad. los signos de calidad que pertenecen a las propiedades externas del objeto,
Freud se encuentra obligado, en el curso de la redacción del.Proyecto, sino sobre la percepción del proceso interno de pasaje de una 0 71 •
a considerar junto al sistema l{! (las cantidades exógenas y físicas) y ¡jJ (las En todo esto no se hace alusión al sistema w. Es imposible, por lo
cantidades internas y psíquicas), un tercer sistema w end rgado específica- tanto decir, si es él quien aporta ·esta percepción del movimiento que
mente de la calidad. El está ligado a la percepción - las neuronas w son traduce el pasaje de la Q en el momento de la descarga que él entraña. Pero
excitadas durante la percepción; la descarga de esta excitación da la lo que es seguro es que Freud va a reducir considerablemente su papel.
calidad a la conciencia. Pero la calidad no aparece sino ahí donde las Q Tan pronto como el Proyecto estuvo terminado y comunicado a
habrán sido previamente reducidas. 3 1 Se asiste entonces a la transforma- Fliess, Freud le escribió a este último para hacer una rectificación, que a
ción de una cantidad externa en calidad (lf! en w). La receptividad adqui- decir verdad, implicaría una reinterpretación total del texto. Él precisa allí
rida de tal sistema exige una permeabilidad completa y una ausencia de que el sistema w, lejos de transmitir la calidad de las percepciones surgidas
orientación o de modificación por la excitación. El estado consciente re- de l{J , no transfiere ni cantidad, ni calidad, sino que se limita a excitar, es
presenta el lado subjetivo de los procesos físicos . La prueba más neta del decir, que indica la vía a seguir. Resulta una consecuencia importante :
ensayo de reducción de la calidad a la cantidad puede ser destacada en la puesto que w no transmite una calidad de ¡jJ, los procesos inconscientes
afirmación de Freud según la cual, la tendencia a evitar el displacer tiende quedarán inconscientes. No adquirirán sino una "conciencia secundaria y
a confundirse con la tendencia primaria a la inercia, lo que implica para él artificial ligándose a procesos de descarga y de percepción (asociaciones
una comunicación entre w y ¡jJ •3 2 verbales)". 36
Los signos (o índices) de calidad sobrevienen sólo en el momento de Es así como Freud busca liberarse del aspecto cualitativo de los fenó-
las percepciones. Se trata entonces de obtener una percepción del pasaje menos psíquicos. Esta insistencia, por no decir obstinación, puede expli-
de la Q r¡- 33 carse por dos razones. La primera se debe ligar a su ambición científica de
29. Está claro que los diferentes estados de Q sugieren ya las formulaciones
describir los procesos psíquicos con la objetividad de las ciencias naturales,
ulteriores que conciernen a Ja energía libre y a Ja energía ligada a Jos procesos por lo tanto, de reducir la parte subjetiva a lo estrictamente mínimo. La
primarios y secundarios, y que su relación es cercana al futuro punto de vista eco- segunda es desolidarizar actividad psíquica y actividad consciente, ésta
nómico. implicando forzosamente la intervención de la calidad subjetiva.
30. SE, III, 60.
31. Se encuentra aquí el precursor de para-excitaciones (protector contra las
excitaciones). primeros son factores engañosos que pueden llevar a confundir los objetos de la
32. Es necesario recordar que l/J recibe a la vez las cargas transformadas de <P y sa tisfacción y los que le son análogos.
las cargas de las vías de "conducción endógena" : percepción y representación. 34. SE, 1, 364.
33. La cuestión de Ja calidad es mucho más confusa que la de la cantidad en el 35. Se puede recordar que en la prueba de satisfacción se produce una inerva-
Proyecto, lo que no es decir poco. Hay que distinguir: ción de la imagen motora de los movimientos ejecutados por el cuerpo, que ayudan a
o La calidad ligada a la percepción externa, la conciencia del cuerpo. "Se puede decir que la percepción de un objeto corresponde
o La calidad ligada a la representación: carga alucinatoria del afecto, al objeto nuclear más una imagen motora. Siempre conservando w, se limita asimismo
o La calidad ligada al afecto, los movimientos, es decir que. se le inverva su propia imagen motora hasta el punto de
o La calidad ligada a los procesos, cf. más lejos. re producir realmente el movimiento." (p. 350 de la edición francesa).
Hay que distinguir todavía los indices de calidad y la conciencia de calidad. Los 36. Carta No. 39, SE, l, 389.
42 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 43
...
Será necesario esperar hasta 1924 (El problema económico del maso- mento, Freud no es más que Freud. Pero La interpretación de los sueños
quismo) para ver cómo Freud pone en cuestión la relación cuantitatin- resume y supera los ensayos anteriores y se presenta como el fruto de una
cualitativa del principio placer-displacer. Hasta entonces, el displacer era teoría coherente y lograda. De donde nace el interés de situar en este
puesto en relación con la tensión (es decir con el aumento de una cantidad conjunto monumental, el lugar del afecto.
psíquica de excitación interna) y el placer con un relajamiento de la ten- Pero otro interés se nos ofrece al confrontar el afecto con el sueño: el
si.ón. En este momento, Freud está obligado a admitir la independencia de permitirnos ver a qué tratamiento será sometido sobre esta otra escena
relativa de la cantidad y de la calidad. del inconsciente.
Distinguir el papel de la cantidad del de la calidad deja sin embargo
ciertos enigmas en suspenso, tal es el fenómeno de la inversión de la A) Afecto y contenido representativo en el sueño y las psiconeurosis. Se
calidad (transformación del placer en displacer por represión). Y no se sabe qué partido se ha sacado de las formulaciones de Freud sobre el
podría negar el factor económico en la evaluación del retorno de lo repri- inconsciente (y sobre todo a partir de las investigaciones hechas sobre la vía
mido, o de las formaciones de compromiso, de los síntomas, etc. real que hacia allí lleva) para defender una teoría estructural. Ésta, apoyán-
En suma, si no se tiene el derecho de reducir la calidad en cantidad, no dose sobre el trabajo que toca a las representaciones, se funda sobre el
se puede pretender una independencia total de la una para con la otra. reparaje de los grandes ejes formalizadores del lenguaje. De los afectos en
Notemos sin embargo, que la calidad está casi siempre ligada en Freud el sueño, título por tanto de un subcapítulo del capítulo sobre el trabajo
a un proceso de descarga por una sobrecarga o por la llegada a un umbral del sueño, no se trata en estas teorizaciones. Y por lo tanto Freud escribe
que sobrepasa las posibilidades de contención. allí: "Es más bien por su fondo afectivo que por su contenido representa-
Es así como los procesos de pensamiento adquieren la calidad de la con- tivo que el sueño se nos impone como experiencia psicológica." 38 Imposi-
ciencia por las asociaciones verbales que concretizan, por la vía del lenguaje, ble de rechazar al despertar el afecto del sueño en lo absurdo, como se está
las relaciones abstractas. El lenguaje transforma los procesos de pensamien- tentado de hacer por los contenidos. El sueño nos hace asistir a una extra-
to en percepción. En cuanto al afecto, la conciencia que le es atribuida es ña discordancia entre el contenido representativo y el estado afectivo que
contemporánea de la descarga que involucra en el cuerpo. Por debajo de le correspondería en el estado de vigilia. Un examen de las relaciones entre
este umbral, el afecto puede pasar desapercibido para la conciencia. el contenido manifiesto y contenido latente nos obliga a dar razón al
Henos, entonces, en los dos extremos del aparato psíquico, en el afecto:
inconsciente del pensamiento y en el inconsciente del cuerpo; entre ambos
la representación de la palabra y el afecto presentan a la conciencia lo que El análisis nos enseña, en efecto, que los contenidos representativos
han sufrido des¡Iazamientos y sustituciones, mientras que los afectos no
pasa fuera de su campo; entre ellos dos se sostiene, como en el corazón del
han cambiado. 3
inconsciente, el complejo formado por la representación de cosa y quán-
tum de afecto.
En el sueño como en las psiconeurosis, las simulaciones, las deforma-
ciones, se dan sobre los contenidos representativos. La censura que se
4. "La interpretación de los sueños" (1899-1900)
ejerce sobre éstos, atenta contra los afectos "que constituyen la parte
re sistente que sola puede indicarnos cómo hay que completar el conjun-
Se le reconoce a La interpretación de los sueños ser la obra de Freud por la
to". Pero si ciertas semejanzas las unen, como se puede comprobar, algunas
cual éste manifiesta lo más claramente la "ruptura epistemológica" 3 7 de su
diferencias las separan desde el punto de vista del afecto. En las psiconeu-
pensamiento en relación a sus vínculos anteriores. Habiendo superado los
rosis "el afecto tiene siempre razón" 40 en la discordancia que lo une a un
tanteos clínicos del comienzo de su práctica del tratamiento de las psico-
contenido. El afecto no engaña como los contenidos. Pero puede verse, a la
neurosis, y habiendo terminado con los compromisos teóricos impuestos
inversa de lo que se da para el sueño, aun conservando su cualidad, intensi-
por la colaboración con Breuer, curado de su fascinación por Charcot,
dando la espalda a su pasado de biologista de la escuela de Bruecke, del
cual el Proyecto (dirigido a este otro biologista que era Fliess) es el testa-
38. l. 'interprhation des n;ves, trad. Meycrson revisada por D. Berger. Presses
a
37. Sobre esto cf. nuestro trabajo: "De l'Esquisse l'lnterprétation de ré ves: Un iversitaires de France, 196 7. cap. VI. § VIII, p. 392.
39. Loe. cit., p. 392, subrayado por Freud.
coupurt' et clóture", Nouvelle Revue df' Psychanalyse. Gallimard, 1972, No. 5, pp.
155-180. 40. Loe. cit., p. 393.
44 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 45

ficado "por desplazamiento de la. atención neurótica". En el sueño, por el pensamientos del sueño; pero a la inversa, no es verdad. El sueño opera
contrario, la conservación de la cualidad se acompaña de una disminución, entonces un trabajo reductor sobre el afecto. Este es el caso típico de la
de una inhibición afectiva. Es lo que muestran las diversas transformacio- supresión de los afectos en el sueño, tema que examinaremos más adelante.
nes en el sueño. Se podría sugerir una comparación entre esta reducción d1e los afectos y la
condensación de los pensamientos del sueño, del cual el sueño es el resul-
B) Los sueños bajo la dominación de un afecto. Antes de volver a las tado. Freud lo denomina también compresión.
transformaciones del afecto en el sueño, tendríamos que considerar los d) Transformación de afecto en su contrario. Resultado de la censura,
casos donde el que sueña está bajo la influencia de un estado afectivo que como si el mecanismo precedente no fuera suficiente. Sentimientos prohi-
determina el sueño. Este estado afectivo puede tener dos fuentes, psicoló- bidos son remplazados por su opuesto (hostilidad-amistad). Sueñds de
gica u orgánica. En el primer caso, encuentra su raíz en los pensamientos deseo se transforman en sueños de castigos (sueños hipócritas). Freud
de la víspera, en el segundo en un estado somático. En el primer caso, el señala que esta transformación puede no operarse en el seno del sueño
contenido representativo de estos pensamientos inducirá el estado afectivo, mismo, pero ser ya encontrada lista en los pensamientos de la víspera.
en el segundo, el contenido representativo será inducido por el estado e) Reforzamiento del afecto del sueño en relación al afecto de los
afectivo, el mismo ligado al estado orgánico. Encontramos aquí la situa- pensamientos del sueño, afectos permitidos que suplantan la expresión de
ción mediadora del estado afectivo: producto activo de la causa psicológi- afectos prohibidos. Cuando un afecto en el sueño parece corresponder al
ca, reflejo pasivo de la causa orgánica. Pero sobre la escena del sueño, este afe cto de los pensamientos del sueño, no hay que aceptar su expresión
origen bicéfalo pierde toda especificidad para subordinarse a la realización como tal en el sueño. En este caso, una colaboración es prestada al afecto
del deseo. El sueño no puede pedir prestado su fuerza sino al deseo. Aun si del sueño por los afectos no prohibidos, de igual naturaleza, que enmasca-
se trata de afectos penosos, éstos no vienen sino a despertar vigorosos ran los afectos prohibidos, a menudo relacionados con contenidos prohi-
deseos llamados a realizarse en el sueño. 4 1 bidos.
Estas consideraciones hacen al problema de la pesadilla, sueño afectivo Este conjunto de transformaciones: supresión, desplazamiento, sus-
por excelencia, sueño cargado de angustia, que rebasa el problema del tracción (empobrecimiento), inversión y reforzamiento por otra fuente
sueño4 2 pero toca a la psicología de las neurosis. La preminencia de la afectiva, pide aclaraciones. Aparentemente hay contradicción entre la
realización del deseo (y este deseo puede ser un deseo de castigo) domina hipótesis del estado inmodificable del afecto y sus transformaciones. Cier-
el sueño. En todo estado de causa, no se trata de afectos al estado bruto, to, el afecto, dice Freud, es incambiable en su calidad, pero disminuido,
sino de afectos ligados a los contenidos representativos en la perspectiva de inhibido. Esta afirmación encuadra bien con ciertas transformaciones
la realización del deseo y sometido al trabajo del sueño. como la supresión, la sustracción, que parecen ser las consecuencias direc-
tas de una disminución cuantitativa. Pero cómo aplicarla al reforzamiento
C) Transformaciones de los afectos en el sueño del afecto por una segunda fuente de igual naturaleza o todavía el despla-
a) Desaparición de los afectos en el sueño. Un contenido representati- zamiento y la transformación en su contrario, que son mecanismos que se
vo puede estar totalmente privado del afecto que le corresponde en el ven actuar sobre los contenidos representativos y del cual el valor de
estado de vigilia. Una representación angustiante se acompaña de indife- modificación no es menor. Hablando rigurosamente, la hipótesis de Freud
rencia. no resiste al examen. Pero lo que hay que tener en vista es la finalidad de
b) Transferencia del afecto lejos de su representante en otra parte del todos estos mecanismos. Si ciertos procedimientos son utilizados de tal
sueño. forma que superan la simple reducción, es que ésta es insuficiente. No se
c) Empobrecimiento del afecto de los pensamientos del sueño en el está bastante al amparo al atenuar sentimientos hostiles, si se miden los
sueño. Cuando un afecto está presente en el sueño, se le encuentra en los términos de su lenguaje en su misma expresión, mientras que un gesto o
una actitud pueden traicionar el sentimiento embozado; hay entonces que
tornar el afecto sobre un otro representante o, mejor, simular su opuesto.
4 l. Esta observación encuadra poco con el papel de la censura en el sueño, que En todo caso, el objetivo es obtener la supresión del afecto (repression de
debería antes bien~ frente· a los afectos citados, actuar de manera más fuerte sobre L'affect), esto es a Jo que tiende la censura en el sueño.
esta realización, al menos por el embozamiento que ella le impondría. Lo que Freud quiere decir, es que a pesar de la presencia de mecanis-
42. Se tiende hoy a distinguir radicalmente la pesadilla del sueño. La metapsi-
cología y la neurofisiología nos indican que hay que ver en ella un fracaso de la mos semejantes para los contenidos representativos y el afecto, no es posi-
funtión onírica. ble para Jos efectos fragmentarse en un pequeño número de elementos
46 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 47

como los contenidos repre·sentativos y de constituir nuevas totalidades, presión tiene por objeto impedir el desarrollo de estados afectivos que
plenamente deformadas en relación con el encadenamiento de los pensa- primitivamente provocaron placer, pero, como consecuencia de la repre-
mientos del sueño, unidos en un agrupamiento incomprensible, y a primera sión, desencadenan displacer. La supresión "se ejerce sobre el contenido
vista ininteligible. El afecto resiste a tal fragmentación por lo cual, más a re presentativo del inconsciente porque es de ahí de donde podría liberarse
menudo, es el elemento que no hay que quitar de la vista en el análisis del el displacer" .4 5 Es así como el afecto está suprimido a través de su conte-
sueño. Para interpretar el sueño, conviene restituirle su fuerza original y nido. Correlativamente, se puede comparar esta formulación a otra un
restituirla a ~u lugar exacto. Operación conjetural, pero nada más que la poco más adelante:
reconstitución del rompecabezas asociativo. El afecto es el guía más segu-
ro. Así, la censura comporta dos efectos: la deformación que aparece sobre La realización de estos deseos provoca un sentimiento no de placer,
los contenidos representativos y la inhibición que se da sobre los afectos. sino de displacer, y es esta transformación de afectos la esencia de lo que
Se opondrá, por lo tanto, represión de los contenidos y supresión de los hemos llamado 'represión' (refoulement). 46
afectos.
Así no es posible oponer absolutamente supresión y represión.
D) Teoría de la supresión de los afectos. La supresión aparece entonces Es en todo caso por intermedio del preconsciente que se produce esta
como el destino particular del afecto en el inconsciente. Freud defiende la supresión inhibidora. Esta impide al contenido representativo del incons-
idea que el desencadenamiento del afecto es ·un proceso centrífugo, pero ciente enviar impulsiones desencadenantes del afecto motor secretorio que
orientado hacia el interior del cuerpo. Así, este desencadenamiento es para acompaña la producción de afecto. Mientras tanto, la disminución de la
el cuerpo lo que las descargas motrices son para el mundo exterior. Estas carga preconsciente entraña la posibilidad para las excitaciones inconscien-
últimas estando suprimidas en el curso del su~ño; una parálisis semejante tes liberadas de desencadenar estos afectos. Es lo que se produce en el
llevará a las descargas hacia el interior del cuerpo y las impulsiones afec- sueño y produce sueños de angustia. Es entonces lo que motiva la supre-
tivas que se producirían en el curso de formación del sueño serán débiles sión directa de los afectos en el sueño, ya que la disminución de los efectos
por ellas mismas. del PCs vuelve, a su supresión indirecta, (por la vía del contenido represen-
Según esta primera idea, la supresión de los afectos no sería el resul- tativo) débil.
tado del trabajo de sueño, sino la consecuencia del dormir. Pero, como Hemos visto que era difícil aplicar exclusivamente la represión al con-
siempre en Freud, esta hipótesis orgánica es corregida por ser muy simple. tenido, mientras que la supresión no concernería sino al afecto. Por otra
En el nivel propiamente psíquico, todo sueño es un compromiso de fuerzas parte, Freud se explica en una nota del capítulo V 11:
psíquicas opuestas (deseo y censura). En otro, en el inconsciente todo
pensamiento está ligado a su contrario, la contradicción no existe ahí. La Yo descuidé decir qué diferencia hice entre las palabras 'reprimido'
(unterdrückt) y 'suprimido' (verdriingt). El lector habrá comprendido que
supresión de los afectos deviene de una consecuencia de la inhibición que
la última acentúa más el carácter inconsciente. 4 7
ejercen los contrarios, los unos sobre los otros y de la acción de la censura
sobre las impulsiones.
Vemos que no se trata, en ningún caso, de hacer una diferencia de la
"La inhibición afectiva será por lo tanto el segundo efecto de la censu-
naturaleza en los mecanismos, si;10 solamente de grado. Volveremos a
ra, de la cual la deformación era el primero." 4 3
encontrar aquí toda la discusión procedente. Mecanismos de trabajo del
Se podría entonces pensar que hay ·lugar para oponer absolutamente
sueño que portan sobre los contenidos representativos deseos suprinlidos
represión a supresión. Algunos intérpretes de Freud lo recomiendan. 44 Por
lo tanto, el examen de los textos no lo permite sostenerse, siendo las pueden ser la obra de los afectos del sueño, para completar la supresión.
formulaciones de Freud en este tema poco precisas. Esta no debería entenderse como un proceso solamente cuantitativo, por-
Prosiguiendo su bosquejo teórico sobre el afecto, esbozado ya en el que le hace recurrir a deformaciones y disimulaciones para acabar defini-
capítulo sobre t'I trahajo di! sueño, el capítulo VII sobre la psicología de tivamente con la reducción afectiva.
los procesos del sul!ño. lo formula en términos metapsicológicos. La su- La supresión puede ir sobre los contenidos representativos (precons-

45. f-'rc ucl, /o, ·. cit .. p. 494.


43. Loe. cit., p. 399. 46. Loe. cit., p. 513. subrayaúo por Frl'ud.
44. Véase Laplanclu.: y Ponl.alis. loe. cit .. art. "Rcpn:ssion". s
4 7. !.oc. ci1 . , cap. V 11. V, p. 515.
48 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS ENFREUD 49

cientes, es cierto), pero la esencia de la represión está constituida por una Es en efecto en los análisis de Juanito y del Hombre de las ratas donde
transformación de afectos. se asiste al desarrollo de esta idea que no será plertamente explotada sino
Todo sucedió como si se hubiera querido llevar demásiado lejos, más en la Metapsicología. "La vida afectiva del hombre está hecha en general
lejos que Freud, algunas de sus hipótesis. La idea de la independencia de tales pares contrastados. Más aún, si fuera de otra manera no habría,
relativa del representante y del afecto ha incitado a proponer una oposi- puede ser, ni represión ni neurosis." 5 1 Así, el mecanismo de la represión
ción absoluta, que ha querido ligar contenido representativo, represión que procede a la inversión del afecto parece presuponer la existencia de
inconsciente en una concepción estrechamente estructuralista por una una estructura doble del afecto. No hay inversión en su contrario, sino
parte, y afecto, supresión, consciente y pre-consciente por otra. Ahora porque el par contrastado está dado en conjunto. Ciertamente se trata aquí
bien, si Freud sostiene una distinción de destino (en las psiconeurosis) con prevalencia de las relaciones entre el amor y el odio o de oposiciones
entre el representante y el afecto, nunca esta oposición fue tan brusca. sadismo-masoquismo, voyerismo-exhibicionismo. Pero es necesario que la
Abrimos aquí una discusión que no está cerrada y que se seguirá con el represión pueda apoyarse sobre el elemento de una pareja para reprimir al
examen de laMetapsicología. otro. La transformación cuantitativa está ligada a una dualidad cualitativa
de origen que Freud relacíonará con la ambivalencia.
Esta ambivalencia se revela en toda su amplitud en el Hombre de las
Il. LA ETAPA DE LA "METAPSICOLOGÍA" ratas, donde Freud nota que los conflictos afectivos de su paciente están
"soldados por pareja". 5 2 Esta estructura conflictual en la neurosis obsesio-
l. Entre "La interpretación de los sueños" y la "Metapsicología" na} es el objeto de una "separación precoz de los contrarios" y de una
{1900- 1915). anulación del uno por el otro. 5 3 La neurosis nos muestra también el otro
De 1900 a 1915, la cuestión del afecto quedará en deuda en la obra de gran mecanismo del afecto, la separación del representante y del afecto y
Freud, los diferentes trabajos no agregarán sino detalles. la sustitución de un representante significativo, congruente con el afecto,
A los Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad (1905) le hacen con un representante insignificante. A primera vista, es el afecto el que
poca alusión. El papel de activac;ión del afecto sobre la sexualidad se parece desproporcionado, pero Freud lo recuerda todavía: es el afecto el
señala. Todos los procesos afectivos, "comprendido allí el sentimiento de que es justificado y el que ordena la búsqueda del representante adecuado.
espanto" resuenan sobre la sexualidad. 4 8 Y la inversa; el afecto y la sexua- El papel del afecto en la neurosis obsesiva es extremadamente amplio, ya
lidad se reclaman y se refuerzan mutuamente. que éste recarga el pensamiento que se había liberado. La tentativa de
En fin, se hace alusión a aquellos afectos negativos que constituyen dominio del afecto por el yo cognoscitivo y el pensamiento entraña secun-
diques psíquicos contra la sexualidad, tal como la repugnancia a la que dariamente, en la neurosis obsesiva, un retorno del afecto. Éste va entonces
· Freud retornará siempre como ejemplo de inversión del afecto en su con- a irse hacia la actividad de dominio que ha dominado al afecto. Lo mismo
trario.4 9 en la paranoia, donde se observa un retorno de la sexualidad sobre los
En el análisis de Dora en 1901, él relaciona la repugnancia a la excita- vínculos sociales por una sexualización secundaria de éstos, luego de que
ción sexual, la inversión del afecto interviene entre los dos. ellos han sido desexualizados.
En resumen, se puede decir que en el curso de este período, Freud
Elucidar el mecanismo de esta inversión del afecto permanece una de vuelve a encontrar los dos grandes mecanismos que ha observado en las
las tareas más importantes y al mismo tiempo la más difícil de la psicología
de las neurosis. 5 0

Por otra parte esta idea de la reinversión puede ser aproximada a un 51. SE, X, 113.
otro rasgo de la vida pulsional: los pares contrastados. 52. SE, X, 239.
53. La ambivalencia es igualmente subrayada en los dos últimos de los Cinco
psicoanálisis. Freud recuerda la relación de Schreber con su Dios, que muestra "la
más extraña mezcla de crítica blasfematoria y de insumisión rebelde por una parte, Y
48. Trois cssais sur la théoric de la sexualité, p. 102, trad. La planche et Pontalis, de devoción reverente por otra" (SE, XII, 51). Finalmente el Hombre de los lobos es
Ed. Gallimard. prisionero de una duplicidad semejante : el ceremonial al acostarse, en el curso del
49. loe. cit., p. 49. Ver también Carta a f·1icss, No. 75 del 14-Xl-1897, SH, 1, cual los iconos eran piadosamente bajados concordaba "muy mal o puede ser muy
271,n. l. bien" con el recuerdo de que este ritual estaba acompañado de pensamientos blasfe-
50. Dora, SE, VII, 28. matorios que atribuía a la inspiración del diablo (SE, XVII, 16-17).
EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS l•:N F REUD 51
50
psiconeurosis y en el sueño: desplazamiento y transformación en lo contra- La represión del representante está lejos de representar la totalidad de
rio. La principal novedad introducida es la noción de pares contrastados y lu operación. Las variaciones de la cantidad de carga energética juegan un
su corolario, la ambivalencia. Ésta puede contribuir a aclarar la transforma- papel capital sobre las ramificaciones reprimidas, sobre su mantenimiento
ción en su contrario. Finalmente la moción de una reafectivación de proce- ni estado reprimido y sobre la tolerancia de la cual son el objeto para la
sos desefectizados muestra la importancia del retorno del afecto, que no va eonciencia o su admisión en su seno. .
solamente sobre el material en relación con el retorno de lo reprimido, sino " Es una experiencia cotidiana q~e tal ramificación queda sin ser repri-
sobre los procesos psíquicos mismos (pensamiento cognoscitivo, relaciones 111ida tanto cuanto ella represente una energía pequeña, aunque su conte-
nido sea susceptible de provocar un conflicto con lo que domina en la
sociales). rnnciencia. Pero el factor cuantitativo se muestra decisivo para el conflic-
2. La "Metapsicología" (1915). to; en cuanto que la representación repulsiva en su fondo se refuerza más
1llá de cierto grado, el conflicto se hace actual y es precisamente la activa-
La Metapsicología 54 es la obra maestra de toda discusión sobre el afecto. dón que entraña la represión."
Pero ella no es la única, y se cometería un gran error si se limitase el debate Hay entonces aquí un segundo mecanismo de naturaleza económica,
a lo que ella contiene sobre este tema, ignrando lo que la ha precedido, y que completa el primero al que podríamos llamar de naturaleza semántica.
sobre todo lo que la sigue. l .os dos se apoyan mutuamente y se equivalen: aproximación del incons-
rionte (de su núcleo activo) e incremento de la carga energética producen
A) La represiOn. Una p'rimera observación: el afecto no aparece en la 1 mismo resultado, como el alejamiento del inconsciente o la deformación
Metapsicología sino en el artículo sobre La represión, y nunca en el artícu- vnn con la disminución de la carga. Es lo que lleva a Freud a hacer interve-
lo de Los instintos y sus destinos: no más que el término representante , ni r una distinción.
por otra parte. Todo sucede como si Freud hubiera dado a entender que
ante el efecto de la represión, el afecto en tanto que tal, no podía ser Hasta ahora hemos tratado sobre la represión de un representante
individualizado en el nivel de funcionamiento pulsional donde representan- pu lsional, comprendiendo por esta última expresión una representación o
1111 grupo de representaciones cargadas de un quántum determinado de
te y afecto están confundidos. Y por lo tanto, el afecto de la represión, su
esencia, dice Freud, es en buena medida una tansformación de afecto
11nergía psíquica (libido, interés). La observación clínica nos obliga ahora a
doHcomponer lo que habíamos concebido hasta ahora como un todo; ella
(placer en displacer) y el efecto de la pulsión es en buena medida el de una 11os muestra en efecto que hay que considerar, junto a la representación,
producción de afecto. Todo lo que se puede afirmar es que la represión ilgo distinto que representa la pulsión y que esto sufre un destino de
pone particularmente en claro la escisión del representante y del afecto y •lipresión que puede ser totalmente diferente al de la represión. Para desig-
permite considerar este último en estado aislado. 1111r este otro elemento del representante psíquico, el nombre de quántum
La represión originaria se dirige al representante psíquico de la pulsión i/1• afecto es admitido; él corresponde a la pulsión, en tanto que ella se ha
que "ve rechazar la toma a cargo en lo consciente". Este rechazo lleva al doHligado de la representación y encuentra su expresión conforme a su
56
1 untidad en procesos que son sentidos bajo forma de afecto.
afecto de displacer como resultado. Se puede concluir que la represión 55
opera así una exhibición afectiva indirecta por la vía del representante.
Debemos detenernos sobre esta importante cita. Cuando Freud afirma
He aquí, entonces, lo que se podría llamar la paradoja de la represión. La
que ahora hay que descomponer lo que ha concebido "hasta este momento
represión opera para impedir la aparición del displacer, pero el displacer
1 1uno un todo", bajo la expresión de representante pulsional (el que com-
mismo es el afecto de la represión que ha transformado el placer en displa-
p1unde una representación o un grupo de representaciones cargadas de un
cer. Correlativamente la suspensión temporaria de la represión permite que
q11fotum determinado de energía psíquica), hay que reinterpretar el texto
aparezca placer allí donde habría producción de displacer (palabra de espí-
11 11 lcrior. Esta modificación debe alcanzar, según nosotros, hasta la concep-
ritu). ' l(m de represión originaria. No me parece sostenible, por lo tanto, afirmar
IJIH.l es sólo el representante psíquico (representante-representación) de la
p11lsión que se ve rechazar en lo consciente, sino el representante psíquico
54. Circunscribimos nuestro estudio del afecto a los artículos sobre "La repre·
sión" y "E l inconscient_e". 56. "Represión" en Méthapsychologie, p. 54-55, trad. J. Laplanche y J. B.
55. Lo que no significa olvidar la tesis de la supresión de los afectos expuesta e
l'1111ta lis, Gallimard.
la Interpretación de los sueños.
EN FREUD 53
52 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS .
B) El Inconsciente. Luego de haber planteado el problema de la pluralidad
dotado de un quántum determinado de energía psíquica. Este quántum no de las significaciones del término .jnconsciente y de discriminar la que
es (viene a colación decirlo) cantidad despreciable, ante el material noble está de acuerdo con este punto de vista tópico, es decir del inconsciente
de la representación. Freud dice de él que es "algo distinto que representa como sistema, 58 Freud retorna al problema del afecto en el capítulo inti-
la pulsión", por lo tanto, a un nivel de misma dignidad. Y si Freud especifi- tulado Los sentimíentos inconscientes. Hay que leer aquí a Freud con todo
ca qué es este otro elemento del representante psíquico de la pulsión, es el rigor necesario para seguirlo en todos los matices de su pensamiento.
que este último se disocia inmediatamente en representante-representación ¿Hay "nociones pulsionales, sentimiento, sensaciones inconscientes",
y afecto, que lógicamente habría que denominar representante-afecto. o bien están tales alianzas de palabras desprovistas de sentido? 5 9
La diferencia de destino entre representante y afecto nos muestra que Una pregunta previa debe ser planteada primero: ¿por qué plantear
el representante se aleja o desaparece de la conciencia, mientras que el esta cuestión? Freud acaba de defender ampliamente, contra las objecio-
destino del afecto tiene tres posibilidades: nes de los psicólogos y de los filósofos la legitimidad del inconsciente y de
lo. Supresión de la pulsión (y no ya del afecto solamente), no queda disolver la solidaridad tradicional entre lo psíquico y lo consciente.
más huella de ella. Él afirma ahí la existencia de pensamientos inconscientes, de procesos
2o. Expresión de un afecto cualitativamente definido; psíquicos inconscientes e incluso de un sistema inconsciente. Sus contra-
3o. Transposición de las energías psíquicas de las pulsiones en afectos dictores argumentan: ¿puede él conducir semejante hipótesis hasta el ab-
y en particular en angustia. surdo, o sea, la existencia de afectos inconscientes? Puede ser necesario
Se ha concluido de este texto una especificidad de la acción de la que ceda sobre este punto. •
represión sobre las representaciones, considerando que el afecto era el En efecto, la cuestión planteada comporta una amalgama entre lo que
objeto de la supresión. En cuanto es diferente el conocimiento que nos no sería inconsciente (no más qu~ consciente) y lo que crea problemas. En
ensefia la continuación del texto: efecto, la oposición consciente-inconsciente no se aplica a la pulsión, con-
cepto de "encrucijada" entre lo somático y lo psíquico.
El motivo y finalidad de la represión, como se recuerda, no son más
que el evitar el displacer. Resulta que el destino del quántum de afecto que Una pulsión no puede nunca transformarse en objeto de la conciencia,
pertenece al representante por mucho más importante que el de la repre- solamente lo puede la representación que la representa. Pero en el incons-
sentación, es el que decide sobre el juicio que damos sobre la represión. Si ciente también la pulsión no puede estar representada sino por la repre-
una represión no logra impedir el nacimiento sea de sentimientos de displa- sentación.
cer, sea de angustia, podemos decir que ha fracasado .aun si ha7 alcanzado su
5
objetivo en lo que concierne al elemento de representación. Aquí se detienen en general las citas que afirman que el inconsciente
es sobre todo el lugar de las representaciones de la pulsión. Cabe por lo
Esto nos indica que no solo hay que tomar en consideración esta "otra tanto asombrarse: ¿No ha Freud subrayado en buena forma, en el capítulo
cosa" que acompafia a la representación, sino que es \:lla la que debe precedente el papel del factor cuantitativo del afecto? ¿No es el afecto el
retener nuestra atención. Pues el objetivo de la represión es precisamente modo privilegiado en que la pulsión se hace representar? La continuación
esta inhibición total del afecto de displacer. Tal como en el suefio, sucede del texto nos muestra que se trata aquí de una negligencia de su pluma.
todo como si al lado de la vía indirecta de inhibición afectiva por la acción
sobre los representantes susceptibles de despertar el afecto indeseable, una' Si la pulsión no estuviera ligada a una pulslón-representación, o no
otra vía directa se ejerciera por intermedio de la represión (que se la llame apareciera bajo la forma de un estado de afecto, no podríamos nosotros
o no supresión interésa poco) sobre el afecto. Ciertamente, la cuestión saber nada de ella. 6 0
necesita un examen complementario del hecho de las relaciones entre re- 5 8. Esto no justifica, para nosotros, una interpretación del inconsciente en el
primido e inconsciente y, en consecuencia, entre inconsciente y afecto. sentido estrictamente estructural. Todo el capítulo IV, "Tópica y dinámica de la
Pero en cuanto a la acción de la represión sobre el afecto, el examen que lo •e presión", no dej a de tomar en consideración el destino de la carga energética. Si el
precede muestra en buena medida que no habría que subestimar su impor- 1ftulo del capítulo resulta paradójico, es porque precisamente en este lugar donde
tancia haciendo de la supresión un sucedáneo menor de la represión. Freud introduce el punto de vista económic.o y substituye a la hipótesis tópica por la
hipótesis funcional (económica). ·
59. Loe. cit., p. 82.
60. Loe cft., p . 82.
57. Loe. cit., p. 56-57.
54 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 55

Entonces, la moción pulsional, la pulsión, no puede transformarse directa- En todos los casos donde la represión consigue inhibir el desarrollo del
mente en objeto de la conciencia: la representación, el afecto, son los afecto, nosotros llamaremos 'inconscientes' a los afectos que nosotros res-
mediadores necesarios que nos la hacen consciente. La aclaración que aca- tablecemos al invertir el trabajo de .la represión. 6 2
bamos de hacer concerniente al afecto justifica su distinción de la moción
pulsional, teniendo en cuenta su posibilidad de ser inconsciente. A primera La diferencia de tratamiento que señalamos entre la representación y
vista esto parece imposible: está en la esencia de un sentimiento el ser el afecto se encuentra prolongada por la diferencia de estado en el incons-
percibido, por lo tanto, el ser conocido por la conciencia. Y sin embargo ciente: el representante queda como una formación real en el ICs, mientras
aparecen bajo la pluma del psicoanalista, con mucha naturalidad, las expre- que el afecto reprimido no subsiste sino en estado rudimentario, sin posibi-
siones, amor, odio, rabia inconsciente y aun la curiosa expresión "conciencia lidad de desarrollo. Hablando estrictamente, no hay "afecto inconsciente
de culpabilidad inconsciente". como hay representaciones inconscientes". 6 3 Lo que no quiere decir que
Freud va entonces a considerar los casos de desconocimiento del afec- no hay afectos inconscientes, sino que el inconsciente no se da de la misma
to, por la separación del representante que le está afectado y la sustitución manera para el afecto que para la representación. Todavía Freud admite
de otro representante en su lugar, causa de este desconocimiento. Se sabe que pueda existir en el ICs formaciones de afectos. ¿Diferencia de natura-
que es el caso más frecuentemente encontrado en la neurosis obsesiona!. leza o de grado? Es cuestión de interpretación, si se quiere poner el acento
De hecho, cuando se habla de afectos o de sentimientos inconscientes, se sobre las posibilidades de estructuración, extendido para la representación,
piensa sobre todo en el destino del factor cuantitativo del impulso instin- restringido para el afecto, se hablará de una diferenpia de naturaleza. Si se
tual. Y él recuerda aquí los tres destinos de este factor (mantenerse tal tiene en vista como objetivo el inconsciente, se limitará a ver solamente
cual, transformarse en angustia y su supresión). El caso de la supresión nos una diferencia de grado entre el carácter rudimentario del afecto en el
obliga volver al tema. Una vez más comprobamos que las relaciones de la inconsciente y el desconocimiento de representaciones reprimidas. Volve-
represión y de la supresión son ambiguas. Freud afirmaba a principio del mos a encontrar aquí el problema de la Interpretación de los sueños. La
causa de todas estas diferencias, las da Freud, inmediatamente después en
artículo que la esencia de la represión no consistía en suprimir, en anona-
el texto:
dar una rl)presentación que representa la pulsión, sino en impedirle trans-
formarse en consciente. He aquí lo que él afirma ahora:
Toda la diferencia proviene de que las representaciones son cargas
fundadas en tramos mnésicos mientras que los afectos y sentimientos co-
Sabemos también que la supresión del desarrollo del afecto es el fin rre sponden a procesos de descarga, cuyas manifestaciones finales son perci-
específico de la represión y que el trabajo de éste queda sin terminar bidas como sensaciones.6 4
cuando la finalidad específica no es alcanzada. 6 1
Así, representaciones y afecto están vinculados a sistemas diferentes.
Es así como la represión economiza la existencia de la representación,
La representación, con el sistema de la memoria (de la traza), de la reten-
dado que queda inconsciente (ausente, latente, desconocida por las defor-
ción, de la modificalidad de la carga, de la concatenación, de la ausencia,
maciones y las asociaciones, etc.); por el contrario, lleva a suprimir el
factor cuantitativo, la carga energética que debe ser en cuanto posible, de la virtualidad, etc. El afecto, con el sistema de la calidad, de la descarga,
del agotamiento en la no-conservación, de la resistencia a la deformación y
anonadada. En el sentido económico, es el afecto el que debe ser incons-
ciente; en el sentido tópico y sistemático, es la representación. El medio a la asociación, del rechazo o de la imposibilidad a ligarse en la unión, de la
por el cual la represión opera sobre el afecto es la supresión, aun cuando la presencia, de la manifestación, etc. Pero la oposición no puede ser llevada
represión acentúa el carácter inconsciente (en el sentido tópico). Es así muy lejos o mantenida de manera absoluta: la carga de la traza, ¿no
como la supresión aparece como uno de los procesos a disposición de la comporta una descarga (no solamente en el Proyecto, sino también en la
represión para mantener lo que debe ser, alejada de la conciencia. El afecto Interpretación de los sueños) y el afecto no está dado por Freud (antes y
suprimido es hecho inconsciente; la supresión es la finalidad específica de después de la Metapsicología) como el producto de cierta memoria orgáni-
la represión. ca? En verdad, el problema está contenido casi por entero en la dimensión

62. loe. eit, p. 84.


63. /bid.
61. loe. eit , p. 84. 64. loe. cit., p. 84.
¡· ,1

56 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 57

de un factor cuantitativo: en el afecto éste es indominable, exigente de cuando el afecto es transformado en angustia. Nosotros volveremos más
descarga, rebelde e impropio a todo tratamiento~ mientras que él es redu- tarde sobre el caso de la angustia. Notemos que Freud está obligado de
cible, manejable, apto a l~garse y a combinarse en el trazo mnémico. Una · admitir un caso límite: el de un quántum de energía afectiva que hace
vez más se halla la oposición entre un proceso que pone en juego una irrupción de lo inconsciente en la conciencia. En este caso el afecto origi-
y
combinatoria y una fuerza que se le resiste se manifiesta descargándose nario, aquél que ha dado lugar a la transformación en angustía, era bien
de inmediato, cuando no es amordazada por la supresión. inconsciente.
Sin embargo, no nos parece que Freud sea plenamente justo consigo Aquí se cierra el capítulo sobre "Los sentimientos inconscientes". ·
mismo cuando postula la reducción al estado rudimentario por mantener el Pero Freud no ha terminado ni en este texto, ni en otra parte con el
afecto en el inconsciente. Mientras el Hombre de las ratas salta ante la problema. En la exposición de los capítulos siguientes, la estrechez de
evocación del suplicio de las ratas, en el gabinete de Freud, éste puede ver vínculos entre representación y afecto es subrayado. La representación
pintarse sobre su rostro el horror de un goce "por él ignorado". ¿Se puede permanece ampliamente tributaria de las variaciones cuantitativas de la
decir verdaderamente que el afecto, aquí en el inconsciente, existía en el carga en la formación del síntoma: retiro de la carga preconsciente, conser-
estado rudimentario, si lo ve desarrollarse con tal fuerza? El Hombre de vación de la carga inconsciente o sustitución de la carga preconsciente por
las ratas, ¿experimentaba este goce en el estado consciente, aun esforzán- una carga inconsciente, tr~nsformación de afecto en angustia por despegue
dose en ignorarlo? Toda intervención de Freud sobre tal goce, ¿hubiera de la carga preconsciente y expresión directa del inconsciente, función de
llegado a tener el más mínimo efecto, aparte de una negación feroz? Nos contra-carga de la formación sustitutiva, variaciones de la excitación pul-
parece curioso que Freud no haya tomado aquí en consideración el proble- sional del interior por reforzamiento de una moción, etc. Igualmente, la
ma, quizá el más oscuro, pero también el más revelador, sobre la relación definición de las propiedades particulares del sistema ICs confirma ésta
entre el afecto y el inconsciente: la transformación del afecto en su contra- indisoluble unidad.
rio. Es cierto que se ha hecho alusión a la transformación en angustia. Pero "El núcleo del ICs está constituido por representantes de la pulsión
Freud no dice nada; ya que no se puede limitar a explicar esta transforma- que quieren descargar su carga, es decir, por mociones de deseo. " 6 6
ción por una simple sustitución de representación, es necesario rendir
cuenta del cambio de signo del afecto como condición de mantenimiento
del afecto al estado inconsciente. 111. DE "EL YO Y EL ELLO" AL FINAL DE LA OBRA FREUDIANA
Si la represión ha logrado inhibir la transposición de la fuerza pulsio-
nal en afecto, resulta que su acción se ejerce sobre la admisión por la l. "ElYoyelEllo"(1923).
conciencia, el desarrollo del afecto y el acceso a la motilidad. En lo que
concierne a.estas dos últimas actividades, se puede decir que la represión se l ,os problemas dejados en suspenso en 1915 son retomados en 1923 en El
opone al desarrollo del movimiento, tanto hacia el mundo exterior como ha- Yo y el Ello, capíutlo U de la obra.
cia el cuerpo.6 5 Nosotros hemos recordado que el afecto se oponía al sistema La reflexión de Freud arranca a partir de la comprobación de la exis-
de la representación y de la memoria (trazo mnésicó). Comprobamos ahora loncia de . un inconsciente no reprimido, de un inconsciente que no será
que entra igualmente en oposición con el sistema del acto. Pero mientras el 11ocesario de reactivar para hacerlo consciente. Pero ¿qué significa "hacerlo
control de lo consciente sobre la motilidad es sólidamente establecido, es l'Onsciente"? La conciencia es una propiedad del aparato psíquico, más
sobre la afectividad que es mucho más vulnerable. Consciente (Cs} e In- precisamente de su superficie externa, que es la primera en ser influenciada
consciente (/Cs) se disputan la primacía de la afectividad. La admisión del por el mundo exterior. Por otra parte, por su superficie interna, el aparato
afecto por la conciencia debe frecuentemente estar subordinada a su enlace psíquico recibe las impresiones internas. Así las percepciones recibidas
con un representante que toma el lugar del representante al cual el afecto dosde afuera (sensorialidad y sensibilidad) o desde adentro (sensaciones,
estaba ligado en su origen. Pero una transmisión directa es posible aú n 0111ociones) son conscientes desde el principio. Percepción (externa o inter-
1111) y conciencia están ligadas.
Desde el Proyecto, en todo caso, desde La interpretación de los sue-
65. Recordemos con Freud, en este lugar, su definición de la afectividad: "La
afectividad se manifiesta esencialmente por descarga motora (secretora, vasomotora)
destinada a transformar de manera interna el cuerpo propio, sin relación con el
mundo externo; la movilidad en acciones destinadas a transformar el mundo exte-
rior." 66. Loe. cit., p. 97.
58 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 59

ños6 7 Freud sostiene que los procesos de pensamiento son actos cargados ces ser considerados como los mejores ejemplos de entre ellas. Ellas son
que trabajan según modalidades muy alejadas de las percepciones. Están más primarias, más elementales que las percepciones que nacen afuera y
pueden exteriorizarse igualmente aunque la conciencia esté oscura. He
desprovistos de conciencia y asimismo de calidad. Los procesos de pensa- expresado en otro lugar (Más allá del principio del placer) mi opinión sobre
miento son desplazamientos de pequeñas cantidades de energía mental que su gran importancia económica y las razones metapsicológicas de esto.
se producen, mientras que esta progresa hacia la acción. Existe sin embargo Estas sensaciones son multioculares, como las percepciones externas; pue-
una diferencia fundamental entre una idea inconsciente y una idea pre- den provenir de diferentes lugares simultáneamente y poseer así cualidades
consciente. El ICs se levanta sobre un material que permanece desconocido diferentes u opuestas . . . Llamemos a lo que deviene consciente en tanto
para nosotros, mientras que el Cs es puesto en conexión con las represen• que placer o displacer 'una cierta cosa' 6 9 de cuantitativo o de cualitativo
taciones de palabras. Entonces las representaciones de palabras provienen n el curso de los acontecimientos psíquicos; la cuestión es de saber si ésta
de la percepción sensorial (como las representaciones de cosas). 'cierta cosa' puede devenir consciente allá donde se le encuentra o si debe
Las representaciones de palabras son los residuos mnésicos, los trazos desde el comienzo ser trasmitido al sistema PCPT. 7 0
que pueden volver a ser conscientes nuevamente, ya que solamente alguna
cosa que ha sido alguna otra vez consciente puede volver a serlo. El lengua- Esta misteriosa " cierta cosa" obra como una impulsión reprimida, la
je ha conferido a los procesos de pensamiento la conciencia (y notablemente t:ual puede ejercer una fuerza propulsiva, sin que el yo note al mismo tiempo
la conciencia de las relaciones), la cualidad y al mismó tiempo la posibi- la compulsión. Ella se hace consciente solamente en caso de resistencia
lidad, por la reducción al estado de trazo, de la memoria. La consecuencia seguida de un levantamiento de esta resistencia. Parece entonces cierto, de
es que: primera intención, que la trasmisión al sistema PCPT sea necesario.

sea lo que fuere que naciera del interior (salvo los sentimientos) que quiere Pero si la vía está obstruida, las sensaciones y los sentimientos no se
volverse consciente, debe ensayar de transformarse en percepción externa: 111anifiestan como sensaciones, bien que la "cierta cosa" que le correspon-
esto se hace posible por medio de los trazos mnésicos. 6 8 de en el curso de la excitación sea la misma que si fuera el caso contrario.
Llegamos entonces a hablar de manera condensada y no del todo correcta
Se puede ahora aportar una respuesta a la cuestión de lo que significa do "sentimientos inconscientes", conservando una analogía con las ideas
devenir consciente, sustituyéndolo por otra fórmula: ¿qué es lo que signi- nconscientes, que tampoco está justificada. En realidad la diferencia es
que, mientras que con las ideas ICs los lazos de conexión deben ser creados
fica devenir preconsciente?
111tes que ellos puedan ser traídos al Cs, para los sentimientos que son ellos
Es poner en conexión las representaciones de cosas con las representa- ntismos transmitidos directamente, esto no se produce. Eh otros términos,
ciones de palabra, suministrando los vínculos intermediarios entre ellos por 111 distinción entre Cs y PCs no tiene sentido allá donde los afectos están en
el trabajo de análisis. Salvo los sentimientos. Ya que lo que parece estar rnnsideración, el PCs cae y los sentimientos son conscientes o inconscien-
resuelto para las percepciones externas no tiene igual valor para las percep- lllS. Igualmente cuando están ligados a las representaciones de palabras,
ciones internas. pura ellos el devenir consciente no es debido a esta circunstancia, sino que
71
111 hacen directamente.
Las percepciones internas aportan las sensaciones de procesos que
toman nacimiento en las capas más diversas y ciertamente más profundas De estas citas se desprende:
del aparato psíquico. Se sabe muy poco sobre estas sensaciones y estos l. Que la impropiedad del término inconsciente, en lo que concierne
sentimientos; los que pertenecen a la serie placer-displacer pueden enton- 1 los afectos, tiende a la analogía con las ideas conscientes y de ahí que el
1lutus en el inconsciente no es el mismo, por las conexiones que éstas
ON lablecen, entre ellas y con las representaciones de palabras;
67. Que no data, como se lo afirma frecuentemente, de la segunda tópica. Ya en
2. que se puede muy bien hablar de afectos inconscientes, y lo son
1 ~ ( por una modalidad que les es propia;
la Metapsicología, Freud, teniendo la intuición de estos desarrollos, escribe en el
comienzo del artículo sobre "Lo inconsciente": "Toda represión queda necesaria-
mente inconsciente, pero desearnos plantear de entrada que lo reprimido no recubre
todo el inconsciente. El inconsciente tiene una extensión más amplia; lo reprimido es
una parte del inconsciente", loe. cit., p. 66. No es legítimo hacer coincidir lo repri- 69. Andere en el texto original, que no deja de tener relación con "otro".
mido con lo inconsciente, aún en 1915. 70. Loe. cit., p. 21-23.
68. El Yo y el Ello, SE, XIX, 20. 71. Loe. cit., p. 22-23.
-- ~ --'- ~'--.., f''L°t J,J_e__ ~ _.\.,)_.k.- L. ~~

60 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS


EN FREUD 61
3. que los lazos del inconsciente y del lenguaje tienen valor sobre
todo para las ideas inconscientes, pero que el afecto parece cortocircuitar Una conciencia aguda o lúcida no les es necesario para ser sentidas. Estas
esas relaciones; percepciones se manifiestan como una fuerza conductora, sin que el yo
4. que el afecto mediatizado por el lenguaje, cuando es el caso, impli- llegue a notar su acción. Ellas van a llegar a la conciencia cortocircuitando
ca una relación con él, que no es asimilable a la relación de la idea incons- el preconsciente. Su lazo con el lenguaje, cuando existe, es en último caso
ciente al lenguaje, la cual es la condición de su devenir consciente. El contingente.
afecto verbalizado no está ligado al lenguaje como idea. Corolario, el valor Entonces, existir al estado inconsciente y devenir consciente, es decir,
de la verbalización no puede ser idéntica en los dos casos. pasar por el sistema perceptivo, son diferentes para el contenido y el
En adelante nosotros no podremos evitar en la discusión general del afecto. El primero debe pasar por el lenguaje, el segundo puede muy bien
afecto el abordaje de un nuevo problema: el de las relaciones de afecto y cortocircuitar este último.
del lenguaje, que estaba subyacente a la problemática de las relaciones El afecto puede dejarse decir por el lenguaje, sÚ esencia está fuera de
entre representaciones y afectos. él. Lo que lo caracteriza es precisamente esta vía directa, que relaciona el
Esta evolución del pensamiento de Freud nos parecía dar un pa~o más inconsciente con el consciente. Podemos sin duda pensar y sin forzar los
en la toma en consideración del afecto, evolución concomitante con la hechos, que Freud ve en los afectos (sobre todo los ligados a estados de
sustitución de fa segunda tópica por la primera, y el remplazo del incons- placer-displacer) la parte más arcaica del hombre: aquella que el lenguaje
ciente por el ello.72 No se hizo acá alusión al carácter de rudimentario del puede acompañar 73 pero que sigue su camino independientemente de él.
afecto en el inconsciente y la progresión del pensamiento de Freud parece Este es el momen to de subrayar un malentendido posible. El sentido
hacerse en el sentido de una acentuación de la parte no representativa del de la posición de Freud no es oponer el intelecto y, las pasiones, esto
inconsciente. quitaría toda originalidad a su desarrollo, pero sí tratar de mostrar cómo el
Este nuevo examen de la cuestión por Freud hace mucho por adefan- afecto no se aprehende fuera de una estructura (las dos tópicas) de un
tar el problema. El paso dado aquí es solidario del abandono del incons- conflicto (oposición de afectos contrarios), de una economía (relaciones
ciente como sistema. En tanto que Freud ligaba el problema del afecto al cuantitativas y de transformación), como, sobre todo los estados afectivos
inconsciente como sistem a, tenía sobre todo en vista la cuesión de las ideas están sometidos a un principio : el principio de placer-displacer, ligado
(representaciones, contenidos) inconscientes. Cierto, la antigua idea in- u los procesos primarios, tanto como el principio de realidad está ligado a
consciente no podría ser considerada sin su connotación energética, su los procesos secundarios.
carga que tiende a la descarga. Constreñido a despojar estas ideas de toda cali- El Yo y el Ello aborda por otra vertiente el problema del afecto.
dad , puesto que ellas eran inconscientes, Freud, al desembarazarse de la Queremos hablar del lugar que ocupa éste en el complejo de Edipo y
calidad, debía mostrarse de un mismo golpe reservado en cuanto a la exis- su disolución.
tencia de afectos inconscientes. El momento del Edipo está marcado por una distribución de los afec-
Lo que nos ha mostrado , en su segundo capítulo de El Yo y del Ello, tos entre las personas que constituyen el triángulo edípico: ternura por el
es que existen diferentes maneras de ser inconsciente., La disociación entre padre o madre del sexo opuesto, hostilidad por el padre del mismo sexo.
reprimido e inconsciente (el caso de la resistencia inconsciente) lleva tam- r reud agrega a esta división del Edipo positivo la del Edipo negativo que
bién a distinguir, en el seno de la parte reprimida del inconsciente y, por coexiste con el precedente y donde los efectos se invierten. Así como una
vía de la consecuencia, diversas maneras de acceder a la conciencia. En red, una estructura, cada persona está afectada por un sentimiento de
efecto, el estado inconsciente y el acceso a la conciencia dependen esen- ternura y de hostilidad. En cada individuo residen en el estado consciente
cialmente del material inconsciente en cuestión. Las representaciones vestigios pertenecientes a uno y a otro de los dos extremos de la cadena, el
inconscientes llegan a la conciencia por su conexión con las representacio- resto ha sucumbido a la represión. La bipolaridad afectiva, entonces, no
nes de palabras. La sobrecarga de la traza mnésica vuelve a darle a la cesa jamás de jugar, a pesar de la "afectación" de uno de los dos términos
representación alguna cosa de su status perceptivo originario. que la constituyen en un personaje paternal. De allí la regla analítica de
Las percepciones internas son totalmente diferentes: éstas son, dice analizar el conjunto de aspecto de la red edípica, en sus aspectos positivos
Freud, "más primarias, más elementales" que las percepciones externas. y negativos. El Edipo se da como una estructura donde se puede señalar
detrás las formaciones de afectos en juego completo. Cada afecto llama su
com plemento hacia la misma imagen paternal, así como hacia la otra. La
72. Aunque en contrapartida, una fracción del yo y del superyó sea también
inconsciente.
73. Y sin duda estructurar por una parte: ¿Pero en qué límite?
ENFREUD 63
62 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS

ternura del pequeño niño hacia la madre llama la hostilidad respecto del exigencias pulsionales nacidas en el ello. ¿Es que acaso no habla Freud, en
padre y conjuntamente engendra la hostilidad hacia la madre que pide a su la melancolía de una cultura pura de las pulsiones de muerte en el campo
vez la ternura para el padre. Se comprende fácilmente que el sujeto se del superyó? En otra obra, en El problema económico del masoquismo,
pierde en estos entrecruzamientos de afectos. No hay solución a la tragedia Freud señala que el masoquismo resexualiza la moral, lo que implica que
del Edipo, fuera de la identificación con la figura paternal del mismo sexo, para el masoquismo moral son encontrados de nuevo los lazos que reúnen
que implica el abandono de los lazos afectivos hacia él y su remplazante el ello y el superyó. Concederle la razón al superyó y satisfacer al ello por
por este otro tipo de lazos que es la identificación. La amenaza de castra- el mismo deseo, hace esto con una piedra dos heridas.
ción (inevitable, cualquiera que sea la forma del complejo de Edipo, posi- No creamos sin embargo que la acción del superyó no se hace sentir
tivo o negativo, al cual el sujeto está fijado) impulsa hacia esta solución sino en la reprobación:, la sanción punitiva. El conocido "sentimiento in-
dictada por el superyó. La transformación de la libido de objeto en libido consciente de culpabilidad" que Freud preferirá remplazar por "necesidad
narcisista que acompaña la identificación es también el motor esencial de de punición" responde a todas las cuestiones relativas al afecto inconscien-
la sublimación. Pero por este triunfo del superyó, más aparente que real, se te. F. Pasche remarca con razón que el amor del superyó es indispensable
paga a un precio muy elevado: la destrucción del complejo de Edipo. para el sujeto. Freud va mucho más lejos tod.avía, puesto que la angustia
En este caso, no se puede decir ya que éste está reprimido, él está del superyó está relacionada a la pérdida de amor del superyó y que el
disuelto, destruido, enterrado. Es decir que lo que sucumbirá, a menudo suicidio aparece como un acto de desesperanza causada por "abandono de
para siempre, son los afectos originarios del Edipo. El trabajo analítico las potencias protectoras del destino", lo que uno llamaría más moderna-
podrá exhumar la ternura o la hostilidad, pero lo más frecuente es Ja , mente en la actualidad "la desviación categórica de Dios" (Holderlin).
pasión, amorosa y sexual, odiosa y mortal, que quedará enterrada para ¿Sobre que reposa la "alianza" entre el yo y el superyó? , es decir,
siempre. 74 Se comprende mejor por qué Freud insiste en sus trabajos ante- ¿cuáles son las condiciones a las cuales el yo debe suscribirse para poder
riores sobre el hecho de que el fin último de la represión es la neutraliza- beneficiarse del amor del superyó? El pedido del superyó es la negativiza-
ción afectiva. La cura analítica es seguida de un pobre afecto cuando la ción del pedido de ello, o sea la renuncia a la exigencia de la satisfacción
experiencia de la transferencia permite solamente una construcción teórica pulsional. Es a este precio que se otorga la protección solicitada.
del Edipo del sujeto, sin que el analista haya sido amado y odiado, con la Esta satisfacción acordada al superyó conduce a una desexualización
intensidad originaria. La inversa es también verdadera; la transferencia ex- de las cargas y al remplazo de las cargas de objeto por las identificaciones.
clusivamente afectiva impedirá toda elaboración intelectual, indispensable La consecuencia de estas transformaciones es la idealización del objeto de
para la toma de conciencia. deseo y la idealización del que desea mismo. Se puede en este casó hablar
de una transformación de los afectos bajo la influencia del superyó, en
El Edipo, como la transferencia, no pueden ser comprendidos sino relación con el objeto, en afectos narcisistas. El triunfo sobre las pulsiones,
como el conjunto de efectos conjuntivos y disyuntivos de la fuerza y del el renunciamiento al goce sexual o la liberación de la dependencia con
sentido que estructuran al sujeto en su relación con sus progenitores y con respecto al objeto trae de vuelta las cargas sobre el yo, que se colma de
sus sustitutos. lodo el amor del cual le priva al objeto y goza de sí mismo infinitamente.
Megalomanía.
En El Yo y el Ello, Freud recuerda que el yo era, sobre todo, un Esta desafección objeta!, esta afección narcisista que acabamos de des-
representante del mundo exterior, de la realidad, mientras que el superyó, cribir en esta forma tan extrema, en su alienación, está en forma de germen
al contrario, era el representante del mundo interior del ello. De allí la en todo sujeto.
dificultad de hablar de las relaciones entre el afecto y el superyó, sin El renunciamiento comienza muy tempranamente en la relación de
repetir lo que ya se ha dicho de las relaciones del afecto y del ello. La objeto. Renunciamiento a la aspiración fusiona!, para salvar la integridad
clínica nos muestra de manera clara como los afectos del superyó son narcisista del sujeto y del objeto cuando se cumple la separación. Renun-
similares a los del ello: los ataques del superyó asaltan el yo por sorpresa, ciamiento a disponer en todo momento de la madre como una prolonga-
desbordando sus medios de defensa, reclamando una satisfacción imperiosa ción del yo, para satisfacer el principio de placer-displacer. Renunciamien-
por la punición con la misma intensidad y la misma brutalidad que las lo al goce integral por el ejercicio sin freno de las pulsiones eróticas y
destructoras, que solícita la intervención de mecanismos internos de la
74. A veces se conseguirá resucitar plenamente uno de los términos de la' pareja, pulsión (inhibici0n de objetivo) y externos a éstas (represión) que condu-
pero jam ás los dos a la vez. ce n a la inversión del afecto (placer que se ha vuelto displacer). Renuncia-
64 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD
" 65

miento a la libre disposición del cuerpo propio (el goce dado por el pene, 2. "El problema económico del masoquismo" (1924).
el sentimiento de propiedad de los excrementos, la incorporación total del
seno, deben ceder). Renunciamiento al cumplimiento de los deseos edípi- Algunos años después de Más allá del principio del placer, Freud aporta un
cos (inces.to y parricidio), etc. cambio decisivo a la teoría de los afectos. El disocia en esos momentos los
1 Todos estos renunciamientos son impuestos por la realidad externa y estados de placer y de displacer de los factores ec_onómicos de disminución
por una censura interna en la cual se ha querido ver una expresión de los de la tensión. "Aunque evidentemente ellos tienen mucha relación con este
precursores del superyó. Parece que se debe admitir, con la noción de un factor." Pero en fin, el viejo sueño de una reducción total de la calidad a la
conflicto casi originario, que todo lo que viene a contrariar la expresión de cantidad debe ser abandonado. El factor cualitativo es un misterio: las
los afectos ligados con un tipo de pulsión toma una significación prohibi- explicaciones que Freud propone, sin avanzar mucho, son bien pobres:
tiva, aunque este afecto puede no ser debido sino a la oposición de un tipo ritmo, secuencias temporales de las modificaciones, elevación y caída de
de pulsiones antagónicas. El rechazo de lo malo al exterior, ésta alienación los estímulos están lejos de restituir la realidad subjetiva de los afectos.
idealizan te, no resiste largo tiempo a la experiencia. 7 5 Desde entonces, En la medida que el principio del Nirvana y el principio del placer
este exterior debe interiorizarse y excluirse a la vez para la operación de la deben ser distinguidos, como Freud lo recomienda, se puede pensar que al
represión. El odio por el objeto puede aparecer como un precursor del primero corresponde la tarea de la reducción puramente cuantitativa hasta
superyó prohibiendo su amor. El amor por el objeto puede aparecer como el nivel cero, mientras que al segundo le corresponde la tarea de evitar lo
un precursor del superyó prohibiendo el odio. Se comprende mejor enton- cualitativo del displacer y la búsqueda del placer. Así, el principio del
ces la profunda complicidad originaria entre el ello y el superyó, puesto Nirvana estaría al servicio de las pulsiones de muerte, mientras que el
que las oposiciones entre las pulsiones antagónicas prefiguran las tentativas principio del placer estaría al servicio de la libido. Pero en la medida que
ulteriores de neutralización de las pulsiones del ello para dar satisfacción a Freud sostiene que el principio del placer es hereditario del principio del
una instancia especial a la cual será necesario, para hacerse amar por ella, Nirvana para este último, habiendo seguido una mutación en los seres
obedecer al dedo, al ojo, a la voz. Frente a la impotencia del yo y a las vivientes, se hace necesario bajo la denominación del principio del placer
potencias infernales del ello, el superyó aparecerá a la vez como cruel, comprender a la vez el antiguo principio del Nirvana y el nuevo principio
sediento de sangre y por tanto sublime y celeste. Así el superyó es la del placer. Lo que justifica que el principio del placer no pueda alcanzar la
instancia que juega un doble juego. Su acción puede también satisfacer las descarga absoluta y completa, al no poder ponerse enteramente al servicio
pulsiones del ello como anonadarlas, encontrando refugio en la omnipoten- de la pulsión de muerte, pero que debe contentarse con el nivel más bajo
cia narcisista idealizante y habiendo conseguido una neutralización terato- posible, lo que en cierta medida, va al par con la calidad del placer. La
lógica. Se encuentran nuevamente aquí los efectos de una reducción de las búsqueda de un crecimiento del placer no es admisible para el aparato
tensiones a nivel cero, que sería obtenida no por la descarga total, sino por psíquico sino entre ciertos límites de intensidad y de tiempo.
76
una represión total y que conduce a cumplir las tareas relevantes del princi- El principio de realidad, de donde el desvío, la diferencia, es la
pio del Nirvana. función esencial, modificará el principio del placer por la capacidad a
La discusión general sobre las relaciones del afecto y el inconsciente se tolerar las más grandes tensiones sin desorganizarse y a no autorizar sino
detiene con El Yo y el Ello. Debemos sin embargo considerar un conjunto las descargas infinitesimales para la exploración del mundo exterior y el
de trabajos, ulteriores todos ellos a la segunda tópica, donde Freud volverá funcionamiento del pensamiento. Es necesario hacer notar que esta inhi-
a insistir sobre el problema de la calidad y sobre el papel de la disociación bición en la descarga y esta fragmentación energética deben liberarse para-
en el afecto, al abordar otras cuestiones. No pensamos forzar el pensamien- lelamente de la referencia principal al placer y, cambiado de objetivo,
to de Freud afirmando que el afecto, en la parte terminal de su obra, toma esforzarse en establecer las condiciones de posibilidad de los objetos, inde-
un relieve que recuerda el lugar de los primeros tiempos, un momento pendientemente de su valor placentero o no.
eclipsado por la primera tópica. Tampoco afirmamos, por intermedio de Es así como el afecto está siempre en una posición intermediaria. Está
u11a interpretación inte!ectualista que se le ha querido hacer, que ha relega- tomado entre su anonadamiento (reducción a cero) por la descarga y su
do el afecto a un status de segundo rango. necesario desplazamiento (inhibición de la descarga), liberación de la cali-

75. Cf. nuestro trabajo, "La projection: de l'identification projective au pro- 76. Ya instalada en el descartar entre Nirvana y placer, pero revelada a sí misma
ject," Re11º fr. de Psychan., 1971, 35, pp. 939-960. por el aplazamiento de la descarga por el principio de realidad.
66 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 67

dad agradable o desagradable necesaria para el funcionamiento del pensa- Es así como las relaciones entre lo reprimido y lo consciente (idea y
miento. El afecto está entre las dos muertes más acá y más allá de la vida. afecto) puede comprenderse según diversos destinos:
El afecto está entre la muerte biológica y la muerte psíquica, la cual lo. Lo reprimido (idea más afecto) queda enteramente reprimido;
equivale al trabajo del pensamiento. 2o. Lo reprimido (idea) llega a la conciencia bajo la forma de nega-
Tomado en la dualidad placer-displacer, lo vivo del afecto está siempre ción;
solicitado por su contrario y su doble, amenaza o esperanza según los 3o. Lo reprimido (idea) llega a la conciencia bajo l~ forma de acepta-
casos. Su realidad aparece frágil, evanescente, amenazada. Sin embargo, la ción intelectual;
férula por la cual está sostenido por esos dos muertos se rompe periódica- 4o. Lo reprimido (afecto) llega a la conciencia directa o invertida. Los
mente. Entonces surge un estallido que todo lo trastorna, del cual es lo casos (2) y (3) no levantan la represión.
más frecuentemente difícil decir si son las fuerzas de vida o las fuerzas de So. Lo reprimido (idea) llega a la conciencia con afecto, se levanta la
destrucción que se manifiestan de esta manera. represión.
¿No retoma Freud aquí las primeras observaciones de los Estudios
3. "La negación" (1925) sobre la histeria, donde afirma que el recuerdo verbalizado sin afecto
carece de consecuencias sobre el proceso mórbido? Es así como sólo el
En este artículo capital el afecto está apenas mencionado. Pero una lectura complejo ideo-afectivo reconstituido por rememoración o interpretación
atenta revela que ocupa un lugar más importante de lo que se creía. Lo que puede levantar la represión. Pero es necesario insistir sobre el hecho de que
la negación nos muestra en la experiencia analítica es que, gracias a ella, lo se trata de un levantamiento parcial, que involucra por reacción un reforza-
reprimido puede llegar a la conciencia, aunque no sea más que su conte- miento de las contracargas. El levantamiento total de la represión es impo-
nido idéico (ideas). El trabajo analítico puede también llegar hasta el final sible debido a la represión originaria, que es por otra parte el motivo más
de la negación misma, llevando al analizado a una plena aceptación intelec- potente de la sublimación. El trabajo analítico es el de la construcción de
tual de lo reprimido y esto, sin embargo, no habiendo levantado el proceso las redes de las represiones parciales o secundarias susceptibles de suminis-
de la represión. ¿Qué es lo que allí falta entonces, si no es el afecto ligado trar la hipótesis de la represión primaria, en la cual la comunicación en el
a la idea, aparentemente admitida? Todo sucede como si el analizando se analizado produce un complejo ideo-afectivo en relación con él.
comportara en el análisis como el fetichista frente a la castración. Si el trabajo de los proces~s intelectuales es el de liberar e'I afecto al
El trabajo del pensamiento, dice Freud, con la ayuda del símbolo de la precio de la negación, en lo que concierne a la realidad psíquica, todo
negación se libera de las restricciones de la represión. Es suficiente un análisis basado sobre la combinatoria de las ideas, reconociendo también el
cambio de signo del más por el menos para que el contenido reprimido y juego de las negaciones, puede desembocar en una teoría del inconsciente
perdido sea recuperado. 7 7 Por este cambio de signo, el sujeto se libera del del analizando perfectamente semejante y también verídica sin ningún
afecto. El obsesivo, orfebre en la materia, acepta también restablecer el levantamiento de la represión. Lo referente del análisis no puede ser otro
signo originario, consiente en remplazar el menos por el más, pero el afecto que el afecto; más precisamente, el afecto de displacer que sólo es indicati-
seguirá ausente. Una comparación se impone aquí con el histérico. En este vo de lo reprimido. Es por lo cual las curas vividas en una relación mutua-
último se sabe que el afecto reprimido se hace en la superficie como una mente feliz, no pueden pretender ser un análisis del inconsciente, sino un
forma invertida. El deseo se hace repugnancia, como el placer-displacer. proceso de ortopedia afectiva. No es sino cuando el análisis de lo que surge
Así, el equivalente de la negación en el proceso intelectual se encuentra en en Freud; del juicio de atribución según Ja dicotomía bueno-malo, será
la inversión de afectos. Sin embargo, una diferencia sensible separa los dos suficientemente avanzado, que Ja reintegración de Jo rechazado fuera de Jo
registros. La liberación de las restricciones de lo reprimido se hace al precio expulsado, de lo reprimido, permitirá una visión completa de la realidad
de una simple negación y admite la idea reprimida en Jo consciente para los psíquica que dará, entonces, al juicio de existencia la posibilidad de operar
procesos .intelectuales, mientras que el placer necesita una contracarga más según Ja dicotomía subjetivo-objetivo. En lo que concierne a las teorías
dispensiosa. Por otra parte la actividad del pensamiento se encuentra así psicoanalíticas, sería interesante evaluarlas no solamente según su coherén-
entremezclada por la impulsión de afecto reprimido. cia lógica, puesto que su objetividad no es verificable, sino sobre el plano
de su resonancia afectiva : a saber ¿qué afecto de placer dan ellas y que
afecto de displacer eximen?
77. "No, no es mi madre" dice el que sueña preguntándose quién será el perso-
naje aparecido en su sueño.
68 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 69

4. "El fetichismo" (1927) coexistir dos versiones igualmente admitidas. Sí, la castración existe -las
mujeres no tienen pene-. No, la castración no existe; en el lugar del pene
Analizando la estructura del fetichismo, Freud es llevado a plantear una que falta, todo objeto contiguo al sexo femenine o todo otro evocador de
distinción que aporta esclarecimientos sobre las relaciones entre las dife- su similitud cori el pene ocupará el lugar, el fetiche es y no· es el sexo que
rentes variedades de la represión, así como el material sobre el que su representa. El afecto está sometido al mismo clivaje, la representación de
acción es ejercida. un sexo castrado evoca en el inconsciente una angustia, un horror intenso,
Durante largo tiempo se ha podido creer que sólo las representaciones la percepción del sexo femenino deja al sujeto indiferente, inalterado por
estaban reprimidas, mientras que el afecto estaba solamente suprimido. El un hecho conocido desde siempre: hombres y mujeres son diferentes ana-
matiz era difícil de captar entre estos dos términos. Digamos solamente tómicamente.
que la supresión era una inhibición de la expresión del afecto, mientras que La situación del afecto se aclara: puede ser despertado por la percep-
la represión iba a la par con el borramiento de la representación y su ción externa (evocación de un peligro surgido de una acción en la reali-
subsistencia bajo forma de trazo mnésico. Con el análisis del fetichismo, dad), o por la representación (evocación de una fantasía construida en la
Freud, por una de sus inversiones que se encuentran a veces en su obra, psiquis). También toda insatisfacción proveniente del objeto aumenta la
sostiene que la represión es el mecanismo que apunta al afecto. tensión interna y provoca ya sea la representación del objeto faltante, ya el
"Si nosotros quisiéramos diferenciar más netamente el destino de la ensayo de una realización alucinatoria del deseo (satisfacción alucinada).
idea en tanto que es distinto del afecto y reservar la palabra Verdriingung Aquí todavía notamos el papel de vigilia de la falta. El resultado del afecto
(represión) al afecto, entonces el término alemán apropiado para el destino será concomitante con la tensión creciente y de la descarga. Aquí se orien-
de la idea sería Verleügnung (reprobación, retractación)." 7 8 tará hacia el cuerpo (reacción fisiológica) y secundariamente hacia el
mundo exterior (movimiento de agitación motriz).
He aquí lo que puede ser considerado como el punto final sobre las
relaciones entre el afecto y la represión. No solamente está reprimido el Así el afecto está en la encrucijada de los diversos órdenes de datos
afecto, sino que sobre él específicamente pesa la represión, mientras que la que acompañan su aparición, su desarrollo, su desaparición.
representación cae bajo el golpe de la reprobación. · A su aparición preceden:
El afecto que acompaña la visión de los órganos genitales maternos o En el mundo exterior: la percepción evocadora del acto.
debe sufrir la represión. La percepción de la falta de pene no es angustiante o En el mundo interior: el deseo y la representación del objeto o de la
sino en la medida que la fantasía de castración se encuentra así autentifi- satisfacción.
A su desarrollo responden:
cada. Por esta autentificación se entiende el acto de la castración que es
evocado. Es decir, la amenaza que pesa sobre la integridad corporal en su o En el mundo exterior: el movimiento de agitación motriz, llamado
al objeto.
punto más sensible, la pérdida del pene "significante del goce". Es así
o En el mundo interior: la fantasía, el cuerpo visceral.
como por una parte, en la realidad externa y el mundo exterior, dos
órdenes de hechos son relevantes: la percepción y el acto. Por otra parte, A la desaparición que sigue el agotamiento de la descarga y la satisfac-
ción:
en la realidad interna (psíquica) y el mundo interior, la representación y el
afecto son el objeto de un encuentro que la fantasía sella. Desde entonces o En el mundo exterior: el reposo motriz sigue a la experiencia de la
la defensa tiene por objetivo escindidos: represión del afecto, reprobación satisfacción o al evitamiento de las condiciones perceptivas evoca-
doras del peligro inherente al acto.
de la representación. A este clivaje entre afecto y representación, va a
o En el mundo interior: la calidad del placer, seguida del silencio de la
corresponder el clivaje entre realidad externa y realidad interna -haciendo
representación y del afecto.
Este esquema sólo toma en consideración el desenlace favorable. En el
78. s,E, XXI, 153. [Forclusion (repudio). Término introducido por J. Lacan, caso contrario:
que lo explica como un mecanismo específico que estaría en el origen del hecho o En el mundo exterior: la agitación conducirá al agotamiento y a la
psicótico y consistiría en un rechazo primordial de un "significante" fundamental,
por ejemplo el pene en tanto que significante del complejo de castración, fuera del caída en el entorpecimierito o el abandono del peligro externo.
universo simbólico del sujeto. La forclusión se diferenciaría de la represión en dos o En el mundo interior: a la vivencia· de catástrofe, de desesperanza y
sentidos: 1) Los significantes repudiados (forclos) no son integrados en el incons- de impotencia, que conduce al abandono del peligro interno: aban-
ciente del sujeto. 2) Ellos no retornan "del interior", sino en el seno de lo real, dono dice Freud, por las potencias del destino.
singularmente en el fenómeno alucinatorio. Del Vo cabulaire de Laplanche et Pontalis. Entre estas dos situaciones extremas pueden jugar, dentro de ciertos
T.].
'
70 EN LOS TEXTOSPSICOANALÍTICOS EN FREUD 71

límites, los mecanismos de defensa más o menos masivos, más o menos o la identificación;
costosos, más o menos eficaces (sobre los cuales nosotros tendremos que o la desexualizaciórt;
volver) sobre la realidad externa e interna, desde la contracarga externa e o la unión de la energía libre y el gobierno de los afectos. .
interna, bajo las formas más radicales, que se dan, hasta los mecanismos Esta multiplicidad de tareas explica en parte las contradicciones que
más sutiles, los efectos parciales, transitorios, reversibles, ofreciendo toda pueden ponerse de manifiesto en las diférentes concepciones del yo. Unas
la gama de posibilidades de la simbolización, paliando las consecuencias de insisten sobre la función adaptativa, otras sobre el trabajo defensivo, otras
la perturbación económica. todavía sobre funciones transaccionales, mientras que en lo opuesto se
subraya la captación imaginaria y el engaño del cual es prisionero; en fin,
podemos ver todavía en él al agente esencial del destino de las pulsiones,
5. "La escisión del yo en el proceso defensivo" ( 1939) que es ta sublimación por la identificación y la desexualización. Lo que nos
muestra con evidencia este último trabajo de Freud es la coexistencia, en el
La construcción metapsicológica de Freud de 1927 es retomada, como se seno del yo, de funcionamientos contradictorios. Es decir, que a nivel de
sabe, doce años después en este artículo final. Dos trazos marcan este esta instancia, tan importante puede ser la prueba de la realidad y el
retorno: primero, la vacilación en cuanto a la antigüedad y lo baladí o la principio del mismo nombre, el principio del placer-displacer es todavía
novedad y la originalidad de este descubrimiento; segundo, sµ aplicación a más potente para negar la prueba de realidad y construir una neorrealidad
la psicosis. más o menos extensa: del fetiche como sustituto del pene, al delirio que
El interrogante de Freud sobre el valor de su descubrimiento no es surge del inconsciente, viene a tapar la abertura de una realidad reprimida.
simple efecto de retórica. La cuestión que se plantea podría ser la siguien- Encontramos aquí la segunda preocupación de Freud: la aplicación de
te: "¿Adelantaré aquí un paso decisivo o repetiré lo que ya he adelantado su descubrimiento en el campo de la psicosis. Nuestra interpretación con-
antes? " Cuestión que dejará este artículo inconcluso y no publicado du- duce a pensar que Freud opone implícitamente dos problemáticas. La
rante su vida. Esta pregunta está fundamentada y es verdadera en su primera, la del fetichista, es el resultado de la angustia de castración a la
\ contradicción, como es verdad la escisión del yo. Pues, en efecto, Freud no cual la defensa responde por el advenimiento del fetiche. La segunda, la del
hace sino repetir lo que ha dicho desde el comienzo en las cartas a Fliess delirante, es el resultado de la angustia de fragmentación, a la cual la
(Manuscrito K): Lo ha sabido siempre. Pero por el contrario no lo ha defensa responde por la neorrealidad del delirio. Estaríamos tentados a
formulado jamás bajo esta forma - "Él jamás ha pensado en ello". decir que en este último caso es el yo que se castra, para no fragmentarse.
Este artículo nos parecería ser la última palabra sobre el afecto, aun- La escisión puede entonces recaer sobre la difere ncia de sexos o sobre la
que este término no sea mencionado. Lo que Freud nos muestra, es la identidad narcisista. La represión puede ir del rechazo radical (forclusión:
irreductible escisión que afecta al yo. Esta instancia es la instancia esencial repudio), a la negación.
del conflicto: por una parte su función es reconocer las exigencias de la Es necesario ir más lejos que Freud en su conclusión. La problemática
realidad y obedecer por el renunciamiento pulsional, por otra parte deben del fetichismo es un paradigma que puede verse ilustrado en la totalidad del
dar satisfacción al principio de placer-displacer, es decir evitar el displacer campo psicoanalítico. Su extensión a la psicosis está lejos de cubrir todas
(llamado de la sanción que sigue en caso de obstinación a la búsqueda del sus aplicaciones. Desde Winnicott se sabe que los lazos más estrechos unen
placer) y de encontrar un medio que permita la continuación del placer a la estructura del objeto transicional y al fetiche. Por otra parte, el feti-
por una experiencia de satisfacción. Se comprende mejor, entonces, la chismo como perversión se opone con derecho a la existencia de comporta-
heterogeneidad estructural del yo. mientos fetichistas en un gran número de estructuras clínicas, "compren-
Las funciones principales del yo pueden enunciarse así: dida la normalidad". Por otra parte, el fetiche se encuentra en dominios
o la preservación de la autoconservación; alejados del psicoanálisis. 7 9 En tanto que decir que la constitución del
o reconocimiento de la realidad externa; objeto fetiche, cuando se puede observar con una particular claridad en
o los mecanismos de defensa, de donde las funciones múltiples son: ciertos individuos, parece sostener la constitución misma del objeto psíqui-
a) la reprobación de la realidad dolorosa,
• co. Lo que querría decir que el objeto psíquico no se desprende jamás de
b) la lucha contra las exigencias pulsionales peligrosas,
su vínculo de origen y de su función esencial: es tomar una porción como
c~ la búsqueda de compromiso entre los efectos de las otras dos ins-
parte del cuerpo de la madre (objeto parcial) y consagrarlo al goce.
tancias y la realidad,
o la carga narcisista; 79. Véase "Objects du fétichisme", Nouvelle Revue de Psychanalyse, Gallimard,
1970, No. 2.
72 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS ENFREUD 73

El renunciamiento al goce del cuerpo de la madre (sea directamente, transformaciones cuantitativas y cualitativas. En el origen, se encuentra
sea indirectamente por la masturbación) es pronunciado, bajo pena de una acumulación de tensión física sexual.
castración en nombre del padre (Lacan). La posición del sujeto frente a Esta tensión física sexual, pasado un cierto umbral, no puede transfor-
este decreto dictado por el Otro está en reconocer esta ley al mismo marse en afecto por elaboración psíquica. En efecto, Freud distingue, en
tiempo que descubre el medio de invertirla. El cuerpo de la madre retorna este período los diferentes componentes de la vida sexual: componente
allí a través del afecto. Éste, siempre doble, recuerda en su dualidad a la físico, componente psicosexual y sin duda, pero esto se presta a controver-
satisfacción buscada bajo forma de placer y su prohibición bajo forma de sias, componente psíquico. En la sexualidad normal, la tensión física
displacer. sexual alcanza un cierto umbral "toma parte psíquicamente" es decir, se
pone en contacto con ciertos contenidos ideativos que ponen en marcha
la acción específica permitiendo la descarga para la satisfacción. El
modelo de este ejemplo de reacción está expuesto en el manuscrito G
EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA DE LA ANGUSTIA (1893-1932) sobre la melancolía, que puede considerarse como precursor del modelo
de la pulsión.
La tensión física sexual tiene entonces un valor de advertencia para la
Recordamos que hemos prometido no entrar en el detalle de ningún afecto libido psíquica que conduce a ésta a la indispensable experiencia de satis-
en particular. Para tratar solamente los problemas más generales del afecto, facción.
hacemos aquí una excepción para la angustia en la medida que, a través de Este montaje puede sufrir ciertos desarreglos (por desarrollo insufi-
este ejemplo, podemos seguir los avatares del pensamiento freudiano sobre ciente o declinación de la vida psicosexual, por prohibición excesiva o por
el afecto. "alienación" entre sexualidad física y psíquica); en ese caso la tensión
Se pueden distinguir tres períodos esenciales en las concepciones sobre sexual es transformada en angustia. El mecanismo en consideración no está
la angustia: únicamente constituido por una acumulación cuantitativa de tensión como
1- 1893 a 1895: Alrededor de la neurosis de angustia y de sus relaciones se dice habitualmente, el adjunta allí una modificación cualitativa: en lugar
con la vida sexual. - de transformarse en (o de apoyarse sobre) una tensión psicosexual, la
11- de 1909 a 1917: Relación entre la angustia y la libido reprimida. tensión física sexual se transforma en angustia. Se trata entonces de un
III- de 1926 a 1939: Relación de la angustia con el aparato psíquico. mecanismo simétrico inverso de la conversión histérica. La neurosis de
Daremos aquí las grandes líneas de esta evolución. angustia es la contrapartida somática de la histeria.
Si, en la conversión se asiste a un salto de lo psíquicosexual a lo
somático, en la neurosis de angustia ese salto se produciría de lo físico
l. Primer período: Alrededor de la neurosis de angustia (1893-1895) sexual a lo somático. Las diferencias sin embargo son importantes: el salto
a lo somático en la histeria conserva la capacidad de simbolización de lo
Este primer grupo de trabajos puede estar delimitado por los manuscritos físico sexual; la conversión histérica sigue perteneciendo a lo simbólico. El
80
dirigidos a Fliess B, E, F, 81 J, así como los primeros trabajos sobre salto de lo físico sexual a lo somático que realiza la angustia no tiene ya
82
fobias. Sobre todo el artículo fundamental sobre la neurosis de angustia vínculos con la simbolización. Se puede entonces hablar en ese caso de una
y la respuesta a las críticas que él mismo había hecho y que contiene lo perturbación económica y simbólica descalificadora.
esencial de la posición de Freud en ese momento (1895). 83 La causa principal de la formación de la angustia reside, según Freud,
La idea principal de estas primeras aproximaciones es que, la fuente de en el hecho de que un afecto sexual no puede ser formado, la tensión física
la angustia debe ser buscada no en la esfera psíquica, sino en la esfera no puede ligarse psiquicamente. La angustia aparecería como un sustituto
física. La producción de angustia depende de un mecanismo que involucra de la representación faltante, sustituto somático, como lo indican la feno-
menología y la sintomatología de la angustia. Ya que las manifestaciones
físicas de la angustia no pueden ser contingentes, ellas dominan el cuadro.
80. SE, I, 182. Se produce aquí una inversión de las relaciones que existen en el estado
81. SE, I, 190. normal en el coito. Mientras que en ese último caso la vía principal de
82. SE, III, 8 l. descarga es psicosexual y la vía secundaria es somática (disnea, aceleración
83. SE, III, 90. cardíaca, etc.), en la angustia la vía secundaria de descarga se transforma en
74 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 75
84
la principal. El artículo sobre la neurosis de angustia de 1895, obra representante-representación de la pulsión. La atención de Freud se inclina
maestra de observación clínica, marca con insistencia la diferencia entre la sobre el destino y la transformación de los afectos.
neurosis de angustia y la fobia. La neurosis de angustia no nace de una idea En la medida que Freud progresa en el estudio de la sexualidad infan-
reprimida, ella no surge para Freud de un análisis psicológico; sí bien til y en la de las neurosis, toma conciencia de la importancia de la angustia
ciertos contenidos ideativos pueden encontrarse allí, es a título de agre- en sus relaciones con la represión. Si la angustia responde a una aspiración
gados secundarios, de préstamos ajenos al contenido de la angustia. La libidinal reprimida, ella no es esta aspiración misma, la represión es el
sustitución de una idea por otra es primitiva en la fobia, secundaría en la motivo de su transformación en angustia. Entonces, la represión es insepa-
neurosis de angustia. Está claro que todos los mecanismos tendientes a la rable de una ·situación de peligro. De donde el interés que existe para
acumulación cuantitativa agravan la situación; factores predísponentes, profundizar la naturaleza y el origen del peligro para comprender las conse-
somatización, reforzamiento, se combinan. Pero el trastorno esencial reside cuencias. La hipótesis mecanicista de la neurosis de angustia se revela insu-
en la imposibilidad para la excitación somática de ser elaborado psíquica- ficiente. Freud hace jugar todos los resortes del descubrimiento del peligro
.mente. La excitación somática es desviada hacia otras vías que la ví~ de la castración. La distinción nosográfica que había alcanzado en la sepa-
psíq;.,ica. Los síntomas de la neurosis de angustia son los sustitutos de la ración de la angustia, que se manifiesta en la neurosis de angustia y la
acción específica (el coito) que debería seguir normalmente la excitación angustia tal como ella aparece en la fobia, prosigue aquí con una oposición
sexual. Estas afirmaciones radicales son en cierta medida un poco atempe- nueva: la angustia frente a un peligro real y la angustia neurótica.
radas en Freud por la posibilidad de neurosis mixtas, pero lo esencial de la La angustia frente a un peligro real está bajo la dependencia de las
tesis persiste: en la diferencia de naturaleza entre la neurosis de angustia, pulsiones de autoconservación, ella es la consecuencia de la interpretación
neurosis actual y pSíconeurosis, neurosis de transferencia de la libido psico- de los signos de peligro que amenazan la integridad física del individuo. La
sexual. angustia neurótica es distinta: aparentemente nada la justifica bajo el signo
Es evidente que las primeras tesis de Freud sobre la angustia no han de la autoconservación. La amenaza viene de otro lado.
podido ser mantenidas tal cual. Pero sería erróneo creer que Freud renun- Toda señal de peligro induce a un estado de alerta: advertencia senso-
cia totalmente a ellas. Encontiamos ecos en las fases ulteriores; en particu- rial y tensión motriz que movilizan las capacidades de respuesta a ese
lar en la persistencia de la tesis de la imposibilidad de una elaboración peligro por el combate o la fuga, según las circunstancias. Las reacciones al
psíquica de una tensión energética, es decir, a fin de cuentas, de su unión peligro son útiles y necesarias, puesto que ellas preparan al sujeto a la
con los contenidos representativos. Sea lo que fuere, p.o podemos dejar de réplica. Pero la angustia, por sí misma, no tiene ninguna utilidad, puesto
evocar, a través de esta primera teoría de la angustia las concepciones que tiene un efecto desorganizador, al perturbar la conducta necesaria
psícosomáticas de la escuela francesa. Ciertamente, no se trata en éstas frente al peligro. La angustia tiene entonces un efecto contrario al objetivo
solamente de la angustia, aun así la degradación de una tensión física buscado, la preparación de la respuesta frente a la amenaza del peligro. La
sexual o su desviación hacia las vías de descarga somáticas (interna) está en ausencia de preparación es nociva: las neurosis traumáticas lo muestran,
el primer plano de las ideas modernas sobre las estructuras psicosomáticas. testimonian el efecto de sorpresa que embarga al sujeto y lo toma despre-
venido. La no preparación para el peligro favorece la efracción en el yo y a
2. Segundo período: Angustia y libido reprimida ( 1909-1917) la cantidad de excitación de ser ingobernable. El hombre se defiende
contra el terror por la angustia.
Las primeras teorías de la angustia tratan sobre la relación de la angustia La angustia patológica se manifiesta esencialmente bajo dos formas:
con el cuerpo, el segundo período va a ligarse a la relación de la angustia una, angustia flotante lista a unirse a no importa qué representación, como
con la libido reprimida. El caso Juanito (I 909), el artículo sobre "Psico- lo muestra la espera ansiosa de la neurosis de angustia, y otra, angustia
análisis salvaje", (1910), la Metapsicología (1915), la XXV Conferencia de circunscrita ligada al peligro. Se puede resumir esta oposición diciendo que
introducción al Psicoanálisis ( 1917) y El hombre de los lobos, traen inscri- en el primer caso el peligro se encuentra por todos lados, la seguridad en
tas las trazas. El acento se desplaza aquí sobre el dominio del conflicto ninguna parte; en el segundo el peligro está localizado, la seguridad está
psíquico. La búsqueda está dominada por las relaciones entre el afecto y el afuera. Esta comparación nos permite encontrar dos estados de angustia: la
angustia donde toda maniobra es evidentemente impotente por el hecho de
la carga del yo por el afecto, y la angustia gobernada en una cierta medida
84. Notemos aquí la inversión del modelo del Proyecto, sobre la utilización de por la evitación de la situación angustiosa, mecanismo de defensa puesto
la vía de descarga a los fines de comunicación. en marcha por el yo.
76 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 77

Freud mantiene entonces la oposición del primer período. La angustia dos), como lo mostrará en forma más completa Spitz (angustia del octavo
flotante es siempre interpretada como una inhibición por la descarga. La mes). En todo caso, la angustia aparecería en cuanto la presencia de la
causa puede ser atribuida ya sea a un avatar de las vicisitudes de la pulsión madre y su influencia segurizante falten.
(insuficiencia de los mecanismos de desplazamiento, de inhibición del obje- A fin de cuentas, Freud concluye que la angustia infantil no tiene
tivo, de desexualización, de sublimación en suma), ya a una acentuación de nada de común con la angustia frente a un peligro real. Por el contrario,
los factores cuantitativos adquiridos (pubertad, menopausia). Se encuentra ella se aproxima mucho a la angustia neurótica de los adultos. Como
entonces en la angustia flotante el defecto de elaboración psíquica postu- aquélla, ésta nace de una libido no empleada -noso tros diremos inafec-
lada desde 1895 y el papel agravante de los factores cuantitativos. La tada. La falta de un objeto sobre el cual la libido pueda investirse está
conclusión persiste igual: la libido trabada da nacimiento a los procesos remplazada por otro objeto exterior o por una situación.
que son todos y únicamente de naturaleza somática. El progreso realizado en el curso de este segundo período de Ía teoría
En las psiconeurosis sucede todq de forma distinta; los síntomas (his- de la angustia es considerable. La oposición entre las dos formas de angus-
teria, fobia, obsesión) son productos para impedir la aparición de la angus- tia recibe las explicaciones metapsicológicas más satisfactoiias. Si pocas
tia. El empeño en el displacer puede ser eficaz en la conservación, mode:ra- cosas han sido adjuntadas a la concepción de la angustia, tal como aparece
damente eficaz en la fobia, ineficaz en la neurosis obsesiva. Pero en todos en las neurosis actuales, un progreso ha sido cumplido en lo que concierne
estos casos la relación con la simbolización está conservada. El histérico a la concepción de la angustia en la psiconeurosis. Un cierto número de
continúa simbolizando a través de su cuerpo, el fóbico y el obsesivo simbo- puntos quedan por elucidarse en lo que concierne a la naturaleza del
lizan a través de otras producciones psíquicas. peligro temible, que no es el mismo en las diferentes etapas del desarrollo.
Dos mecanismos diferentes se oponen: Se puede decir, por otra parte, que la teoría de la angustia permanece,
- La inhibición a la descarga involucra una deflección hacia el cuerpo (una todavía aquí, más económica que simbólica. La angustia aparecería aquí
descarga corporal) sin elaboración psíquica verdadera, pero que puede como consecuencia y no como Freud lo sostendrá más tarde, como causa
cubrirse de una superestructura psíquica fotográfica (copiada). Aquí la de la represión (del proceso de represión). La articulación entre las dos
' represión no está verdaderamente en juego, solamente opera una conten-
ción ineficaz sin producción simbólica corporal o psíquica;
formas de angustia está todavía por hacerse.
Antes de dejar este segundo período de la teoría de la angustia, nota-
- La inhibición a la descarga involucra una transformación poniendo en mos el interés de Freud para con ciertos afectos ligados a la angustia: asílas
marcha combinada los destinos de las pulsiones y de los mecanismos de formas menores de la despersonalización, lo ya visto, el "velo" del hombre de
defensas del yo. El resultado del trabajo de represión alcanza a las produc- los lobos, la inquietante extrañeza lo atestiguan. La necesidad de una
ciones simbólicas corporales o psíquicas. Aquí la represión juega de lleno diferenciación entre angustia, miedo, terror, se complementa por una dife-
en sus funciones de contracarga y de descarga. Lo reprimido recientemente renciación más marcada entre angustia y duelo (Duelo y melancolía).
sufre la atracción de lo reprimido preexistentemente. En esta ocasión un
clivaje se puede operar entre el afecto y el representante -representación 3. Tercer período: La angustia y el aparato psíquico. ( 1926-1932)
de la pulsión. El desmantelamiento de los grupos de representaciones pue-
de alcanzar a las recombinaciones, las permutaciones. En cuanto al afecto, Muchos analistas ven en Inhibición, síntoma y angustia; la obra maestra del
éste puede seguir diversas transformaciones cuantitativas o cualitativas, de pensamiento freudiano en materia de clínica psicoanalítica. Veremos aquí
la cual la angustia es la expresión mayor. Freud agregará que esta transfor- la última postura de Freud ante la teoría del afecto. Muchos datos anteriores
mación del estado afectivo constituye, por mucho, la parte más importante son recordados; nos quedaremos sobre todo con lo que la obra aporta de nue-
del proceso de represión. Sin embargo, Freud siempre ha mantenido, en el vo sobre el afecto. Freud da lo esencial en la XXXII Conferencia. El informe
hilo de su obra la tesis según la cual la significación del afecto estaría ligada de F. Pasche sobre "Angustia y la teoría de los instintos" en un Congreso an-
a una función de la memoria. El afecto evoca la repetición de un aconteci- terior de Lenguas Romanas nos dispensará de volver sobre los detalles:
miento importante y significativo. ¿Dónde buscar este acontecimiento'? "Es perfectamente inútil, aun cuando éste pensamiento me es desagra-
Antes de Rank, Freud sostiene la hipótesis de una angustia primordial o dable, negar que he sostenido más de una vez la tesis de que por la repre-
primera: la que acompaña al nacimiento. ¿Pero se puede llamar experiencia sión, el representante pulsional se veía deformado, desplazado, etc.,
traumática a lá' angustia del nacimiento? La observación del niño indica mientras que la libido era transfomwda en angustia . .. " 8 5
que la angustia propiamente dicha aparecería más tarde (angustia frente a
85. Inhibition, syntóme, angoisse, p. 28. trad. M. Tort, Presses Universitaires de
los extraños, frente a las situaciones nuevas, frente a los objetos desconocí- f rance. Notemos que Freud emplea aquí corno sinónimos afecto y libido.
78 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 79

Esta autocrítica signa el cambio; veremos que no es sino relativa. Una reunificación de los diversos aspectos de la angustia es intentada
Todos los psicoanalistas saben que a partir de 1926 Freud modifica las aquí -la angustia de castrnción pone de manifiesto la amenaza de la pérdi-
posiciones anteriores. Sostiene por esta época una serie de proposiciones da del objeto parcial, el pene, en el cual el efecto sería hacer imposible
que dicen: toda unión con la madre; la angustia de la pérdida de objeto revela la
1. La angustia tiene su ubicación en el yo. Solamente el yo puede amenaza de la pérdida del objeto total. La angustia de castración implica el
experimentar angustia. abandono del goce del pene para conservar la integridad narcisista (sacrifi-
La fuente de esta angustia puede encontrarse en el mundo exterior cio de la función para conservar el órgano). La angustia de la pérdida de
(angustia frente a un peligro real), en el ello (angustia neurótica), en el objeto implica el abandono del deseo para conservar el objeto (sacrificio de
superyó (angustia de la conciencia). la autonomía para conservar la madre).
2. No es la represión la que produce la angustia, sino la angustia la 8. La evolución libidinal implica que el peligro corrido no es el mismo
que produce la represión. en las diferentes etapas del desarrollo.
La amenaza interna (la aspiración libidinal o agresiva) desencadena El peligro de abandono psíquico coincide con el despertar del yo, el
angustia (peligro de castración) que pone en marcha la represión (renunci&- peligro de pérdida de objeto (o el amor del objeto) con la dependencia
miento al objeto de deseo y a su objetivo). La angustia tiene entonces un infantil, el peligro de castración con la fase fálica, el miedo al superyó con
papel anticipador frente a una amenaza (la pérdida de la madre o la visión el período de latencia. Pero esta sucesión genética no relativiza la castra-
del sexo de la madre). ción en razón de las estructuraciones posteriores. El punto de vista gené-
3. La angustia es el llamado por el yo, en función de una exigencia tico no prevalece sobre el punto de vista estructural por el hecho de la
pulsional nueva, de una situación de peligro antigua. colosal carga narcisista del pene. El objeto de Ja angustia está siempre
De allí la necesidad de suprimir, de reprimir, de extinguir, la exigencia ligado, sin embargo, a un factor traumático (interno) que es imposible de
pulsional. El yo aventaja la satisfacción pedida y juzgada peligrosa (ha sobrepasar según las normas del principio de placer-displaceL El afecto de .
descargado la representación y liberado displacer).· angustia queda ligado a la imposibilidad de liquidación de una tensión. La
4. La señal de displacer (la angustia) suscita por parte del yo una dimensión cuantitativa permanece ineluctable : el afecto es el resultado de
reacción pasiva o activa. una cantidad de excitación no ligable, no descargable.
En el primer caso, la angustia se desarrolla e invade al sujeto. En el 9. La angustia depende del doble dispositivo de la represión originaria
segundo, contracargas se instalan (formación de un síntoma o de un rasgo y posterior.
de carácter). La puesta en marcha de mecanismos de defensa del yo tiene Las represiones secundarias se desencadenan en función del recuerdo
por objeto ligar psíquicamente lo que fue reprimido. de una antigua situación de peligro. La represión originaria está bajo la
5. La energía de la existencia pulsional puede seguir diversos destinos. dependencia de enormes exigencias libidinales, de las cuales el niño peque-
En efecto, o ésta, no dominada por las defensas del yo, conserva su ño no puede soportar la tensión desorganizante. La angustia puede enton-
carga a pesar de las defensas y continúa incesantemente haciendo presión , ces ser en el primer caso una señal de alarma, en el segundo caso la
o sucumbe y puede ser destruida (ejemplo de la disolución del complejo expresión de una situación traumática.
de Edipo ). En ciertos casos la represión se instala (como lo muestra la 10. Los dos aspectos de la angustia, señal de alarma o expresión de
neurosis obsesiva) como consecuencia del conflicto o como modo de de- una situación traumática, responden al papel jugado por las instancias.
fensa. En el caso de la angustia automático-traumática, puede suponerse que
6. El yo en su relación de conjunción y de disyunción con el Ello está, la angustia es una manifestación directa del ello, que invade y desborda las
por una parte, bajo la dependencia de éste, pero por otra parte se revela posibilidades defensivas del yo y que inducen a un estado de pánico, dt
menos impotente de lo que parecería, puesto que está preparado para impotencia, de desesperanza. En el caso de la angustia señal de alarma, la
poner en marcha la represión por desencadenamiento de la señal de alarma. angustia es una manifestación del yo que la utiliza para dirigir la puesta en
Es entonces inexacto pretender que el yo sea soberano, como lo hace marcha de las operaciones defensivas contra las pulsiones emanadas del ello
la psicología académica, tanto como sostener que es totalmente impotente o sus representantes. En el primer caso, el yo no hace sino sufrir la angus-
como lo sostienen ciertas tesis opuestas de óptica filosófica. tia, y sus posibilidades de respuesta están paralizadas, toda elaboración
7. La angustia neurótica es causada por la aparición en el psiquismo psíquica se traduce por un fracaso completo de las defensas. En el segun-
de un estado de gran tensión sentida como displacer, en la cual la libera- do, los mecanismos de defensa del yo, por más imperfectos que sean,
ción por descarga es imposible.
80 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 81

atestiguan una actividad simbólica funcionante sin mayor perjuicio, de una te, sino el carácter desorganizante de las tensiones libidinales para las
manera análoga al pensamiento. cuales ninguna satisfacción es posible fuera de la madre. La amenaza se da
Llamamos actividad simbólica y no, como se ha dado en uso en la aquí sobre las primeras matrices de organización del yo, en el cual las
literatura psicoanalítica (principalmente anglosajona), actividad de señali- construcciones precarias resisten mal a la inundación libidinal, al mismo
zación._Trataremos de explicarlo. Precisemos solamente que preferimos en tiempo que la tensión erótica ligada a la insatisfacción es la contrapartida
este lugar símbolo a señal, ya que hemos visto que no existe relación biuní- de la tensión agresiva en relación con la frustración.
voca entre la angustia y el peligro temido; por el hecho de los diversos Desde este punto de vista, los vínculos deben hacerse precisos entre
ángulos de la angustia, ésta nos remite a una polisemia de la situación angustia, dolor, y duelo del objeto. Freud sostiene que el dolor es la
peligrosa, los peligros temidos se remiten mutuamente el uno al otro y reacción apropiada frente a la pérdida de objeto, mientras que la angustia es
forman juntos una red simbólica. la reacción al peligro que comporta esta pérdida, y como consecuencia de
La oposición entre angustia automática y angustia señal debe, sin un desplazamiento, la reacción al peligro de la pérdida misma. Así, la
embargo, constituir el objeto de una articulación que permita comprender pérdida de objeto engendra dolor por irrupción de una cantidad ingoberna-
el pasaje de una a la otra.. La percepción externa sería aquí para Freud el 1 ble en el yo que provoca la angustia a la desprotección (Hilflosigkeit). Para
pivote. prevenir dolor y angustia de desprotección, la angustia señal adelanta la
catástrofe y adormece al yo impidiéndole proceder a las operaciones defen-
Con la experiencia que un objeto exterior, perceptible, es susceptible sivas susceptibles de intentar gobernar la amenaza desorganizante. Ahora
de poner fin a la situación peligrosa que evoca la del nacimiento, el conte- bien, Ja angustia señal tiene la característica de presentarse en una suce-
nido de peligro se desplaza de la situación económica a lo que es la condi- sión, una cadena que involucra las representaciones de la pulsión y del
ción determinante: la pérdida de objeto. La ausencia de la madre es, en peligro corrido, representaciones preconscientes derivadas de la representa-
adelante, el peligro en ocasión del cual el lactante da la señal de angustia ción inconsciente mantenida por la represión originaria.
antes que la situación económica temida sea instaurada. Esta transforma- ¿Qué es lo que nos enseña todo este desarrollo en lo concerniente al
ción tiene el valor de un primer e importante progreso en las disposiciones afecto? De hecho prolonga, con una coherencia notable de.sde 1895, el
tomadas en consideración para asegurar la autoconservación, ella implica al
mismo tiempo el pasaje de una angustia producida como manifestación, problema del afecto en relación al inconsciente. El afecto puede nacer
cada vez nueva, involuntaria automáticamente a su reproducción intencio- directamente en el ello y pasa directamente al yo haciendo efracción a la
nal como señal de peligro. 86 manera de una fuerza que rompe la barrera que detiene la excitación; ésta
es la angustia automática, no gobernada, no reducida, no encadenada por
Freud subraya entonces la importancia de la función perceptiva en su el yo, equivalente a un dolor psíquico. En este caso, el preconsciente, los
función anticipadora, por oposición a la situación donde el niño no puede trazos mnésicos verbales son cortocircuitados y la palabra es reducida al
registrar posteriormente la ausencia de la madre por sus afectos: la tensión silencio. Aquí el ello habla su propio lenguaje:· el del afecto no verbalizable
libidinal excesivamente desorganizan te. Esta "externalización", que obliga y el yo está bajo el golpe de una sideración que lo vuelve impotente, en
al niño a encontrar afuera los signos anunciadores de un estado de peligro desprotección (Hilflosigkeit). Por otra parte, el afecto activa ciertas reac-
interno es, en sí, un signo que testimonia una transferencia de actividad del ciones del yo que puede filtrar las energías pulsionales nacidas del ello y
ello al yo. Transferencia de la actividad económica hacia una actividad sólo autoriza a una cantidad moderada de ellas la entrada al yo. En ese
simbólica que se acabará en el lenguaje. La insistencia de Freud sobre el caso, es Ja angustia señal de alarma: el afecto que pasa por el preconsciente
papel de la pérdida de la madre como condición determinante de la angustia llega al yo con su correlato de representación y de huellas mnésicas. Aquí
lo lleva, en los apéndices de su obra, a las puntualizaciones más penetrantes el yo, lugar de la angustia, es también un lugar de trabajo sobre el afecto.
sobre las relaciones entre angustia y espera, entre angustia, dolor y duelo. La puesta en cadenas puede entonces esforzarse, llamando a todos los
La Hilflosigkeit, ésta desprotección psíquica del njño, es la angustia recursos de la' actividad defensiva, para abordar, con la ayuda de las repre-
más temible, la más temida, la que es necesario evitar que vuelva a cual- sentaciones y del lenguaje, la significación del peligro temido, revivido en
quier precio. La función anticipadora no se desarrolla sino bajo los efectos la experiencia de la transferencia. Remontando el curso de las representa-
de este aguijón. Ya no es solamente el defecto de apoyo que es angustian- ciones, el analizado puede revivir y repensar la significación de la angustia
por la toma de conciencia. Toma de conciencia que está tomada por la
conciencia operante por acometidos parciales, a todo lo largo de la expe-
86. Loe. cit., cap. Vlll, p. 6:?.. riencia transferencia!, que toma posesión de los fragmentos del ello, hasta
82 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS EN FREUD 83

entonces separados del yo. El papel del yo parece sobreestimado aquí. Sin CONCLUSIÓN
embargo, Freud dice con respecto a este tema:

El yo es una organización que está fundada sobre la libre circulación y ¿Cuáles son las conclusiones que podemos extraer de este balance parcial
la posibilidad, para todas las partes que la componen, de una influencia de los trabajos que tratan directa o indirectamente el terna del afecto?
recíproca; su energía desexualizada revela todavía su origen en la aspira- El afecto, en la concepción psicoanalítica, no se comprende sino por
ción a la unión y a la unificación y esta compulsión a la. síntesis
87
va en el intermediario del modelo teórico de la pulsión. Ésta, no conocida, sumi-
aumento a medida que el yo se desarrolla y se hace más fuerte. nistra la fuente. Él es uno de los dos componentes de la representación
psíquica de la pulsión. Designa en esta representación el aspecto energético,
Así todo depende de la organización del yo frente a la potencia desor- dotado de una cantidad y de una cualidad, junto al representante-represen-
ganizadora del _ello. Pero sobre un plano fundamental, todo depende de tación, que puede disociarse en el inconsciente. El afecto es una cantidad
Eros, de la fuerza de unión que puede, a nivel del ello, hacer prevalecer la en movimiento, acompañada de una tonalidad subjetiva. Es por la descarga
tendencia unificadora de las pulsiones de vida sobre las tendencias desor- que el afecto se hace consciente o por la resistencia a la tensión creciente
ganizadoras de las pulsiones de destrucción. A la inversa, la organización que lo caracteriza, seguida del levantamiento de esta resistencia. Es'ta des-
del yo depende de su diferenciación del ello, es decir de su relativa separa- carga está orientada hacia el interior, hacia el cuerpo en su mayor parte.
ción, ésta está bajo la dependencia de los factores de disyunción, que son Surgido del cuerpo, el afecto retorna al cuerpo.
uno de los aspectos de las pulsiones de destrucción. El vínculo que une la representación al afecto es el de una solicitación
Encontrarnos de nuevo aquí la importancia del factor económico. Una recíproca: la representación despierta el afecto, el afecto movilizado busca
tendencia muy marcada a la ~onjunción disuelve la separación entre las representación. De una parte y de la otra se adjuntan otras relaciones; de
instancias y amenaza al yo de una fusión total con el ello. Una tendencia parte de la representación por la percepción anunciadora de un peligro o
muy marcada a la disyunción escinde totalmente el yo del ello y no permi- portadora de un mensaje erótico o segurizante; del lado del afecto por el
te ninguna apropiación de Jos fragmentos del ello para el yo. Allá donde el acto, correlato en el mundo exterior de un movimiento de descarga que
ello estaba no puede advenir el yo. tiende a modificar las condiciones reinantes. El complejo afecto-represen-
A pesar de lo tentador que puede ser el deseo de darle al afecto una tación desarrolla cada uno de sus términos en direcciones opuestas: la
preeminencia en todos estos procesos, debernos subrayar su lazo obligado representación se despliega en sentidos divergentes, de la fantasía al lengua-
con la representación. Es trayendo las representaciones adecuadas, reprimi- je; el afecto se escalona desde sus formas más primitivas a sus estados más
das, que el trabajo del afecto será posible, dicho de otro modo que la diversos. Estos diversos destinos dependen del trabajo efectuado sobre el
progresión del proceso analítico será efectivo. De la misma manera es por afecto por el gobierno del yo. Fuera de los mecanismos de defensa cono-
el gobierno de los afectos más desorganizantes que las fijaciones más alie- cidos, es necesario poner de relieve especialmente las supresiones, forma
nantes pueden sobrepasarse para permitir la continuación del desarrollo de extrema de la represión, como última tarea de esta. Pero mejor aún, es la
la libido y del yo. actividad de ligadura de la energía libidinal la que asegura la puesta en
Habiendo estos puntos sido admitidos, se puede concebir que la anali- cadena de una energía afectiva flotante. Si una visión genética simplificada
zabilidad depende estrechamente de las relaciones estructurales entre el permite concebir la evolución libidinal en el sentido de una maduración
ello y el yo en las diversas organizaciones patológica,s. Nuevamente encon- afectiva, progresiva, caracterizada por el gobierno de lo afectos, esta
tramos aquí el interés de una nosografía psicoanalítica y de una clínica concepción contrasta no solamente con la noción de intemporalidad de lo
diferencial de las transferencias observables en la experiencia psicoanalítica inconsciente, sino con la situación estructural de los afectos, es decir, su
que permita las distinciones estructurales entre las neurosis de transferen- sumisión a la soberanía del principio placer-displacer. Su lugar preeminente
cia, indicaciones clásicas del análisis y las estructuras en las cuales el en los procesos primarios es todavía acrecentado desde que el inconsciente
análisis ha sido intentado desde Freud: neurosis de carácter, estados lími- deja de jugar en la obra de Freud el papel de un sistema y que él es
tes, estados depresivos, enfermedades psicosomáticas, perversiones, etc., y
donde el análisis plantea problemas ya debatidos en la literatura psicoanalí-
una unificación de la teoría de la angustia. L. Rangell, en un largo trabajo, analiza las
tica contemporánea. 8 8
diferentes hipótesis que han sido sostenidas con ese objetivo, en A further attempt to
87. Loe. cit, p. 14. resolve the problem of anxiety, Journal of the American Psychoanalytic Association,
88. Luego de Freud, la literatura psicoanalítica contemporánea ha intentado 1968, 16, 371-404.
84 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS

remplazado por el ello, donde están acentuados, en relación a la primera APÍTULO 11


tópica, el punto de vista económico y el papel de la tendencia de la pulsión VISIÓN DE CONJUNTO DE LA LITERATURA PSICOANALÍTICA
a la descarga. SO BRE EL AFECTO DESPUÉS DE FREUD
Aunque el status inconsciente de las representaciones reprimidas ha
sido siempre más claramente percibido por Freud que el de los afectos, no
es coherente afirmar que los afectos son necesariamente conscientes.
Después de un examen profundo, uno está obligado a postular afectos
del ello, resultado de una transformación primitiva y violenta de la libido,
descarga que penetra por efracción en el yo, antes que la elaboración haya
podido jugar a su nivel, y afectos del yo, afectos sobre los cuales han Cuando se consideran los trabajos de los psicoanalistas de la primera gene-
podido jugar las organizaciones del yo (unión, gobierno, desexualización, ración, no se puede evitar quedar impresionado por el carácter solitario
etc.). de la reflexión de Freud sobre el afecto. Es vano buscar en los escritos de
En el primer caso, el afecto se manifiesta esencialmente por un afecto Ferenczi o de Abraham, para no citar sino a los más importantes, un
económico, en el segundo caso por un efecto de simbolización (afecto- reflejo de las preocupaciones de Freud sobre el lugar del afecto y de la
señal). Así, por una parte puede decirse que la significación de los efectos representación en relación con el inconsciente por ejemplo. Parece que ya
es inseparable de la fuerza de trabajo que ellos representan y del trabajo en Ferenczi se puede notar una utilización extensiva de la noción de afec-
efectuado sobre esta misma fuerza, en una perspectiva económica, y por to, que la clínica psicoanalítica contemporánea ha archivado. ¿Cuál ha
otra parte la función simbólica que ellos pueden acelerar no es compatible sido el destino del afecto en la literatura psicoanalítica moderna?
sino en el seno de una organización caracterizada por la combinación de En esta visión de conjunto de los trabajos psicoanalíticos consagrados
cantidades de energía reducidas y ligadas · por el nivel de carga estable y al afecto, presentaremos los más señalados a los cuales están ligados parti-
constante. cularmente ciertos nombres: M. Brierley, M. Rapaport, E. Jacobson, M.
La dificultad esencial de una teoría psicoanalítica de los efectos es la Schur y en fin, los de la escuela de M. Klein, donde W. Bion ocupa un lugar
de sustituir, subrepticiamente, un punto de vista fenomenológico por el preeminente. Todos estos son nombres pertenecientes a1 movimiento anglo-
punto de vista metapsicológico. Esta dificultad se acrecienta si se pretende sajón. Si los autores de lengua francesa dan en sus trabajos un lugar impor-
rendir cuenta de todos los matices cualitativos de la vida afectiva y de tante al afecto, pocos de entre ellos se han preocupado de mencionarlo
todos los grados cuantitativos de ésta. La firmeza de la teorización exige explícitamente. M. Bouvet y J. Mallet son la excepción a esta regla, así
que una focalización sea descubierta y mantenida contra todas las tentacio- como de manera opuesta J. Lacan.
nes de diversificación. Este foco del afecto no podría estar en ninguna otra
parte que no sea en el afecto sexual y agresivo. Es únicamente a este precio \
que 1 la teoría psicoanalítica conservará su especificidad, al insistir sobre el
papel organizador de estos afectos para el .inconsciente y la diferenciación l. BIBLIOGRAFÍA ANALÍTICA DE LOS PRINCIPALES TRABAJOS ANGLOSA-
estructural de las instancias. Es partiendo de este nudo que los hilos que lo JONES SOBRE EL AFECTO
constituyen podrán llevarnos a las vías de las que parten o a las que llegan.
Puede ser, que por no tener habitualmente reconocida esta exigencia con-
ceptual, la literatura posfreudiana ha tenido tendencia a disolver esta espe- La mayor parte de los autores toman como punto de partida de sus traba-
cificidad situando la vida afectiva en el contexto de una teoría genética de jos sobre el afecto, exceptuando Freud, un artículo de Jones (1929):
la personalidad donde la herencia freudiana pareció hundirse. "Miedo, odio y culpabilidad". La idea esencial de este trabajo parece inspi-
rada en las concepciones de M. Klein sobre los afectos primarios. 1 Es decir,
que el afecto esiá ligado al problema genético. Jones va a mostrar que eQ el

l. Aunque Melanie Klein haya influenciado en más o en menos, en un número


de autores de los que vamos a hablar, no se encuentra en sus escritos una concepción
específica del afecto.

[85]
86 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS 87
VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD

estudio de esos tres afectos: .el miedo, la culpabilidad y el odio, se pued'e tancia, a sus ojos exagerada, acordada al elemento idéico y representativo
descubrir una función defensiva por la movilización de un afecto contra el de la pulsión. Discuten la definición de afecto dada por Freud que no toma
otro; así, el miedo disfraza la culpabilidad, como el odio puede servir de en consideración más que el aspecto de descarga y proponen distinguir
biombo contra ella o aun el odio puecie disimular el miedo. La originalidad entre afectos de tensión y afectos de descarga.. Glover insiste sobre el
de Jones consiste en mostrar que las cosas no se detienen aquí. Más pro- hecho de que tenemos que hacer frente, con frecuencia, a los afectos
fundamente, el afecto serviría de defensa contra un afecto más inconscien- fusionados (Freud habla de construcciones o de formaciones de afecto). La
te que se vuelve a encontrar bajo el afecto inconsciente. Así, el miedo en ambivalencia lo muestra claramente. En otra parte él subraya el hecho de
su momento, se encuentra todavía bajo la culpabilidad al cual él serviría de que hay una gran dificultad en hacer la diferencia entre experiencia afec-
defensa, tanto como el odio que será encontrado bajo la culpabilidad o el tiva y sensación corporal. Aquí, es necesario hacer intervenir, para com-
miedo. En suma, el afecto consciente está en comunicación con el afecto prender la posición de Glover en la cual la influencia será considerable, su
más inconsciente del mismo tipo que él, estos dos afectos siendo mediati- concepción de los núcleos del yo, nacido de sensaciones corporales primi-
zados por otro afecto inconsciente, pero no el más inconsciente. Sin em- tivas. Solamente la evolución progresiva permitirá la fusión de esos núcleos
bargo, el afecto consciente y el afecto más inconsciente no se reúnen en el y de las experiencias que aportan dando nacimiento al sentimiento de
mismo contexto. El miedo superficial y el miedo más profundo son dife- unidad del yo, sobre el cual Federn había ya insistido. Es necesario tam-
rentes. El primero es una angustia racionalizada, el segundo es un tipo de bién tener en cuenta la influencia de las concepciones sobre esta teoría de
angustia muy arcaica, que evoca peligros mayores de naturaleza traumá- Abraham, del cual Glover fue alumno .
tica. Se encuentran aquí las dos fases de la angustia: señal o trauma. La Sin embargo, la sobrecarga de las energías sado-masoquistas primitivas
Urangst es responsable de este mecanismo primitivo que Jones describe contrarresta esta evolución. Los afectos de estallido, de explosión, de des-
bajo el nombre de aphanisis: "Ella significa una aniquilación total de la integración que se observan en clínica psicoanalítica en los estados más
capacidad a toda satisfacción sexual directa o indirecta ... Este término diversos lo atestiguan. La variedad de los contextos en los cuales puede
está destinado a representar una descripción intelectual por nuestra parte, aparecer (estructuras tanto edípicas como preedípicas) lleva a Glover a
un estado de cosas que no tenía en su origen ninguna contrapartida ideati- concluir que "el sentimiento psíquico de estallido es una tensión afectiva
va en el espíritu del niño, consciente o inconscientemente." (Subrayado típica y muy precoz que en el curso del desarrollo, puede fijarse en dife-
por mí). rentes formas (canalizadas por asociación con los sistemas de fantasías)
Este concepto de aphanisis nos muestra otro aspecto del afecto pri- según las experiencias y los contenidos inconscientes de períodos diferen-
mario y de la reacción defensiva que involucra: un bloqueo masivo sin tes de desarrollo" . Por otra parte, podemos decir que en la apreciación del
contexto ideativo con aniquilación de los afectos de placer. 2 La aphanisis inconsciente, el elemento representativo connota una experiencia afectiva
es una de las respuestas posibles ante la "Urangst", al ser la otra la tenta- que es, ella, reveladora del funcionamiento pulsional, al vertir el sistema de
tiva de tratar las excitaciones internas por la descarga que lleva a la extin- la fantasía al afecto de un revestimiento inteligible, pero tal vez engañoso.
ción de la excitación. La contribución de M. Brierley (1937-1949) completa las hipótesis de
Después de Jones, Glover ( 1939) y Brierley (193 7-1949) han conti- Glover. Este autor pone de manifiesto el cambio de perspectivas desde
nuado los estudios sobre los efectos primarios - sus artículos están estre- Freud. En la metapsicología freudiana, el conflicto opone las ideas y las
chamente ligados por una profunda unidad de pensamiento, marcada aquí cargas afectivas. Después de Freud, se habla de carga de objetos más bien
aún más por la referencia implícita a Klein. que de cargas afectivas de ideas. Esto, por otra parte, no aclara siempre las
Una inspiración común conduce a los autores a cuestionar la impor- relaciones entre pulsiones y afectos. El afecto debe ser considerado como
el "derivado de la pulsión" ,3 más directo. En la medida que los afectos
2. Fenichel (1941) ha, luego de Janes, insistido, sobre el bloqueo masivo de los pueden ser considerados también como los efectos de tensión o de des-
afectos en un trabajo donde examina la relación del yo con los afectos. Relacionando
afecto y trauma, analiza los diversos procedimientos defensivos que el yo usa para
llegar al contralor de los afectos. Se puede acercar la posición de Fenichel a la de 3. No existe traducción francesa satisfactoria para la expresión inglesa drive
Laplanche y Pontalis, que subrayan el valor traumático para el yo de la excitación derivativ.e. BI verbo inglés to drive significa: traer su origen de, debe a, tener de, etc.;
pulsionaL Esta concepción desplaza el acento del traumatismo como acontecimiento destaquemos igualmente su satisfacción hedónica: tomar (placer) de alguna cosa y
exterior, hacia el traumatismo como afecto de una movilización pulsionaL El trauma económica: renta que proviene de un desplazamiento. Más simplemente, provenir,
venido del exterior desempeñaría entonces el papel de provocación de la excitación emanar de (Harrap). No se olvidará el sentido matemático de derivada de una función
pulsional, intrusión de la sexualidad adulta en la sexualidad infantil. "límite hacia el cual tiende la relación de crecimiento de una función al crecimiento
88 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS V ISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 89

carga -reflejo de una posición aferente o eferente sobre el arco pulsional- cías en suma. Ciertos afectos son inaccesibles a la conciencia, ya que los
es más conveniente situarlo en la cima de este arco. En efecto, como lo precursores de afectos primarios no han· sido jamás conscientes y están
sostiene Fenichel, el afecto puede deberse ya sea a un exceso súbito de aislados en el corazón del inconsciente. Se concibe que esta teorización
estímulos internos, ya al efecto de una acumulación de tensiones no des- tiende a hacer perder al inconsciente su valor semántico de "lugar de
cargadas que se descargan bajo la influencia de un estímulo mínimo. Estas representaciones" y pone el acento sobre una afectividad sin correlato
consideraciones cuantitativas no pueden sin embargo llegar hasta el aspecto representativo, que es para la autora lo que entra en juego en la transfe-
cualitativo. Cada moción tiene su cualidad y su umbral propio. El destino rencia. "El lenguaje afectivo es más viejo que la palabra." Con el afecto
de los afectos es el de seguir el gobierno, "la doma del yo" (Fenichel}; ellos nosotros debemos vérnosla no solamente con los objetos arcaicos, sino
están entonces ligados a la evolución del yo y a los poderes que éste también con el sistema primitivo del yo: "No solamente con las tensiones
adquiere por unificación progresiva. Las experiencias afectivas no son sepa- de las mociones de objeto, pero también con las tensiones intra e inter-
rables de las relaciones que se establecen entre el yo y los objetos. A este yoicas." La interpretación de los afectos en la transferencia permite la
respecto es necesario recordar el papel de la identificación primaria que re integración del yo parcial primitivo al yo principal.
interviene antes de la diferenciación entre el yo y el objeto: la carga Sería mejor resumir la posición de M. Brierley al citar las cualidades
precede a la diferenciación y la discriminación cognitiva. Esta formulación que son para ella necesarias en la práctica psicoanalítica: Combinación de
recuerda a la que Lebovici propone: el objeto está cargado antes de ser un discernimiento inteligente y una comprensión afectiva. Esta exigencia
percibido. Brierley dice: "el infante debe sentir el seno antes de comenzar tan elevada podría descorazonar a más de un ejercicio de psicoanálisis.
a percibirlo y debe experimentar las sensaciones de succión del seno antes Esta primera fase de los trabajos sobre el afecto, nacidos de la escuela
•de conocer su propia boca". 4 Así, conocimiento y carga de sí mismo, inglesa, muestra la influencia de los trabajos de M. Klein. Poco importa que
como conocimiento y carga del objeto irían a la par. La constitución de los M. Klein o sus seguidores hayan podido escribir sobre el afecto. Poco
afectos primarios está entonces ligada a sus objetos-portadores. Los meca- importa que el afecto, en tanto que tal, desaparezca en ella detrás de la
nismos de introyección y de proyección son esencialmente métodos de fantasía. Lo que se revela es el cambio operado aquí, en la concepción del
gobierno de las emociones fantaseadas como modos de relaciones concretas inconsciente y la revaluación de la relación entre la representación y el
con los objetos. De allí que la importancia del contraste entre buenos y afecto. Esta orientación será proseguida en los autores que se separan de la
malos objetos. influencia kleiniana. Como Winnicott, que considerará el desarrollo afec-
Freud ligaba el nacimiento del objeto a su ausencia, es decir a la tivo primario (1945) según los parámetros vecinos. Sin duda pertenecerá a
experiencia de insatisfacción. El objeto es conocido en el odio. Él atribuía Winnicott la posibilidad de revelar de manera clara el papel del entorno
a este afecto un papel fundamental en el establecimiento del principio de maternal. 5 En todo caso, el conocer y experimentar abrirán los caminos de
realidad. Brierley agrega que tal experiencia es también la matriz de un la relación al ser del analizado (M. Khan 1969). Una parte cada vez mayor
'~lugar constante para la formación del objeto malo". Siguiendo sobre este será atribuida a la comunicación de la experiencia inferior del paciente.
punto M. Klein y J. Riviére, ligan la formación del yo primario (Je) con la Esta actitud implicará una postura vigilante de la interpretación. La imagi-
del objeto total. Pero no es necesario abusar del poder de la integración, nación primaria (anterior a la imaginación secundaria de la simbolización)
que jamás se adquiere definitivamente. Nadie completa la integración de su será la capacidad esencial del analista, que permitirá entrar en relación con
yo. el ser del analizado.
Este hundimiento hacia los afectos primarios lleva a M. Brierley a En la clínica y la teoría psicoanalíticas modernas, ningún autor ha
hablar de pre-afectos, si se puede permitir este neologismo, es decir, de sacado a la luz el papel del afecto mejor que Winnicott. La trayectoria de
inclinaciones afectivas, de disposiciones a vivir ciertos afectos, de tenden- su pensamiento combina muy felizmente las exigencias de un sentido de lo
concreto y de la observación con las intuiciones de la imaginación crea-
de la variable en cuanto ella tiende a cero", lo que puede aproximarse al de una do ra. Su obra se ocupa de la restitución de los estados afectivos primarios
variable química "sustancia preparada" que parte de otra sustancia y que conserva en -bien anteriores, según este autor, a todo lo que describe Melanie Klein-
general la estructura de la primera. Finalmente, derivada indica una modificación de constituidos por la alternancia de estados de desintegración y de integra-
trayectoria bajo ciertas influencias (Robert). Recordemos que Lacan ha propuesto
traducir Trieb por dérive (en francés). ción parcial del self La originalidad de Winnicott reside en haber sabido
4. Se ve que lo que está en juego en esta modificación de aproximación es mostrar que un concepto tal como "el bebé" no existe y que hay que
menos una prevalencia relativa del afecto sobre la representación que una superación
de su oposición en la noción de investidura o carga de objeto. 5. Bien como en los trabajos de M. Balint.
90 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 91
incluir allí a la madre en la pareja indisoluble que forman. Es decir que señal de l yo, es la apertura a un punto de vista "estructural-adaptativo";
ningún discurso sobre el afecto puede ser sostenido sin que haga intervenir implica que el acento sea desplazado hacia el punto de vista genético. Esta
los afectos de la madre, su tolerancia por las necesidades regresivas del niño interpretación del pensamiento de Freud conduce a Rapaport a proponer
hasta el estado de caos informal, condición necesaria para el establecimien- su propia concepción. · .
to de un núcleo de continuidad afectiva viviente. Los trabajos de Winnicott En el origen, los afectos utilizan los umbrales y las vías innatas de
se inscriben dentro de la tradición psicoanalítica inglesa desarrollando, sin descarga, antes de la diferenciación ello-yo. Tienen, aparte de una función
embargo, al máximo la superación de la oposición representación-afecto de descarga, un papel socio-comunicativo que se expresa según las predis-
para tocar la base afectiva del sentimiento de existencia. posiciones hereditarias. En el estado donde se instala la soberanía del
principio del placer, el afecto func1ona como válvula de seguridad por la
La influencia de M. Klein sobre los trabajos de la escuela inglesa será ausencia del objeto. Pero existe una imposibilidad de descarga completa.
contrabalanceada por las corrientes teóricas llegas de América del Norte a Es de cir, el afecto llega más allá de lo que las vías innatas pueden soportar
las que es necesario agregar el nombre de H. Hartmann. de tensión. La desc:uga no hace más que traer a dichas vías la cantidad de
Com:J M. Klein, Hartmann poco ha escrito sobre el afecto; no son por tensión tolerable. La movilidad de las cargas de energía libre rinde cuentas
tanto sus concepciones las que van a dominar las contribuciones psicoana- de la masividad de las tempestades afectivas. El efecto de las internaliza-
líticas americanas. 6 ciones y de los aportes de la realidad lleva a un aumento del umbral de
Es difícil sin duda, para un analista alejado del movimiento de las tolerancia y permite diferir la descarga. Esta modificación de los umbrales
ideas en América del Norte, comprender qué partes de Hartmann reapa- da nacimiento a una jerarquía de motivaciones que va de las pulsiones a los
recen en Rapaport y viceversa. Evidentemente, la concepción psicoana- intereses y a las elecciones. Este pasaje que corresponde al desarrollo de los
lítica del afecto de D. Rapaport (1953) representa el punto de vista hart- procesos secundarios se cumple por el intermediario de la actividad de
manniano en la materia. Rapaport, como la mayor parte de los autores, unión, de la acción experimental del pensamiento y de la memoria sobre la
muestra la dificultad de delimitar precisamente la esfera del afecto que actividad alucinatoria.
engloba en el campo psicoanalítico los estados y las formas entre las cuales La prevalencia de la idea sobre el afecto, en la representación de la
es difícil encontrar una unidad. La dificultad para teorizar el problema del pulsión, tiende a dar una ubicación creciente a la idea de "pensamiento
afecto tiene como base el hecho que debemos hacer compatibles los trab a- representante de la realidad". El gobierno de los afectos se termina con su
jos de Freud, que son inteligibles solamente en el cuadro de los contextos neutralización. Las cargas afectivas están sometidas a contracargas. Sin
metapsicológicos, que cambian según esté el afecto ligado a una teoría de embargo, las antiguas estructuras persisten más allá de las contracargas y
la catarsis, del conflicto o de la señal. son susceptibles de reaparecer en el curso de las tempestades afectivas aun
En la primera concepción, afecto, libido y carga, son equivalentes. En en los procesos primarios. Pero la neutralización llega a la producción de
la segunda el afecto, producido por el juego de una válvula de seguridad, se afecto señales que se transforman progresivamente en "señales de señales".
opone a la representación. Mientras que ésta última persiste bajo la forma La "regresión al servicio del yo" (Kris) puede, según Rapaport, explicar
de una traza mnésica, el afecto existe solamente en estado de potenciali- cie rtos estados afectivos. La normalidad no sería el hecho de la neutrali-
dad. En este contexto, la aptitud innata al conflicto implica umbrales de zación afectiva solamente, sino también de la variabilidad y de la modu-
descarga innatos, del cual la tolerancia a la frustración es el reflejo. Para lación afectiva, mientras que los estados patológicos estarían caracteriza-
Rapaport el pasaje a la última concepción del afecto, la del afecto como dos por la rigidez, la intensidad y la masividad de las producciones de
afecto.
En cada nivel, sin embargo, se revela un conflicto entre las diversas
6. No queremos evidentemente dar a entender aquí que todos los trabajos
capas (punto de vista dinámico), entre la neutralización y la descarga (pun-
norteamericanos son de inspiración hartmanniana, menos aún que la influencia de to de vista económico). En fin, las diversas instancias obran de manera
Hartmann está localizada en América del Norte. Numerosos autores no se ligan Sino sinérgica o antagónica, en una perspectiva que tiene en cuenta la realidad
muy lejanamente con esta corriente y no lo citan sino exteriormente. Por otra parte si (punto de vista estruc'tural o adaptativo).
bien la corriente de Hartmann, ha cundido poco en Francia, ha penetrado en ciertos Este artículo, cuya influencia sobre el pensamiento psicoanalítico en
medios del psicoanálisis inglés (ver más lejos el trabajo de Sandler y Joffe). Críticas
recientes (Apfelbaum, Eissler), "evaluaciones" del pensamiento hartm anniano (Holt),
los EE.UU. es considerable (pocos autores se arriesgan a omitirlo como cita
una distancia tomada en relación a los temas mayores de esta concepción (Schafer) en sus trabajos), nos muestra el camino recorrido desde Freud. Jamás el
son los signos vanguardistas de una vuelta histórica. pensamiento de Freud ha sido más "laicizado". Este se había contentado
92 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS
VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 93
con los puntos de vista dinámico, económico y tópico. El aspecto tópico se de una no-descarga (Rapaport), el afecto es por tanto el resultado de la
ha vuelto estructural, como si alguna cosa le faltaba a la metapsicología carga pulsional.
freudiana, y el punto de vista genético y adaptativo lo complementará. Es Se concibe sin embargo, que esta nueva formulación del afecto resue-
decir, estos dos últimos ejes teóricos han devorado los otros como se verá a ne sobre las bases fundamentales de la teoría. Así, el principio del placer
continuación. no tiene por objetivo otro que el apaciguamiento de las tensiones.
E. Jacobson (1953) es el autor del que puede considerarse con dere-
cho como el artículo más importante de la literatura psicoanalítica. Desa- El princ1p10 del placer, y más tarde su modificación, el principio de
rrolla su propio pensamiento argumentando las opiniones expresadas en realidad, se limitaría a dirigir el curso de las oscilaciones biológicas alrede-
particular por Glover, Brierley y Rapaport. Propone una clasificación de dor de un eje medio de tensiones, es decir, las modalidades de los procesos
los afectos, que es la siguiente: de descarga. Las cualidades del placer estarían unidas a las oscilaciones del
péndulo de la tensión de cada costado, por tanto tiempo como los proce-
1) Afectos simples y compuestos que nacen de tensiones intrasistémicas: sos de descarga psicofisiológicos correspondientes puedan elegir ciertas vías
a) Afectos que representan las pulsiones propiamente dichas, es decir, preparadas y que los cambios de tensión puedan tomar un curso definido
que nacen de las tensiones directas en el ello (ej.: excitación sexual, rabia); dependiente, padece de ciertas proporciones todavía desconocidas entre las
b) Afectos que nacen directamente de las tensiones en el yo (ej.: cantidades de excitación y la velocidad y el ritmo de descarga.
miedo a la realidad, dolor físico, igual que los sentimientos más durables
tales como el amor al objeto, el odio, el interés hacia ciertos dominios). Las conclusiones metapsicológicas a extraer de estas formulaciones
modifican profundamente la concepción freudiana: "Las leyes fundamen-
11) Afectos simples y compuestos que nacen de tensiones intersistémicas: tales o esenciales que gobiernan la vida psíquica son las funciones de
a) Afectos nacidos de tensión entre el yo y ello (ej.: miedo al ello, control y de gratificación de las pulsiones psíquicas, la función de adapta-
componentes de disgusto, vergüenza y piedad); ción y la fun ción de autoconservación."
b) Afectos nacidos de tensiones entre el yo y el superyó (ej.: senti- La homeostasis es, a fin de cuentas, el centro de una homología psico-
miento de culpabilidad, componentes depresivos). biológica. El principio de placer está sometido a un principio superior,
Jacobson propone µna solución interesante a la cuestión de saber si el homeostático. Esta última referencia a la biología conduce a la idea bien
afecto debe ser considerado como un fenómeno de tensión o fenómeno de hartmanniana de la relación conceptual de la agresividad con la pulsión de
descarga. Según la autora, los dos aspectos son inseparables: muerte. Ésta está comprendida netamente en relación con la frustración.
Es el punto de vista genético lo que revela el éxito o el fracaso de la
Considerado desde el punto de vista psicoeconómico, un est ímulo in- maduración afectiva, es decir, el triunfo de la adaptación al principio de
terno o externo conduce a elevaciones de tensión que tienen por resultado realidad, por reducción del afecto a su función señal.
un desencadenante psíquico y un proceso de descarga. Este proceso en- Estas dos contribuciones de la escuela norteamericana fijan los nuevos
cuentra su expresión en los fenómenos motores así como en las sensa- ejes teóricos del psicoanálisis:
ciones y en los sentimientos percibidos por la superficie externa e interna rJ In troducción de los puntos de vista estructural y genético,
de la conciencia. o Referencia a la visión adaptativa en una perspectiva psicobiológica en el
estudio de la relación estímulo-respuesta.
Desde esta óptica, los afectos están concebidos como "respuestas" o o Estudio de Jos fenómenos bajo el ángulo de la relación gratificación-frus-
"reacciones" a los estímulos. El afecto nace de la unión entre fenómenos tración , que liga la libido a la primera y la agresividad a la segunda,
1J Escala de maduración tendiente al establecimiento de la función de
de tensión y fenómenos de descarga. Una tensión creciente en un punto
puede desarrollarse mientras que en otro punto decrece por una descarga señalización a los fines de adaptación,
1J Distinción entre el yo (moi) y el Self; dotación por el yo (y el ello p·ara
parcial. Carga y contracarga coexisten. En el placer, Ja descarga puede
comenzar mientras que •la tensión crece todavía. La situación psíquica Max Schur) de sistemas autónomos con enfoque adaptativo.
llama al cambio. El placer de tensión puede inducir a la necesidad de una La zanja entre el psicoanálisis resultante de las concepciones de Hart-
mann y la que resulta de las concepciones de Melanie Klein se ahonda . La
excitación mayor, el placer máximo al del apaciguamiento, y el placer del
herencia freudiana se va a repartir entre estos dos nuevos patrimonios.
apaciguamiento a la nostalgia de un placer de tensión.
Estas aclaraciones invalidan la concepción del afecto como resultado
94 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 95

Desde 1953, un gran número de trabajos sobre el afecto proseguirán según una diferencia entre energía psíquica y energía biológica, siendo la exis-
las direcciones dadas por los trabajos de Hartmann y de Rapaport. Algunos tencia de ésta última la única admitida. Los afectos en esta perspectiva son
serán puramehte teóricos, otros orientados hacia la clínica y un pequeño las representaciones de señales internas y externas que sufren estructurali-
número estarán centrados sobre la observación de los afectos en la cura. zaciones y se transforman en las representaciones del self El afecto es un
sentimiento del yo positivo o negativo que tiene Ja función de representar
l. Trabajos teóricos las actividades psíquicas. "Las percepciones de tonalidad relativa a (o aso-
ciadas con) el self (más exactamente las partes del self) pueden ser descri-
W. Stewart (1967) en un análisis de los trabajos de Freud de 1888 a 1898, tas como afectos ."
es decir, en el curso de los diez primeros años de su obra, se esforzará por No es sin inquietud que se llega al final del artículo de Kaywin, en el
mostrar a propósito del afecto de angustia, que la óptica esencial de éste es punto en el cual refiriéndose a Rapaport, cita estas proposiciones:
considerada por Freud ya desde el comienzo de su obra como una función
señal en la cual el objetivo es el de suscitar el despertar del yo, con un l. Los conceptos de pulsiones, de intricación de las pulsiones, de pulsiones
objetivo: el de la adaptación. Desde el comienzo, Freud habría siempre específicas (sexualidad, agresividad, pulsiones de vida y de muerte, etc.)
son de una generalidad menos extendida y pueden ser muy bien cambiadas
sostenido la hipótesis de señal, sin esperar Inhibición, síntoma y angustia. o remplazadas mientras que la teoría se modifica.
El afecto es entonces un mensaje de valor informativo que se inscribe en el 2. Los conceptos de carga, de ligazón y de neutralización . . . no es
conjunto de los procesos reguladores del aparato psíquico. Los autores seguro que sobrevivirán bajo su forma actuaL
norteamericanos van a dividirse, en los escritos metapsicológicos, alrededor 3. Los conceptos del ello, yo, superyó (no son) indispensables.
de las relaciones entre el punto de vista económico y el punto de vista que 4º La concepción clásica del desarrollo de la libido . .. bien podrá
podría llamarse "señaléctico". Muchos de entre ellos buscarán desembara- seguir las modificaciones radicales, en tanto que ella se transforma en un
zarse de toda perspectiva económica para poner exclusivamente el acento aspecto parcial del proceso integral de la epigénesis.
sobre la función de señalización. Esta sería concebida en el cuadro de
respuesta estímulo-respuesta. Esta posición extremista desde un punto de vista psicobiológico ha
Entre los autores que se aproximan a la concepción económica, cita- dado lugar a contribuciones menos radicales. Citemos el trabajo de Burness
mos a Borje-Lófgren (1964). Éste propone una concepción puramente E. Moore ( 1968 ), que relaciona el afecto a la descarga fisiológica de las
energética del afecto. La excitación psíquica estaría comprendida según los estructuras cerebrales (sistema límbico ). El status inconsciente de los afec-
datos dados por la excitación nerviosa (estudio de potenciales energéticos, tos primarios sería debido a su naturaleza fisiológica.
transferencias de cargas de los potenciales elevados hacia los potenciales Sólo Ja diferenciación entre self y no self permitiría aproximar el
menos elevados, ondas de negatividad, aislamiento de polos de energía, afecto a la ideación y entonces hace r una producción psíquica. Recorde-
etc.). El afecto es aquí el producto de los intercambios energéticos, sin mos que Max Schur, en su reciente obra sobre el ello, defiende la idea de
ninguna otra referencia a la cualidad, sino como resultado de las opera- un continuum fisio-psicológico y postula una continuidad entre necesidad,
ciones de drenaje entre el yo y el ello. Ulteriormente este autor completará pulsión y deseo. E. Jacobson ha sostenido igualmente la hipótesis de un
estos conceptos y se reunirá a la tesis del afecto como expresión mimética self psico-fisiológico.
al valor comunicativo (1968), manteniendo una difícil armonización con De todas formas, en el estudio genético del desarrollo muchos autores
sus opiniones anteriores. han buscado la llave del problema.
Se le debe a L. Kaywin (1960) un ensayo de inspiración epigenética, El grupo de Rochester, alrededor de Engel, conocido por sus estudios
que alcanza un resultado sorprendente. La referencia energética de Freud, en la niña Mónica, ha examinado el problema de los afectos primarios de
es recusada, ya que según este autor, Ja energía no puede ser estudiada displacer en el nii'ío (1962) . Este autor estudia la transición del campo
fuera de las "funciones y de los procesos estructural-energéticos de mode- biológico al campo psicológico subrayando el valor del afecto como modo
los de reacción (reactions-patterns )'" Estos modelos de reacción se encuen- de comunicación arcaica. Engel divide el afecto en dos grandes categorías.
tran estratificados en jerarquías de unidades estructuro-funcionales. Así, La pr imera categoría extrae de la biología y comprende los afectos de
Kaywin nos conduce de las unidades quimio-energéticas a las unidades descarga pulsional. Éstos son anteriores a la constitución del yo . Ellos
genéticas, después embriológicas, para finalmente alcanzar a las unidades poseen un débil valor señalizan te; todo su efecto se resume en la descarga.
psicobiológicas y psicoanalt'ticas. No es legítimo referirse a un punto de La división en placer-displacer no ha seguido su curso, solamente la expre-
vista energético en psicoanálisis en la medida en que no es necesario hacer sión libidinal o agresiva puede manifestarse a través de ellos, una fu sión
96 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 97

entre estos dos tipos puede ser posible. Estos afectos son respuestas a las considerado desde los conceptos metapsicológicos, aunque orientado según
situaciones psicodinámicas que no pueden ser manejadas. una perspectiva genética.
El advenimiento del yo (9o. mes) signa' el pasaje al campo psicobioló- ·Para este autor, el narcisismo representa la cantidad de carga de la
gico. Los afectos toman entonces un valor de medida señalizante. Sus presentación 7 del self aun cuando se le puede oponer la ~arga de la presen-
informaciones pueden ser descodificadas en los registros de placer-dis- 1ución del objeto en cada individuo. El narcisismo no designa la carga de la
placer. En este estado, la prueba de realidad funciona y el yo está sometido persona total en las relaciones objetales y no puede estar limitado al sujeto
al principio de realidad. La función de descarga pasa a segundo plano. de dicha relación. Se puede hablar del narcisismo de dos partes que pone
Engel se apoya, para sostener su hlpótesis, sobre la distinción pro- ·n contacto la relación objeta!.
puesta por Freud entre angustia automática y angustia señal. Sin embargo, En menos grado, los afectos de humillación y de vergüenza testimo-
la angustia automática induce dos tipos de respuestas. Las unas pertenecen nian la herida narcisística. Spiegel defiende la hipótesis de un yo ideal
al modelo activo (llanto, agitación motriz como llamado para obtener la primario, instancia de la medida del poder del niño de hacer aparecer la
gratificación), entonces las otras forman parte de un modelo pasivo (reac- madre (poder que es el origen de un sentimiento de potencia y triunfo) en
ción de sideración de valor autoconservador). el cual el fracaso encierra afectos negativos (sobre to.do de impotencia y de
Así, dos grandes tipos eje afectos pueden oponersi::;. La angustia movi- destrucción). Esta instancia matriz de ideal del yo ulterior sirve de tampón
liza un sistema de alerta que señala un peligro para el yo y que evoca una u Jos efectos del objeto sobre el yo.
amenaza para el self, en el cuadro de una relación que permite distinguir El dolor psíquico es entonces debido a la ausencia de una influencia
entre self y objeto. La angustia aparecería e11tonces como un esfuerzo para externa del objeto externo permanente. La internalización de este afecto
asegurar la satisfacción de las necesidades sobre un modelo regresivo; ésta entraña la presentación constante del objeto en el self Solamente puede
se acompaña de una activación de los sistemas psíquicos primitivos y neu- ser obtenida la protección por la intervención del Otro, lo que entraña una
ro-endocrinos. dependencia humillante a éste. Como la ausencia del Otro es inevitable, la
El otro gran tipo de afecto es la reacción a la pérdida del objeto: la ins tancia de un ideal del yo precoz tiende entonces a atenuar los efectos de
retracción depresiva (depression withdrawal). Esta regresión masiva señala esta falta de objeto para un aprovisionamiento narcisístico.
el desfallecimiento del yo; los mecanismos descritos por Melanie Klein: Aunque Spiegel suministra las precisiones útiles sobre la relación del
negación, introyección, proyección, fracasan. La única solución es el retor- yo y del objeto, no puede dejar de sentirse un desplazamiento del acento
no a un estadio de indiferenciación preobjetal que se traduce por el hundi- colocado sobre la experiencia real en detrimento de la realidad fantasmá-
miento en el sueño comatoso. En un nivel menos profundo, se ve aparecer tica, tal como ella aparece ilustrada en los trabajos de los autores klei-
los afectos de importancia y desesperanza. El sentido de esta regresión nianos.
invernante es la de un repliegue autoconservador, tendiente a la reducción Para terminar con las construcciones metapsicológicas, mencionamos
mínima de los gastos energéticos, a la vez autoabandono y espera de· un el trabajo de Sandler y Joffe (1967)8 que se apoya abiertamente en la
socorro externo. En los casos más desesperados pueden intervenir las "psicología psicoanalítica de la adaptación". Estos autores nos proponen,
desorganizaciones psíquicas y somáticas que conducen a la muerte. en efecto, un modelo donde la influencia hartmanniana se manifiesta. Las .
A continuación de Engel, A. H. Schmale (1964) ha propuesto una neurosis son concebidas como las adaptaciones patogenéticas a los efectos
clasificación genética de los afectos escalonados según las dos grandes eta- secundarios de un acontecimiento, de una realidad o de una experiencia
pas de la no distinción entre el self y el objeto y, posteriormente, a su particular perteneciente al mundo exterior. Recordemos ciertas hlpótesis
diferenciación. de Freud, que comprenden el afecto como resultado de una experiencia
El punto de vista epigenético es todavía aquí el eje director de la traumática (tesis de los Estudios sobre la histeria), como indicador (Hart-
metapsicología. Sin embargo, podemos plantear con derecho la pregunta a rn ann) de una cantidad pulsional y como respuesta a un estímulo. En tanto
saber si estos estudios no encontrarían mejor lugar en la psicobiología o en que tal, el afecto se transforma en un mediador de la adaptación. Adoptan-
la psicología genética que en el psicoanálisis. do la posición de Max Schur, que explica el principio del placer como
Se ha visto que las teorizaciones sobre el afecto dependían, cada vez
de más en más, de las relaciones entre el self y el objeto. Leo Spiegel
7. [Para evitar confusiones con representación, empleamos Ja traducción al fran-
(1966) se tomaría la tarea de estudiar los afectos en esta perspectiva, es cés literal del inglés presentation (válida también para el español). T.)
decir, tomando en consideración las relaciones entre el afecto y el narci- 8. Hemos clasificado aquí este trabajo en razón del parentesco de pensamiento
sismo. Su trabajo se centrará menos sobre la angustia que sobre el dolor que tiene con los trabajos de la escuela norteamericana
98 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VIS IÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 99

principio homeostático de constancia¡ regulador del funcionamiento men- cognitivo, influenciado por las percepciones y los recuerdos". Todos los
tal y del equilibrio pulsional, Sandler y Joffe disocian el principio del afectos tienen a la vez un aspecto de respuesta y un aspecto cognitivo. La
placer-displacer de las experiencias afectivas de placer y de displacer. última concepción de Freud de la angustia señal puesta en marcha, ante
Siendo la intención reguladora y adaptativa asignada a dicho principio, una situación de peligro apuntala esta manera de ver, ya que el concepto
el fu ncionamiento psíquico procede por integraciones positivas y sucesivas. de señal es un concepto cognitivo.
Estas integraciones están acompañadas de sensaciones (feelings) psíquicas Estas aclaraciones nos llevan a precisar que si nos suscribimos a la
y corporales. Sandler y Joffe proponen, entonces, en la metapsicología la función cognitiva del afecto, no sabríamos considerarla de la misma mane-
introducción de un prinéipio de seguridad. Su objetivo es la constitueión ra. Lo que los autores americanos reEiten insistentemente es que la señal
de un estado afectivo central. "El sostén de este estado afectivo central de afecto tiene un valor adaptativo. 1 La unión de la señal a la cosa está
puede ser el motivo más potente para el desarrollo del yo." Esta hipótesis implícita en sus trabajos. Desde nuestro punto de vista, es heurísticamente
conduce a considerar el funcionamiento del yo bajo el ángulo del sosteni- más fecundo ligar el afecto a los procesos de simbolización y de ponerlos
miento, a cualquier precio, de un sentimiento de bienestar que tiende a en contacto con los otros tipos de significantes presentes en el proceso
eliminar toda discordancia consciente o inconsciente con este ideal. El psicoanalítico. Esta diferencia es, según nosotros, de importancia.
objetivo último es la reducción de esta diferencia entre el self ideal surgido
de un funcionamiento psicobiológico armonioso y el self efectivo. La indi- 2) Trabajos clínicos
viduación consiste en la evolución progresiva que sustituye a los ideales
infantiles de los ideales adaptados a la realidad. Aquí, un elogio de la Aun cuando parezca artificial la distinción que hemos adoptado para la
distanciación. El artículo se cierra sobre la afirmación que la psicología exposición entre los trabajos teóricos y los otros, ella permite situar a
psicoanalítica es una psicología de la adaptación a los cambios de los ciertos autores en los cuales la influencia hartmanniana es menos marcada.
estados afectivos y que "todo aspecto particular de la teoría de la adapta- A. Blau (1955) ha centrado la discusión sobre el afecto alrededor de la
ción (por ejemplo, la adaptación a las demandas d~ las pulsiones o al oposiCión entre las neurosis actuales y las neurosis de transferencia, de
mundo exterior) puede ser comprendida en el cuadro de referencia de un acuerdo con las diversas teorías de la angustia de Freud. Buscando hacer la
modelo más amplio". síntesis entre las diversas facetas del afecto (fisiológicas y psicológicas),
Esta última referencia metapsicológica es el testimonio de la represen- recuerda las hipótesis de Freud sobre la neurosis de angustia. En los esta-
tación del pensamiento de Hartmann en el pensamiento psicoanalítico dos afectivos que se relacionan entre sí, lo que está en marcha es esencial-
inglés. mente un proceso de naturaleza fisiológica; las reacciones psicológicas que
A lo largo del análisis de estos trabajos de inspiración teórica se vuelve se asocian son, en todos los sentidos del término, secundarias. En los
a encontrar la tesis hartmanniana de los afectos e·n tanto que "indicadores", neuróticos y los psicóticos, lo son las "falsas rutas ideativas" que dan
estos han llevado a la mayor parte de los autores a sostener la tesis del nacimiento a las producciones de las neurosis y de las psicosis. Se encuen-
valor cognitivo del afecto. Más recientemente aún, Max Schur ha vuelto a tra aquí una idea importante para los piscosomatistas parisinos concer-
recordarlo (1969).9 El análisis de los escritos freudianos lo lleva a la con- niente a la carencia de la mentalización en las afecciones psicosomáticas.
clusión de que "los afectos y sus vicisitudes están ligadas a un proceso Sin embargo, Blau recuerda que las neurosis actuales son en su origen las
neurosis de transferencia y las psicosis. Concluye que las neurosis de angus-
tia pueden, o bien dar nacimiento a las psiconeurosis donde el conflicto
9. En el trabajo citado, Max Schur discute iguahnente la tesis freudiana de la
Metapsicología que objeta al afecto la posibilidad de ser inconsciente. El debate inconsciente es de naturaleza ideativa, derivándose de allí los trastornos
parece continuar al respecto como lo testimonia el reciente trabajo de S. Pulver
(1971). Se encontrará en este artículo un cierto número de tomas de posición sobre 10. A. Modell (1971) piensa que se han descuidado demasiado los datos de la
la cuestión del artículo que no tratan directamente del tema, pero que muestran una psicología colectiva para el estudio del afecto. Desde su punto de vista la tendencia
evidente preocupación por el tema que divide a los psicoanalistas. Así Eisler, G. S. adaptativa del afecto sirve a más de una persona. Está a los servicios adaptativos del
Klein, Knapp, Schaffer, Joffe y Sandler admiten la posibilidad de afectos inconscien- ¡;rupo. La noción de grupo es parad extremadamente extensa porque incluye toda
tes, mientras que Blau, Moore y Fine, Segal se mantienen fieles a la posición expre- situación a dos partenaires: relación madre-hijo, situación analítica, etc. En este
sada por Freud en la Metapsicolog(a. La posición de Fenichel es intermediaria. Es marco, el afecto tendría un valor comunicativo y adaptativo, teniendo en cuenta los
lamen table que el autor no tome en consideración el pasaje de El Yo y del Elb que elementos reales de la situación. Modell recuerda la observación interesante de C.
constituye un paso adelante decisivo hacia la solución del problema. La distinción Rycroft, para quien la esencia del afecto es su percepción por el otro y el hecho que
entre afecto inconsciente y afecto potencial no parece ser demasiado clarificante y éste tiene la capacidad de evocar en el objeto que lo percibe respuestas afec tivas
deber ía ser incluida en un encuadre más vasto. idénticas o complementarias.
100 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VISIÓ N DE CONJUNTO DESPuÉS DE FREUD 101

afectivos; o bien a las psicosis funcionales (o afectivas).estando estas en veces derivados de los objetos, a veces orientados hacia ellos o en reacción
relación con la componente somática de la neurosis de angustia, el aspecto eontra ellos.
ideativo delante en su cuadro clínico, relegada a un rango secundario. 5) Complejidad y paradoja: El análisis reconstruye los agregados afec-
La discusión que aquí se abre es la de las relaciones entre afecto y 1lvos más o menos secundariamente autónomos. Sin embargo, no se podría
representación. Se encuentra -un eco en S. Novey (1959-1961) que se ha perder de vista que un cierto psicologismo reduciría el afecto a una pseu-
interesado en las relaciones entre afectos primarios y secundarios. Aunque do-realidad simple. La autenticidad afectiva es la complejidad, la ambigüe-
este autor retoma la mayor parte de los temas que intervienen en la discu- dad, y no la simplicidad requerida por un paso idealizante.
sión sobre el afecto (afecto-inconsciente, afecto-memoria, afecto cognitivo, 6) Localización: La localización de los afectos debe tomar como
etc.) se ubica, por una posición personal, en los problemas de la represen- pu nto de reparo con respecto al tiempo : sustitución de un afecto por
tación psíquica de los objetos. "Es un hecho difícil y sería mejor hablar de otro, en relación al nivel: estratificación afectiva, en relación a las
una representación interna de objeto como una constelación de ideas ¡>crsonas: papel del afecto prestado por una persona a la cual se identi-
acompafiadas de tonalidad afectiva, o como una experiencia afectiva secun- fica y con respecto a las zonas corporales : atribución de los afectos de
dariamente percibida como dotada de un contenido ideacional." La segÚn- 11 na zona a la otra. La referencia al cuerpo es un punto de partida, no ·
da solución le parecía más dinámica. Mientras que las defensas secundarias do llegada.
impliquen la participación del lenguaje, las defensas primarias (introyec- 7) Comunicación: El afecto está en relación entre una emisión (men-
ción-proyección) excluyen éste. Los afectos dominan estos procesos de saje) y una recepción (respuesta). Puede servir a la manipulación del entor-
incorporación. Ciertos afectos juegan un papel organizador en la orienta- 110 (comunicación interpsíquica) o a la relación con sí mismo (comunica-
ción hacia el objeto y las reacciones desde el objeto. Este papel se encuen- ;lón intra e interpsíquica). La empatía no está solamente orientada hacia
tra en la organización del carácter, lo que Weinshel (1968) desarrollará en el otro, ella se aplica también a sí misma por un proceso de cambio entre el
su estudio del humor. La clínica muestra que mientras qÚe en las neurosis .dccto y la conciencia.
la distinción entre idea y afecto está presente, en los estados límites tal 8) Historia: Es el aspecto ontogenético sobre el cual no hay dema-
distinción no juega ningún papel. Novey habla de espacios vacíos no repre- Niada necesidad de insistir.
sentativos. Bertram Lewin ( 1963) ha aportado una contribución importante a los
A continuación de Novey, R. Schafer (1964) aborda el problema del problemas teóricos planteados por el afecto. Nuestros hábitos de pensa-
afecto de una manera poco frecuente en los autores anglosajones. Su tra- miento nos inducen a la búsqueda "pura" de categorías intelectuales y
, bajo debe ser distinguido por su orientación no genética. Él somete · el nfoctivas. Mientras las experiencias subjetivas primitivas (o primarias) son
estudio del afecto al exámen de ocho parámetros: por naturaleza experiencias donde se mezclan en un todo indisociable lo
1) Existencia: La expresión de los afectos no es una prueba de su que sólo el desarrollo ulterior podrá permitir distinguir bajo los nombres
autenticidad, la ausencia de expresión no es por el contrario una prueba de do intelectual o afectivo. Nosotros "descondensamos" la experiencia subje-
su disimulación, de igual manera que la hiperexpresividad de los afectos no 1lva primitiva que llega bajo una forma masiva e indiferenciada. La meta-
testimonia forzosamente su artificialidad. Así, de entrada desde un punto psicología freudiana queda tal vez prisionera de un atomismo psicológico
de vista fenomenológico , el abordaje de los afectos es inadecuada. que se esfuerza a todo precio en distinguir destino del afecto y destino de
2) Formaeión: Formación más que desarrollo que se presta a la ambi- 111 re presentación. Lewin permanece, sin embargo, prendido de la tesis del
güedad. La interpretación de las defensas hace aparecer nuevos afectos de 11 loc to como formación subjetiva consciente. La clínica nos muestra ejem-
difícil definición. La formación de afectos precisos par~cería depender plos de afectos puros en los "sueños blancos" (blank-dreams) sin connota-
de un trabajo de aislación, de fragmentación , al igual que de un trabajo de l'lón re presentativa, donde sólo el afecto está presente. Pero según Lewin
representación y de síntesis. El afecto es solidario de una configuración "omcjantes sueños, que pertenecen al contenido manifiesto, son productos
que soporta su manifestación. il lumente elaborados, los mecanismos del yo (escisión, negación, aisla-
3) Fuerza: La fuerza óptima para la expresión de afecto no es la 11 1ionto, etc.) juegan un papel importante en su producción, así como la
fuerza máxima. El afecto señal es para algunos el resultado de una elabora- 1 o~re sión bien entendida. De hecho los afectos son siempre formaciones
ción evolucionada, sin embargo, la reducción afectiva no puede ser inter- rn rnpuestas, de compromiso - como los síntomas- entre las emanaciones
pretada como un signo de madurez. La apertura al afecto rinde mejor dtil ello y las actividades del yo. Así, podemos observar ciertos "afectos-
cuenta. Cuestión de circunstancias e indidivuos. p11 11 talla" análogos a los recuerdos-pantalla. Hay entonces una estructura-
' 4) Estímulo: Su origen no es interno o externo, los afectos son a ' 16n de afectos, que va a la vez en el sentido de la diferenciación (afectivo-
102 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VIS IÓN DE CONJUNTd DESPUÉS DE FREUD 103

intelectual) y el de la elaboració!'l afectiva (construcciones de afectos), A pe~ar de la referencia a la metapsicología de Hartmann, este trabajo
donde el yo interviene de manera mayor. f iene el mérito de situar el problema del afecto en la cadena de las produc-
ciones asociativas. La fenomenología importa menos que su aparición en
1111 proceso psíquico de pensamiento. Este prosigue en ciertos casos. testi-
3. Trabajos centra.dos sobre la experiencüz de la cura
moniando la eficacia simbólica, mientras que en otros.el afecto rompe este
A. Peto ha sintetizado a partir de la experiencia psicoanalítica las diversas proceso y se extiende de manera difusa. Veremos más adelante el interés
modalidades del contralor de los afectos (1967). El opone dos situaciones: de esta manera de considerar las cosas.
la que el analizando puede romper con un afecto al comenzar y la que se deja A. Valenstein (1961) ha considerado sobre todo el afecto de la revivis-
deslizar en el afecto hundiéndose en él. Estas dos situaciones encontradas cencia emocional y de la toma de conciencia en la cura. Describe un
nuevamente en la cura revelan dos estructuras diferentes. Cuando el sujeto mecanismo de defensa, la afectualización, que consiste en una producción
puede romper la ola afectiva, no quiere decir que la pueda recusar, pero sí n la cura de un excedente de afecto en el cual el objetivo esencial es de
que cambie de representación y de tema. En este caso, el afecto está ligado proscribir toda toma de conciencia. La agitación afectiva dramática consti-
sobre un modo funcional superficial a una representación circunscrita aisla- 111ye una cortina de humo que impide el insight y que paraliza la concien-
da y muy delimitada. Este trabajo que prosigue con otras evocaciones ci a intelectual. Esta descripción se une con la de la resistencia de transfe-
puede de todas maneras fracasar en un humor que bloquea la progresión de 1cncia de Bouvet y las observaciones de Freud en su artículo sobre El amor

las representaciones, lo que nos conduce a la segunda eventualidad. Peto de transferencüz. Sin embargo, no se podría concluir rápidamente en cuan-
1o al valor negativo de la abreacción afectiva en la cura. Una serie de
interpreta el primer tipo como una progresión de estados del yo hacia el
ello. A la inversa, una ola afectiva puede ser controlada por su fragmenta- 11breacciones estériles y paralizantes para el trabajo analítico pueden, a la
ción en representaciones limitadas, lo que traduce un trabajo que se dirige l11rga, desembarazar el yo de sus.excedentes afectivos, sensible a la interpre-
del ello hacia el yo. Aquí se encuentra el afecto señal como afecto del yo ln ción rechazada en el curso de las tormentas precedentes. La toma en
que se prosigue por el trabajo sobre .otras representaciones y el afecto rnnsideración de la naturaleza afectiva del proceso psicoanalítico ha con-
como derivado pulsional del ello. En el primer caso, la tensión según la d11cido, se sabe, a Ferenczi y Rank a proponer la técnica activa para
terminología de Hartmann y de Jacobson es intrasistémica, en la segunda, 1avorecer un clima positivo propio y hacer aparecer los afectos inconscien-
es intersistémica. fos, ya que no habían sido jamás conscientes. Alexander ha celebrado las
Frente a las primeras movilizaciones afectivas, la aparición de matices vt1ntajas de la experiencia emocional correctora y Nacht, entre nosotros, se
afectivos, de afectos tamizados está ligada al desplazamiento de las repre- 11~.a como el defensor de una técnica de inspiración similar. Sin embargo,
sentaciones hacia nuevos grupos de imágenes (más regresivas o más adapta- ttlllchos consideran estas modificaciones como actuaciones (passages a
das). Estos diversos matices afectivos están para Peto reunidos a una ins- l'11c te) por parte del analista; Valenstein muestra con sutileza que el proble-
tancüz central que conserva el control sobre la señalización afectiva y las 11111 no puede ser considerado sin referencia a las estructuras. Si es verdad
unidades emergentes en los procesos psíquicos. En suma, la función antici- que ciertas estructuras exigen que el analista desista de su neutralidad
padora del yo sigue ejerciéndose sobre· estos portadores de afectos de lwnévola para favorizar una transferencia positiva sin la cual ninguna pro-
manera de no dejarse desbordar por la tensión y de derivar ésta sobre rnsión de la neurosis de transferencia no interviene, las neurosis clásicas
1 nntinúan abordándose con la técnica clásica.
representaciones contiguas, fragmentándolas.
Pero si esta capacidad del yo se encuentra desbordada, el sujeto está De hecho, el núcleo de un inconsciente estructurado está constituido
invadido por los afectos arcaicos que pueden manifestarse sea de manera pm el complejo ideo-afectivo. El aspecto cognitivo está doblado por un
tormentosa, sea por un humor que colorea todos los procesos psíquicos. 1 ~ pccto conativo. 1 1 Así, si se quiere cuestionar el valor del conocimiento
Las reacciones defensivas traducen las posibilidades de respuesta de los pnr el afecto, es más justificado referirse a éste a través de la conación, a
aspectos funcionalmente operantes del yo. Perdiendo clivaje entre el yo y 1111 de evitar el deslizamiento hacia una interpretación intelectualizada del
las otras instancias en su eficacia, el yo, siendo incapaz de ejercer sus 11l1H.:lo, del cual el artículo norteamericano nos suministra un ejemplo.
funciones de auto-observación puede alcanzar, en ciertos casos un oscureci- La conclusión de Valenstein nos recuerda, a través de los fenómenos
miento de la conciencia por el afecto. Las reacciones afectivas violentas, las 1 1ínlcos de la cura, la imposibilidad de resolver los problemas del afecto

cóleras tormentosas en la depresión o la despersonalización vacían el yo en


el primer caso o llevarán a un desprendimiento de este en el segundo. En 11. Conation no es citada ni por Littré ni por Robert, Lalande le da el sinónimo
las dos eventualidades ellos signan el desfallecimiento del yo. 1h1 cffort (esfuerzo en español) o de tendence (tendencia). Mientras que esfuerzo se
104 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 105

fuera de las referencias al proceso psicoanalítico y sin ayuda de una teoría 'Yo siento .• .' son a menudo métodos para expresar emociones o presenti-
rigurosa. mientos y es en su función como expresión de emociones que deseo consi-
derar estos fenómenos.
Hemos insistido en el comienzo de este capítulo sobre los trabajos de
Melanie Klein y de su escuela. Es aquí donde todavía nos encontramos Bion concluye entonces que la equivalencia, en,su teorización, entre el
ante una situación paradojal. Porque si es cierto que los autores kleinianos "Yo pienso" y el "Yo siento" y la adopción del término de pensamiento se
han contribuido en buena medida a nuestro conocimiento de los afectos, aplicará para él por convención tanto al pensamiento como a la emoción.
son pocos los que hán abordado el problema bajo un ángulo teórico. Por otra parte la teoría del pensamiento de Bion aparece en buena medida
W. Bion, en una obra rica y fuerte en ambiciones elevadas y perspec- como una teoría estructural de los afectos, llenando el vacío entre intelec-
tivas abiertas, ha abordado el problema de una serie de obras. Nos deten- to y afecto. Esto no implica por otra parte un confusionismo donde la
dremos en su libro Elementos del psicoanálisis (1963), donde , nos da intuición enfática impedirá todo trabajo de desconstrucción analítica. La
algunas preciosas observaciones. La exposición en detalle es imposible, ya separación de los registros entre intelecto y afecto puede, sobre el terreno
que nos obligaría a desarrollar el conjunto teórico 1 2 del que él participa. del análisis de los elementos de la actividad psíquica, ser útil. "El analista
Digamos solamente que Bion propone una tabla de doble entrada según debe decidir si la idea qu~ es expresada está destinada a ser un instrumento
una secuencia vertical que tiene en cuenta la dimensión histórico-genética por el cual los sentimientos son comunicados o si los sentimientos son
y una secuencia horizontal que considera la dimensión sincrónica de los secundarios a la idea. Se puede uno equivocar sobre muchas de las expre-
procesos del pensamiento. En esta óptica son considerados tanto las emo- siones matizadas de sentimientos si las ideas por las cuales éstas se expresan
ciones como los precursores de la emoción. El presentimiento (premoni- son consideradas, sin razón, como el hecho principal de la comunicación."
ción) es al afecto, lo que la preconcepción es a la concepción desde un En el nivel de las unidades más elementales de la actividad psíquica
punto de vista intelectual. Por esta preconcepción hay que comprender no los "elementos" en la terminología de este autor- , encontramos una
el juicio preconcebido, sino a un elemento propio del individuo que no es estructura donde "pensamientos" y "cosas" se equivalen. Pero allí donde
consciente. Es así como se establece una correspondencia entre la categori- se observa (en los psicóticos) tal equivalencia, se encuentra igualmente una
zación ideacional y la categorización emocional: Lejos de defender la idea equivalencia entre fantasías y "hechos". Bien es entonces llevado a inter-
de que la categorización difiere de manera neta entre idea y emoción, pretar la fantasía como la vertiente afectiva de los pensamientos en este
Bion, por el contrario, muestra equivalencia de los dos registros desplazan- nivel. "Estas fantasías, que no se pueden distinguir de los hechos, deben
do el énfasis hacia el registro emocional. ser consideradas como la contrapartida emocional de los elementos 'pensa-
mientos' que río se pueden distinguir de las 'cosas'."
Representaría este desplazamiento de énfasis utilizando el término El análisis de los trabajos piscoanalíticos sobre el afecto en Ja litera-
sentimiento (Jeeling) en lugar del término pensamiento (thinking). Esta 1ura anglosajona, desde Janes hasta Max Schur, nos ha permitido entonces,
sustitución está basada en la utilización común en la práctica analítica de distinguir esencialmente dos corrientes de pensamiento, surgidas de dos
frases tales como 'Yo siento 13 que yo he tenido un sueño esta noche' o contemporáneos de Freud: Melanie Klein y Hartmann. La contraprobación
'Yo siento que usted me odia' o 'Yo siento que voy a tener una depresión'. ue sus trabajos ha indicado claramente que nuestra preferencia se halla
Estas fórmulas implican una experiencia emocional y son por lo tanto más junto a la corriente kleiniana antes que a la hartmanniana. En efecto,
apropiadas para mi proyecto que las implicaciones más austeras del 'Yo 11uestra preferencia por la corriente kleiniana no tiene nada de dogmática,
pienso .. .'. Las comunicac_!ones introducidas por los términos tales como porque nos adherimos de buena gana, a pesar de las revisiones difamantes
aplica a la acción, tendencia se aplica a las pasiones. "Conation presenta antes bien la de las que hemos sido testigos en autores que se han separado Juego de
idea del esfuerzo como un hecho que puede recibir, sea una interpretación voluntaris- haber estado influenciados por Melanie Klein. Una de las comprobaciones
ta, sea una interpretación intelectualista, que puede ser por su parentesco con más sorprendentes a nuestro examen ha sido descubrir en cuanto a la
conatus, empleado por Spinoza, Ethica, III, proposición 7." Spinoza escribe: "El literatura norteamericana, que tenía los rasgos mismos que Je son reprocha-
esfuerzo por el que cada cosa se esfuerza en preservar su ser, no está en absoluto por
fuera de la esencia actual de esa cosa." Se ve que Lalande parece eliminar de conación
el sentido afectivo. Webster da en su diccionario el sentido al que Valenstein se 13. Se diría más bien en francés: "j'ai l'impression ", lo hemos preferido a pesar
refiere: fuerza biológica que puede hacer su aparición en la conciencia en tanto que ii(',su versión aproximativa "jt: sens", para subrayar la repetición de la expre-
volición del deseo o en el comportamiento como tendencia a la acción. N16n. [Al mismo tiempo se trata de la manera de decir de los psicoanalistas franceses;
12. P. Luzes ha provisto al Congreso de Lenguas de Lisboa (1968) con una pura los hispanoamericanos la traducción parece ser apropiada y no merecería tal
exposición general. 1claración. T.]
106 EN LOS T EXTOS PSICOANALÍTICOS VIS IÓN DE CO NJU NTO DESPUÉS DE FR EU D 107

dos a los trabajos franceses: la intelectualización. Esta desencarnación de la alcanza el objetivo a tocar y el objeto (sustituible) del deseo, el afecto
teoría psicoanalítica toma por cierto otras máscaras de que las que han pcnnite al yo éxperimentarse a través de los estados que él siente yen su
habido entre nosotros. La teoría psicoanalítica norteamericana se torna relación con el cuerpo." Así, afecto y yo están indisolublemente ligados.
hacia la psicología - no hablemos de la psicología psicoanalítica para desig- l ,os afectos pueden ser aceptados o rechazados por el yo, de allí las gran-
nar el psicoanálisis- donde Piaget se ve alzado con esfuerzo a las primeras des clases: afectos "apetitos" puestos en juego por la pulsión aceptada por
plazas. Esta psicología es resueltamente genética. Quisiéramos aclarar aquí lJ I yo y afectos inhibidores, uno de los cuales es la angustia desencadenada
un malentendido. Si nuestra reticencia hacia el psicoanálisis genético ha por la anticipación de las satisfacciones rechazadas por el yo. Es la inter-
podido trasuntar a través de nuestro estudio, no es porque nosotros sea- vención del yo en el anuncio de una exigencia pulsional, que a pesar de un
mos llevados a minimizar las raíces infantiles del inconsciente. Pero po- liem po de latencia, "decide" la aceptación o el rechazo de la moción. El
demos considerar que son dos cursos diferentes: hundir la especificidad del vínculo del yo con el afecto explica que la identificación juegue un papel
pensaruiento psicoanalítico en una teoría del desarrollo de la personalidad mayor en el afecto. El afecto es entonces vivenciado cuando el sujeto está
y hacer la teoría de la diacronía en psicoanálisis. Si alguna crítica puede 111arcado por el deseo del objeto o cuando se coloca en el lugar del objeto
hacérseles a los autores kleinianos sobre la correspondencia entre los he- experimentando la satisfacción que él le presta. Latencia diacrónica del yo,
chos que describen y la situación de estos hechos en cuanto al calendario o efecto sincrónico identificatorio, en los dos casos, la actitud del yo
de la cronología, es que esta versión "increíble" del desarrollo nos parece respecto de los afectos está siempre más o menos impregnada de sospecha
más crelble que la de los autores más o menos hartmannianos. hacia un desencadenamiento que arriesga comprometer la organización del
Estos rasgos interesan directamente al problema del afecto, puesto que yo o desencadenar el rigor del superyó o del objeto, recuerdo de experien-
la dimensión histórica lo relaciona al primer jefe. cias afectivas primarias.
Nos queda por abordar la posición del problema en Francia. Teniendo Si bien es verdad que el afecto es ante todo una información para el
en cuenta el hecho que, a pesar de la excelente información que se posee yo, sirviendo la función primaria de descarga de apoyo a la función secun-
en los países de lenguas romanas sobre los trabajos anglosajones - a la daria de comunicación con el objeto, el afecto está dotado de un poder de
inversa, se sabe, no es así- pocos autores se relacionan con el pensamiento información para el otro. El acontecimiento del lenguaje hablado permite
de H. Hartmann o el de M. Klein . una economía afectiva considerable, pero el afecto no se acomoda a las
restricciones impuestas por el preconsciente. Allá donde la palabra tiende a
disfrazar el deseo, el afecto desmiente a la palabra y se manifiesta directa-
mente al yo. De donde la lucha contra la revelación de los deseos del ello
II. LAS POSICION ES TEÓRICAS SOBRE EL AFECTO EN LOS TRABAJOS por el control de la expresión de los afectos, de su función significante. Sin
FRANC ESES mbargo, que el afecto escape al control es la regla, mientras que la acción
puede ser inhibida con éxito. La aparición del afecto es entonces solidaria
La rareza de la presencia de títulos consagrados al afecto en la literatura u una regresión del yo. El refuerzo del control sobre el afecto disocia las
psicoanalítica en Francia no debe parecer una ilusión. La referencia implí- ux presiones pulsionales más crudas y se apoya sobre lo contingente de la
cita al efecto es constante , ya que puede tratarse de discusiones teóricas, pulsión con objetivo inhibido, que sólo se expresa a través de sentimientos
clínicas o técnícas. 1 4 (ternura) en lugar de las expresiones pulsionales más inmediatas (sensuali-
J. Mallet, desde el punto de vista teórico y M. Bouvet, desde el punto dad). El trabajo defensivo del yo presiona extensivamente sobre el obje-
de vista clínico, han abordado directamente el problema. l ivo, el objeto (la representación al menos) y el afecto. Pensemos en la
Mallet (1969) como Pasche, en su comunicación sobre La angustia y la disolución del complejo de Edipo. En rigor, el yo puede evocar la represen-
teoría de los instintos (1953) ha estudiado con particular cuidado las tación reprimida, libremente, en favor de una nueva carga, pero no el
relacion~s del afecto de la representación. "Mientras que la representación ufecto. Lo reprimido puede ser intelectualmente admitido pero no afecti-
vamente. Todo depende de si la carga aquí utilizada es la que pertenece a
14. Se agregan allí, aparte de F. Pasche y sus trabajos sobre L 'angoisse et la una energía desexualizada, en cuyo caso él no entraña otra cosa que un
theórie des instincts, al igual que sobre La dépression, los de Nacht y Racamier sobre
Les états depressifs, las reflexiones de M. Fain sobre Le processus psychanalytique, suber, o sexualidad y, en este último caso, el yo se "inflama". Este englo-
los ensayos de M. Neyraut y D. Geahchan sobre La nostalgie y los de C. David sobre bamien to del yo hace retornar al yo a sus orígenes. En todo estado apetiti-
L ' état amoureux. En los trabajos de J. Gilibert, en los cuales el campo rebasa el vo, "el modo de ser del yo es igual al del cuerpo subjetivo en el ejercicio de
problema del afecto, le hacen implícitamente alusión. sus movimientos internos". Una clínica diferencial de los afectos: horror,
108 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 109
piedad, pudor, disgusto, vergüenza, cólera, repugnancia, debe aproximarse marcada por una serie de abreacciones emocionales tormentosas despro-
a sus pulsiones parciales inhibidas. vistas de toma de conciencia, donde el afecto se desvanece en humo des-
Los afectos de tip0 agresivo reclaman una atención particular: aun pués de haber sido descargado, el acting completa la debacle afectiva. La
cuando ellos están ligados con pulsiones destructivas puras, no intrincadas, defensa designada por él como caleidoscopio puede ser interpretada en el
escapan a la angustia (que sólo obra sobre pulsiones intrincadas). mismo sentido. Lo que aquí llama la atención es la movilidad y la labilidad
A veces las tendencias autodestructivas restan como las únicas posibili- de las cargas afectivas que hacen ininteligible el material en su incesante
dades contra la expresión de las pulsiones agresivas. Mallet recuerda que variabilidad afectiva e intelectual.
Freud, en Malestar de la cultura, atribuye el sentimiento de culpabilidad "Toda transferencia que es una vivencia se opone en cierta medida a la
únicamente a las pulsiones destructivas. La represión de la pulsión agresiva rememoración, y cuando ella ha alcanzado una cierta intensidad se trans-
puede producirse cuando ésta está suficientemente libidinizada. Es nece- forma en una fuente de resistencia." Se encuentran aquí otra vez las obser-
sario entonces distinguir entre agresividad apetitiva y agresividad reacciona/ vaciones de Freud, que primitivamente había comprendido Ja transferencia
(a la frustración). Si bien los afectos-apetitos tienen su lugar en el yo; su como un obstáculo en Ja cura psicoanalítica.
origen se encuentra en el ello, mientras que los afectos reaccionales tiénen Oponiendo resistencia de transferencia y resistencia a Ja transferencia,
su lugar y su origen en el yo. De donde la amputación del yo que impli- la primera se manifiesta por lo "excesivamente experimentado" y la segun-
ca su rechazo, con modificaciones intracorporales permanentes, como da por Jo "excesivamente comprendido", Bouvet encuentra de nuevo,
herida narcisística. wmo muchos autores, la oposición entre estructuras histerofóbicas y es-
Hay entonces una diferencia entre el sentimiento de culpabilidad, con- 1ructuras obsesivas. La resistencia de tipo histerofóbica subyuga Ja capacidad
secuencia de un perjuicio hecho al objeto por la expresión de afectos de autoobservación del yo por una suerte de fascinación hipnótica ante el
apetitivos objetales, y de ahí que, por la transgresión, el sujeto "se siente carácter dramático de Jo que se juega en Ja psiquis, donde Jos escenarios
malo", y la sanción acarreada por la agresividad reacciona! como conse- fan tasiosos están no solamente puestos en escena, sino también puestos en
cuencia de la frustración donde la culpabilidad no interviene: la autopuni- 11ctos (actuados). Ésta tiene otra consecuencia que es la de no permitir el
ción toma entonces una forma de inversión, debido al enraizamiento nar- jcrcicio de Ja actividad defensiva del yo, sino en Ja puesta en marcha a la
cisístico del afecto. lormenta afectiva terminada, de Ja represión en favor de la explosión emo-
La · conclusión del trabajo de Mallet reúne sus premisas: en relación donal. Se sabe que las histerofóbicas tienen dificultad en renunciar a la
con los peligros imaginarios, los peligros reales representados por el mund~ fijación de los objetos parentales. Esto es lo que la resistencia de transfe-
exterior "no significan al principio nada para el yo y demasiada poca cosa rencia tiene por objeto mantener, en cuanto el paciente no se ha fugado,
después, cuando el adulto habrá inculcado la noción". El miedo es un rnm piendo la relación analítica. Resistencia de transferencia no significa
afectO mucho más tolerable que la angustia, que el dolor moral, que el l'orzosamente transferencia positiva. Ciertamente Ja transferencia positiva
duelo. 11xcesiva que tiene por objeto enmascarar la transferencia, puede también
Es en sus estudios sobre la transferencia cuando Bouvet ( 19 54-1960) ix presarse como un modo de la transferencia negativa, todos Jos argumen-
hace directamente alusión al afecto. Opone la transferencia de afecto y los para denigrar al analista en su persona actual, colocándose al servicio
emociones a la transferencia de defensas. La relación a distancia permite al del desconocimiento.
paciente no tomar conciencia de la transferencia de afectos y de emocio- Sin embargo, esta oposición entre dos grandes tipos de resistencia en
nes. Sin embargo, la estructura repetitiva de la transferencia de afectos y 111 análisis y en la clínica se reproduce en otra distinción: la de las estructu-
de emociones obliga al paciente a aceptar como un hecho el papel de las 1ns genitales y las de las estructuras pregenitales, en las que la descripción
imagos que sostienen a éste. Cada vez que la transferencia de defensas
obstaculiza a la transferencia de afectos y de emociones, puede éste último 1•16n de sus afectos por la actividad fantaseada que pone en escena, que de la satisfac-
ser utilizado con fines defensivos. De acuerdo con Lagache, Bouvet des- 1 Ión pulsional que acompaña la realización del deseo. La descarga afectiva remplaza la
tluscarga sexual. La satisfacción es tomada de "la autoafectación ingeniosa y refinada
cribe la resistencia de la transferencia. Esta se aproxima a la defensa por la
tlu la sensibilidad, que vino a ocuparle casi toda la escena y a substituirse en cuanto
afectualización descrita por Valenstein (1961). 15 La transferencia está uhjctivo sexual (al menos· en cuanto objetivo central) al objetivo fisiológico y psíqui-
111 normal de la función genital" ("La perversión affective", en La sexualité perverse,
15. Lo que describen Bouvet (resistencia por la transferencia y por el sentir l',1yo t, p. 202). ¿Se debe allí ver una perversión? El autor mismo parece dudar al
demasiado) y Valenstein (defensa por afectualización) parece inscribirse en el mismo Hlluar esta estructura entre neurosis (histérica en particular) y perversión. La rica
marco que lo que David denomina "perversión afectiva" (1972). Designa así un modo dt,scripción de C. Davis nos parece cercana a lo que hemos descrito bajo el nombre de
de satisfacción en "campaña cerrada" donde el sujeto goza antes bien de la provoca- 1111rcisismo moral Ésta se le distingue a pesar de los elementos comunes.
110 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DI: FREUD 111

es conocida. Pondremos solamente en relieve el hecho de que la caracterís- re tenido del gozo avaricioso .. ,. Así la palabra puede convertirse en objeto
tica fundamental de las estructuras , pre genitales descritas por Bouvet se imaginario, y aun real, en el sujeto y, como tal, rebajar bajo más de un
retrotrae esencialmente a la estructura de los afectos de la relación de aspecto la función del lenguaje. La pondremos entonces en el paréntesis de
objeto (masividad, expresión sin matices, exteriorización tormentosa, exi- la resistencia que manifi~sta." (E: 1, pp. 118-9). Así el habla puede revelar
gencia absoluta, infiltración proyectiva, etc.). Esta se manifiesta cuando se la caída del lenguaje. Todo esto, en efecto, se relaciona al cuerpo, a lo
compara, ya sea por aproximación o por rechazo. imaginario o a lo real que desciende del status simbólico donde se sostiene.
La concepción de Bouvet, que ha marcado Jos trabajos de Jos psico- Si remontamos hacia arriba en la obra de Lacan, nos encontramos sobre la
analistas franceses es una concepción de inspiración sobre todo-económica im agen estas frases , severas con respecto del asociacionismo: "Éste fenó-
con todas las ventajas y los inconvenientes de tal enfoque. Ella continúa meno extraordinario, en el cual los problemas van de la fenomenología
inspirando a los psicoanalistas que abordan en su experiencia práctica curas mental a la biología y en la cual la acción retenida , desde las condiciones
intentadas fuera de las indicaciones clásicas. Concepción fundada sobre, la del espíritu hasta los determinismos orgánicos de una profundidad puede
clínica más que sobre una preocupación de elegancia teórica. ser insospechada, aparecería eri el asociacionismo reducida a su función de
Se sabe con qué "carga afectiva" los trabajos de Bouvet han sido ilusión" (E: 11 , p. 77). La crítica prosigue en la denuncia de lo absurdo del
atacados por Lacan y sus alumnos. 16 La polémica que se ha levantado asociacionismo que reside en "el emprobrecimiento intelectualista que
entre los psicoanalistas no debe servir de pretexto para rechazar el examen impone a la imagen".
de las concepciones de Lacan en la medida que ellas interesan a nuestro El texto de 1936 precede en poco tiempo al Estado del espejo, donde
tema. la " asunción jubilosa" sería remitida al afecto. Esta lectura regresiva de la
La obra de Lacan es un ejemplo del mismo, no solamente porque el obra de Lacan muestra muy bien cómo el autor ha progresivamente toma-
afecto no tiene ningún Jugar, sino porque está explícitamente excluido y do aversión por el afecto , hasta eliminarlo de su teoría.
prohibida su " residencia". En el campo freudiano . . . el afecto es inepto Aquéllos que hayan tenido 'a desgracia de recordárselo serán consa-
para sostener el papel del sujeto protopático, puesto que es un servicio grados al sarcasmo. 1 7 A pesar de los numerosos esfuerzos, el enlace entre
donde no hay titul ar (Escritos, 1, p. 3 11 ). Esta afirm ación perentoria es la primera parte de esta obra centrada sobre lo imaginario y la segunda,
discutible, ya que si es verdad que el campo freudiano no toma en considera- centrada sobre lo simbólico está problematizado. La formalización crecien- -
ción el " sujeto protopático" este juicio es cada vez más discutible a medida te del sistema lacaniano nos parece llevar la marca de esta dificultad, difícil
que nos aproximamos a las últimas formulaciones de Freud que destronan el de vencer. Ya que en efecto este enlace habría implicado de facto la
inconsciente en favor del ello. Por otra parte , las adquisiciones más precio- referencia al afecto.
sas del pensami~nto psicoanalítico posfreudiano echan luz sobre el sujeto No es cuestión, en los límites de este trabajo, de examinar en detalle el
18
protopático, al menos sobre el lugar del afecto en la actividad psíquica: sistema teórico de Lacan basado en su concepción del significante; esta-
¿Cómo hacer para conciliar esta afirmación con la relación del sujeto con
el goce y asimismo el concepto de pulsión de la cual Lacan dice: "El 17. "¡Logomagia! Tal es la estrofa de un costado, ¿Qué hacéis vosotros de lo
concepto de la pulsión donde se le designa [al sujeto] por una ubicación preverbal, del gesto, de la mímica, del tono, del aire de la canción, del humor o del
orgánica, oral, anal, etc. , que satisface esa exigencia de estar tanto más con-tacto a-fectivo? "A lo cual otros, no menos bienamados, la antiestrofa : "Todo es
lenguaje que mi corazón cuando el miedo me agarra, y si paciente desfallecimiento al
lejos del hablar cuanto más habla" (E 1, p. 328)'1 ¿Cómo negar la función ruido de un avión en el cenit, está para decir acerca del recuerdo que ha guardado del
del afecto en la palabra pulsional'I · último bombardeo. Sí, águila del pensamiento, y cuando la forma del avión recorta la
Estas citas son extractos del último período de la obra de Lacan, semblanza en el pincel que atraviesa la noche del proyecto, es la respuesta del cielo"
donde la formalización del lenguaje traza el rumbo sobre toda otra consi- (E. JI , 452). La ostentaci6n del autor pone el afecto del auditorio de su lado. No suprime
deración. En 1953, Lacan escribía: "La palabra en efecto es un don de la cuestión. Cf. también Escritos II, p. 462: "y para suprimir esta inmediatez de la
trascendente nada no fueron ahorradas metáforas de lo compacto: el afecto, lo vivi-
lenguaje, y el lenguaje no es inmaterial. Es cuerpo sutil, pero es cuerpo. Las do, la actitud, la descarga, la necesidad de amor, la agresividad latente, la armadura
palabras están atrapadas en todas las imágenes corporales que cautivan al del carácter y el cerrojo de la defensa; dejemos el matamoscas y pasemos la moscada,
sujeto; pueden preñar a la histérica, identificarse con el objeto del penis- de lo cual el reconocimiento no era más desde entonces accesible sino a ese qué sé yo,
neid, re pre'f'n ta r el flujo de orina de la ambición uretral, o el excremento del cual un golpeteo de leng1;1a es la prueba última y que introduce en la enseñanza
una exigencia inédita: la de lo inarticulado. Fue un alumno de Lacan el que hizo
suerte con ciertos sonidos inarticulados.
16. Hacemos alusion a la crítica - en el nombre del padre- del artículo de 18. Lo hemos emprendido desde 1960, cuando el Congreso de Bonneval, donde
Bouvet sobre La cure type por Leclaire en L' évolution psyquiatrique. hemos, junto con C. Stein, Lebovici, y Diatkine, comenzado la discusión de las posi-
112 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS · VISIÓN DE CONJUNTO DESPUÉS DE FREUD 113

mos dispuestos a aceptarlo, en lo esencial, con la relación del sujeto al geométrico ideal, foco de diversas expresiones de los registros designados
significante, si estuviera netamente precisado que la originalidad de lo que como heterogéneos por sus materiales, que hacen del significante de los
puede ser comprendido bajo el nombre de significante en psicoanálisis no significantes un principio idéntico a sí mismo. El discurso del inconsciente,
se identifica de ninguna manera con el significante del lenguaje. Es decir, que no es el lenguaje, es una polifonía, su escritura una poligrafía escalo-
que lo que especifica el significante en psicoanálisis es su estructura no nada sobre numerosos pentagramas que dominan la gama de frecuencias
homogénea. La heterogeneidad del significante es tal, que Freud nos invita que van de lo más grave a lo más agudo. La tesitura del lenguaje e.s dema-
a distinguir, para no insistir sino en ellas, entre las representaciones de cosa siado estrecha para contener estos diversos registros para ella sola. El len-
y las representaciones de palabra. Si lo simbólico ejerce sus efectos hasta guaje está situado entre el grito y el silencio. La experiencia psicoanalítica
sobre la representación de cosa, el material de ésta que interviene en la recorre esta extensión, donde las transformaciones de la substancia nos
estructuración simbólica, no le es extraña: las representaciones de cosa no se llevan según los momentos: del grito del nacimiento al 'silencio de la tum-
suturan como las representaciones de palabra. Pero esto no es todo: una ba. Si el hablar se sitúa entre estos dos, el análisis está ubicado de este lado
concepción estructural del afecto nos lleva a considerar a este -cuando se y más allá, de la misma manera que si el vehículo de estas relaciones que
diferencia netamente de la representación y aparece aislado- como una une al analista con el analizado es el habla, por el cual todo debería llegar.
variedad del significante, y no de señal como lo han sostenido los autores Pero todo analista, al menos de que esté entregado a la fantasía de omnipo-
norteamericanos. En otros niveles adoptaríamos con placer el concepto de te ncia, sabe que si el habla es su mejor aliado, el habla tiene sus límites.
traza, válida tanto para las trazas mnésicas, como para las potencializadas 'fe stigo: los que rechazamos acostar sobre el diván y en los cuales nuestros
de los afectos. Igualmente es necesario, desde nuestro punto de vista, esfuerzos fracasan . El habla es impotente para impedir los holocaustos. No
adjuntar a esta serie los estados del cuerpo propio y el acto para completar es que una estructura de habla pueda no ser allí reveladora; sino que lo que
la lista de los significantes que operan en el campo psicoanalítico. La importa es la medida de su poder que pone su límite y el campo que él no
referencia al lenguaje implica un cuerpo homogéneo, de los fonemas a las puede dejar fuera; sin que, por lo tanto, esta situación nos deje fuera (no
frases. Si el lenguaje es mucho más que lenguaje, no se puede inferir del más allá, ni más acá) del lenguaje, en las tinieblas exteriores donde Lacan
lenguaje sino para hablar del lenguaje. El lenguaje es el dominio del lingüis- desearía relegarnos.
ta, ya sea fonólogo o lógico-matemático. 1 9 El dominio del psicoanalista La formalización psicoanalítica es un wishful thinking, el producto de
está, sin duda estructurado por efectos del lenguaje, pero no solamente por una cierta ideología psicoanalítica. Si pudiéramos denunciar con buena
ellos; los efectos del cuerpo y los de la ley muestran la het!!rogeneidad intención la ideología que se esconde detrás del mito de la adaptación,
fundamental de lo que Freud llamaría la personalidad psíquica, constituida podríamos también investigar a la que se oculta detrás de la formalización
por las tres instancias destinadas a coexistir, aun quedando irreconciliables. del lenguaje. La topología del psicoanálisis (o su algebraización) releva la
Ya volveremos sobre lo dicho. fantasía de una transparencia absoluta del inconsciente, lo que aproxima-
El proceso de la concatenación del lenguaje y el del proceso primario ría el trabajo psicoanalítico a una reducción eidética.2 0
difiere profundamente del ilecho mismo de los 'distintos materiales que
utilizan. Es discutible el identificar concatenación con lenguaje. 20. El hecho de que se sostiene allí la irreductibilidad del deseo no lo cambia,
Si el inconsciente tiene un lenguaje, éste no puede ser el de un lugar en su profundidad, en nada.
No es el carácter reductor del psicoanálisis que recusamos aquí, sino al contra-
rio. Es la estructura simbólica, en el sentido lacaniano, en que se da la pulsión por el
ciones de Lacan a través del trabajo de Laplanche (cuyas posiciones han evolucionado lenguaje, que existió bajo la forma de "tesoro de los significantes", como modelo
desde entonces) y S. Leclaire. La discusión del coloquio de Bonneval se ha prolonga- "esencial" y exclusivo. Y si es verdad que lo propio de toda reducción es permanecer
do todavía recientemente (cf. L 'inconscient, no. 4, con las contribuciones de F. Incompleta, lo que crea un problema aquí es este parentesco estructural con la
Pasche, M. de M'Uzan y C. David). Luego seguimos la discusión en 1965 y 1966 en el :se ncia (algoritmos como "índice de una significación absoluta" leemos en E. I, p.
seminario de Lacan, cuya enseñanza seguimos de 1960 a 1967 (cf. L'Object de 327). Puesto que importa menos comprobar que Lacan no se refiere explícitamente a
Lacan, sa logique et la théorie freudienne, Cahiers pour l' analyse, no. 3). lu esencia sino en subrayar lo que le sucede al lenguaje, de hecho, en su teoría.
Esta experiencia nos ha permitido a la vez, entrar más profundamente en el Al tomar en consideración Lacan el tema de Spinoza: el deseo es la esencia del
pensamiento de Lacan y cómo beneficiar y medir sus límites en relación con la li ombre, no adopta sus sentidos sino para articularse con el deseo del Otro. (E. I, pp.
práctica analítica. ,J24-5). Por lo tanto, el inconsciente es el discurso del Otro y el inconsciente está
19. Y ciertamente, es verdadero que Lacan tiene razón en observar que no hay slructurado como un lenguaje. La inferencia que suponemos aquí entre Otro y
metalenguaje. Lo que sería más bien un problema sería preguntarse, cuestión ignora- lenguaje viene de que Lacan los marca de un solo golpe. Que el lenguaje revela sus
da por Lacan, de que el lenguaje sería el meta, y no sería así como el lenguaje podría fu llas en la demanda no lo aleja en absoluto de su dotación de esencia que el sistema
cubrir la totalidad del campo que Lacan le_asigna. lncaniano, según nosotros, le atribuye.
114 EN LOS TEXTOS PSICOANALÍTICOS

Aquí se termina este largo periplo donde hemos estudiado el afecto a SEGUNDA PARTE
través de los textos. El estudio analítico de la concepción del afecto en la
obra freudiana nos ha mostrado el carácter solitario de las preocupaciones Clínica psicoanalítica: estructura y proceso
de Freud centradas sobre el lugar inconsciente del afecto, sus ambigüeda-
des y sus titubeos y en todo caso su dificultad de llegar a una solución
satisfactoria del problema, cuando se ve cómo está tratado el problema del
afecto en relación con la representación. Después de Freud, lo que nos
llama la atención es la tendencia en querer sobrepasar el impasse en el cual
los psicoanalistas se han sentido encerrados por la dicotomía afecto-repre-
sentación. Más allá de la influencia de Melanie Klein en el seno de la ,,..
escuela inglesa, la tradición empírica de ésta ha sabido, en las reformulacip-
nes que ha intentado de la obra freudiana, dar a sus descripciones un
carácter viviente y abierto, quizá más preocupadas por la verdad clínica
. que por el rigor (algunos dirían de rigidez) teórico. En los Estados Unidos,
el camino teórico ha-sido guiado -en su mayor parte- por la preocupación
de una integración de la teoría psicoanalítica en su conjunto vasto - psico-
biológico o psicológico- donde la originalidad del psicoanálisis parece a ...
menudo disolverse. Puede que ello sea el fruto de los áleas de la comunica-
ción interdisciplinaria, en oposición a la insularidad -no solamente geográ-
fica, sino también psicoanalítica británica. De todas maneras, no obstante
los excesos debidos al uso no siempre discriminatorio, desde el punto de
vista genético (que termina siempre por inclinarse hacia la psicobiología y
la psicología) la función cognitiva del afecto está bien subrayada en estos
trabajos, así como el doble valor del afecto: tanto flujo desorganizador,
cuanto mensaje indicador. Pero otras formulaciones parecen necesarias.
La situación en Francia ha sido dominada, de cerca o de lejos, por la
controversia alrededor de las teorías de Lacan, lo que sin duda falsea el
examen del problema del afecto en su originalidad. Antes de volver a la
discusión teórica, debemos ahora dejar los textos, interrogar las estructuras
clínicas y recoger las enseñanzas de la cura.
CAPÍTULO IIl

EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS

Es expresamente que el título habla de este capítulo de estructuras clíni-


:as. Por esta razón no se tratará aquí del afecto en clínica psicoanalítica,
sino sobre el lugar del afecto en las diversas estructuras. Porque el afecto
tal cual se presenta en la organización psíquica de tal o cual individuo y es
lo que lo identifica más probablemente con lo que el individuo presenta de
más irreductiblemente singular, de más singularmente individual. Al mismo
tiempo, podemos decir que teníamos la elección entre la presentación de
una monografía individual donde la organización afectiva fuera estudiada,
pero donde ninguna deducción de conjunto podría ser obtenida, y un
ensayo de sistematización de conjunto del campo psicoanalítico considera-
do bajo el ángulo del afecto. Como nos pareció que convenía tratar de
disipar una problemática general, sin desconocer los peligros de un examen
al vuelo de la cuestión, hemos elegido esta última solución.
El principio de nuestro estudio será precisar la situación del afecto en
Jas cuatro grandes formas clínicas a las cuales nos referimos como a los
cuatro puntos cardinales de la rosa de los vientos. En efecto, la histeria y la
neurosis obsesional estructuran nuestra evaluación del campo psicoanalí-
tico de las neurosis, como la psicosis "maniaco-depresiva" y la esquizo-
frenia estructuran el campo de las psicosis. La referencia a estas entidades
"nosográficas" es para muchos criticable. Precisemos que no nos remitimos
a ellas como a "enfermedades" en el sentido psiquiátrico del término, sino
como a formas de organización donde se revelan con una coherencia parti-
cular ciertos modelos estructurales. Estos modelos, de los cuales Freud y
Melanie Klein siempre se han servido, constituyen de alguna manera reali-
zaciones de la estructura del Edipo. No se definen por su frecuencia, sino
por el carácter significativo del trabajo del aparato psíquico que llega a su
realización. Ellas nos permiten comprender las formas atípicas o incomple-
tas, mucho más frecuentes que las estructuras típicas, refiriendo las segun-
das a las primeras. De ahí la utilidad de esta investigación.
Así, los diversos destinos de los afectos según las estructuras se com-
prenderán en un espíritu estructural por comparación recíproca.
En cuanto a configuraciones clínicas situadas fuera de estos cuatro
subgrupos, nos limitaremos a observaciones parciales, dejando al cuidado
de los que así lo desearan colmar nuestras lagunas.

11171
'
118 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 119
l. EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS NEURÓTICAS.
El histérico, dice Freud, "pone en acción" una parte importante de los
recuerdos y de las fantasías en vez de rememorarlos en la éura. Esta ten-
Sólo encararemos en esta clase la categoría de las psiconeurosis de transfe-
dencia a la descarga acentúa la tonalidad de la estructura histérica;
rencia. Sostenemos en efecto, apoyándonos en la clínica psicoanalítica
o Las fantasías revelan la prevalencia de los mecanismos de condensa-
freudiana, que las neurosis llamadas actuales no se distinguen de las neu-
ción.. 3
rosis llamadas de transferencia tan sólo por la actualidad del conflicto, o
La condensación está presente allí por la asunción de las funciones
por efectos de la "éxtasis libidinal", sino sobre todo por la no-elaboración
antagónicas en los fenómenos de identificaciones múltiples, de representa-
de la energía psíquica.
ciones "en pantomima". Las fantasías pueden por sí mismas condensarse
En un trabajo 1 anterior, hemos propuesto dos modelos estructurales
en una fantasía global mientras que induce un síntoma para introducirle el
para la neurosis obsesiva y la histeria. Aquí sólo nos referiremos a esto bajo
com promiso indispensable entre el deseo y la prohibición. Pero la conden-
el ángulo del afecto.
sación no es sólo la condensación de los significantes presentes al nivel de
1) La histeria: conversión y condensación la fantasía o de muchas fantasías, ella no es sólo la condensación de los
papeles en el ataque histérico imitando el coito, ella es también condensa-
ción de los afectos que lleva a la descarga bajo una forma de una puesta en
"En la histeria, la idea incompatible se hace inofensiva por el hecho de que
escena trocada en puesta en acción. La condensación concreta un creci-
'su suma de excitación es transfonnada en algo somático'. Por ello le
miento de densidad energética.
quiero proponer el nombre de conversión." 2
El acting (passage a !'acle) es bien conocido por ser una de las vicisi-
La conversión es el núcleo de la histeria. Sin embargo, por esta frase
tude s privilegiadas del deseo del histérico. Su valor de demostración no es
corta, Freud, contrariamente a su costumbre, no explica nada, no dilucida
el único que se puede entrever, su valor de descarga de la condensación de
nada, se contenta en comprobar y nombrar la conversión. El salto en lo
los afectos, de la suma somática, afectiva que también debe ser tomada en
somático está recubierto por el misterio y la "complacencia" somática,
consideración.
inferida en Dora no tiene más valor explicativo que el "del refugio en la
Desde este punto uno puede preguntarse si un vínculo más estrecho
enfermedad" o "la virtud donnidera" del opio. Lo que está propuesto por
no une condensación y conversión. Condensación de los significantes, más
una hipótesis que sólo toma su valor heurístico en la dialéctica diferencial condensación de los afectos (contracargados invertidos), igual conversión.
que la opone a la neurosis de angustia, y dicha transformación de la suma
Si la conversión llega a ser necesaria, es porque su papel es el de absorber
de excitación en algo somático. Cambio de estado y de naturaleza de la
los efectos de dicha tensión acrecentada por la condensación. Porque la
libido psíquica en libido somática, diferente, sin embargo, de la energía
condensación no es sólo un efecto cuantitativo. Es también una variación
somática tal cual se presenta en la neurosis de angustia. Ciertamente, esta
cualitativa, la que va en el sentido de un endurecimiento del núcleo incons-
mutación sigue operándose en el registro de lo simbolizable. La conversión
ciente que como tal tiene que ser transformado por no poder ser reducido.
no es una somatización desdiferenciada. El lenguaje cambia de instrumen-
Freud, después de Charcot, fue sorprendido por la "bella indiferencia"
tos, pero sigue sosteniendo un discurso. El histérico "habla con su carne"
de los histéricos. Cuando "la formación sustitutiva" es creada, la tensión
como dice Lacan. Es lo que difiere tanto del que es atacado poda neurosis
afectiva decae. Éxito de la operación de rechazo, puesto que todo el exce-
de angustia o por la enfermedad psicosomática. Alegaremos más lejos aún,
so, el excedente intolérable del conflicto psíquico cambió de naturaleza y
pero brevemente, sobre el estudio que haremos de las enfermedades psico-
de lugar. Vertido en lo somático, la paz puede instalarse de nuevo en el
somáticas. Intentemos más bien poner en relación la conversión con otros
elementos de la estructura histérica. histérico.
Es necesario, y mucho, que la indiferencia acompañe siempre el sínto-
Entre estos hay que destacar:
ma. La angustia puede coexistir con el síntoma. Pero no es ya angustia
o La inversión del afecto: remplazamiento del deseo por la adversión
vinculada al conflicto, ésta llega a ser la angustia ligada al síntoma. El fin
con una intensidad particular del afecto así cambiado de signo;
del síntoma es prevenir la angustia, como Freud lo descubrirá más tarde.
o El significado de los síntomas histéricos como fantasías encarnados. Cuando subsiste la angustia, a pesar del síntoma, es que la estructura
neurótica está desbordada, o que la angustia que se aferra al síntoma no
l. Neurosis obsesiva e histeria, sus relaciones en Freud y más tarde, R. F. P., está absorbida por él.
1964, XXVIII, p. 679"716.
2. SE, l, 49. 3. SE, IX, 229.
120 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 121

En todo caso, todos los autores reconocen en el histérico la impor- ti ida que la posesión de este objeto es prenda de amor y condición de
tancia del rechazo que confiere a la amnesia su carácter de obstáculo a la obtención del amor del objeto. No es un pene lo que desea el histérico
rememoración, a los recuerdos en la cura. Comprendemos como la conver- femenino, es en suma un conjunto de objetos "penianos" de los cuales la
sión colabora con el rechazo de la cual es a la vez el efecto y el aliado. Pero cantidad o el tamaño no traen aparejados nunca la saciedad, porque la
la conversión no es un recurso extremo de una amputación del deseo y de satisfacción suprimirá el deseo así satisfecho. Lacan tiene razón al decir
, la vida psíquica en provecho de lo somático, sino por cuanto la condensa- que el histérico es deseo del deseo insatisfecho. A partir de entonces la
ción crea un estado de amenaza como si las fuerzas del conflicto psíquico castración aparece como la consecuencia de la fantasía de incorporación
estuvieran "vendadas" en ella. del pene, del cual el tamaño envidiado y temido no puede penetrar en la
No es esencial para nuestro texto prolongar las observaciones sobre la vagina y de los cuales los peligros son referidos al nivel de la boca. En su
histeria de conversión en la tipología de los caracteres histéricos o histero- lugar se instala la avidez afectiva como sustituto del objeto. El histérico
fóbicos, según Fenichel, Federn o Bouvet. Labilidad de las cargas, erotiza- vive de la devoración de sus afectos. La tensión del deseo sube, alimentada
ción superficial de defensa contra el deseo. Huida ante el conflicto, estas por los objetos fantaseados siempre más valorados, alimentado - cabe de-
características pueden ser generalmente encontradas en los histéricos. Pero cirlo- el conflicto con un ideal del yo megalomaniaco, apuntando a una
convendría precisar los vínculos existentes entre la histeria de conversión desexualización en la misma proporción de la sexualización acumulativa de
(con síntomas) a los carácteres y estructuras histéricas de carácter asinto- los objetos más baladíes. Tal es el sentido de la condensación. La conver-
máticas. sión tendría como fin el de tragar - literalmente- este excedente, de absor-
Quisiéramos insistir, por el contrario, sobre el significado de la con- berlo en el cuerpo, tal como el pene, absorbido y retenido, llega a tomar el
densación. lugar del "pene infante" deseado en la fantasía del embarazo. Pasaje de la
Podemos interpretar la condensación como un mecanismo estructural vagina al vientre, de la fantasía al síntoma de conversión. Ciertamente
del pensamiento, por la cual se la vincula a la metáfora. Y sabemos el Lodos los síntomas de conversión no están vinculados a la fantasía de
partido que se ha sacado de éstos acercamientos. Se ha observado, con embarazo, pero todas las operaciones de detalles se comprenden solamente
justicia, que para Freud la condensación se aplicaba también a una transfe- en el plan de una estrategia de conjunto que debe concurrir a la realización
rencia y a un cúmulo de cargas energéticas. Pero nos preguntamos ¿por qué de esta fantasía de un ser fálico, embarazado. 4 Problemática que vale para
la condensación prevalece en el histérico? A esta pregunta trataremos de ambos sexos, que puede en cada uno realizar en lo real, nada más que la
responder de una forma a la vez clínica y teórica. No hay psicoanalista que mitad de este programa. Todo esto es realizado para conjurar el peligro del
no haya notado la avidez afectiva del histérico que hace de él un sujeto "corte": la separación.
dependiente de sus objetos de amor y de la madre en particular. Mallet
reveló la importancia de la fantasía de la muerte por inanición en el histé- 2) La neurosis obsesiva: La regresión del acto al pensamiento y el despla-
rico. Separado de la madre, perdiendo su protección, el mundo se presenta zamiento
ante él como un inmenso desierto, donde uno podría morirse de hambre y
de sed. Ciertamente hablar de histeria "oral" es considerado algo baladí, La neurosis obsesiva está dada a lo largo de la obra de Freud en una
mientras que son muchos los autores que han revelado la importancia del relación simétrica e invertida a la de la histeria, relación de complementa-
conflicto oral en el histérico. Está lejos de nosotros la idea de desplazar, riedad que la opone a la histeria, que por lo tanto la hace comprender.
como se hace demasiado fácilmente, el punto de fijación del conflicto Desde sus primeros trabajos las psiconeurosis de defensa (1894)
edipiano en el histérico, y de sustituir a la problemática fálica por la Obsesiones y fobias (1895), el manuscrito dirigido a Fliess el 1/1/1896,
problemática ora( Estamos convencidos de la preeminencia del conflicto de titulado Las psiconeurosis de defensa y las Nuevas observaciones sobre las
castración en el histérico y tomamos la pseudo-regresión oral del histérico psiconeurosis de defensa (J 896), una misma idea guía a Freud en este
por una regresión tópica. Lo que se trata de absorber, después del desplaza- estudio paralelo. La obsesión está allí reconocida por operar un trabajo de
miento hacia lo alto, es efectivamente el pene al cual le está prohibida la disociación entre la representación y el afecto, o como dice también, entre
vía vaginal, puesto que se encuentra allí como fantasía. Pero hay en el
histérico, en la misma medida de intensidad de la repugnancia sexual,
4. Se podría, bajo esta visión, comprender la modificación de la sintomatología
repugnancia que está en su máximo, cuando aparece. el deseo de felatio y del histérico actual Si bien las manifestaciones de conversión son raras, la nota
de posesión por medio de la incorporación oral, una verdadera bulimia tox icómana está raramente ausente de los cuadros clínicos de la histeria contemp<>-
psíquica. Bulimia de objetos de valor fálico, bulimia de afectos en la me- ránea
122 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 123

la idea y el estado emotivo. Aquí, la conversión no, se produce. Es como sí, ción destructiva se sigue entre el acto y el pensamiento, para preservar la
en vez de deslizarse sobre el plano del cuerpo, haciendo un "falso salto" al destrucción de la destrucción misma. A nivel del acto, la destrucción haría
conflicto, el obsesivo encontrara otro medio, el de disociar los elementos del obsesivo un psicópata o un criminal. A nivel del pensamiento se sigue
present_es en el conflicto, después de proceder a un desplazamiento de la sin descanso el combate de los deseos de destrucción hacia el objeto ex-
representación o de la idea sobre otra idea, en general de importancia puestos a los·deseos de conservación de éste, a fin de salvar el goce de su
secundaria. Doble desplazamiento, Freud señala, donde el presente rempla- fin en el saciamiento anonadante. Toda la potencia se encuentra conferida1
za el pasado y lo no-sexual lo sexual La esencia de la obsesión en este al espíritu, porque toda la potencia libidinal se ha refugiado en él y ha
trabajo que en lugar de condensar, disocia y desplaza, y que en lugar de abandonado el acto en tanto que todo acto es presumiblemente peligroso y
convertir hacia el cuerpo, sube al contrario al pensamiento, y como conse- destructivo. De retorno, la muerte no produce la abolición de nada, puesto
cuencia origina la sexualización del proceso del pensamiento. Es a favor de que los espíritus viven en el más allá y se vengan atormentando al sobrevi-
este remplazo de lo sexual por lo no-sexual que la agresividad toma la viente. No hay muerte posible. La última palabra debe quedar en el ince-
delantera en la escena, como por un cambio de decorado de la escena, del sante conflicto. De donde la importancia de Freud al reconciliar en
inconsciente. La continuación de los trabajos freudianos nos aproximará Inhibición, síntoma y angustia a las defensas secundarias, las cuales todas
en efecto, a la obsesión: -la disyunción de las relaciones de causalidad con conciernen al afecto: aislamiento, anulación, retroacción. El aislamiento
la deformación elíptica que le sigue; está tomado aquí en un doble sentido, sea desconexión de los núcleos
conflictuales en relación a la actividad psíquica restante; sea, bajo un ángu-
lo aún más restringido, aislamiento entre las representaciones reprimidas y
o omnipotencia del pensamiento;
el afecto. La anulación que actúa "como soplando por encima" para decir
o predqminancia de los temas de muerte.
"no llegado" se continúa en un movimiento indefinido: anulación, luego
anulación de la anulación, y así seguido. Es inútil discutir para saber si son
Se ha subrayado en el obsesivo la presencia, a la inversa de la estructura
)acunar del histérico, de un lenguaje metonímico de encadenamientos suce- las representaciones o los afectos los que son así "soplados". A firi de
cuentas lo que · se trata de impedir es su reencuentro. La inversión del
sivos, donde los eslabones inconscientes se leen con gran inteligibilidad, pero
donde se hacen incomprensibles para el sujeto por el doble efecto de aisla- placer, que lleva al obsesivo a buscar satisfacciones en el displacer de los
miento y de la posición, por decirlo así, excéntrica del afecto. castigos infligidos por el superyó, muestra en buena medida en cuanto al
Tres puntos se dan aquí como solidarios: la acción del desplazamien- plano del afecto que el combate debe ser llevado.
to, los temas de agresión, de odio y de muerte, la omnipotencia del pensa- Y si el objetivo del obsesivo, como lo han bien destacado los autores,
miento. A primera vista, el vínculo que los une no es evidente. Para es la persecución de una fantasía de control, en buena medida se trata de
descubrirlo e interpretarlo, es necesario recurrir a las teorizaciones poste- un control afectivo, donde el yo soberano habrá triunfado sobre las pulsio-
riores a Freud. Así, el trabajo de desplazamiento presupone la disociación nes en la desexualización narcisística. Que este coi:itrol conduce a la momi-
(el splitting) entre la representación y el afecto. En esta operación aparen- ficación, al estado de conservación indefinido por una desecación radical
temente simple, es necesario hacer intervenir una potencia de separación nos muestra en definitiva el triunfo de la muerte. El lenguaje de los afectos
que no es otra que la que Freud hipotetizará como la pulsión de muerte, del obsesivo es, como Freud lo había notado, dicha vía media de la des-
que es ante todo fuerza disyuntiva. No es razonable que se considere la trucción. Lo que importa destacar aquí es que siempre la misma potencia
acció'.1 de la pulsión de muerte a nivel del sadismo de la regresión anal. La de muerte obra sin cesar desde la operación inicial, aparentemente anodina
regresión sádica anal que afecta a las pulsiones no es la expresión directa de o inocente y la que realiza la separación de la representación y el afecto. Y
la pulsión de muerte, sino su consecuencia. Es porqué la pulsión de muerte si hemos podido decir del histérico que vive de la devoración de sus afec-
ha llegado a "des-intrincar" a la "defusión" de los componentes agresivos y tos, diremos que el obsesivo se mantiene en sus afectos descompuestos,
de los componentes libidinales, que la agresividad, por así decirlo, desliga- cadavéricos y de sus representaciones fantaseosas. Puede ser que lo que le
da de la asociación que forma con la libido erótica, tiene el campo libre impida concretar plenamente su proyecto es que toda neurosis obsesiva
ante ella para proceder a la expresión segunda de la pulsión de muerte: la está injertada sobre un núcleo de histeria, cuya evaluación signa los víncu-
destrucción del objeto fantaseado. Objeto que, por otra parte, es necesario los del obsesivo a la genialidad.
conservar a cualquier precio para que su destrucción no entrañe, simultá- No nos extenderemos aquí sobre las aclaraciones que conviene hacer
neamente, la desarticulación del principio de realidad y el pasaje a la entre carácter obsesivo y neurosis obsesiva. Repetiremos solamente que es
psicosis, a lo cual el obsesivo no escapa siempre. Este trabajo de disocia- abusivo ligar carácter y neurosis. Una sintomatología obsesiva puede per-
124 CLÍNICA PSICOANALÍTICA
EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 125
fectamente coexistir con una estructura caracterial no obsesiva; es sobre la
sintomatología solamente que hay que apoyarse para ver allí en acción los sino también con la expresión de las pulsiones destructivas. La fobia es una
mecanismos obsesivos típicos. No es que haya que privilegiar el síntoma tentativa para resolver el conflicto de ambivalencia. Los afectos positivos
sobre el carácter como tampoco a la inversa. Lo que importa es revelar los en relación al objeto están en contradicción con los afectos negativos con
mecanismos allí donde están actuando: aquí sobre el síntoma, allí sobre el el cual él está cargado. Los antiguos pares contrastados de los Instintos y
carácter, más allá sobre los dos a la vez. su destino, están reunidos en el nuevo acoplamiento que la formulación
explícita del complejo de Edipo ha establecido, y esto tanto más cuando
3) La fobia y la angustia Freud descubre la naturaleza doble del complejo edípico, positiva y nega-
tiva. El afecto de ternura es conservado, en tanto que el afecto de hostili-
Por lo tanto, el histérico entierra la condensación de los afectos en la dad es dirigido sobre un sustituto. Pero por otra parte aparece el peligro
conversión somática, mientras que el obsesivo sutiliza a éstos en el'despla- de retorno: miedo a ser agredido por el objeto del deseo de agresión.
zamiento y la omnipotencia del pensamiento. No será sorprendente que el Se sabe que esta agresión es, en el caso del caballo de Juanito, oral:
estudio por excelencia del afecto deba ser buscado en esta tercera vía, temor a ser mordido por él, Freud discute el valor de esta castración oral.
donde el sujeto no escapa más al afecto, sino que está incesantemente Para Juanito, él se inclina a favor de la sustitución de una representación
confrontado con él. por otra, para el Hombre de los lobos, él está mucho menos seguro. Esta
Se conoce la situación intermediaria de la fobia. Relacionada por los discusión fue el preludio, como se sabe, de numerosos desarrollos, entre los
autores modernos con la histeria -se habla entonces de estructuras, de yo cuales figura Melanie Klein y su escuela. Para estos autores, no cabe duda
hístero-fóbico- mientras que contrae por otra parte nwnerosos vínculos de que se trata -y el caso del Hombre de los lobos mismo se presta a esta
con lo obsesivo. Transformación de la fobia en obsesión descrita por Freud demostración- de una regresión oral. Ser devorado había sido identificado
en La predisposición a la neurosis obsesiva (1913), grupo de las fobias por Freud a ser amado por el padre - y el Hombre de los lobos aspira a
obsesivas de la clínica psiquiátrica clásica, tipos de fobias que implican una servir para el coito del padre. Pero la demostración sobre este punto es
regresión libidinal (Mallet, 1955); todos estos casos relacionan fobias y demasiado simple para los autores kleinianos. Ello precisamente en la me-
obsesiones estrechamente. Es por lo que hay que buscar la definición de la dida en que el Hombre de los lobos, en nuestra opinión no es en absoluto
fobia en sí misma. un fóbico. Aparte que Freud no habla en su caso sino de la historia de una
En 1895, en Obsesión y fobias subraya Freud su naturaleza esencial- neurosis obsesiva de la infancia. En cuanto a la estructura de su paciente
mente afectiva: La fobia es la manifestación psíquica de la neurosis de no menciona palabra alguna. Mientras que por lo que describe, muestra
angustia. Porque el afecto de la fobia es siempre el de la angustia. Angustia evidentemente que tenía una estructura psicótica en análisis. Así, la de-
que no es ni descargada ni liquidada por la conversión, ni desplazada y mostración de los kleinianos es falsa ya que su análisis se aplica no a los
aislada por la obsesión. El representante de la pulsión, siguiendo una vía fóbicos, sino a las estructuras psicóticas.
recurrente antes que huir hacia el cuerpo, detiene su carrera en el incons- Esto nos lleva a decir una palabra sobre fobias llamadas pregenitales de
ciente. La fobia es una "representación límite", como lo dirá Freud en una Bouvet y sobre fobias paranoides (fobias ligadas a una angustia paranoide o
carta a Fliess. El último punto al cual la libido puede adherirse antes de de la fase esquizoparanoide). La existencia clínica de tales estados no es
transformarse en angustia pura, atemática. De ahí una cierta forma movien~ dudosa, se ven ahí coexistir miedos mal estructurados, mal delimitados,
te de la fobia, susceptible de desplazarse, porque aquí también el desplaza- extensivos, acompañados de una vivencia no solamente de angustia, sino de
miento actúa pero en cierta manera está limitado por el afecto siempre despersonalización y de extrañamiento. Los mecanismos de defensa prote-
dispuesto a dominar la fobia y a paralizar, contrariamente al obsesivo. la gen mal a un yo perpetuamente sumergido por una tensión insostenible,
sucesión infinita de desplazamientos que absorben a la angustia un poco amenazado en todo momento de hundirse. Fijaciones orales (alcoholismo,
más en cada operación. La fobia que se acompaña de angustia previene el abuso medicamentoso o toxicomanías francas) se destacan en este cuadro,
desarrollo de la angustia, ella no consigue circunscribirla alrededor de una acompañadas a veces de un acting (passage al' acte) - suicidario o delic-
significación central, sino que se trata de una auténtica fobia. tivo- o de una actividad delirante transitoria. Se ve, este conjunto lo
Es en Inhibición, síntoma y angustia donde el análisis de la fobia muestra, que ya no queda aquí nada de común entre estos casos y las
tomará todo su relieve en la medida en que es ahí y sobre todo ahí donde fobias descritas por Freud. La confusión entre neurosis fóbica y estados
Freud analiza completamente su relación con la castración. La angustia no límites o entre neurosis fóbica y neurosis traumática o neurosis actuales
está solamente ligada con el peligro de la aspiración libidinal incestuosa, que incluyen fobias, es frecuente en clínica psicoanalítica. El Hombre de
los lobos es un buen ejemplo de esto. Es necesario entonces interpretar la
126 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS l27

fobia en este cuadro como Freud interpretaba el delirio en las psicosis, o libidinal exigido por la pérdida del objeto en el duelo. Pero en la melanco-
sea como una manifestación de restitución: un esfuerzo hecho por el yo lía, por el hecho de la carga narcisística del objeto, la pérdida del objeto
para circunscribir, delimitar con la ayuda de cargas desesperadas a una ent~aña una pérdida en el nivel del yo, al identificarse éste, como se sabe,
angustia que desborda en mucho la angustia de castración y que es, de con el objeto perdido, y al ubicarse las cargas de objeto al yo. La ambiva-
hecho, una angustia de fragmentación. Aquí todavía se afirma la vocación lencia que caracteriza estas cargas de objeto afecta entonces al yo . El odio
de la fobia como representación límite. ataca al yo, como atacaba antes al objeto perdido.
¿De qué manera estas aclaraciones se constituyen en aportaciones al
problema del afecto? Nos parece que en todos estos últimos casos una El complejo melancólico se comporta como una herida abierta que
distinción entre afecto y representación es imposible. Se trata de una mol- atrae de todas las partes hacia él energías de carga (las que nosotros hemos
dura indispensable que participa de los dos, donde el afecto es su propia llamado, en las neurosis de transferencia, 'contracargas') y vaciando al yo
hasta empobrecerlo completamente. 6
representación. La despersonalización que baja el telón sobre la actividad
representativa lo muestra.
La herida narcisística del yo es la que lo conduce a deber soportar
estas cargas sádicas que va a la par con el sentimiento subjetivo de dolor.
II. EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS PSICÓTICAS
Es con esta explicación económica del dolor con la que Freud se detiene al
final de su trabajo. Recién dará una respuesta en Inhibición, síntoma y
La situación del afecto en las psicosis está determinada por la referencia a angustia.
un conjunto clínico que la psiquiatría anglosajona denomina, según una La lucha del melancólico se hace alrededor de las representaciones de
tradición establecida, las psicosis afectivas: los estados de depresión y de cosa en el inconsciente, que son la puesta en juego del conflicto: el amor
excitación, como oposición a los estados esquizofrénicos. Sin embargo, el por el objeto manda a 9onservarlo a pesar de la pérdida, el odio por el
lugar del afecto ya no será más fácil a cernir, ya que es difícil distinguir objeto exige deshacérselas. Lo que domina este combate es el empobreci-
entre afecto y representación en el campo psicótico. Por otra parte, la miento del yo devorado por las cargas de objeto, que hacen irrupción por
referencia, ineluctable en la materia, a los trabajos de M. Klein y de su la herida abierta, dando nacimiento al dolor. La cantidad excesiva de estas
escuela hacen esta distinción aún más difícil. cargas que han roto las barreras del yo es comparable a la efracción del
protector contra las excitaciones por un~ cantidad de excitaeión que pe- -
A. Las psicosis melancólicas y maniacas netra por efracción en el individuo. La melancolía es, desde este punto de
vista una neurosis narcisística casi traumática. Las cantidades internas en
Recordemos en principio que Freud, luego de haber considerado la psicosis exceso son equivalentes a las cantidades exce~ivas que afectan al sujeto
como neurosis narcisista ha restringido esta denominación a la melancolía cuando se da un empuje pulsional al que no puede ser dado una satisfac-
sola (y en consecuencia a la manía), conservando el término de psicosis ción. Pero en este último caso es angustia traumática lo que da por resulta-
para las otras formas clínicas anteriormente designadas por este término. do, mientras que el empobrecimiento del yo le produce una experiencia dolo-
1) La melancolía, el afecto de duelo y el dolor. La relación estable- rosa. El yo, hemos dicho, es devorado por el objeto perdido, así como las
cida entre la pérdida del objeto y la depresión data de su correspondencia cargas de este objeto tiene para él una naturaleza devoradora: canibalística.
con Fliess (Manuscrito sobre "La melancolía"). Ella fue redescubierta en Esta devoración mutua, este entre-desgarramiento, es lo que caracteriza
1915 en Duelo y Melancolía. El duelo por el objeto tiene por resultado la la identificación primaria. Hemos destacado más arriba la avidez afectiva
producción de un afecto de una intensidad considerable, de tonalidad del histérico y conocemos la frecuencia de la depresión en él. ¿Esto es
dolorosa. Freud adopta para este afecto de dolor una significación esencial- decir que su caso se confunde con el del melancólico? A diferencia del
mente económica. De ahí la importancia de trabajo de duelo. 5 histérico, no es el objeto lo. que el melancólico devora sino a su propio yo
Este trabajo concluye sobre la necesidad de operar el desligamiento confundido con el objeto por identificación. La sombra del objeto ha
caído sobre el yo, dice Freud. Así el combate del amor y del odio que
torna alrededor del objeto es esencial para la sobrevida o la muerte del yo.
5. Notemos que si bien la Jeferencia al trabajo es designada alusivamente en Se podría adelantar que el odio liberaría al yo, que liquidaría las cargas de
varios lugares de la obra freudiana, éste lo está aquí expresamente. ¿No es la mejor
prueba de que el punto de vista eco11ómico es un punto de vista sobre el trabajo
psíquico? 6. Métapsychologie, Loe. cit., p. 164.
128 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 129
objeto ligándolas a él, pern el riesgo es grande al llegar a liquidar parte o En cuanto a la escisión entre amor y odio, es importante reconocer
totalidad del yo por esta salida. El amor por el objeto entraña la derrota que es el producto de una "desintricacíón" entre pulsiones eróticas y
del yo, que sigue así al objeto en la muerte. destructoras. Se sabe que eri este caso las fuerzas de la destrucción no
Interesa aquí señalar especiahnente que el combate que libran los estando más "ligadas" por la libido erótica, al librarse, toman la conduc-
afectos es despiadado y sin perdón. Ya que la regresión al sadismo oral ción de la situación. El narcisismo exacerbado del deprimido se transforma
implica que las cargas en presencia sean particularmente intensas, revela- en narcisismo negativo. El uso del superlativo en el autodesprecío muestra
doras de una pasión sin medida. El dolor no es la angustia. ¿Es suficiente la la satisfacción megalomaníaca así obtenida (pecador más importante, el
naturaleza narcisística del dolor para explicar su diferencia? La amenaza criminal mayor etc.).
que hace pesar la angustia sobre el yo es sin duda distinta de aquella que el Melanie Kleín ha visto en la posición depresiva una expresión de estas
dolor despierta. Con el dolor, el empobrecimiento del yo, debido a la tendencias destructivas en los ataques del niño contra el pecho. Su afecto
hemorragia narcisística afecta a éste hasta en la autoconservación. Su de- está contrabalanceado por el recuerdo de las experiencias ligadas al pecho
pendencia por el objeto inclinaría a seguirle en la pérdida, o a matarlo por bueno. Estas experiencias son constitutivas del amor que prodiga el yo al
segunda vez matándose. Es porque es necesario completar la teoría del objeto y del amor del cual él mismo se ha cargado. Las conclusiones de M.
afecto en la melancolía por la referencia a la última teoría de las pulsiones, Klein están sin embargo en contradicción con las de Freud. La resolución
que llevará a Freud a hablar de la "cultura pura" de las pulsiones de del duelo marca el triunfo de los buenos objetos sobre los malos, el triunfo
destrucción en la melancolía. No es solamente "una cantidad de sadismo" de las tendencias reparadoras impregnadas de gratitud sobre las tendencias
lo que hace irrupción en el yo, es una ráfaga destructiva que no demanda destructivas portadoras de envidia. La resolución del duelo está entonces
solamente venganza del yo identificado al objeto, sino que exige reducir en M. Klein ligada a la conservación del objeto y no a su liquidación. La
éste al silencio del anonadamiento. Hasta el grado que todo dolor sea posibilidad de desplazar, de cargar otros objetos estaba, según Freud, en
abolido en la ane§tesia del estupor y de la sideracíón. Abraham lo había ya re lación con la liquidación de las cargas de objeto. En M. Klein es por el
percibido. contrario la conservación del objeto bueno lo que condiciona esta resolu-
Duelo y melancolía es anterior a la introducción del superyó. Esta ción. La preocupación. por el objeto es por la venganza que el chico quiere
lucha que Freud describe entre dos partes enemigas dentro del yo, no obtener de él. Por más importantes que sean estas divergencias, un aspecto
cobra sentido si no se comprende como una lucha entre el superyó y el yo. debe ~er destacado, aspecto que parecería poner de acuerdo a Freud con
En este. caso, se puede entonces identificar la naturaleza dolorosa del afec- M. Klein; en la melancolía la escisión entre el objeto y el yo, como la
to, que no responde solamente a la cantidad de excitación liberada, sino a escisión entre bueno y malo, separa objetos totales: un yo constituido y un
las relaciones conflictuales entre el superyó y el yo. Un doble juego se objeto unificado. Entonces los afectos de amor y de odio, por más brutales
instala y muestra la duplicidad del yo. Por un lado, el yo trata a una parte que ellos sean, no tienen este aspecto de destrucción, fragmentado, que
de él mismo como el ello trataría el objeto, por otra parte, el superyó trata une en cada fragmento pulsiones eróticas y destructivas. Así se puede, a
al yo de manera homóloga. Aquí sería necesario considerar la parte de las propósito de la melancolía, hablar de una estructura afectiva menos frag-
cargas del superyó pertenecientes al propio objeto relevantes del superyó mentante y fragmentada que en las formas esquizoparanoides. Se podría
propiamente dicho y de las cargas narcisístícas relevantes del ideal del yo. 7 ver en este hecho la mayor tendencia a la curación de estas psicosis que la
De hecho, lo que es remarcable es la fusión de estos dos aspectos en razón que tiene lugar en la esquizofrenia. Sería más justo decir que, en estos
de la naturaleza de las cargas de objeto. En todo caso, es la noción de una estados críticos, una decisión sea posible : la muerte o la vida, mientras que
fractura en el seno del yo la que domina la situación. Esta escisión adquie- la esquizofrenia no es ni la una ni la otra y las dos a la vez.
re su valor sí se recuerda el papel que juega en la melancolía la carga Para terminar con la melancolía, nos es necesario remarcar el papel de
narcísística del objeto. No es sorpresivo que la pérdida de objeto entrañe los procesos de devoración. La identificación con el objeto perdido debe
este empobrecimiento del yo, no solamente por el hecho de la identifica- comprenderse según un doble proceso: por una parte, las cargas de objeto
ción con el objeto perdido, sino también porque el objeto está cargado que portan el sello de las fijaciones orales no pueden ser explusadas en
dentro del campo narcisístico. Él se alimenta del narcisismo del sujeto así bloque, rehúsan al vómito, "muerden" sobre el yo; por otra parte, el yo
como él nutre a este último. Lo mismo come lo mismo. 111 ismo responde a esta mordedura constituyéndose como presa consciente.
El se transforma en este carcelero prisionero del prisionero que él cuida.
7. Esta distinción es útil en ciertas formas tales como la "depresión de inferio- Incorpora el objeto perdido. Pero el trabajo de duelo exige la disolución de
ridad" descrita por Pasche, donde domina el papel del ideal del yo. las cargas de objeto. La puesta a prueba del trabajo de duelo es la digestión
130 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 131

de los venenos del objeto. A lo que tiende es a la neutralización de los excesiva estaría en relación con la disforia que le corresponde. Conviene
poderes destructores del objeto, al triunfo del yo que rehúsa participar sin embargo recordar que los mismos rasgos descubiertos para la manía se
solidariamente en el destino del objeto. La distinción, propuesta por Maria reencuentran aquí: pérdida de objeto, ambivalencia, regresión narcisística.
Torok, entre incorporación del objeto e introyección de las pulsiones da La relación canibalística con el objeto persiste sin duda como la más
cuenta de un trabajo efectuado en dos tiempos. Todo sucede como si, en llamativa. Pero aquí una paradoja nos retiene: en la melancolía, es el asalto
ciertas enfermedades de duelo, el objeto fuera un principio incorporado y de las pulsiones destructivas lo que da cuentas (el yo .al identificarse con el
conservado en un estado momificado, como ciertos animales que ingieren objeto perdido) del empobrecimiento del yo. No se puede negar que las
presas que no consumen sino más tarde. La digestión del objeto no se pulsiones destructivas que se expresan en la omnipotencia maníaca no
efectuará sino luego del trabajo de duelo, alimentándose del "cadáver ex- estén en juego aquí. ¿De dónde surge entonces que esta destrucción tome
quisito" que lo constituye. Las delicias de esta fagocitosis son consumidas aquí la forma de una expansión, de un enriquecimiento del yo? Se podrá
a posteriori El duelo también es hecho posteriormente. Entre incorpora- responder en este caso que no es el objeto el que devora el yo, sino que el
ción e introyección, todas las introyecciones significativas pasan por el yo introduce la omnipotencia del objeto, cuya capacidad de absorción es
filtro del cadáver incorporado, por lo que no puede haber otro goce para el ilimitada. Pero es necesario insistir sobre el hecho que de nada puede ser
sujeto que el de la tortura que lo mantiene y cuya causa es el repaso asimilado en esta absorción. Todo lo que es englutido es utilizado o des-
incesante sobre Jos circuitos de las cargas del objeto incluido. La exclusión truido ipso facto, lo que obliga al yo a buscar indefinidamente otros obje-
del objeto realizada por la desconstrucción interpretativa podrá sólo permi- tos para consumir. 9 Los objetos incorporados no sirven sino para sostener
tir a las cargas ulteriores ser acompañadas del goce que le es propia, la que el sentimiento de triunfo por una ingestión fulgurante inmediata, al utilizar
puede ser probada sin esta tintura que le confiere su filtración por el la totalidad de los recursos ofrecidos por esta incorporación. El yo ma-
cadáver momificado. Se puede agregar sin embargo, que todo sucede como níaco quema todas sus reservas a fin de que en ningún momento la omni-
si, entre la incorporación y la introyección, el objeto continuase en el potencia sea desmentida. Se trata de un abismo sin fondo. Se vacía a
estado de cadáver destilando sus venenos, los que minan al yo, que no medida que se llena. Pero ¿por qué este mismo exceso de carga del objeto
puede ni expulsar la presa ni consumirla. Es en el momento de este trabajo tto crea el sentimiento de dolor? Es sin duda porque no hay aquí deseo de
de consumo retardado que la introyección se producirá. A diferencia de retención en relación al objeto, sino un consumo desenfrenado, que eli-
Torok, preferimos hablar de introyección de los afectos en vez de introyec- mina los productos a medida que los ingiere. Esta explicación económica
ción de las pulsiones, ya que es el reconocimiento de los afectos del duelo, es sin duda insuficiente. No se puede escapar a la impresión de que la
reconocimiento equivalente a su revivicencia, (resurrección) lo que es pro- manía, aun respondiendo a un mismo nivel de regresión que la melancolía,
pio de la fase del trabajo de duelo diferido. es en cierta medida más ruinosa que esta última. En ningún lugar la nega-
ción se muestra más masiva. Nada le falta más al maníaco, a él nada lo
2) La manía, el afecto de triunfo y la euforia. El vínculo entre me- ilusiona más, ya que la noción de ilusión está suprimida. El conflicto ha
lancolía y manía nos obliga a precisar ciertos puntos sin contentarnos desaparecido por un extraño disfraz. Porque no son evidentemente las
con una remisión pura y simple a la problemática precedente. Que el pulsiones eróticas las que han triunfado sobre las pulsiones destructivas en
maníaco haya también sufrido una pérdida, 8 es indudable. Pero actúa su caso. Todo sucede como si las pulsiones destructivas hubieran tomado
frente a esta pérdida acentuando el sentimiento de triunfo sobre el ob- las máscaras de las pulsiones eróticas, dando al acceso maníaco su aspecto
jeto. Este sentimiento, Freud y Klein lo han notado, existe de manera de carnaval. Paralelamente, el yo· del maníaco se ha disfrazado con los
efímera pasando a menudo desapercibido en el duelo. Freud lo atribuye rasgos del objeto omnipotente. Se puede pensar con Freud que el triunfo
a la satisfacción narcisística de haber quedado con vida. M. Klein lo re- sobre el objeto en la manía se acompaña de una devoración por el yo no
laciona con la satisfacción que las pulsiones destructivas obtienen del solamente de éste, sino al igual que el superyó. Es así como el dolor no
objeto, de esta forma sujetado y dominado. La exaltación maníaca, la estaría ligado al solo efecto de la cantidad en exceso, sino con la interven-
orgía saturniana de la manía sería entonces una danza fúnebre sobre el ción del superyó que prohibe la expresión del odio hacia el objeto, mien-
cadáver de un enemigo odiado y reducido a la impotencia. La euforia tras que aquél invade el campo que le ofrece el yo. En la melancolía el
su peryó trata al yo como el yo (o el ello) habría deseado poder tratar al
8. Lo más frecuente es que el episodio maníaco pueda sobrevenir a la continua-
ción del surgimiento brutal de una situación de opresión interior de vida, debido a un 9. B. Lewin ve en la estructura de la manía una defensa contra el deseo de ser
objeto internalizado. <lcvorado y de caer en el sueño.
EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 133
CLÍNICA PSICOANALÍTICA
132
psíquicos: sobre el objeto, sobre el cuerpo del sujeto, sobre su pensamien-
objeto, también por la misma operación sacia el odio del yo por el objeto y to, etc. Por un retorno paradójico, el afecto está no solamente infiltrado de
el odio del superyó por el yo. En la manía, el superyó es reducido a la nada odio, sino odiado en tanto que afecto.
por el yo omnipotente. La euforia del yo viene entonces de que habiendo Ante tal agresividad destructiva, que los autores kleinianos remiten a
absorbido la omnipotencia atribuida al objeto, puede por el mismo acto, la fase esquizoparanoide y que ponen en relación con la angustia persecu-
tragar al yo nacido de la introyección del objeto. Curiosamente, el afecto toria, son puestas en juego las más primitivas defensas: el splitting y la
de triunfo de la manía es todavía más exigente que el afecto de duelo, a él identificación proyectiva. Todo sucede como si la única posibilidad que se
le es necesario todo. Es todavía una paradoja ver aquí que son las pulsiones brinda fuera escindir lo malo de lo bueno y rechazar lo malo. Vamos a
de destrucción las que pueden revestir, por la neutralización del superyó, el remarcar aquí que si bien el término de splitting cubre el conjunto de los
rostro de la euforia triunfante y que las pulsiones eróticas nQ están aquí en procesos de escisión, nos parece lógico distinguir, los autores kleinianos ya
juego en esta orgía. El amor por el objeto, resolución del acceso maníaco, se han percatado de esto, entre el splitting del comienzo y el splitting
vendrá aquí para Freud de su separación, y para M. Klein de la reparación ulterior. Se podría proponer una distinción equivalente a la de la re-
que los objetos buenos darán a los restos que quedan intactos luego de esta presión: splitting originario y splitting posterior (aprés-coup ). El splitting
bacanal macabra. de la posición depresiva responde, como ya lo hemos dicho a la escisión
efectuada sobre el objeto total y sobre un yo unificado. El splitting de la
B) Las psicosis esquizofrénicas posición esquizo-paranoide es una actividad de escisión producida sobre
objetos parciales en el seno de una actividad indiferenciada y difusa, no
Seremos más breves en este capítulo a causa del carácter fragmentario de limitada y sin unidad. Los objetos están ahí presentes como partículas
las psicosis esquizofrénicas. Es habitual decir hoy que la afirmación de según la expresión de Bion, una suerte de conglomerados entre fragmentos
Freud sobre la ausencia de transferencia ya no es sostenible. Sin embargo, de objeto y fragmentos del yo. La escisión operada tiende a desembarazar
sería mucho más exacto afirmar que la transferencia de la psiconeurosis de la psiquis de estas fuerzas destructivas proyectando las partes malas del yo
transferencia obedece a reglas diferentes de la transferencia de los psicó- al exterior, expulsándolas fuera del yo. No es necesario inferir aquí una
ticos, a tal punto que una distinción se impone en este último caso. La separación clara entre el yo y el no yo. Sólo se requiere suponer que las
estructura de los afectos psicóticos no puede, en nuestra opinión, ser teni- partes malas deben ser rechazadas lo más lejos posible del núcleo viviente
da por idéntica a la de los afectos neuróticos. de las partes buenas del yo, a distancia, según la expresión de Bouvet. Esta
La psiquiatría clínica ha, desde hace tiempo, reconocido el doble tentativa de destierro de las partes malas tiene por consecuencia invadir los
aspecto del afecto en la esquizofrenia, por una parte indiferencia afectiva, objetos externos y satisfacer estas cualidades nocivas. Pero mediante esta
por otra parte afectividad paradójica que se expresa en actos por las impul- tarea son los fragmentos del yo los que así se expatrian, lo que tiene por
siones más explosivas y más inesperadas. El vínculo entre afecto y repre- consecuencia debilitar la fuerza del yo y alienar a estos objetos externos
sentación se percibe a través de las relaciones entre el acto y la alucina- cargados (ocupados) por el conglomerado objeto-yo. Melanie Klein, en uno
ción. El afecto es actuado, y la representación ya no obedece más a la de sus mejores trabajos, Notas sobre algunos mecanismos esquizoides, ha
prueba de la realidad. Un lado de la realidad psíquica se ha instalado en puesto a la luz esta hemorragia narcisística.
el campo atribuido a la realidad externa reprimida. Bion ha demostrado Se puede aquí poner de relieve una concordancia relativa entre las
el papel de las pulsiones destructivas en estos procesos en una destacada concepciones de Freud y las de M. Klein. ¿No es acaso Freud el que dice
serie de trabajos. precisamente que en la esquizofrenia son las cargas de objetos las que son
Si la realidad (tanto psíquica como objetiva) es tan mal conducida en abandonadas? La diferencia entre estas dos concepciones es que para
las psicosis, es porque las pulsiones de destrucción obran sin descanso. La Freud la libido así desafectada refluye sobre el yo, mientras que para M.
realidad es odiada, es decir que no solamente la inhibici~'m de los afectos Klein esta expulsión de las cargas de objeto empobrece al yo. Podríamos
por el yo no ha hecho ahí efecto, sino que éstos son de naturaleza hacer coincidir a estos dos autores al subrayar que su discordancia proviene
destructiva. Los ataques de las pulsiones de destrucción se dirigen tanto del hecho que no hablan del mismo estado psicótico y de las mismas
sobre toda reacción del yo a lo que pasa él, cuanto a lo que pasa en el vicisitudes de la carga. En la fase terminal de las psicosis, se puede observar
mundo externo. Los ataques son agresiones contra los procesos de "ligadu- esta megalomanía delirante a la cual Freud hace alusión. Pero, ¿es debida
ra" (linking) que tienen su ubicación en el aparato psíquico. Desde enton- ésta al reflujo de la libido sobre el yo o a la introyección, o más bien la
ces, ningún contralor por la ligadura, ninguna doma de la energía libre reintroyección de un objeto omnipotente idealizado? La cuestión puede
puede darse. Los ataques destructivos se dirigen sobre todos Jos procesos
134 EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS ¡ 135
CLÍNICA PSICOANALÍTICA

plantearse. Sea lo que fuere, lo que importa es el retorno de lo excluido a su concepción del análisis. Bion subraya que el campo del análisis es el de
la psiquis, como lo muestran los fenómenos persecutorios de la psicosis. los sentidos (de lo concreto), del mito y de las pasiones. Otro tanto es
Para Bion, los fragmentos así expatriados tienden a penetrar de nuevo en el decir que el afecto tiene aquí su lugar. Pero, por otro lado, la relación
yo, o aproximarse a su núcleo viviente de manera violenta. Consiguiéndolo, analítica debe ser siempre, según él, mantenida en un clima de aislamiento.
las lesiones que ellos crean se producen sobre las actividades de ligadura Es necesario no malentender este término, que no tiene nada que ver con
' que se hayan intentado crear. Esta "construcción" que tomamos de Bion la defensa obsesiva del mismo nombre. Lo que es acá significativo es que la
tiene dos méritos -entre otros: el primero, hacernos sensibles a esta evi- situación analítica queda singularizada al extremo, distinguida de cualquier
dencia clínica; el problema de la psicosis es el de la amenaza permanente otra, y debe referirse, en el campo de las relaciones inalienables que ligan el
de una fragmentación del yo por ruptura de su unidad. Esta amenaza analista a su paciente, a la realidad psíquica interna identificada a todo lo
surgida del ello rompe las posibilidades de ligadura y de control del yo, que pasa, no solamente entre paciente y analista, sino también en el espa-
revela la vivencia de desintegración psicó tica. El segundo es mostrarnos cio que les une: el gabinete del analista.
que, vista bajo el ángulo de l!ls psicosis, la diferenciación entre represen-
tación y afecto es artificial. Las partículas psíquicas son a la vez de natura-
leza idéica y emocional. Toda separación entre lo sensible y lo inteligible C) La paranoia
no tiene aquí más lugar. Sólo es operante la tentativa de escisión entre
fragmentos buenos (para preservar, incorporar) y fragmentos malos (des- Así como hemos situado la fobia entre la histeria y la neurosis obsesiva
truir, expulsar).
ubicaremos a la paranoia entre la maniaco-depresiva y la esquizofrenia.
Este esquema se acerca bastante a puntos de la construcción del mode- De las neurosis narcisísticas la paranoia, de la cual el prototipo es para
lo psíquico establecido en La negación. Aun así, a diferencia de Freud,
nosotros la psicosis pasional, se acerca por el combate alrededor de un
Bion no parece tener en cuenta la realidad originaria del yo, que sería
objeto y de la lucha del yo alrededor de este objeto. El riesgo es conside-
susceptible de determinar el origen interno o externo de las excitaciones.
rable, ya que se sabe la frecuencia de la resolución de la paranoia en el
Sin embargo, en la clínica de los estados confusionaies esquizofrénicos,
crimen pasional. T oda la realidad está ligada a este solo objeto, a este
Rosenfeld ha demostrado el fracaso de la escisión entre realidad externa e
objeto concebido como el único deseable. A las psicosis propiamente di-
interna, que sucumbe a los ataques de las pulsiones destructoras sobre el
límite que la divide. chas, la paranoia se acerca por la amenaza de fragmentación, consecuencia
de las angustias de persecución que toman por asalto al yo y al objeto. El
La fusión entre representación y afecto, entre idea y contenido mecanismo nuclear de la paranoia es la proyección. Es el retorno de lo que
emocional podría ofrecer una vía de acceso al problema de la fantasía fue abolido de lo de dentro, repudiado, lo que marca la paranoia. Se trata
inconsciente. Es en efecto difícil asignar a esta última un status representa- del retorno de lo excluido al que hacíamos alusión más arriba. Freud, cada
tivo definido. No resulta menos problemático considerar a la fantasía uno lo sabe, ha situado la paranoia sobre el camino regresivo que va de la
como una traducción pura y simple del funcionamiento pulsional (S . homosexualidad al narcisismo. La fijación homosexual en la paranoia, con-
Isacs). Sin duda se llega aquí a los límites de nuestras posibilidades de traria al odio destructivo que afecta al objeto, se dirige de hecho al doble
conceptualización, que reposan sobre la distinción entre intelecto y sensi- especular que representa el objeto de la pasión. La proyección es una
bilidad. El refugio hacia lo inefable apenas si nos socorré. Es necesario en solución del conflicto de ambivalencia. Mallet ha subrayado justamente
nuestra opinión suspender el problema, rehusar a descriminarlo, tal como que la homosexualidad regresiva (regrédiente) había sufrido en la paranoia
se rehúsa dejarse encerrar en una trampa. Nos pondremos de acuerdo al una regresión masoquista. El objetivo del paranoico no es tanto la destruc-
menos en que la tentativa de resolución de una fantasía inconsciente es la ción por anonadamiento de la imagen del doble invertido que es su objeto.
verbalización representativa proferida en un clima afectivo positivo. Se Esta resolución brutal es cumplida por el paranoico en el acting asesino,
sabe, en efecto, que el esquizofrénico, si bien es intolerante a toda aproxi- donde el paranoico se transforma en sujeto de lo que toma para él, el valor
mación peligrosa, es incapaz de acomodarse a una neutralidad que vive de un renacimiento. Pero lo que es la esencia de la paranoia, no lo pode-
como hostilidad y a la que responderá sea por una hostilidad aún mayor, mos olvidar, es el delirio. Y el delirio es una construcción intelectual que se
sea por un muro de indiferencia. Así, allí donde el trabajo del yo ha debe obedecer con una lógica implacable. La realidad delirante del paranoi-
fracasado en la separación entre representación y afecto, el trabajo del co obedece a la afirmación según la cual todo lp que es real es racional. La
analista viene a realizar este trabajo que ha quedado inerme. La teorización ultima ratio es descubierta en el delirio . Que hay allí un estancamiento es,
de Bion puede parecer abstracta, sin embargo, nada hay de desvitalizado en
136 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 137

sin duda, más cierto que plausible. Pero el fenómeno más perturbador para razón en insistir sobre la resexualización de las pulsiones en la vida social
la razón humana es esta subversión en cuyo objeto puede transformarse. del paranoico. Aquí todavía el retorno del afecto es lo que impacta al
' Desde siempre la lógica afectiva, la lógica pasional no ha cesado de psicoanalista. El paranoico se cree ante todo objetivo y no dependiente de
plantear un problema a los pensadores. Su error antes de Freud fue ensa- sus relaciones sociales. Es el Otro el que se interesa por él. Por su parte
yar, para resolver su enigma, en mantenerse en el plano de la racionalidad afirma que no desea sino el anonimato o el reconocimiento de su derecho a
conceptual. Freud levantó el velo de este misterio desde que resolvió tomar vivir en paz entre los suyos. Esto vale para todos aquellos que, sin ser
la cuestión por el sesgo del deseo. Deseo-delirio. Deseo como delirio origi- paranoicos, han sublimado la erotización de sus lazos sociales. Se compren-
nario, ambos ponen al sujeto fuera del surco, fuera de la línea recta. Lo de mejor entonces la importancia del lenguaje en el paranoico, su preocu-
propio del delirio es constituir este nuevo surco, árbol que esconde el pación por el empleo del sentido exacto de las palabras, su sintaxis riguro-
bosque de lo antiguo. Freud demostró allí el mecanismo a partir del afec- sa, pleitista. ¿No dice acaso Freud que el delirio celotípico contradice al
to: "Yo no lo amo - yo lo odio" (transformación en su contrario), "Yo lo sujeto, el delirio de persecución al verbo y la erotomanía lo complementa?
odio, él me odia" (proyección hacia el otro), y por último en un tercer No es solamente el lenguaje, es toda la gramaticalidad la que está afectada
tiempo, que se podría llamar reflexivo, "Ya que él me odia, como conse- en la paranoia. Es decir, que la paranoia es un proceso de resexualización
cuencia le odio para defenderme". Responder, negando al odio (amor) del de la secundariedad externalizada en el campo de las relaciones sociales. En
otro como Mismo, tal es el objetivo de la construcción de la lógica pasio- ninguna parte como en la paranoia las palabras "hacen el amor entre ellas";
nal. La acumulación de las pruebas de este afecto doblemente invertido (en ellas lo hacen tan bien como el delirio verbal procreado que engendra una
su contrario y hacia el Otro) debe ser asegurado por la razón. neorrealidad conforme a sus deseos. Prestigio y misterio de la lógica que
Es necesario aquí hacer un paralelo, que nos parece ha pasado desaper- permite a la arqueología retomar posesión de su bien, reinstalándose en e1
cibido. En el capítulo donde trata sobre el mecanismo de la paranoia, en el lugar de lo que había expulsado.
Presidente Scherber, Freud habla del narcisismo. Ve en el "estado" del Freud ha comparado a la religión con la neurosis obsesiva y a la
narcisismo la reunión de una unidad de las pulsiones eróticas que hasta rilosofía con la paranoia. El mundo de los filósofos está tan perfectamente
entonces no actuaban sino anárquicamente, en mosaico en el individuo. El construido que la construcción teórica es, para los más dotados de los
narcisismo une a estas pulsiones parciales autoeróticas en un erotismo hombres un objeto de fascinación y de admiración. El papel del psicoana-
individualizado, indivisible, en donde el cuerpo se transforma en el objeto lista consiste en reconstruir sus sistemas, tomando como puntos de parti-
de amor del sujeto, antes que éste sea capaz en cargar otro objeto, el de das los rastros de lo excluido, del afecto exorcizado por la filosofía; sin
una persona extraña, como objeto totalizado. Esta instauración de un duda el discurso de Freud se alimenta de las fuentes de la metafísica
doble como "Otro Mismo", contemporáneo del narcisismo secundario, nos occidental, de las que ha surgido. Es innegable que en este sentido la
muestra bien la situación intermediaria de la paranoia entre esquizofrenia distinción entre lo sensible y lo inteligible es un dato mayor de esta tradi-
fragmentante y la melancolía, donde el objeto subsiste bajo la forma de su ción filosófica. Con M. Klein, esta tradición es, en parte, denunciada. La
sombra. Los afectos eróticos se han aquí entonces unificado bajo la égida paranoia, el sistema filosófico, la teoría freudiana, las tres son prisioneras
de la " narcisación" del individuo. Pero es aquí importante situar esta de la ideología. Y nuestro discurso teórico no puede escaparse. La ideolo-
concepción de Freud, es decir, su situación anterior a la última teoría de gía psicoanalítica es, como la novela familiar, del individuo. Ella es esta
las pulsiones. Hemos mostrado que Freud, dando la espalda al narcisismo, construcción idealizante por la cual nos escapamos de la presión de las
luego de Más allá del principio del placer, había podido dejar creer que el pulsiones y del apremio que sufrimos de los objetos internos. El trabajo
narcisismo no existía sino bajo su forma positiva, erótica y·que era necesa- psicoanalítico, sin pretender alcanzar la verdad absoluta, donde toda ideo-
rio, según nosotros, reevaluar el narcisismo a la luz de las pulsiones de logía estaría ausente, tiene sin embargo, como horizonte su erradicación;
destrucción. Vale decir, que habría que admitir la existencia de un narci- límite que aunque se reconoce inalcanzable, se plantea como vector de
sismo negativo, donde la "reunión" secundaria podría ser producto de un orientación. El resultado es frecuentemente engañoso, ya que cada autor se
borramiento como lo muestra la alucinación negativa del sujeto. El para- muestra, con respecto a su construcción teórica, también intransigente y
noico no se reconoce en la imagen que le representa el espejo. No puede tan rígido como el paranoico, respecto a su delirio. La teoría psicoanalista
comprender que el Otro ve en él a un déspota, un tirano enceguecido por se ría entonces como su doble narcisístico. El la sostiene como a su propia
la pasión, cuando su proceder le parece lógico. No puede admitir la crítica identidad.
que se le hace de egocentrismo, justo que está, él mismo, preocupado por
el orden del mundo. En este sentido no está del todo errado. Freud tiene
138 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 139
IIL ENTRE NEUROSIS Y PSICOSIS subrayará que, en relación con las psicosis, la despersonalización se caracte-
rizará al contrario, por un cierto juego de posiciones, una movilización más
No podemos entrar aquí en el detalle de la cuestión compleja de los
grande que hace concatenar introyecciones y proyecciones y no tiene la
estados límites. Nos proponemos solamente hacer algunas observaciones masividad y la fijación de los mecanismos de las psicosis confirmadas.
sobre algunas formas clínicas que plantean con agudeza el problema del La transferencia permitirá subrayar todavía más esta ambigüedad: por
afecto. una parte es temida como la experiencia de una dependencia afectiva ,
dolorosa con respecto al objeto vivido como intruso y mutilante hasta tal
A. La neurosis de despersonalización nivel, que conduce a una negación de toda relación vivida con el analista,
por otra par te esta dependencia sería necesaria a fin de que el objeto pueda
Aún siendo una forma clínica que evoca una estructura abortada o transi- alimentar una provisión narcisística perpetuamente desfalleciente que
cional, en el límite de una de las estructuras acabadas que hemos ya citado, conduce a una reivindicación afectiva sostenida. El temor al rechazo va a la
bien se Je puede denominar de despersonalización. Nos referimos aquí al par con el temor al contacto. /
trabajo que le ha consagrado Bouvet en el XX Congreso de Lenguas .Roma- Nuestro trabajo nos restringe a limitar el estudio del tipo de afecto
nas, de 1960. El afecto juega aquí un papel importante, puesto que es lo im plicado en la despersonalización en relación con las neurosis y con las
que caracteriza esencialmente el síndrome clínico a través del polimor- psicosis, dejando de lado; a pesar de lo artificial de esta separación, los
. fismo que el puede adoptar. Sentimiento de modificación de sí y del otros rasgos que merecen discusión: fijación oral, papel de la agresividad,
mundo exterior, impresión de extrañeza o de bizarría, experiencia de anes- de las proyecciones, de la replicación en las relaciones de objeto, etc.
tesia afectiva y de apatía afectiva, que alcanzan una atmósfera de frialdad La mayor parte de Jos autores, y Bouvet mismo, ligan adecuadamente
y de muerte, pérdida del contacto con los objetos y con el cuerpo, todas la estructura de · la neurosis de despersonalización con un ataque narcisís-
las manifestaciones que Bouvet resume por la denominación de "senti- tico. Que se invoque una herida originaria, que se hable de la dependencia
mienfo de cambio", acompañado de una tonalidad afectiva dolorosa más o con respecto a un objeto narcisístico, o de la necesidad de una renovación
menos acentuada y paralizante de la capacidad de reacción afectiva (impre-
periódica y continua de las provisiones narcisísticas del sujeto, de todas
sión de desecamiento o de gel afectivo), el conjunto se produciría entonces maneras, ello nos retrotrae a lo mismo. Por otra parte, la configuración
fuera de toda formación delirante característica. No es necesario al evocar
cl ínica del trastorno indica o bien una perturbación de la economía nar-
este cuadro, subrayar la importancia de los afectos, Jo que es evidente;
cisística en las variaciones de los límites del yo, pero también, hecho sobre
éstos no solamente suplantan las representaciones, sino que parecen e
el cual Bouvet no parece haber insistido, una verdadera hemorragia narci-
incluso llegan a impedir su expresión. sís tica que la "barrera" contiene mal. Asimismo, Ja referencia a una
Sin embargo, es necesario señalar desde ahora un cierto número de
pérdida del objeto más que a una amenaza de castración indica claramente
paradojas en cuanto a esta constelación clínica, muy especialmente desde
que es en este registro donde es necesario investigar para situar las cosas, lo
el punto de vista del afecto. Por otra parte, una extinción de posibilidades
que no excluye de ninguna manera la necesidad de articular los dos cam-
afectivas, tales como la apatía, la anestesia y todo lo que Bouvet llamaría pos, el de la pérdida de objeto y el de la amenaza de castración. No es
la "barrera", en la cual el papel de protección muestra el valor defensivo.
superfluo recordar que en la presentación de Bouvet, éste considera en
Por otra parte, la exacerbación afectiva manifestada por las diversas moda- numerosas circunstancias las relaciones de la neurosis de despersonaliza-
lidades del cambio de sentimiento del yo y del mundo, cargada de proyec- ción con la esquizofrenia y la melancolía. Pero Bouvet tiene igualmente
ciones inquietantes u hostiles. Nueva paradoja, esta "inquietante ex-
razón al indicar aquí que lo que se cuestiona está en relación con un objeto
trañeza" no se presenta sino acompañada de una tonalidad de placer, que narcisístico, es decir, una relación objeta] de tipo narcisístico.
se traduce por un sentimiento de cierta sensación agradable . Así se traduce
¿Cuáles son las implicaciones de estas aclaraciones respecto al proble-
una bipolaridad afectiva, que hace alternar el horror: "Es horriblemente
ma del afecto? Ya en 1926, Freud en uno de los apéndices de Inhibición,
doloroso", y el placer: "Podría afirmarle que es algo verdaderamente agra- .1·íntoma y angustia (addendum C), discutía las relaciones entre la angustia,
dable (douce )", dice un paciente de Bouvet. Estas paradojas se encuentran el dolor y el duelo, como nosotros lo hemos recordado más arriba. Remar-
en la teoría que hace este autor. Él afirma la extrema rigidez afectiva: la caba que si bien la angustia es la reacción del peligro que comporta la
ausencia de un abanico en las posiciones afectivas variadas, con el manteni- pé rdida de objeto, el dolor es la reacción propia de la pérdida. Si el modelo
miento de una "distancia" que no tolera las variaciones en la "aproxima- del dolor tal como fue concebido por Freud es el del dolor corporal por
ción" como en el "estiramiento" o el alejamiento. Pero por otro lado, efracción de la protección contra las excitaciones, la lucha contra esta
140 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 141

efracción necesita contracargas narcisísticas que vacían el yo. El dolor acertadamente lo han aclarado ciertos autores, sobre todo Peto y Bouvet,
psíquico entraña la producción de una carga hiperintensa del objeto ausen- lo que caracteriza a la experiencia de despersonalización es que la recarga
te (perdido). Y si Freud se toma la molestia de decir, "el pasaje del dolor del objeto pone fin a la experiencia, lo que permite el establecimiento de
corporal al dolor psíquico corresponde a la transformación de la carga relaciones objetales de un estilo más diferenciado, y aún más diferenciado
narcisística en carga de objeto", debemos agregar a continuación que no se que antes del episodio de despersonalización, que así ha evacuado los
puede tratar aquí sino de cargas de un objeto narcisístico, a continuación deseos agresivos del sujeto.
del vínculo que acaba de evocar. Así es como se explica la paradoja de la rigidez y del movimiento, lo
Desde este enfoque, la situación de la despersonalización podría hacer- que no puede sino traducirse en términos de economía narcisística, mar-
se más clara: a mitad del camino entre la angustia y el dolor. Del lado de la cando modificaciones de equilibrio y de desplazamiento de la energía
angustia, guarda un cierto valor de señal que explica su desencadenamiento libidinal narcisística y objeta!. Pérdida (dolor) y recarga se suceden con su
cuando se da la evocación del peligro de una pérdida objeta! posible. Del cortejo de reacciones asociadas. Búsqueda del objeto y huida ante éste en
lado del dolor, recuerda las contracargas como producciones de una carga un equilibrio constantemente inestable y precario. Se comprende que nin-
hiperintensa del objeto ausente o perdido, como si esta pérdida no fuera guna forma se fija de manera durable ni en la neurosis, que implicaría un
solamente vivida como una amenaza, sino como si se hubiera producido en dominio de las cargas objetales, ni en la psicosis, que implicaría un reflujo
efecto. Pero, a diferencia de lo que pasa con el dolor, no se continúa aquí narcisístico sobre el yo al abandonar los objetos de la fantasía y al atenerse
con una representación de dicho objeto en una situación de angustia, sino a la creación de una neorrealidad delirante.
con un verdadero vaciamiento del yo, que parece querer unirse a un objeto El afecto de estructura narcisística revela que el peligro, por cuya
no figu,rado, en un afuera indeterminado, encontrando de nuevo en los existencia lo señala, no es ya la castración, sino la pérdida del objeto, el
objetos del mundo exterior, por los mecanismos de identificación proyec- ataque al yo y sus consecuencias, sea a nivel de la escisión melancólica
tiva, las características de hostilidad y extrañamiento del objeto excluido. como a nivel de la fragmentación esquizofrénica. Como tal es más difuso,
El "dolor" se explicaría entonces por esta realización no figurada de esta más invasor que el afecto que está en relación con una estructura objeta!.
confusión consustancial buscada. Las experiencias de pérdida no son las Paralelamente su función de señal cede el paso ante su función casi auto-
únicas que provocan despersonalización, porque Bouvet remarca que el mática y económica.
peligro de una aproximación puede representar el mismo papel desenca-
denante. B) Los estados de pérdida y de recuperación objeta[
No se debería hablar de pérdida en sentido estricto. Pero el peligro es
en el fondo el mismo, ya que lo que es temido en la citada aproximación es As í como la neurosis de despersonalización realiza esta ruptura brutal y
el riesgo de una efracción del yo, de una amenaza a la integridad corporal temporaria de la relación objeta!, existe en clínica psicoanalítica una gama
psíquica. Aquí todavía todo el mecanismo funciona como si se tratara de de estados más discretos, que ponen de relieve una problemática vecina. La
una señal automática de peligro de efracción que pone en acción las con- mayor parte de entre ellos forma parte de los estados límites. Se caracte-
tracargas, y como si la efracción se hubiera ya producido, desencadenando rizan por las alternancias de pérdida y de recuperación objetales. Todo
el aflujo de libido narcisística hacia la llaga abierta, lo que favorecería de sucede como si el status del objeto interno estuviera en esos casos constan-
nuevo este vaciamiento del yo por la brecha que el sujeto abre en sí temente amenazado, perpetuamente destinado a la desaparición. Contra
mismo. esta amenaza o a continuación de la pérdida que sobreviene, son puestas en
Se podría decir que en todos los casos una faz está, por así decir marcha las tentativas de recuperación objeta:) inmediata y a cualquier pre-
oculta, escotomizada, que representa el papel de una fantasía inconsciente, cio. Tales tentativas son absolutamente necesarias para luchar contra los
la amenaza de pérdida vivida como una amputación narcisística y la ame- afectos depresivos o de fragmentación y exigen un nuevo hallazgo por los
naza de efracción vivida como una brecha por la cual se desliza, como por objetos vicariantes. Esos objetos pueden ser tomados del cuerpo o del
un saco sin fondo, Ja hemorragia narcisística que reclama de otras cargas mundo exterior. Sabemos que el fetichismo tiene por objeto sostener la
narcisísticas. Lo que nos parece fundamental es la negativización de la negación de la ausencia del pene materno por la carga de lo que se reúne a
representación fantaseosa , que no deja hablar sino de afectos puros y que 61metafóricamente o metonímicamente. Pero lo que ha operado aquí en el
vuelve a llevar esta representación fantaseosa a las calidades proyectadas lugar del sexo tiene equivalentes sobre el plano del narcisismo. Dos ejem-
sobre los objetos del mundo exterior. Se reconoce aquí el papel de la plos permitirán comprender mejor lo que queremos decir: la hipocondría y
identificación proyectiva subrayada por los autores kleineanos. Pero como la toxicomanía. La hipocondría, en la cual el vínculo con la libido narci-
142 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 143

sística había sido ya puesto de relieve por Freud, ilustra este relevamiento C) Estados psicosomáticos y psicopáticos
sobre el espacio corporal de un objeto en el cual el objeto ha seguido la
conversión de una libido psíquica en libido corporal. Es evidente que el La aproximación insólita que hacemos aquí es hipotética, es decir, está
órgano hipocondríaco encierra en la malla de su red un objeto interno en abierta a la discusión. Aquellos que tie.nen más experiencia que nosotros en
descomposición, sin contenido. Este objeto vigilante se transforma a su pacientes a los que se hace alusión, nos lo pueden debatir. La metapsico-
vuelta en objeto de estructuración y de persecución. No puede ser ni logía de los estados psicosomáticos está actualmente en ~plena elaboración.
arrojado, ni asimilado. Desde el punto de vista del afecto se instala una La contribución de la escuela francesa (Marty, Fain, de M'Uzan, David) ha
situacióp oscilante entre un silencio precario y un malestar, un malestar puesto de manifiesto en estos pacientes la pobreza del elemento represen-
absorbente, testigo de un conflicto entre libido de objeto y libido narcisís- tativo, la carencia económica y funcional de la fantasía. Poco se ha escrito
tica, como entre las pulsiones eróticas y las pulsiones destructivas. Tal es la sobre el afecto en estos estados. Sin embargo, se puede deducir de los
necesidad funcional de la hipocondría desde el punto de vista de la eco- trabajos de estos autores que no es solamente el elemento representativo el
nomía afectiva, contra el sentimiento de derrota narcisística adiestrada que falta en Ja elaboración inconsciente, sino que el afecto presente en
para la pérdida objeta!. estos enfermos tiene particularidades notables. Nuestra experiencia, limi-
En la toxicomanía, asistimos a una situación comparable, en la medida tada en este dominio, nos ha mostrado en ciertos pacientes que el afecto
que el objeto toxicomaníaco tiene por objetivo prevenir o reparar una debía en ellos ser vivido a minima. Aun cuando después de varios años de
pérdida de objeto. La seguridad que tal objeto puede ser encontrado en el análisis el elemento representativo inconsciente había sido reconocido por
mundo exterior e incorporado (contrariamente al objeto hipocondríaco Jos pacientes, y estaba restablecido parcialmente en sus funciones (sueño,
que, por así decir, se "excorporea") debe ser incansablemente verificado. fantasía), el afecto, por el contrario, era mucho más difícil de movilizar.
La toxicomanía le es necesaria al toxicómano para luchar contra el senti- Todq_ sucede aquí como si, en ciertos casos más o menos, el afecto fuera
miento de vacío afectivo . 1 0 Tales pacientes se quejan de sentirse comple- deducido a partir de las representaciones, o hipotetizado posteriormente,
tamente desprovistos de interioridad, como s.i estuvieran en estado de después de una crisis psicosomática. " Yo he tenido una crisis, por lo tanto
desnutrición afectiva permanente. Tienen hambre y sed de objeto y deben yo debía sentir celos de X." En suma, el afecto en cuestión no había
"realmente" incorporar un objeto exterior susceptible de restaurarlos y de llegado jamás a la conciencia, desde que había sido movilizado, no podía
reparar Jos efectos de las pulsiones destructivas. El efecto de estas pulsio- expresarse sino a través de una tormenta somática. Esta tormenta era
nes destructivas se manifiesta por el vacío que ellas dejan después de su provocadora de afecto, es decir de desaliento, de tristeza, de deseo de
trabajo, de allí la necesidad de una reconstrucción narcisística. Lo que abandonar todo, señalando el desfallecimiento del yo al no haber podido
produce el problema es la imposibilidad de introyectar los afectos surgidos impedir la crisis. En suma, de no haber podido controlar el afecto por un
de la relación con un objeto psíquico, que entraña la necesidad de recurrir no-lugar. Lo que produce problemas aquí es esta conversión psico(afecto )-
a un tóxico. La elección del tóxico se hará en función de sus afectos sobre somática(crisis).
el afecto. Todo Jo que puede engendrar un estado de afecto - signo de A diferencia de la histeria, el vínculo entre el deseo y el síntoma
vida- será cargado totalmente contra el silencio afectivo - signo de muerte. aparece mucho más frágil que en el momento de una conversión histérica.
La toxicomanía es una lucha contra lo que se podría llamar una rigidez Se podría arriesgar a proponerle un valor simbólico, pero éste quedaría sin
narcisística, un sentimiento de miseria afectiva, como se habla de una miseria efecto. Sin afecto. Es decir, que la interpretación era recibida a un nivel
fisiológica en las carencias graves. Pero esta revitalización es mortífera. intelectual, sin renuncia afectiva. Paralelamente Ja transferencia, por lo
Bien entendido, la toxicomanía puede instalarse no contra el vacío tanto muy intensa, era ferozmente negada. El analista es concebido como
afectivo, sino contra el dolor afectivo para neutralillar los efectos. Sin un instrumento terapéutico, su papel es el de desembarazarse del síntoma,
embargo, pensamos que el dolor no obra aquí sino como amenaza de a fin de permitir al yo restablecer su omnipotencia controladora sobre el
extinción afectiva por agotamiento de las posibilidades de lucha del yo. cuerpo. Se adivina que esta actitud va aparejada con los movimientos
Se concibe que se toca allí las raíces de la relación objeta!; con la fusionales unidos a una fijación de una imagen maternal que tiene derecho
relación oral. Se podría entonces concebir interesantes relaciones entre la de vida o muerte sobre el cuerpo y la esfera afectiva. Alegar independencia
hipocondría y Ja toxicomanía por un lado, anorexia y bulimia por el otro. respecto al analista (o a la madre) va aparejada con el rechazo a abandon ar
la imago interiorizada que representa. La imago y el yo se mántienen
10. O puede ser un exceso de afecto in controlable, susceptible de destruir al mutuamente prisioneros. Todo acercamiento excesivo, como toda tenta-
objeto. tiva de separación, es seguida de una crisis.
l44 CLÍNICA PSICOANALÍTICA EL AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 145

Estas observaciones nos hicieron pensar que la crisis somática de los grandes titulares, en tanto que de hecho queda marcada por el secreto, y a
psicosomáticos (o de algunos de ellos) representa un auténtico acting out. pesar del escándalo por el que necesita ser revelado. Su relación con la Ley
Un actuar hacia fuera orientado hacia dentro, ya que como en el acting out es uno de los puntos que la vinculan a la psicopatía. Pero el psicópata no
el objetivo principal es la expulsión del intruso (el afecto) fuera de la debe ser perverso, no puede saborear el goce, porque la diferencia que lo
realidad psíquica. Es esto lo que nos incita a acercar estructuras psicosomá- separa del perverso es como la del goloso al gastrónomo. El perverso
ticas a estructuras psicopáticas. El enfermo psicosomático sería pues un esmera su trabajo y elabora su goce a través del libreto que le es necesario.
sicópata corporal, que trata su cuerpo como los psicópatas tratan la reali- La perversión persigue el objetivo de encarnar la fantasía. Es por ello por
dad social, con una desenvoltura extrema y donde el sadomasoquismo está lo que nos parece que la realización del acting perverso necesita del mon-
en cierta forma no sólo inconsciente, sino repudiado (forcluido ). taje de una representación escénica. 1 1 Hay en el acto perverso un elemen-
Acerquémonos a las estructuras psicopáticas. Se ha subrayado en estos to de teatralidad que es la condición del goce perverso. La perversión más
pacientes la importancia, la masividad de los actings, el desprecio o la gravemente perpetrada está marcada por el sello de una burla para el que lo
inconsciencia que tienen en relación con los objetos externos. Aquí toda- realiza, como para el que consiente en participar. Es una especie de drama
vía nos impacta esta necesidad imperiosa de reaccionar por el acto. El satírico que debe permanecer inadvertido, sólo el perverso tiene el derecho
acting tiene por objetivo " cortocircuitar" la realidad psíquica por la des- de reír solapadamente. ¿De quién se ríe? ¿De él mismo? Quizá, pero
carga de la tensión. Se realiza en una ausencia de retroceso que impresiona, mientras denuncia desde su lugar al padre desenmascarado, al fin destitui-
y que hace dudar acerca del funeionamiento del principio de realidad en do de su función de padre noble. La Ley no es más que el deseo del padre,
estos enfermos, y que sólo parecen obedecer al principio del placer, provo- dice Lacan. Eso es sobre todo cierto para ~l perverso que ve detrás de todo
cando desagradables reveses de la realidad social. Ésta permanece sobrecar- padre a un hipócrita que se entrega en secreto a todas las infamias posibles,
gada en relación con la realidad psíquica, así como el cuerpo está sobre- cuando por otro lado sanciona severamente pequeñeces. Y en toda madre a
cargado contra la realidad psíquica en el psicosomático. Lo que nos choca una puta sometida al padre, cuando ella misma no lo arrastra a un goce
en estos pacientes es la relación consumidora frente a los objetos (indife- desvergonzado, mientras que parece una santa mujer, de gestos sin embar-
rentes para ellos mismos) que se inscriben en una cierta constelación go, extrañamente ambiguos.
significativa.'Lanzándose de lleno a través del acto , devoran los objetos que Cuando el niño descubre que su autoerotismo masturbatorio está
se encuentran en el campo donde se han lanzado. Se tiene el sentimiento prohibido, mientras que los padres se entregan a un coito que exalta en su
que lo importante para estos pacientes es no dejarse llevar por los afectos fantasía el goce, la sola venganza que le parece posible es la perversión.
ante esta situación, sino agotarlos de un golpe por el acto. No pueden Pero esa venganza es fría, crnel y el goce que la acompaña está marcado
esperar, ni engañar su hambre tormentosa y destructiva. El acting, este por la denigración. La hazaña lograda por el perverso consiste en obtener el
"estallido", lleva finalmente a la resolución de la tensión, cualesquiera que máximo del goce mediante el ejercicio de pulsiones parciales, a las que
fueran las consecuencias. Los psicópatas se comparan aun con los psicoso- corresponde la función de asumir la totalidad de las posibilidades de la
máticos, que infligen daño a su cuerpo, por no dejar cargar su realidad sexualidad genital. Es por eso que puede lograr lo que el no-perverso no se
psíquica. halla en condiciones de hacer (aunque deba llegar a ser neurótico o impo-
Bastantes rasgos diferencian al psicópata del perverso. La línea rota de lente) y a la vez algo siempre faltará a su goce a pesar de ser reivindicado
las relaciones objetales, el status de inestabilidad del objeto en él, la res- por un placer sin trabas, prolongamiento del placer de órgano, contra el
puesta de manera inmediata y no diferida, la inmadurez afectiva, el senti- "pleno amor de objeto". Si el superyó del perverso parece tan contradicto-
miento de que todo le es debido y la acusa permanente del yo quejándose rio1 a la vez vencido por la realización del acto perverso y vencedor por las
de lo que los otros le han hecho, características éstas del psicópata, están sanciones penales que el perverso parece atraer, es quizás porque lo que el
lejos de aplicarse al perverso. Si algún parentesco los uniría, éste sería en perverso desea es ese goce como castigo y ese castigo como goce. Castigo
alguna medida el aristócrata de esta gran familia, el producto de raza final corporal invitando a la Ley a castrarlo, 1 2 es decir a manifestar su hipocre-
de una genealogía. Le hemos dado poco lugar al afecto del perverso en
nuestro estudio. Recientes trabajos (Rosolate, P. Aulagnier-Castoriadis, M.
Khan) han intentado arrojar cierta luz sobre esta oscura parte del campo 11. De donde las aproximaciones que se han podido hacer sobre el papel de Ja
analítico. El goce perverso se sume aún en el misterio, a pesar de que el iscena primitiva en el perverso (J. McDougall). Se puede aproximarle Jos éxitos
lcatrales de Jos grandes masoquistas perversos (M. de M'Uzan).
infante sea llamado perverso polimorfo. Como todo goce, el goce perverso 12. Lo que consiente a hacer a veces. (Cf. la castración de Jos perversos sexuales
es goce en acción. Su triunfo es instalar la publicidad de este 'goce a practicada en ciertos países).
146 CLÍNICA PSICOANALÍTICA l\ L AFECTO EN LAS ESTRUCTURAS CLÍNICAS 147

sía como Ley, ya que los jueces podrían también ser acreedores a las carga pulsional global, sexual y agresiva que alcanzan aquí proporciones
mismas penas, aunque puedan estar protegidos por su función. sorprendentes. La inmadurez afectiva parece depender de una organización
Ese goce corporal y ese castigo corporal nos hacen acercar, metafóri- narcisista que se debe preservar de la evolución. El conflicto entre esa
camente, estructuras conversivas a estructuras perversas. En éstas últimas, organización narcisista y las exigencias pulsionales se termina por el oculta-
el actuar en el cuerpo y el actuar en lo real permanecen en una relación de miento de estas últimas. Se comprende mejor entonces la fantasía de omni-
simbolización estrecha con la realidad psíquica, el inconsciente, lo repri- potencia que se esconde detrás de lo que se tacha de infantilismo. Esa
mido. En las estructuras psicosomáticas y psicopáticas, a pesar de que ese omnipotencia apunta a tener al objeto cautivo mediante el "chantaje"
lazo existe de manera mucho más imprecisa, no puede ser percibido por el afectivo. Toda demanda por parte del objeto que implique ya sea una
sujeto, que está cortado de todo acceso a su inconsciente. Así, conversión relación de estilo más evolucionado, ya sea una satisfacción pulsional, es
y perversión forman un núcleo coherente (en relación a la histeria y a la recibida como un asesinato narcisista. Es al niño a quien se trata de herir
neurosis obsesiva) con las estructuras inconscientes. con esa demanda. Las cargas pulsionales hacia el objeto serán contrarresta-
Más allá o más acá, estructuras psicosomáticas y psicopáticas represen- das por las cargas contra-pulsionadas hacia objetos idealizados. A menudo
tan estados de degradación energética que empujan hacia una descarga eco- los objetos transicionales cons.~rvarán su carga mucho más allá de la fase de
nómica perjudicial para el cuerpo y para el estatuto social del individuo. desarrollo en la cual tuvieron un valor funcional transitorio.
No cabe duda de que el precio pagado por esas salidas no sea el Quizás todavía más que la libido sexual, es la libido agresiva la que
testimonio de temores mayores por el yo obligado aquí a deformaciones, a será contra-cargada con vigilancia, probablemente porque es ella la que es
usurpaciones o a un empobrecimiento esencial, en el sentido en que la vivida como la más peligrosa en la relación objeta!.
riqueza de la vida afectiva está comprometida por el modo de funciona- Se adivina en efecto, que lo que debe ser proscrito del yo es una cierta
miento, en todo o en nada. La "escisión" es entonces patente entre la violencia afectiva susceptible de destruir el objeto, como si se satisfaciera
personalidad crítica y crónica. A fin de cuentas, lo que caracteriza tanto al uquí un deseo de venganza criminal. ¿Cuál es el crimen por el cual el
psicosomático como al psicópata es su ausencia de sintomatología psí- objeto sería castigado de esta manera? Si bien es difícil saberlo con certi-
quica, es decir, su normalidad. Es por esta razón por la que los primeros se dumbre, se puede conjeturar al respecto. La mayor acusación hecha al
encuentran en las manos de médicos y los segundos en las de los hombres objeto es la de liberarse de la tutela del sujeto, a fm de atender sus tareas.
de la Ley. 13 Tare as que, a fin de cuentas, revelan ser satisfacciones pulsionales. La
madre deja al nifío de noche para entregarse a las relaciones sexuales con el
D) Retardo afectivo padre. El padre no concede todo el afecto deseado para gozar de su, o de
¡¡us, mujeres. El retardo afectivo nace de ese descubrimiento y desea ali-
No forma parte del espíritu de la investigación psicoanalítica el encarar la mentar la ilusión de un encuentro con un objeto, de tal manera que haga
clínica bajo el ángulo del retardo. Por lo tanto el término retardo afectivo xcepción a esa regla. Al mismo tiempo, ella ac\lsa a los objetos de repro-
debe ser empleado con referencia a una denominación de convención para ducir esta situación de infancia y de forzar al sujeto a participar a lo que
designar una estructura del carácter. El retardo afectivo . es un cuadro fue el origen de una herida narcisista humillante. El deseo de no crecer se
clínico de apariencia benigna. Sin embargo, el psicoanalista considera con vuelve entonces la fijac;ión en un momento anterior al descubrimiento de la
reserva a los pacientes que presentan una inmadurez afectiva. Conoce los oox ualidad parental, y a la vez la venganza ejercida con respecto al objeto
escollos presentados por el núcleo constituido por una dependencia al primitivo aunque con el sesgo de una dependencia que obtiene la pérdida
objeto y una idealización de éste, que pueden revelarse irreductibles. Lo de la libertad del objeto al precio de la libertad del sujeto. Por supuesto,
que sorprende en tales pacientes es el mantenimiento, a pesar de una ~sa relación objetal mantiene la propia negación de las pulsiones del sujeto.
evolución aparente en al vida profesional y social, de un estilo de relacio- 1\1 retardo afectivo toma el deseo idealizado del padre al pie de la letra.
nes de objeto que ha logrado, contra viento y marea, mantenerse en la " Ellos me quieren ingenuo para que yo no sea testigo de su vida pulsional.
ingenuidad original: el aspecto físico eternamente juvenil, la sensibilidad, o Ellos me quieren inocente para no sentirse culpables. Yo permaneceré el
más bien la sensiblería, la zalamería, la reivindicación afectiva, la contra- ofcrno inocente para que ellos se sientan eternamente culpables. Yo los
1vcrgonzaré de ser lo que son, ya que no me han permitido ser como ellos
ruando yo no era más que un nifío, aun al precio de una mutilación de mi
13. Estas observaciones rápidas sobre las perversiones están, y de ello tenemos mismo." La interpretación de estas estructuras según la concepción del
conciencia, lejos de delimitar la esencia de las relaciones entre afecto y goce perverso. i1lso sel/, de Winnicott, sería teóricamente interesante.
148 CLÍNICA PSICOANALÍTICA

CONCLUSIÓN ~ APÍTULO IV
EL AFECTO, EL PROCESO PSICOANAUTICO
La oposición en el campo de las neurosis, dominada por la problemática de Y EL COMPLEJO DE EDIPO
la fragmentación (escisión simple o múltiple), no debería incitar a creer
que nosotros relativizamos aquí la castración y buscamos un terreno "más
allá" de ella. De hecho, castración y fragmentación se comprenden el uno
en el otro. Se podría proponer como denominador común el concepto de
desmembramiento.
Desmembramiento como pérdida del miembro sexual y como separa- 1, EL AFECTO Y LOS MATERIALES DEL TRABAJO ANALÍTICO
ción de los miembros que constituyen el cuerpo. De hecho, la amenaza de "La intención del trabajo analítico es, como ya se sabe, llevar al paciente a
castración es amenaza de perjuicio a la integridad narcisística e imposibili-
levantar las represiones desde el inicio de su desarrollo (la palabra represión
dad de reunirse con la madre. Por lo demás, la suspensión de la actividad está tomada aquí en su más amplio sentido) para remplazarlas por reac-
masturbatoria tiene como meta salvar el órgano, sacrificando el goce, con- ciones que corresponderían a un estado de madurez psíquica. A tal efecto,
denándolo a una especie de parálisis funcional para preservarlo de la muti- debe recordarse ciertas experiencias y las nociones afectivas suscitadas por
lación. Inversamente, la escisión es siempre escisión entre una parte ellas, al encontrarse unas y otras olvidadas ahora. Sabemos que los sínto-
sexuada y una parte antisexuada, cuando es escisión simple. Cuando se mas y las inhibiciones actuales son las consecuencias de tales represiones,
trata de una escisión múltiple, cada núcleo aislado, cada fragmento de por consiguiente los sustitutos de lo que ha sido así olvidado. ¿Qué mate-
cuerpo dividido es poseído de libido erótica y representa un pene en poten- rial pone a nuestra disposición cuya explotación ·nos permita encarrilarlo
cia. Tausk recuerda que la libido corporal sirve de defensa contra la libido en el campo de los recuerdos perdidos? Diferentes cosas: fragmentos de
psíquica, la máquina de influenciar es ciertamente un órgano genital y esos recuerdos en sueños, por sí mismos de un valor incomparable, pero a
también un aparato psíquico enteramente libidinazdo. La dispersión de los me.nudo deformados por todos los factores que participaban en la forma-
fragmentos dislocados es una castración perpetrada con encarnizamiento ción del sueño, ideas súbitas que emergen cuando se deja ir en la "asocia-
reduciendo al cuerpo fálico entero en fragmentos dispersos. Castración del ción libre" y en las cuales podemos reconocer álusiones a las experiencias
objeto parcial a la "colosal carga narcisística" (el pene), castración narcisís- reprimidas así como retoños a la vez de las mociones afectivas reprimidas y
tica que fragmenta al cuerpo en una cantidad de objetos parciales; los dos de las reacciones contra ellas, finalmente los indicios de la repetición de
registros no solamente se oponen, sino que se definen el uno con relación ufectos pertenecientes a lo reprimido que aparece en acciones más o menos
al otro. 14 La castración pénica implica la referencia a un cuerpo narcisísti- Importantes del paciente en el interior como en el exterior de la situación
camente unificado. La división del yo remite al objeto parcial incorporado, nnalítica. Hemos aprendido que la relación de transferencia que se entabla
elemento fundativo del narcisismo del sujeto. La castración remite a la con el analista es especialmente favorable para el regreso de tales relaciones
diferencia de los sexos, a la identidad sexual, como la fragmentación nfectivas. A partir de esa materia prima, por así decir, nos pertenece resti-
remit~ a la diferencia entre la madre y el niño mediante la cual este se
tuir lo que desamos obtener." 1
realiza como "indiviso". Se comprende mejor entonces la función del pa- En ese párrafo de unas veinte líneas, el afecto es mencionado cuatro
dre falóforo, punto de referencia de la diferenciación de los sexos y de la veces; signo de su presencia preponderante en cuanto se hace alusión a la
diferencia entre la madre y el niño. Niluación analítica.
A la categoría del afecto corresponde: "el recuerdo de ciertas expe-
'icncias", el sueño que acarrea un eco de esos recuerdos, "ideas súbitas",
u·tos, todo ese conjunto siendo reactivado por la relación de transferencia
"especialmente favorable para el regreso de tales relaciones afectivas". La
siluación analítica nos pone pues en presencia de un material psíquico
donde la "presentación" del pasado - el pasado conjugándose con el pre-
14. La relación entre estructura neurótica y estructura psicótica ha sido aborda-
da por nosotros en un trabajo donde proponemos, para definir ciertas psicosis laten-
tes, el concepto de psicosis blanca. (L 'enfant de<;a, en colaboración con J. L. Donnet, l. S. Freud, construcciones en el análisis (1937). Trad. E. R. Hawelka y U.
ed. Minuit, en prensa) 1luber, revisada por Jean Laplanche.

(149]
150 CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 151

sente- realiza 1ma trama de discurso caracterizada por la heterogeneidad. permite el levantamiento de la amnesia infantil, tropieza en la construcción
Esta une en su textura, donde los hilos de ayer y de hoy se entremezclan, sobre el recuerdo-pantalla, representación que obstruye la entrada del
elementos tan diferentes como ideas, representaciones,. actos a los cuales se pasaje hacia lo reprimido, especie de punto límite más allá del cual parece
agregan los afectos. El afecto no tiene pues una función uniforme. Freud prohibido ir. Ahora bien, el análisis riguroso no permite, si se fía al anali-
habla de las modificaciones afectivas, de los afectos reprimidos o pertene- zando solamente, determinar la diferencia entre recuerdo-pantalla y fanta-
cientes a lo reprimido, de relaciones afectivas. De tal manera el afecto tiene sía.3 Su estructura es la misma, ambos están construidos a partir de
la función, según el contexto, de ser ya una emanación de la pulsión fragmentos parcelados de percepción, desarticulados, reunidos para consti-
(mociones afectivas), ya el motor de una idea, ya el móvil de actos, ya tuir una "escena psíquica", decoración o escenario, elementos de nuestro
entonces, un conjunto de relaciones que la relación con el objeto transfe- Leatro privado. Así, la controversia que consiste en saber si la construcción
rencia! ayuda a repetir. apunta hacia el recuerdo o hacia la fantasía carece finalmente de objeto.
Si el objetivo del análisis es levantar la amnesia infantil mediante el Lo que interesa recalcar, es que no hay que tener la ingenuidad de creer
levantamiento de la represión, Freud al final de ese artículo, deberá conce- que la experiencia vivida en lo real suscita reacciones afectivas de una
der que el recuperamiento de los recuerdos no siempre se produce, cuando mayor intensidad que la fantasía.
la resistencia gana por sobre la rememoración. Pero es para concluir que no Los "acontecimientos" traumáticos son interpretados fantaseosa-
por eso el análisis está invalidado. La construcción del analista es validada mente; el trauma es tanto más violento cuanto el yo está menos en condi-
por el afecto del paciente. "Muy a menudo no se logra que el paciente ciones de percibir la realidad del acontecimiento. Inversamente, una
recuerde lo reprimido. En cambio, un análisis correctamente llevado lo actividad fantaseada sin corrección por lo real, hace de la experiencia real
convence firmemente de la verdad de la construcción, lo que desde. el concreta una experiencia traumática. Separar la parte del acontecimiento
punto de vista terapéutico tiene el mismo efecto que un recuerdo encontra- y de la fantasía correspondería, cuando se trata de las primeras' fases del
2
do. " Ese efecto de verdad es el de la verdad histórica. Un poco más adelante desarrollo, a querer disociar lo indisociable.4
Freud, refiriéndose a la alucinación, lanza la hipótesis de que esta podría El poder afectivo de la fantasía no tiene nada que envidiar a los
"ser el regreso de un acontecimiento olvidado de los primeros años, de afectos de lo real. Fantasía y afecto se reclaman mutuamente. La evoca-
alguna cosa que el niño ha visto u oído, en una época en la que apenas ción de la fantasía provoca una subida de afecto (releamos Pegan a un
podía hablar". En esa hipótesis, el afecto de la experiencia: está ligado a niño), que conduce a menudo a una transformación del afecto en un
una representación alucinada. En efecto, el defecto de una posibilidad de sentido más angusfüiso o más próximo a la realización no disfrazada del
código mediante el lenguaje podría explicar su regreso bajo la forma aluci- deseo. La tensión afectiva solicita a Ja fantasía, que es ya de por sí una
natoria. Es notable que Freud termina su artículo con la utilización de la salida de descarga, un enlace de esa energía libre en busca de representa-
frase que debía tener tanto éxito: "el enfermo sufre de reminiscencia". ción. La fantasía se elabora sobre un núcleo de recuerdo, pero éste a su vez
Originariamente ésta se aplicaba al histérico; he aquí ahora su aplicación se transforma en la memoria, amalgamándose a otros fragmentos pertene-
extendida al delirio. Y no es menos notable que Freud no haya citado cientes a recuerdos de períodos diferentes, mezclando también el conteni-
entre los materiales del discurso del analizante a la fantasía, cuyo descu- do de otras fantasías. Esta "construcción" es un conjunto donde se
brimiento modificó singularmente la concepción primera del traumatismo mezclan prohibición y realización del deseo, pasado "de diferentes capas,
y de la reminiscencia. Reminiscencia y construcción van a la par. Tanto acontecimientos reales y acontecimientos fantaseados". Lo que interesa es
más, ya que la reminiscencia es el fruto de una construcción del analizan- el efecto de organizador de ese resultado de trabajo psíquico.
do. Se puede plantear ahora la interrogación, después de Freud, para saber
si la construcción del analista se refiere a la fantasía inconsciente. o al 3. En las cartas a Fliess (manuscrito M, 25-5-1897), Freud determina la estruc-
acontecimiento material. Si el efecto de verdad depende de la exactitud de tura de la fantasía y su lazo con el recuerdo: "Las fantasías nacen por combinación
inconsciente, según ciertas tendencias, de cosas vividas y oídas. Esas tendencias se
la construcción en cuanto al acontecimiento o en cuanto a la fantasía. ejercitan tomando inaccesible el recuerdo a partir del cual los síntomas se han creado
Cuando Freud da el ejemplo de casos en los cuales el análisis no o pueden crearse." (SE, I, 252). Los procesos de amalgama y' de distorsión cronoló-
gica concurren pues a una "construcción" qúe puede ser aproximada a la construc-
ción del analista. Notemos que Freud admite la existencia de una formación de
2. Serge Viderman en su agradable libro, La construction de l'espace anal}Jtique síntomas a partir de construcciones de mociones (lmpulsbildung).
(Denoel, 1970) dio a la noción de construcción una extensión considerable, haciendo 4. Esto no implica, es necesario decirlo, ninguna preeminencia del punto de
de ella la clave del psicoanálisis al invitarnos a abandonar el círculo de una reconstruc- vista genético. Bien por el contrario, la clínica psicoanalítica nos remite a la fantasía
ción histórica ilusoria como incierta
ordenadora llamada de la escena primaria.
152 CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 153

Es necesario sin embargo, luego de haber aproximado recuerdo y fan- NO cumple de manera satisfactoria en que se asiste paralelamente a un
tasía en relación a lo real en su efecto de afecto, poner un límite a ese 1rabajo sobre el afecto en la transferencia.
acercamiento. Lo real y la fantasía son cada uno separadamente producto- Esa transformación se produce por una modificación cuantitativa y
res de afecto. Pero el efecto traumático del afecto nace precisamente, todo cualitativa de afectos. El yo, al estar entonces en condición de reintegrar el
analista lo sabe, cuando lo real confirma lo que se podría llamar el presen- f"ragmento inconsciente de representaciones y afectos, extiende su poder
timiento '<le la fantasía. 5 Cuando Freud dice que la percepción de los sobre el terreno reconquistado. El quantum de afecto que cae bajo la
órganos genitales maternos, al poner la castración a cielo abierto, tiene un lurisdicción del yo es, por así decir, parte integrante de la estructura fun-
efecto sobre el niño comparable a la que se produce en el adulto a conse- ;ional que lo caracteriza y no amenaza más en esa organización. En cuanto
cuencia de la caída del trono o del altar, no exagera. Si la única respuesta 1 la calidad del afecto, recupera su identidad verdadera. Desde el punto de
posible ante ese traumatismo visual es la "escisión" del yo cuyo fetichismo vista cualitativo, el afecto encontraría otra vez, después del levantamiento
nos muestra la cicatriz, es necesario en efecto que el afecto haya tenido un do la represión, su vocación. El disgusto es restituido a su verdadera repre-
efecto drástico para llevar el yo a consentir a una tal automutilación me- sentación: la evocación de la pérdida del objeto o de su amor, la pérdida
diante la desautorización. Aquí funciona uno de los efectos mayores del del miembro, la pérdida de la propia estima. O bien aún, allí donde el
afecto insuficientemente recalcado: la creencia, se debería decir la/e. placer se presentaba bajo el disfraz del displacer, allí donde el sufrimiento
Los diferentes escritos de Freud sobre la religión encuentran su límite ra la satisfacción devuelta, dirigida al superyó, Eros reafirma sus derechos
en las puertas de la fe, que resiste a menudo al análisis. El mantenimiento originales y hace caer las máscaras. No descuidemos por eso el afecto
de la escisión es tal que no faltan analistas creyentes -de cualquier reli- Ne parador de las pulsiones de destrucción que mantienen lo reprimido en la
gión- así como tampoco sabios irreprochables que toman más o menos ·cgregación por la resistencia. En efecto, no bien la toma de conciencia
regularmente el camino de la iglesia, del templo, de la sinagoga. A tal slé concluida una nueva resistencia se instala, oponiéndose a toda penetra-
punto está sólidamente preservado el campo de la ilusión, de la creencia en rión ulterior. La suerte de la cura depende del balance de ese trabajo de
el fetiche, en el padre todopoderoso protector o en la madre consoladora. Pcnépole.
Con la experiencia de lo real confirmando la fantasía, se está frente a Esa evolución feliz es más rara de lo que se desearía. Si tales resultados
un acontecimiento que une a la percepción ·y al afecto, que la defensa 110 son ni tan completos, ni tan frecuentes, esto no quita nada al hecho de
podrá disociar. El efecto traumático viene aquí del "desgraciado encuen- que esa salida sea el criterio de un trabajo analítico llevado a término.
tro" de la fantasía y de la percepción. Sin la fantasía de la castración, la
percepción de los órganos genitales maternos no significaría nada más que
una diferencia de conformación. Sin la teoría del coito sádico según la cual 11. TIPOLOGÍAS ESQUEMÁTICAS DEL DISCURSO
la madre está castrada por el padre o lo castra, la percepción de la vagina
no debería tener consecuencias afectivas tan dramáticas. Sea dicho de ,l)e qué depende la salida favorable del trabajo analítico? ¿Cuáles son los
paso, que la fantasía de un pene materno interno -el pene del padre en el cusos en los que esa salida no se produce?
vientre de la madre- no resuelve nada. La castración vaginal hace coincidir Podemos en este punto de nuestra interrogación referirnos a nuestra
la ausencia de un miembro "perdido" en el camino, con su encuentro en el uxperiencia. Pero ¿a qué nivel de ésta? Ciertamente podemos oponer en
otro donde el parásito se ha alimentado con el poder de su huésped. El 1111a perspectiva nosográfica los buenos y malos casos, los neuróticos y los
horror de la castración deja lugar aquí al terror de la penetración - fantasía psicóticos. Pero esta referencia es sin duda demasiado global, demasiado
no menos temible que la despertada por la ausencia de pene visible en la dejada del trabajo psicoanalítico. Sin contar que cada uno de nosotros
madre. puede invocar el caso de pacientes psicóticos que se han beneficiado más
Así, la serie fantasía-recuerdo-pantalla-percepción une y separa esos de l análisis que ciertos neuróticos, se trate ya de neurosis de carácter o de
.diferentes términos y los torna indisociables. De todas formas, el trabajo neurosis de transferencia .
analítico antes de proceder a la construcción debe proceder a la decons- Los criterios de salud y de enfermedad son muy imprecisos o insufi-
trucción del fragmento psíquico compuesto que ofrecen la fantasía, el clon tes para nuestra evaluación. Los análisis de personas "normales" (aná-
recuerdo-pantalla y las formaciones del inconsciente. Es cuando ese trabajo lisis de formación) no siempre son los que nos dan la impresión de trabajo
11111 1ítico menos dificultoso.
5. Es tal vez "contra esta conjunción como se constituyen lo que B. Lewin llama Podemos también interrogar a la estructura de la transferencia. Se
"afectos-pantalla". puede tener en cuenta transferencias en las que la ambivalencia permanece
154 CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 15 5

moderada, los afectos matizados, las regresiones parciales o temporarias, de la sesión, se descarga en masa, sin que ninguna connotación representa-
las defensas ágiles y movilizables; aquí las interpretaciones han podido ser tiva pueda serle ligada. Todo es puro presente. ¿Se puede hablar de resis-
integradas conduciendo a una verdadera transformación de la economía tencia de transferencia? Parece más bien que se deba hablar de transfe-
psíquica. A esas transferencias se les oponen otras, donde la ambivalencia rencia engañosa que no sale de su ganga más que para explotar sin prove-
es extrema, los afectos tormentosos, las regresiones masivas y duraderas, cho para el insight. A veces por el contrario, una vez que la descarga pasa,
las defensas rígidas y tomadas en conjunto; aquí el paciente permanece el afecto parece haberse viciad o, el cuerpo del paciente pesa aún más, el
ciego y sordo a la interpretación, el análisis conduce solamente a transfor- analizando es un peso muerto sobre el diván.
maciones superficiales y precarias a menos que el balance de la cura no No se debería creer que una relación analítica semejante sea descar-
aparezca francamente negativo marcado por un cambio desfavorable que gada por el analizando. Bien al contrario, es sobrecargada. El analista es
justificará la mayor prudencia en el mismo momento de dar la indicación para el analizando un pulmón de acero que le permite sobrevivir por fuera.
de análisis. Se encuentra nuevamente en esta oposición la descripción de Las ausencias de éste acarrean una posición de retracción de todas las
Bouvet entre estructuras genitales y pregenitales; prolongadas por las ob- cargas, una hibernación libidinal hasta retomar las sesiones. La transferencia
servaciones recientes de M'Uzan. parasitaria puede agotar los esfuerzos de empato del analista y conducir a
Opondremos tres tipos de sesiones de análisis de las cuales sacaremos una contratransferencia de liberación en la cual el analista trata de salir de
ciertas conclusiones: ese pantano transferencia!.
Esta caricatura típica a la que hemos cargado las tintas a propósito es
Tipo f. La sesión está dominada por un clima pesado, bochornoso, pan- la de la transferencia donde el afecto remplaza todas las formas de repre-
tanoso. Los silencios son de plomo, el discurso está dominado por la sentaciones posibles. Transferencia con resonancia corporal dominante, no
actualidad: actualidad de la presencia del analista que no puede ser puesto permite sino un trabajo muy limitado que se circunscribe para el analista a
entre paréntesis ni un instante, actualidad del conflicto que domina la vida una política de presencia. Si éste quiere evitar ciertas catástrofes narcisís-
del analizado, actualidad de lo real y del mundo exterior, que aprisiona el ticas, debe particularmente vigilar en las manifestaciones de su presencia
analizando y ahoga su palabra. Esta es sorda, monótona, como maniatada todo JO que puede traicionar los rastros de una contra-transferencia nega-
por la presencia del cuerpo, que se expresa por la voz. El discurso es tiva.
uniforme, es un relato descriptivo en el cual ninguna alusión al pasado es
detectable; se desarrolla según un hilo continuo que no puede permitirse Tipo 11. La sesión está aquí dominada por una extrema movilidad de
ninguna rotura. Esa palabra cautiva, capta al analista. Este se siente tan re presentaciones de todas clases. No bien se halla extendido, el paciente
prisionero del analizando como el analizando parece serlo de su cuerpo. Si tiene mucho que decir. Reflexiones nacidas en la última sesión, de todo lo
se procede al análisis espectral de ese discurso, solamente se detecta una que ha sido vivido desde esta última, de todo lo que se presenta en curso
monótona uniformidad, desarrollada a modo de una recitación o de un de sesión. El trabajo asociativo se hace rápidamente, la lengua está suelta,
encantamiento. Lo que llega al analista es una sustancia compacta, gelati- rá pida, casi torrencial. El analista está ahogado por el torrente de palabras;
nosa. La viscosidad libidinal de la cual habla Freud, renueva aquí su senti- éstas forman conjuntos de reflexiones muy ingeniosas, exactas en derecho,
do. La diversidad de registros a los cuales Freud se refiere en el artículo que podrían también figurar en una conferencia o en un trabajo escrito.
citado más arriba se funde en una masa común, donde toda distinción Las imágenes se presentan en masa, perteneciendo a un pasado reciente,
entre afecto, representación de cosa, representación de palabra es arbitra- remontan el curso de un pasado más antiguo, anticipan sobre el porvenir.
ria. Las proyecciones de transferencia se dan en una certidumbre inmu- Todo es mencionado : las relaciones con el cónyugue, los amigos, los profe-
table que no es posible cuestionar, lo que podría dar acceso a la toma de sionales, los trabajos en curso, las lecturas profanas o sagradas --es decir
conciencia o a la compulsión de repetición que permitiría un mejor acerca- fue ra del campo del análisis o en el campo de éste. El analista debería
miento interpretativo en una coyuntura analítica diferente. La ensoñación quedar reducido por ese paciente que le da tanto. Sin embargo, el analista
de la fantasía parece anémica, empobrecida, sin elaboración. Los sueños liene la sensacion de que su proceso analítico no está engranado. El tifón
son recitados; el analizan te parece sobre todo preocupado de restituir en la de representaciones se atorbellina alrededor de él. Él ocupa el centro, es
sesión la atmósfera del sueño, su clima afectivo. Un enigma como lo es el decir el lugar que no es agitado por ningún soplo. La fuga de las representa-
sueño permanece tomado en la elaboración secundaria que hace primar el ciones que no deja de recordar la fuga de las ideas le da la impresión de
sueño como historia y como acontecimiento al sueño, como trabajo sobre producciones psíquicas arbitrarias. Es decir, que el paciente podría muy
pensamientos. Cuando la tonalidad afectiva se intensifica en el transcurso bien también decir lo contrario de todo lo que explica, sin que ello cal)Jbie
,156 CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 157

nada fundamental en la situación analítica. Las formaciones del incons- suficiente de sus afectos se daría cuenta del papel que se le desea hacer
ciente están marcadas, cuando el paciente las analiza, por el mismo sello de Interpretar. Pero saber y poder son diferentes. El dominio afectivo del
abundancia estéril. El analizando es experto en encontrar otra vez los analista, por más bien analizado que esté, no está a prueba de todas las
filones asociativos de un sueño, de una fantasía, de un lapsus, de un acto ~ituaciones. Ciertamente, si esas situaciones son demasiado frecuentes o
fallido. Todo eso carece de consecuencias pues el análisis resbala sobre el demasiado intensas y el análisis de la contra-transferencia no sea suficiente,
diván como el agua sobre las plumas de un pato. No hay ningún enganche corresponderá al analista llevar su análisis más lejos. Pero no se le podría
mediante el inconsciente, ningún amarraje en la transferencia. La transfe- pedir ser un superhombre que domine totalmente sus afectos, sin caer en
rencia es aquí volátil, libre como el aire. El analizando es una maravillosa un mito ideológico. El analista estaría entonces en condiciones de afrontar
máquina de asociar que funciona perfectamente. La presencia del analista lodas las situaciones analíticas y al fin de cuentas el problema de las
es totalmente superflua. Se podría ausentar discretamente y esto pasaría indicaciones del análisis no se plantearía más.
totalmente desapercibido por el analizando. Esto equivale a decir que el ¿Qué hace el analista con sus afectos? Si la respuesta dada a esta
proceso psicoanalítico no ha comenzado de ninguna manera y que la trans- pregunta es la de la escisión: él las domina en su práctica profesional y les
ferencia parece estar aquí bajo el efecto de un sobreseimiento. Todo da libre curso en su vida privada, sigue la problemática en cuanto a la
esfuerzo del analista para subrayar las características de esta situación es praxis. ¿Cómo pedir a la vez la empatía más profunda, la identificación
anulado ya que es inmediatamente asimilado por el analizando, es decir que afe ctiva y el dominio de la respuesta? No asignar límites ni a una ni al
su decir es objeto inmediatamente de asociaciones y de interpretaciones, a otro, es hacer del analista un mago, un espeleólogo de la psique y gran
menudo justas por otra parte, pero sin impacto. sacerdote de la palabra. Es también alimentar la fantasía de la omnipoten-
La caricatura que acabamos de esbozar es, como en el caso anterior, cia analítica que incide sobre cualquier estructura del inconsciente. El
exagerada. Es la forma extrema de un tipo, cuya existencia es sin embargo masoquismo expiatorio o reparador del analista no tiene, de jure o de
indudable. Es fácil ubicar la defensa, trabajando aquí en el sentido de una fac to, obligatoriamente efectos curativos sobre el masoquismo del anali-
eliminación continua de los afectos, que en cuanto se manifiestan son zante. Diremos que nos parece deseable que este último pueda sentir que
tomados en la red representativa. ha inducido en el analista un sentimiento de espera limitada, signo de la
Sería fácil encontrar en esa oposición del tipo 1 y del tipo 11, las conciencia de su poder y de los límites entre los cuales éste se mantiene. Si
descripciones de Bouvet. Resistencia de transferencia, resistencia del dema- ol juego afectivo llegara hasta esos límites, por lo menos no dispondría de
siado sentir, resistencia de forma histérica en el tipo 1, resistencia a la todo el campo para hacer valer la intrincación de sus pedidos de satisfac-
transferencia; resistencia del demasiado comprender, resistencia de forma ciones regresivas y de sus operaciones defensivas.
obsesiona! en el tipo 11. En esta concepción, el contralor afectivo no significa impasibilidad
Lo que nos parece significativo en esa oposición es la defensa contra la afectiva, sino requerimiento a la vez de la liberación afectiva y del deseo de
representación mediante el afecto y la defensa contra el afecto mediante la una superación que no ceda a la fascinación de lo que ha sido liberado.
representación. Todo ocurre como si el yo tuviera el poder, haciendo Estas condiciones que apuntan a Jos análisis difíciles en los límites o
actuar los mecanismos de defensa inconscientes, de efectuar la separación más allá del poder del analista deben ser comparadas con la flexibilidad
relativa del afecto y de la representación afín que en ningún caso éstos afectiva, la movilidad del insight, la tolerancia a las variaciones de registro,
puedan coexistir en la cadena del discurso. de los cuales el analista puede hacer prueba ante los sujetos analizables. En
No se podrían descuidar las consecuencias contra-transferenciales de estos casos, la práctica analítica no es más una carga, sino el ejercicio de
las situaciones presentadas por los enfermos productores de sesiones de una función que comporta sus renunciamientos cómo sus satisfacciones,
Tipo 1 y 11. Si bien es cierto que el analista debe ser capaz de poseer sus obligaciones como sus privilegios. El amor de la profesión puede hacer
simpatía y empatía ante esos índices de sufrimiento psíquico del cual ese rntonces de la práctica analítica una experiencia afectiva enriquecedora
exceso o esa insuficiencia de afecto lo certifican, no se puede, a menos de para el analizando como para el analista. Los afectos a compartir se inter-
caer en una óptica idealista, exigir de él que pueda hacer frente con impasi- ;ambian en los dos sentidos, del diván al sillón y recíprocamente. El papel
bilidad a esas situaciones difíciles. Claro está, el analista conoce la provo- de l analista será entonces el de asegurar la carga de su comunicación.
cación masoquista, por consiguiente agresiva, que se esconde detrás de
sesiones de tipo I y 11. La compulsión a la repetición de los pacientes '/'ipo III. La sesión tiene por característica esencial suscitar la escucha del
productores de tales sesiones tiende a renovar de parte del analista el 11 nalista como efecto del deseo del paciente de ser escuchado. El discurso
rechazo que esperan de él. Y sin duda el analista que posee un dominio de l paciente se engrana a partir de lo que se presenta a su espíritu en
158 CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 159

una abertura inicial que a lo largo de la sesión se extiende o se restringirá, presente, únicamente la significación consciente puede pertenecerle. Y es
según los momentos de tensión o de relajación, a la situación de transferen- justamente lo que el proceso de la sesión cuestiona. La certidumbre del
cia. El analista está presente para el paciente, pero su presencia, motor del afecto vivido en el presente es siempre sospechosa. El proceso de la sesión
habla, no tendrá necesidad ni de ser conjurada ni delimitada. ¿Para quién es a veces doloroso porque puede revelar una profunda infidelidad a la
habla el analizando? Para el analista sin duda, pero también para el Otro identidad consciente, pero la regla del análisis es aceptar ese conflicto
que representa, para él mismo, y en última instancia, para nadie y para implícito. La unidad del sujeto está rota, (escindida). Los elementos me-
nada. Habla para decir, pero diríamos más bien que habla por hablar. Lejos diante los cuales el proceso se desenvuelve son modos de discurso heterogé-
de ver en eso un matiz peyorativo, veremos al contrario en ese proyecto de neos. El analizando habla y liga mediante representaciones de palabra, los
habla una posición fundamentar. El analizando habla para constituir el pro- pensamientos que transforma así mediante el lenguaje, en percepciones,
ceso de una cadena de significantes. La significación no está atada al signi- pasando de vuelta sobre los rastros mnésicos verbales. De golpe, la evoca-
ficado, al que remite a cada uno de los significantes enunciados, sino que ción de una visión perteneciente al pasado se le revela a veces y parece
está constituido por el proceso, la sutura, la concatenación de los elemen- formarse extemporáneamente mostrándose in statu nascendi. En el mo-
tos encadenados. mento del discurso más inesperado, el analizando es tomado por sorpresa,
Nada aquí, que nadie se engañe, identifica el proceso de la significa- un afecto aparece. Este último puede ser verbalizado, dado por las pala-
ción de una estructura de narración o de relato. Al contrario, la línea del bras, pero más a menudo el analizando insistirá sobre la carencia- y el
discurso, la que la censura no traba demasiado, está fundamentalmente rota defecto del lenguaje para expresarlo, ya se trate de placer o de displacer.
y discontinuada. Aquí se puede notar una doble articulación análoga a la Gste afecto reactiva el proceso psicoanalítico, orienta a las representa-
que Martinet describe como el lenguaje. Los smtagmas del discurso están ciones hacia otros contextos representativos dirigidos hacia el analista,
articulados en el interior de ellos mismos y entre ellos, pero las rupturas cuya presencia se hace más material, o sobre una imagen importante de la
del discurso hacen de éste tin discurso no inteligible para el auditor que infancia, un rasgo extraído del objeto. Un sueño se le recuerda entonces al
buscará la significación consciente. La segunda articulación es la que, invi- analizando, la narración es seguida por la evocación de los restos diurnos,
sible a nivel de discurso consciente, tiene que ser deducida por el analista el revelamiento de los pensamientos del sueño que permite dar acceso
que se entrega al trabajo analítico. Para hacer esto, tiene en cuenta no mediante el análisis del trabajo del sueño al contenido latente del sueño.
solamente lo continuo del discurso, sino también las suspensiones, los Aquí el funcionamiento del trabajo del sueño está consustancialmente
blancos, las lagunas entre cada sintagma y entre los sintagmas. El silencio ligado al deseo del sueño y al contenido latente. La economía del sueño y
habla tanto como la palabra. Lo que revela ese proceso de concatenación su simbolización van parejas. El análisis del sueño se acompaña de una
es una heterogeneidad en los tiempos del discurso como en las formas cierta actividad motora sobre el diván, una mano juega con la alianza, o
constitutivas del discurso. Los elementos pertenecientes al pasado nos trruga la corbata, o se insinúa entre la ropa y el cinturón, mientras que la
reportan al presente. El presente hace reanudar las asociaciones del pasado otra mano se esconde bajo la espalda. He aquí que aparece más allá del
que remiten hacia las anticipaciones del futuro por la referencia a un afecto un sentimiento de modificación del cuerpo propio: sensación de
proyecto. La unidad de tiempo está rota, la significación del pasado como ixtrañeza, de cambio de la consistencia o del peso del cuerpo, modifica-
la del porvenir proyectado se 'rescatan por fragmentos en un intento poste- ción del esquema corporal: ¡iJargamiento de las piernas, parestesia a nivel
rior. Toda interpretación dada por el analizando puede darse ya como un de las manos, de los labios, etc. El analizando siente aquí que debe comu-
significado en espera de su significación. Allí, la interpretación6 es siempre 11 icar todo lo que siente, y en cuánto la traducción en palabras, ésta es
retrospectiva, como Ja significación percibida. "Era pues esto lo que aque- li risoria ante ese jamás vivido, ese jamás dicho. La interpretación del analis-
llo quería decir". 7 La significación (inconsciente) no pertenece jamás al 1a Jiga los efectos sucesivos mediante la rememoración del proceso que ha
conducido a esta toma del habla por el cuerpo. La toma de conciencia
6. Pero la ' interpretación no sabría apoyarse sobre la interpretación sola: "El puede traer un retomar por el yo de los fragmentos que le habían escapado
analista no puede decir lo que tendrá más sentido, porque el sentido es lo único que y sobre los cuales su control puede ejercerse. El discurso del analizando es
decide lo que será o no escuchado. No alcanza con que la interpretación tenga un 11n discurso polifónico. Se inscribe sobre distintas escalas, que comporta
sentido, hace falta que algún otro lo reciba al mismo tiempo con lo menos de desde los tonos más agudos a los más graves. Diversas voces se mezclan en
alteración posible. A cada momento el analista debe tener en cuenta el estado afec-
tivo del paciente .. . "(S. Vidcrman, loe. cit., pág. 48). (l l, unas parecen un puro juego de lenguaje arrastrado por su propio movi-
7. Dejamos a D. Anzieu el estudio del campo de las relaciones entre la estruc- 111 iento, otras llegan de las vibraciones del cuerpo, increíbles, inquietantes,
tura del discurso del analizante y la interpretación del analista lum iliares y extrañas.
AfECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 161
160 CLÍNICA PSICOANALÍTICA
vez, de la posibilidad para el lenguaje de llevar ese trabajo más lejos y
Si bien las palabras han servido siempre para saturar los diversos regis· mejor de lo que había sido antes posible. La representación y el afecto
tros del discurso, su valor ha sido, según los momentos, muy desigual. Su serán los mediadores necesarios de esa elaboración: la representación del
poder de enlace se ha revelado eficaz mientras que un cierto nivel de carga lado del pensamiento, el afecto del lado del cuerpo.
estaba contenido en ciertos límites. Fuera de esto, la verbalización testimo- Y todavía se debe distinguir dentro de las representaciones, las repre-
niaba el todopoder del lenguaje, más allá revelaba la impotencia del lengua- sentaciones de cosa y las representaciones de palabra. De las representacio-
je. El encadenamiento mediante el lenguaje era contrarrestado por el afec- nes de cosa, se sabe que ellas pertenecen propiamente al inconsciente por
to, resistiendo a su encadenamiento bajo forma de representación. Cuando su misma estructura. La esfera visual tiene más resonancias afectivas·que la
el cuerpo "se mete en la conversación" según la expresión de Freud, la esfera auditiva; es la más cercana al afecto. 9 Entre representación de pala-
cadena está amenazada de disolución y la energía de la carga puede liberar- bra y afecto, forman un puente uniendo el intelecto y la sensibilidad.
se bajo la forma de afecto libre sin ninguna relación representativa, incluso Las representaciones de cosa están particularmente abiertas al trabajo
más la de una representación del cuerpo. Pero lo que marca mucho el de transformación mediante la plástica que les es propia. Esa maleabilidad
proceso es el carácter parcial, temporario, reductible y reversible de esa <le lo imaginario está gobernada por la influencia del afecto sometido al
distensión de la concatenación. El Eros que preside a la concatenación y principio placer-displacer y por la de las representaciones de palabra que
cuyas energías están cargadas en el yo, vuelve a ganar cuando la fuerza apunta al establecimiento de relaciones entre los elementos representados
temporariamente del lado de las pulsiones rompe el encadenamiento. <le los cuales el lenguaje asegura el funcionamiento.
El trabajo analítico está salvaguardado por el proceso analítico que se La representación de cosa es el pivote del trabajo del inconsciente
prosigue entre cuerpo y pensamiento. Esas diferencias funcionales del como del trabajo analítico. Las investigaciones modernas han ampliamente
poder del lenguaje frente a las producciones corporales nos enseñan que demostrado las transformaciones de las estructuras psíquicas donde falta la
por más grandes que sean las tentaciones de llevar nuevamente el proceso organización fantasiosa formada a partir de las representaciones de cosa. A
de estructuración a una formalización, la sustancia, el material sobre el fin de cuentas, volvemos a encontrar el papel de la fantasía en la economía
cual se ejerce esa formalización debe ser tomado en consideración. Mien- psíquica. Sin duda no es por casualidad que la fantasía puede ser a la vez el
tras más bruto es ese material, más pertenece a una materia prima que no objeto de una aproximación lógica (cf. Pegan a un niño) y una aproxima-
ha sido previamente trabajada, el poder del lenguaje se revela más precario, ción económica (cf. los trabajos de los psicosomáticos).
el trabajo aparece más frágil y abierto a las influencias de la desestructu-
ración.8
La pulsión, ese "ser mítico, soberbio e indefinido", es la medida del 111. EL EDIPO Y LA PRESCRIPCIÓN DEL DISCURSO
pedido de trabajo hecha al psiquismo como consecuencia de su vínculo
con lo corporal. La pulsión es ya, por sí misma, trabajo efectuado sobre el· Así, en la primera parte de este capítulo, hemos evaluado con Freud el
cuerpo; cuanto más sean sus representantes psíquicos los testigos de ese éxito del análisis, basándonos sobre un criterio esencialmente histórico: la
trabajo, tanto más podrá el lenguaje componer con ella; al contrario, si construcción. Hemos discutido las relaciones entre construcción de fo re-
ese trabajo originario falta, si el cuerpo puede posesionarse del discurso chazado referido a fantasías inconscientes. De todas formas, el éxito del
mediante un asalto imprevisto, el lenguaje revela el defecto de su coraza. análisis estaba ligado a una historia real o mítica de la cual el analista logra
El lenguaje no puede trabajar más que sobre un material ya trabajado. La restablecer el contenido.
sesión de análisis permite al analizando hacer la experiencia, en condi- En la segunda parte, retomando la descripción de Freud de "Construc-
ciones protegidas, a la vez, de ese fracaso del trabajo del lenguaje y, a la ciones en análisis" sobre lo que es ofrecido al analista por el analizando,
hemos opuesto tres tipos extremos de sesiones: Tipo I de dominante afec-
8. Se puede pensar que tan bruto como sea ese material, implica en germen la 1iva, Tipo II de dominante representativa, Tipo III donde afectos y repre-
posibilidad del lenguaje, por lo tanto y después de todo, una estructuración potencial
Es nuestra opinión. Lo que se debe entonces tomar en consideración son los efectos 9. La esfera auditiva es provocadora de afecto, pero es la esfera visual la que
de la estructura sobre el proceso de la estructuración en acto. Esta posición nos realiza la primera concreción de la reacción afectiva. La fantasía presupone el objeto
parece más dialéctica que la que defendería la idea de la estructuración psíquica y lo constituye a la vez. Pero lo importante es que esa doble operación se efectúa
como resultado de la interacción de dos esferas, estructuralmente diferentes por arrancando la representación a un material que se presta y se niega a eso al mismo
hipótesis, del afecto y del lenguaje, que irían al encuentro una de Ja otra. Es dentro liempo y que parece discutir a la organización representativa los derechos que ella se
de un registro de heterogeneidad más extenso, que estos problemas podrían encontrar urroga con respecto a la significación.
su so!ució'n .
162 CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 163

sentaciones componen juntos el texto de la sesión en un movimiento que 111cnudo confundidas, de la misma manera que los imagos paterno y mater·
es el proceso del análisis. Aquí, · el éxito del análisis se debe al estableci- 110 son fusionados en un "personaje fálico" según la expresión de Bouvet,
mic;:nto de ese proceso. Nada prohibe o impide pensar que los tres Tipos, 1, lns identificaciones se efectúan en base a un modo fusiona! primario. La
11 y III puedan alternar en el transcurso de un mismo análisis. Pero sola- l'HStración parece ser secundaria ante los temores de fragmentación, la
mente el Tipo III será el del trabajo analítico de "perlaboración". En 1ctividad fantasiosa está mal delimitada, ya que la fantasía no es más
resumen, el criterio de éxito reside aquí menos en la construcción del clcntificada como tal y se confunde con una visión proyectiva del mundo
contenido del texto que en la construcción del texto en sí en las forma- 1•11 ando no parece faltar .1°
ciones de los rastros de su escritura. Texto que viene a ser por ello, contra· Parecería que volvemos a la diferenciación de Bouvet, entre estructu-
riamente a los tipos 1 y 11, interpretable de derecho y de hecho. Se percibe rns genitales y pre-genitales; sin embargo aquí está formulada según crite-
el sentido de éste segundo paso, más estructural que histórico. ' ios diferentes: los de las fijaciones edípicas y pre-edípicas.
En verdad, historia y estructura son aquí solidarios. Pues allí donde la La diferencia puede ser juzgada despreciable. Es más importante de lo
cdnstrucción histórica (mítica o real, pero en los casos verídica) se edificó, que parece. Si la genitalidad es la referencia a partir de la cual son distribui-
lo fue con las posibilidades ofrecidas por el texto, la legibilidad de la das las diversas estructuras, se podría reprochar al analista de hacerse el
escritura, la conservación de la puntuación, el remarcamiento de ciertos vocero y el defensor de una normalidad tanto más mítica cuanto que éste
pasajes, tipografía variada, la programación de los párrafos, etc., todo lo liN el último en poder encarnada cuando deja su sillón. Es decir, que si la
que tiene relación con la fabricación de un texto. división se opera a partir del Edipo, las cosas no son iguales. Pues el Edipo
Inversamente, el proceso de escritura, su desciframiento en la medida s lo que especifica la condición humana. El Edipo es al mismo tiempo
de su desarrollo o progresión, su "obscura claridad", la legibilidad que structura e historia. Estructura porque no autoriza ninguna definición del
permitiría volver a encontrar allí articulaciones de primero y segundo Nujeto fuera de la diferencia sexual que une a los progenitores entre ellos y
nivel, la impresión de µna vida que corre en el texto, y ésta descubre sus que lo une a sus progenitores en una situación reticular. Historia, porque la
nervaduras y sus armazones, todo eso es el testigo de una historia. Es decir, diferencia sexual está duplicada por la diferencia de las generaciones. Al
de un encadenamiento temporal de las modificaciones de lo posterior ;orte que clasifica los sexos responde otro corte, el que separa al niño de
(aprés coup) no contradiciendo ese encadenamiento, sino contribuyendo a sus padres.
fijarle su orden verdadero, a distribuir los acontecimientos según los luga- ¿Qué es pues en esas condiciones el pre-Edipo? ¿Cómo se puede
res que ocupen no en la cronología, sino en la verdad histórica. hablar de una pre-estructura o de una pre-historia ya que éstas no se
Encontramos nuevamente aquí las contradicciones de la oposición uprebenden sino desde el punto de vista en el que se habla de una estruc-
estructura-historia, ya que la historia es al fin de cuentas estructura. Se ha lu ra y de una historia? Desde Melanie Klein, no se ignoran más las etapas
hecho notar que la oposición de los significantes sincronía-diacronía se precoces del conflicto edípico. Poco interesa que ésta haya adelantado la
basaba en los dos casos en una referencia común a la cronía: simultaneidad edad del Edipo; lo que cuenta es la casi-contemporaneidad del Edipo y del
o sucesividad. Diríamos lo mismo que en el nivel de lo significado, estruc- nacimiento. Importa pues distinguir entre el .complejo de Edipo como
tura e historia implican ambas una referencia a la estructura: estructura ·structura y el período edípico en el que la estructura toma su forma más
transversal y estructura longitudinal.
En realidad el análisis de los sintagmas depende también del orden de
la distribución de sus elementos, como lo ha mostrado Chomsky. Estructu- 10. El tipo 11 puede, aparentemente, contradecir este esquema. La defensa que
ra e historia están condenadas a remitirse mutuamente una a otra. Así, suele permanecer vigilante contra el afecto puede sin embargo, testimoniar ac.erca del
ante un análisis que ofrece toda variedad de elementos deseables, saturados peligro en dejar transparentar una capa psíquica cuyas características serían las que
en el proceso del discurso, no quedaremos sorprendidos si volvemos a 1cabamos de describir.
encontrar en posición clave los factores estructuran tes del Edipo: diferencia Ciertamente todo análisis se mueve sucesiva y simultáneamente en estos dos
1cgistros. En líneas generales, la evolución de la transferencia afectiva sigue una curva
marcada de los sexos, imagos paterna y materna diferenciadas, identifica- que va del análisis de una estructura edípica superficial, que conduce a una capa de
ción establecida en base a un modo secundario, localización de la cas- ;onflictos pre-edípicos para concluirse en una fase terminal donde Edipo es el objeto
tración, presencia de sublimaciones, cercamiento de 1'1 fantasía, etc., de una nueva interpretación que conserva lo que la ha precedido al superarlo. Ese
mientras que en los análisis donde abundan las sesiones formadas en base a rocorrido va a la par con una evolución concomitante de los afectos que alcanzan el
máximo de intensidad y de crudeza en el análisis de la fase pre-edípica para llegar a
los dos primeros tipos, el destino de Edipo permanece mal trazado: la una expresión más matizada y mejor controlada en el momento de la fase de análisis
difer!'ncia de los. sexos es imprecisa, las imagos masculina y femenina a lcaninal del Edipo.
164 CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 165

aparente, la más cristalizada y también la más compleja, ya que como sus nuclei primitivos. Concepción cercana a la de Winnicott si añadimos a
Freud lo recuerda, el Edipo es siempre doble: positivo y negativo. ella las preocupaciones maternas.
Así pre-historia y pre-estructura no son evaluadas sino para hablar de Se puede también concebir como otros autores, un yo primitivo dota-
la historia y de la estructura. Inversamente, la historia y la estructura no do de funciones innatas. Como nos parece difícil de proceder a una cons-
indican su valor semántico u organizador sino para confrontarse con lo que trucción realista -que la observación directa y los trabajos de Spitz •han
no son todavía, pero podrían ser, o lo que han sido, pero ya no pueden ser tratado de reconstituir- preferiremos el modelo metafórico de Melanie
más. Klein, articulado con el de Freud.
¿Cómo no abordar esas preguntas cuando se opone los afectos pre-edí- Se sabe que según Melanie Klein, la disociación entre pecho bueno y
picos a los· afectos edípicos? ¿Cómo no encarar esta diferencia según un malo inaugura la relación de objeto, en el marco de la fase esquizo-para-
modelo de relaciones duales o triangulares? ¿Se pueden ubicar los afectos noide. En un escrito tardío, Melanie Klein postula, en el seno de la fase
llamados primarios en su masividad aplastante sin recursos y sin dominio osquizo-paranoide, elementos precursores de la fase depresiva. Qué decir
posibles, en los que la mediación tercera está presente por su ausencia? sino que una intuición de la totalidad del objeto se da a luz muy precoz-
¿Se puede evocar la distribución de los afectos según la doble modalidad mente. "
del Edipo positivo y negativo sin la equilibración recíproca de un afecto Nosotros postularemos una intuición correspondiente a la unidad del
por el otro y según los dos objetos a los cuales el afecto está destinado en yo aunque ésta esté lejos de ser efectivamente realizada.
la organización de las relaciones triangulares? De la misma manera la Por eso la dualidad bueno-malo (pecho) implica, aunque no sea más
relación afecto-representación está dada de manera totalmente diferente en que poner en relación la referencia a un tercero latente temido según la /

las relaciones del período edípico triangular. En el primer caso el conglo- realidad bifaz de la totalidad del objeto y de la unidad del yo. Esa ausencia
merado afecto-representación se deja difícilmente dividir, en el segundo, de totalidad-unidad, es una casi presencia, aunque no fuera más que en su
afecto y representación pueden ser referidos a realidades diferenciales. Así, aprehensión negativa. Digamos para simplificar que se trata aquí de un lazo
en la castración que comprende a su vez una representación : la del sexo metafórico, de un campo de intercambios sin los cuales la oposición bueno-
cortado, y un afecto: el horror de esa evocación, las vicisitudes del rechazo malo no tiene valor significativo, y no puede más que remitir a una sucesión
permiten la acentuación de uno de los dos elementos sobre el otro. de estados sin relación entre ellos.
No nos extenderemos sobre la discusión improductiva de los afectos La realización de la unidad del yo, concomitante con la de la totaliza-
hipotéticos de la era prenatal. Y tampoco sobre el prototipo de nacimien- ción del objeto es una paradoja para el pensamiento psicoanalítico. Pues es
to. Que algunos afectos sean intensamente vividos en esa experiencia on el "momento" mismo en el que el yo se unifica que se disocia en yo
traumática, es evidente. Debemos sin embargo, unir esa experiencia al bueno y malo y que paralelamente, la madre -pecho como objeto total
estado del yo en el nacimiento. La ausencia de diferenciación entre el yo y remplaza al pecho como objeto parcial. Buena y mala madre se refiere a la
el ello no permite hablar más que de descargas fisiológicas que tienen por presencia y a la ausencia de ésta, a su vida y a su muerte. Se puede pensar
correlación psíquica una cierta vivencia que no podemos más que conjetu- que el yo bueno y el yo malo se refieren a ese tercer término que es la
rar, pero que sería erróneo calificar de afecto en la medida que ningún yo madre, mientras está presente o ausente, viva o muerta. Se sabe cómo los
los registra. Y si se desea remontar lo más lejos posible en los arcanos 11fectos alternados de satisfacción y de agresión se transforman entonces en
prehistóricos, se debe oponer la experiencia afectiva del nacimiento de la otra forma dominada por la experiencia del luto y que modifica profunda-
fantasía de la concepción (escena primaria), oponiendo así el nacimiento mente la tonalidad afectiva. Al "tiempo" que nosotros conjeturamos
del individuo al nacimiento del sujeto. Aun así, no se puede hablar de responde la importancia del rechazo que debe intervenir para frenar al yo
afecto en el sentido propio del término, sino cuando hay un yo para 111alo, a fin de preservar al objeto de ataques destructores. "La abertura a la
sentirlo. fose edípica permite trasladar la ausencia de la madre a la presencia del
Fuera de esto o más allá (en los casos de derrumbamiento del yo), ha- padre, a quien está reservado el derecho de goce sobre la madre." La \
bría que referirse a una noción distinta del afecto, poco importa el nombre 1dangulación afectiva permite la especificación de la sexualidad para el
que se le dará con tal que se efectúe la diferencia. Así pues, según nosotros .oxo. Los objetos parciales no han perdido nada de su virulencia ní de su
el afecto está ligado a una cierta relación entre el yo y el ello. 1ificacia. No obstante la referencia al pene da a la castración todo su
Estamos pues llevados a encarar las fases de la formación del yo. Se mtido. Por ella, adquieren significado a destiempo todas las experiencias
puede como Glover, concebir ese "nacimiento del yo" según el título que oxternas ligadas a la privación, a la frustración, a la falta de los objetos
da a su último trabajo, como el resultado de una integración progresiva de parciales. Toda la historia anterior es reestructurada en una nueva versión a
'
CLÍNICA PSICOANALÍTICA AFECTO, PROCESO PSICOANALÍTICO Y COMPLEJO DE EDIPO 167
166

la luz de la castración. 1 1 Esta va a arrastrar esta distribución de afectos siempre aprisionado entre cuerpo y Ley, entre la ley del cuerpo y el cuerpo
entre los dos objetos parentales modulándolos y repartiéndolos: amor (y de la ley. •
odio) para la madre, odio (y amor) para el padre, en la forma doble del La ipterpretación del cuerpo y de la ley es permanente. Desde el naci-
complejo de Edipo. miento la madre presta su cuerpo al niño, pero únicamente para su supervi-
Además, los afectos de las pulsiones de objetivo inhibido, cuya inter- vencia y no para su goce. Si bien Ja madre es, como lo dice Freud, la prime-
vención se sitúa para nosotros muy temprano (en la fase de separación ra seductora del niño, ella no lo sabe. Y cuando e) deseo del padre inscribe
entre la madre y el hijo, la inhibición del objetivo que impide el regreso de la ley en el registro del código jurídico para condenar la trasgresión, ésta
experiencias fusionales demasiado masivas), están completados por lamo- golpea el cuerpo e inflige un apremio por cuerpo. La simple privación de
dificación de la sensualidad en ternura y de la agresividad en hostilidad. libertad lo implica. La pena capital es la destrucción del cuerpo.
Así la fase edípica conserva su importancia por el hecho de la mutación Este capítulo que se inicia con la evocación del objetivo del trabajo
estructural que realiza. Finalmente, la formación del superyó "heredero analítico debe terminarse -después de este largo rodeo- con esta pregun-
del complejo de Edipo" marca el encuentro más allá del padre con la Ley. ta. Lit "madurez psíquica" de la cual habla Freud merece ser explicitada.
Es la última mutación estructural que permite la diferenciación de las Que se trata de una madurez afectiva, no cabe duda, pero ¿qué quiere
relaciones anteriores en relaciones entre instancias: ello-yo-superyó. Aquí decir? Aún si es difícil, inclusive imposible pronunciarse sobre esto sin
los afectos "negativos" se diferencian según nuevos parámetros. Dejan de caer en los espejismos de la idealización, no escapemos anulando la pre-
ser reacciones frente al impediinento de las satisfacciones, especie de res- gunta.
puestas al cumplimiento de los deseos, para ser valores. El reconocimiento Alcanzar la madurez psíquica se confunde para nosotros con la posibi-
de la vagina en la pubertad completa el total reconocimiento de la diferen- 1idad, aunque ésta fuera muy sobreestimada en relación a nuestro funcio-
cia de los sexos y de la separación completa de los padres. namiento psíquico afectivo, del análisis del complejo de Edipo conducido
Esta visión histórico-estructural puede quizás permitir una mejor com- lo más lejos posible. Esto no se refiere al análisis de la fase edípica, tal
prensión entre el Edipo como estructura y el Edipo como fase. Las fases como es descrito por Freud, sino a la estructura edípica que comprende la
pree,dipianas y pregenitales implican aún en el centro de las relaciones de l'az positiva y negativa de ese complejo y que implica las fases pre-edípicas
estilo dual, la referencia a un tercero. En virtud de ello, nos parece que se del complejo edípico.
debe comprender la diferenciación niño-madre, o yo y objeto, como la La represión originaria se opone a la rememoración exhaustiva; el
precursora de la prohibición del incesto expresándose aquí mediante la inálisis de las formaciones inconscientes tropieza con los límites infran-
prohibición metafórica del regreso al vientre materno, base de la prohibi- queables de la represión originaria. Pero es este mismo límite lo que per-
12 mite la persecución indefinida del proceso del análisis. No es pues median-
ción de la omofagia.
Así el modelo histórico-e.structural está basado en la diferencia y la lll el encuentro de los contenidos solamente, con que esa madurez será
·diferenciación. Diferencia entre el niño como individuo y la madre, dife- dcanzada. No es tampoco mediante la identificación con el analista que se
rencia sexual entre los padres. Diferenciación según yo y ello, luego entre llega a esto. Pues si el analista -aun si se supone que no tiene necesidad de
yo, ello y superyó. Diferenciación en el centro del yo que permite la dcntificación- es conocido en su realidad psíquica al fin del análisis, si es
diferenciación de los afectos y la existente entre afectos y representación. despojado de las proyecciones de transferencia y se transforma en un ser
Los afectos primarios son afectos-representaciones primarias que el psico- 1rntre otros para el analizado, ¿para qué identificarse con él? ¿Valdría más
análisis contemporáneo interpreta como fantasías inconscientes. q11c otros?
Los afectos originarios están ligados al cuerpo de la madre, como los Los ·psicoanalistas Jo saben, la adquisición verdadera del psicoanálisis
afectos secundarios están ligados a la Ley del padre. Así, el afecto está 1rn . . . el psicoanálisis, es decir la posibilidad de analizar la actividad
psíquica. Ahora bien, ese tesoro del psicoanálisis que es el ejercicio de esa
posibilidad está en una relación dialéctica con el afecto. Solamente esta
11. Como bien lo ha visto de M'Uzan. Pero aquí habría que indicar, lo que 111cultad es susceptible de llevar a la madurez psíquica y sin embargo el
desborda los límites de este trabajo, cómo la castración está ya en la experiencia del: pNicoanálisis implica que cierta madurez psíquica preexista a la posibilidad
falta y cómo ella procede de ésta. dt' psicoanalizarse.
12. Porque no son exclusivamente las pulsiones canibalísticas del niño las que
están en juego en la relación con el seno, sino también de la madre que tienden a En verdad, llegamos aquí a los límites del psicoanálisis más acá de su
reintegración en el cuerpo maternal de su producto, por un deseo fusiona! de comp·· ll111ite, como condición de su desarrollo; más allá de él, como efecto dife- (
tud narcisística, a la cual el niño es el único en aspirar. 1ldo de su acción.
'

168 CLÍNICA PSICOANALÍTICA

TERCERA PARTE
La actividad simbólica es solamente posible entre ciertos límites eco-
nómicos. El aparato psíquico, como todo aparato, no puede tratar más que Estudio teórico: El afecto, el lenguaje y el discurso;
con cantidades determinadas. La verdad de la estructura edípica no está
puesta en _duda, sean cuales fueren los destinos como tales de esas canti- la alucinación negativa
dades, de cuyo ejemplo tenemos la locura. Pero la modificabilidad de esa
estructura mediante el análisis está sometida a ciertas restricciones.
Así pues, si madurez psíquica y control de los afectos van a la par, es
únicamente como consecuencia de los límites impuestos a la "analizabfü,
dad". Se puede, si se quiere, preferir a ello cualquier otra cosa y elegir otra
referencia que no pase por el criterio de la diferencia madurez-inmadurez,
o dominio-descontrol. Es upa elección que ya no concierne más al analista.
Todo lo que el analista puede proponer, no es un modelo social, parangón
de virtud estoica -Dios sabe lo poco que se conforman a esto los psicoana-
listas- sino la adquisición del poder de analizar, que implica el deseo de un
dominio de los afectos. Es quizás un ideal caducado. Este dominio, hay
13
que decirlo, no es un control afectivo, sino un juego de afectos, de tal
manera que el poder mediante el afecto no sea total, masivo, irreversible.
Ese juego de afectos es el mismo que preside las distribuciones de los
sentimientos en el complejo de Edipo y que permite su equilibrio recí-
proco en el seno de una estructura.
Si un afecto pudiese ser designado como valor, no sería, en cuanto a la
serenidad olímpica que no engafia, sino en cuanto al humor. A Freud,
como se sabe, no le faltaba. Desgraciadamente los que tienen por misión la
de perpetuar su obra - usura del tiempo o efectos de la selección- no
pueden siempre enorgullecerse del mismo privilegio.

13. Se puede extender aquí esta categoría del juego y darle un valor paradigmá-
tico, lo hace Winnicott (Playing and Reality), para quien todo el objetivo del trabaj
analítico es conducir esta capacidad de juego.
CAPÍTULO V
EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS

La diversidad, el enredo, la complejidad de los problemas parecen rendir


todo esfuerzo de unificación teórica si no imposible, por lo menos azaroso.
Debemos sin embargo intentarlo. 1

l. LA SITUACIÓN PARADÓJICA DEL AFECTO EN LA TEORÍA FREUDIANA


(CANTIDAD Y CUALIDAD)

Según los textos, se encuentran en Freud dos definiciones diferentes del


afecto y el hacerlas compatibles causa problemas. En un primer sentido, el
afecto designa esencialmente un quantum, un montante, una cantidad o
suma de excitación

capaz de acrecentamiento, de disminución, de desplazamiento y descarga


y que está distribuida sobre las trazas mnésicas tal como una carga eléctrica
está distribuida a lo largo de un cuerpo. 2

La orientación electrofisiológica de la definición no deja duda. Freud


está aquí, en el principio de su obra, todavía impregnado de su período
biológico. El Proyecto, no redactado todavía, será construido alrededor de
dos hipótesis: las neuronas y las cantidades movibles. Aquí pues el afecto
re sponde a una afectación energética, la de una cantidad móvil, variable,
transformable y descargable. El estado libre o ligado a esa energía, especi-
fica regímenes de funcionamiento muy diferentes (procesos primarios y
secundarios). Ulteriormente el estado de unión o de desunión reflejará la
acción de grupos pulsionales opuestos: Eros o pulsiones de destrucción.
¿Hay una o dos energías en presencia según su afiliación a Eros y a las
pulsiones de destrucción? ¿Se debe considerar que una sola energía está
según los casos, ligada o desligada? En este último caso, ¿por qué y por
quién? La tendencia a la unificación o a la separación ¿sería exterior a la
energía, al someter ésta a su acción? Habría entonces que concebir a Eros

l. Ciertas repeticiones son aquí inevitables. Sin embargo, recolocándolas en el


contexto ampliado de la discusión general, esperamos evitar que dé la impresión de !
pura repetición.
2. SE, Ill, p. 60.

11711
\

\ 172 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS l 'l:l

y a las pulsiones de destrucción dotadas de propiedades que se sitúan que ha llevado a Freud a disociar.las parejas displacer-tensión y placer-dos·
mucho más allá de los atributos generales reconocidos a las pulsiones par- carga y a reconocer con cierto atraso, que la naturaleza cualitativa de
ciales. Sus principios activos (unión-desunión) ¿podrán ser de otra natura- placer o displacer era diferente del aspecto cuantitativo de la tensión.
leza ep.ergética? Ya no son más dos energías que habría que postular, sino Ciertamente se ha hecho observar3 que era indispensable distinguir los
tres: una energía catalizada y dos energías aparte, una ligante, otra desli- stados de placer-displacer, experiencias eminentemente afectivas, con los
gante. A menos de considerar que son transformaciones intrasistémicas las principios de placer-displacer.
que permiten a la energía a veces ligarse, a veces desligarse bajo la acción Pero aún teniendo en cuenta todo esto, lo que interesa recordar es que
de los principios activos desconocidos de Eros y de las pulsiones de des- el aspecto cuantitativo de los fenómenos afectivos no puede' prescindir de
trucción. Laplanche ha observado, con justa razón, que la organización de su dimensión cualitativa.
los estados de unión debía relacionarnos a dos tipos de unión diferentes, Llegamos aquí a la segunda definición del afecto. Freud da numerosas
según se trate de las uniones del proceso primario y de las uniones del yo. definiciones, todas idénticas, con poca diferencia. Se puede distinguir en el
Los problemas metapsicológicos planteados son considerables. Pues afecto:
más allá del funcionamiento pulsional, los principios del funcionamiento 1. Una descarga eminentemente orientada hacia el interior del cuerpo.
psíquico (Nirvana-placer-displacer-realidad) están actuando. Más allá del La orientación externa de la descarga puede existir, pero es secundaria y
principio del placer, encontramos la compulsión de repetición que nos no específica;
remite al funcionamiento pulsional. La compulsión a la repetición debe ser 2. Emociones de dos tipos:
puesta en relación con Eros (tendencia a la unión) y las pulsiones de a) percepciones de movimientos internos;
destrucción (tendencia a la desunión). La compulsión de repetición, que b) sensaciones directas de placer-displacer que confieren al afecto
revela el modo de funcionamiento pulsional más esencial ("el carácter su especificidad.
conservador de las pulsiones") está tomada entre el regreso al estado ante- Esta definición, diferente de la primera puede analizarse así. El afecto
rior más radical (abolición total de las tensiones hasta el grado cero), está escindido según dos vertientes:
efecto del principio de Nirvana, y la conservación, la preservación, el prin- l. Una vertiente corporal, sobre todo visceral;
cipio de placer obligado a someterse al principio de realidad, de lo cual es 2. Una vertiente psíquica a su vez dividida en dos,
una de las funciones esenciales. Tenemos que tratar aquí no con hechos, a) percepción de los movimientos corporales;
sino con aporías. La compulsión a la repetición, que aboga a favor del b) sensaciones de placer-displacer.
regreso a la inercia total, a la muerte, es un mito metapsicológico - una En resumen, la vertiente psíquica del afecto está separado en dos:
metáfora. Los hechos clínicos nos ponen al contrario, en presencia de una a) una actividad de auto-observación del cambio corporal que es el
compulsión que repite el conflicto de fijación: éste está cargado de reso- .resultado de una actividad especular sobre el cuerpo: función de introspec-
nancias anteriores y posteriores: así la angustia de castración entra en ción psicofisiológica, centrada en la autopercepción, de un movimiento
resonancia con la castración anal y oral y también con la pérdida del amor interno del cuerpo.
del superyó. Sea como fuere, lo que está repetido es bien el resurgimiento b) un aspecto cualitativo puro: placer-displacer.
de una experiencia mediante la cual la libido se ha ligado, se ha estructu- Esta definición provoca observaciones. El afecto se da como una ex-
rado sobre el modo de la relación alrededor de una fantasía, o de un periencia corporal y psíquica. La primera parece ser la condición de la
recuerdo. Estos están ahora fijados en el inconsciente y van a tender a segunda. La experiencia corporal se produce en ocasión de una descarga
reconstituirse dentro de otros contextos. Por más cuestionadores que pue- interna; ésta es reveladora de un sentimiento de existencia del cuerpo, en la
dan ser los hechos clínicos, son los mitos meta psicológicos los que aquí cuen- medida en que lo arranca del silencio. Testimonia sobre una elevación de
tan. De tal manera el hipotético regreso a lo inanimado, término último de nivel de las cargas corporales, tensión que se resuelve en la descarga. El
la compulsión de repetición, conserva su valor metafórico. Se encuentra cuerpo es aquí vivido y no agente, pasivo y no activo, espectador y fio
de nuevo aquí el peso del destino de las cantidades de energía, a veces actor. El cuerpo no es el sujeto de una acción sino el objeto de una pasión.
agotadas en la descarga o vueltas al estado no ligado, a veces sometidas a Insensiblemente hemos pasado de una dimensión fisiológica a una
otro tipo de relación, que exige la sumisión al principio de realidad y cuya dimensión psíquica. Habiendo partido de fenómenos objetivos de la descar-
reducción cuantitativa es una .precondición. ga, hemos llegado a los fenómenos subjetivos que nos han hecho pasar de
El principio del placer está en el centro de la discusión. No se ha
prestado bastante atención al viraje decisivo, posterior a la segunda tópica, 3. Cf. M. Schur. The Id arul the regulatory principies o/mental functionning.
174 ESTUDIO TEÓRICO 1 l. AFECTO Y LAS QOS TÓPICAS 175

Ja esfera corporal a la esfera psíquica qu~ se nos ha dado en la experiencia 1•i6n de punto ideal susceptible de volcarse en una u otra de las extremi-
de la comprobación, de la experiencia corporal. El afecto es mirada sobre dudes polarizadas. No se dejará de hacer notar que esa doble polaridad
el cuerpo conmovido. Esa escisión por más esencial que fuera, entre la placer-displacer no es valedera más que para la conciencia, al ignorar el
- moción interna del cuerpo y la conciencia
1
de la moción, no nos dice nada, Inconsciente, ta calidad y la contradicción. Para el inconsciente, solo existe
fuera de la experiencia de desdoblamiento de la cual es la causa. Decir que ol placer, todos los medios son buenos para satisfacer la pulsión y dar
el cuerpo habla no tiene ningún sentido si no se refiere a la lectura de los Nnlida al placer. El displacer no aparece más que gracias a la represión. Lo
fenómenos a los cuales la experiencia afectiva puede ser sometida. La 1•ontrario del placer no podría existir en el inconsciente. Veremos más
identificación al sujeto de la experiencia implica que yo sienta su cuerpo 11tlclante que el remplazo del inconsciente por el ello puede aclarar esta
como si fuera el mío. El sentido comienza desde entonces cuando yo dificultad que parece insalvable.
puedo oír mi cuerpo habkzr o mi "cuerpo-hablar". Las esciciones pueden En segundo lugar, este análisis del afecto luego de la segunda defini-
actuar según diferentes planos: :lón freudiana revela aquí la posición particular del yo con respecto al /
1fccto. El afecto está apresado entre el cuerpo y la conciencia. La actividad
l. mi/ cuerpo-habla;
2. mi-cuerpo/ habla;
" 1uto-observadora del yo registra el cambio que se traduce por el movimien-
3. habla-mi/ cuerpo; ln corporal y la calidad de ese cambio. De este lado un cuerpo silencioso,
viviente como imagen vital, pero muerto para la conciencia. Del otro lado
En todo caso, tres términos se unen: una conciencia aguda del afecto. Pero si la experiencia alcanza una cierta
Intensidad, la conciencia ve su poder de registramiento desbordado, sobre·
o lo que afirma mi propiedad (mi) pasado. Hasta un cierto umbral el afecto despierta la conciencia, ensancha
o lo que es el objeto de esa propiedad (cuerpo) su campo, ya sea en el placer o el displacer. Traspasado otro umbral, el
o lo que niega esa propiedad (él habla) 1fccto perturba la conciencia; se está "cegando por la pasión". Por debajo
de cierto umbral la descarga está desprovista de afecto, no siendo éste
La relación sujeto-objeto muestra entonces que el objeto se oculta del registrado. Más arriba de cierto umbral el afecto sumerge a tal punto la
sujeto y vive de su propia vida, donde se revela la impotencia del sujeto de uctividad de conciencia que el sujeto cae en la disolución, a veces en la
mantenerlo en su propiedad. Este puede entonces consentir a esa desapro- p6rdida de la conciencia. La conciencia del afecto está limitada por dos
piación o negarse. El afecto puede ser aceptado por el yo o negado por inconsciencias. ¿Dónde está el inconsciente?
éste. Pero hasta allí yo no sé nada del afecto, ya que si mi cuerpo habla, ya Esa insistencia sobre los dos límites del afecto, el cuerpo y la concien-
que si aún está hablado más de lo que él habla, como lo muestra hasta la cia, nos haría creer que el inconsciente es ajeno a la experiencia afectiva, lo
evidencia el análisis, mientras yo no refiero la experiencia a la calidad, que sería por lo menos paradójico. Toda la experiencia clínica se manifies-
pierdo la esencia de la experiencia afectiva. Aquí interviene la gama de los la en su contra. La manifestación del afecto en el curso de los procesos
estados de placer-displacer. Es significativo que aquí, llegado a lo esencial psíquicos revela con constancia que surge allí como el diablo salido de su
de la experiencia del afecto, no pueda decir nada más; es agradable o :ueva, al igual que percibimos una llamada del inconsciente. Algo ha sido
desagradable. La comprobación de esa diferenciación mediante la acepta- 11ctivado desde el interior o desde el exterior, que se traduce por una
ción o la negación por (el) yo es insuficiente. El yo puede también aceptar conmoción de la organización del sujeto y rompe la barrera de la represión.
el displacer y negar el placer. Otra comprobación mediante la .escisión Mediante el afecto, el inconsciente se manifiesta en tanto que éste se
bueno-malo nos lleva a lo mismo. Asimismo la referencia al objeto o al posesiona del yo, lo interpela, lo cuestiona, lo subyuga. '
objetivo de la experiencia afectiva sitúan ésta.más de lo que dan cuenta. Lo que no puede ser resuelto por esa irrupción afectiva es la congruen-
Lo que más claro revela esta referencia cualitativa es que el afecto es r ia o la incongruencia del afecto con el contenido inconsciente. Por lo
entonces susceptible de desarrollos y de transformaciones: inhibición de la tanto, no se puede contar con el valor positivo o negativo del afecto
calidad de displacer y desarrollo del placer e inversamente, fusión de diver- (p lacer o displacer) con relación a la situación que lo acompaña. El placer
sas calidades de placer y de diversas calidades de displacer o fusión de puede nacer gracias a los disfraces de la condensación o desplazamiento; no
placer y de displacer entre ellos, transformaciones más o menos completas l~ tá ligado al contexto consciente que lo acompaña. Igualmente, el displa-
de placer en displacer o viceversa. De todas maneras, cada polaridad inclu- ;er es la máscara gracias a la cual el placer se manifiesta. Aquí nuevamente
ye a la otra en estado actual o potencial, y no se da jamás totalmente uria traduccion directa p9r simple inversión de signo ( displacer=placer) es
aislada. El estado neutro no existe sino virtualmente, está siempre en situa- Imposible, pues el placer desenmascarado se refiere también a desplaza-

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ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 177
176

mientos y a condensaciones deformantes. Lo que cuenta es la ruptura del hipnótica para el yo. El hechizo mediante el afecto es lo que, en el análisis,
silencio afectivo por el afecto apremiante. Por lo tanto, se atribuirá la lo mantiene en una posición de dependéncia con relación al narcisismo.
mayor importancia al elemento de sorpresa que acompaña al afecto. Allí, Toda toma de conciencia está detenida por el afecto c·onsciente, que no
en ese momento designado, en esa situación insólita o inesperada, el in- podría ser cuestionado como tal. El proceso analítico puede solamente
consciente se indica por el afecto. Con el afecto, es el Otro que insiste en instaurarse si el afecto es susceptible de un cuestionamiento, si el afecto es
una presencia intrusa. La glosa se detiene, el discurso se quiebra para ceder considerado como sospechoso más allá de ·la pesada presencia para sí que
el lugar al afecto insuprimible. La no-propiedad del cuerpo por la concien- induce. En resumen, cuando el afecto está tomado en su bipolaridad pla-
cia, la impotencia del yo que no puede controlar el afecto con evidencia. cer-displacer, bueno-malo, amor-odio, etc.
"Estoy afectado, por lo tanto no me pertenezco." La explicación llega Es importante señalar que entonces el principio de realidad es un
posteriormente. principio determinado por un solo término (la realidad), el principio de
Hemos hecho abstracción hasta aquí del contexto en el cual aparece el placer-displacer es doblemente determinado por la dicotomía placer-dis-
afecto. Ciertamente, se sabe que los agentes provocadores del afecto son placer. En' resumen, la oposición réalidad-placer-displacer, cuando ella re-
'\ ubicables en lo real y en lo imaginario. Tal percepción evocadora, tal mite a cada uno de sus términos, conduce a observaciones diferentes. No
embrión de fantasía tiene resonancias afectivas insospechadas. Este origen hay contradicción interna para el sentimiento de lo real, sino que el térmi-
no plantea interrogante. Nos gustaría sin embargo decir que no es el único. no de realidad cubre la realidad psíquica interna, opuesta a la realidad del
Hay para nosotros afectos surgidos del interior del cuerpo, mediante una mundo exterior. El trabajo psicoanalítico debería poder, idealmente, llegar
elevación súbita de carga originada sin la ayuda de la representación. Cier- a que el análisis pueda percibir la realidad psíquica interna con la misma
tamente se puede; buscando bien, encontrar restos perceptivos y represen- objetividad con la cual la realidad del mundo exterior es percibid¡¡. No
tativos que se está tentando de relacionar a la irrupción afectiva. Pero no se como desea que sea, sino tal como es. Pero en lo que concierne el principio
escapa entonces a la sensación de que ese acercamiento es artificial. Que es de placer-displacer, la dicotomía aquí presente permite concebir ese princi-
secundario, en todos los sentidos del término. Todo deja pensar que el pio como principio de simbolización primaria, por su poder de división y
movimiento iniciado desde el cuerpo ha sufrido un reforzamiento de cargas de categorización de la experiencia afectiva, por consiguiente de estructu-
provenientes de la pulsión, y que los afectos así producidos han desespera- ración. El rechazo inicial de' uno de los términos (el displacér) que conduce
damente buscado representaciones a las cuales han tratado de agregarlo al yo-placer purificado hace lugar a la división ulterior: consciente-incons-
como para contener en la psiquis una tensión que tendería a descargarse ciente mediante la represión de lo que otrora era admitido en condición de
directamente en el acto. placer y que cesa de serlo en un cierto momento, porque amenaza a la
Vemos pues la dificultad de poner en relación las dos definiciones del organización del aparato psíquico.
afecto. La primera, la de la cantidad, es consustancial con el inconsciente, Somos pues llevados a considerar el principio de placer como princi-
ya que trata de afectación energética de las representaciones. La segunda, pio-eje. Mientras comporta la descarga pulsional del placer y la abolición
la de la calidad, parece dejar poco lugar al inconsciente. En el primer caso, de una tensión, está al servicio de las pulsiones de destrucción y está
el afecto es no solamente inconsciente, sino sobre todo inconsciente. En el orientado hacia el principio del Nirvana. Mientras apunta a la conservación
segundo, el afecto es un tema de elección para la fisiología o la psicología del placer, está orientado hacia el principio de reali~ad, el único que puede
experimental por un lado,· para la fenomenología por otra parte, pero asegurar esa preservación. La simbolización primaria del principio de placer
desafía a la investigación psicoanalítica. está pues ubicada entre la asimbolia de la nada (principio del Nirvana) y la
Debemos aquí introducir una noción suplementaria. Lacan ha insis- simbolización secundaria (principio de realidad). La unidad de placer está
tido en sus trabajos sobre el efecto de captación mediante lo imaginario tomada entre el cero que está tentada de alcanzar y el vínculo que noso-
(período del espejo). El efecto de la imagen es aprehender el sujeto en la tros llamamos concatenación, que implica la reducción cuantitativa y cuali-
alteración. Si yo soy sensible a mi imagen en el espejo, es porque por ella 1ativa del afecto primario en provecho de la carga de la cadena donde el
me introduzco a la fuerza en la dimensión de alteridad que hace que soy afecto secundario (reducido) toma su lugar en la red de representaciones
otro para mí Me quiero o me odio como quiero u odio al objeto. A la de cosa y de palabra.
inversa, el objeto que amo o que odio no induce en mí esos afectos sino A fin de cuentas, el afecto como cantidad y el afecto como calidad
porque en el objeto es a mí al que reconozco, o desconozco. Lo que Lacan son indisociables el uno del otro. La diferenciación entre aspecto objetivo
recalca del papel de la imagen, de la representación me parece eminente- (cantidad) y subjetivo (calidad) puede conducir a desarrollos relativamente
mente cuestionado para el afecto. El afecto es un objeto de fascinación Inde pendientes, pero es necesario que las dos dimensiones se reúnan. Si
ESTUDIO TEÓRICO l\L AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS
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bien es cierto que tensiones máximas pueden ser deseadas y tensiones de trabajo que es impuesta al psiquismo como consecuencia de su vinculo
mínimas de placer temidas, una cantidad elevada de placer como de displa- t lo corporal. 5
cer es siempre vivida como una amenaza para el yo y el aparato psíquico.
Más allá de cierto umbral, combinaciones entre tensiones agradables y La ambigüedad de la definición crece a medida que se progresa en su
desagradables son posibles. Asimismo un mínimo de afecto debe ser siem- f'orm ulación. Pues se trata de una definición que consta de tres partes:
pre reservado, agradable o desagrada,ble, bajo pena de conducir a un estado 1) Concepto limite entre psíquico y somático. Es el concepto que
de muerte psíquica. 4 • stá en el límite, no la pulsión; tomemos buena nota de ello. Lo que quiere
Nuestra reflexión nos conduce a encarar la situación de la pulsión y de decir que nos faltan los instrumentos conceptuales tradicionales que pien-
la instancia que es a la vez la depositaria y la representante : el ello. Esta su n habitualmente en términos que caen de un lado o del otro de ese
situación del ello permite comprender la pulsión y el afecto por un lado en límite.
relación al yo y a la secundarización. Vale por lo tanto decir que otra vez 2) Representantes psíquicos de las excitaciones nacidas del interior
encontramos aquí, por un lado, el afecto por transformación automática tlel cuerpo y que llegan al psiquismo. La pulsión es un representante psí- '
de la energía libidinal en el ello, quien por sus características tanto cuanti- quico de excitaciones corporales. ¿Se debe concluir que la pulsión pertene-.
tativas como cualitativas, se posesiona del yo en masa, como por un ataque re al orden de lo psíquico? Entonces no se justificaría ya más la situación
de sorpresa, y por otro lado, el afecto que se introduce en el yo, sin su del concepto del límite de lo psíquico y de lo somático. Estos stimuli,
consentimiento ciertamente, pero por una brecha limitada, dejando a este que como tales, no son cognoscibles, no tienen expresión psíquica
la posibilidad de paradas y respuesta~ mediante la represión y los mecanis- directa. Pertenecen a un orden absolutamente natural. Pero no son fijos.
mos de defensa y que incluirá al afecto en la cadena de las representaciones Avanzan hacia el psiquismo -es en su punto de llegada, como en el tras-
de la pulsión. Pero esto exige que nos detengamos primeramente sobre los puso de una frontera, en que llegan a ser representantes, delegados o emba-
problemas planteados por la pulsión. judores en otro país, psíquicos. La pulsión es pues el resultado de un pasaje
ruyo término es la "psiquización"º Su fuerza pulsiva, la pulsión, es esa
Invitación al viaje. Pero los pasajeros, los stimuli, no llegan en el mismo
slado en el que se hallaban a su partida. Así como un embajador adopta
II. PRIMERA TÓPICA: EL AFECTO Y EL INCONSCIENTE (LENGUAJE Y DIS-
1recuentemente las costumbres, aún más, la apariencia de las personas de
CURSO).
los países a los cuales es enviado, así también los stimuli nacidos en el
Parece lógico, cuando se desea estudiar la relación del afecto con la repre- organismo se disfrazan con las formas propias de la actividad psíquica.
sentación, comenzar por examinar la significación del concepto de pulsión. l'cro siguen siendo representantes de esos stimuli De todas formas, el
cu mbio de lo orgánico a lo psíquico se hace únicamente por el cruce de
11na frontera. La pulsión es menos un lugar que un circuito.
1) La pulsión 3) Medida de la exigencia de trabajo que es impuesta al psiquismo
El problema de la situación de la pulsión con relación a lo somático y ·lo wmo consecuencia de su vínculo con lo corporal. Indiscutiblemente esta
1'iltima parte es la más difícil de comprender de todas. El psiquismo es
psíquico es uno de los más confusos en Freud. La primera citación que
ol objeto de una exigencia de trabajo. Dicho de otra manera, de un pe-
viene al espíritu es aquella, donde Freud define la pulsión como "un
concepto límite entre lo psíquico y lo somático". Pero agrega inmediata- dido de elaboración (labor, trabajo), es decir de transformación.6 El
l'11erpo, ligado al psiquismo, exige de él algo. El psiquismo está por así
mente: decir trabajado por el cuerpo, trabajado al cuerpo. Pero esa exigencia del
l'llerpo no puede ser recibida en estadó bruto. Debe ser descifrada para
Como el representante psíquico de las excitaciones nacidas del inte-
rior del cuerpo y que llegan al psiquismo, como la medida de la exigencia c¡ue el psiquismo responda al pedido del cuerpo, quien a falta de res-

4. La cuestión de la independencia (y de la solidaridad) de las parejas relajación- 5. Méthapsychologie, p. 19.


tensión y placer-displacer, ante la cual Freud ha dudado (cf. supra), ganaría quizás en 6. Trabajo viene de trabaculum: máquina con ayuda de la cual se sujeta a los
claridad si se planteara que la ambigüedad que encierra viene del hecho de que 1111hnales grandes, ya sea para herrarlos, ya sea para practicar sobre ellos interven-
mientras el placer se vincula ya sea a la tensión, ya sea al relajamiento, el displacer es ' Io nes quirúrgicas (Littré). Robert consagra seis columnas y media a ese término.
siempre correlativo de una tensión. No tem os que primitivamente, del siglo x11 al xv1 la definición es la siguiente: "Est<ido
ESTUDIO TEÓRICO
EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 1111
180
Muchos autores (Strachey, Laplanche, Pontalis y M. Schur) hun
puesta, multiplicará sus exigencias (en fuerza, en número). El psiquis- notado las ambigüedades y las imprecisiones de Freud en lo referente u h1
mo debe acusar recibo de ese pedido y esforzarse por satisfacerlo. La pulsión pulsión. A veces Freud la describe en términos puramente energéticos: lu
es la medida de ese pedido. La pulsión permite medir esa exigencia. Evidente- carga ligada a un representante. 8 Asimismo expresa la noción de una iden
mente el punto más oscmo es la naturaleza del vínculo del psiquismo con lo "que está posesionada por una cantidad definida de energía psíquica (libl·
corporal. En la concepción freudiana, el psiquismo no gobierna al cuerpo do o interés) proveniente de una pulsión". 9 A veces identifica la pulsión
sino en la medida en la que accede a su pedido. Sin embargo, el acento en esta con el representante psíqliico por el solo hecho de que solamente este
tercera parte está puesto no sobre la calidad del representante psíquico de7 las último nos es cognoscible.
excitaciones nacidas en el organismo, sino en la apreciación cuantitativa, (la
medida) de un trabajo a realizar, de cuya naturaleza energética hay poc~
Es necesario recordar una determinación iniportante: entre represen-
tante psíquico de la pulsión y representante-representación. El primer tér-
duda. Pues aun en el caso en el que se tratara únicamente de transcribir los mino, resultado de la "psiquización" inferida por nosotros, es un represen-
pedidos del cuerpo, solamente una transformación energética hará el pedido lante-delegación, de naturaleza no representativa. No es una representación
inteligible. Aquí dos hipótesis pueden ser sostenidas. Se puede, en una prime- en el sentido psicológico del término. Comprende lo que será el represen-
ra perspectiva, concebir que la presión pulsional da nacimiento a la represen- tante-representación, (que es, el, una representación) y un quántum
tación, como si ésta fuera dada a luz de este trabajo. En este caso, el "origen" (montante) de afecto. Lo veríamos como un mixto, cuyos términos no se
de la representación sería de naturaleza económica. Pero se puede concebir escindirían sino bajo la influencia de la represión. Este mixto es cierta-
también que las excitaciones pulsionales soliciten representaciones y las eli- mente "más psíquico" que la pulsión en su origen; pero es mucho menos
jan, por así decir. En este segundo caso, el "origen" de las representaciones que el representante-representación. Parece que Freud invoca más o menos
debería ser buscado en un orden simbólico, como equivalentes endopsíqui- una serie de operaciones mutativas de lo más orgánico a lo más psíquico, el
cos, percepciones, es decir "rastros fantasiosos". Freud no elige netamente término último del proceso de "psiquización" se realiza en la representa-
ninguna de esas dos concepciones. ción de la palabra. De tal manera, psíquico para Freud tiene una acepción
La noción de concepto límite adquiere aquí todo su sentido en la que es necesario relativizar sin cesar. Psíquico no se comprende sino por el
medida en la que son nuestros instrumentos conceptuales los que no per· intermediario de la relación, relación con lo somático. Relación cuyos
miten pensar el acontecimiento que tiene lugar en esa encrucijada psico-so- enlaces cuantitativos y cualitativos varían.
mática o somato-psíquica. Es así como al progresar en la obra freudiana, el lugar de las pulsiones
Las dos hipótesis implican concepciones diferentes. La primera es su- en el ello y su "expresión psíquica" encontrarán las ambigüedades prime-
cesiva: del cuerpo a la actividad psíquica. La segunda es simultánea: ras, pero ahora aparecerán confesadas. En las Nuevas Conferencias, texto
encuentro de las excitaciones corporales venidas del mundo de abajo (o de en el cual el ello es definido de la manera más completa, Freud escribe:
adentro) y de las excitaciones psíquicas venidas de arriba (o de afuera),
que desemboca en la encrucijada de su unión con un compuesto nuevo, la
pulsión. Esta se disocia nuevamente en afecto y representación, sin duda Nos lo representamos como estando abierto en sus extremidades a las
influencias somáticas, y tomando en su seno las necesidades pulsionales
bajo el efecto de la contra-carga que efectúa el contra-empuje oponiéndose
que encuentran allí, su expresión psíquica, pero no podemos decir bajo
al empuje pulsional. qué forma. 1 0

del aquel que sufre, _que está atormentado." El sentido evoluciona hasta el siglo xvm. Esta confesión de ignorancia está repetida en el Compendio:
La noción de trabajo aparece ligada a la tuerza. Energía, fuerza y trabajo son soli·
darias. Este cortocircuito nos muestra que la teoría freudiana no hace más que seguir
el sentido de la lengua, cuando la pulsión se presenta como una fuerza, una cantidad, Contiene . . . pues ante todo las pulsiones, que nacen a partir de la
energía que debe ser transformada por un aparato, en vista de un resultado. El ser en organización somática y que encuentran una primera expresión psíquica
trabajo es el lugar de un pathos, de un sufrimiento, que es necesario para transformar, aquí (en el ello) bajo una forma desconocida para nosotros. 11
mediante una serie de operaciones mediatas. La dificultad viene del hecho que Freud
adopta en esa definición u!I doble lenguaje: partiendo sobre el plano del concepto,
prosigue sobre el plano de la descripción. La homogeneización de esos dos discursos 8. Le refoulement, SE, XIV, p. 148.
es lo que plantea una interrogante, corno en muchas obras que abren un campo nuevo 9. Loe. cit., p. 152.
a la reflexión teórica y práctica. 10. SE, XXII, p. 73-74, subrayado por mí.
7. La "medida" es también implícitamente cualitativa. Pues es la apreciación 11. SE, XXIII, p. 145.
dada sobre el lado "medido" o "desmedido", es decir inaceptable de ese pedido.
ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 1H1
182

Todo esto es muestra suficiente de la inadecuación de los límites Aunque se puede, en efecto, reconocer en la moción de desC'.o a In
semánticos tradicionales para designar lo psíquico en sus relaciones con lo energía que la anima y que correspondería a la pulsión, esto no resume ol
somático. La expresión psíquica de las pulsiones, y aún más si se trata de la deseo. Se puede hablar de deseos que pueden condensarse y desplazarse.
primera expresión psíquica, no tiene nada que ver con la representación, la Esto no puede ser dicho de la pulsión, sino solamente de sus objetos y
idea o más generalmente con toda noción que implica una separación también en una cierta medida, de sus objetivos. De tal manera al deseo le
decisiva entre el elemento representativo y el elemento afectivo energético. pertenecería la polaridad simbólica; a la pulsión, la polaridad económica.
Aquí volvemos a encontrar esta colusión de lo simbólico y de lo económi- Para encontrar lo económico al nivel del deseo, hay que buscarlo al nivel
co, colusión indisociable sin desnaturalización profunda en el espíritu de la de la fuerza motriz de la impulsión, y no en la carga del rastro mnésico (el
encuentro de la satisfacción que falta). Para encontrar lo simbólico en la
obra freudiana.
pulsión; hay que dirigirse a los representantes y a los retoños de la repre-
2. El deseo sión. A partir de allí, se comprende que dos acentos divergentes van a
oponerse. La ·referencia al deseo se aferrará a la referencia del inconsciente,
Si pasamos del concepto de pulsión al modelo del deseo, comprobaremos en su función de lugar de representaciones reprimidas y sede de procesos
que una problemática análoga los reúne. Siempre se vuelve a encontrar la simbólicos, donde se valorizará el papel de la condensación y del desplaza-
conjunción entre un elemento del orden del recuerdo de una percepción y miento. La referencia al ello en su función de depósito de energía y donde
un elemento del orden de la "impulsión", es decir una fuerza en movimien- falta precisamente la unidad del deseo colectivo y en última instancia, toda
to, una cantidad movediza. organización.
Interroguemos La interpretación de los sueños en la relación que En la intersección de los dos se ubicará a los procesos primarios -co-
Freud da de la experiencia de satisfacción. munes al inconsciente y al ello. Pero lo propio de los procesos primarios en
las dos tópicas es unir en ellos un polo energético (tendencia a la descarga,
Un componente esencial de esta experiencia de satisfacción es una movilidad de la energía), un polo simbólico (condensación, desplazamien-
percepción particular (la de la mamada en nuestro ejemplo) en la imagen to, uso de los sentidos en un sentido limitado) y un polo categorial (igno-
mnésica, que permanece asociada luego con el rastro mnésico de la excita- rancia de la negación, ausencia de duda o de grado en la certidumbre, no
ción producida por la necesidad. Como resultado del vínculo que ha sido someterse a los datos del espacio y del tiempo). El proceso primario es
así establecido, la vez siguiente en que esa necesidad aparece, una impul- mediación entre la acentuación energética y la acentuación simbólica.
sión psíquica aparecerá inmediatamente, la cual tratará de recargar la Según que esté encuadrado por el ello o el inconsciente, uno u otro predo-
imagen mnésica de la percepción y reevocar la percepción misma, es decir
restablecer la situación de la satisfacción original. Una impulsión de ese mina. Nuestra tarea no consiste en simplificar las obscuridades o las contra·
tipo es lo que nosotros llamamos deseo; la reaparición de la percepción es dicciones de la teoría tironéandola a un lado o a otro, sino pensar esas
la realización del deseo.1 2 ambigüedades como el horizonte nuevo que fija Freud y que rompe con el
pensamiento tradicional.
"Una impulsión de ese tipo es lo que nosotros llamamos deseo." El
deseo está pues definido en términos de movimiento, de empuje. La defini- 3. El inconsciente, lo réprimido, las representaciones
ción del deseo como "psíquico" está sometida a esa conmoción, esa
moción en el interior del aparato psíquico. El deseo nos remite a una El inconsciente domina la teoría freudiana desde los primeros trabajos
categoría que expresa más generalmente esa relación con la moción. Las sobre las psiconeurosis de defensa, (1894) hasta las modificaciones de la
controversias alrededor de las diferentes traducciones posibles del término segunda tópica. El apogeo del concepto debe ser innegablemente situado
alemán Trieb revelan que en definitiva pulsión es la denominación preferi- en 1915, año de la Metapsicología. Es, lo hemos visto, en los artículos
ble porque se expresa directamente mediante su empuje de fuerza constan- sobre. la represión y el "Inconsciente" que tas precisiones más explícitas ·
te. Empuje que con el origen, el objetivo y el objeto constituyen el mon- son aportadas en cuanto a las relaciones entre el afecto y la representación,
taje o el circuito de la pulsión. ¿No se puede decir entonces que el movi- . y que la discusión alrededor del afecto inconsciente ·es tratada de frente.
miento de deseo está movido por la fuerza "pulsante" de la. pulsión? Hemos visto cómo la definición del concepto de pulsión contiene en ger-
¿Pero cómo mantener su diferenciación? men todas las dificultades teóricas en cuestión. Nunca sería demasiado
insistir sobre el hecho que esta discusión está fechada, es decir, que nos
12. La interpretación de los sueños, SE, V, pp. 565-6. constituye la última palabra de la teoría freudiana, sobre ese punto. En ese
184 ESTUDIO TEÓRICO t•: L AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 185

momento, el inconsciente y lo reprimido son identificados el uno con el las elaboraciones ulteriores, que constituirán las formaciones del incons-
otro. La represión constituye el inconsciente como sistema. ·iente (fantasías secundarias, sueños, lapsus, olvidos, actos fallidos, etc.).
No volveremos a ese texto sobre el inconsciente más que para recordar
la pertenencia tópica de los diferentes tipos de representación: 4. El lenguaje

La representación consciente comprende la representación de cosa Debemos ahora encarar las relaciones entre proceso primario y proceso
más la representación de palabra que le pertenece, la representación in- Necu ndario. La continuación del texto de Freud sobre el inconsciente trae
consciente es la representación de la cosa sola. 13 ni respecto las determinaciones más útiles.
En consecuencia, en el orden del inconsciente, el vínculo entre el El sistema ICs contiene las cargas de cosa de los objetos, las primeras y
afecto y la representación no podría ser más que el vínculo entre afecto y verdaderas cargas de objetos; el sistema PCs aparece cuando esta represen-
representación de cosa. Esta afinidad electiva del afecto para la representa- ¡ ución de cosas está sobrecargada por el hecho que está ligada a las repre-
ción de cosa, lo que se podría llamar la célula del inconsciente, debe Ncntaciones de palabra que le corresponden. Son, no podemos presumirlo,
acentuar aún más, si fuera necesario, la resonancia afectiva de lo imaginario. stas sobrecargas las que introducen una organización psíquica más eleva-
Si el inconsciente es esa otra escena; es bien porque un espectáculo se da, y que hacen posible el remplazo del proceso primario por el proceso
desarrolla, espectáculo que afecta al sujeto. En este lugar se anuda la relación Nccundario' que reina en el Pes. 1 s
del afecto con la fantasía, escenario visual, o más bien, visual-afectivo.
Una afirmación semejante es consonante con lo que Freud ha siempre
En cuanto a la fantasía, si la exégesis de esta formación del incons- sostenido desde "El Proyecto" (1895) y sobre todo desde las Fonnula-
ciente da lugar a análisis tan diversos como los de Melanie Klein y de ·iones sobre los dos principios del funcionamiento psíquico (1911). Todo
Freud, o más cerca de nostros, los de Susan, Isaacs, Sandler y Nagera, ocurre como si el remplazo de la representación de cosa mediante la repre-
Lebovici y Diatkine, Benassy, Laplanche y Pontalis, opinamos con éstos NOntación de palabra que le corresponde fuera el resultado de un trabajo
últimos que al fin de cuentas en el centro de cuestión de la fantasía decisivo. Esta mutación es la que preside a la transformación de una repre-
necesita que se efectúe una diferenciación estructural. Así como la teoría NCntación del objeto mediante la representación de las relaciones del objeto,
freudiana distingue la represión originaria (o primaria) Urverdrdngung a las s decir, condiciones de posibilidad que permiten correlacionarlo con su
represiones posteriores (o secundarias) es necesario, en un paso estructural presencia o con su ausencia. Transformación que no deja de hacer evocar el
separar las fantasías originarias (escena primaria, seducción, castración) que · desarrollo que Freud teoriza en su artículo sobre La negación (1925). El
están en posición ordenadora, ligadas por elaboración en "teorías sexua- juicio de atribución se limita a afectar el objeto de su afecto (bueno o
les". Mediante la fantasía originaria, lo que se podría llamar el complejo 111alo ), lo que implica su admisión o su rechazo, su incorporación introbje-
representación-afecto se construye aunque deba deconstruirse, bajo la tiva o su "excorporación" proyectiva. El juicio de existencia apunta a
acción de pos-represiones y reconstruirse en otras formaciones. La fantasía decidir si ese objeto es o no es, independientemente del afecto que acom-
originaria parece pues efectuar un papel de matriz del inconsciente. La ¡1aña su presentación (bueno o malo). En el primer caso solamente Eros o
represión originaria tendrá consecuencias sobre el mantenimiento en el 111 pulsión de destrucción trabajan; en el segundo Logos y Ananké se alían
estado de represión primaria de lo que tiene relación con la fantasía origi- 11 Eros para poner en jaque a las pulsiones de destrucción, pues el sujeto
nal. La fantasía original será construida a partir de elementos perceptivos q uc mantiene el solo princi pío de placer-displacer hacia y contra todo ·está
tomados de lo real elaborando las huellas más discretas. 14 Estas huellas sometido a los más graves peligros. En cambio, sabemos que el principio de
serán organizadas en fantasías originarias, y al mismo tiempo en que serán placer retorna al seno del principio de realidad por vía de la fantasía.
construidas, sufrirán la represión originaria que las mantendrá así en el El destino del afecto está pues ligado a esa mutación. Desde el Proyec-
inconsciente, donde gobernarán las represiones posteriores (atracción me- to - ¡siempre él! - Freud atribuye a la inhibición de los afectos por el yo
diante la represión preexistente). Las leyes del proceso primario gobernarán 111 facultad de decidir si la carga del objeto es de naturaleza alucinatoria, o
si responde a la percepción de lo real. Paralelamente, es mediante la reduc-
13. Méthapsychologie, p. 118.
14. La cuestión queda a saber si la construcción de fantasía originaria es siem-
pre tributaria de estos elementos representativos. Volveremos sobre ello más adelante. 15. Loe. cit., pp. 118-9.
186 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 187
ción energética, es decir, por la posibilidad de filtrar las cantidades de preciable la relación de la representación de cosa con el afecto y de una
energía y de manipular pequeñas cantidades de ésta que el trabajo del rnanera general a su carga energética (la carga afectiva). Un paso semejante
pensamiento se efectúa. El lenguaje tiene como objetivo tornar los proce- ostá justificado según Lacan, en la qistinción a efectuar entre las represen-
sos de pensamiento conscientes, al transformar la carga que lo acompaña, a 16
taciones, que ellas solas serán reprimidas, mientras que el afecto no
los pensamientos en percepciones. El destino del afecto es pues, en los sufriría más que la supresión. Pensamos haber hecho justicia en esa obje-
procesos preconscientes y conscientes, ser inhibido cuantitativamente y ;ión. Hemos igualmente mostrado la sensibilización de la representación de
cualitativamente. Ningún trabajo del pensamiento es compatible con una ;osa mediante el afecto. Pero sobre todo, con Freud, hemos llamado la
elevación cuantitativa y una intensidad cualitativa demasiado grandes. En 11tención sobre el hecho de que el lenguaje no tenía las mismas propiedades
su defecto se instala una lógica afectiva que utiliza, en la pasión del l'uncionales cuando tenía la función de saturar pensamientos, representa-
paranoico, todos los recursos de la condensación y del desplazamiento riones, afectos,. actos y estados del cuerpo propio. No nos parece legítimo,
de un plano que va de iluminación en iluminación sobre una significan- un el proceso de concatenación, dar un valor idéntico a proposiciones tales
cia en exceso. ;orno: "He reflexionado sobre el hecho de que mi conversación con mi
No vayamos a creer que una eliminación total de afecto le es necesaria amigo Pierre me ha abierto horizontes sobre las razones de mi atracción
al pensamiento. Ese grado alcanzado, el de formalización es quizás compa- li ncia A . . . " "Me imaginado que usted (el analista) debe haber pasado sus
tible con las ciencias formales de las cualeS'la matemática es el ejemplo. En vacaciones rodeado de su familia jugando con sus hijos, como siempre he
lo que respecta a las ciencias del hombre -o si se prefiere a las ciencias del deseado que mi padre lo haga conmigo y he esperado impacientemente su
sujeto- el afecto tiene aquí el papel paradójico de un retorno a lo repri- regreso ... " "En el momento que le hablo, siento una hostilidad incoerci-
mido de la realidad psíquica que conduce a relativizar nuestras construc- ble a la cual no encuentro ninguna razón. Me siento súbitamente angus-
ciones intelectuales. El pensamiento safvaje -el del proceso primario, aquel 1lado -tengo la sensación que tengo ganas de romper el chirimbolo que
que no puede engañar el intelecto- es ineliminable. · stá sobre su chimenea ... " "Puedo apenas hablar, lo que siento es difícil-
Estas últimas notas nos conducen a algunas observaciones sobre el mente expresable, me siento transformado en mi cuerpo, me parece que
lenguaje, o sobre la teoría del inconsciente estructurado como un lenguaje rnis manos se han separado de mis brazos y que no las siento más. Los
(Lacan). No volveremos sobre los comentarios que nos han motivado los obje tos de esta pieza se hacen borrosos, tengo la impresión de que los ruidos
trabajos de Lacan y de su escuela. Digamos ante todo que no se podría de la calle me llegan amortiguados, no lo oigo respirar . . . ¿está usted
librar con un solo gesto una construcción teórica así, tachándola de inte- 11lí? .. . Mi cuerpo es como un peso muerto y sin vida; todo es extraño,
lectualización. Como tampoco se podría confundir el papel que tiene el 111 is piernas se alargan y siento un velo negro delante de mis ojos." Si el
lenguaje en la concepción de Lacan con el que tiene en la teoría freudiana. 1111alista descifra lo que le es presentado gracias a las palabras del anali-
Lo que se plantea en la teoría de Lacan es la relación del sujeto con el 1,11do, es igualmente sensible a la prosodia del discurso, el ahogamiento de
significante, y la producción de efecto de sentido mediante el proceso de lo voz, a las pausas, a la calidad del silencio que separa las proposiciones, al
estructuración del cual la mutación humana lleva la marca. lrubajo que se hace en el analizado a través de su palabra, en su psiquis y
Así, Lacan, acercando los procesos en cuestión en el trabajo del sueño n su cuerpo; puede percibir los signos físicos de las angustias o de la
de los procesos del lenguaje (condensación y desplazamiento por un lado, despersonalización, oír la respiración acelerarse, ver latir ciertos vasos
metáfora y metonimia por el otro), entiende que se dedica al estudio de los Nllperficiales, ser el testigo del rubor que invade el rostro y de una agitación
procesos primarios y no a los proceSO's secundarios. Que el lenguaje del fobril discreta. Al final de la sesión puede notar en su paciente una vaci-
inconsciente no sea el lenguaje, esto está evidentemente reconocido. En l11ción temporaria, una mirada perdida que trata de reubicarse en lo real y
definitiva, no se trata en la teoría de Lacan sino del estudio de la concate- notar en el momento de dejar al analizando algún acto fallido significativo,
nación (la cadena significante). Es preciso aquí fijar los límites de nuestro rnrno equivocarse de puerta en el momento de la salida o de prender el
acuerdo y precisar los puntos de desacuerdo. 111 lcrruptor eléctrico de la escalera en pleno día. El lenguaje pasó de un
La concepción lacaniana de la concatenación se apoya sobre el con- 111odo específico de desarrollo de los pensamientos a un proceso de comu-
cepto de inconsciente, pero no toma en consideración más que a los repre- 11l cación supersaturado, desbordado en su actividad de suturación. En la
sentantes de la pulsión. Hemos ya subrayado el peligro que había en
nivelar a las representaciones, ignorando la diferencia entre representación
de cosa y de palabra, y para terminar, en tratar a las representaciones de 16. Se trata aquí, bien entendido, de los representantes-representaciones y no
cosa como representaciones de palabra, es decir, en considerar como des- 11111 representante psíquico de la pulsión.
188 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS

primera eventualidad, e.l lenguaje ha impuesto su estructura propia, en la encontramos modificaciones regulares en la manera mediante la cu1l lo1
segunda ha sufrido la influencia de cargas cada vez más afectivas, cada vez movimientos psíquicos inconscientes son expresados. Mientras que el len
menos diferenciadas. guaje gestual de la histeria concuerda en general con el lenguaje pict6rhiu
Distinguiremos pues el lenguaje, que no se refiere más que a él mismo de los sueños, visiones etc., el lenguaje intelectual de la neurosis obsesiva y
en su orden de estrucfrtración propia y que supone la reducción y homoge- de las parafrenias (demencia precoz y paranoia) muestra particularidadc
neización del significante verbal que forma y que sufre el proceso lineal de idiomáticas especiales que hemos podido comprender y poner en relacil>n
con numerosos casos. Por ejemplo, Jo que un histérico expresa vomitando,
la verbalización, y el discurso, donde la concatenación recibe las impresio- un obsesivo lo expresará mediante penosas medidas protectoras contra la
nes nacidas de significantes heterogéneos (pensamientos, representaciones, infección, mientras que un parafrénico lo hace con reproches y sospechas
afectos, actos, estados del cuerpo propios), de cargas energéticas variables de envenenamiento. Esas manifestaciones son todas representaciones dife-
que expresan estados de tensión cualitativamente y cuantitativamente di- rentes del deseo del paciente de esperar un niño, que han sido rechazadas
ferentes y tendientes hacia la descarga. Al respecto quisiéramos hacer en el inconsciente o de su reacción de defensa contra ese deseo. 18
notar que la palabra más verbal, la más abstracta, es el resultado de una
descarga. No es para nada lo mismo conocer las asociaciones de un pensa- Así, según Freud, la lengua del inconsciente no es deducible sino a
miento y decir esas asociaciones al analista. No solamente porque siendo través de la multiplicidad de sus dialectos. Pero es imposible referir esa
dicha es dicha para el Otro al Otro, no solamente porque su decir suscita lengua a un lenguaje sin extender considerablemente la esfera del lenguaje
una nueva red asociativa, sino también porque el pensamiento dicho es un a todo aquello mediante lo cual la actividad psíquica se expresa: lengua
pensamiento que se descarga. Esas diferencias de carga de los pensamien- gestual, como también escritura, lengua del cuerpo, etc. Todo esto nos
tos, esa sublevación energética que invade el lenguaje y lo puede destruc- invita a oponer la lengua de los lingüistas, sistema formal que une elemen-
turar al punto que éste se torne ininteligible y remita, en la confesión del tos de lenguaje: fonemas, morfemas, palabras, sintagmas, frases todas
analizado, a un indecible, es el retorno de la materia prima corporal en el constituidas a partir de un mismo elemento homogéneo y el lenguaje de los
lenguaje. Es la carga de la formalización mediante la sustancia. El afecto es psicoanalistas, constituido por una heterogeneidad del significante, tribu-
la carne del significante y el significante de la carne. tario de la heterogeneidad de los materiales de la actividad psíquica y para
Esta heterogeneidad del significante la encontramos descrita por lo cual preferimos el término de discurso. 19
Freud en un pasaje poco citado de El múltiple interés del psicoanálisis. La marcada insistencia con la cual ciertas orientaciones contempo-
Haciendo el inventario de las ciencias por las cuales el psicoanálisis puede ráneas del psicoanálisis valorizan a la representación con relación al afecto,
tener algún interés, Freud comienza por la filología: está estrechamente ligada a una actitud intelectual que tiene por objetivo
llevar el análisis hacia el polo simbólico y alejarlo de su polo económico.
Pues en lo que sigue el habla debe ser comprendido no solamente Está claro que, según los autores que preconizan esta orientación, se trata
como medio de expresión del pensamiento en palabras, sino que incluye al de desarrollar lo que en· el psicoanálisis da cuentas, en la actividad del
habla gestual y todo otro método, como por ejemplo, la escritura, median- espíritu, acerca del trabajo del elemento "noble" y de tomar sus distancias
te el cual puede expresarse la actividad mental. De tal manera, la interpre-
tación psicoanalítica de los sueños se da como una traducción de un siste- con respecto al elemento "vulgar": la carga energética, el afecto. El presti-
ma de expresión arcaica que nos es ajena. Lá ambigüedad de los conceptos gio de la representación viene sin duda del hecho que, estando depositada
(unidad de Jos contrarios), el simbolismo sexual prevalente lo atesti- en la inscripción de la huella mnésica, remite a la actividad psíquica, cuyo
guan.17 desarrollo ha sin duda tenido las consecuencias más importantes para el
hombre: la memoria. Ahora bien, es justo recordar que el afecto, según
Pero he aquí más neto todavía: Freud, tiene también una función de memoria, como lo muestra abundan-
temente la angustia. Si bien la concepción teórica que hace del afecto el
El lenguaje de los sueños puede ser considerado como el método recuerdo de antiguos actos de ataques histéricos puede ser puesta en tela
mediante el cual la actividad mental inconsciente se expresa. Pero el in- de juicio, el desencadenamiento de la angustia como evocación de un
consciente habla más de un dialecto. Según las condiciones psicológicas
diferentes que distinguen y presiden las formas variadas de las neurosis,
18. SE, XIII, pp. 177-178, subrayado por mí.
19. Lacan emplea frecuentemente el término discurso (cf. L' inconscient et le
discours de l' Autre) sin hacer, sin embargo, la diferenciación que proponemos y que
17. SE, XIII, p. 176. nos parece esencial.
'
190 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 191

peligro de otrora parece totalmente indiscutible. Lo que se rememora me- y de representaciones no diferenciados todavía. Es por esto por lo que la
diante el afecto no es solamente la representación de la situación de traducción de la fantasía inconsciente en palabra, provoca incredulidad en
peligro, sino el afecto que la acompañaba y cuyo retorno es temido. No es los adversarios de Melanie Klein. En verdad, éstos ignoran su propósito.
solamente al afecto a quien es atribuida una función mnésica, la pulsión; Ésta no pretende restituir lo que· ocurre efectivamente en un pequeño in-
ella también está concebida como una forma de memoria. A título de fante, ¿cómo podría: hacerlo? Ella trata de comunicarnos en nuestro len-
hipótesis, al menos una parte de las pulsiones serían "sedimentaciones de guaje y en nuestra imaginería de adultos los procesos de estratos psíquicos,
efectos externos que, en el transcurso de la filogénesis, han actuado sobre donde la actividad representativa que nos transmite no podría existir tal
la sustancia viva y la han modificado". 2 0 cual. Sin embargo, la representación de la fantasía inconsciente y su inter-
El lazo estrecho entre lenguaje y memoria, caso particular del lazo . pretación constituyen un puente de comunicación para alcanzar esas capas
entre representación y memoria, no excluye que el afecto tenga igualmente en la situación de transferencia. Antes que esforzarse en pensar lo impen-
una función mnésica, aunque ésta esté definida con menor precisión. 2 1 sable, Melanie Klein no nos propone de ello más que una versión para
Después de Freud, los autores kleinianos han íntimamente mezclado adultos, a la inversa de ciertos textos literarios para los cuales se ha rees-
memoria y afecto. En urt pasaje de Envidia y gratitud, Melanie Klein crito una versión para niños.
subraya esa relación a propósito de las fantasías inconscientes relativas al Se le ha podido reprochar a la teoría kleiniana de sumirnos siempre
seno. más en ese infierno primitivo y de reducir la riqueza del funcionamiento
psíquico a algunos mecanismos primarios. Un punto de vista semejante es
El niño pequeño resiente todo esto de una manera mucho más primi· muy aproximativo. La obra de Bion testimonia, por el contrario, de lo que
tiva de lo que podría expresar el lenguaje. Cuando esas emociones y esas los desarrollos de la teoría kleiniana pueden prestarse en una conceptua-
fantasías preverbales son revividas en la situación transferencia!, aparecen lización muy elaborada, según una doble escala sincrónica y diacrónica de
bajo la forma de recuerdos en forma de sentimientos (memories in los fenómenos psíquicos, partiendo de las formas elementales de la vida
feelings), como yo estaría tentada de denominarlos y son reconstruidos y psíquica, donde los "elementos" son de naturaleza ideo-afectiva.
verbalizados gracias a la ayuda del analista. Asimismo, tenemos que tener Desde Freud, pocos autores como los autores kleinianos han compren-
recurso a las palabras para reconstruir y describir otros fenómenos pertene-
cientes a las etapas primitivas del desarrollo. De hecho, no podemos tra- dido la necesidad de una teorización psíquica que desplaza el acento del
ducir el lenguaje del inconsciente más que prestándole palabras tomadas de Inconsciente hacie el ello. Paralelamente al enorme desarrollo de los traba-
nuestro terreno consciente. 2 2 jos sobre el yo -que no son siempre de la mejor calidad- Melanie Klein
nos ha dado el psicoanálisis del ello o al menos en lo que Freud había
Afirmaciones de este tipo se encuentran a lo largo de los escritos de dejado inexplorado esa instancia.
los autores de la escuela kleiniana, en J. Riviere, S. lsaacs, H. Segal en
particular. 2 3 ) . Del inconsciente al ello
Más allá de la escuela kleiniana, es casi toda la escuela inglesa de
psicoanálisis la que subraya el valor de lo vivido (experiencia) más acá y Se puede sin exageración hablar de una desafección creciente de Freud con
más allá de las funciones del lenguaje ( cf. Winnicott, Masud Khan). La respecto al inconsciente en la segunda mitad de su obra. Lo que en los
discusión nos remite a la cuestión de la fantasía inconsciente; se sabe que descubrimientos iniciales del psicoanálisis era uno de los más hermosos
para la escuela kleiniana la fantasía es la expresión casi directa del funcio- f'lorone s de la corona de su creador, se devaluó progresivamente. Al punto
namiento pulsional. La fantasía inconsciente de los kleinianos es heredera de que en 1939, en el Compendio de Psicoanálisis, ningún capítulo le es
del representante psíquico de la pulsión en Freud, ese representante (que ;onsagrado particularmente, y el término pasa de sistema a la categoría de
no es la representación) que suponemos es lo mixto indisociable de afecto 1djetivo.
El inconsciente no es más que una cualidad psíquica. El viraje estaba
pre parado desde largo rato. Siguiéndolo, remontando desde el Compendio,
20. Méthapsychologie, p. 17. so encuentra confirmación en El Yo y el Ello, donde el ello destrona al in-
21. Las investigaciones modernas de la patología cerebral parecen concordar l'Ons ciente.
con esta manera de ver (cf. Angelergues, Le corps et ses images).
22. Envie et gratitude, trad. fr. V. Smirnoff y S. Aghion, Gallimard, p. 17, n. l. Pero si se buscan las razones que han motivado esa transmutación de los
23. "Naturaleza y función de la fantasía", en Développements de la psychana- vli lores de la primera a la segunda tópica, es necesario en nuestra opinión,
lyse, PUF, p. 85 . . 1111contrar el origen en Más allá del principio de placer. A partir de enton-
192 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 193

ces se revela que la compulsión de repetición se sitúa más allá del principio profunda, porque el inconsciente estaba estructurado es decir, positiva-
de placer, que obedece a un determinismo ciego que es, según la palabra de mente interpretable a través de las concatenaciones de la lógica primaria.
Pasche muchas veces retomada, como el "instinto del instinto", es decir, Hasta la psicosis misma, a pesar de ser tan difícilmente accesible mediante
como lo que hay de más esencial en el principio de funcionamiento pulsio- el análisis, no podía pasar como "solución elegante" de una pregunta sin
nal, el concepto mismo de inconsciente se encuentra por ello puesto nueva- salida planteada al inconsciente, como lo mostraba el delirio de Schreber.
mente en cuestión. Lo que enseñó la reacción terapéutica negativa era que más allá de un
El inconsciente antes de la compulsión de repetición se definía como conflicto, sin embargo áspero, entre pulsiones sexuales y pulsiones de con-
otra escena, lugar de representaciones rechazadas regidas por las leyes del servación, y luego entre libido objetal y libido narcisística, donde se
proceso primario, abierto a la inteligibilidad, por poco que se le aplique oponen el interés por el objeto y el interés por el yo, otro tipo de conflicto
una lógica de una causalidad particular que no es la lógica del proceso se revelaba, aquel entre pulsiones de vida y pulsiones de destrucción. Por
secundario, la que rige al sistema consciente. Pero abriendo el inconsciente primera vez, después de 25 años de práctica psicoanalítica, había que
a esa inteligibilidad mediante métodos de interpretación adecuada, las for- rendirse a la evidencia. La progresión del análisis no estaba trabada por la
maciones del inconsciente que libran el secreto de su organización, era neutralización de dos fuerzas una por la otra, sino por los efectos destruc-
toda la organización patológica la que debía ceder con ellas, con excepción tores y ya no solamente concurrenciales de una fuerza por la otra después
de los casos de fijaciones masivas. de su desintricación. Se debe insistir a este respecto, como Pasche lo ha
No era que el inconsciente fuera dócil. Sus relaciones con lo cons- hecho a menudo, sobre la diferenciación entre compulsiones de repetición
ciente permanecían netamente en relaciones de superior a subordinado, por y pulsiones de destrucción. La compulsión a la repetición es el lecho de
no decir de amo a esclavo. De primario a secundario, en importancia y aun todo funcionamiento pulsional, corresponda ya a las pulsiones de~vida o de
en precesión. Pero si el descubrimiento del inconsciente no servía más muerte. Es factor de estancamiento o de regresión. Pero las regresiones en
que para aclarar la génesis y la estructura de las formaciones mediante las . cuestión pueden también ser el hecho de una fijación masiva donde las
cuales éste se manifiesta sin ninguna modificación práctica, el descubri- pulsiones eróticas se han por así decir, anclado. La pulsión de destrucción
miento requería serios correctivos. desintrincada destruye todos los mecanismos de con\:atenación, de linkage,
La razón más profunda del giro de 1920, no hay que buscarla ni en la más allá del principio de placer. Ahora bien, es a esto a lo que conduce el
neurosis traumática, ni en el juego del niño, ni en la transferencia (o por lo análisis de la reacción terapéutica negativa. No al retorno de una fijación
menos para este último término su acepción general e indiferenciada); sino bloqueada o cimentada, atada a una forma de placer, así fuera masoquista,
en la reacción terapéutica negativa. Lo que la experiencia revelaba era en el sino a un trabajo de excavación, de demolición que impide a la energía
fondo el límite del poder interpretativo. Dicho de otra manera, no es tanto psíquica ligarse dentro de una organización que, como toda organización,
que el inconsciente se revelaba a la experiencia más opaca o menos inteli- entra en el campo de las pulsiones de vida. La reacción terapéutica nega-
gible que antes, era que la inteligibilidad a la cual daba pie por su forma tiva, en la medida en que el masoquismo mantiene un discurso audible,
invertida en la interpretación tropezaba con una fuerza oscura que tendía a está todavía bajo el reinado del principio de placer. La reacción terapéutica
deshacer lo que el trabajo conjunto del analizando y del analista había negativa es lo propio de una situación en la que ningún provecho del
realizado. análisis puede ser contabilizado en el yo, por el hecho de la demolición del
No se ha mostrado suficientemente en cuánto el concepto de incons- trabajo anterior por una fuerza de disolución que ataca a toda tentativa de
ciente estaba estrechamente ligado a una problemática únicamente erótica. unión de la energía psíquica. Aquí se oponen los dos últimos términos del
Quiero decir con esto que Eros rechazado se deja ver mediante sus disfra- conflicto conjunción-disyunción, unión-separación, como dos estados de
ces, sus lagunas, sus enigmas. Que haya conflicto al oponerle Eros a las las representaciones psíquicas y de la energía destinada a la pulsión.
pulsiones de conservación o que Eros se divida en libido de objeto y libido La adhesión a (o la negación de) la última teoría de las pulsiones se
del yo, ese conflicto supone que el agente activo, dinámico, el factor de refiere pues, en realidad, al reconocimiento de esta segunda fuerza (segun-
cambio positivo residía siempre en Eros. Eros interpretado podía de alguna da en la cronología de la teoría, pero primera por la importancia que
manera seguir los felices caminos de la sublimación. Si se empeñaba en las Fre ud le atribuye) de destrucción. Según se admita su papel de desespecifi-
vías de la sexualidad infantil, la única consecuencia consistía en el mante- ;ación, de diferenciación o se interprete su objetivo, como el regreso a un
nimiento de una posición perversa, posición justamente que de entrada 111odo de placer negativo (el masoquismo), se adopta o se rechaza el punto
había sido situada fuera de alcance del tratamiento psicoanalítico. En de vista teórico de Freud.
resumen, la acción de Eros era siempre positiva, a pesar de su indocilidad Pero la cuestión no puede permanecer bloqueada al nivel de esta alter-
194 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 19 5

nativa. Parece que si se quisiera ser coherente consigo mismo, la negación lejos posible de ese tema, a la vez que lo vuelve a ver surgir aún y siempre
de la última teoría de las pulsiones debería en todo rigor acompañarse de en el campo de sus desplazamientos.
la negación de la segunda tópica. Pues el concepto del ello, mientras rem- Esta concepción ¿No puede articularse con la teoría kleiniana? Se
plaza el concepto de un inconsciente (al fin de cuentas siempre organiza- podría concebir que la fantasía inconsciente, según Melanie Klein es prime-
do, estructurado), tiende precisamente a reconocer en el seno de esas ramente una actividad fantaseosa, ligada a las vicisitudes. de la experiencia
instancias sus fuerzas ciegas, opacas, inaccesibles a la exploración, aún más de la satisfacción, (pecho bueno o malo) en el marco de las relaciones de
"salvajes" que las que fueron descubiertas al nivel del inconsciente , aún objeto parcial referidas a un yo polinuclear fraccionado . Es, según noso-
más rebeldes a la domesticación, sometidas a influencias obscuras, ellas tros, en el momento en que se constituye la modificación concomitante
tienden a desgarrarse mutuamente en la descarga y a anular mutuamente del objeto y del yo cuando la fantasía originaria fundamental se liga.
sus efectos. La diferencia mayor entre el ello y el inconsciente no es Fantasía de la destrucción irreversible del objeto seno-madre, seguido por
solamente de orden cuantitativo. 24 No basta, en efecto, con decir que el Jos mecanismos de reparación puestos en marcha por el duelo. Por otra
ello es más irreductible que el inconsciente, estando al mismo tiempo en el parte, la fantasía de pareja parental combinada -equivalente kleiniano de
fondo de la misma estructura. La mutación realizada mediante el salto del la fantasía de la escena primaria- constituida en fantasía originaria, no
inconsciente al ello debe ser encontrada en otra parte. Es necesario decir: carece de relación con esa ausencia del objeto. El objeto malo es el objeto
"Allí donde estaba el inconsciente debe advenir el ello", para trazar la ausente, el objeto en camino de ser perdido. A partir de ese momento, se
línea de la evolución del pensamiento o de Freud. Se debe igualmente unen dos registros : la fantasía del objeto ausente, atacado en razón misma
afirmar: "Allí donde estaba el ello debe advenir el inconsciente", para de su ausencia, y la fantasía de pareja combinada, en el que el objeto
trazar la línea de la evolución del aparato psíquico y designar una muta- ausente es la presa del Otro, escapando así absolutamente al sujeto. Este
ción estructural. La diferencia mayor entre el concepto de inconsciente y no puede odiar al objeto sin correr riesgo de destruirlo, ni aceptar su
el cqncepto de ello reside en el hecho que cuando al nivel del primero las ausencia, que implica su abandono a provecho del tercero Otro, sobre el
pulsiones de destrucción no tienen allí ningún lugar, al nivel del segundo cual es proyectada toda la agresión destructora de la escena primaria. Sólo
no solamente su lugar está determinado, sino su papel considerado como el análisis de esa fantasía que implica, notémoslo. el consentimiento a la
dominante. Tal nos parece ser el vínculo pertinente que une y separa el se parac:ión del objeto materno y la idea de que ese objeto puede a su vez
inconsciente del ello. vivir una experiencia de satisfacción - es decir, encontrar el placer con otro
Si nuéstra hipótesis es exacta, sabiendo que con Melanie Klein se buen objeto (el tercero Otro)- puede llevar al sujeto a salir de esa situación
inaugura una teoría psicoanalítica elaborada en función de la importancia sin salida. Mientras que la ausencia del objeto suscite el odio y el temor de
del ello, debemos entonces discutir, para concluir, sobre la relación freu- destrucción, mientras que la fantasía complementaria de esa ausencia es la
diana de la fantasía originaria y la concepción kleiniana de la fan t asía de una agresión mortal entre el objeto y el objeto del objeto (el tercero
inconsciente. Está claro que las dos concepciones se acomodan mal una a Otro), todo desplazamiento hacia un cuarto objeto es imposible. Ese cuar-
la otra: la fantasía inconsciente en Melanie Klein está comprendida como to objeto, lo veremos, en lo que Winnicott ha descrito como objeto transi-
el equivalente psíquico de la actividad pulsional. En Freud, la fantasía cional , abertura hacia el campo de la ilusión, desplazamiento decisivo del
originaria es de alguna manera la organizadora primaria del inconsciente. objeto inicialmente tomado en el espacio corpóreo común al niño y a la
Es de hecho, la sensibilización a la fantasía originaria la que pone en madre, hacia ese espacio potencial entre la madre y el niño -primera
marcha a la represión y constituye el inconsciente. A su vez las primeras posesión del no-yo.
represiones organizan las posrepresiones, mediante la atracción en lo repri- Este papel que asignamos a la ausencia es capital en toda la teoría
mido preexistente. La fantasía originaria es pues el tema central que la psicoanalítica. Es la ausencia del objeto que hace nacer a la vez el afecto de
organización del inconsciente preserva al estado inconsciente y cuyos efec- displacer y la representación de la satisfacción y del objeto que la condi-
tos empujan al individuo a desplazar sus intereses y sus actividades lo más ;iona. Es también en ocasión de esta ausencia que la tensión es el aguijón
de la fantasía. No es sin interés el hacer intervenir aquí las nociones de
umbral y de respuesta del objeto. A este respecto, el papel del medio
24. Quisiéramos recalcar el hecho de que la "naturaleza" de la pulsión sexual tal
como es de scrita por Freud, hasta la segunda tópica (exigencia, tandencia a la des- umbiente silenciado por Freud, descuidado por Melanie Klein, ha sido al
carga, inaccesibilidad a las razones de lo real) no puede dispensar del recurso a la ;ontrario subrayado por Anna Freud y Winnicott. La ausencia temporaria
últim a teoría de las pulsiones que comporta la referencia explícita a una desligazón limi tada del objeto que permite al umbral alcanzado por la tensión de no
que opera activamente. Nob repasar lo intolerable, tiene consecuencias indiscutiblemente estructu-
ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 197
196

rantes, en la medida en que esta ausencia es un factor de elaboración para kleiniana, afectos y representaciones no son diferentes de derecho como de
el yo. Al contrario, la ausencia muy prolongada del objeto, su respuesta hecho; y son tomados bajo la forma de esa mezcla no decantada. La clínica
demasiado tiempo diferida o dispensada en condiciones no tranquiliza- coincidiría, al parecer, con esta forma de ver.
doras, hacen que la tensión sobrepase los umbrales de tolerancia del sujeto
y condicione la aparición de fantasías destructoras para el objeto como
para el yo. 25 La invasión pulsional desorganiza entonces el núcleo frágil de III, SEGUNDA TÓPICA: EL AFECTO Y EL ELLO (LA ECONOMÍA AFECTIVA).
estrus;turación del yo, pasando el displacer para llegar a ser dolor psíquico.
La respuesta que no trae satisfacción es, en nuestra opinión, susceptible de El yo tiene por función ser el lugar donde el afecto se manifiesta. El ello es
ser el origen de un superyó precoz, generador de una culpabilidad primaria, el lugar donde se hallan contenidas las fuerzas que le han de dar nacimien-
que se liga no solamente a la agresividad destructora vivida, sino a la simple to. De las diversas definiCiones descritas que Freud da del ello, la más
manifestación de la pulsión, que no puede ser más ni de derecho, ni de elocuente es la de la XXX/a Conferencia. 2 7 Es notable volver a encontrar
hecho fuente de satisfacción más que negativa. respecto del ello las mismas formulaciones de las cuales Freud se había
Se debe ponderar esas observaciones. La valorización excesiva del valido para designar al inconsciente o al proceso primario. Pero ciertas
medio ambiente nos conduciría sin duda al psicoanálisis por las vías de la orientaciones son acentuadas, como la apertura a las influencias somáticas,
ortopedagogía. La subestimación de su papel nos conduciría rápidamente la importancia del factor económico, la vocación a la descarga.
hacia el peligro opuesto, el de un constitucionalismo exagerado, expli- Desde las primeras formulaciones que conciernen el inconsciente y el
cando las diferencias de comportamiento en la desigual dotación innata de proceso primario, cierto equilibrio ha siempre existido en la pluma de
las pulsiones de vida o de muerte. Freud, entre un polo simbólico (condensación-desplazamiento), un polo
De tal manera, si bien la teoría freudiana de las series complementarias económico (tendencia a la descarga, variaciones de cantidad) y un polo
26
puede parecer ecléctica, es la única que da una hipótesis de trabajo útil. categorial (relaciones espacio-tiempo, contradicciones, etc.). Ya con más
Pero que quede bien claro que, sean cuales fueran los factores etiológicos, experiencia, Freud pareció romper este equilibrio en favor del polo eco-
lo que cuenta es la elaboración intrapsíquica de las experiencias conflictua- nómico:
les. Volveremos a encontrar aquí la dificultad a decidir entre papeles
respectivos del recuerdo de lo traumático y de la fantasía organizadora, es El factor económico, o si lo prefieren, cuantitativo, que está íntima-
decir de la fantasía originaria. mente ligado a la noción de placer, domina todos estos procesos. Cargas
Se podría, para concluir, adelantar que la fantasía originaria de Freud pulsionales que buscan la descarga, es, en nuestra opinión, todo lo que hay
es una fantasía inconsciente, en el sentido en que participa del incons- en el ello.
ciente, mientras que la fantasía inconsciente de Melanie K.lein es una acti-
vidad de ello. Así la contradicción ya no sería absoluta entre uno y otro. A Esta marcada insistencia sobre la función de la descarga es una caracte-
esta fantasía inconsciente, en su versión freudiana, correspondería una rística que el ello comparte con el afecto. De hecho, es por intermedio de
organización estructural representativa, en la que el sujeto puede ocupar las cargas pulsionales que puede entenderse la relación entre el ello y el
todos los lugares, en la que el sujeto no está en ningún lugar en su lugar, afecto .
porque está sobre todo ocupado en distribuirlos. A la fantasía inconsciente Lo que Freud denominó la angustia automática es el producto de una
en su versión kleiniana correspondería una actividad pulsional elemental de transformación mutativa directa de la libido al nivel del ello, sin duda por
descarga que une con una elaboración a mínima, fuente pulsional, objeto y un proceso de descarga. Lo problemático es saber si las tensiones descar-
fin en el antagonismo de las pulsiones de vida y de muerte. En la versión gadas al nivel del ello son susceptibles de revestir una forma afectiva
freudiana, representación y afecto podrán ser distinguidos, al entrañar la propiamente dicha o si son aquí puras cantidades. Freud agrega, en el
modificación de los afectos a una reorganización representativa, así como texto al que hacemos referencia, que los desplazamientos y condensaciones
un cambio del cuadro representativo suscita otros efectos. En la versión que se producen en el ello gracias al estado móvil de la energía y su
tendencia a la descarga ignoran "la calidad de lo que es cargado". Agrega:
"lo que llamaríamos en el yo una idea." La calidad está aquí por consi-
25. Los determinantes de esta ausencia no se significan, es necesario precisarlo,
más que para articularse con el deseo de la madre.
26. Convenimos que hay todavía mucho por hacer para hacerla pasar de lo útil
27. SE, XXII, 73.
a lo operacional
ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 199
198

guiente ligada al contenido. De este modo, con relación al inconsciente, son propiamente dicho, ni conscientes, ni inconscientes como tales. A lo
una modificación importante ha surgido: el silencio actúa sobre las repre- sumo se puede decir que el antagonismo de las pulsiones de vida y de
sentaciones de la pulsión. Al nivel del inconsciente, la dualidad representa- muerte dan a estos estados de tensión y de descarga una connotación de
ción-afecto encontraba su lugar. Al nivel del ello, sólo están presentes las fusión, de agregado, de ligadura o no-fusión, de desagregación, de no-liga-
mociones pulsionales contradictorias. La estructuración aquí alcanza un dura, que tienden a estados de reunificación parcial o de desintegración
punto límite, más allá del cual está el caos. A mínima, esta estructuración parcial. Estando los límites entre el ello 1y el yo mucho más borrosos que
de las presiones económicas desembocará en la descarga. Pero esta descarga los habidos entre el inconsciente y el preconsciente, existe toda una zona
es ya de otra naturaleza, por el hecho mismo que tiene por correlación el de intercambios entre los productos del ello y del yo, intercambios que
cumplimiento de esta estructuración cuya naturaleza íntima permanece tienen lugar en los dos sentidos. Pero la barrera del yo, aún si ningún límite
misteriosa. La estructura fundamental organizadora es la de la oposición estricto la constituye, es recorrida por una red que no admite en el yo más
entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte. Freud llega hasta escribir que fragmentos del ello "domesticados". Estas mociones pulsionales con-
que el ello no tiene organización, que obedece sólo al principio de placer- tienen en ellas contenidos, representaciones distintas en tanto tales. Nues-
displacer. Laplanche y Pontalis han precisado con gran claridad las diferen- tra hipótesis es que estos fragmentos del ello están constituidos de un
cias entre el ello y el inconsciente. 2 8 Está claro, según nosotros, que el material tal que la división en afecto y representación es imposible. La
factor motivante que ha conducido a Freud a radicalizar lo que había de pareja tensión-descarga es sin embargo puesta bajo el dominio de la norma
más nuevo en su hallazgo y que llamaba represión inconsciente, proceso del placer. Es por consiguiente imposible suprimir el aspecto cualitativo de
primario, es la revisión traída por la última teoría de las pulsiones. las producciones del ello. Lo que es más una conjetura es el papel que
El sentido del conflicto ha cambiado: ya no se trata de lucha entre juegan allí las representaciones. De hecho, hay que subrayar que así como
polo sexual, reprimido inconsciente y un polo no sexual, represor y cons- el yo es un sitio de intercambios entre las impresiones recibidas del mundo
ciente; ya no se trata tampoco de una oposición entre polo objeta! y polo exterior y las surgidas del mundo interno (ello-superyó), el ello es también
narcisista; se trata ahora de un doble conflicto: por un lado, entre un polo un sitio de intercambios entre las impresiones surgidas del soma (fuentes
pulsional desorganizado y pobremente organizado y un polo diferenciado orgánicas de las pulsiones) y las impresiones venidas del yo.
del polo pulsional y más organizado que él; por otra parte, entre fuerzas de El ello comprende en efecto:
ligadura y des-ligadura en cada una de estas dos esferas. Nada de lo dicho
anteriormente ha sido rechazado, sea sobre el deseo o la sexualidad. Lo 1) Elementos innatos, inconscientes desde siempre;
que está modificado es el establecimiento de los conceptos. El inconscien- 2) Elementos adquiridos, que se han convertido en inconscientes, que
te, lo reprimido, el proceso primario constituyen siempre el nudo de la han atravesado el yo sin dejar trazas;
teoría. Pero sus efectos son relativos según dos órdenes de referencia. Por 3) Elementos adquiridos, partidos del ello, que llegan al yo, rehusa-
una parte, Edipo como nudo de relaciones intersubjetivas, por otra parte, dos por éste y que vuelven al ello en estado inconsciente.
el aparato psíquico como sistema de relaciones intrasubjetivas. En esta
perspectiva, la pareja Eros-pulsiones de destrucción es lo que a la vez Según si se habla de las capas del ello más profundas, más inaccesibles,
mantiene el edificio teórico en pie e influye sobre la mediación entre el o de las capas más eff contacto con el yo, el elemento representativo
complejo de Edipo y el aparato psíquico. lomará un significado diferente. El trabajo de la diferenciación estará en
Esta articulación entre complejo, aparato y conflicto pulsional nos re lación con cierta decantación entre afecto y representación, bajo la in-
parece constituir el cuadro teórico que hace de la segunda tópica un con- rluencia de la proximidad del yo; allí donde un fragmento bruto, donde el
junto epistemológico más fructífico que el de la primera tópica, a pesar de ufecto y la representación están mezclados, estaban primitivamente presen-
que los fuegos del descubrimiento genial iluminen menos (la revelación tes, una escisión los distingue.2 9
queda atrás, se trata ahora de construir) los escritos de Freud. Al nivel del ello, el afecto, indistinto de la representación no es repre-
Las consecuencias, desde el punto de vista del afecto, deben ser des- sentable. Solicita representación. Muchos autores han insistido en el hecho
prendidas de esta revisión. El ello no puede ser la sede sino de fenómenos tic que los afectos en cuestión no eran verbalizables; esta condición no
de tensión y de descarga. Estas tensiones y estas descargas pulsionales no
29. No vemos otra explicación posible a esta escisión, que la intervención de
lnn tasías originarias. En cuanto a la naturaleza o a la estructura exacta de las mismas,
28. Loe. cit , artículo "9a". u~ l c punto merece, para él solo, otro estudio.
200 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 201

existe como función de la resistencia, sino del hecho de la naturaleza que aventurar una respuesta. La formuló en términos que se ha tenido
misma del fenómeno. razón de llamar metafísicos. Si, sobre ciertos puntos las formulaciones de
Lo que se denomina angustia (afecto) automática, resultado de una Groddeck y de Freud parecen próximas; sobre la no-personalidad, la
descarga in situ en el nivel del ello que penetra por fractura en el yo, es, de intemporalidad del ello y también sobre su ausencia de delimitación espa-
hecho un afecto-representación, donde ninguna representación distinta es cial, su inmutabilidad, un examen aún superficial muestra sus divergencias.
concebible. Tales afectos son no-representativos. Tienen un significado Para permanecer próximos a las formulaciones de Freud, hay que notar
esencialmente ec0nómico-traumático. A través de ellos se expresa la ame- que para Groddeck el ello
naza que pesa sobre la organización del yo. El aparato psíquico no puede
ya enlazar esta energía libre que disuelve las organizaciones ligadas al yo. engloba el inconsciente y el consciente, yo y pulsiones, cuerpo y alma, fi-
Inútil decir que se sitúan más allá de las posibilidades de análisis, en calidad siología y psicología. Con relación al ello, no hay fronteras entre físico
3
de afectos críticos. Se comprende sin dificultad que, si a la presión de la y psz'quico. Ambos son manifestaciones del ello, modos de aparición. 2
necesidad se agrega la tensión creada por la no-satisfacción de la necesidad,
ningún deseo es posible. El pedido es el de la satisfacción de una necesi- Ulteriormente, Groddeck debía concebir una nueva división, el cons-
dad-deseo indistinto. Es necesario que la tensión sea poco tolerable para ciente, el inconsciente y lo vegetativo. 3 3 Este tercer término introducido
que el sujeto pueda operar la carga hiper-intensa del objeto susceptible de aquí servía solamente para marcar mejor su diferencia con el ello de Freud,
calmar la tensión por la satisfacción. Esta carga no intervendría más que en cuyo campo es mucho menos extenso . "Repito (dijo en el mismo texto), que
las fases iniciales de la experiencia -sea en su fase de deseo- o cuando un por el término ello entiendo la totalidad de lo vivo en un ser individual."
principio de alivio ha empezado a atenuar la tensión, cuando ciertos signos Nos limitaremos a subrayar las diferencias entre Freud y Groddeck, en
de la presencia del objeto están a vista. la medida en que la posición de Groddeck y la corriente a la cual se puede
Freud ha utilizado de Groddeck el término de ello. Lo hizo en ocasión vincular este autor pueden ser seguidas hasta nuestros días. El ello aparece
de la profunda mutación metapsicológica que ha marcado la introducción como un principio organizador y totalizador de lo viviente, aunque pueda
de la segunda tópica. Pero, Groddeck lo confiesa, la referencia se limitaba diferenciarse en una multiplicidad de ello. Determina la construcción y la
al término y no al concepto. Si nos parece útil detenernos un instante en destrucción de todas las cosas en lo viviente. Trasciende de esto todas las
las concepciones de Groddeck, es porque nos han parecido influenciar o manifestaciones, pues no nace ni muere con lo que engendra. No sabría
coincidir con otras concepciones psicoanalíticas en los contemporáneos de ligarse a ninguna determinación particular, ya que reunir la parte al todo
Freud. Esta influencia sigue manteniéndose hoy en más de un autor. del cual ella forma parte y ver el todo en cada parte según el principio
Groddeck tuvo el mérito de hacer algunas observaciones fundamentales y goethiano, son la meta que debe guiar nuestro espíritu y que es ella misma
ciertas fórmlilas felices. Cualquiera que rememore frases como estas: "No manifestación del ello. Por lo demás, Ja oposición de las pulsioncs de vida y
existe el yo; es una mentira y una deformación cuando se dice yo pienso, de muerte (en el seno del ello en Freud) no tiene lugar en Groddeck, que
yo vivo. Habría que decir: ello piensa, ello vive", 30 o más precisamente transforma esa oposición en una unión. Así se ilustra el "muere y transfór-
aún: "Soy vivido por el ello" ,3 1 no puede quedar sino sorprendido por su mate" goethiano.
resonancia moderna. Pero detrás de estas proposiciones se esconde una Es antes del nacimiento que el ello es, por así decir, plenamente sí
concepción del ello muy ajena a Freud, como Groddeck no deja de subra- mismo, antes de la división sexual, en la totalidad feto-materna. Así se
yarlo, acusando al fundador del psicoanálisis de falta de audacia inte- ex plicará que luego de la división sexual se instaure la compulsión en el
lectual. regreso hacia esa condición inicial edénica, mediante la búsqueda de la
Pero no bien estas proposiciones son presentadas, nos encontramos reconstitución de esta completud, esta aspiración a la perfección que
ante un misterio, "el más grande misterio del mundo", que Groddeck anima al ello. Nos aproximamos aquí a Rank y a otros, como nos había-
resuelve en una concepdón casi religiosa. "A la pregunta ¿qué es el ello? mos acercado a Ferenczi en la indeferenciación cuerpo-psiquis. Que una
no puedo responder'', confesaba en 1920, pero en otros lugares hizo más concepción tal del ello tenga que ver con el afecto, esto se sobreentiende,
¡; ya que es la más "afectiva" de las concepciones del ello. Pues si Groddeck

30. Du lengage (1909) en La maladie, /' art, le symbole, p. 245, trad., por R.
Lewinter, Gallimard. 32. Le r;a et le psychanalyse (1925), en loe. cit. , p. 96.
31. Du ca, 1920, loe. cit., p. 63 . 33. Considérations de principe sur la psychothérapie (1928), loe. cit., p. 146.
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tiene muy en cuenta la simbolización, no es porque ubica a nivel del ello A partir de su hermosa base, porque se sumerge usted en lo místico,
algunos procesos fundamentales como Freud, que constituirían matrices suprime la diferencia entre lo espiritual y lo corporal y se aferra a teorías
filosóficas que no vienen al caso. Temo que usted sea un filósofo y que
de simbolización al mismo tiempo que serían la expresión de la simboli-
tenga una inclinación monista para despreciar todas las hermosas diferen-
zación misma·: es porque el ello es un demiurgo oscuro capaz de las intui- cias a provecho qe las seducciones de la unidad. ¿Esto nos libra sin embar-
34
ciones más inmediatas como de las operaciones más complicadas. A go de las diferencias? 3 7
partir de ese momento no se trata más de actuar sobre un dueño seme-
jante, sino solamente servirlo. No se trata más de analizar, empresa vana Pues, hay que recalcarlo, una concepción semejante y totalizadora del
cuando se trata de ello, aún menos de interpretar, sino de esclavizarse a él ello elimina, según nosotros, toda eficacia a ese concepto, en la medida en
hablando su lenguaje, que es el del afecto: " Adaptarse al enfermo al punto que desaparecen no solamente las diferencias, lo que permite eludir toda la
35
de .'sentirlo' es la única exigencia que debe ser planteada al médico." Y cuestión del punto de vista económico en el estudio de la estructuración
esta empatía va lejos. psíquica y la producción de síntomas, sino también toda la concepción del
conflicto, ya que el antagonismo pulsional se resuelve en la unificación del
El médico debe tratar de sentir en él lo que pueda haber sucedido en "muere y transfórmate": las relaciones entre las instancias dejan de ser
alguno para que se haya decidido a produc,ir fiebre con la ayuda de un
bacilo cualquiera, a dejarse crecer lamparones, a dejar penetrar en él ciertos aprehendidas en las tensiones que las rigen, siendo el ello así la causa
microbios y permitirles permanecer largo tiempo en su cerebro para que un última.
día destruyan, lo que lo puede haber incitado a atormentarse con dolores, Si nos hemos detenido en este examen, es porque Groddeck nos pare-
angustias, obsesiones: a todas estas cosas y a millares de otras, encontrará ce ocupar uno de los polos del péndulo, por su concepción mística del ello,
la respuesta exacta. mientras que en otro se sitúan las formulaciones norteamericanas.
La literatura postanalítica freudiana ha hecho a los conceptos freudia-
De tal manera, el ello organiza la experiencia de la enfermedad como no s del yo y del ello diversas reputaciones. Ya se sabe lo que fue en las
la de la salud, por su potencia de simbolización, por su poder absoluto en corrientes teóricas originadas de Hartmann. La hipótesis de una esfera libre
el síntoma como en el lenguaje, en la enfermedad orgánica como en las de conflictos, de aparatos del yo innatos y del valor adaptativo, ha recibido
producciones humanas sublimadas. una acogida muy favorable en América del Norte y aun en cierta fracción
En definitiva, es justamente a un Dios-naturaleza, según la fórmula de de autores ingleses. Recientemente (1967) Max Schur ha defendido una
Groddeck, título atribuido a uno de sus primeros trabajos, que nos vemos nueva conceptión del ello donde esta instancia es a su vez dotada de cierta
remitidos. Las descripciones clínicas de Groddeck nos muestran en acción au tonomía y de un valor adaptativo. El ello, que sucede a la fase indiferen-
esa fuerza oscura y pensante, oculta y omnisciente, que ignora la dife- ciada ello-yo, viene a ser el producto de la interacción de los factores
rer¡.cia entre lo psíquico y lo corporal, que aplica los. mismos determinis- innatos, madurativos y ligados a la experiencia. El ello, tal como las pulsio-
mos a uno y a otro, que franquea sin obstáculo el "muro de la biología", ncs, es filogenéticamente y ontogenéticamente el producto de la evolución
ello nos da la impresión de ver en acción una potencia de esencia religiosa. de la maduración y del desarrollo.
Por lo demás, las formulaciones de Groddeck invitan a pensarlo, el ello es
el gran m~sterio: el "milagro". 36 Sostengo, dice Max Schur, que ciertos aparatos autónomos sirven al
Freud . lo sintió muy bien desde su primer contacto epistolar con desarrollo del ello como del yo.
Groddeck y se lo hizo notar el 5/6/1917, en el momento en que éste
efectúa su conversión temporaria al psicoanálisis. Escribe: El yo, órgano esencial de la adaptación debe contar con las demandas
pulsionales. El ello tiene un primer efecto de elaboración de las demandas
pul sionales en un objetivo adaptativo. El ello es en alguna medida el pre-
;ursor del yo. No existe en el pensamiento de este autor una estricta
34. Ver en particular El ello y el psicoanálisis, loe. cit.; p. 95, donde Groddeck cita
en un movimiento lírico las realizaciones del Ello.
delimitación entre el ello y el yo, como tampoco existe una neta demar-
1'11 1 cación entre las necesidades fisiológicas y su representación ivental incons-
35. Considérations de principe sur la psychothérapie (1928), loe. cit., p. 146.
36. "El hombre, mi objeto científico, comienza en la fecundación. Y lo que se
constituye entonces, yo lo llamo el ello del hombre. El término debe designar lo que
hay de indeterminado, de indeterminable en ese ser: el milagro." Le 9a et le psycha- 37. S. Freud, Correspondencia, p. 345, trad. A. Berman y J. P. Grossein,
nalyst', loe. cir., p. 95. (la llimard.
204 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 205

ciente como pulsiones y deseo. El principio del placer es un principio Lo que caracteriza al ello es, como lo dice Freud, la tendencia a la des-
regulador del aparato psíquico que trabaja a fin de cuentas, al servicio de la carga y el punto de vista económico.
adaptación. Lejos de ser esa instancia rebelde a toda domesticación, irre- En lo que se refiere al afecto, se\ ha discutido mucho después de Freud
ductiblemente tendida hacia la descarga y la satisfacción, el ello viene a ser para saber si los afectos eran estados de descarga y de tensión. En verdad,
en esa nueva concepción un primer nivel adaptativo que, por así decirlo, esas discusiones no tienen sentido más que si se las relativiza al régimen de
mastica el trabajo del yo. instancia del cual el afecto es tributario. En el régimen del ello, las ten-
Si bien es cierto que Freud insiste sobre ese arraigamiento somático, al siones son seguidas de descargas, de carác!er masivo y brutal. En el régimen
cual nos hemos referido, la· diferenciación fisiológico-psíquica suscita mu- del yo la inhibición de los procesos primarios cambia el sentido de la
chos problemas, así como su correlación teórica: la hipótesis del tensión. La tensión viene a ser un estado de inhibición de la descarga, una
continuum biopsíquico. Sin duda la presencia de condensaciones y de retención temporaria que trata de soportar la carga hasta un cierto límite
desplazamientos en el seno de una estructura tal es testigo de un cierto para objetivos diferentes. Más allá, la descarga se produce igualmente y el
grado de organización. No se resuelve el problema instalando a nivel del afecto toma a nivel del yo su aspecto específico, tal como Freud lo des-
ello un pre-yo, como parece postular Schur. La contradicción que debe ser cribe. Pero esa descarga es habitualmente limitada. Si bien ella puede
pensada es la de una instancia sin organización, pero susceptible de una amenazar el yo y su organización, ésta funciona sin embargo, en la medida
simbolización primaria en las figuras del desplazamiento y de la condensa- en que el afecto queda aprisionado en la cadena de las producciones del
ción; ella es sin duda insuperable. La solución a adoptar es quizás opuesta a yo, coexistiendo con las representaciones inconscientes y preconscientes
la que preconiza Max Schur. Ella consistiría, frente al realismo psicológico (de cosa o de palabra).
de inspiración genética, en optar por una teorización metafórica de inspi- Esto nos conduce a reconsiderar el punto de vista económico. Freud
ración estructural. Ese término estructural debe ser tomado aquí en un no ha dado de éste más que una teorización parcial y unívoca. Ha ligado
sentido diferente de aquel al cual los trabajos americanos nos remiten. siempre sus efectos a una acción de orden cualitativo. El punto de vista
Dicho de otra manera, es heurísticamente beneficioso el instituir en el cuantitativo es primordial en el aparato psíquico, ya que Freud da a la
continuum postulado, cortes, mutaciones que indiquen órdenes de organi- tendencia a la descarga la función mayor de reducción de la cantidad a
zación de estructura diferente. nivel cero, 2ara volver a encontrar el estado de reposo anterior a toda
perturbación. Sin embargo, se sabe de las ambigüedades a las cuales se
o orden de estructura del soma: asimbólico; presta esta concepción en la medida en que Freud habla de vez en vez de la
o orden de estructura de las pulsiones: simbólica primaria; tendencia a la reducción absoluta de las tensiones (nivel cero) y de la
o orden de estructura del yo: simbólica secundaria. reducción relativa (nivel más bajo posible, nivel constante). Las solas exi-
gencias de la vida conducen a contentarse a la solución de más bajo nivel
Estos diferentes órdenes de estructura son conjuntos-disyuntos. Es posible, por no poder poner en marcha la descarga completa, la del nivel
decir, que aunque cada esfera posea su organización específica "disyunta" cero. El punto de vista económico no puede ser afectado por esa ambigüe-
de las otras, las relaciones de conjunción las unen. En esta perspectiva, el dad. Según nosotros, el punto de vista económico no se limita a la tenden-
orden de la estructura de la pulsión está en la encrucijada de lo somático y cia a la descarga, ni tampoco a la moción de relación cuantitativa (evalua-
de lo psíquico, dividido entre un posible aniquilamiento de su organización ción de la dimensión de la cantidad). Otra propiedad silenciada por Freud
simbólica y una diferenciación simbólica secundaria. La pulsión está entre nos parece esencial:
cuerpo y lenguaje. Ella no es del orden del primero, ni del orden del
segundo, pero puede, según la coyuntura, desdiferenciarse o diferenciarse, l~ a transformación mediante el trabajo sobre la energía libidinal. Si la es·
en la continuidad menos que en la discontinuidad. tru ctura psiquica no puede permitirse el lujo de la descarga completa sin
El ello es pues una organización no organizada, estructura y a-estruc- :orrer el riesgo de la muerte psiquica, ella debe contentarse con el nivel
tura, lugar de un trabajo que se hace y se deshace sin cesar. En los mejores más bajo posible; si ella está obligada a la retención de una cantidad
l 11 casos, ese trabajo puede ser retomado y proseguido por el yo, en las peores necesaria, la acción del punto de vista económico supone que la energía
eventualidades éste se disuelve en lo somático. El inconsciente, lo repri- red ucida a cantidades que el aparato psíquico puede tolerar es el objeto de
mido, posee en el seno del ello su fracción más organizada justamente en 11n trabajo de transformación, del cual el pasaje de la energía libre a la
las fronteras del ello y del yo, lugar de los intercambios entre representa- cnergialigada es una 'de las tareas mayores.
ciones y afectos.
ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 207
206

Es este trabajo el responsable de la transformación de la energía somáti- Hartmann se transforma en agresividad; en Lacan es la marca de la ausen -
ca en energía libidinal entre otras, como será responsable de la transfor- cia, donde adviene el significante.
mación de las pulsiones en representación psíquica de las pulsiones, como , Que Hartmann e.orno Lacan no nos digan nada del afecto no nos
será responsable de la división en afecto y representación y más tarde de la sorprende, ya que en el primero el afecto es lo que pone en duda la
diferenciación entre representación de cosa y representación de palabra. Es pretendida autonomía del yo, y en el segundo, el afecto está sujetado a
igualmente el punto de vista económico el que se verá en acción en el proceso la puesta en movimiento de los juegos del significante. Nuestro análisis de la
de carga y de contra-carga. Es el que, a nivel del yo, proveerá el aporte ruta de Freud, desde La histeria al Compendio del psicoanálisis pone de
energético a los mecanismos de defensa del yo. Es nuevamente el que manifiesto el lugar inalienable del afecto. Su omisión con respecto a la
presidirá los destinos de las pulsiones: inhibición de objetivo, desplaza- teoría nos parece ser el signo de un "repudio" (forclusión) del que se sabe
miento y desexualización. que el afecto es volver siempre al sujeto por vía de lo real.
Es decir, que no se sabría encarar la acción desde el punto de vista
económico bajo un ángulo restringido y comprender los afectos de manera Estas diversas versiones del ello indican las vías interpretativas a las cua-
unívoca y homogénea. La economía de la vida psíquica en la teoría freu- les pudo dar lugar este concepto impensable. Cuando Freud se decidió a
diana ordena las relaciones de las diferentes cargas propias a las diferentes introducir el ello en la teoría, cedía a la presión de hechos clínicos y al
instancias. Las cargas del ello, del yo, del superyó no pueden evaluárse a sentimiento de una laguna en la teoría. De 1893 a 1921, Freud se halla
escala uniforme. Ya que lo que especifican estas diferentes instancias es sobre todo preocupado en encontrar sentido en los fenómenos psíquicos,
quizá ante todo, su régimen energético: carácter masivo reducido de las allá donde el pensamiento tradicional no ve más que contrasentido. Esto
cargas, movilización en bloque o parcial, tendencia a la extensión o a la dió nacimiento al inconsciente. A partir de 1921 hasta 19 39, Freud se
limitación, etc. muestra sobre todo preocupado en comprender por qué allí donde debiera
El afecto, más que la representación, está unido al punto de vista haber un sentido, en este continente descubierto y explorado por él, el
económico, no lo ignoramos. No sólo porque las nociones de umbral (por sentido no se halla presente. Sin duda choca aquí contra el muro de la biolo-
consiguiente de cantidad), de tensión , de descarga se encuentran, sino gía. Pero se ha esforzado en todas sus formulaciones concernientes al ello, en
también porque el afecto representa el componente pulsional de la pulsión permanecer en prudente expectativa. Al lado de él y luego de él, esta fecunda
más resistente a la transformación a la que permutaciones y combinaciones ambigüedad del ello será disuelta. La "impensabilidad" del ello será alzada
no permiten un juego tan variado como nos lo demuestran las representa- hasta la mística o reducida en la biología y el lenguaje. De este modo la
ciones. Esto nos lleva a hacer ciertas observaciones sobre la concepción concepción de Groddeck demuestra claramente que el ello es todo y el res-
surgida de los trabajos de Lacan. No es por azar que nos encontramos aquí to nada. Freud en una nota que data del 23 de agosto de 1938 dice:
frente a una teoría que ha valorizado el inconsciente, la representación de
la palabra en detrimento del ello, de la representación de cosa y el afecto. El misticismo es la autopercepción del reino fuera del yo, del ello.
Del mismo modo que el punto de vista económico se encuentra borrado de
la teoría o sometido a una mutilación que lo convierte sólo en la sombra Por oposición, algunos autores han podido dejar que se pensara que el
de sí mismo. ello era el modo de autopercepción del misticismo.
Por un extraño efecto, Hartmann y Lacan, en las antípodas uno del El ello se convierte en madre naturaleza interiorizada, que vive en
otro, se vuelven a encontrar más próximos de lo que se pudiera suponer. estrecho contacto con el espíritu vivo de las cosas naturales, el lugar de un
Hartmann eclipsa (o domestica) el ello en beneficio de un yo autónomo y diálogo a modo de un cuerpo a cuerpo con el mundo. La inspiración
defiende una concepción de la vida psíquic~ donde los aparatos del yo groddeckiana vuelve a encontrarse en autores que no se valen explícita-
l\ pertenecen a la esfera cognitiva, haciendo representar a la función de la mente de él: antes que en Groddeck, en Jung; al lado de Groddeck, en
señal un papel mayor. Lacan eclipsa el ello en beneficio de un inconsciente Ferenczi, autor de Thalassa; en Rank autor del Trauma del nacimiento;
! estructurado como un lenguaje, constituido por los afectos del significan- después de Groddeck en los que han extendido sin límite la comunicación
llli'i te, donde el ello reflejaría la gramaticalidad, al someter lo imaginario a lo cmpática e intuitiva en detrimento del proceso de la comunicación. Para
simbólico. No desconocemos la diferencia entre señal y significante, entre todos estos autores el lenguaje es "superficial", las palabras pálidas som-
señalización y simbolización. Lo que nos llama la atención .es que tanto bras exagües que nada dicen de la realidad de las cosas, que sólo una
uno como otro se limitan en la dimensión, donde la estructura es amena- uprehensión directa, inmediata, infra o supra verbal puede hacer aparecer
zada de muerte por las pulsiones de destrucción. La pulsión de muerte en •n su irradiación luminosa.
ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 209
208

Se comprende con facilidad que por una inevitable subida de balancín, dicho y el ideal del yo. Se ha además tratado de distinguir entre las funcio-
un movimiento opuesto va a llevar la teoría al otro extremo. El afecto será nes de censura y de interdicción, y las funciones de ideal no han sido
entonces totalmente devalorizado, toda remisión al afecto será considerada suficientemente explicadas sólo a pesar de haber sido apercibidas. Por la
como refugio de un pensamiento ocultista, oscurantista y de cuya ciencia función de censura y de interdicción, el superyó prohibe los afectos de
nada hay que esperar. Se denunciará entonces la ideología implícitamente placer, el que no pudiera recibir la aprobación parental, o lo que el sujeto
religiosa de las corrientes teóricas que pretenden hallar un valor explicativo imagina de esta aprobación, desencadena entonces el displacer. Hay que
a partir del afecto. Esta posición habrá solamente sustituido una ideología prohibir entonces las representaciones, los objetivos deseados que son sus-
por otra, ya que la solución de estas dificultades no puede ser obtenida por ce ptibles, con la promesa de placer que implican, de acarrear esta desapro-
exclusión del afecto. Es sin embargo por esta exclusión del afecto como se bación, por consiguiente provocar el displacer. El placer del sujeto choca
nos revelan estos diferentes caminos. Los que, por ejemplo, reducen el con el displacer del Otro.
afecto a su aspecto fisiológico. Otra manera de hacer abstracción · del El renunciamiento a la satisfacción lleva por consiguiente a la inhibi-
mismo será proponer an modelo lingüístico del inconsciente únicamente ción. Lo que era en principio admitido y aceptado por el yo debe ser
basado en representaciones promovidas al rango de significante. Todas rechazado, condenado y reprimido. Por cierto, lo sexual es objeto privile-
estas rutas nos parecen insatisfactorias. La elección que nos es propuesta giado de la represión. Hay que remontarse hacia el amor por el objeto para
entre la mística y la lingüística no podría responder a nuestros problemas. descubrir las raíces.
Para nosotros la solución reside en la profundización de la moción de Por amor del objeto, entendemos por cierto el placer que puede pro-
trabajo. Trabajo sobre los <;latos del mundo exterior y las huellas que deja curar el objeto, pero también cuando se trata del objeto primordial, seguri-
en el aparato psíquico, trabajo sobre la.s producciones del mundo interior dad, protección, cuidados, presencia de atención. El renunciamiento del
que el aparato debe tratar sin duda con mucho más malestar que las prece- objeto es por consiguiente mucho más global, más extenso que el renuncia-
dentes. Trabajo que ia práctica psicoanalítica nos da a observar y a realizar. miento al placer sexual. Pero en cambio, el placer sexual es lo que da un
significado estructurante al objeto. El renunciamiento del objeto interviene
en forma muy temprana en la relación madre-hijo. Toda madre, por más
IV. SEG UNDA TÓPICA: EL AFECTO Y E L SUPERYÓ. (R ENUNCIAMIENTO, atada que esté a su niño, está también atada a otras cargas: el padre, los
IDEALIZACIÓN Y EXTINCIÓN AFECTIVA) intereses del yo , etc. Por más amado que le sea su hijo, las exigencias
competitivas de estas cargas le prohfben estar exclusivamente atada a él. La
Hemos evocado poco en el curso de nuestro estudio las relaciones entre el prohibición del incesto actúa desde el nacimiento. Las experiencias fusio-
afecto y el superyó. Esto podría sorprender, ya que una parte de la discu- nales con el niño, que tienen un valor integrativo y de maduración claros,
sión que concibe al afecto inconsciente gira, en Freud, alrededor del aná- no pueden ser ni demasiado intensivamente prolongadas, ni sobrevenir
lisis del sentimiento inconsciente de culpabilidad. Todo se presenta como siempre en momentos en que el niño parece reclamarlas.
si Freud no pudiera referirse más que a tal sentimiento y sin embargo La ausencia del objeto es ineluctable. Se sabe que el afecto no es
debiera criticar la expresión como incorrecta. Tanto es así que prefirió la jamás tan intenso ni penosamente sufrido que cuando el objeto -o su
de "necesidad de castigo". ¿Bastaría cambiar la palabra para mejor identi- representación- falta. Pero las experiencias de falta son al mismo tiempo
ficar el hecho? experiencias de rechazo del objeto, donde éste se conoce en el odio. 38 La
La dificultad del problema se desprende sin duda de las particulari- madre exige del niño que pueda esperar, soportar la tensión, dar prueba de
dades de la instancia que representa el superyó. El superyó, se sabe, es de "b uena conducta". A lo que termina por consentir el niño. Freud dice en
la misma naturaleza que el ello. Su crueldad se explica por este parentesco muchas ocasiones, pero en particular en Moisés y el monoteísmo que esta
de naturaleza. Cuando la regresión alcanza el ello, afecta al superyó. La victoria del yo sobre el ello no puede llevarse a cabo más que si, en
neurosis obsesiva y la melancolía, estas enfermedades del superyó, lo de- contrapartida del renunciamiento, una prima narcisística es acordada por
muestran de manera evidente. No basta recalcar este parentesco para: devol- 1 superyó. El niño solicita que se reconozca la proeza que ha cumplido
ver el sup~ryó al ello. Ya que si es cierto que el superyó está directamente con su docilidad, toma el objeto por testigo de su renunciamiento y gana,
conectado con el ello, una parte de él pertenece al yo, en particular en ·n lugar del placer retaceado, un orgullo que el objeto ratifica.
todo lo que concierne a la intúbición y al dominio de los afectos. Se sabe
que la estructura del superyó no es simple, ya que los autores modernos
han distinguido con razón, entre esta instancia del superyó propiamente 38. Objeto del odio, pero no objeto odiado.
210 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 211

Esta satisfacción negativa, de naturaleza narcisística, es la matriz de bición, síntoma, angustia", sobre el hecho que el superyó desenmascara la
una estructura de idealización primaria. Antes que estos comportamientos duplicidad del yo, que encuentra una satisfacción disfrazada en el ejercicio
sean vividos en la experiencia real, funciona de manera precoz un yo ideal de estas funciones defensivas. En el Problema económico del masoquismo
cuyo fin es liberarse de los riesgos de la satisfacción del objeto. "Ser para sí ha de subrayar que el masoquismo se castiga con el gozo que extrae de su
mismo su propio ideal, he aquí la felicidad que quiere alcanzar el hombre", mismo masoquismo, engañando al sup~ryó. ¿Cómo castigaría el superyó
dice Freud en su texto principal sobre el narcisismo ( 1913). Se percibe otra cosa más que un gozo disfrazado e inconsciente? Malestar en la
mejor en estas condiciones los vínculos existentes entre la interdicción del cultura hará, en forma clara, alusión a ello.
afecto de placer y la aparición de afectos narcisistas desexualizados, fuen- De este modo, lo mismo que hemos subrayado en Freud, la existencia
tes de la sublimación. Se notará que no se ha logrado en estos casos más de afectos inconscientes al nivel del ello, postularemos la existencia de
que sustituir un afecto por otro afecto. En nuestra opinión, el movimiento afectos inconscientes al nivel del superyó. Hay que precisar aquí que la
esbozado aquí puede, en ciertas condiciones, ser llevado al extremo. No se presencia de afectos en el superyó y en el ello no implica que existan bajo
tratará ya en estos casos de proceder por el control de los afectos en la misma forma en el yo. Lo que no quiere decir que los afectos deban ser
remplazo de una pulsión por una pulsión de objetivo inhibida (la ternura concebidos como puras tensiones cuantitativas. El afecto inconsciente, el
que remplaza el placer sexual) o a una orientación narcisística que contra- del ello como del superyó, es inconcebible para la conciencia, ya que la
rresta a la orientación hacia el objeto (el orgullo del renunciamiento que calidad del afecto sólo puede entenderse en relación con la conciencia.
compensa la falta de satisfacción), sino de lograr una liberación total hacia Pero el inconsciente, él también, no puede entenderse más que en relación
el objeto en tanto éste sea la condición del placer o del displacer. Pues una a la conciencia. Jamás es concebido como tal, sirio sólo deducido a través
idealización desmesurada conduce al sujeto a las vías de un renunciamiento · de las formaciones del inconsciente. Es notable que todas las formaciones
ascético total, donde todo el aparato psíquico se orienta hacia el mínimo del inconsciente se acompañan de afectos, tanto más sorprendentes cuanto
vital objeta! y afectivo. Se puede considerar que lo que se espera es un que estos no "pegan" con las representaciones que acompañan. Los afectos
afecto de triunfo en el éxito de este proyecto de liberación. En el límite, se que están Il!ás directamente ligados a la influencia titular del objeto, van de
tratará de apagar todo afecto, aun de satisfacción narcisista, para llegar a la presencia de éste -señal de su existencia- a su percepción visual y a su
una neutralidad afectiva total. Estos casos son raros por cierto, porque voz. El papel de las percepciones auditivas está constantemente marcado
representan la faz extrema de toda una serie. Se mide entonces como la por Freud en este punto. 4 0
desexualización, el desafecto conduce a una suerte de cadaverización Más allá de la parusía del habla enunciador de interdictos, la escritura
psíquica. El ideal del yo llega de este modo a satisfacer el narcisismo introduce una mutación nueva, que anonimiza la presencia del superyó. La
39
negativo, el que disuelve la imagen del sujeto en el vacío afectivo. identificación es la resolución del conflicto edípico. La identificación al
El destino del afecto en la neutralización no es el único ni el más ideal del yo es su coronación.
frecuente. Muy a menudo, encontramos a mitad de camino de este resul- Entre las formas elaboradas y lo que se ha dado en llamar precursores
tado, el masoquismo. El superyó del obsesivo, el del melancólico y del del superyó (moral de los esfínteres de Ferenczi, el superyó precoz de
paranoico nos lo hacen aparecer sin hablar del masoquismo moral. Aquí el Melanie Klein), un juego permanente de intercambios tiene lugar. De este
sentimiento de culpabilidad inconsciente, así como el gozo inconsciente modo, el ideal del yo excede las posibilidades del yo, por una exigencia
aparecen en todo su esplendor. ¿Se trata de un afecto verdadero vigilado que toma de la persecución de los objetos internos malos. La maldad del
en el inconsciente? Freud titubeó en afirmarlo abiertamente. Lo que se sujeto está acosada sin cesar, sus insuficiencias denunciadas, sus fallas reifi-
manifiesta es la triple dimensión económica, tópica y dinámica en estos cadas, su hipocresía expuesta a la luz. 41 Aquí también, al ver los tormen-
estados patológicos. Se trata, en efecto, de tensiones pulsionales conside- tos que infligen al superyó y el ideal del yo al yo, se sale pe1suadido de la
rables, de instancias en lucha una contra otras, de deseos absolutamente :xistencia de los afectos i11conscientes que son combatidos. Sin embargo,
opuestos. La dimensión del conflicto llega a su cumbre. Eliminar el.afecto •s ta visión infernal nos hacía creer que el superyó y el ideal del yo no son
inconsciente en estas estructuras no parece posible. Freud insiste en "Inhi·
40. Rosolato puso plenamente a la luz del día el papel de la voz en la teoría
39. Tributo pagado por la muerte a la vida. Hemos dejado de lado, para no psicoanalítica.
extendernos en una discusión de por sí dem asiado vasta, el examen de la hipótesis de 41. Debemos recordar aquí el papel de la vergüenza específicamente relacio-
Freud de las trazas filogénicas al nivel del superyó. El superyó analítico presenta aquí 11uda con el ideal del yo más que con el superyó, generador de culpa. Hemos ampliado
obstáculos. Volveremos a ello. los desarrollos en nuestro trabajo sobre el narcisismo moral.
ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 213
212

para el yo más que temas de tormentos y angustias, esta angustia del retraimiento. A pesar del interés de su punto de vista, sobretodo en el
superyó a la que Freud se refiere en "Inhibición, síntoma y angustia". campo de la psicosis, pensamos que los trabajos de Federn han llevado a
Atribuimos al ideal del yo un papel fundamental en la elaboración y la sustituir por una visión fenomenológica una teorización metapsicológica.
transformación de los afectos, cuya sublimación no nos permite observar Esta tendencia puede aún observarse en el número de trabajos inspi-
más que aspectos parciales. Es el ideal del yo el que valora y moldea los rados en la observación del niño donde la paráfrasis en términos metapsico-
brotes de los afectos primarios. El es también quien da al proyecto su lógicos de una descripción fenomenológica ocupa el lugar de la teorización.
forma y su destino. Si bien es cierto que las exigencias extremas del ideal No hay duda, sin embargo, que toda metapsicología del yo debe incluir la
del yo, heredero del narcisismo primario, pueden reducir a la nada, maso- dimensión genética. Las relaciones del yo y del afecto son, por ende, un
quísticamente, toda realización, hay que denunciar el objetivo analítico capítulo importante de este estudio, aun cuando se limita a los efectos
que pretende "ajustar" los ideales del paciente a las posibilidades que se le propios del yo. Todos los autores están de acuerdo con Freud al insistir
presta, evaluadas con la vara de los límites del psicoanalista. Ya que el ideal sobre el carácter no unificado del yo primitivo dominado por las pulsiones
del yo contiene, él sólo, toda la dimensión de lo posible, del sujeto psico- del ello. Todos los autores están también de acuerdo en subrayar el papel
analítico. - fundamental de los cuidados maternos en.las primeras estructuraciones del
Hablaremos una vez más de una verdad recordada por Francis Pashe y yo. Sin embargo, si no se quiere deslizar hacia la psicología genética, cuyo
que concierne al superyó. El yo sólo puede vivir a condición de ser amado interés es irrebatible, pero cuyo campo es diferente ai del psicoanálisis, hay
por el superyó: La reconciliación con el superyó, como salida de la cura que definir ante todo el dominio del yo para mejor definir la especificidad .
analítica, es un hecho que da la experiencia. Implica renunciar a la megalo- de la relación al afecto. Es útil, pero insuficiente, traer a colación la triple
manía del ideal del yo y del yo ideal. El suicidib tiene lugar cuando el servidumbre del yo al ello, al superyó, a Ja realidad.
sujeto, dice Freud, se siente abandonado por los poderes protectores del La estructura específica del yo está en relación con su situación tópi-
destino. En este caso, la ruptura es consumada entre un yo librado a la ca: en la encrucijada de la realidad externa e interna. Es este sufrimiento
Hilflosigkeit y un superyó que rehusa ayuda y protección, desilusionado insuperable que lo desgarra en dos partes inconciliables: el yo-placer y el
por siempre por el yo. Aquí la angustia de castración cede el paso a la yo-realidad. No debemos concluir rápidamente que habremos así delimi-
angustia de la muerte. Cuanto más lejos lleve el hombre su deseo de poner tado la relación del afecto al yo, localizándola en el yo-placer. Su relación
fin al juicio de Dios, no hará otra cosa más que restablecer la divinidad en con la realidad externa está llena de afecto, esto no sólo porque la realidad
otras figuras sustitutivas que deberán, a su vez, tomar el lugar de los Dioses está constantemente llena de afectos proyectados, lo que cae de maduro,
destronados. sino porque el sentimiento de familiaridad de lo real necesita que lo real
No olvidemos que Freud considera al culto de diversas religiones como sea tratado afectivamente de manera positiva. Una realidad externa perci-
un restablecimiento del poder que sus imágenes han perdido en lo real. La bida de manera poco amistosa, hostil, peligrosa, por los malos objetos que
religión del padre aparece cuando éste decae en sus derechos omnipoten- contiene, y también por la tonalidad difusa que demuestra, no puede ser
tes. Este aumento de poderío acordado a sus hijos debe soldarse por una un campo de informaciones perceptivas que sirve a las tareas del yo. Sin
experiencia de sacrificio. Estas observaciones no han perdido su vigencia en duda debe decirse que el yo debe ser sentido como amigable, benévolo,
nada. que da seguridad, para que la relación con la realidad se establezca. Tam-
poco hay que abundar en un subjetivismo total o alentar una visión ideali-
zante de lo real. Hay realidades honoríficas y el yo que no es sensible a
V. SEGUNDA TÓPICA: EL AFECTO Y EL YO. (LA ALUCINACIÓN NEGATIVA) ellas o que permanece inmutable no está menos alienado que el que cede al
pánico a su vista. Si bien la realidad externa nos es por siempre irreco-
nocible, si la mediación de nuestros instrumentos perceptivos sirve siempre
La última teoría de la angustia ha llevado a Freud a decidir que el yo es el de pantalla entre ella y nosotros, queda algo que nos es cognoscible -y allí es
asiento del afecto. Al estudiar las relaciones entre el afecto y el yo, no donde debemos sorprendernos, lo sabemos- que nos compromete en lo
entendemos estudiar todos los afectos que el yo puede sentir, sino limitar- real.
nos a aquellos que son específicos del yo, es decir, a su organización Este sentimiento de familiaridad con lo real está directamente ligado a
narcisística. los afectos del yo, en la medida misma, como lo ha indicado WidlOcher, en
Federn ha descrito un "sentimiento del yo" estrechamente ligado a las que la omnipotencia de la fantasía pueda contrabalancear el apremio de la
variaciones de estos límites, responsable de sus estados de expansión o de percepción de lo inevitable, de lo necesario, delfatum que rige el cauce de
214 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 215

las cosas. Queda claro que esta carga afectiva de la realidad externa como esta óptica, "el yo aparece como lugar de identificaciones imaginarias del
inversión de base no podría pasar ciertos umbrales sin molestar el ejercicio sujeto" según la fórmula de Lacan. La imagen que se hace de él jamás
de las funciones perceptivas. puede de este modo coincidir con ella misma, por esta alteridad que la
El yo como instancia de la realidad psíquica plantea otras dificultades. habita. Cede a los vértigos de la megalomanía triunfante y a la desespe-
Freud define el yo como un conjunto organizado, que posee una carga ración de una derelicción sin remedio.
constante, lo que lo diferencia de los procesos primarios. Gran número de La teorización de Melanie Klein da cuenta de estas variaciones: split-
autores contemporáneos se han declarado insatisfechos con las concep- ting, introyección y proyección son los mecanismos estructurales funda-
ciones teóricas freudianas sobre el yo y le han agregado el "self" (Hart- mentales. El splitting del yo es esta actividad de división por la cual la
mann, Erikson, Jacobson, Winnicott, por no citar más que a los princi- simbolización primaria se instaura, separando lo bueno de lo malo. Este
pales) o una construcción metapsicológica equivalente. La necesidad de splitting es necesario para que puedan operarse las integraciones necesarias
una referencia al sentimiento de identidad ha justificado el hecho. No nos para la unificación del yo. Las relaciones de objeto del yo dependen del
parece sin embargo que ello haya agregado mucho a nuestro conocimiento contexto afectivo, dé las trazas dejadas por experiencias de los buenos
del yo. La concepción freudiana del narcisismo nos parece ofrecer recursos objetos en el yo. Está claro que la lucha contra los afectos de persecución
inexplorados. La introducción de identidad en la metapsicqlogía está fun- que se oponen al trabajo de unificación del yo hace de éste una sede de
dada en el afecto relativo a la unidad del yo, a su sentimiento de auto-per- conflictos y de tormentas afectivas constantes. Todo éxito de experiencia
tenencia. Aún es cierto que la clínica nos pone de más en más frente a integradora crea un afecto de triunfo en las huellas dejadas en el yo por los
casos en que el malestar de existir, la angustia ante el sentimiento de malos objetos. No hay que olvidar que esta experiencia de fusión de los
ignorar quién se es y lo que se es, dominan el cuadro clínico ¿no hay que núcleos del yo, sólo es posible al precio del rechazo de una parte del yo,
intentar explicar estos estados a través de instrumentos metapsicológicos expulsada por identificación proyectiva. Lo que significa que el yo no puede
existentes antes de crear otros? Freud, en Neurosis y psicosis no señala evolucionar más que cortando una parte de sí mismo. Cuando en la faz
acaso que el yo, para evitar un rompimiento, lo evitará deformándose, depresiva, la coexistencia en el seno del yo de sus dos partes, el yo bueno y el
admitiendo escotaduras en su unidad "y quizás efectuando en su seno una malo, es compatible con la búsqueda de la integración, será al precio de un
escisión o una división" .4 2 ¿Cómo no vincular este trastorno de identidad trabajo de duelo sobre el objeto que entraña la necesidad de proceder a la
a la identificación? En verdad, lo que ha guiado a los autores fue quizá reparación de las destrucci0nes que éste ha podido sufrir. Tendrán lugar
devolver al yo parte de las funciones de que la psicología preanalítica lo entonces las identificaciones conflictuales al objeto bueno y malo, con sus
había dotado: sentimiento de unidad, ser dueño de sí mismo, autoperte- uspe ctos específicos de triunfo o de fracaso. Hay naturalmente que tomar en
nencia, individualidad esencial, etc. En estas condiciones, se prefiere i;uenta el resultado de otros mecanismos de defensa, omnipotencia, nega-
olvidar que es a propósito que Freud habla del yo como de una instancia ción, identificación introyectiva, etc. La alienación del yo es inevitable, en
que sólo adquiere sentido en su relación con las dos otras, que una parte la medida en que se superponen y se mezclan los estados del yo como
importante del yo -y Dios sabe cuál- es inconsciente, lo permanece siem- vivencias primordiales y los estados del yo como resultados de opera-
pre y que la identificación es doble. Lo que Freud discutía con vigor ¿no ;iones defensivas. La resultante es este estado del yo en la representa-
volvería en forma subrepticia con el self a retomar su lugar? Notemos que :ión que adquiere de sí mismo, constitución del narcisismo secundario y el
sería erróneo defender una tesis opuesta sobre la impotencia absoluta del ufecto que tiene esta representación luego del duelo del objeto. Allí donde
yo; Inhibición, síntoma, angustia, nos presenta el yo como menos impo- un componente indisociable daba lugar al afecto y a las representaciones
tente que como aparece en El Y o y el Ello. Es esta ocasión en que fue de- ~i n distinción, la autopercepción del yo se disocia del afecto, sin poder
nunciada la Weltanschauung que se había apurado en explotar las carencias vitar que tengan eco uno sobre otro. Las identificaciones son el resultado
def yo freudiano. de las incorporaciones de objetos y de introyecciones de afectos ligados a
Sin embargo, lo que Freud consideraba como un avatar del yo, la las experiencias de estos objetos. La capacidad de estar solo (Winnicott) en
escisión, se revela de hecho participando de su estructura. El yo está escin- presencia de la madre subraya el cumplimiento de esta autorrepresentación
dido por su doble orientación externa e interna. El yo de la realidad 1foctiva. Se presentan de este modo, por un lado una distinción entre
psíquica está él mismo dividido entre identificaciones contradictorias. En 1epresentación y afecto, por otro, algo mixto indisociable susceptible de se-
pararse en sus elementos constitutivos. Por esta separación, los efectos de
il'cctos estarán ligados no sólo a estados internos, sino a situaciones: aque-
42. SE, XIX, p. 153.
1111 donde la presencia del objeto puede ser evocada en la representación,
216 ESTUDIO TEÓRICO EL AFECTO Y LAS DOS TÓPICAS 217
aquella donde la percepción del objeto puede llevar a un cambio afectivo. de la pérdida de poder hacer coincidir una representación interna y su
Hemos ya insistido sobre la importancia del sistema perceptivo-represen- correlato perceptivo. Se comprende mejor que Freud haya estado obligado
tativo en lo que concierne al objeto. en introducir ya en el Proyecto esta inhibición del yo que permite diferen-
Concluiremos este capítulo con la evocación de la percepción y de la ciar en forma temprana la alucinación del objeto y su ausencia en lo real.
representación del objeto. Lacan describió la fase del espejo y marcó, por Cuando la alucinación atañe la imagen de sí y su ausencia en lo real, la alu-
una expresión que ha conocido cierta fortuna el afecto que lo acompaña: cinación positiva cubría esta falta intolerable. El afecto, en el caso de la
la asunción jubilatoria del niño. La clínica nos enseña que esta experiencia alucinación negativa, totaliza, por sí solo, todo el poder de la representa-
del espejo está sujeta a otras vicisitudes. Queremos hablar de esta falta de ción. Remplaza a la representación de sí, efectúa la comprobación de lo
representación de sí, tal como nos la muestra la alucinación negativa del que falta en su lugar y hace surgir el horror que acompaña a la comproba-
sujeto. Allí donde debiera aparecer la imagen del sujeto en el espejo, nada ción; va a intentar, más allá de la comprobación, inscribir a todo precio en
aparece. Sólo es visible el marco del espejo, en el que nada se inscribe. Es la superficie reflexiva una representación. Al fracasar, no ' podrá ponerle
entonces donde el sujeto vive la ausencia del yo, el 'Vacío acusado por una remedio más que haciendo aparecer un Otro alucinatorio, que no ha de
fal.ta de imagen que atenta contra el narcisismo secundario. Lo que le falta reconocer. Por más idéntico que parezca, éste no será más que un doble,
al sujeto no es el sentimiento de su existencia, sino la pru~ba especular de una mitad sombría y perdida que vuelve de los infiernos para perseguirlo.
ésta. Esta ausencia de la representación del sujeto va acompañada por un Este paradigma, es el de la cura psicoanalítica. La resolución de trans-
acceso de afecto de angustia que puede asemejarse a la angustia de la pérdida ferencia coincidirá, para el paciente, con el reconocimiento de esta imagen
del objeto. Aquí la representación y afecto están disociados con la desapa- como propia, no tan abominable como lo teme, ni tan halagadora como lo
rición del poder de percibir la representación. desearía. Hay que tener sin duda coraje y humildad para consentir en
Lo que falta no es el sentimiento de existencia, sino el poder de reconocerse como los demás os han visto siempre.
representación. El afecto es vivido con intensidad máxima, no pudiendo
apoyarse sobre ninguna representación, ya que el espejo no devuelve más
que su reflejo.
Este marco evoca otro vacío, el vacío del Otro. El Otro que soy no
aparece más, el sujeto es devuelto a su sola presencia corporal como vivida.
¿Qué significa entonces el afecto que se manifiesta en esta ocasión? ¿Es la
angustia del vacío, análoga a la ausencia percibida del pene de la madre?
Esto, que es posible, no basta. Esta afanisis del sujeto, por donde su
imagen es devuelta a la muerte, es responsable de esta angustia, por cierto,
pero esta significa otra cosa. El afecto de angustia traduce el esfuerzo del
yo para llegar a todo precio a una representación de sí. Se busca en otra
parte, en todas partes, alrededor de él, fuera de él, y no encuentra ningún
paliativo a este exceso de presencia. Busca llegar a esta imagen perdida que
le falta, y es esta imposibilidad de volverse a encontrar la que es respon-
sable de la angustia. Se falta a sí mismo, ya que el reflejo vacío es vivido,
no como pura ausencia, sino como una alucinadón de ausencia. Es porque
la imagen está recubierta por una alucinación de falta que el sujeto busca,
más allá de esta alucinación, el encuentro de su representación. El afecto es
el testimonio de este esfuerzo para encontrar su imagen, más allá del
espejo, del otro lado del espejo. Es por este corte que lo vuelve impotente
para suturar dos partes de sí mismo porque el afecto surge, coronando el
fracaso de la tentativa. La escisión aquí es absoluta: entre representación y
afecto, pero también entre una representación de sí interna y su ausencia
de proyección en el espejo.
Estas observaciones pueden guiarnos en la apreciación de los efectos
EL PROCESO

CAPÍTULO VI equívocos deben ser aclarados aquí. En nuestra opinión, el psicoanálisis n


puede pretender ofrecer un panorama exhaustivo del desarrollo, no es un
BOSQUEJO DE UN MODELO TEÓRICO: EL PROCESO teoría de la personalidad, como a veces se sostiene. Su objeto es mú
limitado, más específico. Aún si la segunda tópica parece ampliar el campo
de la primera, el objeto del psicoanálisis queda centrado alrededor de la
investigación de lo que Freud llamaba en el Compendio, el "mundo inte-
rior", el de la realidad psíquica, es decir, del deseo, de las pulsiones. Si
otros sistemas que el inconsciente o el ello son tomados en consideración
l. AFECTO, HISTORIA, ESTRUCTURA por la investigación psicoanalítica, es siempre en la medida en que el
consciente, el yo y el superyó están ligados al inconsciente o al ello y
Una concepción teórica del afecto no puede escapar a la confrontación encarados a partir de ellos.
histórico-estructural. Esta confrontación puede ser precisada en l!i teoría El segundo malentendido, que no está en relación coii lo que precede,
psicoanalítica misma, como también en la práctica psicoanalítica . Se puede es que el punto de vista histórico tal como lo encara el psicoanálisis no
plantear una doble oposición según los parámetros de la historia y de la puede coincidir con la concepción psicológica del desarrollo. Esta se pre-
estructura. Por una parte, la oposición entre afectos primarios y los afectos senta como un proceso de integración acumulativa, en un campo lineal.
secundarios, al deber los términos primarios y secundarios estar compren- Sería aquí abaratar lo que realmente pertenece al descubrimiento freudia-
didos en una ambigüedad histórica y estructural; éstos se entienden en el no, es decir la estructuración posterior y la compulsión de repetición.
sentido de una sucesividad diacrónica al preceder el primario al secundario, No podemos extendernos más sobre el papel de la noción posterior
y de una simultaneidad sincrónica, al firmar el primario su coexistencia (apres coup). Recordemos sólo algunas formulaciones que hemos desarro-
con el secundario; el conjunto refleja finalmente un doble sistemático que llado ya: 1 el momento de lo vivido y el momento de la significación, no
difiere por su modo de organización. Se designará por afecto primario a los coinciden. Lo que está significando en el momento de lo vivido está, por
afectos más antiguos, menos elaborados, y los afectos relativos a un modo decirlo así, a la espera de significación. El momento de la significación es
de organización que se opone al modo de organización secundario. Por siempre retroactivo. Si una significación parece, en la rememoración, haber
otra parte se podrá ver que el afecto se da siempre en una bipolaridad coincidido con lo vivido, lo más corriente es que se trate de una elabo-
constitutiva; de este modo a la pareja placer-displacer, responderán otras ración ulterior, remitida a lo vivido inicialmente. Ésta se acompaña de una
parejas, como lo bueno y lo malo, el gozo y el dolor, el amor y el odio, el "significación" distinta, estaba de algún modo encuadrada en una "teoría
malo y el bueno. se xual" que la situaba. Se podría casi decir que vivido y significación se
A los tres puntos de vista que constituyen la metaps1cología según reclaman uno al otro sin jamás encontrarse. Lo vivido corre tras la signifi-
Freud (dinámico, tópica, económica), se ha pretendido agregar dos otros: ;ación, sin encontrarla. La significación se adquiere cuando lo vivido se ha
el punto de vista genético y el punto de vista estructural. A nuestro enten- perdido para siempre.
der, estos agregados no se justifican en la medida en que la oposición De todos modos, la intensidad afectiva de lo vivido no podría terminar
histórico-estructural se inscribe o encuentra, en cada uno de los puntos de n una significación que exige un despojo, un desistir de lo afectivo. Por lo
vista constitutivos de la metapsicología. Si Freud no los distinguió explíci- tanto, el renunciamiento que acompaña la significación es lo que orienta la
tamente, es porque forman parte de la gestión implícita de toda teoriza- investigación hacia el encuentro retrospectivo de las condiciones de lo
ción en psicoanálisis. Sin embargo, hay que separarlos artificialmente para vivido, sin jamás volver a vivirlo plenamente. Se dirá que ciertos hechos
demostrar, en cuanto al afecto, lo que recubre cada uno de ellos. 1hogan por la tesis contraria: la iluminación por la cual todo se esclarece
!l ll el instante de un momento fecundo afectivo. En nuestra opinión, el
1. Afecto e historia 11i omento de este encuentro es siempre el de un efecto de resonancia; de
1111 momento que atrapa fragmentos pasados, esparcidos y desligados, pero
Ninguna noción más que el afecto está más directamente ligada a la dimen- que pertenecen a otra secuencia temporal.
sión histórica. Cuando se piensa en lo que permanece de irreductiblemente Caemos aquí en el segundo punto de la teoría psicoanalítica de la
infantil (enfantin), por no decir pueril (infantile), en nosotros, es en el
afecto en el que piensa. La investigación psicoanalítica orientada hacia el
estudio del desarrollo se preocupa ante todo del desarrollo afectivo. Dos l. La diachronie dans le freudisme , Critique, No. 238.

12181
220 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 221

historia: la compulsión de repetición -en tanto que apunta al afecto. Si cuantitativa que acompaña la descarga presexual, la descarga postpuberal
bien no se puede olvidar la teoría psicoanalítica de las etapas de desarrollo es cuantitativamente mucho más importante. 4
de la libido (oral, anal, fálica, y luego genital) hay que insistir sobre el Esta comprobación nos conduce a reevaluar nuestras concepciones
hecho de que este esquema cómodo puede estar en el origen de confu- sobre la evolución de los afectos. Si bien los afectos del niño pequeño, del
siones muy lamentables, que rechaza la teoría psicoanalítica hacia una infante, parecen poseer indudablemente una violencía singular, es falso
concepción tradicional de la evolución individual. La teoría de las etapas pretender que su evolución irá sin cesar en el sentido decreciente. Nos
implica su contrapartida: la compulsión a la repetición, esencia de todo parece, por el contrario, que la mutación puberal es concomitante con una
fenómeno pulsional. Si se postula una evolución afectiva que vaya de las intensificación considerable de los afectos. Elevación cuantitativa que va
expresiones afectivas más primarias hacia expresiones afectivas más sutiles, de la mano con una transformación cualitativa decisiva. Es después de la
hay que señalar que ninguna "superación'' es jamás adquirida definitiva- pubertad cuando lo sexual toma toda su significación. Cuando un niño
mente y que el retorno de los afectos más antiguos es, en todo momento, habla abiertamente, en el período edípico, de casarse con su madre y de
de derecho y de hecho, posible. dormir con ella, las fantasías sexuales que pueden yacer en la masturbación
Sin embargo, se visualiza generalmente la vida afectiva según un esque- infantil pueden difícilmente ser comparadas con las fantasías de su herma-
ma que nos parece incompleto e inexacto. Se postula siempre un sentido a no mayor adolescente (que considera las palabras de su hermano menor
la evolución, yendo siempre de una violencia afectiva originaria a una con condescendencia) y que acompañan una masturbación donde pone en
atenuación afectiva progresiva que sería el hecho de una maduración -la escena comportamientos sexuales que soñaría realizar con el objeto de su
maduración afectiva. Sin insistir más sobre el aspecto normativo de tal amor del momento. La emoción del menor, por más edípica que sea, está
concepto - que los hechos desmienten: el crimen pasional y el suicidio son lejos de equivaler cuantitativamente y cualitativamente a la emoción del
menos frecuentes en el niño que en el adulto- traeremos a colación algu- mayor. El complejo de Edipo está destinado al fracaso, no solo a causas de
nos ejemplos tomados de Freud. En el "proton pseudos'', la "primer men- las razones que prohiben sus deseos, sino también por el hecho de su
tira" a la que Freud hace referencia en "Proyecto", Freud mismo revela los prematuración sexual. Hablar, en estas condiciones, de repetición de afec-
dos tiempos de represión de dos escenas, cada una habiendo sido acompa- tos, debe acarrear un correctivo importante. Son quizá los mismos afectos
ñada por una descarga afectiva y sexual. que emergen de nuevo en la sexualidad postpuberal, los del período pre-
sexual, pero sus transformaciones cuantitativas y cualitativas impiden toda
Descubrimos invariablemente que un recuerdo está reprimido y se reducción de unos y otros. La psicología tradicional hacía coincidir sexua-
vuelve traumatismo posteriormente." "La causa de ello se encuentra en la lidad y genitalidad; el psicoanálisis ha descubierto la sexualidad infantil;
aparición del desarrollo individual. 2 sería erróneo confundirlos. Sobre la esencia de lo presexual, es difícil
pronunciarse. Diremos sólo que la prueba del carácter indeseable de estos
Freud postula la existencia de un sexual-presexual: deseos nos es dada por los mecanismos de defensa que suscitan.
Del mismo modo que hemos distinguido entre afectos primarios y
La palabra "presexual" significa "anteriormente a la pubertad, antes afectos secundarios, debemos proceder a una distinción correspondiente
de la aparición de los productos sexuales". 3 entre defensas primarias y defensas secundarias. A lo largo de su obra,
Freud intentó, sin jamás explicarlo, una sistematización histórico-estruc-
En la investigación de las determinantes del proton-pseudos, atribuye tural de los mecanismos de defensa. Se encuentran las huellas de ello en las
a la precocidad de la descarga sexual la primera represión. Es la descarga Cartas a Fliess. 5 Recordamos las discusiones sobre la represión, concebida
sexual postpuberal la que transforma el recuerdo de la primera descarga en como defensa entre otras, o como mecanismo estructural de importancia
traumatismo, por asociación. Pero está claro que la evolución difásica de la enorme.
sexualidad, que separa la sexualidad infantil de la sexualidad de la adoles- La histeria y la neurosis obsesiva han claramente demostrado a Freud
cencia hace aparecer un aspecto nuevo. Cualquiera que sea la intensidad

4. Se ve aquí como la cantidad puede tener doble papel cuantitativo-cualitativo:


por una parte opera una intimación sobre las cantidades antecedentes, y por otra
2. SE, 1, p. 356. transforma el recuerdo en traumatismo.
3. Carta a Fliess del 15-10-1895, no. 30, p. 113, enNaissance de la psychanaly- 5. Véase en particular el manuscrito H del 24-1-1895 (SE, 1, 211); la carta 46
se, trad. por A. Berman, Presses Universitaires de France, 1956. del 30-1-1896 (SE, 1, 299); la carta 52 del 6-12-1896 (SE, 1, 236).
222 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 223

el papel de la condensación y del desplazamiento. En Los instintos y sus resultados. El principio de realidad sucede o coexiste desde el comienzo
destinos, asigna a este ataque contra sí mismo y contra el contrario una con el principio del placer, lo esencial es marcar su acoplamiento. Freud
fecha anterior a la represión. El papel de la proyección en la paranoia ha habla de la soberanía de la primacía de uno sobre el otro. Es decir, que
sido reconocido desde la primera hora; la teorización está dada en el traba- comprueba su funcionamiento a la vez de manera agónica y antagónica. El
jo sobre Schreber, la introyección del objeto perdido está ligada a los afecto debe ser mantenido en la "observación": hay que darle satisfacción,
procesos de duelo y de melancolía. Inhibición, síntoma, angustia ve com- pero no darle entera satisfacción, so. pena de verlo ganar supremacía sobre
pletar las defensas propias de la neurosis obsesiva: aislamiento, anulación los procesos psíquicos. Por lo contrario, la empresa del aparato psíquico de
retroactiva, formación reactiva. En fin, la escisión del yo corona este con- liberarse de todo apremio afectivo está cargada de graves peligros. Ya que,
junto en uno de los últimos trabajos de Freud (1939). Anna Freud hará, en bajo una influencia idealizante, el yo puede -no pudiendo evitar el displa-
1936, el balance de estas operaciones defensivas. cer- desear desligarse de la esclavitud afectiva renunciando a todo placer.
Pero es en los trabajos de Melanie Klein, nutridos de los aportes de Sigue entonces, cuando la meta está casi lograda, un sentimiento de vacío
Abraham y de Ferenczi, que se pone en claro las defensas primarias: esci- psíquico de muerte afectiva, que no es dolor, sino más allá del dolor, algo
sión o disociación, introyección, proyección (completada por la identifi- que toca hasta el sentimiento del existir. De allí el juego movedizo, conflic-
cación proyectiva), negación , omnipotencia, abren nuevos horizontes en la tual de un equilibrio siempre inestable entre los principios del funcio-
interpretación de formas clínicas más regresivas. ¿Defensas contra qué? , se namiento psíquico.
ha preguntado. Contra los afectos sin duda. Para Freud, los afectos estaban
ligados, como lo expresará en Inhibición, síntoma, angustia, con la pérdida 2. Afecto y estructura
del objeto, con la pérdida del amor del objeto, con la pérdida del miembro
sexual, con la pérdida de los poderes tutelares protectores internalizados El principio de placer-displacer, por el hecho mismo de ser un principio y
en el superyó. Para Melanie Klein, el peligro primordial, correlativo de una no el reflejo de una gama de estados, juega el papel de un organizador de la
angustia de muerte, es el temor al aniquilamiento. No hemos de decidirnos vida psíquica. Su situación intermediaria debe ser subrayada.
entre las opiniones de Freud y de Melanie Klein. Sus divergencias sólo se Es heredero del principio de Nirvana. Este último aspira a la abolición
esclarecen a partir del material diferente que constituye la base de su total de las tensiones, a su reducción a nivel cero, es decir, al silencio
reflexión. De hecho, Freud y Melanie Klein, no utilizan palabras radical- afectivo total. El principio de placer debe contentarse con la reducción de
mente opuestas. Para Freud, lo que es amenazador, es la invasión pulsional las tensiones (sobre todo de displacer) al nivel más bajo posible. Hemos, en
coincidente con un aumento de la tensión, que los mecanismos de defensa trabajos anteriores, dado ejemplos de la actividad del principio de Nirvana,
no logran contener. Lo que está amenazado, es la organización del yo, en ciertas estructuras narcisísticas. Pero la acción del principio placer-dis-
cuyo poder de unión no puede controlar est~ energía torrencial. Para placer es doble. Si su meta es huir del displacer, su meta es también la
Melanie Klein, lo que es amenazador, es la liberación de los instintos de obtención del placer. Por ello, orienta el curso de los procesos psíquicos
muerte, que se manifiestan psíquicamente por la angustia de muerte o hacia la búsqueda del placer y su conservación. Cuando está únicamente
temor al aniquilamiento. Lo que está amenazado es el yo embrionario, que orientado hacia esta finalidad, Freud demuestra que está al servicio de la
corre el riesgo de sucumbir a los ataques de los objetos malos cargados de pulsión de muerte, el agotamiento total del Eros en la descarga, dejando
agresividad destructora. ¿Hay entre estos dos conceptos una zanja impo- campo libre a las pulsiones de muerte. Pero cuando el papel del principio
sible de llenar? de placer es también la preservación del placer, otro principio debe turnar-
Frente a esta visión genética de los mecanismos de defensa, hay que se en esta finalidad. A este respecto, el principio de realidad, heredero del
1 ' <.:0nsiderar la dimensión estructural que les corresponde. Se puede opinar, principio del placer, asume también este papel.
con Laplanche, que las interdicciones mayores: prohibición del incesto e Volvemos aquí a la discusión genética: debe necesariamente pensarse
interdicción del parricidio, tienen esta función. Pero se puede también que el principio de realidad sucede al principio de placer y no se puede
defender la opinión de que esta dimensión estructural está representada opinar que los dos coexisten desde el principio, solución propuesta por
1
por los principios del funcionamiento psíquico que tienen ciertos lazos con Laplanche y Pontalis. Estos parecen considerar que una distinción debe
los afectos: principio de Nirvana y principio de placer-displacer. operarse entre pulsiones de autoconservación sensibles de golpe al princi-
Sabemos que la me ta del principio placer-displacer es ante todo la pio de la realidad, por equipamiento hereditario, y pulsiones sexuales,
huida del displacer. Serán por consiguiente los mecanismos de defensa que inaccesibles al principio de realidad, sólo gobernadas por el principio del
se esforzarán en obtener, pagando un precio más o menos elevado estos placer. Desde esta óptica, no habría verdadera transferencia de la soberanía
224 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 225

del principio de placer al principio de realidad, sino coexistencia conflic- las formaciones del inconsciente, ya se trate del síntoma, del suefio, del
tual de entrada. Sin embargo, ¿Cómo resolver el pasaje de las primeras acto fallido o lapsus, o del olvido, todos revelan un complejo formado por
constelaciones de placer a sus formas ulteriores? Es, según Laplanche y representaciones y afectos. Pero ninguno de ellos lo demuestra en forma
Pontalis, el acceso al complejo de Edipo y a las identificaciones lo que tan clara como la fantasía. La práctica psicoanalítica nos ha ensefiado a
ordenaría el acceso a la realidad. Ya no se trata aquí de la realidad externa, buscar en las palabras del analizando la fantasía que le es consubstancial.
cuyo campo se ha estructurado según sus vías propias, sino de la realidad La fantasía consciente es por sí misma elemento de estas palabras e invita a
psíquica, que se enfrenta al deseo y al inconsciente. la investigación de la fantasía inconsciente que esconde. El descubrimiento
Por cierto, las nociones de realidad y de placer no son simples en la de esta fantasía inconsciente se efectúa a partir del proceso de concate-
obra de Freud. El análisis de los textos demuestra como Freud distingue nación que liga entre ellos a los elementos concatenados: representación de
un "yo-realidad del comienzo", que tiene por función distinguir el origen Ja palabra, de la cosa, del afecto, estados del cuerpo propio, actos. Cuando
interno o externo de las excitaciones, un "yo-displacer originario", que las palabras suspenden las representaciones, se continúan por un afecto que
introyecta todo lo que es bueno y rechaza fuera de sí todo lo que es malo señala la existencia de un verdadero vacío en la continuidad de las repre-
y, por fin, un "yo-realidad definitivo" que actúa según el conflicto de la sentaciones.
realidad, tratando de encontrar nuevamente en el exterior el objeto real, el
que responde al objeto primitivamente satisfactorio. El afecto aparece como remplazando a la representación. El proceso
Este paréntesis tenía por objetivo recordarnos de las dificultades de una de concatenación es una puesta en cadena de cargas donde el afecto posee
concepción genética demasiado simple, haciendo derivar el principio de la una estructura ambigua. Cuando aparece como elemento de discurso, se
realidad del principio de placer. En nuestra opinión, la solución no consiste somete a esta cadena, se incluye ligándose a otros elementos del discurso.
en optar por la concepción genética o la concepción estructural, sino admi- Pero cuando rompe con las representaciones, se convierte en este elemento
tir su doble hipótesis. Lo que sigue al nivel de la obra freudiana, parece_dar del discurso que rehúsa dejarse ligar por la representación y "sube"
en su lugar. Cierta cantidad de cargas adquiridas se acompaña de una
lugar a una contradicción y también a una ambigüedad fecunda de la mutación cualitativa; el afecto puede entonces hundir la cadena del discur-
polisemia de la teoría psicoanalítica. so en la no-discursividad. El afecto es entonces identificado a la carga
En lo que concierne al afecto, lo que nos interesa en defnitiva, es el torrencial que rompe los diques de la inhibición, sumerge las capacidades
complejo cuantitativo-cualitativo que forma. Es necesario señalar que si la de unión y del dominio del yo. Se convierte en una pasión sorda y ciega,
génesis del afecto depende de la presencia o ausencia de una percepción arrasadora para la organización psíquica. El afecto de pura violencia agita
externa, y si su desarrollo implica una descarga corporal interna así como esta violencia reduciendo el yo a la impotencia, obligándolo a adherirse
una agitación motriz externa, el orden del afecto es el de la realidad plenamente a su fuerza, subyugándolo en la fascinación de su poderío. El
psíquica. Así como una distincióµ es necesaria entre el orden del deseo afecto está constreñido entre su encadenamiento en el discurso y la ruptu-
y el orden de la necesidad, al pertenecer el primero a la realidad psíquica, el ra de la cadena, lo que devuelve al ello su poderío original.
segundo a la realidad fisiológica, una distinción equivalente debe asignar
al afecto su lugar psíquico. Este lugar, en lo que se refiere a la concepción psi- Estas fuerzas amarradas y liberadas pueden volverse hacia el objeto, o
coanalítica, no podría ser situado en el cuerpo, y aún menos en el mundo hacia el yo; ponerse al servicio del Eros, o al servicio de pulsiones de
exterior. El afecto es parte integrante de las pulsiones regidas por el prin- destrucción. Toda la gama de las estructuras clínicas ilustra los estados
cipio de placer-displacer. pasionales que responden a ello. Eros del yo en la megalomanía triunfan-
te, negadora del objeto y de la muerte, suicida destructor del objeto en el
Esta organización dualista del principio de placer-displacer es tan
yo y del yo confundido con él, pasión del deseo de posesión amorosa de
fuerte que uno de estos términos no puede concebirse sin el otro. No hay
un objeto concebido como único deseable, en detrimento de la autoconser-
placer por tan lleno o tan completo que sea, que no lleve en su sombra el
vación más elemental, odio implacable por el objeto que busca su dominio
displacer posible. No hay displacer, aún el más desesperante, que no deje
y su destrucción absoluta, etc. La clínica psicoanalítica nos demostrará
entrever una búsqueda de placer. La dicotomía de los principios se articula
tras cada una de estas posiciones su doble invertido. Negación de la impo-
con las otras dicotomías, la de lo bueno y lo malo, la del gozo y el dolor, la
tencia del yo, de la ambivalencia llena de odio del amor, de la carga
del amor y el odio, la del bien y el mal. A estas dicotomías se agregan
narcisística del objeto, del amor que el odio oculta en sus " pliegues", etc.
otras, la de lo interno y lo externo, la del mundo exterior y del mundo
interior, la de la realidad psíquica y de la llana reali.dad. Pero finalmente , es el resultado el que demuestra de qué lado se inclina la
Todo lo que tomamos del principio placer-displacer, lo conocemos por balanza.
226 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 22 7
Estos poderes infernales del ello Tiegan a la conciencia, como un eco, permanecido lícitos: el dolor por el duelo de un objeto amado, alegría ante
bajo la forma del afecto. Se comprende que el papel del yo y de los las satisfacciones que proceden del amor por el objeto, todo nos recuerda
mecanismos de defensa sea el encadenamiento de los afectos. Lo que no que sólo toleramos estos afectos cuando están revestidos de los arneses del
significa su neutralización, pero sí su sujeción a una organización. El proce- superyó.
so primario es una organización primaria, quizá lo que se podría concebir ¿Qué se exige del analista, sino el contralor de su.s afectos? Para-
como organización del ello; el proceso secundario es una organización dojicamente, se le exigirá también la empatía. Pero ¿qué es la empatía que
secundaria, la organización del yo. sabe dócilmente confinarse en la observación de sí misma, para interro-
Que los que temen que tal concepto nos lleve a alguna apología de la garse sobre el padecimiento que comporta? Este contralor afectivo no es,
razón correlativa a una denuncia de las pasiones se tranquilicen. Los pode- en fin de cuentas, más que el contralor del Ello y de las pulsiones, el
res del ello, lo sabemos por experiencia, son los más indomables. Permane- dominio de nuestra infancia, salvaje y apasionada.
cen, el curso de los acontecimientos lo demuestra, los primeros. La trans- Si la inocencia es la "espontaneidad" engalanada de todas las virtudes
formación de Erinnyes en Euménides es una proyección legendaria. Los creadoras ¿predicaremos, entonces, como ciertos profetas contemporá-
derechos de la ciudad obtienen el triunfo sobre la sangre, pero en el seno neos, la vuelta a la inocencia? ¿Hemos de recomendar la inmersión en la
de la ciudad fuerzas letales reaparecerán y despedazarán a sus miembros. fuente de juvencia que nos devolverá nuestra primera naturaleza? No
La ciudad corre el riesgo de morir por sus conflictos, y el mundo humano hemos de ver en ello más que una ilusión donde se engaña la conciencia
con ella. La sola esperanza, -Freud lo expresa al final de su obra- es el oprimida. El sueño de la razón engendra monstruos, dice Goya. El Eros
triunfo de Logos y de Ananké sobre Eros y las pulsiones de destrucción. Es que resurgirá de este tnodo no será, no importa lo que se diga al respecto,
decir, sobre una mutación de Eros. Donde estaba el ello debe llegar el yo. un querubín cachetudo, y sus flechas, para mejor llegar a su meta, serán
El sentido de esta proposición debiera ser que Eros no puede triunfar a las untadas con un veneno virulento.
pulsiones de muerte si Eros no se convierte en el Eros de Logos o si el De todos modos, es contar sin Thanatos, Thanatos el invisible, el
Logos se convierte en Logos de Eros. innombrable. No es necesario exorcisar las fantasías y esperar el día de la
El afecto, cuando penetra en el campo consciente, cuando "su floreci- liberación. Su alba no ha de llegar. Ya que si el inconsciente es no-tempo-
miento no ha sido ahogado en el germen por la inhibición, irrumpe en la ral, los afectos originarios (a pesar del rostro de la locura) están irremedia-
pantalla de la conciencia. El afecto abraza al yo en el gozo como en el blemente perdidos con los objetos de nuestra infancia; sólo revive
dolor, en el placer como en el displacer, y a veces no deja lugar a ninguna incansablemente la decepción de su pérdida, la desilusión a la que buscare-
otra actividad psíquica, tanto se infiltra en el campo del que se ha apode- mos indefinidamente consuelo.
rado. En esta subversión del yo, el sujeto se representa como otro. No se La condición humana es alienación afectiva porque reconstituye sin
reconoce más en este estado que se ha apoderadb de él. Aun en los afectos cansancio este olvido, y el recuerdo del animal que el hombre ha sido, no
agradables que pueden dar el sentimiento "de ser por fin uno mismo", este cesa de ser y no puede ya ser jamás, a la vez Logos y Ananké. La alienación
sentimiento no adquiere todo su valor sino mostrando la diferencia entre el afectiva es el precio de su advenimiento. Esta deuda no nos será jamás
sí del momento feliz y el otro - corte que marca la diferencia entre lo pagada.
extraordinario y lo ordinario. El afecto es la epifanía del Otro por el Y sin embargo, el fin de un psicoanálisis ¿no es acaso devolver al que
sujeto. El doble sale de la sombra y ocupa el lugar del yo, un yo que se se presta a él la gran dosis recuperable de su riqueza afectiva perdida?
~lilata y se extiende hasta el mundo que lo rodea, o se estrecha y se Poner al Logos a este servicio y convocar a Ananké para resignarse a que
restringe en los recovecos de su desamparo. La vieja capa de la infancia todo no pueda ser reconquistado por esta búsqueda es una de las paradojas
renace, el hombre viejo revive, los éxitos o los fracasos del intelecto pare- de este imposible oficio.
cen irrisorios ante esta apremiante presencia del Otro. El terreno conquis- La pareja formada por Logos y Ananké ha salido del Eros y de Thana-
tado por el afecto, esté acompañado por un estado de gozo o del dolor, tos. Logos, como Eros, es el poder de vida, de ligadura; Thanatos y
acorrala al sujeto amenazado. Este puede dañarse en esta irrupción afec- Ananké, poder de separación. Su contradicción es insuperable. Solo el
tiva, de placer o de desagrado. Pasados ciertos límites, el afecto se convier- compromiso es posible: el de la aceptación de la vida y el de la aceptación
te en poder de perdición, aún en la soberbia, el orgasmo, el triunfo. de la muerte, el de la aceptación del orgasmo y el de la aceptación de la
Toda nuestra evolución individual, nuestra moral, la montaña de cen- castración. El reconocimiento de la vagina como término de la sexualidad
sura que hizo de nosotros lo que somos, ha constantemente puesto en es conocimiento del origen y del fin. Ya que la madre es, a la vez, como lo
valor el contralor de nuestros afectos. Si ciertos afectos extremos han dice Freud, la generadora, la compañera y la destructora y también la
EL PROCESO 229
ESTUDIO TEÓRICO
228
interrelaciones en los estados entre el psicoanálisis y las ciencias del com-
amante y la tierra-madre, hacia la cual nos lleva, acogiéndonos en sus portamiento (behavioral sciences). Chomsky (1968), en el prólogo de una
brazos "la silenciosa diosa Muerte". En lo que respecta la hora en que nos obra reciente, dice:
reunimos con ella, no nos incumbe fijarla. Sólo nos corresponde madurar. 1
"Ripeness is ali." Freud amaba citar este verso de Shakespeare: el del "Rey La lingüística moderna comparte la ilusión (es, creo, la palabra justa)
Lear" que Freud es un poco para nosotros. de que las modernas "ciencias del comportamiento" han, en muchos aspec-
tos importantes, elaborado una transición entre la "especulación" y la
"ciencia" y que las obras precedentes pueden confinarse sin peligro en un
museo Toda persona racional ha de preferir evidentemente el análisis rigu-
II. UN MODELO TEÓRICO HIPOTÉTICO: EL PROCESO, LUGAR DEL AFECTO roso y la experiencia atenta; pero creo que las "ciencias del comportamien-
to" no hacen más, en gran medida,que imitar los aspectos exteriores de las
El objeto de este trabajo no es el de clausurar un debate, sino el de abrir ciencias naturales Gran parte de su carácter científico ha sido adquirido al
perspectivas. Desde el comienzo teníamos conciencia del hecho que el precio de una reducción del tema de estudio y de una concentración sobre
problemas relativamente periféricos Este estrechamiento podría justifi-
problema del afecto, a través de su especificidad, nos conducía a los pro- carse si llevara a realizaciones de real importancia intelectual, pero creo
blemas generales de la teoría, de la clínica, de la técnica psicoanalíticas. Al que sería muy difícil en este caso demostrar que el estrechamiento del
principio hemos formulado el proyecto de un trabajo sobre los modelos en campo de acción ha llevado a resultados profundos y significativos. _
psicoanálisis. Hemos luego tomado conciencia de que nuestras reflexiones
no estaban lo bastante avanzadas como para llevar a buen término una Pensamos que estas observaciones se aplican, en el caso del psicoaná-
empresa tan vasta y hemos resuelto a limitarnos al problema del afecto. Al lisis, al resultado de interrelación entre las ciencias del comportamiento y
término de nuestro examen, se nos ha formulado la idea de un modelo una fracción del psicoanálisis norteamericano cuya "egopsychology" es el
teórico hipotético que sólo podemos introducir hoy para someterlo a dis- fruto. Este sentimiento es ampliamente compartido en Francia, aún si se
cusión. El porvenir dirá si responde a las promesas que nos parece ofrecer reconoce interés a contribuciones de muchos autores norteamericanos que
hoy . .El pensamiento psicoanalítico contemporáneo tiene la preocupación parecen no poder dispensarse, en los casos más favorables, de la práctica
de fundamentar teóricamente lo probado del psicoanálisis posfreudiano en del lip service con respecto al pensamiento harmanniano.
la construcción de modelos teóricos. Aquí y allá, diversos autores han Quedan las obras de Melanie Klein y Lacan. Obras criticables sin duda,
propuesto bosquejos o ejemplos (Guttmann, Klauber, Arlow y Brenner, cada una a su modo y por razones diametralmente opuestas, pero obras
Wisdom, Sandler y Joffe, Zatzel, Moser, Zeppelin y Schneider, Bion). La estimulantes para la reflexión, hasta el exceso mismo al que alcanzan, y
diversidad extrema de los ejes de referencia y de interrogación sobre la que suscitan reacciones excesivas.
legitimidad de su empleo, no nos permite exhibitlos sin discutirlos, lo que Sería incurrir en pedantería si defendiéramos la fecundidad de la obra
sería 'demasiado vasto para un trabajo como éste. Pero el valor indicativo de Melanie Klein, recurso del que no necesita. Por el hecho de pertenecer a
de este movimiento de pensamiento nos parece demasiado importante para una tradición de pensamiento, la obra de Lacan nos ha llegado. Hemos
no mencionarlo. Un "nuevo curso" se dibuja, cuyos rastros son discretos, buscado evaluar la importancia de esta obra y las prolongaciones que en-
sobre la cuestión del significado en psicoanálisis (cf. V. h. Rosen, 1969 b, y cuentra en los que se han beneficiado de su enseñanza (y no es seguro que
Wolheim, 1969). los alumnos de Lacan .sean los que más han demostrado interés en ello),
La discusión ocupa un lugar importante en nuestro trabajo. Le hemos haciendo abstracción de toda otra consideración. Hemos admitido como
acordado este lugar, porque pensamos que es el encuentro entre la con- postulado que si esta obra se apoyara en una práctica del psicoanálisis que
frontación contradictoria y la chispa surgida de la praxis de donde nacen nos parece incompatible con las exigencias fundamentales de su ejercicio,
nuevas ideas, esto es, las "concepciones" justas de las que habla Freud en aquella estaría marcada por ello.
la cita que hemos puesto en exergo. Es en esta perspectiva de apertura crítica en que la hemos abordado;
Nuestros interlocutores han sido sobre todo Hartmann, Melanie Klein, sin pretender por ello haber agotado todas las fuentes, sino tratando de
Lacan. Hemos eliminado el sistema hartmanniano, por tratarse de un siste- aproximarnos a lo esencial, confrontándolo con la esencia del pensamiento
ma y no de una contribución teórica limitada, es decir de una reformu- freudiano y el aporte más digno de interés de sus sucesores. Hemos visto la
lación de la teoría freudiana. Si buscamos explicar las razones de nuestra forma en que esta obra, al insistir sobre el problema del afecto, encuentra,
recusación, más allá del examen de detalle a través del problema del afecto a nuestro entender, su límite en este campo.
hay que encontrarlos sin duda fuera del psicoanálisis, en el efecto de las
230 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 231
-
Al fin de cuentas, el posponer el enfrentamiento de la cuestión de los ••••• ·> ••••
(Es) s •,,,JI @ otro
modelos nos ha sido útil. No sólo porque el problema del afecto, más .. , , . c..P
' <f¡'r(!·
circunscrito, solicitaba una respuesta urgente, sino además porque un pro- .............. \«"
blema de método se nos ha revelado en su alcance heurístico. ¿.b~ ,,;~
Estudiando el problema del afecto, lo que nos preocupaba era actua-
(yo) a
¿. ••• <· ••••
ce\O
~,...
"'ci
@ otro
lizar los efectos de una exclusión en un sistema teórico. No se trataba para
nosotros de darle un lugar en un sistema, sino de explorar los recursos de
esta exclusión para proponer otra solución. No se trata pues, para noso-
tros, de completar o retocar el modelo lacaniano, sino de proponer una La concepción de Lacan, según confesión de su autor, reposa funda-
alternativa. Veamos cómo. Partamos del modelo más general del pensa- mentalmente en un postulado que tiende a instalar el narcisismo en el
miento lacaniano (esquema L): 6 centro de lectura de Freud. 9 Es significativo, en efecto, que el sitio de lo
real en el esquema R se superpone con la línea de la relación imaginaria,
constituyendo ésta el límite mismo del campo más allá del cual opera lo
S a simbólico.
Frente a este concepto que da el narcisismo a esta función privile-
giada, la obra de Melanie Klein se caracteriza, entre otras, por el hecho -lo
hemos ya observado en muchas ocasioMs- de que el narcisismo se encuen-
tra, en su especificidad, notablemente ausente en favor de la relación obje-
ta!. Se podría transcribir según la gráfica lacaniana la teoría de Melanie
a'------- o Klein en dos gráficas sucesivas, la primera designa la posición esquizopa-
ranoide, la segunda la posición depresiva central:
La condición del sujeto, dice Lacan, depende de lo que tiene lugar en
el Otro. "Lo que tiene lugar" está articulado como un discurso (el incons-
Objeto Yo
ciente es el discurso del Otro). La justificación de esta gráfica, claramente malo bueno

dada por J. A. Miller, tiene su origen en que la relación con el discurso del "li,01º'
Otro está mediatizada por la relación del yo con su proyección imaginaria º~,o.'º'
:o~-º
(a-a'). Mediatizada significa que tal relación es la condición necesaria del e'º~. <0'ºc~
t°'\0.·
advenimiento del sujeto a su estructura simbólica, a la vez como medio y bueno Yo malo L - - - - - - 0 Objeto

como obstáculo. Aquí ocupa su lugar la función del redoblamiento: la


posición de esta relación a- a' se hace doble del lado de a (objeto de la pro-
yección imaginaria) por la del sujeto S y del lado a (imagen especular) Forzamos sin duda un poco los hechos en esta transcripción, en favor
de la de A. Estos dos últimos términos no están planteados in praesentia, de la comodidad de la discusión. Limitémonos a decir que buscamos
sino por el contrario, in absentia: el primero como anulación del sujeto en subrayar el papel estructurante de la pareja bueno malo en sus dos fases.
la cadena de significación, el segundo como llave del sistema (lugar de la Pero mientras que la primera tiene por objetivo llegar a la constitución del
verdad, o aún más, del significante). yo a partir del objeto, en la pareja de las tensiones de los instintos de vida
Notemos que en este esquema ni el tercer término de la triada simbó- y muerte, la segunda apunta a la preservación del objeto amenazado por las
lica, imaginaria, real, ni los efectos de la retroacción figuran. Lo real encon- mismas tensiones al nivel del yo, para la prosecución de sus efectos mutua-
trará su lugar en el esquema modificado del cuadrángulo, llamado esquema mente estructurantes.
R, introducido en ocasión del artículo de Lacan sobre La psicosis 7 y la
retroacción en el seminario sobre La carta robada, que inicia los Ecrits. 8 9. "La relación especular con el otro, por donde hemos querido devolver su
posición dominante en la función del yo a la teoría crucial en Freud, del narcisismo,
6. Ecrits, p. 548. 110 puede reducir a su subordinación afectiva toda la fantasía descubierta por la
7. Loe. cit., p. 533, ref. a nuestro comentario (1966a). 1;x periencia analítica, interponerse, como lo expresa el esquema, entre este ello del
8. Loe. cit., p. 53. Hagamos n otar que en este segundo esquema, las posiciones Hujcto y el ello del otro, donde se inserta la palabra, mientras las existencias que se
de a y a' están invertidas sin explicación. 1111cn en ésta están enteramente a merced de su fe." (loe. cit., p. 53-54 ).
232 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 233

Hemos, en el curso de la discusión de! problema del afecto, desarrolla-


do los argumentos que nos han parecido justificar nuestro interés y nues-
tras reservas para aceptar el sistema teórico de Lacan y de Melanie Klein. C_A \O,...
Hemos precisado, del mismo modo en la introducción de nuestro trabajo,
que éste estaría guiado por una lectura crítica de Freud por sus sucesores, ',,, 7
y de los sucesores de Freud por la interpretación de su pensamiento. ''
A
Lo que vamos a proponer ahora no es, ni una combinación de los dos
sistemas examinados, ni una síntesis, aún menos superarlos. Será más bien
la expresión del sentido que damos al retorno a Freud, lo que no significa :::,,TE
e_
que nos cristalicemos en el pensamiento de Freud, sino Aufhebung (con-
servar avanzando). Este paso, que nos hemos arriesgado a dar, no será
solamente nutrido de estas dos obras maestras, sino también del diálogo Esquema del proceso

que han mantenido con sus contradictores. Pensamos en cuanto a Melanie


Klein, a las críticas de Glover, Winnicott, y en Francia, a las de Pasche y
La coyuntura es la vía por la cual la estructura se manifiesta, sin que ésta
Renard, Lebovici y Diatkine, M. Torok y N. Abraham, Laplanche y Pon-
pueda marcarla de su huella. Es condición de la revelación de la estructura.
talis. En cuanto al pensamiento de Lacan, pocas críticas le han sido hechas,
antes de estos últimos años, en el campo psicoanalítico, entre las que Esta no existe antes que ella y no está tampoco engendrada por ella. Es la
citamos las de Stein, Lebovici y Diatkine, Pasche, C. David, Marthe Ro- precondición de la manifestación de la estructura. A la inversa, la estruc-
tura no puede manifestarse de otro modo y en otro sitio más que a través
bert, M. de M'Uzan, Viderman, D. Anzieu, Laplanche y Pontalis, sin contar
del marco de la coyuntura. Este marco es profundamente diverso - efecto
las nuestras. 1 0
de la constitución del sujeto (en el sentido naturalista del término), cir-
Hemos de conservar sin embargo la estructura general del esquema L
cunstancias de su concepción y de su nacimiento, deseo de sus padres por
de Lacan. Lo que nos parece importante en esta estructura es, por un lado,
el papel de desvío 11 y por otra parte la posición fundamental acordada al él, situaciones biológicas y sociales atravesadas por él- mientras pertenezca
conflicto (mediación concebida como medio y obstáculo). Creemos tam- a una causalidad de imposición que marca su subjetividad. Todo esto no
escapa a una localización topológica. Este sitio es el del aparato psíquico,
bién que el conflicto no puede ser concebido sino por el desvío y el
donde la coyuntura se inscribe, pero mientras la estructura no lo informe y
desdoblamiento, que son las condiciones que nos lo hacen manifiesto. Por
no se forme a través de ella. Para que esto se produzca, será necesaria la
otra parte, daremos a este esquema sus connotaciones económicas y diná-
mediación del hecho y del objeto.
micas en el ejercicio de urta función de oscilación.
Por acontecimiento entendemos lo que surge de la coyuntura, donde
Este esquema forma en conjunto los términos unidos por un circuito:
la huella se separa de ésta. Momento en donde el espacio se cierne, se
la coyuntura, el acontecimiento, el objeto y la estructura. Lo que importa
opaca o se esclarece bruscamente, donde el tiempo está en estado de
es, ante todo, su articulación, que vamos a tratar de justificar al mismo
recogimiento, se concentra y se intensifica, se inmoviliza o se precipita. Lo
tiempo que la elección de los términos.
que los ingleses llaman "experiencia" y cuya traducción es imposible, ya
Por coyuntura entendemos cierta constelación, sea cual fuera su ori-
que no es ni experiencia, ni lo vivido. 1 2
gen, su naturaleza, tal como está dada en su actualidad. La coyuntura es
este conjunto prearticulado, en tanto escapa a la toma del sujeto. Mientras La misma disparidad profunda que señalamos en la coyuntura vuelve a
éste no puede dar prueba de su estructura, sino también mientras ésta encontrarse aquí. El mlmdo externo no tiene el monopolio del aconteci-
ponga a prueba su estructura. miento. Tampoco hay que sentirse autorizado a situarlo en, el mundo
interior por el hecho de ser vivido o "experimentado". Lo que cuenta, es la
10. Hay que agregar el aporte de ciertas lecturas recientes de Freud, sin duda ruptura en el tejido de la coyuntura, lo que hace surgir el acontecimien-
más o menos estimuladas por la obra de Lacan, que han tenido el mérito a la vez de
llamar la atención de los psicoanalistas sobre ciertos puntos dejados de lado por la
. teoría freudiana y nutrir nuestra reflexión crítica sobre el pensamiento lacaniano 12. Cf. Deleuze, p. 175-180: "El acontecimiento no es lo que ocurre (acciden-
11. Tomamos aquí el desvío en su aceptación más general, término que preferi- te). Está en lo puro experimentado que nos hace señales y nos espera", "y también, el
mos en el marco de la teoría analítica al de diferencia, en la medida que implica la esplendor del acontecimiento es el sentido." Pero el sentido se manifiesta también
noción de retorno. por la mediación del esplendor.
234 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 235

to. Bajo esta categoría puede incluirse la experiencia de la falta, de la tado fundir esta multiplicidad en el marco de la relación de objeto. Lacan
pérdida del objeto, de la revelación de la seducción, la castración, la escena ha hablado, no sin razón, del objeto como causa de deseo, a la vez condi-
primaria, que provocan la elucubración de la fantasía, la reminiscencia o el ción de aparición del deseo, razón de ser y finalidad del mismo; su cómo y
momento donde el proyecto se cristaliza, el descubrimiento del juego su porqué. Hemos defendido, por nuestro lado, la idea de una coexistencia
(fort-da) o del auto-erotismo, la "inspiración" estética, 13 la "crisis sinto- del objeto parcial y de objeto total. Por objeto total no hemos designado el
mática", la toma de conciencia, etc. objeto de la totalización, sitio de una unidad, sino todo lo que pertenece al
El titubear de Freud entre la teoría del trauma o la teoría de la objeto y cuya relación al objeto parcial no rinde cuenta. Hemos situado las
fantasía puede ser superado por esta referencia al acontecimiento compren- funciones diferentes del objeto parcial, producto de pulsiones cuya efecti-
dida en su alcance más general. 14 Por supuesto, encontraremos aquí la zación se cumple en el placer del órgano y la del objeto total que no
contradicción de la coyuntura y de la estructura en la situación del aconte- pueden alcanzar más que las pulsiones de meta inhibida, y que sitúan la
cimiento; sin la estructura, el acontecimiento no es inteligible. Pero, por el contradicción en la concepción de la pulsión misma (1967 c). Pero se sabe
contrario, la estructura no contiene el acontecimiento; este emerge de la que en la teoría y la clínica psicoanalíticas modernas, las leyes del objeto
coyuntura e introduce en la estructura una obligación de modificación. La son mucho más vastas. Este es concebido por su relación con el yo. La
estructura deberá a la vez nutrirse del acontecimiento y aplicar su poder, lo ambigüedad que afecta este término (parte del aparato psíquico y expre-
que no puede realizar más que absorbiéndola o transformándose profunda- sión de la individualidad y de la singularidad) obliga por lo común, sea a
mente; es ahí donde interviene el objeto. introducir un concepto suplementario (el sel[), sea a transferir al objeto
Por objeto entendemos el efecto del encuentro del acontecimiento ciertas propiedades que pertenecen al sujeto. 1 6 Bajo esta última inspira-
nacido de la coyuntura y de la estructura. La imprecisión de la nominación ción de pensamiento se encuentran a la vez la idea fundamental de que la
de objeto en psicoanálisis es sin duda el centro de las discusiones que este constitución o de la construcción del sujeto dependen, en el hombre, del
concepto despierta. Freud, Melanie Klein, Winnicott, Hartmann, Bouvet y hecho de su prematuración, de los objetos a los que le debe la vida, y de la no-
Lacan, le dan interpretaciones diferentes. En Construcciones en el análisis, ción moderna donde el objeto es lo que perfila y delimita un campo en la
al final de su obra ( 193 7), F reud dice: operación misma de perfilamiento que aisla, conjuntamente, el campo y el
objeto.
El objeto psíquico es incomparablemente más complicado que el Quisiéramos subrayar dos rasgos que pertenecen propiamente al
objeto material (del arquéologo) y nuestros conocimientos no están lo objeto en la concepción psicoanalítica. La primera propiedad del objeto es
suficientemente preparados para lo que hemos de encontrar, porque su de estar constituido por el deseo y/o la identificación. Lugar a la vez del
estructura íntima desconfía aún mucho del misterio. 1 5 ser y del tener: "A los niños les gusta expresar una relación de objeto
mediante una identificación". Ejemplo, el seno: "El seno es una parte de
Desde el principio de su obra, Freud concibe el objeto como dividido mí, yo soy el seno". Solamente más tarde: "Lo tengo por lo tanto no lo
en una fracción constante y una fracción variable. Luego, el objeto "esta- soy . .. " 1 7 La relación de sucesión establecida por Freud importa menos,
llado" se brindará en la multiplicidad de sus metamorfosis o de sus expre- según nosotros, ya que en el objeto se anudan los efectos de uno y del
siones coexistentes. Objeto de la pulsión, objeto parcial, objeto del mundo otro. Como prueba tenemos las afirmaciones contradictorias de Freud
externo, objeto del deseo, objeto de la fantasía, objeto narcisístico, objeto sobre la identificación, a la vez apropiación y sustitución, por la pérdida
escindido del fetichismo, objeto, por fin, en relación con la verdad histó- del objeto o su falta. El desdoblamiento de esos nudos en hilos constitu-
rica y la verdad material. Esta pluralidad de contextos, en los que aparece t ivos se producirá en el momento de la fase del complejo de Edipo. Postu-
el objeto es, a nuestro entender, menos una limitación conceptual que una laremos que ese desdoblamiento presupone la doble posibilidad de uno y
fuente fecunda de reflexión. La clínica psicoanalítica moderna ha inten- de otro término de la alternativa. Es bien así como debemos comprender la
identificación primaria y la función que allí tiene la incorporación del
13. Según la expresión de Moebius citada por M. de M'Uzan.
14. Citemos aún a Deleuzc: éste evoca el "salto en el mismo sitio de todo el
cuerpo que trueca su voluntad orgánica contra una voluntad espiritual, que desea 16. Está claro que la oposición objeto interno-objeto del mundo externo es
ahora, no · exactamente lo que ocurre, sino algo en lo que ocurre, algo conforme en muy aproximativa. Winnicott insiste, a medida en que se desarrollan sus trabajos,
llegar, conforme a lo que llega". Notemos que en el análisis del "algo que ocurre" ~ o bre la relación existente entre el objeto interno y el objeto del entorno internaliza-
habría que hacer resaltar el ocurre algo, más que sobre este algo mismo (cf. 1967b). tl o, siendo éste último distinto al objeto externo.
15. Construcciones en el análisis, p. 4. 17. Nota póstuma, 12-7-1938, SE, XXIII, 299.
236 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 237

objeto, y aún el lugar eminente que los autores kleinianos atribuyen a la un encuentro que resulta de los efectos de las tensiones nacidas del objeto
identificación proyectiva.' y del acontecimiento. No es solamente el límite de sus efectos, sino a la
Jones en sus trabajos sobre sexualidad femenina había presentado vez zona de interpenetración y punto de retroceso. Pase lo que pase, a nivel
como modo de solución del conflicto edípico femenino una doble salida: de esos efectos, el afecto es tiempo de la revelación que hace de ello una
el renunciamiento ya sea al deseo, ya sea al objeto. La acentuación de re ferencia central del campo psicoanalítico. Del lado del acontecimiento,
Lacan sobre el objeto como causa del deseo y la fortuna del concepto de lo que se adelanta para constituir el afecto es el soporte de la fantasía,
relación de objeto nos han llevado a concluir que en el marco de la teoría aprehensión de la fantasía, es decir, poder de temor y de anticipación,
psicoanalítica la causa del objeto o las relaciones establecidas entre éste y lugar donde se traiciona al deseo, es decir, donde se descubre y se deforma.
la estructura psíquica podrían permitir afirmar que todo ocurriría como si Del lado del objeto, lo que se provee delante del afecto es la representación
el deseo (o la relación de objeto) adviene comd objeto. No solamente psíquica de la pulsión, aquello mediante lo cual la pulsión se hace posible
deseo del deseo, sino desdoblamiento del objeto del deseo y del deseo conocer. Representación psíquica de la pulsión y no representante-repre-
como objeto: deseo como modalidad de transformaciones, que no afectan sentación. El punto donde los vectores acumulan sus efectos es el afecto,
solamente el o los objetos, sino que lo "producen" a éste como objeto. No como fuerza (quantum o montante) y como experiencia subjetiva. Como
puedo más que indicar aquí este último rasgo, proponiéndome volver a él fuerza, el afecto es lo que sostiene ese encadenamiento de los representan-
en otra parte. Está claro que ese trabajo de transformación depende de los tes-representación, lo que reactiva sus asociaciones, lo que alimenta la
18
efectos combinados del acontecimiento y de la estructura. energía necesaria, para las operaciones del aparato psíquico. Pero Freud
Por estructura finalmente, entendemos lo que surge del concepto más dice también que esta energía reside entre las cargas. El afecto tiene pues
general del psicoanálisis: la estructura edípica. Es mediante la estructura ese papel de afecto coyuntivo-disyuntivo, función de "puntuación del sign-
edípica con que logramos la definición del sujeto en psicoanálisis como ificante" . 19 Cuando bajo el efecto de las tensiones de las cuales acabamos
constituido por su relación a sus genitores unidos en la doble diferencia: de hablar, el afecto se descubre en su manifestación -su epifanía subje-
diferencia de los sexos y diferencia de las generaciones, organizadas por las tiva- su especificidad es recubrir, abolir, hacer las veces .de representación.
fantasías originarias. La estructura no se concibe más que por las concreti- Su efecto más sorprendente es la alucinación negativa.
zaciones del Edipo en las producciones humanas culturales y naturales, Hemos insistido estos últimos años sobre la importancia estructural de
institucionales o individuales. La especificidad de la estructura es la de no ese concepto. Nos parece necesario precisar que la alucinación negativa no
poder ser jamás concebida tal cual, sino solamente por sus efectos; ella es, es un concepto negativo en el sentido en que se refería a una experiencia
como se ha dicho, causa ausente. En la teoría psicoanalítica es por la de falta, de defecto o de déficit. La alucinación negativa no es la ausencia
mediación del aparato psíquico por que sus efectos se evalúan. Pero si de representación, ·sino representación de la ausencia de representación.
hemos definido la coyuntura igualmente por ' sus efectos sobre aparato Bien que el término representación no sea aquí más que un remedio para
psíquico, es en tanto, lo hemos dicho, que la marca de la estructura no se salir del paso, ya que implica una toma de distancia del sujeto, que está
descifra en él, mientras que la estructura revelada por la coyuntura, que es aquí, por definición, ausente. Se trata mucho más de una condición de
su condición de posibilidad, nos remite al aparato psíquico en su condición posibilidad de la representación que de la representación misma. La aluci-
de "lugar" mediante el cual ella se hace "visible". Se comprenderá mejor, nación negativa es reverso del cual la realización alucinatoria del deseo es el
así lo espero, nuestra referencia a las estructuras clínicas como puestas en anverso.
forma del conflicto edípico. Asimismo, en el campo de la práctica psico- En marzo de 1919, Freud termina Pegan a un niño, redacta un primer
analítica opondremos la situación analítica como coyuntura, a la transfe- bosquejo de Más allá del principio de placer, que termina hacia el mes de
rencia como estructura. inarzo del mismo año, y enseguida (o ¿al mismo tiempo?) emprende con
El afecto, para concluir, debe ser situado sobre ~ste modelo en un la terminación de un viejo manuscrito que extrae de sus cajones: la Inquie-
¡I punto que constituye para nosotros el eje del sistema. Está en el lugar de tante extrañeza, de la cual ciertos indicios muestran que ya pensaba en ella
desde 1913. ·
De tal manera una estrecha unidad une esas tres obras. Es significativo
18. La relación objeto-acontecimiento es por supuesto compleja. No se debe en
ningún caso pensar en ella como una pareja estímulos-respuesta, pues si el aconteci-
<.:O mprobar que en Pegan a un niño, todas las dialécticas de la fantasía giran
miento alcanza ci objeto, y aun fuerz a este último a influenciar sobre la estructura y a
ponerse a la prueba de la coyuntura, en otras circunstancias el objeto llama al aconte·
cimiento, lo solicita, lo convoca, como se dice hoy, y cambia la coyuntura. 19. J. A. Miller, Cahiers pour l'Analyse, no. 5.
238 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 239

alrededor de un juego de permutaciones entre representaciones de escenas Este modelo así constituido va a girar alrededor de su eje en una
y de afectos que les están ligados, de los cuales la gramaticalidad del oscilación alternante. La coyuntura a través del acontecimiento va a forz:¡ir
lenguaje lo manifiesta: Pegan a un niño, mientras que la Inquietante extra- la estructura a manifestarse. Ésta, por intermedio del objeto, va a actuar
ñeza encuadra la representación mediante la reflexión sobre la semántica y sobre la coyuntura. A éste ir va a responder un retorno. La coyuntura, a
el afecto puro. Aquí se realiza la alianza entre el afecto puro y la fantasía: través del objeto, desplazará a la estructura y tomará su lugar, modificada
"En la ficción existen muchos medios de provocar afectos de inquietante por el tiempo precedente. La estructura, atravesando el acontecimiento,
º
extrañeza que, en la vida, no existen." 2 El rodeo de la fantasía parece encontrará nuevamente su lugar inicial.
bien ser aquí la condición de esa producción de afecto. Pero más allá o más Esta oscilación alrededor de su eje nos indica la importancia del valor
aquí de la ficción, la fantasía inconsciente es ella misma ese rodeo. Freud del retorno en psicoanálisis. Aquí, como muchas veces, la pluralidad de los
relata en · el mismo texto cómo llegó a sentir ese afecto de inquie- contextos semánticos nos muestra que el empleo del término se aplica a las
tante extrañeza en el barrio de las prostitutas de una ciudad de Italia de operaciones más primitivas del aparato psíquico, 2 4 como a las expresiones
donde se esforzaba en huir, y a donde volverá dos veces sin saberlo median- más aguzadas del inconsciente. 2 5
te un nuevo rodeo. 2 1 Qué debe decirse sino que la representación no es Ahora bien, el afecto es en la teoría y la experiencia psicoanalítica el
otra COfla que la vicisitud de la proyección del cojo como mirada y de la lugar privilegiado de la acción de retornar; retorno contra sí mismo y
mirada como ojo que lo mira: objeto del deseo como objeto. Al fin de retorno en su contrario en la dualidad de principio placer-displacer. 26 Nos
cuentas el extraño familiar es "el lindero de la antigua patria de los niños apoyamos sobre la estructura de montaje de la pulsión que une una fuente,
de los hombres, del lugar donde cada uno ha debido vivir en su primer un empuje, una meta y sobre el doble retorno para proponer un modelo
tiempo" .2 2 Es por esto por que hemos inscrito del lado del objeto no al teórico del campo psicoanalítico don,de el sujeto se define como proceso.
representante-representación de la pulsión, sino al representante psíquico El proceso se entiende a la vez en el sentido de "marcha, desarrollo,
de la pulsión, sin diferenciación de sus elementos constitutivos. En ninguna progreso" (Robert) y en el sentido de salida del conflicto mediante la
parte como en ese texto ha articulado Freud mejor los temas de la parcela- decisión que es tomada consignada en el acta que lo testimonia. Preferimos
ción y de la castración en el concepto de desmembramiento. Ahora bien, ese término al de proceso psicoanalítico que no da más que una sola de las
esta articulación pasa por el efecto de retroactivación de la compulsión de acepciones del precedente, omitiendo las otras. Su aplicación no se limita
repetición. 2 3 Pues la estructura no es un conjunto fijo, inmodificable, para nosotros a la teorización del campo analítico, sino también a su
¡,,
pre-determinado. Pero sus posibilidades de movimiento permanecen limi- experiencia a través de la situación analítica y la transferencia.
tadas por el mantenimiento en su seno de las articulaciones fundamentales Si hemos <dado ese lugar al afecto, es en efecto porque la experiencia
en las cuales un cierto juego es autorizado, que encuentra su límite en la psicoanalítica nos enseña que si el goce es aquél "cuya falta haría v(lno el
preservación de los constituyentes fundamentales organizadores de la es- universo (Lacan)", 2 7 es por el sufrimiento que se alcanza la verdad del
tructura edípica: las fantasías originarias.
Se comprende mejor la función de la barrera que une objeto y aconte- 24. Hemos en otra parte (1967c) indicado la significación metapsicológica del
doble retorno. '
cimiento: es a la vez factor de conjunción y de disjunción entre estructura
25. Es por el "mensaje por lo que el sujeto se constituye, mediante lo cual es
y coyuntura, sometida al impacto de la compulsión a la repetición, o ésta del Otro por lo que el sujeto que habla recibe, incluso, el mensaje que emite" (Lacan,
encuentra un límite que puede contenerla o cederle. Barrera entre el cuer- /\'crits, p. 807). Es en la forma invertida de esa remisión, de ese "retorno al remiten-
po de la madre y el cuerpo del individuo, barrera entre el ello y el yo, entre lc" que se marca el inconsdente. El artículo del cual extraemos la citación nos parece
la expresión orgánica de las pulsiones y sus representaciones psíquicas, lo más fundamental de Lacan. Hemos hecho el comentario de éste en el seminario
S11 inte-Anne de P. Aulagnier, el 29-4-1968.
pero también barrera del lenguaje y de la ley.
26. "Qué cosa extraña, amigos míos, me parece ser lo que se nombra el placer;
111 na turaleza lo ha puesto en una muy curiosa relación con su contrario aparente, el
do lor. No aceptan estar presentes juntos en el hombre; pero que se persiga a uno y
20. Inquietante extrañeza, SE, XVIII, 249, en Essais de Psychanalyse, aplicado, q ue se lo atrape, es necesario casi seguramente atrapar al otro también; son como dos
trad. M. Bonaparte y E. Marty, Gallimard Editor, p. 189. 111urpos atados a una sola cabeza. Yo creo que si Esopo se hubiera dado cuenta de
21. En francés en el texto (dé tour). 11110, habría compuesto una fábula: la divinidad, queriendo poner fin a sus luchas y no
22. Loe. cit .. p. 200. lnA rándolo, ató sus cabezas juntas; he aquí porqué cuando uno se presenta, el otro
23. Hemos encarado por otra parte las relaciones entre el fenómeno del doble y ~ l 1-1 u e inmediatamente" (Primeras palabras de Sócrates a sus amigos el día de su
la compulsión de repetición. Notemos que su primera mención se sitúa en la Inquie· 11 111cr te, Phédon, trad. P. Vicaire, Belles-Lettres, p. 33).
tante extrañeza. 27. Ecrits, p. 819.
240 ESTUDIO TEÓRICO EL PROCESO 241

sujeto. ¿Pesimismo freudiano? Veinticinco siglos antes de Freud, Esquilo tos de la coyuntura, múltiples rostros del acontecimiento, status mani-
toma la sabiduría popular griega: "Sufrir para comprender". Esto no fiesto del objeto, diferencia de los materiales que compon_en el aparato
quiere decir sufrir para sufrir, o buscar el sufrimiento como el objetivo de psíquico. De ese universo diverso hay que hacer un mundo. Heteroge-
comprender, sino sea cual fuera nuestro deseo para que se dé de otra neidad, dispersión son otros tantos elementos de estímufo y de extravío.
manera, se sabe por experiencia que el sufrimiento es el aguijón principal Fuerzan el sentido al trabajo y lo desaniman. Y también, cuando los hori-
que impulsa al hombre a comprender. Y también que el mejor uso que zontes parecen cerrados por todos lados, ellos invitan a lo posible. El que,
pueda hacer el hombre del sufrimiento es de comprender. Comprender por desde el punto de vista de la estructura, es su necesario invisible.
comprender, para cambiarse o para cambiar el mundo.
El análisis no es un cultivo de sufrimiento, sino un proceso que apunta
al dominio de los afectos de sufrimiento mediante un "desprendimiento"
con respecto a las pulsiones, que son la causa de ello, cuerpo bicéfalo del III. LO ECONÓMICO Y LO SIMBÓLICO: LA FUERZA Y EL SENTIDO
placer y del displacer.
"El desprendimiento no puede realizarse más que al precio de lo vivi- El pensamiento que nos ha guiado en la redacción fue mostrar la indisocia-
do, de sentimientos dolorosos de soledad y de abandcmo, mediante Ja ble solidaridad de la fuerza y del sentido. 3 0 La fuerza no puede concebirse
herencia psíquica animal primitiva sobre Ja cual el desprendimiento tiene más que como un vector orientado, dptado de una dire,cción, por consi-
lugar, mediante los aspectos de la personalidad que logran separarse del guiente de un sentido. El sentido es inseparable de un objetivo hacia el cual
objeto de la escrutación que es sentido como indistinguible de la fuente de está movido por una violencia interna, por lo tanto por una fuerza.
su viabilidad. El objeto aparentemente abandonado de la escrutación es el Esta conjunción de la fuerza y del sentido, el análisis nos obliga sin
psiquismo primitivo y la capacidad social primitiva del individuo como cesar a unirlos, pero también a desunirlos. Los hemos distinguido bajo las
animal colectivo y político. La personalidad "indiferente" está en juego: categorías de lo económico y de lo simbólico. A la categoría de lo eco·
novicia ante su trabajo, ella debe orientarse hacia tareas que difieren de nómico· hemos vinculado la "cantidad movediza", el motor de las distribu-
aquellas a las cuales sus componentes están más usualmente adaptados, es ciones, de los intercambios, de las transformaciones. A la categoría de lo
decir la escrutación del medio que la rodea excluyendo el sí; una parte del simbólico, hemos relacionado la representación, alimentada por las fuerzas
precio pagado es la existencia de sentimientos de inseguridad." 2 11 vivas del cuerpo pulsional que implican el lenguaje y el pensamiento. Ese
El sufrimiento divide al hombre, activa todo lo que en el está ya pasaje no es posible si no se supone a la pulsión, aun en sus formas más
dividido, pero lleva también a la recuperación, a la reunificlición que per- elementales, una organización cuyos principios de funcionamiento psí-
mite encontrar la unidad momentáneamente rehecha que acompaña la quico rigen las vicisitudes. Inversamente, lo económico, si bien transforma
"salida" del sufrimiento. Pero la división permanece. 2 9 fuerzas, elabora valores. Por valor no entendemos de ninguna manera cuali-
Así la teoría psicoanalítica, considera el conflicto como insuperable, dades superiores del individuo, sino lo que para él tiene valor: evitación del
pero tiende a hacer su irreductibilidad fecunda. Remisión de la parcelación displacer, búsqueda del placer; en primer lugar. Pero también contralor de
a la castración.
Esa fragmentación originaria, donde sin embargo ya la matriz de la
unidad escindida se prefigura, no es solamente parcelación de las partes, es 30. Después de la pubiicación de nuestra comunicación tomábamos conoci-
miento de estas líneas nacidas de la pluma de S. Viderman (en el capítulo consagra-
dispersión de la materia, diasparagmos. Es el lugar que hemos querido dar a do a la transferencia, titulado Sens et force, en la constructon de l'espace analytique,
la heterogeneidad. Cada uno de los términos de nuestro esquema del proce- Deniiel, 1970): "No hay sentido del discurso pronunciado por el analizado que no sea
so remite a ello voluntariamente: variabilidad móvil de los diversos contex- dirigido por una fuerza que es la economía del afecto; no hay interpretación que lleve
que no sea ella misma llevada por el afecto que le presta su fuerza de impacto y hace
q ue una interpretación no sea jamás del orden del sentido puro ... El sentido y la
28. Ilion, Elcments of psychoanalysis, p. 18. fuerza constituyen una pareja ligada por una relación de incertitud objetiva que no es
29. J. La planche (la posición originaria d;!l masoquismo en el campo de la la imperfección perfectible de la teoría o de la técnica, pero representa una de las
aporías irreductibles de la situación analítica que hace que los fenómenos que se
pulsión sexual, 1968), ha con justicia hecho resaltar las relaciones estrechas ligando el
dcsplegan en su campo pierden siempre del lado de la significación lo que ganan del
placer masoquista nacido de la postergación de la satisfacción y de la prueba y al lado del afecto, y viceversa." (pp. 315-316.)
aumento de ten.sión que comporta, a la eficacia del principio de realidad. Es significa-
Cualesquiera que sean las interpretaciones divergentes que demos, Viderman y
tivo que W. Bion (1963) haya agregado dos grandes señales freudianas y kleinianas: el
yo, de la destrucción, retengo fundamentalmente de estas frases la solidaridad de la
amor y el odio, un tercero a un igual nivel; el conocimiento (Knowledge).
fue rza y del sentido que es donde nuestros dos caminos se juntan.
242 ESTUDIO TEÓRICO

los afectos. Analizando el Moisés de Miguel Angel, Freud concluye que el EPÍLOGO
objetivo del artista al representar la extraordinaria musculatura del perso-
naje, testigo de su fuerza excepcional, era sugerir la dominación de esa
potencia. Alguna cosa sobrehumana es realizada por Moisés que logra:

la hazaña psíquica más formidable a la cual un hombre es capaz; vencer su


propia pasión en nombre de una misión a la cual se ha consagrado. 3 1 Para concluir hay que retomar algunos puntos teóricos y proponer ciertas
hipótesis. Al final de este trabajo no escapamos al sentimiento de que
De igual manera, lo simbólico no puede ejercitarse sin que una fuerza bastantes problemas quedan en suspenso, y que muchas afirmaciones recla-
alimente los procesos de transformación mediante los cuales se constituye. man un nuevo examen crítico.
De allí la importancia del trabajo de lo simbólico. Las fuerzas brutas deben
Nos vemos conducidos a considerar aquellas cuestiones que el trabajo
ser trabajadas para ser operatorias. Las "pequeñas cantidades" son condi- ha reflexionado, sobre la reflexión del cual él es producto. Es cierto que el
ciones necesarias para el funcionamiento del pensamiento. Más allá, o más
resultado de un escrito no es su clausura, sino la revelación del punto de,
aquí, ningQ.n "trabajo del pensamiento" es posible. donde él hubiera debido partir.
Si el afecto es el testigo de un pensamiento salvaje, no eliminable,
presente hasta en el seno de los procesos más abstractos, los más raciona-
les, el último refugio del afecto es la racionalización. Que nada en cuanto a A. EL HABLA PSICOANALÍTICO
su contenido, ni en cuanto a su forma permita distinguirla de la razón, nos
indica que la única actitud que ella debiera inspirarnos es dejar el lanza·
Refirámonos a la experiencia común de la práctica psicoanalítica. Que el
miento, el discurso que se prosiga, hasta que su movimiento propio, aquel
resorte fundamental de lo que opera en psicoanálisis sea puesto en marcha
que la forja afronte la prueba de su desafío.
por los efectos conjugados del habla del analizando y del analista, ha dado
Pero de este discurso vivo somos parte constitutiva.
razón a controversias en las discusiones entre psicoanalistas; discusiones
que han adoptado la mayor parte de las veces, por razones que superan
nuestras posibilidades de análisis en el marco de esta reunión, la forma de
un doble monólogo más que de un diálogo. Es quizá privativo de la natura-
leza del habla el hecho que ésta se hienda y se reparta en doble lugar, sin
que ninguna necesidad obligue a sus partes a reunirse. Esta figura evocado-
ra de las relaciones tópicas del aparato psíquico, aún siendo ilustrativa,
corre sin embargo, el riesgo de impedir reconocer el papel del habla en
psicoanálisis. No temamos a las evidencias; nos ha de llevar más cerca del
11úcleo de la cuestión que un desarrollo teórico prematuro.
El habla analítica es un "habla acostada". Situación de paradoja, pro-
pia del sueño, del relajamiento o del deambular, de la relación amorosa,
pero en absoluto propia del habla. Segunda característica: el habla analíti-
l 'll es un habla dirigida a un destinatario que se sustrae. En contra de las
1
1t glas del intercambio verbal, que usualmente establece toda emisión de
p11 labra en una relación facial, el habla analítica llega a su destinatario por
ví11 recurrente debido a su posición y a su silencio. Pero esta trayectoria
1lcne entonces doble consecuencia: por un lado, el habla no puede sujetar-
º al contralor de los afectos del mensaje, a las reacciones, aún silenciosas
dn l destinatario y por otra parte, esta habla debe atravesar un vacío ( cons-
111 uicl o por la ausencia de relación facial) para llegar a su destinatario. Este
31. Essais de psychanalyse app/iquée, trad. por M. Bonaparte, y E. Marty, Galli- v11do cesa entonces de ser un simple vehículo para el mensaje, para dar
mard, edit., 14 3 edic. p. 36.
ilio a un doble afecto ; por una parte produce la reflexión del enigma de la

1243]
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de poco interés estudiarlo como uno en más o uno en menos que del habla.
polisemia (pluralidad de los sentidos) que ha engendrado en el destinatario Lo que llama la atención en este hecho del habla analítica está en este
sobre el emisor, por otro lado este vacío se reproduce en el que habla, afecto, el encuentro de un fenómeno extraño al habla facial. No es, en
expresión de desajuste entre la fuente enigmática del habla y su produto principio, que ésta no pueda experimentarla, pero le queda la posibilidad
acabado. Digamos, para simplificar, que el sistema usual de las relaciones de escamotear esta intrusión o de convertirla en objeto de curiosidad ad-
entre el emisor y el receptor ve superponerse a él otro sistema, habitual- venticia, de podarla, de diluirla o reducirla a la esclavitud conforme a los
mente oculto en el intercambio verbal ordinario, entre la fuente de emisión usos de la comunicación, maniobras todas que permiten al que llega a su
y su objeto, se trate del producto emitido en el enunciado o de su destina- insólito descubrimiento, reaccionar o dar vuelta la espalda, plantando todo
tario. Aquí, además de la pluralidad posible de los sentidos engendrados lo emprendido. El punto que se presta al debate es, por consiguiente, el del
por este despliegue del habla, se abre la brecha de cierto número de fenó- apremio a escuchar mediante el advenimiento del habla de lo que marca en
menos afectivos, tan sorprendentes como imprevistos. La mayor paradoja esta un desplazo ineliminable, no sólo en relación al contenido de su
de estos fenómenos es que se producen en una situación en la que el mensaje, sino en relación al acto mismo que lo lleva a la enunciación. Por
analizando se siente preso en una impasse: si habla, comprueba por sí todas estas razones y para no incluir, ni excluir, el efecto del afecto en la
mismo reacciones indeseables que desaría poder considerar, en todo el palabra, me parece preferible afirmar que el marco de la situación analítica
sentido del término, secundarias a su habla, pero si no habla, estos efectos inventado por Freud puede ser definido como una extensión del campo del
se manifiestan con una intensidad que los hace aún más primordiales. De discurso, a condición de precisar que el discurso no se confunde con el
esta ambigüedad que acabamos de señalar, se han extraído conclusiones habla, pero exige que la especificidad semántica que adquiere por el hecho
contradictorias. Para unos, ya que las manifestaciones se producían en el que significa la cura analítica nos obligue a una redefinición de su empleo
márco de intercambios hablados y en los que el silencio, lejos de poseer la en la teoría analítica.
exclusividad, solo era un caso particular, se ha hecho ingresar éstas en el
conjunto de las relaciones y de los avatares de una captura del sujeto por
su habla. Para otros, por el contrario, ya que el silencio es el estado donde B. AFECTO Y MOCIONES PULSIONALES
la molestia del sujeto es más manifiesta, se ha preferido optar por la tesis
de una superficialidad del lenguaje en beneficio de lo que parecía oponerse Tal era nuestra posición al principio. No recordaremos las etapas del traba-
a la intención del habla y devolver el asunto a un estado de la actividad jo exégito de la lectura de Freud que nos ha ratificado nuestra manera
psíquica, donde la verbalización pudiera ser puesta fuera de circuito. de ver las cosas. Sobretodo porque es nuestra previa y necesaria lectura de
Pero, a fin de cuentas, se tome el asunto por una punta o por otra, su Freud la que nos ha permitido presentar el problema en forma clara, en
común denominador sigue siendo que el habla y sus efectos son fruto de, este trabajo forzosamente esquemático. Evocaremos solamente aquí laMe-
un desarrollo, que se trata siempre de un habla errante o corriente, que ve tapsicología, de la que algunos han aprovechado, no el trabajo de Freud,
producirse manifestaciones que exceden sus posibilidades en las secuencias sino sus dudas en la cuestión compleja del status del afecto. No volveremos
que el marco de la situación analítica trata de favorecer. Habla acostada, a ello; detallarlo nos apartaría de problemas en suspenso que desearíamos
habla sustraída a su destinatario, estos dos rasgos por los cuales acabo de abordar. En cambio, desearíamos volver a la discusión, hecha por Freud
encuadrar el habla analítica, hacen pensar en el texto tomado en la acepta· mismo, en El Yo y el Ello. Dos hechos llaman la atención en este texto: el
ción reciente que los modernos teóricos de la literatura le dan. Pero si primero, la descripción que nos da Freud de las percepciones internas
Freud habla algunas veces del inconsciente como de un texto, para el multioculares (divididas en gran cantidad de compartimientos), ubicuita-
psicoanalista este texto no requiere su atención a menos que se constituya rias, protadoras de cualidades opuestas o antagonistas. Notemos que Freud
en su oreja, si puedo expresarme así. La cuestión yace para nosotros entre no cede a la tentación de extenderse en la descripción fenomenológica,
el acto de la constitución del texto en el habla y el sitio (ergo, el modo, sino que se esfuerza -aunque surjan limitaciones- en permanecer analíti-
como consecuencia) de su constitución, por donde es devuelta a lo que no co. No puede evitar sin embargo nombrar los afectos -él, por lo ordinario
es. Para el psicoanalista, el centro del problema es la diferencia de estructu· lan preciso- como este "algo" precursor de lo que se convertirá en
ra y de naturaleza entre la emisión del texto del habla a un destinatario y consciente bajo el aspecto cualitativo del placer o del displacer. Esta con-
su devolución recurrente a lo que lo destina a ser objeto de tal destino, a ciencia no les es obligatoriamente acordada. Cuando la censura, la defensa
partir de su consolidación en el cuerpo. o la inhibición las obstaculizan, estas sensaciones y sus sentimientos no se
Hay que volver al encuentro, determinado por el marco de la situación manifiestan ya como sensaciones "aún cuando este algo que les correspon-
analítica entre el habla y su efecto de afecto. Nos parece heurísticamente
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de en el curso de la excitación sea el mismo". Finalmente, ha de concluir: es francamente rechazada, no está reafirmada." 1 Se concibe que este "olvi-
"La distinción entre Cs y PCs no tiene sentido donde los afectos están do" de Freud debilita singularmente la idea de un inconsciente estructura-
puestos en juego, el PCs cae y los sentimientos son conscientes o incons- do como un lenguaje, al basarse esta tesis de manera casi exclusiva en los
cientes. Aun cuando están ligados a las representaciones de las palabras, el representantes-representaciones de la pulsión. La idea de un ello correspon-
hecho para ellos de convertirse en conscientes no es debido a esta circuns- diente a la gramaticalidad al nivel de las pulsiones es una hipótesis lacaniana
tancia; lo logran directamente". (SE, XIX, 22-23; subrayado por nosotros). difícilmente sostenible . Lacan instala, en efecto, en el corte de la función
Sería erróneo creer que esta corrección de cierta interpretación posi- orgánica a la pulsión "el artificio gramatical (de ésta) tan manifiesta en las
ble de la Metapsicología es un avatar arriesgado del pensamiento de Freud. reversiones de su articulación en la fuente, como en el objeto" (Ecrits, p.
Desde 1895, una afirmación semejante fue adelantada. En las últimas lí- 817); se refiere a un esquema de la pulsión, tal como está descrita en la
neas del Proyecto, Freud, enfrentando el problema de la carga de la imagen primera tópica, sin considerar lo que las perspectivas creadas por las instan-
motora en su relación al movimiento en la relación pensamiento-acción, cias de la segunda tópica agregan a las formulaciones anteriores. La "mo-
afirma su naturaleza sensorial (éste no tiene la limitación que le impone la ción", término como se sabe controvertido, no se aplica más que a lo
lengua francesa en cuanto a su vínculo con los órganos de los sentidos). desconocible de la pulsión, ya que Freud también lo agrega al afecto en
Dice de éstas imagenes motrices: "No están asociadas a las representacio- "Construcciones en el análisis", donde en forma más sensible que en cual-
nes de palabra, por el contrario, sirven en parte a los fines de ésta asocia- quier otro lugar, aparece la heterogeneidad de los materiales que el trabajo
ción (SE, 1, 387)." Pero retiene nuestra atención en el texto de 1923 esta analítico descubre.
frase enigmática: "Si la vía está obstaculizada, ellos (las sensaciones y los Confiando en huellas discretas de modificaciones más globales de la
sentimientos) no se manifiestan como sensaciones, aún cuando éste algo teoría freudiana, hemos propuesto extender el registro de los significantes
que les corresponde en el transcurso de la excitación sea el mismo." psicoanalíticos, el acto y los estados del cuerpo, prestándoles una forma de
Aquí se ofrecen dos soluciones: la primera es la que ha sido adoptada existencia en las relaciones del inconsciente y del ello, que se pueden
por la mayor parte de los autores de la literatura psicoanalítica moderna. asimilar como destinos de estas mociones pulsionales. Si todos responden a
Ante la complejidad del problema, la tendencia los ha llevado poco a poco cargas, esta diversificación misma nos impone un suplemento de reflexión
a hablar de cargas de objeto más que de huellas mnésicas y de afectos. conceptual. Sin embargo, si el estado nato de la pulsión es la moción, se
Aunque este remplazo haya sido causa algunas veces de buenos resultados, plantea un problema importante . ¿Cómo concebir la relación de la llamada
lo hemos preferido por la segunda solución. Hemos retenido la distinción moción con las representaciones? Tenemos conciencia de que la hipótesis
de Freud entre afecto y representación, pero subrayando, a partir de esta conciliadora que hemos propuesto, de una estructuración del inconsciente
dualidad, que los retoños de la pulsión no existen en el inconsciente en lo en relación al ello en las tres instancias, pero con una regionalización
que concierne al afecto y la representación devolvía al concepto de hetero- particular a la vecindad de la más antigua, puede parecer tambaleante.
geneidad de los materiales del inconsciente, heterogeneidad cuyo carácter Cojear, dice la Escritura, no es un pecado, recuerda Freud.
no es incidente, ni accidental, sino parte de su textura. Al menos esta Aquí dos soluciones se ofrecen, entre las cuales es difícil elegir en
opción cualesquiera que sean las dificultades que provoque , tenía el mérito f"orma decisiva. O hay que admitir que la representación surge de un traba-
de no disolver la importancia del lenguaje, hecho que preocupa constante- jo cuyas característica~ no son desconocidas, sobre las percepciones del
mente a Freud, en la no determinación de la carga. mundo exterior, retocadas por el inconsciente, pero constituyéndose en
Nos hemos afirmado en esta hipótesis comparando las formulaciones categoría independiente en relación a la descendencia de las percepciones
de Freud sobre el inconsciente y el ello. No nos ha sido posible encarar internas de origen corporal, o bien se opina que , al menos en parte, las
aquí el conjunto de los problemas relativos al pasaje de la primera a la representaciones nacen de un trabajo equivalente al arraigamiento somáti-
segunda tópica, aún limitándonos a las relaciones entre el inconsciente y el ;o de las pulsiones, al tener el ello el "poder de representar" a partir de
ello. Hemos sobre todo retenido en la XXXI~ Conferencia la acentuación precursores de afectos quienes, por un trabajo de decantación energética,
del polo económico sobre los otros dos, que hemos llamado polo simbólico llegarían a este resultado misterioso. Si Freud parece haberse adherido a la
y polo categorial. Freud crea un lugar nuevo a las mociones contradictorias pri mera solución, los psicoanalistas contemporáneos se deciden muchas
"que subsisten unas al lado de otras sin suprimirse o soslayarse una de veces en favor de la segunda.
otra" (trad. Laplanche y Pontalis, SE, XXII, 73-74). Laplanche y Pontalis
hacen notar, pero sólo sacan de ello consecuencias discretas, que la "idea
de una inscripción que venía a llenar la noción de representante, si bien no l. Vocabulaire de psychanalyse, en el artículo "ca".
248 EPÍLOGO EPÍLOGO 249

El término poco agraciado de "psiquisación" ha sido empleado en esta plantea siempre la pregunta de lo que es estructurable; de lo que es estruc-
óptica. Es irrefutable que oculta mucha oscuridad, tanto como la proposi- tura en potencia y de lo que es potencia de estructuración. Se ha dado
ción freudiana de la XXIIª Conferencia según la cual "en el camino de su diversas respuestas a estas preguntas en la teoría. Frente a quienes han
fuente a su objetivo, la pulsión se hace psíquicamente efectiva (SE, XXII, concentrado esta dialéctica en el campo del yo y a los que la han situado
96). Efectiva significa que cobra efecto, entra en vigencia en un nuevo en el lenguaje, hemos optado por la solución del complejo de Edipo, y
campo. Tal es su contradicción, que no es sólo la de ser un concepto hemos reconocido las fantasías originarias como mediadoras para el adveni-
límite, sino la de unir dos términos tan profundamente diversos; una fuen- miento de la estructura edípica. Nos ha parecido desde entonces, que la
te orgánica concebida bajo la forma de una excitación pulsional y un pregunt¡ que nos habíamos formulado sobre el lugar limitado a la fantasía
objeto aprehendido por la percepción. Sin embargo, debemos agrégar algo en la segunda tópica, no encontraba su explicación más que en la referen-
a este panorama simplificador. No es en el concepto de una apropiación cia insistente de Freud sobre las huellas mnésicas filogenéticas; a nuestro
progresiva de lo real, fuera del universo solipsístico en que una respuesta entender, las fantasías originarias representarán la actualización de doble
teórica puede ser encontrada. Al contrario, un momento capital de la poder, económico y simbólico, en el aparato psíquico. Las fantasías origi-
estructuración psíquica, es aquel "donde el cuerpo toma el lugar del mun- narias no son representaciones, aún menos contenidos, sino mediaciones.
do exterior" (SE, XIX, 55) (donde .se convierte según la expresión de Contrariamente a todo respecto de las reglas de la lógica tradicional, son el
Freud, en el segundo mundo exterior del yo; SE, XXIII, 162). En un instrumento a través del cual advienen las representaciones y los conteni-
trabajo precedente,2 hemos propuesto la hipótesis de una inhibición de dos. Estos últimos se manifestarían como resultados o efectos de las fanta-
objetivo de la pulsión, gracias a la cual éste cambio se cumpliría bajo los sías originarias, permitiendo retroactivamente inferir por medio de su fun-
auspicios del doble retorno de lo que hemos llamado decusación primaria. ción operatoria, la cual es esencialmente de inducción. Inducción que sin
embargo necesita un desencadenamiento siempre posible de la coyuntura y
del acontecimiento, dando éstos el mínimo necesario a los efectos máxi-
C. ESTATUTO DE LA FANTASÍA ORIGINAL mos de la inducción.
No pudiendo proveer todas las justificaciones teóricas que van más allá
Pero si nos hemos confrontado del lado de la pulsión con su elemento del marco de nuestro trabajo, la ayuda de la experiencia por una parte, y la
nato, la moción, aún se presenta la cuestión por saber lo que estructura reflexión epistemológica sobre el status del sujeto en relación a sus genito-
psíquicamente a ésta. En el estado actual de la teoría psicoanalítica, la res por otra parte, han de servirnos de referencias hipotéticas. Laplanche y
respuesta a esta pregunta no puede ser más que conjetural. Nos llega a Pontalis han visto sobre todo en las fantasías originarias las fantasías de los
través de un concepto, cuyo status es en sí mismo conjetural: la fantasía. orígenes. 3 LÓ que nos llama la atención es más bien la articulación de su
Se sabe que alrededor de la fantasía se suscita un debate entre los defenso- lógica. La escena primera primitiva, la seducción y la castración son en
res de la concepción tradicional y los de la escuela kleiniana, que la consi- efecto unidos y desunidos en la estructura edípica a la que nos remiten.
deran el equivalente psíquico del funcionamiento pulsional. Este debate, Desde Melanie Klein se percibe mejor, a través de la fantasía de los padres
tan apasionante como estéril, nos ha llevad<:> a preguntarnos cómo fue combinados, el vínculo entre los efectos proyectivos de una actividad pul-
posible que Freud no haya reconocido la importancia de la fantasía, sobre sional tan peligrosa como ininterrumpida, y la relación con el Otro, po-
todo en la primera tópica, más que de manera relativamente limitada, si se niendo en juego deseo e identificación, alternados, en la escena primaria.
hace el paralelo con el lugar que le acordamos hoy. Por más lejos que El sujeto debe entrar en el juego de la generación, generación de su propia
deseemos llevar nuestras hipótesis sobre la construcción del aparato psíqui- existencia fantasiosa por intrusión de lo que se excluye en él y de los que
co, por más que nos preocupemos de la economía de los conceptos, no excluyéndolo, lo obligan a incluirse. A través de la experiencia de seduc-
podemos, en nuestra opinión, quedar satisfechos con el punto de vista ción, se hace presente, a la vez a posteriori en relación a la escena primaria
genético, que nos da la imagen del desarrollo según un proceso acumulati- y anteriormente en relación a su evocación ulterior que transforma recuer-
vo, y por más flexibilidad que se traiga a este esquema por intermedio de do en trauma, esta tensión premonitoria de la sexualidad adulta, esta obli-
un juego de estructuraciones, destructuraciones y reestructuraciones. Se gación de participar en el gozo de los progenitores, de dejar penetrar en sí

2. Narcisismo primario, estructu.ra o estado. El inconsciente, No. 1, pp. 3. Fantasía originaria, fantasía de los orígenes, origen de la fantasía. Les temps
127-157, No. 2, pp. 89-116. modernes, No. 215.
250 EPÍLOGO EPÍLOGO 25 1

esta sexualidad prematura, anticipada. Desde el momento en que la seduc- percepciones por la angustia. Serán estos restos descargados, pero amplia-
ción la introduce, la castración opera una totalización parcial de las fanta- mente manipulados, los que han de constituir el apoyo de la fantasía. La
sías precedentes; esta totalización está ocultada por lo que revela, provoca energía de la moción está puesta en provecho por ella, como si le brin-
un paso atrás, para ver mejor y ver menos a la vez, en qué estado se dara el peso necesario a su formulación fantasiosa. Hay que recordar aquí que
encuentra la parte que debe el niño al gozo de sus genitores, sobre la cual el agente indispensable de este planeo es siempre una experiencia de falta,
ajusta . la suya. ,Realiza, según su sexo, los esfuerzos de una operación pero la moción por sí sola no puede hacer nada de esta falta; ésta es la con-
donde lo inadmisible resurge: o . sea, que en esa relación hay siempre un dición de producción de la moción, que multiplica la falta y la obliga a la
sexo de menos o un sexo de más. Todo debe replantearse. interpretación, cuya salida será la fantasía. Si el cuerpo ocupa el lugar del
Pero lo que recopilamos de ese modo para articularlo ahora, no detenta mundo exterior, entonces se entiende mejor que el centro de la fantasía
. su estructuración sino en operar según dos axiomas teóricos esenciales: la sea posiblemente un resto perceptivo, sin acceder por ello a la representa-
discontinuidad y la fragmentación. Es precisamente porque ninguna totali- ción, que será el resultado de la fantasía. Es la razón por la cual nos parece
zación es posible ya, por lo que existe el móvil de una tentativa de totaliza- inútil discutir la fantasía como expresión del funcionamiento pulsional o
ción en el campo opuesto al de la fantasía, el del yo, por ejemplo, al nivel como escenario organizado, ya que la fantasía está en instancias de
de los procesos de secundaridad. Limitarnos a estas observaciones nos organización, al no tomar esta instancia fin sino bajo la presión de la
volvería a llevar a una concepción teórica compatible con la primera tópi- moción.
ca, minimizando la acentuación que hemos sacado en la segunda. El retor-
no a la moción nos parece deber imponerse en la medida en que ésta
significa ruptura del equilibrio dinámico, tópico y económico. Solicitación, D. LA REPRESIÓN Y LAS FANTASÍAS
exigencia, urgencia, no exige supresión, sino en la medida en que existe
opresión. La moción sufre cooptación representativa, llama a la fantasía, Hemos sostenido la hipótesis, en nuestro trabajo, que era a la función de
pero ésta permanece "invisible". Sólo se muestra en los efectos que ha inhibición a la que la representación psíquica debía escindir en representa-
inducido la realización alucinatoria del deseo, que oculta el tiempo, pero ción y afecto. Lo que no significa que adoptemos la tesis que consiste en
cuyas repeticiones tendrán la ventaja extrema de constituir las huellas del atribuir a la represión originaria el concepto primordial de la teoría
objeto por llegar. psicoanalítica. En un trabajo precedente, hemos defendido una concepción
Comprendemos mejor ahora las relaciones entre la moción de la segun- de doble retorno, 4 que no podemos retomar aquí .en detalle . Ésta precede
da tópica y la imagen motriz del Proyecto: ésta sirve en parte a las metas al tiempo diáléctico de la represión. En nuestro parecer, es a partir del fin
de la actividad asociadora. Lo que es verdad para las representaciones de del doble retorno que la capacidad funcional de la represión se pone en
palabra lo es aún más para la representación en general. No es sólo -de la claro. La represión originaria como agente director del inconsciente sí,
fantasía de donde surge la representación, sino del encuentro de la moción como fundador, es menos seguro. Formulamos la hipótesis de que la sutura
y de la fantasía. Es lo que hemos querido designar por la oscura e insatis- de la inversión sobre la persona misma y del retorno en su contrario que
factoria expresión de "lo mixto " de representación y de afecto. opera la separación del niño, del objeto primordial en la experiencia de la
En este entrelazar de la moción y la fantasía, la fuerza y el sentido se pérdida del seno, es la condición determinante de la represión. Tal ruptura
intercambian y se apropian recíprocamente. En este quiasma se origina la JS responsable de la mutación que sufren los restos de experiencias
libido propiamente dicha; allí donde la moción aporta más energía sufriente perceptivas bajo la influencia de las fantasías. Estas, repitámoslo, no surgen
y errante, la fantasía actúa como un vector orientan te y director, uniformemente bajo la forma representativa, sino que son necesarias para
constituyendo doblemente la libido en una ·afectación objetal y narcisista. la constitución de la representación en su encuentro con la moción.
Si se admite la tesis de Freud del yo - realidad originaria- , la capacidad l{ctroactivamente, estaríamos inclinados a atribuir el papel de la realiza-
diferenciadora de este último se limita al origen de las excitaciones. No l'ión de la represión a la fantasía. Todo ocurre entonces como si la
está sin embargo prohibido pensar que las situaciones críticas, y sabemos rnnsecuencia de esta operación fuera atraer a la fantasía en .este cerco y
que son inevitables, son generalmente encubridoras parciales de un campo 111antenerla prisionera en lo reprimido. Pero, y aquí las cosas se complican,
sobre el otro. ¿No está dada la prueba acaso en el hecho de que Freud NI la fantasía originaria no debe llegar jamás a su formulación clara, lo que
toma parte de este sistema, cuya eficacia parcial está comprometida por la
inhibición del yo pre-consciente sobre la representación interna del
objeto? El estado de desesperación tiene por consecuencia la carga de las 4. Retorno en su contra y contra sí.
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se debe no sólo a su figuración gráfica, sino al desarrollo de sus referirnos a un artículo de M. Tort, 5 del que sólo r;tenemos los cinco
1consecuencias, todo el trabajo del inconsciente está dominado por ella, en primeros capítulos por sus determinaciones en representación y afecto,
una constelación paradójica. Toda activación de la fantasía acarrea un aceptaremos que podremos apoyarnos en esta fuerza de separación capaz
aumento de contracarga del inconsciente, que acarrea preventivamente el de producirlos.
retroceso de las cargas preconscientes y el mantenimiento de las inversio- Hasta ahora ningún texto se refiere a esta ausencia de toda referencia a
nes inconscientes o el remplazo de la carga preconsciente por la carga la representación y al afecto en los trabajos en los cuales Freud trata las
inconsciente. De todos modos, sólo surgiría de la represión un aumento de pulsiones y su aparición milagrosa cuando la represión está mencionada.
las cargas inconscientes, que no pueden más que acentuar la imposición de Todo lo que nos es acordado saber es que todas las representaciones se
la fantasía originaria y que en consecuencia tienden a conjugar aún más sus originan en las percepéiones y son representaciones de éstas, como lo
esfuerzos para dar a la fantasía una expresión cada vez menos alejada de su sostiene Freud en diferentes pasajes y particularmente (SE, XIX, 237) en
meta, mientras que la interdicción no puede, por atracción de contenidos su artículo sobre "La negación". Se originan y son repeticiones de las
preconscientes en lo reprimido preexistente, autorizar la formulación percepciones, es decir producto de su elaboración, pero como lo hace
explícita. Se notará entonces que tal problemática se verá forzosamente notar en forma judiciosa M. Tort "el punto de partida sigue siendo la
contenida dentro de los límites de las relaciones instancia-~eprimida-retor­ moción pulsional" y el problema, el de "una magnitud de excitación
no de lo reprimido, sin que haya- lugar para la hipótesis que debiera rendir determinada" (Tort, loe. cit., p. 51). La representación de la pulsión es
cuentas no sólo de los renunciamientos y de las cooptaciones mutuas de las representación psíquica de la excitación; ésta se expresa como forma de
representaciones en el inconsciente, sino también de la naturaleza de las manifestación psíquica de una fuerza. ¿Hay que sacar en conclusión acaso
transformaciones económicas que la presiden. La única solución ofrecida a que la aparición del representante-representación y del afecto a partir de la
este sistema que tiende de más en más a la circularidad, nos parece ser la represión "proceso psicológico" sugeriría un origen más psíquico a esta
fragmentación de las fantasías originarias en fantasías secundarias, que nueva aceptación la representación? La tesis que hemos propuesto sobre la
están, ellas, organizadas bajo una forma representativa. Esta modulación fantasía originaria nos dispensa de ello y nos evita el aprieto ante el qu§!
sería, a nuestro parecer, la única susceptible de producir representaciones nos encontraríamos, de decidir del origen del afecto que habría que remitir
derivadas, cuya relación con su organizador fantasioso y el disfraz exclusivamente al cuerpo, lo que es contrario a las observaciones tanto de
necesario para franquear la barrera ICs - PCs permitirá la admisión por la la clínica como de la teoría.
conciencia y su analizabilidad. Tal solución no es lógica en el marco de En verdad, la elucidación de la noción de representación sufre nuestras
la primera tópica: sólo la represión posterior debería responder a ello y es costumbres de pensamiento. No podemos impedir, al nombrar a la
justamente ésta la que está en la base del círculo vicioso. Parece que una representación, de referirnos implícitamente, sea a una noción de conteni-
fuerza de separación diferente puede realizarla mejor. Ésta es, a nuestro do, sea a una noción de imagen. No se trata de ello aquí (y estamos de
entender, una de las mejores ilustraciones que podemos dar del interés que acuerdo con Laplanche y Pontalis en notar que la representación de cosa,
existe en revaluar la primera tópica y de la última teoría de las pulsiones. por ejemplo, no es la representación de la cosa), sino un conjunto
Entonces, la colaboración y el antagonismo de las últimas categorías asociativo relativo a tal o cual rasgo de ésta o aún del campo en el que está
pulsionales, las que surgen del Eros y de las pulsiones de destrucción, situada y que su especificidad es ser una figura de carga de las huellas
adquiere, en este punto, un interés particular. dejadas por esta configuración. Se encuentra aquí una separación análoga a
Esta solución es paradójica en la medida en que esta operación, que la que separa la percepción y representación en la separación que desune
consiste de alguna manera en despachar la suma de la fantasía originaria en las imágenes mnésicas directas de la cosa y las huellas mnésicas derivadas
moneda corriente, tiene por efecto a la vez convertir a ésta en manipulable de ésta. La huella sólo vive de un nuevo paso sobre un trazado que la
por las fantasías secundarias y preservar aún más su función inductora. La re anima y constituye su manifestación. Este recorrido de la carga no está
represión que se proponía como carcelera de las fantasías originarias se dejado al azar; está orientado por una representación objetivo. Misma
convierte en conservadora. Pero en cambio, el trabajo sobre las fantasías observación que más arriba ; la representación-objetivo, el Zielvorste/lung
secundarias conformes a la vocación de las fantasías originarias de los que no es la representación del objetivo, la traducción propuesta por La planche
hemos subrayado la ausencia de totalización por la fragmentación y la dis- y Pontalis marca muy bien la diferencia. Pero cuando éstos intentan
continuidad, aprovecha la movilidad de los desplazamientos de la energía
libidinal en favor de la condensación y del desplazamiento. Que la repre- 5. A propósito del término freudiano de "representante", Cahiers pour /'ana-
sión como destino de pulsión sirva a la "representatividad" de ésta para ly se, 1966. No. 5, pp, 37-63.
EPÍLOGO EPÍLOGO 55
254
del lenguaje aparece simplificado, es porque lo que es esencial sólo esta
responder al enigma que el término de representación-objetivo se esfuerza
alusivamente nombrado: el destino de las percepciones en el inconsciente.
en traducir ubicando el lugar de la fantasía inconsciente, nos preguntamos
El mecanismo común de los diferentes aspectos de la operación es la carga
porqué Freud no hizo explícitamente alusión a ello. La representación-
bajo su forma inscriptiva o retranscriptiva.
objetivo no es un escenario, sino una aspiración que tiene con la
2) Entre representación de cosa y representación de palabra de las
satisfacción buscada por la pulsión la misma relación de intercalación que
relaciones económicas, dinámicas y tópicas existentes: en las relaciones
la que hemos expuesto entre huella mnésica e imagen mnésica en el campo
suficientemente limitadas de contigüidad (proximidad en el tiempo de uno
correlativo de la representación de cosa. La diferencia entre nuestra
u otra o por regresión) las representaciones de palabra son susceptibles de
interpretación y la de los autores del Vocabulario se manifiesta en la
ser tratadas como representaciones de cosa. La comunicación entre la
manera en que entienden a la fantasía inconsciente. Ya que aún es cierto
esfera visual y auditiva se establece al nivel de una relativa ósmosis de
que sería erróneo escindir en forma total fantasía inconsciente y conscien-
diferentes tipos de carga. Freud va aún más lejos ya que las representacio-
te, nos parece que por una diferencia de naturaleza su polo de referencia se
sitúa mucho más cerca de las relaciones de la fantasía con el consciente nes de palabra pueden servir de material para la constitución de un
que con el inconsciente. La representación-objetivo como fantasía incons- lenguaje de órganos (Metapsicología, ed. franc. p. 113-114). Pero su valor
ciente sí, pero a condición de ver en ésta última más a una representación operativo esencial se debe a que las representaciones de palabra son
vectora, que a una instancia representativa a la espera de representación de limitadas y exclusivas (SE, I, 365). Lo cuál plantea el problema de las
lo que es el bosquejo anticipado de una realización imaginaria de la propiedades del material saturado y de los modos de suturación. La
satisfacción buscada. Tendremos más interés en tomar en consideración, al contrapartida de la limitación y de la exclusividad de los elementos
menos en ciertos de sus aspectos, una noción utilizada por Freud en saturados reside en la elevación del nivel de la carga, es decir, del proceso
Proyecto: la imagen motriz cuya paradoja - otra más- es que no tiene de suturación que hemos llamado concatenación.
nada de una imagen, sino que es una evocación de movimiento. Ésta es 3) El lenguaje es aprehendido como "revelador" de los procesos de
menos representación de movimiento que inducción al acto dirigido por el pensamiento. Los procesos de pensamiento son desplazamientos de energía
movin1iento. Esta sensorialidad movediza se volverá a encontrar bajo forma mental, mientras que ésta procede en su camino hacia la acción. (Yo y el
distinta, cuando el lenguaje tenga por función recargar de calidad el Ello, SE, XIX, p. 190). Hay que notar en el Proyecto la alusión a un
proceso de pensamiento. Es lo que Freud expresa en el Proyecto a través concepto que hubiéramos considerado pasado de moda hace unos años,
de esta poderosa proposición: "Así como no hablamos realmente cuando pero que hoy se alza al nivel de lo más nuevo en epistemología, el
pensamos, tampoco nos movemos realmente cuando nos figuramos una pensamiento práctico. Es por esta actualización a través de la cual es dada
imagen motriz" (SE, l, 367). Es el momento de 'Volver a esta reflexión al pensamiento la conciencia, ya que ésta funciona - según Freud- por
concluyente del Proyecto, según la cual las imágenes motrices "no están intermedio de "sistemas tan alejados de los restos perceptivos originarios
asociadas a las representaciones de palabra, pero sirven en parte, a los que no han conservado nada de las cualidades de éstos" (Metapsicología,
objetivos de esta asociación" (loe. cit., 387). trad. Laplanche y Pontalis, p. 120).
4) La restricción de la descarga motriz operada por el pensamiento
desemboca en una forma transformada de acción interna: Modo experimen-
E. EL LENGUAJE EN FREUD
tal de tentativa de salida de investigación y de captación de hechos del mundo
exterior por desplazamiento de pequeñas cantidades de energía. Dos acla-
En la dispersión de la que el lenguaje es objeto en la obra de Freud, es raciones deben ser subrayadas aquí. Por un lado, la reducción cuantitativa
difícil asir una unidad de concepto. Se puede sin embargo revelar 4 temas facilita el vínculo de los elementos desplazados y sometidos a los riesgos de
esta función como "ilustran" las formas modernas de guerra. Así vimos
fundamentales: cierto radar captador de información, él mismo también captado. Por otra
1) El lenguaje sirve de mediador para ayudar a volverse consciente
parte, una fracción, sino todo el resto de la cantidad no reducida se carga
todo lo que le lt'a sido precedente pero que habiendo sido transformado
bajo la forma de huella mnésica, ésta debe al mismo tiempo ser sobrecarga- en el sistema de ligadura y eleva el nivel de la carga. La consecuencia
da para volver a encontrar a la conciencia. La conciencia aparece en el capital es que el pensamiento permanece originalmente inconsciente no
lugar mismo de la huella mnésica. El pensamiento debe por consiguiente, sólo en sentido descriptivo, sino también sistémico. Lo que Freud expresa
volver a encontrar el camino de la percepción y ésta es Ja función del suponiendo que éste
lenguaje: devolverle esta cualidad perdida. Es evidente que si este concepto
EPÍLOGO !'I '/
256 EPÍLOGO
formulación de sus descubrimientos, del cual el escrito del Proyecto nu OK
iba más allá de simples representaciones de ideas y estaba dirigido hacia solamente el producto, sino el objeto. Por toda clase de razones, que se ra u
relaciones entre las impresiones de objetos y que no adquirió otras
cualidades perceptibles para la conciencia hasta que fue puesto en demasiado largo analizar aquí, el descubrimiento del inconsciente me<.I ia11·
conexión con los residuos verbales. (Formulaciones que conciernen a los te La Interpretación de los sueños, si bien ha ganado en rigor, ha qui zús
dos principios del funcionamiento psíquico, SE, XII, 221). 6 perdido en extensión y en profundidad -que se nos perdone este
pensamiento escandaloso- con relación a las promesas del Proyecto. Pero
Freud concibe el pensamiento - si se nos permite esta comparación si no hubieramos tenido La interpretación de los suenos, quizás no
aproximada- como una forma de conjunto vacío que siempre debe ser hubiéramos jamás tenido la ocasión de meditar el Proyecto. 7
actualizada por diferentes modos de excitación, carga y descarga. Pero lo Lo que se puede conjeturar es que Freud se encuentra preso, en lo que
que importa es la modalidad según la cual los actos de carga se realizan, la respecta a la relación representación-lenguaje-pensamiento, en la contradic-
situación del lugar de carga y el régimen de ésta. ción siguiente: todo ocurre como si la carga está dispuesta entre una
En la In t,erpretación de los sueños, tiene cuidado en precisar, ''lo que pre-carga mediante el deseo y una sobrecarga mediante la atención, que se ·
nosotros consideramos como móvil no es la estructura psíquica, sino su refiere a los índices de calidad, que para terminar no son sino índices de
inervación", diríamos hoy, y Freud también sin duda, su carga (investidu- descarga (SE, 1, 325 y 360). La resultante dialéctica de esta tensión es que
ra). Pero el pensamiento de Freud va más lejos : mediante una traslación de la atención que se lleva índices de calidad al
proceso de facilitación (que se abre paso), ésta carga una actividad a la vez
Podemos evitar todo abuso posible de este método de representación asociativa y prospectiva. La percepción de la calidad deja lugar a la
recordando que las ideas, los pensamientos y las estructuras psíquicas en percepción del pasaje, lo que conviene más para establecer la diferencia
general no deben jamás ser concebidas como localizadas en los elementos entre percepción y representación. Dicho de otra manera, en la cura
orgánicos del sistema nervioso, sino más bien, si se puede decir, entre ellos, psicoanalítica, el desvío de la atención y su exclusión del juego mediante la
donde las resistencias y las facili taciones (Bahnungen) proveen las correla- asociación libre acarrea una liberación de la energía que no se convierte
ciones correspondientes. Todo lo que puede ser el objeto de nuestra más que para proceder a un marcar de los vínculos entre las coordinadas de
percepción interna es virtual . .. (SE, V, 611.) la pre carga (lo que Freud llama la concordancia y el parecido con las
percepciones) y las facilitaciones, es decir las percepciones del pasaje. La
Parecería que toda la dificultad viene del hecho que Freud tuvo función de las asociaciones verbales repite ese proceso actualizandolo y
necesidad de la mediación del sueño para descubrir el inconsciente, es decir haciéndonos manejable (es decir, inteligible e interpretable) la manera
no solamente para hablar de ello, sino para articularlo operacionalmente. como éste procede.
Tropezando con los enigmas de sus primeras tentativas de psicoanálisis, le Nos hallamos aquí entorpecidos en la persecusión de ese desarrollo, en
fue necesario encontrar el lugar común, la Interpretación de los sueños, si la medida en que la concepción de Freud del pensamiento sigue siendo de
bien ha madurado ciertas hipótesis del Proyecto, por consecuencia ha una audacia y de un modernismo sorprendente, mientras que su concep-
acarreado una ocultación de cierto número de ellas, que Freud liberará ción del lenguaje, a pesar de más de un rasgo brillante, representa su época,
luego fragmento por fragmento . La gran ambigüedad del Proyecto, anterior a los progresos notables de la lingüística. Este retraso es sensible en
producida en una fulguración asombrosa, consiste en haber amalgamado Freud más que en cualquier otro campo, ya se trate de la pulsión, de la
presupuestos teóricos de orden histórico-genético aún no dominadas, re presentación o de la carga, sobre las cuales ninguna novedad notable nos
aliadas a hipótesis sobre el funcionamiento psíquico, donde' en un carrusel ob liga a un cuestionamiento tan amplio como en aquél.
extraño desfilan "representantes" de su concepción del sistema nervioso,
impresiones sobre el psiquismo infantil (probablemente originadas de las ob-
1 1 servaciones de sus primeros hijos), ideas generales sobre la clínica de las
neurosis, sesgos de su transferencia con Fliess y rastros de un autoanálisis F. UN RESUMEN SOBRE LA LINGÜÍSTICA MODERNA: LA HETEROGENE I-
excepcional sobre sus propios procesos de pensamiento en marcha en la
..
DAD DEL SIGNIFICANTE PSICOANALÍTICO

Un poco de reflexión nos ha alejado del lenguaje, mucha reflexión nos


6. Afirmación precedentemente contenida en el Proyecto, lila parte, (SE, 1, 11),
interpretación de los sueños. V, pp. 5 74, 611, 617 , y ulteriormente en Metapsycho/o.
gie, p. 119, El Yo y el Ello (SE, XIX, 19) y el capítulo IV del Compendio (SE, 7. Sobre las relaciones entre el Proyecto y la Interpretación de los sueños, d .
XXIII, pp. 162-4). nuc.; stro trabajo en La Nouvelle R evue de Psy chanalyse, 1972, No. 5.
258 EPÍLOGO EPÍLOGO ' ~'I

retrotrae a él. Es difícil para .un psicoanalista abrirse un camino en la operaciones asociativas que presiden a esto. Este estancamiento es debido n
enorme masa de trabajos lingüísticos, cuyo punto de partida se sitúa a la idea que el factor opuesto al análisis, el pensamiento no comunicado,
principios del siglo. Sometemos aquí sin embargo algunas observaciones "es una nebulosa" .. . Sin embargo, que los trazos de distaxia, o no-lineari-
que nos han sorprendido, sin desconocer lo arbitrario de tal elección. No dad, se hagan sentir en el seno mismo de la linearidad implicaría
vamos a pretender que son aquéllas que para los lingüistas son · las lógicamente que entre esta última y la nebulosa del pensamiento no
fundamentales, sino que son solamente aquellas que nos han hecho comunicado, podrían intervenir otros modos de estructuración, donde la
reflexionar más. relación de la polisemia a la monosemia estaría más rigurosamente
La proposición saussuriana según la cual en la lengua no hay sino establecida. Esto no es posible porque toda la investigación lingüística está
diferencias 8 ha tenido un éxito clamoroso, ya se sabe. Pero ésta no nos movilizada en vista a la delimitación unitaria. Es a esta delimitación a la
parece susceptible de desarrollos dignos de interés para el psicoanalista, si que aún se ha . dedicado Martinet, mostrando su doble naturaleza. 1 3
no se articula ante todo la noción de que el sistema lingüístico (las Primera articulación a nivel de losmonemas (verdaderas unidades de palabra)
9
relaciones entre los términos in absencia en una serie mnemónica virtual) y segunda articulación a nivel de los fonemas; la primera es la de las
se refiere a una serie de campos asociativos heterogéneos (por el sonido y unidades significativas, la segunda la de las unidades distintivas. No
por el sentido), y sobre todo con la observación que lo que hay de idea o parece que se haya suficientemente detenido, del lado de los lingüistas,
de materia fónica en un signo importa menos que lo que hay alrededor de sobre el hecho que esa doble articulación supone una heterogeneidad
él en los otros signos. 1 0 La constitución de la cadena significante debería profunda conceptual y material y que es esa heterogeneidad lo verdadera-
lógicamente resentirse más de lo que se nota en los efectos de irradiación mente original. Se ve cómo la determinación de la unidad escapa entre los
mutua del signo, que muestra que la puesta en serie impone ciertamente un dedos ante la multiplicidad de los referentes. La heterogeneidad alcanza su
orden, pero reaviva más que domina lo que se podría llamar los efectos de pleno status en la oposición establecida en Hjelmslev entre forma y
vecindad, sabiendo que no son siempre los mejores. Saussure no puede substancia, ella misma redoblada por la de la expresión y del contenido, y
evitar caer en el problema del valor, notemos al pasar que le establece el en relaciones más complejas de la connotación y de la denotación.
paralelo con el de la economía, cuyo fin es - resumimos- la determinación Encontraremos nuevamente la dualidad bajo una forma nueva en Benvenis-
de los carácteres de la unidad mediante la articulación diferencial. te: la exigencia saussuriana de la virtualidad está allí presente conforme a
Prolongando el pensamiento de Saussure, Ch. Bally ha opuesto análisis todas las tomas de posición fundamentales de los lingüistas. Pero he aquí
y síntesis: el pensamiento no comunica, es sintético, es decir global, no que la virtualidad se hace representar en persona, si puedo así expresarme,
articulado. Esta afirmación no desemboca más que en una definición en un estudio sobre la naturaleza de los pronombres, considerado por los
negativa: la síntesis es el conjunto de hechos lingüísticos contrarios en el especialistas mismos como un escrito mayor.
11
discurso a la linearidad y en la memoria a la monosemia. A la linearidad El yo y el tú se oponen al él en tanto que los dos primeros establecen
se opone la no-linearidad o distaxia, como a la monosemia, la polisemia. una relación entre el indicador y la presente instancia del discurso,
Las relaciones asociativas de la lengua son restituidas a la acción de un mientras que el último representa el miembro no marcado de la correlación
signo cero, de función transpositiva. Ahora bien, luego de haber convenido de persona. Benveniste dice de la tercera persona: "Es una función de
que la distaxia es el estado habitual, que es el correlativo de la polisemia, lo representación sintáxica que se extiende así a términos sujetos a las
que significa que el discurso llevaría en él mismo las marcas ya sea de una diferentes partes del discurso y que responde así a una necesidad de
resistencia a la linearidad, ya sea del regreso a la síntesis en el seno del economía, remplazando un segmento del enunciado y aún un enunciado
análisis, Bally debe renunciar a mostrar, como lo sostiene preceden temen- · entero por un substituto más manejable." 14 Donde la ausencia (el
te, que la discordancia entre significantes y significados es Ja regla y miembro no marcado de la correlación a la persona)-al "representarse", se
procederá a su conciliación, 1 2 al ser la delimitación y la identificación las

8. Saussure, Curso de lingüística general, versión francesa, Payot, Sa. ed.. p. 13. La linguistique sincronique, Prcsses Univcrsitaires de France, 1965.
166. l.4. Lo que hay que considerar como distintivo de la "3a. persona" es la propie-
9. l oe. cit., p. 171. dad : 1) de combinarse con cualquier referencia de objeto; 2) de no ser jamás reflexiva
1O. loe. cit., p. 166. de La instancia del discurso; 3) de comportar un número a veces bastante grande de
11. linguistique générale et linguistique fran9aise. 4a. ed., Ed. Francke, 1965, var iantes pronominales o demostrativas; 4) de no ser compatible con el paradigma de
§ 215, p. 144. los término s referen ciales aqu[. ahora, etc. (Problémes de linguistique générale, E.
12. Cf. § 302, loe. cit., p. 187. ( :a llimard, p. 25).
260 EPÍLOGO
EPÍLOGO 261
presentifica necesariamente creando así nuevamente un desdoblamiento.
Encontramos aquí otra vez, en el interior del lenguaje, una relación de Toda la cuestión se resume de hecho a las implicaciones de la unificación
comparación que Freud establece a nivel de la relación entre representa- del significante, así fuera desdoblando la cadena donde él se inscribe y al
ción y lenguaje. ligar una a la pulsión y la otra a la palabra. Pues es esta unificación la que
El desdoblamiento toma un aspecto más radical en los escritos de nos parece discutible, como toda la exégesis freudiana lo indica. Que sea al
Jakobson, esencialmente en la diferenciación entre sujeto del enunciado y nivel de los representantes-representaciones de la pulsión, en la separación
sujeto de la enunciación, así como en la determinación de los dos grandes entre representante de cosa y representación de palabra, y a fortiori en la
ejes del lenguaje: metáfora y metonimia. separación entre representante-representación y afecto. La preocupación
Finalmente, Chomsky vino; la riqueza de su pensamiento reside en el esencial de Freud, la diferenciación de dos tipos de excitación y de dos
hecho que supo unir dos órdenes de reflexiones, la primera, según la cual modos de descarga en los procesos psíquicos, se derrite aquí como nieve al
las propiedades de los sistemas de leyes que la rigen son las que aclaran la sol.
naturaleza específica de la organización de la lengua, y la segunda en que Sea cual fuera la inexistencia con que Lacan quiere marcar la referente
éstas tienen una capacidad generativa indefinida. El desdoblamiento del sujeto, la unidad ha regresado en él en su concepción unitaria del
presente, en la oposición entre estructuras superficiales ,Y estructuras significante. Esta heterogeneidad sobre la cual insistimos no es de ninguna
profundas, acerca Chomsky a Freud más que cualquier otro lingüista. 1 5 manera ocasional, ella es en Freud una exigencia teórica; la de la pluralidad
Esperaremos a que descubra Freud, y esto sin la menor ironía hacia un sistemática. Es lo que nos ha impuesto el concepto de la heterogeneidad
pensador del cual admiramos la rectitud intelectual y la exigencia de del significante, heterogeneidad de sustancia y de forma. La primera está
verdad. alusivamente inferida por la comparación a lo fjgurado en la analogía del
Esas referencias disparatadas en apariencia deberían ayudarnos para bloque maravilloso. La segunda, por los diversos tipos de representantes, el
elaborar, a partir de los datos freudianos, una moderna teoría psicoanalíti- afecto incluido, constitutivos del inconsciente.
ca del lenguaje, de la cual Freud ha reconocido siempre su extrema La misma observación vale para la concepción lacaniana de "la
importancia, más que de una teoría psicoanalítica cuyo fundamento sería faltan te"; pues el objeto de toda la investigación psicoanalítica contempo-
el lenguaje. No podemos aquí más que proponer las referencias a la ránea es precisamente el estudio diferencial de los efectos de los diversos
reflexión, pues en más de un punto se encuentra una problemática tipos de falta, lo que no excluye su articulación. Aquí hemos indicado la
convergente con la del psicoanálisis. vía que podría seguir una problemática del desmembramiento como
Es ahora el momento de hablar de la concepción de J. Lacan. Ha relación de la castración a Ja parcelación . Y si no pudiera más eludir
podido sorprender el hecho de que le hayamos dado un lugar tal, cuando el responder a la pregunta del fundamento de articulación de la cadena, es al
afecto en su seno no tiene lugar. Pero es en razón de esto mismo que concepto de cantidad movediza que .nos veríamos remitidos, pues de los
hemos visto la ilustración de un paradigma metodológico, que conduce a Ja dos postulados del Proyecto, al ser el otro el de las partículas elementales
edificación de un sistema teórico, cuya fuerza y riqueza de pensamiento no que se refiere al elemento representativo, es el primero el que interesa a
son discutibles, aun cuando su verdad lo sea, fundamentada sobre la Freud, como lo atestigua la carta a Fliess del 25 de mayo de 1895 (No.
exclusión del afecto. De la teoría de Lacan retendremos dos proposiciones; 24 ). Pero forma parte de la naturaleza de tal concepto el no plegarse a la
una que nos parece evidente : el significante es lo que representa un sujeto unificación, en la medida en que esa cantidad en movimiento es generadora
para otro significante, la segunda, según la cual el sujeto recibe del Otro su de sistemas que alimenta y que, a su vez, le fijan su régimen, engendrando
mensaje bajo su forma invertida, lo que supone el desconocimiento de Ja no solamente funciones, sino estructuras cuya originalidad reside en la
inscripción del saber en un discurso del cual es la función del Otro de relación de conjunción y disjunción que se establece entre ellas. Blanchot
hacerlo advenir a su estructura. Es inexacto afirmar que Lacan no toma en nos recuerda que por boca del poeta Bacchylide Apollon dice a Adméte:
consideración la pulsión. El problema es que recupera bajo un mismo "No eres más que un mortal, de tal manera tu espíritu debe alimentar dos
tém1ino el tesoro del significante, la pulsión y el Otro (E, pp. 817 y 818) a pensamientos a la vez."
través de su falta. Ahora bien, el Otro es también "el lugar privio del puro
sujeto donde el significante ocupa Ja posición dominante" (E, p. 807).
( ;. LA PUESTA EN CADENA DEL DISCURSO
15. Le lengage et la pensée, Petite Bibliotheque Payot, 1968, No. 148. [Térmi-
no lacaniano cercano a Ja escisión o disociación. T. I Pluralidad de los sistemas, pluralidad de las fuentes y de los lugares de
partida de la significación (la pulsión es el modo de percepción del ello, lo
262 EPÍLOGO EPÍLOGO 263

que quiere decir que ella tiene que ponerse en relación con la percepción Toda la referencia al lenguaje como palanca fundadora de la teoría
tal como el yo la aprehende), pluralidad de las fuerzas y de los regímenes psicoanalítica tropieza con la comprobación de que el lenguaje no puede
como formas que gobiernan los significantes, todo esto nos conduce a trabajar más que sobre un material ya trabajado. El error del pensamiento
recordar que los diferentes tipos de significantes no obedecían a las mismas lacaniano viene del hecho de que lo toma por un dato, un trabajo. Por más
modalidades de concatenación. innatas que sean las posibilidades lingüísticas humanas, éste está todavía
La noción de una puesta en cadena (encadenamiento), donde el afecto por hacer y rehacer en la cura psicoanalítica, como si no hubiera tenido
puede encontrar su lugar como significante nos ha parecido ofrecer una lugar, y bien sea que justamente porque ya ha tenido lugar, que el trabajo
solución a esas dificultades, conforme al espíritu freudiano. Puesta en de la cura es posible. Los lingüistas nos han enseñado que forma parte de la
cadena situada a nivel del discurso como producto de los sistemas naturaleza del signo el ser repetitivo, y Freud nos ordena recordar que
preconsciente e inconsciente. Pero puesta en cadena constantemente "t odas las representaciones sacan su origen de las percepciones y son
amenazada por las cargas de descarga del ello no tratadas por el yo; la re peticiones de estas" (SE, XIX, p. 237). Solamente esta repetición incluye
antigua noción de neurosis actual, recientemente vuelta a ser puesta en Ja diferencia implicada por el trabajo psíquico que servirá de preludio al
valor por M. de M'Uzan,. da de ello una ilustración. La teorización de rodeo de una repetición diferencial en el nuevo hallazgo del objeto. En esa
Freud era sin duda defectuosa, pero la individualización de e~to, estaba elaboración hemos hipotetizado la función de la fantasía, pero esto llama a
fundada. una reflexión suplementaria sobre los conceptos y especialmente sobre el
A la serie descrita por Freud, representación de palabra, de cosa y pensamiento inductor, donde la lógica misma testimonia su dificultad
afecto, hemos agregado los términos pertenecientes a las categorías del mayor. El atributo fundamental de la representación es hacernos una seña,
acto y del cuerpo propio, como elementos de discurso, como Construc- solicitarnos para sugerirnos: hubo fantasía. Pero lo más extraño es cuando
ciones en el análisis, que nos parece autorizarlo, y porque esto va en el ese aviso trabaja sobre un modo negativo, allí donde nuestra opción -y
sentido de toda la experiencia psicoanalítica acumulada en estas últimas nada en último análisis nos permite decidirlo con seguridad- nos hace
décadas. La serie así completada supone una poligrafía del inconsciente y pensar que no haya habido más que esperanza fracasada, promesa de
se opone a la linearidad del lenguaje. Ella solidariza la polisemia no fantasía que permaneció en suspenso. La represión encuentra aquí su
solamente con una no-identidad consigo del significante (éste remite límite ante una potencia pulsional disolvente, cuya resonancia se refleja
forzosamente al conjunto de los otros), sino con su correlativa: la sobre la economía psíquica que se manifiesta ahora como traba al
heterogeneidad sustancial. pensamiento inductor. Todo sería más simple si no tuviéramos que optar
Se concibe que la existencia de una cadena significante inconsciente se así. Pero no depende de nosotros decidir en cuanto a la simplic~dad que
hace así, por lo menos, problemática. La puesta en cadena pertenece al facilita nuestra tarea.
discurso, ya que la especificidad misma del inconsciente nos parece estar Queda todavía mucho por hacer para estudiar las relaciones del
ligada a esta polifonía y poligrafía reticulares, cuya característica es hacer concepto freudiano de vínculo y lo que hemos llamado la concatenación,
coexistir diversos estados de material inconsciente. Es Ja concatenación del para oponerlo a la linearización del lenguaje. ta puesta en cadena nos ha
discurso lo que retroactivamente remite a la red de las transformaciones parecido la etapa provisoria. Hemos situado el afecto en esa cadena como
cuyo producto es, y en forma de cadena. Esta heterogeneidad, sobre la uno que tiene lugar de representación, como la carne del significante y el
cual descansa la no-identidad consigo del significante, no es un elemento significante de la carne, en homenaje al pensamiento de un Merleau Ponty
circunstancial, sino una necesidad teórica para hacer inteligibles los efectos que presintió bien el carácter azoroso de una teorización del inconsciente a
de estructuración. Estos tienen tanto menos por tarea la constitución de partir del lenguaje. Para ir más adelante, quizás nos será necesario volver
estructuras fijadas, cuanto el establecimiento de relaciones de coexistencia y atrás hacia el modelo propuesto por Freud en el Proyecto de la carga lateral
de compatibilidad entre el orden simbólico y el orden económico, cuyo resul- mientras que el puede actuar como una ínhibición del curso de la canti-
tado observable es la reactivación indefinida del proceso de la actividad dad (SE, 1, 323) mediante la facilitación. La dificultad teórica de la no~
psíquica. Esto es bien lo que va a traducirse en la teoría mediante Ja idea de ción de facilitación, consiste en que en ella se unen efectos de puesta en
trabajo de transformación de la pulsión. Porque la puJsión no puede ser en- relación por defl~xión sobre elementos no primitivamente dirigidos por la
carada más que bajo una doble perspectiva histórico-cultural. Si su montaje carga, y de facilitación de un pasaje energético, siendo el resultado una
(fuente, empuje, objeto, objetivo) pertenece a la estructura, su destino Ja inhibición de la cantidad movediza que mantiene ésta en el medió
liga ineluctablemente a Ja historia de una elaboración transformadora. Lo indispensable, operación correlativa de la reducción de las excitaciones
que nos es permitido conocer de ella lleva ya las huellas. ve nidas del mundo exterior (SE, I, 313). Aquí se ubica la frase clave del
264 EPÍLOGO EPÍLOGO 265

Proyecto: "La cantidad en ..p está expresada por la complicación en t/I (SE, relación que establece entre la pre-concepción y el presentimiento, conjun-
I, 36)." ción tanto más interesante cuanto ese autor pone al conocimiento a un
Es quizás en ese punto en donde podremos comprender el poder a la mismo nivel organizador para la psiquis que las categorías kleinianas
vez de estructuración y de disociación de la representación; captura de una tradicionales del amor y del odio.
energía en una red asociativa, pero a condición de volver a poner en Aún si la defensa nos parece más a menudo dirigida hacia los afectos,
circulación una cantidad de energía movediza destinada a dirigirse a otras ya sea que su calidad aparezca como inadmisible ante los ojos de la
redes asociativas sin agotar el poder de una fuerza que no está más que represión, ya sea que su cantidad amenace la organización psíquica,
parcialmente contenida. La imagen motriz sirve a las asociaciones y servirá hacemos la experiencia de la resistencia en la relación con el conocimiento.
nuevamente en las conexiones con las huellas mnésicas verbales. Y aún si Lo que sorprende en la resistencia, es la manera como ésta, paralelamente a
el dolor es evitado, el campo del displacer lejos de ser dominado, adquiere los efectos de irradiación del significante, infiltra cada vez más a menudo el
una función comunicativa. Si a nivel del proceso primario, representación resto del psiquismo fuera del aspecto localiza_do del conflicto. Ella no es
y afecto son significantes de igual dignidad, los procesos secundarios solamente resistencia para decir, sino también resistencia en el decir y por
exigen una atenuación tal del afecto, que parece excluido. Pero es por la el decir, como lo. nota J. L. Donnet en un trabajo que ha sido poco notado,
vía del retorno de lo excluido por la que el afecto aparecerá solicitando y que testimonia que la resistencia no está siempre del lado del analizando.
representación, haciendo jaque a la descarga previa de ésta, con el objetivo Pues la paradoja de la representación consiste en que en el momento en
de prevenir el desarrollo de la intrusión afectiva. El afecto contradice a la vez que se dan para la conciencia abusada, los signos de una identidad
el trabajo de disociación de la representación y la totalización de la fan- repetitiva total de la percepción, en ese momento aparece el afecto puro de
tasía de omnipotencia. Constituye el aguijón, provenga tanto de la la serie "ya visto", "ya oído", "ya sentido", "ya hablado" . Y de la misnp
defensa como del deseo, de la reactivación de las operaciones de estructu- manera cuando lo real responde sin falta a la percepción que se esperaba de
ración del aparato psíquico del cual la escisión es la forma mayor con su ello, es cuando surge el "alguno falta", al cual C. David ha consagrado uno
consecuencia primordial, la identificación proyectiva en tanto ella está a su de los más sutiles artículos de la literatura psicoanalítica de los años
vez destinada al retorno de lo excluido. En ningún otro lugar está esto recientes.
mejor mostrado que en Pegan a un niño. La escena observada en lo real no El enigma de estas cuestiones es la reanimación de un pensamiento
produce más que una excitación. Para que se alcance en Ja fantasía al extraído de la ausencia de donde extraía su fuerza activa. Como lo dice J.
afecto, hay que pasar por el rodeo de un personaje indiferente golpeado L. Donnet: "La existencia postulada de una huella hace interrogarse no
por un adulto indiferenciado. Cuando aparece la figuración explícita de los solamente sobre la desaparición de la huella, sino sobre la huella de esta
protagonistas del drama edípico, al pegar el padre al sujeto, entonces nos desaparición.~' 16
encontramos ante "un alto grado de goce", pero su "puesta en escena" es
·habitualmente inconsciente. Entonces la fantasía sopesa y "la excitación
francamente sexual que provoca la satisfacción masturbatoria debe ser H. LA ALUCINACIÓN NEGATIVA
pagada con la representación sustitutiva de un suplente del padre y de
nifíos conocidos del sujeto". Aquí nos encontramos en situación de tener que explicarnos sobre el lugar
La concepción psicoanalítica del afecto peca sin duda de un defecto, que hemos dado a la alucinación negativa. Da lugar a que cause alguna
el de extenderse más sobre los efectos negativos de los afectos que sobre sorpresa entre la rareza de la ocurrencia del fenómeno clínico y la función
sus efectos positivos. Esto se debe sin duda al material sobre el cual se que le atribuimos. Aquí el desfase práctico-teórico es patente. Miremos
apoya, causa de esa modificación que moviliza más aún nuestra atención más cerca, sin embargo. En la última contribución a la teoría del sueño,
sobre los afectos rechazados por el yo en relación a aquellos qué son Freud toma en consideración no a la alucinación como fenómeno clínico,
aceptados por él, según la feliz distinción de Mallet. Sería necesario dejar sino a lo que podríamos llamar el hecho alucinatorio, común a la
hablar al afecto. Lamentablemente, el afecto no se muestra más que realización del deseo, al sueño y a la alucinación, y agrega como nota:
cuando las otras partes del discurso han agotado su posibilidad de palabra, " Agrego como complemento, que un ensayo de explicación debería
de allí nuestra limitación para hablar de ello, para profundizar nuestras ded icarse prj¡:{¡eramente no a la alucinación positiva, sino más bien a la
exploraciones en esa esfera de la conación que Arthur Valenstein ha
recordado. Es en W. Bion donde he encontrado las mejores formulaciones
sobre la intricación del pensar (thinking) y del sentir (feeling), en la l6. L' antinomic de la résistancc, L' inconscient, 1967, No. 4, p. 69.
266 EPÍLOGO EPÍLOGO 6?

'alucinación negativa'" (Méthapsycologie, ed. franc. p. 142). No sabríamos Los psicoanalistas sienten un poco de desconfianza hacia los concc¡
decidir si el agregado concierne al fenómeno clínico de la alucinación o al tos negativos, no sin cierta razón, oliendo algún regreso subrepticio a la
hecho alucinatorio. Hemos, sin embargo elegido esta última hipótesis y nos lógica de lo consciente. Esta reticencia podría atenuarse si el reconocimien-
hemos propuesto explotar las ventajas teóricas que nos han parecido to de la fecundidad del concepto de negatividad en psicoanálisis marcara
encuadrar con nociones fundamentales que Freud ha esbozado sin darles mejor su especificicad. El interés heurístico de la negatividad en teoría
su pleno desarrollo: la inexcitabilidad de los sistemas no cargados, el psicoanalítica debe ser situado en un contexto en que éste se infiere del
principio de inercia, la baja de las tensiones a nivel cero, etc. Nos hemos así resultado de una operación a cubrir. La negatividad, que es una semántica
negado a limitar la alucinación negativa a un mecanismo de defensa, por lo freudiana, no es ni el proceso mediante el cual es establecido el contrario
menos en la acepción restringida de la expresión. de_la afirmación , ni su antítesis, ni su "aniquilación" liberadora. Ella es lo
Se encuentra una mención explícita de la alucinación negativa de que se aprecia como causa ausente í-etroactivamente deducida a partir de
Breuer en el estudio sobre Anna O . . . (SE, II, 27), donde ésta ignora un trabajo que remite a una realidad a la vez recubierta y desplazada y
ostensiblemente la presencia de un consultor traído por el médico, algunos donde la actividad de pensamiento se da siempre bajo los auspicios de lo
días después de la muerte del padre de Ja paciente. La alucinación negativa concreto. La ausencia, así fuera bajo el paradigma de la causa ausente, no
está siempre ligada a lo que Breuer y Freud llamaban ausencias (ausencias la aprehendemos nosotros sino en el triple campo concreto del mito, de la
alucinatorias, condición segunda). Breuer nota que "el afecto había pasión, de los sentidos, según la feliz especificación de Bion. Pero para
transformado la ensoñación diurna habitual de la enferma en una ausencia pensar el psicoanálisis, el rodeo del recubrimiento y del remplazo pasa por
alucinatoria" (SE, II, 42) .. . "Todo afecto teñía el mismo resultado que lo negativo.
\lna ausencia" (loe. cit. 43). El contexto breueriano no debe distraernos de "No había jamás pensado en ello"; a lo largo de la obra de Freud esta
lo que significa. Por lo demás; Freud conserva el término de ausencias, que proposición vuelve como el sello de made in el inconsciente. "No hubiera
retoma en cinco oportunidades en la primera de las Cinco lecciones sobre jamás pensado que esto se pudiera pensar sin que yo piense en ello."
el psicoanálisis, en 191 O (SE, XI, 12-13). Es a partir de éstas que son "Hubiera bastado con· pensar en ello", se diría. El eco de ello sería más
descubiertas "las fantasías profundamente nostálgicas". Vana pregunta es bien : "No bastaba con no pensar jamás en ello para que ello no se
el interrogarse para saber si la ausencia es la consecuencia o la causa de la pensara." De hecho, es en el momento en que enuncia el "yo no había
fantasía. Notemos, sin embargo, que la hipnósis era necesaria para enlazarlos jamás pensado en ello" cuando se confiesa que hubiera mejor valido no
uno al otro. Se volverá a encontrar la ausencia en las notas póstumas de Freud tener jamás que pensar en ello antes y ahora, sobreentendido, en empren-
de 1938 (cf. la del 3-8, SE, XXIII, 300) como fenómenos de sustitución de r este psicoanálisis. Esto puede ser, pues, pensado solo, y es en ese
"esperando algo que no venía" (en francés en el texto). momento cuando surge el afecto. Y Freud sigue comprobando en más de
La frecuencia de estos estados correlativos de Ja actividad fantasiosa un lugar ese fenómeno extraño de la desaparición de la imagen, por el
nos ha hecho pensar que éstos representan de alguna manera procesos decir, como si "una limpieza" hubiera tenido lugar. Pero fue necesario para
de recarga y no de descargas representativas, sino de una exclusión de esto la mediación del objeto, que es el analista, el acontecimiento
procesos de cargas donde Ja alucinación negativa opera. Hemos precisado producido por la asociación libre en la coyuntura de la situación analítica,
en otra parte (El narcisismo primario), la función de la alucinación transformándose como estructura en Ja relación de transferencia. Esta
negativa en el modelo histórico-genético, hipotético y metafórico que nos producción de afecto y esa limpieza hacen pensar en esa luz venida de las
sirve de referencia. En una óptica estructural, comprendemos a la alucina- estrellas lejanas, que cuando nos llega después de su trayecto por el
ción negativa no como la ausencia de representación, sino como a la espacio, ha sin embargo dejado de brillar ya, pues su astro está muerto; de
representación de la ausencia de representación, que se traduce clínicamen- es to la situación psicoanalítica produce la figura invertida.
te . por un excedente de afecto, cuyo efecto en relación a su correlativo
representativo puede ser comparado al efecto de agresividad cuando ésta
está despojada de la libido erótica. Formulado teóricamente, esto significa- l. EL PROCESO COMO MODELO, VIVI ENTE Y VIVIDO
ría que la alucinación negativa es el reverso del cual la realización
alucinatoria es el anverso. Su función se extiende, por esta razón, sobre un 1lemos establecido la conjunción de la alucinación negativa y del afecto.
campo mucho más extenso que el contexto estrecho de la representación En la teoría psicoanalítica actual esta concepción se acerca a la idea clásica
inconsciente, y su campo de acción puede dirigirse sobre todas las formas de la aparición del afecto con Ja descarga de la representación. Hemos
de la representatividad. querido llevar más lejos este punto de teoría freudiana, a la luz de los pasos
268 EPÍLOGO HPÍLOGO

teóricos modernos. El afecto nos ha parecido constituir el eje de un dos cuestiones. La primera considera la vida como organización unlvonal
sistema en el lugar y en el tiempo del encuentro de las fuerzas nacidas del de la materia, principio de las formas vivas. La segunda, la experienclu dol
objeto y del acontecimiento. Hemos propuesto como contribución a la viviente singular, el hombre. "Por vida, se puede entender el participio
teoría del objeto dos rasgos, sabiendo qúe éste se da en la alternativa de lo presente o el participio pasado del verbo vivir, lo viviente y lo vivido." 1 "
que ocurre y de la intercurrencia, del deseo y de la identificación. El Esta simple proposición introductoria nos vuelve a colocar en el corazón
resultado de esos afectos combinados es que el objeto del deseo puede de l debate que iniciamos. Reencontramos la oposición del lenguaje y del
hacer advenir el deseo como objeto, problemática ligada a la identificación ufecto, es decir de la formalización y de lo vivido -y su mutua
donde el sujeto tiene que situarse en l.a diferencia entre el objeto del deseo confrontación. "¿Procedemos, dice Canguilhem, en el conocimiento de la
y el deseo como objeto. En cuanto al acontecimiento, cuya función hemos vida de la inteligencia a la vida, o bien vamos de la vida a la inteligencia? "
intentado precisar, su introducción nos ha parecido apropiada para disipar Aquí se encuentra aún la oposición entre el punto de vista estructural y el
la contradicción entre fantasía y recuerdo, al estar el acento puesto no punto de vista genético en psicoanálisis. Callejón sin salida del conflicto
sobre lo real, sino sobre la función de conmoción que ofrece la observa- que opone a los que se recelan de intelectualismo porque afirman la
ción. Los efectos de este encuentro resuenan por vía de las relaciones primacía de las estructuras que gobiernan a los principios de las transfor-
mediatizadas así instauradas hasta sobre la coyuntura y la estructura. maciones evolutivas, con los que son sospechosos de .empirismo por los
La coyuntura es la condición determinante de la estructura, la precedentes porque éstos asignan a la evolución, al desarrollo, a la
estructura es lo que necesita la intervención de la coyuntura para el diferenciación la función primordial. Quiérase o no, solamente un trabajo
establecimiento de sus efectos. El aparato psíquico es el conjunto de las reflexivo suplementario, donde las nociones de estructura y de historia
relaciones que por vía de las fantasías originarias nos hace testigos de esos reciban su especificidad en psicoanálisis, permitirá liberarse de esas oposi-
efectos de la estructura. Esta no podría ser otra que la organización ciones sin salida.
edípica como relación a la doble diferencia: entre los sexos y entre las Estas reflexiones de Canguilhem nos dan la ocasión de recordar una,
generaciones. vez más cómo la obra de Freud perturba las problemáticas tradicionales. Y
La articfilación de este conjunto teórico en un modelo ha sido tomada ~ n ninguna otra parte mejor que en el afecto esto se hace más sensible. Lo
de Lacan, éste ha subrayado con razón las funciones del rodeo y de la que hemos llamado la situación paradójica del afecto en la teoría freudiana
mediación como medio y como obstáculo; sin hacer nuestros, sin embargo, nos lo muestra con insistencia. Que Freud haya, bajo el mismo término,
los términos que propone unir en su esquema que, nos parece, reflejan una :on alguna variación connotativa (quántum de afecto y afecto), remitido a
interpretación narcisizante del pensamiento de Freud. la vez a una afectación energética y a una experiencia subjetiva es quizá lo
G. Canguilhem, en un estudio de gran interés clasifica los modelos en más difícil de pensar. Pero lo que debe retener nuestra atención es que
1
dos categorías, designando así "a veces un agrupamiento de corresponden- 1 re ud haya elegido esto, y que haya asumido no solamente la hipótesis,
cias analógicas entre un sujeto natural y un objeto fabricado( ... ) y a veces sino la contradicción. De tal manera son aliados la cantidad movediza, a
un sistema de definiciones semánticas y sintácticas establecidas en un !'alta de poder alcanzar el principio de movimiento, y los estados subjetivos
lenguaje matemático que conciernen en las relaciones entre elementos fundamentales de placer-displacer, como el psiquismo que se dará como un
constitutivos de un objeto estructurado y sus equipos formales". 1 7 Se ve 1raba jo de transformación de las interrelaciones del uno y del otro. Y es en
inmediatamente que en psicoanálisis, ni un modelo del primer tipo que la medida misma en que todo el contexto teórico del concepto de
tiene se adecúa a la biología, ni un modelo del segundo tipo convienen. representación testimoniaría, sobre todo, de que éstas son mediaciones
Toda la obra de Freud se opone a la opción así formulada entre términos fecundas para sus efectos, pero impotentes en cuanto a su capacidad de
biomecánicos y lógico-matemáticos. Si se trata de alcanzar nuevamente retener toda la fuerza energética en ellas, que la cuestión del psicoanálisis
bajo una forma más general aun el sentido de las oposiciones que acabamos plantea menos problemas a nivel de la combinatoria de las representacio-
de señalar, encontramos una contradicción tradicional en la historia de las nes, que al de lo que la fijación captadora deja de potencia en libertad,
ideas, la de la vida y del concepto. Es nuevamente a un estudio de G. potencia que no se puede emplear más que a una reactivación indefinida de
Canguilhem que nos referiremos para clarificar el problema. Este recubre lus operaciones transformantes. Una reactivación tal a medida que se aleja
por el trabajo del pensamiento de las fuentes donde nació, ve de manera

17. Modeles et analogics dans la découvertc en biologie, dans Etude d'histoire et


de philosophie d e sciences, E. Vrin. 1968 pp. 305-318. 18. Le concept et la vie. loe. cit., p. 335.
270 EPÍLOGO EPÍLOGO

repetitiva resurgir el producto de su exclusión. Pero aquí la cuestión puede De lo que fue sellado sobre las primeras tablas, no sabremos nunc11
de enigmática hacerse dramática, cuando la causa de la concatenación, la nada. Y sin embarg9, es lo que nos esforzamos en descubrir con c11d
cantidad movediza, se exilia y se manifiesta en el discurso como lo que paciente con quien emprendemos el análisis. Sentarse en un sillón y
niega dejarse atar por el encadenamiento (la puesta en cadenas). Si el afecto escuchar pacientes, esto, en el fondo, no es muy difícil. Lo que es más o
tiene lugar de representación, en él pueden infiltrarse todas las relaciones amar la verdad como Freud la amaba, es decir, como se ama a un objeto
de relación presentes en su derredor, y el abanico del proceso se ensancha sexual.
en lugar de restringirse. Pero.en compensación tal que al extremo, el afecto
al franquear los filtros por los cuales esta compatibilidad con la representa-
ción esté asegurada, haga irrupción, atrayendo a él toda la violencia del
discurso, pues la puesta en perspectiva del sentido libera la fuerza viva que
distribuye los planos y se invierte en un relieve donde se extravasa la ener-
gía desligada. Ésta finalmente sobrecarga toda relación de puesta en rela-
ción al punto de hacerlo imposible, ya sea trinchándolo, ya sea paralizán-
dolo por petrificación. 1
Freud no ha jamás superado las preguntas del Proyecto, él se esforzó,
y ya es mucho, de "domesticarlas", es decir de llevar hasta lo último esta
oscilación entre funciones de descarga y funciones de transferencia entre
elementos concatenados (SE, I, 312). Algunos nos reprocharán quizás el
levantar demasiado esa punta del velo que Freud quería correr sobre la
indecente desnudez de un pensamiento cuya tinta quemaba el papel, y aún
el encontrar una fascinación un poco concuspicente. Esto nos ha dado
bastante trabajo como para sentirnos abrneltos de esta violación del tabú
óptico.

Freud, en El Moisés de Miguel Angel, se confía a nosotros cuando afirma


que vencer su propia pasión en nombre de una misión a la cual se ha
consagrado, es la hazaña psíquica más formidable de la que un hombre sea
capaz. Pero la figura que le ha inspirado esta reflexión es la de un hombre
que evitó a duras penas la caída de las tablas de la Ley. En la tradición
legendaria, la pasión está primero del lado de Dios, que se manifiesta bajo
los signos del nubarrón y del trueno bramante. Entre esas marcas de furor
sagrado y la palabra divina, resuena el grito del cuerno del carnero, ese
schofar que ha llamado la atención de Rosolato después de la de Reik, y en
la cual éste último encuentra nuevamente el polo original "de queja, de
aflicción, y de inmenso júbilo" 19 que conduce a la voz. Moisés comunica
oralmente el contenido de la Ley antes que Yahvé la haya depositado en la
piedra. Y es a su descenso del Sinaí, después de la inscripción de Dios y
ante la adoración del becerro de oro cuando quiebra las Tablas en cólera.
Será, al fin de cuentas, sobre otras dos tablas de piedra, talladas por Moisés
por orden de Yahvé, semejantes a las primeras, donde los Diez Mandamien-
tos serán fijados para siempre.

19. La voz. en Hnsayos sohre lo simb ólico . en la ed. fran c. Gallim ard , 1969, p.
296.
ANEXO 273

ANEXO semejante acción anonadante. Una de las consecuencias de esta situación es


la insuficiente libidinización del yo. El mérito del trabajo de D. Braun-
schweig y M. Fain, es de recordarnos que la teoría del afecto no
puede despreciar el p:¡.pel del entorno maternal. Plantea numerosos
problemas sobre las relaciones entre Ja descarga afectiva y la organización
del propio cuerpo (en las estructuras psicosomáticas), sobre la relación
entre censura maternal y ley parental -donde la transgresión maternal se
Enseguida de la presenta1ción de mi relato al Congres de 1970, en la efectuaría como Jo contrario por una carencia de libidinización del cuerpo
discusión de éste, un cierto número de contribuciones vinieron a enrique- infantil- sobre las relaciones entre el narcisismo primario y el masoquismo '
cer la literatura psicoanalítica sobre el afecto. Me siento en el deber de primario y el valor recuperador de éste último frente a la extinción
señalarlas, dando un corto resumen 1 de ellas y de agregar algunas afectiva.
aclaraciones. El trabajo de Jean Bergeret 4 sobre Jos "inafectivos" toca ciertas
Jacques Mynard 2 ha vinculado el problema del control de los afectos estructuras caracteriales, también "anti-afectivas". La inafectividad del
con lo que él denomina la carga de dominio mental, mecanismo por el cual sujeto induce en el audítor, como lo ha notado Rycroft, una afectividad
el insight ayuda al sujeto a adquirir un control de sí mismo y transformarse complementaria tanto más cargada cuanto la primera parece carenciada, a
-haciendo eco de la expresión empleada por Freud- en señor y amo de su ve ces provocadora de un acting. Esta modalidad de control particular del
cuerpo, así corno de su actividad psíquica. Lo que nos parece que el autor objeto consiste en hacerle sentir a éste lo que el sujeto trató de descargar. 5
describe aquí y que desborda el problema del control de los afectos, se Forma sutil de proyección, porque se trata de meter en el objeto lo que es
relaciona con la genitalización de los mecanismos ligados a la fase anal, molesto para sí, pero sin que esta maniobra defensiva implique los otros
aunque sean remodelados por el superyó. Dicho de otra manera, este ideal sentidos de la proyección: por el sentimiento de una vivencia persecutoria
de controi o gobierno que evoca la idealización del "carácter genital" me que viene del objeto, de la cual parece que el sujeto se descarga totalmente
parece poco conforme a la observación que muestra la permanencia del gracias a un ideal del yo megalomaníaco.
aspecto conflictual y el resurgimiento periódico de los afectos prest•nta- J. C. Sempé 6 ha intentado dilucidar el carácter inconsciente del
mente superados. sentimiento de culpa. La abstención del hacer no suprimirá la culpa en
Denise Braunschweig y Michel Fain 3 han insistido sobre el papel de la razón de la omnipotencia del deseo. La culpa es inconsciente porque
economía de la representación equívoca de la censura de hacer surgir el parece "desentenderse" por la ausencia de realización de deseo, pero no
afecto por sorpresa. En una interpretación original y personal, desarrollada quiere reconocer Ja culpa nacida del simple deseo. La proyección en la
desde su obra Eros et Antéros, atribuyen a la censura, por oposición a la situación analítica remata la negación en "es Usted quién me lo hace
ley del padre, un origen maternal, organizador de un sistema protector pensar" (dicho de .otra forma desear). El carácter inconsciente de la culpa,
contra las excitaciones, -sobre el modo de éste último. Su función es el aunque ésta sea exhibida, tiende a la doble negación del deseo y de la
mantenimiento de la quietud. Pero que la obtención de esta quietud es persona a la cual él se dirige. A estos señalamientos sobre el sentimiento de
establecida por medio de "excitaciones calmantes" (mecirniento) puede ser culpa inconsciente, Sernpé agrega reflexiones sobre el conocimiento por el
sin valor erótico. La observación de la madre de niños con insomnio afecto del deprimido y del paranoico, en su forma de carga negativa de la
muestra que ellas no tenían otra cosa para ofrecerle a su criatura -o satisfacción pulsional de naturaleza megalornaniaca. Todo ello nos parece
fundamentalmente no una erotización de ésta- a no ser que dicha pura confirmar el papel que hemos atribuido a Ja satisfacción negativa en el
cultura del instinto de muerte , en busca de anonadamiento afectivo. Así, la narcisismo.
inducción de un narcisismo del sueño puro, sin que se acompañe de C. David 7 centra su contribución sobre la noción de trabajo. El.
investidura erótica capaz de favorecer -por la creación de restos diurnos- trabajo implica Ja idea de transformación. Es ciertamente el proceso de
el narcisismo del sueño, privilegia el elemento anti-afectivo de la censura transformación el que se encuentra ' en la fuente tanto de la actividad
sin ninguna contrapartida. Un fenómeno análogo de extinción del afecto se pulsional corno de la significación. Ciertos lingüistas (Greirnas) al ligar el
observa en el caso de espasmo del sollozo, donde el papel de la madre es
también dominante. Los autores atribuyen esta extinción del afecto por el
pasmo de la introyección erotizada del objeto (maternal) que tiende a 4. les "inajfectifs", loe. cit., p. 1183.
5. Se puede vincular estas estructuras a lo que J. McDougall acaba de describir
bajo el nombre de ' 1analizando". Revue fran~aise de Psychanalyse, 1972, 36, 167.
J. Cf. Rcvue fran~aisc de Psy chanalyse, 1970, 34, no. 5-6, pp. 1171, 1207, así 6. A propos du sentiment de culpabilit~ inconscient. Loe. cit., p. 1187.
como la res puesta del relator, pp. 1209 :12 91. 7. Affect, travail et signification, lo.e cit., p. 1131. [El texto francés dice
2. De l'investissem ent d'emprise menta/e sur les affects, loe. cit., p. 117 l. /, 'ecoute affective, en el sentido amplio de la percepción del material del analizando
3. Loe. cit., p. 117 5. por el analista, que le dan los autores de este origen. T.]

12721
274 ANEXO ANEXO 275
sentido con la transformación, y los analistas al ligar la transformación al 111unifiesta como tal, sino después de la decantación de sus forma s
trabajo psíquico, confluirían en una teoría común que podría relacionar primitivas que pasan de dicha complejidad originlJfia (los "conglomerados
estos aspectos. Además, el afecto representa y significa a su manera el primitivos" ideo-afectivos) a su estatuto delimitado y al yo que puede
fondo pulsional. En la primera representación psíquica de la pulsión, Nt• ntir. La formación del afecto propiamente dicho nacería de ,la realización
el afecto predomina. Emergiendo del fondo semántico, esta primera repre- dll nuevo de una libre ci'rculación de la energía allí donde ella existe, en el
sentación psíquica de la pulsión es "una operación productora del sentido". 11ivel superior. Fuera de aquellos casos que conciernen estrictamente al
Aún antes de la individualización del afecto, en un estado donde no existe ufecto, el proceso de afectación puede reaccionarse en una serie de ligazones,
sino en forma germinal, éste realiza un trabajo, es producto de un trabajo. de reagrupacmiento de sensaciones, de representaciones, de efectos mo-
Se vé hasta qué punto nuestras ideas se aproximan. C. David pone, ante lores que liquidan el quantum restante o aún verterse en una descarga
todo, el acento sobre la imposibilidad en eliminar la demensión cualitativa por la acción, o incluso queda totalmente silencioso cuando esta des.car-
del afecto y sobre la insuficiencia de la tesis freudiana que desea llevar el 'ª tiene lugar en lo somático.
afecto a la sola conatidad, o que no define la cualidad sino por criterios La despersonalización aparece como una de las manifestaciones del
bien pobres; esta especificidad cualitativa del afecto atrae igualmente 1iem po primordial del proceso de afectación que precede y anuncia la
nuestra atención sobre la especificidad de la elaboración de la cual es umergencia del afecto propiamente dicho. Esta solución elegante, aun
objeto, distinta de la que se atribuye a las representaciones. Que C. David admitiendo la existencia de fenómenos inconscientes de naturaleza afecti-
le acuerda la preeminencia por sobre las representaciones es un hecho. La va, reserva al afecto su lugar en el sistema percepción-conciencia. No creo
audición afectiva puede por sí sola, según éste, enlazar aquel contacto que haya entre la concepción de M' Uzan y la mía diferencia notable. Si
íntimo sin el cual el análisis del material verbal queda como una actividad existe, es de orden sobre todo terminológico (de la noción aproximada de
"desecada", al privarse de las fuentes de la comprensión intuitiva e in- las descargas, cuya existencia postulo en el nivel del ello mismo). Lo que
mediata. Aún es ésta una herramienta bastante pobre para acceder a las nos separa principalmente es que la perspectiva que yo adopto es esen-
razones del corazón a menudo inaccesibles. Me parece que antes de cialmente estructural y sincrónica mientras que su ángulo de vista es
condenar a Freud, sin remisión por dicha tentativa de exclusión de la principalmente histórico y, si se me permite, "vertical". Es por lo que el
calidad, que ha finalmente abandonado cuando la teoría le fue suficiente- usquema del proceso en mi trabajo tiende a aprehender una situación casi
mente segura para ello, se debería ensayar de comprender lo que pudo puntual y pone en juego un circuito oscilante, mientras que el esquema
guiar este camino, desde el punto de vista epistemológico. Es posible que que se podría deducir de su concepción estaría - si intentáramos construir-
ello fue indispensable para que el psicoanálisis sea, es decir, para que se lo- centrado sobre una curva o una línea que parte de las profundidades
constituya en teoría coherente, a condición de admitir más tarde sus para ir a la superficie. Su orientación es más dinámica, la mía más
contradicciones. En todo caso, hoy ya no se hace necesario seguir a Freud lopográfica para no decir topológica. De allí surgen nuestras divergencias,
(o de contradecirlo) sobre este punto, ya que él mismo no se quedó en sus si es que las hay. Pero nos encontrarnos de nuevo con C. David, sobre el
primeras formulaciones, ni en dicha relación del carácter necesariamente lcrreno económico.
consciente del afecto. Fuera de las interpretaciones divergentes sobre puntos menores, todos
M. de M' Uzan 8 al interesarse por el aspecto esencialmente dinámico los autores que acabo de citar están ampliamente de acuerdo conmigo. R.
del problema, concibe el afecto dentro del encuadre de un proceso de 9
Major por el contrario, en su trabajo critica, en el fondo, tanto el análisis
afectación. El afecto está ligado aquí con una trayectoria que tiende a un que hago de los textos freudianos como la posición que adopto. También
objetivo. En este sentido, para él el afecto es menos una categoría general su tesis será más largamente detallada, así como las objeciones que en mí
que la parte de un todo que lo desborda. El afecto, aunque depende de Huscita. Según Major, el afecto no podría ser un significante, ya que escapa
este dinamismo, es sin embargo lo que fija el proceso, lo detiene en su 1 la simbolización. Funda su argumentación apoyándose en un texto
movimiento. Está para situar al final del recorrido. El proceso de Ílnico, que por otra parte no forma parte de las obras psicológicas de Freud
afectación concernería a todos los sistemas psíquicos, mientras que el y al cual éste no se refirió nunca, según lo que sé, después de escribirlo:
afecto quedaría ligado a la conciencia, en términos del proceso. Los Sobre la afasia O 897). Major efectúa un desplazamiento de acento
afectos inconscientes, o más exactamente, el fenómeno que se designa-por bastante notable. En lugar de situar la discusión entre los elementos
esta locución, constituirían los estados primarios de lo que van a dar origen co nstitutivos y los retoños de la pulsión (representación y afecto), es en el
a la trayectoria. Así entonces, para él no habría stricto sensu de afectos del Nc no de los elementos constitutivos del lenguaje donde él acuerda su lugar
ello propiamente dicho, ni descarga a este nivel, sino solamente - para 11 1 afecto. Es tanto como decir que allí nuevamente da todo el lugar al
referirse a Freud - algo que tendería hacia la descarga. El afecto no se lenguaje, hace de él antes que de la pulsión, la mayor referencia. Si se le
sigue en esta dirección, Major ve en la imagen cenestésica la inscripción del

8. Affect et processus d'affectation, loe. cit., p. 1197.


9. L'affect peut-il erre un signifiant?, loe. cit., p. 1203.
ANEXO ANEXO n
276
afecto, éste haciendo pareja en el interior del aparato del lenguaje con la Pero si hay que tener en cuenta la vectorización del aparato psíqu1w ,
imagen acústica (el significante). La inrngen cenestésica es " una sensación hay que tener también en cuenta la vectorización de este otro aparato
interna ligada al recuerdo de la satisfacción, en la dirección del aparato (teórico) que es la obra de Freud. Recordemos aún que el aparato del
psíquico, de lo desagradable a lo agradable, de tal manera que ella está lenguaje después de 1897 se ve remplazado por un aparato de otra manera,
impresa por el deseo" (Major). Las impresiones cenestésicas constituirían más comple.io y en el cual el referente específico del psicoanálisis es la
tipos de engramas que ofrecen un comienzo de huella para las impresiones pulsión. Me parece significativo que Major, como todos aquellos que
psíquicas como son las imágenes acústicas. La construcción del lenguaje buscan hacer prevalecer una interpretación lingüística de la obra de Freud,
personal del niño estaría en relación con sus fantasías inconscientes, ellas se refiere casi exclusivamente a la primera tópica. Mientras tanto, y mi
mismas elaboradas sobre el fondo de los estados corporales. El aprendizaje trabajo se dedica a demostrarlo, Freud no cesó en el curso de su obra de
del lenguaje estaría constituido por el desprendimiento progresivo de este acordar cada vez menos importancia a la representación, como lo testimo-
lenguaje personal hacia el lenguaje de los adultos. Para Major la imagen nian las formulaciones relativas al inconsciente y al ello. He buscado
cenestésica sería para el afecto lo que la huella mnémica es para la repre- proponer una solución que admita la coexistencia de los diferentes
sentación. Una objeción importante de Major a la tesis de la hetero- sistemas de simbolización (primario y secundario) en el proceso de
geneidad del significante es que ésta disuelve la noción 'de vectoriza- concatenación. En este sentido, no veo distinción entre el hecho de decir,
ción que orienta la actividad psíquica del inconsciente a lo consciente por como lo hago, que el afecto mantiene lugar de representación, o como lo
el vínculo con io preconsciente que une a representación de cosa con hace Major, que le usurpa su lugar. ·Lo que me pareció importante era
representación de palabra, en la imagen acústica. Se ve que Major no considerar los casos donde el afecto se sujeta al proceso de la cadena
admite simultáneamente el punto de vista que hemos expresado de los conservándole su valor significativo, y aguellos donde él rompe la cadena
diferentes tipos de situación en el inconsciente y por consecuencia de fragilizando el proceso. '
las diferentes maneras de transformarse en consciente, como lo indica sin La teoría de la hegemonía del significante o de la representación en
embargo el texto sobre el yo y el ello que citamos. No vemos divergencias lucha contra una práctica "histérica" del psicoanálisis próxima a la
con nosotros en cuanto a señalar la importancia de la vectorización, si no hipnosis y a la sugestión, no logra sino sustituirla por una práctica obsesiva.
se hace un concepto que se someta a semejante linearidad. Se puede com- No olvidemos que la aceptación de lo reprimido sobre la base de las
prenderlo de otra manera, menos simple, poniendo en juego una pluralidad representaciones solas ilustra el caso donde la negación es la más inexpug-
de circuitos, de vías, en una estructura poligráfica pero que debe desem- nable. Es para salir de este callejón sin salida que hemos propuesto una
bocar en el mismo resultado. teoría del discurso viviente.
El cortocircuito del preconsciente por el afecto, prohibiría que se lo
haga participar a la simbolización. Sin embargo, la concepción que Major
se hace del afecto es estrechamente dependiente del encuadre donde la ha
ubicado (el aparato del lenguaje) en contradicción, más o menos tot al, con
todas las formulaciones de Freud. En efecto, asociando afecto a la imagen
cenestésica, Major corta el arraigo del afecto en el cuerpo -'como Freud y
todos los autores que le siguieron que ni cesan de sustentar. Se esperaría al
menos ver al afecto contribuir por partes iguales con la representación en
la verbalización. Se podría entonces pensar que aún en el seno del lenguaje
se volvería a encontrar el afecto como uno de los dos componentes
esenciales. Pero Major rompe de hecho esta complementaridad. La vectori-
zación lo obliga a rechazar el efecto detallado de la hipnosis y que él
sospecha que nosotros queremos volver a valorizar. Las exigencias de la
vectorización son tan potentes -que, notémoslo, implican una jerarquía
funcional e integrativa para las resonancias normativas- que el afecto
disuelve en una teoría monista de la representación, ya que al dualismo
representación-afecto sustituye dos modos de representaciones: imagen
acústica-imagen cenestésica, reduciendo el afecto a su dimensión imagina-
ria. Desde esta óptica (el término es particularmente apropiado) la función
de descarga del afecto está ocultada - y con ella todo el punto de vista
económico que se le liga- a favor de la extensión de la función de
inscripción.
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r

André Green se propone atribuir al afecto una posición teórica específi-


camente psicoanalítica, que revela finalmente su situ ación frente al
inconsciente. Mientras que el afecto es un elemento que se integra en e l
discurso, ya que, salido de la pulsión, es determinante en su concatena-
ción. Esta concepción pone en duda la teoría del inconsciente estructura-
do como un lenguaje. Reintegra el espacio del cuerpo, del que el afecto
es el representante en el inconsciente.
Toda esta interrogación sobre la posición metapsicológica del afecto
lleva a reconsiderar el papel y la significación de la fantasía inconsciente
y a poner en tela de juicio su naturaleza representativa.
André Green, nacido en 1927, es doctor en medicina, ha sido director
del Instituto de Psicoanálisis de París y es miembro del comité de
redacción de L'Evolution Psychiatrique, de la Nouvelle Revue de Psycha-
nalyse y del lnternational Journal of Psychoanalysis. Ha publicado
numerosos trabajos de psicoanálisis el ínico y aplicado, así como de
crítica literaria psicoanalítica (Shakespeare, Pushkin, W. James).

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